lunes, 18 agosto, 2025 - 11:43 pm

«Los precios suben en Argentina, no importa cuándo leas esto»

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Reproducimos un fragmento del nuevo libro de Juan Manuel Telechea, «Inflación». A mediados del 2020, en plena pandemia, empecé a escribir un newsletter semanal para el medio Cenital, con el objetivo de analizar la economía argentina. Mi idea era tratar de transmitir los conocimientos de la manera más sencilla, honesta y pedagógica posible, no solo por mi gaje como docente (hace más de 10 años que dicto distintas materias de la carrera, desde las más introductorias hasta las más avanzadas), sino porque sentía, con mucha frustración, que las discusiones económicas estaban cada vez más alejadas de nuestros problemas, dominadas más por argumentos dogmáticos que por lo que mostraban los datos o las investigaciones empíricas. No había diálogo ni puntos de conexión entre los distintos enfoques económicos. Todo lo contrario, se alejaban cada vez más. No les interesaba lo que dijeran los datos, lo importante era aferrarse y defender la posición. Paradójicamente, de ambos lados estaban convencidos de que tenían razón, mientras que los otros estaban completamente equivocados. Un absurdo. Si esto solo afectara al plano de las ideas, no sería tan grave. El problema es que la ciencia económica es un área fundamental de las políticas de cualquier gobierno y, por lo tanto, un factor que incide directamente en el bienestar económico de las personas. La expresión más evidente del fracaso de ambos enfoques, tanto para diagnosticar correctamente los problemas como para brindar soluciones, es una inflación en alza que ninguna de las últimas tres gestiones de gobierno pudo controlar. Este libro no busca ser fatalista, pero sí un llamado de atención. No hace falta ser economista para advertir que si la inflación mantiene esta trayectoria creciente terminará desembocando en una nueva crisis hiperinflacionaria. Este es, sin dudas, el nudo gordiano de nuestra economía.
Si examinamos desde 2010 en adelante, hubo solo dos países en el mundo que durante todos los años presentaron una inflación anual superior al 20%: Argentina y Venezuela. Ojo, eso no significa que sean los casos más críticos. Por ejemplo, Líbano -que en 2010 tenía una inflación del 4%- tuvo una crisis económica en 2019 (con corralito incluido) que llevó a que la inflación fuera del 155% en 2021; Sudán presentó una escalada inflacionaria prácticamente ininterrumpida, que pasó del 11% en 2010 al 383% en 2021; Zimbabue, cuya inflación había sido prácticamente nula en toda la década, fue afectada por una sequía histórica que hizo que la inflación superara el 550% en 2020.
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Lo que distingue a la Argentina de estos países es que acá no se observó ninguna catástrofe económica, política o climática. Como iremos desarrollando a lo largo de este libro, la gran diferencia es que en nuestro caso la inflación es un problema persistente que, para peor, se va agravando con el correr del tiempo. Y, lo que es más llamativo de todo, es que a lo largo de toda esta década la inflación -como problema- prácticamente desapareció en todo el mundo. Recién ahora con el impacto que tuvo el COVID-19 en las cadenas globales de suministros, combinado con el aumento en los precios de la energía y los alimentos que provocó la guerra entre Rusia y Ucrania la inflación volvió a aparecer como una potencial amenaza, aunque todavía lejos de ser algo grave y con valores lejísimos de los que muestra nuestra economía. Como para tener una referencia, en Estados Unidos pasó del 1,8% anual en 2019 al 8,1% en 2022, en Alemania del 1,3% al 8,5%, en Brasil del 3,7% al 9,4% y en Chile del 2,3% al 11,6%. ¿Por qué sucedió esto en Argentina? Seguramente la primera respuesta que se les venga a la cabeza es por una mala gestión. De acuerdo, no hay dudas. ¿Pero alcanza con eso para explicar por qué fuimos uno de los pocos países con este problema? ¿Todo el resto del mundo hizo bien las cosas y nosotros no? Por lo general, no me resulta adecuada la categoría ¨excepcional¨ para clasificar el comportamiento de las distintas variables de la economía argentina, porque muchas veces se lo cataloga de esta manera cuando, en realidad, los datos muestran algo distinto. Pero para la inflación argentina parece una categoría apropiada. Si tomamos los 93 países con lo que contamos con datos para la evolución de los precios desde 1970 a la fecha y utilizamos como corte una inflación anual del 20%, vemos que Argentina lidera el ranking: es el país que más años convivió con una inflación anual igual o superior al 20% Esto sucedió en 37 de los últimos 53 años, es decir, exactamente el 70% del tiempo. Tenemos un problema crónico. En el ranking le siguen la República Democrática del Congo y Sudán (32 años), Turquía (29), Uruguay (25) y Ghana (24). Dada la cercanía, es dable aclarar que en la actualidad no hay similitud con el caso uruguayo, ya que no presenta una inflación superior al 20% desde 1998. Por otro lado, para Venezuela solo hay datos a partir de 1980, pero durante ese período convivió con una inflación elevada el 74% del tiempo, superando a la Argentina. Al margen de que seamos el país de mayor inflación o no, evidentemente tiene que haber algo más -aparte de la mala gestión- que explique este problema recurrente. Ese es el objetivo principal de este libro. Y hago énfasis en la palabra ¨explicar¨, porque esa es la premisa que atraviesa al libro. Brindar todas las herramientas a mi alcance para que, al terminar de leerlo, comprendan cómo funciona la economía argentina. O, mejor dicho, puedan sacar sus propias conclusiones acerca de cuáles son las causas que hacen que no funcione correctamente. Este libro no busca convencerlos de nada. En las páginas que siguen no van a encontrar bajadas de línea, calificativos o argumentos estirados. El manejo de la economía de un país está muy ligado a la política, así que indefectiblemente es un ámbito donde la famosa ¨grieta¨ está muy presente y eso, en mi opinión, es parte del problema. Porque últimamente para juzgar si una medida es apropiada o no prestamos más atención al adjetivo (si es ortodoxa o heterodoxa, kirchnerista o macrista, populista o neoliberal) que al argumento o a lo que muestra la evidencia empírica. Si bien la objetividad en las ciencias sociales no existe (el análisis siempre está atravesado por nuestras experiencias), a lo que sí se puede aspirar es a que sea lo menos sesgado posible. Eso requiere de varias cuestiones. En primer lugar, presentar los argumentos del modo más claro que se pueda, para que se entienda; es imposible evaluar algo sin antes comprenderlo. En segundo lugar, advertir sobre posibles problemas en los razonamientos o críticas que hayan ido surgiendo con el correr de los años. Por último, mostrar qué sugieren los datos de la economía argentina (porque vamos a ver que, en algunos casos, estos también pueden tener más de una interpretación) y, de ser necesario, contrastarlos con lo que muestran las investigaciones empíricas realizadas por la comunidad científica hasta la fecha. Este método de exposición es, para mí, el rasgo distintivo de este libro porque busca (y espero que logre) un balance equilibrado entre el desarrollo de los conceptos -de modo de presentarlos con el nivel de detalle necesario para que se entiendan- y la profundidad de los mismos, sin perder rigurosidad ni que se vuelva tedioso. Además, este método aporta algo que, para mí, es fundamental. La interpretación y el diagnóstico de los problemas que sufre la economía argentina plasmados en este libro pueden ser correctos o no (eso quedará a interpretación de ustedes), lo que puedo asegurarles es que fueron elaborados con la mayor honestidad intelectual posible. Desde ya, eso no quita que haya cuestiones que no les cierren o que les resulten equivocadas. La discusión y el intercambio de opiniones son la mejor manera de aprender y de mejorar la calidad de los argumentos aquí presentados, así que siempre son bienvenidos. El libro fue pensado para todo público, así que no se requieren conocimientos previos sobre economía, más que las ganas y el interés por profundizar en estos temas. Pero debo advertir que, por la complejidad del asunto, el libro comienza analizando las cuestiones más generales de la economía (y probablemente las más familiares), para luego ir de a poco adentrándose en las cuestiones más específicas, que son las que van a demandar un poco más de atención y concentración. Así, en el primer capítulo vamos a hacer una presentación general de la economía argentina: cómo se comporta, cuáles son los principales problemas que se observan y los rasgos distintivos que nos diferencian del resto de los países. Una especie de diagnóstico a partir de los síntomas más superficiales que podemos advertir a simple vista. A partir de eso, en los siguientes capítulos vamos a desarrollar cada uno de esos componentes, de modo de entender cómo funcionan y cómo se vinculan entre sí. En el capítulo 2 vamos a meternos de lleno con la inflación. Veremos cuáles son los distintos elementos que pueden provocar un alza generalizada de los precios, sus argumentos a favor y en contra, y qué tan bien se ajustan a los datos de la economía argentina, con el objetivo de identificar cuáles son las causas por detrás de la inflación. El capítulo 3 va a estar dedicado al tipo de cambio, la variable central de nuestra economía. Allí veremos cómo se determina su precio, los factores que pueden desestabilizarlo y las herramientas que tiene el Banco Central para tratar de evitarlo. El capítulo 4 es, probablemente, el más desafiante de todos. Ahí hablaremos de un tema que se escucha mucho, pero que se explica poco: el papel que juega la cantidad de dinero. Eso implica adentrarnos en el proceso de creación del dinero, el rol que tienen los bancos comerciales, los distintos mecanismos por medio de los cuales el Banco Central puede expandir o contraer los pesos en circulación y el vínculo con el déficit fiscal. El capítulo 5 tiene por objetivo identificar y explicar los elementos que llevan a que la inflación tenga ¨memoria¨ y presente una tendencia alcista. Ahí veremos el rol que tienen los shocks externos, la volatilidad y cómo las decisiones de las empresas y los sindicatos se van adaptando en un entorno inflacionario. Por último, el capítulo 6 recoge las cuestiones centrales de los capítulos anteriores para lograr un diagnóstico más elaborado y, a partir de ello, ver qué herramientas se podrían implementar para atacar el fenómeno inflacionario. Para eso, vamos a examinar cómo hicieron otros países para solucionar este problema. Eso nos va a llevar a estudiar los distintos programas de estabilización que se aplicaron en el pasado, analizando los aciertos y los fracasos, de modo de identificar cuáles deberían ser los lineamientos para el diseño de un plan que permita bajar la inflación de manera sostenida en el tiempo.

