¿Petróleo en la Antártida? Qué debemos hacer los argentinos

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Reproducimos esta importante entrevista de Agencia Paco Urondo a Manuel Valenti Randi es Director de OCIPEx y María Laura Civale es Responsable grupo de trabajo Malvinas, Antártida, Atlántico Sur y Cuenca del Plata de OCIPEx.

¿Es nuevo el descubrimiento de recursos petroleros y gasíferos en la Antártida? 

Desde la década del 1970 se realizaron estudios de prospección petrolera en la Antártida, tanto en el continente como en el Mar de Weddell. Por lo tanto la respuesta a la pregunta es no. Por ese entonces, el interés provenía principalmente de EEUU y Gran Bretaña para estudiar la posibilidad de explotar recursos petroleros en el continente blanco, ya que existían distintos conflictos en Medio Oriente que dificultaban el acceso a dichos recursos. Los estudios mostraban que la Antártida podía poseer dichos recursos al estar dentro de las mismas cuencas que poseían recursos en la costa de África, Brasil, el Mar Argentino, la Cuenca de Malvinas y el Atlántico Sur1. 

Este interés llevó a la negociación en la década del 70 y 80 de un acuerdo para la explotación petrolera y minera en el continente antártico entre todos los países que formaban parte del Tratado Antártico, incluido la Argentina. Esta fue denominada “Convención sobre la Regulación de las Actividades asociadas a los Recursos Minerales Antárticos” la cual fue firmada en 1988, pero nunca fue ratificada.

Un estudio de 1991 del Servicio Geológico de EEUU realizó una estimación de recursos de  19 mil millones de barriles de petróleo recuperable y 106 billones de pies cúbicos de gas, que equivalen a 3 billones de Mm3 de gas, equivalente a 36 mil millones de barriles de ´petróleo, fundamentalmente en el Mar de Weddell, dentro de la Antártida Argentina2. Estos datos son muy similares a los que hoy se difunden como las supuestas reservas encontradas por Rusia.

¿Se puede explorar y explotar hidrocarburos en la Antártida?

Ese mismo año, en 1991, por acuerdo de todos los países miembros del Tratado Antártico se firmó el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente (1991), que prohíbe cualquier actividad relacionada con los recursos minerales e hidrocarburíferos, dejando a salvo la investigación científica. Es importante remarcar la diferencia entre la investigación científica propiamente dicha respecto de la prospección con el potencial fin de explotación. Esta última actividad es la que ha dado lugar a suspicacias respecto de las actividades rusas en la Antártida.

¿Es real que Rusia descubrió petróleo en la Antártida?

Hasta el día de hoy no hay información oficial del gobierno ruso sobre estos supuestos hallazgos. Una de las fuentes citadas es la cuenta de Twitter BRICSNews, que no es un órgano oficial de difusión. Si fuera real la realización de prospección con el objetivo de cuantificar reservas hidrocarburíferas explotables con fines comerciales, la Federación Rusa estaría incumpliendo el Protocolo Ambiental que suscribió. Otra cosa es que un país, como cualquier otro que realiza actividades científicas en la Antártida, encuentre la presencia de hidrocarburos o minerales en el marco de sus investigaciones.

Es importante aclarar que más allá que la tecnología evolucionó mucho y ya se explota petróleo en el Ártico, las condiciones no son iguales en la Antártida3. Los mayores costos logísticos, la gran distancia de los principales centros de consumo, y las mayores dificultades para su potencial explotación, implican altos costos. Además, la situación jurídica del Ártico es muy diferente a la que rige en la Antártida, donde no existe un tratado internacional con las características que distinguen al Tratado Antártico.

Entonces, ¿por qué se afirma esto? El 22 de febrero el Departamento de Estado de EEUU, al cumplirse dos años del inicio del conflicto en Ucrania, publicó una nueva lista de sanciones a entidades, bienes y personas rusas. Dentro de esas empresas sancionadas se encuentra ROSGEO, “un holding geológico multidisciplinario de propiedad estatal rusa que ofrece servicios de exploración geológica. Dentro de Rusia, ROSGEO y sus subsidiarias realizan una variedad de servicios geofísicos en la búsqueda y exploración de campos de petróleo y gas.” 4

Según la página de ROSGEO, hace al menos cuatro años se completaron exploraciones geofísicas marinas integrales en el marco de la 65° Expedición Antártica Rusa en el Mar de Riiser-Larsen, dentro del sector que reclama Noruega en la Antártida. Allí encontraron, al igual que en estudios anteriores de otros países, evidencia de la presencia de recursos petroleros y gasíferos5.

Dentro de ROSGEO se encuentra el JSC Polar Marines Geosurvey Expedition (PMGRE) que, según el Departamento de Estado, se dedica a la exploración y prospección de minerales. Esta empresa también realiza acciones científicas con sus buques en la región antártica como el Mar de Weddell. Sin ir más lejos, el barco que realiza dichas actividades es el Akademik Karpinsky que también se encuentra sancionado. En el documento estadounidense no se aportan pruebas específicas de actividades irregulares del buque ruso en la Antártida.

Este buque recala en Sudáfrica para sus operaciones. Por esta razón el medio sudafricano Daily Maverick sacó numerosas notas desde el 28 de febrero6 en adelante denunciando las supuestas actividades ilícitas en la Antártida del buque ruso en el Mar de Weddell. Este territorio es parte de la Antártida Argentina y es reclamado por el gobierno británico como propio, fundado en la proyección territorial de la ilegal e ilegítima ocupación sobre las Islas Malvinas e Islas del Atlántico Sur. Es importante recordar, en este contexto, que tanto Rusia como Sudáfrica son parte del bloque BRICS.

Esta información fue recopilada por la Cámara de los Comunes del Reino Unido de Gran Bretaña, que a través del Comité de Auditoría Medioambiental7 pidió informes específicos a especialistas en política antártica y convocó a miembros de la Cancilleria y del Departamento de Regiones Polares británicos, entre otros. 

¿Qué respondieron los especialistas y funcionarios británicos?

Klaus Dodds, quizás el principal especialista en geopolítica antártica, planteó en un escrito que “Existe la preocupación de que Rusia esté recopilando datos sísmicos que puedan interpretarse como prospección y no como investigación científica. (…) Al parecer, el buque ruso responsable de las actividades, el Akademik Karpinsky, está financiado por un programa estatal organizado por la empresa estatal rusa Rosgeologia”8. Sin embargo, no aporta respaldo documental ni fuentes primarias a esta afirmación potencial de que Rusia habría realizado prospecciones con fines comerciales y no científicos.

Cuando le consultaron al viceministro de exteriores, David Rutley, que su departamento había decidido confiar en las garantías rusas de que sólo estaba realizando investigaciones científicas, agregó: “Rusia ha reafirmado recientemente su compromiso con los elementos clave del tratado”9.

Por su parte, la directora de las regiones polares del Reino Unido, Jane Rumble, dijo que “no hay ninguna evidencia que apunte a una violación del tratado. Se necesitarían equipos diferentes entre la topografía y la explotación real, para que no haya un cambio”. La funcionaria aclara que “Rusia ya ha sido abordada sobre este tema antes y, de hecho, ha asegurado a la RCTA (Reuniones consultivas del Tratado Antártico) en múltiples ocasiones que se trata de un programa científico, por lo que lo mantendremos bajo revisión”10. 

El parlamentario McMorrin instó a Rutley a revisar las preocupaciones y presentarlas en la Reunión Consultiva del Tratado Antártico que se realiza a fin de mes en la India.

¿Por qué se difunde esta “noticia”?

La Antártida ha sido objeto de puja en distintos períodos de la historia y nunca fue ajena al orden internacional imperante. Desde comienzos del siglo XX cuando se llevaron a cabo las primeras expediciones a fin de explorar el continente, hasta mediados de ese siglo cuando a raíz de la formulación de reclamos territoriales y en paralelo al desarrollo de la Guerra Fría y su consecuente orden bipolar, se vislumbró la necesidad de regular el continente obedeciendo a una lógica de seguridad internacional. 

Del mismo modo, una vez más la disputa geopolítica mundial se expresa en el escenario antártico. Esto está conectado a la estrategia de la alianza angloestadounidense en el Atlántico Sur y la Antártida, que se cristalizó hace poco más de un mes con la visita de Laura Richardson a Ushuaia, la preocupación sobre “la pesca ilegal china” en el Mar Argentino y las sospechas de un potencial “uso militar” de la base espacial china en la provincia de Neuquén. 

A esto le sumamos que el conflicto ruso-ucraniano también se ha expresado dentro de las Reuniones Consultivas del Tratado Antártico, hecho inédito si tomamos en cuenta que se trata de un ámbito, que a diferencia de la Asamblea General de Naciones Unidas, históricamente fue ajeno a los conflictos por parte de los representantes de los Estados Parte. 

¿El Tratado Antártico qué función cumple?

Además de la prohibición de actividades relacionadas con la explotación de minerales anteriormente señalada, es importante puntualizar algunas cuestiones que suelen divulgarse de manera confusa:

Además del Tratado Antártico de 1959, se adoptaron otros 3 instrumentos conexos que regularon otros aspectos de la Antártida a lo largo del tiempo: la Convención para la Conservación de las Focas Antárticas (1972), la Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (1980) y el Protocolo sobre Protección de Medio Ambiente (1991). Por esto, se habla de “Sistema del Tratado Antártico” (STA). 
El Tratado Antártico y sus instrumentos conexos no tienen fecha de vencimiento. Sí es posible hacer modificaciones y enmiendas, pero bajo ciertos requisitos. Se suele mencionar el año 2048 como punto cúlmine, pero ello refiere a la posibilidad de revisión del Protocolo sobre Protección de Medio Ambiente que cumplirá 50 años de su entrada en vigencia. Eventualmente, en ese caso, podrían realizarse modificaciones, pero requiere una mayoría específica para su adopción (incluyendo ¾ Partes Consultivas) que lo hace de difícil cumplimiento. 

El Art. 4 del Tratado Antártico (1959) hace referencia al status de las reclamaciones territoriales. Es importante aclarar que este artículo, también conocido como “cláusula paraguas”, mantiene inalterados los reclamos territoriales del continente. Esto quiere decir que no se han resuelto las reclamaciones formuladas por únicamente 7 países a lo largo de la historia (más las reservas a realizarlo en un futuro por parte de Estados Unidos y hoy la Federación Rusa); por ende, no dejaron de existir. En pos de la utilización pacífica de la Antártida y la investigación científica, quedaron “pausadas/congeladas” y no se admiten nuevos reclamos ni ampliaciones de los formuladas con anterioridad. 

Las decisiones del Tratado Antártico se toman en las mencionadas “Reuniones Consultivas del Tratado Antártico”, donde únicamente participan con voz y voto las Partes Consultivas (los países signatarios originales del Tratado y los que posteriormente demostraron interés científico) y las Partes Adherentes (el resto de los países que no demuestra este interés no forma parte de la toma de decisiones). Actualmente hay 29 países que se consideran Partes Consultivas y otros 27 países que son Partes Adherentes. En relación a lo sucedido, se pone a prueba el sistema de toma de decisiones del STA, donde nuestro país participa activamente en cumplimiento de los objetivos primordiales del Tratado Antártico. 

¿Y Argentina?

Nuestro país es uno de los signatarios originales del Tratado y tiene una extensa historia en la Antártida, siendo el país con más presencia prolongada e ininterrumpida en dicho continente desde 1904. 

El sector reclamado por Argentina comprende los meridianos 25° y 74° de longitud Oeste, desde el paralelo 60° de latitud Sur hasta el Polo Sur. Nuestro reclamo se superpone con el de otros dos países: Chile y el Reino Unido. Es relevante puntualizar que junto con Chile, desde la década del 50, existen declaraciones conjuntas en las que se produjo el reconocimiento mutuo de soberanía. 

Respecto del Reino Unido, la pretendida porción abarca totalmente al Sector Antártico Argentino y la disputa con este actor se repite apenas un poco más al norte de la Antártida, donde se encuentran implicadas las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, junto con los espacios marítimos correspondientes, en el marco de una controversia que lleva casi dos siglos pendiente de resolución. 

En el contexto actual caracterizado por la disputa de varias potencias en la configuración de un nuevo orden internacional, cuya presencia se acentúa cada vez más en el Atlántico Sur y la Antártida, resulta indispensable el resguardo de los espacios vitales de nuestro país mediante la implementación de estrategias de largo plazo en nuestra política exterior y con un modelo económico que tienda al desarrollo de nuestras capacidades con el objetivo de defender el interés nacional. 

Referencias:

1 pubs.usgs.gov/of/1991/0597/report.pdf

2  Ídem.

3 El Ártico, al tratarse de un océano congelado, se encuentra regido sustancialmente por el Derecho del Mar, a la vez que existen controversias en relación a la delimitación de los espacios marítimos entre los Estados que tienen proyección al Ártico (Plataforma Continental, Zona Económica Exclusiva). La Antártida es un continente con un sistema jurídico específico y con otros actores involucrados.

4 www.state.gov/imposing-measures-in-response-to-navalnys-death-and-two-years-of-russias-full-scale-war-against-ukraine/

5 rusgeology.ru/en/press/news/rosgeologiya-vypolnila-issledovaniya-geologicheskogo-stroeniya-i-neftegazovogo-potentsiala-shelfa-an/

6 www.dailymaverick.co.za/article/2024-02-28-us-sanctions-target-russian-ship-surveying-for-antarctic-oil-and-gas-via-cape-town/ y www.dailymaverick.co.za/article/2024-05-09-russias-antarctic-prospecting-links-via-sa-warrant-deeper-scrutiny-hears-uk-westminster-inquiry/

7 committees.parliament.uk/committee/650/environmental-audit-subcommittee-on-polar-research/

8  committees.parliament.uk/writtenevidence/124548/pdf/

9 www.dailymaverick.co.za/article/2024-02-28-us-sanctions-target-russian-ship-surveying-for-antarctic-oil-and-gas-via-cape-town/

10 www.dailymaverick.co.za/article/2024-02-28-us-sanctions-target-russian-ship-surveying-for-antarctic-oil-and-gas-via-cape-town/

Un portaaviones nuclear de EE.UU. y otros buques de la OTAN llegan a Puerto Belgrano

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Con la dirección del portaaviones nuclear George Washington, la tercera joya atómica de la America’s Navy de Estados Unidos, una veintena de instructores también extranjeros y la participación de las armadas de cuatro países de la OTAN, comenzará en la argentina Base Naval Puerto Belgrano la primera fase de la Southern Seas 2024, el décimo ejercicio de tal tipo ordenado por la IV Flota del Comando Sur norteamericano. Marinos de siete países sudamericanos, entre los que no estará Brasil, y de cuatro de extrazona, entre los que estará Gran Bretaña, abrirán el próximo 29 de mayo el tramo Passex de estas maniobras que se desarrollarán en el curso del año. El presidente Javier Milei será quien dé luz verde al inicio de las acciones, seguramente enfundado en un flamante uniforme de combate de la armada.

Según la página web del Pentágono de Estados Unidos, hasta ahora única voz oficial de la Southern Seas, Milei “recibirá con honores especiales” al submarino nuclear, que el 25 de abril zarpó de su base de Norfolk, la más grande del mundo, situada en el Estado atlántico de Virginia, escoltado por el destructor de misiles guiados USS Porter y el buque de abastecimiento USS John Lenthall. En Puerto Belgrano lo esperarán oficiales de Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Paraguay y Uruguay junto con los de Gran Bretaña, Canadá y Países Bajos, para iniciar “este operativo que proporcionará la ocasión de mejorar la interoperatibilidad y crear confianza con las fuerzas marítimas de las naciones socias”, al decir del jefe de las fuerzas navales del Comando Sur, Jim Aiken

Se ignora si el Poder Ejecutivo –Ministerio de Defensa y la cancillería– cursó al Congreso el pedido de admisión imprescindible para el ingreso de tropas extranjeras, que al menos en el caso de Estados Unidos tiene por norma incluir una garantía de inmunidad. Es decir, que bajen en los puertos para distenderse libremente y quedar exentos de imputación en caso de incurrir en excesos. Según palabras de Aiken en la web del Pentágono, oficiales y soldados esperan “visitar varios lugares espectaculares en América del Sur, ya que los efectivos de la marina estadounidense no suelen ir y ver esta parte del mundo”.

En lo que el Comando Sur dirigido por la generala cuatro estrellas Laura Richardson, gestora e ideóloga de estas maniobras, observa como “la gran novedad de las Southern Seas 2024”, un equipo internacional de aproximadamente una veintena de oficiales de Estados Unidos y los tres invitados de la OTAN ofrecerá instrucciones a bordo del George Washington. Los acompañarán instructores del US Naval War College (el llamado “hogar del pensamiento” de la armada norteamericana) y trabajarán con el personal embarcado del Destroyer Squadron 40 (ejecutor de la estrategia marítima norteamericana al brindar apoyo táctico a las operaciones navales en el área de responsabilidad del Comando Sur).

Con la clara idea de señalar la importancia que el Pentágono le da a este tipo de ejercicios con sus “socios”, como define a lo que en realidad son sus aliados, es ilustrativo acercarse a su página web. Allí resalta el significado del portaaviones nuclear, al que además de dar como la tercera unidad de la US Navy, le dedica un párrafo breve pero contundente. “El George Washington –dice– es una pieza clave de la fuerza naval, con pistas más adaptables y mayor capacidad de supervivencia que cualquier otra de sus características en el mundo. Su personal está siempre listo para entrar en acción, entrenado y equipado para una gran gama de misiones de mar, realizar ataques y maniobrar en el espectro electromagnético y en el ciberespacio. Ninguna otra fuerza naval del mundo tiene una unidad comparable”.

El Comando Sur cobró vida con la designación de Richardson como su jefa, en marzo de 2021 y ya desde su comparecencia ante el Senado norteamericano, para recibir el visto bueno a su nominación, que acababa de anunciar el presidente Joe Biden. En el Congreso, la generala dejó traslucir que a su rol militar –teñido por un violento y cavernario lenguaje propio de la Guerra Fría– le agregaría un cierto tono diplomático, para presionar desde ambos flancos a los gobiernos de los países dueños de las mayores reservas de litio del mundo. Así embaucó a los congresales que estaban dudosos de aceptarla para el cargo, con la garantía de que pelearía en todos los frentes para asegurarle a EE UU los recursos estratégicos –minerales, materias primas, agua– para seguir desarrollando su juego de gran potencia.

La IV Flota, hoy un engranaje clave de la política militar-diplomática norteamericana, estuvo desactivada durante casi dos décadas, hasta que en 2008 fue reactivada, durante el gobierno del republicano George W. Bush. Un analista militar de la estatal Universidad de la República de Uruguay explicó así las causas del renacer del aparato naval: “Ocurrió después de que el Pentágono analizara con preocupación el retroceso parcial de su peso político regional. La Venezuela conducida por Hugo Chávez y un potente Brasil dirigido por Lula pasaron a ser actores principales que marcaron la agenda estratégica para el continente. Y un dato no menor: el funcionamiento de la IV Flota se reflota luego de que, en aquel entonces, Brasil descubriera nuevos yacimientos petroleros en su plataforma marina”.

Las carencias que exhibirán las achanchadas marinas de guerra sudamericanas contrastarán con la opulencia de sus pares norteamericanos, por ejemplo, parte de una máquina de matar cómodamente financiada por una sociedad que no tiene muy en claro dónde van a parar sus entregas al fisco. Cada año, en tiempos de la declaración de impuestos, el Institute for Policy Studies (IPS) de Washington entrega “Tu recibo fiscal”, un informe basado en datos oficiales que muestra a qué ítems se destinan los impuestos ciudadanos. Año tras año, se confirma que los grandes beneficiarios son el Pentágono y sus empresas contratistas. El año pasado cada contribuyente, desde un niño hasta un anciano, pagó un promedio de 2974 dólares en impuestos destinados al Pentágono. De esa suma, apenas 705 dólares se destinaron a pagar el salario de las tropas, mientras 1748 fueron asignados a subsidiar a las empresas contratistas del Ministerio de Defensa. Desde la Lockeed Martin (el mayor productor de armas, aviones y artículos para matar) hasta Space Exploration Technologies Corp, el monstruo de Elon Musk orientado a fabricación aeroespacial y ofrecer servicios de transporte espacial con el fin de reducir el costo de una hipotética colonización de Marte. 

Milei y después. La Argentina que cambió

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El título que elegí se puede entender de dos maneras distintas. Por eso, empiezo por decir cuál es la que yo elijo. Muchos analistas ven a la irrupción de Javier Milei y los «libertarios» en la política argentina como un hecho nuevo e imprevisto que cambió todo, y los confirman en esa opinión estos tumultuosos cinco meses de gobierno.

Tienen razones para pensar así. ¿Quién preveía, sólo tres años atrás, que un gritón panelista de TV iba a ser presidente de Argentina?

En cambio, yo creo, y voy a tratar de convencerlos a ustedes, que la llegada de Milei a la presidencia es una de las consecuencias de 
cambios profundos que se manifestaron en este siglo. Cambios que tienen origen, sí, en un problema argentino anterior: la falta de un modelo de desarrollo económico consistente. Problema que enfrentamos al menos desde mediados de la década de los ´70 del siglo pasado, cuando el modelo de industrialización para el mercado interno y pleno empleo encontró un límite. Más o menos al mismo tiempo que empezaron a crujir los «estados de bienestar» europeos.

Pero en este siglo la falta de un modelo aceptado por una mayoría de los argentinos fue acompañada por transformaciones sociales -en parte provocadas por esa ausencia, y en otra gran parte, por causas que están acelerando esas transformaciones en la mayoría de los países del mundo. Pero que el conjunto de nuestra dirigencia política no vio, o no quiso ver.

Afirmo esto con tanta convicción porque yo también me equivoqué. Hasta hace poco más de un año pensaba, como otros estudiosos con mejores credenciales, que las dos grandes coaliciones que hegemonizaban el sistema político nacional, las versiones actuales de las corrientes que nos expresan a los argentinos desde hace casi 80 años, el peronismo y el rechazo al peronismo, daban estabilidad a la política local. No fue así.

Hoy creo que hubo algo más que la frustración con gobiernos, que la misma gente que los había votado vivió como fracasos, o como desilusiones. La sociedad argentina había cambiado, y la dirigencia – y los analistas. no nos dimos cuenta de la profundidad de ese cambio.

No es que surgieron de repente realidades que no existían antes. Nada surge de repente en las sociedades humanas. Los cambios se dan cuando esas nuevas realidades crecen.

Esbozo aquí tres de ellas.

La pobreza y la exclusión -que existieron siempre, por supuesto- vienen creciendo en nuestro país desde los ´70 del siglo pasado, y se agravaron, mucho, en la segunda mitad de los ´90.

Sucedió que en este siglo, en el breve gobierno de Duhalde, se ensayó en 2002 una solución -el Plan Jefes y Jefas (de hogar, desocupados)- para paliar esa crisis que había llegado a límites insoportables. Los gobiernos kirchneristas ampliaron y formalizaron esa red de protección, con medidas tan necesarias como la Asignación Universal por Hijo, y un variado número de políticas sociales.

El gobierno de Mauricio Macri aumentó el número de beneficiarios de esos planes, porque sus medidas económicas no favorecieron el crecimiento del empleo privado. En realidad, durante su gestión desaparecieron muchas empresas pequeñas y medianas, las que en nuestra estructura son las mayores generadoras de empleo. . Por encima de la diferencia en las políticas económicas, la gestión de Alberto Fernández continuó esa tendencia en este campo, acentuada por las restricciones que impuso la pandemia.

Estos planes sociales evitan -en la mayoría de los casos- la indigencia. Pero no sacan a ningún beneficiario de la pobreza. Ni le dan la identidad, el respeto, que en otro tiempo brindaba el trabajo formal.

