El 1 de mayo se cumplieron 66 años del debut oficial del auto que representó la quintaescencia de la industria automotriz nacional: el Rastrojero.
Fabricado desde 1952 hasta 1979, su nombre fue elegido con la misma simpleza que tenía su diseño, ya que se lo bautizó así porque estaba «preparado para andar en los rastrojos».
Fue un producto nacido de la misma fábrica de la que salieron el auto Justicialista y el avión Pulqui: el IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado), originalmente creada en 1927 bajo el nombre de «Fábrica Militar de Aviones», que en 1955 pasó a llamarse Dirección Nacional de Fabricaciones e Investigaciones Aeronáuticas (Dinfia) y en 1967 se le volvió a cambiar la denominación para bautizarla como Industrias Mecánicas del Estado (IME).
El «padre» fue el ingeniero Raúl Gómez, junto a un equipo que integraba Félix Santiago Sanguinetti y el brigadier Juan Ignacio San Martín. Ellos diseñaron y fabricaron al más famoso de los utilitarios argentinos.
El Rastrojero estaba inspirado en la mecánica de Jeep Willys de la WWII, pero su origen suma una anécdota original: en los primeros años del peronismo buscando mecanizar el agro, el Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio (IAPI) importó de Estados Unidos 2500 tractores Empire, rezago de la Segunda Guerra. Pero esos tractores estaban diseñados para el acarreo de armamento y no para tareas agrícolas, y causaron accidentes que obligaron a retirarlos de circulación ¿Qué hacer entonces con los motores de esos 2500 tractores inútiles? Se terminaron reciclando en «Rastrojeros».
Se fabricaron en Córdoba por las Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado (IAME). Esa primera generación se mantuvo en producción hasta 1969. Entre ese año y 1979, se produjo una evolución con motor Peugeot.
El Rastrojero se ofreció con cabina simple, doble y hasta con tres puertas (ver nota). Su sencillez mecánica lo convirtió en un éxito comercial. Se fabricaron más de 30 mil unidades, siendo la más exitosa la variante Diesel NP 62.
Investigadores de la UBA advirtieron que la población rural se encuentra expuesta a los plaguicidas que se utilizan en las actividades productivas agrícolas, que contaminan el ambiente y a los seres que lo habitan.
En una reciente jornada realizada en la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), señalaron los graves riesgos para la salud y el ambiente, asociados al uso inadecuado de estos productos.
Además, presentaron una investigación en la Región Pampeana, donde detectaron plaguicidas en la sangre de un grupo de personas expuestas, con niveles de hasta 25 veces los valores de referencia.
Para los expositores es preocupante el nivel de información que se brinda a la población y a los usuarios sobre el impacto de los agroquímicos sobre el ambiente. En este sentido, coincidieron en el rol fundamental de la educación, especialmente la universitaria, en la formación de profesionales que encaren este problema desde un punto de vista amplio y multidisciplinario, buscando soluciones alternativas a la aplicación intensiva y extensiva de químicos en el agro.
«Con relación a este tema, quiero mencionar dos publicaciones de las que participé. La primera, vinculada a la problemática de los agroquímicos y sus envases, la realizamos en 2007 con la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, el Ministerio de Salud, el Conicet, la Organización Panamericana de la Salud, la UBA y otras universidades del país. Es un diagnóstico de la incidencia negativa sobre la salud humana del manejo inadecuado de agroquímicos y de la gestión y disposición final de sus envases, en distintas zonas productivas de nuestro país. Hoy, 10 años después, la situación de exposición a plaguicidas de los trabajadores rurales sigue siendo alarmante», dijo Lilian Corra, directora de la carrera de Médico Especialista en Salud y Ambiente de la Facultad de Medicina de la UBA.
Durante la jornada, en su charla El Problema de los Plaguicidas, sus Envases y la Salud, Corra comentó los resultados clave del estudio y advirtió que, debido a la naturaleza del medio, la familia rural, a veces de manera importante, está expuesta agroquímicos en forma permanente, ya sea de manera directa por su trabajo, por el manejo inadecuado de los químicos y sus envases, o por los alimentos, así como por el contacto con suelo, agua o aire contaminados.