Juan Manuel Telechea

Viaje al Centro de Medicina Nuclear de Formosa

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El objetivo de este centro, como el de los similares que se han abierto en otras provincias, es dejar de asociar el cáncer con la muerte y empezar a asociarlo con la vida

Para este hombre que se llama Fernando Trachta –al que todos nombran “Dino”–, director médico del Centro de Medicina Nuclear y Radioterapia Pdte. Dr Néstor Kirchner (Cemenurnk) de Formosa, caer es bajar la guardia, sacarse la armadura un rato, entregarse a la emoción y la alegría, aún (y sobre todo) en este lugar que atiende a pacientes con cáncer. “Todos los fines de tratamientos lloramos”, cuenta Trachta, mientras oficia de guía turístico por este centro, el más moderno del norte del país dedicado al servicio de radioterapia y braquiterapia. Después explicará el ritual: “Cuando un paciente termina las sesiones tiene que tocar la campana. Y es una fiesta. Nos disfrazamos, ponemos música, los familiares traen comida y bebidas. Gente que no había dicho ni una sola palabra durante el tratamiento, ves cómo se suelta y larga todo. Es la idea de todo esto, dejar de asociar a esta enfermedad con la muerte y empezar a asociarla con la vida”.
Foto: Eduardo Sarapura

Más modernidad, menos invasivo

El Cemenurnk se levanta en el predio del Hospital de Alta Complejidad Pte. Juan Domingo Perón, en la capital formoseña, y está integrado al sistema de salud pública a través del Plan Nacional de Medicina Nuclearque incluye desde 2015 aportes millonarios para la construcción, equipamiento y capacitación de recursos humanos en centros de última tecnología distribuidos a lo largo del país, y de un convenio firmado entre la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y el gobierno provincial. La aparatología del Cemenurnk incluye dos aceleradores lineales (el Versa HD es, en palabras de Trachta, “el equipo de radioterapia más completo que hay en una institución pública de Argentina”) que permiten un tratamiento menos invasivo, reduciendo la cantidad de sesiones y protegiendo los órganos sanos cercanos al tumor. También destacan un tomógrafo modernísimo que se adapta a la posición específica del paciente; y el quirófano de braquiterapia que se usa, por lo general, para tumores ginecológicos, urológicos y mamarios. Además, es inminente el arribo del ciclotrón, un equipo de alta precisión y velocidad capaz de producir el radioisótopo –un elemento radiactivo que funciona como fármaco– que necesita la persona. “Para mí, como formoseño, este centro es como respirar, así que imaginate lo importante que es –asegura Trachta–. Si algo le faltaba a la medicina de la provincia era la pata de la radioterapia. Antes los pacientes se tenían que ir a Buenos Aires, a un mundo totalmente distinto, con tratamientos largos de tres o cuatro meses. Ahora vienen al centro y hasta traen a sus hijos. Las familias sufrían ese desarraigo, a nadie le gusta irse de su casa. Por eso digo que este lugar es absolutamente necesario, no solo para Formosa, sino para toda la región”.

Otra forma de mirar

Para Mariela Posse, técnica radióloga especialista en radioterapia, trabajar en el Cemenurnk es una “bendición”. Ella se ocupa del inicio del tratamiento, recibe a los pacientes y los acomoda en el tomógrafo de la manera más meticulosa posible: seleccionando los movilizadores adecuados, explicando en detalle el procedimiento y, no menos importante, seleccionando la música que ayude a la relajación de la persona. “El vínculo con el paciente es inevitable –subraya–. Nosotros sabemos que recibimos pacientes oncológicos y por eso mismo el trato debe ser diferente. Los que elegimos trabajar en salud debemos tener esa empatía con nuestros pacientes porque el día de mañana podemos ser nosotros. A mí particularmente me ha tocado tener a mi madre con cáncer, entonces trato al paciente como si fuera un familiar, como me gustaría que me trataran a mí el día de mañana. Todos los que trabajamos acá tenemos muy en claro eso”. Las y los profesionales, trabajadores y directivos del centro coinciden en que el tratamiento humano es tan importante como el médico. Con esa misión se creó el Servicio de Bienestar y Calidad de Vida orientado a la salud mental, la alimentación saludable y los distintos aspectos de la vida, buscando “disminuir el nivel de sufrimiento del paciente y las familias, y también promover el bienestar”.
Foto: Eduardo Sarapura
Miguel Ángel Martínez tiene 66 años. Es jubilado y desde hace unos meses es también un paciente diagnosticado con cáncer de próstata. “En ese momento sentí miedo, bronca, de todo un poco. Se te viene el mundo abajo”, recuerda. Miguel ya se imaginaba viajando a Resistencia, Chaco, buscando alojamiento, extrañando a sus hijos, hasta que supo que podía iniciar el tratamiento a solo tres cuadras de su casa. “Llego a la mañana y te saluda la administrativa, la enfermera, el médico, con el que te cruzás te saluda; hay mucha humanidad y eso es algo bueno para los pacientes. Después me dan de tomar agua, espero unos minutos y me pasan a Radioterapia. Durante unos diez minutos te ponen música suave para estar mentalmente tranquilo, para que te duermas y te relajes. Por suerte ya lo estoy superando y hoy en día estoy bien. Los médicos me dicen que no es grave, que voy a vivir varios años más”. Posse acepta que más allá de la gratificación que otorga el trabajo también tiene, como todos, días malos. El reto entonces es reponerse rápido. “Estamos en un lugar donde no te podés ir triste a tu casa porque hacemos todo lo posible, y los pacientes nos devuelven eso: se sienten contenidos y acompañados. Los que trabajamos acá tenemos otra forma de mirar a la enfermedad, sin sacarle importancia, pero sabiendo que estamos dando todo lo que está a nuestro alcance para que el paciente pueda llevarlo de la mejor manera. Sabemos que trabajamos con una enfermedad complicada, pero esta carrera que elegimos es una bendición de Dios porque estamos colaborando para que el tratamiento sea mejor y tal vez llegar a la cura”. «
Foto: Eduardo Sarapura

