«Las proyecciones económicas en las que se basa el acuerdo con el FMI son inconsistentes»

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El Fondo ha aprobado sucesivos préstamos a Argentina con fundamentos más políticos que técnicos, más allá del “ropaje” con el que se presentan. Con sus desembolsos ayudará al Gobierno a sostener un dólar barato, pero el déficit externo y el crecimiento de la deuda plantean riesgos crecientes.

En junio de 2018 el FMI aprobó un programa de financiamiento al gobierno argentino por 35.379 millones de DEG, equivalentes en ese momento a US$50.000 millones, y poco más tarde lo aumentó a 40.710 millones de DEG (algo más de US$56.000 millones). Fue un préstamo decidido políticamente para respaldar a un gobierno que enfrentaba problemas fiscales y externos.

El documento que justificaba el préstamo tenía proyecciones poco creíbles, que estuvieron muy lejos de verificarse. El programa se suspendió en 2019, luego de desembolsarse el 78% de los fondos acordados y en 2022 el FMI tuvo que conceder una refinanciación, dado que Argentina no tenía las divisas para hacer frente a los pagos programados.

Desde el comienzo se sabía que lo más probable era que no se pudiera pagar en tiempo y forma la deuda. La apuesta era que, gracias al programa, Mauricio Macri fuera reelegido, en cuyo caso se negociaría en forma amistosa un nuevo programa que implicaría cambios más de fondo. Y, si Macri no era reelegido, la necesidad de un nuevo préstamo para refinanciar la deuda constituiría un condicionante para el siguiente gobierno que, a cambio de evitar un incumplimiento, iba a tener que adecuar sus políticas a lo que el FMI entendiera como más conveniente. El nuevo programa fue acordado en 2022, pero en un marco de tensión en el que el FMI no pudo establecer condicionantes estructurales con los que el gobierno de Alberto Fernández no estaba de acuerdo.

Ahora, con otro gobierno en Argentina más del agrado del pensamiento predominante en el FMI, se aprobó otro programa, con un nuevo préstamo por 15.267 millones de DEG (más de US$20.000 millones). El 60% ya se ha desembolsado; el 10% se planea desembolsar en junio, y el 5% en diciembre. Para mediados de 2026, la deuda de nuestro país con el FMI ascendería a casi 43.100 millones de DEG; al cambio actual, más de US$58.000 millones.

Este ha sido, nuevamente, un programa aprobado por razones políticas y, al igual que en 2018, requirió de proyecciones forzadas para darle un marco técnico.

El ministro de Economía, Luis Caputo NA

El problema macroeconómico principal que afrontaba el país en el momento de aprobación del programa era el déficit externo, que hizo que las reservas internacionales del Banco Central disminuyeran en más de US$8.000 millones en poco más de tres meses. El desembolso inicial del FMI, seguido por otro del Banco Mundial, alivió temporalmente la situación, pero no garantiza una corrección del flujo. Sirve para que el Gobierno pueda afirmar que tiene con qué sostener un precio del dólar que no supere el techo de la franja de flotación que estableció: $1.400, más 1% mensual.

Con tasas de interés que ofrece pagar el Gobierno de casi 4% mensual en las LECAP, la idea es que sea mayor negocio permanecer en pesos que en dólares, promoviendo una nueva “bicicleta financiera” bajo la forma de “carry trade”: obtener ganancias por tasas de interés en pesos sustancialmente mayores que la suba que tendría el dólar, medido en pesos. Pero el carry trade es transitorio: si lo que importan son las ganancias en dólares, en algún momento los inversores querrán volver a los dólares. Y, en el proceso, intentarán llevarse los dólares que ingresaron al sistema. Ese momento, para el período de carry trade previo a la oficialización del nuevo acuerdo, fue entre mediados de marzo y principios de abril y constituyó uno de los motivos por los que el Banco Central tuvo que vender casi US$2.500 millones para mantener “pisado” el tipo de cambio.

Para que la oferta de dólares supere a su demanda en forma genuina (sin pérdida de reservas, préstamos políticos ni carry trade) las exportaciones deberían superar a las importaciones, en un monto suficiente para pagar los intereses de deudas y las utilidades de las empresas extranjeras: es decir, debería haber superávit de Cuenta Corriente del Balance de Pagos. Con ese superávit, más eventuales ingresos de capitales o reinversión de utilidades, se podrían afrontar las amortizaciones de deuda y las compras de divisas que se hagan por razones de ahorro.

En las proyecciones oficiales, el déficit de cuenta corriente de balance de pagos será de sólo US$2.700 millones en 2025, se reducirá a US$2.000 millones en 2026, y pasará a ser superávit desde 2027. Se basa en suponer que las exportaciones de bienes y servicios superarán a las importaciones en US$8.600 millones en 2025 y US$10.400 millones en 2026, con superávit creciente en los años siguientes. Que se basa, a su vez, en una trayectoria de importaciones que no es congruente con las variables principales que las determinan: nivel de actividad, tipo de cambio y grado de apertura importadora.

Las proyecciones del FMI tienen implícito un dólar a fines de 2025 de $1.259 y de $1.420 a fines de 2026, y estiman una inflación de 18 a 23% en 2025, y de 10 a 15% en 2026. Es decir: prevén que se mantendría un tipo de cambio real similar al de fines de 2024, 17% inferior al promedio del año 2022 (considerando el dólar oficial), que lleva a que los bienes y servicios tiendan a ser más caros en Argentina que en el exterior, evidenciado en el fuerte aumento tanto en las importaciones como en el turismo al exterior, y una disminución de los turistas que ingresan al país.

En las últimas décadas tenemos tres experiencias de apertura importadora con atraso cambiario. En la “tablita cambiaria” y en la Convertibilidad, el aumento de las importaciones fue explosivo. En el inicio de la presidencia de Macri la apertura fue más moderada, y también su efecto: las importaciones de bienes de 2017 fueron 11% mayores que las de 2015 (ambos años tuvieron un nivel de actividad similar).

Kristalina Georgieva encabeza las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) en Washington. X @KGeorgieva

Pero, en la proyección que suscribe ahora el FMI, las importaciones de bienes en 2026 serían 11% inferiores a las de 2022, a pesar de un PBI real casi 7% superior, un dólar más barato y apertura importadora. No parece razonable.

Por otra parte, en cuanto a la deuda del gobierno nacional (excluida la que se debe a sí mismo), las proyecciones dicen que, luego del fuerte aumento en 2024, caerá en 2025 y 2026. Para ello, estiman que la deuda en pesos (medida en dólares) se reducirá en US$22.000 millones en 2025 y en casi US$20.000 millones adicionales en 2026.

Los informes oficiales informan que la deuda nacional en pesos subió en el equivalente a US$9.000 millones en el primer trimestre de 2025, totalmente explicado por la “capitalización de intereses”: es decir, intereses de LECAP, BONCAP y LEFI, que en la ejecución presupuestaria no se reconocen como tales porque, de hacerlo, se caería el cuento de que hay superávit fiscal. El FMI, en su documento, advierte que las cifras oficiales no incluyen estos intereses y estima que los mismos, sumados al ajuste por inflación de los bonos indexados, fueron equivalentes en 2024 a 2,5% del PBI. Una forma diplomática de decir que ese año, en lugar de un superávit equivalente al 0,3% del PBI, hubo un déficit de 2,2% del PBI.

