Trayectoria del proyecto para recuperar los sueldos en las universidades

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La Cámara de Diputados aprobó el proyecto de ley de Financiamiento Universitario, que busca recuperar los salarios de quienes trabajan en las universidades y que fueron aumentados de manera unilateral por el Gobierno muy por debajo de la inflación acumulada, con lo que muchos quedaron por debajo de la línea de pobreza.

El proyecto de Ley de Financiamiento Universitario, impulsado por la diputada Danya Tavela (UCR), fue aprobado por la Cámara de Diputados y ahora se espera que tenga un resultado favorable en la de Senadores. La iniciativa busca darle recomponer salarios que no tuvieron discusión paritaria, atrasados con respecto a la inflación acumulada en el año y que en muchos casos quedaron por debajo de la línea de pobreza.
Tavela, exsecretaria de Políticas Universitaria durante el gobierno del presidente Mauricio Macri y exvicerrectora de la Universidad del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA), presentó el proyecto que contó con firmas de diputados de la UCR y de Hacemos Coalición Federal.
La iniciativa legislativa, que debía tratarse el martes 14 a las 4 de la tarde, terminó siendo discutido entre las 5 y las 7:30 de la mañana del día siguiente y contó con tres dictámenes: uno de diputados de La Libertad Avanza (LLA) y del PRO que lo vaciaban de contenido, otro de Unión por la Patria que agregaba también la actualización del Fondo Nacional de Incentivo Docente, y el de la UCR, que finalmente fue el aprobado.

«Después de la marcha que se realizó se dio paso a esta situación, en la que nos vemos en emergencia por los salarios docentes», dijo Tavela.

Tavela, que es la autora del proyecto, dijo: “Es el Congreso de la Nación es el que establece el presupuesto para las Universidades Nacionales pero, como Massa y Milei acordaron no presentar un presupuesto para esta año, entonces no hubo presupuesto y se trabaja con el de 2023, y con las ambiciones electorales del Gobierno. Hasta abril no hubo ninguna actualización de gastos de funcionamiento y, después de la marcha que se realizó se dio paso a esta situación, en la que nos vemos en emergencia por los salarios docentes. Por eso, la Ley de Financiamiento Universitario resuelve, solo para este año, por lo que no se hizo por la Ley de Presupuesto”.
Hoy, la mitad de los docentes y no docentes cobran un salario menor a la línea de pobreza y el salario inicial de un docente es de 200.000 pesos, por lo que el Consejo Interuniversitario Nacional ha pedido a todas las universidades que declaren la emergencia salarial. En estos ocho meses de gestión, el Gobierno de Javier Milei estuvo dando aumentos de forma unilateral sin ser aprobados por paritarias con los sindicatos. Los primeros aumentos de sueldo habían sido acordados por el gobierno anterior y fueron de 6% en diciembre y 10% en febrero. Posteriormente, el actual Gobierno impuso aumentos de forma unilateral de un 12% en marzo, 9% en mayo y 7,5 % en julio, con lo que las compensaciones quedaron lejos del 134% de inflación acumulada. Para el mes de agosto se impuso un aumento del 3% y para septiembre del 2%, cuando se espera que la inflación casi duplique esos números. El proyecto de ley aprobado por Diputados considera, en su artículo 6, que la actualización podrá no ser por el índice de inflación si hay paritarias aprobadas por ambas partes y no de forma unilateral.
El proyecto fue aprobado con 147 votos a favor y 77 en contra. La mayor objeción desde el oficialismo fue planteada por la diputada del PRO Daiana Fernández Molero debido a que no se explicitaba de donde saldrían los fondos para el financiamiento.

En tanto, el artículo 7 fue rechazado. En él se establecía que la asignación de recursos a cada universidad se haría en función de la cantidad de alumnos, tipo y cantidad de carreras, hospitales, escuelas y actividad científica a cargo. La diputada Tavela consideraba que la iniciativa era una forma de transparentar el reparto entre universidades y le dijo a TSS: “El artículo 7 se cayó porque UxP y LLA votaron en conjunto para que haya discrecionalidad a la hora de asignar los presupuestos universitarios y que no haya criterios objetivos. Me molesta mucho porque no podés decir que sos el cambio y no votar eso, y no podés decir que apoyás a la educación pública y no votar eso”.
La diputada Blanca Inés Osuna (Unión por la Patria) argumentó durante el debate que este tipo de asignaciones presupuestarias basadas en la cantidad de alumnos perjudican a las universidades nuevas del interior que no forman parte del corredor de Buenos Aires, Rosario y Córdoba, y a las carreras nuevas.

El proyecto tenía apoyo de varios bloques de la UCR, Coalición Cívica, Hacemos Coalición Federal, Unión por la Patria y el FIT, pero solo contó con firmas de los primeros tres. Consultada sobre esto, Tavela dijo: “No hacía falta tener firmas de diputados del peronismo en el proyecto porque en la otra cámara, si el peronismo no consigue los votos para su dictamen, puede aprobar el nuestro. A veces, sumar firmas de otros espacios hace que se desvirtúe el proyecto y se pierda la centralidad de lo que se está dicutiendo”.

«Hubiéramos querido tener el acompañamiento del radicalismo para tratar el incentivo docente (FONID)», dijo Yasky.

Por su parte, el diputado Hugo Yasky (Unión por la Patria) dijo: “Nosotros vamos a apoyar el proyecto porque la crisis universitaria se explica porque el 90% del presupuesto lo insumen los salarios y eso no ha sido actualizado. Hubiéramos querido tener el acompañamiento del radicalismo para tratar el incentivo docente (FONID), que sería un 15% de la erogación de salarios de las provincias, es una cifra muy grande, pero vamos a apoyar a pesar de hacerlo sin la posibilidad de tratar esto”.
El proyecto tiene amplias posibilidades de ser aprobado también en la Cámara de Senadores y luego deberá enfrentar la posibilidad de ser vetado por el presidente Milei, quien ha expresado en muchas oportunidades que vetará todos los proyectos que considere que van en contra del equilibrio fiscal o cualquier erogación no decicida por él mismo. “Creo que si el Ejecutivo lo veta le va a poner una lápida al ciclo universitario este año. No creo que lleguen a tanto. Ahora tienen una oportunidad, porque lo vota el Congreso, de tener una salida. Si hay un veto creo que el Gobierno sabe que abre las puertas a una gran reacción de los sectores populares que ya se manifestaron a principios de este año”, expresó Yasky. Tavela, por su parte, dijo: “No sé qué puede pasar con el veto presidencial, no puedo anticipar las conductas de nadie y mucho menos de la figura presidencial. No puedo legislar pensando en qué va a hacer el presidente”.

Matías Alonso

El boom de las exportaciones de petróleo desde Vaca Muerta

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El importante crecimiento de la producción del shale neuquino y el anuncio de grandes inversiones como la planta de Gas Natural Licuado (GNL) en Punta Colorada en la provincia de Río Negro, abren una gran expectativa en cuanto a futuras exportaciones de hidrocarburos.

En ese sentido se espera que los mercados externos continúen ganando relevancia a medida que la producción y la infraestructura para su transporte sigan creciendo, ya abastecidos los mercados locales.

Durante los primeros seis meses de 2024, de las 21 empresas que realizaron exportaciones de petróleo al mercado externo desde la provincia, YPF encabeza ese ranking con el 21%, seguida por Vista Energy con el 15% y Shell se ubica con el 14%.

Los datos oficiales indican que durante primer semestre de este año se exportaron 22,4 millones de barriles de petróleo, un 57% más en comparación con 2023. Las exportaciones hacia Chile, a través del oleoducto transandino (Otasa), representaron más del 40% del total.

Este aumento no solo absorbió el incremento en la producción, sino también los volúmenes liberados por una menor demanda local. Las exportaciones generaron 1.719 millones de dólares, con un precio promedio de 76,8 dólares por barril, lo que equivale a 723 millones de dólares más que en el mismo período del año anterior.

Estas cifras van de la mano con un notable aumento de la producción de hidrocarburos en la provincia de Neuquén que entre enero y junio alcanzó los 388.000 barriles de petróleo por día y de 93,94 millones de metros cúbicos diarios de gas natural, lo que significa incrementos del 20% y el 11%, respectivamente, en comparación con el mismo período del año anterior.

En total, las exportaciones de petróleo y gas en la provincia en el primer semestre de 2024 alcanzaron los U$S 1.960 millones, 635 millones más que en 2023, proyectando excelentes expectativas a futuro.

Para la cuenca Neuquina, – según las previsiones de E&E- se prevé que la producción se expande a una tasa acumulativa del 1,2% mensual, en línea con la variación de la producción verificada entre el primer semestre de 2024 y el primer semestre de 2023.

Se contempla una capacidad de exportación a través del gasoducto Transandino de 80.000 barriles por día (bpd)  hasta el mes de diciembre de 2024; y en enero de 2025 se amplía a 95.000 bpd.

Por su parte, se contempla un incremento en la capacidad de transporte de OLDELVAL en diciembre de 2024, alcanzando los 377.000 bpd mientras que a partir de marzo 2025 se considera una capacidad de 540.000 bpd.

Para la cuenca del Golfo San Jorge se considera una tasa de declino interanual de la producción del 4,6%, mientras que para las cuencas Austral y NOA un declino interanual del 9,0%, en ambos casos, en línea con lo registrado durante el primer semestre de 2024 con relación al mismo período de 2023.

Para cada cuenca se considera que se mantienen constantes los volúmenes destinados al mercado interno del último año (estimados a partir de la diferencia entre la producción y las exportaciones). De este modo, las exportaciones de crudo a nivel país promediarían los 183.000 bpd  en 2024 y los 236.000 bpd  en 2025.

A nivel país- de acuerdo con los datos de la consultora- durante el primer semestre de 2024 las exportaciones de petróleo se ubicaron en el valor más elevado desde el año 2005.El volumen exportado alcanzó los 168.000 bpd, un 157% por encima del promedio verificado durante los 10 años previos.

Educación: la crisis de la escuela secundaria en Argentina

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En la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Universidad de Buenos Aires (UBA) un profesor se sorprendió pocos meses atrás con la interrupción de una alumna de cuarto año, que levantó la mano para preguntarle qué era un estereotipo. Semanas antes, otros estudiantes le habían consultado el significado de la palabra “redundante” y de la expresión “es un lugar común”.

La profesora universitaria María Bosch dice enfrentarse a diario con dudas similares y errores de ortografía que considera graves. En la última fecha de finales, corrigió un examen que tenía una respuesta de diez líneas sin ningún tipo de signo de puntuación: ”¡Ni siquiera un punto!”. Poco antes, en la misma universidad privada con sede en San Isidro, una de sus alumnas de Comunicación Social dio una presentación sobre la Guerra de Malvinas refiriéndose a los excombatientes como “los exconvictos de Malvinas”, sin distinguir la diferencia entre ambos términos.

Los ejemplos, de lo más variados, son tema de conversación entre las cátedras. Reflejan, según autoridades, docentes y directivos consultados, un fenómeno que se volvió cada vez más visible en las universidades argentinas: el deficiente nivel académico con el que los estudiantes ingresan al nivel superior. El problema es también, según admiten autoridades educativas en reuniones reservadas, uno de los principales reclamos que realizaron este año los rectores universitarios.

En los últimos años los docentes detectan, además de un nivel académico bajo, un manejo del lenguaje más acotado, así como problemas de concentración, de atención y de tolerancia a la frustración. En medio de este panorama, algunas universidades comenzaron a pensar y diseñar cambios en el dictado de las materias y en las estructuras de sus carreras, sumada la implementación de cursos niveladores.

“Hay una clara percepción entre los docentes de que los alumnos que ingresan a la universidad, en su gran mayoría, no cuentan con los conocimientos básicos de matemática y tienen una baja performance en lectocomprensión, lo que dificulta su inserción exitosa en el nivel superior”, afirma Paula Iglesias, responsable de Soporte a la Gestión Educativa de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).

Iglesias destaca que, según docentes de esta casa de estudios, el mayor déficit se da en el ámbito de la lectoescritura. “Hoy, a diferencia de procesos educativos recientes, el docente relata que el alumno no comprende los textos, las consignas, las rúbricas de examen”, detalla a este diario.

Nivel en caída

Los docentes consultados coinciden en que el nivel de los estudiantes viene en caída desde hace, al menos, dos décadas y en que el fenómeno se acentuó con la pandemia. “La pandemia lo único que hizo fue desnudar el problema. Hoy ya es indisimulable, incluso entre los estudiantes que hicieron primario y secundario en muy buenos colegios privados. El primer año de universidad pasó a ser como una continuación del secundario”, sostiene Bosch.

Deficiencias similares, en diferentes áreas, se observan entre los estudiantes de la Facultad de Ingeniería de la UBA, apunta Xavier Pérez, secretario de coordinación general y docente de Análisis Matemático y Álgebra del Ciclo Básico Común (CBC). “Hay un descenso general de ciertas capacidades, sobre todo en ciencias duras, problemas en manejos matemáticos muy elementales. Repasamos cosas que deberían traer del secundario”, sentencia.

"Hay problemas en manejos matemáticos muy elementales", señalan en la Facultad de Ingeniería de la UBA
«Hay problemas en manejos matemáticos muy elementales», señalan en la Facultad de Ingeniería de la UBAAlejandro Guyot

Atribuye los problemas que se evidencian en el aula a diferentes factores, entre los que resalta cuestiones vinculadas a la situación económica del país, que hace que los estudiantes se aboquen menos durante las carreras universitarias por carencias en sus hogares y también, especialmente en los últimos años, al uso problemático de las redes sociales.

“Con el exceso de uso de redes sociales, pareciera que los estudiantes están sobreestimulados. Se acostumbran a estímulos muy cortos y fuertes, y eso se traslada a la clase, a la falta de capacidad de mantener la atención. Hoy a los docentes, en general, les cuesta más retener la atención de los estudiantes en una clase larga de temáticas complejas”, afirma Pérez.

El uso problemático de redes sociales no solo afecta la capacidad de atención y concentración de los estudiantes, como demostraron numerosos estudios internacionales: la presencia misma de los dispositivos móviles afecta el funcionamiento de la clase. “Uno tiene que trabajar mucho para tratar de hacer que la clase sea interesante para el estudiante, porque si no les resulta interesante, muy rápidamente, al tener en su mano el teléfono, están en otro lado”, suma el secretario de coordinación general.

Al mismo tiempo, así como psicólogos e investigadores remarcan el vínculo entre el uso excesivo de redes sociales y la baja en la tolerancia a la frustración entre los jóvenes, los docentes afirman ver ese efecto en clase. “Les cuesta mucho sostener algo. Eso me impactó mucho este año. Aparecía mucha frustración a la hora de no poder resolver algo a la primera. La secuencia era: ‘Estoy frustrado, no puedo, no me está saliendo, entonces lo abandono’. Los períodos de investigación siempre requieren un grado de incertidumbre y frustración. Pero lo que veo es muy poca capacidad para soportar ese proceso”, describe el docente de FADU consultado, quien prefirió resguardar su identidad.

Choque cultural entre escuela y universidad

El especialista en educación universitaria Marcelo Rabossi, docente de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) e investigador visitante en la State University of New York, suma otro causante, que considera primordial: la laxitud del secundario y su incompatibilidad con el nivel de exigencia de los estudios superiores.

“Lo que ocurre en la universidad está vinculado fuertemente con lo que ocurre en la escuela. Aumentó mucho la terminalidad en el secundario, pero eso ocurrió a expensas, en parte, de la calidad educativa. En el nivel secundario ha habido una cierta laxitud en cuanto a aprobar a los alumnos sin tener las competencias necesarias para para hacerlo”, explica el docente e investigador.

Es por ello, sigue, que se acentuó la diferencia cultural entre la escuela y la universidad. “Hace unas dos décadas que se ve que la escuela, en general, tiende a apiadarse del alumno. El objetivo detrás es que los chicos estén en la escuela y no en la calle. La universidad, en cambio, no se apiada: si el alumno no rinde, no rinde y lo termina expulsando. Este choque cultural es muy fuerte, y hace que la universidad termine siendo relativamente agresiva para el alumno que no llega con las competencias adecuadas para poder transitar la vida universitaria de manera exitosa. Cuatro de cada diez ingresantes no completan el primer año. Cuando controlás el dato por nivel socioeconómico, ves que los que más abandonan pertenecen a los sectores más postergados, con menor capital cultural”, advierte.

A nivel nacional, el 72% de los estudiantes secundarios no alcanza el nivel mínimo en matemática, mientras que en lectura el 54,5% de los alumnos también tienen un bajo desempeño, según se detectó en las últimas pruebas PISA
A nivel nacional, el 72% de los estudiantes secundarios no alcanza el nivel mínimo en matemática, mientras que en lectura el 54,5% de los alumnos también tienen un bajo desempeño, según se detectó en las últimas pruebas PISAArchivo

En los últimos diez años, según datos a los que tuvo acceso LN Data a partir de un pedido de acceso a la información pública al Ministerio de Capital Humano de la Nación, mientras los ingresos a las universidades aumentaron desde 2010 a 2022 un 70,14%, la cantidad total de egresados aumentó solo un 47,55%. En 2022, último año registrado, hubo a nivel nacional 763.345 ingresos universitarios y 162.504 egresos.

En tanto, los datos del nivel medio preocupan a los especialistas. A nivel nacional, el 72% de los estudiantes secundarios no alcanza el nivel mínimo en matemática, mientras que en lectura el 54,5% de los alumnos también tienen un bajo desempeño, según se detectó en las últimas pruebas del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), que impulsa la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), realizadas en 2022.

Los resultados, publicados a fines de 2023, muestran que el país no presenta cambios significativos entre los puntajes previos y posteriores a la pandemia. En 2018 se notificaron resultados similares a los de 2022, según el análisis de los datos de las pruebas PISA realizado por el Observatorio Argentinos por la Educación.

De los 81 países y economías que participaron de las evaluaciones, según el informe del Observatorio, la Argentina quedó en el puesto 66 en matemática, en el 58 en lectura y en el 60 en ciencias. Estos resultados marcan la desventaja argentina respecto del rendimiento académico de otros países de la región como Chile, Uruguay, Costa Rica, México, Perú y Colombia, que lo superaron en las tres categorías.

Medidas

En este contexto, hay universidades privadas y públicas que comenzaron a ofrecer cursos de nivelación para los alumnos ingresantes y también talleres de adaptación a la vida universitaria de apoyo para materias clave, como matemática y escritura.

En el caso de la UADE, además de un curso de ingreso que tiene entre sus objetivos evaluar las habilidades y aptitudes de los estudiantes pero también nivelar sus conocimientos, la Oficina de Alumnos ofrece talleres para que los estudiantes “puedan transitar sus primeros pasos en la universidad de manera acompañada”, informa Iglesias.

Dentro de la Facultad de Ingeniería, en tanto, se contemplan proyectos para acortar las carreras y también su carga horaria. Pérez subraya que la iniciativa no tiene que ver exclusivamente con la situación actual, sino especialmente con intentar enmendar un problema histórico de este centro de estudios: el alto nivel de deserción.

En tanto, los docentes consultados también afirman estar adaptando sus clases para lograr acompañar mejor a los alumnos. Pablo Voyer, docente adjunto a cargo de la carrera de Diseño Industrial de la UBA, describe estos cambios como “un desafío interesante”. Al contrario que el resto de los docentes consultados, interpreta de manera positiva la situación actual de los estudiantes universitarios.

“Doy clases desde el ‘93. Es verdad que los estudiantes hoy son distintos: son más pragmáticos y desafiantes a la autoridad. El rigor no es una forma que hoy funcione con los chicos. El ‘Hay que hacerlo porque hay que hacerlo’ no está más. Se preguntan ‘¿Y esto para qué me sirve?’. Agarran y te escanean. Quieren ver si vas a ser una referencia para ellos o no. Si sos referencia, son buenísimos. Si vas en piloto automático y solo les bajás contenido, no te dan bola”, considera el docente, que da clases en una materia de quinto año.