Números

Hasta el 1 de junio de 2023, el Centro de Medicina Nuclear y Radioterapia “Pdte. Dr. Néstor Kirchner” atendió a 272 pacientes (179 mujeres y 93 varones): 266 son de Formosa, cinco de Chaco y uno de Corrientes. Casi el 40 por ciento no tiene obra social. En detalle, 36 personas recibieron tratamiento de braquiterapia; 22 de IMRT (Radioterapia de Intensidad Modulada); 107 con imágenes 3D y 108 de VMAT (Arcoterapia Volumétrica de Intensidad Modulada). En el 2022, 109 pacientes terminaron su tratamiento. Hasta junio de este año fueron 75. De acuerdo a una encuesta realizada entre 160 pacientes 155 contestaron que la atención recibida por su médico o médica fue “excelente”. Cuatro la calificaron como “muy buena” y solo uno la consideró “regular”. Los encuestados también respondieron sobre el servicio de Calidad y Bienestar de Vida que recibieron durante el tratamiento. Al respecto, 65 pacientes contestaron que les fue de “mucha ayuda”. Del total, 149 recibieron apoyo en nutrición, 102 concurrieron al taller grupal y 163 tuvieron atención de psicólogos.

Comentario de AgendAR:

El manejo humanitario de los pacientes en este país es tan novedad como un buen acelerador lineal en una provincia pobre. Lo de tocar la campana cuando terminás un protocolo de terapia radiante es una buena idea yanqui: una amiga acaba de tocar la campana en el Dana Farber Cancer Institute de Boston, Massachusetts, EEUU, donde nació la idea. La diferencia es que en Formosa la campana y el tratamiento son gratis. Hay 14 centros de medicina nuclear en las provincias, abiertos por la Comisión Nacional de Energía Atómica y gobiernos locales.

Daniel E. Arias

Pampa Energía adquirio el total del bloque Rincón de Aranda en Neuquén

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La petrolera Pampa Energía anunció la adquisición del 45% del bloque Rincón de Aranda en Neuquén que poseía Total Austral, alcanzando de este modo el 100 por ciento de participación en el bloque. Como parte de la misma operación, Pampa le vende a Total el parque eólico Mario Cebreiro ubicado en Bahía Blanca. No se informaron las cifras de la operación. Rincón de Aranda tiene una concesión para la explotación convencional de hidrocarburos, sobre la que se solicitará su reconversión a una Concesión de Explotación No Convencional de Hidrocarburos. Actualmente, Pampa y Total se encuentran asociados en este bloque y luego de esta operación, Pampa tendrá el 100% de los derechos sobre el área, lo que le permitirá incrementar tanto sus reservas como su producción de crudo. “Con esta incorporación, Pampa sigue diversificando su presencia en el sector energético y refuerza su apuesta al desarrollo de Vaca Muerta”, aseguró la empresa a través de un comunicado. Pampa es el tercer productor de gas de la cuenca neuquina, tiene una participación equivalente al 8% de la superficie de Vaca Muerta, y completará inversiones por más de 1.100 millones de dólares en el período 2021-2023 para ampliar su capacidad de producción de gas y de petróleo.

Parque eólico

En lo que refiere a la venta del parque eólico Mario Cebreriro, Pampa aclaró que “a pesar de la disminución de potencia eólica que se da con esta venta, la compañía se encuentra desarrollando las dos primeras etapas del Parque Eólico Pampa Energía VI que permitirán en el corto plazo, que la compañía sume 140 MW, alcanzando una potencia total de 427 MW”. De esta manera, las inversiones realizadas por la empresa en el sector renovable suman más de US$1.000 millones de dólares.

25 frigoríficos exportadores avanzan en medir su impacto ambiental

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El Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), en un trabajo conjunto con los Institutos Nacionales de Tecnología Agropecuaria (INTA) y de Tecnología Industrial (INTI), avanza con el proyecto para lograr una “declaración ambiental de producto” para la carne argentina de exportación. En el marco de una jornada organizada por el IPCVA en un establecimiento de Jesús María (Córdoba), el experto del INTA Manfredi, Rodolfo Bongiovanni, que coordina la Plataforma Huellas Ambientales del Instituto a nivel nacional, explicó que no se trata solo de medir la huella de carbono sino también otros impactos adicionales que se generan en el proceso de producción de la carne, como el consumo de agua y la eutrofización. La iniciativa está inspirada en el informe desarrollado por el INTA y el INTI para el frigorífico Logros de Río Segundo (Córdoba), que en 2021 se convirtió en el primero del país en lograr su certificación ambiental de producto. Bongiovanni recordó que, en el proceso de investigación, “se mide todo lo que ingresa y sale del sistema”; es decir, desde los insumos que se utilizan para los granos y forrajes que alimentarán a los animales (agroquímicos y fertilizantes, por ejemplo); hasta cuánto kilo gana el animal por día dependiendo si es una cría pastoril o un feedlot; y también cuánto combustible gasta el transporte de hacienda al frigorífico y desde allí luego el corte para ser exportado. Como un parámetro, Bongiovanni señaló que un feedlot impacta menos en su emisión de metano, porque los animales al ganar peso más rápido están menos días emitiendo gases hasta que llega la faena; pero tienen mayor contaminación por el volumen de estiércol, salvo que se destine a generar bioenergía. “Lo que medimos se llama también ciclo de vida: tiene en cuenta incluso desde antes de que el animal nazca y llegue al establecimiento ganadero, a la madre que estuvo gestando durante al menos cinco años para obtener cuatro o cinco crías”, completó el especialista.

UN CAMINO HACIA LA SUSTENTABILIDAD

De manera complementaria a lo expresado por Bongiovanni, el economista del INTA Manfredi, Martín Giletta, centró su exposición en la “reconfiguración” del mercado de la carne a nivel global, apuntando precisamente a las demandas ambientales que surgen de la mano de los nuevos consumidores. Para Giletta, una falencia es que en Argentina este tipo de trabajos, como el impulsado por el IPCVA, “se hacen más por iniciativa privada que por política pública”, cuando nuestro país está muy bien posicionado en términos de su huella ambiental y es una ventaja competitiva que se debería aprovechar más. Como ejemplo, recordó las nuevas normativas que impuso la Unión Europea de que toda la proteína que llegue a ese mercado debe provenir desde orígenes libres de deforestación, y Brasil está en desventaja al respecto porque su gigantesco crecimiento en la producción de carne fue a costas de un gran pasivo ambiental. “Hoy el mercado europeo es el más exigente; China impone más que todo volumen, pero en pocos años también se va a sumar a la tendencia. Por eso va a ser imperioso generar información precisa, confiable y demostrable sobre que la producción argentina de carne es sustentable”, cerró Giletta.

Dos discapacitados desarrollaron en Argentina un acople que transforma sillas de ruedas en bicicletas