Es necesario decir que surgieron, y surgen, esfuerzos dignos para organizar y valorar las tareas que hacen los excluidos de la economía formal. Que, es cierto, trabajan bastante más que un empleado con horario. Así, la llamada «economía popular». Pero depende de los subsidios del estado nacional.

Nada necesariamente negativo en eso, por sí mismo. Muchos futuristas sostienen que es el destino de la mayoría de la humanidad, a medida que las máquinas se hacen cargo del trabajo. Como sea, el punto no es lo que va a pasar, sino lo que está pasando. Una gran parte de los «incluidos» -de las extensas clases medias argentinas, en la medida que «clase media» todavía significa algo- han empezado a mirar a los excluidos como en los países europeos se mira a los inmigrantes: gente ajena, oscura, hasta peligrosa, que se aprovecha del esfuerzo de los «ciudadanos de bien», una expresión que usa mucho Milei.

El hecho que los excluidos hacen los trabajos necesarios. que los «incluidos» no aceptan, no cambia esa mirada. Los hechos no cambian los prejuicios, en general.

No es el único cambio. Ni el más novedoso. Después de todo, el prejuicio hacia los «cabecitas negras» -hoy se abrevia «cabeza»- viene de los comienzos del antiperonismo, en los ´40 del siglo pasado. Lo que sucede es que se ha extendido mucho, y se le escucha a muchos votantes del peronismo, también.

Otro de los cambios, y muy importante, es generacional. Por supuesto, esto ha sido así en toda la historia humana. Viejos papiros egipcios mencionan la falta de respeto de los jóvenes. Pero que sea esperable, no hace que deje de ser un cambio.

En este siglo, la mayoría de los jóvenes no espera -muchas veces, no busca- un trabajo permanente. Más, les es difícil conseguir un trabajo formal, si no es por vínculos familiares o «contactos». Si es de clase media -en el sentido muy amplio que lo es la mayoría de los argentinos- es probable que considere probar suerte en Europa, Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda… Son (todavía) una minoría pequeña la que se decide a hacerlo, bastante menor que la suma de los inmigrantes que vienen a encontrar trabajo en Argentina. Aún si les sumamos quienes viven aquí y trabajan para empresas o clientes del exterior, aprovechando la deslocalización del trabajo en el mundo digital, son una pequeña porción de la «fuerza laboral». Pero influyen poderosamente en la actitud de los jóvenes trabajadores. Y en la realidad de las relaciones laborales.

Así, la legislación laboral y los sindicatos aparecen irrelevantes para muchos jóvenes. El sector etario donde fue más extendido el voto a favor de Milei.

Por supuesto, esto que describo es parcial. Todavía pervive mucho de la Argentina peronista. Y de la antiperonista. Y hay valores comunes que movilizan también a los jóvenes, como mostró la reciente, masiva, manifestación en defensa de la universidad pública y gratuita.

El tercer factor es, por supuesto, la economía. Resumo algo que he repetido muchas veces: el modelo económico de industrias protegidas, produciendo para el mercado interno y -en unos cuantos casos- para los países vecinos, que entre 1945 y 1975 brindó  crecimiento, casi pleno empleo y prosperidad -aunque no estabilidad- a Argentina, «cumplió su ciclo». Todos los intentos de resucitarlo han terminado en un capitalismo prebendario, proveedor del Estado o usufructuario de los «nichos» que proporciona.

Y los intentos «modernizadores», aperturistas -Martínez de Hoz, Menem-Cavallo, Mauricio Macri- terminaron en crisis más o menos severas. Nada hace pensar que no pasará lo mismo con el de Milei.

Así, la dirigencia política argentina -más precisamente, quiénes sean elegidos por la mayoría- están condenados a buscar un nuevo camino. Tanto si el gobierno actual se autodestruye en pocos meses -es posible- o dura tanto como el de Menem. Esto último me resulta difícil de creer, debo decir.

¿Hay algo nuevo, algo que aparece en este siglo, en este ciclo que yo mismo señalo se repite desde hace 50 años? Sí. Es el olvido de las consecuencias políticas de algo muy familiar a los argentinos en la segunda mitad del siglo XX: la alta, altísima inflación.

El final de la Convertibilidad, la Gran Devaluación del año 2002, provocó un salto inflacionario aún mayor que el que causó en el pasado mes de diciembre la devaluación del ministro Caputo. La dirigencia de ese momento estaba aterrada -fresca la memoria de las hiperinflaciones de Alfonsín y de los primeros años de Menem. Aún economistas «nac&pop» proponían una dolarización.

Finalmente, con medidas moderadas y prudentes se llegó a estabilizar la economía. Y luego empezó el crecimiento «a tasas chinas». Cuando estas empezaron a aminorar -siempre sucede, hasta en China- una modesta tasa de inflación parecía un precio aceptable para una política distributiva.

Claro, ya en 2022 y 2023, la inflación no era «aceptable». Pero la dirigencia argentina -en el gobierno; desde la oposición siempre se pueden plantear soluciones drásticas- estaba convencida que «ajuste» era una palabra horrible, que iba a ser rechazada por la sociedad.

Recuerdo haber discutido en esos años -siempre sostuve que la inflación era el factor que más desordenaba la vida de la gente, además de la economía- con funcionarios albertistas, cristinistas y hasta algún massista. Y su respuesta era la misma, y aparentemente sensata: «No se ganan elecciones con una política antiinflacionaria».

Hasta el próximo olvido, la lección que han aprendido todos los políticos argentinos -lo digan o no en público- es «El gobierno no gana elecciones con alta inflación».

Todo este largo texto -sin estadísticas ni ecuaciones; Pareto me llamaría «ageometroi»- es para tratar de convencerlos que es necesario empezar a pensar ya políticas económicas, sociales, de relaciones internacionales, adecuadas para la Argentina y el mundo que ya están a nuestro alrededor.

Debemos empezar por descartar la fácil asunción que Milei es una anomalía, y que una vez que este improvisado experimento «anarco-capitalista» se  autodestruya  volverá la «normalidad». Un pasado mítico anterior a 2015, o 2003, o 1945, o 1916… No hay máquinas del tiempo, compatriotas.

Abel B. Fernández

Un COVID largo puede destruir tu capacidad de ejercicio. Ahora sabemos por qué.

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Para muchas personas con COVID prolongado, uno de los principales síntomas es la dificultad para hacer ejercicio: cuando sobrepasan sus límites puede producirse un devastador ciclo de fatiga. Eso suele empeorar los resabios musculares de la enfermedad.

Esto se llama malestar postesfuerzo (MPE), y tiene iguales síntomas que la encefalomielitis miálgica, o síndrome de fatiga crónica (EM /SFC). Pero no es lo mismo.

Un estudio de Nature Communications da la explicación del bajón en el umbral del agotamiento. Lo que no da es una solución mágica. Dice que los pacientes con COVID largo sufren una serie de cambios en el reposo post-ejercicio, que incluye daño difuso y generalizado en la estructura profunda de los músculos, y alteraciones en su composición de fibras y en su metabolismo energético.

El estudio «muestra realmente el daño» casusado por el malestar postesfuerzo, afirma Lucinda Bateman, médico del Bateman Horne Center, especializado en el tratamiento de pacientes con ME/SFC y COVID prolongada. Como señala Bateman, esto incluye mostrar «la inflamación, el daño, las cicatrices, los coágulos», que se encuentran en los tejidos musculares de los pacientes con COVID prolongado. También se hallaron bajones de actividad en las mitocondrias, las organelas microscópicas que generan la mayor parte de la energía aeróbica de una célula moderna.

La respuesta sugerida al MPE: tomátelo con calma.

Malestar postesfuerzo provocado por la prueba de esfuerzo

En el estudio, los investigadores reclutaron a 25 pacientes con COVID prolongado. Todos ellos eran jóvenes -con una edad media de 41 años-, no padecían otras enfermedades preexistentes y venían cargando con una reducción significativa de su vida laboral y social. Condición de exclusión: tenían que presentar malestar postesfuerzo para ser reclutados por el estudio, afirma Rob Wüst, fisiólogo del ejercicio de la Universidad Libre de Ámsterdam y coautor del estudio.

Los participantes se sometieron a una prueba de esfuerzo cardiopulmonar en la que se les pedía que hicieran ejercicio hasta quedar exhaustos, lo que desencadenaba un episodio de malestar postesfuerzo.

Para caracterizar los cambios que experimentaba su organismo, los investigadores extrajeron sangre y realizaron una biopsia muscular una semana antes de la prueba de esfuerzo y un día después. Los resultados de estas pruebas se compararon con los de 21 pacientes sanos, que tenían la misma edad y sexo, y que sirvieron de «grupo control».

«Normalmente sabemos por todas las demás enfermedades crónicas que el ejercicio es bueno, que el ejercicio es medicina», afirma Wüst. «Sin embargo, estos pacientes empeoran». Es el mundo al revés.

Cambios en los sistemas energéticos del cuerpo

Los cambios clave que descubrieron Wust y colegas fueron diferencias en la capacidad del organismo para generar energía en comparación con los pacientes sanos. Esto incluía niveles más bajos de fosforilación oxidativa, un proceso bioquímico que produce ATP, una molécula que el cuerpo utiliza como reserva y fuente instantánea de energía «a demanda». También observaron que tras el ejercicio se producía una disminución de la actividad de las mitocondrias, las minúsculas centrales energéticas que fabrican las moléculas de ATP dentro de cada célula humana.

En la gente con COVID largo, la función mitocondrial se deteriora rápidamente tras el esfuerzo, afirma Wüst. Y los que están acostumbrados a un cuerpo que rinde y aguanta el ejercicio los hace entrar en un círculo vicioso, de nuevos esfuerzos excesivos que llevan de cabeza al colapso de la función mitocondrial y del metabolismo muscular.

Ambos grupos, el de testeo y el de control, pasaron por dos pruebas sucesivas de esfuerzo espaciadas 24 horas. En ambas se les pidió que hicieran ejercicio hasta el agotamiento.

Durante la prueba de esfuerzo del segundo día, los pacientes con malestar postesfuerzo mostraron una capacidad disminuida para fabricar energía y se agotaron mucho más rápido y con menos ejercicio que en el día anterior. Las personas sin malestar postesfuerzo hicieron cantidades de ejercicio similares ambos días, antes de «estrellarse contra la pared» (expresión de entrenadores yanquis, significa llegar al agotamiento).

El agotamiento suele ocurrir en el momento en que los miocitos (células musculares) abandonan el uso intenso de oxígeno para generar energía, y pasan a metabolismo anaeróbico, un proceso bioquímico más primitivo e ineficiente, que ocurre en el citoplasma extramitocondrial. En lugar de quemar glucosa (el combustible standard de todo miocito) y hacerlo de modo total hasta reducirla a agua y dióxido de carbono, el metabolismo anaeróbico desintegra la glucosa a medias y la reduce a ácido láctico. Cuando éste se acumula en los músculos, tiene efectos rápidamente tóxicos, los hace doler, les quita capacidad de contraerse, y es el momento en que uno «se estrella contra la pared». El metabolismo anaeróbico no da para esfuerzos prolongados.

Para los atletas entrenados, «la pared» puede llegar, por ejemplo, al final de una maratón de 41 km. En el caso de las personas con malestar postesfuerzo, aunque hayan sido atletas hasta que se contagiaron COVID, ese derrumbe sigue a actividades cotidianas, como dar una vuelta a la manzana, ducharse o hacer las tareas domésticas.

El umbral anaeróbico determina cuánta actividad se puede hacer antes de caer rendido por el agotamiento, dice Todd Davenport, investigador de la Universidad del Pacífico, cuya investigación se centra en el malestar postesfuerzo. No se funciona por encima del umbral anaeróbico durante mucho tiempo o muy bien, añade. Parte del entrenamiento de futboleros y de nadadores competitivos consiste en elevar poco a poco el rango en que el cuerpo soporta el esfuerzo anaeróbico, para ese titánico remate final que a veces decide triunfo o fracaso.

Eso se podía ver bien en las caras agotadas de la Selección Argentina en el tercer tiempo del partido contra Francia por la Copa Mundial. Y los franceses también estaban en las últimas de la anaerobiosis. Por algo les ganamos a penales.

Volviendo al tema, esta insuficiencia adquirida en la forma en que el cuerpo fabrica, almacena y gasta energía es exclusivo de los pacientes con malestar postesfuerzo. Viven en el tercer tiempo, aunque antes del COVID fueran atletas sumamente aeróbicos. Para los pacientes con otras afecciones que dificultan el ejercicio -como la insuficiencia cardíaca, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica o la fibrosis quística- el ejercicio sigue siendo difícil, pero beneficioso. No hay pérdidas musculares fisiológicas y morfológicas inducidas por el sobreesfuerzo.

En suma, que el malestar postesfuerzo del COVID largo es algo muy raro, en términos metabólicos, pero nada infrecuente, en términos estadísticos.

Cambios en la composición de las fibras musculares

Otra diferencia clave que descubrieron Wüst y sus colaboradores fueron los cambios en la composición muscular de los pacientes con COVID prolongada. Estos individuos tenían una mayor proporción de fibras musculares de contracción rápida en comparación con los pacientes sanos.

Las fibras musculares de contracción rápida, llamadas también fibras blancas, son muy voluminosas porque tienen espacio para almacenar su propio combustible (glucógeno). Se utilizan para movimientos rápidos y explosivos, como levantar pesas o hacer piques cortos, pero no tienen aguante, se cansan rápido por acumulación de ácido láctico. Son las que buscan desarrollar los «patovicas».

En contraste, las fibras musculares de contracción lenta, o rojas, son largas, flacas y de un color rojo profundo, porque están enormemente vascularizadas y llenas de capilares, para absorber rápido el oxígeno circulante en sangre y desprenderse del dióxido de carbono generado. Queman «lo que se les tire»: glucógeno, hasta agotar su escasa carga inicial, pero luego empiezan la combustión metabólica de ese residuo tóxico, el ácido láctico.

Ese segundo quemado se produce en las mitocondrias, las organelas energéticas de las fibras musculares. En la fibra roja son muy abundantes, y degradan el ácido láctico hasta volverlo agua y dióxido de carbono, en un proceso molecular de quemado a fondo y sin llama que produce mucha más energía de un modo más sostenible. Esa energía se almacena en forma de ATP, una molécula que sirve de reserva para activar los procesos metabólicos de todo el organismo: viene a ser como el oro de respaldo en una economía como la del mundo previo a 1971. Es fácilmente fungible en todos lados, y sirve para cerrar cualquier gasto.

Las fibras rojas no sólo usan glucógeno o glucosa, sino ácidos grados como combustibles. Dada la cantidad de grasa en el cuerpo humano, mucho mayor que en otros primates, eso es como quemar no nafta ni gasoil, sino un fuel-oil de alta densidad, el hidrocarburo líquido más pesado y barato. Con la diferencia es que es una combustión mitocondrial, con enzimas, sin llama, con alto uso de oxígeno, y sin más residuos que vapor de agua y dióxido de carbono, que se expelen por los pulmones.

En las sabanas africanas, donde se fueron formando los homínidos de los cuales descendemos, particularmente el Homo erectus, el metabolismo aeróbico parece haber sido importante en las estrategias de caza de cuadrúpedos. El Homo erectus era menos veloz que sus presas, pero las cazaba por persecución prolongada hasta agotarlas, como los lobos, mucho más que por acecho o intercepción, como los felinos. Los Kung’ San, hombres modernos pero que siguen habitando ese mismo paisaje semiárido y abierto del sureste africano, siguen cazando por persecución prolongada. Si no tuvieran esas flacas musculaturas de maratonistas, deberían haber cambiado de negocio.

Estas fibras rojas generan menos fuerza, y las usamos para esfuerzos más sostenidos y predecibles: mantener la postura dorsal, caminar e incluso correr, pero distancias medias y largas, sin piques explosivos. Genética aparte, la forma de uso es el segundo determinante de las proporciones relativas de fibra roja y blanca de la gente. En los brazos de un pesista o en los muslos de un «sprinter» de 100 metros puede haber un 90% de fibra blanca, porque el esfuerzo es básicamente anaeróbico, con acumulación de ácido láctico.

Pero en las piernas de un ultramaratonista la proporción puede ser la inversa: predomina la fibra roja, porque a partir de los primeros centenares de metros de carrera, las riendas del metabolismo muscular las toman las mitocondrias, y los músculos rojos se insuflan de sangre y entran «en ciclo aeróbico». La temperatura general de todo el cuerpo sube uno o dos grados, la sudoración se activa para bajar la temperatura interna, y se entra en un estado parecido al de una fiebre sin infección.

Hay un tercer tipo de fibras intermedias, ni rojas ni blancas, rosadas, y ni que sirven para esfuerzo explosivo pero se cansan menos, aunque son menos resistentes a la fatiga que las fibras rojas. El «precalentamiento» de los futbolistas profesionales cuando salen del banco y se aprestan a entrar en juego es un intento de activar el metabolismo mitocrondrial en las tres grandes categorías de fibras musculares.

Más allá de que hay gente que nace flaca, fibrosa y casi para maratonista, y otros que vienen al mundo predeterminados para ser morrudos y fuertes, el predominio de la musculatura blanca, roja o intermedia lo deciden el cerebro y el tiempo. De acuerdo al modo de vida, las neuronas activan los músculos de modo distinto, y estos van adquiriendo mayor o menor predominio en volumen de estos tres tipos de musculatura.

Visto con ojos de economista, el trabajo muscular es insólitamente schumpeteriano: destrucción creativa. Las fibras musculares excesivamente solicitadas se rompen y generan microdesgarros, sólo visibles bajo microscopio. Pero en reposo, y máxime cuando el cuerpo sigue caliente, hay un trabajo minucioso de reconstrucción molecular y celular de cada músculo, y de transformación de células indiferenciadas en nuevos miocitos. Ésa es la base de ponerse musculoso, o al menos, fibroso.

De regreso a los que tratan de salir de un COVID largo y se quedan sin aliento con esfuerzos que antes ni registraban, el asunto es que durante la enfermedad hubo una transformación muscular solapada, y una pérdida funcional de fibra blanca. «Sabemos que es difícil cambiar los tipos de fibras en las personas y que (estos cambios) no ocurren con la inactividad», afirma Wüst. «Algo más está cambiando los tipos de fibra».

Aunque los fisiólogos no saben qué impulsa este cambio, puede ayudar a explicar parte de la fatiga que experimentan los pacientes. «Las fibras musculares de contracción rápida (es decir las blancas) consumen energía más rápido y, por tanto, se fatigan antes», afirma Wüst.

Cambios en la capacidad de recuperación del organismo

Además de los cambios en la capacidad del organismo para utilizar la energía y en la composición de las fibras musculares, Wüst y sus colaboradores también hallaron indicios de daño muscular.

En una persona sana, los músculos hacen microdesgarros difusos en el esfuerzo y se reconstruyen (con un «plus» a favor) en el reposo, y así se va fortificando con el ejercicio, dice Maureen Hanson, bióloga molecular de la Universidad de Cornell. Hanson investiga en el malestar post-esfuerzo en pacientes con COVID y ME/CFS de larga duración. «La persona sana tiene una respuesta al ejercicio, y esa respuesta es distinta de la respuesta del paciente con ME/SFC».

En varios estudios llevados a cabo por Hanson y sus colaboradores, los pacientes con COVID larga y ME/SFC muestran una capacidad disminuida para recuperarse del ejercicio. En una persona sana, el daño muscular causado por el ejercicio empezará a repararse en horas, y sigue durante días. En una persona con malestar post-esfuerzo, la reparación no ocurre y el daño por microdesgarros se va acumulando.

El estudio de Nature Communications constató ese deterioro tisular en los pacientes con COVID prolongado: signos de cicatrización muscular, inflamación y coágulos sanguíneos, tanto antes como después del ejercicio. «Vimos mucho daño muscular y signos de que había habido daño en el pasado», afirma Wüst.

«Los pacientes tienen oleadas constantes de malestar post-esfuerzo», dice Davenport, y añade que esto puede suceder con actividades diarias tan aparentemente banales como ir de compras o cepillarse los dientes.

La estrategia que por ahora dan los fisiólogos se parece un poco al «agua y ajo» de los traumatólogos cuando uno se queja de dolores post-operatorios. Hay que mantenerse bastante tiempo debajo de los nuevos límites del «crash» muscular, sin cejar pero sin forzar, y esperar que las cosas se vayan arreglando solas. Lo que sucede bastante, tras un par de años que suelen ser bastante malos. La estrategia de no cejar y ni forzar la gente con inclinaciones al spanglish la llama «pacing», traducción aproximada, «regular la cosa».

Lo dicho, agua y ajo. Hasta que sepamos más.

Daniel E. Arias

Petróleo en la Antártida: contexto geopolitico

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El navío científico ruso Alexander Karpinsky anunció que encontró indicaciones de una «vasta reserva de petróleo» en la Antártida, en la zona reclamada por Argentina y por Gran Bretaña. La Federación Rusa habría afirmado que seguirá lo estipulado en el Tratado Antártico.

El hallazgo de un gigantesco yacimiento de petróleo bajo el suelo de la Antártida, despertó interrogantes sobre cuáles serían los derechos de Rusia, como descubridor, y de otros países presentes en el continente helado para explotar eventualmente en algún momento ese valioso recurso.

El cuarto continente del mundo en superficie -después de Asia, América y África- es efectivamente uno de los lugares más anhelados del planeta. Y desde 1961 es administrado por un acuerdo internacional, el Tratado Antártico, que fue firmado el 1° de diciembre de 1959 originalmente por los siete países con pretensiones soberanas (Argentina, Chile, Reino Unido, Noruega, Australia, Nueva Zelanda y Francia) más otros cinco: Bélgica, Estados Unidos (donde se firmó el acuerdo), Japón, Sudáfrica y Rusia.

Países que reclaman soberanía en la Antártida

Países que reclaman soberanía en la Antártida

Fuente: BBC / LA NACION

Entre los países con aspiraciones de soberanía, cuatro son naciones lindantes (Argentina, Chile, Australia y Nueva Zelanda) y tres tienen motivos históricos (Gran Bretaña, Noruega y Francia).

La Argentina, por su parte, tiene motivos geográficos y también históricos ya que fue el primer país en instalar una base permanente en la región y declarar su soberanía allí en 1904. La Base Orcadas es hoy la estación científica antártica más antigua todavía en funcionamiento. La Argentina considera la región como una extensión de su provincia más austral, Tierra del Fuego, al igual que las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur.

Chile, sumó su propio reclamo años más tarde, en 1940, también sobre la base de que era una extensión natural de su territorio. La Antártica Chilena -como se la conoce allí- forma parte de la Región de Magallanes, la más austral de las 16 regiones en que se divide el país, y se superpone en partes con los terrenos antárticos exigidos por Argentina y Reino Unido.

Las otras demandas de soberanía se basan en las conquistas realizadas por famosos exploradores antárticos a comienzos del siglo XX.

El reclamo de Noruega se funda en las exploraciones de Roald Amundsen, el primero que alcanzó el Polo Sur geográfico, en 1911.

Y las pretensiones de Nueva Zelanda y Australia se basan en las gestas antárticas de James Clark Ross, quien izó la bandera del Imperio británico en territorios que fueron puestos bajo la administración de esos dos países por la Corona británica, en 1923 y 1926, respectivamente.

En tanto, Francia también reclama una pequeña porción de suelo antártico que fue descubierta en 1840 por el comandante Jules Dumont D’Urville, quien lo bautizó Tierra Adelia, en honor a su esposa.

Más allá de estos reclamos, un total de 29 países son considerados “partes consultivas”, con derecho a voz y voto (sin diferencias entre los que tienen reclamos soberanos y los que no), y un total de 35 países, incluyendo a Rusia, Alemania, Brasil, China, Estados Unidos e India, tienen bases permanentes en el continente blanco.

