Un chip fotónico diseñado en el Balseiro resuelve un problema clave de conectividad

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En materia de telecomunicaciones, uno de los mayores y más urgentes retos en todo el mundo es el de extender las capacidades actuales de los equipos para abastecer a la creciente demanda de conectividad que tiene la sociedad moderna.

Entre otros proyectos en desarrollo, expertos argentinos trabajan en el Instituto Balseiro, en San Carlos de Bariloche, para dar con tecnologías que complementen a las ya en uso, que están alcanzando su techo. En ese camino, la fotónica se posiciona como la candidata ideal para complementar el uso de radiofrecuencias convencionales.

“El espectro electromagnético de comunicaciones está muy saturado, especialmente el satelital, porque el espacio libre se comparte- advierte el investigador del Conicet y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) Pablo Costanzo Caso, en referencia a las frecuencias que se usan para transmitir información entre dispositivos en forma inalámbrica. “Eso lo diferencia de la fibra óptica, que es un medio confinado: si uno tiene un canal, puede poner al lado otra fibra óptica, que es otro canal que va en paralelo y no se interfiere con el primero, siendo posible, además, duplicar la capacidad de comunicación”, explica. Para entablar una comunicación entre la Tierra y los satélites (como los que se usan para dar un servicio de TV o internet satelital), “lo que se hace habitualmente es transmitir ondas electromagnéticas de radiofrecuencia, de microondas o incluso de frecuencias más altas, también conocidas como ondas milimétricas. Todo ese espectro, que es compartido y está regulado, es finito. Y está lleno -aclara-. Los satélites de comunicaciones encuentran una saturación del espectro electromagnético”.

Costanzo Caso, instalado en Bariloche hace diez años, dirige actualmente el Departamento de Ingeniería en Telecomunicaciones del Instituto Balseiro. Y advierte que hay muchas maneras de encontrar soluciones a la necesidad de transmitir cada vez más información entre la superficie terrestre y los satélites que están en órbita: una de ellas consiste en “ensanchar más la autopista y utilizar nuevos carriles”. A la transmisión de ondas de radio (en frecuencias de megahertz), le siguen las microondas (de algún gigahertz), luego las ondas milimétricas, que son frecuencias más altas, de decenas de gigahertz, y más allá están las frecuencias ópticas, en los terahertz o región del infrarrojo, que es radiación no ionizante.

“Lo que se está buscando ahora es usar una región del espectro que tiene frecuencias mucho más altas, vinculadas con la luz infrarroja, y que no está saturada. Eso nos da la posibilidad de transmitir más información y de manera más eficiente”, señala Costanzo Caso.

A partir de la experiencia con redes de fibra óptica que posee el Departamento de Ingeniería en Telecomunicaciones del Balseiro, empezaron a trabajar en colaboración con una empresa estadounidense, Skyloom (fundada por los argentinos Santiago Tempone y Marcos Franceschini), para el diseño de una red de satélites de órbita baja que se comunican entre ellos ópticamente codificando la intensidad de la luz transmitida.

“Esos satélites dan la vuelta a la Tierra muchas veces por día. Entonces, el tiempo de visibilidad que tenés en cada región geográfica es reducido, algo que dificulta un servicio continuo de datos -aclara Costanzo Caso, en referencia a los satélites que, vistos desde el suelo, surcan el cielo de un lado al otro del horizonte, a unos 500 km de altura-. Por eso es clave no solo que los satélites de órbita baja se comuniquen entre sí, sino que, a su vez, puedan comunicarse con un satélite geoestacionario, que tiene visibilidad durante las 24 horas con un determinado lugar de la Tierra. Se genera así una transmisión indirecta”, explica el ingeniero.

Y se entusiasma: “Estamos diseñando un enlace óptico que comunique el satélite de órbita baja de esa red –cualquiera de ellos o todos– con el satélite geoestacionario ubicado a 40 mil kilómetros de distancia. En general, las soluciones que tienen las empresas son enlaces no coherentes, el equivalente a prender y apagar un láser (transmisor). Lo cierto es que hay otras formas más eficientes de transmitir y codificar la información, que no solo se relacionan con la intensidad de la luz, sino también con la frecuencia de la luz, los cambios de fase y la polarización, es decir, cómo está orientado ese campo eléctrico, si es horizontal, vertical, circular, etcétera”.

En el laboratorio de Bariloche hicieron la emulación de un enlace entre dos satélites con un sistema de comunicación coherente que utiliza diversas dimensiones para codificar, como amplitud, frecuencia, fase y polarización. Eso aumenta notablemente la cantidad de información que se puede transmitir, ya que la información queda codificada en muchas partes de la señal.

“Esa tecnología la venimos desarrollando hace muchos años y hemos crecido en la confiabilidad, la complejidad y en la robustez del sistema implementado, que es de mejor calidad y tiene mayor capacidad de transmitir información”, suma Costanzo Caso.

Demanda inagotable de ancho de banda

Al referirse a los proyectos que llevan adelante en sistemas de comunicaciones ópticas y de microondas, el investigador afirma que, en todo el mundo, crece el interés por encontrar alternativas para transmitir la mayor cantidad de información posible por segundo: “En el laboratorio alcanzamos un hito, que es el de hacer estas comunicaciones ópticas (generar señales, transmitirlas y recibirlas libres de errores) a una velocidad de 128 gigabits por segundo, el equivalente a transmitir 128 mil millones de pulsos por segundo. El sistema óptico en nuestro laboratorio está funcionando, transmitimos sobre una fibra de unos 100 km, y trabajamos en solucionar muchos aspectos para que ese enlace pueda desarrollarse técnicamente”.

Gracias a la capacidad demostrada, aparecieron muchas empresas e instituciones interesadas en la electrónica que hace falta para procesar semejante cantidad de información. “Uno de los desafíos más grandes hoy en un mundo digital es que esa señal, que se transmite analógicamente por la fibra óptica, sea digitalizada para ser procesada o almacenada. Se necesitan transductores de datos, que convierten en ambos sentidos: de digital a analógico y de analógico a digital. Nosotros venimos trabajando con la Fundación Fulgor para demostrar una técnica que pueda convertir señales del mundo analógico al digital, y viceversa, en un ancho de banda de alrededor de 100 gigahertz”, agrega.

La idea es hacer un prototipo en el laboratorio que luego sirva como demostrador tecnológico para generar, por ejemplo, un chip que permita implementar este desarrollo en forma comercial. Asimismo, los cerca de 30 integrantes del Departamento de Ingeniería en Telecomunicaciones –entre investigadores, profesionales y becarios– buscan diseñar los nuevos dispositivos para estos sistemas de comunicación óptica.

“En un sistema de comunicación óptica, tanto en el transmisor como en el receptor, hay tecnología electrónica que procesa las señales y luego las convierte al dominio óptico para establecer el enlace con señales lumínicas. Por lo tanto, dentro del enlace óptico tengo luz y puedo utilizar tecnología fotónica para procesar esa luz transmitida. Trabajamos en el diseño de circuitos ópticos integrados y de fibra óptica: queremos hacer chips que procesen la luz directamente. Hoy es uno de los temas más “calientes” en el mundo de las telecomunicaciones, porque es la tecnología que va a dar soporte a lo que viene. La electrónica está saturada también, encontrando su límite en la velocidad de procesamiento, capacidad de almacenamiento y transmisión, por lo que se necesitan soluciones alternativas o híbridas, con componente fotónico y electrónico para sostener el crecimiento y la demanda”, asegura el investigador.

En el Conicet y la CNEA saben que el desarrollo de las telecomunicaciones impacta en otras áreas de la ciencia, la educación, la salud, la justicia y la seguridad, además de generar nuevas oportunidades de negocios y emprendimientos vinculados a la producción de bienes y servicios. En los últimos diez años se enfocaron en crear un espacio con laboratorios de punta a nivel nacional donde forman recursos humanos especializados.

El mundo de hoy es un mundo esencialmente digital -reflexiona-. Lo que vemos, las herramientas que tenemos, las aplicaciones que usamos y lo que hacemos cotidianamente está fuertemente influenciado por las nuevas tecnologías y herramientas que aparecen, como la Inteligencia Artificial. Nosotros, los profesionales de las telecomunicaciones, nos enfocamos a partir de nuestro conocimiento en generar soluciones y dar soporte tecnológico a todas estas herramientas y aplicaciones que nos sorprenden día tras día”.

Paz García Pastormerlo

El reclamo de un plan nacional para prevenir las enfermedades cognitivas de la vejez

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Envejecer es un desafío que hoy alcanza a un porcentaje muy alto de la población. Actualmente, casi el 12% de los argentinos son mayores de 65 años, y se espera que lo sean el 20% en 2050.

“Cuando se le pregunta a las personas mayores cuál es su principal temor vinculado con el envejecimiento, la respuesta más frecuente es ‘a perder el control de mi cabeza’ –dice Julián Bustin, Jefe de Gerontopsiquiatría y de la Clínica de la Memoria de INECO–. Efectivamente, las demencias son la epidemia de este siglo porque el factor de riesgo más importante es la edad y asistimos a un crecimiento exponencial de la expectativa de vida. A los 85 años, las investigaciones indican que un 37% de las personas tendrá algún grado de demencia. Pero la demencia es una enfermedad, y no todas las personas que envejecen terminan desarrollándola”.