“Algunos docentes comentan que los alumnos están cada vez más vagos, pero yo no creo que sea así. Creo que hoy tienen otros criterios para buscar el estímulo del estudio y que los profesores muchas veces no están a la altura. Vos tenés que encontrar la forma de legitimar lo que estás enseñando. Cuando vos transmitís con convicción, los chicos reaccionan”, argumenta Voyer.

Sin embargo, admite que hoy sus estudiantes tienen dificultad para la exposición oral y, a la vez, le temen. “Veo que hay más estudiantes que si se enteran de que el examen final es oral, entran en pánico. Eso yo antes no lo encontraba nunca en los estudiantes de la UBA”, concluye.

Con la colaboración de Nicole Reiman

María Nöllmann

Preocupado por el suministro de energía en el verano, el gobierno evalúa postergar el cierre de Atucha I para extender su vida útil

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El gobierno comenzó una carrera contrarreloj para procurar toda la potencia que sea posible tener disponible para el verano. Las proyecciones de pico de demanda de energía para el verano elaboradas por Cammesa generan preocupación en la Secretaría de Energía. En un intento por evitar un escenario de cortes de luz por falta de energía, Cammesa esta conversando con Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA) la posibilidad de postergar el proyecto de extensión de vida de la central nuclear Atucha I, que debería dejar de operar a fines de septiembre de este año. Para eso, deberá gestionar la pronta expiración de la licencia de operación de Atucha I, para lo cual precisará del aval del organismo regulador del sector nuclear.

En un informe elaborado en junio, Cammesa advirtió que el total de energía producida en el parque local de generación, sumadas a las importaciones de electricidad desde países vecinos, no alcanzaría para abastecer al pico de demanda que se registrará en el verano. El consumo de energía podría llegar a los 30.700 MW, es decir, más de 1.000 MW por encima que el récord histórico registrado en febrero de este año.

El faltante de potencia evaluado por Cammesa incluye la salida de servicio de Atucha I desde fines de septiembre para comenzar con el proyecto de extensión de su vida útil, que demandará dos años. Pero el gobierno ahora evalúa que el proyecto sea aplazado para luego del verano y así disponer de los 362 MW de la central nuclear para reforzar el sistema, según distintas fuentes oficiales.

«Se esta evaluando con NASA la eventual postergación de la salida por extensión de vida útil por unos meses para reforzar la disponibilidad de potencia en el verano, como parte de acciones contingentes en base a la evaluación de riesgos realizada. Se requiere acuerdo de la Autoridad Regulatoria Nuclear por tema licencia y coordinación a cargo de NASA», señaló una fuente dentro de Cammesa en estricto off.

Para proceder en esa dirección, Cammesa o la Secretaría de Energía debería elevar una notificación formal a la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN), el organismo que regula el sector nuclear.

Factibilidad

Allegados de Nucleoeléctrica consultadas por este medio señalaron dos factores a considerar respecto a Atucha I: el combustible disponible dentro del reactor y el vencimiento de la licencia de operación. Ambos factores están directamente vinculados con el comienzo del proyecto de extensión de vida, pautado para el mes que viene y programado desde hace mucho tiempo.

Las fuentes observaron que el combustible alcanza para dos o tres meses de operación, por lo que Atucha I debería salir de servicio lo antes posible para ser reactivada en diciembre. «El combustible que hay (en el reactor) esta justo planificado para el momento que tenga que parar, por lo cual no es loco (sic) que la quieran parar ahora y que le demos continuidad en verano, pero no sabemos bien qué va a pasar», explicó una de las fuentes.

Un tema más sensible es relativo a la licencia de operación de Atucha I. «NASA técnicamente podría operar en el verano suspendiendo ahora, pero no es una decisión que pueda tomar NASA porque la licencia vence el 29 de septiembre y NASA no le puede pedir eso a la ARN, se tiene que resolver desde arriba (NdR: por instrucción de la Secretaría) e igual es complicado«, explicó otra de las fuentes.

El comienzo del proyecto está programado para septiembre. La obra implicará una salida de servicio de la central nuclear por dos años para realizar las tareas que permitirán extender su vida operativa por otras dos décadas. El proyecto lleva mucho más de una década en planificación y fue técnicamente aprobado por la ARN.

La licencia original de operación de Atucha I es por 32 años de «operación a plena potencia», una métrica que no equivale a años calendarios. Esa licencia venció en 2018, pero en 2014 la ARN otorgó una licencia de operación más allá de su vida original de diseño por diez años calendarios. Esta licencia expirará el 29 de septiembre. «NASA no le va a pedir a la ARN extender la licencia, es imposible eso», concluyó de forma tajante una de las fuentes consultadas.

Nicolás Deza

La internacionalización de la Antártida: un escenario de grave riesgo para Argentina

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Con el trasfondo idílico del Volcán y el Lago Villarrica, del 19 al 23 de agosto próximos se celebrará en Pucón, Araucanía, la reunión del Comité Científico para la Investigación sobre la Antártida (SCAR, por su nombre en inglés). Con más de 1.400 participantes, será la mayor conferencia científica que se haya realizado hasta ahora sobre el continente austral. Su preocupación central será el cambio climático, pero también se tratarán los brotes de gripe aviar registrados allí, el tratamiento de los residuos humanos, los microplásticos y la disminución del krill. Todos temas científicos que pronto serán presa de la competencia hegemónica entre el bloque occidental y el euroasiático. Nuestro país deberá estar atento, particularmente, a las demandas para poner al continente polar bajo un régimen internacional de gobierno y desconocer los reclamos de soberanía registrados al firmarse el Tratado Antártico en 1959, dado que detrás de la supuesta internacionalización se esconde la ambición hegemónica de las potencias anglosajonas y sus aliados.

“Ciencia antártica: encrucijada para una nueva esperanza”, es el título de la conferencia internacional que se realizará entre el 19 y el 23 de agosto en Pucón. Se realizarán charlas, exposición de pósters, conferencias magistrales, simposios y workshops, en 50 áreas del conocimiento. La última década ha sido la más cálida en la Antártida desde el comienzo de la medición instrumental y durante los últimos cuatro años la reducción de su hielo marino ha alcanzado cifras récord. Las especies intolerantes al cambio se repliegan hacia el interior del continente, mientras que las que lo toleran comienzan a competir con especies invasoras llegadas desde otras latitudes.

Además de los impactos del cambio climático, la gripe aviar, los microplásticos y el krill, la reunión también se centrará en las áreas marinas protegidas y las políticas que estimulen la participación femenina y de jóvenes en la ciencia antártica.

La reunión científica de Pucón es la continuación de la 46ª Reunión Consultiva del Tratado Antártico (ATCM-46, por su nombre en inglés) y la 26ª del Comité para la Protección del Medio Ambiente (CEP-26, por su nombre en inglés), que se celebraron en Kochi, estado de Kerala (India), del 20 al 30 de mayo pasados. Si bien la firma del Tratado Antártico en 1959, en plena Guerra Fría fue una demostración del poder que puede tener la diplomacia aun en los momentos más difíciles de la política internacional, desde hace unos veinte años la competencia entre las grandes potencias se fue agudizando también en la Antártida.

El ATCM se caracteriza por la particularidad de que en sus reuniones las decisiones sólo se adoptan por consenso. Si bien este principio hace mucho más lento el proceso resolutivo, garantiza, en cambio, que las resoluciones adoptadas sean acatadas por todos los miembros. El principio de consensualidad ha sido especialmente práctico, para proteger los derechos soberanos de Argentina. De hecho, entre los países miembros del Tratado Antártico hay una mayoría de aliados de Estados Unidos y Gran Bretaña. En muchas ocasiones sólo nos apoyaban Rusia, China, Sudáfrica y Brasil. En esta relación de fuerzas adversa el principio de consensualidad ha sido el principal salvavidas de la soberanía argentina.

En el marco del Tratado Antártico el continente austral se administra a través de reuniones consultivas (bianuales hasta 1991, anuales desde entonces). Originariamente vigente por 50 años, el Tratado fue prorrogado por el Protocolo de Protección Ambiental hasta 2048. Podría ser terminado antes por acuerdo unánime de los miembros, pero eso es altamente improbable. A partir de 2048, en tanto, para modificarlo o abolirlo bastará con que un miembro lo solicite y obtenga los votos de la mayoría de los firmantes.

El Tratado dispone que el área antártica sólo debe usarse con fines pacíficos, pero permite el uso de personal y equipo militar en apoyo de actividades científicas. Incluye, además, bajo la jurisdicción del Tratado todas las tierras y las barreras de hielo al sur de los 60°00′ de latitud Sur, pero no el alta mar al sur de ese paralelo. También faculta a los Estados a inspeccionar cualquier área y cualquier instalación en el continente. El Tratado, finalmente, quedó abierto a la adhesión de cualquier Estado miembro de las Naciones Unidas. De hecho, a los doce signatarios originarios se sumaron a lo largo de los años 44 países más, hasta llegar a los actuales 56 signatarios. Además del Tratado se han incorporado a la normativa antártica 170 recomendaciones adoptadas en las reuniones consultivas y ratificadas por los Estados miembros, así como el Protocolo sobre Protección Ambiental en vigencia desde el 14 de enero de 1998.

El Tratado Antártico considera dos clases de miembros: los consultivos o plenos, con voz, voto y veto, y los miembros no consultivos, o adherentes, que cuentan solo con derecho a voz. La Secretaría del Tratado tiene sede en Buenos Aires. Siete de los Estados miembros del Tratado Antártico (Argentina, Australia, Chile, Francia, Noruega, Nueva Zelanda y Reino Unido) mantienen reclamaciones de soberanía sobre sectores del territorio antártico que durante la vigencia del tratado las mismas están “congeladas”, no pueden ser ampliadas o modificadas ni se permiten nuevas. Australia, Nueva Zelanda, el Reino Unido, Noruega y Francia se reconocen mutuamente sus reclamaciones antárticas. Argentina y Chile también se reconocen mutuamente derechos antárticos. Sin embargo, el autodenominado “Territorio Antártico Británico” (BAT, por su nombre en inglés) se yuxtapone con el sector argentino y con el chileno e incluye las islas Shetland y Orkney del Sur. Rusia (antes la URSS) y Estados Unidos hicieron en el Tratado reserva de su posterior derecho a presentar reclamaciones de soberanía, pero todavía no efectivizaron el reclamo.

Gran Bretaña tiene en el continente seis bases, tres permanentes y tres temporarias. Estados Unidos, en tanto, tiene tres bases permanentes y dos estivales en la Antártida Oriental. A pesar de que está prohibido por el Tratado, éste es el único país que tiene instalaciones militares en una base (McMurdo). También China tiene cinco bases en ese continente.

Por su parte, el Sector Antártico Argentino comprende el territorio entre los meridianos 25° y 74° de longitud Oeste al sur del paralelo de 60° de latitud Sur. Forma parte de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (Ley 23.775) y tiene una superficie de 1.461.597 km², de los cuales 965.314 km² corresponden a tierra firme.

Dentro del Sector Antártico Argentino, nuestro país administra trece bases o estaciones, de las cuales seis son permanentes (operativas todo el año) y el resto, temporarias (operativas sólo en verano). De este modo, Argentina es el país con más presencia en el Continente Antártico. Nuestro país tiene presencia permanente en la Antártida desde 1904 y desde 1927 hizo constar internacionalmente su afirmación de soberanía sobre el territorio del actual Sector Antártico. En 1940 se creó la Comisión Nacional del Antártico, hoy Dirección, encargada de coordinar la actividad nacional en ese continente, islas adyacentes y aguas territoriales. También desde 1940 Argentina y Chile se reconocieron mutuamente sus aspiraciones de soberanía superpuestas y se comprometieron a resolverlas pacíficamente.

El avance de la ocupación pacífica de la Antártida por Argentina es una política de Estado que se ha venido desarrollando a lo largo de las décadas. Esta continuidad ha convertido a nuestro país en la principal potencia antártica. La línea principal de esta ocupación es la investigación en ciencias duras sobre la geografía, la geología, el clima y el medio ambiente antártico y cubre un amplio espectro disciplinario.

Sin embargo, desde el inicio de la presencia argentina en la Antártida nuestros derechos fueron impugnados por Inglaterra, llegándose en varias ocasiones al borde de enfrentamientos militares (1903, 1943 y 1952/53). Además, el avance del turismo y de la pesca comercial (ésta, gracias al calentamiento de las aguas superficiales), junto con el cambio climático, acrecientan el interés económico en la región. El turismo todavía no ha sido regulado y su creciente masificación plantea problemas de todo tipo: legales, sanitarios, fiscales y medioambientales.

El Tratado Antártico rige sobre las tierras y hielos continentales, pero no sobre los mares circunantárticos. Si se considera el clima relativamente más benigno del norte de la Antártida Argentina, puede entenderse la codicia de las grandes flotas pesqueras, especialmente la española, por las riquezas de las aguas antárticas.

El cambio climático está modificando aceleradamente el escenario geopolítico: Como señaló recientemente Marcelo Brignoni en Tektónikos, “los espacios marítimos de la Antártida están adquiriendo un nuevo valor estratégico, al punto de que las propias corporaciones privadas transnacionales están proyectando la explotación comercial del continente. De esta forma, se potencia la militarización de estos espacios de cara a la revisión del Tratado Antártico en 2041 y del Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente en 2048”.

Y más adelante añade: “en los últimos años tanto Washington como Londres han señalado su ‘preocupación’ sobre presuntas actividades de China y sobre todo de Rusia en la supuesta exploración y explotación de los recursos naturales antárticos, a lo que han ‘contestado’ con la construcción de nuevas bases antárticas y actualmente, con la construcción de una quinta base británica, igualando el número de bases estadounidenses, a las que deben sumarse los asentamientos australianos, que juntos representan al AUKUS en la Antártida”

“El AUKUS (Australia-United Kingdom-United States), explica el autor, se presentó como la Alianza Estratégica Militar complementaria de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) por parte centralmente del Reino Unido de Gran Bretaña y Estados Unidos con Australia de invitado. Se anunció públicamente el 15 de septiembre de 2021 para la región del Océano Indo-Pacífico, aunque su pretensión incluye además el Atlántico Sur.”

“La probable incorporación de Nueva Zelanda en un corto plazo posibilitaría a esta alianza geopolítica militar reclamar soberanía en más de la mitad del territorio antártico. De hecho, con una creciente cantidad de rompehielos y de submarinos nucleares, AUKUS se plantea controlar los accesos a la Antártida”.

Cuando AUKUS fue firmado en 2021, se lo presentó como un pacto para la defensa del Indo-Pacífico, sugiriendo que se trataba de una alianza antichina. Para ello, ya entonces fue invitado a sumarse Japón. Sin embargo, los países firmantes ya forman parte del pacto “Cinco Ojos” (Five Eyes) para el intercambio de inteligencia con Canadá y Nueva Zelanda, que EE.UU., Australia y Japón ya participan con India en el pacto Quad (Quadrilateral Security Dialogue), firmado también en 2021 y que EE.UU., Australia y Nueva Zelanda participan desde la década de 1950 en la alianza ANZUS. Si fuera sólo para la defensa del Indo-Pacífico, entonces, AUKUS sería superfluo.

En realidad, AUKUS adquiere sentido si se invierte el mapa: China se está expandiendo hacia la Antártida y ya tiene allí cinco bases: una en la Antártida Occidental (en las Islas Shetland del Sur) y cuatro en la Antártida Oriental. Si, efectivamente, EE.UU., Gran Bretaña y Australia se aliaron para contener a China, es, principalmente, para hacerlo en la Antártida y los mares circundantes. Si a ellos se une Noruega (otro miembro de la OTAN), la alianza suma reclamos de soberanía sobre 80% del continente.

¿Qué ofrece Gran Bretaña a esta coalición? El Reino Unido desde su ‘Collar de Perlas’ atlántico (Islas de Ascensión, Santa Helena y Tristán de Acuña) junto a la ocupación ilegal de Malvinas, proyecta su poder en tres continentes (África, América del Sur y Antártida), estableciendo además sobre cuatro océanos (Atlántico, Pacífico, Indico y Antártico) un control aéreo y marítimo. Esto se expresa en una militarización de toda la región desde la base instalada a partir de 1982 en Monte Agradable, Islas Malvinas. A las posesiones atlánticas debe añadirse el llamado Territorio Británico del Océano Índico (BIOT, por su nombre en inglés) del que dependen las islas y grupos de islas de Diego García, Tres Hermanos, Egmont, Nelson, Peros Banhos, Águila, Islas Salomón y Peligrosa. Aunque en las islas no hay población civil permanente, habitualmente están estacionados allí unos 4.000 militares y civiles estadounidenses contratados y británicos. El territorio tiene una superficie total de 60 km2.

Es decir que, mediante las dos cadenas de islas bajo su dominio (en el Atlántico y en el Índico), a pesar de su menguado poder y de sus magras capacidades navales, Gran Bretaña ofrece a AUKUS el control sobre una porción importante del Océano Antártico. A su vez, la incorporación de nuevos aliados al control de la Antártida permite a Estados Unidos compensar la baja de recursos destinados a las zonas polares en los últimos veinte años.

Puede concluirse que China, Rusia y Argentina están amenazados en el continente antártico por el mismo competidor: la OTAN del sur o AUKUS. Aunque estas dos potencias no han presentado reclamos territoriales sobre la Antártida, en la medida en que AUKUS busca tomar el control sobre el Océano Antártico, amenaza la navegación en todos los mares australes y, por lo tanto, la libertad de navegación y comercio.
En este contexto estratégico los reclamos por la internacionalización de la Antártida deben entenderse como la manifestación de EE.UU., Gran Bretaña y sus aliados de su voluntad de controlar hegemónicamente el continente austral. Por el contrario, sólo el reconocimiento de los reclamos de soberanía bajo las normas de la ONU puede asegurar que el Continente Antártico continúe siendo un bien común de la humanidad.

Para Argentina su sector antártico es una continuidad geoeconómica natural y su internacionalización traería consigo la pérdida de control sobre el Atlántico Sur y sobre los pasos interoceánicos. No tenemos alternativa: Argentina será antártica o no será.

Eduardo J. Vior
analista internacional

Los astronautas atrapados en la nave espacial Starliner, de Boeing, no podrán volver antes de 2025

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La NASA informó un duro pronóstico para los dos astronautas que se encuentran varados en el espacio hace ya más de dos meses, luego de las complicaciones mecánicas que se produjeron en la nave Starliner y de acuerdo a los primeros trascendidos, el escenario no es para nada alentador, ya que su regreso a la Tierra podría lograrse en 2025, sin una fecha definida. 

Según comunicó la agencia espacial estadounidense, la astronave presentó una fuga de de helio en la cápsula, un cierre fallido en las válvulas propulsoras y, por último, un apagón abrupto en cinco propulsores de maniobras.

Los ingenieros de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, Butch Willmore y Suni Williams, pende de un hilo, ya que las averías encontradas son mucho más graves de lo esperado. 

Por su parte, el ejecutivo de la agencia espacial estadounidense, Scott Hubbard, sostuvo que “los astronautas están un poco estancados aunque ciertamente no varados” y precisó que “están a salvo a bordo de la estación espacial con muchos suministros y trabajo por hacer”.

La NASA estudia ahora que puedan regresar a la Tierra en una nave espacial construida por SpaceX, la empresa espacial del multimillonario emprendedor Elon Musk. También está la opción de hacerlo en una cápsula rusa Suyoz, que está ubicada en la Estación Espacial Internacional por cualquier emergencia. 

La compañía multinacional norteamericana sufrió un duro revés tras la problemática que se encuentran los cosmonautas atrapados en el espacio, ya que aspiraba a posicionarse como la principal competencia de la empresa encabezada propiedad del magnate sudafricano. 

Astronautas varados en el espacio
Astronave Starliner

Las autoridades de Boeing expresaron que quieren tomarse más tiempo para comprender la causa raíz de los problemas surgidos y aseguraron: “No vamos a fijar una fecha específica hasta que completemos esas pruebas, observemos el árbol de fallas y luego entendamos el camino a seguir”, comunicó el gerente del programa de tripulación comercial de la NASA, Steve Stich.