Sin embargo, el lugar no pertenece a nadie. Y de hecho el tratado no reconoce privilegios ni diferencias entre los países firmantes que reclaman soberanía, según establece su artículo IV.

“Ningún acto o actividad que se lleve a cabo mientras el presente tratado se halle en vigencia constituirá fundamento para hacer valer, apoyar o negar un reclamo de soberanía territorial en la Antártida, ni para crear derechos de soberanía en esta región. No se harán nuevos reclamos de soberanía territorial en la Antártida, ni se ampliarán los reclamos anteriores, mientras el presente tratado se halle en vigencia”, señala.

El tratado, firmado en el contexto de la Guerra Fría, buscó evitar una escalada militar, afirmando que “es en interés de toda la humanidad que la Antártida continúe utilizándose siempre exclusivamente para fines pacíficos y que no llegue a ser escenario u objeto de discordia internacional”.

El pacto congeló los reclamos territoriales existentes y estableció que la Antártida se convierta en una reserva científica internacional.

En total, 52 naciones forman hoy parte del Tratado, aunque solo las 29 que realizan “actividades de investigación sustanciales” tienen poder de voto y pueden tomar decisiones sobre el presente y futuro de la Antártida.

Comentario del Dr. Mariano Memolli:

Estuve haciendo una búsqueda ampliada sobre este tema.

La prospección por sísmica marina y con zonda multi haz (multibeam) la han realizado muchos países y lo han presentado cómo estudios del lecho marino para las Áreas Marinas Protegidas cuan realidad realizan prospección de hidrocarburos y minerales. Rusia entre ellas.

Me llama mucho la atención que el buque ruso inició su campaña de investigaciones en 2020 y nada de esto se publicó entonces. Hoy, en medio del conflicto entre Rusia y Ucrania, a pocos días del inicio de la Reunión Consultiva del Tratado Antártico, medio británicos publican esta noticia que bien podría expresar la preocupación por la prospección realizada por la propia monarquía británica.

Ningún medio ruso (a los que tuve acceso) levantó la noticia como un descubrimiento importante, los que leí hacen referencia a la noticia de The Telegraph.

La discusión en el parlamento británico contó con el asesoramiento del Prof Klauss Dodd, un académico con profundo rechazo a la posición Argentina, este profesor es quien asesora a los británicos sobre este hecho. Una de sus afirmaciones es “Las acciones de Rusia deben entenderse como una decisión para socavar las regulaciones que rodean la exploración sísmica y, en última instancia, como un presagio de la extracción de recursos en el futuro”. El buque, según los propios británicos, hizo tareas científicas. Un medio ruso señala que:

“A pesar de los “temores” de los analistas occidentales y simplemente de los rusófobos, la propia Federación de Rusia ya ha confirmado plenamente su compromiso con el Tratado y el hecho de que la investigación se llevó a cabo exclusivamente desde un punto de vista científico para el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Ni siquiera está previsto ningún trabajo práctico sobre el desarrollo industrial de las reservas.

Se supone que las actividades conjuntas de investigación de los estados no provocarán un enfrentamiento en la región. Sin embargo, las acciones de los geólogos rusos han generado preocupación, ni siquiera porque esto esté sucediendo en una era de conflicto entre Occidente y la Federación Rusa, sino porque lo más probable es que no sean los rusos quienes comiencen a extraer minerales”.

En lo que concuerdo con Klauss Todd es sostener que, desde el inicio de la guerra Ucrania Rusia, el conflicto tuvo un enorme impacto en el Sistema del Tratado Antártico y que hay países que están impulsando cambios, sobre todo para cambiar el consenso por votaciones de mayorías, algo inconveniente para Argentina por el conflicto en el Atlántico Sur.

Rusia realiza prospección y el hecho debe abordarse con la máxima rigurosidad que le hubiera correspondido a los demás países que hicieron lo mismo.

Dr. Mariano Memolli

exdirector por más de una década del Instituto Antártico Argentino

INTA y Conicet: «Producir peces en sistemas circulares es rentable y reduce la contaminación»

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Un equipo de investigación del INTA y del Conicet demostró que la producción intensiva de peces en un sistema circular bajo invernadero logra rendimientos muy superiores a los sistemas de cultivos tradicionales. Además, minimiza el impacto de las bajas temperaturas del invierno, optimiza el uso del agua y reduce la huella de carbono.


Especialistas del INTA y del Conicet validaron un sistema de producción intensiva de peces con alta eficiencia y rentabilidad que posibilita la cría de especies en climas con inviernos moderados, con muy buenos resultados desde el punto de vista productivo y ambiental. En la campaña 2024/2025, se validará este sistema con especies nativas como la boga.

Según especificó Ariel Belavi -referente nacional de acuicultura del INTA-, “los sistemas circulares bajo invernadero son mecanismos de cultivo intensivos de peces que se basan en el uso eficiente del agua mediante la reutilización y recirculación del agua a través de filtros biológicos y de sedimentación”. Así, según señaló, “es posible optimizar el uso del agua y reducir la huella de carbono”.

En este sentido, Pablo Collins -investigador del Conicet- detalló: “Los peces generan desechos con alto contenido de nitrógeno que pueden provocar toxicidad en los sistemas de cultivo si no se eliminan o transforman”. De allí la importancia de la recirculación que transforman estos desechos en moléculas inocuas para los peces mediante los biofiltros. “Esto permite utilizar nuevamente el agua en el cultivo de peces y/o vegetales, cerrando de esta manera el circuito del agua en los sistemas productivos”, explicó Collins.

Además, Belavi detalló otros beneficios de este sistema de producción: “Por tratarse de sistemas bajo invernadero permiten sobrellevar los inviernos intensos de la región pampeana”.

Es que, según los especialistas, “estos sistemas circulares están enmarcados en los objetivos de la economía azul que, además, permiten altos rendimientos comerciales en toneladas por hectárea en regiones del país con restricciones térmicas para la cría de peces, incluso especies nativas de climas templados-cálidos”.

“Luego de un año de estudio pudimos evaluar la eficiencia del sistema que utilizamos, desde el punto de vista productivo y ambiental”, confirmó el coordinador quien adelantó que obtuvieron “resultados muy buenos”. En este punto señaló: “Se obtuvieron rendimientos muy superiores a los sistemas de cultivos tradicionales semi intensivos”.

estos sistemas pueden ser implementados en producciones intensivas en áreas periurbanas, utilizando cualquier espacio disponible.

El estudio consistió en evaluar el sistema en piletas rectangulares de plástico de 2.5 x 4 m de 10 mil litros y un biofiltro de 3 mil litros bajo invernadero (sin calentamiento de agua). La densidad de siembra utilizada fue de 15 peces por m3 -150 individuos por pileta- cultivando solo machos de tilapia azul debido a que esta especie es la más utilizada internacionalmente para validar sistemas de cultivos acuícolas.

El cultivo en estas condiciones logró una producción total de 92 Kg/pileta luego de 12 meses de cría, llegando a un peso promedio de 684 g (máximos de 962 g). La talla del 100% de los individuos superó el tamaño estandarizado comercial y gastronómicamente como plato (mayor a 25 cm).

GPT-4o promete una interacción «más natural» entre personas y computadoras

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Con una serie de tuits, el CEO de OpenAI, Sam Altman, confirmó una gran novedad para el producto estrella de la compañía, GPT, la inteligencia artificial generativa en la que se basa ChatGPT. No se trata de un buscador para competir con Google, como sugerían varios rumores la semana pasada, sino de una nueva versión de este motor de inteligencia artificial, llamado GPT-4o, que se asemeja a un asistente al estilo de Gemini, Alexa o Siri, pero con un tono de voz mucho más sofisticado: cuando habla parece una persona. Ya está disponible en el sitio oficial.

O como lo dijo el propio Altman en su blog, haciéndose cargo de las múltiples referencias en redes sociales a la película Her, una vez que terminó la demo: “el nuevo modo de voz (y video) es la mejor interfaz de computadora que he usado. Parece la IA de las películas; y todavía me sorprende un poco que sea real. Llegar a tiempos de respuesta y expresividad a nivel humano resulta ser un gran cambio.”

Según la compañía, “GPT-4o (“o” de “omni”) es un paso hacia una interacción persona-computadora mucho más natural: acepta como entrada cualquier combinación de texto, audio e imagen, y genera cualquier combinación de salidas de texto, audio e imagen. Puede responder a entradas de audio en tan solo 232 milisegundos, con un promedio de 320 milisegundos, que es similar al tiempo de respuesta humano en una conversación. Iguala el rendimiento de GPT-4 Turbo en texto en inglés y código, con una mejora significativa en texto en idiomas distintos del inglés, a la vez que es mucho más rápido y un 50% más económico en la API. GPT-4o es especialmente mejor en cuanto a visión y comprensión de audio en comparación con los modelos existentes.”

Otra demo visible en el sitio es la de un asistente manejado por ChatGPT, que hace un reclamo en nombre de su usuario… y dialoga con otra instancia de ChatGPT; es fácil recordar la demo que mostró Google en 2018 (donde una IA reservaba un turno en una peluquería por teléfono, y que generó polémica porque no aclaraba que se trataba de una máquina).

La compañía deberá demostrar cómo evitará que estos sistemas se usen para estafas: tienen la velocidad, ductilidad y capacidad de expresión como para hacerse pasar sin problemas por una persona en el teléfono; incluso si no simulan ser alguien en particular, pueden convencer a cualquiera que esté desprevenido.

OpenAI publicó una serie de videos en YouTube donde muestra más de la capacidad de diálogo que tiene la nueva versión de ChatGPT; aunque el foco está en el audio y el video, esta nueva versión también es capaz de generar textos más sofisticados.

“Nuestro nuevo modelo GPT-4o, es el mejor que hemos hecho. Es inteligente, es rápido, es multimodal nativo y está disponible para todos los usuarios de ChatGPT, ¡incluyendo los del plan gratis! Hasta ahora, los modelos de clase GPT-4 han estado disponibles para gente que paga una suscripción mensual. Esto es importante para nuestra misión; queremos poner herramientas de IA geniales en las manos de todo el mundo”, afirmó Altman, quien aclaró que a nivel de API (es decir, para acceder a GPT-4o desde otra aplicación, como un servicio) el precio bajó a la mitad y es el doble de rápido que GPT-4 turno, con cinco veces más consultas por sesión. Por multimodal, Altman se refiere a un motor que es capaz de generar (y analizar) texto, audio y video al mismo tiempo.

En la presentación general puede verse un ejemplo, en inglés, en que ChatGPT (usando la versión GPT-4o) genera un cuento a pedido de los presentes, y cambia de tono según le piden los usuarios (más humorístico, más tenebroso, etcétera). Muestra la ductilidad que tiene GPT-4o para entender los pedidos de “más o menos emoción” al generar contenido. También aplica a video, para generar código o para hacer traducciones en tiempo real.

Altman se refirió también a la nueva aplicación de escritorio para interactuar con ChatGPT, disponible a partir de hoy, por ahora solo para macOS, un dato no menor para un producto de una compañía en la que Microsoft invirtió 10.000 millones de dólares.

Ricardo Sametband

Panamá: posición estratégica, migraciones y minería. Los problemas del nuevo presidente

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Panamá es un pequeño país de América Central que tiene una extensión de 75.517 km² y 4,5 millones de habitantes. Sin embargo, al estar atravesado por el Canal de Panamá que une el Mar Caribe con el Océano Pacífico y ofrecer la única conexión por tierra entre la América del Sur y la Central, tiene una posición geopolítica estratégica para el futuro tanto del trasporte mundial como de los movimientos migratorios internacionales. Además, su riqueza cuprífera le da un papel relevante en la transición energética mundial. No obstante, la polarización de su escena política puede desatar una explosión que repercutiría en todo el continente.

Tras obtener el 34.4% de los votos, el conservador José Raúl Mulino, candidato presidencial de los partidos Realizando Metas (RM) y Alianza, fue electo el pasado domingo 5 como presidente de la República para el periodo 2024-2029. Después de que este jueves 9 la Justicia Electoral terminó el escrutinio definitivo y proclamó al vencedor, éste asumirá la presidencia el próximo 1º de julio. Detrás de Mulino se ubicó con un 24.9% el también conservador Ricardo Lombana, del Movimiento por el Cambio (Moca), a quien siguen otros cinco candidatos, entre ellos el ex presidente Martín Torrijos (2004-09).

Minutos después de que el Tribunal Electoral le notificara su triunfo, en su discurso antes varios miles de sus seguidores reunidos, el presidente electo envió un mensaje a su mentor: “A Ricardo Martinelli, amigo… misión cumplida”. Tras emitir su voto, el candidato ya había visitado a Martinelli, quien está refugiado en la embajada de Nicaragua, para eludir la orden de prisión dictada por el Tribunal Supremo en marzo pasado.

En su discurso poselectoral Mulino manifestó que, si bien impulsará un gobierno proinversión y proempresa privada, “no nos podemos olvidar de los que tienen hambre, de los que quieren un empleo y de los que necesitan agua potable en todo el país todos los días. Son retos muy grandes, pero los vamos a afrontar como se tienen que afrontar, con decisión y liderazgo, que es lo que le falta a este país”.

Y añadió significativamente: “no me animan confrontaciones de ningún tipo, pero hay que enrumbar a la nación panameña como corresponde y hacerle frente a los problemas nacionales como corresponda, sin el menor asomo de temor, pero sí buscando consolidar una fuerza política que le dé respuesta al pueblo panameño”, destacó.

Por su parte, el segundo más votado, Ricardo Lombana, fue el último en pronunciarse ese día diciendo que “somos la principal fuerza de la oposición de la República de Panamá. Convertimos una candidatura independiente en un movimiento y ese movimiento en la fuerza que representará a la oposición panameña”. Tras reconocer el triunfo de Mulino, le envió, empero, un mensaje: “si usted hace las cosas bien, encontrará en nosotros las manos extendidas, pero si vuelve a hacer lo que durante años nos tienen acostumbrados y se aleja de la voluntad popular, si se atreve a reactivar el contrato minero, a privatizar la educación, si se atreve a reprimir al pueblo, encontrará al pueblo en las calles”, advirtió Lombana.

José Raúl Mulino Rovira, es un abogado de 64 años, que nació el 13 de junio de 1959 en David, provincia de Chiriquí (sobre el litoral pacífico, junto a la frontera costarricense). Entró en la política en 1987 formando la Cruzada Civilista contra el gobierno militar de Manuel A. Noriega (1983-89). Tras la invasión norteamericana de 1989 y la formación del gobierno provisional de Guillermo Endara (1989-94), fue impulsor del fracasado referéndum de 1991 para la abolición del Ejército, que finalmente ordenó la Asamblea Nacional.

En la década de 1990 participó en el Partido Solidaridad y Unión Patriótica. Este último se fusionó con Cambio Democrático el 27 de marzo de 2011. Entre 1991 y 1994 fue viceministro de Relaciones Exteriores y, tras la muerte del canciller, lo remplazó por corto tiempo. Luego se retiró de la política hasta 2006, cuando retornó junto con su amigo Ricardo Martinelli. Al ganar éste la presidencia en 2009, Mulino se convirtió en ministro de Seguridad Pública. Durante esta gestión ordenó la represión contra trabajadores en huelga en la provincia de Bocas del Toro (noreste del país), que produjo dos muertes.

En 2021, renunció a Cambio Democrático para apoyar la creación del partido Realizando Metas (RM), fundado y liderado por Ricardo Martinelli. En junio de 2023 Martinelli ganó las primarias de su partido con una amplia ventaja. Tras el desistimiento de su esposa, en octubre siguiente el dirigente presentó a José Raúl Mulino como candidato a la vicepresidencia,

En 2023 Martinelli fue condenado por lavado de dinero y esta condena fue ratificada por la Corte Suprema de Justicia en marzo de este año inhabilitándolo para ser candidato. Para escapar a la cárcel, entonces, el ex presidente pidió asilo político en la embajada de Nicaragua. La inhabilitación de Martinelli obligó a Mulino a remplazarlo el pasado 11 de marzo. Ahora ganó las elecciones culminando una larga y accidentada carrera política.

Sin embargo, el oficialismo carece de mayoría en la Asamblea Legislativa unicameral y deberá pactar con otros partidos para avanzar con su agenda. Esta tarea se le hará particularmente difícil, porque la particularidad de la próxima legislatura es la presencia de 21 diputados independientes que no responden a ningún aparato ni caudillo, sobre todo aquellos aglutinados en la lista que respaldan los diputados Juan Diego Vásquez, Gabriel Silva y el cantautor Rubén Blades.

Mulino recibe un país con un déficit de 7,5% del PBI, una deuda externa de 50 mil millones de dólares y un sistema de seguridad social colapsado. Aunque en 2023 la economía creció al 7,3%, en 2024 bajará al 2,5% por la sequía que afecta al Canal y el cierre de una importante mina de cobre.

La mayoría de los observadores pronostican un horizonte de más confrontación entre el presidente conservador duro y autoritario, un Congreso fragmentado y una Justicia que actúa con gran partidismo. Mientras que el gobierno sólo contará con 15 legisladores, los independientes suman 21, de modo que las alianzas cambiantes y los intentos de compra de voluntades estarán a la orden del día.

Panamá afronta graves problemas económicos y ecológicos, a los que se suma la crisis por el continuo paso de migrantes suramericanos que atraviesan la selva del Darién y luego todo el país, para seguir a Costa Rica y de ahí a México y Estados Unidos. El año pasado medio millón de personas pasaron de este modo por Panamá. Durante la campaña electoral el ahora presidente electo prometió cerrar la frontera selvática con Colombia, para frenar a los trashumantes, pero sin colaboración colombiana esta medida será imposible de cumplir.

Entre tanto, la inédita y prolongada sequía redujo el volumen de agua en el Lago Gatún, que alimenta las esclusas del Canal de Panamá en el medio de su trayecto. Esta disminución del caudal disponible obligó a la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) en enero pasado a limitar los tránsitos diarios a 24 franjas horarias al día, 12 menos que la media diaria anterior a la sequía. Para tener menores calados, también, los buques han aligerado sus cargas transportando menos contenedores, lo que ha supuesto precios más altos para los bienes de consumo e industriales que circulan por el canal con el consabido efecto sobre la inflación mundial. Si el nivel del lago Gatún sigue bajando como se prevé, habrá que buscar rutas alternativas entre Asia y la costa este de Estados Unidos.

El tercer gran problema que Mulino deberá afrontar son las negociaciones con la empresa canadiense First Quantum Minerals, concesionaria de la mina Cobre Panamá, en la provincia de Colón (litoral caribeño), que representa alrededor del 1% de la producción mundial de cobre. La mina fue cerrada por el gobierno de Laurentino Cortizo (2019-24) en agosto pasado, para calmar las masivas manifestaciones y protestas por la degradación ambiental acarreada por la explotación a cielo abierto, pero la concesionaria reclama ahora U$S 20.000 millones como indemnización.

Mientras que la mayoría de los demás aspirantes a la presidencia adoptaron una postura de línea dura contra la minería, a lo largo de su carrera política Mulino siempre impulsó las inversiones extranjeras sin restricciones. Sin embargo, aunque los canadienses y el futuro presidente desean clausurar el conflicto con una negociación, es poco probable que el polarizado y agitado escenario político panameño se lo permita.

Los tres principales conflictos que afronta Panamá tienen importantes implicaciones internacionales y su resolución requiere que las fuerzas políticas, sociales y empresarias alcancen acuerdos sobre el futuro. del país, para poder negociar unificadamente con otros países y empresas extranjeras. Sin embargo, dado el nivel de confrontación existente entre personas, familias y grupos de interés, parece poco probable que en el corto plazo alcancen este entendimiento. El istmo está pronto a hundirse en el caos y sólo un gran sacrificio y mucho renunciamiento de sus líderes podrá salvarlo.

Eduardo J. Vior
analista internacional

Un lector opina sobre «El RIGI y el pastorcito mentiroso»

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Respecto de la nota de Claudio Scaletta me permito una consideración.
Claudio dice: La pregunta de por qué Argentina, teniendo la misma cordillera, exporta diez veces menos minería que Chile siempre sobrevuela cualquier debate sectorial.

Sucede que en Chile, al igual que en Argentina se exporta todo lo que se produce y además no se procesa nada. Sea cualquiera el mineral del que hablemos.

La diferencia está en que en el caso de Chile desde el lugar de extracción al puerto de exportación hay tan solo 100 kms.
En Argentina hay que analizar cada caso, pero la diferencia es abismal.

Lo extraído en la  mina binacional de San Juan se exporta por puertos chilenos. Eso si, el mineral se extrae de ambos países pero el agua (principal insumo) lo pone Argentina.

Los residuos con cianuro están del lado Argentino.

Los glaciares que desaparecen son nuestros.

En una minería responsable, los controles ambientales debieran ser rigurosos. Aquí; no lo son.

Gracias por permitirme dar mi opinión.

Jose Carlos Vassallo

El RIGI y el pastorcito mentiroso

Todos conocen la fábula del pastorcito mentiroso. Tanto dar la falsa alarma de la llegada del lobo, que cuando el lobo efectivamente llegó nadie prestó atención. Con el “extractivismo” podría suceder lo mismo.

Tanto hablar tonterías sobre el extractivismo que cuando el riesgo es real, a nadie parece importarle. Sucedió que una ley absolutamente “extractivista”, el capítulo de la mega ley “Bases” que se refiere a los incentivos a las grandes inversiones, el RIGI, pasó como si nada por la Cámara de Diputados, es decir pasó con votos de sobra y casi sin ser debatida.

Y ahora, merced al más crematístico “toma y daca” con algunos gobernadores, existe la posibilidad cierta de que también pase como nada por el Senado. Y lo más descorazonador es que todo lo que se puede decir sobre una legislación que genera obligaciones muy gravosas por tres décadas corre el riesgo de no ser escuchado, precisamente porque involucra términos que fueron desacreditados por la mala praxis.

Hablamos de “soberanía”, “coloniaje”, “extractivismo” e incluso “saqueo”, término que remite al vetusto “pinosolanismo antidesarrollo” relegado hoy a banderas del trotskismo y el falso ambientalismo.

Es innegable que la llegada al poder de Javier Milei fue un acto revulsivo, el arribo impensado de un fuera de norma, un verdadero terremoto político que sigue y seguirá bajo análisis. Por ello son tiempos que demandan volver a explicar lo que hasta ayer se consideraba evidente.

Hablamos de palabras mal usadas porque no se limitaron a la descripción de lo que efectivamente describen, sino que se usaron para la demonización de actividades productivas. En concreto por “extractivista” se entiende a una actividad económica que explota recursos naturales sin generar ningún tipo de efecto multiplicador en la región en la que se instala. Se trata de una expresión que fue utilizada hasta el cansancio para construir un discurso antiminero y antipetrolero, es decir para demonizar a las actividades que más rápido y genuinamente pueden generar las divisas que necesita la economía para su estabilización. También se utilizó el mote de extrativista contra la agricultura moderna, que por definición es una actividad de escala. El concepto estrella fue el de “desierto verde”, que remite a grandes plantaciones sin habitantes.

Quienes no creen en estas demonizaciones debieron explicar una y otra vez, por ejemplo, que no es verdad que la minería o el petróleo dejen solamente las regalías. Alcanza con visitar las provincias donde se explotan estos sectores para descubrir que son mucho más ricas que sus vecinas que no los explotan. Esto es así, por dos razones principales, la primera porque la renta de estas actividades es compartida con los Estados en sus tres niveles vía los impuestos más normales, como IVA y Ganancias, no solo las regalías.

Y en segundo lugar por los encadenamientos productivos que se generan. Se trata de actividades que demandan bienes de capital, insumos y mano de obra. Por ejemplo, se habla de que la actividad minera solo paga el 3 por ciento de regalías cuando los estudios más consistentes muestran que entre el 60 y el 70 por ciento de las inversiones quedan en el país por las dos vías citadas, impuestos y demanda de insumos y mano de obra. 