Palabra difícil de desenredar por el estigma que conlleva, ¿qué es en realidad una demencia? “Es la pérdida de la autonomía, pero no de cualquier tipo de autonomía sino de la intelectual, de la autonomía cognitiva. La demencia puede ser leve, moderada o severa y avanzar más o menos rápido”, explica Fernando Taragano, vicepresidente del Comité Científico de la Asociación para la Lucha contra el Mal de Alzheimer y Alteraciones Semejantes de la República Argentina (A.L.M.A).

Debido a su extensión –”en el mundo, cada tres segundos se diagnostica un nuevo caso”, dice Julián Bustin– en nuestro país se busca poner en marcha un Plan Nacional de Demencias que el Parlamento convierta en ley y permita abordar el problema desde sus múltiples y complejas facetas.

Antes de este nuevo intento, explica Taragano, que preside el Capítulo de Deterioro Cognitivo de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP), hubo dos iniciativas para generar un plan similar, pero no prosperaron: una por cambios políticos; otra, por falta de presupuesto.

10 SIGNOS DE ADVERTENCIA DE LA DEMENCIA

10 SIGNOS DE ADVERTENCIA DE LA DEMENCIA

Diego Aguilar, psicólogo, director regional de Alzheimer International (ADI) para América latina y el Caribe, puntualiza que “ADI es una federación que agrupa 105 países para el desarrollo de políticas públicas en el Marco del Plan Global de Demencias propuesto por la Organización Mundial en 2017, que implicó el compromiso de todos los adherentes a desarrollar planes nacionales con fecha límite hasta el 2025 inclusive, para posicionar las demencias como lo que son: una prioridad de salud pública”.

Aguilar agrega que la Argentina es el único país latinoamericano con más de 40 millones de habitantes sin Plan. “En la región, nuestra federación tiene 35 miembros y solo nueve lo han desarrollado: Cuba, Chile, Uruguay, Brasil, EE. UU., México, Puerto Rico, República Dominicana y Uruguay. Ahora, ADI y A.L.M.A, que integra ADI desde hace muchos años, junto con la Fundación INECO, y con la colaboración del diputado Facundo Manes, que es neurólogo y especialista en el tema, participamos de un conversatorio al que asistieron médicos, científicos, académicos, representantes de ONG, entre otros, para analizar el anteproyecto de Ley Nacional de Demencias que ya ha llegado a manos de Diputados”.

De números y síntomas

Julián Bustin explica que una demencia se define como un síndrome en el cual dos o más funciones cognitivas superiores –el lenguaje, la memoria, la atención, la orientación–, se ven afectadas en forma progresiva. “La afectación tiene que impactar en mayor o menor medida sobre la posibilidad de desarrollar la vida diaria: viajar, contar la plata, cocinar, higienizarse, etc. El 70% ocurre debido a la enfermedad de Alzheimer, pero hay también otras, entre ellas la demencia vascular, secundaria a un ACV, la demencia con cuerpos de Lewy y la frontotemporal”.

En más del 90% de los casos, agrega el médico de INECO, los pacientes tienen depresión, ansiedad, delirios, alucinaciones, agitación, y esos síntomas son más comunes a medida que progresa la enfermedad. “Existe un componente mucho más cerebral de daño neuronal que en el trastorno bipolar o la esquizofrenia, en los que no se puede encontrar hasta el momento una lesión neuronal que explique el problema de conducta. En las demencias, las neuronas se van muriendo, por distintas causas”.

Fernando Taragano dice que actualmente en el país más de 400.000 personas tienen Alzheimer, y entre 200.000 y 300 .000 demencias por otras causas. “Si pensamos que cada una de esas personas involucra a otras dos por los cuidados que la enfermedad requiere, ¿cuántas están involucradas? –se pregunta–. Hay un 1.350.000 para una enfermedad sola en el caso del Alzheimer y si son 700.000 personas con demencias hay 2.100.000 involucradas en forma directa. Y estas cifras se duplicarán en 2050″.

El Alzheimer se presenta después de los 65 años, pero en alrededor del 1% de los casos hay predisposición genética y suele aparecer antes.

Alertas y diagnóstico

Taragano explica que enfermedades neurodegenerativas que van cambiando la génesis de las neuronas suelen hacerlo muy lentamente y para cuando se muestran ya tienen un desarrollo de 10 o más años. Diagnosticar en forma temprana, algo posible hoy, puede ayudar a prevenir el deterioro, aunque admite que estos métodos no son accesibles o baratos.

“Hace 15 años el Alzheimer se diagnosticaba post mortem –dice el experto–. Hoy tenemos marcadores biológicos en la sangre, en el líquido céfaloraquídeo, estudios de neuroimágenes para analizar el metabolismo de las neuronas, otros marcadores que miden el volumen de los hipocampos. Por eso cuando alguien dice que tiene fallas en la memoria se debería aclarar su origen”.

Una falla en la memoria, agrega Taragano, puede ocurrir por anemia, depresión, ansiedad o estrés. “La sobreadaptación puede causar problemas cognitivos –ejemplifica–. Primero hay que descartar lo clínico. Pero hoy gracias a los métodos diagnósticos es posible saber si ‘algo’ está ocurriendo en la corteza cerebral, y decidir frente a qué tipo de proceso estamos.”

Además de esa dificultad, la ADI enumera otros síntomas que podrían indicar el inicio de una demencia: dificultad para realizar tareas que son familiares, dificultades lingüísticas, desorientación en el tiempo y el espacio, deterioro del juicio, dificultades con los conceptos abstractos, perder objetos, dificultad para comprender la información visual o espacial, cambios en el estado de ánimo o el comportamiento.

Así como existen factores de riesgo, también los hay preventivos. “Sabemos que el 40% de las demencias se podrían prevenir o atrasar el comienzo si controlamos ciertos factores de riesgo modificables: dieta, ejercicio físico, actividades sociales, presión arterial, glucemia, audición y también, lo más importante, si tenemos una educación formal desde chicos, eso ha demostrado que reduce el riesgo de tener demencia posteriormente –asegura Julián Bustin–. Existe una asociación entre el nivel de pobreza y el riesgo de demencia y otras enfermedades. Por eso, en este Plan Nacional deben intervenir los ministerios de salud, de educación, de economía”.

¿Por qué un plan?

“La capacitación de profesionales, cuidadores y familiares es fundamental, porque muchos de los enfermos son totalmente dependientes de los cuidados –agrega el experto de INECO–, así como también facilitar la accesibilidad a los diagnósticos y tratamientos, que son multidisciplinarios y necesitan recursos suficientes. Hay evidencia clara de la estimulación cognitiva y los tratamientos de reminiscencia, para estimular memorias pasadas ayudan. Además, es importante generar ciudades amigables para reducir el estigma y favorecer la integración comunitaria.”

”Cuando uno tiene un plan nacional o provincial se puede sensibilizar a la gente”, agrega Diego Aguilar, que vive en Tucumán. En esa provincia, precisamente, se aprobó La Ley Provincial de Alzheimer en 2017 “pero nunca fue reglamentada, nunca recibió un presupuesto del ejecutivo provincial y no fue posible ponerla en marcha. No es el único caso. México, que tiene una ley excelente, tampoco tiene presupuesto”.

Un plan como este, ¿es viable en el país? “Totalmente –asegura Julián Bustin–. Las ganancias serán mucho más grandes que los costos. Ahora en el mundo se gasta un trillón de dólares para atender a las personas con demencia y se calcula que en el 2030 ese número se duplicará. Los costos que tienen estas enfermedades son demasiado altos para no implementar un plan que logre retrasar uno o dos años los nuevos casos y con eso reducirlos. Si se atrasa en un año el desarrollo del Alzheimer, por ejemplo, se pueden reducir los costos en un 20 por ciento”.

Gabriela Navarra

El balance a la fecha de la energía nuclear, en Estados Unidos y en Argentina

Reproducimos, y comentamos, este valioso artítulo de The Atlantic:

«La energía nuclear ocupa un lugar extraño en la psique estadounidense: representa a la vez un sueño de energía sin emisiones y una pesadilla de fusiones catastróficas y residuos radiactivos. El inconveniente más prosaico es que las nuevas centrales son extremadamente caras: El intento más reciente de Estados Unidos de construir una central nuclear, en Georgia, debía terminarse en cuatro años por 14.000 millones de dólares. En cambio, tardó más de 10 años y su precio final fue de 35.000 millones de dólares, unas 10 veces el costo de una central de gas natural con la misma producción energética.

Pero Estados Unidos no puede permitirse el lujo de considerar la energía nuclear como una causa perdida: El Departamento de Energía estima que el país debe triplicar su producción nuclear de aquí a 2050 para cumplir sus objetivos climáticos. A pesar de los recientes avances en energía eólica y solar, es casi seguro que las energías renovables no bastarán por sí solas. Por tanto, no nos queda más remedio que encontrar la manera de volver a construir centrales nucleares de forma asequible.

Hace medio siglo, la energía nuclear parecía destinada a convertirse en la fuente de energía del futuro. Los primeros diseños de reactores comerciales se aprobaron en los años cincuenta y, a finales de los sesenta, Estados Unidos los fabricaba por una fracción de lo que cuestan hoy. En 1970, la Comisión de Energía Atómica predijo que más de 1.000 reactores funcionarían en Estados Unidos en el año 2000.