YPF: Marín «El 1ª proyecto RIGI será el oleoducto Vaca Muerta-Sur». Comentario de AgendAR

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En las últimas semanas cobró visibilidad el proyecto que tiene YPF en carpeta junto con Petronas para instalar una planta de gas natural licuado (GNL) en el puerto Punta Colorada, en Río Negro. Sin embargo, previamente, la petrolera con control estatal tiene otro proyecto más concreto en marcha. Se trata de la construcción de las instalaciones para exportar petróleo desde esa provincia, que comenzará a hacerse realidad con la construcción de un nuevo oleoducto que conecte Vaca Muerta con la localidad rionegrina de Sierra Grande.

Esta iniciativa nació bajo la gestión del presidente anterior de YPF, Pablo González, y continúa actualmente bajo la dirección de Horacio Marín, quien el viernes pasado dio detalles del proyecto en una conferencia con inversores.

En mayo, YPF comenzó la construcción de los primeros 130 kilómetros del oleoducto Vaca Muerta Sur, que implicó una inversión de US$200 millones. El primer tramo se extiende entre las localidades de Añelo, en Neuquén, y Allen, en Río Negro, donde se conectará con el sistema de Oldelval, que es la empresa que opera el único ducto que transporta el petróleo hasta Bahía Blanca, donde hoy salen las exportaciones del no convencional. Este oleoducto no alcanza actualmente para transportar toda la producción de Vaca Muerta, por lo cual hay empresas que transportan el petróleo en camiones hasta Bahía Blanca, a un costo promedio de US$10 el barril.

En los próximos meses, YPF adjudicará la construcción del tramo del oleoducto que conectará Allen con Punta Colorada. Tendrá una longitud de 440 km, implicará una inversión de US$2500 millones y permitirá transportar en la segunda mitad de 2026 alrededor de 180.000 barriles diarios. El plan implica instalar a lo largo de los próximos años nuevas plantas de bombeo para incrementar la capacidad de transporte a 500.000 barriles diarios para 2027 y a 700.000 para 2028.

YPF Vaca Muerta Sur oleducto
YPF Vaca Muerta Sur oleducto

“Este proyecto es un cambio de juego para YPF y la Argentina: aumentará significativamente la capacidad de exportación y desbloqueará el cuello de botella de los recursos de la formación de Vaca Muerta”, dijo Marín en una presentación en inglés con inversores.

“El VMOS [por Vaca Muerta south oil pipelineserá una infraestructura dedicada exclusivamente a la exportación y su terminal offshore estará ubicada en el puerto de aguas profundas, que permitirá la llegada de los buques grandes llamados VLCC [Very Large Crude Carrier], que transportan alrededor de 2 millones de barrilesAdemás de bajar las tarifas, este barco abrirá nuevas oportunidades de mercados internacionales para todas los productores argentinos, como el mercado asiático”, explicó el presidente y CEO de YPF.

A los valores actuales del barril de petróleo, de US$80, la cotización Brent que se toma de referencia en la Argentina, cada buque VLCC exportado implicaría ingreso de divisas por US$160 millones al país.

La petrolera está liderando el desarrollo del proyecto como el principal transportador, pero al mismo tiempo comenzó la negociación para crear un consorcio de exportación con los otros productores locales de Vaca Muerta. Cada empresa “reservará” su capacidad de transporte e ingresará como accionista del oleoducto.

Según detalló Marín, ya recibieron ofertas para cubrir alrededor de dos tercios de la capacidad de transporte total y son optimistas en concluir este proceso antes de octubre. Las empresas que adquieran más del 10% de la capacidad tendrán un lugar en la mesa de directorio del consorcio.

“Desde el punto de vista técnico, ya hemos completado la ingeniería de diseño básica para el oleoducto y estamos progresando en la revisión de diseño del sistema de transporte terminal. Simultáneamente, aseguramos todos los permisos de aprobación gubernamental y permisos ambientales”, dijo.

El CEO de YPF también confirmó que ingresarán en el régimen de incentivo a grandes inversiones (RIGI) con este proyecto cuando sea completamente regulado.

El puerto Punta Colorada, por la profundidad de sus aguas, permite la llegada de buques VLCC (Very Large Crude Carrier), que transportan alrededor de 2 millones de barriles; los de Bahía Blanca transportan hasta 500.000 barriles
El puerto Punta Colorada, por la profundidad de sus aguas, permite la llegada de buques VLCC (Very Large Crude Carrier), que transportan alrededor de 2 millones de barriles; los de Bahía Blanca transportan hasta 500.000 barrilesTommy Chia SG – Shutterstock

Al mismo tiempo, YPF también está exportando de manera regular petróleo a Chile. “Continuamos con nuestro enfoque de acelerar la evacuación hacia el Pacífico. Durante el segundo trimestre del año, incrementamos la exportación de petróleo a Chile a 29.000 barriles por día a través del oleoducto Transatlántico, alcanzando una ganancia excepcional de casi US$220 millones. Esto representa el 11% de nuestra producción total de petróleo”, dijo Marín.

En junio, el país produjo 676.000 barriles de petróleo por día, lo que significa un aumento de 6,1% con relación al mismo mes del año pasado, según datos de la consultora Energía y Economía (EyE). Este crecimiento se explicó enteramente gracias a la producción de Vaca Muerta, que se expandió 28,6% y produjo 373.600 barriles diarios, y compensó la caída de 12,8% de la producción convencional de otras cuencas. Del total, la Argentina exporta alrededor de 150.000 barriles diarios hoy en día.

Precios internos de la nafta

Los precios de venta del petróleo fueron claves para que YPF muestre una mejora en su resultado financiero del segundo trimestre. Además de aumentar 20% las exportaciones del petróleo no convencional con relación al año pasado, la empresa con control estatal aumentó el precio en surtidor de los combustibles y redujo la diferencia con el valor de paridad de importación a 3%.

“Los ingresos de YPF crecieron un 13%, principalmente gracias a una recuperación en los precios del combustible, pero parcialmente afectados por una caída de 6% en la demanda”, admitieron en YPF.

“Si baja el precio internacional del petróleo, seré el primero en reducir el valor del combustible. Pero también si el precio aumenta mucho, aumentaré los precios. Estamos trabajando para que sea un mercado libre y decidir según la demanda, la oferta y la competencia”, concluyó Marín.

Sofía Diamante

Comentario de AgendAR:

Hay dos cosas que no se arreglan con un caño desde Vaca Muerta a Punta Colorada. La primera es la falta de plantas de refino en toda la Patagonia, situación que con esta propuesta de Marín sigue intacta. La nafta y el gasoil que se usan en la Patagonia hoy deben bajar en camión hasta las estaciones de servicio de la estepa y la cordillera patagónicas desde las refinerías de Mendoza y la Pampa Húmeda, tras haber subido hasta allí como crudo, en el caso pampeano, generalmente en barco.

Este viaje de ida y vuelta entre regiones es carísimo, deja pueblos enteros sin combustible días y semanas «porque no llegó el camión de YPF». Eso, en la ecorregión petrolífera argentina por excelencia.

Peor aún, esto hace de la Patagonia una especie de emirato frío, que exporta a otras ecorregiones (y ahora al mundo) sin siquiera el corto valor agregado local que supone el refino, y poder vender al menos naftas, gasoil, aceites lubricantes y producir localmente el alquitrán para pavimentar las rutas. Exportar combustibles sin valor agregado es exportar trabajo. Como si aquí sobrara.

Algunas de las insuficiencias de nuestro modelo, tan primario, le empiojan terriblemente la vida a los patagónicos, pero también al país. Cuando en alguna de las dos rutas nacionales asfaltadas de esta zona, básicamente la 3 y la 40, hay un camión tanque subiendo lentamente una cuesta, detrás se forma una caravana de automovilistas desesperados por pasar.

Nada fácil, porque las rutas son de dos carriles, mano y contramano, y siempre de frente hay camiones. Los que cargan equipo petrolero más que rodar, navegan, por velocidad y tamaño. Los tortazos frontales y las salidas de ruta para evitarlo son frecuentes. Todo esto es malo para el habitante, peor aún para el turista, pero si se piensa en el país… ¿cuánta combustible gastamos al cuete en mover combustible? ¿O no se puede generar localmente?

Los trenes, te los debo.

Si, ya sé, a esas patotas neoliberales que colonizan YPF de forma recidivante desde el siglo pasado, la idea de refinar para el mercado interno lea hace ruido. Supongo que la de exportar productos refinados lea hace mucho más ruido. Y es que pagar empleo local y lidiar con sindicatos les hace un ruido incluso peor.

Una cosa que no se remedia con el entusiasmo marinero de Marín es la enorme amplitud mareológica del Golfo de San Matías. La mínima entre pleamar y bajamar anda en los 3,60 metros, y la máxima, en los 7,50 metros.

En el puerto pesquero de San Antonio Oeste, en el fondo occidental del Golfo, los barcos deben ser patachones, de gran manga, para quedar apoyados en la desaforada pampa de barro gris que forma el fondo durante la bajamar, y sin tumbarse de lado. Barco que se tumba, se inunda cuando vuelve la pleamar, y vuelve con la velocidad de un pequeño tsunami, dos veces por día.

En el puerto exportador fruta y hortalizas del Alto Valle, San Antonio Este, los mercantes transoceánicos de tipo «reefer» (para cargas refrigeradas) amarran a muelles flotantes. Estos muelles son de hormigón casetonado: flotan como buques, suben y bajan con las mareas, amarrados con grandes anillos de acero a enormes columnas de hormigón clavadas en el fondo. De otro modo, las corrientes de marea y los vientos los sacarían a altamar.

Punta Colorada es el tercer puerto de este golfo, y está en su costa más alejada de mar abierto, la occidental, bastante rectilínea. Hay dos playas codiciadas por el turismo en este lugar del Golfo: Las Grutas y Arenas Doradas. Un puerto petrolero genera constantes derrames incluso en operación normal, sin mediar accidentes, y las corrientes predominantes en el Golfo, motorizadas en un 80% por las mareas, son giratorias: hay un giro central ciclónico, es decir de sentido circulatorio horario, con forma de «ocho», y varios giros más pequeños, ciclónicos y anticiclónicos, abrazando la zona de playas, y todo este raro patrón varía con la época del año.

Pero lo que queda en claro de la lectura de la bibliografía oceanográfica es que un derrame en el Golfo no se disipará fácilmente en aguas abiertas. La boca del Golfo es grandota, de 64 km., pero está lejos. Uno se pregunta la lógica de que la provincia decida la probable ruina de ambas playas porque TECHINT, hoy bajo capa de YPF, se ha emperrado en poner su puerto allí.

Probablemente don Marín sabe que si trata de poner su puerto en San Antonio Oeste, que al menos tiene una ciudad para trabajadores estables, infraestructura y agua potable, la industria pesquera artesanal, particularmente la de pulpos y mariscos costeros, le dará toda la guerra del mundo, y un poco más. Por supuesto, con el poder del estado provincial y del nacional TECHINT, hoy llamada YPF, les puede pasar por encima a las empresitas locales.

Pero si todavía existe periodismo en Argentina, se hará una fiesta con este caso de David y Goliath.

Una costa tan recta no tiene abrigo alguno del viento, que puede ser bastante salvaje. Es cuestión de proporciones: el Golfo de San Matías en sí está muy rodeado de tierra seca por Norte, Oeste y Sur, pero es enorme (casi 20.000 km2). Y este tramo de costa en particular, la Oeste, está muy expuesto a vientos. Punta Colorada no es un «puerto de abrigo». Eso es algo casi inexistente en la Patagonia.

En Punta Colorada, la franja intermareal (la que se ubica entre la línea de mareas máximas y la de mínimas), está jalonada de restingas rocosas, surcos de roca excavados y rastrillados por los arroyitos que forma la bajamar en las pozas de marea. Es una morfología de costa muy típica de toda nuestra Paragonia. Las restingas interceptan en ángulo recto la línea de la playa, y bajan más allá de la intermareal, a profundidades de hasta 15 o 20 metros. Son perfectamente visibles desde un avión, dada la transparencia del agua.

La transparencia actual, para ser preciso. Con un puerto petrolero en zona, olvídate, cariño.

En este sitio, el más desolado de la costa del Golfo, hay un muelle gigantesco de vigas de acero entretejidas. Se adentra 1,5 km. en el mar, buscando aguas más profundas. En su extremo, hay dos cabezales de descarga, hechos para llenar las bodegas de dos barcos a la vez con pellets de hierro, el producto final de la extinta empresa estatal HIPASAM. Fue construido en los ’70, y usado por las dos sucesivas empresas que trataron de operar la mina de Sierra Grande. Esta tiene casi 80 km. de grandes galerías y es la más profunda del país: 500 metros de profundidad desde la superficie. Todo en esta parte del país es tirando a enorme.

¿Se usará este muelle, una vez reparado, para exportar crudo? Ignoro si es técnicamente posible salvarlo (está muy oxidado) y si se lo puede adaptar a transportar líquidos por caños, en lugar de pellets de hierro por cinta transportadora. Quizás sea factible. Pero lo que me parece puro verso es que desde esta costa y en este golfo puedan operar tanqueros VLCC.

Miden 330 metros de eslora, 55 de manga, calan 28 metros, cargan con 320.000 toneladas de peso muerto. Pese a esas dimensiones colosales, tienen un solo y más bien pequeño timón y una única hélice, para bajar costos de construcción, de modo que maniobran pésimo. Incluso yendo a poca máquina, tardan hasta 15 minutos en detenerse, y «la frenada» dura hasta 8 kilómetros. Son una combinación muy mala de angurria corporativa y principio de inercia. Pueden operar en muy pocos puertos, por ende.

Protagonizan accidentes épicos en que emporcan costas y destruyen industrias locales durante décadas, especialmente la pesca costera y el turismo. La seguidilla bajó un poco cuando más de 170 países le hicieron firmar a la International Maritime Organization, agencia de la ONU, el doble casco obligatorio. Pero si el lector le pide su opinión sobre la IMO y la ONU a los pescadores gallegos del Cap Finisterre, en decenas de pueblitos le contarán que perdieron su empresa, o el trabajo, porque en 2002 el tanquero Prestige se hundió 50 km. mar adentro, y aún a 3800 metros de profundidad siguó empetrolando la costa durante años. Y ojo, que no era de los grandes.

No quiera imaginarse siquiera, lector, un accidente así en un golfo de sólo 180 metros de profundidad, cerrado por tres lados, y con un intercambio de agua bastante limitado con el mar abierto. Y si el petróleo derramado logra salir del Golfo y la Corriente de Río de Janeiro lo lleva hacia el sur, ahí nomás está Punta Valdés, con su show de animales marinos costeros, y la mayor recaudación turística de la Patagonia. Si yo fuera guardafaunas en Punta Norte, u hotelero en Puerto Madryn, estaría con los pelos de punta.

Un tanquero normalito, un Coastal Tanker de apenas 50.000 toneladas de peso muerto, cala 16 metros. En el muelle actual de Punta Colorada en bajamar hay 12 metros de agua: un Coastal sorprendido por la bajamar quedaría varado, el casco, doble y todo, probablemente se partiría por el peso de la carga sobre la quilla, y a sumar las fuerzas incontrolables del oleaje. No haría falta una tempestad, sólo un atraso de 6 horas en la partida.

Los límites, para quienes los entienden, los da la geografía. Para quienes los entienden, subrayo.

Supongo que Marín piensa hacer un muelle nuevo y más largo. Si quiere llegar con él a una profundidad de 40 metros en bajamar, así se da el gustazo de traer barcos VLCC, tendrá que ser una obra titánica, así TECHINT gana mucha plata. Pero ¿sabe qué, Marín? Con la mía, no.

O como hoy reúne las fuerzas de una multinacional con sede en Luxemburgo y la petrolera del estado, con el poder inmenso que tiene hoy por poroteo electoral, tal vez Marín esté pensando en rehacer el Golfo, detener la Luna y así prohibir la bajamar, y de paso frenar el viento. Los petroleros piensan todo a lo grande, ya se sabe, y pueden todo. Y como en Punta Colorada no hay agua dulce, cosa que un puerto con población residente necesita, también Marín logre hacer llover sobre la zona.

La Patria, en tal caso, agradecida.

Pero mientras Marín no haga llover, lo sensato es que el oleoducto acceda al mar desde Bahía Blanca, puerto mediocre y barroso si lo hay, pero abrigado, con mareas discretas, desde el cual operan tanqueros de hasta 60.000 toneladas desde hace décadas, y por ahora sin accidentes.

Daniel E. Arias

El INTA desarrolló una variedad de lechuga, de casi el doble de peso

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Se trata de una variedad de lechuga crespa, cuya característica más sobresaliente es que, en la misma superficie productiva, se lograron plantas de casi el doble de peso.

La lechuga es la tercera hortaliza de hoja más consumida en todo el mundo y también en la Argentina. Por esto, un equipo de especialistas del Instituto de Agrobiotecnología y Biología Molecular (IABIMO) del INTA, desde hace 15 años se enfoca en la mejora del cultivo. Ahora, gracias a la edición génica mejoraron la variedad de lechuga crespa Grand rapids y obtuvieron una planta con mayor cantidad de hojas y floración retrasada, lo que impacta en el peso y, además, permite extender la época de comercialización de la hortaliza.  

“Logramos apagar un gen que interviene en el desarrollo de la planta y evaluamos numerosos ejemplares hasta encontrar la que presentaba las características que buscábamos, es decir, plantas más grandes y con floración retrasada”, explicó Valeria Beracochea –investigadora del IABIMO del INTA– quien indicó que la bautizaron como lechuga Cisne porque “en el invernáculo, se veían hermosas, sobresalían notoriamente y se diferenciaban a simple vista de las otras plantas”. 

Gabriela Soto –directora del Laboratorio de Ingeniería Genética de Leguminosas del IGEAF-IABIMO– señaló que “además, demostramos que podemos apagar, de forma específica y precisa, un único gen. Con el dominio de esta tecnología podremos mejorar otras especies vegetales”. 

Esta planta y sus descendientes se evaluaron durante tres generaciones en invernadero y en un sistema hidropónico presentando las mismas características. Actualmente y siempre bajo la órbita del INTA, con la quinta generación de estas plantas se están realizando ensayos a campo como etapa final necesaria para analizar su productividad y la respuesta frente a variaciones climáticas y la presencia de posibles patógenos o insectos.  

“Como último paso y con los resultados que se obtengan de esta evaluación a campo, se podrá realizar la inscripción de esta nueva variedad en el Instituto Nacional de la Semilla (INASE) para poder avanzar hacia su comercialización”, indicó la especialista del INTA. 

La nueva lechuga Cisne representa un progreso significativo para la horticultura nacional debido a que permitirá a los productores comercializarlas en menos tiempo y con el mismo peso que la variedad convencional, lo que representa una ganancia directa para los horticultores.  

Este desarrollo podría ser utilizado tanto por PyMEs como por productores familiares y se podrá manejar bajo diferentes sistemas de producción: a campo o en invernadero, en la agricultura orgánica o también en sistemas hidropónicos. 

“Esta planta y su descendencia fue evaluada durante tres generaciones en invernadero y en un sistema hidropónico mostrando siempre las mismas características”, expresó Beracochea quien destacó la relevancia de este trabajo debido a que desde 1991 el INTA no registra una nueva variedad de lechuga. 

En este sentido, Marisa López Bilbao –directora del grupo de mejoramiento de Asteráceas del IABIMO– aclaró que, aunque se han desarrollado variedades de lechuga a nivel nacional e internacional con diversos grados de tolerancia a estreses bióticos, como algunas enfermedades, “hasta el momento no se han podido producir cultivares de lechuga con rendimientos considerablemente mayores, por eso la importancia de este trabajo”. 

Un tribunal de EE.UU. sentenció que Google es un monopolio ¿Ahora qué sigue?

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En medio de esa sentencia de 286 páginas dictada después de casi cuatro años de procedimientos judiciales y miles de terabytes de evidencia, hay tres palabras que lo ocupan todo: “Google es monopolista”, escribió el juez federal norteamericano Amit Mehta, y agregó que la empresa “actuaba como tal”. Su fallo, firmado el 5 de agosto, podría desencadenar grandes cambios en el megamillonario mercado de las búsquedas por internet, pero también en todo el resto del sector tecnológico.

