El presidente Alberto Fernández confirmó en en una entrevista con el medio ruso Sputnik News que Argentina adquirirá 25 millones de dosis de la vacuna rusa. Con más precisión: 50 millones, porque esa vacuna, la Sputnik V, consiste de dos dosis.
«Estarían en condiciones de darnos 10 millones de cada una de las dos dosis en diciembre y otras 15 millones en enero», afirmó el jefe de Estado. «Estamos muy esperanzados. Para diciembre podríamos tener vacuna y comenzar la vacunación».
Según dijo el Presidente, si bien las conversaciones con Rusia comenzaron «hace bastante tiempo», aún no se cerró la negociación. «Estamos discutiendo el precio, pero no estamos alejados. Está en el promedio de las vacunas».
Y agregó: «Nos importa mucho tener la primera vacuna que salga en el mundo. Así, hablamos con laboratorios, y así firmamos con AstraZeneca. Tuvimos una propuesta de la Cancillería rusa y del Russian Direct Investment Fund (RDIF) -el fondo soberano que financió el desarrollo de Sputnik V- para ver si la Argentina estaba interesada en contar con dosis de la vacuna, y por supuesto dijimos que sí».
Tras el contacto con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Vladimir Putin, Fernández le pidió a la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, que viaje a Rusia para ver el nivel de desarrollo de la vacuna. «Lo que nos pasaba, a diferencia de otros que fabricaban vacunas, es que no teníamos en la Argentina una representación con quien pudiéramos hablar», explicó el Presidente, que dio la entrevista en la quinta presidencial de Olivos.
El jefe del Estado adelantó que «los resultados fueron muy buenos porque efectivamente el nivel de desarrollo de la vacuna es muy avanzado» y, según explicó, «estarían culminando la fase tres». Además, el Presidente aseguró que con la compra de la vacuna rusa «la mitad de la Argentina estaría vacunada».
Fernández confesó en la entrevista: «Tengo dos muestras que me mandaron de Rusia al comienzo de la discusión (para la adquisición), pero no me parece justo que yo me vacune y otros argentinos no puedan vacunarse, más allá de que yo sé la responsabilidad que tengo. No quiero abusar del privilegio de ser presidente. Pero obviamente que si estuviera la vacuna rusa en diciembre acá, por supuesto que me la daría».
El mandatario confesó que otros laboratorios privados le han ofrecido la posibilidad de vacunarse de antemano, opción que rechazó por considerarlo injusto.
El Presidente formuló estas declaraciones tras el viaje de la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, a Moscú para concretar la adquisición de la vacuna. Desde esa Secretaría ya se había solicitado a los gobiernos provinciales que preparasen los planes para la vacunación masiva en sus jurisdicciones.
Ya el 11 de agosto, cuando el presidente Putin anunció el licenciamiento -el primero en el mundo- habíamos publicado en AgendAR estos detalles de la vacuna rusa:
La Sputnik V -el nombre elegido para esta fórmula- es un cóctel con dos adenovirus humanos recombinantes distintos. Ambos funcionan de vectores un paquete de genes que codifican la famosa proteína Spike o espiga, blanco de preferencia de las más de 140 vacunas en distintas etapas de desarrollo en el mundo.
Esto hace a la Sputnik V muy parecida a otras vacunas con adenovirus recombinados para el mismo fin (como la de Oxford-AstraZeneca). Pero los rusos, para los cuales hay algo cualitativo en lo cuantitativo, han pensado, y probablemente con razón, que dos virus garantizan mayor expresión del antígeno Spike que uno solo.
Por supuesto, también, dependiendo de los adenovirus que se consideren, dos podrían causar mayores reacciones adversas que uno. ¿Cuáles? Fiebre, inflamación y síndrome paragripal. ¿De modo peligroso? Probablemente en muy pocos casos: se averiguará. Los rusos apostaron más a la efectividad que a la disminución de riesgo, y con la cifra de muertos por Covid-19 en todo el mundo, y el virus no parece estar desapareciendo solo, nadie les va a echar esa apuesta en cara.
También señalamos que el licenciamiento regulatorio de la primera vacuna rusa anti Covid-19, la del Centro Gamaleya, sin haber hecho todavía una fase 3, era irregular.
Lo era porque la campaña real y oficial de vacunación en Rusia empezaba recién en el otoño ruso, es decir en nuestra primavera, y para el 21 de septiembre faltaban 40 días.
Son tiempos cortos, pero dan para iniciar una fase 3 masiva, que ya empezó sin ruido con voluntarios de las Fuerzas Armadas -como hizo China con la fórmula de Sinovac- y al cual se irá sumando el cuerpo médico y también el considerable cuerpo educativo ruso. Este primer despliegue de pre-campaña en realidad es una fase 3 hecha a medias o a cuartas, y de todos modos puede dar una idea anticipada de cómo va a salir la campaña vacunatoria oficial, cuando ésta se lance. (Ver: El momento Sputnik de Vladimir Putin).
La conclusión que podemos ofrecer frente a este anuncio esperanzador: si bien tradicionalmente los procesos de autorización de vacunas tardan años, como también lo hemos explicado en el portal, por la posibilidad de efectos secundarios nocivos que pueden tardar mucho en presentarse, cuando los argentinos empecemos a vacunarnos en masa, en diciembre, varios millones de seres humanos ya habrán sido vacunados con Sputnik V. En esos números, cualquier consecuencia negativa de la vacunación, aún la más rara, aparecerá. Y nos será informada en detalle. Si no por los rusos, por sus competidores.
Corresponde también agregar las atinadas observaciones de la periodista científica Andrea Gentil en las redes sociales: «Hay 10 vacunas candidatas en ensayos en Fase 3, una de ellas es la #SputnikV . Los acuerdos de compra a futuro que puede cerrar nuestro país -como lo están haciendo otros- son un modo de garantizarse un lugar si es que una o varias de esas vacunas llegan a ser aprobadas. Esto no implica que el país va a adquirir vacunas que no pasen los ensayos clínicos ni sean aprobadas por los organismos regulatorios. Lo q sí implica es que, de ser exitosa alguna de las candidatas vacunas, Argentina tenga acceso, sin quedar al final de la lista de espera.»