A veces es buenísimo equivocarse. Y dos veces al hilo, doblemente bueno.
Veíamos venirse un nuevo desastre para el Programa Nuclear Argentino, pero (primera equivocación mía) no es un desastre generalizado. Aunque efectivamente se haya vuelto a parar ahora se reanudó la obra uno de los dos proyectos estratégico de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Es el reactor multipropósito RA-10, que si se inagura en 2026, hasta 2030 será el mayor y mejor productor y exportador de radioisótopos médicos del planeta.
El otro proyecto estratégico de la CNEA, quizás aún más estratégico, por ahora murió. Le sucede con frecuencia. Es la central nuclear compacta CAREM, el primer proyecto SMR (Small Modular Reactor) de la historia, y también la primera centralita nucleoeléctrica argentina exportable. A saber, fue cajoneado en planos durante los gobiernos de Carlos Menem y el de Fernando de la Rúa, pese a pedidos expresos de Turquía para venderlo «en vaquita» en 30 países. Inició obra en 2007, y se topó con las dificultades técnicas propias de un prototipo innovador: nadie hizo una central nucleoeléctrica refrigerada a agua únicamente por convección, a prueba de accidentes por recalentamiento, y capaz de fabricarse en serie, como un avión, y hacer el montaje en obra.
En 2017 lo pude ver, junto a las Atuchas 1 y 2, cuando la obra ya estaba parando, poco a poco.
Mauricio Macri lo congeló totalmente a partir de aquel año. También paró el RA-10, y en general todos los proyectos nucleares de importancia. El gobierno de Javier Milei, enérgicamente de los anteriormente nombrados por ser antieducativo, anticientífico, antiindustrial y pro-estadounidense, pero las cuatro cosas de un modo explícito, obviamente también lo paró. Ni duda de que la orden de «stop» se escribió en inglés. Tiene un 70% de avance de obra. Era tan obvio que Milei iba a liquidar el CAREM que ni siquiera es noticia.
No son frecuentes las muestras de racionalidad económica por parte de este gobierno. Pero el RA-10 cierra tan bien de números, y está tan cerca de la terminación de obra, que es posible que lo termine poniendo en marcha el propio Milei, si sigue en su cargo en 2026. Probablemente la obra continúa sólo por eso: siempre es bueno cortar una cinta y ponerle nombre a un fierro impresionante, cuando se quiere un poco de gloria real, en lugar de premios truchos y Nobeles imaginarios.
El RA-10 tiene la capacidad de apoderarse del 20% del mercado mundial de radioisótopos médicos e industriales, pero lo que se dice «de taquito». En realidad, técnicamente puede mucho más que un 20%.
Para ponerlo en números, el ítem principal del negocio de radioisótopos es ún único radioisótopo: el molibdeno 99 metaestable. Se usa en el 80% de los diagnósticos médicos por imagen nuclear. Pero como la población mundial envejece y con ella su necesidad de diagnóstico y terapia en oncología, cardiología, neurología e inmunología, en 2024, todo el mercado planetario de radioisótopos va cerrar en U$ 9.928 millones. Pero se espera que llegue a U$ 14.770 millones en 2029, un 8,29% más. Crece y crece desde hace tres décadas. Sólo paró durante la pandemia. Ahora sigue.
El mayor mercado de radioisótopos médicos, en tamaño, hoy es el norteamericano, pero el de mayor velocidad de crecimiento es el asiático. Los reactores de producción que hoy sostienen (y muy mal) esta demanda son pocos y viejos. Hay tres excepciones: el de Australia (inaugurado en 2006 por la Argentina INVAP), el de Holanda (a inaugurar por INVAP en 2029, enorme) y el RA-10, a punto de terminarse. Muy probablemente, el mejor.
Parte del éxito argentino en reactores multipropósito se debe al fracaso de la salud pública en el Occidente moderno. El molibdeno 99m falta en casi todos los países integrantes del 20G, porque la plata se la llevan los comercializadores, no los fabricantes. Es una tragedia médica bien silenciada. Demasiados ricos de países ricos se mueren debido a diagnósticos pobres, y ni se enteran.
Con las «traders» como dueñas de la pelota, los propietarios reales de los reactores, clasificables genéricamente como «el estado bobo», están para pagar las cuentas de diseño, construcción, licenciamiento, puesta en marcha, gestión del combustible gastado, mantenimiento, modernización, formación de personal y adquisición de otra planta más para reponer la de hoy, cuando ésta envejezca demasiado. Luego el estado bobo paga también su decomisión.
Se sabe que un reactor de radioisótopos está demasiado viejo cuando pasa más tiempo en reparación que parado, y cuando las autoridades regulatorias empiezan a gruñir que lo van a cerrar, porque a fuerza de corrosión de caños se ha vuelto inseguro.
Los que desde los ’90 le pasan gratis el dedo al dulce de leche de la torta son «las siguientes firmas a las que les interesa el país», como decía Bernardo Neustadt. Son NTP Radioisotopes SOC Ltd, Bayer AG, GE Healthcare, Nordion Inc. (Sotera Health Company) y Cardinal Health Inc. Y los países (incluido el nuestro) les interesan por vampirismo. Si faltan reactores de producción en el mundo, es porque los que hay están viejos y ya no dan más. Generaron y aún lograr generar torrentes de plata, pero al estado bobo que hizo cada reactor no le vuelve un vintén, al decir de Borges.
En términos de granja láctea, y visto con óptica de propietario, el mercado mundial de radioisótopos funciona así: «Vos vendé tranquilo la leche, el yogurt e incluso el queso, que yo pago el pasto, el veterinario y me ocupo de gestionar la bosta».
Si con este bizarro gobierno anti-gobierno un proyecto tan gubernamental como el RA-10 se termina, mientras el resto del Programa Nuclear Argentino se va al bombo, es porque habrá quienes le regalen el negocio de distribución y venta de los radioisótopos producidos en Ezeiza a algunos de los ut supra citados. Eso se hace con un contrato leonino, sin alusiones personales. Y no estaría inventando nada: todos los estados productores de Occidente consienten esa aberración desde los ’90.
Nada impediría que la CNEA vendiera con marca propia. Como el mercado crece mucho, siempre hay nuevos productos y/o compradores. El resultado es que fuera del cártel de estas cinco grandes distribuidoras, hay mercado nuevo y aún fragmentado, que deja lugar para jugadores nuevos. Pero además, este país tiene un prestigio nada nuevo en este rubro: la medicina nuclear del Cono Sur existe gracias a los radioisótopos que produce desde 1967 el RA-3, también en Ezeiza, y también de la CNEA.
El RA-3 envejeció bien. Fue repotenciado y modernizado varias veces, y es la causa por la que un argentino sin prepaga u obra social puede hacerse un estudio de imagen con molibdeno 99m, y se sabe con razonable exactitud qué tiene y cómo tratarlo. En cambio, un canadiense, un californiano o un alemán, incluso platudos son rutinariamente derivados a placas de rayos X, tomografías o resonancias magnéticas, de menor capacidad diagnóstica. Y ni se enteran de que tenían mejores opciones. Cantidad se muere porque un tumorcito de pulmón no apareció en la imagen, ya que ésta muestra morfología tisular, pero no metabolismo celular. El metabolismo de las células tumorales es altísimo, un punto luminoso.
Los EEUU cerraron todos sus reactores de producción de radioisótopos porque se abastecían en Canadá, cuyo viejo reactor NRU dominaba el 40% de la producción mundial. Pero el NRU tuvo que cerrar por viejo e inseguro, tras demasiadas renovaciones de licencia por parte de la Canada Nuclear Safety Commission, equivalente de nuestra Autoridad Regulatoria Nuclear. Si a un regulador nuclear independiente y que sabe su oficio lo apretás públicamente con que vas a dejar sin radioisótopos a los cancerosos, éste te va a contestar que el accidente de un reactor grande también puede causar muertes, pero además él/ella van en cana. Eso pasó en Canadá y EEUU, que inventó la energía nuclear, se quedó sin radioisótopos.
Hoy en la tierra de los valientes y hogar de los libres existen el diagnóstico y la medicina nuclear, pero para muy pocos. Y lo que consiguen, lo rasquetean de los excedentes de producción del OPAL, en las antípodas del planeta. Es ése ese reactor bellísmo, en medio de un bosque en una colina de Sydney, que INVAP entregó funcionando a Australia en 2006. Desde entonces, como admiten hasta los canadienses, el mejor del mundo.
Los países del la UE salen del paso a la que te criaste, con la producción de reactores en Bélgica, Sudáfrica, Francia y Polonia, que es insuficiente porque esos cuatro reactores están más para el arpa que para la guitarra. Rusia se autoabastece, ignoro si totalmente. Probablemente sí. No tiene una población grande (143 millones) pero sí bastante vieja. Y particularmente al este de los Urales, está desparramada por la extensión mayor de hielos polares, de tundra y de taiga boscosa del mundo, territorios enormes y poco habitados. Eso no facilita traslados de pacientes. Pero ROSATOM parece tener un sistema rápido de distribución por aire, ya que Aeroflot perdió 7 aviones de su flota por incautación en el exterior, pero mantiene 168 aviones, 2/3 Airbus, y el resto Boeing. Son bastante modernos: 8 años de edad promedio.
Este dato importa: el molibdeno 99m tiene una vida media cortísima, no es estoqueable, y tiene que poder pasar por las aduanas como un tiro, por canales legalmente preestablecidos. Una fuente blindada grande que llega a tiempo a una clínica genera decenas de miles de diagnósticos. Pero a la semana, el molibdeno 99m transmutó a tecnecio 99m, que es el producto útil en diagnóstico, y éste transmuta velozmente en tecnecio 99, médicamente inútil porque tiene demasiada vida media.
No por otra cosas nuestro viejo RA-3 y nuestro futuro RA-10 están en el partido de Ezeiza, a minutos del mayor aeropuerto internacional del país. Lo dicho, si hay centros dedicados exclusivamente a medicina nuclear en 12 provincias, si hubo planes hasta 2015 de llegar a las 9 faltantes, si se consiguen radioisótopos médicos en Uruguay, Chile, Paraguay y en el Brasil Gaúcho, es porque históricamente la CNEA invierte entre el 11 y el 20% de su presupuesto en este asunto. No por nada el RA-3 se inauguró con 0,5 MW térmicos de potencia, y hoy a fuerza de reingeniería y mejoras tiene 10, 20 veces más. El RA-10 tendrá 30 MW térmicos. Es una potencia considerable. Incluso tiene 4 torres de enfriamiento, para la refrigeración del núcleo.
China recién empieza a desarrollar su medicina nuclear. Nunca nos compró un reactor ni lo hará jamás, por orgullo nacional y porque tiene sus propias empresas nucleares a defender. Pero para acelerar su despliegue en radiofármacos, no tuvo problema alguno en comprarle a INVAP la tecnología de su planta de extracción, purificación y formulación farmacológica del producto de sus reactores. La India, hoy el país más poblado, pese a tener un desarrollo nuclear totalmente autónomo, nos compró completa su planta de radiofármacos, llave en mano.
Si los australianos, con ese poderoso chiquitín del OPAL (20 MW de potencia térmica) llegaron a dominar el 40% del mercado mundial pre-pandemia es porque ese fierro argento que les vendimos tiene presentismo total: trabaja 6 días por semana y el 7mo se para para inspección y mantenimiento. Y dale que dale, semana tras semana, años tras año. No hay manera de romperlo.
Desde 2000, cuando pude ver el OPAL en planos, me retorcí de envidia. Quería que la Argentina, que lo diseñó y construyó, pudiera tener una planta así, mucho más potente y sofisticado que el RA-3. En el país que nos dejaron Carlos Menem y Fernando De la Rúa era imposible: TODO desarrollo nuclear argentino produce alergia en el State Department, que nos considera un «threshold state», un país que está siempre al borde de hacer bombas atómicas.
Ése fue siempre el verso que usaron para echarnos del mercado mundial de tecnología nuclear pacífica, y les viene saliendo bastante mal. Más bien, venimos corriéndolos con la vaina a ellos. En el que país nos dejó Mauricio Macri, la obra, del RA-10, iniciada en 2017, se paró porque el presupuesto era el de la mitad que en 2015, pero la mitad en pesos de 2017. Era previsible, pero fue duro.
La historia nuclear criolla es impredecible. ¿De adónde salió el proyecto del RA-10? En 2010, Cristina Kirchner y Dilma Rousseff habían firmado un acta conjunta para tener dos reactores aún mejores que el OPAL, ambos de 30 MW térmicos de potencia, ambos de diseño básico argentino. Cuando ambos países los tuvieran funcionando, trabajarían coordinadamente «en vaquita» para dominar el 40% del mercado mundial de molidbeno 99m, el de nucleídos puramente terapéuticos, como el Ytrio 90, el Samario 153, y el de otros radioisotopos nuevos que sirven simultáneamente para diagnóstico y tratamiento de tumores, como el Iridio 192 o el Iodo 131, los llamados «teranósticos».
A Dilma la bajaron por un típico golpe blando, de esos que tanto se ven en la América Latina actual. Los dos gobiernos brasileños subsiguientes pararon la pelota, y el presidente golpista Michel Temer y su continuador elegido, Jair Bolsonario, le pegaron duro al programa nuclear civil, y la salud pública les interesaba un comino. Sin embargo no es improbable que Lula vuelva a encarar la construcción del RBM, Reator Brasilero Multiproposito. El terreno ya lo tienen licenciado; 200 hectáreas en Iperó, a unos 140 km. de Sao Paulo. Y la ingeniería básica los primos la compraron aquí, en INVAP, por U$ 70 millones.
Brasil quería claramente un OPAL, como el de los australianos, «pero o mais grande possivel», un OPALÓN. En 2010, aquel era no sólo el más confiable reactor de producción, sino el mayores capacidades adicionales en investigación en otras disciplinas científicas y tecnológicas.
Pero aquí se añadieron muchas novedades, y eso atrasó inevitablemente el arranque de obra. La CNEA, que no se olvida de haber nacido más como institución científica que tecnológica, decidió darle la oportunidad de formular pedidos de servicios a prácticamente todo el ámbito de la ciencia, la energía, la medicina y la industria de nuestro país. Respondieron decenas de institutos universitarios y/o del CONICET, además de varias industrias, desde la metalúrgica a la electrónica. Cada sector académico o productivo tiene requisitos distintos, y la CNEA trató de diseñar una planta que cubriera casi todos.
¿Fue lo correcto? Metodológicamente sí. Quien tomó esa decisión, el ingeniero nuclear Herman Blaumann, garantizaba un factor de utilización académico nacional e internacional que no se puede lograr clonando el OPAL para hacer un OPALÓN. Se necesitaba producir 2000 curios semanales de radioisótopos (la producción mundial en 2023 era de 9500). Pero además había que añadir chiches, perendengues, madrolas y estoperoles dedicados a la investigación pura y aplicada, básicamente en ciencia de materiales, en combustibles nucleares, en biología, en edafología, en geología y en una producción industrial anexa: la de silicio irradiado.
En «Big Science» necesitás unos fierros de órdago. Si sos un astrofísico y querés tener una noche de uso exclusivo de los telescopios gigantes de la UE en el Cerro Paranal, en Chile, vas a anotarte, pagar y hacer cola unos años antes de que llegue tu turno, y si te toca noche nublada, alpiste. De todos modos, son rarísimas en los Andes Áridos. Y si tenés que hacer amansadora tres años en el banco antes de ser convocado a cancha, valdrá la pena, porque con semejante fierro tenés algunas chances de hacer un descubrimiento fundamental, y tu vida científica queda justificada.
Hacer lo mismo en tecnología aplicada, por ejemplo en ciencia de materiales, es todavía más bravo.
El RA-10 que se está terminando hoy va a tener una demanda extramédica muy segura y variada, porque va a trabajar para un abanico muy grande de usuarios bastante distintos entre sí, y vendrán de los dos hemisferios. Ezeiza se transformará en una nueva universidad nuclear de clase mundial. En Migraciones, la pregunta «What’s the purpouse of your visit to Argentina?» generará respuestas complicadas y no siempre entendibles.
Pero el RA-10 producirá una sobreabundancia y densidad de neutrones. Ésa es su finalidad. Un haz será dedicado exclusivamente a investigación. Pero otra parte de estos neutrones podrá ser derivada a bombardear «wafers» de silicio, las obleas en las que después se «imprimen» chips de computación, mediante sofisticados procesos de litografía por tallado con láser ultravioleta, y deposición de nanocableado y transistores por deposición de vapores químicos.
En suficiente densidad y energía, los neutrones son capturados por el silicio, y logran generar en el wafer nuevos elementos (impurezas) que potencian y prolongan la performance de los futuros chips. Esta materia prima, los wafers irradiados, tiene buena demanda por las fabricantes de chips de alto desempeño. Eso se exportará. Pero si a alguien se le ocurre reconstruir la industria electrónica argentina, que fue devastada, e incluso hacer chips «de nicho», podrá sacarse el gusto.
Las cosas que se pueden hacer tirándole neutrones a un blanco de tal o cual sustancia da un catálogo de soluciones en busca de problemas. Podés irradiar piedras preciosas, como topacios, y cambiarles el color el reordenarles la matriz cristalina. Nunca sabés cuántas aplicaciones industriales o médicas pueden salir de una fuente de neutrones tan poderosa y compleja como el RA-10.
Es decir, mirando el partido con el diario de este lunes. el RA-10 todopoderoso y totipotencial que quisieron la CNEA y Blaumann, era la mejor opción. Y éste fue mi segundo error. Lo que me pone contentísimo.
Terminado y andando en 2026 el RA-10 va a haber salido U$ 400 millones, si no se atrasa más. De no haberse quedado sin «cash flow» en tiempos macristas, habrían sido U$ 300. Pero con lo que venda de molibdeno 99 y de silicio puede a arrancar facturando U$ 90 millones/año. Manteniéndose ahí, se paga en 5 años y dura 45 más. Aunque la idea no es mantenerse ahí. La idea es descubrir nuevas aplicaciones industriales y patentarlas. La idea es romper el techo.
Alberto Fernández, casi una secuela de su predecesor, se acordó de sustituir la dirección macrista del Programa Nuclear recién en a mediados 2021. Así, la primera parte de su gestión atómica transcurrió en una santa paz mortuoria. Era el modo albertino p fernandino de evitarse problemas con el State Department, que no para de enviar cretinos/as de diverso calibre y catadura para convencernos de que nuestro Programa Nuclear no debe salir del coma, si valoramos nuestra estabilidad política.
Y es que los gringos están jaboneados. Ojo al piojo, no es mentira: los EEUU no tienen nada parecido al RA-10 ni en planes, sus SRMs más sensatos son copias viles de nuestro CAREM, pero se mueren de sobrecostos en pleno diseño y rediseño, sin llegar a obra. El nuestro, el CAREM original, se podría terminar en 2028. Eso, si logra resolver algunas innovaciones bastante revolucionarias para un reactor de uranio enriquecido y agua común: funcionar sin bombas. También hay que testear en modelo físico los generadores de vapor y ver que no vibren.
Los autodenominados amercanos por ahora no tienen nada como el CAREM, algo conservador y bastante avanzado, para oponernos. El primer SMR yanqui con visos de realidad física, el Natrium de Terra Power, financiado por el gobierno y capitaneado por Bill Gates, empezó a cavar cimientos la semana pasada. Increíble oportunidad de fotografiar al exdueño de Microsoft, el primer «robber baron» del Silicon Valley, empuñando una pala.
El Natrium es realmente muy ingenioso. Podría ser la primera central capaz de seguir la curva de demanda eléctrica de la red. Puede pasar de 350 MWe a 500 MWe al menos 6 horas y media por día, cuando el habitante promedio del Middlewest llega a su casa y prende el aire acondicionado, el televisor y todas las luces que pueda, y de yapa recarga su auto eléctrico.
La contra, para cualquier inversor, son las GRANDES novedades. Dos son muy básicas: el Natrium usa un uranio metálico de muy alto enriquecimiento, HALEU, que EEUU no produce. El 20% del uranio enriquecido que compra ese país, lo importa de Rusia. Seguirá llegando si Vladimiri Putin no se enoja seriamente. Y la oferta mundial de enriquecido es inelástica: no crece salvo que se construyan nuevas fábricas en EEUU y la UE. Y eso va a tardar.
La otra GRAN novedad es que el Natrium se enfría con sodio líquido, de ahí su nombre (en latín, «Natrium» significa sodio). Como recordará el lector que en la secundaria haya hecho la ranada de sacar con pinzas un bloquecito de sodio sólido de su baño de aceite y tirarlo en la pileta del laboratorio para aterrar al profesor con un fogonazo y un estampido, el sodio se porta como otros halógenos: mal. En estado líquido, es una sustancia tan corrosiva, incendiaria y explosiva que sólo los rusos parecen haber dominado. Y ojo, empezaron en los ’60, tiempos soviéticos, y poder usarla como refrigerante les llevó 50 años de disgustos, prueba y error, es decir incendios.
El CAREM es deliberadamente algo más conservador, y la obra está avanzada al casi 70%, pese a mil sabotajes y puñadas de trastienda. Son demasiados para numerarlos, pero para dar una idea el proyecto es de 1984.
El Natrium tiene otra posible contra. Bill Gates es famoso por su fortuna, pero no tanto por la calidad de sus productos tecnológicos en sus tiempos de vender las sucesivas versiones de Windows, que tanto nos hicieron mentar la prosapia de ese billonario.
Todavía tenemos tiempo de llegar primero que él al mercado mundial de los SMRs, o Small Modular Reactors. No con este gobierno, queda claro.
En la CNEA, NA-SA e INVAP hay una conciencia clara de que le podemos pasar por encima a EEUU con cualquier proyecto nuclear. Y en EEUU esto se sabe porque es lo que venimos haciendo y repitiendo desde los ’80, sin que nadie. derrotando en toda licitación honesta las propuestas de General Atomics, hasta que no se presentaron más. Si pinta INVAP en una licitación, no se suben al ring. E INVAP pinta en todas las peleas y las gana todas, desde 2000, «non stop». Hemos sacado del ring también a Canadá, Francia, Corea y Japón.
En Julio de 2021, y con gente nueva, profesional, puramente del palo atómico, comprometidas como samurais y sin gauleiters políticos en plan ñoqui, las obras del RA-10 volvieron a tener cash-flow y el ingeniero nuclear Herman Blaumann, el padre de esa criatura, pudo hacerle resucitación cardiopulmonar. Luego Macri paró todo. Un estadista.
La buena noticia, lectores, es que no, el RA-10 no murió, el proyecto sigue vivo. Todas mis fuentes me confirman, con asombro no menor que el mío, que avanza como una locomotora.
Alguna vez publiqué en AgendAR una afirmación del difunto Cacho Otheguy, CEO histórico de INVAP. Poco antes de morirse, eléctrico y canchero como siempre, me dijo: «Arias, si ésta era una obra de INVAP, ya estaba terminada». Cacho hablaba así, en epigramas. Y de haber tenido la dirección de obra, habría apuntado a un OPALÓN, para terminarlo en 2016 o 2017.
Sombrerazo y doble reverencia, don Blaumann. Ud. tuvo razón.
El RA-10 tendrá 30 MW térmicos: nada le impide arrinconar en el ring al OPAL. La única competencia temible, de aquí a 6 años, será la del PALLAS holandés, hoy en construcción por INVAP.
Los tres mejores reactores de producción del radioisótopos del planeta serán obra de la Argentina durante al menos una década. ¿Qué tal ésa, lectores? ¿La sabían? Les cuesta creer que la Argentina sea dueño ininterrumpido de la Copa Mundial en esta tecnología desde principios de siglo.
Por suerte, somos algo más que «soja y suerte», como dijo alguno.
Quien te compra radioisótopos, tal vez mañana te compra un reactor y un plantel de entrenamiento. Y si le gustan, tal vez mañana te encarga un satélite, otra cosa que al parecer hacemos bien. Y si te hacés conocido vendiendo radiofármacos (CON TU PROPIA MARCA), no es imposible que el mundo te encargue fármacos no radioactivos, hormonas del sistema inmune descubiertas aquí, como las galectinas, o vacunas novedosas para enfermedades viejas y/o nuevas, y patentes propias en cultivos industriales. También en esas cosas somos buenos. ¿Y nadie se entera?
Aquí vendrán expertos en combustibles nucleares, biofísicos, químicos atómicos y científicos de materiales de todo el mundo a doctorarse o postdoctorarse, por pago o becados, eso no importa en absoluto. Volverán con un título y bastante impresionados. Algo tal vez nos compren, cuando hayan trepado en el tótem empresarial o de gobierno de sus países.
Lo cierto es que el RA-10 va a ser una muestra de poderío tecnológico, de progreso en medio de la adversidad, y una universidad nuclear para el país y para el mundo.
Pública, añado de guapo.
Nos encanta equivocarnos así. En AgendAR a veces la pifiamos. Pero no vendemos humo.
Daniel E. Arias
ooooo
Cómo es y para qué servirá el RA-10, el Reactor Nuclear Argentino Multipropósito
En Ezeiza, provincia de Buenos Aires, desde el 2016 y a través de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), se lleva adelante la construcción del reactor nuclear argentino multipropósito RA 10, que tendrá un impacto estratégico en las áreas de salud, ciencia, tecnología e industria.
lemento clave y en escasez global para los estudios de medicina nuclear, que posibilitan mejores diagnósticos y tratamientos médicos en enfermedades como el cáncer y distintas cardiopatías. Además, generará haces de neutrones para varias disciplinas, como la paleontología, la ingeniería civil y la aeronáutica.
En Ezeiza, provincia de Buenos Aires, desde el 2016 y a través de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), se lleva adelante la construcción de este reactor, que tendrá un impacto estratégico en las áreas de salud, ciencia, tecnología e industria.
Más específicamente, en 2010 se tomó la decisión política de avanzar en su construcción. La etapa de diseño implicó una inversión de más de un millón de horas hombre y más de diez mil documentos técnicos hasta obtener las licencias de construcción y la ambiental. En 2016 comenzó la obra civil y en mayo de 2017 se realizó la primera colada de hormigón de la losa de fundación del edificio del reactor.
Los objetivos del RA-10 son consolidar el suministro de radioisótopos de uso médico, industrial y agropecuario para el mercado local e internacional en el marco del crecimiento de la demanda. Consolidar la producción nacional de combustibles nucleares, fortalecer las capacidades de investigación y desarrollo del país y ofrecer técnicas neutrónicas avanzadas para biociencia, biotecnología, diseño de fármacos y ciencia y tecnología de los materiales, entre otros campos.
El reactor RA-10 fue construido como parte de un gran complejo de instalaciones y laboratorios destinados a múltiples aplicaciones, como el estudio de restos fósiles, la caracterización de materiales, la realización de ensayos de nuevos combustibles y la investigación basada en técnicas neutrónicas. Para ello, operará en articulación con el reactor, la Planta de Producción de Radioisótopos por Fisión (PPRF) , el Laboratorio Argentino de Haces de Neutrones (LAHN), la planta de fabricación de Elementos Combustibles para Reactores de Investigacion (ECRI) y el Laboratorio de Estudio de Materiales Irradiados (LEMI).
