Organismo internacional de investigación espacial pide que no se desfinancie la CONAE

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El Committee on Space Research, un organismo internacional multilateral, se hizo eco de las principales medidas a nivel nacional del gobierno de Javier Milei, y pidió que no se desfinance la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).

A través de un comunicado, la entidad que tiene por objetivo la promoción de la investigación científica en el espacio a nivel mundial, sugirió que el gobierno de Javier Milei debería sostener el financiamiento para el organismo científico argentino especializado en el desarrollo aeroespacial y que acumula una trayectoria destacada a nivel internacional.

Se trata de la CONAE, que consiguió avanzar con la puesta en órbita de satélites de telecomunicaciones, como los ARSAT, y de observación de la Tierra, como los SAOCOM, entre sus hitos más destacados.

El COSPAR funciona como un foro internacional y se hace eco sobre la manera que avanza en diferentes áreas la investigación en el sector aeroespacial.

En ese sentido, llama a no cortar el financiamiento de la investigación básica, por parte del gobierno de Javier Milei, en un escenario de recorte de becas de investigación en el CONICET (organismo que provee investigadores y proyectos a la CONAE), despidos y congelamiento del presupuesto 2024 para todo el área de Ciencia y Tecnología, a valores de 2023, y con una inflación apuntada en el orden del 200%.

“Argentina ha definido un Plan Nacional Espacial ejecutado en 30 años por la CONAE”, sostiene el documento de la COSPAR firmado por el presidente del organismo, Pascale Ehrenfreund y por el Director Ejecutivo, Jean Claude Worms, y plantea que “el espacio se convirtió en un área de gran importancia geopolítica, por lo que requiere de una sólida inversión en investigación básica espacial de cara a los proyectos tecnológicos del futuro”.

La COSPAR, uno de los organismos que asesora, entre otros, a la ONU y otras organizaciones intergubernamentales en cuestiones climáticas, protección planetaria y navegación satelital, recomendó “que las autoridades argentinas sostengan el financiamiento para la investigación básica en el área aeroespacial”.

Buenas perspectivas para una agroindustria de exportación: ciruelas deshidratadas

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Tras atravesar cinco años de menguantes niveles de producción, los productores de ciruela deshidratada en Argentina vislumbran una vigorosa recuperación en los volúmenes de cosecha, proyectando un incremento superior al 50%. Según el informe del Instituto de Desarrollo Rural (IDR), las estimaciones para este año anticipan una producción en Mendoza de 121.245 toneladas frescas, traduciéndose en 40.000 toneladas secas destinadas al sector industrial.

El repunte adquiere una relevancia particular al considerar que la cosecha promedio de los últimos años no ha superado las 65.000 toneladas frescas. De concretarse este augurio, los productores lograrán recuperar el promedio de los últimos diez años, estimado en 30.000 toneladas secas.

Francisco Araujo, coordinador del Clúster de Ciruela de Industria de Mendoza, explicó: “Para esta campaña 2024 tuvimos la suerte de tener un clima muy benigno. No tuvimos heladas en el momento crítico en torno a la floración, cuando se está formando el fruto, y nos encontramos con que vamos a tener una cosecha aceptable, en mayor cantidad a la de años anteriores”.

A pesar de este horizonte alentador, infirió que hay una “lógica” preocupación entre los productores debido a la posible presión en los precios, ocasionada por los altos niveles de inventario que podría generar un producto destinado en más del 90% al mercado internacional.

“Al haber una oferta de ciruelas que supera al menos en un 50% lo que veníamos produciendo, empieza a haber preocupación porque puede dar la impresión de que hay un exceso de oferta de ciruelas”, dijo.

No obstante, aclaró que aún no se confirma la situación, ya que la cosecha no ha comenzado y el nuevo año comercial se inicia a finales de febrero, momento en el cual se comenzarán establecerán los precios.

Ese fue el caso de un productor. “A pesar de ser un año excelente para las ciruelas para deshidratado, los precios que se manejan son para llorar”, expresó Enzo García, que produce en el departamento de General Alvear frutales, viñedos, hortalizas y ganadería.

García reveló que le quedó toda la ciruela del año pasado sin vender, incluso asegura que tiene unos kilos del año anterior. En este contexto, advierte que los precios que trascendieron extraoficialmente no le permitirían ni siquiera penas cubrir los costos del secado de la fruta.

El productor, que desde hace 32 años se dedica a esta actividad que heredó de su padre, comenzará a cosechar en dos semanas. En total, cuenta con unas 12 hectáreas de ciruela, que dan una producción fresca de 300.000 kilos. Para este año, García espera alcanzar una producción superior a los 400.000 kilos.

Localización

El negocio de la ciruela se encuentra principalmente en la provincia de Mendoza, especialmente en el sur, donde está el 80% de la superficie implantada y el 90% de la industria. Como se indicó, más del 90% de la producción se exporta. Mientras que a nivel interno el consumo es bajo, alrededor de 2000 toneladas por año, los principales mercados de destino son Brasil, Rusia, Estados Unidos y Europa.

En los últimos años, la Argentina tuvo bajas en sus producciones, cuando históricamente había alcanzado niveles más altos. Esto desencadenó una disminución en la superficie implantada, ya que producíamos menos y teníamos menor rentabilidad, lo que limitaba la capacidad del productor para reinvertir. Pasamos de 17.000 hectáreas a las actuales 10.000, afectando la presencia argentina en los mercados internacionales al tener una oferta exportable menos abundante y menos consistente”, comenta.

Según el informe del IDR, la superficie productiva ha ido disminuyendo desde la temporada 2010/11 alcanzando este año, actualizado el dato por el censo de productores de ciruela 2021, 9657 hectáreas productivas (edad de plantación desde 6 años a 40 años).

En el mercado externo, la Argentina compite con Chile, que es el principal productor y exportador de este tipo de ciruela en el mundo. El país vecino produce y exporta tres veces más que la Argentina, con una superficie similar. Tiene solo 12.000 hectáreas contra las 10.000 argentinas, pero tiene una mayor eficiencia por cuestiones climáticas y macroeconómicas.

Además, Araujo indicó que Chile tiene una gran ventaja competitiva respecto de la Argentina porque tiene tratados de libre comercio con muchos países que le permiten vender la ciruela con un mejor diferencial de precio. Da como ejemplo Europa, donde Chile ingresa con cero arancel, mientras que la Argentina tiene un gravamen del 10%. También ocurre con China, donde el producto argentino ingresa con un arancel de 30%. “Cada vez que queremos abrir un mercado nos cuesta muchísimo porque nuestro principal competidor tiene una política de comercio exterior mucho más abierta y agresiva que la de la Argentina”, destacó.

Otro país importante para este mercado es Rusia, que es cliente de la Argentina desde 2000, que incluso llegó a estar entre el puesto uno y dos de las exportaciones argentinas. En rigor, según un informe del Observatorio Ciruela Industria allí se destinaron en 2021, año previo al inicio de la guerra con Ucrania, 1316 toneladas, ubicándose en segundo lugar después de Brasil, en donde se vendieron, 6856 toneladas.

