Leemos en la página de A.P.E.A., una asociación que reúne a ganaderos y exportadores, una declaración que desborda optimismo:
«La Mesa de las Carnes estimó que para 2025 se podría producir más de 8,5 millones de toneladas entre las diferentes carnes y generar divisas por U$S 10.000 millones. Y sostuvo que el crecimiento de todas las carnes permitiría crear más de 200 mil nuevos empleos de calidad y agregar valor a la producción agrícola y forrajera.
La Mesa de las Carnes, coordinada por Dardo Chiesa, es la agrupación que nuclea a casi 40 entidades del sector, desde organizaciones de productores, cámaras frigoríficas y el gremio de los trabajadores del sector. Sus actores remarcaron que las cadenas cárnicas tienen una enorme oportunidad de crecimiento.
Las cadenas pecuarias producen en la actualidad 6 millones de toneladas y la agrupación calculó que el aumento para dentro de cinco años podría ser de un 40%. Se estiman enviar al mercado interno 5,8 millones (el equivalente a 118 kilos por habitante por año) y exportar algo más de 2,8 millones.
Según la Mesa, en la última década la producción total de carnes se incrementó en un 35%. En relación a las exportaciones, en 2010 representaban el 11,6%, y para este año se prevé que alcanzará el 18,1% en volumen. Si se tiene en cuenta el valor, se pasó de exportar U$S 1750 millones a US$ 4100 millones, lo que significó un crecimiento mayor al 230%.
Respecto de la generación de empleo, la agrupación afirmó que el total de las cadenas pecuarias emplean a más de 700.000 personas en forma directa. Además, si se consideran los sectores primario e industrial de las cadenas agroalimentarias en su conjunto, las cadenas cárnicas y lechería (31%), economías regionales (27%) y la agricultura pampeana (23%), generan el 81% del empleo agro.
Otro de los beneficios que enumeran desde la Mesa es que la producción de carnes es una forma de agregar valor a la producción agrícola y forrajera a través de la transformación de pasturas, pastos naturales, granos, verdeos, en proteína animal.
«El crecimiento proyectado implica mantener el nivel de consumo de carnes de nuestro país entre los más altos a nivel mundial», aseguraron desde la agrupación. Sin embargo, remarcaron la necesidad de políticas públicas adecuadas y el compromiso de todos los eslabones para la cadena de invertir y motorizar el crecimiento de sus negocios.
Entre las políticas que proponen, enumeran la eliminación de los derechos de exportación, la creación de créditos accesibles y orientados al sector, con seguros incluidos, plazos y tasas compatibles con la actividad, una nueva ley federal de carnes con estándar sanitario básico para todo el territorio y estímulos al novillo pesado y al aumento del peso promedio de faena, sin restricciones a la faena de animales livianos».
Desde AgendAR, consideramos que este texto -que ha sido reproducido en La Nación- merece algunas objeciones evidentes, si no nos dejamos llevar por el entusiasmo de los autores.
Una, obvia e inmediata, es que la exportación cárnica ha elevado los precios locales al nivel internacional, lo que hace que a muchos argentinos se les está haciendo difícil consumirla. Hasta tanto, y si, los salarios también lleguen al nivel internacional, esto será un problema para cualquier gobierno que quiera conservar la aprobación de los votantes. Y la creación de 200 mil nuevos empleos… no vemos ningún dato que lo sostenga.
Una objeción más a largo plazo es que no se plantean alternativas al sistema de producción de carne actual en Argentina, el feedlot y la granja avícola o porcina. Que cada vez despiertan más objeciones en el mundo. Vale la pena analizar opciones más ingeniosas y racionales, como el pastoreo Voisin.
Pero sí es cierto que el negocio ganadero está creciendo, tras décadas de deterioro, a «tasas chinas». Impulsado por la demanda ídem. Y si hay que elegir entre venderle forrajes a China o producir los animales aquí y exportarlos congelados, es evidente que lo segundo deja más valor agregado y empleo en Argentina.
La peste porcina africana se está encargando de que eso suceda sin necesidad de grandes inversiones. Es una virosis hemorrágica altamente contagiosa y en 3 años destruyó entre el 40 y el 60% de la producción porcina china. La mortalidad de los animales contagiados linda con el 100%, y los pocos que la superan son portadores contagiosos de por vida.
Esto subraya la necesidad que los organismos responsables se esfuercen en que la peste no llegue también aquí. Si sucediera eso, toda la infraestructura productiva nueva que hayamos construido se viene abajo en días.
En conjunto, con estas observaciones, esta es una buena noticia para esta Argentina con 20 millones de hectáreas de soja, y retenciones nuevamente altas.