Argentina, un pais de «mitad de la tabla para arriba» que hace 50 años que crece mas lento que sus pares

El sociólogo Daniel Schteingart es director de Planificación Productiva de Fundar, una ONG que piensa políticas públicas para el desarrollo. Ex integrante del Ministerio de Economía, donde coordinó el plan Argentina Productiva 2030, conversó con la Agencia Paco Urondo sobre los desafíos que tiene Argentina en su camino hacia el desarrollo. Agencia Paco Urondo: ¿Cómo aporta el desarrollo productivo a la soberanía de un país? Daniel Schteingart: Los países desarrollados tienen menos necesidades que satisfacer, eso ya te da un grado de libertad bastante alto a la hora de tomar decisiones políticas. En segundo lugar, los países que se desarrollan suelen ser aquellos que tienen mucho más recursos, de distintos estilos. Recursos fiscales, capacidad productiva, tecnológicas. Y todo eso, en definitiva, es Soberanía. Si nos ponemos a pensar cuáles son los países soberanos del mundo, se tiende a pensar en los países desarrollados y viceversa. Por supuesto que hay distintos grados de libertades y pueden coincidir otros factores. Hay países desarrollados que no tienen tanta autonomía y viceversa. Pero es difícil pensar en países subdesarrollados que sean soberanos, realmente, en todo sentido, o a qué precio de bienestar. APU: ¿Qué pasa con Argentina? D.S.: Hay 3 cosas que son ciertas para Argentina. No es un país de mierda, como muchas veces se piensa. En cualquier métrica que tomes de desarrollo económico o productivo está muy de mitad de tabla para arriba. Índice de desarrollo humano, esperanza de vida, escolarización de la población, riqueza, términos per cápita, diversificación productiva y en otros tantos indicadores. En segundo término, los últimos 50 años sí fueron bastante una mierda, muy negativos. Fue de los países que menos creció en el mundo, se volvió mucho más desigual, algunas métricas te muestran que se volvió más pobre cuando el resto del mundo siguió mejorando. Argentina sigue estando entre los mejores de la región, pero no ya en un claro lugar de liderazgo. La tercera cuestión es que nuestro país tiene un gran potencial para volver a crecer fuertemente y desarrollarse, dejando atrás ese largo estancamiento de las últimas décadas, en el trazo grueso. Lo digo así, porque hubo momentos de crecimiento, pero en la película larga, es un sendero de bajo crecimiento.
Minería en San Juan
APU: ¿Ves posibilidades de crecimiento, entonces? D.S.: En un país como el nuestro, sí. Eso no significa que todo crecimiento sea desarrollo. Países como Noruega, Alemania o Francia, tienen PBI per cápita alto, 2 o 3 veces el que tiene Argentina. Son más igualitarios, pero particularmente, mucho más ricos. El crecimiento es lo que te permite ir incrementando tu capacidad de generación de riqueza. No es suficiente, porque podés crecer de modo excluyente como pasó en los 90. El país creció, pero la pobreza subió. Es una rara avis lo que pasó, en la gran mayoría de los procesos de desarrollo suelen ir de la mano. Crecer es una condición necesaria, no suficiente, es importante que ese crecimiento venga acompañado de una distribución del ingreso suficientemente progresiva, sobre todo si partís de estándares desiguales como tenemos. Para desarrollarnos necesitamos crecer, pero no alcanza sólo con eso. APU: ¿Pueden los países periféricos desarrollarse? D.S.: El desarrollo, para un país periférico, es como jugar al truco con 3 cartas medio malas. ¿Estás condenado a perder para siempre? No, porque sería un determinismo total. Ahora, es cuesta arriba y depende de tu ingenio si robás un par de puntos. Si mirás la historia del desarrollo, algunos países pudieron mejorar su situación relativa y muy pocos pasaron del tercer al primer mundo. Corea del Sur, por ejemplo, donde la geopolítica incidió, por supuesto. No es menos cierto que muchos de los países de la región, hoy viven mejor que hace 50 años, si bien sigue siendo tercer mundo, tienen mejor calidad de vida. Argentina, en algunos de esos, también. No es que estemos en todos peor. Crecer no es tan difícil, sino converger con el primer mundo, pasar a tener el mismo nivel de calidad de vida. Corea del Sur, Taiwán, Singapur, lo hicieron por cuestiones geopolíticas, pero también por condiciones locales que jugaron a favor. EEUU apoyó, pero hubo política productiva local, de desarrollo nacional, en parte ligados a la seguridad nacional. Hubo otros países que Estados Unidos apoyó y no se desarrollaron. APU: ¿Dónde están las posibilidades para Argentina? D.S.: El mundo que se viene, de la transición energética, va a tener grandes oportunidades para Argentina. Si lo sabemos aprovechar, podemos volver a reencauzar ese tren del desarrollo que tanto nos costó arrancar.  En el proceso de transición, Vaca Muerta puede servir a nivel global, una gran fuente de generación de divisas, además de ayudarte en la soberanía energética. La generación de divisas es soberanía, porque te volvés menos dependiente de “manguearlas” a otros países. Además, al generarlas, podés ir ganando otro tipo de capacidades productivas. Que no brotan por arte de magia, pero podemos desarrollar, por ejemplo, las máquinas que se utilizan para Vaca Muerta, la industria petroquímica, que le agregaría valor. La transición nos encuentra bien parados porque, además de Vaca Muerta, tenemos un extraordinario potencial en las energías renovables, como la solar y la eólica, que te da pie a una industria incipiente como es la del hidrógeno verde. Y también nos encuentra bien parados con respecto a los minerales: litio, cobre y otros que Argentina está en condiciones de producir.
APU: ¿Dónde pondrías el punto? D.S.: La clave para que no sea una típica economía extractivista es desarrollar toda una cadena de proveedores asociada. Todo esto te puede cambiar la ecuación económica, si hacés bien las cosas. Por supuesto que hay sectores que van a seguir siendo relevantes, como el agro, que hoy significa el 60% de las exportaciones. Tenemos que encarar el desafío de expandir la producción sin expandir la frontera agropecuaria, desforestando, como se hizo en las últimas décadas. Ni hablar de la industria manufacturera que sigue teniendo un rol importante como proveedora de estos sectores que van a ser los que lideren la generación de divisas. Y, por supuesto, el servicio, que incluye al turismo, a la economía del conocimiento, software. El mundo que se viene es uno que, si hacemos bien las cosas, le podemos sacar provecho. APU: ¿Qué balance podemos hacer del sector minero y sus posibilidades de desarrollo? D.S.: El balance es agridulce. Veamos el vaso medio lleno: la minería era marginal hasta los años 90, hoy es casi el 1% del PBI y en algunas provincias tuvo un impacto realmente bueno. San Juan es una provincia que tenía 10 puntos más de pobreza que la media nacional antes del auge de la minería y ahora tiene 3, 4 puntos menos que la media. Pasó de ser la más pobre de Cuyo a la menos pobre. Santa Cruz es otra provincia que pudo desarrollar la minería sin mayores conflictos, donde buena parte de los empleos lo da la minería y con muy altos salarios. Junto al petróleo es la actividad mejor paga de toda la economía. Y se convirtió en un complejo exportador considerable, sin llegar a ser mayoritario, con un 4%. APU: ¿Y el vaso medio vacío? D.S.: Las expectativas que se habían generado en cuanto al desarrollo de la actividad no se cumplieron. La minería está a media máquina. Chile exporta 18 veces más minerales que nosotros con la misma cordillera. También sucedió que el desarrollo de proveedores se fue dando, pero no en la magnitud que uno querría. Hace 25 años, cuando empieza la minería en gran escala, con La Lumbrera en Catamarca, hasta el catering era importado de Chile. Hoy eso no ocurre más, ese tipo de proveedores los fuiste desarrollando. Lo que pasa es que la parte más complejas de esos insumos siguen siendo importados. Creo que los incentivos no fueron del todo buenos. La ley es muy generosa para fomentar la importación de bienes terminados y ahí tenés un espacio de política industrial para calibrar mejor. Por otro lado, también es cierto que pueden no haberse desarrollado porque la minería es mucho más chica que el petróleo y el agro, por ejemplo. Eso hace que se dificulte tener un entramado grande de proveedores, básicamente, porque no tenés demanda suficiente. Si la minería crece en los próximos años, contás con la posibilidad de que esos proveedores puedan emerger y, para eso, necesitás políticas productivas. Los recursos naturales han sido palancas del desarrollo de países, van a seguir siendo importantes y siempre es determinante, cuando se los extrae, sacarle el mayor provecho posible. Que te sirva para industrializar el país, para generar divisas que permitan a otros sectores crecer, que el Estado pueda capturar parte de esa renta. Y, por supuesto, la extracción tiene impactos ambientales: que puedas contenerlos con buena capacidad de fiscalización y control. Mina Veladero
APU: ¿El Estado no estaría interviniendo correctamente para promover el desarrollo de este sector? D.S.: El Estado es muy heterogéneo en su interior. Tenés áreas que funcionan tipo la NASA, muy bien, y otras donde falta capacidad. Me encontré con esa experiencia. Recordemos la pandemia, ahí las empresas no podían producir. El gobierno saca un paquete de ayuda, que tenía el IFE y el ATP. Este programa de Asistencia al Trabajo y la Producción estaba centrando en el segmento formal de la economía, pagándole la mitad del sueldo, evitando que las empresas quebraran y los empleados pudieran seguir teniendo ese ingreso. El ATP, bajo esa modalidad, sale un 20, 23 de abril de 2020. A las 2 semanas estabas pagando 3 millones de sueldos. Eso lograste que funcionara muy rápidamente. INVAP, que es una empresa pública, de renombre, que exporta reactores nucleares de investigación a otros países, que puede producir radares, satélites. Y a la vez, tenés áreas donde las capacidades de análisis, de gestión, de control son más débiles. La clave es fortalecerlas, no es desmantelarlas. Después, podemos discutir si el Estado tiene más gente de la que necesita, si esa gente está bien paga o no. La discusión sobre el mismo está mal enfocada. Los libertarios dicen que es el problema, la casta, el choreo; y por el otro, una contrarreacción de sectores más nacionales progresistas donde el Estado es todo lo bien. Y no es cierto que el Estado, todo bien. Depende de cuál. Los lugares que lograron desarrollarse tuvieron uno fuerte, con capacidades. Funcionarios reclutados en base al mérito en lugar del amiguismo. Gente idónea. Donde esos funcionarios pueden pensar una carrera a largo plazo, donde se juegan la reputación frente a sus pares y eso los disuade de corromperse o trabajar mal. En nuestro Estado es muy difícil construir esa carrera, todo el tiempo tenés «barandazos» políticos, cambia la orientación y vivís dentro de una incertidumbre. No por eso hay que dejar de buscarlo, y hay algunos organismos que han logrado cosas interesantes. Un ejemplo es el Consejo Federal de Inversiones.