Con el inicio de la invasión a Ucrania, se suspendieron los envíos a Rusia y ahora progresivamente algunas empresas están pudiendo volver. No obstante, por los problemas económicos que se generaron a partir del conflicto bélico hubo una baja del consumo.

Araujo sostuvo que los “dos mayores desafíos de este sector que genera mucho empleo y arraigo territorial en la provincia de Mendoza son: la incorporación de tecnología en las fincas y la generación de mecanismos de comercio exterior que le permitan a la Argentina competir de igual a igual con Chile en este producto que es especialmente valorado por sus cualidades alimenticias en todo el mundo. Producimos alimentos saludables para el mundo”.

Los riesgos de construir en las costas del estuario del Plata

Las olas de calor intensas, prolongadas y repetitivas; los brotes de enfermedades como el dengue, que no son endémicas, y las sequías, no son los únicos riesgos y amenazas que la crisis climática ha instalado en la Ciudad de Buenos Aires. La suba del nivel del Río de la Plata aparece también como un potencial efecto del devenir térmico que debe ser tenido en cuenta en el diseño de las políticas públicas locales y recomiendan reevaluar y detener las construcciones en la costa.

Así lo advirtió en un documento el grupo de expertos que conforman el Consejo Asesor Externo de la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad: “Las proyecciones de su ascenso en los dos escenarios extremos para el año 2100 están en el rango de 0,55 a 1,25 metros, dependiendo del nivel de las emisiones de gases de invernadero futuras. Es muy probable que el aumento del nivel medio del mar durante el siglo XXI sea más rápido que el observado durante los últimos 40 o 50 años en cualquiera de los escenarios posibles. El estuario del Plata fue llamado ‘río’ por razones geopolíticas estratégicas, pero su dinámica está determinada por la onda de marea oceánica, incluyendo el nivel medio del mar, porque en realidad es un estuario”, indica.

Proyecciones del aumento del nivel del mar para el año 2100

Proyecciones del aumento del nivel del mar para el año 2100

“El cambio climático representa una amenaza, particularmente, para las ciudades costeras. El nivel del mar está ascendiendo en forma acelerada: duplicó su tasa de ascenso en la última década en comparación con la última década del siglo XX. Las proyecciones indican que esto no se detendrá en lo que resta de este siglo. La recomendación del consejo asesor es la planificación del uso de la zona costera, teniendo en cuenta los cambios ya observados y la amenaza del ascenso del nivel del mar, que es determinante para el nivel del Río de la Plata. La costa es una zona de riesgo y en ese contexto debe hacerse un plan para el ordenamiento del territorio que asegure la protección de personas, infraestructura y no comprometa el acceso al agua del que depende de Buenos Aires”, explicó a Infobae Inés Camilloni.

El documento de los expertos desarrolla una serie de recomendaciones para este y los futuros gobiernos porteños:

● Desarrollar un plan integral para la evaluación ambiental estratégica y el ordenamiento ambiental del contorno ribereño de la Ciudad de Buenos Aires, a partir de la participación ciudadana y tomando como base el conocimiento científico disponible.

● Detener y revisar propuestas de desarrollos inmobiliarios costeros hasta tanto se cuente con un plan integral de ordenamiento ambiental del contorno ribereño.

● Incorporar grandes parques en el contorno ribereño. En el marco de un plan integral, dar respuesta a la demanda insatisfecha de espacios verdes públicos recreativos con infraestructura mínima y liviana, preservando humedales e incorporando espacios verdes flexibles que puedan actuar como áreas de retención y ralentización de agua de lluvia.

● Enlazar reservas y parques con un amplio Corredor Verde, que supere los límites de un camino de sirga, incorporando medios de acceso públicos, recorridos y sistemas de movilidad sostenibles.

En el análisis también se señala la importancia de preservar humedales ribereños como primera barrera de protección frente a tormentas e inundación. “Los continuos rellenos costeros complejizan el escurrimiento del agua de lluvia hacia el Río de la Plata y alejan las desembocaduras de arroyos, reduciendo aún más sus pendientes, afectando no solo el borde costero sino todo el territorio de la ciudad y el área metropolitana”, se señaló.

En ese sentido, la historia de la ciudad de Buenos Aires muestra el gran avance sobre el curso de agua a lo largo de su desarrollo histórico. Si se toma como punto de partida el año 1900, en la Capital se agregaron, en promedio, 26 hectáreas de terreno anuales por los rellenos que se fueron realizando en la costa del Río de la Plata. Desde entonces se sumaron más de 3000 ha.

Primero fue la zona de la Aduana, apenas a metros de la Plaza de Mayo, le siguió el malecón y los rellenos de la zona Norte. El balneario Saint Tropez y Coconor, en la Costanera Norte, de mediados de los ’80, son tal vez los últimos registros de playa de la ciudad. Ya había desaparecido el balneario de la Costanera Sur y habían pasado casi 100 años desde que se construyó Puerto Madero, en 1887.

“El tema es sumamente urgente. Porque aunque hiciéramos cosas para mitigar el cambio climático, la inercia de sus consecuencias ya está entre nosotros. Entre ellos, el aumento del mar, que es imparable. La Ciudad no tiene reglamentada aún la evaluación ambiental estratégica, es por eso que advertimos que los diseños de políticas públicas tienen que tener en cuenta estos factores”, dijo Mora Arauz, de la Fundación Ciudad, que también es miembro del Consejo.

Entre las advertencias, los expertos señalan: “Futuros rellenos aproximarán más la franja de agua contaminada a la toma de agua que abastece a la ciudad y parte del Conurbano. La Ciudad de Buenos Aires cuenta con una reserva de agua potable de muy pocas horas”.

“Si resulta necesario densificar la construcción para una demanda de vivienda insatisfecha, no debe hacerse sobre la costa. La costa es un área de riesgo, aunque no aparezca como tal en el Mapa de Riesgo Hídrico de la Ciudad”, advirtieron.

En APRA indicaron mediante un comunicado que “la Gerencia Operativa del Cambio Climático se encuentra evaluando las recomendaciones incluidas en el documento, que fue entregado el 12/4 en la primera reunión con el Consejo del año en curso, y a partir de esta evaluación las mismas serán compartidas con las distintas áreas de Gobierno involucradas con el borde costero y tomadas en consideración para la futura actualización del Plan de Acción Climática de la Ciudad, que de acuerdo a la legislación vigente se realizará en el 2025”.

Calor extraordinario

La amenaza de avance del nivel de las aguas no es la única que afronta la ribera de la Ciudad de Buenos Aires. Hace dos semanas, un estudio publicado por Nature Communications mostró a la zona como una de las más afectadas por los golpes de calor extraordinarios y sus consecuentes riesgos.

Datos satelitales del aumento del nivel del mar entre 1993 y la actualidad

Datos satelitales del aumento del nivel del mar entre 1993 y la actualidad

Dann Mitchell, científico del clima en la Universidad de Bristol, en Inglaterra, y uno de los autores del estudio, comentó que justo después de una catástrofe, las personas y los encargados de formular políticas son conscientes de los riesgos y de cómo responder. “Y entonces, conforme pasan los años, de alguna manera te olvidás y ya no te molesta tanto”, afirmó a The New York Times.

