Un millón 300 mil particulares compraron US$ 5.432 millones en julio

0

Los argentinos parecen haberse tomado muy a pecho la recomendación que, a comienzos de julio pasado, les hizo el ministro de Economía, Luis Caputo, al refutar las críticas al supuesto atraso cambiario. “¡Comprá, no te la pierdas, campeón!”, había ironizado con relación al debate sobre un dólar barato ante un auditorio de 700 ejecutivos en el cierre del Summit IAE Business School (Universidad Austral).

Los datos oficiales ahora muestran que le hicieron caso: 1,3 millones de individuos compraron dólares para atesoramiento o para atender pagos durante ese mes, 30% más que el promedio de los tres meses previos, desde que se abrió el cepo cambiario para la demanda de personas.

De esta manera, se alzaron por esa vía con US$3408 millones, el mayor monto desde el último mes previo a la reinstalación de esta demanda, luego de las PASO de 2019. Así lo indicó el Balance Cambiario de julio dado a conocer hoy por el Banco Central (BCRA). Además, es un 41% más que los US$2416 millones adquiridos en junio.

Eso supone una compra promedio de alrededor de US$2600. Vale señalar que eso sucedió incluso cuando, con una inflación del 1,9%, la cotización del billete subió de $1217,9 a $1385,5, es decir, se encareció un 13,8% a lo largo de julio.

En ese mismo lapso, unas 576.000 personas vendieron divisas (un 5,9% más que en junio), aunque por apenas US$367 millones (7,35% menos que el mes previo). Esto arroja un desprendimiento promedio de US$637 y sugiere que parte de quienes siguieron la recomendación de Caputo habrían decidido, con el correr de las semanas, vender parte de lo adquirido para aprovechar la suba y cancelar gastos. Eso sí, lo hicieron de manera medida ante el temor de que la escalada del billete —que se detuvo en agosto por el inédito apretón monetario implementado por el Gobierno— pudiera continuar.

En tanto, el sector privado realizó compras netas en el mes por US$2812 millones. Pero si a eso se agrega la salida de divisas por US$2621 millones registrada -rubro que contabiliza los pagos y transferencias desde cuentas locales al exterior- se observa que en julio el total de salidas asciende a US$5432 millones, aunque hay que destacar que US$1734 millones quedaron en depósitos bancarios privados.

Los datos confirman que el levantamiento del cepo para la compra de dólares por parte de personas, dispuesto sorpresivamente a mediados de abril, desató una fuerte demanda que a la economía le costará atender sin generar desequilibrios. Más aún, si se considera que en julio —un mes con ingresos récord por exportaciones de bienes— la cuenta corriente cambiaria aportó al país solo US$1374 millones.

“Nuestra sensación es que no hicieron bien los cálculos, y ese paso debió darse cuando se sintieran más los ingresos generados por las exportaciones de los sectores que están despegando, como energía y minería”, explicó el economista Pablo Goldín, de Macroviews.

La observación toma en cuenta el sostenido déficit que presenta la cuenta de servicios, que en julio alcanzó los US$928 millones (825% más que en junio). Este salto se explicó por egresos netos en concepto de:

  • Consumos de bienes y servicios pagados con tarjetas, viajes y pasajes (excluyendo servicios digitales): US$817 millones
  • Otros serviciosUS$333 millones
  • Fletes y segurosUS$132 millones

Estos fueron parcialmente compensados por ingresos netos en concepto de servicios empresariales, profesionales y técnicos por US$355 millones, detalló el informe.

El BCRA aclaró que la cuenta de “consumos de bienes y servicios pagados con tarjetas, viajes y pasajes” no debe asociarse únicamente a gastos por viajes, ya que en los giros al exterior para cancelar saldos con empresas emisoras de tarjetas internacionales se incluyen tanto consumos por viajes al exterior como compras no presenciales de bienes y servicios a proveedores del extranjero.

Sin embargo, luego debió reconocer que los egresos brutos pagados por este concepto llegaron a US$1192 millones en julio. Esto se desglosa así:

  • US$129 millones por servicios de transporte de pasajeros
  • US$124 millones por giros al exterior de operadores turísticos
  • US$1063 millones por gastos con tarjetas, dentro de los cuales US$146 millones fueron por compras de servicios digitales y US$94 millones por pagos de bienes despachados por servicios postales

“Así, la estimación de gastos con tarjetas por consumos asociados a viajes alcanzó los US$952 millones en julio”, detalló el informe, que también estimó que el 70% de esos egresos fueron cancelados directamente por los clientes con fondos en moneda extranjera.

Lo concreto es que, desde mediados de abril —cuando se levantaron las restricciones a la demanda— y hasta julio, la compra de divisas por parte de personas, ya sea con fines de ahorro o para pagar gastos en el exterior, superó los US$13.000 millones. Esto surge de sumar

  • US$10.100 millones en compra de billetes
  • US$3350 millones en consumos turísticos

“Es un nivel de demanda muy alto que en junio y julio se pudo atender gracias a las fuertes liquidaciones del agro, motivadas por la baja de retenciones. Pero ahora, y por unos meses, solo queda la oferta residual del agro (unos US$70 millones diarios) y lo que pueda aportar el sector energético. De ahí que tal vez estén alentando esta suba de tasas para tentar a que la gente se quede en pesos”, interpretó el economista Amílcar Collante, del Centro de Estudios del Sur (Cesur).

Javier Blanco

El lento regreso de la inflación

0

Salió el dato de inflación asociado a julio: 1,9%. En lo que va del 2025, los precios acumulan un aumento del 17,3% y si miramos lo ocurrido entre agosto del 2024 y julio del 2025, la suba fue del 36,6%. Acá te muestro el cuadro resumen publicado por el INDEC:

La interpretación de la mayor parte de los analistas –me incluyo– es que a grosso modo la inflación “viene bajando”. Pero lo cierto es que el número de julio admite diversas interpretaciones porque la inflación es un bicho complicado. Además el dólar subió bastante y esto genera dudas sobre lo que podría pasar en los próximos meses.

Un dato bueno, malo y feo

Empecemos con lo bueno. Desde el salto cambiario de diciembre del 2023, que llevó los precios a crecer al 20-25% mensual a principios del 2024, el Gobierno recorre un camino que le permitió ir reduciendo paulatinamente la tasa de inflación a un nivel que es alto, pero que para los estándares argentinos se puede exhibir como un logro y es probablemente el mejor activo electoral de cara a octubre. Además, la inflación “núcleo” (que excluye rubros regulados y con estacionalidad, por lo que es una mejor medida del componente “persistente”) aumentó “sólo” un 1,5%.

Ahora vamos con lo malo. Es el segundo mes consecutivo que el dato de inflación es mayor al mes anterior (el dato había sido 1,5% en mayo y 1,6% en junio), y eso que todavía no se ven los impactos del salto del dólar durante julio –que si impacta, lo hará a partir del próximo dato, que conoceremos este mes–.

Finalmente, lo feo. Los precios habrían seguido corriendo por encima de los ingresos; las canastas básica alimentaria y básica total aumentaron también al 1,9%. Como muestra Federico Pastrana acá, los ingresos están estancados desde fines del año pasado: los salarios están operando como “ancla” del proceso de desinflación y sólo algunos trabajadores formales recuperaron lo que perdieron desde diciembre del 2023 (el resto sigue bastante abajo).

La inflación mayorista cerró en 2,8%. Este dato no es ni bueno, ni malo ni feo. Algunos analistas sugieren que el dato mayorista anticipa al minorista del mes que viene, pero esto no es necesariamente así. El dato mayorista incluye un mayor número de precios de bienes “transables”, cuya evolución sigue más de cerca al dólar. Como el tipo de cambio aumentó, es lógico que este índice sea más alto que el minorista. En una economía en donde hay mucha inflación y todo viene aumentando, es lógico que un aumento del tipo de cambio impacte rápidamente en los precios “no-transables”. Pero todavía no sabemos si, efectivamente, estamos ante un nuevo escenario con menos traslado a precios. Lo que me lleva al ítem de la siguiente sección.

No todas las inflaciones son iguales

No todos los procesos inflacionarios son iguales; varían en función del nivel de la tasa de inflación. La inflación baja –digamos de un dígito anual– es relativamente inocua y probablemente nadie la registra (compará lo que pasa en cualquier país con el nuestro, en donde todo el mundo mira de reojo el dato del INDEC). 

La inflación moderada –cuando es mayor al 10% anual pero no es muy alta– es como los mosquitos: molestan y podés vivir con ellos, pero no los podés ignorar porque te pican. Te lo pongo así: supongamos que hay 20% de inflación anual y tu sueldo no aumenta desde enero, a fin de año lo vas a sentir y le tenés que pedir aumento a tu jefe. Si la cosa no está muy complicada, tu jefe te lo va a dar porque es justo y lo puede pagar (porque seguramente él ya pudo subir sus precios un 20%).

La inflación alta –llegando a los tres dígitos– directamente destruye la economía y exige medidas correctivas o la economía puede deslizarse peligrosamente hacia una hiperinflación –que es un proceso caótico donde todo aumenta una vez por día o más–.

