Nuestro articulo Ciencia en pequeñas dosis: ¿Desde cuándo estamos en América? estimulo una polemica sobre las fechas de las primeras poblaciones humanas en el continente americano. Ahora informamos sobre la evidencia genetica:
Desde hace décadas, circulan varias hipótesis sobre la población humana de nuestro continente. El modelo conocido como teoría Clovis postula que los asentamientos iniciales tuvieron lugar hace alrededor de 13.000 años con la cultura Clovis en América del Norte; otro modelo, que es el que actualmente reúne mayor evidencia, propone que el ingreso a América fue 18.500 años atrás, pero la llegada a América del Sur se dio muchos miles de años después; y una tercera vertiente, que cuenta con varios sitios arqueológicos que la refrendan, ubica la llegada de los primeros humanos a Sudamérica hace más de 18 mil años. Gracias a un estudio genético realizado por un equipo de investigación del Instituto Multidisciplinario de Biología Celular (Imbice, Conicet-UNLP-Cicpba), esta última tendencia acaba de cobrar mayor fuerza.
El estudio, basado en la tesis doctoral de Paula Paz Sepúlveda, construye un árbol filogenético (es decir, un diagrama de relaciones de parentesco) tomando como base las secuencias completas del cromosoma Y –material genético que define exclusivamente al género masculino– de 13 individuos de los que, por estudios anteriores, se sabía que portaban marcas bien típicas de linajes nativos americanos. Esa secuenciación se contrastó con cerca de 100 muestras de bases de datos de secuencias provenientes de distintas partes del mundo y pertenecientes al Haplogrupo Q, una serie de alelos presentes en una región determinada del cromosoma Y que representa a linajes ancestrales del continente.
El aporte principal del trabajo es que logra ubicar temporalmente el ingreso de las primeras poblaciones humanas a Sudamérica antes de los 18 mil años y, además, arroja información sobre cómo fueron las conexiones que se dieron entre los primeros grupos de habitantes: “Surgen interacciones interesantes de ver, como por ejemplo linajes característicos del Nordeste de nuestro país que están relacionados con muestras de los Andes peruanos y de la región Andina de Bolivia con más de 12 mil años de antigüedad”, dice Paz Sepúlveda. “Esto permite cuidar una historia de interacción entre nuestros ancestros, presentando nuevos datos que, en algunos casos, todavía no están en los libros de Historia”.