Agua pesada: un insumo estratégico para el futuro argentino

Parece exactamente igual a la común: no tiene color, olor ni sabor. Pero el precio de un litro de agua pesada puede valer 700 dólares o más. El motivo es que se trata de un insumo producido por muy pocos países, cuya fabricación requiere mucha energía y que es imprescindible para el funcionamiento de los reactores nucleares que utilizan uranio natural como combustible. La Argentina tiene tres centrales nucleares: Atucha I, con una potencia de 362 megavatios; Atucha II, de 745 MW, y Embalse, de 656 MW. Las tres usan uranio natural como material de fisión y, por lo tanto, necesitan agua pesada para funcionar. Para asegurarse el abastecimiento y no depender de otros países, en los años ’70 la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) desarrolló un plan para producir este insumo estratégico. Como parte de este plan se levantó la Planta de Industrial de Agua Pesada (PIAP) en Arroyito, provincia de Neuquén. La inauguraron en 1993. A tres décadas de ese hito, la CNEA ahora trabaja para reabrir esta planta, que quedó paralizada en 2017. La idea es que vuelva a producir en 2025. El objetivo es recuperar la independencia y volver a dominar el ciclo de combustibles para la operación de las centrales nucleares del país.
Qué es el agua pesada y por qué es esencial para los reactores nucleares de uranio natural
El agua pesada no es tóxica ni radiactiva, pero es un 10% más densa: un litro pesa 1.105 gramos, contra los 1.000 gramos de igual volumen de agua común. Es que las moléculas del agua pesada se componen de dos átomos de deuterio y uno de oxígeno, mientras que las del agua natural tienen dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Otra diferencia es que esta última se congela a 0° C y hierve a 100°, y la pesada a 3,8° y 101,4°, respectivamente.  
Primera muestra de agua pesada grado reactor producida en la Planta Industrial de Agua Pesada
Primera muestra de agua pesada grado reactor producida en la Planta Industrial de Agua Pesada
  El deuterio es un isótopo del hidrógeno, pero es más pesado. Los isótopos son átomos con el mismo número de protones que los átomos normales, pero diferente número de neutrones. Por eso, aunque su comportamiento químico es similar, su comportamiento físico es diferente. Tanto el hidrógeno como el deuterio tienen un solo protón en su núcleo. Pero el átomo de deuterio además tiene un neutrón, que es el que determina las propiedades del agua pesada. En los reactores nucleares alimentados con uranio natural, el agua pesada se usa como moderadora. Durante una reacción nuclear en cadena, se desprenden neutrones de los núcleos que se desplazan a gran velocidad y chocan con los núcleos de otros átomos, provocando su fragmentación o fisión y la liberación de energía en forma de calor y más neutrones con elevada energía cinética. A su vez, estos últimos impactan y fisionan otros núcleos. El agua pesada reduce la velocidad y la energía de esos neutrones sin absorberlos. La común no sirve, porque es 40 veces más absorbente que la pesada y no permitiría mantener la reacción en cadena. En cambio, sí es apta cuando el combustible es uranio enriquecido. El agua pesada también se usa como refrigerante y como transmisora del calor generado en la fisión. Porque para que el reactor funcione bien, hace falta un fluido que transfiera ese calor y evite que se llegue a temperaturas excesivamente elevadas. Además, el fluido sirve para recuperar ese calor con el fin de generar energía. Según el tipo de central nuclear, hace falta un inventario inicial de entre 0,8 y 1 tonelada de agua pesada por megavatio eléctrico de potencia instalada. Durante su funcionamiento, el reactor consume un 1% de esa agua por año. El agua natural contiene un solo átomo de deuterio por cada 7.000 átomos de hidrógeno. Para fabricar un litro de agua pesada, hay que tratar 10.000 litros de agua común en grandes y costosas instalaciones, además de la requerida para refrigeración y consumo. Para que sirva para una central nuclear de uranio natural, el agua pesada debe tener un nivel de pureza superior al 99,8% o “grado reactor”.
La creación de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) y el plan para reactivarla
Así como en enero de 1958 la CNEA inauguró el primer reactor experimental de América Latina, construido con tecnología y especialistas propios, en los años 70 también se propuso tender hacia la independencia tecnológica en materia de reactores de potencia. “La Argentina siempre deseó tener una tecnología nuclear independiente, lo que entre las décadas del 70 y del 80 significaba producir energía eléctrica de origen nuclear con centrales instaladas en el país que no dependieran de insumos de otros países. Esto involucraba los combustibles nucleares y todo lo necesario para que funcionara el reactor”, explican desde el área de Control de la Tecnología y la Infraestructura, una división de la gerencia de Producción de Materias Primas de la CNEA. Había que elegir entre dos tecnologías disponibles para los reactores destinados a la generación eléctrica: la de uranio enriquecido y agua común o la de uranio natural y agua pesada. Nuestro país no tenía la tecnología para enriquecer uranio, pero se evaluó que sí era factible desarrollar la necesaria para fabricar agua pesada o comprar una planta. Por eso se optó por la segunda alternativa. En 1974, se conectó al Sistema Eléctrico Nacional la Central Nuclear Atucha I, el primer reactor de potencia de América Latina. En aquel momento, el agua pesada fue comprada como parte integral del reactor. En ese mismo año, un hecho internacional generó dificultades para conseguir insumos relacionados con la energía atómica. La India accedió a tecnología nuclear a través de Canadá y utilizó parte de ella para desarrollar una bomba que hizo explotar para mostrar su poderío a Pakistán y otros países vecinos. Esto le puso un freno al suministro de este tipo de tecnologías e insumos y complicó el plan argentino para adquirir una planta de agua pesada. También en 1974, se empezó a construir la segunda central nuclear del país: la de Embalse, de tipo CANDU (Canadian Deuterium Uranium), que inició su operación comercial diez años después. Para su funcionamiento hubo que rentarle 600 toneladas de agua pesada a Canadá, que era el vendedor del reactor, las cuales fueron devueltas luego con producción nacional. El plan nuclear argentino contemplaba originalmente la construcción de diez centrales antes de 2000, pero se hicieron solo dos y la tercera se completó recién en 2014. Todas iban a necesitar agua pesada y comprarla significaba depender de otros países. Pero después de lo ocurrido con India, tampoco era fácil que le vendieran a la Argentina una planta para fabricarla. En este contexto, la CNEA armó su estrategia. Mientras buscaba comprar una planta llave en mano, a fines de los 70 planificó la construcción de una piloto de poca capacidad, con el fin de demostrar que la Argentina podía desarrollar esta tecnología. La Planta Experimental de Agua Pesada (PEAP) fue instalada en el predio de Atucha. Era un prototipo basado en el intercambio de agua con ácido sulfhídrico, con una capacidad de producción de 2 toneladas anuales. El objetivo era usar la experiencia para llevar adelante el proyecto de ingeniería de una planta de agua pesada de escala industrial llamada “Módulo 80”, porque produciría 80 toneladas al año, escalables luego a mayor producción. La PEAP no llegó a operar, pero su desarrollo abrió las puertas para que le vendieran una planta de agua pesada a la Argentina, porque el país pudo demostrar que dominaba esa tecnología. Así nació la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), ubicada en Arroyito, Neuquén, con una capacidad de producción de 200 toneladas anuales. A principios de los 80, la CNEA firmó un contrato con la empresa suiza Sulzer Brothers, ganadora de una licitación internacional para el diseño, construcción y montaje de la planta. En 1989 se creó la Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería Sociedad del Estado (ENSI), conformada por la CNEA y el Gobierno de la Provincia de Neuquén, con el objetivo de finalizar la planta, ponerla en marcha y producir y comercializar agua pesada. La PIAP fue inaugurada en 1993 y era la más grande del mundo. En 2017 quedó paralizada, y desde entonces se importa agua pesada de Rumania. En mayo, la CNEA y ENSI firmaron un acuerdo específico para el mantenimiento, acondicionamiento y una nueva puesta en marcha de la PIAP, con una inversión inicial de 20.000 millones de pesos. En la actualidad, se está acondicionando una de sus dos líneas de trabajo para que vuelva a funcionar en 2025, con una producción de 80 toneladas anuales. Parte de esa producción será para cubrir la demanda de las tres centrales nucleares argentinas hasta el fin de su vida útil. La sobrante será exportada porque en los últimos años el agua pesada se ha convertido en un insumo muy demandado a nivel mundial. Además, contar con ella facilita que la Argentina pueda sumar una cuarta central nuclear de uranio natural. Por otra parte, en el marco de un acuerdo firmado por la CNEA, la Provincia de Neuquén, ENSI e YTEC (YPF Tecnología) en 2022, en la segunda línea de producción de la PIAP se podrían fabricar amoníaco y urea para ser utilizados como fertilizante.
Cómo se fabrica el agua pesada
Las plantas de producción deben ubicarse en lugares con mucha disponibilidad de agua. La de Arroyito está 54 kilómetros al sur de la ciudad de Neuquén y bombea la del río Limay. Después de filtrarla y desmineralizarla, la transforma en agua pesada con el método de intercambio isotópico monotérmico amoníaco-hidrógeno, que consiste en la extracción del deuterio, su enriquecimiento y su oxidación. El agua natural contiene 145 partes por millón de deuterio. Para su extracción, se lo captura con moléculas de vapor de amoníaco. El agua sobrante recibe varios procesos de tratamiento para cumplir con todos los cuidados medioambientales y es devuelta al río. En la etapa de enriquecimiento, se reemplazan todos los átomos de hidrógeno del amoníaco por deuterio. Este amoníaco pesado ingresa a un horno de craqueo o cracking, donde se obtiene un gas de síntesis (una mezcla gaseosa de nitrógeno y deuterio o ND3). Parte de esta corriente gaseosa se deriva a la etapa final del proceso y el resto vuelve a la columna de enriquecimiento para intercambiar deuterio con el amoníaco a enriquecer. Mientras tanto, del tope de esta columna sale gas empobrecido en deuterio, que en el reactor de síntesis es reconvertido en amoníaco para volver al comienzo y reiniciar el ciclo de extracción. Al mismo tiempo, una pequeña corriente de gas rica en deuterio se deriva para su procesamiento en la etapa de oxidación. El deuterio de ese gas es oxidado con aire seco en presencia de un catalizador para generar óxido de deuterio, es decir agua pesada. Finalmente, esta se envasa en tambores o tanques especiales de acero inoxidable, bajo atmósfera de nitrógeno.