Google tramita alrededor del 90% de las búsquedas por internet que hacen los norteamericanos, incluidas las realizadas desde el celular: esos son los cimientos del mayor negocio publicitario del mundo. En parte, la gente usa Google porque hace bien las búsquedas, pero también porque suele ser el motor de búsqueda “por default” de sus teléfonos y computadoras. Y Google mantiene esa posición pagándoles colosales sumas de dinero a los fabricantes de celulares y desarrolladores de navegadores para seguir siendo su motor de búsqueda predeterminado: durante el juicio se supo que en 2021 esos pagos ascendieron a la friolera de 26.000 millones de dólares.

Los adversarios de Google, respaldados por el Departamento de Justicia norteamericano, venían denunciando desde hace años que a través de esos acuerdos la empresa tenía un control absoluto de las búsquedas online: hacían casi imposible que los competidores tuvieran llegada a nuevos usuarios —¿por qué migrar a otro motor de búsqueda si ya aparece directamente la barra de Google en la pantalla de inicio?—, y también blindaban a Google en su trinchera de dominio, ya que sus algoritmos mejoraban minuto a minuto gracias al imparable flujo de millones de búsquedas al día. Según la sentencia del juez Mehta, esos acuerdos son efectivamente violatorios de la ley antimonopolio.

El desenlace de la causa representa una victoria en la larga cruzada de los organismos reguladores de Estados Unidos contra las gigantes tecnológicas. El Departamento de Justicia, que también ha demandado a Apple, tiene otra causa abierta contra Google por su negocio publicitario y que llegará a instancia de juicio en marzo del año que viene. La Comisión Federal de Comercio, otro organismos de defensa de la competencia, ha presentado demandas contra Meta y Amazon. Los juristas expertos en el tema celebraron la victoria del Departamento de Justicia sobre Google como el fallo judicial más importante en materia de regulación tecnológica desde 2001, cuando Microsoft fue condenada por prácticas monopólicas.

A los mercados pareció importarles bastante menos: tras conocerse la noticias, las acciones de Alphabet, la empresa matriz de Google, cayeron apenas un 2%. Los inversores tiene en reservarse su opinión, porque todavía hay dos cosas importantes en el aire. Primero, Google va a apelar y la apelación puede demorar años. Segundo, el tribunal todavía tiene que proponer las correcciones para solucionar el problema que ha identificado. Muchos analistas consideran improbable que el juez proponga una gran receta estructural, como ordenar la separación de Android, el sistema operativo de Google, del resto de la empresa. Otra posible corrección sería obligar a Google ha compartir sus datos de búsqueda con sus competidores, para ayudarlos a entrenar sus propios algoritmos. Pero esa opción también es dudosa, porque además de alentar temores sobre la privacidad de los datos —desde entonces, ya no sería una, sino muchas las empresas que conocerán nuestro historial de búsquedas—, también entraña la necesidad de controles y monitoreos permanentes, algo que la Justicia siempre intenta evitar.

Lo más probable es que a Google no le permitan seguir pagando para ser el motor de búsqueda predeterminado en plataformas como el iPhone. En su lugar, los usuarios tendrían la posibilidad de elegir entre distintos buscadores, algo similar a lo que ya ocurre en la Unión Europea, donde en 2018 la Justicia le ordenó a Google que ofreciera a los usuarios la posibilidad de elegir su motor de búsqueda predeterminado en los teléfonos con sistema operativo Android (hace poco, Apple se vio obligada a hacer lo mismo con el navegador de sus iPhone). Hasta ahora, cuando se enfrentan a esas opciones, los usuarios parecen optar mayoritariamente por lo que ya conocen: según el sitio de noticias Search Engine Land, para el año 2021 la participación de Google en el total de búsquedas en la UE no se había modificado.

Si Google se viera obligado a poner fin a los acuerdos en cuestión, el gran perdedor inmediato podría ser Apple, que recibe unos 20.000 millones de dólares al año para que Google sea el motor de búsqueda predeterminado del iPhone, cifra que se reveló durante el juicio. Ese monto equivale al 18% de las ganancias operativas de Apple del año pasado, o sea que prohibir esas acuerdos la privaría de una gran proporción de sus ingresos. De todos modos, la mayoría de los usuarios de todos modos tal vez sigan con Google. Sin embargo, a largo plazo la más perjudicada podría ser Google. Hasta ahora Apple tenía pocos incentivos comerciales para lanzar su propio motor de búsqueda, porque tal como lo señaló el juez Mehta en su sentencia, de haberlo hecho, habría perdido esa ganancia que Google le regala todos los años. Si se prohibiera ese cómodo acuerdo, Apple tendría muchos mejores motivos para desarrollar su propio negocio de búsquedas en iPhone, sumado a los ingresos publicitarios que le reportaría. En los últimos años, Apple empezó a desarrollar su negocio publicitario en torno a su tienda de aplicaciones, y los analistas de medios de comunicación anticipan que muy pronto veremos anuncios publicitarios en Apple TV+, el servicio de streaming de la compañía. Un nuevo motor de búsqueda propio sería una incorporación muy atractiva.

En julio pasado, OpenAI, la empresa creadora de ChatGPT, lanzó SearchGPT, su propio motor de búsqueda impulsado por IA
En julio pasado, OpenAI, la empresa creadora de ChatGPT, lanzó SearchGPT, su propio motor de búsqueda impulsado por IAShutterstock – Shutterstock

Además, cuando les presenten la opción de reconsiderar su motor de búsqueda predeterminado, los usuarios también podrían sentir curiosidad y probar los nuevos formatos impulsados por inteligencia artificial (IA). Los motores que utilizan esa tecnología, como Perplexity, aseguran que sus resultados de búsqueda son mejores que los de Google. Y el 25 de julio, OpenAI, creador de ChatGPT, lanzó SearchGPT, su propio motor de búsqueda impulsado por IA.

Apple también está apostando fuertemente por alternativas impulsadas por inteligencia artificial. Siri, su asistente de voz, hasta ahora es poco más que un cronómetro cómodo de usar, pero en los próximos meses le inyectarán una nueva versión impulsada por inteligencia artificial, diseñada para ayudar directamente a los usuarios con el tipo de respuestas que antes habrían que tenido que rastrear en Internet. Como vemos, con el tiempo podrían aparecer formas novedosas de acceder a la información global capaces de generar disrupciones de tal magnitud en el negocio de Google que los detractores de las corporaciones no son capaces de imaginar.

La sonda china Chang´e-5 detectó la presencia de agua en el regolito lunar

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El equipo de la misión del rover chino Chang’e-5 ha detectado por primera vez moléculas de agua en el regolito lunar, lo que proporciona nuevas pistas sobre la composición de la Luna. Este hallazgo, realizado por científicos chinos, es altamente significativo porque, aunque ya se había identificado agua en la Luna anteriormente, esta es la primera vez que se encuentra en su forma molecular (H2O) en muestras físicas traídas directamente a la Tierra desde una región donde antes se creía que no existía agua de esta manera.

Según el estudio publicado recientemente en Nature Astronomy, la presencia y distribución de agua en la Luna son cruciales para comprender mejor el sistema Tierra-Luna. Sin embargo, hasta ahora, tanto el origen como la forma química del agua lunar habían sido difíciles de determinar.

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Chang ´e-5: agua en la Luna

Además, el equipo liderado por Xiaolong Chen, del Instituto de Física de la Academia China de Ciencias, afirmó que las muestras lunares contienen un mineral hidratado que incluye moléculas de agua y amonio.

«Este mineral, identificado como ULM-1, tiene una composición química de (NH4)MgCl3·6H2O y se encontró en forma de un cristal transparente prismático de un tamaño similar al grosor de un cabello humano», señaló el científico.

«Este descubrimiento, que incluye la identificación de amonio actuando como estabilizador del agua, representa un avance significativo en la comprensión de la presencia de agua en la Luna», agregó Chen.

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Finalmente, los científicos descartaron que la fuente de este hidrato sea la contaminación terrestre o los gases de escape de cohetes, basándose en las composiciones químicas e isotópicas encontradas en las muestras.

«Este hallazgo aporta una nueva perspectiva sobre la química lunar y las posibles formas en las que el agua podría estar presente en la superficie del satélite natural de la Tierra», concluyó el científico chino a cargo de este revelador hallazgo.

Por qué Argentina no está exportando centrales nucleares – II

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Escribe Daniel Arias: (El artículo que escribió Diego Hurtado sobre este tema está aquí)

Diego Hurtado, además de un buen administrador de proyectos nucleares y tecnológicos, es un doctor en física, un historiador reconocido de la ciencia y un caballero. Yo no soy nada de eso, especialmente lo último. Así las cosas, opto por prescindir de los guantes de box y de las reglas del Marqués de Queensberry. Y que me banquen un round, si quieren.

El CAREM murió varias veces sin haber nacido, y los que lo abortaron tienen nombre y apellido, y una madre común. Creo entender qué está pensando, pero no, es otra.

El difunto expresidente Carlos Menem, amparado hasta la tumba por sus fueros de más crímenes penales graves de los que caben un un epitafio, fue uno de los primeros asesinos del CAREM. Pero no el último.

En 1988, cuando todavía era un proyecto que a la CNEA presentado en 1984, todavía a la CNEA le resultaba demasiado chico o innovador. No fueron grandes épocas para el átomo criollo. El presidente Raúl Alfonsín no le daba plata a la CNEA ni para terminar sus dos obras estratégicas de entonces, Atucha II y la Planta Industrial de Agua Pesada. El proyecto CAREM fue entonces transferido a INVAP. Y pasó algo curioso: sin haber salido siquiera de planos, ya estaba vendido y al toque, en Turquía, y por el embajador Adolfo Saracho, radical pero patriota.

Turquía acababa de recuperar su democracia. Saracho me llevó al Parlamento Turco cuando los cuatro grandes partidos votaron a favor -no hubo votos contrarios ni abstenciones- de la moción de otorgar alrededor de U$ 180 millones al proyecto. Ha pasado el tiempo y no recuerdo la cifra con exactitud total, pero en dólares actualizados a 2023, serían U$ 471 millones.

La ley turca mandaba construir un prototipo en Turquía, si Argentina hacía otro tanto en territorio propio. En ambos casos, la tecnología y dirección de obra en ambos países la tenía INVAP, y la entonces poco experimentada Comisión Atómica de Turquía, TAEK, compraba la tecnología y armaba una «joint venture» mostrar el producto a la enorme cartera de clientes de la industria pesada turca, que abarcaba dos decenas de países de África, empezando por Nigeria, de Medio Oriente siguiendo por Egipto, y del área Asia-Pacífico, con Indonesia a la cabeza. Para ser más claro, puse los mayores, pero estoy hablando de más de 30 estados nación.

Alfonsín y el canciller Dante Caputo le hicieron a Saracho el favor de ignorar su audacia geopolítica, que había sido la marca de su carrera diplomática y de su vida. También ignoraron la demasía de INVAP. Era un tremebundo desafío argentino al orden mundial establecido entre los proveedores de tecnología nuclear, e imagínense que potencias estaban más furiosas. Sí, esas. Especialmente ésa.

El gobierno de Alfonsín no puso un mango en esta movida, pero tampoco interfirió, que es mucho decir. Y la recién nombrada física nuclear Emma Pérez Ferreyra, presidenta de la CNEA y también una corajuda, apoyó a INVAP no con plata, que no la tenía, sino con los impresionantes recursos humanos de la CNEA en áreas como combustibles de centrales, termohidráulica y sistemas de control, cosas que a INVAP, experta en reactores pero no en centrales de potencia presurizadas, le habría resultado difícil resolver sin ayuda.

Aprobada la ley turca de promoción del CAREM, entrevisté a los jefes de tres de los cuatro grandes partidos turcos civiles: el socialdemócrata, la derecha liberal y la derecha islámica. Lo que yo quería, como argentino, era entender por qué ellos estaban actuando de un modo tan inteligente en el tema nuclear, cuando nuestros partidos criollos parecían haberse vuelto una manga de idiotas.

Todos me dijeron exactamente lo mismo: que con una foja ya de décadas como miembro principal de la OTAN en la frontera sur de la URSS, los turcos estaban hartos de pedir membrecía plena del todavía llamado Mercado Común Europeo, y que básicamente Francia, Alemania e Inglaterra, las subpotencias que entonces cortaban el bacalao comunitario, se las negaran con distintas excusas.

Europa y los EEUU los excluían de todo desarrollo conjunto en tecnología aeroespacial y de defensa. Y los turcos no iban a malgastar dos décadas más en continuar como la maquila automotriz, metalúrgica, electromecánica y metalmecánica de Europa, fabricando barato artículos que con marbete italiano o alemán se vendían diez veces más caros. «Por ahora, somos a Europa lo que México es a EEUU, y creo que no cabemos en ese molde», me dijo un cacique del Hurriyet, entonces el mayor diario de Turquía.

Pero específicamente en el área nuclear, estaban podridos de recibir propuestas comerciales abusivas de Francia y Alemania Occidental, en las que ellos debían ser compradores pasivos, la tecnología no se transfería, y la mayor parte de los componentes venían fabricados de Europa. De EEUU no esperaban ninguna propuesta, porque las centrales estadounidenses se habían vuelto demasiado caras y complejas, y por ello los propios EEUU habían abandonado su construcción a fines de los ’70.

Lo que querían, me explicaron todos, era un país ducho en átomos pero con trato igualitario, y dispuesto a transferir su tecnología a cambio no sólo de plata, sino de la cartera de clientes de ellos. Para ello necesitaban de la ya respetable «chapa» de INVAP, con reactores exportados a Perú, Argelia y Egipto. Le daba más lustre a la futura «Joint Venture». En suma, que si la Argentina no hubiera existido, Turquía debería haberla inventado. Les veníamos como anillo al dedo: expertos pero modestos.

Todos coincidían en que el CAREM de 25 MWe les resultaba perfecto únicamente para exportar: era una central chica pero modular, se podía llegar a potencias medias añadiendo módulos de generación de vapor a un edificio de turbinas común. Era inherentemente segura por diseño, la única máquina en su tipo de enfriamiento garantizado por convección, sin bombeo (en 1988 era efectivamente, la única).

Les gustaba especialmente como como soporte de plantas de desalinización de agua de mar, para sus numerosos clientes de fierros en países áridos. Claramente estaban hablando de Arabia Saudí y los emiratos. Todos concidían también en que el CAREM 25 les resultaba chico para el mercado eléctrico interno turco. Sólo querían un prototipo en Turquía que sirviera también de»show room». El prototipo en Argentina y pagado por dinero argentino era para asegurarse de que nos comprometiéramos en serio, y en algún ataque de relaciones carnales con EEUU, no los dejáramos varados.

Más interesante aún: me dijeron exactamente ese mismo discurso los grandes operadores de multimedios, el generalato de las Fuerzas Armadas, y los capitostes (bastante siniestros, pero va con el oficio) de los servicios de inteligencia. O la tenían muy bien pensada, o mi amigo Chinchín Saracho era un vendedor experto.

En medio de lo que Eleonora Gosman, de Clarín, llamó «el apagón nuclear argentino», de no haber existido Turquía, también era como para inventarla. El socio a medida.

Como trampolín comercial e industrial para el CAREM en tres de las zonas más pobladas de la Tierra, Turquía no era para tomársela en joda. Eso para mí fue una sorpresa total. La población superaba los 65 millones de habitantes y la industria pesada turca ya en los ’80 sobrepasaba por varios cuerpos a la nuestra. El país (que recorrí casi todo) estaba lleno de escuelas primarias y secundarias estatales, incluso en las aldeas más remotas. Las telecomunicaciones eran estatales y funcionaban al pelo. Uno podía llamar a la Argentina usando tarjeta y desde un teléfono público perdido entre corrales de ovejas en lo más despoblado de la Meseta de Anatolia.

Los vías de tren eran viejas y estaban algo descalzadas, por lo que estaban muy contentos con los 160 vagones argentinos de construcción liviana que les acababa de vender mi amigo Chinchín, salvando de paso de la quiebra a la fábrica Materfer, en Córdoba. Los generales, o pashás, estaban felices de haber encargado nuestros morteros Otto Melara de 105 mm. a Fabricaciones Militares. Sabían que en Malvinas habían sido tremendamente efectivos, y pese a ser miembros del mismo club militar (la OTAN), los turcos no se morían de amor por Su Graciosa Majestad.

A todo ello Turquía tenía analfabetismo casi cero, como la Argentina de los años ’60, y dos o tres universidades públicas regionalmente famosas, a la que venía a graduarse gente de todo Medio Oriente. Eran dueños -y esto sí que me impresionó- de una red electrica tan enorme que la planta que fabricaba torres de transmisión, en la muy industrial ciudad de Adana, funcionaba a tres turnos.

Turquía tenía pobres, claro que sí, y ricos demasiado ricos, pero estaba enteramente exenta de villamiserias. Además el estado turco entonces era decididamente laico, empezando por las FFAA y la educación pública. No así la población campesina y suburbana pobre, que seguía tan creyente como en tiempos de Kemal Attatürk.

Un lujo de socio, teníamos. Increíblemente, aquí no se dio por enterado nadie.

Todo esto lo deshizo Menem en apenas tres años. Apartó a INVAP de la relación con los turcos, y «su hombre a cargo» en la CNEA estuvo dos años casi sin recibirlos ni avanzar en papeles, y por supuesto sin dejar que aquí empezaran los cimientos del CAREM argentino en Argentina. Al tercer año de boludearlos, ese prohombre les pidió una mordida «para la corona» del 30%.

Los turcos no se escandalizan por esas cosas: hace 8 milenios que inventaron la agricultura, las ciudades estado, la diplomacia comercial y los regalos entre reyes para lubrificar negocios. Pero ya venían sintiéndose maltratados por la Argentina, la cifra era una barbaridad, el desinterés del menemismo por el proyecto resultaba demasiado evidente, así como la participación estadounidense en ese desinterés. Se fueron sin grandes portazos, pero para nunca volver. Hoy son clientes nucleares de Rusia.

El argentino de a pie ignora esta historia. Y los grandes caciques políticos también, o ya la olvidaron.

Mi caballeroso amigo Diego Hurtado cuenta el segundo asesinato del CAREM. Una década más tarde, cuando el Parlamento aprobó (cito textual) una «Ley de financiamiento para el proyecto CAREM, que autorizaba a la CNEA a realizar operaciones de crédito público con plazo no inferior a siete años por un monto de 132 millones de pesos». El lobby para sacar esa ley a pulmón y sin un centavo fue todo obra de dos sucesivos presidentes de la CNEA, el economista Aldo Ferrer y luego el fundador de la protección radiológica como disciplina mundial, el Dr. Dan Beninson.

La entonces privada (y nacional, y poderosa) IMPSA, es decir Enrique Pescarmona, estaba más que interesada. Pero, según cuenta Diego en su prosa deliberadamente diplomática, mi entonces (y muy extrañado) Dr. Tommy Buch, dijo que «el resultado favorable del estudio de factibilidad realizado por la CNEA se dio a conocer recién a fines de 2000, cuando la situación económica del país era muy negativa». Tommy, a quien le debemos nuestro dominio metalúrgico del circonio, sin el cual no tendríamos combustibles nucleares, también era un caballero.

Éste fue el segundo asesinato del CAREM, y ocurrió durante la presidencia de Fernando de la Rúa.

No, la CNEA no tuvo la culpa. Pero en cuanto el radicalismo le dio el raje a Ferrer y a Beninson, gente con un conocimiento profundo y fundacional del Programa Nuclear, la CNEA verdaderamente delarruista la pasó a dirigir un petrolero, el exsecretario de Energía de Alfonsín, Jorge Lapeña.

Lapeña, hoy miembro sumamente vocal del coro antinuclear llamado «Grupo de exsecretarios de Energía», tiene casi escriturada a su nombre la ola de apagones urbanos, sorpresivos y de 12 y más horas diarias, que entre 1997 y 1998 destruyó la autoridad residual del gobierno de su jefe de entonces, Alfonsín. Nuevamente en funciones o en recidiva, según se mire la cosa desde la historia o la medicina, Lapeña de presidente en la CNEA hizo hacer un estudio de mercado del CAREM a alguna de sus consultoras favoritas, y le salió sorprendentemente a favor. A favor del CAREM, no de él. Entonces hizo hacer un segundo estudio, y lo mismo. Por lo cual hizo hacer un tercero. Cauteloso, el hombre.