En la historia popular de la energía atómica en Estados Unidos, el punto de inflexión fue el derretimiento de núcleo de la central de Three Mile Island en 1979. Tras el accidente, los ecologistas presionaron a los reguladores para que impusieran requisitos de seguridad adicionales a las centrales nuevas y existentes. Los defensores de la energía nuclear sostienen que estas normas eran en su mayoría innecesarias. En su opinión, lo único que hicieron fue encarecer y retrasar tanto la construcción de las centrales que las compañías eléctricas volvieron al carbón y al gas. Los activistas y los reguladores reaccionaron de forma exagerada y acabaron con la mejor oportunidad de Estados Unidos para conseguir una energía sin emisiones de carbono.

Esta historia tiene algo de verdad. A menudo se exagera sobremanera el riesgo de seguridad de la energía nuclear. Nadie murió en Three Mile Island, y estudios posteriores demostraron que no tuvo efectos adversos para la salud de la comunidad local. Incluso incluyendo las mortíferas fusiones de Chernóbil y Fukushima, lo más probable es que la energía nuclear sólo haya causado unos pocos cientos de muertes, lo que sitúa su historial de seguridad a la altura de las turbinas eólicas y los paneles solares, que de vez en cuando se incendian o provocan caídas de los trabajadores. (Sin embargo, las zonas cercanas a los lugares de las catástrofes de Chernóbil y Fukushima han quedado inhabitables durante décadas debido a los peligros potenciales de la radiación). Los residuos nucleares pueden ser nocivos si se manipulan mal, pero no son difíciles de almacenar de forma segura. Por otro lado, se calcula que la contaminación atmosférica provocada por los combustibles fósiles mata entre 5 y 9 millones de personas al año.

Sin embargo, la afirmación de que la excesiva regulación arruinó por sí sola la industria nuclear estadounidense no se sostiene. El costo de construcción de nuevas centrales nucleares ya estaba aumentando antes de Three Mile Island. Varios expertos en energía nuclear me dijeron que uno de los principales factores de ese aumento de los costes era la falta de normas industriales. Según Jessica Lovering, directora ejecutiva de Good Energy Collective y coautora de un estudio muy citado sobre el costo de la energía nuclear, en los años 60 y 70 las empresas intentaban construir reactores más grandes y ambiciosos para cada nuevo proyecto, en lugar de ceñirse a un único modelo. (Lovering fue responsable de política nuclear del Breakthrough Institute, un grupo de reflexión que suele advertir contra la regulación excesiva). «Es como si Boeing se tomara la molestia de construir un 737 y luego desechara inmediatamente el diseño y volviera a empezar de cero», me dijo. «Esa es la receta para unos costos elevados». Los 94 reactores nucleares que funcionan actualmente en Estados Unidos se basan en más de 50 diseños diferentes. En países como Canadá, Francia y Corea del Sur, en cambio, las empresas públicas se agruparon en torno a un puñado de tipos de reactores y vieron cómo los costos se mantenían estables o disminuían.

Lovering también señaló que la historia de la sobrerregulación omite un hecho crucial: debido a la desaceleración de la economía, la demanda de electricidad se estancó a principios de la década de 1980, lo que provocó que las empresas de servicios públicos estadounidenses dejaran de construir básicamente todos los recursos de generación de electricidad, no solo centrales nucleares. Cuando Estados Unidos intentó construirlas de nuevo, en 2013, la industria nuclear estadounidense prácticamente se había marchitado. «En la década de 1970, teníamos todo un ecosistema de trabajadores sindicalizados y contratistas y promotores y empresas de servicios públicos que sabían cómo construir estas cosas», me dijo Josh Freed, que dirige el programa de clima y energía en Third Way, un think tank de centro-izquierda. «Pero cuando dejamos de construir, ese ecosistema desapareció». Esto se hizo evidente durante el desastroso proyecto Vogtle, en Georgia, el que acabó costando 35.000 millones de dólares. Hubo que introducir costosos cambios en el diseño del reactor a mitad de la construcción. Las piezas llegaron tarde. Los trabajadores cometieron todo tipo de errores de novato. En un caso, una instalación incorrecta de barras de refuerzo provocó un retraso reglamentario de siete meses y medio. Los expertos calculan que, para cuando se terminó, el proyecto era entre cuatro y seis veces más caro por unidad de energía producida que las centrales construidas a principios de los años setenta.

Dada la inviabilidad de la energía nuclear, algunos ecologistas sostienen que deberíamos centrarnos en la eólica y la solar. Estas tecnologías no pueden alimentar hoy toda la red, porque el sol no siempre brilla y el viento no siempre sopla. Sin embargo, con suficientes avances en la tecnología de almacenamiento de baterías, en teoría podrían suministrar energía 24 horas al día, 7 días a la semana, a un precio muy inferior al de la construcción de centrales nucleares. «A estas alturas, la industria nuclear lleva décadas prometiendo energía limpia y barata», me dijo David Schlissel, director del Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero. «¿Por qué malgastar nuestro dinero en falsas esperanzas cuando podríamos destinarlo a tecnologías que tienen posibilidades reales de funcionar?».

Puede que tenga razón sobre la tecnología. Pero que un día sea técnicamente factible alimentar toda la red con energías renovables no significa que lo sea políticamente. La razón es que la energía eólica y la solar requieren mucho terreno. Según el estudio «Net-Zero America» de la Universidad de Princeton, alcanzar las emisiones netas cero sólo con energías renovables implicaría colocar paneles solares en un terreno equivalente a la superficie de Virginia e instalar parques eólicos en una superficie equivalente a Arkansas, Iowa, Kansas, Misuri, Nebraska y Oklahoma juntos. Cuanto más terreno se necesita, más se choca con la picadora de carne del NIMBYismo estadounidense. Los esfuerzos por construir energías renovables ya se están viendo empantanados por la oposición local, los costosos pleitos y los retrasos en la concesión de permisos. Estos problemas se intensificarán a medida que desaparezcan los emplazamientos más fáciles.

Las líneas de transmisión, necesarias para transportar la energía renovable desde donde se genera hasta donde se utiliza, pueden suponer un reto aún mayor. Algunas líneas han tardado casi dos décadas en recibir todas las autorizaciones necesarias. «Existe la posibilidad de que de repente nos pongamos las pilas y superemos las muchas, muchas limitaciones que dificultan el despliegue de las energías renovables», me dijo Jesse Jenkins, que dirige el Laboratorio de Investigación y Optimización de Sistemas Energéticos Cero Carbono de Princeton. «Pero no estoy dispuesto a apostar el destino del planeta a que eso ocurra».

El argumento a favor de la energía nuclear no tiene tanto que ver con las posibilidades tecnológicas como con las realidades políticas. La energía nuclear puede generar la misma cantidad de energía utilizando 1/30 de la superficie que la solar y aproximadamente 1/200 de la eólica. Los reactores pueden construirse en cualquier lugar, no sólo en zonas con mucho viento y sol naturales, lo que elimina la necesidad de enormes líneas de transmisión y facilita la selección de emplazamientos sin tanta oposición local. Además, las centrales nucleares generan, con diferencia, el mayor número de puestos de trabajo bien remunerados de todas las fuentes de energía. (De media, emplean seis veces más trabajadores que un proyecto eólico o solar equivalente y pagan a esos trabajadores un 50% más). Esto explica por qué cuatro ciudades de Wyoming se han disputado recientemente el derecho a albergar un proyecto nuclear. La energía nuclear es también la única fuente de energía con un abrumador apoyo bipartidista en Washington, lo que hace más probable que el Congreso aborde futuros cuellos de botella y obstáculos a medida que surjan.

En cuanto a cómo hacer que la economía funcione, hay dos escuelas de pensamiento. Una sostiene que si Estados Unidos olvidó cómo construir centrales nucleares porque dejamos de hacerlo, sólo tenemos que volver a empezar. Elegir un diseño, construir muchas centrales y, con el tiempo, mejoraremos. Corea del Sur, por ejemplo, redujo a la mitad el costo de construcción de centrales nucleares entre 1971 y 2008. En este caso, el proyecto Vogtle tiene su lado positivo: La construcción del segundo de los dos reactores de la central fue un 30% más barata que la del primero, porque los trabajadores y los gestores del proyecto aprendieron de sus errores la primera vez. «Considero que Vogtle fue un éxito», me dijo Mike Goff, subsecretario en funciones de la Oficina de Energía Nuclear del Departamento de Energía. «Aprendimos todo tipo de duras lecciones. Ahora sólo tenemos que aplicarlas a futuros proyectos».

La segunda escuela de pensamiento es que hemos estado construyendo reactores nucleares de forma equivocada todo el tiempo. Esta corriente señala que, en el último medio siglo, prácticamente todos los grandes proyectos de infraestructura -autopistas, rascacielos, subtes- se han encarecido, mientras que los productos manufacturados -televisores, paneles solares, baterías de vehículos eléctricos- se han abaratado. Bajar los costos resulta mucho más fácil cuando un producto se fabrica en serie en una cadena de montaje que cuando hay que construirlo desde cero en el mundo real cada vez. Por eso docenas de empresas se apresuran ahora a construir reactores nucleares que son, en una frase que escuché de múltiples fuentes, «más como aviones y menos como aeropuertos». Algunos son simplemente versiones más pequeñas de los reactores que Estados Unidos solía construir; otros son diseños totalmente nuevos que tienen menos probabilidades de derretimiento de núcleo, y por tanto, no requieren equipos tan grandes y caros para funcionar con seguridad. Lo que les une es la creencia de que el secreto para abaratar la energía nuclear es hacerla más pequeña, menos complicada y más fácil de producir en masa.