Júbilo en el Astillero Aloncar de Quequén, botaron el buque Virgen de Itatí II

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Una buena noticia. Casi no hay flota argentina de altura en nuestra ZEE, y la existente tiene más de 40 años. Botan un nuevo barco en instalaciones del astillero Aloncar en Quequén. Destacaron el gran trabajo y la generación de puestos de trabajo locales. El Buque Pesquero “Virgen de Itatí II”, generó alegría y emoción por la demostración del potencial de la industria naval, sobre todo en tiempos difíciles como han manifestado desde el propio astillero. Esta embarcación es la tercera de una serie de tres que se han desarrollado en el astillero debido al éxito conseguido, ya se encuentra en etapa de evaluación de una nueva serie. El “Virgen de Itatí II” fue diseñado específicamente para la pesca artesanal, contando con las regulaciones que exige la Autoridad Marítima, contando con una eslora de 9,9 metros, pero amplias comodidades operativas y una manga que da capacidad hasta 550 cajas de pescado/marisco. La potencia del motor que se le ha instalado, le permite a la embarcación contar con energía eléctrica tanto de 220v y 380v, algo que no es habitual en este tipo de barcos que habitualmente están abocados a la pesca de langostino en la zona de Rawson. Hugo Obregozo, responsable del astillero, resaltó que el diseño del buque se realizó en forma conjunta con un grupo de ingenieros navales de la ciudad de Mar del Plata, los cuales hicieron que se colocaran tanto la planta propulsora como la caja con elementos importados. Para la construcción Aloncar debió ocupar a 110 trabajadores, representando un importante impulso para la economía necochense, ya que la inversión realizada es cercana a los 600 mil dólares. De la misma manera Obregozo expresó su alegría ya que en el corto plazo podría instalarse un nuevo astillero en Quequén, destacando que no constituye una competencia en sí, sino un crecimiento para la industria naval del lugar y dar más fuerza a la región ya que se van a generar nuevas oportunidades de trabajo. No extrañan este tipo de arquitectura de pensamiento del Ing. Obregozo, quien privilegia el trabajo en equipo antes de intereses personales, un gesto que se ve en lo cotidiano en las gradas del astillero, generando la mística de la cual goza esa institución. Uno de los Ingenieros Navales que participó en el diseño del buque es el Ing. Alejandro Vaccari, también se mostró satisfecho por un nuevo logro para la industria naval, destacando que estas posibilidades de trabajo son las que hacen que el sector continúe en crecimiento, demande más empleos y a su vez exija de alguna manera a la capacitación y formación de quienes trabajan en el proceso constructivo de embarcaciones. Participaron de la ceremonia el propietario del buque Ramón Sovak, quien estuvo acompañado por el propietario del astillero –Hugo Obregozo- , como así también autoridades de la Prefectura Naval Argentina, representantes del Consorcio de Gestión de Puerto Quequén, la Secretaria de Transporte de la Nación María Jimena López, del mismo modo que lo hizo el párroco quequenense Gonzalo Domenech quien fue el encargado de dar la bendición al buque. De esta manera el pujante astillero puso en el agua el cuarto buque pesquero construido íntegramente en sus instalaciones, siendo el segundo que consiguen botar en el presente año, calificado como un buque cómodo, versátil, de maniobras simples y con una capacidad de bodega de acuerdo a las normativas vigentes. Vale destacar que en el mes de marzo último, el mismo astillero botó el “Natanael II”, una embarcación perteneciente al empresario Claudio Manríquez, barco que pertenece a la flota pesquera artesanal de la provincia del Chubut.