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Dos amigos con discapacidad motriz desarrollaron un acople que transforma sillas de ruedas en bicicletas y brinda libertad y autonomía a personas con movilidad reducida. Enrique Plantey (40 años) es oriundo de Neuquén y practica esquí adaptado, disciplina en la que ha representado a la Argentina en tres ediciones de los Juegos Paralímpicos de Invierno: Sochi 2014, PyeongChang 2018 y Beijing 2022, donde consiguió el mejor resultado para nuestro país obteniendo dos diplomas paralímpicos por primera vez. Mariano Tubio (45) es vecino de Berazategui y también se destaca en el deporte adaptado: es golfista y participó en torneos en Estados Unidos y Europa. Entre varios logros, en el 2018 se consagró Campeón Mundial de Golf Adaptado en Mallorca, España. Más allá del deporte, ambos amigos tienen otra cosa en común: los dos se movilizan en silla de ruedas debido a accidentes de tránsito. Y comparten algo más: el deseo de ayudar a que otros usuarios de sillas de ruedas cuenten con más facilidades para desplazarse en el día a día. Para eso fundaron 3PI Mobility, una empresa que fabrica acoples que transforman las sillas de ruedas en bicicletas. Además de brindar un producto que mejora la movilidad y la autonomía de las personas con discapacidad, en el sitio web de la empresa cuentan: “Buscamos un cambio de percepción no sólo en nuestros usuarios sino también en quienes no cuentan con una discapacidad, generando así una revolución integradora y del movimiento urbano”. Origen La iniciativa comenzó a desarrollarse en 2014, luego de que Tubio le prestara a Plantey un dispositivo similar fabricado en Estados Unidos. El producto consiste en una rueda delantera y un manubrio que se puede acoplar y quitar de manera muy rápida y sencilla a una silla de ruedas. El uso de este tipo de acople les permite a los usuarios de silla de ruedas transitar sin tanto esfuerzo, evitando ensuciarse y lastimarse las manos al impulsar las ruedas y previniendo lesiones de hombros que suelen generar los desplazamientos sobre veredas y calles, que suelen presentar barreras de accesibilidad, como escalones, pendientes o terrenos irregulares.
Plantey pensó en fabricar algo similar en la Argentina, pero con un menor costo económico, para que más personas pudieran comprarlo
“3Pi Mobility nació de casualidad. Mariano y yo tenemos algo en común y es que ambos queremos optimizar lo más posible nuestra movilidad. Cuando nos conocimos, yo tenía muchas ganas de andar en bicicleta y a pesar de que había opciones acá de bicicletas adaptadas (triciclos que no eran funcionales ni prácticos) ninguna me convenció. Mariano me prestó por unos días el acople que había conseguido en Estados Unidos, lo probé en la Ciudad de Buenos Aires y me encantó: es muy práctico, se podía poner y quitar de forma rápida y te permitía guardarlo en el auto. La gente me paraba en la calle y me preguntaba dónde lo había comprado o dónde lo podían conseguir”, recuerda el esquiador. Producto industria argentina “El acople que fabricamos —describe Plantey— permite elevar las ruedas delanteras de las sillas y lograr así un mejor rodaje. En general, con las sillas de ruedas pasa como con los cochecitos de bebés, que suelen trabarse, y como consecuencia la silla se voltea hacia adelante produciendo caídas. Con el acople esto se puede evitar ya que las ruedas traseras de las sillas y la rueda del acople quedan como apoyo para un mejor traslado”. La estructura del producto que lograron desarrollar Plantey y Tubio es 100 % producido en la Argentina, salvo por sus baterías, que son traídas de Japón, ya que tienen una mejor calidad y duración (hasta un 50 % más de autonomía que otros modelos). Desde que tuvieron la idea de desarrollar este dispositivo e hicieron el lanzamiento del producto final pasaron cinco años y cuatro prototipos distintos. “Pasamos por diferentes etapas. Subestimamos al producto porque pensamos que era algo fácil de fabricar en la Argentina. Nos pusimos como objetivo fabricar un producto de calidad, pero que a la vez se acercara al bolsillo de la gente. Y que fuera universal: que se pudiera acoplar a cualquier tipo de silla de ruedas que exista”, narra Plantey. Lo primero que hicieron fue recurrir a un herrero de la zona norte del Gran Buenos Aires. “Nos hizo un prototipo que era funcional, pero no acoplaba con todo tipo de sillas de ruedas. Luego invertimos más en lo que era el proceso y contratamos ingenieros, con los cuales también fracasamos en distintos intentos, ninguno nos convenció por distintos motivos. Queríamos un acople que le sirviera a una persona con paraplejia, cuadriplejia, a alguien amputado, niño o adulto mayor”, agrega Plantey. Finalmente, se asociaron con dos diseñadores Gregorio Newman y Tomás Lopez, del estudio de diseño Pivot, con quienes alcanzaron la versión deseada. “Teníamos muy en claro el producto que queríamos comercializar, por eso íbamos rebotando los productos que salían de los diseñadores previos. En este estudio supieron interpretar lo que queríamos a partir de nuestra experiencia como usuarios”, señala Plantey. En 2018 salió a la venta el acople en su versión manual (la Toruk M1), que cuenta con pedales a la altura del manubrio para moverlos con las manos. Un año más tarde lanzaron el acople eléctrico (la Toruk E1), que no tiene pedales. De ambos modelos, tanto del manual como del eléctrico (su fabricación y armado se produce en Buenos Aires), ya sacaron dos versiones. En cuanto a la Toruk manual, produjeron y vendieron 70 bicicletas en la primera versión, mientras que para la segunda produjeron 150 y vendieron más de 100 unidades. Con respecto al modelo eléctrico, en su primera versión, vendieron las 75 que fabricaron, mientras que en una segunda instancia produjeron 300, de las cuales vendieron la mitad. “De la Toruk 1 a la Toruk 2 hubo muchos cambios: con la práctica nos dimos cuenta de cosas a mejorar del primer modelo”, aclara Plantey. Cambios como una luz integrada, la posibilidad de que se pliegue, una mejor batería y que el acople fuera apto para personas con cuadriplejia. El modelo manual se vende hoy a 1.500 dólares, mientras que el modelo eléctrico está a 2.000 dólares. Dispositivos similares de Estados Unidos o Europa cuestan aproximadamente el doble. Aunque lograron un modelo que se adapta a la mayoría de los usuarios, Plantey aclara que “existen modelos antiguos de silla de ruedas que no permiten que se acoplen las bicicletas, debido a que se requiere de un mínimo de fuerza que ejerce el acople sobre la silla”. En contrapartida, destaca que el producto cuenta con un volante regulable y un diseño que permite guardarlo en lugares pequeños. A su vez, los emprendedores trabajan en una bicicleta híbrida que permita tener la opción del uso manual como eléctrica en el mismo acople. Impactos positivos Los creadores de 3PI Mobility destacan que para todos los usuarios de silla de ruedas estos dispositivos son una gran herramienta que les brinda libertad e independencia, ya que facilitan la movilidad, al contar con apoyos en sus partes trasera y delantera, lo que permite recorrer la ciudad sin depender de otras personas que los ayuden. Además, las bicicletas de este tipo ayudan a los usuarios a ejercitarse y a mejorar la respiración. También contribuyen a una mayor inclusión de personas usuarias de silla de ruedas. Por ejemplo, en el caso de Romeo, un niño de 11 años con discapacidad motriz. Su padre destaca que gracias a este acople, puede salir a andar en bicicleta junto con sus hermanos, como uno más del grupo. Mariano (40) tiene una lesión en la médula espinal y obtuvo la Toruk E1 a través de su obra social. Hoy en día sale a pasear por su barrio y disfruta de ir a todos lados con autonomía. “Voy a dar una vuelta y a disfrutar del paisaje con la bici que te lleva a todos lados, ¡la recomiendo!”, exclama desde Sierra de Los Padres, en la provincia de Buenos Aires. Por su parte, Manuel, quien es tenista y viaja por el mundo para competir, utiliza la Toruk manual hace dos años. “Nunca pensé que podría andar en la nieve”, cuenta orgulloso desde Italia, con la nieve de fondo. Nora usa desde hace dos meses una Toruk eléctrica, la cual cuenta que le brindó libertad y autonomía. Dice que ahora puede transitar lugares que con la silla de ruedas son muy difíciles de recorrer. “Me cambió la vida. El ahorro de energía es importantísimo, y ahora puedo pasear por caminos sinuosos como lo son los bosques, que de lo contrario no podría», cierra feliz para continuar su recorrido por el bosque energético de Miramar, donde vacaciona junto a su familia. En busca de financiación Desde 3PI Mobility buscan permanentemente alianzas que permitan brindar facilidades de pago a sus clientes (por ejemplo, contactaron a un banco provincial, sin éxito hasta ahora). De todas maneras, según cuenta Plantey, “la mayoría de las personas obtiene el acople mediante las obras sociales, que en general cubren en 100 % de su costo total”. A su vez, quienes no tienen obra social o prepaga y abonan en efectivo reciben un 30 % de descuento. Para desarrollar sus productos, la empresa recibió un crédito para pymes otorgado por el Ministerio de Trabajo de la Nación. Para cubrir ese crédito, necesitan vender cinco unidades por mes. (Franco Nieva) 

Verónica Garea, física nuclear, rockera, feminista y Presidenta de la Fundación INVAP