La economía argentina estaba en el 2023 en un proceso de alta inflación y se necesitaba hacer algo. El gobierno tomó nota e implementó un fuerte ajuste fiscal, una corrección cambiaria y política monetaria inicialmente laxa (con tasas de interés declinantes), hoy muy contractiva. Gracias a mantener el dólar creciendo por debajo de los precios todos los meses, la tasa de inflación fue cediendo y así pasamos de tener niveles de dos dígitos mensuales a menos del 2% también por mes.

Para que te des una idea de cuán exóticas eran las tasas de inflación que tuvimos hasta hace poco y la que todavía tenemos, este mapa que se puede armar usando el visualizador del FMI nos muestra cómo están los países al día de hoy: apenas un puñado de países tienen tasas mayores al 25% anual (los que están pintados de marrón oscuro).

Todos los países avanzados (básicamente Estados Unidos, Europa y Japón) tienen “un dígito bajo” (0%-3% anual), mientras que nuestros vecinos (excepto Venezuela) tienen “un dígito alto” (3%-10% anual). No hay países con deflación (que es caída del nivel general de precios), o al menos yo no llego a ver, y sólo un puñado ocupa el podio (25% anual o más) o están en el medio (entre 10% y 25% anual).

Si retrocedés hasta 2023 (te invito a probarlo, es cuestión de mover el cursor en el visualizador) vas a poder ver que había muchos más países en algún tono de marrón. Pero acordate que Argentina tenía una inflación del 200% anual mientras que casi todos los demás estaban bien por debajo de los dígitos; esto es algo que la categoría “25% o más” oculta.

La estabilización es más un arte que una ciencia

Paradójicamente, es más complejo estabilizar una economía con tasas de inflación moderada que una con tasas altas. Esto se debe a que cuando la inflación alcanza niveles muy altos los precios se revisan con mucha frecuencia, lo que tiende a coordinarlos. De este modo, una economía en donde todo el mundo cambia los precios todo el tiempo, se puede organizar mediante un programa consistente que mande una señal poderosa: la forma más efectiva en nuestro país es fijar o contener el tipo de cambio, ya que muchos agentes, en ausencia de un mejor mecanismo de coordinación, aumentan cuando aumenta el dólar.

En una economía en donde las tasas de inflación no son tan altas hay precios que no se tocan tan a menudo y esto genera un problema: cualquier programa que busque bajar la inflación encontrará que algunos precios no se han actualizado y seguramente se actualizarán más adelante, con el consecuente impacto sobre el número del INDEC. Es por esto que muchos programas de estabilización arrancan corrigiendo algunos precios importantes, como el tipo de cambio o las tarifas; de lo contrario, sos ese tío que empieza la dieta el lunes, sin reparar que se comprometió a asistir a un desayuno con buffet el miércoles.

Entonces, luego de pasar de inflación alta a moderada, la economía argentina se encuentra hoy en un contexto en donde la estabilización se ha tornado una tarea muy complicada, que requiere mantener medidas consistentes de forma sostenida: justo lo opuesto a lo que piden un escenario electoral como el argentino.

En la vida hay que elegir

Como es importante salir con aire de las elecciones de medio término, desde hace rato que en Argentina, de una forma u otra, la política macroeconómica se enfrenta con un imperativo: atajar el dólar para que los precios no suban tanto y los ingresos no sufran. Esto suele mejorar el desempeño electoral del oficialismo, pero tiene el problema de sentar las bases para una corrección posterior. La versión 2025 de este fenómeno lo vemos en los esfuerzos del Gobierno por tranquilizar –hasta octubre– los mercados financieros sosteniendo tasas de interés muy elevadas, lo que tiene el desagradable efecto de afectar la actividad económica. Por más que el presidente se empeñe en afirmar lo contrario, la política económica reconoce la centralidad del tipo de cambio en la política inflacionaria.

Lo que se esconde bajo la alfombra son los vencimientos de la deuda en dólares del gobierno con los mercados internacionales, que a partir del 2026 pasan a ser más importantes que hasta ahora. Al no comprar dólares y acumular reservas internacionales, por ahora no hay señales que garanticen que el Estado argentino recupere el tan necesario acceso a los mercados. El gobierno jura y perjura que, una vez ganada la elección, el mercado se reabrirá como por arte de magia. 

Esta posibilidad no puede descartarse, pero existe el riesgo evidente de que la incertidumbre electoral pueda trasladarse al año 2027, cuando sean las elecciones presidenciales. Porque si el fantasma del kirchnerismo acecha durante el 2025, lo seguirá haciendo durante los años siguientes, a menos que una fuerza mística erradique a sus representantes y, lo que es más importante, a su base electoral. Si la economía real sigue empiojada, porque estamos en una fase del programa de estabilización que es, por lo que contábamos anteriormente, más compleja, todo indica que es muy probable que no todas las noticias sean buenas para los bolsillos.

Así como la posibilidad de retorno del kirchnerismo es lo que mantiene elevado el riesgo país, el elevado riesgo país complica la macro ¡y hace más probable que vuelva el kirchnerismo!

Tres deseos

Estabilizar es una tarea compleja, el proceso es lento y no lineal. Lamentablemente, es un imperativo para tener una economía más normal y ocuparnos de problemas realmente importantes (como el cambio climático, el futuro del trabajo, la desigualdad, etc.). Si pudiera soplar y pedir cosas que nos permitan derrotar la inflación la cosa sería algo así: 1) que baje la inflación; 2) que baje de forma sostenida; y 3) que no la dejemos volver a subir. 

Para que los deseos se cumplan, no solamente hay que acertar con el plan antiinflacionario, también hay que lograr consensos entre los diferentes espacios políticos y actores de la sociedad (ni el kirchnerismo, ni los libertarios, ni el PRO o el radicalismo, o mejor dicho sus representados, van a desaparecer de un plumazo), fundamentalmente para que la baja de la inflación se sostenga y para que no la volvamos a subir.

Acá es donde pienso que, en algún momento, debería plasmarse –no digo en una discusión explícita, pero en la práctica– una serie de definiciones que involucran, por ejemplo, el futuro de la obra pública, las universidades nacionales, el INTA, el Garrahan, los jubilados, los científicos, en fin, todos los sectores sobre los que cayó el grueso del programa antiinflacionario. Porque si el ajuste lo van a bancar solamente estos sectores, la probabilidad de que mi tercer deseo no se cumpla parece nada despreciable.

Emiliano Libman

Tokatlian: El mundo de Trump, y el lugar de Sudamérica

0

El doble mandato de Barack Obama delineó, en un marco democrático interno bastante jaqueado y con expectativas menos confiables respecto a la fortaleza de la globalización financiera después de la crisis de 2008, un curso de acción que sigue vigente en términos de pilares de la política exterior, de defensa y comercial de Estados Unidos: la imposición de medidas proteccionistas y el cercamiento militar de China. Por un lado, impuso aranceles y restricciones a Beijing y, por el otro, lanzó la llamada “pivot strategy” para frenar y debilitar el ascenso chino.

La administración de Trump I reforzó notoriamente ambas prácticas, extendiendo los aranceles a aliados y amigos y procurando — como propósito de máxima — revertir el auge de China y su proyección internacional. A esos dos pilares principales le añadió uno complementario: en sus palabras interrumpir “la intrusión de potencias extranjeras expansionistas” en América Latina mediante la revitalización de la Doctrina Monroe. Se trataba, en este caso, de recuperar la preponderancia de Washington en el área de influencia más próxima. Cabe aclarar que ya en su primer gobierno Donald Trump no pretendió restaurar una hegemonía ya debilitada, sino imponer, con coerción y sin persuasión, una dominación explícita.

La presidencia de Joe Biden, en un contexto doméstico de creciente pugnacidad, no se alejó de aquellos dos pilares prioritarios, al tiempo que insinuó, sin mucho éxito, fomentar un nuevo diálogo con Latinoamérica.

Trump II vuelve a la Casa Blanca en medio de una polarización cristalizada y con una ambición autoritaria elocuente, mientras enarbola un discurso hiper-proteccionista con el que pretende estimular la reindustrialización del país. A esta altura, qué hacer con China es más que un objetivo; es una obsesión que, sin embargo, no pareciera ser un incentivo para gestar una estrategia sistemática y de largo plazo. A su vez, la disputa con Beijing tiene un escenario de manifestación cada día más evidente en América Latina. Implícitamente para Washington hay una dinámica triangular (Estados Unidos-China-Latinoamérica) donde se expone su capacidad disciplinante. En breve, la región se ha convertido en una especie de laboratorio de control.

Si lo anterior se expresa en el terreno de las relaciones inter-estatales, existe una importante dimensión adicional a considerar: los vínculos transnacionales de actores no estatales ligados a viejas y nuevas derechas. Básicamente, lo que ha ido adquiriendo forma y contenido es una Internacional Reaccionaria (IR).