Mitchell y sus colegas observaron las temperaturas máximas diarias en todo el mundo entre 1959 y 2021 y descubrieron que las regiones que cubren el 31 por ciento de la superficie terrestre de nuestro planeta experimentaron un calor tan extraordinario que, estadísticamente, no debió haber ocurrido. El estudio argumenta que estos lugares deberían prepararse más para futuras recurrencias severas de calor.

No obstante, todavía existen muchas regiones que aún no han experimentado ese calor extremo. Así que es posible que no estén tan preparadas. Según el estudio, esas zonas incluyen lugares desarrollados económicamente, como Alemania, los Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo, además de la región de China alrededor de Pekín. Sin embargo, también incluyen países en desarrollo, como Afganistán, Guatemala, Honduras y Papúa Nueva Guinea, que es más probable que carezcan de recursos para mantener a salvo a la gente. Otras zonas que están en riesgo incluyen al extremo oriente ruso, el noroeste de la Argentina, y también, como se dijo, CABA y el AMBA, así como parte del noreste de Australia.

Comentario de AgendAR:

La semana pasada los medios argentinos informaron del avance del mar, en mar del Tuyu y San Clemente.

Esa es costa de estuario y no de mar, aunque en los mapas políticos todo el estuario del Plata figure como Río de la Plata. La distinción geográfica importa porque en un estuario verdadero el ambiente hídrico es más marino que en un río.

En la parte inferior de un río las mareas y corrientes de marea no mueven mucho el amperímetro: la altura del agua es caótica y casi impredecible por la combinación de vientos, oleaje, mareas marinas y la escorrentía, determinada por la recarga pluvial en las cuencas media y superior. En suma, el Paraná y el Uruguay determinan muy poco qué pasa con la altura de eso que llamamos Río de la Plata pero no lo es.

Lo que determina si la costa avanza o retrocede en balnearios como el Tuyú y San Clemente es la altura promedio del Atlántico y los vientos.

Como se puede observar a simple vista en casi todas las playas bonaerenses, la costa retrocede. El partido entre la sedimentación y la erosión la gana la última, por goleada. Por eso allí se viene derrumbando la edificación costera más intrusiva y descerebrada. El Partido de la Costa, Mar del Plata y Miramar enfrentan el mismo problema, sólo que ahí actuó otra fuerza erosiva más: la remoción de médanos para hacer avenidas costeras, el robo de arena playera para la construcción y la edificación de edificios directamente sobre las playas.

En el actual escenario climático, eso agrava todo.

El avance de la costa por rellenamiento, frente a CABA y en los partidos con litoral del AMBA, es sedimentación, pero artificial. Se trata de una lucha de las inmobiliarias y las municipalidades (que se han vuelto casi la misma cosa) contra fuerzas planetarias mucho más poderosas. Está perdida desde el vamos. Todo lo que se ha rellenado se terminará inundando. Todo lo que se ha construido se devaluará. Pero se sigue construyendo. No es que aquí seamos especialmente imbéciles: ¿no se siguen haciendo torres de departamentos de lujo en Miami Beach, sobre calles que sufren «daylight flooding» (inundación diurna) con cada pleamar?

Si la altura creciente del mar aquí no ayuda, menos lo hacen los vientos. Las únicas tormentas realmente erosivas son las sudestadas fuertes, que pasaron de 2,5/año a 10/año en lo que va de los ’80 a hoy. Y es que se ha corrido 200 km. hacia el Norte el anticiclón del Atlántico Sur que las genera, para estacionarse cuadradamente frente a la boca del estuario, mar adentro. Estamos directamente en la línea de tiro, ahora agarramos todas las balas.

Las sudestadas vienen con marea de inundación tanto para la costa bonaerense propiamente atlántica como para el estuario. Con consecuencias diferentes: inundaciones en CABA y el AMBA, que cada vez penetran más hondo en las cuencas de los lerdos arroyos entubados el siglo pasado. En la costa propiamente marina, las sudestadas logran entrar una o dos cuadras en ese nuevo litoral desprovisto de médanos que lo defiendan, y en el reflujo se llevan mar adentro la poca arena que va quedando en la playa, cada vez más angosta.

El pelo de agua del estuario ha venido creciendo a lo largo de este siglo y el pasado, y se acelera. Un buen ejemplo lo da el hotel de lujo que había en la costa de Magdalena, inutilizado y abandonado hace ya 60 años porque lo cercó, derrumbó y tapó el agua. El IPCC en 2021 predecía 1,25 metros más que hoy en el Plata para fines de este siglo, pero creo que se quedaron cortos otra vez.

Las consecuencias para las ciudades costeras son enormes. En una costa de baja pendiente, sea arenosa o barrosa, por cada metro adicional de altura del mar calcula de diez a cien metros de erosión costera, en general inmediata, pero si hay roca puede diferirse décadas. Es lo que pasa en el tramo Marpla-Miramar de la ruta 11, que hay que correr a cada rato tierra adentro porque el acantilado se está corriendo tierra adentro, y la va persiguiendo a sucesivos derrumbes.

Ni Marpla ni Miramar tienen hoy playas siquiera parecidas a las que todavía ostentaban en los años ’70: uno ve una sucesión de espigones de piedra o de hormigón, que muestran «pocket beaches», miniplayas triangulares de gran pendiente, en el flanco sudeste de cada una de estas construcciones. Ahí el oleaje de los días calmos todavía logra acumular un poco de arena. En el otro flanco, el noroeste, y a la misma altura del espigón que el «pocket beach», hay dos o más metros de profundidad. Los espigones mismos no aguantan demasiado las sudestadas y se fracturan. A fuerza de hormigón, el escenario parece más la Muralla Atlántica del general Rommel que las anchas playas de las que se guardan fotos en blanco y negro, y que sólo tienen medio siglo.

Como fuerza erosiva, el combo intendentes e inmobiliarias ha sido peor que las sudestadas, aunque trabajan (sin saberlo o a sabiendas, ya no importa) en el mismo equipo.

Volviendo al caso de San Clemente y sus derrumbes de edificación costera, se ven cosas similares en Villa Gessell, donde pagan más porque estos temas no se venteen en los medios.

En ambos casos tenés el mismo paralelogramo de fuerzas operantes: el mar está más alto, las sudestadas mucho más frecuentes y erosivas, y se está pagando el precio de casi un siglo entero de intendentes que se roban a sí mismos, o unos a otros, los médanos naturales que veían nuestros padres y abuelos.

Esos médanos se volvieron parte del hormigón de construcciones en zonas de la playa ilegales hasta por la vieja ley nacional del camino de sirga, que imponía un despeje de 100 metros entre cuerpos de agua y ciudades. El futuro es que toda la provincia se quede sin playas y termine con «pocket beaches» triangulares y de alta pendiente entre enormes (e inútiles) espigones que tratan de retener un poco de arena.

Marpla y Miramar son el ejemplo de tapa de libro. Y una muestra de otra cosa más: el dragado en aguas más profundas para rellenar las playas que se van evaporando es de alto costo y baja eficiencia.

Daniel E. Arias

¿Es sostenible el ajuste fiscal de Milei?