Para 2025 el documento del FMI proyecta que habrá un superávit primario por un monto similar al de los intereses reconocidos como tales; con lo cual, el verdadero déficit fiscal será equivalente, aproximadamente, al monto de los intereses capitalizados, que vienen creciendo y sumándose a la deuda. Por esto, no hay motivos para pensar que la deuda en pesos interrumpirá su crecimiento, aun medida en dólares. Sobre todo, a partir de que las tasas de interés de las LECAP han ido subiendo, desde 2,4% mensual en enero (para los títulos de menor plazo) hasta 3,75% en abril. Con una suba proyectada del dólar de menos de 2% mensual, no resulta creíble la fuerte disminución prevista de la deuda.

No es que los técnicos del FMI no sepan que, cuando aumenta el PBI, las importaciones tienden a subir más que proporcionalmente. O que, si el Gobierno tiene un déficit (más allá de que no lo sincere) y lo financia con deuda, la deuda aumenta. Tampoco es que no sabían que el préstamo acordado en 2018 no podría devolverse sino con un nuevo préstamo que lo refinancie. Es que reciben órdenes, y tienen que adaptar las proyecciones para cumplirlas, dándoles un ropaje técnico.

Pero dos departamentos del FMI tuvieron que evaluar la exposición financiera del Fondo. Su conclusión fue que “la capacidad de Argentina para repagar sus obligaciones con el Fondo queda sujeta a riesgos crediticios excepcionalmente altos”, y que se espera que los riesgos aumenten en los años venideros, cuando crezcan los servicios de la deuda en moneda extranjera, al superponerse el repago de la deuda con el Fondo con importantes servicios de la deuda con bonistas privados.

Ante esto, el FMI admite que no se puede considerar que haya una alta probabilidad de que la deuda de Argentina sea sustentable; pero afirma que, en caso de shocks adversos, habría potencialmente suficiente deuda reestructurable en moneda extranjera con el sector privado para que se pueda proteger a los recursos del Fondo. Es decir, se da por sentado que bastará con no pagar la deuda a los bonistas para que el repago al FMI esté asegurado. El supuesto es bastante endeble. En primer lugar, porque, si el país tiene déficit externo, no tendrá divisas para pagar ninguna deuda. Y, en segundo lugar, porque, si ya ocurrió que un préstamo del Fondo otorgado (en 2018-19) por razones políticas debió ser refinanciado (en 2022), ¿cómo estar seguro de que un futuro gobierno priorizará el repago en tiempo y forma de este préstamo, por sobre las obligaciones con los bonistas, correspondientes a una deuda que ya fue reestructurada?

Milei y Luis Caputo hicieron un viaje relámpago a Estados Unidos a principios del mes.

El gobierno de Milei ha bajado el gasto público primario (sueldos, jubilaciones, transferencias, obras públicas, etc.) y ha propuesto importantes privatizaciones y desregulaciones de la economía, avanzando en varias de ellas. Esto es lo que debe hacerse para mejorar la economía, en la visión del FMI y de otros organismos multilaterales y oficiales, incluyendo al Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Pero el Gobierno, para seguir avanzando, necesita apoyo electoral, que tiene, como condición necesaria, que la inflación esté controlada.

Hasta principios de este año la inflación venía bajando, en gran parte gracias a que el dólar subía poco, haciendo de “ancla” para ralentizar la inflación. El problema es que el dólar barato lleva a déficit externo, que, si no se financia, desemboca en una crisis cambiaria. El programa del FMI, con el respaldo de Banco Mundial y el BID, provee financiamiento, procurando que no haya turbulencias, al menos antes de las elecciones de medio término. Para eso, pusieron una montaña de plata, que transmite la idea de que el dólar va a estar tranquilo por ahora. Si sube, no será mucho, de modo que será más negocio cobrar tasa de interés en pesos. Eso alienta la entrada de dólares financieros, que son los que “mandan” en el corto plazo. Pero, mientras siga el dólar barato, el déficit externo se irá agravando, saliendo dólares comerciales. Y esta situación no durará para siempre.

Francisco Eggers

China envía un durísimo mensaje a EE.UU. a través de su embajada en Argentina

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«Instamos a la parte estadounidense a que desintoxique su mente. En lugar de dedicar su tiempo y energía a… atacar a China, sería mucho más productivo hacer contribuciones reales al desarrollo de los países de la región.»

Si Panamá fue el primer punto de discordia entre Estados Unidos y China en el continente americano desde que Trump 2.0 asumió el poder y comenzó a empujar su peso, Argentina es claramente el segundo.

Al igual que Panamá, Argentina tiene un inmenso valor geoestratégico dada su posición a las puertas de la Antártida, con su enorme riqueza en recursos naturales inexplorados y sin explotar, así como la «Triple Frontera» que comparte con Brasil y Paraguay, una frontera clave en Sudamérica en términos de población, movimiento de personas y relaciones internacionales.

Al igual que Panamá, Argentina ha desarrollado vínculos económicos y comerciales muy estrechos con China, especialmente desde la firma de un swap de divisas entre ambos países en 2009, durante la presidencia de Cristina Fernández. Desde entonces, China no sólo se ha convertido en una fuente clave de financiación exterior para el Gobierno argentino, sino también en un importante socio comercial, sólo superado por Brasil, vecino directo de Argentina, y fuente de inversiones.

Pero Estados Unidos está decidido a cambiar todo eso. El viernes pasado, el Secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, realizó una visita poco habitual a Buenos Aires para reunirse con Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, y discutir las futuras relaciones entre ambos países. No por casualidad, la reunión se produjo sólo tres días después de que Milei firmara un rescate de 20.000 millones de dólares del FMI, la mayor parte de cuyos fondos Caputo probablemente habrá quemado antes de las elecciones legislativas argentinas de octubre. De nuestro artículo sobre el tema:

En una entrevista con Bloomberg, Bessent elogió a Milei por trabajar para derribar las barreras hacia el comercio recíproco con Estados Unidos. También admitió que Estados Unidos intenta impedir que los países latinoamericanos cedan sus derechos mineros a China a cambio de ayuda. Lo no dicho: esos derechos estarían mucho mejor aprovechados en manos de empresas estadounidenses, canadienses, europeas y australianas.

«China ha firmado una serie de estos acuerdos rapaces marcados como ayuda, en los que… han tomado derechos mineros. Han añadido enormes cantidades de deuda a los balances de estos países», afirmó. «Están garantizando que las generaciones futuras sean pobres y carezcan de recursos. Y no queremos que eso ocurra más de lo que ya ha ocurrido en América Latina».

Todo esto forma parte de la mentira colectiva occidental de la trampa de la deuda china que no morirá, como Conor documentó en 2023:

Aunque Pekín ciertamente busca influencia en los países a los que presta, también suele construir infraestructuras. Y aunque esas carreteras, vías de tren, puertos y demás también suelen beneficiar a las operaciones chinas, su construcción también ayuda al país anfitrión. Además, es mucho más de lo que Occidente ofrece en términos de infraestructuras…

Mientras tanto, para Washington el FMI sigue siendo una herramienta útil para perseguir sus objetivos geopolíticos, no sólo en su propio «patio trasero» sino mucho más allá. A medida que más y más países del Sur Global, estancados y fuertemente endeudados, sucumben a los efectos azotadores de la guerra comercial global de Trump y entran en cesación de pagos, el uso de esa herramienta podría estar a punto de aumentar significativamente.