“Muchas veces están desprotegidos porque desconocen los riesgos asociados para la salud y el ambiente. Además, están muy poco capacitados para manejar los equipos de protección personal o para disponer correctamente los residuos y los envases usados. La falta de acciones dirigidas a la protección y prevención es importante, y la educación e información brindada es escasa. Esto es claro cuando se observa la situación a campo de los productores rurales, en especial los medianos y pequeños”, advirtió la investigadora.
Corra, quien también es directora de la Maestría en Difusión de Información en Salud y en Ambiente de la Facultad de Medicina (UBA) y coordinadora del Posgrado en Salud y Ambiente del Instituto para el Desarrollo Humano de la Asociación de Médicos Municipales (CABA), destacó una segunda publicación que realizó junto con la Organización Panamericana de la Salud, con la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación y con la Asociación Argentina de Médicos por el Medio Ambiente. “Tiene que ver con la capacitación para manejar plaguicidas y envases. Es una herramienta educativa orientada a los docentes de escuelas agrotécnicas para que incorporen transversalmente a las materias, sin modificar sus currículos, temas relacionados con la toxicidad de los plaguicidas y con la forma de cuidar, cuidarse y cuidar a los demás de la exposición tóxica”.
«Como parte de las acciones en terreno relacionadas con las capacitaciones brindadas, proveíamos equipos de protección personal en escuelas agrotécnicas. En muchas oportunidades vimos que ni docentes ni alumnos disponían de estos equipos, y que desconocían cómo ponérselos o sacárselos sin contaminarse. Los alumnos volvían del campo y entraban al comedor con las botas y la ropa de trabajo. Incluso, los baños para ducharse estaban dentro de la institución. Estas prácticas contradicen las enseñanzas que se deben impartir y los alumnos incorporar; se debe facilitar el cambio de las ropas luego de trabajo a campo para evitar la contaminación de los hogares, de las familias y de otros trabajadores que no manejan químicos».
La investigadora señaló que la toxicidad de un químico se magnifica cuando más grande es su persistencia en el ambiente. “Mientras más tiempo persiste sin degradarse, más posibilidades tiene de acumularse en los cuerpos de los seres vivos. A su vez, esto hace que aumenten las chances de transferirse a una nueva generación. Es decir: en las mujeres embarazadas, los depósitos se movilizan, y esto incluye a los plaguicidas acumulados. La exposición que tuvo durante toda su vida se traspasa al nuevo ser en el momento mismo de la concepción”.
En este sentido, Corra sostuvo que no sólo es fundamental y necesario monitorear los niveles de agroquímicos en el ambiente para conocer la situación de la contaminación, sino también en los seres humanos. “En particular, se debe proteger de la exposición tóxica la salud de la gente joven, en edad reproductiva, para asegurar la salud de sus futuros hijos”.
Agroquímicos en el ambiente
“A partir de la implementación de la siembra directa en la Argentina surgió la problemática de las grandes aplicaciones de agroquímicos, productos tóxicos con capacidad para impactar en el ambiente y en la salud humana. En todos estos años se habló mucho de este tema, pero, en realidad, poco se sabe de la magnitud de la exposición humana en nuestro país. Por eso, desde la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, la FAUBA, el Ministerio de Agricultura y el de Ciencia y Técnica de la Nación realizamos una investigación para evaluar el impacto ambiental y la exposición de las personas a estos productos químicos”, dijo Edda Villaamil, Profesora Titular Consulta de la Cátedra de Toxicología y Química Legal de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA.
En su disertación en la FAUBA, que se tituló Fitosanitarios en Cultivos Transgénicos en la Provincia de Buenos Aires y Exposición Humana, Villaamil explicó los principales resultados de su estudio. “Trabajamos en dos regiones agrícolas, Pergamino y Bragado-Chivilcoy. Allí estudiamos la presencia de plaguicidas en sangre en 212 personas, desde población urbana hasta trabajadores rurales. También monitoreamos agua. En sangre se midió la actividad de dos enzimas, llamadas colinesterasa plasmática y eritrocitaria. La primera es buena indicadora de contaminación reciente, y la segunda puede revelar una exposición crónica a ciertos agroquímicos”.
El estudio permitió concluir que tanto en las poblaciones de Bragado-Chivilcoy como en la de Pergamino se detectaron niveles de exposición reciente y crónica a los agroquímicos, de acuerdo con los niveles de inhibición en sangre de las dos enzimas. En este sentido, Villaamil profundizó su explicación: “Comparamos los niveles de ambas enzimas en dos momentos del año que difieren en la cantidad de agroquímicos que se usan: entre octubre y diciembre (aplicación intensa durante el barbecho químico) y enero-marzo (con posible aplicación de insecticidas antes de la cosecha). El 15% de las personas estudiadas presentó en sangre una exposición reciente luego de las aplicaciones. Otro 15% demostró tener una exposición crónica”.