Ambas vías siguen sin estar probadas, por lo que el gobierno de Biden está apostando por cada una de ellas. La Ley de Reducción de la Inflación, el proyecto de ley del presidente sobre el clima, incluía generosos créditos fiscales que podrían reducir el costo de un proyecto nuclear entre un 30% y un 50%, y la Ley Bipartidista de Infraestructura incluía 2.500 millones de dólares para financiar la construcción de dos nuevos reactores con diseños originales. El Departamento de Energía, por su parte, está estudiando distintas opciones para el almacenamiento permanente de residuos nucleares, invirtiendo en la creación de una cadena nacional de suministro de uranio y ayudando a las empresas en el proceso de aprobación de los diseños de los reactores.

No hay garantías de que Estados Unidos vuelva a aprender el arte de construir energía nuclear de forma eficiente. Apostar por el futuro de la energía atómica exige un acto de fe. Pero puede que Estados Unidos tenga que dar ese salto, porque la alternativa es mucho peor. «Tenemos que tener éxito», me dijo Mike Goff. «El fracaso no es una opción».

Comentario de AgendAR:

Mientras los autodenominados americanos, inventores casi indiscutidos de la electricidad nuclear, pelean con sus propios demonios, AgendAR subraya por qué apoya no uno sino dos proyectos nucleoeléctricos argentinos:

1) LAS CENTRALES TIPO CANDU, como la cordobesa de Embalse, porque forman parte del único ecosistema tecnológico del mundo de centrales modulares. Que a sus propios creadores no se les haya ocurrido llamarlas «modulares» no significa que no lo sean. Las CANDU son canadienses, existen desde 1962 en 7 países. También fueron exitosa (e ilegalmente) copiadas por la India, y todas ellas, las CANDU «de marca» y las supuestamente truchas de la India, se construyen todas con iguales componentes, sin importar si la planta es de 220 MW o de 1000 MW.

En 62 años 44 centrales canadienses y 22 indias no han producido jamás un accidente notable. Todas ellas vuelven a sus dueños independientes de la maffia internacional del enriquecimiento de uranio. EEUU, fundador de dicha maffia, no logra que le dé descuentos honoríficos: en 2023 pagó U$ 900 millones a Rusia (¿y el boicot?) por una cuarta parte del uranio enriquecido que mantiene en funcionamiento sus 94 centrales nucleares remanentes. Estas, a su vez, generan el 20% de la electricidad estadounidense. La oferta mundial (Alemania, Reino Unido, Holanda, Francia) es inelástica por falta de nuevas plantas de enriquecimiento.

Sí, efectivamente, como Ud. sospecha el State Department está un poco aterrado con la situación.

2) RE-BANCAMOS EL CAREM, aunque necesite de uranio enriquecido. Lo apoyamos desde que existe el proyecto (1984) porque es la única planta modular, compacta y con seguridad mayormente pasiva, de propiedad intelectual enteramente argentina, ergo exportable.

Lo de tener las patentes es importante. Podríamos construir decenas de CANDU nacionales en territorio argento -en realidad, deberíamos hacerlo- sin oblar un mango a Canadá: la transferencia de tecnología ya se pagó de sobra en los ’70 y ’80’. Lo que no podremos hacer es exportarlo, porque al comprar la tecnología firmamos las condiciones restrictivas habituales. De modo que el CAREM para AgendAR es un proyecto de exportación, que jamás nos dará un dólar si no construimos un proyecto de escala comercial con al menos un módulo de entre 100 y 125 MW de potencia instalada, y mostramos al mundo que funciona bien.

Por ahora el CAREM es un prototipo de sólo 32 MW con un grado importante de avance de obra, pero a lo largo de nuestra pedregosa historia desde 2004 fue detenido demasiadas veces por sabotaje político interno. Con la Linglong china, terminada pero no operativa, el CAREM es una de las únicas dos centrales compactas, modulares, materiales y tangibles. Hay más de 100 proyectos parecidos en el mundo, algunas muy divergentes, y al menos 30 inspirados o desfachatadamente copiados del CAREM. Pero son todos proyectos, power-points, márketing y otras masturbaciones financieras. Tal vez el Linglong y el CAREM sean conceptualmente inferiores, PERO EXISTEN.

Hay también pequeñas centrales nucleoeléctricas tipo PWR, como las dos que lleva a bordo la chata flotante Akademik Lomonosov, amarrada en el puerto siberiano de Pevek. Son las más boreales del planeta. Pero no son nada modulares. Al igual de centenares de motores de submarinos y portaaviones nucleares, son versiones enanas de las centrales PWR de uranio enriquecido moderadas y refrigeradas por agua, el tipo de máquina nucleoeléctrica más común en el mundo. Son más de lo mismo pero más caro, salvo que se produzcan de a miles. Creemos que el CAREM es más sensato porque elimina componentes caros como las bombas de primario, y se refrigera solo, por convección, sin necesidad de electricidad de red o de back-up.

¿Y por qué AgendAR, en nuestra extrema pobreza de endeudados seriales, quiere AMBOS proyectos y no uno solo? 

Porque un CANDU criollo como Embalse, en Córdoba, podemos mejorarlo, acriollarlo y clonarlo cuanto querramos, y ojalá lo hagamos. Pero sólo un proyecto de exportación como el CAREM nos permitiría construir algo que, como los EEUU, tuvimos y perdimos: un ecosistema industrial nuclear exportador, que traiga divisas a casa. 

Lo que nos interesa es ese ecosistema, por su capacidad de generar tecnología propia, industria de punta y cantidad de empleo calificado: electricidad barata y salarios caros. Pero eso no podría lograrse jamás dentro de las restricciones de nuestro mercado interno. Tener ese ecosistema que los EEUU estúpidamente perdieron vendría con el reaseguro de que existen más de 30 países que son clientes potenciales del CAREM, y que podríamos venderles sin darle la propiedad intelectual del proyecto a ningún otro país, o a alguna multinacional que se lleve el proyecto, y si pintan socios, poder fijar condiciones justas.

Hoy formamos parte efectiva del ecosistema tecnológico CANDU. No podemos vender centrales enteras, pero estamos empezando a vender componentes a China, Rumania, Corea y próximamente, tal vez Canadá. Ése podría ser el primer escalón de una larga escalera. El paso siguiente sería acopiar componentes, modernizar la ingeniería básica y, en el momento políticamente oportuno, hacer una o dos centrales propias. Con la premisa legal, que hoy no existe, de poder invertir las ganancias de la venta de electricidad en terminar y testear el CAREM prototipo de 32 MW, y lanzar la ingeniería de al menos un módulo del CAREM comercial de 100 o 120 MW, y de ahí al bloque entero de 4 módulos.

Cuando escucho a amigos con mucha trayectoria nuclear profesional que me dicen que hay que elegir una central u otra, porque no nos da el cuero para los dos, les pido que traten de aplaudir con una sola mano. O de destapar una Coca Cola, o de cambiar un neumático pinchado. Hasta les dejo elegir si derecha o izquierda, pero una sola.

Después de todo, salvo aplaudir, nada de ello es conceptualmente imposible. El prestidigitador René Lavand nos enseñó que se puede ser manco y mago. 

Otro con una sola mano y más olvidado fue prócer, con avenida y todo: «el Manco» José María Paz fue el mejor estratega militar de la historia argentina, el único que entendió la artillería como arma, y quizás uno de los mejores escritores de nuestra historia. 

Paz no renunció juiciosamente a su brazo derecho porque sus acreedores le vendieron la idea de que era demasiado pobre para tener dos. Se lo destrozaron a tiros los españoles en 1815, en la batalla de Venta y Media, cuando era teniente coronel del Ejército del Norte bajo órdenes de Manuel Belgrano.

Paz luchaba contra los colonialistas. No era un colonizado mental.

Para dejar de ser esa desdichada colonia tecnológica e industrial en que hemos devenido, probablemente nos venga mejor tener dos manos. Se llaman CAREM y CANDU.

Daniel E. Arias

De la devaluación del 118% en diciembre a un nuevo atraso cambiario

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Pese a que tanto el presidente, Javier Milei, como su ministro de economía, Luis Caputo, insisten en que el tipo de cambio está equilibrado y es correcto, la devaluación del 118% de diciembre ya fue absorbida por la inflación y los sectores exportadores reclaman un atraso cambiario.

Sin embargo el gobierno se mantiene en su eje y sostiene el tipo de cambio oficial con devaluaciones del 2% mensual. Esta apreciación del dólar con respecto al peso queda muy lejos del índice de inflación mensual. El último dato del aumento de precios al consumidor brindado por el INDEC para el mes de abril fue del 8,8%. Por lo tanto la divisa va quedando atrasada con respecto a los precios domésticos.