De nuevo, algunos problemas habituales de las regiones petroleras y mineras suelen ser las distorsiones de precios que provocan los altos ingresos de sus trabajadores. Y cuando se quiere observar cuáles son los actores locales que se benefician de estas actividades salta rápidamente a la vista que son la infinidad de pequeñas, medianas y grandes empresas proveedoras que surgen a su alrededor.

La tarea del buen hacedor de política, entonces, es por un lado maximizar el desarrollo de estos entramados productivos, aguas abajo y arriba. Y por otro, tratándose de recursos naturales “no renovables”, aprovechar el excedente compartido para desarrollar otros sectores. A modo de ejemplo, a partir de sus recursos petroleros la provincia de Neuquén desarrolló, entre otras áreas, infraestructura energética, vial y de turismo, la piscicultura de truchas, la fruticultura y un polo vitivinícola. Vale agregar también que fue la acción del Estado nacional en todos los últimos gobiernos, incluido el macrismo, la que promocionó el desarrollo de los hidrocarburos que todavía se siguen denominando “no convencionales”, y no solo en la formación de Vaca Muerta.

Menos eficiente fue la acción en el sector minero, donde más impacto tuvieron los discursos antidesarrollo. La pregunta de por qué Argentina, teniendo la misma cordillera, exporta diez veces menos minería que Chile siempre sobrevuela cualquier debate sectorial.

Por todo lo expuesto una ley de promoción de las grandes inversiones es una necesidad pendiente. Debe considerarse que, tanto en los casos de la minería como hidrocsarburos se trata de proyectos de largo plazo y que involucran desde cientos a miles de millones de dólares. Luego, el proceso inversor demanda muchos años y el recupero de las inversiones también. Desde la perspectiva del inversionista se necesitan reglas claras y estables durante todo el período de su inversión, lo que incluye estabilidad fiscal, y poder disponer de las utilidades que el proyecto le genere. Si eso no está claro invertirá en otro país. De aquí la necesidad de la promoción e, incluso, de regímenes especiales.

Luego, si se habla de los problemas cotidianos de gerenciamiento de las empresas con cualquier alto directivo de, por ejemplo, una petrolera, seguramente no tardará en llegar al capítulo del “costo argentino”. Si bien este costo suma muchos componentes, el dato es que el costo de, por ejemplo, la perforación de un pozo, es mayor, para una misma empresa, en Neuquén que en Texas. Y ello se debe, entre otros factores, a las trabas para disponer de determinados equipos y a los costos de importarlos. 

Desde el lado del hacedor de política interesado en el desarrollo de los entramados productivos, es decir en el desarrollo de la “cadena de valor” local, el objetivo es proveer localmente todo lo que se pueda. Pero cuando por la naturaleza de los insumos o los bienes de capital esto no es posible debe hacerse todo lo contrario, facilitar al máximo la importación y reducir los costos al mínimo. Estos son los matices que debe incluir un buen régimen de promoción cuyo norte debería ser armonizar los intereses de las empresas con los intereses locales.

En consecuencia, un mal régimen de promoción es el que no armoniza intereses, el que se concentra exclusivamente en los intereses de una de las partes. Y como era de esperar el RIGI incluido en la ley Bases es un texto redactado exclusivamente desde la perspectiva y los intereses de las empresas. Que semejante redacción haya superado abrumadoramente el test de Diputados y que potencialmente obtenga el visto bueno del Senado resulta por lo menos sorprendente.

Es esperable que una empresa que planea invertir 200 millones de dólares o más en una actividad aspirará a que no le pongan ninguna restricción a las importaciones de insumos y bienes de capital y que le aseguren la menor carga impositiva posible por un lapso lo más largo posible. Pues bien, eso es lo que hace el RIGI incluido en la ley bases. El detalle puede consultarte el texto del Proyecto con media sanción, pero interesa destacar sus concesiones más gravosas y con mayor impacto negativo en términos de desarrollo local. 

Probablemente el punto más controversial sea la posibilidad de importar sin restricciones ni aranceles maquinarias y equipos, nuevos o usados, existan o no alternativas en el mercado local. Esto no es ni más ni menos que el certificado de defunción para la construcción de los entramados productivos locales y probablemente el principio del fin de muchas de las firmas proveedoras que ya existen localmente. Nótese además que esto significa competencia desleal para las inversiones que no entran en el régimen, que deberán enfrentar mayores costos, es decir pagar aranceles si quieren importar.

Otro punto es el acceso privilegiado al mercado de cambios, ya que las empresas que ingresen al régimen podrán disponer libremente de sus divisas 20 por ciento el primer año, 40 el segundo, pero de la totalidad ya a partir del tercero. Aquí se destaca el absurdo de que aumentar las exportaciones no le servirá al país para disponer de más divisas, es decir las inversiones no alejarán el horizonte de restricción externa.

A ello se agrega también la absoluta disponibilidad de las exportaciones en el sentido de que el Estado nunca y bajo ninguna circunstancia podrá privilegiar el abastecimiento interno.

En cuanto a la participación por la vía impositiva, además de la eliminación de aranceles y derechos de importación, lo más destacable es que se reduce en 10 puntos el pago del impuesto a las ganancias, del 35 al 25 por ciento y se impide a Nación y provincias la modificación de estos tributos por un lapso de 30 años. Aquí resulta cuestionable la duración de los incentivos por un plazo que duplica los de una amortización normal de las inversiones.

Finalmente el RIGI no revisa el origen de los fondos, teléfono para el GAFI, y concede la prórroga de jurisdicción, es decir, frente a controversias por la aplicación del régimen las empresas podrán elegir litigar en jurisdicción extranjera. Al parecer la amnesia sobre las malas experiencias del pasado es absoluta.

La conclusión provisoria es que si se promocionan grandes inversiones en recursos naturales y no se consigue a cambio ni desarrollo local, ni divisas, a la vez que se reduce al mínimo la capacidad de regulación y participación del Estado en los beneficios, efectivamente se está frente a la promoción lisa y llana del peor de los extractivismos, es decir frente a la más colonial de las relaciones. Promocionar inversiones en recursos naturales es una tarea necesaria, pero como siempre hay promociones virtuosas y promociones desequilibradas y desastrosas

Claudio Scaletta

Bellas auroras australes en Ushuaia y El Calafate. Pero ¿hay riesgos en las tormentas solares?

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La respuesta es que sí, algunas no son gratis. Aguante que le explico.

El show de luces verdes, azules y púrpuras en los cielos de la Patagonia fue acertadamente pronosticado la semana pasada por la NOAA, la agencia federal de los EEUU para asuntos climáticos de los oceános y la atmósfera. Los científicos yanquis predijeron que sería enorme y se quedaron un poco cortos: las auroras en las altas latitudes del Hemisferio Norte son habituales a partir de los 50 grados, y en el Polo Norte Geográfico (90 grados) son número fijo en toda noche despejada.

Pero en el Sur son raras, máxime en latitudes tan bajas como Puerto Madryn (42 grados sur). En la ocasión, hasta los vecinos de Pinamar (37 grados sur) reclaman haber visto ese aleteante luz en el cielo nocturno. Pero ¿también en Santiago del Estero, con latitud casi 28 grados? ¿No será mucho?

La respuesta es que sí, FUE mucho. Más allá de los testimonios, que son colectivos, y de las evidencias fotográficas, esto fue cierto. Las auroras suceden a unos 100 km. de altura, en la termósfera (ionósfera, en mi barrio). Un emisor de luz tan alto como una aurora se ve desde lejísimos y por sobre la curvatura terrestre, si es de noche, los cielos están despejados y no pintó la luna. Por eso, así como los de Ushuaia las vieron directamente sobre sus cabezas, los santiagueños la miraron con igual asombro de primerizos, pero pegada al horizonte.

Lo que causa las auroras son las tormentas solares, o geomagnéticas, o eyecciones coronales, y hay más nombres. Suceden siempre pero recrudecen en intensidad, frecuencia y duración cada 11 años, en un ciclo llamado de máximas y mínimas solares. Para la Tierra, las auroras son «business as usual» en ambos polos. Para los que vivimos en el hemisferio sur, tan marítimo, tan poco continental, con apenas el 10% de la población mundial, y en el cual las tierras habitadas terminan en el Cabo de Hornos, NO.

No faltan auroras, aquí. Falta público. Si querés ver auroras australes con cierta frecuencia, andate a la base Marambio en un año de máxima solar, y esperá las noches despejadas, que tampoco son tantas. Llevate un saquito.

Este ciclo de auroras se vio excepcionalmente bien incluso en Santiago porque soplaba desde el oeste y suroeste, había frío y poca nubosidad, una lunita finísima y poco luminosa, muy menguante. Y lo principal, sucedió la mayor tormenta solar de los últimos 20 años, y agarró a la Tierra de lleno.

Ojo que se pueden venir más.

Una tormenta solar es una eyección de la atmósfera del sol que se abre paso a través del «viento solar» habitual, pero los materiales son los mismos, con densidad y velocidades distintas. Es como un alud moviéndose dentro de una inundación. El sol siempre está derramando parte de su masa atmosférica hacia la periferia de su sistema solar. Las estrellas son así, viven para su público.

¿Cómo visualizarlo? Estás en una ventolera de ésas de la Patagonia, y tu vecino de pronto te sopla una descarga de aire con un barrehojas. Es más de lo mismo, pero mucho más. No, la metáfora es insuficiente. Vamos a otra más clásica, que acabo de inventar. Estás caminando alrededor de una calesita giratoria, donde hay un loco vendado y armado y tirando balines al tuntún con un rifle de aire comprimido. Eso te deja vivir. Pero cada 11 años el loco caza una escopeta Itaka y entra a tirar perdigonadas de plomo, también a la marchanta. Si te da, y a la larga es imposible que no suceda, algo te va a pasar.

Los números sirven más que las metáforas. Una tormenta solar debe atravesar 150 millones de kilómetros para cruzar la órbita terrestre, en algún punto de su traslación de 360 grados. Pero para crear el show lumínico que se vio desde Ushuaia a Santiago, la tormenta tiene que ser muy fuerte y dar de lleno, dos cosas infrecuentes a la vez.

Ahora bien, eso cava un «túnel» transitorio dentro del viento solar, por donde puede pasar una segunda tormenta mucho más rápida e intensa, sin viento solar que la frene. Si llega, va a tardar horas, no días. Mañana, cuando Ud. lea este artículo, sabremos si hubo segundas partes, que nunca fueron buenas. Así lo dijo el Quijote, en la segunda parte de su novela.

Como en Argentina vale todo para ganarse los garbanzos, ya hay empresas de turismo vendiendo paquetes para visitar Ushuaia y ver auroras australes, como si fueran un fenómeno habitual y predecible. Trampa para giles. Es como que te ofrezcan un recital de los Beatles.

Y giles pacientes. Ésta fue la mayor tormenta solar de los últimos 20 años.

¿Puede haberlas más intensas? Claro que sí. Y el show puede ser aún más espectacular. Éste fue caro, uno mejor puede salir muy salado.

¿Cuánto de salado?

El 1ro de Septiembre de 1859, dos Ricardos ingleses, Richard Carrington y Richard Hodgson, hicieron el primer registro histórico de una tormenta geomagnética. Con sus telescopios de astrónomos aficionados y cada uno por su cuenta, ambos vieron manchas negras derivando sobre el ecuador solar, y dieron parte de ello a la revista mensual de la Royal Astronomical Society Hodges. Pero al día siguiente, 2 de Septiembre, el físico escocés Balfour Stewart, profesional de Kew Observatory, midió unos saltos impresionantes en la intensidad del campo magnético terrestre. Pero no sólo el magnetómetro se volvió loco, sino también la brújula, que mide dirección en lugar de intensidad. Todas las brújulas del mundo, para confusión de todos los pilotos y capitanes de mar.

Simultáneamente, hubo auroras ni boreales como siempre, ni australes como el pasado finde, sino planetarias, en todos lados. Se veían hasta en lugares tropicales, como La Habana, Cuba, o en Bogotá, Colombia. Eran tan luminosas que la gente podía leer el diario de noche y en las calles, entonces bastante oscuras porque si había alumbrado, era a querosene o gas. Los mineros de oro acampados en las Rocosas se despertaron a medianoche creyendo que era de día, y prepararon el desayuno mientras se preguntaban por qué el cielo estaba loco. Sí, supongo que huevos con tocino y café quemado, pero chirle como jugo de paraguas. Está en el ADN nacional. ¿Más preguntas?

Simultáneamente, las únicas redes eléctricas del mundo, las líneas telegráficas, empezaban a hacer cosas disparatadas. Los circuitos se habían cargado de electricidad inducida de un modo tan bizarro que entre Boston y Baltimore los telegrafistas constataron que podían comunicarse entre sí con las baterías desconectadas, e incluso mejor que conectándolas. La señal era más fuerte. La línea se electrificaba sola.

A fuerza de leídos en lo suyo, en ese diálogo insólito entre dos operadores que sabían de inducción casi lo mismo que los ingenieros eléctricos o de telecomunicaciones de hoy, ambos dieron por obvio que el asunto estaba conectado con las tremendas auroras que invadían los cielos de sus ciudades. La historia la publicó después el difunto Boston Evening Traveler.

Otros telegrafistas tuvieron menos suerte. Los pulsadores les dieron tremendos patadones eléctricos. Los cables e incluso los postes echaban chispazos. En más de un caso, las líneas se quemaron y los aparatos pulsadores se incendiaron, y con ellos algunas oficinas.

En Noviembre, meses más tarde, en conferencia ante la Royal Society, Carrington presentó sus dibujos ante la concurrencia, ligó con elegancia las manchas solares con los eventos del 1 y 2 del pasado Septiembre, y acertó con la explicación.

La deriva y desaparición de las manchas, mostró, había precedido en 17 horas y media a las auroras espectaculares, a las oscilaciones de intensidad y dirección del campo magnético terrestre, y a la disrupción de la red telegráfica mundial. Causas y efectos, y efectos de los efectos. El tipo unió la línea de puntos y dejó en claro que todos estos eran fenómenos oriundos del sol, y secundarios a la desaparición de las manchas. Dejó a todos con la boca abierta.

Por eso aquellos hechos de 1859 quedaron en la historia como «Evento Carrington», y no Hodgson o Stewart. Esa carambola a tres bandas de un amateur resultó cierta. Para ubicarse, ninguna persona de aquellos tiempos victorianos tenía noción de la existencia del viento de electrones, protones y partículas alfa subatómicas cargadas que sopla desde el sol, y de los desprendimientos de la atmósfera solar, o corona, que arremeten a través del mismo como aludes.

Pero el viento solar existe, y tanto así que los cometas siempre desprenden su cola a sotavento del sol, es decir apuntada en la dirección contraria a la del sol. La cola no persigue al cometa, como cree la gilada.

Los eventos Carrington no son ni siquiera raros. Lo raro es que le peguen justo a la Tierra en su traslación anual alrededor del sol, como una perdigonada casual pero de lleno, y hagan tremendos -pero transitorios- agujeros en el campo magnético que protege su atmósfera.

Ese escudo de fuerza tiene de suyo dos grandes embudos permanentes, los Polos Magnéticos, por donde el campo entra y sale del planeta, anillándolo como un salvavidas. Los Polos Magnéticos son bastante migrantes, y coinciden sólo más o menos con los Polos Geográficos de nuestro planeta.

Por esos embudos invisibles entra constantemente viento solar, pero en las eyecciones coronales mayúsculas, se precipitan en alud millones de toneladas de atmósfera solar ionizada, y forcejean contra el campo magnético planetario y agrandan los embudos hasta que ambos se unen brevemente en el trópico. El planeta queda geomagnéticamente desnudo unos días. Y se ven auroras en sitios donde resultan más infrecuentes que los pingüinos en el Sahara.

Casi todo el mundo cree cree que las auroras son solo boreales, cosa de esquimales y de canadienses, rusos, suecos y lapones indiferentes al frío, y que en el sur esos shows no suceden. Pero eso también es erróneo. Claro que suceden, pero con poco público. Andá a Marambio en un año de máxima solar y me contás. Perdón por repetirlo.

En siglos recientes, el Polo Magnético Sur fue migrando hasta quedar casi en la costa antártica opuesta a Sudamérica, lejos incluso de la Península Antártica donde está Marambio. Lo que hace doblemente raro que las auroras del finde pasado se hayan visto hasta en Santiago del Estero, a un tercio de planeta de distancia. Y sin embargo, lo que sucedió recién no es siquiera comparable con el evento Carrington, que los planetólogos consideran «de la Gran Siete» en su escala.

Un Carrington legítimo dura poco y añado «por suerte» porque Marte se quedó casi sin atmósfera cuando tras perder casi todo su campo magnético. Eso sucedió hace unos 3000 millones de años, probablemente por el enfriamiento del núcleo planetario de hierro. Para que genere campo, el hierro debe estar en estado líquido y circulando en forma de corrientes y torbellinos. Muy cambiantes, por eso a lo largo del tiempo los Polos Magnéticos hacen «excursiones» (es el término científico), y de tanto en tanto desaparecen un tiempo… y cuando reaparecen, se han invertido: el Polo Magnético Sur se ha vuelto Norte y viceversa. Tu brujula, lector, entonces va a apuntar hacia el Sur.

Mientras dura un evento de estos, quien esté viajando en avión en un vuelo transpolar a 14 o 15.000 metros de altura, va a estar bastante expuesto a partículas solares cargadas. Son ionizantes. La dosis va a depender de la duración del vuelo y la intensidad del evento. Y el piloto puede llegar a quedarse sin compás, GPS o comunicaciones.

Las evidencias geológicas indican que desde el Renacimiento hasta fines del Siglo XX, el Polo Magnético Sur se mandó una zigzagueante excursión a la otra banda de la Antárida, y hoy está a 2900 km. del Polo Sur Geográfico, fuera del continente antártico, en el mar, e incluso fuera del Círculo Polar (ver ilustración). El show sideral en la base polar más cercana al errabundo Polo Magnético Sur, la McMurdo de los EEUU, debe haber sido mejor que el de Ushuaia.

Más tarde o más temprano, lo que le pasó a Marte le sucederá también a la Tierra. Su núcleo de hierro se enfriará, solidificará y el campo magnético que protege hoy la atmósfera y los océanos se disipará. Lo cual no es bueno. El viento solar, y en particular sus tormentas, le quitan su atmósfera a los planetas chicos como quien arranca ropas a un «homeless».

El sistema solar no es justo, es libertario.

Pero cuando eso suceda la humanidad probablemente se haya extinguido por otras causas naturales, o por lo geniales que somos para la guerra y la contaminación. Eso es materia de ciencia ficción. Lo que es materia de ciencia a secas es que las evidencias isotópicas de eyecciones coronales en muestras de hielo fósil del último milenio muestran eventos hasta 20 veces más intensos que el Carrington. Y que el 23 de Julio de 2012, uno de estos escopetazos cósmicos de electrones, protones y iones de helio de intensidad Carrington le pifió por 9 días al paso de la Tierra en su traslación alrededor del sol.

Zafamos por un pelito.

¿Qué habría pasado si nos daba de lleno, como en 1859? Las redes telegráficas alámbricas son casi una reliquia del pasado, pero las eléctricas de alta, media y baja tensión, y sus transformadores de subida y bajada de tensión, son lo que hace funcionar la civilización actual.

Casi todo eso se quemaría debido a los picos irrefrenables de corriente inducida. De los satélites de observación y telecomunicaciones, olvídate cariño. De las redes de posicionamiento como el GPS, Galileo o Glonass, también. De las bombas eléctricas que abastecen de agua las ciudades, andá llamando al service porque se van a quemar. Y si el service no llega, es porque al chabón se le quemó la electrónica del motor. Y el celular ya no le funciona.

Nada que no haya pasado, e incluso a escala mucho menor. Según el registro isotópico fósil, en los años 774 y de nuevo en 893 hubo dos eventos diez veces mayores que el Carrington. Eso no parece haber llamado la atención en los sitios del mundo donde se escribía, China, la India y Europa. ¿Estaría nublado? Y obviamente, nadie se quedó sin red eléctrica, porque no había.

En un mundo definitivamente eléctrico e interconectado es otro cantar.

En la máxima solar de 1989, una eyección coronal chiquita, casi «de amigos», dejó sin electricidad a la provincia canadiense de Ontario. Es la que tiene casi todas las centrales nucleares de ese país, todas CANDU, las mejores del mundo, y goza de una seguridad eléctrica casi perfecta. Bueno, en 1989 se apagó todo. En la máxima de 2003, otra eyección dejó knock-out el norte de Suecia y Finlandia.

Sólo la Secretaría de Energía de Argentina logró algo parecido en el Cono Sur, aquel Día del Padre de 2019, pero de modos menos publicables. El sol se declara inocente.

Los transformadores de media y de baja se producen en masa y hay algo de stock de reposición en el mercado mundial. Un «trafo» de bajada para tu casa te lo comprás en Easy. Pero los «de alta», que tienen el tamaño de acoplados de camión, no. Estos grandotes elevan la corriente generada por las centrales eléctricas a 750 o 1000 kilovoltios, para transmitirla a distancia. Si se queman, no hay stock de reposición: se tarda meses en fabricarlos. Y eso en plantas que no pueden funcionar sin electricidad. Un jaque mate perfecto.

Con un Carrington 2.0 volveríamos por un tiempo al mundo fines del del siglo XIX, pero ese mundo permitía vivir a 1800 millones de humanos, y bastante poco y bastante mal. Sin embargo, hoy somos alrededor de 8000 millones, y mayormente, urbanos y electrodependientes en todo. ¿Qué impacto tendría eso?

Los cálculos son nuevamente materia de ciencia ficción. Pero como los bancos no funcionan sin seguros y reaseguros, y a ningún gran capitalista lo van a agarrar sin perro, alguien se tomó la molesta. La agencia mundial de referencia en la materia, el Lloyd’s, unió fuerzas con una agencia científica federal estadounidense, la no tan conocida AER (Atmospheric and Environmental Research). Juntaron una base de datos forenses del evento Carrington, e hicieron correr sus modelos matemáticos.

Como en toda cosa altamente conjetural, salieron costos bastante variables. Para los EEUU les dio, entre U$ 600 mil millones y 2.600 billones de pérdidas, actualizables a 774 y 3.335 billones en dólares de 2023. Billones como millón de millones y no como lo entienden los gringos, siempre con problemas con todo lo decimal. Es mucha tarasca.

Personalmente, creo que los del Lloyd’s se quedaron deliberadamente cortos. Es imposible medir daños eventuales a todos los activos eléctricos del mundo. Y menos aún sus consecuencias. Sin electricidad ni comunicaciones, los estados nacionales, provinciales y municipales desaparecerían en un desbole social general. Pretender medir seriamente eso en dólares es una estupidez de actuarios. Ni con la guita de Elon Musk conseguirías agua, por no decir comida, por no decir nafta, por no decir atención médica, por no decir seguridad, por no decir un rifle y municiones. Cada cual por la suya. Anarcocapitalismo mundial agudo. Por tiempo indeterminado.

Se ha hecho bastante «cine catástrofe», en general malo, sobre qué podría pasar cuando a la Tierra le vuelva a pegar otro meteoro como el que impactó en Chicxulub, en el actual Golfo de México, a finales del período cretáceo. Eso fue hace unos 65 millones de años. Se sabe, esa piedrita no mucho mayor que el Aconcagua causó una extinción masiva de la biosfera: barrió con casi todos los ecosistemas de entonces. Chau, dinosaurios.

De las 18 extinciones masivas de vida que figuran en el registro geológico fósil, aquella de los dinosaurios no fue siquiera la peor.