La pregunta es: ¿cómo responderá China?

China acaba de responder, con un mensaje firme sobre comercio internacional y desarrollo que, en mi opinión, iba dirigido a un público mucho más amplio que Argentina y Estados Unidos, a saber, los otros 76 países del G77+China (también conocido, aunque de forma imprecisa, como el «Sur Global»). Pekín sabe que en las próximas semanas EE.UU. intentará presionar a docenas de otras naciones de América Latina y África para que corten, o al menos aflojen, sus lazos comerciales y económicos con China, al igual que está haciendo con Argentina, utilizando al FMI como su principal palanca.

He aquí las secciones más importantes del texto de una página:

La Embajada de China en Argentina expresa su profundo descontento y categórico rechazo a las maliciosas difamaciones y calumnias vertidas por el Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Scott Bessent, durante su visita a la República Argentina el pasado 14 de abril, y formula la siguiente declaración:

I. Es falsa la afirmación sobre los acuerdos calificados de predatorios y los supuestos grandes montos de deuda contraídos por la República Popular China. Lo que sí es cierto es que algunas personas con motivos encubiertos intentan sembrar discordia en las relaciones sino-argentinas y sino-africanas. Les recordamos que, en la medida de sus posibilidades, China acompaña a los países en desarrollo en su camino hacia el desarrollo -incluidos los de América Latina y África- sin imponer condicionalidades políticas. La intención de estas asociaciones ha sido contribuir al desarrollo socioeconómico y a la mejora del bienestar de los pueblos, lo que ha sido muy bien acogido por los gobiernos y las poblaciones beneficiarias.

Si Estados Unidos prefiere no seguir este camino, al menos debería abstenerse de obstruir o sabotear deliberadamente la ayuda de otros países a las naciones en desarrollo y al Sur Global. Tampoco debería sacrificar el bienestar de los pueblos de estas naciones para servir a sus egoístas intereses geopolíticos en defensa de su propia hegemonía…

II. China siempre ha llevado a cabo una cooperación práctica con Argentina en diversos campos, incluido el swap de divisas, sobre la base del respeto mutuo, la igualdad y el beneficio mutuo. A lo largo del tiempo, la cooperación sino-argentina con el swap ha jugado un papel importante en el mantenimiento de la estabilidad económica y financiera de Argentina, lo que ha sido bien recibido y altamente valorado por la parte argentina. Además, cabe señalar que la renovación del swap también ha desempeñado un papel importante en la obtención de la financiación pertinente del Fondo Monetario Internacional (FMI).

La cooperación de China con los países latinoamericanos -incluida Argentina- es una colaboración Sur-Sur que siempre se adhiere a los principios de igualdad de trato.

En cambio, los aranceles impuestos por Donald Trump a principios de mes amenazan con asestar un golpe especialmente duro a las economías en desarrollo y emergentes si entran en vigor tras la pausa de gracia de 90 días que el presidente estadounidense anunció posteriormente. Estos países, sobre todo del sudeste asiático y América Latina, muchos de ellos enfrentados a crisis de deuda, se encuentran ahora atrapados entre las dos superpotencias económicas del mundo: China, gran fuente de productos manufacturados y socio comercial clave, y Estados Unidos, mercado de exportación crucial.

Entre ellos se encuentra Argentina, cuyo gobierno depende en gran medida de la financiación exterior tanto del FMI, con sede en Washington, como del gobierno de China. El país también depende en gran medida de China como segundo socio comercial, que representa el 7,8% de las exportaciones argentinas (exactamente la misma proporción que EE.UU.) y el 20% de sus importaciones (casi 10 puntos porcentuales más que EE.UU.).

El 10 de abril, el gobierno de Milei renovó por un año más una línea de swap activada con China por valor de 5.000 millones de dólares. Una semana más tarde, firmó un acuerdo de préstamo de emergencia con el FMI por valor de 20.000 millones de dólares, lo que eleva a más de 60.000 millones el total de sus obligaciones de deuda con el Fondo. El Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con sede en Washington, le han concedido 22.000 millones de dólares más.

El objetivo es claro: alejar a Argentina de China y devolverla a la órbita de Estados Unidos. Como se mencionó al principio del post, el Secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, ya lanzó una diatriba contra el acuerdo de canje de divisas de China con Argentina durante su visita a Buenos Aires, repitiendo la falsedad tantas veces utilizada de que Pekín está llevando a cabo una diplomacia de trampa de la deuda, mientras utiliza al FMI exactamente de esa manera, como ha hecho durante décadas.

Los riesgos de sacudir el mundo

Al parecer, uno de los principales objetivos de las amenazas arancelarias de Trump es empujar a los socios económicos de EE. UU. a frenar el comercio con China y refrenar el dominio manufacturero de Pekín. Así lo afirma un reciente artículo del Wall Street Journal. Bloomberg también ha informado de que Bessent está trabajando para aislar a China de algunos de sus vecinos más cercanos -Japón, Corea del Sur, Vietnam e India- en lo que se ha denominado una estrategia de «gran cerco».

Queda por ver hasta qué punto tendrá éxito este intento de hacer tambalearse al mundo entero. La UE, como señaló Conor esta semana, probablemente terminará cayendo en la línea mientras «hace ruido acerca de acogerse a China como un contrapeso a las tácticas de negociación de bola dura de Trump.» Los socios estadounidenses del USMCA, México y Canadá, son simplemente demasiado dependientes de la economía estadounidense para alejarse y probablemente terminarán reduciendo su comercio con China.

También hubo noticias ayer de que India ha acordado imponer un arancel del 12% sobre el acero chino, lo que sugiere que la estrategia de «gran cerco» de Bessent ya está dando dividendos wrt el eslabón más débil de los BRICS. En un intento de apaciguar a Trump, el Gobierno indio de Modi también ha anunciado grandes recortes en los aranceles a la importación de motocicletas Harley-Davidson y whisky bourbon de fabricación estadounidense, al tiempo que se ha comprometido a comprar más productos energéticos y de defensa estadounidenses.

Pero en el «Sur Global» en su conjunto, incluyendo amplias zonas de su llamado «patio trasero», Washington tiene un gran problema: tiene poco que ofrecer a muchos países, aparte de la amenaza constante de aranceles de dos dígitos sobre sus productos exportados que entran en EEUU y la zanahoria ocasionalmente colgada de la suspensión (presumiblemente temporal) de los aranceles -siempre que hagan todo lo que exige la administración Trump, incluido distanciarse de China-.

«Estados Unidos les pide que bloqueen las inversiones chinas, pero les da poco a cambio e incluso bloquea la entrada de productos en su propio mercado imponiendo aranceles», explica a El País Gabriel Merino, analista geopolítico. «China apuesta por su famosa paciencia estratégica. Tiene obstáculos, con los intentos de Estados Unidos de reducir su influencia, pero seguirá persiguiendo sus objetivos porque entiende que la cooperación con América Latina es fundamental.»

Como muestra el mapa siguiente, para la mayoría de los países del «Sur Global» e incluso algunos del «Norte Global», China es ya su mayor socio comercial.

«La dependencia crítica que China ha desarrollado en todo el mundo, especialmente en Asia, significa que muchos [de los socios comerciales] no pueden prescindir de China», dijo Alicia García-Herrero, economista del banco de inversión Natixis. «Desde minerales críticos hasta chips de silicio, las exportaciones chinas son casi insustituibles».