El complejo agro exportador, fuente de ingreso de dólares a nuestro país, viene reteniendo las exportaciones a la espera de una mejora en el tipo de cambio que los favorezca. Es así que por ahora la cosecha gruesa que implica el período de exportaciones más fuerte, por ahora viene a un ritmo lento. La baja velocidad a la que el complejo agroexportador liquida la cosecha gruesa de esta campaña fue detallada en un informe de Coninagro.

“A mediados de mayo sólo se ha vendido el 34% de la producción de soja de la campaña. Por debajo del 36% de los 2 años previos y el promedio de 40% de los 5 años previos, para el mismo momento del año”, mencionó, aunque consideró también que “la suba de precios internacionales, la mejora del dólar exportador y la menor humedad están ayudando a que tome mayor ritmo”.

El único incentivo que encuentran las empresas para liquidar exportaciones se llama “dólar blend”. Esta medida que ya había sido en práctica por el ex ministro de economía Sergio Massa permite que el 20% de la facturación se liquide en los mercados paralelos a través del contado con liquidación (CCL) mientras el 80% restante se haga a través del tipo de cambio oficial.

Si de incentivar operaciones se trata el gobierno debería aumentar la porción de la torta para la liquidación a través del CCL, sin embargo el ejecutivo salió a desmentir las versiones que afirman esta idea. Por el contrario desde el ministerio de economía dicen que por el momento se mantendrá la proporción 80/20 pero que a futuro irá en aumento la porción de la liquidación al cambio oficial hasta llegar al 100%.

Más allá del pedido del FMI al gobierno argentino para que elimine el “dólar blend” a instancia de una mayor recaudación de divisas, el gobierno necesita de manera imperiosa fortalecer las reservas de BCRA. “De mantenerse el dólar blend de exportación, la acumulación de reservas luce compleja a pesar del inicio de la cosecha gruesa. En efecto, el superávit comercial (USD 14.000 millones estimado entre mayo y diciembre) no se traduce en superávit cambiario, ya que resulta muy similar al 20% de las exportaciones que se liquidan en los mercados financieros (USD 11.000 millones en el mismo período)”, explicó la consultora Fundación Capital.

La devaluación del blue de la semana pasada puso en alerta al gobierno que a partir de esa mini corrida comenzó a intervenir el mercado de cambio. El BCRA comenzó a vender dólares para frenar la espiral en aumento, a contramano de cualquier manual del liberalismo. Resulta que con las premuras a las cuales se ve sometido el gobierno por parte los agroexportadores el estado comienza a tener sentido.

Las intervenciones del BCRA, por ahora, lograron apaciguar la suma del dólar en los mercados paralelos sin embargo el atraso cambiario no deja de ser una talón de Aquiles para el gobierno que a pesar de la fuerte devaluación de diciembre pasado ahora debe hacer equilibrio para no volver a cometer el mismo error

MARTÍN MASSAD

INTI: este 30 de junio no se renovarán 282 contratos, y su presidente no quiere estar presente entonces

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Daniel Afione, ex Gerente de Toyota y actual presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), busca evitar estar en el país a fin de mes, fecha en la que se quedarán en la calle cientos de trabajadores del organismo, tal como lo adelantó el gobierno.

El 30 de junio vencen 282 contratos de locación de servicio y el presidente Javier Milei ya avisó oficialmente que no se renovarán.

Para evitar enfrentar los despidos, Afione le pidió permiso al Ministro de Economía Luis Caputo autorización para realizar un viaje a Japón con motivo de participar en el Latin America – Japan Hydrogen Workshop 2024, organizado por el Institute of Energy Economics.

El viaje dura 12 días, entre el 24 de junio y el 6 de julio próximo. En ese período no solo se prevé despedir a los técnicos y profesionales mencionados sino que un día antes de su regreso culmina la inscripción para adherirse a los retiros voluntarios.

Fuentes del INTI confirmaron que ese viaje iba a ser realizado por un profesional especialista en el tema pero que Afione pidió bajarlo de la comitiva y tomar él su lugar.

Despidos en el INTI

El pasado 22 de mayo, los integrantes del Instituto Nacional de Tecnología Industrial recibieron la novedad de que la planta se reducirá en un 30%. El INTI es uno de los organismos estatales encargado de la investigación y desarrollo tecnológico, la certificación de calidad y la asistencia técnica a empresas.

Días atrás, los trabajadores del INTI regional Patagonia recibieron la noticia de que cerrarán 8 sedes del organismo en la región. La decisión fue trasmitida por los subgerentes regionales tras una reunión realizada el jueves.

Las sedes que cerraran en la Patagonia son: San Martín de los Andes (Neuquén); Viedma, San Carlos de Bariloche y Villa Regina (Río Negro), Puerto Madryn y Esquel (Chubut), y las únicas 2 sedes en Río Gallegos (Santa Cruz), y Río Grande (Tierra del Fuego).

Según precisaron esta medida afectará a 28 agentes y sus familias sobre un total de 75 en toda la región, lo que impactará directamente en la prestación de los servicios tecnológicos y estructuras familiares.

Finalmente, como parte del plan de reducción que lleva adelante el gobierno, la sede central del organismo, ubicada en el partido bonaerense de San Martín, la semana pasada abrió sus puertas con un amplio despliegue policial que incluyó la presencial de efectivos, patrulleros y combis.

En este contexto, los empleados del INTI convocaron a una Asamblea General con el propósito de evitar los despidos y activar la presencia del gremio estatal de ATE para evitar los despidos.

Comentario de AgendAR:

La mayor fortaleza del INTI es justamente la extensión regional de sus servicios, es decir su red territorial. Está diseñada para resolver necesidades locales, como la del INTA. Ésta es una puñalada a las industrias de las provincias, y especialmente a las patagónicas.

Lo de Daniel Afione, el interventor, bajando del avión a un especialista en hidrógeno del INTI para tomar su lugar en Japón y así esquivar los escraches que van a generar 280 despidos con su firma al pie, eso es grotesco, ridículo y trágico a la vez. Y también un rasgo habitual y naturalizado de este gobierno nacional.

Daniel E. Arias

UCA: cómo varió el % de alumnos que finalizan el secundario e ingresan a la universidad

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En los últimos 13 años disminuyó el porcentaje de chicos que no terminan el secundario y aumentó la proporción de aquellos que ingresan a la universidad. Pero esto no implica que la terminarán: es probable que uno de cada cuatro o cinco jóvenes que actualmente se encuentran cursando estudios superiores no logren finalizarlos. “No es un proceso de vida lineal ni carente de barreras socioeconómicas”, afirma un estudio del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA) que analiza las posibilidades de acceso y logro educativo superior de la población de 18 a 24 años con residencia en áreas urbanas a nivel nacional.

El porcentaje de jóvenes de ese grupo etario que no terminaron la secundaria se redujo de 46,5% en 2010 y al 32,7% en 2023, mientras que aquellos que están cursando o ya finalizaron sus estudios superiores aumentó de 30,8% a 38%. Se observa, a la vez, un aumento de los jóvenes que, si bien terminan el secundario, no continúan o abandonan estudios superiores. En el mencionado lapso de tiempo, este universo pasó de 20,1% a 26,4%.

Fuente: Observatorio de la Deuda Social Argentina-UCA en base a datos de EPH Total urbano-INDEC, 3° trimestre 2010, 2014, 2019 y 2023.​

Actualmente, el 40,9% de los jóvenes de entre 18 y 24 años estuvieron o están participando en estudios superiores: 2,9% ingresaron y abandonaron, 35,2% continúan estudiando y 2,8% finalizó con éxito. De los que aún mantienen la cursada, no todos habrán de terminar el nivel: a manera de ejercicio comparativo, las cohortes de edades subsiguientes registran una tasa casi constante de abandono de al menos 22%, según el informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina. Es probable entonces que uno de cada cuatro o cinco jóvenes de la cohorte actual no logre graduarse. Podría esperarse al aplicar esa tasa de riesgo, según apunta el estudio, que un 9% del grupo no termine. Si esto fuese así, esta cohorte generará casi 32% de egresados del nivel superior.

“Si bien hay en esta generación una mayor tasa de participación en el nivel de estudios superiores, es de esperar que no todos logren finalizar. ¿Cuántos van a terminar? Aproximadamente entre el 75-80% de los que ingresan. Pero el consecuente abandono de entre 20-25% no es aleatorio, esta sesgado económica y socialmente, al igual que la calidad en la formación terciara o universitaria que logran los egresados”, dijo Agustín Salvia, director del observatorio.

Reproducción intergeneracional

Los datos muestran una tendencia a la reproducción intergeneracional de los logros educativos del jefe del hogar sobre los jóvenes que habitan en él.

Casi la mitad de los chicos que viven en un hogar donde el jefe de familia no finalizó el secundario, tampoco lo hacen: apenas un 29% lo termina. A la vez, solo un 22,1% ingresa a la universidad.

Fuente: Observatorio de la Deuda Social Argentina-UCA en base a datos de EPH Total urbano-INDEC, 3° trimestre 2023.​

Mientras que en aquellos hogares donde el jefe tiene hasta secundario completo, el porcentaje de quienes no finalizan ese nivel de estudios se reduce a 20,6% y el de aquellos que acceden a la universidad aumenta a 52,5%.

En aquellos hogares donde el jefe cuenta con estudios universitarios, el porcentaje de los que no finalizan el secundario se reduce marcadamente al 13%. También disminuye la proporción de quienes solo llegan a completar el secundario (17,1%), en tanto quienes acceden a cursar estudios superiores alcanzan el 69,9%.

