En solo una semana, las autoridades sanitarias de la provincia de Mendoza anunciaron que aplicarían una 4° dosis de la vacuna contra el Covid y también tuvieron que salir a aclarar que, para eso, todavía falta. Argumentaron que la prioridad en este momento debe ser acelerar el ritmo con el primer refuerzo, sobre todo por el comienzo de las clases.
Hasta ahora, uno de cada tres argentinos con el esquema inicial completo recibió esa tercera dosis y aún queda poner al día con un refuerzo la vacunación de los mayores de 50 inmunizados inicialmente con Sinopharm y de la población inmunocomprometida, que necesitan una dosis adicional.
“No hay definición aún en los lineamientos de la Nación sobre la cuarta dosis. Además, todavía se está colocando la tercera dosis y hay que esperar”, respondieron desde el Ministerio de Salud mendocino ante la consulta sobre si el anunciado nuevo refuerzo sería una dosis anual, como la de la vacuna antigripal.
Desde el Ministerio de Salud de la Nación indicaron que ese segundo refuerzo “no está en el horizonte” porque “es un escenario muy dinámico el de la pandemia como para adelantar” la decisión. Sobre el primer refuerzo para los dos grupos con un esquema inicial de tres (dosis adicional), como se definió en la guía técnica de noviembre pasado, dijeron que se coordinará entre los distritos en próximas reuniones de los ministros de Salud.
Hay países como Israel, Chile o Dinamarca que ya decidieron avanzar con un segundo refuerzo en ciertos grupos o ampliarlo a la población comprendida en sus campañas de vacunación.
Pero desde el mes pasado el equipo técnico asesor en vacunas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), reguladores como la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, en inglés) y referentes del campo de la inmunología empezaron a poner bajo la lupa una estrategia de refuerzos frecuentes.
En algo coinciden todos: se necesitan más datos para conocer cómo sigue respondiendo el sistema de defensa del organismo más allá del primer refuerzo y poder tomar decisiones.
El viernes 4 de este mes, la titular de la cartera sanitaria mendocina, Ana María Nadal, había adelantado la decisión del distrito de aplicar este año una nueva dosis extra y que se estaba analizando la fecha para implementarlo. Para justificar la postura, Nadal se había referido al pedido de la OMS a los laboratorios productores para que actualicen sus vacunas de acuerdo con las variantes en circulación. “Todo lleva a que la pandemia se convierta en los próximos meses en endemia y que se tenga que convivir con ella como se hace con la gripe”, había dicho la funcionaria.
Ahora, ante una consulta específica, aclaró que la provincia adhiere a esa nueva aplicación –este es un punto que se viene analizando en las reuniones del Consejo Federal de Salud (Cofesa)–, aunque no se sabe cuándo.
Seguridad y efectividad, en duda
El debate sobre qué hacer con las vacunas anticovid una vez completado el esquema inicial y el primer refuerzo está abierto en el mundo. Se volvió público a fines del año pasado, cuando el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, se refirió a “los programas de refuerzo generalizados” mientras ómicron se desplazaba por el mundo. Dijo que tenían más probabilidad de prolongar la pandemia que de terminarla “al desviar el suministro [de vacunas]” a países con una buena cobertura, “lo que da al virus más oportunidades de propagarse y mutar”.
Jorge Geffner, referente local en inmunología e investigador principal del Conicet/UBA, resume la discusión sobre la cuarta dosis en dos argumentos: por un lado, el de la OMS, de las diferencias entre países en la disponibilidad de vacunas y la logística para aplicarlas. Por el otro, el que tiene que ver con poder responder una pregunta: ¿es necesaria realmente una cuarta dosis?
“La evidencia en este momento nos dice que sería necesaria para una fracción importante de pacientes con inmunodeficiencias: primarias, que son muy poco frecuentes y son con las que una persona nace, y secundarias asociadas a infecciones (por ejemplo, VIH) o a tratamientos (por ejemplo, los pacientes oncológicos). En estos casos, sabemos que una primera, segunda y hasta una tercera dosis pueden generar una respuesta inmunológica defectuosa y otro refuerzo, a los cuatro meses, aumentaría su protección”.
Otro grupo en el que se está investigando si sería conveniente dar un segundo refuerzo son los mayores de 70 años. “No hay resultados taxativos aún, pero está en estudio darles una mayor cobertura. La tendencia probablemente sea protegerlos más en un mundo que está liberando las restricciones”, dijo Geffner.
La aparición o no de una nueva variante de preocupación, después de ómicron, también es parte de todos estos análisis.
Desde la Organización Panamericana de la Salud (OPS) precisaron: “A la fecha, la OMS no tiene evidencia suficiente sobre la seguridad o efectividad de una cuarta dosis de vacuna contra Covid-19. A medida que se desarrolle esa evidencia, la OMS la integrará en sus recomendaciones que son las que seguimos en la OPS”.
A la vez, señalaron que la información disponible demuestra que “una serie primaria de dos dosis de vacuna más una dosis de refuerzo son altamente eficaces para minimizar el riesgo de enfermedad grave, hospitalización y muerte hasta seis meses después de la administración de la tercera dosis. Este resultado es válido para todos grupos poblacionales, a pesar de la variante en circulación”.
A mediados de enero, un funcionario de la EMA dijo en conferencia de prensa: “Aún no hemos visto datos con respecto a una cuarta dosis y nos gustaría verlos antes de poder hacer cualquier recomendación, pero al mismo tiempo estamos bastante preocupados por una estrategia que implica la vacunación repetida en el corto plazo”, dijo Marco Cavaleri, responsable del área de vacunas de la agencia europea, que considera más “razonable” segmentar la necesidad de los refuerzos por grupos y de acuerdo con el nivel de protección alcanzado.
La nueva meta regional es que todos los países tengan al 70% de su población inmunizada ya con el primer refuerzo en junio
En este contexto, seguir hablando de la población cubierta recién con la primera dosis describe cómo realmente un país avanzó con su cobertura: en la Argentina, hay 4,3 millones de personas en esa situación. Es decir que uno de cada 10 de los habitantes que iniciaron su esquema no volvieron a tener contacto con el sistema sanitario para completarlo.
“La prioridad global es lograr la protección total de los grupos de mayor prioridad en todos los países con series primarias y una dosis de refuerzo, y avanzar hacia los grupos de menor prioridad a medida que aumenta la oferta. Un refuerzo tras otro en un pequeño número de países no pondrá fin a una pandemia”, acotaron desde la OPS.