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Es cierto, Verónica Garea es física nuclear y rockera. Además, está dotada en varias artes y hace muy bien su trabajo en la fundación INVAP: ligar culturalmente con el país a una firma que en Argentina resulta más rara que un perro verde, INVAP. Es una empresa pública, hoy muy exitosa en el mundo, y donde casi todo el mundo es ingeniero nuclear, aeroespacial, informático o químico. Y eso en una época en que el nivel educativo está para atrás y el país vive resignando industrias y primarizando su economía. Es decir, lo de Garea no es fácil. Pero lo hace bien. Aquí reproducimos esta entrevista que le hizo la Agencia Paco Urondo. Los periodistas se entienden fácil con Garea. Y es que el Programa Nuclear necesita una cara visible, alguien que sepa plantarse frente a una cámara o una sala con público, incluso hostil, y explicar las cosas con claridad técnica, sin solemnidad al cuete y sin versear. El Programa Nuclear tuvo una persona así hasta 1987. Fue el físico nuclear Mario Mariscotti, exjefe de Investigación y Desarrollo de la Comisión Nacional de Energía Atómica, y por défault, su comunicador no designado pero eficaz. Hoy Mariscotti dirige su empresa de gammagrafía de estructuras de hormigón armado y escribe «la segunda temporada» de su historia nuclear argentina, tras haberse hecho célebre con la primera, «El misterio de la Isla Huemul». Así las cosas, desde 1987 que el puesto de comunicador oficioso del área nuclear argentina está vacante. Y pasaron cosas, como dijo alguno…

Daniel E. Arias

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Nuestra entrevistada vive en una casa en medio de un bosque, en Bariloche, como las hadas de los cuentos. Lo que ella emplea por amor al arte es su voz y un micrófono. Y, por amor a la ciencia, dispone del conocimiento de una ingeniera nuclear, porque esa es su profesión. La magia aparece cuando canta con la Banda Sonora de Películas que no Existen y en su trabajo de diseño y creación de reactores nucleares en el Instituto INVAP, una organización civil cuyo nombre de fantasía proviene de Investigación Aplicada, y cuya empresa preside.

Junto a Sebastián Lema, Leo Cesana, Guillermo Andreani y Tomás, Theo y Marcos Radicella, Verónica juega todos los viernes a crear la textura musical de películas imaginarias, con una base de rock bastante ecléctica. Durante los ensayos, el grupo fue inventando discos como Juanito, el rey del Pacífico (2017) y Motor Ranch (2019). Para el primero, imaginaron la historia de un narco que lidera un pueblo en Guatemala a través de favores, pero los gringos lo persiguen y termina entre las rejas. Para el otro disco, Banda Sonora construyó a Matías quien en un intento desesperado por darle sentido a su vida porteña escapa en la combi de su abuelo y procura mantener el sol del atardecer en la butaca del acompañante para asegurarse que, a través de rutas infinitas, se dirige hacia el sur. Ya se presentaron en la ciudad de la nieve y los chocolates. También en Buenos Aires y acaban de sacar un nuevo disco, S.A.R.A.H. , que se basa en una película imaginaria de ciencia ficción sobre una joven con una identidad irreal. Transcurre en un pasado ucrónico y ya estrenaron un primer videoclip, que presentaron en el festival Bariloche Resuena.

“Tengo el privilegio de ser parte desde 2015 de Bandas Sonoras, un grupo de amigos con el que componemos pensando en un mini guión para que la música acompañe las escenas imaginarias. Empecé a cantar de grande, cuando era chica me dijeron que tenía nódulos en las cuerdas vocales, así que no podía pertenecer al coro de la escuela parroquial a la que fui en mi barrio de origen, Saavedra. Más adelante, estudié canto lírico y popular”, dice Garea.

Cuando se menciona la ingeniería nuclear, hay una asociación inevitable con la fabricación de bombas atómicas. Sin embargo, el tema abarca un espectro mucho mayor que el de las fuerzas destructoras que se iniciaron con los ataques contra las ciudades japonesas de Nagasaki e Hiroshima. “Hay muchas teorías que hablan de que lo nuclear tiene todos los ingredientes para que la percepción de riesgo sea lo más compleja y difícil posible. ¿Qué es la percepción de riesgo? Es lo que hace tengas más miedo de viajar en avión que de subirte a tu auto, cuando viajar en el avión es mucho más seguro que viajar en auto”, señala.

“Si se comparan las emisiones de la energía nuclear a lo largo del ciclo de vida, con todas las tecnologías limpias de producción de electricidad, la construcción o fabricación, siempre es la que emite menos dióxido de carbono o gases de efecto invernadero. El hormigón que se usa para construir una central nuclear tiene una huella de carbono enorme, entonces uno pensaría que tiene más aún que la energía eólica o la solar, y sin embargo no. Entonces, es muy limpia desde el punto de vista de gases del efecto invernadero y la realidad es que, lo que se suele plantear cómo un problema -los accidentes y los residuos- al mirarlo desde un punto de vista técnico, sacándole el debate emocional, se ve que ninguno de los aspectos es un problema realmente grave. Lo que pasa es que va a contramano de lo que se instaló como sentido común”.

El prejuicio también supone que, históricamente, la ingeniería nuclear es un campo del saber restringido a los hombres. Error: las mujeres estuvieron presentes desde el comienzo. En la Argentina, La Comisión Nacional de Energía Atómica se creó en 1950 y en el área radioquímica había mujeres, “la química siempre fue bastante permeable al ingreso de nuestro género, por supuesto con poca actividad muy específica y en baja proporción. Hoy estamos presentes en casi todo el sector nuclear, aunque es cierto que no llegamos a ser el cincuenta por ciento”, cuenta.

Si bien el mandato de estudiar fue muy fuerte para ella, que haya elegido Ingeniería no causó la mejor sensación en su familia de origen. “Mis abuelos, con quienes viví un tiempo cuando iba al Lenguas Vivas, estaban horrorizados. Mi abuela se consolaba pensando que, como había muchos chicos, iba a conseguir novio, aunque le fue a rezar a la Virgen del Carmelo para que no aprobara el examen de ingreso al Instituto Balseiro, muy gracioso. Después, cuando me recibí, estaba chocha”.

En el universo de la ciencia y la tecnología argentinas, un profesional de la materia trabaja para garantizar el abastecimiento eléctrico, con la ventaja de que la energía nuclear no libera gases tóxicos o emisiones contaminantes, es decir: puede ser una aliada de la descarbonización para frenar el cambio climático. También, la ingeniería nuclear se aplica para desalinizar el agua de mar, calefaccionar ciudades, realizar estudios médicos.

INVAP es una empresa que lleva adelante proyectos de desarrollo e integración de tecnología compleja y estratégica. Es propiedad de la provincia de Río Negro y del estado nacional, que participan en su gobierno a través de representantes en el directorio. “Operamos como una empresa privada, vivimos de lo que vendemos. Nuestros proyectos son de tecnología compleja: pueden ser satelitales, nucleares, de radares y son estratégicos porque se vinculan con la soberanía del país y tienen un principio y un fin, se entregan como producto al final. Son proyectos de tecnología compleja, no de consumo.

“Ingresé por primera vez en el 97 como analista de seguridad, una de las ramas de la ingeniería nuclear, cuando volví de Estados Unidos. Allá cursé una maestría en matemática y un doctorado en física de la ingeniería. En aquel momento estuve un año porque tenía a Muriel, mi hija, y con mi pareja, Fabián Boneto (docente e investigador) queríamos tener también a Leonardo. Me tuve que ir porque en el trabajo no había jardín de infantes y tenía que ocuparme de las tareas de cuidado”.

Desde 2014 hasta 2021, Garea fue directora ejecutiva de INVAP impulsando el traslado de la experiencia en desarrollo de proyectos complejos a un terreno comunitario, social, con un impacto más acotado: radares que permitan controlar el tráfico aéreo, reactores para la producción de radiofármacos, satélites para telecomunicaciones que permitirán el acceso a Internet en muchas zonas del país que se encontraban fuera de las redes tradicionales.