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Los datos fiscales del mes de enero, publicados el viernes pasado, revelan que -por lo menos para el primer mes del año- el gobierno cumplió su objetivo. Tal como se desprende del cuadro a continuación, el resultado fiscal del Sector Público Nacional mostró un superávit financiero, algo que no se observaba desde hace más de 10 años (la última vez que se había observado un resultado así fue en agosto del 2012).

Al examinar cómo se logró ese resultado, queda claro que el gobierno aplicó un drástico ajuste sobre el gasto, cuya caída (medida en términos reales) fue de casi 40% respecto del mismo mes del año anterior, mientras que los ingresos fueron prácticamente los mismos. Si bien todas las partidas mostraron recortes importantes, los más significativos (por el peso que tienen en el total del gasto público) estuvieron en las jubilaciones (-38%), los planes sociales (-23%), los subsidios al gas, luz y transporte (-64%) y el empleo público (-28%). El otro rubro para destacar, pero más por la cuestión política, fue el freno casi total de todas las transferencias a las provincias.

Si bien para el gobierno es un dato alentador, hay dos cuestiones a resaltar. En primer lugar, como advierte Fernando Morra, enero es un mes que, por cuestiones estacionales, siempre presenta un bajo nivel de ejecución del gasto (lo que repercute en el resultado fiscal). Tal es así que, en seis de los últimos diez años, a pesar de que en enero se registró un superávit primario (antes del pago de los intereses de la deuda), el año terminó en déficit.

No obstante lo anterior, la magnitud de este ajuste y del holgado resultado fiscal (que permitió registrar un superávit financiero, es decir, luego del pago de los intereses), dan una pauta de las firmes intenciones del gobierno de lograr la meta fijada. Lo que nos lleva a la segunda advertencia.

El bolsillo de la población argentina se viene achicando sistemáticamente desde hace años. Entre diciembre del 2017 y noviembre del 2023, el poder adquisitivo del empleo registrado se redujo 25% (en el empleo informal no se cuenta con buenos datos oficiales, pero la caída se estima en torno al 30%). Por su parte, el haber mínimo se redujo 28%.

A los pocos días de asumir, la drástica devaluación del tipo de cambio que aplicó Milei provocó que la inflación se acelerara de manera notable, siendo del 25,5% en diciembre y del 20,5% en enero. Este fuerte salto de los precios pegó de lleno en los ingresos, al no tener la capacidad de actualizarse a la misma velocidad. Así, en tan solo dos meses, el salario registrado se redujo 23% (casi lo mismo que había sucedido antes a lo largo de seis años). Con las jubilaciones la contracción fue menor, del 14% (ayudado por el otorgamiento de bonos extraordinarios que compensaron parcialmente la caída). La separación entre estos dos períodos no es para atribuir culpas a la caída de los ingresos, sino para dimensionar la violenta merma que sufrieron en estos dos meses, en el marco de un proceso de deterioro que viene desde hace años.

Si tomamos todo el período, incluyendo estos dos meses, la caída de los salarios fue del 41%, mientras que la de la jubilación mínima fue del 38%. No es casualidad que, según las estimaciones que realiza la Universidad Torcuato Di Tella, la tasa de pobreza haya pegado un salto de casi 4 puntos respecto de la última medición oficial, ubicándose en el 43,7% de la población (la medición que realiza el Observatorio de la UCA, de amplia difusión en estos días, no es comparable, dado que siempre presenta valores más elevados).

Pero, lamentablemente, esto no fue todo, porque esta caída de los ingresos se tradujo en una severa reducción del consumo, afectando la actividad económica. Si bien todavía no contamos con el dato oficial del Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE), diversos indicadores ya adelantan un fuerte freno al consumo y la producción. Las ventas minoristas se redujeron 29% en enero respecto del mismo mes del año anterior; la construcción un 28% y la producción de autos, 17%. En la mayoría de estos casos son contracciones sumamente elevadas, solo superadas por lo sucedido durante la pandemia.

La descripción detallada de todo este panorama tan recesivo es para advertir que no parece compatible con la decisión del gobierno de llevar a cabo el mayor ajuste fiscal de la historia reciente, como muestra el gráfico debajo.

Milei está convencido de que la sociedad lo va a tolerar porque, como sostuvo en una de sus entrevistas, “es la primera vez que alguien gana diciendo que va a hacer un ajuste”. Si bien es cierto que su discurso de campaña se centró en el ajuste, el énfasis siempre estuvo puesto en “la casta”, no en “la gente”. Sería un error, entonces, creer que la sociedad argentina, que ya viene muy golpeada, va a recibir de brazos abiertos un ajuste de semejante magnitud.

Hay un segundo obstáculo. El fuerte ajuste no solo puede poner un freno al programa desde el plano social, sino incluso desde lo fiscal. Esto se explica por el hecho de que el gasto público es un componente muy relevante dentro del PIB. Con lo cual, la reducción del mismo puede contribuir a una caída en la actividad y el empleo, lo cual a su vez impacta en la recaudación, haciendo que la meta deseada se vaya corriendo y que sea necesario un ajuste todavía mayor.

Esto ya se vio reflejado en los datos. Tanto el componente interno del IVA como los aportes y contribuciones de la seguridad social (los dos tributos de mayor peso en la recaudación) mostraron caídas importantes en enero, del 10% y del 25%, respectivamente. En el primer caso, la caída estuvo fundamentalmente explicada por la contracción de las ventas, mientras que el segundo se explica por el cimbronazo que sufrieron los salarios registrados.

En suma, el fuerte ajuste fiscal que persigue el gobierno de Milei es una decisión sumamente arriesgada dado que puede profundizar la recesión y la caída del poder de compra de la población, lo cual no solo pondría en jaque la meta fijada por el lado de la caída de la recaudación, sino fundamentalmente porque va a poner a prueba la tolerancia social de una sociedad que ya viene muy golpeada.

Juan Manuel Telechea

Malas noticias para las exportaciones agrarias argentinas: baja de precios y suba de costos

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Entre febrero de 2023 y el mes actual los precios de soja y del maíz acumularon fuertes bajas, arrastrados por la corriente bearish (bajista) que se consolidó en el mercado de Chicago.

Los precios de la soja en la plaza estadounidense acumularon una caída de US$77 por tonelada o su equivalente del 15% en el segmento citado, al pasar de 503 a 426 dólares por tonelada. En el mismo período la oleaginosa en la Argentina acumuló una baja de US$124 por tonelada, equivalente al 31%, tras variar de 402 a los actuales 278 dólares por tonelada.

Como vemos, el descenso de la soja en la Argentina fue mucho mayor al registrado en Chicago. Esto es así pues nuestro mercado operaba con el valor de la oleaginosa “sobre-priceado”, es decir, la exportación y las aceiteras pagaban por arriba del precio de paridad, lo que provocaba márgenes de negocio negativos.

Y un dato que refleja el impacto del 33% de retenciones a las exportaciones de poroto de soja es la diferencia de 148 dólares por tonelada que existe entre el precio de la soja Chicago (US$426) y el valor en la Argentina (US$278). Un simple cálculo matemático muestra que la diferencia entre nuestro mercado y el externo es del 34,74%, cifra muy similar al 33% de las retenciones.