Se estima que este año comenzará la etapa de puesta en marcha. “Eso implica una serie de ensayos en diferentes niveles. Primero se prueban los sistemas por separado, después la planta funcionando con los sistemas integrados pero sin combustible nuclear y, finalmente, se incorpora el combustible. Todas esas etapas duran un año, o año y medio. O sea que el reactor estaría comenzado a operar en 2026”, anticipa Hermann Blaumann, gerente del proyecto RA-10 en la CNEA, y completa: “Son muy pocos los países que tienen la capacidad de diseñar y construir un reactor como el RA-10 y el nuestro es uno de ellos”.
El RA-10 busca garantizar el suministro nacional de radioisótopos para medicina nuclear
Hasta el momento, el suministro de molibdeno 99 del cual se obtiene el tecnecio, utilizado para estudios muy habituales como los centellogramas -una prueba de medicina nuclear para encontrar ciertas anormalidades en los huesos–. provenía del reactor RA-3, pero próximamente, el reactor RA-10, junto con el PPRF, se encargarán de cubrir las necesidades nacionales y podrán contribuir a la demanda mundial. ”Según algunas estimaciones, podría llegar a exportarse molibdeno 99 hasta por 50 millones de dólares anuales”, precisó a la prensa el gerente del proyecto RA-10.
Otro destacable aporte del Reactor RA-10 será la producción de silicio dopado por transmutación neutrónica, materia prima de altísima calidad para el desarrollo de aplicaciones electrónicas de avanzada. También se producirán fuentes de iridio industrial para la evaluación de la integridad y la calidad de construcciones y componentes de gran porte.
El LAHN será la primera y única instalación clase mundial en ofrecer técnicas neutrónicas en América Latina, lo que lo convertirá en un polo científico – tecnológico para la creación de conocimiento, la innovación y el desarrollo tecnológico; junto con el Reactor RA-10 ofrecerán instrumentos de primer nivel vinculados a estas técnicas para la comunidad científico-tecnológica.
El RA-10, junto con el LEMI, posibilitará estudiar el comportamiento de materiales, ampliando las capacidades de producir y calificar nuevos combustibles y componentes para futuros reactores experimentales y de potencia.
El RA-10 es desarrollado íntegramente en Argentina. La CNEA y el INVAP (Investigación Aplicada) trabajaron en forma conjunta en la construcción de la nueva instalación. Su funcionamiento permitirá integrar distintas capacidades nacionales en varias áreas específicas de la pequeña y mediana industria.
Comunicado de la CNEA: “Situación presupuestaria crítica”
Cabe señalar que a fines de marzo, la CNEA publicó un comunicado en el que detallaba la “situación presupuestaria crítica”. En el documento, las autoridades que lo firman explicaban que, del mismo modo que sucedió con toda la administración pública, el Gobierno prorrogó el presupuesto de 2023 para 2024. Con lo cual habían anunciado que con la inflación reinante tendrán resto para funcionar hasta mayo o junio, al igual que otros actores de relevancia para la vida intelectual del país, como las universidades públicas.
En el texto, además de aludir a la situación salarial de los trabajadores, se destacaba: “A la fecha son muchos los compromisos asumidos con muchos proveedores a los cuales no se les han podido efectivizar los pagos correspondientes de varios meses. Es así que, ante la falta de flujo y continuidad en los pagos, muchos proveedores se han visto en la obligación de comenzar a no prestar servicios”.
“El área nuclear es una de las pocas en las cuales el país ha logrado pasar de la investigación a la producción y luego a la exportación. No hay muchas, esta es una de ellas. Y esto tiene que ver con muchos años de continuidad en el trabajo y de mantener el compromiso con el desarrollo nuclear. Eso nos permite exhibir un liderazgo y el RA-10 consolida ese liderazgo en el mundo”, sostiene Blaumann y remata: “El RA-10 es un motivo de orgullo y un símbolo muy lindo del inicio de algo nuevo pero también de un punto de llegada de toda una historia”.
A inicios de Octubre, en coincidencia con la fase cálida de 2024/5 y el calor adicional del inicio de un ciclo climático «Niña», Atucha 1 se detiene. Lo hace para su extensión de vida hasta 2046. Serían 24 a 30 meses de desconexión para tareas de inspección, reemplazo de componentes internos y actualización de sensores y sistemas de seguridad. La tarea la hará la diseñadora/constructora/operadora estatal, NA-SA (Nucleoeléctrica Argentina SA).
¿Cómo impactará esto en el abastecimiento eléctrico del AMBA durante el verano? Muy poco. Desde su arranque en 1974, cuando apuntalaba el 15% del suministro de Capital y Gran Buenos Aires, Atucha 1 se ha vuelto una central chica dentro de una red eléctrica cada vez mayor, y cada vez más poblada de máquinas térmicas, que mayormente queman gas (cuando hay).
Pero es previsible un verano duro, con un combo de mucho calor, tarifazos y cortes por aumento de demanda y mal estado de la red de transmisión a larga distancia. Pero peor aún está la de distribución minorista.
Además, Atucha 1 ahorra unos 480 millones de m3/año de gas, pero nadie asegura que este verano vaya a sobrar. El país ya vive de esa garrafa geológica que es Vaca Muerta, conectada a la Región Centro por el gasoducto Néstor Kirchner.
Sin embargo, este pasado otoño, más lluvioso y frío de lo habitual por efectos de una fase climática «Niño», faltó gas y hubo que cerrar industrias. El ducto NK tiene tres estaciones de presurización en Tratayén (Neuquén), Salliqueló y Mercedes (Prov. de Buenos Aires), cuya construcción se abandonó en Diciembre de 2023. Así las cosas, está funcionando a un tercio de su caudal de registro. Este ahorro de U$ 45 millones dispuesto por el Ministro de Economía, Luis Caputo, obligó a importaciones de gas licuado por U$ 500 millones.
Atucha 1 ya tiene 50 años. Y fueron movidos: incluyeron una parada de 2 años entre 1988 y 1990 por un problema de diseño del proveedor KWU-SIEMENS (la máquina es un prototipo), y otra parada por extensión de vida y repotenciación de 320 MW a 357. El licenciamiento otorgado entonces por la ARN (Autoridad Regulatoria Nuclear) se termina en septiembre.
Es un trabajo que NA-SA conoce bien: una extensión de vida de esta PHWR, o central a uranio natural y agua pesada presurizada, dura algo menos de 3 años, si se tiene el cash-flow. Esto, con los extraños criterios de ahorro del Poder Ejecutivo no está asegurado. A cambio, se tendrán de 20 años de vida operativa adicional, eso a decisión de la ARN. Los «años operativos» son más largos que los años calendarios, no incluyen las paradas, pero además se otorgan según el estado que alcance Atucha 1 cuando termine esta segunda extensión de vida: 2046 es una fecha estimativa.
Las extensiones de vida se han vuelto una costumbre nuclear mundial. Se planifican varias en EEUU, Bélgica, Francia y Brasil, y se hicieron varias en Canadá, Corea, China y, obviamente Argentina, donde ya se hizo con éxito una vez en Atucha 1 y otra en la central cordobesa de Embalse. Las causas de extender la vida útil varían según el país, pero el punto de partida es que las máquinas sean lo suficientemente robustas como para volver a servicio con reemplazos y mejoras, y estos varían según la tecnología y estado de cada una.
Sin importar el tipo de combustible y de moderador/refrigerante, una central con recipiente de presión, al estilo de nuestras Atuchas, suele dar más trabajo que una de tubos de presión tipo CANDU, como Embalse. Ésta hizo «retubamiento» entre 2014 y 2018, y el resultado es una central nueva con 30 años operativos por delante, y al costo de una tercera parte de una nueva de similar tecnología y potencia. El retubado de máquinas similares en Canadá, Corea y China se hizo por costos aún menores, porque no hubo que sustituir los 4 generadores de vapor de componentes gigantes y complejos.
Los otros dos números que deciden si se retuba o sustituye son el costo de decomisión y el de sustitución por una máquina de igual potencia e igual factor de disponibilidad. En el caso de Atucha 1, los números son bastante claros: decomisionarla totalmente y gestionar a perpetuidad sus componentes desguazados costaría U$ 1200 millones, según una estimación de NA-SA. Sería una opción muy estúpida, porque la extensión de vida costará U$ 450 millones si el Ministerio de Economía «no la pudre» con sus curiosos ahorros.
Una central nuclear chica, de igual potencia y con recipiente de presión, es un verdadero perro verde: no existe en el mercado mundial. Pero a ojo de mal cubero, no costaría menos de U$ 2800 millones. Y sustituirla por varias centrales de gas de ciclos combinados sería una estupidez de manual: duran 20 años y hay que tirarlas, y su factor de disponibilidad raramente supera el 55%. El de Atucha 1 en su segunda vida viene siendo del 90%.
¿Sustitución por eólica? Cuando quieran, son muy baratas, aunque no tanto si se tiene en cuenta que a los 20 años hay que tirarlas. Tienen el problema adicional de que su factor de disponibilidad máxima en el país viene siendo del 40%, y eso en la Patagonia. Cuando no hay viento, no producen pero cuestan igual. Una, por equipamiento: hay que tener centrales a gas como «respaldo caliente», quemando gas al cuete pero desconectadas de la red, para salir a cubrir el bache de oferta al toque.
Lo que tienen las nucleares buenas es eso: en materia de disponibilidad, no necesitan respaldo. SON el respaldo de todas las demás fuentes de potencia de la red nacional, incluidas las hidráulicas. El combustible nuclear es básicamente una manufactura sofisticada local, no un «commodity», y las centrales argentinas queman combustible argentino desde 1986.
Los componentes críticos y no reemplazables de Atucha 1, el recipiente de presión y el edificio de contención, son de una fortaleza fenomenal, y no es imposible que sucesivas extensiones de vida lleven a esta centralita a más de un siglo en operaciones. Esto la haría más duradera que cantidad de represas hidroeléctricas. Hay centrales nucleares en el mundo que ya llevan 80 años operativos, y son menos robustas.
En la guerra entre Irán e Irak, la central iraní Bushehr 1 se comió dos misiles Exocet iraquíes el mismo día, y ninguno logró romper ese edificio de contención con forma de esfera tiípico de las centrales alemanas.
EL FIDEICOMISO PODRÍA SER DECOMISADO
De los U$ 450 millones necesarios para la extensión de vida, a fines de 2023 NA-SA había logrado juntar U$ 100 millones en un fideicomiso presuntamente intocable, si para el Ministro de Economía existe algo así. El resto habrá que juntarlo en estos tiempos de suspensión de toda obra pública.
NA-SA no puede pagar esta tarea, salvo organizando fideicomisos. Creada por Carlos Menem para privatizar las centrales nucleares de la Comisión Nacional de Energía Atómica, cosa que no sucedió, NA-SA está diseñada legalmente para vivir sin resto, estrictamente de lo que cobra a CAMMESA por venta de electricidad nuclear.
Por alguna causa misteriosa, ésta se paga a U$ 47 el megavatio hora, la tarifa más barata del mercado eléctrico, dos tercios del precio que cobran las eólicas por vender electricidad intermitente, impredecible, subsidiada por el estado y sin componentes nacionales. NA-SA reinvierte toda su facturación en mantenimientos preventivos, compra de repuestos, contratos y sueldos. Legalmente, no puede guardarse un peso.
Pero es fama que desde diciembre que el estado no le paga a CAMMESA, que por lo tanto tampoco le paga a NA-SA. Además, el ministro Caputo decidió que lo adeudado a CAMMESA a cierre de abril no era de $ 1,06 billones (es decir un millón de millones de pesos, y 60 millones más), sino solamente $ 600.000 millones.
No se quedó en ello: le pagó esa deuda con un bono de su invención en dólares, llamado aeróbicamente «Step Up», que expira en 2038, y cuyo valor real de mercado hoy está en el 50% de su valor nominal. Con ello, CAMMESA como administradora de despacho del Sistema Argentino de Interconexión acaba de perder al menos el 70% de lo que le debía el Tesoro.
Cuando el gobierno se quedó sin gas por no haber hecho las estaciones de presurización del gasoducto NK, pidió auxilio a Petrobrás. Ésta mandó un barco «metanero» con U$ 500 millones de gas licuado al puerto de regasificación de Campana, sobre el Paraná de las Palmas. Pero ya arribado, el capitán recibió órdenes de no descargar, salvo contra pago al contado, porque se acababa de publicar cómo el ministro Caputo acababa de «acostar» a CAMMESA.
La plata obviamente no estaba, el barco rumbeó a mejores puertos, y el gobierno argentino ordenó el cierre de centenares de industrias privadas y de todas las estaciones de GNC del país.
Ni a los padres fundadores del pagadiós argentino, Carlos Menem, Domingo Cavallo y Fernando de la Rúa, se les ocurrió una semejante.
LOS INGREDIENTES DE UN CÓCTEL TÓXICO
¿Cómo vendrá entonces este veranito porteño, a la luz de todo esto? El AMBA, o Área Metropolitana de Buenos Aires, es una megalópolis de edificación continua que comprende la Ciudad Autónoma, con status legal de provincia, y 40 municipios bonaerenses más. Allí hoy se aglomeran 17 millones de habitantes y de ahí nace el 40% del Producto Bruto Interno.
En 1974 cuando el presidente Juan D. Perón inauguró Atucha I. central pedida inicialmente por Arturo Illia, su potencia instalada inicial de 320 MW. Cubría aproximadamente el 15% del consumo de la zona metropolitana, entonces llamada GBA, o Gran Buenos Aires. Daba luz y potencia a 1 millón de habitantes, lo que era insólito para una fuente puntual de potencia.
El país todo tenía entonces apenas 25,4 millones de habitantes y el GBA, mucho menos extenso y denso que el AMBA actual, no más de 7 millones, aunque creciendo en flecha. El circuito Capital + GBA lo respaldaba una capacidad eléctrica instalada no mayor de 2100 MW, mayormente térmicos, en forma de centrales térmicas de fueloil y gasoil de la difunta empresa estatal SEGBA y la suiza ITALO.
Toda la capacidad eléctrica instalada en el país arañaba los 6000 MWe, y estaba muy poco interconectada. La Argentina era un archipiélago de islas eléctricas regionales, algunas enormes, otras minúsculas. Las Líneas de Alta Tensión (LATs) de 500 megavolt eran una rareza oriunda de la hidroeléctrica El Chocón, sobre el Limay, que la gente paraba el auto para mirar con asombro.
Si Atucha I salía de servicio en forma imprevista, en sus primeros años, los caciques petroleros enquistados en SEGBA y la Secretaría de Energía salían a pedir cabezas nucleares al Poder Ejecutivo. Pero la CNEA en aquellos años estaba bajo protección de la Armada Argentina y hasta 1983, de todos los presidentes electos por votos o por botas. Los caciques de la Secretaría, club sumamente petrolero y padres putativos de demasiados apagones, tenían demasiado vidrio en techo propio como para revolear piedras públicamente al atómico.
Atucha tenía los problemas inevitables de un prototipo: sólo se pueden cepillar sobre la marcha. Su disponibilidad promedio, de todos modos, era del 70%, mientras que el parque térmico nacional, hecho percha por viejo y mal mantenido, daba abajo del 50%. Además, el térmico dependía de cíclicas importaciones de fuel-oil, por falta de autoabastecimiento petrolero. La CNEA en cambio minaba su propio uranio, y lo transformaba en combustible mediante operaciones químicas y metalúrgicas sumamente complejas, en industrias argentinas y con tecnología propia.
El futuro era atómico y nacional, sin dudas.
Pero cuando la Argentina perdió la Guerra de Malvinas, cambió todo. Y se tomó la decisión de usar la deuda externa argentina, que durante El Proceso se había multiplicado por siete, para terminar con el Programa Nuclear, que a fecha de 1982 era el tercero más dinámico del mundo, después del de Francia y el de la India. Dicho y hecho, la CNEA se quedó sin fondos, y en medio de dos obras estratégicas: la construcción de Atucha 2 y la de la Planta Industrial de Agua Pesaa, en Neuquén.
En 1998, cuando Menem privatizó totalmente la electricidad argentina, había unos 22.000 MW eléctricos instalados, de los cuales el 50% era hidráulico, el 45% térmico y sólo el 5% nuclear. Atucha 1 había perdido todas sus mañas de prototipo y estaba repotenciada a 340 MW, y desde 1986 la CNEA había logrado poner en línea la nuclear cordobesa de Embalse con sus 600 MW.
Embalse no era un prototipo, ni siquiera un FOAK (First of a Kind). Era un diseño canadiense probado y «tuneado» decenas de veces en origen y en seis países más. Entre Atucha y Embalse sumaban el 5% de la capacidad instalada nacional, pero esa angosta tajada de la torta generaba el 11% de la electricidad circulante, y en años climáticamente bravos, como 1987/88, el 15%. Lo dicho, la nuclear es el «dormí sin frazada» del Sistema de Interconexión.
Las LATs ya no eran una rareza, por suerte para el AMBA. Éste importaba casi toda la potencia hidroeléctrica generada por la cadena de represas que habían ido construyéndose sobre los ríos del Comahue, y las de Salto Grande en el río Uruguay, y Yacyretá sobre el Paraná. Todavía no existía una verdadera red nacional: la Patagonia seguía siendo un par de islas eléctricas desconectadas una de otra, y ambas del Centro, el NOA y el NEA.
Pero desde 1987 había una costumbre nueva: echarle la culpa de los apagones en el AMBA a Atucha 1.
La inauguró la Secretaría de Energía para salvarse durante los apagones que hicieron un infierno de la vida en el AMBA en los veranos de 1987 y 1988. La causa principal fue la vejez y falta de mantenimiento del parque térmico, y a sumar, el mal estado de la red de distribución domiciliaria de SEGBA. Como indicador de aquella crisis, las dos nucleares se estaban salteando paradas programadas de mantenimiento para producir el 15% de la demanda argentina, y eso con el 5% de capacidad instalada.
Mal momento para que en 1988 se rompiera Atucha 1.
La que sí habría salvado las papas del gobierno aquel verano habría sido Atucha 2, que tenía entrada en servicio para justamente 1987. Pero el presidente Raúl Alfonsín decidió oficiosamente ir parando la construcción de esa máquina. Su hombre en la CNEA, el ing. Alberto Costantini, no tenía interés alguno por la energía nuclear: su área de «expertise» era cerrar ramales ferroviarios, y lo aplicó al Programa Nuclear, hasta entonces una vaca sagrada. El secretario de Energía de Alfonsín, el ing. Jorge Lapeña, petrolero grave, le había dicho que con varias hidroeléctricas en el Comahue y Salto Grande ya en línea había capacidad firme de sobra para sostener la red.
Lapeña no entendía mucho del cambio climático, y menos aún de su acción agravante de los ciclos Niño-Niña de la Oscilación Climática del Sur. No es que fuera una novedad. Sobre este ciclo se viene publicando sistemáticamente desde 1960, pero los petroleros no leen mucho sobre climatología, sea porque no entienden, porque están en contra de lo que suelen decir de ellos los climatólogos, o por ambas razones.
Lapeña no esperaba una sequía simultánea entre cuencas hídricas tan alejadas entre sí como la del Limay-Negro y la del Uruguay. Ése fue el regalo que le hizo La Niña a Lapeña a fines de fines de 1987 y durante todo 1988. Intempestivamente, esas poderosas novedades llamadas Salto Grande y El Chocón no podían generar a capacidad normal, y remediar la indisponibilidad generalizada del parque térmico.
Como dato de aquella sequía, en el paraje La Lipela, no muy lejos de las nacientes del Limay en el lago Nahuel Huapi, uno podía cruzar el río, normalmente hondo, helado y correntoso, caminando por el fondo, y sin mojarse la camisa. Si hacías eso en un año de fase neutra o de Niño, tu cadáver aparecía -o no- decenas de kilómetros río abajo.
El AMBA a oscuras, los cines cerrados, los escaparates sin luz, cada semáforo en cada esquina apagado, y piñas y atropellamientos nocturnos en casi todos, la comida pudriéndose en los freezers de los supermercados, los pisos altos sin agua, los aires acondicionados y ventiladores inmóviles, los viejos evacuados por los bomberos en estado de deshidratación aguda, los baños hediendo y choreos al voleo por la calle como sólo se hicieron costumbre en el 2do período de Menem, todo eso por un año y monedas de sequía. Y como condimento, dos veranos con seguidillas de olas de calor (todavía no tenían ese nombre) que mataron cantidad de gente. Y no tanto por al alza de las temperaturas máximas diurnas, sino por el de las mínimas nocturnas.
Una megalópolis entera sometida meses a comida en mal estado, insomnio y stress vive muy mal. ¿Cómo iba Alfonsín a controlar el «golpe de mercado», con hiperinflación y saqueos que le armaron los boys de la City antes de terminar su período, si con tratar de prender la luz en tu casa era evidente que el presidente no controlaba nada?
Terminada en 1990 la reparación de Atucha 1, que hizo la CNEA por U$ 17 millones y en 9 meses, en lugar de los U$ 200 millones y varios años con la central desarmada pedidos por SIEMENS, volvió al ruedo con un factor de disponibilidad mayor del 90%. La ha mantenido desde entonces, y con dos o tres puntos más, según el año. Sumando sus varias vidas, el promedio de disponibilidad de Atucha 1 hoy da 80%, dice NA-SA.
Balance de aquella historia: durante los apagones de 1987/88, la presencia de Atucha 1 en la red nacional a o ausencia no hacía gran diferencia- El parque térmico estaba «para atrás», y el Secretario de Energía ignoraba que un fenómeno climático -que al parecer también ignoraba- pudiera dejar en sequía dos cuencas hidroeléctricas distantes 1500 km. una de la otra, y a la vez.
Pero hay que ver cómo aprovechó el secretario la rotura de Atucha 1 para cargarle el fardo antes los medios, y cómo estos compraron la fábula.
Alfonsín, ya en el brete de los apagones, tuvo el coraje de hacer oídos sordos a sus correligionarios y dejar la reparación en manos de la CNEA, y no de la SIEMENS. El caudillo de Chascomús tenía una fobia visceral con la institución, a la que veía como militarista. Pero no así con la nueva presidenta de la misma cuando su amigo Costantini se bajó del incendio.
La nueva presidenta, muy diferente de su antecesor, era la física Emma Pérez Ferreira, famosa, llena de honores y respaldada unánimemente por la plana nuclear de carrera, los ingenieros Juan C. Almagro, Jorge Sidelnik y el físico Roberto Perazzo. Esa vez don Raúl no se equivocó. Pero los costos políticos los pagó, y cómo.
No así el ingeniero Lapeña, barman de casi todos los ingredientes de aquel cóctel tóxico que se bebió Alfonsín. El ingeniero de marras sigue sin entender mucho de cambio climático. En 2001 volvió a afligir al país nada menos que como presidente… de la CNEA. Tal cual. Allí logró el incumplimiento de la ley 25.160 de 1999, iniciativa del economista Aldo Ferrer, aprobada por ambas cámaras. Financiaba la construcción de la central nuclear CAREM, pero Lapeña agotó esos fondos pidiendo estudios de mercado del CAREM. Como salían joya, hizo sucesivamente tres, y dejó que el fondo (en pesos) se evaporara en medio de otra hiperinflación, la de Fernando de la Rúa.
Chau central propia y exportable.
Obviamente Lapeña no hizo nada por resucitar la obra de Atucha 2, y cuando De la Rúa se fue en helicóptero de La Rosada dejando abajo a 39 manifestantes muertos, los ahorristas confiscados y un estado a punto de colapso, él se volvió tranquilamente y en auto oficial a su rol de gurú energético del radical-menemismo.
Todavía lo detenta.
EL VAMPIRISMO ENERGÉTICO DEL AMBA
Hoy, con más de 43.000 MW instalados y unidos a una red nacional, Atucha 1 es una generadora eléctrica comparativamente chica, repotenciada hoy a 340 MW eléctricos. Ilumina a 1 millón de argentinos, eso no ha variado.
Pero si hoy se la mide contra la capacidad térmica de generación térmica radicada en el AMBA, es una nota al pie. Sólo la Central Costanera, hoy del grupo multinacional ENEL y ubicada en la desembocadura del Riachuelo, tiene un total de 2306 MWe instalados.
En la orilla opuesta del Riachuelo está la Central Dock Sud. Instalada hace más de un siglo en Avellaneda, hoy con 933 MW térmicos, pasó del estado a ENEL e YPF Luz. La única central de carbón de la Argentina, la de San Nicolás, es de los años ’50 y también nació estatal, y hoy pertenece también a la multinacional AEL, y suma 650 MWe instalados.
Más modernas y de ciclos combinados son las dos centrales construidas por la estatal ENARSA junto al Paraná, la Belgrano y la San Martín. Suman 1650 MWe entre ambas, y la vecina Vuelta de Obligado, ya en la provincia de Santa Fe, pone 845 MWe más. Todas estas máquinas sobre la orilla derecha del Paraná son relativamente modernas y de buena disponibilidad. Últimamente, ENEL las ha ido comprando.
Sean de quien sean, hay 14 centrales térmicas más sin salir del enorme AMBA de hoy o remontar el Paraná.
Cuando falta gas, que equivale decir a todo invierno frío o verano caliente, todas estas máquinas pasan a quemar combustibles líquidos. Especialmente cuando la mano viene de fueloil, el más denso y barato, elevan la contaminación aérea crónica del AMBA por emisión de óxidos de nitrógeno y azufre. Inundan el cielo a sotavento de partículas de hollín, productos de baja combustión, de un tamaño igual o menor de 2,5 milésimas de milímetro, o PM 2,5.
Cuánto más chicas son las PM, más bioactivas resultan. Penetran hondo en los pulmones y llegan, sangre mediante, al endotelio arterial, en el cual desatan hipertensión y lesiones que se vuelven ateromas.
Aunque en CABA el 70% de la contaminación aérea viene de fuentes móviles, las centrales térmicas se vuelven una pesadilla sanitaria con cada pico de demanda de gas natural por frío en invierno o por calor en verano y otoño, en general porque las turbinas pasan a quemar combustibles líquidos. El gasto adicional es de U$ 6 millones/día en la Región Centro. La contaminación aérea cuesta 15.000 muertos/año por en el país, 5.400 de ellos en el AMBA. Epidemiológicamente, son pérdidas de expectativa de vida por enfermedades crónicas como hipertensión, todas las circulatorias imaginables y la EPOC, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica. Siguen varios tumores sólidos. Respirar hollín no es muy saludable.
De todos modos, las proveedoras de electricidad térmica no pagan daños a la salud. Tampoco por los apagones, que son más bien tema de las distribuidoras privadas herederas de SEGBA como EDESUR, EDENOR y EDELAP, cuyas redes «de última milla» están en un deterioro épico por décadas de desinversión.
CAMMESA misma no parece una campeona del interés público: eximió a varias termoeléctricas de multas pasadas y renunció a cobrar su propia parte de las tarifas futuras. Y lo hizo en Septiembre de 2019, a dos meses y monedas tras el Apagón del Día del Padre, el del 16 de junio de aquel año. Que fue, como honrando a su nombre, un apagón padre. Dejó a oscuras a 50 millones de habitantes, sumando todos los argentinos y cantidad de chilenos y uruguayos.
Nadie quiso hablar de TRANSENER, responsable del hecho en un 100% por desinversión en LATs. Créase o no, el apagón empezó cuando una de las tres líneas de alta tensión que viene desde Yacyretá y cruza el Paraná se cayó al río. Los centenares de centrales del resto del país detectaron la oscilación de voltaje y frecuencia, y se desconectaron automáticamente por autoprotección. Fue una cascada de apagones. En pocos segundos, 50 millones de argentinos, uruguayos y chilenos a oscuras.
