«Los resultados del ensayo clínico de fase 1 de la vacuna nacional contra covid-19 «ARVAC Cecilia Grierson» fueron publicados este viernes 28 de julio en la revista científica Nature Communications, tras ser evaluados por expertos internacionales que destacaron su seguridad e inmunogenicidad contra todas las variantes del virus.
«Hoy una revista de prestigio destaca los resultados de la vacuna. La ciencia argentina sigue cosechando logros», dijo Daniel Filmus, titular de esa cartera, sobre los resultados del ensayo clínico de fase 1 que fueron presentados en la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) en octubre pasado y dieron lugar a la fase 2 y 3.
«Estamos cada vez más cerca para que Argentina sea el primer país de América del Sur que tenga una vacuna de desarrollo propio. Esto responde a múltiples factores: la calidad de nuestros científicos y científicas, la articulación público-privada, la inversión del Estado y apostar sostenidamente en la investigación básica», remarcó Filmus en un comunicado.
Respecto al estado actual del ensayo clínico de la vacuna desarrollada por el Conicet, la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) y el laboratorio Pablo Cassará, desde la cartera de ciencia informaron que el ensayo clínico de fase 2 y 3 está «muy cerca de finalizar».
Durante la fase 1 se probó la vacuna en 80 personas y en ese escenario de variantes solo se evaluaba su versión monovalente, mientras que en la fase 3 se evalúan tres versiones de la vacuna, una de ellas bivalente.
Sobre la fase 2 y 3, en curso, la investigadora de la Unsam e integrante del equipo que desarrolló la vacuna Arvac Cecilia Grierson, Karina Pasquevich, dijo a Télam: «Estamos trabajando a todo pulmón para tener los resultados cuanto antes y el ensayo se termina cuando terminemos de reclutar a los voluntarios»,
En ese aspecto, detalló que «ya se reclutaron todos los voluntarios menores de 60 años y ahora estamos reclutando a los mayores de 60 años que se siguen llamando».
Pasquevich, «primera autora» del trabajo, es quien analizó los datos y lo escribió, pero eso «no le resta importancia a los demás autores», aclaró y destacó que «es un trabajo enorme de mucha gente, de muchas partes, super interdisciplinario».
«Que haya una vacuna de producción nacional es importante porque podemos hacerla. Teniendo las capacidades de producirlas acá, no se le ve tanto sentido a tener que importarlas y depender de otras empresas multinacionales extranjeras que nos vendan las vacunas. Es tener independencia en el caso de necesidad urgente de muchas vacunas o de variantes virales», consideró la inmunóloga.
«Nosotras como inmunólogas estamos desde el diseño de la vacuna al análisis de los resultados, pero también hay otros inmunólogos con los que se hicieron los ensayos, la puesta a punto, la validación de los ensayos más todos los médicos que participan del reclutamiento de los voluntarios y de toda la parte de seguridad que es la de más peso de la vacuna, porque si bien por el tipo de vacuna sabíamos que era segura, había que demostrarlo», reconstruyó.
Asimismo, resaltó la importancia de la publicación en la revista científica y explicó que de manera anónima otros científicos del mundo evaluaron la significancia de los resultados aprobados por Anmat en octubre pasado. «La vacuna está pensada para cambios de variante», aseguró la científica.
El paper que se publicó es la variante Gamma que fue la que circulaba en el momento en que empezaron con el desarrollo clínico de la vacuna, pero ahora en la fase clínica actual están probando una vacuna bivalente que es Ómicron y Gamma; y también una vacuna monovalente Ómicron.
«Estamos pendientes de esos resultados que, en principio, son prometedores», adelantó Pasquevich. Y precisó que «los resultados de fase 1 ya muestran cómo la vacuna, como vacuna de refuerzo, genera una respuesta muy amplia que cubre no solo la variante de la vacuna, sino otras. Eso lo vamos a corroborar ahora con el ensayo en más personas».
Por último, la especialista de Unsam resaltó que este trabajo es «super emocionante» y que el equipo, del cual también forma parte la científica Juliana Cassataro, lo llevan adelante «pensando en mejorar la salud pública». «Juliana es uno de los grandes motores. Ella dijo al principio de la pandemia ‘nosotros podemos y lo vamos a hacer, hagámoslo para que suceda'», concluyó Pasquevich.
Por su parte, Cassataro, investigadora del Conicet en el IIB y una de las autoras del artículo, dijo: «Estamos muy contentos, todo el equipo del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB) de la Unsam y el Conicet, el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y SIDA (Inbris), el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, Clinical Pharma, Nobeltri, Fundación y Laboratorio Pablo Cassará porque la publicación de este paper evaluado por expertos internacionales confirma que los resultados que obtuvimos en la fase 1 son muy buenos».
A partir de los resultados de la fase 1 se obtuvo información que demostró que la vacuna es segura y muy «inmunogénica», lo que implica que genera una alta respuesta en el sistema inmune.
«La vacuna es segura y lo que es muy importante para nuestra región es que, luego de la aplicación de ARVAC, se observa un importante refuerzo de la respuesta inmune en individuos vacunados con diferentes plataformas de vacunas», subrayó Cassataro.