Una Internacional en la que se reflejan dos dinámicas. Por una parte, una actitud frente a la política, la moral y la cultura en términos de desengaño y frustración, acompañada de una exaltación de un pasado promisorio y la glorificación de una Arcadia futura romantizada. Por otra parte, la existencia de un culpable de los males actuales, llámese comunismo, progresismo, multiculturalismo, cosmopolitismo — fenómenos a ser combatidos o eliminados. Esas dos dinámicas, con las respectivas singularidades nacionales, se detectan en Estados Unidos, Europa y Latinoamérica. Esta IR dispone de cuantiosos recursos de mega magnates, de think-tanks, de plataformas digitales, de organizaciones políticas, de gobiernos, y de redes de diferente tipo. Y tiene un tótem: Donald Trump. Y una oportunidad: América del Sur en particular.

El cuadro político de Suramérica podría cambiar significativamente en los próximos 14 meses. Hace poco, Daniel Noboa en Ecuador reafirmó su mandato, al tiempo que en el Paraguay de Santiago Peña no se divisa nada distinto que el predominio derechista. En octubre habrá segunda vuelta en Bolivia con dos candidatos más inclinados hacia la derecha. En noviembre de este año se llevará a cabo la elección en Chile y, por el momento, el avance de la ultra derecha parece sólido. En abril de 2026 se votará a la presidencia en Perú y, con una derecha dispersa y una izquierda fragmentada, es difícil anticipar un resultado. Pero no sería extraño que triunfe una candidatura de derechas. En mayo habrá elección presidencial en Colombia: en un marco inusual de más de 60 candidatos no es descartable — pero tampoco seguro — que la derecha se unifique e intente recuperar el poder que proverbialmente ejerció. Y en octubre será la contienda presidencial en Brasil en un ambiente inestable y disputado donde la derecha buscará retomar el control del Ejecutivo.

Un plegamiento integral

En esa dirección, resulta importante precisar el caso de Javier Milei y la relación de la Argentina actual con Estados Unidos. Todo lo hecho internacionalmente en cuanto a Washington indica una disposición desmesurada a secundarlo en temas globales, regionales y bilaterales. Veamos la evidencia disponible y de acuerdo a las áreas de gobierno. La Cancillería asume los pronunciamientos y votaciones en Naciones Unidas. De acuerdo al informe anual del Departamento de Estado sobre Voting Practices in the United Nations, en 2024 la Argentina fue el segundo país en el mundo, sobre 192, en cuanto a sus coincidencias con Estados Unidos en relación a las votaciones generales no unánimes: 82%; un récord histórico que supera ampliamente a la época de las llamadas “relaciones carnales” durante los dos mandatos de Carlos Menem. El año de mayor coincidencia del menemismo con Washington fue 1994 y alcanzó el 68.8%. La media de las coincidencias con Estados Unidos de toda América Latina y el Caribe fue del 41% (El Salvador de Nayib Bukele coincidió en un 38%). En los 19 temas más importantes para Estados Unidos se batió otro récord: 97%; en esos temas las coincidencias de Israel con Washington llegaron al 92%.

En cuestiones regionales, la Argentina se desinteresó de CELAC, intentó avanzar a favor de un tratado comercial con Estados Unidos por fuera de MERCOSUR, se expresó con agravios y desdén hacia varios gobernantes y gobiernos, y solo manifestó interés en tener lazos relativamente cercanos, por su afinidad ideológica, con El Salvador y Paraguay. Jamás propuso ser, de modo pragmático, un nodo (hub) productivo con sus vecinos inmediatos ni desplegar activos proyectos conjuntos respecto al Atlántico Sur y la Antártida. En cuanto a los asuntos globales, reflejó su ira con el multilateralismo, el cambio climático, la cuestión de género, entre otros; ratificando lo que con Malacalza denominamos “semántica de la violencia”.

Por su parte, el Ministerio de Defensa no ha ahorrado gestos pro-Estados Unidos. El gobierno se sumó en su momento al Grupo de Contacto en Defensa para Ucrania constituido por el Pentágono; siendo el único país latinoamericano en hacerlo. También se incorporó a las Fuerzas Marítimas Combinadas creada por Estados Unidos y con sede en Bahréin. Además, la administración solicitó ser Socio Global de la OTAN. También, reactivó la relación con la Guardia Nacional del Estado de Georgia que estableció el gobierno de Macri en 2016 y que se paralizó durante la presidencia de Fernández. Más recientemente y frente al bombardeo a Irán por parte de Estados Unidos — que no tuvo una autorización interna para el uso de la fuerza, ni invocó legítima defensa, ni llevó el tema a la ONU — el ministro de Defensa, Luis Petri, en su encuentro con la contraparte estadounidense, Pete Hegseth, afirmó: “Estados Unidos demostró que la paz no se negocia, se garantiza desde la fuerza. El liderazgo del presidente Trump frente a Irán dejó una enseñanza clara: las democracias deben tener capacidad de disuasión para defender sus valores y la libertad de sus compatriotas. Con el presidente Milei, Argentina está transitando ese mismo camino”.

Y en un hecho sin comparación con ningún otro país de Latinoamérica y el Caribe, en el lapso de 16 meses dos comandantes (Richardson en un caso y Holsey en dos oportunidades) del Comando Sur han visitado la Argentina. En su segunda visita a la Argentina esta semana el general Alvin Hosley se ocupó de subrayar la amenaza de China para la región y su desafío a la “neutralidad de la Antártida“. Por su parte, el ministro Petri observó que “es muy importante este encuentro (la cumbre SouthDec 2025) porque ratifica la decisión y el mandato del presidente Javier Milei de alinearnos con la administración de Donald Trump”. En tiempos del imperio romano, el procónsul era el administrador provincial del cónsul. Los vínculos entre el Comando Sur ubicado en Miami — como representante del poder localizado en Washington — y la Argentina parecen replicar aquella función proconsular.

Adicionalmente, el Ministerio de Seguridad encabezado por Patricia Bullrich buscó desde el inicio del gobierno incrementar los vínculos con Estados Unidos, repitiendo, por un lado, y ahondando, por el otro, su gestión que, en el mismo ministerio, desempeñó durante la administración Macri. La vieja agenda de las denominadas “nuevas amenazas” (narcotráfico, terrorismo, crimen organizado, etc.) se reflotó con el objetivo, a su vez, de involucrar a las fuerzas armadas en cuestiones de orden público que corresponden a las fuerzas de seguridad. Esto es algo que Washington ha pedido sistemáticamente desde 2016 en adelante. En esa dirección, hace pocos días se anunció una Resolución Conjunta que, de acuerdo a su primer artículo, resuelve crear “en el ámbito del Ministerio de Defensa y del Ministerio de Seguridad Nacional, la Mesa Conjunta de Coordinación, conforme lo establecido en el artículo 17 del Decreto №1112/24, que tiene por objeto establecer un mecanismo interministerial permanente para que las Fuerzas Armadas complementen (negrilla personal) el accionar de las Fuerzas Policiales y de Seguridad Federales, con el objetivo de tener en cuenta los ámbitos de actuación, responsabilidades primarias y comando operacional, según el caso, establecidos por la Ley de Defensa Nacional №23.554 y sus modificatorias y la Ley de Seguridad Interior №24.059 y sus modificatorias.”

En lo que hace a la Inteligencia, el borrador del Plan de Inteligencia Nacional 2025 constituye un hecho excepcional. El documento asevera en su Lineamiento Estratégico №1 la centralidad del seguimiento, análisis y accionar de lo siguiente: a) “Situaciones, actores, hechos o circunstancias que impidan, limiten o condicionen el relacionamiento estratégico con Estados Unidos de América”. Más adelante destaca “posible escenarios de conflicto para el Actor Nacional, derivados del afianzamiento de relaciones estratégicas con Estados Unidos de América e Israel”. Sintéticamente, lo principal sería la evaluación de los “posicionamientos” y las “conductas” de los entornos europeo, asiático y latinoamericano “respecto del alineamiento estratégico del Gobierno Nacional”.

Todo es claro; no hay vacilación: en materia de inteligencia el encuadramiento a Estados Unidos es pleno. Respecto al Ministerio de Economía se ha profundizado la dependencia de Estados Unidos a través del papel decisivo de Washington para la obtención de un endeudamiento adicional con el Fondo Monetario Internacional mediante un decreto sin aprobación del Poder Legislativo. La interdicción es el estado al que se llega cuando un individuo ha sido declarado incompetente y se lo priva de la administración de su persona y bienes. Interdicción e incapacidad son equivalentes; un interdicto es quien carece de autonomía y requiere un tutor. Extrapolando la figura jurídica de la interdicción, es posible aseverar que la Argentina es un país interdicto en materia financiera.

Y desde la presidencia ha sido taxativo el enunciado de un alineamiento irrestricto con Estados Unidos. En abril de 2024 Milei dijo: “Quiero aprovechar la vista de la general Richardson (comandante entonces de SouthCom), para anunciar una nueva doctrina de política exterior para la Argentina. Las alianzas tienen que estar ancladas en una visión común del mundo y no deben someterse a los que atentan contra los valores de Occidente… Con nosotros se inaugura una nueva época de las relaciones de Argentina con el mundo. Nuestra alianza con los Estados Unidos, demostrada a lo largo de estos primeros meses de gestión, es una declaración para el mundo”. Y agregó: “El mejor recurso para defender nuestra soberanía…es precisamente reforzar nuestra alianza estratégica con los Estados Unidos”.

