Esta semana el gobierno nacional empezó a poner en práctica una nueva estrategia para enfrentar el problema cambiario, una opuesta -al menos en la superficie- a la que se aplicaba hasta la semana pasada. Este cambio se vincula, acertadamente, con las propuestas del ministro de Economía, Martín Guzmán.
Por eso, copiamos aquí el comunicado que ese ministerio emitió este lunes. Y a continuación las comentamos:
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El Ministerio de Economía informa
Aún muy afectada por la pandemia, la República Argentina muestra en el año 2020 un robusto superávit comercial que también se proyecta hacia 2021. La deuda pública en moneda extranjera tanto emitida bajo legislación externa como local fue completamente reestructurada. Argentina sólo pagará en 2021 USD 154 millones a sus acreedores con instrumentos de mercado. El mercado de deuda pública en pesos ha sido normalizado. Además, ha aportado recursos valiosos en los últimos meses de emergencia y jugará un papel muy importante en el proceso de convergencia hacia la consistencia macroeconómica.
Nos encontramos trabajando firmemente en la refinanciación de la deuda con los organismos multilaterales de crédito bajo los mismos criterios de sostenibilidad que oportunamente consideramos para la reestructuración de los títulos públicos. En el referido proceso, el diálogo con el FMI se encuentra en una etapa de interacción constructiva.
En este sentido, se ha observado que las regulaciones implementadas el 15 de septiembre han tendido a reducir la liquidez del mercado, ocasionando una volatilidad que resulta dañina para el proceso de formación de expectativas.
Como parte del reordenamiento del esquema regulatorio, la Comisión Nacional de Valores dispondrá:
- Una reducción a 3 días en todos los períodos de permanencia vigentes de valores negociables.
- Favorecer el proceso de intermediación para incrementar la liquidez de los instrumentos locales.
En simultáneo, el BCRA derogará el punto 5) de la Comunicación A7106, para fomentar la operatoria de emisiones locales en mercados regulados argentinos.
Complementariamente, el Ministerio de Economía realizará una subasta en el marco de la operatoria prevista en el artículo 7 de la Ley 27.561 de Ampliación Presupuestaria, por USD V.N. 750.000.000. Esta licitación se realizará los días 9 y 10 de noviembre, con liquidación el viernes 13 del mismo mes. Los títulos elegibles y los nuevos a ser emitidos serán anunciados por este Ministerio el día 2 de noviembre. Esta operación contribuirá a disminuir las necesidades de financiamiento neto en los períodos 2020/2021.
En síntesis, este conjunto de acciones permitirá dotar de mayor previsibilidad y volumen al mercado financiero, interactuando de manera virtuosa con la generación de un sendero económico consistente y sostenible.
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Muchos, en el mundo de la política y en los pasillos de ministerios y empresas, leyeron aquí una crítica a la gestión de Miguel Pesce en el Banco Central. La realidad es que, como decimos al comienzo, se trata de algo mucho más significativo: un cambio de estrategia.
No es nada nuevo señalar que la Argentina padece una «restricción externa»: la dificultad de su economía para obtener con sus exportaciones las divisas que necesita para pagar sus importaciones.
Esta dificultad se vuelve aguda por primera vez -con sus características actuales- en 1952. Y cada tanto atormenta a los gobiernos de turno. En esta vuelta se complicó a partir de marzo 2018, cuando empieza el retiro de los capitales especulativos que habían sido atraído por las altas tasas que ofrecía el Banco Central de Macri.
Es necesario recordar que fue justamente el gobierno de Macri el que tuvo que instalar un «cepo» a la salida de dólares, por indicación del FMI. El nuevo presidente, Fernández, había expresado una opinión contraria a ese instrumento, pero el goteo de las reservas del Central continuó, y aceptó la continuidad de restricciones al acceso a los dólares. La única divisa, hasta ahora, universalmente aceptada en el comercio internacional.