Pero el sol que nos da la vida, en este estadio tan electrodependiente de nuestra civilización, es también el loco de la calesita, que nos la puede quitar en cualquier año de máxima solar, y con un simple cartuchazo de partículas cargadas.

Es pura lotería. Nadie puede pagar un seguro sobre la civilización.

Daniel E. Arias

Más terraplanismo ambiental

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LA VICTORIA (TRANSITORIA) DE GREENPEACE EN FILIPINAS CONTRA EL LICENCIAMIENTO DEL ‘ARROZ DORADO’ MUESTRA «AMBIENTALISTAS» QUE PREFIEREN CHICOS CIEGOS Y MUERTOS A REVISAR SUS CONSIGNAS… ¿IDEOLÓGICAS? ¿O POR LA PLATA BAILA EL MONO?

Greenpeace acaba de obtener una victoria pírrica en Filipinas, donde la población pobre vive básicamente de arroz, sin acceso a hortalizas y verduras: logró una interdicción judicial para impedir la siembra de «arroz dorado», un cultivar genéticamente modificado para producir provitamina A, o alfa-carotenoides.

La victoria es transitoria, porque la mayor parte de los pobres de Medio Oriente y Asia viven a arroz, y la falta de vitamina A deja ciegos a medio millón de chicos cada año, de los cuales un cuarto de millón mueren. Es pírrica no solo por breve, sino porque el descrédito político que sufrirá Greenpeace por esta maldad será mucho mayor que todo beneficio que reciba en forma de nuevos donantes.

Comprensiblemente, la presunta ONG no ha hecho gran difusión de su triunfo. No nos habríamos enterado de esto sin la revista Seúl, donde salió el artículo que citamos enteramente abajo. No disiento con casi nada de lo que dice allí su autor, Iván Ordóñez, que es un experto en agronegocios y finanzas, no así en dinámica de acuíferos, embriología, oncología y ecología. Sobre todo ello vuelvo después.

La caracterización de Greenpeace que hace Ordóñez es correcta y también un poco ingenua. La presunta ONG es en realidad multinacional publicitaria. Sucede que el único producto que vende Greenpeace es… Greenpeace, es decir, ellos mismos. La firma necesita hacer esos chirridos que produce la Tierra cuando la están salvando, porque vive de aportes, sea de las tarjetas de crédito de sus simpatizantes y/o creyentes (nunca mejor dicho) o de -creemos- partidos o empresas. Eso aunque el credo escrito de la propia ONG advierte que estas dos últimas fuentes de financiamiento le están prohibidas.

Pero los que tarjetean para Greenpeace debe ser una parte sustantiva de la población terrestre, según el poder económico con que chapeaba esta ONG hasta la década pasada. Tantos años de lucha contra la energía nuclear y contra los cultivos transgénicos en tantos países cuestan carísimos. Cuando en 2000 la empresa nuclear estatal INVAP le vendió un reactor nuclear multipropósito a Australia, tras derrotar las ofertas de EEUU, Rusia, China, Canadá, Francia, Corea del Sur y Japón, la presunta ONG armó campaña triple: convenció al gobierno y la oposición en Argentina de que la victoria (nada pírrica) de INVAP se había debido a que ofrecíamos el país como depósito de residuos nucleares australianos, a los franceses de que esto generaría un enorme volumen adicional de combustible atómico gastado a reprocesar, y a los australianos de que se habían comprado un Chernobyl argentino en Sydney.

Nada de eso resultó cierto, pero casi se cae la venta. Justamente la que transformó a INVAP en la ganadora casi infalible de toda licitación de reactores nucleares para producir radioisótopos. También le permitió a Australia autoabastecer sus entonces alrededor de 160 centros de medicina nuclear en clínicas y hospitales, y con «el saldo» (el OPAL es minúsculo pero no se rompe), conquistar el 40% del mercado mundial. Francia reprocesaba los combustibles de sus propias 54 centrales, de 900 MW de potencia promedio, y los de casi todas las demás centrales de la UE. Unos 620.000 megavatios instalados, sumando. Difícil que los 20 MW del OPAL australiano les causaran una sobrecarga de trabajo en la planta de La Hague.

Lo cual nos remite a la famosa pregunta socrática sobre la araña renga: Maneja harta tela, pero ¿cómo hace la mosca?

Toda esa gloriosa campaña va contra la evidencia de que los radioisótopos de diagnóstico y tratamiento salvan o impiden el agravamiento de millones de enfermos cardiólogicos, oncológicos, neurológicos y autoinmunes cada año, y que la electricidad nuclear genera menos gases invernadero que la eólica y la solar, y no requiere de prioridad de despacho, tarifas abultadas, exenciones impositivas, respaldo térmico y otros subsidios no muy encubiertos, y tampoco de almacenamiento.

La pregunta clásica de los jueces criminalistas de Roma era: «Cui bono?» (¿Quién gana?). La vista se me va sola al mundo Oil & Gas, que silba bajito, distraído.

El otro eje de campaña de Greenpeace va contra los cultivos transgénicos. Es un perfecto fracaso, porque todo país con tierras «de pan llevar», es decir ecosistemas que sustentan cultivos industriales, funcionan en base a transgénicos. No de otro modo funcionaban antes de los ’80 funcionaban en base a semillas híbridas, genéticamente alteradas por cruzamiento y selección, y recontra-patentadas. Es lo mismo pero más lento.

Ahora bien, si el recurso alimentario básico de la humanidad son los pastizales que componen un tercio de la superficie continental terrestre, necesitamos sí o sí de cultivos industriales al menor costo posible. Pese al aumento de rendimiento en toneladas por hectárea que dan los transgénicos, el 9,8% de la población mundial está en situación de hambre fisiológica, y la proporción sigue subiendo.

Como los transgénicos se usan masivamente desde los ’90, sabemos que no resuelven los problemas de un modelo mundial de distribución y ventas cortado en favor de las semilleras y los intermediarios, y contra los productores y consumidores. Pero si sustrajéramos la productividad añadida por su uso, los hambrientos del mundo serían muchos más. En eso nos diferenciamos absolutamente de los salvadores del mundo, la ONG del arcoiris.

Entre los costos más abusivos de los transgénicos (y ahí preferimos diferenciarnos de Ordóñez, de Seúl y de las multinacionales de biociencias) está el patentamiento y repatentamiento constante. Es la cuchipanda legal perfecta para que nadie pueda resembrar con semilla que ya compró. Que compró y que pagó y que le sobraron de la última siembra. Y sin embargo no le pertenecen. Si las siembra nuevamente, a pagarle de nuevo el royalty a Bayer, Nidera, Syngenta, o sos un productor de «bolsa blanca», es decir ilegal, y sin escapatoria porque los modos de perseguirte se han multiplicado.

Significativamente, Greenpeace no está contra las prácticas corruptas de patentamiento, ni a favor de la liberación de toda propiedad intelectual sobre las semillas transgénicas ya compradas. Incluso no esta a favor de liberar a dominio público aquellas cuyo patentamiento está más muerto que los faraones, pero se sigue respetando. No señor, Greenpeace está en contra de la tecnología transgénica, punto.

El arroz dorado, sin embargo, debería estar libre de todos los cargos habituales de Greenpeace en su cruzada antitransgénica. Por empezar, el arroz dorado no tiene dueño. No hay ninguna empresa que pueda cobrar patentes sobre su semilla. En segundo lugar, no tiene genes de resistencia a ningún plaguicida: se cultiva exactamente con la misma tecnología (bastante inmemorial) de casi todas los cultivares de arroz generados por milenios de agricultura: el principal herbicida, y eso desde hace 13.500 años, es el agua. Mata de anoxia radicular a las hierbas que, de no sembrarse en tierra no inundada, competirían contra el cultivo. Por algo el arroz salvaje, del que descienden todos cultivares generados a lo largo de 13,5 milenios, sólo crece en pantanos.

El arroz dorado se desarrolló como acto de servicio a la humanidad (todavía existen). Lo «inventaron» en 1982 (y no es el verbo adecuado) Ingo Potrykus, de Instituto Federal de Tecnología de Suiza, y Peter Beyer, de la Universidad de Freiburg, Alemania, ambas instituciones estatales. Hubo un acuerdo de todas las partes de no patentarlo, y un aporte masivo del gobierno de Filipinas para el testo y licenciamiento. En ese archipiélago superpoblado, el 82% de los chicos tiene ceguera nocturna por falta de vitamina A.

No hay modo de llamar «cultivo Frankenstein», un hallazgo lingüístico de Greenpeace, al a arroz dorado. Sus dos enzimas implantadas vienen de hortalizas comunes, y sintetizan beta-carotenoides, los pigmentos que le dan su rojo al tomate y su anaranjado a la zanahoria. El arroz dorado es más bien amarillo azafrán, y beneficia a los países del Asia Monzónica, África y Oceanía donde no hay otras fuentes de beta-carotenoides en la dieta popular.

Estos pigmentos, llamados también provitamina A, son precursores de la síntesis de vitamina A por el metabolismo humano. Sin vitamina A suficiente, los fetos adquieren malformaciones neurológicas en algunos casos fatales, los chicos ya nacidos empiezan por perder visión nocturna, luego también la diurna, y por último, la mitad de los ya ciegos, la vida. El propulsor máximo del arroz dorado es el International Rice Research Institute (la página está aquí). Es una ONG en serio, y ha llevado el cultivo del arroz dorado a decenas de países, siempre remándola en contra de Greenpeace, no sin éxitos pero tampoco sin reveses. Trabaja también en la mejora genética del arroz en general, porque los cultivares predominantes carecen de otros micronutrientes esenciales, como el hierro y el zinc.

El gastar plata en trabar judicialmente durante casi cuatro décadas el despliegue a campo del arroz dorado es un acto de inmensa ignorancia y/o maldad. Y hacerlo en el único país del Tercer Mundo que puso experticia en su desarrollo, Filipinas, tiene un valor político enorme: «Ojo con nosotros, todavía no estamos derrotados», es el mensaje.

Pirro, rey de Épiro, estado de la Magna Grecia, tras perder casi todo su ejército en dos sucesivas batallas en que le ganó a los romanos, dijo en forma célebre: «Otra victoria así y estoy perdido». O al menos así dijo Plutarco, y como la frase tiene su pimienta, quedó.

Greenpace acaba de ganar una ínfima victoria judicial en Filipinas, que por su compromiso estatal con el desarrollo del arroz dorado, es como que River le gane a Boca en la Bombonera, pero a costa de la mitad del equipo con desgarros musculares y tendinosos. Es un triunfo bien pírrico y le saldrá caro.

¿A Greenpeace le gustan particularmente los chicos ciegos? No. Pero su campaña antinuclear se está yendo a la mierda debido al recalentamiento global, y estos salvadores del mundo, ya canososo y pelados, odian que se desafíe su otrora enorme autoridad moral (haceme reir), que hace tres décadas arrastraba a millones de jóvenes, y hasta hace dos décadas aterraba a casi todo gobierno. Podrían cambiar de banderas, y sacrificar la antinuclear y/o la antitransgénica, pero no se atreven.

Los aportantes más talibanes se les van, o hacen cisma, y crean otra religión más creíble. Pero si no cambian de dogmas, con la energía nuclear como tecnología clave contra el recalentamiento global, y con los cultivos transgénicos como salvavidas (algo pinchado) contra el hambre en rampa, los canosos y pelados guerreros del arcoiris ya no parecen estar salvando el mundo, sino su propio tujes. Y resulta demasiado evidente. Atrapados entre la espada y la pared, como quien dice. Si pierden autoridad, pierden plata.

Y por la plata baila el mono.

Una auditoría pública en cada país que afligen estos campeones aclararía las dudas sobre el asunto de la araña renga, pero las ONG no están obligadas a que los estados-nación les pongan la lupa a sus números. La única vez que sucedió fue en Canadá, donde el Poder Judicial llegó a la conclusión de que Greenpeace era más bien una empresa que una entidad de bien público, y que como tal debía auditarse. Legalmente, tuvo que reinscribirse como «non profit» (organización sin fines de lucro), en lugar de «charity» (organización de bien público), y debe declarar y aclarar cada aporte y gasto ante el gobierno. Ha sido un caso único. De todos modos, la elección de las autoridades de estos muchachos sucede a puertas cerradas, como en cualquier empresa. Bueno, cualquiera libre de una rebelión de accionistas.

Pero Seúl es Seúl, y AgendAR es argentina

Llamar «de izquierda» a semejante multinacional es casi inevitable para el perfil de Ordóñez y de la revista Seúl, donde escribe la intelectualidad macrista, ese oxímoron. Decir alegremente que Vandana Shiva no debería opinar sobre transgénicos, dado que no tiene grados o posgrados de ciencias duras en la cuestión, es sin embargo muy aplicable también a Ordóñez, consultor en agronegocios. Pero de biólogo, edafólogo, genetista o ecólogo, pos ná, tío, como dicen en Sevilla.

Más allá de «argumentii ad homines» y de impugnar títulos, Vandana Shiva se volvió famosa por sus campañas de erradicación de los bosques y corredores de eucaliptus. Me refiero a los que el Banco Mundial le infligió al campesinado de las zonas áridas de la India. El resto de la carrera de Shiva es quizás más obviable, por obvia y poco científica, es decir un poco parecida al evangelio según Greenpeace, pero con cierta ingenuidad.

No hay que ser muy botánico, ingeniero forestal, ecólogo o hidrogeólogo para entender que los campesinos de la India así «beneficiados» por los consultores del Banco Mundial se quedaron inmediatamente sin agua. Es que los eucaliptus son verdaderas máquinas de evapotranspiración: un árbol medianito, nomás, transforma en vapor de agua unos 600 litros de agua diarios bombeadas desde el suelo.

Las casi 400 especies de eucaliptus son lindas, coposas, coloridas, fragantes, excelentes para drenar lugares encharcados y atajar vientos. Son indispensables para fotógrafos, pintores paisajistas y ositos koala. Pero su leña es de bajo poder calorífico, y su madera inútil para mueblería o estructuras, por porosa y de densidad y resistencia mecánica bajas. Las ramas, en consecuencia, se rompen de nada: si valorás tu techo y tu vida y hay viento, mejor que tu casa esté apartada.

Los aceites esenciales de los eucaliptus son antimicrobianos, antifúngicos, antiparasitarios y antiálgicos de uso inmemorial. Pero precisamente por ello, ejercen antibiotismo de raíz: matan otras plantas a su alrededor, porque la tierra para ser fértil necesita de bacterias y hongos, como proveedores de nitratos y fosfatos. Si toda tu finca mide media hectárea, tu vida es agricultura de subsistencia y el Banco Mundial te la anilló de eucaliptus sin preguntarte, olvidate de cultivar.

Peor aún, si tu problema inicial y eterno es la aridez y los eucaliptus que te plantaron de prepo los consultores geniales del Banco Mundial te liquidan la napa en cualquier verano y te dejan el pozo de agua vacío… De ahí surgió Vandana Shiva. Los eucaliptus la ven y rajan.

Ah, pero los consultores… No harm meant, camarada Ordóñez.

Por lo demás, el banal glifosato, que el tovarich Iván celebra como imprescindible para nuestra agroeconomía, nunca fue un problema mientras se aplicó en bajas dosis. No es una molécula de gran poder residual, como por ejemplo sí lo son los hidrocarburos clorados, casi indestructibles.

Pero lo que mata es la cantidad, viejo axioma de la toxicología. Un poco de sal no mata a nadie, dicen. Si salás mucho y sistemáticamente la comida, podés ir desarrollando una hipertensión arterial interesante, primero fluctuante y luego crónica. Eso a la larga te puede matar de complicaciones circulatorias y renales. Ahora, si te tomás de golpe todo el contenido del salero de un restaurante, te morís de intoxicación aguda, como una rata, con arritmia cardíaca y convulsiones.

Como a lo largo de 30 años de uso intenso en la Argentina las malezas en lugar de morirse fueron generando resistencia al glifosato, hoy el SENASA tiene un listado oficial de 20 especies vegetales espontáneas de la llanura chacopampeana que se niegan a morir cuando se las ataca con este defoliante (ver aquí). Por ende, hoy el glifosato se aplica en dosis enormes, y como sobran yuyos que se le ríen en la cara, va acompañado por unos menjurjes tóxicos que te la cuento, cada vez peores. Los cócteles incluyen órganoclorados cíclicos persistentes como el 2,4 D, «forever chemicals», moléculas casi eternas que ni las bacterias o la mera química inorgánica del suelo y del agua o del ultravioleta solar logran degradar y sacar del medio ambiente.

Peor aún, las bacterias, hongos y otros organismos saprófitos o recicladores del suelo entran a morirse en masa ante semejantes cócteles. Y el suelo sin bacterias y hongos, ¿cómo te explico?, es tan fértil como la tiza, y más o menos te obliga a la hidroponia. Cada átomo de nitrógeno o fósforo que necesiten tus plantas lo vas a tener que comprar a una petroquímica, en lugar de dejar que se generen por descomposición orgánica.

Interesante negocio para los acopiadores y contratistas, que por un lado te venden la semilla resistente a glifosato, por otra el glifosato y sus acompañantes «non sanctos», y por un tercer mostrador los nitratos y fosfatos para que no se te muera el suelo. Es el momento en que tu cacho de suelo entra a terapia intensiva, y tu rentabilidad como productor a pronóstico reservado.

El problema pasa de cuantitativo a cualitativo, porque embriológicamente el glifosato es un teratógeno, induce malformaciones en general fatales en el crecimiento embrionario. Por eso ha barrido con sapos, escuerzos y ranas, los batracios de la llanura chacopampeana, que por batracios (dado que las ranas no crían pelo), tienen una piel delgada y sumamente permeable a toda molécula de su medio ambiente. Estos bichos atrapan y concentran toda molécula rara de su medio ambiente. Y cuando de la puesta de huevos salen ranitas anencefálicas, o con demasiadas patas (e inútiles), los batracios empiezan a desaparecer.

Si tengo que elegir entre soja y sapos, prefiero tener las dos cosas. Entre otras cosas, porque sin batracios, la población de insectos dañinos para la agricultura se va al carajo. Lo que me obliga a usar cantidades furibundas de algunos insecticidas mucho más dañinos, como el aldrín, el clordano, el DDT, el dieldrín, el endrín, el heptaclor, el hexaclorobenceno, el mirex, el toxafeno, los bifenilos policlorados, y residuos inevitables de su fabricación con las dioxinas y dibenzofuranos policlorados. Lo paradójico es que son «muertos vivos»: los herbicidas de bajo poder residual como el glifosato iban a irlos desterrando del campo… y volvieron. De la mano del glifosato. Mirá bo.

Dicho sea de paso, el vivir respirando glifosato porque el vecino lo aplicó mal y derivó por viento hasta mi casa, o hasta la escuelita adonde va mi pibe, no es exactamente sano. El IARC (Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer) y la OMS (la Organización Mundial de la Salud) lo consideran un cancerígeno del grupo 2A para humanos y animales desde 2015 (sí, los hay mucho peores, pero abundan menos en los ecosistemas agropecuarios). Todo eso puede consultarse aquí). Ningún estudio posterior pudo contradecir esa conclusión de agencias de las Naciones Unidas. Y pasaron nueve años.

¿Cómo se desmaleza sin glifosato o sin glufosinato? ¿Con trabajo esclavo? A algunos lectores de ese templo de la información con el que debatimos quizás no les molestaría. Pero hay cantidad de métodos baratos y efectivos, basados en las rotaciones de cultivo con pastoreo intensivo pero móvil, en que el animal debe cambiar de potrero cada pocos días.

El resultado es un empleo extraordinariamente ingenioso de la vaca (o de otras especies de cría, por ejemplo ovejas y/o gallinas) como sucesivas desmalezadoras de pasturas ya comidas. Cuando ese potrero se pone nuevamente en producción, la tierra mejora en calidad, en rendimiento contante y sonante de grano o de carne por hectárea, y en capacidad de retención de lluvia. Eso mitiga daños por sequía y/o inundación. Y a la hora de los números, bajan los gastos de agroquímicos.

Para una vista rápida de cómo funciona esto aquí nomás, en el ecotono entre Pampa Seca y Húmeda en la provincia de Buenos Aires, puede consultar aquí. Pero hay productores (algunos muy grandes) practicando este uso racional de sus hectáreas en casi todos los ecosistemas agropecuarios argentinos. Y hay catedráticos, especialmente edafólogos, difundiendo estas ideas en varias carreras de facultades de agronomía. La Biblia según Bayer y el Rural de La Nación está siendo impugnada.

Los métodos como el Voisin o el Savory, por su uso de animales como desmalezantes, generan obligadamente agronegocios secundarios a la agricultura, y lo mejor es que son de proximidad. Esto te pone al menos parcialmente a salvo de que China nos deje de comprar soja, o de que el bajo precio del dólar no te deje liquidarla. Como respaldo, tenés ganadería intensiva y ambulante a la vez, y venta local de pollos y de huevos, etc. OK, tanto bicho no te da un avión, como fue la soja cuando valía U$ 600 la tonelada, pero sí un planeador, y si no, al menos un paracaídas, y es peor estrellarse. Recomiendo las lecturas de André Voisin y Allan Savory al respecto.

Y si alguno me viene con que eso es agricultura hippie y con que aquí somos gente seria que sólo lee Seúl y el rural de La Nación, puede enterarse aquí de que ya hay 37 millones de hectáreas en el mundo bajo manejo Savory, y contando. La idea de fondo no es conservar los sapos. Es conservar el suelo aplicando conocimientos comunes de la biología y algo bastante menos común: el sentido común.

Hablando de batracios, lo caro es tragarse el sapo de que el modelo de agronegocios argentino actual es el único posible, y de que resulta sostenible a largo plazo. La verdad, NO. Por algo los productores chicos y medianos siguen quebrando, a mayor o menor velocidad según el clima y los gobiernos y sus impuestos. Pero los que ordeñan hoy al productor, sin importar si manda CFK o Milei, o si llueve, truena o brilla el sol, son las petroqúimicas, las semilleras, los contratistas y los acopiadores.

El modelo actual obliga al productor a hundir bestialidades de fertilizantes nitrogenados y fosfatados en el suelo para que no pierda su menguante fertilidad, y se planche. Por lo demás, hoy ya no se puede decir que el agronegocio argentino, visto quiénes lo dominan en el Gran Rosario y en Puerto White, sea muy argentino.

Gracias al Voisin o al Savory, agunos productores argentinos hoy son algo más ricos, otros simplemente menos pobres, pero en general están a salvo de que les ejecuten el campo por deudas con contratistas. ¿Usan cultivos transgénicos? A veces sí, por ejemplo los Bt resistentes a orugas, o los Hb4 argentos de Bioceres, que se bancan la sequía e inundación. No les está prohibido por ningún dogma, porque no hay dogma: sólo técnicas de manejo.

Lo bueno es los dueños de campos bajo manejo racional no encuentran maldito el provecho en cultivar plantas resistentes a desmalezantes, porque cada vez usan menos desmalezantes. Su motivo no es ideológico sino la defensa de ese órgano humano tan sensible, el sobolyi. Que grita de doloro cada vez que se les va la ganancia en pagarle regalías a firmas que «reverdecen» constantemente sus patentes semilleras. Con el tiempo, se han vuelto más inmortales que Gardel, y que -dado que estas empresas manejan de taquito el estado argentino- te están esperando con oficiales de justicia en el puerto para impedirte el embarque, si venís con soja recombinante resembrada, y no te ponés en el acto, como un duque.

Bueno, todo esto para sumarnos a todo palo que le den a Greenpeace, incluso en Seúl. Pero queremos dejar muy en claro que no somos Seúl.

Aquí es donde le doy el escenario a Iván Ordóñez.