Y todo debido a un cable de 500 megavolts caído al Paraná por colapso de una torre mal mantenida y con propietario privado. Que no parece haber sido muy afectado. Pero mal momento, aquel, para ser surubí.
Redondeando, las 14 centrales que abastecen de electricidad el AMBA son mayormente térmicas y en general contaminantes, todas ellas propiedad de sociedades extranjeras. Sostienen el consumo del AMBA con combustibles fósiles de todo tipo y electricidad hidro de otras regiones.
Hay cantidad de electricidad eólica, el 8% de la producción total. Pero ya se sabe, a veces sobra demanda cuando no hay viento, y sobra viento cuando no hay demanda, y la diferencia se zanja con gas, cuando hay gas. Hay 3405 megavatios eólicos instalados, grosso modo, el 10% de la capacidad instalada de la red. Según la CEA, Cámara Eólica Argentina, no producen más porque faltan líneas de alta tensión, y cobrn pésimo: apenas U$ 60 por megavatio hora.
La última vez que AgendAR chequeó, eran diez más, y aún si fuera verdad son U$ 13 veces más que lo que cobra NA-SA por potencia firme, disponible más del 90% del año. La sobreinstalación eólica es uno de esos subsidios encubiertos de Macri al capital petrolero.
Sumando las tres nucleares, las Atuchas 1, 2 y Embalse, iluminan a 8 millones de habitantes en el AMBA, el Gran Rosario y Córdoba.
Pero el AMBA no se sostiene con su propia generación: es un bebé voraz: demanda el 40% de la electricidad del país, que nos llega a los porteños por electroductos construidos por el estado, privatizados, y que de yapa no sólo están en mal estado sino que son insuficientes en cantidad. Las grandes acometidas de 500 kilovoltios al AMBA son 3, pero harían falta 5. En total, se necesitan unos 5000 km. más de Lineas de Alta Tensión nuevas para asegurar al AMBA contra apagones masivos.
El 1 de marzo de 2023, nuevo mega-apagón de 2 a 4 días de duración, esta vez únicamente para 20 millones de habitantes durante una ola caliente que tenía a casi todo porteño o bonaerense con aire acondicionado con el equipo al máximo, hasta que el sistema de última milla colapsó. ¿Qué dijo Energía? Nuevamente, culpó a Atucha 1, que salió de línea. Por supuesto que salió de línea. Para autoprotegerse del apagón.
Aún si se ejecutara el crédito chino, el AMBA seguiría siendo proclive a apagones por desinversión de EDESUR, EDENOR y EDELAP en sus redes de distribución domiciliaria. En la megalópolis porteña, las cámaras de conexiones se inundan por lluvia, el cableado del año de ñaupa no resiste las demandas pico y los transformadores viejos gotean aceites fluorados cancerígenos, y se incendian espontáneamente.
El apagón de Marzo de 2023, que afectó a 1,5 millones de porteños y bonaerenses, y duró más de 15 días, es casi todo gentileza de EDESUR. Los porteños afectados salieron a cortar con piquetes la avenida Corrientes y otras del sur porteño. Invariable, la Secretaría de Energía logró que mis colegas en los multimedia le cargaran la culpa… sí, a Atucha 1. ¿Cuándo no?
En realidad, en ambas ocasiones Atucha 1 se desconectó para protegerse. Es lo que hacen todas las máquinas generadoras.
Que vivamos en apagón por frío o por calor tiene, sin duda, un motivo muy nuclear. Eso no hay cómo discutirlo.
La Argentina tiene únicamente tres centrales que suman 1756 MW entre las tres, el 4,2% de la capacidad instalada. Son las que estaban en planes en 1981. No hubo ninguna más. Se terminaron. Trabajo fino y sostenido del petróleo, el gas y el State Department para trabar el desarrollo más independiente y estratégico del país. Y no de cualquier país sino del más nuclear del Hemisferio Sur. Y desde 2000, contra viento y marea, el más exitoso del mundo vendiendo pequeños reactores nucleares multipropósito.
Los compromisos firmados con China para poner esos 5000 km. de electroductos de alta tensión no resolverían el parasitismo energético del AMBA, que genera apenas el 20% de su consumo. Eliminarían la parte de los apagones grandes, los que se generan por asuntos de red nacional. Pero uno de los dos gobiernos firmantes, el de Alberto Fernández, logró que el contrato financiero no se firmara jamás. Si La Niña viene brava, faltará electricidad en la Región Centro. ¿Tratará al Toto mejor que a Lapeña?
¿Comprarle a Paraguay la mitad de la electricidad que produce Yacyretá, donde vamos miti y miti? A Asunción nuestro gobierno le adeuda U$ 208 millones. ¿Comprarle electricidad a Uruguay? Si falta agua en la hidroeléctrica Salto Grande, donde también vamos miti y miti, no van a tener excedentes. Su único respaldo es la eólica, que es como colgarse del pincel si te sacan la escalera. Y los primos yoruguas ya saben que ENARSA, como todo medio de pago, tiene unos bonos sensacionales, cobrables en 2038. ¿Comprarle electricidad o gas a Brasil? No anduvo. Mismo problema.
Caputo provoca recesión por sola presencia, y confía en una bien profunda como modo de achatar el consumo eléctrico y evitar apagones. Eso es tan efectivo como la muerte para combatir un tumor. Sin embargo, contra la demografía el ministro no puede: con cada vez más habitantes, el AMBA pide un 3% más de electricidad cada año.
De modo que mi temor es que la extensión de vida de Atucha 1 dure no de 24 a 30 meses sino que se tranque a medio camino, porque el Ministro Caputo acaso se le ocurra manotear el fideicomiso de marras para hacer su extraordinaria magia de caja chica. Ésta ya se mide en U$ 65.000 millones de nueva deuda.
Y eso lo logró en apenas medio año de estar salvando al país.
Como observó Jacopo Buongiorno, profesor de ciencia e ingeniería nuclear del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), «China es el líder mundial de facto en tecnología nuclear». De hecho, es probable que China esté entre 10 y 15 años por delante de Estados Unidos en energía nuclear (refiriéndose especialmente a la capacidad de desplegar reactores nucleares de cuarta generación). El gobierno chino ha concedido una prioridad considerable a la construcción de reactores nucleares en el país como parte de la estrategia energética más amplia de Pekín. De cara al futuro, parece probable que China utilice esta capacidad nacional establecida como base para una exportación competitiva de reactores, al igual que su estrategia de «doble circulación» ha logrado en otros ámbitos, como los vehículos eléctricos y las baterías.
De hecho, China se ha embarcado en un rápido desarrollo de su industria nuclear, con 27 reactores nucleares en construcción (más de dos veces y media más que cualquier otro país) que complementan la flota existente de 56. El país espera construir de 6 a 8 nuevas centrales nucleares cada año en un futuro previsible. El país prevé construir entre 6 y 8 nuevas centrales nucleares al año en un futuro previsible, con lo que superará a Estados Unidos en electricidad de origen nuclear en 2030. En total, China tiene previsto construir 150 nuevos reactores nucleares entre 2020 y 2035. Además, en diciembre de 2023, China puso en funcionamiento la primera central nuclear de cuarta generación del mundo, la Shidaowan-1, de 200 megavatios (MW) de potencia y refrigerada por gas, en la provincia septentrional china de Shandong. La Administración de Energía Nuclear china ha afirmado que «el 90% de la tecnología de la nueva central se ha desarrollado en China». China también lidera el desarrollo y despliegue de una nueva flota de pequeños reactores modulares de coste competitivo.
Sin embargo, esto no significa necesariamente que las mayores empresas de energía nuclear de China -en particular las empresas estatales China General Nuclear Power Corporation (CGN) y China National Nuclear Power (CNNP)- sean excepcionalmente innovadoras desde el punto de vista tecnológico. De hecho, la mayor parte de la flota actual de reactores nucleares de China consiste en reactores nucleares de «tercera generación» que fueron diseñados inicialmente por la empresa estadounidense Westinghouse Electric (su AP1000) a finales de la década de 1990 y cuya tecnología y diseños Westinghouse transfirió a China en 2008 como parte de un contrato para construir cuatro reactores chinos basados en el diseño del AP1000 de 2005. Y aunque hay que reconocer a China el mérito de haber desplegado el primer reactor operativo de cuarta generación del mundo, como señaló un comentarista experto en una mesa redonda del ITIF: «En realidad, esa tecnología es conocida en el mundo desde hace décadas; sólo que China tomó las medidas necesarias para construirla y desplegarla». También cabe destacar que el segundo operador nuclear chino, CNNP, señala en su sitio web que «la innovación y la investigación y el desarrollo (I+D) no son los principales objetivos de la empresa… En cambio, la empresa se centra principalmente en la seguridad, la estabilidad, la optimización y la sostenibilidad».
Sin embargo, donde China ha prosperado en materia de innovación nuclear es en la innovación sistémica y organizativa. Esto se refiere especialmente a la coherente estrategia nacional del país hacia la energía nuclear -tanto a nivel federal como provincial-, que conlleva una serie de políticas de apoyo que van desde la financiación a bajo interés, las tarifas de alimentación y otras subvenciones que hacen que la generación de energía nuclear sea competitiva en costes, hasta la agilización de los permisos y la aprobación reglamentaria (es decir, de las evaluaciones de seguridad e impacto ambiental), pasando por la coordinación eficaz de las cadenas de suministro. De hecho, como comentó el analista del sector Kenneth Luongo, «no tienen ninguna salsa secreta aparte de la financiación estatal, la cadena de suministro apoyada por el Estado y el compromiso estatal de construir la tecnología». Dicho esto, el rápido despliegue por parte de China de centrales nucleares cada vez más modernas a lo largo del tiempo produce importantes economías de escala y efectos de aprendizaje sobre la marcha, lo que sugiere que las empresas chinas obtendrán una ventaja en la innovación incremental en este sector en el futuro.
La fusión nuclear -el proceso por el que dos núcleos atómicos ligeros se combinan para formar uno solo más pesado liberando enormes cantidades de energía- representa una innovación en energía nuclear potencialmente transformadora y disruptiva. En enero de 2024, el gobierno chino puso en marcha un nuevo consorcio industrial nacional, dirigido por la Corporación Nuclear Nacional China (CNNC) y compuesto por 25 organizaciones, para promover el desarrollo y avance de la tecnología de fusión nuclear. Sin embargo, los analistas de la industria observaron que la tecnología de fusión nuclear sigue siendo muy incipiente, y comentaron que China y Estados Unidos están probablemente a la par en cuanto al desarrollo de la tecnología. Estos analistas también observaron que es probable que China adopte un enfoque de seguidor rápido con respecto a la fusión nuclear y probablemente busque ventajas a la hora de ampliar rápidamente el despliegue de los reactores de fusión nuclear, una vez que sean técnicamente viables.
Estados Unidos, con 94 reactores nucleares operativos, sigue siendo el líder mundial en producción de energía nuclear, con un tercio de la energía nuclear generada en todo el mundo. Sin embargo, el país sólo ha puesto en marcha dos nuevos reactores nucleares en la última década, y el más reciente, la central Vogtle Unit 4 de Georgia, ha entrado en funcionamiento este año (su construcción fue iniciada originalmente por Westinghouse pero finalizada por Bechtel). Si Estados Unidos quiere volver a ser líder en la industria de reactores nucleares, tendrá que adoptar también una estrategia nacional coherente y un planteamiento de «todo el gobierno». Entre otras medidas, esto implicaría una dotación de personal suficiente en las agencias federales de I+D y regulación para apoyar la innovación, la selección, la aprobación reguladora y el despliegue de nuevos tipos de reactores; incentivos, créditos fiscales o financiación atractiva que faciliten la producción de energía nuclear competitiva en costes; y políticas como programas de crédito a la exportación racionalizados que faciliten las exportaciones de los productores estadounidenses de reactores nucleares. La energía nuclear civil representa otra industria de la que Estados Unidos y sus empresas fueron pioneros, pero que ha experimentado una pérdida significativa (y potencialmente permanente) de capacidades estadounidenses.
ANTECEDENTES Y METODOLOGÍA
La narrativa común es que China es un copiador y Estados Unidos el innovador. A menudo, este relato respalda una actitud indiferente hacia la tecnología y la política industrial. Al fin y al cabo, Estados Unidos es líder en innovación, así que no hay de qué preocuparse. En primer lugar, esta suposición es errónea porque es posible que los innovadores pierdan el liderazgo en favor de copiadores con estructuras de costes más bajas, como hemos visto en muchas industrias estadounidenses, como la electrónica de consumo, los semiconductores, los paneles solares, los equipos de telecomunicaciones, las máquinas herramienta y, como se ha señalado aquí, muy posiblemente, la energía nuclear. En segundo lugar, no está claro que China sea un copiador lento y siempre destinado a ser un seguidor.
Para evaluar el grado de innovación de las industrias chinas, la Fundación Smith Richardson prestó apoyo a la Fundación para la Tecnología de la Información y la Innovación (ITIF) para que investigara la cuestión. Como parte de esta investigación, la ITIF se centra en sectores concretos, incluida la energía nuclear comercial.
No cabe duda de que es difícil evaluar la capacidad de innovación de las industrias de cualquier país, pero lo es especialmente en el caso de las industrias chinas. En parte, esto se debe a que, bajo la presidencia de Xi Jinping, China revela al mundo mucha menos información que antes, especialmente sobre sus capacidades industriales y tecnológicas. A pesar de ello, el ITIF se basó en tres métodos para evaluar la innovación china en energía nuclear. En primer lugar, realizamos evaluaciones en profundidad de casos prácticos de dos empresas nucleares chinas seleccionadas de entre las empresas de energía nuclear que figuran en el «Cuadro de indicadores de inversión en I+D industrial de la UE para 2023». En segundo lugar, el ITIF realizó entrevistas y organizó una mesa redonda con expertos mundiales en el sector nuclear chino. Y en tercer lugar, ITIF evaluó datos mundiales sobre innovación en energía nuclear, incluidos artículos científicos y patentes.
IMPORTANCIA DE LA ENERGÍA NUCLEAR Y PAPEL DE EE.UU.
Enrico Fermi y su equipo de la Universidad de Chicago construyeron el primer reactor nuclear artificial del mundo, conocido como Chicago Pile-1, bajo el estadio de fútbol de la universidad en noviembre de 1942. En 1946, el Congreso aprobó la Ley de Energía Atómica, por la que se creaba la Comisión de Energía Atómica de Estados Unidos. Posteriormente, la comisión designó al Laboratorio Nacional Argonne como el primer y principal laboratorio nacional de investigación nuclear. En 1957, Estados Unidos puso en marcha en Shippingport (Pensilvania) la primera central eléctrica comercial alimentada con energía nuclear. La mayoría de las centrales nucleares estadounidenses se construyeron en los años setenta y principios de los ochenta, aunque la construcción de nuevas instalaciones cayó en picado tras la catástrofe nuclear de Chernóbil, y casi todas se pusieron en marcha en 1990.
En la década de 1990, Westinghouse Electric Company LLC y General Electric se convirtieron en los principales proveedores estadounidenses de centrales nucleares comerciales. Impulsada por el interés en diseñar reactores nucleares más seguros en la era posterior a Chernobil, en 1999, Westinghouse presentó los diseños del AP1000, que se convirtió en el primer reactor de Generación III+ en recibir la aprobación final de diseño de la Comisión Reguladora Nuclear, en 2004. En 2007, Westinghouse (adquirida por la japonesa Toshiba en 2006) ganó una licitación de la CNNC para cuatro reactores AP1000, aunque esto también incluía un importante acuerdo de transferencia de tecnología que aceleró significativamente el avance de la industria nuclear comercial de China. Esto se convertiría en la base principal del paso de China a la tecnología de tercera generación. Por su parte, la ralentización del ritmo de aprobación de centrales nucleares en el último cuarto de siglo (y, en particular, la incapacidad de encontrar un mercado nacional sólido para el AP1000) llevó a Westinghouse a declararse en quiebra en 2017, y sus activos pasaron a manos de Brookfield Renewable Partners y Cameco. En la actualidad, Bechtel es un actor importante en el sector, junto a una serie de empresas emergentes como NuScale, TerraPower, X-energy y otras que intentan diseñar y construir reactores nucleares innovadores de cuarta generación.
En mayo de 2024, Estados Unidos seguirá siendo el líder mundial en producción de energía nuclear. Las 94 centrales estadounidenses en funcionamiento representan el 31% de la producción mundial de energía nuclear, y en Estados Unidos, una quinta parte de su producción energética y la mitad de su producción de energía limpia. Sin embargo, esto representa casi en su totalidad el efecto de una base instalada previamente, ya que Estados Unidos sólo ha completado dos centrales nucleares en la última década. Por el contrario, como ilustra este informe, el compromiso de China con la energía nuclear comercial está creciendo rápidamente: el país cuenta con 56 reactores nucleares operativos y 27 en construcción, y va camino de superar a Estados Unidos como la nación con mayor capacidad de generación de energía nuclear en 2030. En conjunto, China casi ha triplicado su capacidad nuclear en los últimos 10 años; Estados Unidos tardó casi 40 años en añadir la misma capacidad nuclear que China en la última década.
LA INDUSTRIA NUCLEAR CHINA
Como explicó Seaver Wang, del Breakthrough Institute, «la política nacional de China lleva mucho tiempo dando prioridad a la tecnología de reactores convencionales y avanzados como una capacidad nacional de importancia estratégica y como un prometedor sector en crecimiento con potencial de exportación». En diciembre de 2011, la Administración Nacional de Energía de China se comprometió a hacer de la energía nuclear la base del sistema de generación de energía de China en los próximos «10 a 20 años», prometiendo añadir hasta 300GWe (GWe significa mil millones de vatios de capacidad eléctrica) de energía nuclear en ese período. Sin embargo, en 2022, la energía nuclear seguía representando sólo el 3,8% de la generación eléctrica china, en parte porque el gobierno chino ralentizó la aprobación y el despliegue de nuevos reactores tras el incidente de la central nuclear de Fukushima.
Sin embargo, el compromiso de China con la energía nuclear aumentó significativamente con el 14º Plan Quinquenal (2021-2025), publicado en marzo de 2021, que preveía la construcción de unos 150 nuevos reactores nucleares en los 15 años siguientes para alcanzar un objetivo de producción de 200 GW de energía nuclear en 2035 (suficiente para abastecer a más de una docena de ciudades del tamaño de Pekín). Los analistas calcularon que añadir 147 GW adicionales (a los 53 GW de energía nuclear que China producía entonces) supondría una inversión de 370.000 a 440.000 millones de dólares en ese plazo de 15 años. Para 2050, China quiere que la energía nuclear proporcione al menos el 15% de su generación de electricidad (que China prevé que sea su tercera fuente global de energía para ese año, por detrás de la eólica y la solar).
Algunos analistas han observado que «las políticas climáticas han [tenido] el impacto más significativo en la aceleración del desarrollo de la política nuclear [de China]». Señalan que la energía nuclear será crucial para cumplir el objetivo del presidente chino, Xi Jinping, de conseguir que la economía china sea neutra en carbono a mediados de siglo. Sin embargo, no cabe duda de que las consideraciones económicas y de seguridad nacional también representan motores clave en el impulso de China hacia la energía nuclear, especialmente en lo que respecta a la dependencia histórica del país de las importaciones de petróleo (que Estados Unidos trataría sin duda de impedir en caso de conflicto). Los planes de China de producir 200 GW de energía nuclear para 2025 «podrían evitar unos 1.500 millones de toneladas anuales de emisiones de carbono, más de lo que generan el Reino Unido, España, Francia y Alemania juntos». El país pretende sustituir todos sus 2.990 generadores de carbón por soluciones de energía limpia para 2060.
Como se ha señalado, China está avanzando rápidamente en su desarrollo nuclear, con 27 reactores nucleares en construcción, y el país pretende instalar entre 6 y 8 nuevos reactores nucleares cada año en el futuro. Esto representa entre 5.000 y 8.000 MW adicionales de nueva capacidad de generación nuclear al año. Además, casi todos los proyectos nucleares chinos que han entrado en servicio desde 2010 se han construido en siete años o menos. Desde principios de 2022, China ha completado la construcción de otros cinco reactores nacionales, con plazos que oscilan entre algo menos de cinco y algo más de siete años.
Los principales operadores nucleares de China son CGN y CNNP, siendo SPIC (a través de su negocio de energía nuclear, State Nuclear Power Technology Corporation (SNPTC)) el tercero en importancia. A mediados de 2023, CGN operaba 27 unidades de energía nuclear (que representan el 53% de la generación de energía nuclear del país) y estaba construyendo 7 más. Los 25 reactores nucleares de la CNNC representan el 42% de la generación de energía nuclear de China, con 9 instalaciones más en construcción. Las 56 centrales nucleares existentes en China (situadas principalmente en regiones costeras) producen 53,1 GW de electricidad, mientras que las 24 centrales nucleares en construcción tienen capacidad para generar más de 23,7 GW de electricidad.
¿ES INNOVADORA LA INDUSTRIA NUCLEAR CHINA?
China no aprobó la construcción de su primera central nuclear hasta 1981, 18 años después de que Francia (el último de los cuatro primeros estados con armas nucleares) empezara a producir electricidad nuclear. Pero no fue hasta 2005 cuando «China amplió espectacularmente su programa de construcción nuclear». Y un catalizador clave en el crecimiento de la industria china fue el acuerdo de 2008 para que Westinghouse licenciara su tecnología AP1000 al SNPTC chino, que se convirtió en la base del reactor chino CAP1400. Esto fue seguido en 2014 (y de nuevo en 2018) con otros acuerdos SNPTC/Westinghouse para profundizar la cooperación en relación con la tecnología AP1000 y CAP1400 a nivel mundial y «establecer una asociación mutuamente beneficiosa y complementaria.» Como condición del acuerdo, Westinghouse entregó miles de documentos sobre diseño de centrales nucleares. Pero no se trataba sólo de una transferencia voluntaria de tecnología, como escribe Robert Lighthizer en No Trade Is Free: Changing Course, Taking on China, and Helping America’s Workers, «Lo que China no pudo obtener de Westinghouse a través de este acuerdo, simplemente lo robó». En 2010, piratas informáticos que trabajaban con el ejército chino penetraron en los sistemas informáticos de Westinghouse y robaron especificaciones técnicas y de diseño confidenciales y patentadas del AP1000 de Westinghouse.
Y aunque «el AP1000 de Westinghouse iba a ser la base principal del paso de China a la tecnología de tercera generación», la importante «tecnología nuclear [también] se ha extraído de Francia, Canadá y Rusia». De hecho, sólo en 2020 CNNP y CGN colaboraron para poner en línea el Hualong One, que fue el primer reactor chino de tercera generación desarrollado con tecnología y materiales propios (aunque todavía basado en diseños occidentales). Sin embargo, el progreso de China con las tecnologías nucleares ha avanzado rápidamente desde entonces.
De hecho, desde estos austeros comienzos, China y sus empresas de energía nuclear han desarrollado rápidamente sus capacidades, hasta el punto de que Buongiorno, del MIT, observó que «China es el líder mundial de facto en tecnología nuclear en este momento». David Fishman, alto directivo de la consultora energética Lantau Group, con sede en Shanghai, comparte esta opinión y afirma que «China no tiene parangón en la construcción y comercialización de tecnología nuclear de nueva generación». Francois Morin, director para China de la Asociación Nuclear Mundial, coincide al observar que los nuevos reactores de China la sitúan «por delante de otros países en cuanto a investigación y desarrollo de tecnología nuclear».
Como se ha señalado, el buque insignia de la flota nuclear china es desde entonces la central Shidaowan-1, construida por el CNNP, el primer reactor nuclear de cuarta generación del mundo que entra en funcionamiento. La instalación cuenta con dos reactores modulares de lecho de guijarros refrigerados por gas helio a alta temperatura (HTR-PM) que pueden producir 250 MW cada uno, junto con un generador de vapor con una capacidad instalada de 200 MW. La CNNC afirma que el 93,4% de los materiales utilizados en la instalación de 16.000 millones de dólares (que comenzó a construirse en 2012) son de origen nacional. Los reactores de cuarta generación como el Shidaowan cuentan con sistemas pasivos (lo que significa que no necesitan depender de la electricidad o de bombas para apagarse en caso de fallo); utilizan refrigerantes distintos del agua (como el helio); pueden funcionar a temperaturas más altas que la mayoría de los demás reactores (lo que les permite generar tanto electricidad como hidrógeno (mediante electrolizadores), este último útil para diversas aplicaciones industriales); y generan menos residuos.
China también ha liderado la construcción del primer proyecto de demostración de SMR polivalente del mundo, conocido como Linglong One. Los SMR representan reactores nucleares avanzados que tienen una capacidad de potencia de hasta 300 MW(e) por unidad (en comparación con los reactores típicos de tercera generación, que tienen una capacidad de generación superior a 1000 MW(e)) y se caracterizan por la naturaleza modular de su ensamblaje, que hace posible que los sistemas y componentes se monten en fábrica y se transporten como una unidad a un lugar para su instalación. Linglong One constituye un reactor polivalente de agua a presión (el ACP100) cuyo diseño fue «desarrollado por CNNC tras más de 10 años de investigación y desarrollo independientes». La CNNC afirma que «el diseño y la construcción del Linglong One son revolucionarios e innovadores» y señala que «gracias al diseño estandarizado, la producción de un solo módulo y la producción en serie, se acorta el período de construcción y se reducen los costes.» Linglong One fue el primer SMR en recibir la aprobación del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Cuando entre en servicio (previsto para finales de 2025), los ingenieros esperan que Linglong One genere 1.000 millones de kilovatios-hora de electricidad al año, suficiente para abastecer a más de 525.000 hogares.
Por otra parte, a finales de 2024, el Instituto de Física Aplicada de Shanghai tiene previsto poner en marcha el primer reactor nuclear de sales fundidas y torio del mundo, el TMSR-LF1, en la provincia china de Gansu. Aunque los reactores basados en el torio no son del todo novedosos, lo que diferencia a este reactor es su utilización del torio como fuente de combustible dentro de un reactor de sales fundidas.
En diciembre de 2021, China se convirtió en el tercer país en desarrollar un reactor nuclear flotante, el ACPR50S, diseñado para soportar una catástrofe meteorológica de las que ocurren una vez cada 10.000 años. El reactor flotante de 60 MW se está construyendo para suministrar energía a plataformas petrolíferas e islas situadas frente a la costa oriental de China, en el mar de Bohai.
China también está construyendo reactores de neutrones rápidos (FNR), otro tipo de reactor de cuarta generación, cuyo diseño utiliza de forma más deliberada el uranio-238 además del isótopo U-235 fisible utilizado en la mayoría de los reactores. Si los FNR están diseñados para producir más plutonio que el uranio y el plutonio que consumen, se denominan reactores reproductores rápidos (FBR). CNNC conectó un FBR de 600 MW a la red en 2023 y espera poner en marcha un segundo en 2026. China también está considerando la posibilidad de construir un FBR comercial de 1.000 MW en los próximos años. (Cabe destacar que los FBR representan una tecnología de doble uso: Los analistas prevén que cada reactor FBR que construya China podría producir hasta 200 kilogramos anuales de plutonio apto para armamento, suficiente para 50 cabezas nucleares). También hay que tener en cuenta que China ha recibido una ayuda considerable de Rusia en el diseño y construcción de estos dos FBR, y también que el primer FBR del mundo se puso en marcha en 1969, por lo que el diseño de este tipo de instalaciones se conoce desde hace tiempo.
