Más de 60.000 voluntarios recibieron alguna de las cuatro candidatas chinas a vacuna contra el coronavirus «sin presentar efectos adversos significativos», afirmó este martes Tian Baoguo, un alto funcionario del Ministerio de Ciencia y Tecnología de China.
«Los efectos adversos son comunes y normales en una candidata a vacuna. De las 60.000 personas que han recibido la vacuna, algunos han presentado efectos adversos leves, como hinchazón de la zona de vacunación o fiebre, pero no se han registrado efectos secundarios graves», indicó.
En la misma rueda de prensa, el presidente de la empresa estatal Grupo Nacional de Biotecnología de China (CNBG, parte del gigante farmacéutico Sinopharm), Liu Jingzhen, aseguró que el conglomerado está listo para la producción en masa de la vacuna una vez terminen las pruebas, y que tiene capacidad para fabricar más de 1.000 millones de dosis en 2021.
Por su parte, el director del Centro de Desarrollo de Ciencia y Tecnología de la Comisión Nacional de Sanidad, Zheng Zhongwei, indicó que el precio «variará» en función del tipo de vacuna, aunque «no estará determinado por la oferta y la demanda sino por la tecnología empleada y el coste y escala de producción».
«Será un precio aceptable para el público general. La vacuna inactivada tendrá un coste mayor en comparación con el resto», dijo Zheng.
Asimismo, el funcionario negó que China haya puesto en marcha una «diplomacia de vacunas» con todas las pruebas que el país realiza en diversos países, muchos de ellos en vías de desarrollo.
«Lo que hace China es trabajar con otros países para desarrollar la vacuna y contribuir a que ésta sea segura y pueda estar disponible para quien lo necesite», afirmó Zheng, quien puso como ejemplo la entrada del país asiático en COVAX, la plataforma mundial de investigación de vacunas contra la COVID-19.
Zheng señaló que ciudadanos chinos que trabajan en el extranjero ya han recibido estas vacunas de forma voluntaria.
China aspira a convertirse en el primer país del mundo en producir una vacuna a gran escala contra la COVID-19, para lo que cuenta con media docena de países en vías de desarrollo -entre ellos varios latinoamericanos- que participan en la fase final de ensayos clínicos de varios proyectos.
A finales de septiembre, Zheng anunció que China prevé fabricar 610 millones de dosis de la vacuna del coronavirus antes de que acabe este año y 1.000 millones en 2021, pero no adelantó una fecha para que las vacunas puedan ser aplicadas masivamente.