Otro problema para EE.UU. es la Iniciativa Belt and Road de China, de la que EE.UU. no tiene un equivalente y es casi seguro que es incapaz de producir uno. Como lamentaba Daniel Runde, vicepresidente senior del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, en un reciente testimonio ante el Congreso estadounidense (el subrayado es mío): «Desgraciadamente, la BRI es un proyecto ambicioso y esperanzador que habla de las aspiraciones de los amigos y potenciales amigos de China. Lo odio porque es una gran idea, porque inspira a la gente del Sur Global. Pero no es nuestra idea».

A diferencia de Estados Unidos, China no suele intentar dictar cómo deben comportarse sus socios comerciales ni a qué tipo de reglas, normas, principios e ideología deben adherirse. Lo que China hace -o al menos ha hecho en general en las últimas décadas hasta ahora- es comerciar e invertir en países que tienen bienes -en particular materias primas- que codicia. Y como muestra el mapa anterior, hasta ahora ha sido una estrategia ganadora.

Incluso el ferviente anticomunista presidente de Argentina, Javier Milei, admitió que China es un «socio comercial muy interesante». Casi exactamente un año después de decirle a Tucker Carlson que nunca comerciaría con el gobierno asesino de China, Milei no tuvo más que palabras de cariño para el principal rival estratégico de EE.UU., diciendo: «[ellos] no exigen nada, lo único que piden es que no se les moleste».

El comercio con Estados Unidos, por el contrario, siempre lleva aparejadas fuertes condiciones, y la relación que Washington forja con los países dispuestos a doblar la rodilla es siempre de amo y vasallo, como la UE ha aprendido a su costa. Contrasta el discurso de China sobre la «cooperación práctica» con los países «sobre la base del respeto mutuo, la igualdad y el beneficio mutuo» con la reciente fanfarronada de Trump sobre los países que «me besan el culo» para negociar los aranceles durante una cena para republicanos.

Además, como Yves ha señalado en repetidas ocasiones, Estados Unidos simplemente no es capaz de llegar a un acuerdo. La administración Trump lo ha demostrado con creces con la forma en que ha tratado de reescribir los términos y condiciones del USMCA -que el propio Trump no sólo negoció, sino que anunció como el mayor, más justo, más equilibrado y moderno acuerdo comercial jamás logrado- apenas seis años después de su firma.

Argentina es un ejemplo fascinante de lo difícil que le resultará a Estados Unidos abrir una brecha entre las economías del Sur Global y China. El gobierno de Milei ha tratado de alinear a Argentina lo más firmemente posible con el Occidente Colectivo, llegando incluso a solicitar convertirse en «socio global» de la OTAN, meses después de cancelar la pertenencia de Argentina a la alianza BRICS-plus.

Se ha ofrecido a enviar armas a Ucrania al tiempo que ha prometido un apoyo total a los crímenes de guerra genocidas de Israel. En una entrevista con Bloomberg hace poco más de un año, cuando todavía estaba en campaña, Milei se refirió a la nación asiática como un «asesino». Sin embargo, la siempre atribulada economía argentina necesita financiación, inversiones y comercio chinos.

El propio Bessent ha declarado que EE.UU. está dispuesto a ofrecer a Argentina una línea de crédito de emergencia en caso de crisis mundial. Pero Estados Unidos no podrá suplantar a corto plazo el comercio de China con Argentina -de hecho, como gran exportador de soja, cereales, forraje para animales, etc., Argentina compite directamente con el poderosísimo sector agrícola estadounidense, mientras que éste complementa las necesidades de China- ni las multimillonarias inversiones de Pekín en las infraestructuras argentinas.

Pekín contraataca

Al igual que Trump no esperaba que Pekín respondiera con la misma moneda a su escalada arancelaria sobre los productos chinos, es probable que su Gobierno también se haya sorprendido por la dureza con la que China ha tratado a los países que acaban besando el trasero de Trump. Un portavoz del Ministerio de Comercio de China dijo a principios de esta semana que Pekín «tomará contramedidas de forma decidida y recíproca» contra las naciones que se alineen con EEUU en su contra. De Al Jazeera:

El lunes, el Ministerio de Comercio de China contraatacó, advirtiendo a otras naciones que «buscar los propios intereses egoístas temporales a expensas de los intereses de los demás es buscar la piel de un tigre». En efecto, argumentó que los que intenten llegar a acuerdos con Estados Unidos -el tigre- acabarán devorados.

El ministerio también afirmó que China, a su vez, atacaría a todos los países que se alinearan con la presión estadounidense para perjudicar a Pekín.

Xi Jinping ha estado difundiendo este mensaje durante su reciente gira relámpago por el Sudeste Asiático, donde muchos países dependen de las exportaciones a EE.UU. pero se enfrentan a algunos de los aranceles más elevados de Trump. El líder supremo de China hizo un llamamiento a estos países, incluido Vietnam, para que se opongan a la intimidación unilateral de Estados Unidos, al tiempo que advirtió de las consecuencias para los países que acaben apaciguando a Trump.

La ironía final es que, al poner patas arriba las reglas del sistema de comercio mundial que escribieron el gobierno y las corporaciones estadounidenses, la administración Trump ha hecho que China parezca un socio más fiable, incluso para algunos Estados vasallos aliados de Estados Unidos desde hace mucho tiempo, como la UE, Canadá y Japón. La semana pasada, por ejemplo, la secretaria del Tesoro del Reino Unido, Rachel Reeves, dijo que sería «muy tonto» que el Reino Unido participara en menos comercio con China.

«China se está posicionando ahora como líder del sistema comercial mundial basado en normas, y presenta a Estados Unidos como una peligrosa nación canalla decidida a hacer saltar por los aires unas relaciones comerciales ordenadas», afirmó Stephen Olson, antiguo negociador comercial estadounidense que ahora trabaja en el Instituto ISEAS-Yusof Ishak de Singapur.

Nick Corbishley

Apple está en dificultades

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Incluso antes de que los aranceles del presidente Donald Trump amenazaran con poner en jaque el negocio de fabricación de Apple en China, las dificultades de la compañía para fabricar nuevos productos estaba llevando a algunas personas dentro de su lujosa sede de Silicon Valley a preguntarse si la compañía había perdido de alguna manera su magia.

Los aranceles, que se introdujeron el 2 de abril, hicieron que Apple perdiera 773.000 millones de dólares de capitalización bursátil en cuatro días y perdiera brevemente su condición de empresa cotizada más valiosa del mundo. Pero los inversores ya habían empezado a resentirse con la empresa, haciendo que el precio de sus acciones cayera 8 por ciento en los cuatro primeros meses del año, el doble de la caída del S&P 500.

Apple esperaba reavivar su fortuna el año pasado con un casco de realidad virtual, el Vision Pro, y un sistema de inteligencia artificial llamado Apple Intelligence. Sin embargo, las ventas del casco han sido decepcionantes y las características del sistema de inteligencia artificial se han pospuesto porque no han funcionado tan bien como la empresa esperaba.

Los problemas de la empresa remarcaron que su reputación de innovación, considerada en su día un elemento fundamental de su marca, se ha convertido en un lastre que alimenta la angustia entre los empleados y la frustración entre los clientes. Y a las personas dentro de la empresa les preocupa que Apple, a pesar de sus años de ganancias que desafían las previsiones, se vea obstaculizada por las luchas políticas internas, los recortes y la fuga de talentos que a menudo atormentan a las grandes empresas, según más de una decena de antiguos y actuales empleados y asesores.