En última instancia, el Foro Internacional de la IV Generación -un esfuerzo de cooperación internacional entre 13 países que tratan de desarrollar la investigación necesaria para probar la viabilidad y el rendimiento de los sistemas nucleares de cuarta generación y para que estén disponibles para su despliegue industrial en 2030- ha identificado seis tipos diferentes de reactores como «Gen IV». Se trata del reactor rápido refrigerado por gas (GFR), el reactor rápido refrigerado por plomo (LFR), el reactor de sales fundidas (MSR), el reactor rápido refrigerado por sodio (SFR), el reactor refrigerado por agua supercrítica (SCWR) y el reactor de muy alta temperatura (VHTR). China está intentando construir reactores de cada uno de estos tipos en diversos proyectos.
Más allá de los reactores nucleares propiamente dichos, China depende desde hace tiempo de otros países, en particular Kazajstán y Rusia, para obtener el uranio que alimenta los reactores nucleares. En general, «China ha declarado que pretende ser autosuficiente no sólo en capacidad de centrales nucleares, sino también en la producción de combustible para esas centrales». Esto requiere abastecerse de uranio, enriquecerlo y fabricar combustible.
Parte de la estrategia china para construir distintos tipos de reactores de cuarta generación consiste en construir nuevos diseños que no dependan del uranio para reducir esta dependencia. En la actualidad, los analistas han señalado que «China pretende producir un tercio de su uranio en el país, obtener un tercio a través de participaciones en minas y empresas conjuntas en el extranjero, y comprar un tercio en el mercado abierto».
China también quiere ser autosuficiente en su capacidad de enriquecer uranio y fabricar combustible nuclear. En consecuencia, la filial Shaanxi Uranium Enrichment Co. Ltd., filial de CNNC, presentó en marzo de 2018 una centrifugadora de enriquecimiento de uranio de nueva generación para su aplicación comercial a gran escala.
Fusión nuclear
La fusión nuclear, que trata de reproducir la reacción de fusión nuclear en el núcleo de una estrella, se refiere a la energía liberada por la fusión de dos núcleos de hidrógeno. El proceso requiere un reactor que pueda soportar temperaturas extremas, superiores a 100 millones de grados centígrados, y que permita que los núcleos choquen entre sí. En teoría, la tecnología de fusión nuclear podría generar una energía equivalente a la producida por ocho toneladas de petróleo a partir de un solo gramo de combustible (tritio o deuterio, que son isotipos del hidrógeno y que en teoría podrían obtenerse fácilmente a partir del agua de mar).
La fusión nuclear se ha convertido en una prioridad nacional para China. De hecho, el Consejo de Estado chino dejó claro en una reunión reciente que «la fusión nuclear controlada es la única dirección para la energía del futuro». El 9 de enero de 2024, el gobierno chino lanzó un nuevo consorcio industrial nacional, liderado por CNNC, para promover el desarrollo y avance de la tecnología de fusión nuclear. El consorcio incluirá 25 empresas, principalmente públicas, cuatro universidades y una empresa privada, y gran parte de los conocimientos tecnológicos del proyecto provendrán de la investigación realizada en el Southwestern Institute of Physics, afiliado al CNNC, y en el Instituto de Física del Plasma, afiliado a la Academia China de Ciencias. El gobierno chino también anunció que crearía una nueva empresa, la China Fusion Corporation, en un intento de liderar el desarrollo de la industria. China también participa como miembro del Reactor Termonuclear Experimental Internacional, un proyecto de investigación sobre energía de fusión nuclear de 35 países y 25.000 millones de dólares.
Hasta ahora, el principal centro de investigación sobre fusión financiado por el gobierno chino ha sido el Instituto de Física del Plasma del Instituto de Ciencias Físicas de Hefei, donde los científicos operan el Tokamak Superconductor Avanzado Experimental (EAST), dotado con 900 millones de dólares. En 2021, EAST alcanzó varios récords mundiales, entre ellos el de mantener una temperatura de plasma de 120 millones de grados centígrados durante 101 segundos y de 160 millones de grados centígrados durante 20 segundos. Tras EAST, China inició en 2017 el diseño de ingeniería del Reactor de Ensayo de Ingeniería de Fusión de China (CFETR), un dispositivo de fusión de confinamiento magnético cuya construcción está prevista para finales de la década de 2020 como demostración de la viabilidad de la generación de energía de fusión a gran escala. El gobierno chino también ha puesto en marcha nuevos programas educativos sobre fusión en China, con el objetivo de formar a 1.000 nuevos físicos del plasma para apoyar estas iniciativas.
Por último, el gobierno chino se ha fijado el objetivo de construir el primer prototipo industrial de reactor de fusión, al que ha bautizado como «sol artificial», para 2035, y espera comenzar la producción comercial a gran escala de energía de fusión para 2050.70 Los analistas del sector entrevistados por el ITIF para este informe observaron que China parece estar hoy más o menos al mismo nivel que Estados Unidos (y otros países) en el desarrollo de tecnologías de fusión nuclear. Sin embargo, señalaron que es probable que China adopte un enfoque de seguidor rápido en este sector (una vez que las tecnologías de fusión nuclear sean comercialmente viables) y se diferencie aumentando rápidamente la producción y el despliegue de reactores de fusión.
Otras innovaciones chinas en energía nuclear
La start-up Beijing Betavolt New Energy Technology Company Ltd., creada en abril de 2021, afirma haber desarrollado una batería de energía atómica en miniatura que puede generar electricidad de forma estable y autónoma durante 50 años sin necesidad de carga ni mantenimiento. Estas baterías de energía atómica, también conocidas como baterías nucleares o baterías de radioisótopos, utilizan la energía liberada por la desintegración de isótopos nucleares y la convierten en energía eléctrica mediante convertidores semiconductores. Betavolt ha afirmado que su batería «combina la tecnología de desintegración de isótopos nucleares de níquel-63 y el primer módulo semiconductor de diamante (semiconductor de 4ª generación) de China para realizar con éxito la miniaturización de las baterías de energía atómica». Estas baterías pueden proporcionar un suministro eléctrico de larga duración en múltiples escenarios, como la industria aeroespacial, los equipos de inteligencia artificial, los equipos médicos, los sistemas microelectromecánicos, los sensores avanzados, los pequeños drones y los microrobots.
APORTACIONES DE LA INNOVACIÓN AL SECTOR NUCLEAR CHINO
En esta sección se examinan los indicadores que evalúan la competitividad nuclear de China a nivel industrial, teniendo en cuenta factores como la intensidad de la I+D, las publicaciones científicas y los niveles de patentes.
Intensidad de I+D
Un estudio del OIEA estima que la I+D privada en la industria nuclear china aumenta constantemente, al menos entre las empresas que cotizan en bolsa. Se estima que la I+D privada alcanzará unos 1.300 millones de dólares en 2020, frente a solo unos 436 millones en 2015.
En cuanto a los niveles de inversión en I+D de las empresas de energía nuclear (según el «Cuadro de indicadores de inversión en I+D industrial de la UE 2023»), China se situó en 7 de las 22 primeras empresas del estudio. CGN Power fue la empresa china líder, con una intensidad en I+D de aproximadamente el 4,5% de sus ingresos. Se trata de una intensidad de I+D incluso superior a la de Orano, una de las principales empresas de energía nuclear de la Unión Europea. (Nota: la intensidad de I+D de NuScale es tan alta porque se trata de una empresa emergente (en su mayoría) sin ingresos).
Publicaciones científicas
En 2022, China ocupaba el tercer lugar en cuanto a naciones con citas entre el 10 por ciento de las publicaciones más citadas en ciencia e ingeniería nucleares, con 339 publicaciones de este tipo, en comparación con las naciones de la UE-27, con 457 publicaciones de este tipo, y las estadounidenses, con 399 publicaciones. El número de publicaciones de este tipo en China se multiplicó por cuatro entre 2008 y 2021, mientras que las europeas se redujeron en casi una cuarta parte y las estadounidenses en una quinta parte.
Una investigación del Instituto Australiano de Política Estratégica (ASPI) confirma que China se ha convertido en líder mundial en publicaciones científicas sobre energía nuclear. En 2023, las publicaciones chinas tenían una cuota ponderada del 20% de todas las publicaciones científicas en este campo. Del mismo modo, las publicaciones chinas tenían una cuota ponderada de alrededor del 27% de todas las publicaciones en las revistas más citadas. Del mismo modo, China ocupa el primer lugar en el índice H, una métrica comúnmente utilizada para medir el impacto académico de las publicaciones de revistas, para la energía nuclear. En resumen, China es líder no sólo en cantidad de publicaciones sobre energía nuclear, sino también en publicaciones de «alta calidad».
Patentes
El marco del Tratado de Cooperación en materia de Patentes (PCT) permite a los innovadores solicitar protección para una invención simultáneamente en cada uno de un gran número de países mediante la presentación de una solicitud de patente «internacional». De 2008 a 2023, las entidades chinas aumentaron sus niveles de patentes nucleares PCT concedidas de 5 a 83, superando los recuentos de Francia y Corea del Sur en 2023. Mientras que el aumento de China de 5 a 83 durante ese periodo representa un asombroso incremento del 1.560% (aunque desde un punto de partida bajo), el número de patentes concedidas a solicitantes estadounidenses sólo aumentó un 78%.
Entre 2008 y 2023, la cuota de China en el total de patentes nucleares pasó del 1,3% al 13,4%. Esto supone un aumento de 12,1 puntos porcentuales, en contraste con el aumento de sólo 1,9 puntos porcentuales de la cuota mundial de Estados Unidos. En cambio, la cuota mundial de la UE disminuyó unos 12,3 puntos porcentuales en ese mismo periodo.
Número de patentes PCT concedidas en ciencia e ingeniería nucleares, 2008-2023
Cuotas mundiales de patentes PCT concedidas en ciencia e ingeniería nucleares, 2008-2023
Las solicitudes de patentes pueden ser una medida problemática, especialmente porque países como China son conocidos por ofrecer generosos incentivos a los solicitantes de patentes, lo que puede incentivar el número, aunque no la calidad, de las patentes solicitadas. No obstante, las solicitudes de patentes pueden ser una medida indicativa, y en este sentido, entre 2011 y 2022, China presentó más patentes en tecnología de fusión que ningún otro país.
La empresa de investigación Astamuse, con sede en Tokio, ha examinado la solidez y la calidad de las carteras de solicitudes de patentes de fusión nuclear de los países, para lo que ha tenido en cuenta las 1.133 solicitudes de patentes de fusión nuclear presentadas por entidades de 30 países entre 2011 y 2022 y las ha puntuado en función de medidas como el número de patentes presentadas, la viabilidad de cada innovación y el periodo restante de exclusividad. Astamuse clasificó a China en primer lugar en su ranking nacional de carteras de patentes de fusión nuclear, seguida de Estados Unidos, Reino Unido y Japón. En cuanto a la solidez de las patentes presentadas por las organizaciones, Astamuse clasificó en segundo lugar a la Academia China de Ciencias, seguida en tercer lugar por el Southwestern Institute of Physics, filial de China National Nuclear Corp. (La empresa británica Tokamak Energy ocupa el primer puesto). Astamuse tuvo en cuenta las solicitudes de patentes, no las concesiones, pero aun así señaló varias patentes chinas impresionantes, como la de la Academia China de Ciencias sobre un material compuesto de cerámica que puede utilizarse en la pared de un reactor de fusión nuclear, que, según expertos externos, parece representar un avance tecnológico significativo. También cabe señalar que el aumento significativo de solicitudes de patentes de energía nuclear presentadas por China en la última década se corresponde con el aumento significativo de concesiones de patentes en este campo a entidades chinas en el mismo período.
ESTUDIOS DE CASOS DE EMPRESAS
En esta sección se ofrecen análisis de casos prácticos de varias empresas chinas de energía nuclear; como hay un número muy reducido de entidades líderes en energía nuclear en China, estas dos se seleccionaron intencionadamente entre las empresas chinas de energía nuclear incluidas en el informe «2023 EU Industrial R&D Investment Scoreboard».
CGN Power
CGN Power es una empresa de propiedad estatal que representa a uno de los dos principales participantes en la industria de la energía nuclear de China, que explota 27 unidades de energía nuclear (que generan 30,6 MW) y construye 7 más (para generar un total de 8,4 MW) a mediados de 2023, lo que representa alrededor del 54% de la capacidad total de energía nuclear instalada en China. La empresa explota cinco tipos de reactores, incluido el reactor de tercera generación Hualong One, de 1.200 MW y desarrollo independiente. Las operaciones de la empresa abarcan toda la cadena de valor del sector de la energía nuclear: la generación de energía nuclear y la venta de electricidad representan más del 72% de sus ingresos totales, y los servicios de diseño y construcción de ingeniería nuclear, el 28%.
La empresa se fundó inicialmente como Guangdong Nuclear Power Joint Venture Company en Guangzhou en 1985, y alcanzó un hito importante con el funcionamiento satisfactorio de la central nuclear de Daya Bay en 1994, que marcó el inicio de las centrales nucleares comerciales a gran escala en China. CGN se benefició enormemente de la transferencia de tecnología y la orientación francesas. En los cuatro primeros años tras su creación, todo el personal de gestión operativa de la central nuclear procedía de EDF Francia. En 2007, CGN Power importó de Francia y Alemania la tecnología EPR (European Pressurised Reactor) de reactor de agua a presión de tercera generación, inició su construcción en 2009 y la finalizó en 2015, convirtiéndose en el primer reactor operado en todo el mundo con tecnología EPR. A medida que la empresa maduraba (sobre todo en la década de 2000), empezó a centrar sus actividades de I+D en el desarrollo de tecnología propia de energía nuclear de tercera generación.
El lema de I+D de CGN es «Introducir, Digerir, Absorber, Innovar». Los esfuerzos de I+D de la empresa se concentran en China continental, donde cuenta con un centro tecnológico de ingeniería de nivel nacional, un laboratorio nacional clave, cinco centros nacionales de I+D tecnológica y tres grandes bases de I+D situadas en Shenzhen, Yangjiang y Zhongshan. A finales de 2022, la empresa contaba con aproximadamente 19.000 empleados, el 91% de los cuales era personal técnico, incluidos más de 4.700 empleados de I+D a tiempo completo, lo que suponía una cuarta parte de la plantilla de la empresa.
En 2022, los gastos de I+D de la empresa fueron de 3.850 millones de RMB (aproximadamente 539 millones de dólares), lo que representa una tasa de gasto en I+D del 4,65%, un aumento del 26,5% con respecto a 2021. (Su intensidad de I+D en 2023 fue de alrededor del 4,5 por ciento.) La tasa de gasto en I+D de CGN Power ha estado constantemente dentro del rango del 3,5 al 5 por ciento durante varios años, beneficiándose de un crecimiento estable y rápido de los ingresos, lo que permite a la empresa mantener un presupuesto de I+D en constante aumento
En cuanto a patentes, CGN Power Group ha solicitado 15.467 patentes, de las cuales 10.058 han sido concedidas (la mayoría en China). De estas 15.467 patentes, más del 80% están activas. Desde 2003, el número de patentes solicitadas por CGN Power Group ha seguido una tendencia al alza, con 2.126 patentes solicitadas sólo en 2021. De estas 15.467 patentes, 15.003 están en China, 40 en el Reino Unido, 18 en Alemania y 61 en otros países europeos. Según la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos, CGN Power ha presentado cinco solicitudes de patente en Estados Unidos, cuatro de las cuales han sido concedidas. La empresa ha recibido algunos reconocimientos internacionales, como el Premio Inno ESG 2020 de Hong Kong y el Premio Sino-Francés de Responsabilidad Social Corporativa 2019, aunque la mayoría de sus galardones los ha obtenido dentro de China.
Central Nuclear Nacional de China
CNNP es una filial de la empresa estatal CNNC. A finales de 2023, CNNP operaba 25 reactores nucleares con una capacidad instalada de 23,8 GW y 9 reactores (10,1GW) en construcción. La empresa posee una cuota del 42% del mercado chino de energía nuclear y aporta el 2,04% de la producción anual de electricidad del país. La generación de energía nuclear representa el 90% de los 9.800 millones de dólares de ingresos anuales de la empresa (el resto procede de otras energías renovables).
Al igual que la CGN, el desarrollo de CNNP se ha basado en la reproducción de tecnologías extranjeras existentes y en la transición hacia la aplicación de sistemas innovadores más avanzados y tecnológicamente complejos en el futuro. De hecho, CNNP ha absorbido y reproducido ampliamente tecnologías extranjeras existentes. Esto ha incluido la introducción de diseños de reactores de segunda y tercera generación de empresas nucleares francesas (compartidos con CGN), la importación del reactor AP1000 de Westinghouse y su optimización para desarrollar el CAP1400, y la adopción de tecnología de reactores de agua pesada de los reactores CANDU de Canadá. No fue hasta finales de 2014 cuando CNNP y CGN presentaron conjuntamente el Hualong One, el primer reactor nuclear de tercera generación de China.
Entre las principales áreas de inversión en I+D se encuentran la indigenización de equipos críticos, la mejora de la fiabilidad de los equipos, el funcionamiento inteligente de las centrales nucleares y el mantenimiento y las revisiones de las unidades. En la actualidad, la empresa cuenta con tres centros de I+D ubicados en Shanghái, Qinshan y Liaoning, sin sucursales de I+D en el extranjero ni proyectos de cooperación.
En 2022, CNNP invirtió 196 millones de dólares en I+D, lo que supuso un aumento del 5% en los gastos con respecto al año anterior, dando a la empresa un nivel de intensidad de I+D del 2,7%. Ese año, CNNP informó de que contaba con 3.984 empleados en I+D, lo que constituía alrededor del 23,3% de su plantilla total. Entre ellos, 3.200 eran licenciados, mientras que el resto tenía un máster o un título superior.
Parece que una proporción significativa de las patentes se han solicitado a nombre de CNNC o de una de sus filiales, el Instituto de Investigación de Energía Nuclear de China, lo que sugiere que puede haber aspectos de colaboración en los proyectos de I+D, aunque ningún informe lo menciona específicamente. Considerando sólo las patentes bajo el nombre CNNP, la empresa solicitó 96 nuevas patentes en 2022. En 2023, según datos de la plataforma oficial de patentes de China, la empresa posee un total de 308 patentes válidas y ha solicitado 490 más. Según datos de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), la empresa ha solicitado 322 patentes y posee 266 patentes válidas. Todas estas patentes se solicitaron y están registradas en China continental.
En conjunto, CNNP va a la zaga de sus homólogas mundiales, como Électricité de France (EDF), en cuanto a centros de I+D, financiación de I+D y número de patentes, pero las supera en intensidad de I+D y proporción de personal de I+D.
POLÍTICAS GUBERNAMENTALES CHINAS DE APOYO AL SECTOR NUCLEAR
Desde la definición de los aspectos económicos del sector hasta la coordinación de los actores del ecosistema, pasando por la racionalización de los procedimientos reguladores y de concesión de permisos y el apoyo a las inversiones en I+D en el sector, la orientación estatal de China ha sido fundamental para impulsar el sector nuclear chino; y eso dejando a un lado la realidad de que las propias empresas nucleares chinas son empresas públicas. De hecho, China se ha beneficiado enormemente de una estrategia nacional coherente y de un planteamiento de todo el gobierno para promover la energía nuclear. Como observó Luongo, China «no tiene más secreto que la financiación estatal, una cadena de suministro apoyada por el Estado y el compromiso estatal de construir la tecnología».
El papel del gobierno chino ha sido especialmente importante a la hora de enmarcar los aspectos económicos de la industria. En concreto, el gobierno chino ha apoyado al sector con financiación barata y subvenciones, conocidas como tarifas de alimentación, que reducen el coste del consumo. Estos factores han reducido el precio de la energía nuclear en China a unos 70 dólares por MW-hora, frente a los 105 dólares de Estados Unidos y los 160 dólares de la Unión Europea. Alrededor del 70% del coste de los reactores chinos se cubre con préstamos de bancos respaldados por el Estado, a tipos tan bajos como el 1,4%, tipos muy inferiores a los que pueden conseguir las empresas de otros países (fuera de Rusia). Según los analistas de BloombergNEF y la Asociación Nuclear Mundial, en parte gracias a estos bajos costes de financiación, China puede construir centrales por entre 2.500 y 3.000 dólares el kilovatio, aproximadamente un tercio del coste de proyectos recientes en Estados Unidos y Francia. Los gobiernos provinciales chinos también suelen proporcionar terrenos gratis o con descuento, lo que reduce aún más los costes de explotación en China.
Los operadores nucleares chinos también se benefician considerablemente de las devoluciones del impuesto sobre el valor añadido (IVA). La política consiste en recaudar inicialmente el IVA y luego devolverlo, con un porcentaje de devolución decreciente en tres fases: devolución del 75% durante los 5 primeros años de explotación comercial oficial, 70% del 6º al 10º año y 55% del 11º al 15º año, sin devolución del IVA después de 15 años. Por ejemplo, en la mayoría de las provincias donde operan las centrales nucleares de CGN Power, el tipo original del IVA es del 13%. Según estimaciones conservadoras, con la política de devolución del IVA para proyectos de energía nuclear, CGN Power reduce sus costes operativos en más de un 6% anual. Sobre la base de las estimaciones de costes para 2022, esto equivale a una subvención gubernamental de unos 532 millones de dólares, casi el 40 por ciento del beneficio neto, lo que mejora significativamente la rentabilidad y competitividad de CGN. Del mismo modo, las rebajas del IVA reducen los costes operativos de CNNP en más de un 5% anual, lo que equivale a una subvención de más de 360 millones de dólares en 2022.
Más allá de la financiación, las empresas nucleares chinas también se benefician del desarrollo coordinado del ecosistema. De hecho, Pekín se ha esforzado por fomentar cadenas de suministro localizadas para los componentes de los reactores. Como explicó Wang de Breakthrough:
El crecimiento a gran escala de la infraestructura industrial y civil en todo el país en las últimas décadas ha cultivado una considerable experiencia en gestión de megaproyectos y capacidad de construcción. En particular, los proyectos de los sectores público y privado han aprendido a conseguir economías de escala en la construcción planificando y ubicando múltiples unidades idénticas o líneas de fabricación en el mismo emplazamiento, organizadas en fases sucesivas de desarrollo y expansión del emplazamiento.
El gobierno chino prevé que la energía nuclear sea un sector clave de exportación para el país en el futuro, sobre todo a los países que participan en la iniciativa china «Belt and Road» (aunque China sigue muy por detrás de Rusia, que sigue siendo el líder mundial en exportación de productos y servicios nucleares). No obstante, las autoridades chinas se han fijado el objetivo de vender 30 reactores nucleares en el extranjero a los socios de la «Franja y Ruta» para 2030. Las autoridades chinas prevén que los proyectos nucleares de la «Franja y Ruta» podrían reportar a las empresas chinas hasta 1 billón de yuanes (145.500 millones de dólares) en 2030. De hecho, el director de la Administración Nacional de Energía de China ha declarado que la venta al extranjero de una central nuclear vale «la exportación de un millón de coches Volkswagen Santana». China ha presentado una oferta para construir la primera central nuclear civil de Arabia Saudí a un precio un 30% inferior al de las ofertas competidoras de Francia y Corea del Sur. China, al igual que Rusia, no está sujeta a las directrices de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) sobre tipos de interés mínimos y plazos de amortización de préstamos, lo que ya le permite ofrecer paquetes de financiación de exportaciones más atractivos (lo que le da una clara ventaja) a la hora de competir por negocios en el extranjero en los mercados nucleares.
Pero a China aún le queda mucho camino por recorrer, ya que va a la zaga de los principales exportadores de reactores nucleares, en particular Rusia, que en 2022 tenía una cuota del 18,1% (545 millones de dólares) de las exportaciones de reactores nucleares, seguida de Estados Unidos, con una cuota del 16,4% (492 millones de dólares) y Suecia, con una cuota del 16,3% (488 millones de dólares). (Véase el gráfico 9.) Le siguen Alemania, España y Francia, mientras que la cuota de Japón ha caído a sólo el 3,34 por ciento y la de China aún está despegando, con un 1,5 por ciento.
Así pues, en lo que respecta a las ocho «S» que el ITIF ha enmarcado dentro de su serie de investigación «¿Es China innovadora?» -talento científico e ingeniero, ventaja inicial, escala, velocidad, proveedores locales, subvenciones, tamaño y especialización-, la política y la estrategia chinas en materia de energía nuclear dan en el clavo en la mayoría de ellas. Como se ha señalado, China está aprobando y construyendo rápidamente instalaciones nucleares (de seis a ocho nuevas aprobaciones al año y construyéndolas en unos siete años cada una), tratando de construir unas 150 (para conseguir escala y reducir costes), aprovechando a los proveedores locales y subvencionando masivamente el sector. También se está adelantando al despliegue de los reactores nucleares de cuarta generación más modernos y, como se ha señalado, ha puesto en marcha programas de formación para formar al menos a otros 1.000 científicos e ingenieros sólo en fusión nuclear. Las ocho «S» ofrecen una buena síntesis de cómo China pretende competir en fisión y fusión nucleares.
En el futuro, Estados Unidos tendrá que determinar hasta qué punto desea colaborar con China en materia de tecnologías nucleares. No hay duda de que el desarrollo de las capacidades de China en energía nuclear fue en parte un resultado significativo de la transferencia de tecnología y el intercambio de conocimientos de Estados Unidos. Como dijo un analista del sector a ITIF: «Durante un periodo de seis a ocho años, de 2007 a 2015 aproximadamente, los investigadores chinos constituyeron la categoría más numerosa de visitantes internacionales en el Laboratorio Nacional de Oak Ridge. Estaban haciendo un esfuerzo muy sistemático para aspirar todo el conocimiento {nuclear] y la investigación que pudieran conseguir». Esto reflejaba una increíble ingenuidad por parte de los funcionarios estadounidenses, que argumentaban que transferir a los chinos, de forma gratuita, tecnología estadounidense increíblemente valiosa tenía sentido porque ayudaría a mitigar el calentamiento global. Casi no se puede inventar.
¿QUÉ DEBE HACER ESTADOS UNIDOS?
Desgraciadamente, como observó Luongo, analista de la industria, «en general se admite que Estados Unidos ha perdido su dominio mundial en energía nuclear». Por lo tanto, Estados Unidos necesita desarrollar una estrategia nacional coherente y un enfoque de todo el gobierno para reanimar el despliegue de la tecnología moderna de reactores nucleares. Esto debería basarse en el reconocimiento de que la actual base nuclear estadounidense está envejeciendo rápidamente y, lo que es más importante, que las modernas tecnologías de reactores nucleares son sustancialmente más seguras y eficientes (en la producción de energía a partir de un determinado conjunto de combustibles) que los diseños anteriores. También debería basarse en el reconocimiento de que si Estados Unidos quiere contribuir a los objetivos mundiales de energía limpia y descarbonización, la adopción de la energía nuclear debe formar parte de una estrategia energética «integral». Un reciente informe del Departamento de Energía de EE.UU. (DOE) sugiere que si Estados Unidos se compromete más con la energía nuclear, podría triplicar su generación de energía nuclear hasta 300 GW en 2050 (y hacer una importante contribución al cumplimiento de los objetivos estadounidenses de emisiones netas cero). Esto también fomentaría la seguridad energética y la resistencia del sistema energético estadounidense.
