A partir del inicio de la pandemia de Covid-19, los casos de gripe -o, como se le llaman en varios países, influenza– reportados a la Organización Mundial de la Salud han caído a niveles mínimos en todo el mundo, probablemente gracias a los protocolos sanitarios impuestos para evitar la propagación del covid.
La OMS -de acuerdo a los datos actualizados a marzo de este año- afirma que en todo el mundo los casos de gripe se mantuvieron «a niveles más bajos de lo esperado para esta temporada del año» y en el hemisferio norte estuvieron «por debajo de los niveles de referencia», aunque en algunos países hubo detecciones esporádicas de los virus de la gripe tipo A y B.
En la zona templada del hemisferio Sur, la gripe se registró en concordancia con niveles interestacionales, mientras que en el Caribe y los países de Centroamérica, así como en la parte tropical de Suramérica, no se han reportado casos.
En África tropical se detectaron casos en algunos países del este y oeste de la región, y también hubo contagios en la India, Nepal y Laos, según datos de la OMS.
La variante dominante del virus, responsable de la mayor parte del escaso número de infecciones notificadas, ha sido la tipo B.
A diferencia del SARS-CoV-2, que causa el Covid-19, los virus de la gripe son menos efectivos para pasar de un huésped a otro, aunque se transmiten de la misma manera, así que los niveles tan bajos y la desaparición en regiones enteras, con toda probabilidad se debieron a las restricciones impuestas en todo el mundo por la pandemia.
El especialista estadounidense Greg Poland, que lleva décadas estudiando la gripe en la Clínica Mayo (EE.UU.), afirmó a la revista Scientific American que «simplemente no hay gripe circulando».
Durante la temporada de gripe estacional 2020-2021 en EE.UU., aproximadamente entre octubre y marzo, se registraron cerca de 600 muertes por causa de esa enfermedad, mientras que en la temporada anterior hubo unas 22.000 muertes, y otros 34.000 decesos hace dos temporadas.
Sin embargo, algunos expertos en salud pública temen que esa situación podría representar un riesgo, ya que si la gripe cede durante varios años, el sistema inmunológico de los bebés y niños pequeños actuales podría perder su capacidad de reacción ante la gripe. La gravedad de esto dependerá de las cepas de gripe con las que ellos se encuentren a lo largo de su vida.
Desde AgendAR necesitamos señalar que éstas son conclusiones globales, elaboradas a partir del final de la temporada de invierno del Hemisferio Norte. En Argentina estamos empezando el frío, y conviene observar lo que pasa aquí antes de dar por sentado que no tendremos gripe.
(Este es un resumen del artículo publicado en Scientific American. Para acceder al original (en inglés) cliquear aquí).