En el caso del maíz, la baja en Chicago llegó a los US$102 por tonelada, o su equivalente del 39%, al pasar de US$264 por tonelada en junio de 2023 a US$162 en la actualidad. En nuestro país la caída fue de US$93 por tonelada, equivalente al 36%, tras una variación interanual de 261 a 168 dólares por tonelada.

En el análisis frío del mercado, hoy el maíz en Chicago se cotiza a US$162, mientras que en la Argentina lo hace a US$168 por tonelada. Es decir, el grano argentino se negocia con US$6 por tonelada de prima. Como vemos, la tendencia bajista de nuestro mercado estuvo muy en línea con la tendencia negativa registrada en Chicago.

Tanque más pesado

Mientras los precios de la soja y del maíz acumularon bajas en dólares del 31 y del 36%, respectivamente, el valor del gasoil, uno de los principales insumos del productor, aumentó el 148%. Hoy en el campo se paga $1000 por litro de gasoil, equivalente a US$1,17 por litro, mientras que un año atrás su valor era de US$0,47. Esta suba del combustible tendrá un impacto directo en todas las actividades ligadas a la comercialización: fletes, gastos de cosecha, pulverización, almacenamiento y secado de granos.

Por caso, veamos cuál fue el impacto del aumento del gasoil en el costo del llenado de un tanque de combustible de un camión, en su equivalente grano. En febrero de 2024 un productor necesita 3490 kilos de maíz para llenar el tanque, mientras que un año atrás ese mismo tanque lo llenaba con 900 kilos del cereal. En el caso de la soja, hoy un tanque se llena con 2110 kilos, mientras que el año pasado lo completaba con 590 kilos. Este es un ejemplo y una muestra del fuerte cambio que se está produciendo en la relación insumo/producto.

El agricultor enfrenta la peor de las situaciones, una caída del precio de los granos que cosecha y vende, con un promedio del 33% en dólares, y un aumento en el costo de sus servicios y en el de la comercialización, que oscila del 70 al 100%. En concreto, los productores tienen que vender una mayor cantidad de granos para pagar los mismos servicios respecto de un año atrás. Así, se reduce la ganancia del agricultor; se elevan los rindes de indiferencia, y se ingresa en zona de quebrantos si no se logra una cosecha muy buena.

El precio del petróleo ha bajado por la caída en la demanda global

El precio del barril de petróleo registró hoy una caída en Nueva York poniendo fin a una serie de jornadas en suba y después de alcanzar un máximo de tres meses la semana pasada, mientras el conflicto en Oriente Medio continuaba y esas preocupaciones geopolíticas fueron más que compensadas por las inquietudes sobre la demanda.

El barril de la variedad WTI y el tipo Brent bajaron 1,3% para cerrar en 78,20 dólares y 82,50 dólares, según cifras consignadas en el New York Mercantil Exchange (NYMEX).

Los futuros del crudo ganaron la semana pasada debido al conflicto en Medio Oriente y después de que Israel lanzara ataques en El Líbano y prometiera continuar con su ofensiva en Gaza hasta la ciudad sureña de Rafah.

En tanto, militantes houtíes atacaron ayer otro carguero en el estrecho de Bab el-Mandeb, obligando a la tripulación a abandonar el barco.

El ataque pone en relieve las amenazas actuales a los buques comerciales en el Mar Rojo, lo que ha obligado a gigantes del transporte marítimo como Maersk a desviar carga alrededor del Cabo de Buena Esperanza en el sur del África.

Por su parte, los inversores están sopesando las preocupaciones sobre la salud de la economía de China, mientras una crisis de deuda para el sector inmobiliario continúa pesando sobre el importador número uno.

Por su parte, la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+) decidirán en principios de marzo sobre si extienden los recortes de producción hasta el segundo trimestre.

Las restricciones tuvieron un comienzo lento en enero, cuando datos compilados por la OPEP mostraron que Irak, el segundo mayor productor del grupo, bombeó más que su cuota.

Los inversores aguardan para esta semana la difusión de los datos de los inventarios de crudo de los Estados Unidos que en la última semana aumentaron fuertemente.

Los contratos de futuros de gas natural para entrega en marzo bajaron 1,4% y se negociaron en 1,59 dólares por millón de BTU.

Finalmente, el oro subió 0,6% y se pactó en 2.036 dólares por onza.

Después de 50 años NASA vuelve a la Luna, con robots comerciales

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La primera nave espacial estadounidense en llegar a la Luna en más de 50 años alunizó exitosamente este jueves, como parte de una nueva flota de robots comerciales sin tripulación financiados por la NASA y destinados a allanar el camino para las misiones de astronautas a finales de esta década.

El mensaje de la NASA tras recibir la señal de Odiseo desde la Luna: “Nuestro equipo está en la superficie lunar”. El módulo Odiseo, de la compañía Intuitive Machines, alcanzó este jueves con éxito la superficie lunar tras despegar hace siete días desde Florida y logró el hito de ser la primera nave estadounidense que aluniza tras la misión Apolo 17 de 1972.

Poco después de la hora prevista, las 16.24 hora local del este estadounidense (21.24 GMT), los controladores de la misión confirmaron que, tras haber reducido su velocidad desde los 6.500 km/h, el módulo se posó cerca del cráter Malpert A, a unos 300 kilómetros del Polo Sur lunar, donde permanecerá aproximadamente unos siete días hasta que llegue la noche en esta región y quede inoperable.

Los controladores de vuelo confirmaron que habían recibido una señal de la nave tras el alunizaje. “Sin duda nuestro equipo está en la superficie de la Luna, y estamos transmitiendo”, dijo Tim Crain, cofundador y director de tecnología de Intuitive Machines, durante la transmisión en directo de la empresa. “Felicitaciones equipo IM, veremos cuánto más podemos sacar de eso”.

Odiseo, como se ha llamado a este módulo de la serie Nova-C fabricado por la firma con sede en Houston (Texas), y que despegó el 15 de febrero desde Florida propulsada por un cohete Falcon 9 de SpaceX, se ha erigido hoy también en la primera nave privada estadounidense que alcanza el satélite natural.

El mes pasado, otra empresa estadounidense fracasó en su intento de llegar a la Luna, lo que aumentaba las apuestas para demostrar que la industria privada tenía lo que hay que tener para repetir una hazaña lograda por última vez por la NASA durante su misión tripulada Apolo 17 en 1972.

Esta misión “será una de las primeras incursiones en el polo sur para observar realmente las condiciones ambientales de un lugar al que vamos a enviar a nuestros astronautas en el futuro”, declaró Joel Kearns, alto funcionario de la NASA. “¿Qué tipo de polvo o suciedad hay, cuánto calor o frío hace, cuál es el entorno de radiación? Todas estas son cosas que realmente te gustaría saber antes de enviar a los primeros exploradores humanos”.

Polo sur lunar
Odiseo se lanzó el 15 de febrero en un cohete Falcon 9 de SpaceX y cuenta con un nuevo tipo de sistema de propulsión de oxígeno líquido superenfriado y metano líquido que le permitió surcar el espacio en tiempo récord.

Su destino, Malapert A, es un cráter de impacto situado a 300 kilómetros del polo sur lunar. La NASA espera establecer allí una presencia a largo plazo y recoger hielo para obtener agua potable y combustible para cohetes en el marco de Artemis, su programa insignia de la Luna a Marte.