Diego Hurtado habla sobre politica cientifica

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Diego Hurtado es el actual secretario de Planeamiento y Política de Ciencia, Tecnología e Innovación del MINCyT. También es docente en la Universidad Nacional de San Martín e investigador del CONICET, espacio en el que investiga sobre la historia de la CyT en América Latina y la historia política e institucional. Fue presidente de la Autoridad Regulatoria Nuclear hasta su regreso a la academia en 2015.
El ámbito científico y el ámbito académico fueron lugares que siempre convergieron en la vida de Hurtado hasta llegar a ser un funcionario público, lugar desde el cual, ahora, impulsa el Plan Nacional de Ciencia y Tecnología 2030 que tiene como objetivo convertirse en Ley para “darle un status superior” a la ciencia.  En diálogo con Soberanía Científica, Diego Hurtado se refirió a las principales agendas del Plan Nacional de Ciencia y Tecnología que se trabajó de manera plural y federal durante dos años y medio. ¿Qué busca el Plan? Acordar que “no se tocan” las políticas científicas a mediano y largo plazo porque es uno de los sectores “que más padecen la inestabilidad política, económica e institucional”, señala. Además, el experto reflexiona sobre la “despolitización” de las científicas y científicos, propone desnaturalizar militancia y ciencia, y afirma: “pareciera ser que estar comprometido políticamente supone perder calidad científica”.  ¿Cuáles son los lineamientos principales del Plan Nacional de Ciencia y Tecnología 2030? Lo primero que hay que tener en claro es que Argentina tiene que tener un Plan Nacional para el sector de Ciencia y Tecnología. Así lo establece la Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación del año 2001. Nuestro país tuvo el Plan Bicentenario cuando había una Secretaría de CyT. Cristina Fernández crea el MINCyT en noviembre del 2008 y en el periodo 2011-2012 se presenta el Plan Argentina Innovadora 2020, pero el gobierno de Macri lo discontinúa en el año 2017-2018. Cuando se vuelve a crear el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, a partir del gobierno de Alberto Fernandez, lo que nos propusimos desde el minuto uno fue realizar e impulsar el proceso de planificación a escala nacional. ¿En qué instancia está hoy el Plan? Fue presentado al Congreso porque tenemos la esperanza de que pueda ser aprobado como Ley. Hoy tiene media sanción del Senado por 59 votos contra uno y tuvimos un contratiempo. Pensamos que iba a estar aprobado a fines del 2022 y, sin embargo, el Congreso dejó de sesionarCuando volvió a hacerlo, logramos que la Comisión de Ciencia y Tecnología de Diputados hiciera una primera reunión para discutir el Plan. Fue una discusión muy positiva porque hubo 10 oradores de la oposición y nueve oradores del oficialismo, de los cuales 17 incluyendo ocho de la oposición tuvieron una mirada positiva del Plan. Y sin embargo, lo que vemos son maniobras de obstrucción para que no llegue a la Cámara de Diputados. Nosotros queremos que sea Ley porque supondría darle a un Plan Nacional un estatus superior. Entendemos que esto nos acercaría al ideal de que la CyT alcance o se aproxime al estatus de política de Estado; porque si hay un plan aprobado con el consenso de la oposición y del oficialismo no importa quién gobierne en el 2024, el plan va a ser asumido como parte de las políticas públicas. Al día de hoy está en la mitad del río.  Si no lograra llegar a Ley, de todas maneras es un Plan que está siendo aplicado como política pública para nuestro país. ¿Cuáles son los puntos fuertes del Plan? El Plan está estructurado en función de cuatro agendas, pero tiene dos dominantes: una es la que define las agendas estratégicas para la Ciencia y la Tecnología que deben acompañar un proyecto de país democratico, que genere mayor equidad, ampliación de derechos, que esté preocupado por la generación de empleo, mayor valor agregado a la producción, que acompaña el proceso de transformación de nuestra matriz productiva, nuestras políticas exteriores, entre otras. La primera agenda son estos sectores estratégicos que definimos a través un trabajo de planificación concertada con sectores institucionales de la sociedad civil, de la producción, del mundo del trabajo, como la CGT, las dos CTA, asociaciones empresariales como la UIA, como ADIMRA o la Central de Entidades Empresariales Nacionales, con foros de Ciencia y Tecnología, y los ministerios. Fue un trabajo de dos años y medio. La segunda agenda, que llamamos agendas territoriales, para nosotros es crucial. Esta incluye una agenda de CyT para cada una de las 23 provincias y CABA, y entendemos que es un aporte original que hoy tiene una recepción muy positiva por parte de las provincias, quienes ayudaron a definir qué necesita cada una para acompañar los planes de desarrollo que hacia el futuro se tienen que desplegar. ¿Qué rol cumple la provincia de Buenos Aires dentro de este Plan entendiendo que es la que tiene más investigadoras e investigadores, universidades, centros de investigación, etc?  La provincia de Buenos Aires es un núcleo importantísimo, primero porque concentra el mayor porcentaje de recursos humanos, infraestructura y equipamiento. No importan los índices que se miren, queda posicionada en primer lugar. Por otro lado, es la provincia que aporta el mayor porcentaje al PBI de nuestro país, eso supone también las capacidades industriales. Si yo tomara como botón de muestra el sector nuclear que forma parte de uno de los 10 lineamientos estratégicos nacionales en transición energética, sólo en la provincia de Buenos Aires está el Centro Atómico de Ezeiza, el Centro Atómico Constituyentes y el Centro Tecnológico Atucha donde están Atucha I y Atucha II y donde se está construyendo el Reactor Carem, que probablemente sea uno de los principales emprendimientos tecnológicos de nuestro país ya que sería el primer reactor de potencia 100% nacional. Si tomara otro botón de muestra como las universidades públicas, tenemos el mismo escenario: un despliegue de universidades con perfiles muy complementarios, un despliegue enorme de capacidad y potencialidades vinculadas al territorio, algo complejo en la Provincia por la extensión territorial, la diversidad de sus cadenas de valor y el componente industrial que es lo que necesita nuestro país. Me parece que la provincia de Buenos Aires tiene una agenda propia para desplegar hacia adentro en subniveles que van más hacia cómo la CyT en la Provincia tiene que potenciar las políticas sociales y las políticas productivas. Hay algo que me interesa mucho de la Provincia, y lo miramos como un caso testigo de aprendizaje, donde el Ministerio de Producción incluye Ciencia y Tecnología. ¿Por qué la ciencia y la tecnología deben ser parte de una política de Estado? Pensar en esto es importantísimo sobre todo si tenemos en cuenta, primero, la inestabilidad política, económica e institucional, ya no de la Argentina sino de la región, porque acá el componente regional es muy importante. Necesitamos una política exterior que sea capaz de proteger aquello que nuestro país define como sus sectores estratégicos, en particular los procesos de generación de capacidades tecnológicas, productivas, autónomas, crecientes e incrementales. Esto nunca es algo que se gana de un día para otro, son trayectorias de evolución donde la Argentina puede mostrar algunos poquitos casos exitosos y otros casos dramáticos de desarrollo en capacidades para vacunas o aeronáuticas. Argentina se propone desarrollar estas capacidades desde hace más de 50 años y, sin embargo, hoy no exportamos vacunas, no exportamos aviones, ¿qué pasó ahí? Falló. Ahí tenemos casos que deberíamos volver a reformular y es lo que estamos haciendo hoy. ¿Por qué víncular la capacidad de nuestro país de producir de forma incremental, autónomas y con una política exterior que proteja esos procesos de evolución de aprendizaje, con la posibilidad de ubicar a las políticas de CyT como política de Estado? Se correlaciona con la inestabilidad política institucional que, puesto de manera muy esquemática, se puede pensar como la colisión de dos proyectos de país que se autoexcluyen. Uno de estos proyectos necesita producir mayores capacidades productivas, valor agregado en sus exportaciones, generar puestos de trabajo para procesos de mayor equidad e inclusión y ampliación de derechos. Además  necesita CyT con mirada de mediano y largo plazo y ser sostenido con políticas públicas incrementales. El  otro es un proyecto de país de corte -si quieren- neoliberal, pero un tipo de neoliberalismo que podríamos calificar de periférico, casi lumpen, que condena a Argentina a la financiarización y extranjerización de su economía, al endeudamiento, a culturas empresariales de aversión al riesgo, que no invierten en investigación y desarrollo y que cuando hay excedentes en lugar de invertirlo en capacidades, fugan esos capitales. Esa historia disruptiva que algún economista llamó el “Péndulo Argentino”. Lo decía de manera impaciente en el año 82 Marcelo Diamant. Decía el Péndulo Argentino ¿hasta cuándo? Bueno, hoy habría que decirle a Marcelo Damant: “mirá, tené paciencia que nos quedan por lo menos 40 años de Péndulo Argentino”. Ahí lo que nosotros entendemos es que posicionar las políticas de CyT como políticas de Estado pueden ayudar a darle estabilidad para pensar en el mediano y largo plazo e incluso en esta colisión de dos proyectos de país viendo que la oposición se sienta en el Senado y acuerda un Plan: por qué no la CyT ayudando a acercar estas dos visiones a una mirada un poco menos radical, desde lo neoliberal y en algún sentido más negociadora desde la fuerza política nuestra, y tratar de encontrar algún sendero por el cual acordemos que la ciencia y la tecnología en lo que hace la definición de algunos sectores estratégicos no se tocan. La ciencia y la tecnología es una de los sectores que más padecen la inestabilidad política, económica e institucional. Por ejemplo: cuando se desarman políticas para el desarrollo satelital el país desaprende a hacer satélites; el país desaprende a hacer vacunas cuando se desfinancian a las ciencias biomédicas. Eso no se recompone cuando viene un gobierno como el nuestro, porque perdimos los recursos humanos, porque migraron aquellos científicos y científicas que sabían. Hay que volver, como en el Juego de la Oca, 20 casilleros hacia atrás. Estamos a un paso de las elecciones, ¿qué crees que va a pasar en lo discursivo con respecto a la CyT?  Es muy interesante analizar lo que pasó en la campaña electoral en el año 2015 donde aparece una derecha, como la derecha macrista, que es antikirchnerista fervorosa y casi radical, demonizadora o estigmatizadora de lo que fue el ciclo de gobiernos kirchneristas y que, sin embargo, el propio Macri dice en campaña “vamos a conservar aquello que se hizo bien” de lo que parecía que era una calamidad que le había ocurrido a nuestro país. De esa calamidad algo que había ocurrido bien, según el propio Macri, eran las políticas de CyT. Bueno, fue una promesa falsa de campaña. Cuando llegaron se desentendieron de todo aquello que habían prometido y desde el minuto uno degradaron las instituciones de CyT, desfinanciaron al sector y empezaron a desmantelar los proyectos estratégicos tecnológicos. ¿Por qué tuvieron que mentir? Porque en la sociedad argentina hay una percepción positiva de la CyT. Si no hablan bien de la ciencia y la tecnología o dicen que le van a hacer daño, pierden votos. Ahora ¿nos podemos quedar con esto? No, nos van a volver a mentir en campaña. Los candidatos a presidentes de la oposición no hablan de CyT con lo cual tenemos todo el derecho de pensar que si no está en el discurso de campaña, entonces obviamente lo están relegando a un segundo o tercer plano y podemos esperar lo peor, porque además tenemos el ejemplo de lo que pasó entre 2016-2019. Creo que nosotros -desde el oficialismo o quienes entienden que nuestro país necesita Ciencia y Tecnología- deberíamos lograr garantías formales e informales y compromiso de aquello que un político o una política promete en campaña electoral. Un candidato o una candidata no puede decir cualquier cosa y después no cumplirlo o no puede ignorar en su discurso el componente científico tecnológico de lo que puede ser un programa de gobierno para los próximos cuatro años. Tu campo de estudio es la historia de la ciencia Argentina. ¿Cuál fue el mejor momento que atravesó la CyT en el país?  Permítanme contarles la experiencia del 2007. Néstor Kirchner había hecho muchísimo para recuperar las políticas de CyT de lo que había heredado: un Estado devastado. Cristina pudo darle una mirada un poco más estratégica y tomó iniciativas sistémicas: crea Tecnópolis, Canal Encuentro, puesta en órbita de los satélites, además de crear un Ministerio de Ciencia y la creación de un Plan. Yo les aseguro que fue a pasos agigantados cómo la Argentina logró posicionar a la CyT en la primera línea de las políticas públicas y en llegar a la sociedad para generar conciencia social de su importancia para un proyecto de país. Ahí tenemos un ejemplo muy positivo que me parece que en estos cuatro años no logramos reproducir por la pandemia y por otras deficiencias. Sí, se avanzó en el campo científico tecnológico y mucho. Les aseguro que lo que encontramos en diciembre del 2019 fue un desastre. Entonces, tomando como punto de partida esto y también lo que quedó del 2015, la respuesta a la pandemia no se puede explicar de otra manera. Piensen que el sector de Ciencia y Tecnología es parte del Estado porque las inversiones privadas son ínfimas y esa es una de las tareas que tenemos por delante, traccionar inversión privada.
Diego Hurtado
Diego Hurtado.
¿Qué pasa cuando desde dentro del ámbito científico las investigadoras y los investigadores se muestran despolitizados?  Si uno piensa en cierto grado de despolitización del sector de Ciencia y Tecnología la reacción más fácil es decir “tenemos un sector desinteresado por el país” y ubicar ahí un pecado original en la comunidad científico tecnológica Argentina. Creo que es más complejo. No hay un pecado original. No me quedo del todo conforme con el concepto de “despolitización”. Esto que llamamos “despolitización” se puede pensar como autoprotección o una actitud cauta respecto de las políticas públicas que prometen algo, pero después, cuando cambia el gobierno o cuando hay algún problema económico, nos dejan en la mitad del río. Permítanme sacar cuatro fotografías: volvemos a la democracia en diciembre de 1983 con el gobierno de Raúl Alfonsín. Heredó un sector devastado por la dictadura, por políticas de terrorismo de Estado y de autoritarismo al interior de las dinámicas institucionales de CyT. Hizo lo que pudo el gobierno de Alfonsín. Tuvo metas ambiciosas, pero tenía un país endeudado, al FMI tratando de intervenir o condicionando su política económica y una capacidad de financiamiento escasìsima. ¿Qué pudo hacer para las políticas de CyT? Si tuviera que sintetizar diría que recuperó las instituciones de CyT para las dinámicas de una democracia incipiente. Estableció algunos sectores estratégicos como las telecomunicaciones. Creó la Escuela Latinoamericana de Informática que fue un caso exitosísimo, pero que clausuró el menemismo en sus primeros años. La economía se siguió desindustrializando. ¿Qué hizo el INTI que fue creado para colaborar en la industrialización de un país, pero que el país se desindustrializaba? Fue un barco fantasma, a la deriva. En los 90 hubo algunas excepciones, pero fue por iniciativa propia de la comunidad científica. En términos sistémicos las políticas de CyT fueron también desfinanciadoras y privatizadoras. Un documento del FMI proponía privatizar el CONICET. Lo leí hace 15 años y aún hoy estoy tratando de pensar qué sería un CONICET privatizado. Durante los 90 se llegaron a decir esos disparates de la ciencia y la tecnología. La crisis del 2001 termina y los gobiernos de Néstor y Cristina comienzan un proceso inédito de recuperación. Creo que para la CyT fue lo mejor que le pasó desde 1810, pero viene el gobierno de Macri. Ahí uno se pregunta qué podemos esperar en términos de acompañamiento de las políticas de CyT: ¿una actitud militante de la comunidad científico tecnológica? La comunidad científico tecnológica de la Argentina, igual que la de cualquier país latinoamericano, no sólo debe preocuparse por su actividad profesional en el laboratorio, en la en la rutina cotidiana de producción de conocimiento científico tecnológico que necesita el país, sino que además debe reservarse parte para concientizarse de lo que este país necesita y de cómo debe defender al sector porque lamentablemente hay fuerzas políticas que cuando asumen e inician una gestión de gobierno atentan contra él. Y la respuesta es: “pero yo me dedico a la ciencia y la tecnología, mi vocación está en la ciencia y la tecnología, no quiero ser un militante político”. Ahí hay todo un trabajo que me parece que tiene que ver con un nivel de batalla cultural en el cual la comunicación pública de la ciencia, la ciencia en las escuelas primarias y secundarias, la propia actividad que generamos dentro de las universidades y los institutos de CyT se tiene que trabajar esta dimensión. Cómo protegemos, cómo blindamos el sector de CyT de gobiernos de derecha que vienen a degradar las instituciones científicas. Estoy sintetizando mucho algo que es muy complejo y muy controvertido. Esto lo trabajo desde hace muchos años desde mi rol de docente, de mi rol de militante, de mi rol de funcionario y las respuestas son muy diversas. Hay gente que entiende, milita y que a la vez tiene una actitud proactiva y a veces son científicas, científicos, tecnólogas, tecnólogos de primera línea que ganan premios internacionales. Hay que desnaturalizar el prejuicio de que si es un militante político seguramente no es un buen científico o científica. Pareciera ser que estar comprometido políticamente supone perder calidad científica. Error. Horror pensar esto. Yo creo que es al revés. Hay evidencias de que incluso gran parte de los muy buenos científicos y científicas que entienden la coyuntura Argentina tienen la actitud militante que tienen -y cuando digo militante no me refiero a adherir a una fuerza política, sino a la defensa política del sector o a la defensa de las políticas científicas con miradas de mediano y largo plazo para un proyecto de país- que coinciden muchas veces con el Frente de Todos, pero también coinciden con la izquierda. Es un tema muy complejo y controvertido que hay que seguir trabajando. ¿Por qué te parece que es controvertido? Es controvertido por los prejuicios que supone pensar que la militancia atenta contra la calidad de producción de conocimiento científico tecnológico y por no entender el contexto de un país en desarrollo, sobre todo en la coyuntura de América Latina y en la coyuntura del capitalismo global actual donde hoy tenemos procesos de devastación de las políticas. En Brasil con Temer y Bolsonaro o el gobierno de Macri en la Argentina realmente hicieron estragos y ahí me parece que estos gobiernos generan una actitud más comprensiva a un llamado a la defensa política de los sectores de CyT. Durante el gobierno de Macri hubo actividades de resistencia y fueron creciendo en adhesiones dentro de la propia comunidad científica. Para poner un caso paradigmático: recuerdo que en 2016-2017 se firmó un documento para defender al sector de las políticas devastadora del macrismo por parte de directores y directoras de centros del CONICET, y fueron menos de cien el primer documento de adhesiones; y cuando hubo un segundo documento, en 2018-2019, se duplicaron los directores de centros de CyT que adhirieron a un posicionamiento político de defensa del sector. Esta charla también demuestra que desde las ciencias sociales hay muchísimo material para trabajar sobre el impacto de las políticas de gobierno de derecha, conservadora o neoliberal, en este sentido de neoliberalismo periférico como el gobierno de Macri o el propio impacto de las políticas de CyT del ciclo de gobiernos kirchneristas respecto de las políticas públicas, la matriz productiva y la actitud de las propias comunidades de ciencias y tecnología o de investigadoras e investigadores. Hay mucho para trabajar.