Apple declinó hacer comentarios.

Ha pasado una década desde los lanzamientos de los éxitos comerciales más recientes de Apple: el Apple Watch y los AirPods. Sus servicios como Apple TV+ y Fitness+, que presentó en 2019, van a la zaga de sus rivales en suscripciones. La mitad de sus ventas siguen procediendo del iPhone, un producto de hace 18 años que mejora incrementalmente casi cada año.

Mientras que las ventas de Vision Pro han sido decepcionantes, los problemas de la empresa con Apple Intelligence pusieron de manifiesto el mal funcionamiento dentro de la organización.

En una presentación en video de casi dos horas el verano pasado, Apple demostró cómo el producto de inteligencia artificial resumiría las notificaciones y ofrecería herramientas de escritura para mejorar los correos electrónicos y los mensajes. También reveló un asistente virtual Siri mejorada, que podría combinar información en un teléfono, como un mensaje sobre el itinerario de viaje de alguien, con información en la web, como la hora de llegada de un vuelo.

Las funciones de inteligencia artificial no estaban disponibles cuando se enviaron los nuevos iPhones. Llegaron en octubre, con un mes de retraso, y no tardaron en dar problemas. Los resúmenes de las notificaciones tergiversaban las noticias, lo que llevó a Apple a desactivar esa función. Luego, el mes pasado, la compañía pospuso el lanzamiento en primavera de un Siri mejorado porque las pruebas internas encontraron que era inexacta en casi un tercio de las solicitudes, dijeron tres personas familiarizadas con el proyecto que hablaron bajo condición de anonimato.

Después del retraso, Craig Federighi, jefe de software de Apple, comunicó a los empleados que la empresa iba a reorganizar a sus ejecutivos, retirando la responsabilidad del desarrollo del nuevo asistente Siri a John Giannandrea, jefe de Inteligencia Artificial de la empresa, y dándosela a Mike Rockwell, responsable de su casco Vision Pro.

“Apple tiene que entender qué pasó porque esto es algo más grande que hacer solo cambios cosméticos”, dijo Michael Gartenberg, un analista de tecnología que anteriormente trabajó como comercializador de productos en la empresa. “Si alguna vez ha habido un ejemplo de prometer más de la cuenta y cumplir menos, ese es Apple Intelligence”. Era la primera vez en años que la marca no comercializaba un producto que había presentado.

Algunos detalles de los cambios de Apple en su equipo Siri y los desafíos fueron reportados previamente por Bloomberg y The Information.

El tropiezo de la inteligencia artificial comenzó en marcha a principios de 2023. Giannandrea, que estaba supervisando el esfuerzo, buscó la aprobación del presidente ejecutivo de la compañía, Tim Cook, para comprar más chips de inteligencia artificial, conocidos como unidades de procesamiento gráfico o GPU, dijeron cinco personas con conocimiento de la solicitud. Los chips, que pueden realizar cientos de cálculos al mismo tiempo, son fundamentales para construir las redes neuronales de los sistemas de inteligencia artificial, como los chatbots, que pueden responder preguntas o escribir código de software.

Tim Cook habla en un escenario frente a un colorido logotipo de Apple.
El director ejecutivo de Apple, Tim Cook, en la sede de la empresa en Cupertino, California, el año pasado.Credit…Justin Sullivan/Getty Images

En aquel momento, los centros de datos de Apple tenían unas 50.000 GPU con más de cinco años de antigüedad, muchas menos que los cientos de miles de chips que compraban entonces líderes de la inteligencia artificial como Microsoft, Amazon, Google y Meta, según las personas consultadas.

Cook aprobó un plan para duplicar el presupuesto de chips del equipo, pero el jefe de finanzas de Apple, Luca Maestri, redujo el aumento a menos de la mitad, dijeron las personas. Maestri exhortó al equipo a hacer más eficientes los chips que tenían.

La falta de GPU obligó al equipo de desarrollo de sistemas de inteligencia artificial a negociar con proveedores como Google y Amazon la potencia de cálculo de sus centros de datos, según dos de las personas citadas. Los principales chips fabricados por Nvidia tenían tanta demanda que Apple utilizó chips alternativos fabricados por Google para algunos de sus desarrollos de inteligencia artificial.

Al mismo tiempo, los líderes de dos de los equipos de software de Apple estaban peleando sobre quién encabezaría el despliegue de las nuevas habilidades de Siri, dijeron tres personas que trabajaron en el esfuerzo. Robby Walker, quien supervisó Siri, y Sebastien Marineau-Mes, un alto ejecutivo del equipo de software, pelearon sobre quién tendría la responsabilidad de algunos aspectos del proyecto. Ambos se quedaron con partes del proyecto.

Las luchas internas siguieron a un éxodo más amplio de talento de Apple. En 2019, Jony Ive, diseñador jefe de la compañía, se marchó para fundar su propia empresa de diseño y se llevó a más de una decena de diseñadores e ingenieros integrales de Apple. Y Dan Riccio, durante mucho tiempo jefe de diseño de productos de la compañía que trabajó en el Apple Watch, se jubiló el año pasado.

En su lugar, Apple se ha quedado con antiguos y nuevos líderes con menos experiencia en el desarrollo de productos. Giannandrea, que se unió a la compañía en 2019 procedente de Google, nunca había liderado el lanzamiento de un producto de alto perfil como la Siri mejorada. Y Federighi, su homólogo supervisando el software, nunca había liderado la creación de un nuevo sistema operativo como algunos de sus predecesores en ese papel.

Cook, de 64 años, que tiene experiencia en operaciones, ha dudado a lo largo de los años en proporcionar una orientación clara y directa sobre el desarrollo de productos, dijeron tres personas familiarizadas con el funcionamiento de la empresa.

“Se trata claramente de una falla de liderazgo, comunicación y procesos internos”, dijo Benedict Evans, analista independiente que trabajó anteriormente como inversor de capital riesgo en Andreessen Horowitz.

Apple no ha cancelado su renovación de Siri. La empresa planea lanzar un asistente virtual en otoño capaz de hacer cosas como editar y enviar una foto a un amigo si se le pide, dijeron tres personas con conocimiento de sus planes.

Algunos de los dirigentes de Apple no creen que el retraso sea un problema porque ninguno de sus rivales, como Google y Meta, ha descifrado aún la inteligencia artificial. Creen que hay tiempo para hacerlo bien.

Mientras el reloj sigue corriendo para arreglar Siri, Apple defenderá las deficiencias actuales del asistente. El mes pasado, unos clientes presentaron una demanda federal acusando a Apple de publicidad engañosa. Desde entonces, sus anuncios sobre Siri se detuvieron.

Tripp Mickle

«Lista de pedidos» del equipo de Trump a unos 70 países para negociar acuerdos comerciales

Donald Trump anunció en el «Día de la Liberación», 2 DE ABRIL, una fórmula universal de aranceles para «proteger la economía de Estados Unidos». Luego postergó su aplicación por 90 días.

Aunque sigue reinando una enorme confusión sobre los objetivos de la Casa Blanca tal vez también en el mismo gobierno de EE.UU.-, empieza a surgir un cuadro más claro de las negociaciones comerciales.

Más compras de gas natural a empresas norteamericanas, menores aranceles a las exportaciones de Estados Unidos, menos impuestos a los gigantes tecnológicos de Silicon Valley, y promesas de impedir que China siga usando a otros países para despachar desde ahí sus productos a Estados Unidos.