El tercero también salió joya: auguraba grandes exportaciones del CAREM. A todo esto, dos hiperinflaciones habían destruido la moneda nacional y el país, y los 132 millones de pesos de la Primera Ley CAREM no compraban ni la excavación de cimientos.

Cuando De la Rúa se fue en un espectacular helicóptero y dejando a 39 asesinados a tiros en las calles, Lapeña se volvió discretamente a su consultora. Desde entonces escribe irritados artículos contra la energía nuclear toda vez que el Programa Nuclear Argentino da muestras de querer resucitar, cosa que sucede más bien poco. Ignoro si para dejar su puesto usó el auto de la presidencia de la CNEA, y de si sonaba el tema llamado «Misión Cumplida», del ciclo «Misión Imposible» de Lalo Schiffrin. Queda la duda para futuros historiadores.

Pescarmona vio aquello, perdió toda ilusión que se hubiera podido hacer acerca del CAREM, y se dedicó al hobby de la energía eólica, muy de estos tiempos, en Brasil, con fábrica en aquel país y todo.

El hobby eólico le terminó fundiendo una empresa metalúrgica gigantesca dedicada mayormente a turbinas hidroeléctricas e ingeniería portuaria, centenaria y de fama mundial. Es que sus molinos eólicos se rompían y los primos brasucas se negaban a pagar por electricidad no entregada.

Digo en su defensa que don Enrique seguía haciendo ingeniería, sin importar en qué país, mientras que aquí otras empresas de otros «capitanes de industria» llamadas «de ingeniería» se habían pasado, ya desde tiempos de Menem y con banderas y cañones, a negocios de vaca atada, como ponerle casillas de peaje a las rutas construidas por Vialidad Nacional, o vaciar el Correo Argentino.

Cuando los economistas hablan de «riesgo argentino», posiblemente se refieren a esas empresas.

Por último, el gobierno del ingeniero Mauricio Macri, príncipe indiscutido de la ingeniería de vaca atada y del riesgo argentino, entre 2015 y 216 re-endeudó al país tan a lo bruto y tan fugando la plata que lo dejó en défault técnico.

Entonces su mejor Ministro de Energía de la Shell se excusó en ese défault creado por su propio gobierno para romper tratados de 2014 con China aprobados por el Parlamento. En 2016, tras demorar el inicio de obra dos años seguidos con diversos versos, cajoneó definitivamente la cuarta central nuclear argentina, Atucha III CANDU de 700 MWe. Venía con un 85% de financiamiento chino y un 85% argentino en tecnología, combustibles y componentes críticos argentinos. El pago de capital e intereses empezaba recién con la obra en línea y facturando electricidad. Si las cuentas no me marran, Atucha III CANDU se pagaba sola en 10 años, lo que para una máquina con al menos 60 años de expectativa de vida útil le dejaba pavada de ganancia neta a la Argentina.

Por supuesto, cuando la limosna es tan grande, hasta el santo desconfía, como dicen en Beijing. Pero la contraparte del negocio estaba bien a la vista, escrita, firmada y con el voto bicameral argentino. A cambio de dejarnos construir nuestra central favorita (la de tubos de presión) con nuestro combustible favorito (uranio natural), a China había que comprarle una Hualong-1 de 1120 MWe, de uranio enriquecido. El paquete financiero era el mismo para ambas centrales. El uranio enriquecido nos aparta un poco de nuestra dieta, pero de todos modos lo íbamos a necesitar a futuro para nuestro CAREM.

Beijing obviamente no se molestó en absoluto por la suspensión de la CANDU criolla. La Hualong-1 quedaba en pie.

El gobierno de Macri llegó a 2019 estafando a los chinos en dos proyectos de energía capitales: el inicio de obra de esa Hualong-1, dentro del mismo paquete financiero que la CANDU muerta en papeles, y la paralización de obra de dos grandes centrales hidroeléctricas sobre el Río Santa Cruz. Aranguren las paró para bajarles la potencia instalada, porque (gran ecologista) suponía que la cola del primer lago iba a interferir la cabecera del río. Luego las paró porque dijo que el país no tenia un mango, dicho por un miembro top de la gavilla que lo enterró en deuda fugada.

La gente malvada dice que detrás de todo esto está el petróleo. Después de todo, 1000 MWe nucleares impiden la quema de 1600 millones de m3 de gas/año. Es una explicación demasiado fácil, lo que no significa falsa.

A las petroleras multinacionales lo que les interesa es exportar todo lo que salga del subsuelo argentino sin valor agregado local y a precio internacional, salvo que esté bajo, creo que hay que buscar responsables más arriba.

Mi amigo Adolfo «Chinchín» Saracho, radical pero patriota, vivía obsesionado, allá en Ánkara, con que la CIA le había llenado la embajada argentina de micrófonos. Normalmente para charlar de asuntos importantes del CAREM, nos íbamos a pasear a su perro Erkek. Era un Sivas Kangall que parecía un oso de salón pero pintado de azafrán. Dábamos muchas vueltas a la enorme plaza central de Chankaia, el barrio de las embajadas en Ánkara. Nadie se nos acercaba a diez metros, y juro que el perro no delató nuestras conversaciones, ni tenía micrófonos.

El primer asesinato del CAREM se debió a EEUU, no al pobre Erkek. El segundo asesinato también, y el tercero ni te cuento. El petróleo juega un rol de cómplice. Pero «la patria de los libres y hogar de los valientes» es la madre común de todos los que lo vienen matando al CAREM. Seguramente Ud. pensó otras madres, pero no me hago cargo.

Como académico de excelentes modales, Diego Hurtado describe así el destino del CAREM en el período del Reposero Mauricio: «El gobierno de Macri perdió —o eligió perder— el foco del proyecto».

Yo prefiero decir que lo tenía bien en el foco (de la mira) y lo paró en seco. Dejó a la CNEA con la mitad del presupuesto de 2015, clavado en pesos y hasta el fin de su mandato, y le sacó la dirección de obra a la Gerencia CAREM y se la entregó a TECHINT. Que obviamente abandonó la construcción en cuanto se acabó la plata.

Este fue el tercer asesinato del CAREM.

En tiempos de Alberto Fernández, ese Mike Tyson del feminismo argentino dejó a la CNEA y a la empresa Nucleoeléctrica Argentina SA con su dirección macrista hasta mediados de 2021. Eso incluyó dejar en su cargo al sociólogo Julián Gadano, subsecretario de Energía Nuclear de Macri y Aranguren para el cual el CAREM (y el sociólogo sigue diciendo esto desde 2016) está tan lleno de problemas tecnológicos y económicos que lo mejor es abandonarlo. Hay que sumarse a un grupo de 25 empresas estadounidenses con proyectos SMR (Reactores Modulares Pequeños), la vanguardia del movimiento mundial a favor de los SMR.

Lo curioso de la posición de Gadano es que el CAREM está en obra, con un 70% de grado de avance, y esos 25 proyectos, varios de ellos copias viles del CAREM, son básicamente artículos elogiosos y chiveros, viajes caros, power points excelentes, folletería fina, cartas de intención de compra respaldadas por cero dólares, y otras masturbaciones y flatulencias de márketing.

Hago dos excepciones: Natrium, de Bill Gates, que inició cimientos hace un mes, y NuScale, que se fundió por sobreprecios tras 10 años de rediseños de rediseños, y de chuparse U$ 10.000 millones que puso el estado federal. Pero como NuScale se fundió sin haber salido de planos, mejor me quedo con Natrium. Estando Gates en el asunto, ruego a Dios que sea más confiable que Windows.

Cuando en julio de 2021 la presión dentro de NA-SA y CNEA para echar a la dirección macrista se hizo insoportable, Alberto Fernández, ese terror de los machirulos, le dio la presidencia de la CNEA a la física nuclear Adriana Serquis, quien a su vez le derivó la dirección de la Gerencia CAREM a la doctora en informática y control Sol Pedre. Ambas son profesionales de ley y repitieron de algún modo la obra de Emma Pérez Ferreyra en la CNEA de 1988: arreglárselas con más pulmón que plata y contratando gente excelente, comprometida y del palo nuclear.

La presidencia de NA-SA, Nucleoeléctrica Argentina, evaporada la dirección macrista, la recibió el Ing. José Luis Antúnez. Es el hombre que entre 2006 y 2014 se atrevió a terminar Atucha II sin ayuda alguna del proveedor original alemán, que hace mucho supo ser nuclear, y se olvidó. Y que además, en cuanto se rompió al estilo de Atucha I y por lo mismo (ambas máquinas son prototipos bien distintos, aunque parezcan iguales), la volvió a arreglar por U$ 20 millones y en 9 meses, en lugar de 6 años y U$ 400 millones (lo ofrecido por SIEMENS).

De Emma Pérez Ferreyra y de su relación con Alfonsín. pienso siempre aquellas líneas del Poema del Mío Cid: «Que buen vasallo si hubiera buen señor». Creo que, hechas las cuentas, puedo decir lo mismo de Serquis y Pedre, y añado al propio Diego Hurtado, vice de Serquis, . Ojalá les hubiera tocado un mejor Presidente de la Nación.

Obviamente, Serquis y Pedre contrataron inmediatamente a NA-SA, es decir a Antúnez, como dirección de obra del CAREM. Lo que Antúnez empieza, se termina. Eso se sabe.

Nuestro expresidente y pugilista de alcoba le dio algo de plata a la CNEA para que el CAREM avanzara. Pero no tanta como para que se terminara, ojo. No era cuestión de tener cuestiones con EEUU. Y cuantimás, faltando apenas 2 años para las siguientes elecciones presidenciales. Fernández estaba más bien atento al negocio de tomar y fugar deuda, anterior y propia, y luego abandonar enteramente el rol de presidente y dejar en su lugar a Sergio Massa. Que por origen y trayectoria, no necesita presentación.

No puedo llamar a lo sucedido durante tiempos albertianos el cuarto asesinato del CAREM. Sin TECHINT y gerenciada por Antúnez, que sigue siendo una topadora, la obra resucitó de pronto y avanzó con gran estrépito de máquinas y de gentes hasta su más o menos 70% actual.

El cuarto asesinato del CAREM es el que está sucediendo hoy, en relativo silencio, mientras el proyecto espera sentencia y paredón. Ya explicaré eso enseguida, no se me impaciente. Tal vez éste sea el asesinato definitivo, tal vez no. Lázaro nunca resucitó tantas veces como esta centralita. Que yo prefiero llamar 32 y no 25, porque si alguna vez se termina, va a tener 7 megavatios más que los calculados inicialmente.

Que esta pequeña central de potencia, presentada en 1984 por primera vez, tiene problemas, qué duda cabe. Que muchos de ellos son técnicos (el recipientes de presión, los generadores de vapor), sin duda.

Pero tiene más enemigos que problemas, y salvo Menem, De la Rúa y Macri, los problemas son bípedos, manejan cantidades estrepitosas de poder y dinero, son saboteadores expertos, y vuelven y vuelven repetidamente a mandos altos y medios del estado nacional sin tener más sabiduría nuclear que la revista «Radiolandia». Sólo los relevan la vejez, el advenimiento de vendepatrias más juveniles, peores, y de estupidez creciente, y eventualmente la muerte.

Prometí no ser un caballero, como el Dr. y amigo Diego Hurtado, y vine cumpliendo. Ahora prescindo de toda regla del Marqués de Queensbury que se me haya adherido. Creo que la idea del presidente actual de la CNEA, Dr. Germán Guido Lavalle, de detener nuevamente la construcción y nombrar un comité de notables que reevalúe el CAREM es impresionante.

Desgraciadamente, no es patentable. Eso ya lo hizo Jorge Lapeña al menos tres veces seguidas, sin haber partido jamás el átomo o pisado nunca el Instituto Balseiro, la mejor universidad nuclear (y la única) del Hemisferio Sur. Un poco de invención, ahí, vamos.

La de poner en esa comisión de evaluación y fusilamiento a un enemigo declarado del CAREM como el Dr. José Converti, eso sí muestra originalidad. Converti es un reactorista notable y diseñó un motor nuclear para submarino, con refrigeración asistida por bombeo. Es un diseño derivado del primer PWR del mundo, hecho para testear la planta de potencia de USN Nautilus. No tiene relación alguna con el CAREM, cuya inutilidad naval hoy creo indudable.

Seguramente el motor naval de Converti sería muy bueno, de haberse construido, pero no deja de ser imaginario.

El Dr. Converti no pudo construir esa unidad de propulsión no por inepcia o desidia. Digo con sinceridad que ojalá hubiera podido hacerlo. Nada de los que NO SUCEDIÓ fue su culpa. Menem cerró la fábrica de submarinos en la Costanera Norte, y en tiempos de Macri se hundió el ARA San Juan y el Ministro de Defensa, Jorge Aguad, que venía de un paso por Telecomunicaciones para cancelar varios satélites de ARSAT, suspendió la reparación del ARA Santa Cruz. Ya no confiaba en el astillero Storni.

Dos pájaros de un tiro, como dicen en el State Department. Adentro del astillero Storni quedaron los cascos de dos TR-1700 sin terminar. Cualquiera de ellos podría haberse resucitado y con un décimo anillo añadido al casco, llevado el motor nuclear de Converti. En AgendAR creeemos que una pequeña flota de submarinos TR-1700 de propulsión nuclear con el motor de Converti, habrían cambiado mucho nuestra historia mediando los años ’80. Y lo habrían hecho para bien.

Pero los artículos de prensa de Converti denostando el CAREM han sido leídos por medio país. Me lo siguen mandando a cada rato. Juraría que muchos argentinos se enteraron de que este proyecto existe, y de que además es real y está (estuvo) en obra, gracias a ese artículo. Nota que tanto se viralizó, seguramente sin más ayuda que su firma y su calidad. No porque el CAREM tenga problemas. O enemigos.

Bravo, Dr. Guido Lavalle.

Nadie dirá que el Dr. Converti no ha tenido finalmente sus cinco minutos de fama. Ojalá hubiera sido por mejores motivos.

Tras 72 años de historia nuclear argentina y a 40 años de su presentación pública en Perú, único país sudaca que nos apoyó en la de Malvinas, y un año y medio antes también nuestro primer cliente nuclear de exportación, el CAREM, ha sido muy copiado. Hoy compite contra más de 70 proyectos SMR.

Pero el CAREM no es imaginario. Es físicamente tangible y real.

Y mientras no inventemos otra cosa, sigue siendo la única central de potencia técnica, legal y comercialmente exportable del país.

Daniel E. Arias

PS: Va con la nota mi brindis por esos viejos compañeros de brecha en favor del CAREM, Chinchín Saracho, Cacho Otheguy, Emme Pérez Ferreyra, Dan Beninson, Roberto Ornstein, Aldo Ferrer y Tommy Buch, que ya no están con nosotros. Altas las copas, compatriotas. La lucha sigue.

La CNEA desarrolla sistemas de inteligencia artificial para el sector nuclear

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Desde el seguimiento de materiales radiactivos hasta el control de calidad del combustible nuclear o del material con que se construyen los tubos de presión de una central de potencia, pasando por el análisis de imágenes utilizadas para un tipo de radioterapia contra el cáncer. Todas esas tareas actualmente son realizadas por investigadores, operadores y técnicos en forma manual. El desafío es desarrollar sistemas informáticos seguros para automatizarlas y en eso trabaja el Departamento Tecnologías Emergentes de la Comisión Nacional de Energía Atómica, que para lograrlo utiliza herramientas de inteligencia artificial y blockchain (cadena de bloques).

Este departamento depende de la Subgerencia Vinculación y Desarrollo de Nuevas Tecnologías de la Información de la Gerencia Tecnología de la Información y las Comunicaciones (GTIC), a cargo de la Dra. Verónica Venturini. Su función es crear tecnologías y sistemas informáticos para cubrir necesidades o resolver problemas planteados por la industria nuclear y distintos grupos de investigación o áreas de la CNEA. También colabora en la elaboración de las guías del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) para el uso seguro de estas tecnologías en el ámbito nuclear.

Uno de los desarrollos que realizó el equipo de Tecnologías Emergentes consiste en la aplicación de blockchain para el rastreo y conteo de material nuclear y radiactivo. El mismo sistema ahora está siendo adaptado para utilizarlo en la gestión de residuos nucleares. Si bien ambos desarrollos se encuentran en la fase de prototipado, generan interés en distintos sectores dentro y fuera del país.

Blockchain es la tecnología utilizada para las criptomonedas, como por ejemplo Bitcoin. Su característica principal es que permite la trazabilidad, la descentralización de la información y la seguridad de las comunicaciones informáticas porque todos los datos están encriptados en bloques. Cada registro es inalterable, porque el sistema toma la información de bloque en bloque y no hay manera de modificarla. De esta manera, se puede monitorear el recorrido de un material nuclear dentro de una instalación, así como la cadena de responsabilidades, registrando quién lo recibe en cada instancia.

En materia de inteligencia artificial, se trabaja en sistemas de Aprendizaje Automático o Machine Learning. “Se define como inteligencia artificial a cualquier elemento o sistema que imite el comportamiento humano. Mientras tanto, se habla de Machine Learning cuando se trata de sistemas que aprenden a partir de datos”, explica Luis Agustín Nieto, jefe del Departamento Tecnologías Emergentes.

Uno de los desarrollos en este campo consiste en enseñarles a las computadoras a analizar las imágenes obtenidas a través de autorradiografía neutrónica que se utilizan para la Terapia de Captura Neutrónica en Boro (BNCT), un tipo de radioterapia contra el cáncer sobre el que investiga la CNEA. Al paciente se le inyecta un compuesto con boro 10, que se acumula en mayor medida en las células cancerosas. Al exponer el boro a un haz de neutrones de baja energía, se deposita una dosis de radiación altamente localizada en células tumorales sin afectar el tejido sano.

La autorradiografía neutrónica es una técnica nuclear que permite conocer la ubicación de elementos en una muestra a partir de la detección de radiación emitida, en imágenes de microscopía. En el caso de la BNCT, se utiliza para conocer la ubicación espacial de los átomos de boro. “Las imágenes generadas a partir de cultivos celulares tomadas con microscopio brindan la información necesaria para regular la dosis y ajustar los parámetros del tratamiento”, detalla Nieto.

En el Departamento de Radiobiología hay una línea de investigación que busca incorporar herramientas de aprendizaje automático en el análisis de imágenes autorradiográficas. El Departamento Tecnologías Emergentes utiliza las imágenes analizadas manualmente por personas para entrenar redes neuronales para automatizar este proceso.

Un método similar se está aplicando para facilitar la caracterización de fases en los materiales de los tubos de presión de la central Embalse. Estos tubos son componentes fundamentales de los reactores de potencia de tipo CANDU (Canadian Deuterium Uranium reactor), porque en su interior se ubican los canales combustibles en los que se produce el proceso de fisión. Trabajan en condiciones de alta exigencia durante sus 30 años de vida útil, ya que operan a temperaturas de entre 250 y 300 grados centígrados, soportan 100 atmósferas de presión interna y están constantemente sometidos al flujo neutrónico producto de la fisión del uranio.

Estos tubos se fabrican con una aleación de zirconio y niobio. En el Laboratorio de Microscopía de CNEA se inspeccionan y caracterizan las fases de esa aleación, como uno de los criterios de aceptación de estos tubos para ser utilizados en el reactor. “Con inteligencia artificial, la imagen captada por el microscopio es procesada en otra imagen más definida y fácil de analizar por una persona. Además, se desarrollaron herramientas para que el trabajo sobre estas nuevas imágenes sea mucho más rápido y sencillo que el método tradicional”, cuenta Nieto.

Otra tarea sensible que se realiza manualmente es la inspección de la superficie para control de calidad de combustibles nucleares. Un operador revisa minuciosamente los pellets de uranio para asegurarse de que no tengan fallas, como grietas o irregularidades en la superficie. Se trata de un trabajo lento y que no admite equivocaciones. Automatizarlo en forma segura ahorraría una gran cantidad de tiempo y eliminaría la posibilidad de errores humanos. En la CNEA ahora se está desarrollando un sistema para que realice esa tarea.