Para el presidente eso garantizaría, además, una especie de liderazgo internacional de la Argentina. En noviembre de 2024 en Mar-a-Largo señaló, a los efectos de defender a Occidente, un polígono de poderes: “Los Estados Unidos liderando en el norte; la Argentina en el sur; Italia en la vieja Europa; e Israel, el centinela en la frontera de Medio Oriente. El regreso de la “Argentina Potencia”.

Ahora bien, corresponde enfatizar que, como señala en un escrito reciente Consuelo Thiers, este plegamiento integral a Washington fue posible gracias, en parte, al desmantelamiento del Ministerio de Relaciones Exteriores; lo cual representa un esfuerzo de La Libertad Avanza por desprofesionalizar el servicio exterior y sobre-ideologizar el manejo de la diplomacia del país.

A modo de Coda

En resumen, el ensayo y la ambición de promover y consentir un seguimiento incondicional a Estados Unidos por parte del gobierno de Milei es meridiano. Quizás supera en intención y anhelo a la última dictadura militar y a los gobiernos de Carlos Menem y Mauricio Macri. Es algo más que un realineamiento. Paralelamente, para Washington la Argentina actual significa una oportunidad infrecuente. Primero, es un partenaire que concede con bastante facilidad a las preferencias estadounidenses, e incluso sobreactúa sus pronunciamientos, medidas y votaciones en consonancia con la Casa Blanca; antes con Biden y ahora aún más con Trump. Los reiterados viajes presidenciales a Estados Unidos corroboran, además, la idea de fortificar los lazos con derechistas y empresarios: el vínculo con personas es, para Milei, tan o más importante que las vinculaciones inter-estatales. Segundo, el gobierno destaca su predilección por limitar el alcance de los lazos con China y eventualmente alterarlos; lo cual constituye una prioridad indudable de Estados Unidos que agradece tal disposición argentina. Un ejemplo de ello lo muestra Esteban Actis: hay que volver a 1971 — antes del establecimiento de relaciones diplomáticas con China — para identificar un nivel tan bajo de coincidencias con Beijing en la ONU. Tercero, Trump y Milei conforman parte de la Internacional Reaccionaria; el uno como tótem, el otro como idólatra. Eso acrecienta, sin duda, el estrecho relacionamiento argentino-estadounidense.

En este último sentido, la Argentina hoy ocupa un lugar relevante para Estados Unidos, los partidarios ideológicos de Trump y el mundo de los negocios afín. En materia militar la cabecera playera remite al hecho de que una unidad alcanza la costa, defiende el área circundante hasta que se suman refuerzos; lo cual genera una posición fuerte que alienta una ofensiva mayor. En esa dirección, el experimento de la modalidad de derecha de Milei es una suerte de cabeza de playa para la ola reaccionaria que pudiera desplegarse a lo largo de los próximos 14 meses. Habrá que ver si funciona y no derrapa. Ahora bien, en el fondo, la meta principal de Washington es el triunfo de los ultras en Brasil; de ese modo buena parte de Suramérica se podría convertir en fervorosos trumpistas periféricos.

Juan Gabriel Tokatlian

Un láser para analizar cultivos

0

Investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA y del CONICET diseñaron un dispositivo que permite obtener información sobre el estado de un cultivo o un grano con solo apuntarle con un láser.

Actualmente, en el trabajo agrícola se usan muchos dispositivos diferentes para poder analizar diversos aspectos de las plantas. En la producción es muy importante saber el porcentaje de humedad del grano, si la planta va a seguir creciendo o si ya es hora de la cosecha, y sobre qué tan saludable se encuentra. Para muchos de estos análisis se debe llevar una muestra a un laboratorio y luego de días de trabajo se pueden conocer los datos buscados. Un dispositivo desarrollado por investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y del CONICET permite obtener resultados en pocos segundos, y cada productor podría contar con un equipo en su campo.

Conocer estos parámetros del cultivo y el grano es lo que determina el rinde o el éxito de una campaña y permite tomar decisiones sobre el momento de sembrar o cosechar. Solo el conocimiento, sin la necesidad de invertir dinero extra, puede mejorar una campaña.

El dispositivo tarda de 5 a 10 segundos y no es invasivo para la planta porque la ilumina y el reflejo es captado por un sensor con el que se puede obtener la información.

Para medir la viabilidad de una semilla hoy se la corta, se la deja un día humedecida y luego se la pone en un compuesto (tetrazolio) que tiñe de rojo las células vivas de la semilla. Esta sustancia es muy tóxica y costosa, además de que el ensayo debe hacerse con una estufa a temperatura constante. Con el nuevo dispositivo se podría lograr en poco segundos en cada producción y sin el uso de estufa.

Para la medición de humedad de granos hoy es bastante común usar un equipo pequeño y económico que puede medirla por la conductividad eléctrica y es común que todo productor tenga uno. De todas formas, este nuevo dispositivo concentraría en un solo aparato todas las mediciones necesarias sobre el cultivo. Andrés Dolinko, investigador del CONICET y docente de la Cátedra de Física de la FAUBA, le dijo: “Es un medidor láser que captura información de los tejidos, puede ser de la semilla, el tallo o las hojas. Nos da mucha información que después se usa para saber los parámetros fisiológicos de referencia de la planta. Tarda de 5 a 10 segundos y no es invasivo para la planta porque la ilumina y el reflejo es captado por un sensor con el que podemos obtener la información”.

La clave del proyecto está en el estudio del reflejo de la planta y en comprender qué significa cada parámetro fisiológico. El trabajo que queda por delante es hacer los ensayos con diferentes métodos para mejorar el análisis de los parámetros que resultan de las imágenes obtenidas en diferentes cultivos para poder ampliar el rango de aplicaciones.

Mariana Munner y Andrés Dolinko.

Para algunos productores, este desarrollo sería una herramienta esencial. Los productores de orgánicos reutilizan sus propias semillas, por lo que necesitan saber qué porcentaje de ellas tienen viabilidad para tener mayores certezas sobre si se pueden usar o qué cantidad por metro cuadrado deben sembrar. Usualmente, hacen estos estudios en laboratorios costosos pero con el nuevo dispositivo podrían hacerlo por sus medios o en cooperativas cercanas. En el caso de productores que compran en semilleras, ese análisis ya está hecho y la semilla suele tener entre un 80 y un 90% de posibilidades de brotar.

Además de Dolinko, también forma parte del proyecto Mariana Munner, médica especialista en nutrición y estudiante de la Tecnicatura en Producción Vegetal Orgánica de la FAUBA, y trabajan con colaboradores de muchos laboratorios diferentes. “Todos tuvieron mucho que aprender de la disciplina del otro para poder llegar a un dispositivo que integre conocimientos tan diferentes y seguimos aprendiendo, porque en lo interdisciplinario al principio se habla en lenguajes diferentes y luego te vas adaptando hasta encontrar el idioma común. Es un aprendizaje permanente”, contó Munner.

El proyecto está buscando contactarse con empresas interesadas en producir el dispositivo a escala comercial ya que hoy tienen un prototipo funcional y todo el conocimiento detrás de los parámetros a medir. “Nos han contactado varias empresas interesadas y estamos viendo cómo se puede comercializar el equipo y cómo hacer el producto final para largarlo al mercado”, dijo Dolinko.

El prototipo tiene el tamaño de una cámara de fotos y es fácilmente transportable. Su capacidad de medir parámetros fisiológicos es prácticamente ilimitada. El conocimiento que hay que construir es ver qué significan los parámetros medidos según cada especie. Por ejemplo, los parámetros de movimientos hormonales durante la germinación y otros procesos bioquímicos que se podrían detectar en forma óptica.

Matías Alonso

El negocio de la IA: deuda e inversión moldean el futuro de los gigantes tecnológicos

0

Las mayores empresas tecnológicas de Estados Unidos están combinando la rentabilidad de sus negocios en Silicon Valley con los balances de los del Valle del Ruhr. Los inversores que hace una década compraron acciones de Alphabet, Meta y Microsoft acumulan ocho veces su capital, sin contar los dividendos. El dinero gastado en la construcción de centros de datos implica que esas empresas poseen propiedades y equipos —activos tangibles, en el lenguaje contable— por un valor superior al 60% de su valuación total, frente al 20% que tenían hace una década. Si al gasto de capital de esas tres empresas durante el último año le sumamos el de Amazon y Oracle, otros dos gigantes tecnológicos, el total supera el de todas las empresas industriales que cotizan en bolsa de Estados Unidos juntas.