Influye además si esos jóvenes viven en pareja. Para ciertos sectores socioeconómicos representa una barrera de acceso o continuidad educativa. Mientras que un 30% de los jóvenes entre 18 y 24 años que no viven en pareja no finalizaron el secundario, entre aquellos que viven en pareja el porcentaje aumenta al 49,3%. Lo mismo sucede entre aquellos que finalizan el secundario, pero no continúan cursando: aumenta del 25,7% al 31,4%.

“Si bien es baja la proporción de jóvenes de 18 y 24 años unidos o casados, es evidente que la responsabilidad económica o doméstica de constituir un núcleo conyugal recorta la continuación de los estudios; por el contrario, la postergación de compromisos conyugales favorece el éxito educacional”, afirma el informe escrito por Eduardo Donza, María Rosa Cicciari y Rodrigo Jara Álvarez.

Tuvieron en cuenta los datos de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec referida al total urbano de la Argentina que, en 2023, incluyó una muestra de 76.213 personas y 26.286 hogares.

Fuente: Observatorio de la Deuda Social Argentina-UCA en base a datos de EPH Total urbano-INDEC, 3° trimestre 2023.​

En ese sentido, la situación económica de las familias es un “factor clave” en el acceso educacional. Según el informe de la UCA, entre los jóvenes que residen en hogares no pobres disminuye la incidencia de los que no finalizaron el secundario (22,1%) y aumentan los que cursan estudios superiores (42,6%), sumado a quienes lograron finalizar sus estudios terciarios o universitarios (4,3%).

En cambio, entre los jóvenes que habitan hogares en situación de pobreza superan el 40% aquellos que no terminan el secundario y rondan el 25% quienes abandonan la universidad. En los hogares indigentes solo el 23,5% cursan estudios superiores, mientras que en los pobres lo hacen el 28,3%.

Sexo y lugar de residencia

El análisis también apunta que los esfuerzos del sistema educativo tendrían que focalizarse, entre otras cosas, en la continuidad de los estudios superiores de los varones y, sobre todo, en evitar su abandono en el nivel secundario. Los datos muestran que son menos las mujeres que abandonan el secundario (27%) que los hombres (37%) y, asimismo, hay mayor proporción de mujeres cursando en la universidad (41,6%) que varones (29,4).

Se repite la tendencia al analizar quiénes finalizan esta etapa: egresan antes de los 25 años el 3,4% de las mujeres y solo el 2,3% de los varones.

Fuente: Observatorio de la Deuda Social Argentina-UCA en base a datos de EPH Total urbano-INDEC, 3° trimestre 2023.​

En tanto, al analizar la variable geográfica, si bien no se observan diferencias significativas entre las distintas regiones de la Argentina y los accesos educativos de los jóvenes, es evidente que la región del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) es la que registra el menor porcentaje de población de 18 a 24 años que no finaliza el secundario (28,2%), mientras que el resto de las regiones del país tienen valores que oscilan entre el 33,5% y el 38,4%.

Lucila Marin

Los cambios que negoció el Senado a la Ley de Bases

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La Ley Bases y el paquete fiscal llegaron al recinto del Senado después de un mes y medio de intensas tratativas. La Casa Rosada cedió parte del contenido de los textos a cambio del visto bueno de los senadores para avanzar en su aprobación. En total, sumó 45 modificaciones: 29 en la Ley Bases y 16 en el paquete fiscal. Antes de la medianoche del miércoles, la Ley Bases tuvo su aprobación en general (gracias al desempate de la vicepresidenta Victoria Villarruel) y se avanzó luego con el articulado. El segundo proyecto se aprobó durante la madrugada.

El primer artículo, en el que se declara la emergencia pública por un año en materia administrativa, económica, financiera y energética -que faculta al Ejecutivo a arrogarse poderes especiales en estas áreas-, no sufrió modificaciones en esta última etapa. En Diputados, no obstante, esta prerrogativa presidencial se recortó sustancialmente, cuando pasó de 11 emergencias a tan solo cuatro.

En el apartado sobre privatizaciones, en tanto, el Gobierno se negaba a habilitar modificaciones. Muchos de los gobernadores patagónicos solicitaban exceptuar a Aerolíneas Argentinas, Correo y Radio y Televisión Argentina (RTA) de la liquidación total. En las últimas horas el Gobierno aceptó excluir a Aerolíneas Argentinas para salvar el resto del paquete y avanzar con la ley.

Si bien estos fueron los últimos cambios que concedió la Casa Rosada, no quiere decir que los textos se mantengan incólumnes hasta su sanción definitiva. Todavía deberán pasar el último visto de Diputados.

De hecho, en el oficialismo entró al recinto con plena consciencia de que algunos artículos corrían serio riesgo de ser rechazados. La reimposición de Ganancias, la reconfiguración de la moratoria previsional y la facultad del Presidente de avanzar en la desregulación administrativa, prevista en el artículo 3°, eran algunos de los puntos en la cuerda floja.

Ley Bases

  • Desregulación del Estado

Se limitó la facultad del Poder Ejecutivo para intervenir organismos públicos. Se incorporaron 15 entes e institutos que no podrán disolverse. Se listan el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI); el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG); la Administración de Parques Nacionales (APN); el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA); el Instituto Antártico Argentino (IAA); el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CITEDEF); el Centro de Investigación Tecnológica de las Fuerzas Armadas (CITEFA); el Instituto Geográfico Nacional (IGN); el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES); el Servicio de Hidrografía Nacional; el Servicio Meteorológico Nacional (SMN); el Instituto Nacional del Agua (INA); el Servicio Geológico-Minero Argentino (SEGEMAR); el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP); Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CENARD); Superintendencia de Seguros de la Nación; Superintendencia de Riesgos de Trabajo; y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación. Además, se sumó un párrafo en el que se garantiza el financiamiento de los organismos incluidos en el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030.

  • Empleo público

Se consignó que los agentes que se encuentren de licencia por enfermedad o accidente, por embarazo y por matrimonio no podrán ser puestos en situación de disponibilidad hasta vencido el período de su licencia.

  • Modernización laboral

A pesar de que un sector de la UCR retomó su pedido para limitar el poder de los sindicatos a través de una de sus principales fuentes de financiamiento, esta cláusula finalmente fue eliminada del dictamen firmado. Se quitó el artículo establecía que, para los empleados no afiliados a los gremios, sólo se podían cobrar cuotas solidarias con su consentimiento previo. Sin este párrafo, lo podrán seguir haciéndo contra su voluntad.

  • Justa causa de despido

Fue incluida la “participación activa en bloqueos o tomas de establecimientos” como una grave injuria laboral y objetiva causal de extinción del contrato de trabajo.

  • Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones (RIGI):
    • Fue reformulado el artículo 163 que declara “nulo de nulidad absoluta” toda norma provincial que se oponga al régimen de manera que aplique solo a aquellas jurisdicciones que decidan adherir al RIGI.
    • Se incluyó un inciso por el que se prevé el fomento del desarrollo de las cadenas de producción locales asociadas a los proyectos de inversión comprendidos por el RIGI.
    • Se limitó el margen de acción de los proveedores de bienes o servicios con mercadería importada que soliciten la inscripción al RIGI. Deberán destinar su mercadería exclusivamente a la provisión de la empresa dentro del régimen.
    • Se incorporaron incisos para garantizar que las compañías que adhieren al régimen empleen personas locales y contraten servicios de proveedores locales.
    • Se eliminó la posibilidad de que los dividendos y utilidades de las compañías puedan ser giradas al exterior luego de transcurridos tres años.

Paquete fiscal

  • Blanqueo:
    • Se eliminó la posibilidad de que las criptomonedas sean parte de los bienes que puedan ser regularizados. La redacción original estipulaba: “sin importar quien ha sido su emisor, quien es su titular o donde estuvieran depositadas, custodiadas o guardadas”, pero ante el rechazo opositor fue quitado del texto.
    • Respecto del dinero que sea regularizado y depositado a Cuenta Especial de Regularización de Activos, se adicionó la posibilidad de que el Poder Ejecutivo promueva con éste “la inversión productiva de pequeñas y medianas empresas en las Provincias de menor grado de desarrollo relativo o fomentar el crédito de las mismas”.
    • Se excluyó del régimen a los funcionarios públicos de los últimos diez años. En la redacción original se contemplaban aquellos que se hayan desempeñado en los últimos cinco años.
    • Se excluyó del régimen a los hermanos de los funcionarios públicos. Se sumaron a los cónyuges, convivientes, padres e hijos.
    • Se incluyó la prohibición de inscribirse en blanqueos futuros hasta el 31 de diciembre de 2038.
    • Se incorporó un nuevo artículo para aumentar un 20% la alícuota del impuesto a los Bienes Personales para quienes se inscriban en el blanqueo. Con esta modificación, la tasa pasaría del 0,5% al 0,6%.
  • Impuesto a las Ganancias:
    • El incremento del 22% del mínimo no imponible para La Pampa, Río Negro, Neuquén, Chubut y Santa Cruz implica que la base del tributo para los contribuyentes de estas provincias pasará de $1,8 a $2,2 millones para solteros, y de $2,2 a $2,6 millones para casados con hijos. Técnicamente, no se cambiaron los montos de las escalas sino que se prevé un aumento en los descuentos por conceptos como cargas de familia, entre otros.
    • Para Tierra del Fuego, en tanto, se sostiene la exención impositiva -donde se incluye el impuesto a las Ganancias- estipulada en la ley 19640.
    • Se incluyó la posibilidad de que se puedan deducir el 100% de los intereses de los créditos hipotecarios.
  • Monotributo social:

Se mantiene con un esquema diferente al vigente, en el que quien adhiera pagará un monto mínimo en carácter de jubilación y la obra social será optativa.

