La semana pasada el muy informado periodista Pablo Ibáñez publicó esta nota en el nuevo elDiarioAR. La reproducimos:
«El sábado 26 de diciembre, en el que sería uno de los últimos actos de Luis María Kreckler como embajador argentino en China, el gobierno buscó sellar con el laboratorio Sinopharm la compra de 30 millones de dosis de esa vacuna que hizo, vía las fundaciones Huésped y Vacunar, ensayos de fase 3 en la Argentina.
Fue el paso siguiente al contacto que la semana pasada, por carta, tuvieron Alberto Fernández con su par chino, Xi Jinping, y que buscó acelerar el proceso de adquisición. En lo formal, se firmó una carta de intención y se fijó un calendario opcional: un millón de dosis llegarían durante enero y otros doce millones en marzo. El resto, a lo largo del 2021.
Pero faltaba un detalle no menor: tras 2 horas de charla, no se logró un acuerdo sobre el precio que pagará la Argentina por esas vacunas.
Según el parte que circula en Olivos, el laboratorio chino está muy por encima de los precios de Sputnik V y de Pfizer, que ronda los 20 dólares las dos dosis. Sinopharm cotizó en cerca de US$ 50 la inmunización completa. Eso sería cinco veces más que el precio de AstraZeneca, que se estima de US$ 8 las dos dosis.
Es la novedad, previsible, en el nuevo escenario donde el aumento de la demanda de vacunas frente a la amenaza de la segunda ola generó una tensión en los precios. En teoría, desde marzo-abril, habría más disponibilidad de vacunas, pero la demanda mundial se disparó para empezar los procesos de inmunización a principios de este año, lo que genera un «cuello de botella».
A pesar de la provisión que garantiza el Centro Gamaleya, Fernández apuesta a la «canasta de vacunas» y por eso quiere sellar acuerdos con otros laboratorios. Para resolver los problemas de provisión y precios con Sinopharm, el Presidente apuesta a un mecanismo similar que se hizo con Vladimir Putín, es decir, una negociación Estado-Estado.
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Lo que ocurrió con Sinopharm se repitió, además, en las conversaciones con Sinovac, la vacuna china que se producirá en el instituto Butantán de Sao Paolo. En ese caso, los contactos argentinos fueron a través del canciller, Felipe Solá, a partir de una gestión del decano de la Universidad de Buenos Aires, Alberto Barbieri. La conversación quedó a cargo del equipo de Salud que encabeza Ginés González García. Se avanzó con la posibilidad de la compra de entre 1 y 1,5 millones de dosis que podrían estar disponibles en enero o febrero, pero la falta acordar el precio. Sinovac cotizó en algo más de US$ 30 las dos dosis.
Carla Vizzotti, la viceministra de Salud, explicó el domingo en C5N que, aunque los precios los «pone la industria farmacéutica», la Argentina hizo una apuesta en los que «comparte riesgos y beneficios» para tener antes y a mejor costo vacunas.
La apuesta de AstraZeneca, los ensayos de Pfizer y, entre otras, de Sinopharm deberían funcionar como una señal de estar en mejores condiciones que, según Vizzotti, los «países que esperaron».
Con Sinopharm, a priori, eso no parece registrarse. A pesar que Argentina formó parte de los ensayos de fase 3, el precio está lejos de los que se pagaron por la Sputnik V y los acordados con Pfizer, en ambos casos en el orden de los 20 dólares las dos dosis. Semanas atrás, se frustraron apenas comenzaron las charlas con Moderna, justamente por el costo de esa vacuna: entre 34 y 37 dólares. Ahora se volvió a hablar.
Números
El gobierno trata de recuperar el plan original de tener una «canasta de vacunas» para no depender de un solo proveedor. Las negociaciones con Sinopharm y Sinovac, vía China y vía San Pablo, son las opciones más a mano para sumar volumen de dosis a las Sputnik V que, entre enero y febrero, deberían aportar vacunas para inmunizar a 10 millones de de argentinos, además de la alternativa de sumar en marzo 5 millones más.
El próximo envío de Sputnik sería en la segunda semana de enero, según fuentes del gobierno. Cada vuelo de Aerolíneas Argentinas, similar al que fue a Moscú a buscar las primeras 300 mil dosis, podría transportar previa adaptación de los aviones Airbus 330 entre 800 mil y un millón de dosis por viaje, según el cálculo que hizo Pablo Ceriani, presidente de AA.
A los 10 millones, con extensión a 15 millones, de la Sputnik V, el gobierno añade los 22,4 millones acordados con AstraZeneca que informó que, como temprano, las dosis estarán disponibles para su uso entre marzo y junio. Fue el cronograma original que, según fuentes del laboratorio mAbxience de Hugo Sigman, podría tener un leve anticipo pero no antes de marzo. La vacuna de AstraZeneca debe, todavía, superar la fase 3 en la que se terminará de definir un detalle clave: si requiere una o dos dosis.
El detalle es esencial para conocer la disponibilidad. El acuerdo con Oxford y el grupo Slim, prevé la producción de 250 millones de dosis para América Latina, sin incluir Brasil. Que sea una o dos dosis, modifica la previsión de inmunizaciones: 250 millones de personas o 125 millones.
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En estos días el gobierno planea firmar una carta de intención con el laboratorio Janssen, subsidiario de Johnson & Johnson. Esa vacuna, que tiene producción en Argentina, es una de las que avanza sobre la previsión de que sea monodosis, lo cual sería beneficioso para el operativo de vacunación que supone dar 100 millones de dosis a lo largo del 2021: 42 millones de los calendarios normales mas 60 millones por COVID-19, a dos dosis por cada uno de los 30 millones de argentinos que se prevé vacunar.
En paralelo, sin fecha definida, el gobierno espera los 9,5 millones de dosis que le corresponderían por la plataforma COVAX, de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y trata de resucitar, siquiera parcialmente, el acuerdo con Pfizer. Hubo una contraoferta para reactivar el acuerdo pero sigue, sobre la mesa, la doble dificultad: uno jurídico, sobre la normativa argentina, que incorporó el componente «negligencia» (del laboratorio) en lo referido a eventuales indemnizaciones; el otro logístico, la disponibilidad de dosis por parte del laboratorio, que envió 10 mil a Chile y 40 mil a México, y que se topa con un decreto de Donald Trump que dispuso que se priorice la disponibilidad de las vacunas para EEUU.»