Por Mariana Hidalgo/ Alejandro Armentia

Rosatom instala la cupula de contención en la central nuclear Tianwan, en China

En el edificio del reactor de la 7ma unidad de potencia de la central nuclear Tianwan, que se está construyendo en China con la participación de la División de Ingeniería de Rosatom, fue instalada en la posición de diseño la parte superior de la cúpula de contención interna, con un peso total de 214 tn y un diámetro de 36 m.

“La construcción de la 7ma unidad en la central nuclear Tianwan se realiza exactamente de acuerdo con los plazos establecidos. La siguiente etapa será la instalación de los equipos clave dentro del edificio del reactor, que son la vasija de presión del reactor, los generadores de vapor, los tanques hidráulicos del sistema de enfriamiento de emergencia del núcleo, el compensador de presión y las bombas de circulación principal», dijo Alexey Bannik, vicepresidente de Proyectos en China y Proyectos Avanzados de Atomstroyexport JSC.

Los trabajos de instalación de la cúpula de contención interna se llevaron a cabo en dos etapas. Previamente, el 19 de mayo, se instaló la parte inferior de la cúpula con un diámetro de 44 metros y una masa de 391 toneladas sobre la parte cilíndrica de contención del edificio del reactor, y para ello, se necesitó una grúa con una capacidad máxima de elevación de 2.000 toneladas que fue llevada al sitio de la obra.

El edificio del reactor es el edificio principal de la central nuclear, donde se encuentran la planta generadora de vapor nuclear y sus sistemas de refrigeración de emergencia. El uso de una doble contención en el proyecto garantiza la máxima exclusión del impacto de las emisiones accidentales de productos radiactivos al medio ambiente. Esta estructura de hormigón armado protege la planta del reactor de las influencias externas y es capaz de resistir un terremoto, un tsunami o un huracán.

Para referencia:

La doble contención es una característica distintiva del diseño ruso de unidades de potencia con reactores VVER-1200, que garantiza el más alto nivel de seguridad. La capa exterior sirve como protección física para la capa interior de las influencias externas. La contención interior está construida con hormigón armado pretensado y consta de una parte cilíndrica y una cúpula semiesférica. La superficie interior de la carcasa está revestida de metal, lo que garantiza la hermeticidad del volumen interno en todos los modos de funcionamiento de la central nuclear, incluidos los de emergencia. La contención interior es uno de los sistemas de localización clave de seguridad.

La central nuclear Tianwan es el mayor proyecto de cooperación económica entre Rusia y China. Actualmente, se están construyendo dos unidades de potencia de proyecto ruso con una planta de reactor VVER-1200. Las cuatro unidades construidas anteriormente del proyecto ruso VVER-1000 se encuentran en operación con éxito y entregando millones de kilovatios de energía al sistema energético del país. El 8 de junio de 2018, en Beijing se firmó un Protocolo Intergubernamental y un contrato marco para la construcción de las unidades de potencia nro. 7 y nro. 8 con reactores VVER-1200. Del lado ruso, el contrato fue firmado por la División de Ingeniería de la Corporación Estatal Rosatom, y de la parte china, por las empresas CNNC. De acuerdo con estos documentos, la parte rusa diseñaría la «isla nuclear» de la planta y también suministrará el equipo clave de la «isla nuclear» para ambas unidades. También se suscribieron los siguientes contratos ejecutivos: Contrato de diseño técnico de las unidades de potencia nro. 7 y nro. 8 y Contrato general de las unidades de potencia nro. 7 y nro. 8. De acuerdo con los contratos firmados, la División de Ingeniería realiza el diseño y suministro de documentación y equipamiento para la «isla nuclear» y se ocupa de la prestación de servicios relacionados (supervisión de diseño, supervisión de instalación, supervisión de puesta en marcha). Los trabajos de construcción de las unidades de potencia 7 y 8 comenzaron el 19 de mayo de 2021.

Rusia continúa la cooperación mutuamente beneficiosa con países amigos, ejecutando grandes proyectos en el sector energético. El trabajo de Rosatom en proyectos en China es un ejemplo de una asociación constructiva que abre nuevas perspectivas en el campo de la generación baja en carbono.

 

La División de Ingeniería de la Corporación Estatal Rosatom reune a las empresas líderes de la industria nuclear: JSC Atomstroyexport (Moscú, Nizhny Novgorod, sucursales en Rusia y en el extranjero), el Instituto de Diseño JSC Atomenergoproekt (Moscú, Nizhny Novgorod, sucursales de San Petersburgo – institutos de diseño, sus filiales en Rusia y en el extranjero) y filiales de empresas constructoras.

La División de Ingeniería ocupa el primer lugar mundial en cartera de pedidos y número de centrales nucleares construidas simultáneamente en diferentes países del mundo.

Alrededor del 80% de los ingresos de la división provienen de proyectos en el extranjero.

La División de Ingeniería implementa proyectos para la construcción de centrales nucleares de gran potencia en Rusia y otros países, proporciona una gama completa de servicios EPC, EP, EPC(M), incluida la gestión y el diseño de proyectos, y desarrolla tecnologías Multi-D para la gestión de las instalaciones de ingeniería complejas. La división se basa en los logros de la industria nuclear rusa y las tecnologías innovadoras modernas.

La división de ingeniería construye centrales nucleares confiables y seguras con reactores VVER de generación III+ que cumplen con todos los requisitos y recomendaciones internacionales.www.aseec.ru