Jason Thomas, de la firma de inversiones Carlyle, estima que un tercio del crecimiento económico de Estados Unidos durante el último trimestre responde al auge del gasto de las tecnológicas. Este año, las empresas invertirán U$400.000 millones en la infraestructura necesaria para ejecutar modelos de inteligencia artificial (IA). Las predicciones sobre la factura final a pagar son, en general, exorbitantes. Los analistas de Morgan Stanley estiman que para finales de 2028 se habrán invertido U$2,9 billones en centros de datos e infraestructura relacionada la IA, mientras que los consultores de McKinsey lo sitúan en U$6,7 billones para 2030. Como en esas fiestas malas que se hacen en un buen restaurante, nadie está demasiado seguro de quién pagará la cuenta…

Gran parte de la carga recaerá sobre la caja de las grandes tecnológicas. Desde 2023, Alphabet, Meta y Microsoft han dividido unos US$800.000 millones de flujo operativo de caja en partes iguales entre inversión en capital y rentabilidad para los accionistas. Esta asignación ideal del capital, que combina un auge de nuevas construcciones con una visita para extraer dinero del banco, no tiene precedentes, incluso entre otras empresas del mismo rango. Los accionistas de Amazon, por ejemplo, pagan enormes gastos de inversión en capital, pero se han visto privados de su rentabilidad, y los inversores de Apple tuvieron el beneficio de poder hacer grandes recompras de acciones, pero hoy les preocupa que por falta de inversiones Apple se está quedando rezagada en materia de IA.

Sin embargo, la inversión en capital está creciendo más rápido que los flujos de caja. Según cálculos de Morgan Stanley, durante los próximos tres años la brecha de financiación entre ambas será de US$1,5 billones. Y la brecha podría ser mayor si los avances tecnológicos incrementan aún más el gasto o eliminan las actuales fuentes de ingresos de las empresas. Por el contrario, si las empresas tardan más que los consumidores en adoptar la IA, las grandes tecnológicas tendrán dificultades para obtener un retorno rápido de su inversión, y entonces los accionistas podrían exigir el reparto de una mayor proporción de ganancias para compensar esa lentitud del crecimiento.

Aunque no haya demasiada certeza de la magnitud de ese déficit de financiación, de lo que sí hay certeza es el tipo de inversores que buscarán cubrirlo, porque el clímax del auge de la IA se está trasladando de los mercados bursátiles a los mercados de deuda. Esto es sorprendente, ya que la actitud de las mayores empresas tecnológicas hacia la toma de deuda ha sido básicamente “a la alemana”. Están mucho menos en deuda con sus banqueros, por ejemplo, que las empresas de telecomunicaciones a principios de siglo, durante la fiebre de las puntocom. Hoy los balances sólidos son muy apreciados, y las grandes emisiones de bonos han sido superadas por cantidades aún mayores de aportes de dinero en efectivo. (Si las “siete magníficas” gigantes tecnológicas unieran sus activos financieros líquidos y formaran un banco, sería el décimo más grande de Estados Unidos).

Pero de a poco eso está cambiando. Durante el primer semestre de 2025, la financiación con grado de inversión de las empresas tecnológicas fue un 70% superior a la del primer semestre de 2024. En abril de este año, Alphabet emitió bonos por primera vez desde 2020. Microsoft ha reducido su liquidez de caja, pero desde 2023 sus leasings financieros —un tipo de deuda básicamente relacionada con sus centros de datos— casi se han triplicado, hasta alcanzar los US$46.000 millones (y hay otros US$93.000 millones de esos pasivos que todavía no figuran en sus balances). Meta está en conversaciones para obtener unos US$30.000 millones de prestamistas privadas, como Apollo, Brookfield y Carlyle. El mercado de títulos de deuda respaldados por préstamos relacionados con centros de datos, donde los pasivos se agrupan y fraccionan de forma similar a los títulos hipotecarios, fue creciendo de niveles cercanos a cero en 2018 hasta alrededor de US$50.000 millones en la actualidad.

La fiebre por conseguir financiamiento es todavía más intensa entre los rivales de las grandes tecnológicas. CoreWeave, una empresa de IA en la nube, obtuvo generosos préstamos de fondos de crédito privados y de inversores en bonos para comprar chips de la empresa Nvidia. Fluidstack, otra startup de computación en la nube, también se está endeudando fuertemente usando sus chips como garantía de repago, y la japonesa SoftBank está financiando con deuda su participación en una gigantesca alianza con OpenAI, la desarrolladora de ChatGPT. “En realidad no tienen ese dinero”, escribió en enero Elon Musk, cuando se formalizó esa alianza. Tras endeudarse por U$5000 millones a principios de este año, xAI, la startup de inteligencia artificial de Musk, ahora está buscando US$12.000 millones más para la compra de microchips.

Todos esos movimientos significan que la revolución tecnológica se está acercando cada vez más a una revolución financiera. Los más altos ejecutivos de Silicon Valley no son las únicas élites de Occidente que tras décadas subidas a la torre de marfil de las ideas han decidido que su mejor opción es el mundo físico y material. Los fondos de capital privado se están convirtiendo en prestamistas y acreedores de la economía real. Y la consecuente transformación de sus balances ha sido, si es posible, más drástica todavía que la de Silicon Valley. Los centros de datos generan inmensas cantidades de deuda, pero eso encaja fácilmente en los enormes balances que manejan esas empresas, que suelen financiarse con fondos de pólizas de seguro de vida. Al igual que ocurre con la concentración de las grandes tecnológicas, el mercado de fondos privados también está cada vez más concentrado. Las tecnológicas están captando todo el capital que pueden porque están convencidas de que eventualmente las ganancias de la IA se concentrarán en unos pocos actores del mercado. Y los inversores les prestan porque saben que en Wall Street está pasando lo mismo.

Simbiosis favorable

En cierto sentido, esta creciente “simbiosis” es un tributo a la innovación en Estados Unidos: el país no solo tiene los mejores ingenieros de IA del mundo, sino también a los ingenieros financieros más entusiastas. Para algunos, sin embargo, también es una señal de advertencia, porque además de los riesgos a los que están acostumbrados —como el riesgo de que no les paguen y de estar atados a las tasas de interés— los acreedores también podrían estar asumiendo riesgos propios del sector tecnológico. Y también debería preocuparlos el historial de los anteriores ciclos de capital, porque los momentos de auge de las inversiones en capital suelen conducir a un exceso de construcción de capacidad operativa, lo que a su vez desemboca en quiebras cuando bajan los rendimientos. Los inversores en renta variable tienen espalda para sobrellevar una crisis de ese tipo. No así los inversores “apalancados”, como los bancos y las aseguradoras de vida, que poseen deuda de alta calificación a la que consideran segura.

J. M. Bulgheroni plantea un acuerdo tripartito para enfrentar al ciclo de precios bajos del petróleo

0

El vicepresidente de Planificación y Estrategia de Operaciones Upstream de PAE, Juan Martín Bulgheroni, consideró que el ciclo actual de precios bajos del petróleo internacional presenta el desafío y la oportunidad de lograr un trabajo tripartito en el ámbito laboral, el gubernamental y el industrial para ganar la competitividad de Vaca Muerta.

El ejecutivo, al participar este jueves de la 22 edición del Council of the Americas, explicó que el descenso de precios, tras un período sostenido por los recortes de producción de la OPEP, se debe a una sobreoferta global generada por el crecimiento de nuevos productores. «El precio del petróleo es cíclico y estamos hoy en un momento de precios más bajos a raíz de que (la OPEP) estaba empezando a perder mercado”.

«La situación actual obedece a esos precios altos porque hay otros productores en el mundo que empezaron a desarrollar sus recursos en el Mar del Norte, en Guyana, en Estados Unidos, y en la Argentina”, agregó el directivo, para quien esta situación presenta “una oportunidad y, a la vez, un desafío para el país de convertirse en un exportador de crudo, para lo cual debe ser competitivo con el resto de los productores globales”.

Para lograr ser competitivos, el ejecutivo de PAE propone un trabajo conjunto entre el ámbito laboral, el gubernamental y el industrial. En el ámbito laboral, el foco está en la tecnología como clave para la eficiencia, con la capacitación de la fuerza de trabajo en nuevas herramientas digitales para la automatización de procesos.

«Nosotros vemos que la competitividad se logra con una charla tripartita en el ámbito laboral, el ámbito gubernamental y el ámbito industrial, y entre los tres tenemos que mantener estas conversaciones para lograr competitividad», afirmó el ejecutivo de PAE.

En el aspecto laboral expresó que una de las formas que están buscando ser competitivos es a través de la tecnología. “Aplicando tecnologías nuevas en nuestros equipamientos, tecnología digital a través del monitoreo, a través de la automatización de nuestros procesos, nos permite ser mucho más eficientes porque podemos focalizar la gente que tiene que hacer el trabajo en campo”.

Pero a la par, el uso de nuevas tecnologías requiere “contar con gente capacitada en esas nuevas tecnologías, así que ahí en el ámbito laboral hay que trabajar junto con los sindicatos en lo que es la capacitación y ver cómo ir transformando el ámbito de la fuerza laboral”.

El VMOS y el LNG a la luz del RIGI

Sobre los grandes proyectos de inversión que lleva adelante la industria y en los que participa PAE, Bulgheroni destacó la importancia de un marco regulatorio estable para impulsar este tipo de infraestructura. En este sentido, subrayó el rol del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) como un factor «fundamental» que provee seguridad jurídica y fiscal a largo plazo.