Daniel E. Arias

Un porcentaje altísimo de las mujeres norteamericanas consumen suplementos de ácido fólico cuando están embarazadas, mientras sus hijos suelen hacerlo hasta los 13 años. Es una costumbre de los obstetras recetárselo a sus pacientes, porque está probado que la carencia del ácido fólico contribuye a malformaciones y otros problemas en el desarrollo de los fetos. En Argentina, en cambio, eso no pasa. ¿Estamos locos? No, desarrollamos algo infinitamente superior: las harinas enriquecidas con hierro y ácido fólico, cuyos resultados fueron tan positivos que muchos países transformaron en ley esa política público-privada. Tomen un paquete de galletitas, fideos o harina y lean los ingredientes: “Elaborado con harina enriquecida ley 25.630”. El conocimiento y la producción, unidos para derrotar una enfermedad a bajísimo costo, son un acontecimiento hermoso.

En el Sudeste Asiático, el 82% de los chicos en preescolar sufre una condición inexistente en Occidente y hasta en los países pobres de América Latina: la night blindness, o nictalopía, que disminuye la visión en entornos oscuros (o sea de noche) y provoca ceguera infantil. Ahí, donde el 50% del consumo de calorías es arroz, los niños nacen con distintas malformaciones y discapacidades y su expectativa de vida es más baja. La causa está estudiada hasta el cansancio: una dieta pobre en vitamina A es la responsable de esta tragedia humanitaria.

El problema tiene una solución llamada arroz dorado (conocido globalmente como el Golden Rice), un evento transgénico desarrollado hace 25 años en Suiza con el apoyo de la Fundación Rockefeller, que incorpora al grano de arroz altos niveles de beta-caroteno, precursor de la vitamina A. Su desarrollo comercial podría tener el mismo efecto que la harina enriquecida con ácido fólico y salvar millones de vidas en decenas de países. Sin embargo, activistas ambientales y anti-globalización están presionando a los gobiernos, a veces con éxito, para prohibir el arroz dorado y los productos transgénicos en general. Es lo que pasó hace dos semanas en Filipinas, donde Greenpeace se anotó una victoria importante para su cruzada al lograr que un juzgado prohibiera la comercialización de arroz dorado, aprobada inicialmente por el gobierno filipino hace dos años. Mientras Greenpeace festejaba, científicos de todo el mundo recordaban que, según la OMS, hasta medio millón de niños se quedan ciegos cada año (y la mitad de ellos mueren) por falta de vitamina A.

Activistas «ambientales» están presionando a los gobiernos, para prohibir el arroz dorado

¿Qué es la transgénesis? Es aislar un gen con una propiedad deseada de una especie e injertarlo en otra especie para transmitirle dicha propiedad y frecuentemente se realiza en vegetales. Si bien el mejoramiento vegetal (y, por lo tanto, la alteración del ADN) ligado a la domesticación de especies para el uso productivo se remonta a los inicios de la agricultura hace 10.000 años y dio origen al Neolítico, la ingeniería genética para modificar vegetales es “reciente”, sólo tiene 50 años: en los inicios de los ’80 unos científicos de la Universidad de California se lanzaron a desarrollar un tomate “larga vida” al que bautizaron “savr flavr tomato” ya que al elevar el tiempo de vida en góndola, permitía al tomate madurar en planta, elevando el sabor de la fruta.

La tecnología que ese grupo de científicos desarrolló fue determinante en la historia de la agricultura ya que una vez que se entendía la función del gen (algo nada sencillo en la década de los 80), se utilizaba una bacteria descubierta en 1907 (el Agrobacterium) para transferir el gen deseado a la especie vegetal que se quiere mejorar con ese atributo. En 1992, Calgene (California Genetics, la compañía de estos científicos) recibió la autorización para ser comercializado al público, pero más importante aún, probó a gran escala lo que en 1983 había sido un éxito en un laboratorio: el Agrobacterium era la herramienta para modificar genéticamente los vegetales y absolutamente todos los transgénicos que están disponibles en el planeta fueron desarrollados utilizándolo.

A partir de ahí, el desarrollo de eventos transgénicos fue imparable, alcanzando los 577 registros correspondientes a 32 cultivos. Aunque muchos de estos no están desregulados en los principales países productores, es decir, que su cultivo no está habilitado libremente. Hay distintos niveles de desregulación, pero para simplificar en orden de restricción es: a) libre para consumo animal, b) libre para consumo humano y c) libre para cultivo. Cuando un cultivo alcanza en un país la desregulación libre para cultivo, quiere decir que está asimilado a un cultivo convencional, o sea, no transgénico.

El grueso de los eventos transgénicos aprobados funcionan en tándem con un herbicida (si bien el más popular es el glifosato, hay otros), en una cantidad menor sirven para regular poblaciones de insectos como el BT, en una cantidad aún menor para mitigar los impactos del cambio climático como el trigo HB4 de Bioceres mejorando la adaptabilidad de los cultivos a un clima adverso y sólo un pequeño grupo para intervenir en la calidad nutricional de los alimentos, como el arroz dorado.

CÍNICO Y GROTESCO

En los hechos, son sólo un puñado los cultivos que se desregularon globalmente para su cultivo. El proceso es arduo y costoso, y casi siempre es el mayor costo en el desarrollo comercial de un cultivo mejorado con ingeniería genética. En todo el mundo, los reguladores quieren pruebas concretas de que las mutaciones guiadas por los humanos no representan riesgos y son equivalentes a las mutaciones que se dan anárquicamente en la naturaleza. Muchos países, principalmente la Unión Europea, China e India, cínicamente rechazan su cultivo pero aprueban su consumo, sobre todo el animal. La influencia de las agencias de desarrollo y las ONG que actúan en África también fue clave para que numerosos eventos transgénicos no fueran desregulados en un continente en el que el hambre es endémica.

Es grotesco: son los principales importadores globales de soja y maíz genéticamente modificados del mundo (superan el 70% del mercado), pero no les permiten cultivarlos a sus productores agropecuarios. Esos farmers planeros franceses que marchan contra el Mercosur y para “proteger a la calidad de los alimentos” producen carne, embutidos y quesos de máxima calidad, reconocida globalmente como el estándar de la góndola para cada categoría, sólo gracias a que pueden importar de Argentina, Brasil y Estados Unidos la soja y el maíz genéticamente mejorados, que es una parte indisoluble de la alta productividad de los productores agropecuarios del continente americano, en el que el cultivo de transgénicos está permitido. Esos quesos se sirven en los cocktails de los partidos verdes en Bruselas mientras todos se hacen los distraídos.

La hipocresía y el cinismo reinantes en el debate alrededor del uso de los organismos genéticamente mejorados es insoportable. Son el punching ball de una liga global de movimientos usualmente de izquierda que están en contra del capitalismo y veneran un ambientalismo vacío de contenido para el que cualquier intervención del humano sobre su medio es sacrílega. El medioambiente es, en el fondo (y bastante en la superficie), una excusa para denunciar la supuesta crueldad del capitalismo. La evidencia en el uso de los transgénicos en el fondo los tiene sin cuidado. Los partidos verdes europeos en tándem con Greenpeace son los principales promotores del terrorismo medioambiental, creando mensajes y financiando a activistas locales como la hindú Vandana Shiva que, obviamente, no es bióloga, ni biotecnóloga, ni ingeniera agrónoma o pertenece a ningún otro campo de la ciencia que la autorice a hablar científicamente contra el mejoramiento genético vegetal.

A pesar de que el arroz dorado recibió el visto bueno de los organismos reguladores de Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Estados Unidos, Greenpeace tuvo una victoria al lograr que un juzgado de Filipinas (el único país asiático que contribuyó para su desarrollo) prohíba su cultivo. Greenpeace argumenta que los OGM son el vehículo para el uso de pesticidas y “el patentamiento de la naturaleza por un grupo minúsculo de corporaciones”, pero nada de esto tiene que ver con el Golden Rice: a) su cultivo no requiere de pesticidas distintos a los del arroz convencional, y b) su patente está liberada por sus creadores, que dicho sea de paso, no son una empresa sino universidades, centros de investigación y fundaciones. Los falsos ambientalistas se especializaron en la creación de monstruos de paja que empantanan la discusión y la transforman rápidamente en un juego de unos contra otros.

Este debate no es ocioso en Argentina. El sistema de agronegocios es responsable por más del 60% de las exportaciones del país y emplea de forma directa e indirecta a más del 20% de sus habitantes. El paquete tecnológico que incluye semillas, fitosanitarios, fertilizantes, maquinaria y software es un activo a proteger y multiplicar: el país debe aspirar a multiplicar los ejemplos en los que es desarrollador y productor de estas tecnologías; es el punto de mayor agregación de valor del sistema de agronegocios, aquellos nodos de conocimiento intensivos del sistema. Finalmente, la discusión en torno al impacto ambiental de las actividades económicas y el uso de los recursos naturales debe estar guiada por la ciencia y tener como objetivo el desarrollo de una sociedad en la que más de la mitad de sus habitantes está sumergido en la pobreza, manteniendo a la vez los recursos que sean renovables (como el agua y el suelo) para las generaciones venideras.

No debemos permitir que un tema tan medular para nuestro presente y futuro quede sumergido en la lógica de los barrabravas. (Por Iván Ordoñez)

OIEA: amenazas informáticas en un mundo digitalizado

En mayo de 2022, el Instituto Austríaco de Tecnología (AIT) pasó a ser el primer centro colaborador del OIEA en seguridad informática y seguridad física de la información en aras de la seguridad física nuclear. El AIT presta apoyo a cursos y ejercicios internacionales y regionales de capacitación en el ámbito de la seguridad informática para instalaciones y actividades nucleares, desarrolla módulos de demostración técnica para crear más conciencia acerca de las ciberamenazas, y contribuye a la elaboración de materiales de capacitación para el nuevo Centro de Capacitación y Demostración en materia de Seguridad Física Nuclear, ubicado en Seibersdorf.

Hablamos con el Director del Centro de Seguridad Tecnológica y Física del AIT, Helmut Leopold, para comprender mejor en qué consiste esta cooperación.

¿Cuáles son, en general, los riesgos y amenazas emergentes en materia de seguridad informática?

Hoy en día muchos dispositivos digitales modernos se construyen pensando en redes más extensas.

Muchos de ellos necesitan acceso a Internet para funcionar. Todo desarrollo de software entraña posibles errores que pueden dar lugar a vulnerabilidades. El número de amenazas contra la seguridad física que afectan al funcionamiento de los sistemas de tecnologías de la información (TI) aumenta a la luz de la escasa protección de las interfaces y la irresponsabilidad de los usuarios. Los atacantes se aprovechan de las vulnerabilidades de los sistemas digitales para lograr el acceso.

El desarrollo de métodos y herramientas de ataque discurre en paralelo al de los procesos de innovación digital. En Internet se encuentran fácilmente programas informáticos para piratas informáticos, lo que facilita los ataques, incluso para atacantes menos competentes. Nos enfrentamos a un diverso ecosistema de ciberataques impulsado por la delincuencia organizada, el espionaje económico e industrial y el terrorismo cibernético.

Así pues, hoy en día, usuarios, empresas y autoridades se ven amenazados por un amplio espectro de ciberataques que, acompañados de campañas específicas de desinformación, pueden afectar la infraestructura digital de Estados enteros, sacudiendo así los cimientos de nuestras sociedades.

¿La industria nuclear se enfrenta a los mismos desafíos?

Los negocios y los distintos consumidores utilizan principalmente tecnologías de la información (TI) basadas en datos y orientadas a la comunicación. Por el contrario, las instalaciones de producción y las infraestructuras críticas emplean la llamada tecnología operativa (TO) que monitoriza y controla los comportamientos y los resultados prácticos de procesos de producción definidos. Tradicionalmente, la TO ha estado mucho menos interconectada que la TI, pero los avances tecnológicos han acercado a estos dos campos, haciendo que el software y los dispositivos de TO se conecten, cada vez más, a redes de mayor amplitud.

Este desarrollo resulta problemático, pues hay menor conciencia acerca de la ciberseguridad en el campo de la TO que en el de la TI.

Por ello, estas nuevas amenazas para la seguridad física de las TI se vuelven pertinentes para la TO de producción industrial e infraestructura crítica. Asimismo, esta cuestión es cada vez más importante para la industria nuclear, que tradicionalmente tenía un enfoque conservador y mantenía aislados los sistemas de control.

¿Qué actividades lleva adelante el AIT con el fin de mejorar la ciberseguridad en el ámbito de la seguridad física nuclear?

El programa de investigación del AIT examina cómo escenarios de amenazas cambiantes podrían repercutir en los sistemas de TO, y tiene por objeto desarrollar conocimientos técnicos y nuevas soluciones para aumentar la resiliencia de las infraestructuras críticas frente a los ciberataques. Este trabajo constituye la base para el desarrollo de nuevas normas mundiales de seguridad física, procedimientos de certificación para elementos críticos del sistema y nuevas arquitecturas del sistema que incorporen medidas sólidas de ciberseguridad en los sistemas de TO desde la etapa inicial del diseño.

El AIT ofrece asimismo una enseñanza y capacitación integrales como preparación frente a ataques contra la ciberseguridad. En simulaciones complejas de sistemas informáticos “virtualizados”, denominadas “cyber ranges”, los usuarios, los desarrolladores de sistemas, el personal de operación y los representantes gubernamentales reaccionan ante escenarios realistas de ciberataques. Esta clase de simulación es fundamental para garantizar que los sistemas de TI y TO son resilientes y pueden repeler eficazmente las ciberamenazas.

¿Qué ventajas plantea el entorno de aprendizaje virtual desarrollado por el AIT y el OIEA?

La experiencia práctica es el proceso de aprendizaje más eficaz. El AIT y el OIEA desarrollaron un “cyber range” que ofrece la posibilidad de crear “gemelos digitales” de las infraestructuras digitales críticas existentes, en el que, además, se imparte capacitación en escenarios de aplicación muy realistas.

En él, los usuarios gubernamentales y de la industria pueden evaluar y someter a prueba la eficacia de los mecanismos de protección y los procesos institucionales u operacionales.

Las experiencias del “cyber range” respaldan la creación de capacidades de defensa sostenibles, tanto para las organizaciones públicas como privadas.

Además de la capacitación virtual, ¿de qué manera promueve el AIT la seguridad física nuclear con su trabajo y sus conocimientos especializados?

Podemos ayudar en la defensa frente a atacantes, por ejemplo, desarrollando software para monitorizar dispositivos perimetrales que suelen conectar las redes internas de las organizaciones a Internet.

Antes de causar daños, los atacantes suelen servirse de estos dispositivos como puntos de entrada al sistema.

Aplicamos nuestra experiencia en detección de anomalías para entrenar el software de análisis que monitoriza los dispositivos perimetrales de uso común en un determinado tipo de instalación nuclear.

Ese software puede activar una alarma o adoptar contramedidas si un dispositivo actúa de forma extraña. Así, los operadores pueden detectar y desalentar prontamente los ciberataques antes de que estos puedan causar perjuicios significativos.

Hace un año, el AIT fue designado primer centro colaborador del OIEA en seguridad informática al servicio de la seguridad física nuclear, y sigue siendo el único centro de este tipo a día de hoy. ¿Qué significa esto para la labor del AIT?

Estamos sumamente orgullosos de haber sido designados centro colaborador, y seguimos brindando apoyo para impartir un curso regional de capacitación sobre seguridad informática aplicada a los sistemas de instrumentación y control en el sector nuclear. El curso se dictó dos veces en 2022, y algunos de los resultados prácticos de nuestro proyecto conjunto se emplearon para desarrollar una plataforma de aprendizaje virtual.

Asimismo, hemos participado en actividades relacionadas con la seguridad informática en el desarrollo de reactores modulares pequeños.

En la actualidad prestamos asistencia al OIEA para la preparación de la Conferencia Internacional sobre Seguridad Informática en el Mundo Nuclear: la Seguridad Física en aras de la Seguridad, que tendrá lugar en 2023 y en la que ofreceremos demostraciones de nuestra plataforma de capacitación virtual, presidiremos mesas redondas y presentaremos artículos relacionados con nuestra investigación en el sector, entre otras cosas.

¿Cómo colabora el AIT con el Centro de Capacitación y Demostración en materia de Seguridad Física Nuclear?

Hemos estado trabajando codo a codo con nuestros colegas del OIEA para desarrollar módulos de capacitación, demostraciones y ejercicios para el Centro de Capacitación y Demostración en materia de Seguridad Física Nuclear. Incorporamos módulos sobre seguridad informática en los cursos de capacitación relacionados con la protección física de materiales nucleares y otros materiales radiactivos, así como aquellos vinculados a la detección y respuesta en relación con materiales nucleares y otros materiales radiactivos no sometidos a control reglamentario. Este arreglo tiene por objeto reforzar el concepto de que la seguridad informática es un elemento integral e indisociable de la seguridad física nuclear.

Hasta cuando durara la recesión en la Argentina

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Si bien ya teníamos varios indicadores “adelantados” que mostraban la magnitud de la recesión (fuerte caída del consumo minorista, de la construcción, de la recaudación tributaria, entre otras), el dato recientemente publicado de la actividad económica lo confirma. En enero, la producción se contrajo por tercer mes consecutivo y marcó una caída de casi 6% respecto del mismo mes del año anterior, siendo la más elevada desde la salida de la pandemia.

Una de las grandes discusiones que se vienen dando en estos días gira en torno a la duración de la recesión y la velocidad de la recuperación. Para esto, en economía nos gusta ponerle letras a la forma de la recuperación. Como pueden ver debajo, a grandes rasgos hay 4 maneras en la que se puede dar la recuperación de la actividad económica: en forma de “V”, de “U”, de “L” o como “la pipa de Nike”. Dicha forma es relevante porque determina la duración de la recesión y el tiempo que se tarda en recuperar el nivel de actividad previo.

Formas de recuperación de la actividad económica

Fuente: Rollover.

La recuperación en “V” es la más rápida de todas, donde la velocidad de la recuperación es similar a la de la caída. En cambio, la forma que tiene la “pipa de Nike” se debe a que la recuperación es un poco más lenta. En la “U” la diferencia principal es que el rebote no se da con tanta fuerza, y luego se recupera a una velocidad similar a la de la pipa. En cambio, la “L” es el escenario más problemático, dado que la velocidad de recuperación es sumamente lenta (o, incluso, podría manifestarse como un estancamiento persistente).

También podría darse un escenario donde se combinan algunas de las anteriores. Por ejemplo, la recuperación en los primeros meses podría ser rápida, pero luego por algún motivo se hace más lenta (una combinación de la V con la pipa) o podría suceder algo que frene de manera transitoria la recuperación (formando una “W”). Dicho todo esto, la gran pregunta es, entonces, ¿cómo va a ser la recuperación? Para responder esa pregunta necesitamos ver primero un poco de la teoría y luego analizar los datos.

La teoría

El PBI mide la producción de una economía y es el indicador por excelencia para examinar el desempeño de la actividad económica. Como mostramos en esta edición, el PBI también representa los ingresos totales que genera una economía y el nivel de la demanda agregada. Una manera de estimar la velocidad de recuperación de la actividad es por medio del análisis de la demanda agregada. La misma se puede desagregar en 4 grandes componentes: el consumo privado, el gasto público, la inversión (privada) y las exportaciones. Pero no todos tienen el mismo peso (y, por lo tanto, la misma relevancia para explicar la velocidad de la recuperación): el consumo privado representó aproximadamente el 67% del PBI en 2023, tanto las exportaciones como la inversión el 13% y el gasto público el 7% (descontando parte de la producción importada).

Descomposición del PBI por sus componentes de la demanda agregada

Fuente: Rollover en base a INDEC.

Entonces, tenemos que arrancar por el consumo privado. Este componente depende en gran medida de los ingresos de la población, y acá ya tenemos buena parte de la explicación para entender la magnitud de la recesión. Tanto los salarios como las jubilaciones se redujeron drásticamente frente a la aceleración inflacionaria provocada por el aumento del tipo de cambio del 120% que aplicó el Gobierno ni bien asumió. El tema es si se van a recuperar con la misma velocidad.

Casi con total seguridad la respuesta es que no. Por el lado de las jubilaciones, porque el Gobierno ya anunció que a partir de julio las mismas se incrementarán en línea con la inflación, pero sin recuperar todo el poder de compra perdido. Por el lado de los salarios, si bien es probable que -de mantenerse la reducción de la inflación- repunten en los próximos meses, muy difícilmente se observe una dinámica en forma de “V”. Con una inflación tan alta y en el marco de una economía en recesión, resulta muy improbable que los sindicatos -en su conjunto- logren aumentos tan elevados como para recuperar su poder de compra previo.

Como se desprende del gráfico a continuación, la única caída de una magnitud similar fue la del 2002 y ahí el salario real tardó 4 años en recuperar todo su poder de compra perdido (de todos modos, la caída de la actividad económica había sido mucho más grande y las negociaciones paritarias eran prácticamente inexistentes).

Evolución del salario registrado (RIPTE en términos reales)

Fuente: Rollover en base a AFIP.

Todo lo anterior nos lleva a la conclusión de que parece muy poco probable que el consumo privado repunte lo suficientemente rápido y con la fuerza necesaria para que sea en forma de V. En el mejor de los casos, sería una recuperación más lenta como la pipa de Nike.

Pero veamos de todos modos qué sucedería con el resto de los componentes de la demanda agregada. El que sin dudas jugará en contra es el gasto público, ante su fuerte reducción que está llevando a cabo el Gobierno. Por el contrario, las exportaciones casi con total seguridad van a mostrar un gran impulso, más que nada explicado por la recuperación de la grave sequía que afectó al sector agroexportador el año pasado. El último componente es la inversión, que por lo general suele moverse en línea con lo que suceda con la producción, aunque con una mayor sensibilidad (de allí que a veces se hable de un efecto “acelerador”).

En suma, al analizar la recuperación de la economía desagregada por los principales componentes de la demanda, la conclusión que obtenemos es que resulta muy difícil que la misma sea en V, tal como sostiene el Gobierno. Esto se explica más que nada por el hecho de que los ingresos suelen recuperarse lentamente tras un salto devaluatorio e inflacionario, haciendo que el componente principal de la demanda agregada (el consumo privado) se comporte de la misma manera.

Los datos

El mercado parece estar viendo algo similar. Esto lo podemos confirmar examinando el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) que elabora el BCRA a partir de las proyecciones de las principales consultoras económicas del país. De allí se desprende que durante el primer trimestre la economía se contraerá de manera significativa (-3,4%), en el segundo trimestre se mantendrá en esos niveles bajos (+0,1%), para recién empezar el repunte a partir del segundo semestre, aunque sin lograr alcanzar los niveles del 2023.

Otra manera de constatarlo es examinando qué sucedió en las recesiones anteriores. El gráfico a continuación toma como punto de partida el mes en el que se inició la recesión y a partir de eso cómo evolucionó y cuánto tardó hasta recuperar todo el terreno perdido. Como se puede apreciar, ninguna se dio en forma de V. La recuperación de la pandemia fue lo más parecido, con un rebote en forma de V que luego se hizo más lento –como la pipa–, pero de todos modos permitió que en 12 meses la actividad volviera a su nivel anterior.

Comportamiento de las recesiones anteriores

Fuente: Rollover en base a INDEC.

Para poder analizar la dinámica del resto de las recesiones es mejor quitar el caso de la pandemia del gráfico, ya que la magnitud de la caída fue tan grande que eso dificulta el análisis visual del resto (por un tema de escalas). Además, aprovechamos para incorporar la recesión actual, de modo de ponerla en perspectiva.

Al hacer eso, vemos que las recesiones de 2013 y 2015 (ambas provocadas por una devaluación a los pocos meses) tuvieron un comportamiento bastante parecido, en forma de U, con una recuperación mucho más lenta, de casi 2 años (21 meses). En cambio, la devaluación de 2018 tuvo un comportamiento en forma de L dado que, luego de la caída inicial, la actividad se mantuvo en esos niveles sumamente bajos.