“Cuando medimos en sangre los niveles de los plaguicidas vinculados al paquete tecnológico de la soja, vimos que la población evaluada tenía 0,25 nanogramos de endosulfán por miligramo de plasma. Si bien esta concentración es baja, es 25 veces más que nuestro nivel de referencia, que fue 0,01 nanogramos por miligramo de plasma, medido en la población que consideramos ‘no expuesta’. También detectamos esos agroquímicos en sangre, tanto en la población rural como en la urbana, aunque en concentraciones relativamente bajas”, indicó la investigadora.
Por otra parte, Villaamil resaltó que en el estudio, las muestras de agua de bebida humana, pozos y ríos de esas regiones, contuvieron agroquímicos como clorpirifós, endosulfán y cipermetrina. Sin embargo, sus valores se mantuvieron siempre debajo de los niveles guía que recomienda la OMS y que establece el Código Alimentario Argentino. En cuanto a otros agroquímicos, añadió: “En las 29 muestras que recolectamos entre 2014 y 2015 no detectamos ni glifosato ni AMPA, su principal producto de degradación. Lamentablemente, por falta del equipamiento adecuado y por problemas presupuestarios no pudimos medir ni glifosato ni AMPA en sangre u orina”.
Envases de agroguímicos desechados en un camino rural generan fuertes riesgos para la salud.Una preocupación creciente
La exposición permanente a bajas dosis de plaguicidas puede producir enfermedades crónicas, afectando su salud y calidad de vida. Al respecto, Lilian Corra sostuvo: “La exposición a plaguicidas puede afectar negativamente el desarrollo de los seres humanos: si es grave, puede terminar con un embarazo o llevar a un desarrollo inviable a semanas de la concepción o afectar el desarrollo de órganos fundamentales para la vida como el cerebro. A los médicos nos preocupan en particular los efectos negativos sobre la fertilidad y sobre el coeficiente y las funciones intelectuales como la memoria, el aprendizaje y la conducta. Obviamente, también influyen en el desarrollo de enfermedades como cáncer y, en las personas jóvenes, enfermedades endócrinas como diabetes e hipotiroidismo”.
“Se le debe prestar atención a los efectos de estos tóxicos sobre el sistema endócrino. Sabemos que algunos plaguicidas son disruptores endócrinos, o sea, pueden actuar como hormonas. Por eso, al impactar en las etapas tempranas del desarrollo pueden causar alteraciones irreversibles, pero claramente evitables al proteger de la exposición. En las primeras etapas del desarrollo de cada nuevo ser, todas las funciones y todos los órganos que le van a dar vida están dirigidas, justamente, con órdenes hormonales”.
Educación, área clave para el futuro
Villaamil y Corra coincidieron en el papel fundamental que le corresponde a la educación en general, y a la universitaria y técnica en particular, en relación al impacto de los plaguicidas sobre la salud y el ambiente. En este sentido, Corra afirmó: “Este problema debe abordarse de manera integral, no con acciones aisladas, sino bajo un plan general. La universidad posee un rol preponderante, en particular, a través de la capacitación, incentivando alternativas sustentables, usando las mejores técnicas disponibles y las mejores prácticas ambientales, divulgando y entrenando sobre las formas de protección, promoviendo pautas para cambiar comportamientos inadecuados y estimulando acciones de prevención de la exposición y contaminación en general”.
Por su parte, Edda Villaamil agregó que es clave que las universidades, en sus currículos, le den prioridad a la salud y al ambiente. “Es un área que está creciendo mucho debido a todos los contaminantes químicos que hoy se aplican. Es necesario formar recursos para el futuro, con mentes abiertas para discutir, disentir y generar soluciones novedosas”.
