Un spray nasal sin efectos adversos y de bajo costo, que tiene aprobación de la Anmat desde hace varios años, mostró resultados alentadores en la prevención de Covid-19: un 80% de reducción del riesgo de adquirir el virus.
Sin embargo, estos datos todavía no fueron publicados en una revista científica internacional con revisores independientes, por lo que se consideran preliminares.
El spray contiene un compuesto químico que se conoce desde hace más de 600 años y se encuentra en la estructura celular de algunas algas, en especial de la especie Chondrus crispus, conocida como “musgo irlandés” y natural del Atlántico norte.
Esta sustancia, la “carragenina” (nombre derivado de la ciudad de Carragheen, en el condado de Waterford, Irlanda), se utilizó durante más de medio milenio como espesante alimentario y hoy también tiene aplicación en la industria cosmética. Adquirió interés para la industria farmacéutica porque tiene efecto antiviral. Esto llevó a pensar que podría impedir el ingreso y la reproducción del coronavirus en las células de la mucosa nasofaríngea, y así ayudar a prevenir o disminuir la severidad de los cuadros graves de la Covid-19.
El estudio comenzó hace alrededor de seis meses. No tuvo patrocinio de la industria farmacéutica y se realizó en 10 centros médicos de la Argentina con un coordinador responsable en cada uno. La investigación fue evaluada y aprobada por los respectivos comités de ética de cada hospital.
Fue un ensayo aleatorizado, a doble ciego, controlado, contra placebo dirigido por Juan Manuel Figueroa, del Instituto de Ciencia y Tecnología Cesar Milstein (Hospital de Clínicas); Mónica Lombardo, del Hospital Universitario Cemic; Ariel Dogliotti, del Instituto Cardiovascular de Rosario; Luis Flynn, del Sanatorio de Niños de Rosario; y Osvaldo Uchitel, del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (UBA-Conicet), también responsables del manejo y análisis de los datos.
Incluyó a 395 individuos mayores de edad, de ambos sexos, sin antecedentes ni cuadros compatibles con Covid-19, a los que se les asignó al azar (relación 1:1) un tratamiento con cuatro dosis diarias del spray o placebo durante 21 días sin que suspendieran las medidas de protección habituales. El punto final evaluado fue la aparición de Covid-19 (confirmada por PCR) durante los 21 días de utilización del fármaco o el placebo.
“El resultado es estadísticamente significativo –destaca Figueroa–. Como todo trabajo de investigación, está hecho en una población específica. Personal médico y no médico que trabajaba en hospitales con pacientes Covid, por lo que no es automáticamente extrapolable al resto de la comunidad.
Nuestros resultados son alentadores, pero lo ideal es que esto sea validado en una revista internacional y que revisores externos confirmen que todo lo que hicimos es adecuado. Lo estamos preparando y va a demorar varias semanas entre que lo mandemos y lo analicen”.
Y agrega Uchitel: “El nivel de infección es bajo, porque el equipo de salud tiene mucha protección, pero al cabo de algo más de dos meses la diferencia entre el grupo placebo y el tratado es claramente significativa. Las chances de que eso ocurra por azar es del 1%”.
Uchitel y Figueroa llegaron a las carrageninas por distintos caminos.
El primero exploró la literatura científica con la idea de bloquear la entrada al sistema nervioso para evitar los cuadros graves de la enfermedad.
El segundo las estaba utilizando desde hace tiempo en el Hospital de Clínicas para sus enfermos pediátricos que tienen cuadros alérgicos, empiezan a ir al jardín de infantes y se presentan reiteradamente con mocos.
Ambos investigadores decidieron explorar la hipótesis de que esta sustancia podría cumplir una doble función: actuar como una suerte de ‘barbijo electroestático’ y, por otro lado, bloquear la replicación del virus en la mucosa.
Según explican, lo singular de este polímero es que está incorporado como excipiente en una solución de cloruro de sodio que se vende en el mercado local y en muchas partes del mundo.
Se aplica con un vaporizador y funciona como una barrera sobre el epitelio nasofaríngeo. Esos polisacáridos tienen cargas negativas y atrapan los virus, cuya cápside (el conjunto de proteínas que envuelven su material genético) tiene carga positiva.
Especialistas que no participaron en el estudio y pidieron mantener su nombre en reserva, sin embargo, manifestaron que es importante tener más datos y esperar la publicación científica. Opinaron que “el mecanismo de acción es plausible y parece seguro, pero no hay datos concluyentes de eficacia”. Y también que “los datos resultan favorables y ante la ausencia de medicación eficaz para Covid, entusiasma. Pero se requiere la lectura minuciosa del ensayo, el análisis de los primeros días, y, si la interrupción fue precoz, un segundo estudio que compruebe los resultados antes de ser aplicados masivamente. En general, los hallazgos con efectos tan marcados no se confirman en estudios prospectivos”.
Mientras tanto, los científicos iniciaron un segundo estudio para ver si pueden disminuir la carga viral (y los cuadros graves) en pacientes que ya tienen Covid.
Está en curso en el Centro de Investigación en Medicina Traslacional La Rioja Doctor Carlos Laino. “Habíamos visto en cultivos de células de primates que la carragenina o el spray diluido en las concentraciones que se alcanzan al aplicarlo inhibía la replicación del virus –explica Figueroa–. Ahora, repetimos el experimento en células humanas. Ahí también vimos este efecto. Son evidencias que se van sumando y hacen pensar que esto puede ser extrapolable. Pero el medicamento es de venta bajo receta y requiere indicación del médico o una decisión de las autoridades sanitarias. La particularidad de este fármaco es que ya está aprobado por la Anmat desde hace años. Teniendo eso en cuenta, hay provincias que decidieron utilizarlo considerando que el nivel de evidencia era superior al riesgo”.
Según los científicos, es totalmente inocuo (está aprobado para mayores de un año y embarazadas). Además, no tiene patente, es fácil de producir y de escalar.»