Lo innovador en sí no es la automatización, sino la adopción de inteligencia artificial para alimentar ese sistema con imágenes y para que “aprenda” a diferenciar los pellets sanos de los que presentan irregularidades. En el mediano plazo, un mecanismo automático utilizará esta herramienta de inteligencia artificial para descartar pellets con fallas.

“El procesamiento y manipulación de estos grandes volúmenes de información y la aplicación de las diferentes técnicas de aprendizaje automático requieren de una gran capacidad de almacenamiento y poder de cómputo -señala Nieto-. Todo esto se realiza en equipamiento propio de la CNEA administrado por el Departamento de Computación de Alta Prestación de la GTIC, asegurando la privacidad y seguridad de los datos al nunca salir del control interno de la institución”.

Por otra parte, el Departamento Tecnologías Emergentes, en conjunto con el Departamento de Seguridad Informática de GTIC, ensayó un sistema de detección y clasificación de ciberataques a la infraestructura de red de la CNEA, también aplicando técnicas de aprendizaje automático. Fueron recopilados dos años de accesos a doce sitios web del organismo, como el de los mails institucionales o el del repositorio Nuclea. El sistema encontró patrones entre los diferentes tipos de accesos y eso facilitó el hallazgo y el análisis de intentos de ingreso y comportamientos inusuales en los sistemas. Este trabajo fue presentado en Viena en 2023, en un congreso de ciberseguridad organizado por el Organismo Internacional de Energía Atómica.

Estos proyectos posicionan a la CNEA como pionera en el uso de inteligencia artificial en el ámbito nuclear. En estos momentos, el equipo a cargo de llevarlos adelante está conformado además por Silvina Dengra, Ana Lucía Marzocca, Juan Pablo Caldo, Tomás Murillo y Nicolás Dazeo.

El Departamento Tecnologías Emergentes de la CNEA colabora con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), donde integra el grupo de Inteligencia Artificial de la International Network on Innovation to Support Operating Nuclear Power Plants (Red Internacional de Innovación para Apoyar la Operación de Centrales Nucleares). Además, participa en la redacción y corrección de las guías del organismo sobre el uso de la Inteligencia Artificial en el ámbito nuclear, que serán presentadas este año en Viena.

Luego de once años Aerolíneas Argentinas dejó de volar a Nueva York

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A las 20:32 (hora local) del jueves, aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza (EZE), Buenos Aires, el vuelo AR 1301 de Aerolíneas Argentinas, marcando el final de la ruta hacia Nueva York (JFK), Estados Unidos, tras once años de operaciones interrumpidas solo durante la pandemia.

El vuelo final trajo  252 pasajeros a bordo de un Airbus A330-200, matrícula LV-HVT, el mismo modelo que ha servido esta ruta desde su reactivación el 15 de diciembre de 2013, la cual había sido relanzada para cubrir el vacío dejado por United Airlines cuando cesó sus vuelos a Newark (EWR).

Nueva York: un destino con historia para Aerolíneas Argentinas

Nueva York ha sido un destino icónico para Aerolíneas Argentinas, con una rica historia de servicios con vierta intermitencia. Los vuelos hacia la Gran Manzana comenzaron el 21 de marzo de 1950, operados por Douglas DC-6 con escalas en Río de Janeiro, Belén, Puerto España y La Habana. En 1957, los servicios a Nueva York se incrementaron a tres por semana.

El 29 de mayo de 1959, el Comet IV inauguró la era de los jets en la ruta, y el 15 de diciembre de 1966, el Boeing 707 asumió la operación de los vuelos. Durante la década de 1980, Aerolíneas Argentinas fue pionera en ofrecer vuelos sin escalas entre Buenos Aires y Nueva York utilizando el emblemático Boeing 747.

No obstante, la ruta fue suspendida en abril de 2008 durante la gestión privada del Grupo Marsans, un periodo en el que Aerolíneas Argentinas abandonó varios destinos internacionales. La ruta fue restablecida tras la reestatización de la aerolínea, como parte del Plan de Negocios 2010-2014, con el objetivo de fortalecer la presencia de Argentina en el mercado turístico, cultural y de negocios a nivel global.

Los desafíos que llevaron al cese de operaciones

La ruta a Nueva York ha enfrentado desafíos continuos desde su reactivación en 2013. Diversas administraciones de la aerolínea han cuestionado su viabilidad debido a los constantes cambios de gobierno y a los distintos objetivos estratégicos que han contribuido al déficit operacional de la ruta.

Aerolíneas Argentinas intentó fortalecer la ruta mediante un acuerdo de código compartido con Delta Air Lines, permitiendo a los pasajeros conectar con otros destinos en Estados Unidos. Sin embargo, la operación se mantuvo en la Terminal 7 de JFK, mientras que Delta operaba desde la Terminal 4, lo que resultó poco atractivo para los pasajeros en tránsito.

Además, la falta de aeronaves de fuselaje ancho suficientes complicó la operación, similar a lo ocurrido con la ruta a Barcelona (BCN) en 2018 con el retiro de los Airbus A340-300. El déficit de aviones viene desde 2012, cuando se suspendieron los vuelos a Auckland (AKL) y Ciudad de México, y en marzo de 2014 a Sídney (SYD). La falta de una planificación clara (sujeta a vaivenes políticos) en cuanto a la flota de largo alcance obligó a la suspensión de las rutas con menor frecuencia, como las mencionadas.

El futuro de la conectividad con Nueva York

En los últimos meses, Aerolíneas Argentinas operaba entre dos y tres vuelos semanales a Nueva York. Con el cese de este servicio, el avión será reasignado a rutas más rentables, como MadridCancún y Punta Cana, que han incrementado sus frecuencias recientemente.

Según datos de ANAC Argentina, en 2018 Aerolíneas Argentinas transportó 158,061 pasajeros entre Buenos Aires y Nueva York, con un factor de ocupación del 81%, último año que la ruta operó con frecuencia diaria. Durante el primer semestre con frecuencias de dos a cuatro vuelos por semana superaba el 90% de ocupación.

A partir de ahora, American Airlines será la única aerolínea que conecte Buenos Aires y Nueva York con vuelos diarios en Boeing 777-200ER, ofreciendo 3.822 asientos semanales. Delta Air Lines también opera diariamente durante la temporada de invierno de octubre a marzo con un A330-900, aprovechando la alta demanda estacional de cruceristas a la Antartida

Con la salida de Aerolíneas Argentinas, el mercado entre Buenos Aires y Nueva York será atendido únicamente por compañías estadounidense, dejando una huella histórica en la aviación argentina.

Por qué Argentina no está exportando centrales nucleares – I

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Escribe Diego Hurtado: (El artículo que escribió Daniel E. Arias sobre este tema está aquí)

Si bien la expresión “calentamiento global” es hoy un significante en disputa —con billones de dólares en juego—, hay por lo menos dos alternativas en el horizonte. Si el capitalismo no logra organizarse para frenar la elevación de temperatura del planeta por emisión de gases de efecto invernadero, según las ciencias del clima, el planeta avanza derecho por un sendero: el de la catástrofe climática. Pero si la compleja estructura de gobernanza global y los intereses corporativos logran organizar la cruzada de la transición energética, las voces del establishment energético y financiero auguran que el premio será doble: no solo se podrá salvar al planeta neutralizando el cambio climático, sino que además el capitalismo logrará recuperarse de su agonía post-crisis de 2008 para ingresar en un nuevo ciclo de prosperidad global.

¿Qué cosa es la transición energética para suponer que pueda producir este milagro? Es el proceso de reemplazo de toda la infraestructura energética y de transporte del planeta basada en hidrocarburos por una nueva basada en energías renovables y limpias. Entre las energías limpias está la energía nuclear. Y dentro de la energía nuclear hay una tecnología incipiente que promete ser una clave para la transición energética: los llamados “pequeños reactores modulares” (SMR, por sus siglas en inglés), esto es, reactores nucleares de baja potencia para producir electricidad. 

Aún no existe el mercado para esta tecnología, está en conformación. Argentina, que tiene una tradición nuclear robusta, persistiendo en un camino sinuoso de varias décadas, logra estar hoy entre los cuatro o cinco países que lideran con el desarrollo de un prototipo propio: el reactor CAREM-25. Mientras que el paradigma de transición dominante supone que nuestro país debe proveer recursos naturales y comprar la tecnología “llave en mano” y con crédito (esto es, con deuda), el CAREM muestra cómo la transición puede ser una oportunidad para la acumulación de capacidades tecnológicas e industriales con crecientes grados de autonomía. Y, al final del camino, exportación de alto valor agregado.

Sin embargo, el Gobierno de La Libertad Avanza designó en mayo a las nuevas autoridades en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) que decidieron someter al proyecto CAREM-25 (Central Argentina de Elementos Modulares) a un proceso de revisión integral. El 6 de junio de 2024, a través de la Resolución 262, el nuevo presidente de la CNEA, Germán Guido Lavalle, formalizó el “Comité de revisión de pares”. En esa lista de miembros figuraba el doctor en Ingeniería mecánica José Converti, quien, un mes más tarde, escribió en el diario Los Andes un artículo donde argumenta que el proyecto CAREM es un fracaso. Tratándose de un proyecto con futuro comercial, estas declaraciones son un acto de boicot explícito. Desde entonces, solo silencio acerca de estas declaraciones de uno de los proyectos tecnológicos emblemáticos para la Argentina. Por eso es necesario poner una gran lupa sobre los antecedentes del proyecto CAREM y su presente.

La energía nuclear en la transición energética

El cambio climático, la transición energética y el desarrollo de energías renovables y limpias son temas sensibles a escala global. A contramano de las políticas del Gobierno, su Ley de Bases y el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), la Argentina puede construir una ventana de oportunidad con el CAREM, en construcción desde 2014 en la localidad de Lima, provincia de Buenos Aires. Pero la CNEA es parte de un Estado que Javier Milei afirma estar destruyendo desde adentro. Pese a las afirmaciones de Lavalle, las inversiones que requiere el CAREM están siendo recortadas.

Para dimensionar el sentido de la transición energética, el Financial Times explicó, a mediados de 2023, que “la magnitud de la infraestructura física que debe renovarse, demolerse o reemplazarse está más allá de la comprensión”. Y alertaba que debían ser los gobiernos, “y no BlackRock”, quienes lideren este nuevo Plan Marshall global que debe neutralizar el cambio climático.

Luego del cataclismo financiero de 2008, el calentamiento global y la transición energética se convirtieron en la oportunidad de rejuvenecimiento para un capitalismo financiarizado y exhausto. La urgencia que plantea una potencial catástrofe climática fue asimilada y resignificada como urgencia financiera. Así, la transición energética hoy no solo aparece como el único camino para neutralizar el calentamiento global sino que, además, se la presenta como una oportunidad para grandes negocios.

El accidente nuclear de Fukushima, en marzo de 2011, desplazó a la energía nuclear del incipiente despegue de la “revolución industrial verde” y del “Global Green New Deal”, promovido, por lo menos en la retórica, por los organismos de gobernanza global. Ahora bien, el lobby nuclear es potente y disciplinado. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y la industria del sector lograron impulsar un proceso de rehabilitación de la energía nuclear y así volverla a subir al escenario de la transición energética. Colaboraron con este proceso las limitaciones que enfrenta el desarrollo de las tecnologías renovables disponibles para la transición. Las dos principales, la solar y la eólica, presentan problemas: tienen vida operacional relativamente limitada y son intermitentes (es decir, dependen del sol y del viento). Lo que falta para superar esta limitación son tecnologías de almacenamiento, que aún están en desarrollo. Finalmente, los marcos regulatorios, consolidados a lo largo del siglo veinte a medida de los hidrocarburos, obstaculizan su avance. La energía nuclear, vigente desde los años setenta, en cambio, es energía de base: no depende de factores climáticos ni de la hora del día. Además, es una energía limpia: junto con la eólica, es la que menos gases de efecto invernadero emite. El aporte nuclear se vuelve necesario para cumplir las metas de descarbonización comprometidas en el Acuerdo de París en 2015.

Desde hace más de dos décadas funcionan en el mundo alrededor de 420 centrales nucleares que producen el 10% de la electricidad del planeta. Y hay alrededor de 50 en construcción, la gran mayoría en el este asiático. Las industrias estatales de Rusia, China y, detrás, Corea del Sur —con mayoría estatal en la principal empresa nuclear— lideran la provisión de las grandes centrales de potencia a escala global.

En especial para los países en desarrollo, las grandes centrales nucleares de potencia —entre 1200-1600 MW (megavatios de electricidad)— presentan hoy algunos problemas, como la enorme inversión de capital inicial y el costo que surge de las exigencias para los sistemas de seguridad post-Fukushima. Como respuesta aparecieron, en el horizonte cercano, los SMR, que pueden producir entre 20 y 300 MW para electricidad y calor. La ventaja crucial de estos reactores, especialmente para los países en desarrollo, es que los costos de la inversión inicial son mucho más bajos. Por un lado, porque su diseño permite instalar un primer módulo que produzca electricidad mientras se avanza, al mismo tiempo, con un segundo módulo, y así con los siguientes. Por otro lado, porque sus componentes se pueden producir en serie, bajando los costos de fabricación. El foco de esta familia de reactores puesto en bajas potencias también hace posible mejoras importantes en la seguridad, en la flexibilidad operativa y en la gestión del combustible gastado.

Martínez de Hoz vs. Castro Madero

Sin excluir a la CNEA de las políticas de terrorismo de Estado, durante la última dictadura cívico-militar genocida se impulsó el sector nuclear con inversiones masivas inéditas. Si bien la política económica de Martínez de Hoz no tuvo problemas en arrasar por completo sectores de la ciencia, la tecnología y la industria, el alumno de Milton Friedman no pudo meter la cuchara en la política nuclear, blindada por un grupo remanente de militares industrialistas.

Durante los años de terror institucionalizado, la CNEA fue conducida por el vicealmirante Carlos Castro Madero, un marino egresado del Instituto Balseiro. Con una preocupación parcial y selectiva que no pudo evitar que el personal de CNEA padeciera persecuciones, desapariciones, cesantías y legajos paralelos, Castro Madero le imprimió un impulso vertiginoso a los proyectos nucleares más ambiciosos. Entre 1976 y 1983 se materializó la autonomía en el ciclo de combustible nuclear, pero también, según la caracterización de la socióloga Ana Castellani, se transformó al sector en uno de los “ámbitos privilegiados de acumulación de la patria contratista”.

Durante la guerra de Malvinas, luego del hundimiento del ARA General Belgrano, Castro Madero denunció ante el OIEA el uso de submarinos nucleares británicos. La respuesta del organismo fue que la propulsión naval nuclear —tecnología que presenta numerosas ventajas operativas como la velocidad y la autonomía de navegación (de varios meses) respecto a los submarinos convencionales— no estaba prohibida por los tratados de no proliferación de armas nucleares. La Argentina contestó que se reservaría, entonces, el derecho a trabajar en propulsión nuclear con aplicaciones navales. Es decir, el derecho a desarrollar submarinos nucleares.

Por esos días, medios de comunicación británicos y estadounidenses difundieron que el gobierno de facto argentino ocultaba proyectos de armas nucleares. Se trató de una poco novedosa operación de propaganda para distorsionar los objetivos de la política nuclear argentina, una campaña que se había iniciado a fines de los sesenta y se intensificaba entonces. La guerra de Malvinas fue una oportunidad materializada en titulares de los principales diarios: “Falkland, la ‘bomba latina’ y la proliferación nuclear” (Wall Street Journal), “Buenos Aires podría tener la bomba pronto” (Washington Post), “La derrota de Falklands podría acelerar la bomba A argentina” (The Christian Science Monitor).

En simultáneo, la BBC de Londres difundía un documental que denunciaba un plan de los militares argentinos para desarrollar armas nucleares en complicidad con Alemania Federal. Los contratos de Atucha I y II con el grupo Siemens habrían tenido su origen, según el documental, en los “científicos atómicos nazis” refugiados en la Argentina al final de la Segunda Guerra Mundial. Un capítulo más en el imaginario demonizador del peronismo, según la tenaz versión de la paranoia colonial anglosajona.

A pesar de las operaciones, nunca se impulsaron, desde Argentina, proyectos de artefactos explosivos nucleares. Sí se propuso el desarrollo de un submarino nuclear, tecnología que, como afirmaba el OIEA, estaba encuadrada en los usos pacíficos de la energía nuclear. De esta trayectoria emerge el proyecto CAREM.

La larga marcha del CAREM

En 1969, Argentina inició negociaciones con el astillero alemán Howaldtswerke-Deutsche Werft AG, en Kiel, para la construcción de dos submarinos Tipo 209-1200. En 1973, la Armada firma un convenio con la CNEA para avanzar en un estudio sobre propulsión naval nuclear. Durante la fugaz tercera presidencia de Perón, se inició el ensamble de los dos primeros submarinos en el astillero Tandanor, mientras, a la vez, a través de otra evaluación avalada por una serie de decretos del Poder Ejecutivo, se contrató al astillero alemán Thyssen Nordseewerke GmbH para completar el ensamblado de otros seis submarinos de la serie TR-1700. De esta segunda serie, solo se completaron, en el astillero Domecq García, los dos submarinos construidos en Alemania: el ARA San Juan y el ARA Santa Cruz.

A fines de 1982 Castro Madero encargó al área de reactores de la CNEA la nuclearización de ambos submarinos. Al frente de esa tarea estuvo el físico Juan José Gilgerbino, que incluyó en la iniciativa a la empresa INVAP, Sociedad del Estado de Río Negro, que se había creado en octubre de 1976 y estaba a punto de lograr el desarrollo, en secreto, de la tecnología de enriquecimiento de uranio por difusión gaseosa, en Pilcaniyeu, cerca de Bariloche. Argentina anunció el 18 de noviembre de 1983 que era el octavo país en dominar esta tecnología. A través de la firma de un estudio preliminar, expuesto en 1983 ante un grupo de almirantes, se formalizaron los vínculos de CNEA e INVAP con la Armada para avanzar en la propulsión nuclear de los submarinos argentinos.

Raúl Alfonsín heredó un plan nuclear sobredimensionado para la capacidad presupuestaria y financiera de un país con una enorme deuda externa. Por esos días, el liderazgo del proyecto pasó de CNEA a INVAP. En febrero de 1985, el físico Mario Mariscotti, entonces director del Departamento de Investigación y Desarrollo de CNEA, explicaba que si bien INVAP soportaba una situación económica crítica, el grupo de Pilcaniyeu estaba realizando estudios para la producción de un pequeño reactor. El proyecto de submarino nuclear había sido reformulado al de un reactor de baja potencia para ser empleado en poblaciones de no más de 30 mil habitantes y había sido presentado en marzo de 1984 en Lima, Perú, durante una conferencia del OIEA sobre reactores pequeños y medianos. La crisis presupuestaria del sector, sin embargo, mantenía paralizado al proyecto. 

A fines de abril de 1985, CNEA e INVAP gestionaron una patente: “Reactor Nuclear Modular para Plantas de Generación Eléctrica”. Una mención temprana al CAREM-15 (así llamado por la producción de 15 MW) aparecía en el documento[5]. Cuando Roque Carranza asumió como ministro de Defensa, a mediados de 1985, el proyecto de pequeño reactor volvió a recibir apoyo. Pero su fallecimiento en febrero de 1986 lo dejó huérfano por varios años más. Hacia fines de abril, el accidente de Chernobyl arrojó una sombra sobre la energía nuclear, aunque no llegó a detener los trabajos de diseño del proyecto. El problema principal era, desde hacía varios años, presupuestario. Se especulaba con que, de haber financiamiento, el primer ejemplar del CAREM-15 estaría funcionando a comienzos de los años noventa.

El liderazgo del proyecto volvió a CNEA. En 1989 se intentó una sociedad con Turquía, el primer país en demostrar interés por el proyecto CAREM. Se llegó a constituir una empresa binacional con un consorcio privado turco que, luego de muchas idas y vueltas en los años siguientes, no prosperó. En el mismo año se habló de la conformación de una empresa entre CNEA y la provincia de San Luis, interesada en el CAREM, que no llegó a concretarse.