Esas son apenas algunas de las exigencias que el gobierno de Trump espera plantear en sus negociaciones con decenas de países que hoy intentan evitar un astronómico aumento de los aranceles que entraron en vigor brevemente y luego fueron abruptamente dejados en suspenso, según media docena de personas al tanto de esas charlas y que en algunos casos prefirieron el anonimato para referirse a deliberaciones privadas.

El presidente Donald Trump repentinamente dejó en suspenso el aumento de aranceles que debían empezar a regir para más de 70 países, una decisión que atribuyó parcialmente a las alarmantes turbulencias que se habían desatado en el mercado de bonos. Trump anunció que los aranceles quedaban suspendidos por 90 días para dar tiempo a que sus asesores y las contrapartes extranjeras llegaran a acuerdos bilaterales individuales, un proceso que, según dijo, ya estaba en marcha con Vietnam, Japón, Corea del Sur e Israel, entro otros países. De todos modos, Trump dejó en vigor un 10% de arancel para prácticamente todas las importaciones que ingresan a Estados Unidos, mientras que escaló los aranceles impuestos a China a más del 100%, que regirán incluso durante la suspensión para los demás países.

Desde la Casa Blanca se muestran optimistas y dicen que en cuestión de semanas podrían cerrarse varios acuerdos.

“El mayor problema que tienen es que no les dan las horas del día para atender a todos los que quieren llegar a un acuerdo”, dijo Trump sobre sus asesores.

Pero sigue reinando una enorme confusión sobre lo que implican exactamente esos acuerdos, en parte debido a que nadie sabe qué pretende el presidente. De hecho, hasta algunos de sus asesores reconocen en privado esa falta de claridad sobre los objetivos de Trump.

El presidente Trump a insistido repetidamente, por ejemplo, que quiere equilibrar el déficit de balanza comercial de Estados Unidos con otros países, una idea que ha sido refutada por economistas ortodoxos y heterodoxos por igual: no tiene lógica pensar que Estados Unidos pueda exportarles a los países pobres tanto como importa de ellos, y hasta intentarlo podría ser perjudicial.

Personas caminan dentro del Dong Xuan Center, el mercado asiático más grande de Berlín, Alemania, el lunes 14 de abril de 2025.
Personas caminan dentro del Dong Xuan Center, el mercado asiático más grande de Berlín, Alemania, el lunes 14 de abril de 2025.Ebrahim Noroozi – AP

Es posible que Trump acepte acuerdos que achiquen esos déficits a través de acuerdos que exijan que Estados Unidos les venda más a esos países. Pero sigue sin quedar claro el marco de las negociaciones con economías avanzadas que tienen superávit comercial con Estados Unidos, como Australia y Gran Bretaña. Además, cualquier acuerdo en que otro país se comprometa a comprar más productos fabricados en Estados Unidos difícilmente logre el equilibrio del comercio global al que aspira Trump, ya que el desequilibrio fue fogoneado básicamente por las prácticas comerciales de un par de países que son grandes exportadores.

Para sembrar más confusión todavía entre los gobiernos extranjeros y los propios funcionarios norteamericanos, la semana pasada un asesor de la Casa Blanca, Peter Navarro, fustigó la megamillonaria inversión de la automotriz alemana BMW para la construcción de una planta en Carolina del Sur: dijo que es “mala para Estados Unidos”. Pero la construcción de esa fábrica parece reflejar justamente el tipo de industria nacional que Trump viene reclamando desde hace años.

“No tenemos la menor idea de lo que esperan de los demás países, y lo peor es que esos países no tienen ni la menor idea de lo que Trump quiere de ellos”, dice Doug Holtz-Eakin, presidente del American Action Forum, un think-tank de centroderecha que cuestiona los aranceles de Trump. “No veo cómo puedan negociar en esas condiciones”.

A media marcha

Ante esa falta de información, los embajadores, representantes comerciales y otros altos funcionarios extranjeros se han estado comunicando para intercambiar ideas. Hablaron sobre las ventajas de tener como interlocutor al secretario del Tesoro, Scott Bessent, o al secretario de Comercio, Howard Lutnick, y tratan de desentrañar qué idea tienen en el equipo de Trump.

Pero el proceso va muy lento. Un diplomático de alto rango de un importante socio comercial de Estados Unidos aseguró que en los días posteriores al anuncio de los aranceles, la Casa Blanca no respondió sobre qué les podrían ofrecer a cambio para reducirlos. Ahora que los aranceles más altos están en suspenso, los funcionarios de Trump finalmente parecen dispuestos a llevar adelante una negociación normal, en vez de simplemente exigir concesiones sin ofrecer nada a cambio. Pero sigue sin quedar claro cómo quiere avanzar la Casa Blanca, insiste el diplomático.

De todos modos, los funcionarios y los expertos en comercio internacional dicen que en las conversaciones iniciales ya quedó planteado el esquema básico que busca el equipo de Trump.

Es probable que los acuerdos se centren específicamente en los problemas identificados por los funcionarios norteamericanos en cada país. Asesores de alto rango de Trump, como Navarro y el representante comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer, han expresado su deseo de que otros países reduzcan las barreras arancelarias y no arancelarias, como el robo de propiedad intelectual y las cuotas de importación. Los funcionarios del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca y de la oficina del representante Comercial de Estados Unidos han dedicado semanas a estudiar las políticas que, en su opinión, alimentan el enorme déficit comercial con países como China, así como las posibles oportunidades para impulsar las exportaciones norteamericanas. Ese trabajo podría ser el que oriente los pedidos específicos de Trump a cada país.

Contenedores de carga y grúas pórtico se ven en el puerto de Yantian, por la noche, en Shenzhen, en la provincia de Guangdong, en el sur de China, el 14 de abril de 2025.
Contenedores de carga y grúas pórtico se ven en el puerto de Yantian, por la noche, en Shenzhen, en la provincia de Guangdong, en el sur de China, el 14 de abril de 2025.JADE GAO – AFP

Una de las principales exigencias previstas es que países como Vietnam y México dejen de servir como intermediarios para las empresas y productos chinos que buscan evadir los aranceles norteamericanos, una práctica que ha alarmado a gobiernos republicanos y demócratas por igual.

Gas, carne y tecnología

Dos personas al tanto de las ideas de la Casa Blanca aseguran que probablemente los acuerdos incluyan una serie de compromisos para beneficiar a rubros específicos de la industria norteamericana. Podrían alentar a Japón, por ejemplo, a comprometerse a comprarle a Estados Unidos grandes cantidades de gas natural. Europa, por su parte, aplica impuestos y regulaciones a los gigantes de internet y restricciones a las importaciones de carne de res que podrían ser objeto de negociación.

Los productores agropecuarios de Estados Unidos, hasta el momento muy golpeados por la guerra comercial, también podrían beneficiarse con acuerdos específicos país por país, especialmente si los europeos están dispuestos a flexibilizar las restricciones a algunas exportaciones agrícolas norteamericanas.

Algunos expertos en comercio internacional dudan de que estos acuerdos sectoriales específicos contribuyan significativamente a que Estados Unidos recupere la gloria de su capacidad industrial. Sin embargo, y dado que el mercado de bonos sigue a los tumbos incluso después de la suspensión de los aranceles, Trump tal vez llegue a la conclusión de que debe aceptar acuerdos menos ambiciosos en vez de dejar que vuelvan a entrar en vigor sus disruptivos aranceles sobre decenas de países.