Los responsables políticos tendrán que financiar el futuro y proporcionar la financiación necesaria hoy para mantener adecuadamente la flota actual de reactores nucleares de Estados Unidos, basándose en la creación por parte del Congreso de un fondo de ayuda de 6.000 millones de dólares en la Ley Bipartidista de Inversión en Infraestructuras y Empleo (BIIJA) de 2021, cuya intención es preservar la flota nuclear actual de Estados Unidos y los puestos de trabajo relacionados hasta 2031. La Ley de Reducción de la Inflación de 2022 también incluye créditos fiscales hasta 2032 para los reactores estadounidenses existentes. (El crédito fiscal nuclear avanzado en virtud de la Sección 45J de la Ley de Política Energética de 2005, que ofrece un crédito máximo de 1,8 céntimos por kilovatio-hora, sigue siendo el único crédito federal de generación actualmente disponible para las nuevas instalaciones de generación de electricidad nuclear que aún no se han puesto en servicio).
El Programa de Demostración de Reactores Avanzados (ARDP) del DOE, lanzado en 2020, pretende acelerar la demostración de reactores avanzados mediante asociaciones de costes compartidos con la industria estadounidense. Desde su lanzamiento en 2020, el Congreso ha asignado 3.200 millones de dólares al programa, incluidos 2.480 millones de dólares de financiación hasta el año fiscal 2025 como parte de la BIIJA. La agencia está ampliando los premios a los solicitantes que desarrollan: 1) demostraciones de reactores avanzados, que se espera que den lugar a un reactor nuclear avanzado totalmente funcional en los siete años siguientes a la concesión; 2) conceptos de reactores avanzados 2020 (ARC 20), que apoyarán diseños innovadores y diversos con potencial para comercializarse a mediados de la década de 2030; o 3) reducción de riesgos para futuras demostraciones. En total, el DOE apoya 10 diseños de reactores avanzados estadounidenses para ayudar a madurar y demostrar sus tecnologías.
Hay muchos innovadores prometedores de la energía nuclear en Estados Unidos. Por ejemplo, TerraPower, de Bellevue (Washington) y respaldada por Bill Gates, está desarrollando un reactor rápido de sodio combinado con un sistema de almacenamiento de energía en sales fundidas, y X-energy está desarrollando un reactor Gen-IV de alta temperatura refrigerado por gas. (Bechtel es el proveedor de ingeniería, adquisiciones y construcción para TerraPower en el despliegue de su tecnología Natrium). En junio de 2024, TerraPower anunció el inicio de la construcción en Wyoming de su reactor nuclear avanzado, cuya fecha prevista de lanzamiento es 2030. Por otra parte, NuScale pretende lanzar un reactor de agua ligera (LWR) a escala reducida y Westinghouse está desarrollando el AP300, su propio LWR a escala reducida. Sin embargo, no se espera que ninguno de ellos entre siquiera en la fase de demostración hasta 2030, como muy pronto, lo que significa que China ha abierto una importante ventaja sobre Estados Unidos en el desarrollo de la tecnología nuclear de cuarta generación. E incluso teniendo en cuenta la generación anterior de reactores, en particular el Westinghouse AP1000, China ya estaba desplegando sus versiones de ellos en 2017, mientras que, como se ha señalado, la Unidad 4 de Vogtle acaba de entrar en funcionamiento, lo que significa que China está años por delante de Estados Unidos incluso en el despliegue de las propias tecnologías de nuestro país.
Los responsables políticos también tendrán que apoyar los aspectos económicos de las nuevas tecnologías nucleares. El DOE calcula que los reactores nucleares tendrán que costar unos 3.600 dólares por kilovatio para que se construyan rápidamente y se extiendan por todo el país, pero los primeros reactores de este tipo cuestan entre 6.000 y 10.000 dólares por kilovatio. Estados Unidos también tendrá que trabajar para desarrollar la capacidad nacional de enriquecimiento de combustible para estos proyectos. Por ejemplo, el DOE está tratando actualmente de habilitar capacidades nacionales de producción de uranio poco enriquecido de alto ensayo (HALEU) a través del Programa de Disponibilidad de HALEU, mediante el cual el DOE adquirirá HALEU a través de acuerdos de compra con socios de la industria nacional y producirá cantidades iniciales limitadas de material a partir de activos propiedad del DOE. Por supuesto, la producción a gran escala puede reducir los costes por unidad, pero esto requiere un compromiso sostenido de desarrollo global. Otro reto es el de las cualificaciones: El DOE estima que si Estados Unidos quiere alcanzar el objetivo mencionado de triplicar la producción de energía nuclear en 2050, necesitará 375.000 ingenieros, técnicos y personal de construcción cualificados adicionales en el sector para apoyar esa expansión.
Por ello, Estados Unidos debe renovar su enfoque de apoyo a las iniciativas nucleares de nueva generación. En particular, tanto el ARDP como la Comisión Reguladora Nuclear (NRC) necesitan más recursos, en términos de financiación y personal, en parte para poder pagar las tarifas de mercado al personal que se necesitará para evaluar la mayor variedad de diseños nucleares propuestos para el futuro. El ARDP también necesita un mejor proceso de selección de los proyectos de demostración que financia actualmente. En particular, parece que el enfoque actual del DOE prevé pasar de la puesta en marcha a la comercialización de inmediato; en cambio, el DOE debería hacer que los beneficiarios de las subvenciones produzcan una demostración a escala piloto, por ejemplo en el rango de 5-10 MW, como parte del proceso de selección descendente, antes de pasar a la comercialización completa.
Para que la energía nuclear vuelva a ser un producto de exportación considerable para Estados Unidos, las empresas estadounidenses deben recibir más apoyo en sus esfuerzos por vender en los mercados mundiales. Estados Unidos debería desarrollar un enfoque de «ventanilla única», que incluya al Banco de Exportación e Importación de Estados Unidos (EXIM), al Departamento de Estado de Estados Unidos y a otras agencias relevantes, de modo que los compradores extranjeros de exportaciones nucleares estadounidenses puedan tratar con una única entidad en lugar de con múltiples agencias para completar los acuerdos (como hace la rusa Rosatom). También debe quedar claro que la energía nuclear es una tecnología elegible para el Programa de China y Exportaciones Transformacionales (CTEP) del EXIM, cuya intención es ayudar a los exportadores estadounidenses que se enfrentan a la competencia de China y que hace que las empresas que califican en el programa sean elegibles para tarifas reducidas, plazos de amortización extendidos, exenciones a los requisitos de la política EXIM y otros beneficios. En su haber, el Departamento de Estado estadounidense ha establecido asociaciones con más de una docena de países para ayudarles a financiar y desarrollar programas de energía nuclear y, eventualmente, SMR.
En este sentido, Estados Unidos también podría ampliar a más países el programa de Infraestructura Fundacional para el Uso Responsable de la Tecnología de Pequeños Reactores Modulares (FIRST, por sus siglas en inglés), una iniciativa multiinstitucional del gobierno estadounidense que proporciona apoyo al desarrollo de capacidades para ayudar a los países socios a construir de forma segura y responsable un programa de SMR u otro reactor avanzado. Estados Unidos también tiene que negociar acuerdos de cooperación nuclear civil con gobiernos extranjeros (123 acuerdos en total) y ha tardado bastante en hacerlo; una mayor dotación de personal en el DOE y el Departamento de Estado podría apoyar mejor esta tarea, junto con la elaboración de una lista de países prioritarios del Sur Global con los que promover las exportaciones de tecnología nuclear estadounidense.
Estados Unidos ha sido históricamente un líder en la investigación de la fusión nuclear, sobre todo en lo que respecta a la National Ignition Facility, que logró la primera reacción de fusión nuclear con ganancia neta de energía en diciembre de 2022. Aun así, Estados Unidos necesita construir una estrategia integral de fusión nuclear y reforzar las inversiones en ella: Mientras que el gobierno federal invertirá 790 millones de dólares en programas científicos de fusión en 2024, los defensores habían solicitado una inversión de al menos 1.000 millones de dólares. Además, como observó un comentarista, «la administración Biden ha dado pasos en la dirección correcta con su desarrollo de una Visión Decadal Audaz, reconociendo el potencial de la tecnología como fuente de energía limpia, pero no lo ha traducido en un impulso a gran escala». La política estadounidense debería trabajar para coordinar con mayor firmeza los esfuerzos del gobierno, el mundo académico y el sector privado en el campo de la fusión nuclear y otorgar al DOE el mandato de lograr la energía de fusión comercial lo antes posible. Será necesaria una estrategia global y una inversión sostenida, ya que la fusión nuclear representa un campo más en el que la competencia técnica, científica y comercial será feroz entre China y Estados Unidos en los próximos años.
Por esta razón, las últimas administraciones han tomado medidas drásticas contra la transferencia o exportación de tecnologías nucleares a China. En enero de 2019, la administración Trump echó por tierra un acuerdo de 2015 que TerraPower había firmado con CNNC para construir un prototipo de reactor de 600 MW en Xiapu, en la provincia de Fujian. Además, en agosto de 2019, Estados Unidos incluyó a China General Nuclear Power Group y a tres de sus filiales en su Lista de Entidades porque habían «participado o permitido esfuerzos para adquirir tecnología y material nuclear estadounidense avanzado para desviarlo a usos militares en China.» Y en agosto de 2023, la administración Biden endureció aún más los controles sobre la exportación a China de materiales y componentes para centrales nucleares. China se ha convertido en el principal competidor geoestratégico de Estados Unidos, y este país debe dejar de compartir por completo sus tecnologías nucleares con ella.
Por último, Estados Unidos necesita trabajar más estrechamente con sus propios aliados, como Francia, Alemania, Japón, Corea del Sur y Suecia (entre otros), para colaborar en I+D de tecnologías nucleares avanzadas y ayudar a promover las exportaciones nucleares de las tecno-democracias a terceros mercados. De hecho, podría lograrse una colaboración considerable en los ámbitos de la reglamentación, la adquisición y la contratación. Por ejemplo, Estados Unidos podría permitir a empresas extranjeras de países aliados poseer licencias de reactores en Estados Unidos para promover la inversión extranjera y acelerar el despliegue nacional. Además, Estados Unidos podría apoyarse en los esfuerzos internacionales para estandarizar y armonizar las normas de diseño y pruebas, como las plasmadas en la Plataforma SMR y la Iniciativa de Armonización y Estandarización Nuclear del OIEA.
La NRC debería proporcionar un respaldo limitado a las normas de garantía de calidad, normas de ensayo, metodologías de diseño y metodologías de análisis de seguridad reconocidas internacionalmente para los reactores avanzados. Eso permitiría a los proveedores estadounidenses aprender y evaluar lo que están haciendo los países aliados sin reinventar la rueda en Estados Unidos y abriría la puerta a una mayor colaboración internacional, limitando al mismo tiempo el trabajo redundante de cualificación.
Estados Unidos también podría flexibilizar aún más el control de las importaciones o exportaciones de componentes no relacionados con el combustible o la seguridad nuclear (por ejemplo, recipientes, tuberías, servicios de pruebas, etc.) hacia y desde los países aliados. Esto podría incluir autorizaciones limitadas para estar exento de abastecimiento nacional en la adquisición de sistemas, subsistemas y componentes relacionados con reactores avanzados de países aliados específicos. Además, el DOE podría forjar más acuerdos bilaterales con centros de I+D aliados (por ejemplo, la Comisión Francesa de Energías Alternativas y Energía Atómica (CEA), la Autoridad de Energía Atómica del Reino Unido (UKAEA), y el Instituto de Investigación de Energía Atómica de Corea (KAERI)) para proporcionar financiación para avanzar en pequeños proyectos conjuntos de I+D y compartir datos. Estados Unidos también podría explorar la financiación conjunta de proyectos entre aliados; por ejemplo, una empresa extranjera podría ser el contratista principal de un proyecto, pero también podrían participar empresas de otros países.
Esto es importante, ya que, en última instancia, cada proyecto nuclear que Estados Unidos, Francia, Alemania, Japón, Corea del Sur o Suecia (u otros países aliados) completen en lugar de China y Rusia en países en desarrollo u otros mercados de terceros representa una victoria para las economías democráticas de libre mercado.
Aunque fundada en 1907, en junio Impsa cumple tres años de vida. En realidad, de su renacer en 2021, cuando el Estado argentino y el de Mendoza se quedaron con la mayoría del paquete accionario y el control para salvarla de la crisis financiera. Pero su cumpleaños la encuentra dando un paso clave: la definición de la venta que la devolverá a la órbita privada.
Son dos las multinacionales relacionadas al negocio de la energía, el petróleo y la infraestructura que entran cabeza a cabeza a la recta final de la carrera por convertirse en los nuevos dueños de Impsa. Y, si bien nombres y términos de la negociación están blindados por la confidencialidad, hay señales sobre qué falta para cerrar el traspaso de 1,8 millón de acciones en manos estatales.
Desde que se pusieron a la venta en el mercado en abril de 2023, la metalmecánica creada hace 117 años por Enrique Epaminondas Pescarmona concita el interés del mundo de la energía. Un mundo con megajugadores como la alemana Siemens, la estadounidense General Electric y la francesa Alstom, alguna vez clientes y también competidores de Impsa.
Lo cierto es que, con un bajísimo perfil, representantes de uno de los dos grupos interesados en comprar llegaron a Mendoza esta semana. Y el martes 18 recorrieron la planta de Godoy Cruz para conocerla en detalle, antes de reunirse con los directivos que oficiaron de anfitriones.
El directorio se prepara para otra visita en julio. Pero sus miembros se aferran al «silenzio stampa». Ni identidad de los interesados, ni siquiera su origen. Saben que se juega el futuro en el traspaso.
Cómo sigue el proceso de venta
Mucha agua corrió bajo el puente desde el 4 de junio de 2021, cuando el entonces presidente Alberto Fernández y el ex gobernador Rodolfo Suárez firmaron el acuerdo de capitalización de Impsa. Para eso se armó un fideicomiso inicialmente de u$d 15 millones, que significó que la Nación aportara, al tipo de cambio de ese momento, unos $1300 millones, y la provincia de Mendoza otros $500 millones.
Desde allí, la consigna del Estado dentro de Impsa fue sanearla financieramente y volverla autosustentable con más proyectos/licitaciones, algo así como «ponerla de pie» nuevamente, lo que para algunos se logró a medias. Con el cambio de Gobierno y signo político se modificaron los nombres de los representantes del directorio pero no la vocación de avanzar firme como el traspaso a manos privadas.
«Es buena señal el interés de potenciales inversores extranjeros en la mayoría de acciones. Pero esto recién empieza, llevará al menos cuatro meses finiquitarlo. Están viendo la cartera de proyectos que tiene la firma y que pronto se vencen casi todos los contratos de concesión para generación eléctrica en el país», admitió el vicepresidente de Impsa, Julio Totero.
Es que en la negociación prima una mirada estratégica sobre un nuevo modelo de negocios.
Una noción es que Impsa, más allá de ser proveedor de turbinas y otros equipos para las centrales (está en carrera para repotenciar el complejo Los Nihuiles y Diamante, en San Rafael, o El Chocón, en el sur), también se integre a futuro a la cadena de la energía como operador por sí mismo, frente a la posibilidad de encarar un nuevo período de concesión de las centrales hidroeléctricas por otros 30 años a partir del 2025.
Pero la cartera de proyectos también incluye la provisión de componentes para centrales nucleares. Y la fabricación de grúas para puertos, otra especialidad de la compañía mendocina que también es un valor agregado atractivo a la hora de formalizar una oferta para la venta.
Impsa en números
Totero enfatiza que, sea cual sea la definición «no va a ser un negocio inmobiliario o un shopping para oportunistas. Sino, no le va a servir ni a la provincia ni al país».
Mientras, resta dilucidar la postura de los acreedores/accionistas, en su mayoría bancos que actualmente ocupan un sillón en la conducción y pueden vender su parte (o no). Y avanzar en la valuación de los activos, un factor clave, aunque el pasivo de Impsa también pesa.
A priori, una primera ponderación aproximada habla de unos u$d 300 millones entre el patrimonio y contratos en ejecución. Una cifra a la que de todos modos hay que descontarle una deuda (entre refinanciación de préstamos y otros compromisos) los u$d 110 millones.
Dentro de la compañía hacen otros números. Y llegan a la conclusión de que el valor de Impsa creció desde el desembolso que terminó cercano a los u$d 20 millones para el salvataje financiero que devino en la estatización (72% Estado Nacional y 12% la provincia de Mendoza) en junio de 2021.
A la espera del due-dilligence, ese paso contable que consiste justamente en evaluar pasivos y activos y cruzarlos, si hubiera que ponerle un precio (todavía falta para eso), en el seno de la multinacional mendocina estiman que haber sumado proyectos revalorizó a Impsa. Y arriesgan que sólo la cuota del Estado ya se multiplicó por 3.
Comentario de AgendAR:
IMPSA hizo los cuatro generadores de vapor de la central nuclear de Embalse, en Córdoba y hoy el recipiente de presión del CAREM prototipo, en el predio de las Atuchas.
Para el Programa Nuclear Argentino, la desnacionalización de un proveedor local de grandes componentes de aleaciones especiales es una tragedia. Implica pagarlas en dólares, no en pesos. Y encarecerse.
El stock de deuda externa aumentó en los primeros meses del gobierno de Javier Milei y roza los u$s2 90.000 millones. Debido a este incremento, y por la profunda recesión que atraviesa Argentina, su peso sobre el Producto Bruto Interno (PBI) también creció en el primer trimestre de 2024 a casi 60%.
Según un informe publicado ayer miércoles 26 por el INDEC, la deuda externa trepó u$s2.160 millones respecto del último trimestre del año pasado y se ubicó exactamente en los u$s289.969 millones.
Dicho aumento fue debido principalmente al incremento de u$s 2.371 millones en la deuda del sector Sociedades no financieras, hogares e Instituciones Sin Fines de Lucro que Sirven a los Hogares (ISFLSH) por USD 2.371 millones. Por su parte, el Gobierno general incrementó su deuda en u$s886 millones.
En cuanto a la deuda del Gobierno central, el monto nominal asciende a u$s143.572 millones; el 52,8% corresponde a obligaciones con organismos internacionales (principalmente FMI, BID, BIRF Y CAF) y el 44% a pasivo con tenedores de títulos.
A partir de estos números, el peso de la deuda externa sobre el PBI aumentó desde el 47% hasta el 58%. Esto respondió no solo al mayor pasivo en dólares sino también, y fundamentalmente, a la contracción intertrimestral de la economía del 2,6%, y a la reducción del PBI medido en dólares tras la devaluación de diciembre.
Entre el Gobierno y las Sociedades no financieras, hogares y ISFLSH concentraron más del 90% de los pasivos externos que tienen como contrapartida un derecho de crédito del resto del mundo frente a los recursos de la economía residente que se reflejan en la posición de inversión internacional.
Esta posición se redujo durante el primer trimestre, lo cual significa que el país achicó su posición acreedora respecto del resto del mundo (que se explica principalmente por la gran cantidad de activos que los residentes argentinos tienen en concepto de monedas y depósitos).
Conforme la Marina de Brasil se encuentra en proceso de incorporar los últimos submarinos de ataque surgidos del Programa PROSUB, la fuerza naval comienza a poner cada vez mayor foco en el será el siguiente gran paso en sus capacidades estratégicas. Días atrás, el 12 de junio, fue confirmado que tuvo lugar el primer corte de plancha de acero de una sección preliminar del casco del Álvaro Alberto, su futuro submarino de ataque de propulsión nuclear, fijando el inició de su construcción en el año 2025.
Ideado y planificado a lo largo de décadas, la construcción local de un submarino de propulsión nuclear comprende la última fase del Programa de Obtención de Submarinos (o PROSUB), con el cual la Marina de Brasil se encuentra renovando sus capacidades submarinas y de proyección estratégica. Tal y como dan cuenta los últimos avances, las dos primeras unidades de la Clase Riachuelo (basada en la Clase Scorpene de Naval Group, pero adaptada los requerimientos brasileños) ya fueron incorporados al servicio, mientras el tercer submarino (Tonelero S-42) ya ha sido puesto a flote y el cuarto se encuentra finalizando su construcción.
Riachuelo
Previendo la finalización de esta etapa en los próximos años, con la incorporación al servicio de las cuatro clases Riachuelo, la Marina de Brasil ya pone sus miras en el que es el programa de construcción naval más ambicioso de su historia. Desde las últimas semanas, el gobierno de Brasil viene buscando apoyos claves en Francia para el programa, mientras avanza en el desarrollo del prototipo de reactor nuclear que impulsará al Álvaro Alberto.
La última novedad, reportada el 12 de junio, fue la celebración del corte de la primera plancha de acero del futuro submarino de propulsión nuclear, correspondiente a la sección C Preliminar del casco resistente del Submarino Nuclear Convencionalmente Armado. El hito fue registrado en las instalaciones de la Unidad de Fabricación de Estructuras Metálicas (UFEM) en el Complejo Naval de Itaguaí (RJ).
Desde la Marina de Brasil destacaron que este es un paso fundamental para el inició de la construcción del Álvaro Alberto en el año 2025; indicando que: “El corte de la chapa, que tuvo lugar esta semana, representa la reanudación de la construcción de cascos resistentes por Itaguaí Construcciones Navales (ICN), siendo un importante hito en el proceso constructivo del submarino, especialmente porque la Sección C corresponde a la región donde se generará la energía propulsiva, impactando directamente en su complejidad estructural. La Sección C Preliminar consiste en una de las actividades críticas a lo largo del proceso constructivo, representando la primera actividad de construcción del casco, como el resultado parcial del proceso de homologación obtenido hasta el momento”.
Especialistas del INTA junto con investigadores del Conicet y de la UNRN evalúan y proponen la implementación de este modelo como un sistema que permite el uso eficiente del agua. Una alternativa para productores con baja disponibilidad de espacio.
La acuaponía es un sistema alternativo de producción simultánea de hortalizas en agua y peces u otros organismos acuáticos, a partir del reciclado de los desechos. Dado que la Patagonia Norte no cuenta con antecedentes sobre esta técnica, especialistas del INTA Valle Inferior –Río Negro–, con el aporte de investigadores del Conicet y de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN), evalúan y proponen la implementación de este modelo, que permite el uso eficiente del agua y el desarrollo regional.
El circuito es sencillo: el agua se encuentra en el estanque con los peces, esta circula en dirección a los filtros y luego a las plantas, que con sus raíces absorben los nutrientes generados a partir de los desechos de los peces. Así, el agua se limpia para que vuelva al estanque oxigenada mediante el movimiento en caída. El agua nunca se renueva en su totalidad, solo se reemplaza la que desaparece por evaporación y la que es consumida por las plantas.
“El objetivo es evaluar la producción de peces y de plantas como un sistema único, analizando los inconvenientes que se presenten durante el ciclo de crecimiento de cada especie”, explicó Aldo Alarcón, técnico del INTA Valle Inferior.
El sistema acuapónico presenta numerosas ventajas con respecto a los cultivos en tierra. Esta técnica permite la obtención de dos productos en simultáneo, como peces y hortalizas, a partir de una única fuente de nitrógeno. En este sentido, es aplicable a regiones tales como desiertos y suelos degradados.
La acuaponía representa un sistema de producción complementaria de alimentos,
La acuaponía representa un sistema de producción complementaria de alimentos, en espacios urbanos restringidos y en zonas desfavorables. Además, este circuito cerrado resulta exitoso en el uso eficiente del agua, agrega Aldo Alarcón. De esta manera, este sistema es extrapolable a regiones donde el recurso es escaso y resulta importante su preservación.
En INTA Valle Inferior el trabajo se realiza con diferentes especies de hortalizas y ornamentales, desde semilla o esqueje, multiplicándolas hasta producir plantas. Hasta el momento se ha cultivado tomate, menta, frutilla, plantas con flores y acuáticas.
Con respecto a los peces, se utilizan especies de valor ornamental de agua fría y cálida como así también de consumo humano, como carpa y trucha, presentes en Norpatagonia.
Andrea Tombari, investigadora de la UNRN, destaca algunos beneficios de la acuaponía: permite cultivar peces, crustáceos y moluscos. Esto brinda una salida económica, ya sea por peces de consumo u ornamentales, este último “es un mercado que no está explotado y genera importantes ingresos”, agregó.
“Desde INTA el objetivo es llegar a la producción de truchas y hortalizas para consumo en mediana escala, y transferir al productor esta manera diferente de producción”, destacó Alarcón. Además, la producción de peces ornamentales abre la posibilidad de expansión de un mercado norpatagónico inexistente: el acuarismo.
El sistema acuapónico permite la obtención de dos productos en simultáneo, como peces y hortalizas, a partir de una única fuente de nitrógeno.
Volviendo al circuito, cuando el agua pasa por los filtros, en primer lugar, decantan los sólidos producidos por los peces. Los desechos que producen son principalmente amonio y una forma de nitrógeno tóxica para estos y no aprovechable por las plantas. Entonces, es necesario contar con bacterias para enfrentar esta situación, las cuales actúan como un filtro biológico.
“Las bacterias surgen frente a la maduración del agua en el circuito. Estas se adhieren a las raíces de las platas y transforman el nitrógeno tóxico en nitrógeno aprovechable por estas, que son los nitratos”, explicó Andrea Tombari. De esta manera, el filtrado permite que el agua se renueve y oxigene.
El equipo investigador destaca la importancia que tienen las variedades de peces con las que trabajan. La trucha arcoíris cuenta con un destacado prestigio y valor económico en la región, pero son muy exigentes en la calidad de agua, un nivel alto de amonio y de temperatura resulta letal. De todos modos, su plasticidad da lugar a adaptaciones.
El estudio de esta variedad en un sistema acuapónico es relativamente nuevo en la zona. El INTA Valle Inferior cuenta con el aporte técnico del Centro de Investigación Aplicada y Transferencia Tecnológica en Recursos Marinos Almirante Storni de San Antonio Oeste, quienes brindan asesoramiento y proveen las truchas para cría provenientes del criadero en San Carlos de Bariloche.
La carpa, presente en la región hace años, pretende ser aprovechada en este sistema. Tiene una mayor capacidad de adaptación a cualquier tipo de desequilibrio en la calidad del agua, a diferencia de la trucha y es muy buena generadora de desechos.
En este sentido, lo único que cambia en estos sistemas son los generadores de nutrientes, esto incide en las diferencias con respecto a qué suministra uno en relación a otro. Entonces, es importante ajustar el número de plantas en función de los nutrientes que generan los peces.
“Lo importante en los peces es observar. Una vez que te acostumbras a los sonidos, a los movimientos, te das cuenta si el pez está bien o hay algo que está fallando”, explicó Tombari. Observar los parámetros que te indican el equilibrio del sistema es un trabajo de todos los días.
“Nuestro objetivo es que no se vea como una técnica difícil”, enfatizó Aldo Alarcón. Y agregó: “Entonces la idea sería tener esta alternativa de producción para cualquier situación de productor, sea el valle con riego o la Línea Sur”.
Además, resulta de interés ya que acerca una alternativa de producción de hortalizas frescas y proteína, dando lugar a una dieta variada y equilibrada sumando el pez. “No ocupa mucho lugar y permite tener una variedad de consumo más”, expresó el técnico.
“Otra salida más es la producción de plantas acuáticas que se venden en los acuarios y para los peces son necesarias como refugio, como alimento o como sustrato para reproducirse o adorno de paisaje adentro de las peceras” agregó Andrea Tombari.