Además de “rodearme de verde y de afecto”, le gusta salir a caminar con su perro Byron y sus amigas a la montaña. “Soy muy curiosa, escucho podcasts, experimento recetas de distintos países y, un infaltable, amaso pasta los domingos. La ingeniería y la música son actividades profundamente creativas. Soy una señora de 57años que se educó en los 80 con rock nacional e internacional. Soy muy fan de Charly, Pink Floyd, las mujeres del jazz. Me crié con folclore, tango y bolero. La ópera y el repertorio barroco cantado también me dan mucho placer”.

“Mi relación con los hombres con los que trabajo es interesante”, advierte. “Les digo que no quiero ser su conciencia feminista. Pero hay de todo: señores que tienen mucha dificultad en transitar procesos de deconstrucción, otros con voluntad, aunque no les resulta fácil y algunos que hacen el esfuerzo. En la actualidad hay más perspectiva de género. Yo soy feminista, no lo oculto y lo llevo a todos lados, como compañera de una pareja sexoafectiva, como hija, madre e ingeniera”.

Aunque no se considera una experta en inteligencia artificial, “me preocupa que las consideraciones éticas y el impacto en las personas sea algo que vemos después del primer entusiasmo, como ha pasado con la mayoría del despliegue de tecnología durante el siglo pasado y lo que va de éste. En el uso de hidrocarburos para producir energía eléctrica y en el transporte estamos pagando un precio muy alto: la crisis climática. No parece que encontremos la voluntad política para solucionarla. Dicho sea de paso, la energía nuclear es una herramienta importante para que salgamos del problema”.

CNEA, INVAP y la comunidad nuclear sentirán la pérdida de José Pablo Abriata

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  El Doctor José Pablo Abriata fue Doctor en Física egresado de la Universidad de Cuyo en 1970, Presidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Fue gerente y profesor del Instituto Balseiro, vicepresidente del Directorio de INVAP S.E. miembro del Consejo Directivo de la Fundación José A. BALSEIRO y jefe de la División Fisicoquímica de Materiales del Centro Atómico Bariloche (CAB). Fue también autor de numerosos trabajos Científicos publicados en revistas internacionales, la mayor parte dedicados al análisis de la estabilidad, metaestabilidad y propiedades termodinámicas de fases condensadas de materiales complejos, metálicos y no metálicos. Fue el primer graduado universitario que no siendo Ingeniero ingresó como miembro de Número en la Academia Nacional de Ingeniería, en un reconocimiento a sus condiciones y antecedentes como investigador, docente, hombre de consejo y también realizador. El Intendente de Bariloche, Gustavo Gennuso, lo despidió «Es importante destacar y reconocer su gran labor en nuestra comunidad, habiendo sido Presidente de la CNEA, Vicepresidente del Directorio de INVAP y Gerente del Centro Atómico. Gran profesional, dueño de reconocimientos nacionales e internacionales.»

Afirman que la producción de Vaca Muerta obligara a construir 6 gasoductos como el Néstor Kirchner

El gasoducto Néstor Kirchner tendrá un fuerte impacto en sustituir importaciones de energía, bajar el gasto en subsidios y que el país avance hacia el autoabastecimiento energético. Sin embargo, la obra, de 573 kilómetros, es tan solo una parte de los al menos 3.000 kilómetros de ductos que se requerirán para aprovechar las enormes cantidades de reservas de Vaca Muerta.
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Por que el yacimiento tiene una ventana acotada de tiempo, producto de la transición energética.
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Por este motivo, desde la constructora Sacde, una de las empresas que participó de la construcción del gasoducto, duplicaron la inversión en tecnología y desembolsaron u$s 32 millones durante el último año para sumar maquinaria para mejorar la productividad y acelerar la obra. Para eso también pusieron en marcha una escuela para capacitar a los trabajadores en soldadura automática, que con los bienes de capital importados permite hacer un primer cordón de soldadura en un minuto y medio.
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Durante una recorrida por la nueva escuela que realizó Ámbito, Pablo Brottier, director de comercial de Sacde, explicó el motivo de las inversiones: “Estamos incorporando tecnología para los cambios que se vienen. Se prevé que Neuquén supere el millón de barriles en petróleo y duplique la producción de gas. Y para eso, se va a necesitar infraestructura”, afirmó.
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“Los consumos están lejos de los centros de producción, y por los niveles productivos se va a poder exportar a Chile, y cuando haya GNL, a cualquier país. Para eso se van a necesitar más ductos, que es lo más limpio, seguro y sustentable. Hoy son insuficientes”, agregó Brottier.
Por ese motivo, Carlos Coletto, gerente de la unidad de negocios de gas y petróleo, explicó cuáles fueron las inversiones, mediante las cuales Sacde pasó de un promedio anual de u$s 16 millones a u$s 32 millones en el último año. “Para lo que viene, tenemos que estar a la vanguardia”, afirmó. La constructora sumó equipos de soldadura automática, curvadoras, biseladoras y acopladores internos de última generación.
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En el 2019, año en que el gobierno anterior tenía previsto iniciar la licitación para el gasoducto, Coletto viajó a Europa a analizar las últimas tecnologías. En 2022, cuando finalmente comenzó la obra, Sacde rentó equipos de Estados Unidos. Finalmente, ante las necesidades de infraestructura que esperan para los próximos años, avanzaron con la compra de la máquina de soldadura automática, importada desde Europa, siendo de momento la única constructora en contar con esta tecnología. Actualmente, Oil & Gas representa alrededor del 30% de los negocios para Sacde, pero esperan que esto vaya en aumento.
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Ante la consulta de este diario de qué necesidad de infraestructura requerirá el boom de Vaca Muerta, Brottier realizó estimaciones preliminares: “Si hay que evacuar 1,2 millones de barriles de petróleo, hay que construir unos 1500 kilómetros de oleoducto. En gas, si hay que llegar a Brasil, hacer la reversión del Norte, y en el caso de que se desarrolle el GNL, podrían ser otros 3.000 kilómetros de gasoductos”. Además, agregó que los ductos no son solo para trasladar el petróleo y gas a los puertos o centros de consumo, sino también dentro de Vaca Muerta se les necesita en los yacimientos.En Sacde resaltan que una de las “claves” para que se pudiera realizar el gasoducto en 10 meses, contra 2 años que se estimaba inicialmente, fue la incorporación de la tecnología. La soldadura automática redujo los tiempos y garantizó mayor calidad, dado que incorpora un equipo de ultrasonido que realiza las pruebas de seguridad, según explicaron desde Sacde.

Faltante clave

Sin embargo, pese a que el Banco Central habilitó los dólares para las importaciones de la maquinaria (todo lo relacionado al gasoducto tenía un tratamiento excepcional), en Sacde detectaron un faltante clave: los soldadores con especialización en estas nuevas tecnologías, que no se usaban en la construcción. “Se necesitaban 250 soldadores altamente calificados y no había”, contó Maia Chmielewski, directora de finanzas de Sacde. Por ese motivo es que en el gasoducto Néstor Kirchner trabajaron soldadores que vinieron desde Turquía. Así, hace un mes, Sacde inaguró en Ciudadela una escuela de soldadura automática, donde actualmente hay 24 personas que realizan pruebas. “Las máquinas no reemplazan el trabajo, porque no se usan solas, sino que las operan los colaboradores calificados”, aclaró Chmielewski. Además, la compañía firmó un convenio para avanzar con capacitaciones junto a la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).

La obra más reciente de Oliver Stone: «Nuclear Ahora!»