Además, muchos países podrían implementar sus propias contramedidas, especialmente si están dispuestos a deshacerse de sus tenencias de bonos del Tesoro norteamericano. Y Trump ya ha demostrado su tendencia a ceder ante la volatilidad del mercado financiero, lo que podría debilitar la posición negociadora de Estados Unidos.

“La pregunta clave es si empezarán a cerrar acuerdos fácticos para ayudar a alguna empresa en particular, o si se abocarán a obtener compromisos significativos que ayuden a reequilibrar el comercio y a generar espacio para la producción nacional”, señala Lori Wallach, del American Economic Liberties Project, un centro de estudios de izquierda. “Si el único plan es que Europa elimine sus políticas de privacidad tecnológica y nos permita enviarles nuestra carne, eso no tiene nada que ver reducir el déficit comercial crónico de Estados Unidos con el mundo”.

Jeff Stein

Las Malvinas y la ingeniería argentina, unidas en un homenaje de la Universidad de Buenos Aires

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Lo que dice este breve video es que la ingeniería argentina sigue, pese a las heridas de guerra. Que el reclamo por las Malvinas sigue, pese a la tradición de nuestra Cancillería.

La historia del Veterano de la Guerra de Malvinas Alejandro Diego, profesor de Ingeniería de la UBA, no es un tango sombrío. Es absolutamente esperanzadora.

Dice que el entusiasmo por la educación pública en la Argentina sigue, pese a la ola de barbarie anti-educativa mileísta. Esto quiere decir que los «fundamentals» de la economía argentina son más culturales, civilizacionales y permanentes que los vaivenes de precios de la soja, de los minerales o de la materia prima. Quiere decir que todavía hay gente aquí en mi país y en tu país que sigue apostando al valor agregado y a las universidades públicas y a la industria.

Y lo hace sin alharaca de ello. Este «cortito» de Youtube que enlaza nuestra derrota en Malvinas y cada día de nuestra lucha actual por la Universidad Pública es lo más subversivo que he visto en los últimos 20 o 30 años. ¿Por qué? Porque alude a la historia del futuro, no se clava únicamente en el recuerdo terrible del pasado. Nos recuerda que recordemos para adelante.

Larga vida a la Universidad Nacional de Buenos Aires, y a sus ingenieros. Larga vida a la educación pública. Larga vida a la ingeniería. Larga vida al futuro.

Y a los veteranos de las Islas Malvinas. Islas que pese al mapa exhibido por el gobierno nacional en octubre del año pasado, son argentinas.

Daniel E. Arias

Científicos argentinos y uruguayos encuentran fósiles de una nueva fauna en la Patagonia

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Un equipo multidisciplinario de investigadores del CONICET y de la Universidad de la República de Uruguay encontró, a unos 30 kilómetros al suroeste de General Roca, en la provincia de Río Negro, restos fósiles de una fauna totalmente desconocida hasta el momento, que, según revelaron, data de hace, aproximadamente, 75.000.000 de años de antigüedad, o sea, del período Cretácico Tardío.

Según explicaron los científicos en una entrevista con la revista del Museo Argentino de Ciencias Naturalesentre los animales hallados se encuentra diferentes clases de moluscos, numerosos peces pertenecientes a grupos que no suelen encontrarse en la zona y peces pulmonados de la especie Metaceratodus kaopen, una gran cantidad de tortugas marinas, como así también cocodrilos y reptiles voladores. Pero, lo que más llamó la atención de los investigadores fue el hallazgo de los restos fósiles de siete individuos de una nueva especie herbívora de dinosaurio, a la que los investigadores bautizaron con el nombre de Chadititan calvoi.

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Fauna milenaria: nueva especie de dinosaurio

Chadititan fue una especie de dinosaurio de cuello largo perteneciente al grupo de los saurópodos titanosaurios. Dentro de ese grupo era una especie relativamente pequeña que no superaba los 10 metros de longitud, mientras que los ejemplares jóvenes descubiertos no alcanzaban los 3 metros de largo. Además, este dinosaurio estaba emparentado con titanosaurios relativamente pequeños como Rinconsaurus y Pitekunsaurus, dentro de un pequeño grupo conocido como rinconsaurios.

Todos ellos tenían un aspecto particular: cuello relativamente grueso que culminaba en un pecho amplio. Caderas expandidas y miembros relativamente gráciles, y la cola que en su base estaba fuertemente curvada hacia abajo, una condición muy rara compartida con pocos dinosaurios”, señaló el primer autor del trabajo Federico Agnolín, investigador del CONICET en el  Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACNBR, CONICET).

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«Todos los rinconsaurios, al igual que Chadititan, vivieron en un lapso relativamente corto que abarcó entre aproximadamente los 80 y 70 millones de años antes del presente, y se extinguieron varios millones de años antes de la caída del meteorito que impactó en la tierra hace unos 65 millones de años», agregó el también científico de la Fundación Félix de Azara.

Los restos fósiles encontrados también les permitieron a los investigadores demostrar la existencia de cocodrilos y reptiles voladores en esa zona de la Patagonia argentina, aunque los fragmentos están tan incompletos que todavía se desconoce exactamente a qué especies pertenecieron.

“Estos hallazgos nos permiten seguir reforzando la idea de que las faunas de la Patagonia del Cretácico eran muy diferentes a las del resto del mundo en esa misma época. Pero con el tiempo, las lagunas se secaron y la región se fue transformando en el desierto que conocemos hoy”, concluyó Agnolín.

El equipo de investigación responsable de la publicación de este gran hallazgo estuvo compuesto también por Matías Motta, Jordi Garcia Marsà, Mauro A. Aranciaga-Rolando, Gerardo Álvarez-Herrera, Sebastian Rozadilla, Federico Brissón-Egli, Mauricio A. Cerroni, Karen M. Panzeri, Sergio Bogan, Sergio E. Miquel, Diego Pol y Fernando E. Novas, del MACNBR; Juliana Sterli, del Museo Paleontológico Egidio Feruglio (MEF); Silvio Casadio, de la Universidad Andres Bello, Chile, Sergio Martínez de la Universidad de la República (Uruguay) y Leandro M. Pérez del Museo de La Plata (FCNyM, UNLP).

El IA-100B de FAdeA superó prueba estructural clave. Sugerencia de AgendAR

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El ensayo simula cargas máximas del tren de aterrizaje sobre la estructura alar del IA-100B.

La Fábrica Argentina de Aviones “Brigadier San Martín” (FAdeA) anunció que el entrenador básico IA-100B superó con éxito el ensayo estructural del ala ante cargas del tren de aterrizaje, una prueba clave dentro del proceso de certificación de la aeronave.

El ensayo consistió en la aplicación progresiva de cargas sobre la estructura del ala hasta alcanzar los valores máximos previstos por diseño, sin que se detectaran daños ni anomalías. Estas evaluaciones buscan validar que la célula cumple con los estándares de seguridad y aeronavegabilidad exigidos por la autoridad certificadora.

Según destacó la empresa, FAdeA cuenta con la infraestructura y capacidades técnicas necesarias para realizar este tipo de ensayos, tanto para programas propios como de terceros, incluyendo la adquisición de datos, mediciones, postprocesamiento y análisis. Esta capacidad refuerza el posicionamiento de la planta cordobesa como proveedor confiable dentro del ecosistema aeroespacial regional.