La NASA pagó a Intuitive Machines 118 millones de dólares por enviar su hardware en el marco de una nueva iniciativa denominada Commercial Lunar Payload Services (CLPS), que creó para delegar los servicios de carga en el sector privado con el fin de conseguir ahorros y estimular una economía lunar más amplia.

La primera, de la empresa Astrobotic, con sede en Pittsburgh, se lanzó en enero, pero su nave espacial Peregrine sufrió una fuga de combustible y tuvo que volver a la Tierra para quemarse en la atmósfera.

Las naves espaciales que aterrizan en la Luna tienen que sortear rocas y cráteres traicioneros y, a falta de una atmósfera que les permita utilizar paracaídas, deben recurrir a propulsores para controlar su descenso. Aproximadamente la mitad de los más de 50 intentos han fracasado.

Hasta ahora, sólo las agencias espaciales de la Unión Soviética, Estados Unidos, China, India y Japón lo han conseguido, lo que constituye un club exclusivo.

Autoconvocatoria Empresaria de la Producción en provincia de Buenos Aires

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El vasto universo productivo e industrial de la provincia de Buenos Aires se autoconvoca en respuesta a una invitación de su gobernador Axel Kicillof.

Se reunirá en un plenario, el próximo miércoles 28 de Febrero a las 17.30 hs en Parque Yrigoyen, de San Martín, donde estarán presentes las y los dirigentes que conducen a la mayoría de las gremiales empresarias MiPyMe y a las asociaciones de cooperativas con actividad en la provincia.

La muy delicada situación económica, acentuada por la vigencia del DNU 70/23, hizo que, en un encuentro anterior con referentes de la industria y la producción bonaerenses, el gobernador les solicitase que conformen un espacio de unidad con el fin de hacer oír las necesidades de dicho sector.

La positiva respuesta no se hizo esperar; quienes convocan sostienen que no habrá salida de este grave presente sin que el sector productivo pase a integrar de manera protagónica todos los organismos donde se decidan y ejecuten las políticas públicas.

En San Martín, Capital Nacional de la Industria Pyme, las organizaciones presentes formularán una serie de solicitudes al poder ejecutivo provincial, orientadas al fortalecimiento, al desarrollo y a la sostenibilidad de las cadenas de valor.

Contactos
David Selser – Tel 11-4499-7656
Juan Ciolli – Tel 11-4416-8966
Carlos Norryh – Tel 11-5108-1877

La FAA incorpora un Saab 340 para el servicio en la Antartida. En AgendAR recordamos el Guaraní II

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Durante la ceremonia realizada en la Aeroestación Militar Aeroparque con motivo de la incorporación del segundo Embraer ERJ-140LR T-96 “Paloma Gaucha” para la Fuerza Aérea Argentina, el titular del arma, Brigadier Mayor Fernando Luis Mengo, manifestó durante su alocución que próximamente se estará realizando la primer operación aérea con aviones Saab 340 en la Antártida.

Al respecto, el titular de la Fuerza Aérea afirmó que “no queremos quedarnos solamente con eso, nuestros desafíos y aquellos cuando esa base esté plenamente operativa junto a marambio es hacer operaciones – o que el instrumento militar esté en condiciones de realizar operaciones aéreas en la profundidad de nuestra porción antártica. que el instrumento militar esté en condiciones de aterrizar en los hielos azules, bien adentro de la porción antártica”.

El empleo de los aviones Saab 340 en pistas no asfaltadas, como las disponibles en Petrel o la Base Marambio resulta una operación inédita para este sistema de armas a lo largo de su vida operativa en la IX Brigada Aérea. Como parte de los preparativos de este despliegue al Continente Blanco, la FAA realizó operaciones con este sistema a pistas no preparadas, como fueran las operaciones de Saab 340 durante el Ejercicio Fénix 2023. Un aspecto destacado es que este vuelo se realizaría antes de la finalización de la CAV 2023/2024.

Por su parte, la FAA operó desde la inauguración de la Base Petrel el 22 de febrero de 1967 con aviones De Havilland DHC-2 Beaver y DHC-6 Twin Otter, mientras que la Armada Argentina lo hizo con aviones Fairchild-Hiller PC-6B1A-H2 Turbo Porter, hasta su evacuación tras un incendio durante el invierno de 1974.

Cabe destacar que con el plan de reactivación de la base, se llevaron a cabo estudios geotécnicos, trabajos de relevamiento topográfico, análisis del comportamiento de los suelos mediante la toma de muestras con personal especialista, determinación de las trazas más favorables y la delimitación de la misma.

Comentario de AgendAR:

Imposible no recordar que la FAA dio de baja su excelente avión de cabotaje Guaraní II. En 1965 cruzó el Atlántico sin problemas para ser mostrado en Le Bourget, donde inició su proceso de calificación de aeronavigabilidad fue el primer avión sudamericano en cruzar el Atlántico.

En esa feria de Francia, levantó la segunda mención ante el jurado, y además decenas de pedidos de cotización. En 1968 y con tanques auxiliares, el Guaraní II hizo un ida y vuelta desde Río Gallegos hasta la Península Antártica, sin aterrizar para repostar combustible. Pero la FAA no parece haber hecho mucho por vender su producto más comercial: fabricó sólo 35, y lo desprogramó.

Algunos volaron hasta entrados los ’90. En ese mismo período y con un avión muy similar al Guaraní II, el Bandeirante 110 de un hasta entonces ignoto fabricante brasileño, Embraer, vendió 494 aeronaves en su propio país de origen, y además en Colombia, Chile, Uruguay, Angola, Cabo Verde, Gabón, Senegal y Cuba.

Siguen operativos unos 200, en líneas de cabotaje y fuerzas aéreas. Fue el despegue de un ascenso impresionante: Embraer hoy es el tercer fabricante mundial de jets de cabotaje, detrás de Airbus y Boeing.

Y nosotros celebrando la adquisición de un avión de enlace sueco por la FAA…

Daniel E. Arias

Argentina cumple 120 años en la Antártida a través de la ciencia y la cooperación

El 22 de febrero de 1904, nuestro país inauguró la base Observatorio Orcadas del Sur, primera y por varias décadas única presencia permanente de la humanidad en la Antártida. Actualmente, Argentina opera siete bases permanentes y seis que funcionan en el verano.

Lejana y distante, la Antártida es uno de los grandes reguladores de la vida en el planeta, recordaron este miércoles autoridades del Instituto Antártico Argentino, en la víspera de la conmemoración de los 120 años de presencia ininterrumpida en ese continente, con una fuerte apuesta a la ciencia, la técnica y la cooperación, lo que define a la Argentina como país «bicontinental».

El impulso al conocimiento científico, la continuidad en el tiempo de las investigaciones y la evolución de las capacidades logísticas y operativas para sostener esas tareas consolidaron a la Antártida como una política de estado con más de un siglo de continuidad en la Argentina, destacaron especialistas.

En enero, el presidente Javier Milei viajó a la Antártida junto al director general de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), el diplomático argentino Rafael Grossi, para dar comienzo a un ambicioso proyecto de investigación que busca aprovechar las capacidades que ofrece Argentina para monitorear la presencia de microplásticos en los mares que rodean al Polo Sur del planeta.