«Hay que destacar el marco que te presenta el gobierno, donde te da una seguridad fiscal, una seguridad jurídica de largo plazo, porque son proyectos de más de 20 años que requieren para realmente poder salir adelante», enfatizó el ejecutivo al señalar que esta colaboración entre el sector privado y el gobierno es crucial para que la industria pueda llevar a cabo las inversiones necesarias y monetizar los recursos del país, generando así un impacto positivo en la economía.

Bulgheroni profundizó en el proyecto VMOS, un oleoducto de 500.000 barriles diarios de capacidad inicial, que permitirá a la Argentina exportar hasta un millón de barriles de petróleo por día a medida que aumente la producción. «Es un proyecto que va a permitir, junto con toda la infraestructura que se ha desarrollado, que la Argentina logre exportar prácticamente hasta un millón de barriles día de petróleo, a medida que se vaya creciendo la producción».

El proyecto, con un avance del 25% y una inversión estimada de 3.000 millones de dólares, busca generar cerca de 15.000 millones de dólares en exportaciones. En este sentido, Bulgheroni resaltó que la colaboración de siete compañías productoras ha sido clave para su éxito, demostrando que la unión de la industria hace al sector más competitivo: «Este proyecto logró conseguir un financiamiento récord de 2.000 millones de dólares para la Argentina y para un proyecto de esta envergadura».

Por último, se refirió al proyecto Argentina LNG, liderado por PAE a través de su alianza inicial con la noruega Golar y otras compañías del sector. Este plan, que busca posicionar a la Argentina como un exportador de gas licuado, contempla la contratación de dos buques metaneros.

«Este proyecto de gas licuado tiene contractualizados dos barcos. El primero ya tuvo su anuncio en julio del año pasado, y con el tocamiento del RIGI este año también fue aprobada la inversión. Y a la misma vez estuvimos negociando un barco adicional que estaría para 2028.»

“El proyecto permitirá exportar 6 millones de toneladas de GNL al año, lo que representa un quinto de la producción de gas, y consolidará la visión de la nación como un proveedor energético a nivel mundial, así que con esto creo que estamos muy bien encaminados para tener Argentina exportadora”, concluyó.

Ignacio Ortiz

Soja: China redobla compras en Sudamérica ante la falta de acuerdo con EE.UU.

0

La falta de un entendimiento comercial entre China y Estados Unidos sigue marcando el pulso del mercado global de soja.

Al llegar a mediados de agosto, el principal comprador mundial aún no registra compras de poroto estadounidense de la campaña 2025/26, cuando el año pasado ya había anotado unas dps millones de toneladas, y el promedio de los últimos cinco años se ubica más cerca de las siete millones.

grafico 1 2

La contracara es China más activa en Sudamérica, asegurando mercadería en un contexto de incertidumbre.

Solo en julio, las importaciones totales superaron las 11 millones de toneladas, con compras desde Brasil que implicaron una suba interanual de casi 14% para dicho mes.

grafico 2 2

SOJA: PRIMAS FIRMES Y MÁRGENES EN VERDE

En este contexto, la firmeza de las primas FOB en los puertos sudamericanos refleja la fuerte puja por mercadería entre compradores internacionales, con China como motor central.

Ese diferencial volvió a dejar en positivo el margen teórico de exportación de poroto en nuestro país.

Esto llevó a que, en Argentina, se dé una performance exportadora destacable: al 20 de agosto ya se embarcaron unas 900.000 toneladas este mes, con compromisos de embarque por más de 1,2 millones de toneladas para las próximas semanas.

Cada mes, los despachos superan los promedios recientes, lo que consolida la idea de una campaña de fuerte salida de poroto, y un agosto con exportaciones que se dirigen a ser record de varios años.

grafico 3 1

En Brasil, las exportaciones de agosto y septiembre también se proyectan por encima de los últimos años.

Sin embargo, hacia adelante se observa cierta moderación en los compromisos, con un mayor foco en la exportación de maíz safrinha. Esto ya se refleja en primas de exportación algo más débiles hacia octubre, aunque todavía en niveles firmes.

SOJA: UN MERCADO EN TENSIÓN

La combinación de una China muy activa en Sudamérica, la ausencia de compras en Estados Unidos y una exportación de poroto con volúmenes en máximos de varios años, configura un escenario desafiante para la industria local.

Un sector que en las últimas campañas viene operando, si se quiere, con menor competencia, hoy observa una mayor participación de la exportación de poroto, lo que ajusta la disponibilidad de mercadería y genera una dinámica más competitiva en el mercado interno.

De cara a los próximos meses, la gran incógnita será si finalmente aparecen compras chinas en Estados Unidos o si la estrategia de diversificación se profundiza.

Mientras tanto, la demanda firme por poroto sudamericano no solo impulsa las exportaciones y condiciona a la industria, sino que también puede funcionar como un sostén clave para los precios locales de la soja, en un mercado que mira de cerca cada señal del vínculo comercial entre Washington y Pekín.

Fiorella Del Bianco

La Restricción Externa, el cerrojo al desarrollo argentino. Propuesta para superarla

Sin que hombres y mujeres de a pie lo perciban, el fenómeno de la Restricción Externa gobierna los altibajos de su vida económica, al menos desde que Argentina intentó industrializarse, a veces pasivamente por las guerras y crisis mundiales, otras activamente por decisión autónoma.

Tan es así que hoy mismo, a días de unas elecciones distritales en la Provincia de Buenos Aires, el gobierno de turno necesita planchar el dólar a como dé lugar, incluso con recesión. Y, en contra de algunas intuiciones erradas, eso le da probabilidades de ganar o empatar, otra forma de ganar quizás. 

Ocurre esto porque, en un proceso que dura hasta que aparece un dramático punto de inflexión y por ende un brusco cambio de sensaciones, una cierta mayoría de la población se resiste a perder lo que parece un logro. Una relativa, por discutible que sea, estabilidad de precios. Fue así que Carlos Menem fue reelecto en 1995 pese a una aguda desocupación, que sufría un sector, mientras otro, más amplio al parecer, temía el fin del voto cuota y la ilusión de los argendólares. Así parece ser también ahora, al menos si nos abstraemos un momento de “los hechos de dominio público”. Tanto en aquella ocasión como en esta, la relativa estabilidad requiere dólares subsidiados.

El dólar subsidiado es maravilloso mientras dura, para una cierta mayoría social. Permite estabilidad de precios, vía importaciones que restringen las remarcaciones monopólicas o de cobertura. Además de viajes por el ancho mundo y atesoramiento, también subsidiados. El sueldo de clase media parece alcanzar…más que en el populismo!! Hay una cierta desocupación, pero es de otros y además se morigeran las aspiraciones salariales de los que están abajo en la escala social. El mundo conservador parece acomodarse.

La maldita Restricción Externa queda sin embargo como espada de Damocles y como fantasma no disipado del todo. Si hubiese sido superada, el dólar subsidiado no sería necesario.

La Restricción Externa es en esencia el resultado de que, cada vez que la economía crece, digamos un1%, las importaciones necesitan crecer entre 1,5 y 2%. Acumulado este fenómeno, en determinado momento la economía se estanca por falta de divisas. Los gobiernos se ven obligados a devaluar, en los llamados “procesos de estabilización”, baja el consumo y con suerte, la devaluación no se traslada en un todo a los precios y sólo es un shock, es decir no una espiralización de precios y salarios. Es el STOP. También con suerte, aparece el GO, es decir el retorno de un cierto crecimiento. Pero, salvo que las mejoras técnicas hayan sido importantes, el crecimiento tiene siempre puesto un freno de mano.

Esa fue la Argentina que conocimos hasta 1975. Un país con un sector industrial dependiente de insumos y tecnología importadas. Un país con un sector agropecuario de alta productividad por naturaleza, con baja ocupación de mano de obra, cuyo tipo de cambio de equilibrio resultaba insuficiente para proteger la industria, con alta capacidad de empleo. Se trataba y se trata de un fenómeno ampliamente estudiado, pero difícil de superar.

En 1975 diversas circunstancias tanto mundiales como locales, permitieron la irrupción de unos milagreros que negaban la Restricción Externa. Más aún, negaban los déficits de balanza de pagos o su importancia. Afirmaban, y afirman, que cuando las importaciones superan a las exportaciones alguien, automáticamente nos está prestando. Mal uso de la humilde pero clara ciencia llamada Contabilidad. Era el Enfoque Monetario del Balance de Pagos. Para reforzar su creencia con hechos, fomentaron el endeudamiento externo real, para sumarlo al contable.

Esta notable práctica trajo como era de esperar un cierto bienestar y sensaciones nuevas, muy alegres. Por fin en la sufrida Argentina se podía disfrutar de bienes y servicios importados de calidad, digámoslo de paso, dadores de status. Argentina se abría al Mundo y los argentinos lo recorrían.

Pero el hecho más estructural de este cambio era otro. Los préstamos externos eran generosamente entregados a la ciudadanía con subsidio, por la sobreoferta, generando poco a poco una segunda base monetaria en moneda extranjera que comenzó a convivir con la natural en pesos. La Caja de Pandora estaba abierta y cada vez su abertura era más ancha.