Comportamiento de las recesiones anteriores

Fuente: Rollover en base a INDEC.

Nuevamente, este ejercicio nos sirve para respaldar la teoría y comprobar que la recuperación (total) de la actividad se dará, en el mejor de los casos, el año que viene. La forma que adquiera no está tan clara. Eso va a depender en buena medida de lo que suceda con el cepo cambiario. Si en los próximos meses el Gobierno logra desarmarlo sin sobresaltos, lo más probable es que veamos una firme recuperación (con la forma de una pipa). Ahora, si por algún motivo esto se posterga, o si su liberación provoca una corrida cambiaria y una nueva devaluación del tipo de cambio, se frenará el proceso o incluso podría profundizarse la recesión (dando lugar a una W o una L). En unos meses lo sabremos.

Juan Manuel Telechea

Los bancos vs. Mercado Libre. Una batalla por el manejo del dinero virtual

El reclamo de los bancos:

En un endurecimiento de la disputa en el sector financiero, los bancos denunciaron formalmente a Mercado Libre por abuso de posición dominante. Se trata de una presentación formal que realizó Modo, la billetera digital fundada y controlada por las principales entidades financieras del país, en la que acusan a la empresa de Marcos Galperin por presuntas “prácticas anticompetitivas” en el segmento de cobros y pagos.

La denuncia, realizada ante la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC), marca un nuevo paso en el conflicto que los grandes bancos privados y Mercado Pago, la unidad financiera de Mercado Libre, mantienen hace años dentro de la industria, que se intensificó en las últimas semanas en torno a la interoperabilidad de los códigos QR para realizar pagos con tarjeta de crédito.

“La tecnología de Mercado Pago es muy buena. Pero se inventó sobre infraestructura del sistema de pagos ya existente e incorporaron barreras anticompetitivas que generan un retroceso de años en el mercado”, dijo Santiago Eraso, director de Legales y Compliance de Modo, sobre la presentación que se presentó hoy a las 10 de la mañana.

En concreto, la denuncia se concentra en cinco puntos en los que, según Modo, existirían “prácticas anticompetitivas” por parte de Mercado Pago que se encuadrarían presuntamente dentro de las figuras de “abuso de posición dominante de tipo exclusorio”. En otras palabras, la acusan de bloquear o impedir que otros actores puedan competir con sus servicios.

Uno de los temas se vincula con la interoperabilidad de los códigos QR, una disposición del Banco Central (BCRA) que establece que todos los códigos QR deben permitir pagos con tarjeta de crédito desde cualquier billetera, independientemente de quién es la firma proveedora de esos QR. Según la denuncia de Modo, “Mercado Libre impide que las billeteras competidoras paguen con sus QR o en su pasarela de pagos (e-commerce)”.

La implementación de la interoperabilidad aplicada a las tarjetas de crédito (en rigor, los QR ya son interoperables para pagos con dinero en cuenta o transferencia) fue un tema conflictivo, que incluso fue postergada en cuatro ocasiones por parte del BCRA desde el año pasado.

Si bien días atrás Mercado Libre compartió credenciales con las firmas que lo solicitaron (Modo y Cuenta DNI, de Banco Provincia) para avanzar en pruebas técnicas, todavía existe una disputa comercial en torno a este tema.

Mercado Pago, dueña de la mayor red de códigos QR del país, pretende que otras firmas tengan un cargo (un derecho de uso o fee) por usar sus QR, como remuneración a su inversión para expandir este medio de pago, un esquema exitoso en otras regiones, como el sudeste asiático, que la empresa introdujo en la Argentina en 2018.

Desde firmas como Modo rechazan esta exigencia, y sostienen que la normativa del BCRA no establece condiciones en torno a cargos o comisiones por el uso de este medio de pago. “Entendemos que no corresponde. El adquiriente le cobra al comercio, y su negocio es cobrar más veces por más pagos”, dice Eraso, sobre una cuestión que aún frena la aplicación plena de la interoperabilidad.

A su vez, desde Modo denuncian que la billetera de Mercado Pago, el mayor jugador del sector, no abre los pagos con tarjeta de crédito para operaciones con QR al resto de los prestadores e “impide a sus usuarios que inicien pagos usando adquirientes y agregadores competidores”. Es decir, hoy los usuarios de la billetera de Mercado Libre que quieran hacer pagos con tarjeta de crédito únicamente pueden hacerlo leyendo códigos QR de Mercado Pago.

La normativa del BCRA no obliga a las billeteras a abrirse a otros códigos QR y la decisión de mantener “cerrada” la aplicación que tomó la empresa de Galperin es replicada por otros jugadores. No obstante, desde Modo denuncian que, al tratarse de una firma que es jugador mayoritario en el segmento de billeteras y de la red de QR, se trataría de un caso de “integración vertical” que bloquearía la competencia.

La denuncia de Modo también plantea que el marketplace de Mercado Libre, por donde ocurre el 80% del comercio electrónico del país según sus estimaciones, “impide el uso de billeteras digitales competidoras de Mercado Pago” y niega la aceptación a “aquellas que solicitan ser iniciadoras de pagos en la plataforma”.

A su vez, denuncian que “Mercado Libre no permite que otros agregadores y aceptadores competidores brinden servicio de cobro en su plataforma”, lo cual implicaría un esquema de “venta atada” de los propios servicios financieros de Mercado Libre a comercios que venden a través de su plataforma.

Por último, desde Modo denuncian que Mercado Libre, en otro caso de supuesta “integración vertical”, obliga a los usuarios de su plataforma de comercio electrónico a abrir una cuenta exclusiva en Mercado Pago.

La presentación fue realizada ante la CNDC, en un esquema que implicará la ratificación de la denuncia, el análisis de los contenidos y la notificación a los denunciados.

Mientras tanto, Modo solicita al organismo una medida cautelar para avanzar en la interoperabilidad de los códigos QR para tarjetas de crédito y la apertura de la billetera de Mercado Pago, a fin de habilitar a sus usuarios a “iniciar pagos con tarjeta de crédito” en otros medios de pago o QR de sus competidores.

La respuesta de Mercado Libre

Fundada en 1999, Mercado Libre nació como una empresa especializada en el comercio electrónico y luego avanzó sobre el negocio financiero, con su billetera Mercado Pago. En 2018, introdujo el código QR como medio de pago en comercios físicos mientras creció en el sector con la funcionalidad de su cuenta remunerada, que permite a los usuarios invertir el dinero alojado en su cuenta para obtener un rendimiento que, aunque menor a la inflación, supera al retorno cero de las cuentas bancarias tradicionales.

A fines de 2020, se lanzó Modo, una billetera digital que tiene detrás a los principales bancos del país (Santander, Macro, Galicia, Nación, Credicoop, etc.). En tanto, el Banco Provincia gestiona Cuenta DNI, su propia app de cobros y pagos.

En los últimos meses, Modo y Mercado Pago mantienen una disputa en torno a la interoperabilidad de los códigos QR y la apertura de las herramientas de pago. En marzo pasado, se registraron 36,4 millones de operaciones realizadas a través de códigos QR interoperables, de acuerdo con cifras del Banco Central. Y según Mercado Pago, actualmente el 86% de los pagos a través de QR se realizan con transferencias o dinero en cuenta, y solo el 14% restante corresponde a los pagos con tarjeta de crédito.

Esteban Lafuente

La empresa de comercio electrónico Mercado Libre ha rechazado la denuncia por presunto abuso de posición dominante presentada ante la autoridad de Competencia por los bancos integrados en la plataforma virtual de pagos MODO, y les ha acusado de operar como un cartel.

En un comunicado MercadoLibre afirma que «cumple con todas las regulaciones vigentes» y considera «absurdo» las acusaciones de los bancos, que aseguran que impone a los usuarios el uso en exclusiva de sus servicios y la cuenta de Mercado Pago a la hora de realizar transacciones.

MODO también denuncia la falta de «interoperabilidad» para pagar con tarjetas en códigos QR generados por Mercado Pago, lo que a su juicio constituye una conducta «anticompetitiva».

En su respuesta, MercadoLibre recuerda que esta acción se da días después del vencimiento de los plazos establecidos por el Banco Central argentino para la interoperabilidad de tarjetas de crédito con QR, por lo cual Mercado Pago cumplió con lo establecido en la norma «abriendo su red pese a que los bancos se negaron a acordar condiciones comerciales».

MercadoLibre quiere que la apertura de los pagos interoperables con tarjetas de crédito se haga si los bancos pagan una comisión por operar en sus sistemas.

Adicionalmente, el gigante del comercio electrónico afirmó que «MODO es una sociedad integrada por 36 bancos, que está siendo investigada por cartelización y discriminación por la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC)».

«Es llamativo que en 2020, los mismos bancos armaron otra empresa (MODO) con idénticos objetivos para evitar competir entre sí y ahora están nuevamente denunciados por cartelizarse», destaca.

Los principales accionistas de MODO son las filiales argentinas del Banco Santander y del BBVA, el Banco de la Nación Argentina, el Banco Galicia y el banco privado argentino Macro.

Las compras a través de MercadoLibre representan el 80 % del comercio electrónico minorista en Argentina.

Minería: un proyecto de «tokenización» para controlar las exportaciones

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La relación entre el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el ministro de Economía, Luis Caputo, atraviesa un momento crítico, y en parte ello tiene que ver con la llegada de Luis Lucero a la Secretaría de Minería de la Nación.

Lucero, que en el resto de la administración libertaria es visto como “más casta” porque representa los intereses de los actores tradicionales de la minería asociados con la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM).

Su elección final le agregó más interferencia a la relación entre ambos funcionarios y con el correr de la gestión eso va en aumento. Es que, una de las banderas del otro candidato a ocupar la cartera de Minería, Pablo Rutigliano, era la tokenización del sector minero, para controlar con tecnología Blockchain las bocas de salida de las minas del país, y registrar cada tonelada de minerales que se exporta.

Ello implica, claro está, impedir subfacturaciones como la que se dio el año pasado en Catamarca con una de las gigantes internacionales que controla el litio, Livent.

Lucero y la CAEM no están a favor de tokenizar la industria minera porque implicaría entrar en conflicto con grandes mineras, gobernadores y empresarios que ya construyeron sus “quintas” en torno al actual modelo.

“El vínculo entre los dos no está roto, pero se enfrió”, dicen en LLA sobre la relación entre ambos dirigentes que se conocen desde hace años, en rigor desde 2009, cuando compartieron trabajo en Corporación América, específicamente en el proyecto del Corredor Bioceánico Aconcagua que estuvo a cargo de la empresa de Eduardo Euernekian.

¿En qué consiste el proyecto para “tokenizar” la minería?

Hoy, los salares están controlados por Lítica, de la argentina Pluspetrol (con 320 mil hectáreas); Arcadium Lithium, fruto de la fusión entre la estadounidense Livent y la australiana Allkem (con 232,637 hectáreas); Integra Lithium, del empresario y político argentino, José Luis Manzano (con 163 mil hectáreas); la minera china Ganfeng Lithium (con 122.432 hectáreas); y la británica-australiana Río Tinto (con 83 mil hectáreas).

Para el caso del litio (por establecer un ejemplo) los precios están fijados por las dos o tres compañías internacionales, como Livent y Allkem (que lo exploran y explotan en el norte argentino). Estas compañías, amparadas en que el carbonato de litio implica algún grado de industrialización fijan por sí mismas el precio al que lo exportan.

Esto implica que tienen vía libre (con la anuencia de los organismos de control, políticos y empresarios locales) para exportar el litio que extraen al valor que esas mismas empresas definen (a la baja, desde ya).

Esto hace que el país y el Estado pierdan recursos en el orden a los mil millones de dólares, como sucedió en 2023, por esta falta de regulación, (sumada a la subfacturación de estas grandes compañías).

La iniciativa de tokenización plantea crear el Mercado de Metales y Futuros Digital, con base en la tecnología Blockchain, para “transparentar” transacciones y contratos asociados con operaciones presentes, futuras y de coberturas en la industria minera. El objetivo es determinar los precios de referencia, transparentes y visibles desde el origen en la boca de la mina para los commodities que se comercialicen, operen y negocien en todo el país. La iniciativa de tokenización está basada en tecnología blockchain, que funciona como un sistema de registro de datos encadenados e inviolable, sin la necesidad de intermediarios y en forma eficiente. Allí, cada una de las transacciones, asientos o modificaciones en este registro debe ser validada por una red de nodos distribuida y global sin un punto de ataque central.

Transparentar el mercado de metales argentino

El presidente de la Cámara Latinoamericana del Litio, Pablo Rutigliano, dialogó con Periferia, y explicó que “la idea es crear el mercado de metales y transparentar la comercialización del litio, el cobre, la plata, el mercado de chatarra y todos los que se consideran commodities”.

Rutigliano, quien impulsa el proyecto, explicó que lo que se busca es aprovechar la tecnología disponible para fijar precios de referencia internacionales.

Pues bien, en la actualidad, la decisión de continuar con el modelo tradicional comienza a generar ruidos, más en un escenario en el que el valor del litio, el mineral estrella, viene en descenso desde 2022, cuando la tonelada de Carbonato de Litio a noviembre de 2022, tenía un valor de lista de U$S 84.000. y a 03/2024, tiene un valor de lista de U$S 14.000.

El tremendo descenso internacional, y la falta de controles a las gigantes mineras del Noroeste Argentino, siembra tensiones al interior del gobierno.

«El gol debe ser un pase a la red”. Grandes frases del Flaco Menotti

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Como lo que le sobraba a César Luis Menotti era inteligencia, sus grandes inventos fueron dos. El primero, convertir a la Selección en prioridad para la AFA, dándole una perspectiva estable y continua de trabajo riguroso. El segundo, hacer de cuenta que todo eso no importaba y que lo imprescindible era recuperar pretendidas esencias inmemoriales, basadas en el toque y la gambeta.


No deja de ser al menos risueño que los dos directores técnicos que ganaron los primeros títulos mundiales para Argentina –y que a la vez se supusieron creadores de escuelas futbolísticas, de corrientes de pensamiento, encarnaciones dilectas de izquierdas y derechas ideológicas, representantes de dicotomías intocables y enemigos irreconciliables con bandas extensas de hinchas fanáticos– hayan sido escuetos triunfadores en su oficio: el palmarés de César Luis Menotti incluyó apenas un título nacional (Huracán), dos Mundiales (mayor y juveniles con Argentina) y tres copas locales (pero no la Liga) con el Barcelona. El de Carlos Salvador Bilardo fue aún más parco: un campeonato local con Estudiantes y el título de México. Nada más.

Esto bastaría para refutar cualquier tesis del fútbol argentino como exitista, si no fuera porque el encumbramiento de ambos tuvo que ver, justamente, con ambos éxitos, porque fueron demasiado cruciales: el primero, “contra” la dictadura, y el segundo, con Maradona y “contra” Inglaterra. En 1978, Menotti comandó un equipo inolvidable, pero no por el pretendido “lujo” de su juego, sino por su potencia y su prepotencia, aunque arltiana: pura prepotencia de trabajo. El Huracán de 1973 era fantástico y fantasista, irrepetible, pero no podía jugar un Mundial (a duras penas, jugó una Copa Libertadores digna en la primera rueda, y lo trituraron en la segunda, a medias entre Independiente y Peñarol, en 1974).

Como lo que le sobraba a Menotti era inteligencia, sus grandes inventos fueron dos: el primero, convertir a la Selección en prioridad para la AFA, dándole una perspectiva estable y continua de trabajo riguroso, que incluía cambiar la preparación física para equiparar a los equipos europeos en velocidad y potencia; el segundo, hacer de cuenta que todo eso no importaba y que lo imprescindible –su “logro”– era recuperar pretendidas esencias inmemoriales, apodadas la nuestra, basadas en el toque y la gambeta. Cuando Mario Alberto Kempes convierte los goles de la final contra la entonces Holanda, demuestra la importancia decisiva del primer invento (se lleva a la rastra a todos los holandeses). Cuando Menotti comienza a hablar, demuestra que, además, toda práctica precisa de un relato que la interprete y le asigne un sentido, aunque la propia práctica lo contradiga. Por eso, no paró de hablar hasta su muerte.

(Lo de Bilardo, en cambio, fue igual: sus dos equipos triunfadores estaban llenos de grandes jugadores, desequilibrantes y decisivos, muchas veces lujosos –Ponce, Sabella, Trobbiani; Maradona, Burruchaga, Borghi, Valdano–, pero los explicaba como tacticistas y defensivos: ambos equipos, el de 1978 y el de 1986, tuvieron casi la misma diferencia de goles; el equipo defensivo, uno más en contra. Y lo de Bilardo también fue distinto; sólo habló hasta por los codos durante casi cuarenta años).

Ambos compartieron esa excepcionalidad: ganaron esas dos Copas. Pobre Menotti, lo suyo fue cuesta arriba, porque la dictadura fue un monstruo grande que pisaba fuerte, y nunca pudo saldar ese estigma –como si la sociedad argentina hubiera sido un modelo de resistencia y rebeldía anti-fascista y tuviera el derecho de reprocharle haberle dado la mano a Videla y a Galtieri (se supone que no podía escupírsela, ni siquiera negarle el saludo, así como yo no podía matar a Videla el día que desfilé delante de él con un FAL cargado, mientras hacía la colimba)–. Al menos, cuando pudo trató de marcar alguna diferencia: alguna firma en solicitadas por los desaparecidos, por ejemplo, que no demasiados se animaban a firmar. Supongo que fue esa experiencia la que lo decidió a asumir con más franqueza –o al menos, con retóricas más convincentes– posiciones progresistas después de 1983. Pero convenció a unos cuantos de que había protagonizado una revolución táctica basada en volver a jugar como la Máquina de River Plate en 1942, lo que, por supuesto, era falso.

Bilardo, en cambio, también la tuvo difícil: ese gran equipo de 1986 siempre será el de Diego Armando Maradona y diez japoneses, como dicen que decía el técnico noruego Egil Olsen (“Bilardo encontró a los diez japoneses”), y el de 1990 era una caricatura de sí mismo, a pesar de lo lejos que llegó y lo bien que jugó sólo un partido (la semifinal contra Italia). Pero convenció a unos cuantos de que había protagonizado una revolución táctica –para mí, basada en sacar a Clausen, a Garré y a Pasculli: la revolución la encuentra recién con Bélgica, su mejor partido– y no paró de hablar de ella como si hubiera transformado el fútbol galáctico.

Ambos eran muy distintos: ególatras, narcisistas hasta la exasperación, aunque Bilardo le añadía su paranoia desarrolladísima, como dijo el amigo Matías Bauso ayer en su nota. La pretensión de ambos de construir una suerte de weltanschauung sobre sus preferencias futbolísticas no resiste ningún análisis serio, y sin embargo convencieron a la comunidad futbolera durante cuarenta años de que era cierto. Posiblemente, el mérito sea aquí más del Flaco que del Narigón: el primero aceptó algún romance con su comunismo, era amigo de Serrat y la Negra Sosa le dedicó una canción desde el escenario. Bilardo, en cambio –ahora sí: ¿en cambio, por el contrario? –, era peronista, aunque jamás se proclamó “de derecha”: con algo más de certeza, descartó esa dicotomía, que para él era meramente futbolera, pero esencial (y acusó a su colega de “rabanito”: rojo por fuera, blanco por dentro).

Entiendo que he hablado de Bilardo como si se hubiera muerto, y el que se murió fue el Flaco. Pero Jekyll y Hyde, yin y yan, mundo de oposiciones y relaciones, ambos se construyeron en contra del otro en un juego de espejos invertidos. Lo que es indiscutible logro de Menotti no es su modo de tirar el offside, sino el haber conseguido que un director técnico de la selección durara ocho años –Stábile duró casi veinte, pero antes de la Copa de Suecia 1958 nada cuenta–, se tomara las cosas en serio y trabajara para hacer entrenar como energúmenos a sus jugadores –y volverlos profesionales hiper competitivos, capaces de pisotear a la Holanda de 1978. No había nada de izquierda en eso, sino pura inteligencia futbolera, que para eso le pagaban.

El fútbol, como buena mercancía, es de derecha, porque sólo busca aumentar la plusvalía.

El fútbol, como buena mercancía, es de derecha, porque sólo busca aumentar la plusvalía. Siempre será un juego bello, antes y después de las declaraciones de los jugadores y los técnicos, y los triunfos mundiales, como ha quedado palmariamente demostrado hace tan poco, son grandes proveedores de felicidad en tiempos aciagos. Posiblemente, entonces, el otro gran mérito de Menotti no fue futbolero, sino poético: haber convencido a tanta gente, con el único arsenal de la palabra, de que las paredes entre Ardiles y Kempes tenían algo de izquierda.

Pablo Alabarces

Grandes frases del «Flaco»

“El fútbol es un fenómeno social que mueve pasiones y genera intereses. No podemos ser ingenuos y pensar que está exento del poder”.

“El fútbol debe ser un espectáculo, un show para la gente. No podemos conformarnos con partidos aburridos y llenos de pelotazos”.

“El fútbol es tan generoso que evitó que (Carlos Salvador) Bilardo se dedicara a la medicina”.

“Cuando yo veo que quieren transformar al fútbol en el mundo de los negocios me da tristeza porque siento una falta de reconocimiento con mucha gente que sostuvo esa pasión que la pelota despierta en cada esquina de la Argentina. El fútbol está en una lucha cruel con los poderes económicos, pero depende de los socios”.

“El gol debe ser un pase a la red”.

“Hay que tener cuidado con exigirles a los jóvenes que sean los nuevos (Diego) Maradona o (Lionel) Messi. Cada uno tiene su propia historia y su propio camino”.

“El 90 por ciento de los jugadores actuales no sabe jugar al fútbol entendiendo por tal un juego colectivo”.

“La táctica es programática. Por lo tanto, todo lo que sea programático en el mundo de la acción, donde aparece lo inesperado, no tiene mucho sentido”.

“El doble cinco es una mentira. El supuesto equilibrio exige más jugadores de contención que creativos. La pelota se puede recuperar no por acumulación de efectivos sino desde la recuperación de espacios, como hacía la Holanda de Cruyff”.

“La mayoría de los goles que se convierten es por no achicar”.

Vida y trabajo en los tiempos de la inteligencia artificial

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El economista, investigador del Conicet y profesor de la Di Tella acaba de publicar un libro con su colega Darío Judzik, ‘Automatizados. Vida y trabajo en tiempos de inteligencia artificial’. Pronostican que habrá menos empleo, abogan por una redistribución de la riqueza concentrada en los dueños de la tecnología, advierten que el conocimiento se remunerará menos y se valorará lo creativo y artístico.

El economista Eduardo Levy Yeyati estaba muy ocupado el año pasado asesorando al radicalismo hasta las elecciones presidenciales. Ahora quiere tomar distancia de la coyuntura económica y se ha concentrado en el lanzamiento de su último libro sobre un asunto que lo apasiona, el trabajo. Se llama ‘Automatizados. Vida y trabajo en tiempos de inteligencia artificial’ (Planeta) y lo escribió junto a su colega Darío Judzik, decano ejecutivo de la Escuela de Gobierno de la Universidad Di Tella. Allí da clases Levy Yeyati, al igual que en Harvard y la London School of Economics. Execonomista jefe del Banco Central en la crisis de 2002, es investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). En 2018 había escrito el libro ‘Después del trabajo’, que ha debido actualizarse ahora con la nueva obra por el boom de la inteligencia artificial generativa en los últimos dos años. Además ha escrito novelas, algunas finalistas de premios, como ‘Culebrón’ y ‘El juego de la mancha’.Google abre la puerta a que una parte de su buscador impulsada con inteligencia artificial sea pago

Nuevo libro de Eduardo Levy Yeyati y DarÍo Judzik.