Los integrantes de este proyecto son Laura López Greco, especialista en cultivo de crustáceos (UBA, CONICET); Víctor Hugo Fernández (Comahue, CIMAS), especialista en cultivo de truchas, y Andrea Tombari (UNRN), especialista en peces. Este proyecto se completa con el aporte de David Casimiro, con una beca doctoral otorgada por el CONICET- CIT Río Negro en la temática y bajo la dirección de las investigadoras y docentes López Greco y Tombari., quienes enriquecen la experiencia de acuerdo a sus especialidades para acercar este circuito de producción a los productores interesados.
««Una apuesta al talento argentino», es una definición posible para INVAP, la empresa pública provincial ubicada en Bariloche que cuenta con 48 años de experiencia en la venta de bienes y servicios con alto valor tecnológico. Estas son las declaraciones de Darío Giussi, Gerente General y CEO, y de otros de sus directivos.
EL Invap es un ejemplo de eficiencia en la gestión de una empresa pública, autosuficiencia presupuestaria y difusión de la innovación hacia el resto del entramado productivo y educacional.
Invap factura alrededor de 200 millones de dólares al año, de los cuales el 35 por ciento proviene de sus exportaciones. Entre sus «hitos» está la fabricación de los primeros satélites de telecomunicaciones en América latina, la exportación de reactores nucleares de investigación y para el sector de medicina nuclear y la radarización del país.
–Si bien Invap no recibe fondos de la Provincia ni tampoco de Nación, el Estado es un cliente muy importante. ¿Cómo repercute en los negocios el contexto de ajuste?, preguntó Página/12 a Darío Giussi, Gerente General y CEO de la empresa.
–Nosotros tenemos una cantidad de contratos de largo plazo. Ninguno de los proyectos se ha cancelado. Sí tenemos algunas discontinuidades en la cadena de pagos que nos afectan. Tenemos resiliencia, porque contamos con una cartera repartida de clientes entre el exterior y los contratos nacionales.
—Invap se ha sabido adaptar a los diferentes contextos del país. El propio plan espacial es consecuencia de la caída del plan nuclear en los ’90. ¿Por dónde pasa el desafío en esta etapa?
–Pasa por acentuar lo que hemos venido haciendo, fortalecer el perfil exportador a partir del buen bagaje tecnológico que tenemos. La intención es incrementar nuestra oferta exportadora. Apostamos a que se siga reconociendo el papel de Invap como parte de un ecosistema, como generador de tecnologías estratégicas.
–¿Cómo afectan las condiciones adversas en materia de financiamiento que el país arrastra desde hace años? ¿Qué otros canales de competitividad ha desarrollado Invap para suplir este problema?
–La empresa es absolutamente sustentable, nosotros funcionamos a partir del fruto de las ventas que se realizan gracias a contratos de provisión de bienes y servicios a nuestros clientes. Pero el tema financiero tiene dos efectos. Uno es cuando se trata de exportar, porque tener esa fortaleza nos ayudaría a poder ser más filosos, de hecho hemos perdido un negocio nuclear en Asia, a pesar de que nuestra oferta era la mejor, por financiación que no podíamos ofrecer. Además, en el último tiempo nos ha afectado en la operatoria, por la demora en los cobros de los proyectos. Nosotros también hemos emitido tres series de obligaciones negociables, seguramente lo seguiremos haciendo. La calificación crediticia de la empresa es muy buena.
–A raíz de la revalorización que a nivel global está teniendo el sector nuclear, ¿en este sector están las mejores perspectivas de la empresa en el mediano plazo?
–Yo lo diría así: lo nuevo es esta revisión de la perspectiva sobre la energía nuclear, no solo de las cosas más tradicionales en cuanto a la provisión de energía, sino también en la medicina. La revalorización de la energía nuclear también tracciona al resto de las iniciativas, porque un país para ser nuclear necesita una autoridad regulatoria, una agencia, una cultura y formar profesionales. Queremos seguir haciendo aquello en donde somos líderes mundiales y a la vez incrementar nuestra oferta.
Radares
Invap es la única empresa de América latina que fabrica radares para el sector aerocomercial. Pero este logro es fruto de decisiones políticas, técnicas y de un camino de aprendizaje. Desde 2003, con el apoyo del entonces presidente Néstor Kirchner, Invap comenzó la fabricación de radares para control de tráfico aéreo y para Defensa. En la actualidad, hay 22 radares instalados en el país, también se exportó un radar para el sector aerocomercial de Nigeria y se están negociando exportaciones a Paraguay para uso de Defensa.
«El desarrollo tecnológico va a contramano de la urgencia. Si se resuelve con importaciones, se pierde todo el ciclo de vida del producto, desde la investigación y el diseño hasta la fabricación. Pero además, no hay posibilidades de exportar a otros países sino se tiene la experiencia de vender en el propio país y los clientes no van confiar en una empresa que no provee de radares a su propio sector público», explica Javier Conti, gerente del área de Defensa, Seguridad y Ambiente de Invap.
Satélites
La división satélites tiene dos líneas de trabajo: los satélites de observación de la Tierra, que orbitan a 600 kilómetros y son encargos de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), y los satélites de telecomunicaciones, en órbitas geoestacionarias a 36 mil kilómetros y gestionados por Arsat.
La tarea de Invap consiste en el diseño, fabricación, integración de componentes adquiridos en el exterior y prueba de las unidades. La empresa también colabora en la instalación del satélite en el cohete lanzador y en la puesta en marcha una vez que está en el espacio. Durante la vida útil de los satélites Invap participa en la operación.
Invap cuenta con un cuarto limpio para el ensamblaje de los componentes satelitales y un cuarto de ensayos ambientales, único en Sudamérica, que permite recrear las condiciones que sufre el satélite en el despegue y durante su funcionamiento en el espacio en términos de vacío y temperatura.
Entre los satélites desarrollados por Invap están los SAOCOM, de observación. Entre sus funciones está medir la humedad superficial del suelo y generar información para la gestión de desastres naturales, como inundaciones, incendios o un terremoto. «Es un desarrollo enteramente nacional y son muy pocos los países que tienen dominio de esta tecnología», explica Luis Genovese, gerente del área de satélites.
Los Arsat 1 y 2 vinieron a ocupar las dos posiciones orbitales argentinas que estuvieron a punto de perderse luego de los ’90. El proyecto Arsat abrió lugar a todo un programa en el cual Invap fue contratista principal. En 2014 se lanzó el Arsat 1 y en 2015, el Arsat 2. Actualmente, toda la cobertura de Arsat 2 está vendida para dar servicios al gobierno de los Estados Unidos, lo cual implica un importante ingreso de divisas para el país. «Ya llevamos diez años de los satélites Arsat con venta completa de su servicio, sin capacidad ociosa», detalla Genovese.
Invap trabaja en dos nuevos satélites. Uno de ellos es elSabia-Mar, cuya función será estudiar el color del mar argentino, lo cual es medida de salubridad, indicativo del impacto del cambio climático, recursos pesqueros y mareas. Es un proyecto único en su tipo, que cuenta con el apoyo de la NASA y de la Agencia Espacial Europea. Su lanzamiento está previsto para el primer semestre de 2026.
El otro proyecto en marcha es el Arsat SG1, el nuevo satélite nacional de telecomunicaciones. El SG1 incorpora un equipamiento de nueva generación y de alto rendimiento, capaz de brindar banda ancha satelital en todo el territorio argentino y países limítrofes. Esto va a significar tener una conexión de mucha velocidad y alta confiabilidad. Se lanzaría a finales de 2026. «Si bien ya hemos exportado equipamiento para satélites, todavía no pudimos concretar una exportación de un satélite completo. Es uno de los grandes desafíos hacia adelante y esperamos poder concretarlo pronto«, se entusiasma Genovese.
Nuclear
La división nuclear de Invap cuenta con 20 proyectos entre ejecución y oferta. En todos los casos, se trata de reactores de investigación y para la fabricación de radioisótopos, que se utilizan con fines médicos. Entre los proyectos se destaca el reactor Pallas, un contrato de 500 millones de euros cuya construcción se está iniciando en Países Bajos y con el cual la Unión Europea espera proveerse del 60 por ciento de los radioisótopos que utiliza en el sector de salud. También está el proyecto de la CNEA RA10, uno de los más modernos del mundo en términos de potencia y capacidad.
Además, Invap trabaja en un centro de desarrollo en Uganda, una planta de producción de radioisótopos en Brasil y cuenta con proyectos en Filipinas y Japón. Asimismo, ya se han exportado reactores de investigación a Australia, Argelia, Egipto, Perú, Arabia Saudita, Brasil. Asociado al área nuclear, Invap también vende centros de medicina nuclear y radioterapia «llave en mano». Junto a las colocaciones en el mercado interno, contabiliza exportaciones a Venezuela y recientemente a Bolivia.
«El diferencial con el que cuenta Invap a la hora de competir con otros países en el sector nuclear es que el desarrollo se realiza de manera conjunta con el cliente, escuchando las necesidades específicas de cada proyecto. Además, Invap hace un acompañamiento antes, durante y después de la instalación y hay una firme política de transferencia de tecnología en favor del cliente», sostiene Pablo Abbate, subgerente Área de Negocios Nucleares.
Después de 12 años de arduo trabajo, la puesta en marcha del reactor nuclear argentino multipropósito RA-10 está en camino de convertirse en realidad.
La Comisión Nacional de Energía Atómica lleva adelante en Ezeiza la construcción de una instalación que tendrá un impacto estratégico en las áreas de salud, ciencia, tecnología e industria.
En el proyecto trabajaron unas 100 personas en el diseño, construcción, montaje, puesta en marcha y entrega con un aporte de más del 80% de empresas e instituciones locales en tecnología y servicios asociados.
Los objetivos del RA-10 son consolidar el suministro de radioisótopos de uso médico, industrial y agropecuario para el mercado local e internacional en el marco del crecimiento de la demanda. Consolidar la producción nacional de combustibles nucleares, fortalecer las capacidades de investigación y desarrollo del país y ofrecer técnicas neutrónicas avanzadas para biociencia, biotecnología, diseño de fármacos y ciencia y tecnología de los materiales, entre otros campos.
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Cuando parecía que reiteradas declaraciones del presidente argentino, Javier Milei, y de su canciller, Diana Mondino, habían enfriado definitivamente la relación entre Argentina y China, la confirmación de que el gigante asiático aceptó renovar el swap de monedas por 5.000 millones de dólares indica una posible reactivación de un vínculo vital para la economía argentina. A eso se suma la posibilidad creciente de que el propio Milei visite China en julio, con una entrevista con el mandatario chino, Xi Jinping, como punto central de la agenda.
«Renovado swap», escribió Mondino en su cuenta de X, en una escueta comunicación que acompañó con las banderas de Argentina y China y manos estrechadas. Horas más tarde, un diario argentino reveló que Milei viajará a Pekín para la reunión con Xi, en un encuentro que, según añadieron otros medios del país sudamericano, podría concretarse el 4 de julio.
«El que revisó y fue cambiando su postura fue Argentina y no China, que siempre se mantuvo a la expectativa. No renovar el swap era más un problema para Argentina que para China pero si Argentina se complicaba en términos económicos no iba a ser bueno para nadie», explica el experto argentino en negocios internacionales Marcelo Robba.
El especialista, integrante del Grupo de Estudio sobre China de la Universidad de Rosario (GeChina), consideró que el país asiático «nunca tuvo una postura rígida» con respecto a Argentina, incluso a pesar del «giro que tomó» el Gobierno de Milei, que llegó a asegurar que «no negociaría con comunistas».
Para Robba, China siempre estuvo dispuesta a negociar la renovación del swap con Argentina porque en esa operación también prevalecen sus intereses comerciales. «Hay que recordar que el swap no solo buscaba fortalecer las reservas de Argentina, sino que originalmente era una forma de facilitar el comercio entre los países«, apuntó Robba, en relación a la solución encontrada entre ambos para la escasez de divisas que dificultada a Argentina pagar sus importaciones desde China.
Al respecto, recordó que Argentina sigue siendo una plaza atractiva para China por la posibilidad de abastecer a China de «alimento y energía», dos elementos cruciales en la estrategia de seguridad de Pekín. «Pocos países pueden solucionarle a China las necesidades en esos dos flancos como Argentina», explicó.
Además, el país sudamericano comenzó a verse presionado para buscar la renovación del swap por el propio Fondo Monetario Internacional (FMI), que de acuerdo a la agencia Bloomberg consideraba necesario que Argentina reprogramara el pago de los 5.000 millones de dólares para más adelante. Robba consideró que el Gobierno de Milei intentará mostrar esta renovación del swap como otro de sus logros ante el FMI, en el marco de su búsqueda de fondos frescos.
Pero, más allá de la herramienta financiera del swap, el convenio confirmado por la canciller Mondino se vuelve importante como «la señal de un acuerdo que hasta ahora no se había visto» entre la Argentina de Milei y China. «Hubo un entendimiento entre ambas partes y eso es muy importante», precisó el analista, remarcando que el acercamiento puede ser vital para avanzar «en otras áreas en las que se estaba cooperando, como en la inversión».
El encuentro Milei-Xi: ¿un requisito de China?
La noticia de que Milei viajará a China a reunirse con el mandatario chino fue una noticia tanto o más relevante que la propia renovación del swap, por la importancia en ese proceso de normalización de relaciones entre los dos países y el contraste que marca con la voluntad del actual Gobierno argentino de alinearse en todos los campos con EEUU.
Para Robba, no es descabellado pensar que el viaje del presidente argentino a Pekín haya sido uno de los términos del acuerdo que le permitirá al país sudamericano extender la renovación del swap de monedas.
«Me cuesta pensar que esto no estuvo hablado en el contexto de la renovación del swap. Hay que entender que China puso sobre la mesa cuestiones políticas en la negociación porque las señales políticas son importantes para ellos», consideró el especialista.
Robba ironizó además con la posibilidad de que la visita de Milei a Pekín se produzca el 4 de julio, día de la independencia de EEUU. Si bien por el momento se trata de una fecha tentativa surgida de medios argentinos, el analista estimó que el día elegido para mostrar una fotografía de Milei junto al presidente chino podría constituir una señal en sí misma. «Si bien las agendas de los países son apretadas y puede ser el único día que estaba disponible, es algo que no parece inocente«, enfatizó.
El encuentro entre Milei y Xi Jinping puede volverse aún más significativo teniendo en cuenta que el presidente argentino todavía no cumplió ninguna visita oficial a EEUU, a pesar de que ha visitado en varias ocasiones el país norteamericano en el marco de viajes personales, encuentros académicos o empresariales. «Argentina no ha hecho visitas oficiales a EEUU y antes de hacerlo visitaría China y justamente un 4 de julio», acotó.
El analista remarcó que, en el vínculo con Argentina, China «hace prevalecer su condición de potencia» y no duda en transmitirle al país sudamericano «qué cosas tolera y qué no». En efecto, el analista subrayó lo preocupante que resulta para el Gobierno de Xi Jinping que la administración de Milei haya dejado en suspenso proyectos de centrales nucleares y represas con participación china, haya preferido aviones caza F-16 y no los de fabricación china o algunos gestos de simpatía hacia Taiwán.
En abril, la actividad industrial registró una caída del 14,2% interanual, aunque también mostró un repunte mensual del 4,5%, respecto de marzo, que fue un mes de muy bajo desempeño. Y, según la Unión Industrial Argentina (UIA), los datos se explican por la mayor cantidad de días hábiles y la normalización de cuestiones puntuales que habían atravesado algunos sectores en marzo.
No obstante, resaltaron que se trató del onceavo mes de caída interanual consecutiva y que el primer cuatrimestre de 2024 acumuló una baja del 12,4% i.a. Asimismo, los datos de mayo reflejan que persiste esa tendencia. De hecho, en la serie mensual, podría observarse un amesetamiento o leve caída.
De hecho, la demanda de energía eléctrica de Grandes Usuarios Industriales volvió a caer significativamente, nada menos que en un 11,3% i.a. Y, en este marco, el reporte de la UIA destaca que hubo bajas pronunciadas en los siguientes sectores:
Automotor (-27,9%),
Despachos de Cemento (-27,1% i.a.)
patentamientos de maquinaria agrícola (-22,9% i.a.)
Exportaciones de la industria, en baja
En cuanto al intercambio comercial con Brasil, se registró una caída en las importaciones del 42,8% i.a. (abril 2023 vs. abril 2024) y una baja de las exportaciones del 3,9% para el mismo período.
Por otro lado, la liquidación de divisas (que creció durante los primeros tres meses del año) volvió a caer y registró una baja del 38% en un año (abri/23l vs. igual mes del año pasado). Esto se debe, en parte, a la base de comparación del dólar soja de 2023.
Y, si bien señalan que la actividad podría estar cerca de un piso, advierten que el sector industrial enfrenta dificultades por la baja demanda, así como por aumentos de costos. «Será importante que, en la medida que haya una recuperación del mercado interno, la misma no sea canalizada únicamente en mayores importaciones, sino que traccione una recuperación de la producción local y el empleo», resalta la UIA.
Los sectores de la industria que más cayeron
Los datos mostraron caída a nivel sectorial, en donde predominó la tendencia a la baja en todos los rubros que componen el índice. Las mayores caídas se dieron:
en Minerales no metálicos (-34,1% i.a.),
sector Automotor (-21% i.a.), donde la baja fue impulsada por un menor nivel de ventas tanto al mercado interno (-52,6% i.a.) como de exportaciones (-32,9% i.a.)
Metalmecánica (-19,5% i.a.), que acumula once meses de baja consecutiva, con caída en todos los rubros
Metales básicos (-16,7% i.a.), afectado por la producción de acero (-26,3% i.a.) mientras que la producción de aluminio creció respecto a abril del año pasado (+5% i.a.).
Sustancias y productos químicos volvió a caer de forma interanual al (-12,2%), con bajas en todos los productos que componen el indicador
En el segmento CIQyP se destaca la caída de Petroquímicos intermedios (-33%) y materias primas plásticas y caucho sintético (-14% i.a.).
La producción de Alimentos y bebidas (-4,2% i.a.), cuya caída se desaceleró por la suba de la producción de aceites (+27,2%).
La producción de Papel y cartón cayó de forma interanual (-3,8% i.a.).
Los datos de actividad se ubicaron en línea con los del Monitor de Desempeño Industrial (índice MDI), que adelanta el ciclo de actividad industrial. En abril, volvió a encontrarse por debajo de 50 (niveles de contracción) por octava vez consecutiva. Se ubicó en 35,5, representando una caída interanual de -4,9 p.p.
Industria en crisis: caídas en producción, ventas, exportaciones y empleo
El 53% de las empresas tuvo caídas de la producción, el 60% en las ventas, el 37% en las exportaciones y el 24% caídas en el empleo. Esto muestra un peor escenario en comparación al mismo mes del año pasado.
Cabe destacar que, en el empleo, aumentaron las empresas con disminución de su dotación al valor más alto de la serie (desde 2021).
En este contexto, aumentaron las empresas con dificultades para hacer frente a sus pagos. El 12% de las empresas encuestadas presentó problemas para afrontar integralmente todas sus obligaciones (salarios, proveedores, compromisos financieros, tarifas de servicios públicos e impuestos), el valor más alto de la serie. Los mayores atrasos fueron en el rubro impuestos.
Finalmente, las empresas consideraron que su situación económica está peor que hace un año. Esto se observó en las percepciones sobre la propia empresa (58,4%), en la situación del sector de actividad (77,2%) y el país (67,2%).
Asimismo, se volvió a registrar una mejora en las expectativas para dentro de un año: el 62,1% de las empresas espera que la situación económica de su empresa mejore en el próximo año, mientras el 68,3% esperan una mejora en la situación del país.
Los resultados se desprenden de un relevamiento realizado a más de 1.200 empresas a lo largo de la primera quincena de mayo.
“Googlear” ha sido por décadas sinónimo indiscutido de “búsqueda en internet”. Pero es posible que eso esté cambiando, al menos para la «generación Z».
Instagram y TikTok emergen como los motores de búsqueda preferidos de la generación Z cuando buscan resultados locales, con Google en tercer lugar. Los datos surgen de un estudio con foco en los jóvenes estadounidenses, de 18 a 24 años realizado por la compañía de marketing y tecnología SOCI, sin embargo, la tendencia se replica en otras latitudes.
Según el relevamiento, la Gen Z considera que Instagram es la plataforma más apta para la tarea: el 67% admite que utiliza esta red para realizar búsquedas mientras que el 62% de las personas de 18 a 24 años buscan en TikTok; Google ocupa el tercer lugar con un 61 por ciento.
“En todos los grupos demográficos, las plataformas de redes sociales están ascendiendo como herramientas de búsqueda”, indica el reporte de SOCI. Snapchat también es parte de esta historia: el 45% de la Generación Z la utiliza para búsquedas locales. Con un número menor, también se cuela Facebook, red social considerada hoy “para adultos”.
En paralelo, vale destacar asimismo que YouTube todavía capta el 3% de las búsquedas globales según las estimaciones, e incluso tiene “más volumen de búsqueda que Bing o Yahoo, más del doble que Amazon y tres veces el de Facebook”. Google Imágenes representa alrededor del 20% de las búsquedas.
Desde la industria señalan que la mayoría de las personas utilizan múltiples aplicaciones y plataformas para realizar búsquedas, lo que convierte en una realidad que Google tiene una enorme competencia a la hora de conservar su relevancia en las búsquedas entre los usuarios más jóvenes.
Según Mariano Valverde, director de Marketing en Joy Group, el fenómeno es sumamente complejo. “Por mencionar algunos aspectos: las plataformas realizan innovaciones que buscan retener la atención y multiplican su oferta de contenido, las empresas destinan mayor cantidad de presupuestos multiplataforma y los hábitos y preferencias de consumo de los jóvenes son menos lineales y previsibles”.
Jimena Gómez, VP de la agencia another, da más especificaciones en cuanto al fenómeno que las Gen Z y Gen Alpha migrando su búsqueda a plataformas: “Esto es así según datos presentados por el propio Google. Sin embargo, no todos los comportamientos de búsqueda son iguales. De acuerdo a Google, el 40% de la Gen Z prefiere buscar lugares para comer, visitar, etc., en TikTok e Instagram más que Google o Google Maps, de modo que la categoría de travel y entretenimiento es en donde vemos a nuevas plataformas ganando más terreno”, puntualiza y agrega que la tendencia es general, viendo que el 10% de la Gen Z prefiere TikTok para cualquier tipo de búsqueda sobre Google. “Esto refleja que los consumidores ahora no sólo quieren respuestas, quieren contenido, un video, que atraiga y entretenga y no sólo una lista de links”, puntualiza.
De acuerdo con la plataforma de origen chino, el 54% de los usuarios interesados en la moda y belleza recurren a la app para investigar y aprender sobre productos y marcas, y tienen 1.3 veces más probabilidades, en comparación con otros usuarios, de convencer a alguien de que compre un producto que vieron en la aplicación.
Todo esto va de la mano del hecho que el algoritmo de TikTok aparece como el que más rápido aprende, optimiza y entrega contenidos a sus usuarios basado en sus intereses. “Y algo que todas las redes sociales no han podido hacer, pero que TikTok sí, es entender que la gente cambia, y que esos cambios en sus búsquedas no son de años o semanas, son de horas”, suman desde another.
Una cuestión generacional
Google sigue siendo una prioridad para las generaciones mayores que “hicieron de su nombre un verbo”. “Es probable que a mayor edad, la capacidad cognitiva sea menos tolerable a la multiplicidad de estímulos. Creo también, que existe una tendencia natural a lo conocido y Google y Facebook y, quizá, Mercado Libre, son las plataformas con las que los usuarios de mayor edad conviven más cantidad de tiempo”, cuenta Valverde.
Gómez señala que en relación a sus antecesores, la generación X sigue firme prefiriendo Google, mientras que los millennials utilizan una combinación entre Google para información puntual, TikTok para viaje o estilo de vida y Pinterest para imágenes de inspiración.
Judith Gómez Machado, Líder de relación con creadores de TikTok Latinoamérica explica cómo la barra de búsqueda de la plataforma ha ido captando una gran aceptación por diferentes tipos de usuarios. “TikTok es una plataforma multigeneracional; existe esa falsa creencia de que nuestra plataforma es sólo para los más jóvenes pero la realidad es que dentro de ella se encuentran personas adultas, mayores y también jóvenes. Todos ellos creando y consumiendo contenido”.
Desde Pinterest, André Loureiro, director general de la plataforma para América Latina, agrega por su parte que los usuarios llegan allí para buscar un look nuevo, planear la próxima cena con amigos, soñar con la estética de su primer departamento o escoger el destino de las próximas vacaciones. “Pinterest es, por naturaleza, una plataforma de búsqueda para encontrar ideas inspiradoras, y eso se refleja en el uso. Es especialmente querida por la Generación Z, que representa más del 40% de nuestra base de usuarios y que, en Argentina, crece tres veces más rápido que la audiencia promedio de Pinterest”.
Durante 2023, los usuarios en la Argentina de Pinterest guardaron un 20% más de contenido en sus tableros que el año anterior. “Y esto viene acompañado de una intención de compra: entran para buscar inspiración e ideas, guardan el contenido que se ajuste a sus gustos pero la intención final es comercial”, destaca Loureiro.
Teniendo en cuenta los cambios radicales que están teniendo lugar en la forma en que los consumidores encuentran empresas locales, el desafío para las marcas es tener una presencia sólida en multitud de plataformas con estrategias pagas, contenido orgánico o alianza con influencers, sobre todo si buscan ganar cuota de mercado entre los consumidores más jóvenes.
De acuerdo con un estudio de Offerwise, el 43% de los usuarios afirma haber conocido un nuevo producto en TikTok mientras que el 34% lee los comentarios para saber más opiniones y tomar decisiones informadas. “Esto demuestra que TikTok se convirtió en un lugar donde los usuarios descubren nuevas pymes y compran sus productos. Tan sólo el hashtag #TikTokMeHizoComprarlo tiene más de 2000 millones de visualizaciones en el mundo, agrega VP de another.
En TikTok por ejemplo, el proceso de compra no sigue el tradicional camino del embudo lineal. “En TikTok, no tiene ni principio ni fin; se convierte en un bucle infinito entre el descubrimiento, consideración, conversión y retención que genera más y mejores resultados para las marcas”, resume Gómez Machado.
Reglas de juego
Desde Pinterest se consideran como una solución “full funnel” que lleva a las personas desde el descubrimiento hasta la decisión y la compra, todo en el mismo lugar. “Es la única plataforma donde los consumidores tocan cada etapa del proceso de compra, y esto supone una ventaja para cualquier marca. EEstamos trabajando para que cada Pin que los usuarios vean en Pinterest se pueda comprar; para los usuarios, esto es mostrarles más marcas y productos que les interesen y, para los anunciantes, esto significa más clics y conversiones en sus sitios web o apps”, cuenta Foureiro.
Mientras tanto, no sólo está aumentando la búsqueda social, sino que la IA generativa también está cambiando las reglas de juego del search de las audiencias. ChatGPT está demostrando ser un potente buscador de información, que no solo brinda respuestas, sino que también da soluciones, o mayor detalle sobre cualquier búsqueda inicial. Microsoft por ejemplo, se ha asociado con el fabricante de GPT-4 OpenAI para inyectar resultados generativos en su buscador Bing.
El terreno de las herramientas de búsqueda online está abierto. Resta ver cómo cambian los hábitos y los viajes de compra de las generaciones más jóvenes para pronosticar qué nuevos desafíos pueden traer para las marcas y negocios que busquen estar en el momento y en el lugar justo con la información adecuada.