INVAP, confirmado como proveedor mundial de radares

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El 4 de abril de 2023 varios medios argentinos dieron cuenta de que partía a Nigeria el primero de los dos radares vendidos por INVAP al Ministerio Federal de Aviación del más poblado de los países africanos. Para el negocio, la ya célebre empresa de tecnología propiedad del gobierno de la Provincia de Rio Negro, con asiento en Bariloche, se asoció a Jampur, una compañía de Emiratos Árabes Unidos (EAU) que le provee a Nigeria equipamiento para sus aeropuertos. Los dos radares vendidos a Nigeria constituyen la primer exportación de estos sistemas, luego de dos décadas de desarrollo y de haber radarizado la Argentina casi en su totalidad. La exportación, en el camino del desarrollo de nuevas tecnologías, especialmente cuando se hace desde un país periférico, es un momento crucial que denota la madurez, tanto técnica como económica, del producto en cuestión. En el sector nuclear, INVAP viene recorriendo este sendero desde fines de la década de 1980, y ahora lo inicia con el de los radares. El desarrollo y producción de radares con tecnología propia ya había posicionado a la Argentina entre un selecto grupo de menos de dos decenas de naciones que tienen esta capacidad en el planeta. Ahora, sumando la exportación de estos equipos, el país comienza a emerger como un actor internacional de relevancia en un sector tecnológico estratégico, tanto por sus aplicaciones civiles, como por las militares. El camino hasta acá En “Los Ingenieros de la Victoria”, la más reciente obra del afamado historiador británico Paul Kennedy, este especialista en historia militar analiza los aportes de la tecnología y la ingeniería que fueron cruciales para que los aliados derrotaran a las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial. El radar sobresale como uno de los instrumentos fundamentales a los que Kennedy atribuye un rol crucial en la estratégica batalla que libraron Inglaterra y Estados Unidos de América contra Alemania por la prevalencia en el Mar del Norte primero, y luego en los bombardeos sobre las principales ciudades de uno y otro bando. Aunque el concepto de los radares era conocido desde la década de 1930, la efectividad y miniaturización necesaria para transformarlo en un instrumento adecuado para ser embarcado en aviones y barcos no se logró hasta 1940, cuando los científicos de la Universidad de Birmingham (Inglaterra), John Randall y Harry Boot, consiguieron construir un magnetrón, artefacto que transforma la energía eléctrica en electromagnética en forma de microondas. A fines de ese mismo año el avance de los británicos fue llevado a los Laboratorios Bell y al Laboratorio de Radiación del Instituto Tecnológico de Massachusetts, ambos en estadounidenses, en donde rápidamente evolucionó en un artefacto operativo de reducidas dimensiones, dándole a los Aliados una ventaja táctica fundamental contra los submarinos y aviones alemanes. La historia de los radares en la Argentina es mucho más reciente y no está vinculada a la guerra, sino a las necesidades de la paz y al coraje con sentido nacional en la política. La Argentina tenía casi dos décadas de intentos de radarización de su espacio aéreo buscando adquirir material extranjero, cuando, luego de dos escandalosas y frustradas licitaciones internacionales durante los gobiernos de Carlos Menem y Fernando de la Rúa, Néstor Kirchner decidió crear, en octubre de 2004, mediante el Decreto PEN N° 1407/2004, el Sistema Nacional de Vigilancia y Control Aeroespacial (SINVICA) que incluía, entre sus previsiones, un cambio drástico de enfoque en el tema. A partir de ese momento, las necesidades de radares del país se proveerían con productos nacionales y para ello era preciso transitar el ciclo completo del desarrollo de la tecnología necesaria. La empresa elegida para esa epopeya fue INVAP. La compañía estatal rionegrina había estado trabajando desde 2003 en radares y, en enero de ese año, había firmado un contrato con la Fuerza Aérea Argentina (FAA) para el estudio de prefactibilidad para el desarrollo de radares secundarios, los que serían luego denominados RSMA (Radar Secundario Monopulso Argentino). “Son 20 años de evolución que tenemos de la tecnología de radar. Muy rápido. Desde las misiones SAOCOM hasta resolver las cuestiones de la vigilancia y control aeroespacial”, le manifestó a TSS, DaríoGiussi, gerente de Defensa, Seguridad y Gobierno de INVAP, mientras reflexionaba acerca del hecho de que ahora la empresa entra al mercado internacional a competir contra gigantes tecnológicos de los países desarrollados que llevan, en algunos casos, hasta 80 años haciendo radares apalancados por los presupuestos y el poder de lobby de las principales potencias mundiales. Hablamos de Raytheon (Estados Unidos), Thales (Francia), BaeSystems (Inglaterra), Leonardo (Italia), Indra (España) y Vega (Rusia), a los que se han sumado en los últimos años las compañías chinas, como CETC. Un ciclo virtuoso que se repite La provisión de los radares a Nigeria comenzó con un contrato firmado en 2021 que contemplaba dos unidades, la primera de las cuales fue la enviada en abril. El país africano atraviesa por duras circunstancias internas, con grupos terroristas fundamentalistas islámicos como Boko Haram operando, principalmente, en el norte. Si bien los radares provistos por INVAP son tridimensionales de uso civil, destinados al control del tránsito aéreo comercial, también tienen utilidad en el terreno de la defensa y la seguridad. “Hay un ciclo de adquisición de tecnologías de fuentes no tradicionales de muchos países de África, como Nigeria, Camerún, Mauritania, y también de otros, como Argelia”, explicó Giussi. En este último país, por ejemplo, INVAP está actualizando las instalaciones nucleares que le proveyó a ese país en 1989. “África es un continente que está buscando tecnologías complejas en distintos ámbitos, de fuentes no tradicionales y que le permitan tener un esquema de mayor independencia y con costos menores en los ciclos de vida”, agregó el gerente de INVAP. El comienzo de las exportaciones de radares vía África remite a una experiencia ya vivida por la Argentina, y específicamente por INVAP, más de cuatro décadas atrás. El sector nuclear argentino es, sin lugar a dudas, el exponente más exitoso del esfuerzo industrializador que se inició con los dos primeros gobiernos peronistas de mediados de siglo. No sólo consiguió hitos tecnológicos mayúsculos fronteras adentro sino que devino en actor exportador de primer orden. La primer venta al exterior se realizó en 1988 a Perú, con el reactor de investigación, docencia y producción de radioisótopos RP-10, en base a un contrato firmado en 1978. En esta operación la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) trabajó junto a la entonces joven INVAP, que había sido creada en 1976. Luego le seguiría un contrato de 1985 con Argelia, que se concretaría en 1989 con la entrega de las instalaciones del NUR, otro reactor de investigación, docencia y producción de radiosiótoposdiseñado y fabricado por INVAP. En 1998 le tocó el turno al reactor ETRR2 concebido y construido para Egipto. La reputación de calidad, cumplimiento de plazos, adaptación a las necesidades del cliente y transparencia catapultarían a INVAP al mercado nuclear de los países desarrollados. Entre 2002 y 2006 se firmó y ejecutó el contrato del OPAL, un reactor de investigación y producción de radioisótopos para Australia, y en la década siguiente la adjudicación del diseño y construcción del Pallas para los Países Bajos (Holanda), reactor que actualmente está en desarrollo y que cuando entre en operación producirá cerca del 80% del total de los radioisótopos medicinales e industriales que consume Europa cada año. En la dinámica de penetración de INVAP en el mercado nuclear internacional, un sector sumamente competitivo, con enormes restricciones de entrada y alta competitividad, se observa que primero se realizaron ventas a países periféricos, ávidos de nuevas tecnologías pero con recursos económicos limitados y la necesidad de incrementar su autonomía frente a los proveedores más grandes, provenientes de las principales potencias. Con esos contratos se mejoraron las tecnologías que manejaba la empresa, se adquirieron nuevas capacidades de gestión, se perfeccionaron las existentes y se forjó una reputación de alcance mundial. Todo ello, amalgamado, haría de INVAP un actor relevante para los países centrales, lo que con le permitiría ingresar a sus mercados. Una clara lección de cómo desarrollar estrategias de internacionalización de sectores intensivos en tecnología desde países periféricos como la Argentina. En el caso de los radares, aquel derrotero exportador parece repetirse. Luego de desarrollar la tecnología y las capacidades productivas en el mercado interno, algo muy propio de este tipo de actividades conocimiento intensivas, la proyección internacional se realiza a partir de países más cercanos a la Argentina en cuanto a sudesarrollo relativo, para después avanzar hacia los más avanzados. Las ventas a unos, atraen a otros. “Poder acceder al mercado nigeriano, de manos de nuestro socio [Jamper], es una muy buena referencia para los países vecinos. De hecho, recientemente hemos recibido una visita de Camerún”, explicó Giussi. El socio de INVAP en el contrato con Nigeria, Jampur, es una empresa de origen árabe que, sin bien se encuentra en uno de los países más ricos del mundo, carece de trayectoria como exportador de tecnología y también busca hacerse un lugar en ese mercado. El éxito exportador de INVAP no es sólo el fruto de una empresa. “Acá hay un trabajo de INVAP, por supuesto, como exportadora, pero también de la Cancillería Argentina, de las embajadas, de nuestra red de proveedores, la Fuerza Aérea Argentina que a través de LADE fue la responsable del traslado del radar, entre otros”, destacó Giussi. El estado del arte Con los nuevos radares primarios militares RPA-200 (ver Infografía) INVAP se encuentra en el estado del arte del sector, algo fundamental para tener en cuenta, tanto a la hora de valorar los productos que provee para la Argentina, como sus potencialidades para enfrentar el mercado internacional. Estamos hablando de radares completamente digitales, con la conformación del haz de tipo digital, dotados desemiconductores digitales de alta resistencia de nitruro de galio, importantes capacidades de procesamiento y bien resueltos mecánicamente con estructuras de aluminio. A l vez, INVAP está trabajando en nuevos productos, como un radar de defensa de punto que pueda trabajar asociado, por ejemplo, a sistemas misilísticos antiaéreos del tipo de los Saab RBS-70 NG, adquiridos recientemente por el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas argentinas. El contrato para el desarrollo de este tipo de radares, que se denominarán RMF 200V, incluye tres modelos de evaluación tecnológica (MET), tres radares de serie y un paquete logístico para el mantenimiento operativo. Suscripto con el Ejército Argentino (EA) el 28 de noviembre de 2022, el contrato tiene un valor de 21,7 millones de dólares estadounidenses, que serán financiados con el Fondo Nacional para la Defensa (FONDEF). Estos radares serán transportables, montados sobre vehículos terrestres con un rango instrumentado de 200 kilómetros (km) en modo de vigilancia aérea, y de 70/80 km en modo de defensa aérea, emplearán para ello banda X,contarán con la capacidad para el seguimiento de hasta 500 blancos simultáneamente y sistema reconocimiento amigo-enemigo (IFF por sus siglas en inglés) opcional. Este tipo de artefactos resultan especialmente útiles para llenar los espacios sin cobertura (gap fillers) que dejan los radares de vigilancia o defensa aérea más grandes, habitualmente fijos, como los RPA (Radar Primario Argentino), también de INVAP. En el ámbito naval, INVAP viene trabajando en nuevos desarrollos, como radares de detección desuperficie y de vigilancia aérea. Por otro lado, momentáneamente no hay una decisión para avanzar en sistemas radar de barrido electrónico puro, sin partes móviles. La razón es que éstos suelen cuadruplicar el costo en relación a los típicos radares con barrido principal electromecánico (los que giran o se mueven lateralmente). El aumento del costo responde al añadido de un barrido electrónico azimutal que debe realizarse en los radares de barrido electrónico puro para acompañar el barrido electrónico vertical que sí poseen los modernos radares electromecánicos. Un gasto así se justifica sólo en sistemas de defensa aérea muy complejos, como los diseñados para enfrentar ataques de armas estratégicas, típicamente misiles intercontinentales nucleares, o para la defensa de buques de guerra en escenarios de combates de muy alta intensidad, como el sistema estadounidense AEGIS. En carpeta, y a la espera de la decisión política y el financiamiento correspondiente, se encuentran asimismo los radares de alerta temprana y control aerotransportado (AWACS por sus siglas en inglés) y los AESA de nariz para aeronaves. Una versión de éste último podría equipar una futura modernización del avión de entrenamiento militar avanzado y ataque ligero IA-63 Pampa, que produce FAdeA. Con respecto al AWACS, “tenemos toda la tecnología para llevarlo a cabo, es un proyecto que hay que estructurar y hacerlo”, enfatizó Giussi. INVAP, junto con la CONAE, ya realizó pruebas entre 2005 y 2010 con un radar de apertura sintética (SAR por sus siglas en inglés) banda X montado en un avión Beechcraft  200F Super King Air de la Armada Argentina, que es un antecedente directo de un AWACS. Un modelo evolucionado de aquélla versión está previsto que equipe a algunos de los futuros IA-58 Pucará Fénix que incorporará la FAA luego de la modernización que llevará a cabo FAdeA en estos míticos aviones de apoyo cercano, y a los futuros aviones no tripulados (UAV por sus siglas en inglés) de largo alcance (Clase III) cuyo desarrollo está en plena negociación entre el Ministerio de Defensa argentino, FAA, INVAP y la mencionada FAdeA. No debe olvidarse, a su vez, que los satélites de observación de la Tierra, SAOCOM 1A y 1B, llevan potentes radares SAR fabricados por INVAP. Además de la defensa Además del ámbito de la defensa, INVAP ha seguido adelante con los radares secundarios para el control del tráfico aéreo civil (RSMA) y con los radares meteorológicos del Sistema Nacional de Radares Meteorológicos (SINARAME). En cuanto a los RSMA (Radar Secundario Monopulso Argentino), a los 22 ya instalados y operativos (ver Infografía), se le sumaran en breve tres más, uno en Paraná (Entre Ríos), otro en Mar del Plata (Provincia de Buenos Aires) y uno en El Calafate (Santa Cruz). Estos últimos, a su vez, son de una nueva generación que incluye el modo S y el ADS-B. Con el modo S, el radar puede interrogar cada aeronave detectada en forma individual mejorando la precisión en la información recabada y evitando el solapamiento entre las señales de diferentes aeronaves (garbling). Ello permite la gestión segura de espacios aéreos con alta densidad de tráfico como suelen ser los entornos de los modernos aeropuertos internacionales. Con el ADS-B, el radar puede aprovechar la información que envían las aeronaves que determinan su posición vía GPS y brindan más información (extended squitter) que los tradicionales sistemas de transponder Modo S. Entre los radares que INVAP proveerá en el futuro próximo para la seguridad de la aviación civil, se encuentran tres primarios para los aeropuertos de Ezeiza (Provincia de Buenos Aires), Córdoba y Mendoza, que reemplazarán a los vetustos Westinghouse que actualmente operan en esas locaciones. Tener radares es muy bueno pero si ellos no se encuentran integrados a una red que alimente adecuados centros de comando y control, gran parte de su utilidad se pierde. Las facilidades provistas por INVAP han contempladoesta necesidad. Los radares militares se interconectan con la sede del Centro de Vigilancia y Control Aeroespacial de la Fuerza Aérea Argentina ubicado en Merlo, en la provincia de Buenos Aires, conocido como “El Pozo” por sus instalaciones subterráneas. A su vez, los radares civiles se conectan, vía IP, con el centro de control de la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA). Continuidad y previsibilidad En la carrera mundial por los sectores estratégicos de alta tecnología, sostener los esfuerzos a lo largo del tiempo es crucial para mantenerse en el estado del arte y no perder lo ya conquistado. Son campos en donde su dinámica se parece más al vuelo atmosférico de un cohete, que si no asciende cae, que a la de un avión que tiene la posibilidadde mantenerse nivelado a una altura fija. En momentos en los cuales la Argentina enfrenta un pronto cambio de gobierno donde buena parte de las propuestas electorales sólo prometen ajuste y retrocesos en casi todos los ámbitos de la vida social, incluido el tecnológico y productivo, es bueno tener presente la relevancia de la industria de radares en el país y su importancia estratégica, tanto como instrumento para la seguridad y la defensa nacional, como de la economía, ahorrando divisas evitando importaciones,y generándolas a partir de las exportaciones. Al igual que en la casi totalidad de los sectores tecnológicos intensivos en conocimiento, el desarrollo de radares depende de modo fundamental de la acción estatal. Esto ha sido así, en el muy capitalista Estados Unidos, en la antigua Rusia soviética, en la actual China sui generis, y en cualquier ejemplo intermedio que se desee invocar. El Estado actúa en estos casos de múltiples formas: como cliente de primer instancia, facilitador, promotor internacional, e incluso como protección frente a las presiones de competidores externos consolidados que desean neutralizar a los actores que emergen a partir de los logros tecnológicos y empresariales propios. En este sentido, la persistencia de políticas públicas de desarrollo claras, potentes y oportunas debería transcender cualquier diferenciación ideológica. “Lo que uno desearía siempre es continuidad y previsibilidad”, dijo Giussi. Y concluyó: “Con continuidad, aunque haya que gestionar cierta imprevisibilidad, nos damos por conformes”.