“También podemos medir el costo de la inacción que afecta la salud y la productividad. Es decir, si uno ‘no hace’ o si desperdicia los recursos. La universidad otorga recursos inestimables. La universidad da un título y, con este título, una responsabilidad. Creo que todas las casas de estudio y los colegios profesionales deberían participar en los procesos de toma de decisiones políticas. Raramente lo hacen, y eso tiene un costo. Tenemos la posibilidad de ampliar el espacio de diálogo e incorporar distintas áreas y actores, ya que la problemática de los plaguicidas, la salud y el ambiente forma parte de la política productiva, del tipo de país que queremos tener, de cómo queremos vivir y de qué pretendemos dejarles a nuestros hijos, entre otras cosas. Hoy, los desafíos son múltiples y renovados, pero también lo son las alternativas y herramientas. Las nuevas generaciones de profesionales tendrán que estar preparados para resolverlos”, concluyó Corra.
Este mes, al menos 93 investigadores y becarios del Conicet les llegaron sus recibos de haberes cuyo monto total a cobrar ascendía a 1 centavo. La razón esgrimida es que les aplicaron retenciones por pagos del Impuesto a las Ganancias mal descontados en períodos anteriores.
La medida afectó en total a 3800 trabajadores. Muchos de ellos cobraron el 50 % del sueldo.
El organismo atribuyó la medida a «un error administrativo» y afirmó que el miércoles emitirá una resolución para resolver el tema.
En lo que va de 2018, hubo aumentos en las tarifas de gas, luz, transporte (colectivos, trenes y taxis), prepagas y combustibles. Y ahora, en mayo, se sumaran aumentos en el servicio del agua en promedio del 26%, tal como lo propuso la empresa AySA, y en el subte, que pasará de $ 7,50 a $ 11 desde la semana que viene.
Con este incremento, los usuarios de AySA pagarán en promedio $ 208 mensuales, mientras que la mínima se ubicaría es $ 130. El aumento afectará a 13 millones de personas.
El aumento de la tarifa del subte había sido frenado por una serie de requerimientos burocráticos, pero ahora la compañía Subterráneos de Buenos Aires (SBASE) comenzará a a cobrar $ 11. Y, en junio, $12,50, lo que implicará una suba total del 66%.
De acuerdo a los datos recopilados por el Ministerio de Turismo, durante este fin de semana largo se habrán movilizado 1.117.850 turistas a lo largo de toda la Argentina. Esto es casi un 40% de crecimiento respecto al mismo fin de semana del 2017.
El impacto económico alcanzará los 3.161 millones de pesos en todo el país, con una estadía promedio de 3,2 noches y el gasto promedio por turista alcanzaría a $2.828.
Las regiones más elegidas fueron:
Buenos Aires con el 29,2 % de los turistas.
Litoral con un 22,8 %
Norte con 17,1 %
Según datos de la Encuesta de Ocupación Hotelera (EOH) de la Subsecretaría de Turismo bonaerense, el fin de semana largo del 1 de Mayo en toda la provincia de Buenos Aires arrojaba un total recaudado de $ 811.605.000 pese al temporal de lluvia y viento que afectó a la región. En tanto, se calcula un movimiento de 305.000 turistas aproximadamente.
Algo más de seis de cada diez chicos son -hoy- estructuralmente pobres en la Argentina.
Esto se traduce en que actualmente hay 7.930.000 niños de hasta 17 años en esa situación en todo el país, según los datos más recientes recopilados por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA).
El índice multidimensional de la UCA calcula la pobreza sobre la base de diferentes dimensiones o indicadores en un doble umbral de privaciones (total o severa). Se tienen en cuenta la alimentación (si los chicos pasaron o no hambre), el saneamiento (acceso a agua corriente o inodoro), vivienda (los tipos de materiales con los que está hecha), salud (si visitan a un médico o si son o no vacunados), información (si tienen acceso a libros, teléfonos o Internet), y educación y estimulación (si asisten a clase, tuvieron estimulación temprana, entre otras cosas).
Una vez más el tabaco y el rubro de peras y manzanas se encuentran en crisis. Las variedades están desactualizadas en cuanto a lo que demanda el mercado, son unidades económicas muy pequeñas que no alcanzan a tener rentabilidad ni competitividad, y hay un problema de microexplotación: al no tener escala los productores no pueden defender los precios.
Otros sectores que presentan signos negativos es la yerba mate que muestra una actividad estancada, al igual que la producción láctea que enfrenta costos en aumento junto a una producción que no muestra mayores variantes.
En el caso del arroz, señalan que los signos de crisis están asociados al incremento de las tarifas de la energía eléctrica y a la falta de financiamiento para el sector. También en la zona del Litoral, la producción forestal enfrenta una sobreoferta que deprime los precios.