  • Ley Minera

Se busca modificar el artículo 22 de la ley 24.196, sobre inversiones mineras, para incrementar del 3% al 5% el tope de regalías percibidas por las provincias sobre el valor ‘boca mina’ del mineral extraído.

Steven Koonin, ex asesor de Energía de Obama: “No hay una crisis climática”

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Hace unas semanas el grupo Techint hizo una reunión de Transición Energética con directivos de sus empresas industriales provenientes de varios países del mundo (principalmente de la Argentina, pero también de Brasil, Chile, Estados Unidos, Italia, México y Medio Oriente). El invitado principal fue el exsubsecretario de Ciencia de Estados Unidos durante el gobierno de Barack ObamaSteven Koonin, un científico que minimiza el rol humano en el calentamiento global. Recientemente, publicó el libro El clima: no toda la culpa es nuestra.

“Cuando se habla sobre el cambio climático, los medios de comunicación, los políticos y otras voces prominentes han declarado que la ciencia es incuestionable al respecto. Sin embargo, el tratamiento de los informes y su transmisión a la población está repleto de desinformación e interpretaciones maniqueas”, dice la descripción del libro.

El empresario Paolo Rocca, presidente del grupo Techint, lo convocó especialmente porque cree que su mirada y perspectiva aporta positivamente al debate de transición energética y su velocidad.

El científico no descree del calentamiento global, pero dice que no existe una “crisis climática”, en línea con el pensamiento del presidente Javier Milei. El físico teórico sostiene que, mientras hay millones de personas que viven en la pobreza, hay otras prioridades en el corto plazo antes que, por ejemplo, pagar más caro por la forma de generación energética para que sea menos contaminante.

Steven Koonin: "No hay una crisis climática"
Steven Koonin: «No hay una crisis climática»Fabian Marelli

–¿Cuál es el objetivo del libro que acaba de publicar?

–Lo primero que quiero que se lleven es que la ciencia no dice lo que la mayoría de la gente piensa que dice, porque ellos reciben una ciencia filtrada a través de resúmenes políticos y de los medios. Lo segundo es que no hay una crisis climática. La ciencia dice que esto tal vez sea un problema, pero no es algo que sea tan serio que tiene precedencia sobre muchos otros problemas que el mundo también tiene hoy. Lo tercero es que nos estamos tirando de cabeza hacia un intento de tratar de transformar el sistema de energía sin haberlo pensado detenidamente en términos de costo, estrategia y consecuencias no anticipadas.

–¿Quiere decir que los gobiernos están observando con mayor preocupación el cambio climático, en lugar del aumento de la pobreza, por ejemplo?

–Hay 3000 millones de personas de los 8000 millones en el mundo que utilizan menos electricidad todos los años que la heladera promedio estadounidense. La persona promedio en Nigeria utiliza una trigésima parte de la energía todos los años que la que se usa en Estados Unidos en los refrigeradores. Creo que cualquier persona que haya trabajado o haya visitado estos países con deficiencia de energía tiene una idea de lo difícil que es la vida sin una fuente de energía adecuada. Entonces, yo diría, primera prioridad, si a uno le interesa la raza humana como un todo, asegúrense de que esa gente tenga energía suficiente. Esta parte de la región todavía está en desarrollo y necesita empezar a usar recursos para generar energía.

–En la Argentina, las empresas que están produciendo petróleo en Vaca Muerta están tratando de progresar en programas de emisión cero. ¿Es correcta esa visión o tal vez debería tratarse de producir lo máximo posible primero?

–Primero que nada, cuando hablamos de petróleo, de cero emisiones, no estoy seguro de qué significa eso. ¿Estamos hablando de cero emisiones en el proceso de extracción y de refinación del petróleo? Ahora, con respecto a si deberían estar haciendo esto o no. El petróleo es una commodity. Más bien se trata de la actividad económica a través de esa empresa, más que dar suministro al mundo. Creo que hay que verlo desde esa perspectiva. Si no lo hicieran, bueno, habría un poco menos en el mercado. Alguien podría producir un poco más como resultado. El precio podría subir un poco. Más que nada tiene que ver con que ellos ganen dinero.

Steven Koonin: "Los estudios en los Estados Unidos y en Europa muestran que la gente está más que dispuesta a apoyar la Agenda Verde en lo abstracto; pero en lo que tiene que ver con disposición a pagar de más por semana o por mes, no es mucho"
Steven Koonin: «Los estudios en los Estados Unidos y en Europa muestran que la gente está más que dispuesta a apoyar la Agenda Verde en lo abstracto; pero en lo que tiene que ver con disposición a pagar de más por semana o por mes, no es mucho»Fabian Marelli

–Hay algunos consumidores, por ejemplo, que están dispuestos a pagar más caro por comprar algo que sea más limpio.

–Sí, claro. Está bien, la gente quiere hacer eso. Es una cuestión de cuánto dinero extra quiere pagar la gente. Los estudios en los Estados Unidos y en Europa muestran que la gente está más que dispuesta a apoyar la Agenda Verde en lo abstracto. Pero en lo que tiene que ver con disposición a pagar de más por semana o por mes, no es mucho.

–¿Cree que hay espacio para todas esas cosas en el mercado?

–Sí, si pueden ganar dinero haciendo eso, ¿por qué no? Pero una vez que se dan cuenta de que no están salvando el planeta, o sea, que no es una diferencia muy importante… Te puede hacer sentir bien.

–En cuanto al desarrollo tecnológico global, usted dice que cada país debería encontrar su propia manera de desarrollar los recursos energéticos. ¿Eso implica producir todas las fuentes de carbono disponible o la fuente renovable?

–Creo que es muy difícil para la comunidad internacional decirle a un país que eso no se puede hacer en lo que tiene que ver con la disponibilidad de la energía. Hay otro científico, Roger Pinkham, que formula la ley de hierro de la energía: los países van a hacer lo que necesiten hacer para obtener energía. Y creo que hay muchísimos ejemplos de esto. Es un shock para mí cuando, por ejemplo, el Banco Mundial le dice a Vietnam que no va a financiar esa planta de carbón de US$20 millones porque contamina. Creo que Vietnam necesita tanta energía como pueda tener. Y si el Banco Mundial le dice que no, China va a intervenir y lo van a terminar haciendo igual. Es muy difícil decirle a un país qué hacer a menos que puedan hacer la diferencia. Si lo escuchan a Narendra Modi, primer ministro de India, básicamente dice que van a hacer lo que tengan que hacer para obtener energía.

–En ese sentido, ¿qué recomienda para un país como la Argentina?

–No conozco cuál es la situación energética argentina. Sé que tienen tres plantas nucleares en operación. Si lo que quieren hacer es reducir las emisiones en electricidad, creo que esa es una muy buena alternativa. No sé hasta qué punto están utilizando energía eólica, pero tienen que recordar que necesitan algún tipo de backup para este tipo de generación [porque la producción es intermitente]. Y eso también es un costo extra si quieren cerrar el gas o las plantas de carbón. Uno de los problemas que vemos en los Estados Unidos y en Europa es que la gente que realmente comprende el sistema de energía, los que lo desarrollan y lo operan, quedan fuera de las discusiones acerca de cómo debería evolucionar. O sea, los expertos técnicos. Y creo que si involucramos a esas personas, y muchas veces son gente de buena voluntad que quieren hacer esto, lo que pasa es que no quieren hacer algo que no va a funcionar. Eso sería algo muy positivo si la Argentina puede incluirlos.

–Muchos países están aplicando impuestos al carbono. Usted tiene una visión contraria a eso, pero ¿se puede justificar en alguna situación o no tiene sentido para los países de todo el mundo?

–En países desarrollados el problema con el impuesto al carbono es que hay tal vez tres cosas que no se están haciendo y que tienen que hacerse. Una es que tiene que ser predecible. No necesariamente constante, pero predecible. Lo cual es muy difícil de hacer con un sistema político. Lo segundo es que tiene que ser universal. Lo tercero es, ¿qué van a hacer con el dinero? En los Estados Unidos se recauda una cantidad bastante significativa de dinero. Estamos hablando de 6000 millones de toneladas de CO2 por año y de US$40 por tonelada. Son US$240.000 millones. Es mucho dinero, incluso para los Estados Unidos. ¿Vamos a confiar en el Congreso para distribuir razonablemente esa suma? No. Y también está el mercado internacional, donde hay impuestos en un país que hacen que esos bienes sean más caros. Eso ya no sé cómo se arregla. La gente habla de ajustes en la frontera, pero me parece a mí que es una perspectiva bastante complicada.

–¿Qué piensa de la administración de Joe Biden en el sector energético?