Se creía que la Restricción Externa había desaparecido. Era ésta una creencia que podría haberse convertido en verdad. A condición claro, de que los fondos recibidos hubieran sido usados para modernizar el perfil productivo de modo tal que el sector industrial dejara de ser deficitario en divisas. Nuevas exportaciones y nuevas sustituciones de importación competitivas habrían permitido pagar con lógica los servicios de una deuda, razonable en este caso.

Pero la ansiada financiación internacional fue usada para otras cosas. Básicamente el dólar barato controlaba la inflación. Lástima claro, que incrementaba el desempleo. Al mismo tiempo el dólar barato constituía un refugio contra las inflaciones futuras, que no tardaban en llegar. Pasaba a ser por tanto, un justificado objeto de deseo para quienes podían procurárselo, aquellos con algún sobrante, no todos millonarios.

Así llegamos al presente, precedido de un pasado reciente en el que pasaron ciertas cosas.

1.El Estado fue quedando como titular de una deuda, cuya contrapartida como activo la había malvendido por unos pesos siempre propensos a devaluarse.

2.Para pagar los servicios de esa deuda, cuyo activo ya no tiene, el Estado tiene que emitir pesos, salvo que consiga altos superávits de las cuentas públicas. Dudoso en un país con creciente evasión y elusión tributaria. Los genios de las finanzas dicen que no importa, porque el Estado puede “esterilizar”, es decir absorber los pesos emitidos colocando títulos públicos. Como si esto fuera inocuo.

3. Aparecen entonces los grandes volúmenes de Deuda Pública en moneda local. Otros genios dicen entonces que no hay problema porque esa deuda en es pesos y el Estado siempre puede emitir pesos. En realidad, están pensando en que esas masas de dinero se pueden “reperfilar”, sin consecuencias, nuevo nombre que le dieron en el Gobierno de Macri a la licuación de ahorros de los particulares. Alumnos avanzados de Celestino Rodrigo. Perfilan corralitos, corralones y desgracias.

4. Antes de llegar a la triste obligación de “reperfilar”, los gobiernos elevan las tasas de interés, que hasta ahí habían sido bajas, para frenar la corrida. Inútil tentativa.

5. Mientras tanto, algo asombroso ocurre y se revela de improviso. La Restricción Externa, de la que ya no se hablaba, vuelve a aparecer. Pero ahora no es sólo el saldo negativo de Importaciones mayores que Exportaciones. Se le suma a esto, unos servicios de deuda en dólares que, llegados a cierto punto “los mercados” no quieren refinanciar, por más que el FMI haya estado ultrageneroso, en realidad para facilitar la huida de los más grandes de aquellos que sostuvieron el carry trade, mecanismo que hoy ya no es necesario explicar, por cuanto todos lo hemos disfrutado un poco.

Llegados a estas duras circunstancias se pueden, en el análisis político económico hacer dos cosas. 

La primera y más habitual, es dedicar cientos de streamings televisivos a ver qué error se cometió. Si acertaron o se equivocaron con la tasa de corto, con la de largo, con los repos, con las Letras, etc. Y pontificar, cuando todo haya caído, que alguien no supo generar confianza en los inversores. O que no se hicieron las “reformas estructurales”, léase bajar el salario real. Para eso recomendamos al señor Arriazu, que conoce del tema desde los tiempos de Martínez de Hoz, de los que fue artífice nunca debidamente reconocido.

La segunda y menos habitual, consistiría, si alguien estuviera dispuesto a llevarlo a cabo, en analizar cómo salir de una vez por todas del Eterno Retorno de los ciclos de Go, es decir de crecimiento posdevaluación, que no construyen una nueva estructura productiva, donde se crece con el freno de mano puesto y se culmina en nuevas carencias que sólo sirven para que aparezca una nueva esperanza blanca como en su momento lo fueron Cavallo, De la Rua, Macri, Milei.

Es una tarea de muchos, pero algo se puede decir.

Qué hacer. Mis propuestas:

  1. Los gobiernos más o menos populares no pueden convivir con alta inflación. Su triunfo electoral de hoy es el prolegómeno de su derrota de mañana.
  2. Corregir la Inflación no pasa por el simple artilugio de ajustar un poquito. Subo tasas de interés y bajo algo el gasto público. Massa ya lo probó.
  3. El desequilibrio fiscal argentino se explica más por baja fiscalidad, es decir evasión y elusión tributaria, que por exceso de gasto. 
  4. Dicho esto, se puede reconocer a la vez que el Gasto Publico no ha tenido la eficacia requerida y quizás deba ser eliminado en algunos rubros, a la vez que mejorado en otros.
  5. La inflación NO es en todo momento y en todo lugar un fenómeno monetario. Pero en Argentina es una amenaza que no se puede ignorar. Ha generado una cultura de economía clandestina, y esa cultura, conspira contra la gobernabilidad, en especial de los gobiernos populares. Estos se afirman en su potencial capacidad regulatoria, la que se muestra lógicamente debilitada.
  6. Aun reconociendo la importancia de algún tipo de equilibrio presupuestario, temporal o secular, e incluso de algún superávit, hay factores inflacionarios que no dependen de la cantidad de circulante. En ocasiones la inflación va de los precios hacia la cantidad de dinero. 
  7.  En estos casos el pensamiento estructuralista tradicional suele apelar a la idea del Pacto Social o de algún tipo de Concertación. Puede ser un instrumento, pero no el eje de la política de estabilización. No al menos sin un monitoreo efectivo. Y ya es evidente que tal monitoreo no ha existido. La sospecha de que un shock de precios oportuno destruye el resultado de las Paritarias Libres o que incluso puede voltear gobiernos populares no es descartable, aunque no valga como excusa.
  8. La Protección a la Industria debe der eficaz y dinámica. Eficaz, para proteger aquello que razonablemente puede evolucionar y no para crear monopolios de hecho. Dinámica, para ser retirada al cabo de un tiempo. Su eternización demuestra su fracaso.
  9. El tipo de Cambio debe ser alto, pero no es la solución de todos los problemas. Más aún, sostenerlo alto es toda una tarea no exenta de desafíos. Roberto Frenkel, en tiempos de Alfonsín, lo pudo comprobar.
  10. Las ramas de producción y de servicios que han de ser potenciadas están más o menos identificadas. Nuevos recursos del subsuelo, cobre, litio, hidrocarburos. Nuevos recursos agrícolas, o sea producciones intensivas, celulosa y demás. Fuentes de energía. Economía del conocimiento y la informática.
  11. Pero esta detección no debe darse como un descubrimiento oportunista y excluyente. La industria tradicional no debe ser desechada como un todo. Hay que avanzar en la integración de las cadenas de valor, allí donde se demuestre factible. No todas las brechas tecnológicas son inmensas e insuperables. La soja no arregló el país. La Población no vive solo de recursos naturales, también se sostiene con Valor Agregado.
  12. El endeudamiento interno y externo pareciera insostenible. No tanto por su magnitud en relación al PBI, como por su carácter distorsivo para el equilibrio fiscal. Fue resuelto en gran medida en los gobiernos de Duhalde y Kirchner. Fue reinstalado en los de Macri y Milei. Pero su renegociación forzada, más que probable en algún momento, no puede ser naturalizada como un hecho que se repite. No es gratis si no es la última.
  13. Cuando una nueva crisis en la economía argentina se manifiesta hay dos respuestas comodín, es decir tramposas. Si el proceso fracasado fue liberal, sus defensores dirán que no se hicieron a tiempo las “reformas estructurales”. Si se les pregunta responden que el salario argentino no permite ser competitivos internacionalmente, con lo que indirectamente nos están insinuando el modelo de tantos países latinoamericanos sin inflación y sin desarrollo. Si el proceso fracasado fue nacional popular, sus defensores dirán también (sic) que no se hicieron las “reformas estructurales”. Si se les pregunta dirán que no se invirtió lo necesario para modernizar el perfil productivo y lograr así la tan ansiada competitividad internacional y el fin de la Restricción Externa. Esto último parece algo más serio, pero no deja de ser una autocrítica tardía y vana.
  14. Autocrítica tardía y vana, por cuanto mientras duró el tiempo de la oportunidad perdida, se siguió confiando en que la mejora de la Demanda Agregada generaría la nueva y deseada estructura. Una forma heterodoxa de creer en “los Mercados”, en un tema en el que los Mercados, además de estar muy distorsionados por la concentración, tienen poco que decir por cuanto no tienen horizonte de largo plazo.
  15. En rigor, el paso del subdesarrollo al Desarrollo es un proceso que sólo puede ser activo, conducido por el Estado, creando mercados nuevos y mejores. Quien tenga dudas sobre esto debería examinar los casos exitosos recientes.
  16. Parece difícil que en el caso argentino se pueda ir al Desarrollo sin cortar los nudos gordianos que lo frenan. 