En el folklore oral del sector nuclear hay algunas diferencias de interpretación sobre todos estos avances y tropiezos. INVAP recriminaba a la CNEA que se atribuyera la propiedad del proyecto y que obstaculizara la búsqueda de socios privados, imprescindibles para acceder a las inversiones necesarias. En todo caso, las relaciones históricas, conflictivas, densas y enormemente prolíficas entre CNEA e INVAP —el primer desprendimiento empresarial de CNEA—, son la manifestación del dinamismo del sector nuclear y de la ausencia crónica, con excepción del período 2006-2015, de una política nuclear estable con metas de mediano y largo plazo. 

En 1992, el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) publicó un libro titulado Argentina y el submarino de propulsión nuclear. Allí Castro Madero sostenía que un pequeño reactor de propulsión nuclear podía ser una base para el desarrollo, porque eran demandados por un “mundo que no puede asimilar fácilmente las grandes unidades de generación nucleoeléctrica”. Creía que avanzar en un prototipo para submarinos le abriría a la Argentina la posibilidad de ser los primeros en ofrecer un SMR y así iniciar el diseño de un reactor de entre 10 y 25 MW. Una visión pionera a nivel global.

En la misma publicación, el diplomático Julio Carasales sostenía que si bien resultaba claro que la decisión de producir submarinos nucleares introduciría un factor desestabilizador en la región que obligaría a Chile y a Brasil a dar un paso similar, y que los efectos de la controversia alrededor de las Islas Malvinas lógicamente impulsarían al Reino Unido a desarrollar una campaña para prevenirlo, no había, en concreto, ninguna prohibición legal.

Durante los noventa, dos miembros de INVAP acompañaron a Menem en una gira por el este asiático: hicieron presentaciones y se dictaron seminarios en Vietnam, Malasia y Tailandia. También se presentó el proyecto de pequeño reactor en Indonesia y Egipto. Se describía al CAREM como un reactor modular con características interesantes para países que, sin experiencia nuclear previa, desearan ingresar en el campo de la generación nuclear de energía eléctrica.

En un manuscrito inédito sobre la historia de INVAP, el tecnólogo Tomás Buch cuenta que mientras se trataba de exportar la concepción del CAREM, la CNEA había logrado destinar fondos a través de contratos para avanzar en distintos aspectos del reactor. Las primeras pruebas del CAREM se iniciaron a fines de 1993 en una instalación ubicada en Pilcaniyeu, designada como Laboratorio de Ensayos Termohidráulicos (LET). Para ese entonces, también se había completado la ingeniería básica y el análisis preliminar de seguridad. “Este documento fue el primero en su especie hecho en el país, con la profundidad y el detalle necesarios para una central de potencia”, escribe Buch.

El premio mayor que buscaba el sector nuclear argentino desde la compra a Alemania de la central Atucha I, a fines de los años sesenta, era el desarrollo de la central de potencia argentina. Siguiendo este plan, Atucha I incorporó más del 30% de industria nacional; la central de Embalse, alrededor del 45%; y Atucha II, que debía finalizar a comienzos de los noventa, cerca del 70%. A comienzos del nuevo milenio, Argentina debía producir sus propias centrales de potencia. Sin embargo, la crisis de deuda y el alineamiento incondicional del menemismo con Estados Unidos paralizaron Atucha II, finalmente inaugurada a fines de 2014 por Cristina Fernández de Kirchner.

En síntesis, durante los años noventa al sector nuclear se le escapó de las manos el principal objetivo de cuarenta años de desarrollo incremental. Es en este punto que el CAREM aparece como la alternativa viable. Por eso el énfasis de Buch en un informe que demuestra que, a pesar de los palos en la rueda, se podía avanzar en una central de potencia nacional.

En septiembre de 1997 se sancionó la Ley de financiamiento para el proyecto CAREM, que autorizaba a la CNEA a realizar operaciones de crédito público con plazo no inferior a siete años por un monto de 132 millones de pesos. El objetivo del proyecto era alcanzar el desarrollo y la construcción del prototipo de un reactor innovador de baja potencia para producir energía eléctrica. Entre 1997 y 1999, en instalaciones de Pilcaniyeu, se hicieron ensayos con los elementos combustibles del pequeño reactor, fabricados en el Centro Atómico Constituyentes de la CNEA, en la provincia de Buenos Aires.

Finalmente, cuenta Buch, mientras INVAP reclamaba a la CNEA mayor libertad para buscar otras fuentes de financiamiento y lograba despertar el interés de la empresa Pescarmona, que sugería un modelo de mayor potencia, el resultado favorable del estudio de factibilidad realizado por la CNEA se dio a conocer recién a fines de 2000, cuando la situación económica del país era muy negativa.

A fines de los años noventa, a pesar de un gobierno adverso al sector, CNEA e INVAP insistieron en difundir que el CAREM abría “un nuevo mercado para la generación nucleoeléctrica: el de las centrales nucleares de pequeña potencia” (CARI, 1999: 46). La crisis terminal de 2001 congeló el avance del proyecto.

Relanzamiento y obras

En agosto de 2006, cuando Néstor Kirchner relanzó el desarrollo nuclear devastado durante los años noventa, el prototipo del reactor CAREM figuraba entre las metas prioritarias. En noviembre de 2009 se sancionó la Ley 26.566, que declaraba al CAREM de interés nacional y delegaba en la CNEA el diseño, ejecución y puesta en marcha del prototipo. En febrero de 2014 comenzó la obra civil (el primer hormigonado) en el Complejo Tecnológico Atucha, en Lima, y se estimó la finalización del prototipo para 2028. Se espera que esta primera versión pueda generar 32 MW, mientras que el módulo comercial tendría una potencia de entre 100 y 120 MW. Además, se proyectó que alrededor del 70% de sus insumos, componentes y servicios vinculados fueran provistos por empresas argentinas certificadas bajo estándares internacionales.

El gobierno de Macri perdió —o eligió perder— el foco del proyecto y durante el gobierno de Alberto Fernández, si bien no se definió una política nuclear, se retomaron las inversiones para los principales proyectos nucleares, incluido el CAREM-25. A comienzos de 2024, la NEA (Nuclear Energy Agency), agencia de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), realizó una evaluación de los pequeños reactores modulares en desarrollo a lo largo y ancho del planeta. El análisis se enfocó en seis dimensiones: financiamiento, licenciamiento, emplazamiento, elementos combustibles, cadenas de suministros y compromisos para futuros desarrollos. De 56 proyectos, el CAREM figura entre los cuatro primeros.

Epílogo anarcocapitalista

Argentina tiene un poco de industria y otro poco de capacidades tecnológicas. En conjunto, algo insuficiente para iniciar un proceso sostenible de desarrollo social y económico. En el paradigma dominante de la transición energética corporativa y financiera, el país puede aceptar el lugar que se le asigna en el orden neoliberal y enfocarse en la exportación de recursos naturales y en la compra de tecnología importada, con endeudamiento y fuga. En esta dirección se orientan la Ley Bases y, especialmente, el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI).

Esta versión financiera y extractiva de la transición energética supone que Argentina proveerá recursos naturales a bajo costo para las cadenas de suministros de las grandes corporaciones con base en las economías centrales a cambio de crédito y deuda para ser consumidores de tecnologías renovables y limpias extranjeras “llave en mano”. La devaluación de salarios, la dolarización de las tarifas de energía y la ausencia de regulaciones transforman a la Argentina en un país con mano de obra calificada y barata, apta para convertirse en un país ensamblador y apetecible para los negocios financieros. Así ocurrió durante el gobierno de Macri; así vuelve a ocurrir hoy en esta versión recargada.

La transición energética, por el contrario, debe ser concebida como sendero de desarrollo de capacidades industriales y tecnológicas con autonomía incremental. Excelente radiación solar en la zona cordillerana para la producción de energía fotovoltaica, los mejores vientos del planeta en la Patagonia para la energía eólica, la tercera reserva mundial de litio, el yacimiento de Vaca Muerta para la producción de gas —que además de abastecer industria y hogares puede usarse para producción de hidrógeno azul— y potencial marítimo para el desarrollo de energía undimotriz.

Pero la idea no debería ser “vender” viento, radiación, mareas o carbonato de litio, sino agregar valor, es decir, desarrollar la tecnología y el conocimiento para que la industria nacional aporte equipos, maquinarias, aerogeneradores, turbinas para energía undimotriz, componentes de paneles fotovoltaicos, etc. La transición energética debe ser concebida como un sendero de desarrollo de capacidades industriales y tecnológicas autónomas incrementales.

En este esquema, los procesos de aprendizaje y acumulación de capacidades organizacionales y tecnológicas con crecientes grados de autonomía que se codifican en la trayectoria del CAREM-25 y su proyección al CAREM comercial, junto con el papel del Estado y las empresas —públicas, privadas y mixtas— representan un caso testigo del sendero virtuoso de transición energética por el que puede optar la Argentina.

Esta película no la vamos a ver durante el gobierno libertario, que no solo está devastando las capacidades científicas y tecnológicas a escala nacional, sino que ya está ralentizando la construcción del CAREM-25 y, además, permite que referentes nombrados por el actual presidente de CNEA comprometan el futuro del CAREM comercial con afirmaciones irresponsables que pueden calificarse de boicot. En una gestión seria esta persona sería expulsada.El CAREM-25 no es un fracaso, es un Aconcagua de las capacidades tecnológicas nacionales. Lo único que falta es decisión política.

Diego Hurtado

Represas: el Gobierno se prepara a entregar en concesión activos estratégicos por 30 años

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El Gobierno dio ayer el primer paso para comenzar el proceso por el cual se licitará la concesión de las centrales hidroeléctricas del Comahue, que generan el 10% de la producción total de energía eléctrica del país. A través del decreto 718/2024, estableció un plazo de 180 días para publicar los pliegos que permitirán privatizar nuevamente la concesión, al igual que hizo en 1993 el gobierno de Carlos Menem.

En ese entonces, se entregaron las concesiones por 30 años. El plazo venció a mediados de 2023, pero el gobierno anterior demoró la toma de la decisión acerca de qué hacer con las represas, en medio de discusiones internas en las que un sector del kirchnerismo proponía que sean operadas por la empresa estatal Energía Argentina (Enarsa).

Las centrales en cuestión son Alicurá (1050 MW de potencia instalada), operada por la estadounidense AES; El Chocón y Arroyito (1417 MW), administradas por la italiana Enel; Cerros Colorados y Planicie Banderita (472MW), bajo la concesión de Aconcagua Energía, y Piedra del Águila (1440 MW), operada por Central Puerto. Las represas están situadas sobre los ríos Limay y Neuquén, entre las provincias de Río Negro y Neuquén.

El Gobierno estableció que las centrales seguirán siendo operadas por las actuales empresas que tienen la concesión hasta tanto se termine el proceso de licitación en marcha, que podría tardar al menos un año.

En primer lugar, la Secretaría de Energía debe publicar los pliegos en un plazo de 180 días. Luego, estará el período para recibir las ofertas y, por último, se llevará a cabo el proceso de adjudicación del paquete accionario de la concesión por 30 años.

Dentro de las características de los pliegos, el Gobierno tiene que evaluar en qué estado están actualmente las represas y qué inversión demandarán para extenderles la vida útil.

El Chocón, por ejemplo, se construyó en 1973, por lo cual demandará una inversión grande para que siga operando. En el Gobierno calculan que las empresas que ganen la concesión deberán invertir en promedio al menos US$100 millones por cada central hidroeléctrica.

Otro tema en cuestión es determinar cómo será la remuneración de la energía generada por esas centrales. A la fecha, las empresas cobran un valor en pesos por kwh que determina de manera discrecional la Secretaría de Energía. A futuro, la idea del Gobierno es que las generadoras puedan hacer contratos de ventas con privados.

La idea es que de acá a seis meses va a estar normalizado el mercado eléctrico, con precios más predecibles, para que quienes se presenten en la licitación puedan evaluar el negocio. El objetivo es ir a un mercado eléctrico mayorista (MEM) de oferta y demanda, donde las generadoras incluso puedan comprar su propio gas, negociando con las productoras”, dijeron fuentes oficiales.

“Para que alguien quiera invertir US$200 millones para extender la vida útil de las máquinas, hay que tener alguna seguridad y la remuneración spot [que fija la Secretaría de Energía] no la da. Hay que darle al nuevo inversor todas las seguridades para cuando adquiera el paquete accionario”, agregaron.

La situación es seguida de cerca por las empresas, que señalan que la adquisición de la concesión va a depender del cash flow [flujo de fondos] que reciban. “Si lo licitan con el precio actual de remuneración, que está congelado en pesos, el Gobierno va a recaudar muy poco. Si cambia la regulación y volvemos a que los generadores puedan contractualizar su oferta, que, por ejemplo, se pueda vender la energía hidráulica a grandes usuarios o por lo menos un 30% de lo que genera, la compra de la concesión se vuelve más interesante”, dijo una generadora eléctrica en reserva.

Las provincias de Río Negro y Neuquén, por su parte, se verán también beneficiadas si se establecen nuevas pautas de remuneración, ya que cobran regalías de 12% sobre el precio de venta de la energía eléctrica, que en los últimos años estuvo pesificada y con ajustes por debajo de la variación de la inflación.

Sofía Diamante

Las exportaciones de petróleo alcanzaron los 168.000 barriles por día. Y Argentina cambia

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Desde el comienzo de este siglo, con el surgimiento de China como gran importador de commodities, las actividades rurales se convirtieron en Argentina en el gran proveedor de divisas. Ese es el dato que ha dominado la dinámica económica -y las tensiones políticas- en nuestro país en las últimas décadas. Ahora, en un proceso que comienza en 2012, con la reestatización de YPF y la explotación de Vaca Muerta, la exportación de hidrocarburos -petróleo y gas- apunta a disputar ese lugar.

Ciertamente, esa es la expectativa del actual gobierno, y no sólo de él. En AgendAR queremos seguir de cerca este desarrollo, del que este artúculo del portal especializado EconoJournal indica un hito.

Las exportaciones de petróleo durante el primer semestre del año se ubicaron en el valor más elevado desde el 2005, año en el que el país llegó a exportar 175.000 barriles por día de crudo (bbl/d). Esto es así porque el volumen exportado durante los primeros seis meses de 2024 alcanzó los 168.000 barriles por día, un 46% por encima de lo verificado en idéntico período de 2023, con un total de 52 kbbl/d adicionales, y un 157% por encima del promedio verificado durante los 10 años previos.

El monto total de las exportaciones también fue el más elevado de las últimas dos décadas. Las exportaciones representaron US$ 2.534 millones, mientras que en 2005 el total fue de US$ 1.250 millones, según se desprende de un informe publicado por la consultora Economía y Energía, que dirige Nicolás Arceo. Concretamente, esto se explica por la variación que tuvo en precio del barril en los últimos 20 años. En 2005 el precio estaba en torno a los US$ 40, mientras que ahora se ubica cerca de los US$ 80.

Fuente: Consultora Economía y Energía

A su vez, el precio de exportación se ubicó un 21% por encima del promedio de los últimos veinte años. Sin embargo, en el documento se detalla que las exportaciones se encuentran aún por debajo de los valores alcanzados en el segundo quinquenio de la década de 1990. Esto se explica porque en 1995, las exportaciones representaban un total de 184 kbbl/d; en 1996, 302 kbbl/d; y en 1998, 336 kbbl/d.

Impacto en la balanza comercial energética

Desde Economía y Energía estiman que producto del aumento en las exportaciones de hidrocarburos, principalmente de las de crudo, sumado la caída en las importaciones, la balanza comercial energética sería superavitaria este año en más de US$ 5.000 millones.

Este superávit se daría gracias a un incremento de las exportaciones superior a los US$ 1.700 millones y a una disminución de las importaciones de casi US$ 3.300 millones con relación a lo verificado en 2023.

Fuente: Consultora Economía y Energía

En esa misma línea, proyectan un superávit de US$ 7.340 millones para la balanza comercial energética del próximo año, lo que se explicará en gran medida por el aumento de las exportaciones de petróleo, gracias a proyectos de infraestructura de transporte y evacuación como el Duplicar Plus, que está llevando adelante Oldelval para llevar el petróleo de Vaca Muerta hacia el Atlántico.

Variación de las cuencas en los últimos años

Durante casi dos décadas, el petróleo pesado de Chubut concentró el mayor porcentaje respecto a las exportaciones de crudo. Sin embargo, el declino de los yacimientos convencionales y los altos niveles de productividad que tiene Vaca Muerta provocaron que la cuenca Neuquina desplace del primer lugar a la cuenca del Golfo San Jorge.

Desde 2021 el crudo Medanito de Vaca Muerta fue ganando protagonismo gracias al desarrollo no convencional. En consecuencia, la producción de campos convencionales de la cuenca del Golfo San Jorge fue a la baja. En el informe, se evidencia esta situación puesto que en junio de 2024 no se registraron exportaciones de crudo desde el Golfo San Jorge, pero si se obtuvieron 135 kbbl/d provenientes de la cuenca Neuquina y, en menor medida, de la Austral más la del Noroeste. Una tendencia que no se condice con lo que ocurría a principios de 2021 y 2022 cuando las exportaciones del Golfo (de Chubut y de Santa Cruz) eran más importantes que las de la cuenca Neuquina.

Esto se explica por la falta de crudo pesado en el parque refinador local y por la caída de la producción de petróleo de Santa Cruz, fundamentalmente. Todo el excedente de producción de crudo que se registraba años atrás ahora se vende en el mercado interno.

Fuente: Consultora Economía y Energía

Proyección

Frente a este escenario, se prevé que la producción de la cuenca Neuquina se expanda a una tasa acumulativa de 1,2% mensual, en línea con la variación de la producción verificada entre el primer semestre de 2024 y del de 2023. Además, se contempla una capacidad de exportación a través del gasoducto Transandino de 80 kbbl/d hasta el mes de diciembre de 2024, que en enero de 2025 se ampliará a 95 kbbl/d. También, un incremento en la capacidad de transporte de Oldelval a fin de este año lo que permitirá unos 377 kbbl/d, y que partir de marzo 2025 se elevará a 540 kbbl/d.

En ese sentido, en el informe se considera una tasa de declino interanual de la producción del 4,6% para la cuenca del Golfo San Jorge. Mientras que para las cuencas Austral y Noroeste habrá un declino interanual del 9,0%, en línea con lo registrado durante el primer semestre de 2024 con relación al mismo período de 2023. De este modo, las exportaciones de crudo promediarían los 183 kbbl/d en 2024 y los 236 kbbl/d en 2025.

Japón en alerta por la posibilidad de un «megaterremoto»

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Una agencia estatal de Japón alertó sobre la posibilidad de un «megaterremoto» tras el sismo de magnitud 7,1 que ocurrió el jueves de la semana pasada. Ante esto, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, canceló una visita prevista en Asia Central.
 
Es la primera vez que las autoridades del país asiático lanzan un aviso de este tipo tras la implementación de un nuevo sistema de alertas a raíz del devastador terremoto ocurrido en el país en 2011. Kishida afirmó que se quedaba en el país «durante al menos una semana» para «asumir la más alta responsabilidad en materia de gestión de crisis».

La alerta por un posible «megaterremoto en Japón»

El aviso de «megaterremoto» fue emitido este viernes por la mañana por parte de la Agencia Meteorológica de Japón (JMA). El anuncio detalló que «la posibilidad de que se produzca un sismo de gran intensidad es más alta de lo normal, pero esto no indica que un gran terremoto vaya a ocurrir con certeza».

Previamente, el gobierno nipón había previsto que había una posibilidad del 70% de que un mega-sismo estremezca el país en las próximas tres décadas. La sacudida podía afectar una parte importante de la costa japonesa en el Pacífico y amenazar a unas 300.000 personas, según sus expertos meteorológicos.

El país se encuentra situado en la encrucijada de varias placas tectónicas, lo que genera que sea una de las naciones con mayor actividad sísmica en su territorio en todo el mundo, con unos aproximados 1.500 temblores al año, de poca magnitud en su mayoría. A pesar de esto, los terremotos más intensos dejan pocos daños en este país, ya que hace décadas los gobiernos implementan normativas de construcción anti-sismos y educan a sus más de 125 millones de habitantes sobre cómo reaccionar ante estas situaciones.