Foto Leo Vaca
Foto: Leo Vaca.

Para la ciencia argentina este no es un campo nuevo porque desde hace unos años equipos de investigación ya venían trabajando sobre la presencia de microplásticos en la atmósfera del continente blanco y también encontraban estos desechos en el sistema digestivo de la fauna que monitorean.

Desde abril de 1951 las investigaciones científicas de Argentina en la Antártida son coordinadas por el Instituto Antártico Argentino (IAA) en articulación con universidades y centros de estudio de distintas provincias.

Walter Mac Cormack, director del Instituto Antártico Argentino, afirmó en que «en los últimos 120 años la ciencia en general ha cambiado de manera gigantesca, por lo cual la relacionada con la Antártida no es la excepción; cada vez más la ciencia de primer nivel exige disponer de laboratorios y equipamientos complejos en las bases, de manera que en muchos casos la actividad en el terreno ha pasado de la mera toma de muestras a analizar al regreso, a la posibilidad de realizar gran número de ensayos y estudios en el terreno».

El funcionario sostuvo que hay dos motores que impulsan los intereses y prioridades científicas y que condicionan la actualización y las modificaciones que a través del tiempo se realizan sobre las actividades científicas antárticas.

«Por un lado, respaldar los intereses de nuestro país en la región, de manera que muchas de sus líneas de trabajo estudian problemáticas y obtienen resultados y datos que, más allá de su relevancia académica, aportan la base científica para sostener y reforzar los argumentos y la posición de las delegaciones de nuestro país que participan en los foros internacionales donde se discuten y se toman las decisiones acerca de la actividad humana en el continente blanco», acotó.

Por otro lado, agregó, el Instituto Antártico Argentino «es una institución pionera en investigación científica antártica, que ha construido un gran prestigio a nivel internacional. Esto se debe a que define su política también como respuesta a la problemática científica actual, que es una actividad muy dinámica y muchos de los problemas a resolver cambian con el tiempo y con el avance del conocimiento».

El jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, brigadier general Xavier Isaac, afirmó que «la presencia de las Fuerzas Armadas en la Antártida contribuye a garantizar de modo permanente nuestra soberanía e independencia, integridad territorial y capacidad de autodeterminación como país bicontinental».

«Las Fuerzas Armadas han desarrollado las actividades antárticas desde los inicios de la presencia del Estado Nacional en el continente blanco y como institución contamos con grandes próceres de renombre a quien seguir como ejemplo, el almirante Irízar, el alférez Sobral, el general Pujato, el vicemomodoro Olezza y otros tantos. Concretar la misión logística, geopolítica y de ejercicio soberano en apoyo a la ciencia y técnica de nuestro país«, ponderó.

Isaac señaló que «Argentina está buscando redefinir el despliegue logístico antártico, la atención al Atlántico Sur es una realidad y las Fuerzas Armadas deben adaptarse a los nuevos escenarios; es por ello que estamos desarrollando, con el apoyo del Ministerio de Defensa y la Cancillería, la Base Petrel que constituirá nuestro centro logístico, científico y de apoyo a las emergencias en la Antártida«.

El militar además indicó que la Fuerza Aérea Argentina avanza hacia la implementación de nuevos medios aéreos en la base Petrel, como la operación de aviones de transporte Saab 340 que podrían efectuar traslados y aeroevacuaciones de ser necesarias.

Foto Leo Vaca
Foto: Leo Vaca.

Respecto de lo que representan las operaciones antárticas como ejercicio para las Fuerzas Armadas, Isaac sostuvo que «la operación conjunta es fundamental. Si nos fijamos en la guerra de Malvinas, una de las grandes críticas al accionar de las Fuerzas, fue precisamente la falta de accionar conjunto de las mismas, es decir en la capacidad de planificar y actuar combinando las capacidades de las fuerzas».

«Todas aportan al logro del éxito de la campaña antártica; es una actividad muy enriquecedora, que permite a cada fuerza conocer las capacidades de las otras fuerzas y ver cómo actúan. Eso permite no sólo cumplir con los planificado, sino que enriquece a los oficiales y suboficiales que participan. Se obtienen muy buenas experiencias», completó el militar.

Al finalizar la campaña antártica, prevista para inicios de abril, se habrá realizado el traslado de 1.045 personas por modo aéreo y naval, el transporte 2.830 m3 de gas oil antártico, 2.551 tambores de combustibles varios, 800 tubos de propano, 170 m3 de víveres frigorizados, 368 m3 de cargas especiales (vehículos, maquinarias y motores) 1.376 m3 de cargas generales y 178 m3 de materiales de construcción.

También se habrá completado el repliegue más de 500 m3 de residuos a ser tratados en el continente, más la carga de repliegue a determinar oportunamente, junto al relevo y reabastecimiento de 7 bases permanente y la apertura y cierre de 6 bases temporarias.

Sobre la campaña antártica de verano, el jefe del Comando Conjunto Antártico, general de Brigada Edgar Calandín, afirmó a Télam que «es cuando se despliega la mayor cantidad de personal científico y técnico y también se realiza el relevo de las dotaciones que han invernado; durante este año unos 300 científicos han sido desplegados en la Antártida y el personal logístico y técnico que integran las dotaciones de bases y medios navales y aéreos alcanzan a los 1.200 mujeres, hombres y niños«.

Todas las operaciones son llevadas adelante por el rompehielos «Almirante Irízar», junto a buques de transporte y avisos de la Armada Argentina, además de los aviones Hércules C-130 y los helicópteros Bell 212 de la Fuerza Aérea y los SeaKing de la Armada.

En la actualidad, Argentina opera siete bases permanentes en la Antártida

Todas estas instalaciones, los campamentos que desde ellas se despliegan, buques y aeronaves son plataformas para proyectos de investigación sobre la atmósfera, la meteorología, astronomía, fauna, flora, geología y en los últimos años también para ciencias sociales como la historia o la antropología.

En estos momentos Argentina avanza en un ambicioso programa de actualización de la infraestructura de sus bases en la Antártida, por impulso de la iniciativa «Pampa Azul» y a través del programa «Construir Ciencia».

Como parte de esta iniciativa, en 2023 se construyeron laboratorios multidisciplinarios en las bases Orcadas, San Martín y Esperanza, además de refugios en la Isla Vega y en Cerro Nevado para facilitar la investigación en esas áreas.

En la actual campaña antártica de verano y en el marco del mismo proyecto, se construyen un nuevo laboratorio en Marambio y una estación científica subantártica en la Isla de los Estados, mientras que la planificación de estos meses también incluye el montaje de un laboratorio de rayos cósmicos en San Martín, un telescopio robótico del Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE-Conicet) y dos antenas satelitales de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales en Belgrano II, y un sistema experimental de producción de energías renovables en base Esperanza entre otras iniciativas.

Uno de los proyectos más relevantes de Argentina en la Antártida es la actualización y recuperación de la base Petrel, una instalación con capacidad de disponer de dos pistas aéreas y un muelle de cargas que había sufrido un incendio en 1974 y que en 2021 volvió a tener dotación permanente en el marco de las tareas para su reactivación.