Simplificando los hechos de una gestión de algo más de 10 meses, en la que el impacto de la pandemia ha sido decisivo, podemos decir que las restricciones al acceso del dólar «oficial», el que se usa para pagar las importaciones y que recibe el exportador, hizo que aumentara el precio de los dólares «no oficiales». Que son las distintas formas de acceder al dólar por fuera de las normas del Central: el «blue» (volvieron los arbolitos a las calles de las ciudades argentinas), el «contado con liqui», el MEP…
(Esta nota en AgendAR explica como aún los modestos 200 dólares que el «cepo» permitía comprar a cada argentino a precio oficial se volvía un agujero en las reservas del Banco Central, del estado argentino. Tanto por los que lo atesoraban como por los que lo revendían al precio «blue» para ganarse unos pesos con la diferencia. El «contado con liqui» era otra manifestación del mismo fenómeno, por montos más significativos, por supuesto. Y como aún en la nórdica Islandia pasó algo parecido, en circunstancias similares a las argentinas).
El “contado con liqui” (CCL), mencionado específicamente en el comunicado de Economía, es una operación legal: se compra un título público en pesos y se vende en dólares en el exterior (la relación entre el precio en pesos y en dólares es la que da la cotización). Como los dólares de la venta quedan depositados en el exterior, se lo llama también “dólar fuga”, y el Banco Central trató en estos meses de ponerle obstáculos, aunque no salieran directamente de sus reservas.
Pero la «brecha», la diferencia entre el precio del dólar oficial y los otros siguió aumentando. En estos días, hasta cerca de un 180%. Así, todos quieren importar, para que el Central le dé esos dólares oficiales «baratos». Y a nadie le interesa exportar, o declarar sus exportaciones, si va a recibir pesos al precio del dólar «barato».
Ya no importa si $ 80 por dólar es un valor razonable o no en relación a los precios locales (hoy lo es). Porque hay argentinos, o extranjeros con pesos, que están dispuestos a pagar mucho más por dólares, o euros, o monedas más estables.
Frente a una situación como ésta, la reacción natural de la autoridad monetaria, de un gobierno, es aumentar las restricciones, para defender las divisas que el país necesita. Aparentemente, en los debates internos del gobierno de Alberto Fernández, ha sido Martín Guzmán quien quedó asociado con la percepción que sólo estaban sirviendo para aumentar el valor del dólar en relación a la moneda nacional. Poner una valla más alta, hacía que saltaran más los que huyen del peso.
Es posible también que otros en el gabinete se hayan dado cuenta que, si no se contaba con una policía secreta como Kim Jong-Un, ni un muro a lo Trump, un gobierno no puede impedir esta sed por los dólares. (Es posible que con esas herramientas tampoco).
El caso es que a partir de este lunes 19, bajo la indicación del ministro Guzmán, se han reducido los obstáculos para que aquellos que tienen (muchos) pesos puedan convertirlos en dólares. La razonable expectativa es que eso baje el precio del dólar «no oficial» y achique la brecha entre esos valores que hace imposible en la práctica un manejo razonable de la economía.
Hasta ahora no ha habido un cambio significativo en la dinámica, pero se trata de sólo dos días hábiles. Es posible que haya otras medidas en esta dirección.
¿Alguna otra alternativa? La próxima temporada de exportaciones tradicionales no empieza hasta febrero-marzo del 2021 ¿Un apoyo externo? Trump tiene otras preocupaciones más urgentes. Los otros grandes bolsillos son China y las cerealeras (con vasos comunicantes entre sí). Pero ninguno de esos dos actores se destaca por la filantropía… En todo caso, para utilizar libremente el swap chino se requiere autorización del FMI (cláusula, dice Graziano, introducida en 2019 a pedido de Beijing).
Desde AgendAR tenemos que evaluar que el éxito de las medidas del ministro Guzmán es la mejor posibilidad en lo inmediato de evitar una mega devaluación que provocaría un desastroso salto inflacionario, más doloroso para los más vulnerables, pero con pésimas consecuencias, como los anteriores, para la economía argentina.
Sólo queremos reiterar una vez más que el problema argentino no es el precio del dólar. Es, desde hace décadas, la destrucción del peso como instrumento de ahorro. Hasta que Argentina no vuelva a tener una moneda nacional confiable, todas las medidas serán equilibrios en la cornisa.
A. B. F.