La producción de ovinos en Corrientes afronta una producción estancada con escasas alternativas comerciales, mientras que en la región de Cuyo, preferentemente, la producción de vino ha mostrado una mejora en las ventas que no ha sido lo suficientemente extendida para compensar el incremento de los costos.
De acuerdo a los datos en el caso de los cítricos, la cosecha es muy irregular, variando la calidad según el cultivo y la zona; mientas que en las hortalizas, los altos costos y la falta de inversiones pone en riesgo la producción. En tanto, la mandioca muestra falta de rentabilidad y la papa, altos costos.
También hay rubros en los que la tendencia es positiva: el maní, la producción de aves, de bovinos y porcinos.
El 34,2% de los asalariados no está registrado; según surge de un estudio elaborado por la ONG CIPPEC.
De estos, más de la mitad de estos trabajadores se concentra en tres actividades:
El trabajo en casas particulares,
La construcción
El comercio
En el servicio doméstico -donde la participación de las mujeres es de más de 90%-, la tasa de informalidad es del 74%. En la construcción la tasa es del 71% y el sector del comercio, del 41%.
Estos tres sectores concentran al 55% de los trabajadores informales.
La suba de la tasa de política monetaria a 30,25% vuelve a preocupar a los sectores productivos porque encarece el costo del capital de trabajo mientras que la suba del dólar presiona sobre los precios de los insumos.
«El crédito de corto plazo ayuda a cubrir los baches», explica el presidente de Apyme, Eduardo Fernández. «La tasa, que es testigo para el sistema financiero, ya venía alta. Y ahora vuelve a dispararse para un sector que tiene poca espalda para hacer frente al capital de trabajo”, agregó.
También afirmó algo parecido la UIA, desde donde dijeron que «las tasas del 30% son muy altas. Es un tema coyuntural para tratar de calmar al mercado. No es un tema de largo plazo».
En el marco del megaevento «Campus Party», el Ministerio de Producción bonaerense lanzó dos programas basados en la divulgación en Internet de los proyectos de negocio de los participantes en ellos.
Uno de ellos aspira a apoyar a los emprendedores en su etapa inicial y a empresas recolectando fondos por medio del sistema conocido como «crowfunding», una multitud de pequeños inversores que deciden apostar al éxito de la propuesta.
El otro hace hincapié en la resolución de ciertas dificultades que puedan presentar PyMEs y municipios, mediante soluciones de inteligencia colectiva y colaborativa.
Ambos apuntan a emprendedores radicados en la Provincia de Buenos Aires con un proyecto avanzado o prototipo de producto ya desarrollado y listo para iniciar su producción.
El Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) de la Universidad de Belgrano (UB) elaboró un informe donde señaló que «los salarios de los docentes argentinos representan menos de la mitad del promedio de los países de la OCDE: US$ 19.629 al año. El gobierno argentino espera que el país sea aceptado en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) este año.
Incluso, cuatro países latinoamericanos considerados también muestran salarios anuales superiores al de los docentes argentinos: Colombia; Costa Rica, Chile y México, tienen sueldos más altos, según el informe.
En el mismo sentido, el salario docente de la Argentina también resulta bajo respecto del PBI per cápita, si se lo compara con otros países, medidos en términos anuales y en dólares estadounidenses de igual poder de compra.
Según el sexto informe dado a conocer esta semana por el Instituto de Economía de la Fundación UADE, el costo argentino de producción disminuyó.
Entre los factores que explicarían la caída se encuentra «una baja en el riesgo país, en las materias primas, en los bienes de capital (de más de 6%), y en el último mes, de los salarios», que según el documento subieron por debajo del aumento de la inflación mayorista.
En enero, la baja había sido de 1,76 con respecto a diciembre, cuando mostró un alza de 0,31.
El mercado de televisores alcanzará las 3,4 millones de unidades este año, con una proyección de 2,6 millones vendidos durante el primer semestre, previo al inicio del Mundial del Fútbol de Rusia.
Son cálculos de directivos de fábricas locales y de cadenas de comercialización argentinos. La cifra de ventas rondaría los US$ 1.500 millones, un monto similar al del año pasado
por la diferencia en el tipo de cambio.