Carlos de la Vega

AgendAR añade: Esta excelente nota de Carlos de la Vega muestra una sinergia de lo nuclear y lo radarístico en África que está beneficiando a INVAP. Ojo con este continente, lectores: el crecimiento demográfico africano es impresionante, pero radares, reactores y centrales nucleares son áreas de carencia fortísima en esa parte del mundo. Mucho más que en América Latina, también carenciada. Por eso el potencial de ventas de INVAP en África resulta más que interesante. La combinación de lo nuclear y lo radarístico es notable: el prestigio en una de estas tecnologías derrama prestigio sobre la otra. Y hay más: INVAP ya es conocida por dar soluciones a medida: desde la venta «llave en mano», en la que el cliente se compra un reactor o una red de radares como quien adquiere un auto, hasta la plena transferencia de tecnología, si el cliente quiere eso. La Argentina es vista como un país que, si querés, te vende pescado, si querés te vende una caña, y si querés más aún, eso último y te enseña a pescar. Esa flexibilidad es rarísima en el mundo de hoy.

Daniel E. Arias

Federico Ariel: La UNESCO le otorgo el premio más importante para cientificos jovenes

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En un acto celebrado en la sede de UNESCO en París, el investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) Federico Ariel fue reconocido en la primera edición del premio bienal, que fue establecido por la UNESCO en 2021 en asociación con la Fundación Al-Fozan de Arabia Saudita. El premio fomenta la Promoción de Jóvenes Científicos/as en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, por su sigla en inglés)
Federico Ariel, quien se desempeña en el Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL, CONICET-UNL) y es integrante del Directorio de Y-TEC, empresa de gestión conjunta entre el CONICET e YPF, desarrolló una investigación pionera que profundiza la comprensión del papel del ARN largo no codificante en las plantas. Estas tecnologías basadas en ARN en reemplazo de pesticidas sintéticos dañinos permitirán garantizar un entorno más seguro para los humanos y la naturaleza. “Este premio llega como un reconocimiento a un arduo trabajo que comenzó hace muchos años y que continué en Argentina cuando regresé como científico repatriado a través del Programa Raíces. Venimos trabajando en la biología y la bioquímica del ARN en plantas. El ARN a partir de la pandemia y el desarrollo de las vacunas se transformó en la molécula central de la biotecnología del siglo XXI y nosotros la estamos aplicando para el desarrollo de tecnologías para el agro para reemplazar pesticidas sintéticos por información que la planta necesita para defenderse. En ese sentido, el año pasado a partir de los resultados positivos que tuvimos en el programa de ´Ciencia y Tecnología contra el Hambre´ -financiado por el MINCyT- lanzamos una startup que se llama APOLO Biotech, una Empresa de Base Tecnológica reconocida por el CONICET en la cual desarrollamos tecnologías basadas ARN más respetuosas con el ambiente y con la salud humana. Entonces, el reconocimiento no es solo a los resultados científicos sino también al compromiso y a la capacidad de transformarlo en tecnologías para el bien de la humanidad”, explica el investigador. En relación al premio, Federico Ariel expresa: “Sentí mucha emoción, claramente en el momento de recibir un premio hago un balance y en general llego a la misma conclusión: La ciencia y la tecnología es un proyecto colectivo y nada de esto lo podría hacer solo sino en equipo. Por eso valoro tanto los equipos de trabajo del Instituto y de la empresa y lo comparto con mis equipos de trabajo y con colaboradores y colaboradoras del mundo. Siento alegría por un reconocimiento que siempre es bienvenido y nos ayuda a dar visibilidad a lo que hacemos”. Además de Federico Ariel, distinguieron a: Abdon Atangana (Camerún); Qiaomei Fu (China); Hesham Omram (Egipto) y Jelena Vladic (Serbia). El jurado estuvo compuesto por la Dra. Edna Matta-Camacho, bióloga (Colombia) que fundó el programa educativo STEM Tolina; el profesor Didier Queloz (Suiza), quien compartió el Premio Nobel de Física con Michel Mayor en 2019 por el descubrimiento del primer exoplaneta; y la Dra. Fadji Zaouna Maina (Níger), científica de la NASA.

