Las otras respuestas de la Dra. Simian

La intervención de la Dra. Marina Simian en un programa de entretenimiento de altísimo rating, con el propósito explícito de obtener fondos para continuar sus investigaciones, la repercusión popular y la posterior entrevista con el presidente Macri, han sido muy discutidas. Natural; somos argentinos.

Pero algunos hechos son muy claros. El asunto le dio mucha más publicidad al drama de la ciencia argentina que todo lo que se debatió en las redes sociales, en los medios especializados y hasta en los politizados. Mucha más que lo publicado en AgendAR, reconozcamos.

La entrevista con Macri fue, naturalmente, el resultado de ese ruido. Ninguna otra protesta, ni siquiera las numerosas manifestaciones de científicos protestando, consiguió que Macri «pusiera la cara». Puede ser discutible si eso lo ayudó o no, más de lo que le perjudicó la difusión. Uno lo duda. En todo caso, como dice un amigo, cuando un gobierno se deteriora mucho, todo lo perjudica.

En AgendAR queremos acercarles esta entrevista que logró Florencia Ballarino, de Perfil. Muestra quién es la Dra. Simian, más allá del ruido periodístico. Y nos da una idea de su trabajo. Que es lo que importa, a fin de cuentas.

«La crisis del Conicet llegó al prime time de la TV. La participación de la bióloga molecular Marina Simian en el programa ¿Quién quiere ser millonario? (Telefé) dejo expuesto en horario central un reclamo que vienen sosteniendo hace tiempo científicos argentinos: la falta de financiamiento que afecta al sector y que pone al borde de la parálisis el trabajo de laboratorios e instituciones.

Simian es doctora en Ciencias Biológicas por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la de Berkeley. Se especializa en el desarrollo de nuevos tratamientos contra el cáncer de mama mediante el uso combinado de drogas tradicionales y nanotecnología en el Instituto de Nanosistemas de la Universidad Nacional de San Martín. Se anotó en el programa que conduce Santiago del Moro con el único fin de obtener dinero para comprar insumos y poder continuar con su proyecto de investigación.

Ganó 500 mil pesos: “es una ayuda, pero la situación es muy complicada”.

Marina dice que nunca imaginó que su participación en el concurso de TV podría tener tanta repercusión. “No lo hice con ese objetivo, no pensé que iba a tener tanto impacto. La verdad es que estoy muy emocionada por el apoyo de mis colegas. Me dicen: ‘esto pone el tema en el tapete, más que una marcha’.

La verdad nunca lo había pensado así, pero si generó ese efecto, bienvenido. No me arrepiento. También agradezco a mi grupo de trabajo. Esto fue un plan que tuvimos entre todos, yo me ofrecí a ser la que participaba del programa, pero con la condición de que ellos me acompañasen”.

¿Cuál es hoy la situación de tu equipo de investigación?

– Yo tengo un subsidio PICT 2016, lo gané en 2017 y hasta el momento nos han depositado media cuota anual el año pasado y la otra mitad ahora hace poco. Y yo lo pedí en 2016. Entre que me dan por año la mitad de lo que me corresponde en pesos, a eso se le suma la devaluación. Me están depositado 260 mil pesos, son alrededor de 5.700 dólares. Para hacer biología celular y molecular es imposible, no podemos hacer magia. El investigador argentino no compra en forma compulsiva, piensa mucho antes de comprar insumos, toma un montón de recaudos antes de hacer la inversión, se informa mucho. Ya estamos acostumbrados a trabajar de manera austera. Pero esto te pone en una situación imposible. En mi laboratorio los reactivos se me van terminando y no los puedo reemplazar. Si no puedo tener los anticuerpos con los cuales yo estudio las moléculas que tratamos de regular para detener el crecimiento de un tumor, la verdad es que estoy complicada.

¿Tuviste ofertas para a irte a trabajar al exterior?

Hice mi doctorado en el exterior y luego regresé a la Argentina y formé mi grupo de investigación acá. Colaboro con muchos investigadores en el exterior. Considero que, si me fuese, conseguiría trabajo porque tengo vínculos y una trayectoria. Mi trabajo es respetado y podría irme al exterior. Pero tengo 47 años, tres hijos, un marido así que no es tan fácil. Y quiero seguir haciendo ciencia acá. En el caso de mis becarios, para mi es bueno que hagan una experiencia en el exterior. De hecho, hay dos que están afuera y les está yendo muy bien. El problema es que el país no está ofreciendo nada para que los becarios vuelvan a la Argentina.

¿En qué se basa tu investigación en nuevos tratamientos contra el cáncer?

En base a los mecanismos que descubrimos a nivel celular y molecular de cómo los tumores dejan de responder a las terapias, diseñamos nanopartículas multifuncionales; esto es, nanopartículas que son capaces de llevar más de un tratamiento, más de un agente que vaya a los mecanismos que nosotros identificamos como promotores de la inducción de esta resistencia. Lo interesante de la nanotecnología es que te permite dirigir el tratamiento específicamente al lecho tumoral, lo cual no es menor ya que baja mucho la toxicidad a nivel del resto del cuerpo. Y otra característica es que podés poner muchas cosas dentro de una nanopartícula. Es como un vehículo donde vos podés  juntar un tratamientoa nivel genético, alguna droga, etc. Trabajamos en esto de manera multidisciplinaria».

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