Investigadores de la UNSAM, el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CITEDEF) y la Fundación Argentina de Nanotecnología (FAN) trabajan para llegar a un motor espacial casi libre de pesados propelentes, fundamentalmente de oxígeno. Están a punto de iniciar el patentamiento.
Los motores espaciales a combustión tienen algo en común. Ya se trate de grandes cohetes que «inyectan» satélites en órbita o disparan sondas al sistema solar, o de los minúsculos «thrusters» que ajustan la altura y posición de estos vehículos, todos ellos se basan en una reacción termoquímica: se oxida explosivamente un combustible y eso genera calor y expansión de gases, que salen a gran velocidad por la tobera. Por acción y reacción, eso genera movimiento en sentido contrario del cohete, satélite o sonda. Eso hace a los motores espaciales convencionales parientes cercanos de los motores de combustión interna de nuestros autos: todos se niegan a funcionar sin oxígeno.
Pero llevar al espacio oxígeno o algún otro elemento oxidante (como el tetróxido de nitrógeno) es sumamente costoso y pesado, lo que hace que el costo de lanzamiento de un satélite implique alrededor de la mitad del presupuesto total de un proyecto. De hecho, la vida útil de un satélite suele medirse por la cantidad de propelentes (el combustible y el oxidante) que lleva consigo para poder hacer correcciones de órbita con sus «thrusters». En satélites de comunicaciones como los ARSAT-1 y 2 argentinos, los propelentes constituyen casi el 80% de la masa de cada aparato. El costo de llevar eso a 35.786 km. de altura sobre el Ecuador es inimaginable.
Una de las líneas de investigación que tiene como objetivo evitar las limitaciones de la propulsión tradicional es la de los motores impulsados por láser. Esta tecnología se basa en que un láser vaporiza un combustible produciendo un pluma de ablación que impulsa el material a altas velocidades y el vehículo en sentido contrario. Estos motores no necesitan la presencia de oxígeno y, aunque producen impulsos débiles, son muy importantes cuando un satélite se mueve en el vacío, ya que la inercia es significativa.
En diálogo con TSS -la agencia de noticias científicas de la Universidad Nacional de San Martín- la física del CITEDEF Laura Azcárate dijo: “Actualmente, hay un nuevo auge del interés por la exploración interplanetaria y, para hacerlo, hay que cambiar la tecnología de los motores y combustibles, porque los que se usan actualmente son muy lentos, se requiere otro tipo de propulsión y por eso es importante lo que estamos haciendo”.
La energía eléctrica para el láser puede obtenerse, por ejemplo, a través de paneles solares en el espacio. Si se trata de pequeños satélites que orbitan la Tierra, existe otra alternativa: apuntar el láser desde el suelo terrestre. Además, esto permitiría poner satélites en órbitas más bajas que lo usual y, cuando resulte necesario, emitir un pulso láser para mantenerlos en su órbita.
Con el objetivo de evaluar la eficiencia de posibles combustibles, actualmente en la FAN se imprimen, en tres dimensiones, pastillas de polímeros con nanopartículas de diferentes materiales, como aluminio y zinc, mezclados con diversas sales. Las mediciones de rendimiento son complejas de realizar por el poco impulso que se genera en un ambiente con gravedad.
“Hay dos cosas que se buscan medir: qué proporción de la energía del láser y del material quemado es convertido en movimiento. Esta segunda medición es compleja debido a que se queman nanogramos de material con cada impulso láser”, explicó a TSS Carlos Rinaldi, director de la División de Sensores del Departamento de Micro y Nanotecnología de la CNEA y docente de la UNSAM, cuyo equipo diseñó su propio método de medición, que fue publicado en la revista Anales AFA y presentado en el simposio de High Power Ablation Láser , en Estados Unidos.
“Nuestro trabajo se centra en medir el impulso que da un pulso láser cuando genera ablación sobre el combustible. Nosotros usamos un interferómetro de Nomarsky –instrumento óptico que emplea la interferencia de las ondas de luz para medir longitudes de onda de la misma luz– que permite medir de una manera sencilla”, explicó Rinaldi.
Con este método pudieron medir las plumas –que tienen una vida de quince nanosegundos– con exactitud y así pudieron caracterizar los distintos tipos de combustibles. “Ahora estamos haciendo un convenio para hacer las mediciones con nuestro sistema para combustibles que se están desarrollando en la Universidad de Stanford, en Estados Unidos. La idea es patentar el método que estamos usando y estamos orgullosos de lo que hemos logrado”, dijo Rinaldi.