«Siempre se dice que si hay un accidente que involucra a lo nuclear, será el fin del mundo. Pero eso es pura mierda, afirma sin contemplaciones Oliver Stone. El tema de la energía nuclear está en el centro de la más reciente película del realizador, el documental Nuclear Now. El multipremiado director  ha construido su reputación en el cachetazo visual y el exceso: la violenta odisea criminal de Scarface (donde fue guionista); el visceral drama bélico Pelotón; la insaciable sátira de los ochenta Wall Street; JFK, el thriller de tres horas de duración guiado por teorías de la conspiración. Su proyecto más reciente, sin embargo, exhibe una convicción sin mayores adornos.
El encuentro con Stone y Fernando Sulichin, productor argentino de Nuclear Now, se produce en el bar de un hotel del centro londinense. Están en el país para presentarse en un par de proyecciones privadas, y por ello empiezan con algunas reflexiones del evento realizado la noche previa. De manera inusual, nada de la charla se dirige a cómo fue recibida la película en términos cinematográficos, sino más bien a cuán receptivo fue el público presente con respecto a sus argumentos. Tiene sentido: Nuclear Now es una realización audiovisual como manifiesto. El documental tiene un mensaje ardiente, y no pierde demasiado tiempo en entretenerse con puntos de vista alternativos. La energía nuclear, coinciden los dos hombres, es el único camino práctico a un futuro verde, y a la supervivencia de nuestra especie.
«Yo era un jovencito en los ’70 y ’80», explica Stone. «Creí en lo que estaba diciendo Jane Fonda, y lo que decían Ralph Nader y Bruce Sprinsgteen. Eran héroes, con lo que no me costó coincidir con ellos. Pero a medida que pasaron los años y la situación se fue profundizando… han pasado veinte años desde el año 2000, y aún hoy el 84% de la energía del mundo proviene de combustibles fósiles.» Por supuesto, Stone ya no es un jovencito -tiene 76 años, para ser exactos-, y lo rodea un aire de estar hastiado del mundo. Cuando habla, de todos modos, lo hace con una intensidad de oso. «Obviamente, no estaré por aquí en el 2050», dice. «Pero mis hijos, y espero que mis nietos, sí estarán.» Los defensores de lo nuclear enfatizan lo relativamente económico de su tecnología y su confiabilidad: a diferencia de la energía eólica o solar, su producción no está sujeta a patrones del clima o del ciclo día/noche. «No estamos diciendo que estas energías limpias sean malas», asegura Sulichin. «Pero por ejemplo, tomando el tendido eléctrico de Inglaterra, con el viento que hay, se necesita prácticamente rodear toda la isla de Gran Bretaña con turbinas». Esto no es estrictamente verdad. Como isla del Atlántico Norte, Gran Bretaña tiene las mejores fuentes naturales para viento y mareas generadoras de energía de Europa. Actualmente provee alrededor de un cuarto de sus necesidades energéticas con el viento, y está comprometida a elevar su capacidad a 50 gigawatts para el año 2030 (el pico de demanda actual está apenas por encima de los 60 GW). Pero el Reino Unido no es el ejemplo típico. Sonriendo cortésmente junto a Stone, Sulichin compone una imagen marcadamente menos intimidatoria que el veterano de la guerra de Vietnam. Pero no está menos dedicado a las argumentaciones sobre lo nuclear. «Esperamos estar creando una pequeña abolladura en las opiniones de la gente», dice. «El cambio climático está en todas partes. Hay temperaturas elevadas, hay inundaciones en Italia, huracanes… está por aquí y está por allá. Y la gente sigue bailando en el Titanic.» Esta no es la primera colaboración de Sulichin con Stone: el productor argentino ya trabajó para él en proyectos sobre Edward Snowden, Hugo Chavez, Fidel Castro y -de manera aún más notoria- Vladimir Putin. «Soy la clase de persona que tiene que apoyar la visión de Oliver y hacerla realidad», dice. Stone se sintió atraído al tema nuclear tras leer A Bright Future («Un futuro brillante») de Joshua Goldstein y Steffan Qvist, un libro de no ficción que eventualmente terminaría adaptando para Nuclear Now. Su primer pensamiento fue si podía hacer una ficción con ello, e incluso llegó tan lejos como para encargar un tratamiento previo. «Mi idea era hacerla alrededor de una científica, una mujer, porque son populares en estos días. Una científica mujer con un lacayo masculino, o algo así». Stone sonríe de manera un poquito maníaca. «Y en el sentido de salvar la energía nuclear, ella tiene que hacer básicamente los mismos trucos que un Tom Cruise.» De manera nada sorprendente, esa idea no llegó a realizarse. Mientras el armagedón nuclear ha probado ser un febril artefacto narrativo en películas catástrofe como Dr. Insólito: O como aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba o Síndrome de China (ambas mencionadas al paso en Nuclear Now), la estéril, prosaica realidad de todo eso no es un material muy adecuado para el entretenimiento pochoclero. Entonces, finalmente los realizadores optaron por lo que Stone llama «un documental no convencional», «porque usamos un montón de metraje de archivo descuidado, bastante feo. Teníamos que hacerlo. No hay ninguna otra cosa, nada. Con lo que intentamos incorporar entrevistas, y fragmentos de filmaciones hermosamente viejas, pero algunas de esas cosas eran difíciles de ver.» Nuclear Now también incorpora algunas modestas florituras gráficas, algunas apariciones del mismo Stone y casos de estudio, incluyendo una mirada de primera mano a la infraestructura nuclear de Rusia.
Un rato después de iniciada la entrevista, Stone empieza a irritarse por una conversación que llega desde una mesa unos cinco metros más allá («¡Odio el sonido de la voz de ese tipo!»). Nos vamos a una habitación más privada. Aquí, los sofás están algo distanciados; él se retuerce y estira el cuello en un esfuerzo por escuchar las preguntas. Soy, como diría Jerry Seinfeld, algo así como «un susurrador». Por un momento considero preguntarle a Stone por Seinfeld -que se burló de manera memorable de JFK- pero no, el clima en el salón es de puros negocios, y una parte de mí teme que me arranque la cabeza con el ceño fruncido. Más o menos le grito la siguiente pregunta: ¿Y qué hay de los riesgos de una fusión nuclear, el peor escenario posible? ¿Es un riesgo con el que tenemos que hacer las paces? «El peor escenario posible ya sucedió», responde. «Tuvimos una explosión nuclear en Chernobyl, y los efectos se diseminaron por todo el norte de Europa. ¿Pero cuánta gente murió por eso?». Da un número de aproximadamente 4000 personas, aunque algunos hacen estimaciones sustancialmente más altas: calcular el daño a largo plazo a través de un continente, incorporar una miríada de otros factores, es un trabajo inherentemente nebuloso. Comparado con las bajas de la industria del carbón, señala, es minúsculo. Sulichin, mientras tanto, tiende a distanciar la imagen de la energía nuclear de la idea de nubes en forma de hongo y bombas. «La gente confunde la energía nuclear con las armas nucleares, y no tienen nada que ver una con la otra. Vienen del mismo origen, pero no son lo mismo. Una cosa provee energía, la otra crea destrucción en masa.» Stone habla elogiosamente de la inversión nuclear rusa, su compromiso de construir nuevos reactores y exportarlos a «países del Tercer Mundo». Para Stone, los «problemas políticos» de Occidente con Rusia (y China, que también muestra signos de un desarrollo nuclear) son obstáculos para el progreso. «Todas las disputas políticas del mundo son complicadas», dice. «Nosotros realmente estamos mirando la imagen general. Estamos tratando de decir, miren, estamos en esto juntos.» En noviembre del año pasado, el Reino Unido prometió 700 millones de libras para respaldar la nueva y gigantesca planta nuclear Sizewell C en la costa del Mar del Norte, empujando fuera del acuerdo a China, que previamente había sido una inversionista considerable. Tras el lanzamiento de The Putin Interviews en 2017, Stone fue marcado como un apologista de Putin; ha elogiado al dictatorial líder ruso en múltiples ocasiones, aunque  desde la guerra en Ucrania ha criticado algunas de sus acciones. «En ese momento, Putin era señalado como el enemigo», dice Stone. «Nuestra teoría fue ir a conocer a ese enemigo». Describe a la serie en cuatro partes, estructurada en base a 30 horas de entrevistas con el presidente ruso, como una fuente «invaluable» para estudiar al hombre. «Hicimos la primera serie angloparlante que realmente dejó a Putin hablar con su propia voz», dice Stone, orgulloso por el logro. «Si mirás las cosas estadounidense que hacen sobre él, siempre está doblado como el mal cine italiano de los años ’50. Consiguen un actor que hace de su voz una especie de gruñido de oso ruso, que no es él, más bien lo opuesto. Es un individuo muy refinado que habla pausada y razonablemente.»
Conseguir la financiación inicial de Nuclear Now, y más tarde la financiación, fue un proceso arduo. El daño que The Putin Interviews le hizo a la reputación de Stone en Occidente fue considerable. Es justo asumir que esto fue parte de la razón por la cual Stone y Sulichin tuvieron problemas para hacer despegar el documental. Pero no fue ni por asomo la única razón. Ellos argumentan que el dominio de las series «true crime» al estilo Netflix está sofocando el ecosistema audiovisual, dejando fuera a más pesos pesados de la no ficción. «Los asesinos son populares», dice Stone. «Cosas como la serie Tiger King. Pero no abordan la clase de temática que es geopolíticamente importante. Creo que hay un blindaje, y pienso que están preocupados por el valor del entretenimiento en temas nucleares. Se sabe: ‘¿Dónde está la estrella?'». Para los defensores de la energía nuclear, de todas maneras, hay raptos de optimismo. Sulichin apunta a una nueva ola de celebridades ecoconscientes que parecen menos hostiles a las causas nucleares, como Leonardo DiCaprio. «Creo que la opinión pública está empezando a cambiar», dice. «Cuando estábamos haciendo la película fue muy difícil conseguir la financiación, por la mala reputación de lo nuclear y la información perdida. La gente no quería ni siquiera escuchar lo que teníamos para decir. Pero ahora, gracias a la evidencia científica, las cosas están empezando a inclinarse.» Nuclear Now es convincente, pero escépticos de ambos lados del espectro eco-político han discutido algunas de sus aseveraciones. Para algunos sectores de la población, cuando se trata de energía nuclear, el veredicto aún está en manos del jurado. Pero el tiempo para la deliberación se está escurriendo por los dedos de todos.