Los institutos de formación de la CNEA, herramienta para el desarrollo nuclear argentino

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Los tres institutos creados por la CNEA en asociación con universidades nacionales ofrecen, además de las becas, un estipendio mensual a los estudiantes que se inscriben a las distintas carreras que se cursan. “Te pagan por estudiar”, se escucha entre los estudiantes cuando resumen qué es lo que más los sorprende de la oferta académica de la CNEA. En los institutos se ofrecen también maestrías, especializaciones y cursos de actualización; dos de ellos están en Buenos Aires, y el Balseiro es la marca registrada de Bariloche. “La formación de profesionales y el descubrimiento de talentos es fundamental para desarrollar el plan de ciencia y técnica de la CNEA. Es una apuesta a futuro y lo que consolida y garantiza nuestra soberanía tecnológica en el área de las aplicaciones nucleares”, dice la presidenta de la institución Adriana Serquis. E indica que cada uno de los institutos tiene una línea de trabajo distintiva, para proveer recursos humanos a los distintos proyectos de la industria nuclear en la Argentina. “Son carreras con salida laboral”, agrega. Por su parte, la gerenta de Área Académica de la CNEA Florencia Cantargi, doctora en Física, cuenta que “nuestros institutos son una gran oportunidad para aquellos jóvenes que quieran formarse y desarrollarse en un ámbito de excelencia con proyección profesional y laboral inmediata”.
Ecosistema académico
Los institutos, nacidos hace varias décadas, acompañan las tareas de investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación del sector nuclear nacional y se orientan a la capacitación de profesionales y técnicos. Creado en el año 1955, el Instituto Balseiro (IB), ubicado en el Centro Atómico Bariloche (CAB), fue el primero de los centros académicos. En el año 1998 se concretó su formalización a través de un convenio conjunto entre la CNEA y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo). Más tarde se sumó el Instituto Sabato, emplazado en el Centro Atómico Constituyentes (CAC), creado en el año 1993 a través de un convenio entre la Universidad Nacional de General San Martín (UNSaM) y la CNEA. Finalmente, en 2006 se fundó el más joven de los centros de formación, el Instituto de Tecnología Dan Beninson (IDB), establecido en el Centro Atómico Ezeiza (CAE), que se crea a partir de un convenio también entre la CNEA y la UNSaM. En las tres entidades universitarias se dictan carreras de pregrado, grado y posgrado, así como también cursos, diplomaturas y especializaciones con diferentes orientaciones. Las carreras de Física e Ingeniería, incluyendo las áreas de Física Médica, las ingenierías Nuclear, Mecánica y en Telecomunicaciones, Ingeniería Nuclear con orientación en Aplicaciones, Ingeniería en Materiales, son parte de la oferta de los institutos.
Visión de futuro
Los estudiantes reciben formación personalizada debido a que los cursos no son masivos y cuentan con gran disponibilidad de docentes, investigadores y tecnólogos del sector. Esta masa crítica de profesionales está vinculada de forma continua tanto con centros científicos y tecnológicos como con empresas de tecnología en el país y el mundo, lo que constituye un valor agregado indiscutible. A ello se agrega que cuentan con equipamiento científico y tecnológico de vanguardia y la posibilidad de realizar experimentos e investigaciones en laboratorios e infraestructura únicos en el país. A los estudiantes de grado y maestrías se les otorgan becas de dedicación exclusiva y un estipendio mensual (a partir de $149.055 actualizables) para cubrir sus gastos durante el ciclo de formación. La inserción laboral es un aspecto clave y un rasgo distintivo de los institutos. Los egresados tienen amplia salida laboral al sector nuclear, pero por las características de su formación también a las empresas e industrias más importantes del país. Por ejemplo, pueden insertarse en áreas asociadas a las aplicaciones médicas, tanto para diagnóstico como para tratamiento, o en el campo de la energía, lo que permite, una óptima sinergia entre las industrias del sector nuclear y la academia. “Formar recursos humanos especializados en el campo nuclear no solo es brindar capacitación, sino también planificar un marco donde se pueda pensar en una tecnología nuclear que contribuya a tener un acceso más igualitario a ciertos recursos, generar puestos de trabajo, mejorar la salud, posibilitar el consumo de una energía accesible y limpia y fomentar el desarrollo económico de un país”, concluye Cantargi.

La sequia golpea ahora en EE.UU, pero todavia no se refleja en los precios de la soja y el maiz

El deterioro de los cultivos de maíz y soja en la principal región agrícola estadounidense sigue avanzando, aunque tal fenómeno dramático no se refleja completamente en los precios de ambos granos por factores ajenos al ámbito intrínseco del negocio. Este martes el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) informó que el 55% del área de maíz en ese país se encuentra en estado bueno a excelente versus un 61% una semana atrás. En lo que respecta a la soja, el USDA indicó que el 54% del área en EE.UU. se encuentra en estado bueno a excelente versus un 59% una semana atrás. Se trata de un nivel más bajo que el presente para la misma fecha de 2012, año en el cual una sequía devastó a la mayor parte de la producción esperada de maíz y soja en EE.UU. La agencia meteorológica de EE.UU. (NOAA) no prevé precipitaciones significativas hasta el próximo 28 de junio en sectores clave de la región agrícola del Medio Oeste que están atravesando un déficit hídrico. Los estados de Iowa, Illinois, Missouri y Wisconsin seguirán en la próxima semana sin recibir precipitaciones que puedan revertir la sequía que, con niveles moderados a severos, se extiende sobre buena parte del oeste de la principal región productora de maíz y soja de EE.UU. Illinois e Iowa son dos estados clave en la producción de maíz y soja en EE.UU., con lo cual, si la situación de humedad sigue sin recomponerse, las proyecciones de productividad oficiales (USDA) de ambos cultivos tendrán que ser corregidas a la baja. A pesar de tal factor alcista, los precios de los futuros de maíz y soja en el mercado estadounidense CME Group (“Chicago”) correspondientes a septiembre de 2023 (primera posición de la campaña comercial 2023/24) terminaron con bajas a causa de ventas impulsadas por fondos corporativos que liquidaron de manera generalizada posiciones en carteras de commodities. Las dudas presentes sobre la economía china, que no termina de recomponerse de los problemas generados por la pandemia de Covid-19, junto con una situación compleja en Europa y EE.UU., hacen temer la ocurrencia de una desaceleración económica global a algunos inversores que gestionan grandes fondos corporativos.

Cientificos argentinos restauran una represa pre-Incaica en Perú

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“Ricococha Alta”, una represa prehispánica de la Cordillera Negra, en Perú, fue rehabilitada e inaugurada de forma oficial. Tiene una capacidad de treinta mil metros cúbicos de agua y ya comenzó a satisfacer necesidades de consumo personal para 1200 personas y actividades agropecuarias de dos comunidades (Cajabamba Alta y Putaca) y de otras 250 viviendas ladera abajo. “Rehabilitar una represa prehispánica es mucho más económico que construir una represa moderna de cemento, son más resistentes a movimientos sísmicos y además de satisfacer necesidades de agua de las comunidades, se logra preservar patrimonio arqueológico”, destacó Kevin Lane, líder del proyecto e investigador del CONICET en el Instituto de las Culturas (IDECU, CONICET-UBA). La construcción de una represa de cemento para las comunidades del lugar requería de un millón de dólares, mientras que la rehabilitación de “Ricococha Alta” requirió 120 mil dólares donados por la Fundación alemana Gerda Henkel. Durante la inauguración de la represa – que ahora almacena agua de las lluvias registradas desde octubre del año pasado a marzo del presente año– y en presencia de representantes del municipio local, de las comunidades beneficiadas, del Ministerio de Cultura del Perú y de otras autoridades, Lane destacó que el buen funcionamiento de la represa “Ricococha Alta” puede ser el puntapié “para la rehabilitación de más represas prehispánicas que pueden ser parte de la solución en un contexto de cambio climático que atraviesa el siglo XXI y por el que los pueblos de los Andes sufren de un alto estrés hídrico”. Además de “Ricococha Alta”, se estima que en la Cordillera Negra de los Andes norcentrales podría haber restos arqueológicos de más de 200 estructuras de represas prehispánicas. “Haremos un relevamiento detallado de todas estas construcciones. Por un tema de acceso y otros factores, estimamos que un tercio podrían ser rehabilitadas”, afirmó Lane quien realizó su doctorado en Arqueología en la Universidad de Cambridge en 2006 y se especializa en arqueología histórica, tecnologías hidráulicas antiguas y otros temas. Represa “Ricococha Alta” “Ricococha Alta” es una represa construida por el pueblo de los Huaylas y después retomada por los Incas (1400-1532 d.C.) en un momento de un cambio climático cuando, en general, los Andes se volvieron más cálidos y secos impactando seriamente en el abastecimiento de agua. Lane lideró la rehabilitación de la represa con mano de obra y técnicas de construcción locales (piedra y arcilla). También agregaron geomembrana en el interior de núcleo para mejorar el represamiento de la estructura. “Durante la obra de la rehabilitación de la represa, aprendimos sobre técnicas prehispánicas de construcción”, indicó Lane quien realizó un posdoctorado en la Universidad Libre de Berlín entre 2010 y 2011 con una beca de la Fundación Alexander von Humboldt de Alemania. Y continuó: “A pesar que un ciclón pasó por la región, la represa Ricococha Alta está funcionando bien. Está ubicada en el departamento de Áncash, una de las regiones más sísmicas de los Andes. Por la técnica usada por los incas y otros pueblos prehispánicos, estas construcciones son flexibles. De hecho, muchas que no fueron rehabilitadas y no recibieron mantención durante siglos continúan almacenando agua de lluvia hasta el día de hoy”. “Ver operativa la represa Ricococha Alta tras siglos de desuso es todo un logro y me causa una gran emoción. El reclamo de agua por la comunidad de Cajabamba Alta y de Putaca es permanente. De esta forma, ahora por lo menos les estamos pudiendo dar la posibilidad de almacenar un máximo de treinta mil metros cúbicos de agua, y esperamos poder rehabilitar más represas en el área”, puntualizó Lane. Verónica Isabel Williams, investigadora del CONICET, doctora en Ciencias Naturales con orientación en Arqueología y directora del IDECU, indicó que la rehabilitación de la represa de Ricococha Alta en Perú “es un ejemplo de cómo la arqueología, una ciencia social que estudia el pasado, genera conocimientos que se ponen en diálogo con el presente con el potencial de influir en la vida de las poblaciones actuales”. Y agregó: “El impacto de las investigaciones del doctor Lane en tecnologías hidráulicas es muy promisorio y su aporte a las poblaciones locales es singular y propiciatorio para desarrollar y mantener intercambios de conocimientos entre pasado y presente que puedan replicarse en otros ámbitos”. En la inauguración de la represa prehispánica restaurada también acudieron representantes del Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (INAIGEM) de Perú, de la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo (UNASAM) de Perú, del Municipio y de la comunidad de Pamparomas, y de las ONGs Diaconia y Eclosio.