La comunidad científica argentina en la lucha contra la pandemia del coronavirus

Este artículo fue publicado en Nature, una de las revistas científicas más prestigiosas del munco, con el título Enfrentando a la pandemia de COVID-19 en Argentina. Es obra de Gabriel A. Rabinovich y Jorge Geffner, y un resumen impresionante de lo hecho por el MinCyt, el CONICET y las universidades en la emergencia sanitaria que atravesamos. Lo hemos traducido para los lectores de AgendAR.

 

«Desde el inicio de la pandemia SARS-CoV-2 y luego de la creación de la ‘Unidad Coronavirus’, los científicos y tecnólogos argentinos lideraron iniciativas de investigación básica y aplicada, incluido el desarrollo de kits de diagnóstico y serológicos, el diseño de nuevos enfoques terapéuticos, el establecimiento de plataformas de vacunas, ejecutaron ensayos clínicos e implementaron medidas sociales para proteger a los grupos más vulnerables de la población.

El inicio de la pandemia SARS-CoV-2 coincidió con la llegada a la Argentina de un nuevo gobierno liderado por Alberto Fernández. Uno de los primeros pasos de la nueva administración fue restaurar el Ministerio de Ciencia y Tecnología. Esta misión crítica había sido relegada por el gobierno anterior a una dependencia pequeña bajo el control del Ministerio de Educación. La recreación del MinCyT estuvo acompañada del compromiso de aumentar sustancialmente sus fondos.

El primer caso de infección por SARS-CoV-2 en América del Sur se notificó en Brasil el 26 de febrero de 2020. El primer caso notificado en Argentina se produjo poco después, el 3 de marzo. Solamente Argentina, una nación con 44 millones de habitantes, ha reportado más de 1.5 millones de infecciones y 41.204 muertes por COVID-19 al 15 de diciembre de 2020. Hoy Argentina ocupa el noveno lugar en el número de habitantes infectados y ha experimentado una tasa de mortalidad notablemente alta, que se ha estimado en 879 muertes por millón.

En los primeros días de la pandemia, el nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología llamó a la creación de una Unidad Coronavirus y convocó al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y a la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (I+D+i) a trabajar juntos para concentrar los esfuerzos de toda la comunidad científica en los desafíos que plantea el COVID-19.

En aquel momento, varios institutos del CONICET dedicados a la investigación básica reorganizaron rápidamente sus instalaciones, estructura y operaciones para trabajar en colaboración a fin de mejorar nuestro diagnóstico y comprensión de la infección por SARS-CoV-2 en Argentina. Estos esfuerzos multicéntricos engendraron un fuerte sentido de cooperación y solidaridad. Así, miles de jóvenes científicos, técnicos y estudiantes comenzaron a trabajar juntos en este esfuerzo crítico.

La Unidad Coronavirus ha brindado apoyo a más de 100 iniciativas de investigación básica y aplicada. Estos proyectos están dirigidos a objetivos críticos, incluida la creación de nuevos kits de diagnóstico, de enfoques terapéuticos y de plataformas epidemiológicas. Dadas las continuas dificultades para adquirir reactivos de diagnóstico en el mercado internacional, varios grupos de investigación emprendieron la importante tarea de fabricarlos y generar kits dentro de Argentina.

Los científicos argentinos desarrollaron una prueba serológica sólida para evaluar la respuesta de anticuerpos al SARS-CoV-2 (ref. 1); ya se han distribuido más de 800.000 kits de estos sin costo a las autoridades sanitarias, las instituciones de salud públicas y privadas y los hogares de ancianos.

De manera similar, investigadores del CONICET y la Universidad de Buenos Aires desarrollaron protocolos eficientes para la detección de SARS-CoV-2 basados en la reacción RT-qPCR (reacción cuantitativa, en cadena y en tiempo real de la polimerasa con transcripción inversa). Algunos consorcios público-privados también crearon otras nuevas pruebas de diagnóstico clínico basadas en la amplificación isotérmica del ARN del SARS-CoV-2. Los esfuerzos en curso se centran en el desarrollo de plataformas para medir la respuesta de los linfocitos T específicamente activados contra el SARS-CoV-2 en dos tipos de personas: pacientes recuperados, y vacunados sanos.