Ciberdelito: crecen los robos de cuentas y la clonación de tarjetas en Argentina

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Aunque no suelen ocupar la primerísima plana en el fárrago de información diaria, crece la cantidad de noticias de estafas digitales: usuarios a los que les desvalijaron su billetera electrónica o les hicieron una tarjeta “melliza” para hacer compras online a grandes entidades, como la CNV, a las que les robaron miles de datos de sus clientes. Estos delitos crecen a tal punto que una encuesta reciente reveló que el 11% de los argentinos consultados sufrió en carne propia que su cuenta bancaria o tarjeta de crédito fuera robada, clonada y abusada por ciberdelincuentes. El trabajo de campo publicado en mayo fue elaborado por las consultoras WIN y Voices! y mostró que este problema está empeorando, dado que, en investigaciones similares hechas antes de la pandemia, la gente que reconoció haber sido víctima de estos formatos llegaba al 8%. Puesto en cifras, los expertos mencionan que, globalmente, en 2021, el monto “facturado” por robos, fraudes y estafa con tarjeta de crédito fue de US$ 33 mil millones. Pero ya para 2022 ascendía a US$ 36 mil millones. Esta misma situación se refleja en otras formas. Por ejemplo, en otro estudio que publicaron los responsables de Google Argentina a principios de este año: según las estadísticas del portal, la búsqueda “seguridad online” creció un 20% durante 2022, lo mismo que las palabras “seguridad de contraseña”. Otras, aún más específicas, como “administrador de contraseñas”, triplicaron consultas. “Todo esto refleja el interés de los argentinos por conocer, entender y acceder a herramientas disponibles para protegerse y adquirir mejores hábitos de seguridad digital”, concluyeron desde la empresa. Consolidación “Nosotros creemos que 2023 es el año en el que ciberdelito se está consolidando como una verdadera industria profesional”, aseguró Gabriel Zurdo, CEO de la firma BTR Consulting, especializada en ciberseguridad. Las razones del crecimiento de este ámbito delictual son varias: “Desde la pandemia muchísimas personas se sumaron –por diversas razones– a hacer trámites y transacciones digitales. Desde las apps que había que mostrar con permisos para salir del barrio a el aumento de las compras online. Y también recibir dinero y pagar por algún trabajo usando una, o varias, de las muchas billeteras digitales disponibles. Este fenómeno implicó sumar al mundo de las transacciones online una gran masa de gente, muchas veces sin experiencia digital, y que se convierten en posibles blancos muy expuestos a este tipo de delitos”, comentó Zurdo. Según este experto, hoy una persona “promedio” dispone, en su dispositivo móvil, de tres o más apps que sirven como plataformas de pago. A esto se le suma otra estadística que sugiere que –en la zona del AMBA– se roban alrededor de nueve mil dispositivos cada día, y que muchos de ellos tienen nulas, o mínimas, medidas de seguridad implementadas. “Así empezamos a entender la magnitud del problema del ciberdelito económico, tanto en lo personal como en lo corporativo”, dice Zurdo. Y su pronóstico es triste: “Esta tendencia delictual seguirá empeorando”. Entre las razones que explican el agravamiento hay varias. Por un lado, muchos desarrolladores y compañías que lanzan apps para hacer transacciones y que guardan información “sensible” no están al día con las mejores prácticas del software seguro. Según el experto de BTR, alrededor de una de cada cuarenta apps disponibles en los stores no supera el estándar mínimo de seguridad. Pero, por otra parte, aun las que sí lo cumplen, suelen ser vulneradas porque el propio usuario no las “setea” en forma adecuada. En otras palabras, “aún hay demasiadas personas que ni siquiera le ponen un PIN a su smartphone. Y los datos registrados por las compañías de seguridad consultora muestran que el 61% de las personas recurre a una misma –y única– clave para entrar a las diferentes apps. “Si ese password es robado, todas sus cuentas se verán comprometidas”. Además, este tipo de cibercrímenes se están haciendo cada más fáciles de “ejecutar”. En parte porque las herramientas necesarias para intentarlo se han popularizado y se vuelven más fáciles de usar, incluso sumando técnicas de inteligencia artificial y verdaderos servicios de alquiler de “malware” que pueden ser contratados y usados hasta por “aprendices” de hackers. Zurdo también advierte que ahora todos los usuarios de smartphones son blancos atractivos y no solo los “ricos”. “Hay bandas criminales sofisticadas que apuntan a vulnerar bancos pero hay otras que apuntan a clientes, otras que se especializan en subrubros industriales. Lo cierto es que hoy todos, desde el CEO hasta el cadete de una organización pueden ser un objetivo interesante para la ciberestafa”. Por otra parte, según los expertos también las grandes empresas de tecnología proveedoras de servicios populares tienen muchos deberes por hacer. Desde mejorar el uso inseguro de algunos marketplaces gratuitos, a estafadores que montan fácilmente una tienda virtual falsa y venden, vía Instagram. Y también pueden sumar seguridad nuevas acciones hechas por los buscadores populares que muestran, en un lugar prominente de los resultados, avisos de sitios falsos, lo que facilita el flujo de incautos que hacen click y empiezan a ser víctimas de una estafa real.   Tienes un email (de tu banco) A principios de este año ESET Latinoamérica, una compañía especializada en seguridad digital, realizó una encuesta en países de la región, incluyendo Argentina, donde preguntó a los usuarios con qué frecuencia reciben intentos de engaños y desde dónde los contactaron los estafadores. El 81% de los participantes aseguró que en los últimos 12 meses recibió al menos un intento de engaño, pero logró detectarlo a tiempo, mientras que el 6% de las personas admitió haber caído en esa trampa. Varios de estos intentos se realizan desde supuestas casillas de correo oficiales tanto de bancos públicos como privados. “En cuanto a las consecuencias para las víctimas, el 11% perdió información personal, el 7% dinero y el 4% el acceso a sus cuentas”, le detalló Camilo Gutiérrez Amaya, jefe del Laboratorio de Investigación de ESET. Y confirmó que la cantidad de estafas vienen incrementándose desde hace años, pero la pandemia aceleró estas situaciones. Pero, además, “ahora son estafas más dirigidas y sofisticadas. Y se aprovechan de que una gran cantidad de usuarios simplemente se sienten seguros y que ellos no van a ser blanco de este tipo de ataques, y que todos podemos ser un objetivo de hacking». La primera forma de prevenir está en ese punto: darse cuenta que todas las personas, incluyendo al lector de esta nota, también pueder estar siendo blancos de un fraude digital.

Enrique Garabetyan