El sismo que azotó a Japón

En Japón se viven horas tensas desde el jueves, cuando el Gobierno emitió un alerta de tsunami que se tras un potente terremoto de 7,1 en la costa oriental de la principal isla de Kyushu. Tras esto, las autoridades instaron a la población ubicada en las áreas afectadas a movilizarse inmediatamente a zonas más altas y seguras para resguardarse.

El sismo fue registrado en el mar de Hyuganada – a una profundidad de 30 kilómetros – y JMA detalló que el mismo alcanzó una magnitud de 7,1. A causa de esta actividad sísmica, se agrietaron calles y se registraron incidentes en distintos puntos de la ciudad.

Además, el fenómeno provocó que las autoridades emitieran las alertas con un aviso de tsunami para las prefecturas de Miyazaki, Ehime y Kochi, así como para las costas de Oita y Kagoshima. Se esperan olas de hasta un metro de altura.

Fábrica Militar en Río Tercero: una alarma distinta

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Reproducimos el siguiente comunicado de ATE Córdoba:

Desde ATE Córdoba expresamos nuestra preocupación ante la visita de una delegación del Departamento de Estado de Estados Unidos a la Fábrica Militar de Río Tercero

Este hecho no es un hecho aislado dadas las alianzas y relaciones carnales que el Presidente Javier Milei mantiene con el imperio estadounidense.

Esta situación no sólo nos preocupa por la posible transformación de las Fábricas Militares en Sociedad Anónima, la pérdida de derechos laborales y demás, sino porque siembra un mojón más de presencia yanqui en el país.

Nuestra provincia cuenta con varios organismos y empresas estatales claves para la defensa de la soberanía, la Fábrica Militar de Río Tercero es sólo una de ellas, permitir que el Departamento de Estado de Estados Unidos haga pie en Córdoba, va en desmedro de esa soberanía y democracia que supimos construir. Ante esto estamos en alerta.

Breve comentario de AgendAR:

Reprivatización o cierre de nuestra única fábrica de munición de artillería y de cañones. No alcanzó con hacerla volar por el aire, al parecer.

Daniel E. Arias

Hace 70 años: una entrevista a Teófilo Tabanera, el padre del programa espacial argentino

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“En nuestro país se disponen a dar el primer paso para viajes siderales”. Así tituló la revista Mundo Argentino el artículo firmado por Gregory Sheerwood, posible seudónimo de un periodista especializado en artes y espectáculos.

El entrevistado era el ingeniero Teófilo Tabanera (1909-1981), “padre del programa espacial argentino”, como le llama el Ing. Pablo De León, y la fecha de la publicación es el 19 de mayo de 1954. Hace setenta años, justo cuando miles de jóvenes leían con gozo la revista Más Allá. Y 3 años antes del Sputnik, el primer satélite artificial.

El artículo plasma los conocimientos a los que, en ese entonces, accedía el público curioso a los esperados primeros pasos en el espacio. El entrevistado es un gran ejemplo de una época en que los argentinos soñaban con construir una patria en vez de ponerla en venta.

El mendocino Teófilo Melchor Tabanera, Ingeniero Electromecánico por la Universidad Nacional de La Plata, fue una figura clave en la historia de la exploración espacial argentina. Su interés empezó como espectador del cine visionario de Georges Méliès y en los albores de la primera cohetería. Muy pronto dedicó su vida a difundir, organizar e impulsar iniciativas que, en los años ’30, eran considerados “sueños locos”. Entre sus compañeros de aventuras estuvieron su inspirador, director de la primera revista astronáutica de América Latina, Ezio Matarazzo, los militares Ángel María Zuloaga y Aldo Zeoli, y otro precursor: el inventor y ufólogo Ariel Ciro Rietti.

 En 1949, Tabanera creó la Sociedad Argentina Interplanetaria, la primera organización de entusiastas del espacio en América Latina. Participó en la reunión que creó la Federación Astronáutica Internacional y aportó su entusiasmo a la organización. Escribió los primeros libros sobre exploración espacial en español y participó en numerosos cursos y congresos. En 1960, fue el primer administrador de la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE). Organizó lanzamientos y proyectos internacionales casi sin fondos e invitó a su país a expertos internacionales, como Wernher von Braun y la tripulación del Apolo XI, a meses de su regreso de la Luna. Fue vicepresidente de la Federación Astronáutica Internacional durante siete mandatos y cofundó la Academia Internacional de Astronáutica.

Por el apego a sus sueños, y por sus aportes para poner al país en el casi imposible camino a las estrellas, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) bautizó con su nombre el Centro Espacial en Córdoba, ubicado a 30 km al sudoeste de la ciudad de Córdoba.

En 1979, el editor de Factor presenció una charla suya en la Escuela Técnica N. 9 Ing. Luis A. Huergo e intercambió unas palabras con él. Le bastó aquel encuentro para comprobar que uno de los fuertes de Tabanera fue su pasión por la educación.

Agradecemos a a Mágicas Ruinas por el rescate del texto de Mundo Argentino, la revista que durante los años ’50 dirigió Ernesto Sábato.

Por GREGORY SHEERWOOD

Hemos publicado en el número 2248 un notable artículo de Alexander Patrick, quien afirma que “muchos que hoy viven podrán ver los rápidos viajes a Marte y a la Luna”. Hoy insertamos un reportaje al presidente de la Sociedad Argentina Interplanetaria, ingeniero Teófilo Tabanera, que viaja constantemente hacia los cuatro puntos cardinales para asistir a las reuniones de hombres de ciencia que se vienen realizando con el objeto de resolver los viajes siderales, que cada día apasionan más en todas partes.

—Usted quiere decir que considera posibles los viajes siderales a la Luna, a los planetas, entre satélites, etc.

—Absolutamente posibles. Y tanto que también nosotros nos disponemos a construir un cohete que incursionará por regiones situadas más allá de los cien mil metros de la Tierra. Es hora de que los argentinos hagamos algo concreto en este sentido. Considero que ha llegado la hora de que también nosotros salgamos de la zona puramente teórica, especulativa, para meternos de lleno en el terreno práctico, en la zona de los hechos visibles, concretos. La construcción de ese cohete es otro de los motivos del viaje que haré dentro de pocos meses al otro lado del océano. Representaré a nuestro país en el Congreso Mundial Interplanetario que se llevará a cabo en agosto en la ciudad de Innsbruck, Austria. El problema de los viajes a la luna me apasiona. Quizá dentro de diez, veinte, treinta o cincuenta años usted, yo, cualquiera de nosotros esté metido en un satélite artificial, navegando a mil setecientos kilómetros de la Tierra y a la velocidad de más de veinticinco mil kilómetros por hora…

Observo con atención al que habla. Lo hace despaciosamente, con la naturalidad del que se refiere a acontecimientos naturales, inevitables, comunes. ¡Salta a la vista! Pertenece al grupo de Cristóbal Colón, esto es, de esos individuos que viven mirando siempre hacia adelante, mucho más allá de sus narices, de los que propugnan la realización de lo nuevo en contraste con los que no se cansan de decir: ¡No! ¡Eso no puede ser! ¿Imposible!, porque prefieren atenerse a lo precedente, a los hechos y teorías del pretérito, que puede ser pasado remoto o recientísimo. En otras palabras: el enfrentamiento de cualquier problema, por pequeño que sea, implica la superación de numerosas dificultades de distinto orden. Es entonces cuando aparecen netamente diferenciados los dos tipos clásicos del espíritu humano: el que mira con sentido positivo, que analiza los problemas y dificultades para ponerse de inmediato a la búsqueda de las soluciones, investigando y experimentando; y el que mira todo con sentido negativo, que analiza las dificultades para oponerlas como justificativo de su temor de realizar o su desgano de hacer; o aquel otro que lo niega todo por temor a lo desconocido. El conocimiento de la posibilidad de que la Argentina participase en la aventura del viaje sidéreo a la Luna había ocurrido inesperadamente en torno de una mesa de café. La mesa de un café es una especie de Ministerio del Interior al que afluyen noticias veraces y chismes de todo calibre sobre lo que ocurre en la cuadra, en el barrio, en la ciudad. Alguien había llegado a la manera de César: se sentó, pidió café y dijo:

Fue la chispa que encendió la polémica interminable: uno quiso llamar a Vieytes para que trajeran una camisa de fuerza para el informante; otros apoyaron, segurísimos de que así sería… Mientras arreciaba el fuego cruzado de los “sí” y de los “no”, yo me tomo las de Villadiego y aquí estoy ahora, en busca de la verdad, abordando al presidente de la Sociedad Argentina Interplanetaria, ingeniero Teófilo Tabanera, quien viaja periódicamente hacia los cuatro costados del mundo para asistir a los rendez-vous de los que están empeñados en la solución de los viajes siderales. Naturalmente, califica de absurda la noticia lanzada por el contertulio sembrador de rumores fantásticos.

—El viaje a la Luna sería una de las últimas etapas de la aventura sideral —prosigue el ingeniero Tabanera—. En los Estados Unidos, país al que se considera el más avanzado en este terreno, están todavía en el período de las primeras experiencias, lanzando cohetes teledirigidos a más de cuatrocientos mil metros de altura con monos, ratas y otros animales a fin de observar el efecto de los rayos cósmicos y hacer otras numerosas mediciones y observaciones útiles. Se cree firmemente que los Estados Unidos, Rusia y Gran Bretaña están construyendo satélites artificiales. Como son ultrasecretos, el que está interesado en el problema ha de experimentar e investigar por su propia cuenta. De ahí que los argentinos nos dispongamos a construir un cohete que permitirá ver qué pasa más allá de los cincuenta, cien mil o doscientos mil metros de altura. Tenemos que resolver infinidad de problemas. En la Luna, verbigracia, nos cocinaríamos de día y nos congelaríamos de noche, además de que pereceríamos rápidamente de asfixia y de sed, pues no hay, aparentemente trazas de oxígeno ni de agua. Otro aspecto importante que ofrecerá graves inconvenientes a los viajes interplanetarios será la presencia de meteoros, meteoritos y polvo sidéreo. Descartando los meteoritos, que, a pesar de ser los más grandes, algunos de miles de toneladas de peso, son los más escasos, debemos preocuparnos principalmente de los meteoros. Alrededor de ocho mil millones de meteoros entran en la atmósfera terrestre cada día. Pero sólo una cantidad ínfima puede ser vista o llegan a la superficie terrestre (meteoritos), pues la atmósfera reduce su velocidad y los consume por roce. En el espacio sideral, o en la Luna o en los planetas sin atmósfera, el problema puede ser grave, porque no existe esa capa protectora que posee la Tierra.

Los meteoros son partículas de diversos tamaños, desde trece milímetros las mayores hasta cinco diez milésimas de milímetro las menores y viajan a velocidades fantásticas del orden de los treinta a cuarenta kilómetros por segundo. Los cuerpos más peligrosos por su dimensión, aquellos de trece milímetros de diámetro, son los menos de temer, ya que existe una probabilidad de choque de un navío cohete con uno de ellos cada… cinco mil millones de horas. En cambio, los más pequeños, son de cinco diez milésimas de milímetro (más pequeño que cualquier grano visible de arena). Por el contrario, son más abundantes y chocaríamos con ellos a razón de dos mil novecientos cincuenta encuentros cada hora. Como su velocidad es enorme, pueden perforar o, por lo menos, dañar la envoltura exterior de la nave si no es suficientemente fuerte. Sin embargo, una chapa de acero de no más de un milímetro es suficiente para salvar el peligro. En cuanto a los tripulantes que salgan de la nave, la cantidad de choques posibles es menor, pero su vulnerabilidad es mayor. No quisiéramos recibir en nuestro cuerpo un bombardeo de quinientos de esos minúsculos corpúsculos por hora, ni siquiera cincuenta, puesto que, en pocas horas, estaríamos llenos de perforaciones microscópicas, pero dañinas. Tendremos, en consecuencia, que inventar una coraza que esperamos no será tan pesada como las que vimos en los museos y que usaban los caballeros medievales.

En cuanto a los Rayos Cósmicos, de los que sabemos muy poco, hasta ahora resultan aparentemente tan peligrosos como las irradiaciones que se producen en las pilas atómicas o en las explosiones que de cuando en cuando suceden en alguna región del mundo. Nuestra atmósfera otra vez nos protege de este peligro cósmico, pero en este caso la ayuda el magnetismo de la Tierra, que desvía los rayos, que no son otra cosa que partículas cargadas de electricidad y se mueven a velocidades de más de cien mil kilómetros por segundo. Estas partículas, sumamente pequeñas, son núcleos atómicos de muchos de los elementos químicos existentes y poseen una energía enorme, mayor de la que pude ser obtenida hoy en día en cualquier fuente de radiación terrestre, natural o artificial. En este aspecto habrá todavía bastante que investigar, enviando cohetes a grandes alturas, tal como lo hacen los norteamericanos. Una vez sabido a ciencia cierta todo lo que puede saberse sobre los rayos cósmicos, habrá que ponerse a la tarea de buscar solución a dos problemas: primero, manera de protegerse de ellos; segundo, posibilidad —si la hay— de aprovechar su energía. En fin, que éstos y muchísimos otros problemas tendremos que resolver con la construcción de ese primer cohete espacial, primera etapa del viaje que algún día no lejano realizaremos a la Luna.

La afirmación simple, sencilla, natural de este hombre de mi ciudad suena a cosa fantástica, desconcertante. Sin embargo, los infinitos acontecimientos de la historia dicen que pronto será realidad uno de esos sucesos recuerda aquel hecho memorable ocurrido el 17 de diciembre de 1903, cuando el profesor y hombre de ciencia doctor Newcomb demostraba ante la Academia de Ciencias de Francia que, debido a los pesados materiales hasta entonces conocidos, era imposible sustentarse en el aire y volar con motor de explosión; ese mismo día, por rara coincidencia, los hermanos Wright realizaban su primer vuelo a motor e insistían por décimo octava vez ante las autoridades pertinentes que se les concediera la patente repetidamente negada por creer que se trataba de ideas des cabelladas. De esto hace poco más de cincuenta años. Hoy los aviones vuelan tan alto y a velocidades que rompen la barrera del sonido.

Dos físicos argentinos recibieron la Medalla Dirac junto a científicos de Japón

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Se trata de uno de los premios más prestigiosos en física: la Medalla Dirac, otorgada por el Centro Internacional de Física Teórica o ICTP. Los ganadores de 2024 son cuatro físicos, y dos de ellos son los argentinos Marina Huerta y Horacio Casini, docentes del Instituto Balseiro e investigadores de CONICET en el Centro Atómico Bariloche de la CNEA. 

Dos físicos de Argentina, Marina Huerta y Horacio Casini, acaban de recibir la noticia de que fueron seleccionados para recibir, junto a dos científicos de Japón, el Premio y la Medalla Dirac. Es por su trabajo científico en torno a esas cuestiones fundamentales de la materia y la energía a distintas escalas, en particular por sus contribuciones pioneras a la comprensión de la entropía cuántica en la gravedad y la teoría cuántica de campos. 

Marina Huerta y Horacio Casini son un matrimonio de físicos que vive en la ciudad de Bariloche y que está dedicado a trabajar en la teoría cuántica de campos, que es una unión de la teoría de la relatividad especial y la mecánica cuántica, además de investigar la entropía en la gravedad cuántica. Ambos son docentes del Instituto Balseiro, dependiente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) e investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en la División de Partículas y Campos del Centro Atómico Bariloche de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). 

Cada 8 de agosto desde 1985, se anuncia a los galardonados con el Premio y la Medalla Dirac. Ese reconocimiento, otorgado por el Centro Internacional de Física Teórica Abdus Salam (ICTP), distingue a científicos que han realizado grandes aportes en distintas áreas de la física teórica, como la física de partículas, gravitación y cosmología, física estadística, física atómica, óptica cuántica y computación cuántica. En Argentina ya habían recibido este premio, Juan Martín Maldacena en 2008 y Miguel Virasoro en 2020.

Ante la consulta de qué significa este reconocimiento, Marina Huerta Es un premio inmenso, tan inmenso como inesperado…todavía no puedo creerlo. Me honra infinitamente y siento que es un reconocimiento más que personal, a nuestro equipo de trabajo en la División de Partículas y Campos del Centro Atómico Bariloche, a nuestro Instituto Balseiro, a nuestros colegas, maestros y estudiantes”. Huerta es Licenciada en Física por la Universidad de Buenos Aires y Doctora en Física por el Instituto Balseiro.

Ante la misma consulta, Horacio Casini ¿Qué significa? ¡No sé muy bien todavía! Sé que me sorprendió mucho y me pareció un honor muy grande, porque es un premio muy renombrado en nuestra área, y uno mira la lista de premiados anteriores y se le despierta un sentimiento de gratitud y de humildad”, dijo. Casini es Licenciado y Doctor en Física por el Instituto Balseiro. 

Entrelazamiento cuántico “Una de las características más sorprendentes de la física cuántica es la capacidad de las partículas de seguir interactuando incluso cuando están muy separadas. Esta propiedad, llamada ´entrelazamiento´, es el foco del trabajo de los cuatro científicos honrados por el ICTP este año”, informa un comunicado de prensa del ICTP.

Y Los medallistas de Dirac 2024 han hecho contribuciones pioneras a nuestra comprensión de diferentes aspectos del entrelazamiento cuántico”. El director del ICTP, Atish Dabholkar, dijo en el citado El trabajo de Casini y Huerta utiliza las propiedades de la entropía del entrelazamiento cuántico para derivar importantes resultados generales sobre la estructura de las teorías cuánticas de campos’.

Asimismo, destacó que los otros dos físicos galardonados con la Medalla Dirac, Shinsei Ryu y Tadashi Takayanagi, “ha revelado una conexión fascinante y profunda entre la mecánica cuántica y la teoría de la información, por un lado, y la geometría del espacio-tiempo y la gravedad, por el otro”.  “Por lo tanto, la Medalla premia la investigación que reúne dos aspectos de la física: la mecánica cuántica y la gravedad, cuya descripción unificada ha sido el ´Santo Grial´ de los físicos teóricos durante más de medio siglo”, remarcó el director del ICTP. Y opinó sobre la naturaleza transfronteriza de la ciencia, que “ofrece un lenguaje común que puede facilitar conversaciones entre culturas y diferencias políticas”. 

Este jueves 8 de agosto por la mañana, Huerta y Casini tuvieron cada uno una reunión virtual con Dabholkar, quien unos días antes les había enviado un correo electrónico para convocarlos a ese encuentro. En esta reunión los felicitó en persona, con una pantalla por medio. Sus colegas de Japón que fueron seleccionados para recibir el mismo premio son Shinsei Ryu y Tadashi Takayanagi también recibieron las llamadas virtuales del director del ICTP. Con los mismos dos científicos japoneses, la dupla de físicos argentinos había recibido en 2014 el premio “Nuevos Horizontes” de la Fundación Breakthrough. 

“La Medalla Dirac es otorgada en honor a Paul Dirac, uno de los físicos más grandiosos del siglo XX y un amigo cercano al Centro. La premiación se realiza en el cumpleaños de Dirac, el 8 de agosto, a científicos que han realizado contribuciones significativas a la física teórica”, se lee en la carta del ICTP que recibieron los físicos. 

Como ganadores de la Medalla Dirac del ICTP, Huerta y Casini se unen así a un listado de Medallistas donde se leen los nombres de “los físicos más importantes del mundo, muchos de los cuales han ganado premios Nobel, medallas Fields o premios Wolf. Un comité internacional de científicos distinguidos selecciona a los ganadores de una lista de candidatos nominados”, informa el sitio web del ICPT. La ceremonia de premiación de los ganadores de 2024 se realizará en 2025, y allí se presentarán conferencias sobre cada trabajo.

El matrimonio de físicos, que tienen dos hijos (de 17 y 22 años) recibirá además de la Medalla Dirac el Premio que consta de cinco mil dólares. Ya recibieron la invitación a participar en la ceremonia de premiación en el ICTP, en Trieste, Italia, en 2025. Además darán conferencias invitados por el ICTP. (Área de Comunicación y Prensa del Instituto Balseiro)