Aunque no esté de moda, lo cual poco importa porque la moda sólo es para las modistas, se trata de señalar instrumentos de Restauración, Regulación y Promoción indispensables, como por ejemplo, y, aquí nos estamos atajando ante posibles señalamientos facilistas, Corea del Sur, China, Taiwan, Vietnam y en alguna medida Brasil.

Esto implica al menos:

Direccionamiento del Crédito hacia la tecnificación selectiva y la formación de activos reales populares (vivienda de calidad y equipo productivo.) Es obvio que esto implica un retorno de la Centralización de Depósitos derogada por la Dictadura del 76.

Equilibrio y temporario Superávit fiscal, como en 2003-2007, sobre la base de una Reforma Impositiva, de fondo y de técnica,  que elimine gradualmente la evasión y la excesiva carga sobre los sectores de menores ingresos y menor capacidad de elusión. El circulante que se estime excedente, no debe ser retirado con remuneración sino con impuestos. El impuesto es la cancelación de la deuda del Estado con los particulares. 

También equilibrio fiscal, demás está decirlo, por reestructuración eficiente del Gasto Público. Los subsidios pueden y deben existir, si generan eficiencia económica y social, no como un mero hinchamiento del consumo.

Inserción de la Base Monetaria atesorada en dólares en un circuito crediticio más profundo que el actual, al tiempo que se la incorpora a la Base Imponible Tributaria.

Regulación del Comercio Exterior que supere el fácil recurso de la detracción a través de las retenciones.

Programa de Inversiones Público Privado en Infraestructura, Nuevas Producciones, Modernización de producciones existentes y mejora de las cadenas de valor, centrado aunque no solamente en la erradicación de la Restricción Externa. Inversiones cuyo retorno eficiente permita el repago de la inversión pública y privada. Inversiones formuladas con amplio consenso social y cuya concreción en tiempo y forma sean objeto de escrutinio público. 

Redistribución del Ingreso tendiente a un mejor índice Gini, sobre la base de salario y capitalización indirectos de sectores populares.

  1. Todos estos desafíos y algunos más deben ser encarados a un tiempo. Pero aun cuando esto sea aceptado e internalizado, resta determinar qué Sujeto Histórico tiene la capacidad de ejecutarlo, con lealtad y persistencia. La búsqueda también eterna de “burguesías nacionales, patrióticas”, en una suerte de marxismo light de centro, se muestra agotada. Más bien dichas burguesías deben ser construidas desde un poder político virtuoso y un Estado Desarrollista y Desarrollante, como en Corea del Sur o China. El enfrentamiento de la Crisis del 2001 permitió creer por un tiempo que dicho poder político se podía consolidar. No fue así. 

Parece cierto, habida cuenta de la experiencia reciente, que las formalidades de la Democracia Liberal, aunque sean respetadas a falta de algún sistema mejor, deben ser complementadas por una sustancia que las trascienda. No parecen capaces por sí solas de superarse a si mismas. Los vicios acumulados de la Política, la Justicia, los medios de comunicación, el empresariado, las finanzas, que han degradado en gran medida la cultura cotidiana, van más allá de un problema que se supera con una Ley. Una nueva coalición histórica revitalizadora, no sólo partidaria sino también funcional, parece necesaria.

Amable López Martínez

Un año del RIGI: no fue incentivo de grandes inversiones

0

Un informe del Observatorio del RIGI advierte que los resultados del régimen distan de las promesas iniciales. La inversión comprometida asciende a 13.067 millones de dólares, concentrada en sectores extractivos, mientras se cuestionan los beneficios fiscales otorgados a un reducido grupo de empresas.

A un año de su implementación, el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) muestra un balance acotado: solo se aprobaron siete proyectos, que representan una inversión total de US$ 13.067 millones y la creación de apenas 1.000 empleos directos.

El dato surge de un informe del Observatorio del RIGI, integrado por organizaciones sociales, académicos e institutos de investigación, que subraya que la “anunciada avalancha de capitales aún no llegó” y que los beneficios fiscales y cambiarios se concentran en un número reducido de grandes inversores.

Desde su puesta en marcha, 19 iniciativas solicitaron adherirse al régimen, de las cuales siete fueron aprobadas y una rechazada. Las inversiones se concentran en hidrocarburos (2 proyectos), minería (2), energías renovables (2) y siderurgia (1). El sector hidrocarburífero lidera en volumen de capital, con tres iniciativas que suman US$ 9.790 millones, dos de ellas vinculadas a Vaca Muerta, donde YPF tiene un rol protagónico.

Propuestas presentadas

En total, las propuestas presentadas alcanzarían US$ 30.760 millones, de los cuales más de US$ 19.000 millones corresponden al sector minero, especialmente proyectos de litio en Salta y Catamarca. El informe advierte que esta concentración en actividades primario-extractivas profundiza un modelo exportador con potenciales impactos ambientales, laborales y sociales.

Resultados limitados

El Observatorio del RIGI —conformado por el CELS, CEPPAS, EPyG/UNSAM, ETFE, FARN y TNI— cuestiona que, pese a los limitados resultados en empleo e inversiones efectivas, el régimen ya consolida ventajas extraordinarias para las empresas beneficiadas y compromete recursos fiscales e institucionales del Estado.

YPF acuerda con Tierra del Fuego. Una empresa provincial explotará los pozos que deja YPF

0

La salida de la petrolera estatal había sido parte del plan destinado a concentrar su actividad en Vaca Muerta. 

El presidente y CEO de YPF, Horacio Marín, firmó este martes un Memorando de Entendimiento con el gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella, para revertir la cesión de las 7 áreas convencionales que la compañía opera en la provincia. La salida de la petrolera controlada por el Estado Nacional es parte del plan destinado a concentrar su actividad en Vaca Muerta.

Quiero agradecer al gobernador de Tierra del Fuego por este acuerdo que es un paso importante para potenciar la producción de hidrocarburos en la provincia, al mismo tiempo que nos da la posibilidad de seguir concentrando los esfuerzos de la compañía en el desarrollo de Vaca Muerta”, afirmó Marín. Las áreas que revierte son Los Chorrillos, Lago Fuego y Tierra del Fuego Fracción A, B, C, D y E.

Mediante este MOU, las partes se comprometen a negociar y ejecutar un acuerdo definitivo para la cesión de las concesiones de explotación de YPF a Terra Ignis, la empresa provincial de energía creada en junio de 2022 por la Legislatura local, que hasta el momento no opera ningún área.

“Terra Ignis, hasta ahora, es la operadora, pero queremos saber quién es su socio en este proyecto. No se trata de una desesperación, pero sí tenemos ansiedad por conocer a esa empresa y dialogar con ellos para poder informar a los trabajadores con claridad”, aseguró a mediados del mes pasado el secretario general del gremio de petroleros privados, Luis Sosa, luego de mantener una reunión con representantes de YPF y Terra Ignis. En una entrevista con Aire Libre FM también manifestó su preocupación por los puestos de trabajo. “Son entre 450 y 500 trabajadores, contando personal directo de YPF y contratistas. Queremos que todos ellos mantengan sus puestos en el nuevo esquema con Terra Ignis y su socio”, declaró.

–¿Desde YPF o Terra Ignis les comunicaron qué pasará con los trabajadores?, le preguntaron.

–No. No dijeron nada concreto. Pero conocemos cómo se mueve YPF. Estamos atentos, cualquier cosa que ocurra en el campo nos llega. También estamos en contacto con gente de YPF en Buenos Aires.

–¿Hay riesgo de despidos masivos?

–No hablaron de eso. Lo que sabemos es que ofrecen arreglos con el 120% para quienes quieran irse. Pero yo fui claro en la asamblea: no queremos que se vaya ningún trabajador. Algunos quizás decidan irse, pero la mayoría quiere seguir trabajando.

El Plan Andes

El Directorio de YPF decidió en febrero del año pasado desprenderse de sus yacimientos convencionales para concentrarse en la explotación de hidrocarburos en Vaca Muerta. Al mes siguiente inició formalmente el proceso de venta y cesión de 55 campos maduros en Chubut, Santa Cruz, Mendoza, Río Negro, Neuquén y Tierra del Fuego.

En junio YPF oficializó su salida de Santa Cruz al cederle las diez áreas que controlaba a Fomicruz, la empresa provincial de energía. La semana pasada José Lludgar, Secretario General del Sindicato de Petroleros Jerárquicos de Santa Cruz, aseguró que 1800 petroleros jerárquicos se quedaron sin trabajo en la provincia por la salida de YPF y se estima que en total la medida afectó al menos a 4000 trabajadores.

La compañía informó además el 31 de julio que cerró la primera etapa del Proyecto Andes con la cesión de 28 activos convencionales ubicados en las provincias de Chubut, Mendoza, Neuquén y Río Negro. A su vez, abrió una nueva ronda del Proyecto Andes liderado por el Banco Santander que contempla la cesión de otros 16 bloques tanto operados como no operados.

Las áreas incluidas se encuentran agrupadas en: cluster NOA (Salta), cluster Chachahuen (Mendoza), cluster Malargüe (Mendoza), Agua Salada (Río Negro), Manantiales Behr (Chubut), y cluster MZA No Operado (Mendoza/La Pampa).

Fernando Krakowiak