El personal de Petrel avanza en el montaje de la nueva casa habitacional, diseñada y construida por el astillero estatal Tandanor, en tanto que se estima que a finales del verano podrían efectuarse los primeros despegues y aterrizajes desde su pista.

En aquel febrero de 1904, junto con un observatorio meteorológico, el gobierno de Julio Argentino Roca estableció una oficina postal y a los pocos años se instaló un enlace radial.

Ahora, 120 años después de aquella gesta, un equipo de periodistas de Télam, divulga la actividad de Argentina en la Antártida a través del trabajo de distintos corresponsales itinerantes embarcados en el rompehielos «Almirante Irízar».

DE LA OBSERVACIÓN METEOROLÓGICA AL CAMBIO CLIMÁTICO

Foto Leo Vaca
Foto: Leo Vaca.

Cuando el 22 de febrero de 1904 el personal del entonces observatorio meteorológico de la Isla Laurie comenzó a registrar datos del tiempo, no muchos imaginaban que 120 años después la continuidad de la investigación científica en la Antártida iba a convertir a la Argentina en uno de los países de referencia global en la producción científica sobre las consecuencias del cambio climático, entre otros campos.

Las investigaciones argentinas en la Antártida incluyen el monitoreo de gases industriales empujados por los vientos hacia la Antártida, sobre la que se concentran en nubes brillantes que captan átomos de oxígeno y hacen menos densa a la capa de ozono que nos protege de la radiación solar.

Otros proyectos en curso estudian el efecto de las partículas de carbono negro producidas por la combustión de hidrocarburos o incendios forestales que vuelan hasta la Antártida y se posan sobre su nieve, sus glaciares o sus grandes barreas de hielo, lo que reduce su capacidad de reflejar la luz y aumenta la velocidad de su derretimiento.

El derretimiento del hielo que rodea la Antártida limita las posibilidades de anidar al pingüino emperador cuyas poblaciones disminuyen, en tanto que otros pingüinos o animales marinos se ven obligados a nadar cada vez mayores distancias para encontrar alimento producto de la presión de la actividad pesquera sobre el krill.

Walter Mac Cormack, director del Instituto Antártico Argentino (IAA), organismo que coordina las políticas científicas en la Antártida, afirmó a Télam que «la presencia de forma continua de nuestro país en la Antártida es la más extensa en la historia del continente y representa un enorme mérito; es el resultado del esfuerzo continuo de numerosos y diferentes actores de la actividad antártica coordinando una tarea compleja».

«Científicos y técnicos, fuerzas armadas, diplomáticos y funcionarios públicos han puesto y siguen poniendo un gran esfuerzo para mantener lo que hoy es, bajo las normas del tratado antártico, el motivo central de la presencia humana en Antártida que es la investigación científica», valoró.

Para el investigador, la ciencia en la Antártida argentina enfrenta diversos desafíos que se reflejan en sus líneas prioritarias actuales y consideró que el más relevante es avanzar en el conocimiento de los efectos del cambio climático y el calentamiento global.

«Este serio problema planetario afecta con especial intensidad el norte de la península antártica y sus causas y efectos representa una problemática totalmente transversal, que debe ser estudiada desde muy diversas disciplinas científicas (de las áreas biológicas, geológicas, oceanográficas, atmosféricas, fisicoquímicas, etc.); para ello se están registrando y analizando cambios en diferentes parámetros fisicoquímicos del ambiente antártico, como ser los balances de masa de los glaciares o los cambios en la temperatura del mar y la atmósfera. Se estudia el impacto de los cambios en los mencionados parámetros sobre la biota marina y terrestre, así como las respuestas de las especies antárticas a esos cambios», detalló.

El cuidado del medio ambiente antártico, la reducción del impacto antropogénico y el desarrollo de posibles estrategias de remediación es otro de los grandes desafíos. En este sentido, Argentina trabaja activamente en el desarrollo y aplicación de procesos de biorremediación de suelos afectados por la presencia de hidrocarburos utilizando microorganismos autóctonos.

«Esto representa un conocimiento científico que podrá sentar las bases para el desarrollo de nuevos productos y tecnologías con aplicación comercial e industrial de alto valor agregado para nuestro país», subrayó Mac Cormack.

En el campo de la conservación y remediación del medio ambiente antártico, también se ha iniciado una línea de trabajo sobre la detección, identificación y posibilidad de degradación de los microplásticos presentes en el ambiente marino antártico.

La contaminación por microplásticos representa un serio problema que afecta a todos los mares, incluidos los antárticos; este trabajo se realiza en conjunto con la International Atomic Energy Agency (IAEA) y recientemente se lanzó oficialmente su inicio en territorio antártico, con la presencia del presidente Javier Milei, varios ministros y el director general de la IAEA, Rafael Grossi.

Las investigaciones respecto de la conservación de los recursos vivos de los mares australes incluyen el monitoreo permanente de especies clave para identificar y mitigar los impactos de origen humano, asociados principalmente a las pesquerías, y distinguirlos de aquellos que provienen de fuentes naturales, lo cual resulta fundamental para diseñar y promover medidas de conservación en el ámbito del Sistema del Tratado Antártico.

El IAA también coordina estudios de las conexiones entre la Antártida y el territorio Sudamericano argentino, cuyo objetivo es develar las íntimas relaciones biogeográficas entre ambas regiones, tanto actuales como las del pasado geológico.

Según el último Plan Anual Antártico, la Campaña 2023/24 comprende la ejecución de 51 proyectos de investigación distribuidos en 88 grupos de trabajo (ya que varios proyectos requieren el despliegue de varios grupos de trabajo en diferentes bases o campamentos).

Todos estos proyectos están enmarcados dentro de las grandes áreas de trabajo del IAA; el Área de Ciencias de la Vida, el Área de Ciencias de la tierra, el Área de Ciencias Fisicoquímicas e Investigaciones Ambientales y el Área de Ciencias Sociales.

Sobre esta última, el funcionario ponderó: «La creación del área respondió a una necesidad de organizar el estudio de la rica historia antártica de nuestro país y de analizar y preservar el acervo histórico que Argentina posee en la Antártida; a su vez, ese gran Área se encarga también de las actividades de Comunicación y Divulgación, no solo de los trabajos en Ciencias Sociales, sino de todas las actividades de los científicos del IAA, así como, por ejemplo, del rescate y divulgación del material fílmico, fotográfico y bibliográfico antártico de nuestro país».

«El profundo efecto que el Cambio Climático está teniendo en la Antártida, y especialmente en la Península antártica, es de enorme preocupación. Comprender el porqué de ese gran efecto y, principalmente estudiar las consecuencias que a todo nivel (cambios en los ecosistemas, reducción de la biodiversidad, aparición de especies invasoras, retracción de los glaciares, cambios en el nivel del mar y en las corrientes marinas, etc, etc) el cambio climático tiene y tendrá en Antártida, se yergue como el más grande desafío de la ciencia en el horizonte cercano. Esperemos que la humanidad como un todo, pueda comprender la gravedad de este fenómeno y tomar las medidas necesarias para atenuarlo», completó Mac Cormack.

JULIO MOSLE