Los esfuerzos científicos en Argentina incluyen contribuciones pioneras a la terapia y la prevención. Al comienzo de la pandemia, un grupo de 90 científicos y médicos argentinos se unieron para tener existencias de CPC-19 (Plasmas de convalecientes de COVID-19) con el objetivo de educar a las instituciones de salud y a la sociedad en su conjunto sobre las pautas para su recolección y uso (ref. 2). Los resultados de un ensayo aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo (ECA) en Argentina que utilizó plasmas con gran concentración de anticuerpos anti-SARS-CoV-2 revelaron que esta modalidad de tratamiento en pacientes de edad avanzada reducía los síntomas graves de COVID-19 a la mitad, siempre que se administrara dentro de las primeras 72 h de la enfermedad (ref. 3).

Por el contrario, los resultados de un segundo estudio realizado entre los 5 y 10 días del inicio de los síntomas, no mostraron diferencias en el estado clínico o la mortalidad general entre los pacientes tratados con plasmas y los que recibieron placebos (ref. 4).

Argentina permanece a la vanguardia de los esfuerzos internacionales para controlar la pandemia. La organización sin fines de lucro, Fundación Infant, fue directamente responsable de la inscripción de aproximadamente el 15% de los participantes en la fase 3 RCT5 de la vacuna Pfizer-BioNTech. Además, la empresa argentina de biotecnología Inmunova desarrolló un agente terapéutico basado en fragmentos F (ab ′) 2 de anticuerpos policlonales equinos que reconocen el dominio de unión al receptor (RBD) de la proteína viral Spike. En un estudio de fase 2/3 estos sueros equinos mostraron tanto un buen perfil de seguridad como una mejoría de resultados clínicos en los pacientes con COVID-19.

Además, los investigadores del CONICET de la Universidad de San Martín están ensayando una posible vacuna también basada en la presentación de fracciones del antígeno Spike.

El Ministerio de Ciencia y Tecnología junto con CONICET y otras organizaciones sin fines de lucro, incluida la Fundación Bunge & Born, han impulsado el desarrollo de proyectos de investigación básica enfocados en la infección por SARS-CoV-2.

Entre estos proyectos se encuentra la creación de un biobanco, apoyado por estas organizaciones, que está facilitando la recolección y preservación de leucocitos de sangre periférica de más de 1,000 pacientes con COVID-19. El objetivo es el análisis de aspectos virológicos e inmunológicos de la infección a escala nacional.

Asimismo, el consorcio PAIS integró los esfuerzos de investigadores de toda Argentina y ya secuenció 450 genomas de cepas circulantes del SARS-CoV-2. Este esfuerzo es fundamental para la identificación de cepas virales que circulan en Argentina y para la vigilancia de mutaciones factibles de impacto crítico en el diagnóstico, la transmisión y la virulencia.

Los científicos de toda la Argentina ofrecieron sus servicios en la batalla contra esta pandemia, incluidos aquellos con experiencia en ciencia de datos y disciplinas asociadas como la física y las matemáticas. En la misma línea, el grupo de tecnología médica, TECME, en colaboración con VENG, grupo argentino enfocado en desarrollos tecnológicos y servicios, duplicó la capacidad industrial de fabricación de respiradores para uso clínico.

Es importante destacar que los investigadores de las ciencias sociales y humanas también están desempeñando un papel decisivo en la lucha contra esta pandemia. Varios proyectos iniciados recientemente están destinados a implementar medidas de protección y apoyo, sobre todo en el contexto de pobreza y alta vulnerabilidad. Este es un factor crítico a considerar, dado que más del 35% de la población argentina vive actualmente en la pobreza.

Por último, cabe destacar el extraordinario compromiso de los jóvenes investigadores y estudiantes. Preocupados por las amenazas generadas por la información falsa y su impacto potencial en la salud pública, un grupo de científicos jóvenes creó la plataforma ‘Ciencia Anti Fake News’ para proporcionar a todos información certificada por la evidencia y mitigar la propagación de noticias falsas a través de las redes sociales.

Al promover y colaborar en el desarrollo de los programas de vacunación en curso y al  generar estrategias para abordar una posible segunda ola de infecciones, los científicos argentinos seguirán teniendo un rol importante en la adopción de medidas de salud pública ante esta pandemia devastadora.

Referencias

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