Para Azcárate, de CITEDEF, “el uso de este tipo de propulsión para micro y nano satélites, ya sea para su lanzamiento o para cambiar la órbita u orientación, tiene un gran potencial en satélites que funcionan en constelación”. En la Argentina, el proyecto SARE, de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), tiene como objetivo poner en órbita un conjunto de satélites de órbita baja de arquitectura segmentada que eventualmente podrían propulsarse con este tipo de tecnología.
En el caso de la ablación láser de alta potencia, en diversos laboratorios del mundo también se investiga sobre otros usos potenciales, como desviar satélites fuera de control o basura espacial que pueda entrar en conflicto con la órbita de satélites. Según Rinaldi, “permitiría desviar un meteorito cercano a la Tierra en lugar de destruirlo. Con un pulso de alta potencia se lo podría desviar sin romperlo y hacer que no impacte en suelo terrestre”.
Fuente: Matías Alonso / Agencia TSS / Universidad de San Martin
En el establecimiento La Quimera, un biodigestor de 22 metros de diámetro y cinco de profundidad, producirá entre 120 y 180 kilovatios hora de energía. La materia prima son los desechos producidos por un plantel de mil hembras y una población de 12 mil animales en ciclo completo.
Hasta ahora este establecimiento produce 8.700 toneladas de granos y los convierte en carne. Pero va a comenzar a transformar entre 60 y 90 metros cúbicos de efluentes diarios en energía.
Y el substrato que deja la generación de gas se convertirá, luego, en fertilizante para nutrir al maíz, que volverá a ser parte de las raciones de la granja.
La inversión estimada es de $ 5,7 millones que, a partir del ahorro de energía, tiene un período de amortización menor a cinco años.
Así quedó el balance final del día viernes, tras las sacudidas e intervenciones en el mercado de cambios. La disminución del día viernes fue de US$ 1.784 respecto al cierre del día hábil anterior.
El dato contable consolidado se publicará en dos días.
Con un golpe de timón en su estrategia de política monetaria el BCRA sacudió al mercado al decidir una suba de la tasa de interés de referencia por primera vez en 2018.
La entidad que conduce Federico Sturzenegger comunicó que subió tres puntos su tasa de política monetaria, que pasó de 27,25% a 30,25%.
Esta semana, el Central había mantenido la tasa en 27,25% y había advertido por la evolución de la inflación. «Como se anunció en la presentación del Informe de Política Monetaria del 16 de abril, el BCRA estará analizando la evolución de la inflación durante las próximas semanas. Si la evidencia indicara una desaceleración menor a la esperada por el BCRA, aumentará la tasa de política monetaria», sostiene el informe, publicado el martes 24 de abril.
En 2017, la Ciudad de Buenos Aires fue elegida como la mejor de la región para estudiar por el QS Best Students Cities Ranking. Esta distinción ahora tiene números que la respaldan.
Según datos provistos por el programa Study Buenos Aires, coordinado por el Ente de Turismo porteño, durante el año pasado llegaron 61.100 estudiantes internacionales a Buenos Aires para realizar cursos de hasta un año y en total gastaron cerca de US$ 169 millones en su estadía.
De acuerdo al informe, la cantidad de arribos del 2017 marcó un aumento del 22 % respecto a la cifra de 2016. Y la cifra superó a la del turismo general en Buenos Aires que fue de 3,7 %.
El reporte no contempló a los extranjeros que llegan a la Ciudad para realizar una carrera completa sino que solo tuvo en cuenta a aquellos que participaron de programas de intercambio, cursos cortos, posgrados y cursos no universitarios.
Los latinoamericanos fueron los principales protagonistas de estos números, ya que el 78 %de los estudiantes que se quedaron hasta un año arribaron de esta región. En tanto, el 13 % llegaron desde Europa y el 8 % de América del Norte.
Las empresas de medicina prepaga aumentan el valor de la cuota en hasta un 7,5% a partir del 1 de junio.
Esa fue la suba autorizada por el Gobierno y la medida se publicó en el Boletín Oficial mediante la resolución 798/2018 del Ministerio de Salud, con la firma del titular de la cartera, Adolfo Rubinstein.
El 7,5% de aumento a partir de junio se suma al 4% que ya habían aplicado las prepagas en febrero.