Un equipo de astrofísicos australianos y norteamericanos descubrió un exoplaneta potencialmente habitable a unos 40 años luz de distancia –en la constelación de Piscis-, que tiene temperaturas muy parecidas a las registradas en El Caribe y que podría ser habitable por los seres humanos,
Según explicaron los especialistas a la revista Monthly Notices de la Royal Astronomical Society, el flamante bautizado Gliese 12 borbita su estrella anfitriona cada 12,8 días y tiene una temperatura de superficie estimada de 42 grados Celsius, que si bien es bastante cálida, está muy por debajo de la registrada en la mayoría de los aproximadamente 5.000 exoplanetas que fueron confirmados oficialmente hasta el presente.
Para llevar a cabo el descubrimiento, el equipo internacional de investigadores utilizó observaciones realizadas por el Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito de la NASA (TESS, en tanto que esperan utilizar el JWST para llevar a cabo más observaciones de este potencial exoplaneta gemelo de la Tierra.
«Gliese 12 b representa uno de los mejores objetivos para estudiar si los planetas del tamaño de la Tierra que orbitan estrellas frías pueden retener sus atmósferas, un paso crucial para avanzar en nuestra comprensión de la habitabilidad en planetas de nuestra galaxia», afirmó Shishir Dholakia, principal autor del estudio.
«Las atmósferas atrapan el calor y, dependiendo del tipo, pueden cambiar sustancialmente la temperatura real de la superficie, Estamos citando la ‘temperatura de equilibrio’ del planeta, que es la temperatura que tendría si no tuviera atmósfera.», agregó el estudiante de Doctorado en el Centro de Astrofísica de la Universidad de Southern Queensland, Australia.
Por su parte Larissa Palethorpe, coautora del estudio, explicó que «se piensa que las primeras atmósferas de la Tierra y Venus fueron despojadas y luego repuestas por la desgasificación volcánica y los bombardeos de material residual en el sistema solar».
«Gliese 12 b, con una temperatura entre la de la Tierra y Venus, podría enseñarnos mucho sobre los caminos de habitabilidad que toman los planetas a medida que se desarrollan», concluyó la estudiante de Doctorado en la Universidad de Edimburgo y del University College de Londres, Inglaterra.
El sistema ferroviario en Argentina atraviesa un momento complejo y la única respuesta del Gobierno nacional es la reprivatización del sistema, una opción a contramano del mundo y cuyo fracaso tuvo como resultado la tragedia de Once. En ese sentido, es fundamental pensar nuevas herramientas que potencien nuestros trenes antes de la privatización o concesión, por lo que el Poder Ejecutivo debería buscar dinamizar la gestión creando nuevos mercados, tanto en pasajeros como cargas, con el objetivo de desarrollar nuevos productos que puedan ayudar a capturar nueva demanda y mejorar los balances de Ferrocarriles Argentinos. Uno de ellos son los trenes turísticos de media y alta gama, más conocidos como servicios “Slow Travel”.
El presente contexto internacional coloca a la recuperación ferroviaria en el centro del debate sobre movilidad e incrementa el atractivo por otro tipo de servicios que ya presentaron una buena performance en el plano operativo y comercial durante los últimos años: los trenes turísticos de media y alta gama. Este tipo de prestación incluye hotelería a bordo del tren, servicios de gastronomía y equipamiento de primer nivel para garantizar una mejora sustancial en la experiencia de viaje.
Existen servicios ferroviarios de lujo en los 5 continentes, entre los que se destacan el “Transcantábrico Gran Lujo”, en el norte de España; el Belmond Andean Explorer, a lo largo del camino hacia Machu Picchu; el Belmond Eastern & Oriental Express, desde Singapur hasta Tailandia; el Royal Canadian Pacific, a lo largo de las montañas Rocallosas; el Rovos Rail, atravesando Sudáfrica, Namibia y Tanzania; o el “Palacio sobre ruedas” de India, entre muchos otros. Todos ellos constituyen servicios con un tiempo de viaje promedio de 5 a 7 días con un costo por pasajero promedio de USD 2.500 dólares, apuntando a un segmento de alto poder adquisitivo.
Nuestro país cuenta con una fuerte impronta ferroviaria, la más importante de América Latina, alcanzando un pico de pasajeros transportados superior a los 70 millones y una cobertura de 47.000 kilómetros de vías férreas operativas promediando el siglo pasado. Esto se conjuga con una pujante industria turística, que movilizó a más de 23 millones de turistas luego de la peor pandemia en un siglo, dentro de una geografía extensa y rica en diversidad. No obstante, pese a que el 10% de la demanda de los trenes de lujo de España proviene de turistas argentinos, esta modalidad no se presta en nuestro país, lo que supone la pérdida de una oportunidad de captación de ingresos locales como también de turistas extranjeros. Es decir, generación de divisas.
Debido a la extensa red ferroviaria de la que aún dispone Argentina, se podrían prestar servicios ferroviarios de lujo con foco en la promoción del turismo receptivo y un mercado potencial superior a las 400.000 personas. Algunas trazas con atractivo turístico son las rutas Buenos Aires — Bariloche, la cual presenta condiciones para implementar ese tipo de servicio en el corto plazo; el ramal Buenos Aires — Mendoza, uno de los destinos vitivinícolas más importantes a nivel mundial o, por qué no pensar en un tren de lujo que conecte nuestra capital con los Esteros del Iberá y Cataratas del Iguazú, a través de una oferta ferroviaria y fluvial en nuestra Mesopotamia.
La ventaja de implementar este tipo de servicios de lujo radica en que el grueso de la inversión debe realizarse en las formaciones y no en la infraestructura de vía, entonces requiere de una inversión menor por tratarse de servicios intermitentes a menor velocidad y con baja interferencia del servicio regular de cargas. Estas rutas generalmente incluyen paradas intermedias a lo largo del recorrido, permitiendo el desarrollo local de distintos poblados turísticos del país.
A su vez, en Argentina existen ferrocarriles que brindan servicios turísticos, como son el “Tren de las Nubes” en la provincia de Salta, “La Trochita” en la provincia de Río Negro o el “Tren del fin del Mundo” en Tierra del Fuego. Ferrocarriles Argentinos podría asociarse con ellos y, con la inversión necesaria, ofrecer también este tipo de servicios de gran lujo.
El ferrocarril es una parte indispensable del progreso de nuestro país, sin una política estratégica ferroviaria no habrá desarrollo posible. Quizás sea el momento de recurrir a la creatividad y buscar parte de ese desarrollo en servicios que rememoran un pasado cinematográfico y romántico del ferrocarril, a la vez que permiten descubrir nuevas experiencias turísticas en la Argentina con el positivo potencial económico que ofrecen para las arcas ferroviarias.
Privatizar y rematar el patrimonio público es una salida tan anacrónica como fallida ante los desafíos que presenta el ferrocarril en nuestro país. Existen mejores opciones que requieren de creatividad empresarial y políticas públicas estratégicas que revaloricen y potencien lo que es de todos los argentinos para el beneficio de las próximas generaciones.
En materia de telecomunicaciones, uno de los mayores y más urgentes retos en todo el mundo es el de extender las capacidades actuales de los equipos para abastecer a la creciente demanda de conectividad que tiene la sociedad moderna.
Entre otros proyectos en desarrollo, expertos argentinos trabajan en el Instituto Balseiro, en San Carlos de Bariloche, para dar con tecnologías que complementen a las ya en uso, que están alcanzando su techo. En ese camino, la fotónica se posiciona como la candidata ideal para complementar el uso de radiofrecuencias convencionales.
“El espectro electromagnético de comunicaciones está muy saturado, especialmente el satelital, porque el espacio libre se comparte- advierte el investigador del Conicet y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) Pablo Costanzo Caso, en referencia a las frecuencias que se usan para transmitir información entre dispositivos en forma inalámbrica. “Eso lo diferencia de la fibra óptica, que es un medio confinado: si uno tiene un canal, puede poner al lado otra fibra óptica, que es otro canal que va en paralelo y no se interfiere con el primero, siendo posible, además, duplicar la capacidad de comunicación”, explica. Para entablar una comunicación entre la Tierra y los satélites (como los que se usan para dar un servicio de TV o internet satelital), “lo que se hace habitualmente es transmitir ondas electromagnéticas de radiofrecuencia, de microondas o incluso de frecuencias más altas, también conocidas como ondas milimétricas. Todo ese espectro, que es compartido y está regulado, es finito. Y está lleno -aclara-. Los satélites de comunicaciones encuentran una saturación del espectro electromagnético”.
Costanzo Caso, instalado en Bariloche hace diez años, dirige actualmente el Departamento de Ingeniería en Telecomunicaciones del Instituto Balseiro. Y advierte que hay muchas maneras de encontrar soluciones a la necesidad de transmitir cada vez más información entre la superficie terrestre y los satélites que están en órbita: una de ellas consiste en “ensanchar más la autopista y utilizar nuevos carriles”. A la transmisión de ondas de radio (en frecuencias de megahertz), le siguen las microondas (de algún gigahertz), luego las ondas milimétricas, que son frecuencias más altas, de decenas de gigahertz, y más allá están las frecuencias ópticas, en los terahertz o región del infrarrojo, que es radiación no ionizante.
“Lo que se está buscando ahora es usar una región del espectro que tiene frecuencias mucho más altas, vinculadas con la luz infrarroja, y que no está saturada. Eso nos da la posibilidad de transmitir más información y de manera más eficiente”, señala Costanzo Caso.
A partir de la experiencia con redes de fibra óptica que posee el Departamento de Ingeniería en Telecomunicaciones del Balseiro, empezaron a trabajar en colaboración con una empresa estadounidense, Skyloom (fundada por los argentinos Santiago Tempone y Marcos Franceschini), para el diseño de una red de satélites de órbita baja que se comunican entre ellos ópticamente codificando la intensidad de la luz transmitida.
“Esos satélites dan la vuelta a la Tierra muchas veces por día. Entonces, el tiempo de visibilidad que tenés en cada región geográfica es reducido, algo que dificulta un servicio continuo de datos -aclara Costanzo Caso, en referencia a los satélites que, vistos desde el suelo, surcan el cielo de un lado al otro del horizonte, a unos 500 km de altura-. Por eso es clave no solo que los satélites de órbita baja se comuniquen entre sí, sino que, a su vez, puedan comunicarse con un satélite geoestacionario, que tiene visibilidad durante las 24 horas con un determinado lugar de la Tierra. Se genera así una transmisión indirecta”, explica el ingeniero.
Y se entusiasma: “Estamos diseñando un enlace óptico que comunique el satélite de órbita baja de esa red –cualquiera de ellos o todos– con el satélite geoestacionario ubicado a 40 mil kilómetros de distancia. En general, las soluciones que tienen las empresas son enlaces no coherentes, el equivalente a prender y apagar un láser (transmisor). Lo cierto es que hay otras formas más eficientes de transmitir y codificar la información, que no solo se relacionan con la intensidad de la luz, sino también con la frecuencia de la luz, los cambios de fase y la polarización, es decir, cómo está orientado ese campo eléctrico, si es horizontal, vertical, circular, etcétera”.
En el laboratorio de Bariloche hicieron la emulación de un enlace entre dos satélites con un sistema de comunicación coherente que utiliza diversas dimensiones para codificar, como amplitud, frecuencia, fase y polarización. Eso aumenta notablemente la cantidad de información que se puede transmitir, ya que la información queda codificada en muchas partes de la señal.
“Esa tecnología la venimos desarrollando hace muchos años y hemos crecido en la confiabilidad, la complejidad y en la robustez del sistema implementado, que es de mejor calidad y tiene mayor capacidad de transmitir información”, suma Costanzo Caso.
Demanda inagotable de ancho de banda
Al referirse a los proyectos que llevan adelante en sistemas de comunicaciones ópticas y de microondas, el investigador afirma que, en todo el mundo, crece el interés por encontrar alternativas para transmitir la mayor cantidad de información posible por segundo: “En el laboratorio alcanzamos un hito, que es el de hacer estas comunicaciones ópticas (generar señales, transmitirlas y recibirlas libres de errores) a una velocidad de 128 gigabits por segundo, el equivalente a transmitir 128 mil millones de pulsos por segundo. El sistema óptico en nuestro laboratorio está funcionando, transmitimos sobre una fibra de unos 100 km, y trabajamos en solucionar muchos aspectos para que ese enlace pueda desarrollarse técnicamente”.
Gracias a la capacidad demostrada, aparecieron muchas empresas e instituciones interesadas en la electrónica que hace falta para procesar semejante cantidad de información. “Uno de los desafíos más grandes hoy en un mundo digital es que esa señal, que se transmite analógicamente por la fibra óptica, sea digitalizada para ser procesada o almacenada. Se necesitan transductores de datos, que convierten en ambos sentidos: de digital a analógico y de analógico a digital. Nosotros venimos trabajando con la Fundación Fulgor para demostrar una técnica que pueda convertir señales del mundo analógico al digital, y viceversa, en un ancho de banda de alrededor de 100 gigahertz”, agrega.
La idea es hacer un prototipo en el laboratorio que luego sirva como demostrador tecnológico para generar, por ejemplo, un chip que permita implementar este desarrollo en forma comercial. Asimismo, los cerca de 30 integrantes del Departamento de Ingeniería en Telecomunicaciones –entre investigadores, profesionales y becarios– buscan diseñar los nuevos dispositivos para estos sistemas de comunicación óptica.
“En un sistema de comunicación óptica, tanto en el transmisor como en el receptor, hay tecnología electrónica que procesa las señales y luego las convierte al dominio óptico para establecer el enlace con señales lumínicas. Por lo tanto, dentro del enlace óptico tengo luz y puedo utilizar tecnología fotónica para procesar esa luz transmitida. Trabajamos en el diseño de circuitos ópticos integrados y de fibra óptica: queremos hacer chips que procesen la luz directamente. Hoy es uno de los temas más “calientes” en el mundo de las telecomunicaciones, porque es la tecnología que va a dar soporte a lo que viene. La electrónica está saturada también, encontrando su límite en la velocidad de procesamiento, capacidad de almacenamiento y transmisión, por lo que se necesitan soluciones alternativas o híbridas, con componente fotónico y electrónico para sostener el crecimiento y la demanda”, asegura el investigador.
En el Conicet y la CNEA saben que el desarrollo de las telecomunicaciones impacta en otras áreas de la ciencia, la educación, la salud, la justicia y la seguridad, además de generar nuevas oportunidades de negocios y emprendimientos vinculados a la producción de bienes y servicios. En los últimos diez años se enfocaron en crear un espacio con laboratorios de punta a nivel nacional donde forman recursos humanos especializados.
“El mundo de hoy es un mundo esencialmente digital -reflexiona-. Lo que vemos, las herramientas que tenemos, las aplicaciones que usamos y lo que hacemos cotidianamente está fuertemente influenciado por las nuevas tecnologías y herramientas que aparecen, como la Inteligencia Artificial. Nosotros, los profesionales de las telecomunicaciones, nos enfocamos a partir de nuestro conocimiento en generar soluciones y dar soporte tecnológico a todas estas herramientas y aplicaciones que nos sorprenden día tras día”.
Envejecer es un desafío que hoy alcanza a un porcentaje muy alto de la población. Actualmente, casi el 12% de los argentinos son mayores de 65 años, y se espera que lo sean el 20% en 2050.
“Cuando se le pregunta a las personas mayores cuál es su principal temor vinculado con el envejecimiento, la respuesta más frecuente es ‘a perder el control de mi cabeza’ –dice Julián Bustin, Jefe de Gerontopsiquiatría y de la Clínica de la Memoria de INECO–. Efectivamente, las demencias son la epidemia de este siglo porque el factor de riesgo más importante es la edad y asistimos a un crecimiento exponencial de la expectativa de vida. A los 85 años, las investigaciones indican que un 37% de las personas tendrá algún grado de demencia. Pero la demencia es una enfermedad, y no todas las personas que envejecen terminan desarrollándola”.
Palabra difícil de desenredar por el estigma que conlleva, ¿qué es en realidad una demencia? “Es la pérdida de la autonomía, pero no de cualquier tipo de autonomía sino de la intelectual, de la autonomía cognitiva. La demencia puede ser leve, moderada o severa y avanzar más o menos rápido”, explica Fernando Taragano, vicepresidente del Comité Científico de la Asociación para la Lucha contra el Mal de Alzheimer y Alteraciones Semejantes de la República Argentina (A.L.M.A).
Debido a su extensión –”en el mundo, cada tres segundos se diagnostica un nuevo caso”, dice Julián Bustin– en nuestro país se busca poner en marcha un Plan Nacional de Demencias que el Parlamento convierta en ley y permita abordar el problema desde sus múltiples y complejas facetas.
Antes de este nuevo intento, explica Taragano, que preside el Capítulo de Deterioro Cognitivo de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP), hubo dos iniciativas para generar un plan similar, pero no prosperaron: una por cambios políticos; otra, por falta de presupuesto.
10 SIGNOS DE ADVERTENCIA DE LA DEMENCIA
Diego Aguilar, psicólogo, director regional de Alzheimer International (ADI) para América latina y el Caribe, puntualiza que “ADI es una federación que agrupa 105 países para el desarrollo de políticas públicas en el Marco del Plan Global de Demencias propuesto por la Organización Mundial en 2017, que implicó el compromiso de todos los adherentes a desarrollar planes nacionales con fecha límite hasta el 2025 inclusive, para posicionar las demencias como lo que son: una prioridad de salud pública”.
Aguilar agrega que la Argentina es el único país latinoamericano con más de 40 millones de habitantes sin Plan. “En la región, nuestra federación tiene 35 miembros y solo nueve lo han desarrollado: Cuba, Chile, Uruguay, Brasil, EE. UU., México, Puerto Rico, República Dominicana y Uruguay. Ahora, ADI y A.L.M.A, que integra ADI desde hace muchos años, junto con la Fundación INECO, y con la colaboración del diputado Facundo Manes, que es neurólogo y especialista en el tema, participamos de un conversatorio al que asistieron médicos, científicos, académicos, representantes de ONG, entre otros, para analizar el anteproyecto de Ley Nacional de Demencias que ya ha llegado a manos de Diputados”.
De números y síntomas
Julián Bustin explica que una demencia se define como un síndrome en el cual dos o más funciones cognitivas superiores –el lenguaje, la memoria, la atención, la orientación–, se ven afectadas en forma progresiva. “La afectación tiene que impactar en mayor o menor medida sobre la posibilidad de desarrollar la vida diaria: viajar, contar la plata, cocinar, higienizarse, etc. El 70% ocurre debido a la enfermedad de Alzheimer, pero hay también otras, entre ellas la demencia vascular, secundaria a un ACV, la demencia con cuerpos de Lewy y la frontotemporal”.
En más del 90% de los casos, agrega el médico de INECO, los pacientes tienen depresión, ansiedad, delirios, alucinaciones, agitación, y esos síntomas son más comunes a medida que progresa la enfermedad. “Existe un componente mucho más cerebral de daño neuronal que en el trastorno bipolar o la esquizofrenia, en los que no se puede encontrar hasta el momento una lesión neuronal que explique el problema de conducta. En las demencias, las neuronas se van muriendo, por distintas causas”.
Fernando Taragano dice que actualmente en el país más de 400.000 personas tienen Alzheimer, y entre 200.000 y 300 .000 demencias por otras causas. “Si pensamos que cada una de esas personas involucra a otras dos por los cuidados que la enfermedad requiere, ¿cuántas están involucradas? –se pregunta–. Hay un 1.350.000 para una enfermedad sola en el caso del Alzheimer y si son 700.000 personas con demencias hay 2.100.000 involucradas en forma directa. Y estas cifras se duplicarán en 2050″.
El Alzheimer se presenta después de los 65 años, pero en alrededor del 1% de los casos hay predisposición genética y suele aparecer antes.
Alertas y diagnóstico
Taragano explica queenfermedades neurodegenerativas que van cambiando la génesis de las neuronas suelen hacerlo muy lentamente y para cuando se muestran ya tienen un desarrollo de 10 o más años. Diagnosticar en forma temprana, algo posible hoy, puede ayudar a prevenir el deterioro, aunque admite que estos métodos no son accesibles o baratos.
“Hace 15 años el Alzheimer se diagnosticaba post mortem –dice el experto–. Hoy tenemos marcadores biológicos en la sangre, en el líquido céfaloraquídeo, estudios de neuroimágenes para analizar el metabolismo de las neuronas, otros marcadores que miden el volumen de los hipocampos. Por eso cuando alguien dice que tiene fallas en la memoria se debería aclarar su origen”.
Una falla en la memoria, agrega Taragano, puede ocurrir por anemia, depresión, ansiedad o estrés. “La sobreadaptación puede causar problemas cognitivos –ejemplifica–. Primero hay que descartar lo clínico. Pero hoy gracias a los métodos diagnósticos es posible saber si ‘algo’ está ocurriendo en la corteza cerebral, y decidir frente a qué tipo de proceso estamos.”
Además de esa dificultad, la ADI enumera otros síntomas que podrían indicar el inicio de una demencia: dificultad para realizar tareas que son familiares, dificultades lingüísticas, desorientación en el tiempo y el espacio, deterioro del juicio, dificultades con los conceptos abstractos, perder objetos, dificultad para comprender la información visual o espacial, cambios en el estado de ánimo o el comportamiento.
Así como existen factores de riesgo, también los hay preventivos. “Sabemos que el 40% de las demencias se podrían prevenir o atrasar el comienzo si controlamos ciertos factores de riesgo modificables: dieta, ejercicio físico, actividades sociales, presión arterial, glucemia, audición y también, lo más importante, si tenemos una educación formal desde chicos, eso ha demostrado que reduce el riesgo de tener demencia posteriormente –asegura Julián Bustin–. Existe una asociación entre el nivel de pobreza y el riesgo de demencia y otras enfermedades. Por eso, en este Plan Nacional deben intervenir los ministerios de salud, de educación, de economía”.
¿Por qué un plan?
“La capacitación de profesionales, cuidadores y familiares es fundamental, porque muchos de los enfermos son totalmente dependientes de los cuidados –agrega el experto de INECO–, así como también facilitar la accesibilidad a los diagnósticos y tratamientos, que son multidisciplinarios y necesitan recursos suficientes. Hay evidencia clara de la estimulación cognitiva y los tratamientos de reminiscencia, para estimular memorias pasadas ayudan. Además, es importante generar ciudades amigables para reducir el estigma y favorecer la integración comunitaria.”
”Cuando uno tiene un plan nacional o provincial se puede sensibilizar a la gente”, agrega Diego Aguilar, que vive en Tucumán. En esa provincia, precisamente, se aprobó La Ley Provincial de Alzheimer en 2017 “pero nunca fue reglamentada, nunca recibió un presupuesto del ejecutivo provincial y no fue posible ponerla en marcha. No es el único caso. México, que tiene una ley excelente, tampoco tiene presupuesto”.
Un plan como este, ¿es viable en el país? “Totalmente –asegura Julián Bustin–. Las ganancias serán mucho más grandes que los costos. Ahora en el mundo se gasta un trillón de dólares para atender a las personas con demencia y se calcula que en el 2030 ese número se duplicará. Los costos que tienen estas enfermedades son demasiado altos para no implementar un plan que logre retrasar uno o dos años los nuevos casos y con eso reducirlos. Si se atrasa en un año el desarrollo del Alzheimer, por ejemplo, se pueden reducir los costos en un 20 por ciento”.
Reproducimos, y comentamos, este valioso artítulo de The Atlantic:
«La energía nuclear ocupa un lugar extraño en la psique estadounidense: representa a la vez un sueño de energía sin emisiones y una pesadilla de fusiones catastróficas y residuos radiactivos. El inconveniente más prosaico es que las nuevas centrales son extremadamente caras: El intento más reciente de Estados Unidos de construir una central nuclear, en Georgia, debía terminarse en cuatro años por 14.000 millones de dólares. En cambio, tardó más de 10 años y su precio final fue de 35.000 millones de dólares, unas 10 veces el costo de una central de gas natural con la misma producción energética.
Pero Estados Unidos no puede permitirse el lujo de considerar la energía nuclear como una causa perdida: El Departamento de Energía estima que el país debe triplicar su producción nuclear de aquí a 2050 para cumplir sus objetivos climáticos. A pesar de los recientes avances en energía eólica y solar, es casi seguro que las energías renovables no bastarán por sí solas. Por tanto, no nos queda más remedio que encontrar la manera de volver a construir centrales nucleares de forma asequible.
Hace medio siglo, la energía nuclear parecía destinada a convertirse en la fuente de energía del futuro. Los primeros diseños de reactores comerciales se aprobaron en los años cincuenta y, a finales de los sesenta, Estados Unidos los fabricaba por una fracción de lo que cuestan hoy. En 1970, la Comisión de Energía Atómica predijo que más de 1.000 reactores funcionarían en Estados Unidos en el año 2000.
En la historia popular de la energía atómica en Estados Unidos, el punto de inflexión fue el derretimiento de núcleo de la central de Three Mile Island en 1979. Tras el accidente, los ecologistas presionaron a los reguladores para que impusieran requisitos de seguridad adicionales a las centrales nuevas y existentes. Los defensores de la energía nuclear sostienen que estas normas eran en su mayoría innecesarias. En su opinión, lo único que hicieron fue encarecer y retrasar tanto la construcción de las centrales que las compañías eléctricas volvieron al carbón y al gas. Los activistas y los reguladores reaccionaron de forma exagerada y acabaron con la mejor oportunidad de Estados Unidos para conseguir una energía sin emisiones de carbono.
Esta historia tiene algo de verdad. A menudo se exagera sobremanera el riesgo de seguridad de la energía nuclear. Nadie murió en Three Mile Island, y estudios posteriores demostraron que no tuvo efectos adversos para la salud de la comunidad local. Incluso incluyendo las mortíferas fusiones de Chernóbil y Fukushima, lo más probable es que la energía nuclear sólo haya causado unos pocos cientos de muertes, lo que sitúa su historial de seguridad a la altura de las turbinas eólicas y los paneles solares, que de vez en cuando se incendian o provocan caídas de los trabajadores. (Sin embargo, las zonas cercanas a los lugares de las catástrofes de Chernóbil y Fukushima han quedado inhabitables durante décadas debido a los peligros potenciales de la radiación). Los residuos nucleares pueden ser nocivos si se manipulan mal, pero no son difíciles de almacenar de forma segura. Por otro lado, se calcula que la contaminación atmosférica provocada por los combustibles fósiles mata entre 5 y 9 millones de personas al año.
Sin embargo, la afirmación de que la excesiva regulación arruinó por sí sola la industria nuclear estadounidense no se sostiene. El costo de construcción de nuevas centrales nucleares ya estaba aumentando antes de Three Mile Island. Varios expertos en energía nuclear me dijeron que uno de los principales factores de ese aumento de los costes era la falta de normas industriales. Según Jessica Lovering, directora ejecutiva de Good Energy Collective y coautora de un estudio muy citado sobre el costo de la energía nuclear, en los años 60 y 70 las empresas intentaban construir reactores más grandes y ambiciosos para cada nuevo proyecto, en lugar de ceñirse a un único modelo. (Lovering fue responsable de política nuclear del Breakthrough Institute, un grupo de reflexión que suele advertir contra la regulación excesiva). «Es como si Boeing se tomara la molestia de construir un 737 y luego desechara inmediatamente el diseño y volviera a empezar de cero», me dijo. «Esa es la receta para unos costos elevados». Los 94 reactores nucleares que funcionan actualmente en Estados Unidos se basan en más de 50 diseños diferentes. En países como Canadá, Francia y Corea del Sur, en cambio, las empresas públicas se agruparon en torno a un puñado de tipos de reactores y vieron cómo los costos se mantenían estables o disminuían.