Hasta el momento hay 1.812 voluntarios vacunados de 2.000 que se necesitan y solo quedan reclutar personas mayores de 60 años (que pueden hacerlo en la página web de ARVAC arvac.com.ar/).
En el texto se precisó que «próximamente se solicitará la aprobación final a la Anmat para que pueda ser aplicada como vacuna de refuerzo en territorio argentino, marcando un nuevo hito para la ciencia y la tecnología del país y la región».
El desarrollo se basa en la tecnología de proteínas recombinantes, la misma que se utiliza desde hace décadas para fabricar la vacuna contra Hepatitis B que se usa en niños recién nacidos o contra el Virus del Papiloma humano (VPH) que se aplica a adolescentes.
Además, es una plataforma que puede adaptarse fácilmente ante el surgimiento de nuevas variantes a nivel regional o mundial.»
Para acceder al artículo de Nature de este viernes 28/7 (en inglés), cliquear aquí.
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AgendAR agrega:
Me acaban de dar esta vacuna, «La Cecilia», en el CEMIC de Saavedra, CABA, como voluntario integrante de la fase 3 del estudio de licenciamiento. Todavía ignoro si lo que me inyectaron fue placebo (solución salina) o vacuna real. Pero me dijeron que no me enteraría de ello hasta dentro de tres meses, cuando se abra el «doble ciego», se sepa qué me ligué hoy y me vacunen de veras si era placebo.
En noviembre de 2020 estuve en la fase 3 internacional de la vacuna de Jenssen, y aunque el doble ciego se abrió recién a fines de 2022, me di cuenta «sobre el pucho» de que no había sido placebo. Los efectos adversos leves fueron inmediatos: mucho cansancio y síntomas pseudogripales.
En 2022 recibí Moderna, la primera vacuna recombinante contra el COVID aprobada por la FDA, como parte de la campaña vacunatoria nacional, que ya venía de repliegue. Literalmente me planchó dos días en la cama.
Pero ésta, La Cecilia, me dijo hoy el infectólogo Pablo Bonhevi, parece estar bastante libre de esos efectos y sin embargo los números de eficacia están dando muy bien, aunque todavía no están cerrados.
Como balance del COVID-19, el gobierno de Alberto Fernández hizo tres cosas: permitió que aquí se fabricaran decenas de millones de dosis de la vacuna de Astra Zeneca, y que se fueran en tambores hacia México, sin fraccionar, y sin que retornara ninguna. El gobierno inventó una excusa ridícula: no había filtros ni frasquitos para el «filtering-filling», es decir la formulación de las dosis individuales.
Sí los había: a 450 metros de la puerta de la planta mAbxience, en Garín, provincia de Buenos Aires, donde se fabricaba la vacuna a granel la vacuna de AstraZeneca, está Biogénesis Bagó, otra planta de vacunas en copropiedad del mismo dueño, el grupo ELEA, que abastece de vacunas contra la aftosa a casi todo el subcontinente. Todas con su filtrado y su frasquito.
«No entiendo cómo no hay un circuito de fraccionamiento para uso local», se frustró cuando lo entrevisté Jorge Geffner. Virólogo e inmunólogo, Geffner dirige el INBIRS, Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida, que pertenece a la Universidad de Buenos Aires y al CONICET. Expresaba el asombro de muchos de sus pares.
Entre las vacunas PAGADAS por la Argentina que viajaron a México «one way trip» estaban los 12 millones de dosis que necesitaban los grupos de mayor riesgo, entre ellos médicos, enfermeros y todo el personal de salud. Entre la primavera de 2020 y el otoño de 2021 se enfermaron muchísimos.
Muchos de ellos se murieron en cumplimiento de su trabajo. «Porque no había frasquitos».
Luego siguió la fase de importación. La nueva ministra de Salud, Carla Vizzotti, se jugó el prestigio y el cargo en la compra de la Sputnik-V rusa, que resultó tremendamente efectiva, y de la Sinopharm china, que también salió buena, pero inevitablemente llegó con cuantagotas y bastante tarde, porque la lista internacional de espera era larga.
Después, durante 2021 vino la libre importación de vacunas buenas pero caras de Moderna y Pfizer, cuando el médico Juan Mansur estaba de Jefe de Gabinete.
Durante todo ese tiempo, las autoridades sanitarias a la vacuna Cecilia Grierson, de la UNSAM, no la habilitaban a iniciar una fase 1, de bioseguridad. Olvidate de financiar una fase 2 y una fase 3. Eso con el laboratorio Pablo Cassará ya plenamente equipado para entrar en producción. Ahora parece que ya no va a haber más remedio que licenciarla.
Debería haber hecho los estudios de fase «a velocidad warp» y estaba en la calle en el momento más siniestro y trágico del COVID criollo, el pico de contagios y muertes entre la primavera de 2020 y el otoño de 2021. Hay veces en que tener una política de salud fijada por las multinacionales mata a tanta gente como El Proceso. Alguien debería hacer las cuentas.
Bueno, aquí está «La Cecilia», me la dieron hoy (tal vez), no siento efectos secundarios. Esta vez había frasquitos.
Daniel E. Arias
PS: Abel Fernández, mi jefe, me sugiere que firme como Daniel «Hamster» Arias, por tanta participación en «trials» de fase 3.