–Creo que muchas de las políticas fueron mal planeadas y mal pensadas. Por ejemplo, la ley de reducción de la inflación. Hubo muchos subsidios para energía solar o eólica, que en realidad son las formas de generación más baratas. ¿Por qué las subsidian? No sé. Las restricciones a las exportaciones de gas natural son totalmente contraproducentes. Creo que las partes de investigación y desarrollo de esa ley son buenas, porque tendrían que poner dinero en investigación, en el almacenamiento de la energía, en la informática de la red. Todo eso es bueno, pero hay demasiada eólica y solar. Subsidiar vehículos eléctricos no es algo que valga la pena, nadie quiere comprarlos.

–¿Qué le diría a la gente que dice que cada vez hay más fenómenos climáticos, como sequías e inundaciones?

–Primero que nada, hay que hacer una distinción entre el tiempo y el clima. El tiempo es lo que pasa todos los días, todos los meses. El clima es lo que pasa en un período de varias décadas. Lo segundo es que hay tantos lugares en el mundo y las chances de un evento de 100 años que ocurra en el mundo, es algo que se puede calcular, y por supuesto que los medios se suben a todas las posibles catástrofes y dicen, bueno, este es un tema climático. Hace dos veranos, creo, tuvimos muchas inundaciones en Pakistán. Mucha gente falleció. Dos días después del evento, el ministro de Medio Ambiente de Pakistán dijo que era por el CO2 y que les debían dinero por el CO2. También dijo que eran las peores inundaciones desde 1960 o algo así. ¿Antes de 1960 qué pasó? El monzón de ese año al que estamos hablando no fue particularmente infrecuente si lo comparamos con los años anteriores. Lo que lo hizo diferente esta vez es que las montañas en Pakistán habían sido privadas de árboles. Entonces hubo muchísimo más gente que vivía en planicies donde se pueden inundar y donde no deberían haber estado. Por supuesto, la catástrofe fue causada por humanos, pero no lo hizo nada de orden climático. Eso tiene que ver con mala infraestructura. No es que yo les eche la culpa a los medios, pero se suben a eso y lo hacen porque como noticia es maravilloso y lo propagan.

–Usted no tiene una visión alarmista del calentamiento global, pero ¿cuán preocupado está sobre la situación?

–Durante los últimos 120 años hemos visto tanto calentamiento como las Naciones Unidas está proyectando. Es 1,3 grados en los últimos 120 años. La humanidad ha prosperado como nunca antes en su historia en ese tiempo. La esperanza de vida creció de 52 a 73 años. El PBI per cápita creció multiplicado por siete. La tasa de alfabetismo crece hasta el 80%. Las tasas de muerte por clima extremo bajó en un factor de 50, a pesar o tal vez por el calentamiento global. Pensar que otro 1,3 grados va a descarrilar todo eso no lo creo. Hay otras cosas que podrían descarrilar todo eso pero son muy adaptables. Maravillosamente adaptable es una característica humana dominante. Le pregunté a los expertos ¿qué es lo que realmente les preocupa? Y no pueden dar una buena respuesta. Es muy difícil imaginar algo en la escala de una pandemia. Un asteroide, una llamarada solar. Pueden elegir su catástrofe favorita y ahí está. Lo que tenemos que hacer es desarrollar la mayor parte de la humanidad al punto en que sean más resilientes. Por supuesto que hay cosas que nos complican, pero tenemos que saber manejarlas y adaptarnos. La pandemia, tan terrible como fue, creo que lo manejamos bastante bien.

–¿Qué mensaje le dejaría a los jóvenes que más siguen la agenda climática?

–No se crean todo lo que escuchan. Uno lo aprende cuando se hace mayor. Les voy a dar ese ejemplo de que la humanidad mejora y mejora. También les voy a decir que si quieren cambiar el sistema energético por preocupaciones con el clima, más vale que lo entiendan primero. Tómense el tiempo de entender.

Sofía Diamante

Una empresa biotecnológica argentina desarrolla tecnología para producir anticuerpos monoclonales más eficiente que la convencional

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Se trata de la primera iniciativa en el mundo basada en tecnología microfluídica laminar continua y unidireccional e inspirada en las redes microvasculares de la naturaleza, como las del cuerpo humano y las plantas.

El Instituto Universitario para el Desarrollo Productivo y Tecnológico Empresarial de la Argentina (IUDPT) organizó una conferencia en la que disertaron Federico D’Alvia Vegh, cofundador y director de Operaciones de la empresa biotecnológica Stämm, y Manuel Del Cogliano, director científico de la compañía cuyas sedes centrales y de investigación y desarrollo se encuentran en el barrio porteño de Retiro.

D’Alvia Vegh confirmó, en la ocasión, que iniciaron la producción de anticuerpos monoclonales (proteínas que pueden utilizarse para diagnóstico clínico, tratamiento de enfermedades autoinmunes e infecciosas y cáncer, o aplicaciones industriales y de investigación), mediante el cultivo de células de ovario de hámster chino (células CHO), en un laboratorio del parque tecnológico BioArk, ubicado en la ciudad de Monthey, en el cantón suizo de Valais.

Pero, según destacó el emprendedor oriundo de Quilmes, en el sur del Conurbano bonaerense, lo notable es que “logramos cinco veces más concentración del anticuerpo”, en comparación con los métodos convencionales de producción. Esto se debe, de acuerdo con sus palabras, al desarrollo tecnológico en microfluídica laminar, inspirado en las redes microvasculares de la naturaleza, como las del cuerpo humano o las plantas, que optimizan la eficiencia.

De hecho, Stämm desarrolló un bioprocesador -“del tamaño de una heladera de doble puerta”, precisó- capaz de reducir hasta 400 veces las instalaciones necesarias para lograr el mismo flujo productivo de cultivo de cualquier célula o microorganismo, según subrayó el COO de la iniciativa, que lleva levantados US$ 40.000.000 en distintas rondas de inversión de capital.

El desarrollo incluye nueve patentes. Se compone de dos dispositivos: el Cell line on-a-Chip proporciona un flujo constante de células disponibles para inocular continuamente el sistema, y el Bubble-Free-Biorreactor, un microbiorreactor 3D creado mediante fabricación aditiva con tintas permeables al gas, herméticas al agua y biocompatibles, está formado por cientos de canales de 120 micrones de diámetro, que mantienen las células en un flujo laminar continuo y unidireccional.

“Elegimos los anticuerpos monoclonales para salir al mercado, porque se trata de productos de bajo volumen, alto valor y muy complejos de producir, debido a las regulaciones. Como el bioprocesador está pensado de forma modular y como un modelo ‘as a service’, nuestra visión es que permita desbloquear, en diez años, el acceso a la medicina personalizada para cada paciente en cada hospital”, anticipó.

No obstante, del mismo modo que ya fabrican anticuerpos monoclonales, están en condiciones de escalar la producción de cualquier célula, según especificó. “De esta manera, somos hoy el único agente de cambio capaz de desbloquear una economía de 2 billones (millones de millones) de dólares, ya que el 60% de los consumibles podrían ser cultivados en un bioproceso, según un reporte de McKinsey”, completó.

De la jornada participaron el rector del IUDPT, Mariano Álvarez; la secretaria de Ciencia y Tecnología del instituto universitario, Cintia Hernández, y el director de la carrera de Biotecnología, Galo Balatti, junto con investigadores, docentes, estudiantes y miembros de la comunidad.

«Un despropósito minero»: preguntan por qué no se vuelve a extraer uranio en Mendoza

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La actual ola de promoción minera en la provincia hace retornar una pregunta retórica: ¿Por qué no vuelve a producir Sierra Pintada?

Esta no es sólo una simple pregunta, es un sinsentido. Cuando, en su momento, durante el gobierno de Carlos Menem se justificó su parada, se lo hizo por los costos de producción que no eran competitivos contra la compra de uranio en el exterior; esa situación ya hace rato que no existe.

Si bien hay una ley restrictiva para la minería metalífera, tampoco hoy es un obstáculo para reactivar la minería del uranio. Esta situación resulta realmente inconsistente ya que la subsecuente compra de uranio en el exterior ha ocasionado gastos cuantiosos en dólares; tal vez, cerca de los 1.000 millones de dólares, cuando podríamos producir con moneda nacional. Hoy en día, el comprar el combustible nuclear en otros países significa erogación de dólares que no tenemos y, además, con un costo mayor que si lo hiciéramos en la Argentina, con todo lo que significa el no depender de terceros países en un insumo estratégico como es el nuclear. No hay ninguna justificación por la cual no deberíamos estar produciendo nuestro propio uranio. La independencia geopolítica, la utilización en tiempo y forma de este insumo estratégico, la reactivación de la economía regional y el ingreso de regalías a la provincia son algunas de las razones por las cuales la pregunta sigue resonando.

El Gobierno pregona que el cobre es muy importante para el futuro energético, yo le diría que el uranio también lo es ya que la energía nuclear es la única energía de base que podría suplantar a los combustibles fósiles para la generación de electricidad; las energías renovables son sólo complementarias ya que no pueden mantenerse en funcionamiento bajo cualquier condición.

Es de desear que esta vez no equivoquemos el rumbo y la provincia acierte en ponerse en movimiento en una actividad que es madre de industrias.

Lic. Guillermo E. Rojas

Secretario General Seccional Cuyo-Noroeste. Asociación de Profesionales de la CNEA.