Lovering también señaló que la historia de la sobrerregulación omite un hecho crucial: debido a la desaceleración de la economía, la demanda de electricidad se estancó a principios de la década de 1980, lo que provocó que las empresas de servicios públicos estadounidenses dejaran de construir básicamente todos los recursos de generación de electricidad, no solo centrales nucleares. Cuando Estados Unidos intentó construirlas de nuevo, en 2013, la industria nuclear estadounidense prácticamente se había marchitado. «En la década de 1970, teníamos todo un ecosistema de trabajadores sindicalizados y contratistas y promotores y empresas de servicios públicos que sabían cómo construir estas cosas», me dijo Josh Freed, que dirige el programa de clima y energía en Third Way, un think tank de centro-izquierda. «Pero cuando dejamos de construir, ese ecosistema desapareció». Esto se hizo evidente durante el desastroso proyecto Vogtle, en Georgia, el que acabó costando 35.000 millones de dólares. Hubo que introducir costosos cambios en el diseño del reactor a mitad de la construcción. Las piezas llegaron tarde. Los trabajadores cometieron todo tipo de errores de novato. En un caso, una instalación incorrecta de barras de refuerzo provocó un retraso reglamentario de siete meses y medio. Los expertos calculan que, para cuando se terminó, el proyecto era entre cuatro y seis veces más caro por unidad de energía producida que las centrales construidas a principios de los años setenta.
Dada la inviabilidad de la energía nuclear, algunos ecologistas sostienen que deberíamos centrarnos en la eólica y la solar. Estas tecnologías no pueden alimentar hoy toda la red, porque el sol no siempre brilla y el viento no siempre sopla. Sin embargo, con suficientes avances en la tecnología de almacenamiento de baterías, en teoría podrían suministrar energía 24 horas al día, 7 días a la semana, a un precio muy inferior al de la construcción de centrales nucleares. «A estas alturas, la industria nuclear lleva décadas prometiendo energía limpia y barata», me dijo David Schlissel, director del Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero. «¿Por qué malgastar nuestro dinero en falsas esperanzas cuando podríamos destinarlo a tecnologías que tienen posibilidades reales de funcionar?».
Puede que tenga razón sobre la tecnología. Pero que un día sea técnicamente factible alimentar toda la red con energías renovables no significa que lo sea políticamente. La razón es que la energía eólica y la solar requieren mucho terreno. Según el estudio «Net-Zero America» de la Universidad de Princeton, alcanzar las emisiones netas cero sólo con energías renovables implicaría colocar paneles solares en un terreno equivalente a la superficie de Virginia e instalar parques eólicos en una superficie equivalente a Arkansas, Iowa, Kansas, Misuri, Nebraska y Oklahoma juntos. Cuanto más terreno se necesita, más se choca con la picadora de carne del NIMBYismo estadounidense. Los esfuerzos por construir energías renovables ya se están viendo empantanados por la oposición local, los costosos pleitos y los retrasos en la concesión de permisos. Estos problemas se intensificarán a medida que desaparezcan los emplazamientos más fáciles.
Las líneas de transmisión, necesarias para transportar la energía renovable desde donde se genera hasta donde se utiliza, pueden suponer un reto aún mayor. Algunas líneas han tardado casi dos décadas en recibir todas las autorizaciones necesarias. «Existe la posibilidad de que de repente nos pongamos las pilas y superemos las muchas, muchas limitaciones que dificultan el despliegue de las energías renovables», me dijo Jesse Jenkins, que dirige el Laboratorio de Investigación y Optimización de Sistemas Energéticos Cero Carbono de Princeton. «Pero no estoy dispuesto a apostar el destino del planeta a que eso ocurra».
El argumento a favor de la energía nuclear no tiene tanto que ver con las posibilidades tecnológicas como con las realidades políticas. La energía nuclear puede generar la misma cantidad de energía utilizando 1/30 de la superficie que la solar y aproximadamente 1/200 de la eólica. Los reactores pueden construirse en cualquier lugar, no sólo en zonas con mucho viento y sol naturales, lo que elimina la necesidad de enormes líneas de transmisión y facilita la selección de emplazamientos sin tanta oposición local. Además, las centrales nucleares generan, con diferencia, el mayor número de puestos de trabajo bien remunerados de todas las fuentes de energía. (De media, emplean seis veces más trabajadores que un proyecto eólico o solar equivalente y pagan a esos trabajadores un 50% más). Esto explica por qué cuatro ciudades de Wyoming se han disputado recientemente el derecho a albergar un proyecto nuclear. La energía nuclear es también la única fuente de energía con un abrumador apoyo bipartidista en Washington, lo que hace más probable que el Congreso aborde futuros cuellos de botella y obstáculos a medida que surjan.
En cuanto a cómo hacer que la economía funcione, hay dos escuelas de pensamiento. Una sostiene que si Estados Unidos olvidó cómo construir centrales nucleares porque dejamos de hacerlo, sólo tenemos que volver a empezar. Elegir un diseño, construir muchas centrales y, con el tiempo, mejoraremos. Corea del Sur, por ejemplo, redujo a la mitad el costo de construcción de centrales nucleares entre 1971 y 2008. En este caso, el proyecto Vogtle tiene su lado positivo: La construcción del segundo de los dos reactores de la central fue un 30% más barata que la del primero, porque los trabajadores y los gestores del proyecto aprendieron de sus errores la primera vez. «Considero que Vogtle fue un éxito», me dijo Mike Goff, subsecretario en funciones de la Oficina de Energía Nuclear del Departamento de Energía. «Aprendimos todo tipo de duras lecciones. Ahora sólo tenemos que aplicarlas a futuros proyectos».
La segunda escuela de pensamiento es que hemos estado construyendo reactores nucleares de forma equivocada todo el tiempo. Esta corriente señala que, en el último medio siglo, prácticamente todos los grandes proyectos de infraestructura -autopistas, rascacielos, subtes- se han encarecido, mientras que los productos manufacturados -televisores, paneles solares, baterías de vehículos eléctricos- se han abaratado. Bajar los costos resulta mucho más fácil cuando un producto se fabrica en serie en una cadena de montaje que cuando hay que construirlo desde cero en el mundo real cada vez. Por eso docenas de empresas se apresuran ahora a construir reactores nucleares que son, en una frase que escuché de múltiples fuentes, «más como aviones y menos como aeropuertos». Algunos son simplemente versiones más pequeñas de los reactores que Estados Unidos solía construir; otros son diseños totalmente nuevos que tienen menos probabilidades de derretimiento de núcleo, y por tanto, no requieren equipos tan grandes y caros para funcionar con seguridad. Lo que les une es la creencia de que el secreto para abaratar la energía nuclear es hacerla más pequeña, menos complicada y más fácil de producir en masa.
Ambas vías siguen sin estar probadas, por lo que el gobierno de Biden está apostando por cada una de ellas. La Ley de Reducción de la Inflación, el proyecto de ley del presidente sobre el clima, incluía generosos créditos fiscales que podrían reducir el costo de un proyecto nuclear entre un 30% y un 50%, y la Ley Bipartidista de Infraestructura incluía 2.500 millones de dólares para financiar la construcción de dos nuevos reactores con diseños originales. El Departamento de Energía, por su parte, está estudiando distintas opciones para el almacenamiento permanente de residuos nucleares, invirtiendo en la creación de una cadena nacional de suministro de uranio y ayudando a las empresas en el proceso de aprobación de los diseños de los reactores.
No hay garantías de que Estados Unidos vuelva a aprender el arte de construir energía nuclear de forma eficiente. Apostar por el futuro de la energía atómica exige un acto de fe. Pero puede que Estados Unidos tenga que dar ese salto, porque la alternativa es mucho peor. «Tenemos que tener éxito», me dijo Mike Goff. «El fracaso no es una opción».
Comentario de AgendAR:
Mientras los autodenominados americanos, inventores casi indiscutidos de la electricidad nuclear, pelean con sus propios demonios, AgendAR subraya por qué apoya no uno sino dos proyectos nucleoeléctricos argentinos:
1) LAS CENTRALES TIPO CANDU, como la cordobesa de Embalse, porque forman parte del único ecosistema tecnológico del mundo de centrales modulares. Que a sus propios creadores no se les haya ocurrido llamarlas «modulares» no significa que no lo sean. Las CANDU son canadienses, existen desde 1962 en 7 países. También fueron exitosa (e ilegalmente) copiadas por la India, y todas ellas, las CANDU «de marca» y las supuestamente truchas de la India, se construyen todas con iguales componentes, sin importar si la planta es de 220 MW o de 1000 MW.
En 62 años 44 centrales canadienses y 22 indias no han producido jamás un accidente notable. Todas ellas vuelven a sus dueños independientes de la maffia internacional del enriquecimiento de uranio. EEUU, fundador de dicha maffia, no logra que le dé descuentos honoríficos: en 2023 pagó U$ 900 millones a Rusia (¿y el boicot?) por una cuarta parte del uranio enriquecido que mantiene en funcionamiento sus 94 centrales nucleares remanentes. Estas, a su vez, generan el 20% de la electricidad estadounidense. La oferta mundial (Alemania, Reino Unido, Holanda, Francia) es inelástica por falta de nuevas plantas de enriquecimiento.
Sí, efectivamente, como Ud. sospecha el State Department está un poco aterrado con la situación.
2) RE-BANCAMOS EL CAREM, aunque necesite de uranio enriquecido. Lo apoyamos desde que existe el proyecto (1984) porque es la única planta modular, compacta y con seguridad mayormente pasiva, de propiedad intelectual enteramente argentina, ergo exportable.
Lo de tener las patentes es importante. Podríamos construir decenas de CANDU nacionales en territorio argento -en realidad, deberíamos hacerlo- sin oblar un mango a Canadá: la transferencia de tecnología ya se pagó de sobra en los ’70 y ’80’. Lo que no podremos hacer es exportarlo, porque al comprar la tecnología firmamos las condiciones restrictivas habituales. De modo que el CAREM para AgendAR es un proyecto de exportación, que jamás nos dará un dólar si no construimos un proyecto de escala comercial con al menos un módulo de entre 100 y 125 MW de potencia instalada, y mostramos al mundo que funciona bien.
Por ahora el CAREM es un prototipo de sólo 32 MW con un grado importante de avance de obra, pero a lo largo de nuestra pedregosa historia desde 2004 fue detenido demasiadas veces por sabotaje político interno. Con la Linglong china, terminada pero no operativa, el CAREM es una de las únicas dos centrales compactas, modulares, materiales y tangibles. Hay más de 100 proyectos parecidos en el mundo, algunas muy divergentes, y al menos 30 inspirados o desfachatadamente copiados del CAREM. Pero son todos proyectos, power-points, márketing y otras masturbaciones financieras. Tal vez el Linglong y el CAREM sean conceptualmente inferiores, PERO EXISTEN.
Hay también pequeñas centrales nucleoeléctricas tipo PWR, como las dos que lleva a bordo la chata flotante Akademik Lomonosov, amarrada en el puerto siberiano de Pevek. Son las más boreales del planeta. Pero no son nada modulares. Al igual de centenares de motores de submarinos y portaaviones nucleares, son versiones enanas de las centrales PWR de uranio enriquecido moderadas y refrigeradas por agua, el tipo de máquina nucleoeléctrica más común en el mundo. Son más de lo mismo pero más caro, salvo que se produzcan de a miles. Creemos que el CAREM es más sensato porque elimina componentes caros como las bombas de primario, y se refrigera solo, por convección, sin necesidad de electricidad de red o de back-up.
¿Y por qué AgendAR, en nuestra extrema pobreza de endeudados seriales, quiere AMBOS proyectos y no uno solo?
Porque un CANDU criollo como Embalse, en Córdoba, podemos mejorarlo, acriollarlo y clonarlo cuanto querramos, y ojalá lo hagamos. Pero sólo un proyecto de exportación como el CAREM nos permitiría construir algo que, como los EEUU, tuvimos y perdimos: un ecosistema industrial nuclear exportador, que traiga divisas a casa.
Lo que nos interesa es ese ecosistema, por su capacidad de generar tecnología propia, industria de punta y cantidad de empleo calificado: electricidad barata y salarios caros. Pero eso no podría lograrse jamás dentro de las restricciones de nuestro mercado interno. Tener ese ecosistema que los EEUU estúpidamente perdieron vendría con el reaseguro de que existen más de 30 países que son clientes potenciales del CAREM, y que podríamos venderles sin darle la propiedad intelectual del proyecto a ningún otro país, o a alguna multinacional que se lleve el proyecto, y si pintan socios, poder fijar condiciones justas.
Hoy formamos parte efectiva del ecosistema tecnológico CANDU. No podemos vender centrales enteras, pero estamos empezando a vender componentes a China, Rumania, Corea y próximamente, tal vez Canadá. Ése podría ser el primer escalón de una larga escalera. El paso siguiente sería acopiar componentes, modernizar la ingeniería básica y, en el momento políticamente oportuno, hacer una o dos centrales propias. Con la premisa legal, que hoy no existe, de poder invertir las ganancias de la venta de electricidad en terminar y testear el CAREM prototipo de 32 MW, y lanzar la ingeniería de al menos un módulo del CAREM comercial de 100 o 120 MW, y de ahí al bloque entero de 4 módulos.
Cuando escucho a amigos con mucha trayectoria nuclear profesional que me dicen que hay que elegir una central u otra, porque no nos da el cuero para los dos, les pido que traten de aplaudir con una sola mano. O de destapar una Coca Cola, o de cambiar un neumático pinchado. Hasta les dejo elegir si derecha o izquierda, pero una sola.
Después de todo, salvo aplaudir, nada de ello es conceptualmente imposible. El prestidigitador René Lavand nos enseñó que se puede ser manco y mago.
Otro con una sola mano y más olvidado fue prócer, con avenida y todo: «el Manco» José María Paz fue el mejor estratega militar de la historia argentina, el único que entendió la artillería como arma, y quizás uno de los mejores escritores de nuestra historia.
Paz no renunció juiciosamente a su brazo derecho porque sus acreedores le vendieron la idea de que era demasiado pobre para tener dos. Se lo destrozaron a tiros los españoles en 1815, en la batalla de Venta y Media, cuando era teniente coronel del Ejército del Norte bajo órdenes de Manuel Belgrano.
Paz luchaba contra los colonialistas. No era un colonizado mental.
Para dejar de ser esa desdichada colonia tecnológica e industrial en que hemos devenido, probablemente nos venga mejor tener dos manos. Se llaman CAREM y CANDU.
Pese a que tanto el presidente, Javier Milei, como su ministro de economía, Luis Caputo, insisten en que el tipo de cambio está equilibrado y es correcto, la devaluación del 118% de diciembre ya fue absorbida por la inflación y los sectores exportadores reclaman un atraso cambiario.
Sin embargo el gobierno se mantiene en su eje y sostiene el tipo de cambio oficial con devaluaciones del 2% mensual. Esta apreciación del dólar con respecto al peso queda muy lejos del índice de inflación mensual. El último dato del aumento de precios al consumidor brindado por el INDEC para el mes de abril fue del 8,8%. Por lo tanto la divisa va quedando atrasada con respecto a los precios domésticos.
El complejo agro exportador, fuente de ingreso de dólares a nuestro país, viene reteniendo las exportaciones a la espera de una mejora en el tipo de cambio que los favorezca. Es así que por ahora la cosecha gruesa que implica el período de exportaciones más fuerte, por ahora viene a un ritmo lento. La baja velocidad a la que el complejo agroexportador liquida la cosecha gruesa de esta campaña fue detallada en un informe de Coninagro.
“A mediados de mayo sólo se ha vendido el 34% de la producción de soja de la campaña. Por debajo del 36% de los 2 años previos y el promedio de 40% de los 5 años previos, para el mismo momento del año”, mencionó, aunque consideró también que “la suba de precios internacionales, la mejora del dólar exportador y la menor humedad están ayudando a que tome mayor ritmo”.
El único incentivo que encuentran las empresas para liquidar exportaciones se llama “dólar blend”. Esta medida que ya había sido en práctica por el ex ministro de economía Sergio Massa permite que el 20% de la facturación se liquide en los mercados paralelos a través del contado con liquidación (CCL) mientras el 80% restante se haga a través del tipo de cambio oficial.
Si de incentivar operaciones se trata el gobierno debería aumentar la porción de la torta para la liquidación a través del CCL, sin embargo el ejecutivo salió a desmentir las versiones que afirman esta idea. Por el contrario desde el ministerio de economía dicen que por el momento se mantendrá la proporción 80/20 pero que a futuro irá en aumento la porción de la liquidación al cambio oficial hasta llegar al 100%.
Más allá del pedido del FMI al gobierno argentino para que elimine el “dólar blend” a instancia de una mayor recaudación de divisas, el gobierno necesita de manera imperiosa fortalecer las reservas de BCRA. “De mantenerse el dólar blend de exportación, la acumulación de reservas luce compleja a pesar del inicio de la cosecha gruesa. En efecto, el superávit comercial (USD 14.000 millones estimado entre mayo y diciembre) no se traduce en superávit cambiario, ya que resulta muy similar al 20% de las exportaciones que se liquidan en los mercados financieros (USD 11.000 millones en el mismo período)”, explicó la consultora Fundación Capital.
La devaluación del blue de la semana pasada puso en alerta al gobierno que a partir de esa mini corrida comenzó a intervenir el mercado de cambio. El BCRA comenzó a vender dólares para frenar la espiral en aumento, a contramano de cualquier manual del liberalismo. Resulta que con las premuras a las cuales se ve sometido el gobierno por parte los agroexportadores el estado comienza a tener sentido.
Las intervenciones del BCRA, por ahora, lograron apaciguar la suma del dólar en los mercados paralelos sin embargo el atraso cambiario no deja de ser una talón de Aquiles para el gobierno que a pesar de la fuerte devaluación de diciembre pasado ahora debe hacer equilibrio para no volver a cometer el mismo error
Daniel Afione, ex Gerente de Toyota y actual presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), busca evitar estar en el país a fin de mes, fecha en la que se quedarán en la calle cientos de trabajadores del organismo, tal como lo adelantó el gobierno.
El 30 de junio vencen 282 contratos de locación de servicio y el presidente Javier Milei ya avisó oficialmente que no se renovarán.
Para evitar enfrentar los despidos, Afione le pidió permiso al Ministro de Economía Luis Caputo autorización para realizar un viaje a Japón con motivo de participar en el Latin America – Japan Hydrogen Workshop 2024, organizado por el Institute of Energy Economics.
El viaje dura 12 días, entre el 24 de junio y el 6 de julio próximo. En ese período no solo se prevé despedir a los técnicos y profesionales mencionados sino que un día antes de su regreso culmina la inscripción para adherirse a los retiros voluntarios.
Fuentes del INTI confirmaron que ese viaje iba a ser realizado por un profesional especialista en el tema pero que Afione pidió bajarlo de la comitiva y tomar él su lugar.
Despidos en el INTI
El pasado 22 de mayo, los integrantes del Instituto Nacional de Tecnología Industrial recibieron la novedad de que la planta se reducirá en un 30%. El INTI es uno de los organismos estatales encargado de la investigación y desarrollo tecnológico, la certificación de calidad y la asistencia técnica a empresas.
Días atrás, los trabajadores del INTI regional Patagonia recibieron la noticia de que cerrarán 8 sedes del organismo en la región. La decisión fue trasmitida por los subgerentes regionales tras una reunión realizada el jueves.
Las sedes que cerraran en la Patagonia son: San Martín de los Andes (Neuquén); Viedma, San Carlos de Bariloche y Villa Regina (Río Negro), Puerto Madryn y Esquel (Chubut), y las únicas 2 sedes en Río Gallegos (Santa Cruz), y Río Grande (Tierra del Fuego).
Según precisaron esta medida afectará a 28 agentes y sus familias sobre un total de 75 en toda la región, lo que impactará directamente en la prestación de los servicios tecnológicos y estructuras familiares.
Finalmente, como parte del plan de reducción que lleva adelante el gobierno, la sede central del organismo, ubicada en el partido bonaerense de San Martín, la semana pasada abrió sus puertas con un amplio despliegue policial que incluyó la presencial de efectivos, patrulleros y combis.
En este contexto, los empleados del INTI convocaron a una Asamblea General con el propósito de evitar los despidos y activar la presencia del gremio estatal de ATE para evitar los despidos.
Comentario de AgendAR:
La mayor fortaleza del INTI es justamente la extensión regional de sus servicios, es decir su red territorial. Está diseñada para resolver necesidades locales, como la del INTA. Ésta es una puñalada a las industrias de las provincias, y especialmente a las patagónicas.
Lo de Daniel Afione, el interventor, bajando del avión a un especialista en hidrógeno del INTI para tomar su lugar en Japón y así esquivar los escraches que van a generar 280 despidos con su firma al pie, eso es grotesco, ridículo y trágico a la vez. Y también un rasgo habitual y naturalizado de este gobierno nacional.
En los últimos 13 años disminuyó el porcentaje de chicos que no terminan el secundario y aumentó la proporción de aquellos que ingresan a la universidad. Pero esto no implica que la terminarán: es probable que uno de cada cuatro o cinco jóvenes que actualmente se encuentran cursando estudios superiores no logren finalizarlos. “No es un proceso de vida lineal ni carente de barreras socioeconómicas”, afirma un estudio del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA) que analiza las posibilidades de acceso y logro educativo superior de la población de 18 a 24 años con residencia en áreas urbanas a nivel nacional.
El porcentaje de jóvenes de ese grupo etario que no terminaron la secundaria se redujo de 46,5% en 2010 y al 32,7% en 2023, mientras que aquellos que están cursando o ya finalizaron sus estudios superiores aumentó de 30,8% a 38%. Se observa, a la vez, un aumento de los jóvenes que, si bien terminan el secundario, no continúan o abandonan estudios superiores. En el mencionado lapso de tiempo, este universo pasó de 20,1% a 26,4%.
Fuente: Observatorio de la Deuda Social Argentina-UCA en base a datos de EPH Total urbano-INDEC, 3° trimestre 2010, 2014, 2019 y 2023.
Actualmente, el 40,9% de los jóvenes de entre 18 y 24 años estuvieron o están participando en estudios superiores: 2,9% ingresaron y abandonaron, 35,2% continúan estudiando y 2,8% finalizó con éxito. De los que aún mantienen la cursada, no todos habrán de terminar el nivel: a manera de ejercicio comparativo, las cohortes de edades subsiguientes registran una tasa casi constante de abandono de al menos 22%, según el informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina. Es probable entonces que uno de cada cuatro o cinco jóvenes de la cohorte actual no logre graduarse. Podría esperarse al aplicar esa tasa de riesgo, según apunta el estudio, que un 9% del grupo no termine. Si esto fuese así, esta cohorte generará casi 32% de egresados del nivel superior.
“Si bien hay en esta generación una mayor tasa de participación en el nivel de estudios superiores, es de esperar que no todos logren finalizar. ¿Cuántos van a terminar? Aproximadamente entre el 75-80% de los que ingresan. Pero el consecuente abandono de entre 20-25% no es aleatorio, esta sesgado económica y socialmente, al igual que la calidad en la formación terciara o universitaria que logran los egresados”, dijo Agustín Salvia, director del observatorio.
Reproducción intergeneracional
Los datos muestran una tendencia a la reproducción intergeneracional de los logros educativos del jefe del hogar sobre los jóvenes que habitan en él.
Casi la mitad de los chicos que viven en un hogar donde el jefe de familia no finalizó el secundario, tampoco lo hacen: apenas un 29% lo termina. A la vez, solo un 22,1% ingresa a la universidad.
Fuente: Observatorio de la Deuda Social Argentina-UCA en base a datos de EPH Total urbano-INDEC, 3° trimestre 2023.
Mientras que en aquellos hogares donde el jefe tiene hasta secundario completo, el porcentaje de quienes no finalizan ese nivel de estudios se reduce a 20,6% y el de aquellos que acceden a la universidad aumenta a 52,5%.
En aquellos hogares donde el jefe cuenta con estudios universitarios, el porcentaje de los que no finalizan el secundario se reduce marcadamente al 13%. También disminuye la proporción de quienes solo llegan a completar el secundario (17,1%), en tanto quienes acceden a cursar estudios superiores alcanzan el 69,9%.
Influye además si esos jóvenes viven en pareja. Para ciertos sectores socioeconómicos representa una barrera de acceso o continuidad educativa. Mientras que un 30% de los jóvenes entre 18 y 24 años que no viven en pareja no finalizaron el secundario, entre aquellos que viven en pareja el porcentaje aumenta al 49,3%. Lo mismo sucede entre aquellos que finalizan el secundario, pero no continúan cursando: aumenta del 25,7% al 31,4%.
“Si bien es baja la proporción de jóvenes de 18 y 24 años unidos o casados, es evidente que la responsabilidad económica o doméstica de constituir un núcleo conyugal recorta la continuación de los estudios; por el contrario, la postergación de compromisos conyugales favorece el éxito educacional”, afirma el informe escrito por Eduardo Donza, María Rosa Cicciari y Rodrigo Jara Álvarez.
Tuvieron en cuenta los datos de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec referida al total urbano de la Argentina que, en 2023, incluyó una muestra de 76.213 personas y 26.286 hogares.
Fuente: Observatorio de la Deuda Social Argentina-UCA en base a datos de EPH Total urbano-INDEC, 3° trimestre 2023.
En ese sentido, la situación económica de las familias es un “factor clave” en el acceso educacional. Según el informe de la UCA, entre los jóvenes que residen en hogares no pobres disminuye la incidencia de los que no finalizaron el secundario (22,1%) y aumentan los que cursan estudios superiores (42,6%), sumado a quienes lograron finalizar sus estudios terciarios o universitarios (4,3%).
En cambio, entre los jóvenes que habitan hogares en situación de pobreza superan el 40% aquellos que no terminan el secundario y rondan el 25% quienes abandonan la universidad. En los hogares indigentes solo el 23,5% cursan estudios superiores, mientras que en los pobres lo hacen el 28,3%.
Sexo y lugar de residencia
El análisis también apunta que los esfuerzos del sistema educativo tendrían que focalizarse, entre otras cosas, en la continuidad de los estudios superiores de los varones y, sobre todo, en evitar su abandono en el nivel secundario. Los datos muestran que son menos las mujeres que abandonan el secundario (27%) que los hombres (37%) y, asimismo, hay mayor proporción de mujeres cursando en la universidad (41,6%) que varones (29,4).
Se repite la tendencia al analizar quiénes finalizan esta etapa: egresan antes de los 25 años el 3,4% de las mujeres y solo el 2,3% de los varones.
Fuente: Observatorio de la Deuda Social Argentina-UCA en base a datos de EPH Total urbano-INDEC, 3° trimestre 2023.
En tanto, al analizar la variable geográfica, si bien no se observan diferencias significativas entre las distintas regiones de la Argentina y los accesos educativos de los jóvenes, es evidente que la región del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) es la que registra el menor porcentaje de población de 18 a 24 años que no finaliza el secundario (28,2%), mientras que el resto de las regiones del país tienen valores que oscilan entre el 33,5% y el 38,4%.