Alguna vez le pregunté a Mariano Llinás por el mensaje de ‘Argentina 1985’, de la que fue guionista, y me respondió que había mensajes durante toda la duración de la película de dos horas y media. En su libro de 252 páginas me imagino que también, ¿pero cuáles son los principales?

–No son mensajes, pero el libro desarrolla cinco hipótesis para la pregunta de qué va a pasar a futuro. Hay una discusión sobre si va a haber menos o más trabajos. Nosotros sostenemos que va a haber menos trabajos, inevitablemente, no importa lo que hagas. Básicamente, porque este cambio, esta nueva inteligencia artificial, es distinta a lo anterior, porque reemplaza la inteligencia. Las diferentes revoluciones tecnológicas fueron desplazando al hombre de tareas cerebrales y esto es básicamente un cerebro artificial. Originalmente, los trabajadores se movieron del campo a la ciudad para trabajar en trabajos fabriles manuales. Se producían bienes. Sobre todo cuando se fue automatizando la línea de producción fueron pasando al sector servicios. De hecho, hoy el trabajo industrial representa 10 o 12% en la mayoría de los países, no solo en Argentina, de la fuerza laboral. Y ahora esta inteligencia artificial lo que está haciendo lentamente es sustituir, competir con el trabajador en el sector servicios, en esos trabajos que eran básicamente mentales. La inteligencia artificial, sobre todo esta última, la generativa, la que vemos en el ChatGPT y en algunas otras aplicaciones, reemplaza al trabajador en su inteligencia.

Reemplaza hasta a los programadores…

–Por supuesto. Por eso en en el libro hacemos la distinción entre el programador, que está en la línea de extinción, y el desarrollador de software, que puede complementar a la inteligencia artificial en la medida en que le agregue creatividad, diseño u otro tipo de inteligencia que todavía no ha sido creada artificialmente. Pero los futurólogos serios piensan que en 20 años esta inteligencia artificial generativa se va a convertir en inteligencia artificial general, que para explicártelo es simplemente un nivel de inteligencia artificial que no solo no necesita entrenamiento, sino que aparte reemplaza las tareas que hace un hombre, al menos al nivel de calidad humana. Entonces cuando vos llegues ahí, casi todas las cosas que nosotros podemos pensar como trabajo, actividades comercializables van a ser potencialmente sustituidas. Después podés reglamentarlo, podés tratar de demorarlo a los golpes, regularlo, pero la tecnología va a estar ahí.

¿La segunda hipótesis cuál es?

–Es más política. Es imposible hoy precisar a qué escenario vamos. Si nos van a reemplazar y entonces vamos a ser todos más pobres, vamos a vivir del cheque, vamos a estar deprimidos, vamos a tener revueltas sociales. Es un poco la distopía más ficcional, si se quiere. Incluso yo tengo una novela sobre ese escenario, ‘El juego de la mancha’. Y después hay otros que piensan más al estilo de Keynes en su obra de 1930 sobre cómo imaginaba él que iban a ser la vida de sus nietos. Imaginaba que la productividad iba a ser tal que no íbamos a necesitar trabajar más de 15 horas a la semana y el resto lo íbamos a dedicar al ocio creativo. Y acordate que Keynes era un esteta del grupo de Bloomsbury. Entonces él pensaba que iban a estar tomando té y escuchando cuartetos en el jardín o algo por el estilo. Pero Harari dice que vamos a estar jugando a los jueguitos o siendo todos más religiosos, haciendo rituales. La idea es que la inteligencia artificial, el robot, la máquina, el programa va a trabajar por nosotros y nosotros vamos a ser como los filósofos griegos de la escuela de Atenas, que nunca trabajaron un solo día en su vida. Eso es como la utopía del ocio. En el medio hay muchas cosas que pueden salir bien o mal. Mi impresión es que depende mucho de cómo vos resuelvas algunos problemas, en particular cómo redistribuir los frutos de la tecnología, por un lado, y, por el otro, cómo hacer que esa tecnología sea más productiva. Porque la tecnología reemplaza trabajo y reduce costos, pero no necesariamente es más productiva.

¿De qué viviría esa gente que está ociosa?

–Si la tecnología es más productiva y vos producís más con menos, entonces vas a tener boom de riqueza. La pregunta es cómo hacés para redistribuir esa riqueza. Tenés el trabajador y el capitalista, que es el dueño del programa del robot. Si ese robot reemplaza al trabajador, todo el producto o la mayor parte del valor agregado creado por la empresa quedaría en manos del dueño del capital. Esa concentración es no solo regresiva, sino muy mala para la economía, porque este tipo consume menos que el resto, es rico, está saturado de consumo. Entonces, generás una depresión económica, esa es una distopía del ocio. A su vez eso atenta contra la tecnología, porque vos no vas a generar innovaciones si no tenés a quién vendérselas. ¿Entonces cómo resolvés eso? Con un sistema tributario progresivo que haga que ese incremento del ingreso del capitalista de alguna forma sea recuperado por el Estado y retransferido a través de subsidios, ingreso universal, hay una serie de propuestas alrededor de esto, incluyendo propuestas que han sido sugeridas por grandes capitalistas, que prevén que si la concentración es tal no venderán sus productos, vamos a ir todos a la quiebra.

Pero va a haber discusión sobre redistribuir entre gente que no hace nada…

–Pero hoy se hace eso, por ejemplo, en el sistema previsional. Hoy el sistema previsional en muchos países tiene una pata universal que es financiada por el resto. El sistema previsional se creó no por un gobierno progresista sino en la Alemania de Bismarck. Si vos crees ingenuamente en el laissez faire y en los mercados, vas a generar una depresión económica que no le conviene a nadie, empezando por el empresario innovador que no tiene a quién venderle los productos. Por eso en Palo Alto en una época proponían algún esquema de ingreso universal. ¿Cómo evito a una depresión económica y eventualmente una guerra civil o problemas de insatisfacción social? Entonces ese escenario requiere de una intervención política.

¿Tercera hipótesis?

–La nueva tecnología tiene un efecto Robin Hood en este sentido: la tecnología sustituye el conocimiento. Entonces el tipo con más conocimiento, el más preparado, pierde en términos relativos. Nosotros citamos a los choferes de taxis de Tokio. Hay tipos que son más hábiles para conseguir clientes y tipos menos hábiles. Pero hay una aplicación que introdujeron hace dos o tres años que te ayuda a ubicarte en un lugar donde podés conseguir clientes. El diferencial de productividad entre el tipo que era más educado y el tipo que era menos educado cae en un 15% por la aplicación. Lo que genera es que primero educar no paga tanto porque podés compensarlo con la tecnología. Genera un achatamiento de la prima por educación, precisamente porque se equiparan los salarios generalmente a la baja. Genera también posiblemente una reducción del ingreso promedio, es decir, una reducción de la participación de la masa salarial. Reduce la inequidad, pero tiene varios efectos nocivos, entre ellos, primero, desincentiva la formación. Por el otro lado, amplía la brecha entre el capital y el trabajo. O sea que te abre problemas, que tenés que resolver. Se pensaba hace cinco años que la tecnología favorecía al ingeniero. Esta nueva inteligencia artificial opera en sentido inverso…

¿La inteligencia artificial le quemó los papeles de su anterior libro sobre el trabajo?

–La respuesta es sí y no. A mí no me había quedado nunca clara la hipótesis, que era más masiva hace diez o cinco años, de que las tecnologías castigaban sobre todo a los trabajadores de calificación media y generaban una un aumento de la dispersión salarial. Decían: “Yo sustituyo al trabajador manual, rutinario, un tipo de clase media, ese tipo se queda sin laburo y va a buscar laburo no arriba, donde no llega, por su capacidad, su entrenamiento, sino abajo. Va a competir con el taxista el ingeniero que se queda sin trabajo, se pone un Uber y compite con los menos calificados. Entonces en teoría se deprimían los salarios de los poco calificados y se abría la brecha. En ‘Después del trabajo’ un poco lo ponía en duda, pero era la visión que uno veía en los trabajos empíricos. Lamentablemente los trabajos empíricos miran datos que ya sucedieron, entonces es muy difícil atribuir lo que sucedió a algo que está sucediendo ahora. Por eso no hice una segunda edición. Si pensábamos que íbamos a ampliar la brecha salarial, esta nueva inteligencia artificial apunta a lo contrario y genera otro tipo de problemas. Sí cambié mi visión porque la naturaleza de esta nueva innovación es distinta. Hay mucha gente que estaba muy vendida en la teoría anterior que está hoy modificando su visión. Estamos aprendiendo sobre las implicaciones de estas nuevas tecnologías. Básicamente se favorece a los que no tienen entrenamiento. Esta visión tiene implicaciones complicadísimas en términos de distribución, pero también en términos educativos. Por ejemplo, ¿para qué educas? ¿Para qué formás laboralmente, si la tecnología está sustituyendo justamente esa formación o cómo cambiarías la formación laboral? Todo lo que sea competir directamente con la tecnología a la larga va a fracasar. La pregunta es cómo hacemos para formarnos de manera de no ir contra la pared de la tecnología que tarde o temprano va a terminar superándonos.

¿Y la cuarta hipótesis?

–Hay algunas aptitudes, capacidades humanas que creo van a ser inmunes a la automatización. Y ahí ya entro en un terreno más especulativo. ¿Vos que estudiaste?

Primero, comunicación y después, periodismo.

–Seguramente leíste alguna vez o diez el artículo este de Benjamin, ‘El arte en la era de la reproducción mecánica’. La cuarta hipótesis es una hipótesis benjaminiana sobre los souvenirs de los museos. Él decía por qué La Gioconda tiene un valor inmenso y su póster vale un euro. Él lo llamaba el aura, que distingue el original, el lugar donde fue hecho, cuestiones con valor subjetivo que no tiene la copia. La automatización es la copia. Entonces hay algunas actividades con creatividad, entendida como lo artesanal, el by humans (por humanos). Hago mucho hincapié en que en el futuro vas a tener un campo de producción de bienes y servicios que sean hechos por humanos, eso va a ser un logo. De alguna forma se va a generar un perímetro en donde el humano puede competir con la máquina, no de igual a igual, no haciendo lo mismo, sino haciendo la visión humana. Entonces vos vas a tener carne sintética y algún día te vas a querer comer un bife de vaca y vas a tener arte digital y algún día vas a querer tener un artista que te haya pintado un cuadro y vas a tener música hecha por inteligencia artificial, pero vas a querer un concierto de un tipo hace un solo de guitarra en vivo. Esto que parece muy marginal son un montón de actividades y creo van a ser la frontera del trabajo humano futuro. Incluye también la enseñanza primaria, el cuidado de personas. Hay una nueva frontera que difiere mucho de lo que nosotros hace 20 años les decíamos a los chicos que tenían que estudiar. De hecho es lo opuesto. A mí me encanta ese texto del aura porque es como un talón de Aquiles económico. La economía no puede explicar eso. La teoría del valor subjetivo no puede explicar esas diferencias de precios. Sí, pero me ayuda a entender por qué yo voy a preferir comprar una artesanía imperfecta antes que una producción industrial perfecta.

Cuando empecé a leer el libro, le dije a mi hija mayor, de 15 años, que le iba a poder decir qué puede estudiar. ¿Qué oficios, actividades o profesiones pueden tener futuro?

–La profesión es difícil. Nosotros estamos todavía pensando en cómo pensaba mi viejo. Si este estudia ingeniería para ser ingeniero, estudia medicina para ser médico toda la vida. Yo creo que eso no va más. Hace mucho no va más. De hecho, hace 20 años en Europa tuvieron el Consenso de Bolonia, que achicaba las carreras a tres años más dos de posgrado. La historia de que vos estudiás y después trabajás 30 años y te jubilas no va más. Hay muchas idas y vueltas, hay mucho reentrenamiento y volver a actualizarte. Entonces la idea de yo hoy elijo qué voy a hacer el resto de mi vida la descartaría. Yendo a tu pregunta, todo lo que tenga un componente de creatividad humana que sea no reductible a un programa es el lugar a donde tenés que ir. Vos podés estudiar lo que quieras, estudiar periodismo también, pero después tenés encontrar un trabajo que no sea competir con la máquina en elaborar y reformatear cables.

¿Qué oficios o profesiones no se van a eliminar?

–Por ejemplo, todo lo que tenga que ver con educación, incluso algunas ayudas para estudiantes rezagados. Puede ser que se automaticen, pero la relación, la dinámica del aula, no sé si universitaria, pero seguramente a nivel primera infancia, primaria, incluso secundario se va a preservar. El problema con esa actividad como muchas otras de este estilo es que se pagan mal, pero seguro van a existir. Lo mismo que los cuidados, sobre todo de adultos. A medida que envejezca la población, va a haber una demanda del viejo. Si tienen Alzheimer, le podés poner un robot, pero en la mayoría de los casos no tienen Alzheimer, necesitan comunicación, socializar. Ahí el factor humano es importante. Después todo lo que tenga que ver con el arte. Si nosotros vamos a una utopía del ocio, vamos a gastar más en eso, porque vamos a tener mucho tiempo para consumir productos artísticos, de esparcimiento, de entretenimiento. Hay toda un área que hoy está vista como más marginal, aunque no tanto. El entretenimiento hace mucha guita. Si los consumidores tienen ingresos para demandarlo, vas a tener muchísimas actividades, Si vos pensás en el padre del presente, te dice estudiá ingeniería, datos, ahí está el futuro, pero ahí está el presente. ¿Dónde está el futuro? Estudiá gastronomía. Incluso dentro de datos estudiá visualización de datos para proponerle el factor humano.

¿Y habrá trabajos donde se gane dinero?

–En la utopía del ocio deberías poder desvincular el trabajo del dinero. Si vos lo que querés es un trabajo mercantilizable, no creo que ganes tanto dinero. La tecnología hará gran parte del esfuerzo de crear valor y riqueza a la larga. Deberíamos trabajar menos por el sueldo y eventualmente deberíamos pensar. Y esa es la quinta hipótesis: el mundo sin trabajos. En ese escenario tenemos nuestros medios de subsistencia, no estamos cirujeando los restos de los ricos. En un escenario donde hay una distribución del ingreso y de frutos de la tecnología, vamos a pensar el trabajo en términos de actividad pública, vida social, relaciones personales, incluso contemplación, o sea, actividades del ocio, lo que Aristóteles describía como la vida activa de los griegos. Nunca trabajaron en su vida esos griegos como Sócrates, Platón y Aristóteles. Ellos trabajaban de hablar, pero no les pagaban por eso.

Alejandro Rebossio

En el mundo se implementan políticas públicas para garantizar esquemas industriales. En Argentina, no

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Por primera vez en décadas, en el mundo se aplican de manera abrumadoramente explícita y activa políticas públicas para garantizar esquemas industriales que permitan apuntalar el desarrollo económico en sus dimensiones productiva, social y ambiental.

A contramano, como consecuencia de la crisis actual, en Argentina emergen expresiones que señalan al Estado como el causante de todos los males actuales, enemigo a desaparecer o bien desintegrar hasta la mínima expresión necesaria que sólo garantice la propiedad privada. En esta nota proponemos reflexionar que la crisis actual no es consecuencia de la implementación de políticas públicas en términos de planes integrales y articulados, sino más bien su escasez.

En el mundo, ser neoliberal pasó de moda. La oleada globalizadora que inició en la década de 1970 finalizó de manera gradual con la crisis financiera de 2008 y terminó de asentarse de manera explícita con la asunción de Donald Trump en EE.UU. Como en cada crisis, la asignación de recursos volvió a estar en el foco de la sociedad y de los gobiernos. Garantizar la demanda de trabajo al interior de los países desarrollados en un contexto de automatización digital y emergencia de la manufactura asiática, dado además el mayor salario medio de partida en las economías del centro global, se convirtió para estas en un desafío triple.

En este marco, la administración del comercio exterior volvió a ser la regla en las economías del mundo. Mediante reglamentos técnicos e instrumentos de diversa índole, calificados por la Organización Mundial del Comercio como “Obstáculos Técnicos al Comercio”, los países comenzaron a replanificar su economía.

Foto: Organización Mundial del Comercio.

Este nuevo marco del comercio internacional no circunscribe las políticas económicas aplicadas a meramente regular dicha materia, sino que se articuló en planes productivos integrales a mediano plazo, comprendiendo escalas regionales y períodos de maduración que permitan reducir costos en un mundo cada vez más competitivo. La falta de contenedores durante la pandemia y la guerra aceleraron estas dinámicas, consolidando el reshoring.

Hoy Estados Unidos continúa y profundiza de manera más agresiva las políticas públicas iniciadas por Trump en este sentido. En la misma línea, distintos países de Europa implementan planes a 5 y 10 años enfocando en la economía circular, las energías renovables y las tecnologías más avanzadas con inversiones erogadas por el Estado y apuntando a consolidar el desarrollo de proveedores locales. Vale la pena revisar en qué andan las economías llamadas avanzadas, al menos para no citarlas en vano.

Entre 2020 y 2021 en Estados Unidos se lanzó el marco legislativo Build Back Better, cuyo objetivo es invertir en el desarrollo de infraestructuras, energías menos contaminantes y la generación de puestos de trabajo. Se centra en mejorar la productividad y promover el crecimiento económico, implicando la mayor inversión del último siglo por parte del Estado en muchos de los aspectos apuntados.

El último plan de política productiva del Reino Unido es La Estrategia Industrial del Reino Unido, cuyo objetivo es impulsar la productividad y la innovación en diversas industrias, el aumento de la demanda de trabajo calificado y la mejora salarial. Por su parte, Alemania se enfoca en la Estrategia Nacional de Industria 2030, la cual se centra en reforzar la competitividad industrial a través de inversiones en digitalización, investigación y desarrollo, y procesos de producción sostenibles. ¿El objetivo? Aumentar la productividad y mantener la posición de Alemania como líder tecnológico en la manufactura industrial.

Japón avanza con la iniciativa Sociedad 5.0, cuyo objetivo es crear una sociedad «superinteligente» aprovechando la tecnología y la innovación para promover la productividad a través de la digitalización, la inteligencia artificial y la robótica. También Canadá avanza con el Plan de Innovación y habilidades, cuyo objetivo es promover el crecimiento económico y mejorar la productividad a través de inversiones en innovación, desarrollo de competencias junto con inversión en investigación y desarrollo. Se centra en fomentar una economía del conocimiento y mejorar la competitividad.

Australia ha puesto en marcha la Estrategia de Fabricación Moderna, centrada en apoyar la fabricación avanzada, la innovación y la creación de empleo en sectores clave como los productos médicos, el espacio, las energías limpias y el reciclaje. De nuevo en Europa, el Plan Francia 2030 sintetiza la estrategia industrial nacional para la próxima década, cuyo objetivo es modernizar y fortalecer la industria del país en sectores considerados estratégicos, vinculados a las energías limpias, el sector médico y la digitalización.

Pero no sólo los países considerados desarrollados avanzan en este tipo de planes. India avanza hacia el empoderamiento digital a través de la economía del conocimiento. Sudáfrica ya comenzó a implementar su Plan Nacional de Desarrollo en pos de eliminar la pobreza y reducir la desigualdad para 2030. En medio oriente, tanto Arabia Saudita como los Emiratos Árabes Unidos apuntan a diversificar su economía y reducir su dependencia del petróleo para 2030.

Más cerca en tiempo y en espacio, Lula da Silva relanzó el Plan de Aceleración del Crecimiento para que mediante la combinación de inversión pública y privada se fortalezcan sectores como la energía, la logística y la infraestructura.

En un mundo en el que los países planifican sus estructuras productivas a mediano plazo y comercian con mayor cautela resulta cada vez más difícil exportar. En otras palabras, se volvió más difícil venderle al mundo y Argentina redujo notablemente sus exportaciones en la última década, tanto en volumen como en cantidad de exportadores. A su vez, esto redujo la oferta local de divisas y con ello la capacidad de garantizar niveles crecientes de consumo sostenibles.

La experiencia demuestra que con planificación operativa y articulación territorial en conjunto con la sociedad civil es posible alcanzar resultados más virtuosos que los obtenidos por la mera ley de libre mercado. Además, que las especificidades geográficas y las condiciones históricas importan, así como también son relevantes las relaciones de poder vigentes entre unidades económicas.

El mundo avanza en planes productivos, energéticos y logísticos mirando al mediano plazo. Argentina cuenta con un potencial enorme en dichos ejes de acción y dejar pasar el tren llevaría a desaprovechar una oportunidad histórica para que nuestro país consolide su estructura productiva.

Ignacio Mira

Cómo son los blindados M116 Striker que Argentina le quiere comprar a Estados Unidos

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Se está evaluando que estos vehículos de combate amplíen el arsenal militar. El equipamiento posible.

Esta semana el Ministerio de Defensa, bajo la dirección de Luis Petri, consideró la posibilidad de ampliar las capacidades del Ejército y la Armada y recomponer el arsenal militar argentino. Para esto, retomó la discusión por los vehículos blindados requeridos por el ala terrestre de las Fuerzas Armadas y pidió cotización para la compra de un lote de vehículos de combate de infantería M116 Stricker.

Estos vehículos de combate son una opción diferente a la que barajó el gobierno anterior que buscó los blindados de tropa de origen brasileño, conocidos como 6×6 Guaraní. Los M116 Stricker son blindados de combate que dan movilidad, protección y capacidad de fuego a las fuerzas terrestres. El sello distintivo es justamente que están equipados con sistemas de armas, incluidos lanzagranadas y ametralladoras.

«Por las Stricker hay pedido de cotización, es lo único que hay. Por ahora está todo en competencia y nada está resuelto», señalaron desde la cartera que conduce Petri. La decisión se tomará teniendo en cuenta «la mejor oferta» que le llegue al Gobierno. Si bien no hay datos oficiales sobre la concreción de la compra, se evalúa la adquisición de alrededor de 100 vehículos blindados.

Vehículos blindados M116 Stricker

 

Estos vehículos vienen en varias versiones con un motor, transmisión, sistemas hidráulicos, ruedas, llantas, diferenciales y la transferencia comunes. A excepción del M1130, vehículo de mando, y el M1133, vehículo de evacuación médica, que tienen una unidad de aire acondicionado. El Stricker cuenta con un motor diésel Caterpillar común en el Ejército de los Estados Unidos.

El equipamiento de la mayoría de los cables, mangueras, sistemas mecánicos y los mecanismos de desconexión rápida, el motor y la transmisión pueden ser extraídos y reinstalados en aproximadamente dos horas, lo que posibilita la rápida reparación de los turbocompresores.

Incluye visión térmica y tanto el conductor como el tirador tienen un periscopio que les permite ver el exterior del vehículo sin exponerse a peligros. Cuenta con un sistema automático de extinción de incendios que incluye sensores en el motor y los compartimentos de tropas que activan uno o más extintores, que también pueden ser activados por el conductor. Los tanques de combustible están montados en el exterior y diseñados para volar lejos del casco en caso de explosión.

Vehículos blindados M116 Stricker

Los Stricker pueden modificar la presión de sus ocho neumáticos para adaptarse a las condiciones del terreno y cuenta con un sistema que avisa al conductor si la velocidad del vehículo es superior a la recomendada por la presión de los neumáticos. No es un vehículo anfibio, pero puede vadear el agua hasta la parte superior de sus ruedas.

Además de la opción norteamericana y la brasileña, existió la oferta de adquirir blindados VN-1 fabricados por la empresa Norinco de capitales chinos. Sin embargo, la decisión tendrá que ver con el rendimiento y las necesidades operativas del Ejército y de la capacidad de compra, en medio del ajuste presupuestario que decretó Milei en todas las áreas del estado, incluida la Defensa.

La política exterior también incidirá en hacia dónde se inclinará la balanza, ya que simbólicamente tendrá un peso decidirse por la opción norteamericana o la China.