Prueba de cargas en ala de IA-100B Malvina
Foto: FAdeA

Un entrenador de nueva generación con base en materiales compuestos

El IA-100B Malvina es un entrenador biplaza de propósito general, concebido como plataforma inicial de formación para pilotos civiles y militares. Fabricado íntegramente en materiales compuestos, el modelo representa una de las primeras incursiones de FAdeA en este tipo de tecnologías, e incorpora una significativa participación de proveedores nacionales en su cadena de valor.

Con una longitud de 8,4 metrosenvergadura de 9,9 metros y peso máximo al despegue de 1350 kg, el IA-100B está impulsado por un motor Lycoming AEIO-540-D4A5 de 260 HP y hélice bipala. Su velocidad de crucero es de 155 nudos (287 km/h), con un alcance de 590 millas náuticas (1090 km) y un techo de servicio de 18.000 pies.

IA-100 fadea cockpit
Así sería el cockpit del IA-100B. Foto: FAdeA

FAdeA destaca que el avión cuenta con una certificación de categoría acrobática FAR-23, y combina una estructura robustaaerodinámica eficiente y sistemas de aviónica modernos y asequibles, lo que le permite ofrecer una atractiva relación costo-beneficio para escuelas de vuelo e instituciones armadas.

Perspectivas de evolución

El programa IA-100 nació con una visión escalable: en una segunda etapa, la célula servirá como base para el desarrollo de una versión de cuatro plazas, orientada a funciones de enlace y aviación civil ligera. Esta variante buscará competir en un segmento de aeronaves utilitarias a costo contenido, con capacidad de producción local y potencial de exportación.

El progreso en los ensayos estructurales marca un paso más en la maduración del IA-100B, que combina el desarrollo de capacidades industriales con la recuperación de una línea de productos propios por parte de FAdeA, en un contexto de creciente interés regional por soluciones de entrenamiento costo-efectivas.

Gas Dubois

Sugerencia breve de AgendAR:

Esta nota es técnica y precisa. Y me anima a sugerir un esbozo de un paso esencial: un plan de negocios.

Si se mantiene el precio inicial de un millón usd y se va reemplazando la aviónica israelí por otra de INVAP más Fix-View y Redimec, te queda un avión para el que no necesitaríamos insumos importados. O no muchos. El motor Lycoming es producible aquí bajo licencia, o reemplazable por otros de 4 tiempos, doble encendido y en lo posible, refrigeración a aire.

Eso es apuntar a 300 aviones, y eso para empezar. 50 aquí, para uso de la FAA como entrenador primario, y el resto a las aeronáuticas y aeroclubes de la región.

El único entrenador primario equivalente en prestaciones tiene motor turbprop y cuesta el triple.

Añadido a posteriori: de planos a demostrador tecnológico, el IA-100 Malvina lo hicieron unos 40 ingenieros y técnicos aeronáuticos bastante jóvenes de la FAdeA entre 2014 y 2015. Tiempo total: un año y monedas.

Eso sucedió durante la breve y enérgica administración de la FAdeA por la firma estatal barilochense INVAP, dirigida por el Ing. Nuclear Tluio Calderón, con el mandato de darle resucitación cardiopulmonar a la fábrica con un avión innovador pero factible.

El Malvina fue el primer proyecto aeronáutico argentino en más de 40 años, después del monorreactor de entrenamiento Pampa, excelente pero invendible porque nació con un 100% de componentes importados. La «nacionalización» del Pampa logró un 15% de componentes nacionales en valor desde 2004. Y en realidad, sigue siendo es un «downgrade» del Alpha Jet, un caza liviano Dassault-Dornier, de dos motores. Habría sido vendible si alguna vez alguien hubiera querido comprarlo, pero no le hablen a la FAA de adquirir un producto de la FAA.

¿No sucedió lo mismo con el Pucará, aunque tuvo más de 300 aviones pedidos por unos 15 países? Alguien no quiere que fabriquemos aviones. Ningún avión.

Luego de 2015, sobrevinieron los presidentes Mauricio Macri, Alberto Fernández y Javier Milei. A INVAP le dieron el olivo y jamás pudo volver a dirigir un proyecto aeronáutico nacional como el Malvina. Cucha, perro. Andate a seguir vendiendo reactores nucleares al resto del planeta.

Desde 2016, el único avance del IA-100 fue la construcción de un único prototipo, el B, que aparece en la foto. El grupo de diseñadores se desbandó por desesperación o por telegrama. La construcción tomó 9 años. El avión resultante, el IA-100 B de la foto, este año 2025 de Nuestro Señor por fin hizo roll-out (salida de hangar), un carreteo de pista, y exhibió un cambio de librea ordenado por el Ministro de Defensa y Pintura, Luis Petri.

La nueva librea muestra un mapita de las Malvinas en el empenaje.

Notables avances para un avión expresamente diseñado para construirse y exportarse a partir de 2017 en series de al menos 30 unidades por año, y durante décadas. Por precio y performance, el Malvina por ahora sigue teniendo un nicho único en el mercado mundial.

La Argentina rara vez se pierde la oportunidad de perderse una oportunidad.

Daniel E. Arias

Milei procura un acuerdo comercial con EE.UU. Tendría un consentimiento tácito del Mercosur

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Tras conseguir un guiño del Mercosur a través de la flexibilización de sus aranceles, el gobierno de Javier Milei y la Cancillería, encabezada por Gerardo Werthein, aceleraron su negociación para lograr un acuerdo de comercio e inversiones con Estados Unidos (TIFA, en sus siglas en inglés).

Este martes se confirmó que los próximos 21 y 22 de mayo se realizará una reunión a nivel técnico de la Argentina y los Estados Unidos.

La confirmación llega tras la visita del secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, a Buenos Aires, y luego de las reuniones que Werthein sostuvo en Washington con el secretario de Comercio, Howard Lutnick.

La información fue ratificada por fuentes de la Cancillería, que comentaron que desde hace meses se viene trabajando con el Ministerio de Economía para “equiparar aranceles”, y bajarlos en los casos en los que superen a los norteamericanos. En esa reuniones, agregaron altas fuentes diplomáticas, se pondrán sobre la mesa los “avances” en esos trámites del lado argentino, con la confianza en que el proceso de convergencia de aranceles pueda acelerarse.

En paralelo, la semana que viene, los negociadores argentinos discutirán con los representantes de sus socios regionales (Brasil, Uruguay, Paraguay y el recién sumado Bolivia) el acuerdo alcanzado el viernes pasado entre los cancilleres, que incluye agregar otros 50 productos o rubros a la lista de excepciones arancelarias, vitales para el deseo de Milei en relación al acuerdo con la administración Trump.

La denominada Reunión Ordinaria del Grupo Mercado Común, el miércoles y jueves próximos, tendrá ese primordial objetivo, contaron en el palacio San Martín. Y lo que allí se acuerde podrá ser refrendado por los cancilleres, que volverán a reunirse en Buenos Aires el 2 de mayo.

En su discurso en la Gala de los Patriotas en Mar-a-Lago, Milei habló de “adecuar la legislación argentina” a fin de cumplir con la suba de aranceles decretada por Trump y acercarse a un acuerdo. “Ya hemos cumplido nueve de los 16 requerimientos necesarios y he instruido a Cancillería y a la Secretaría de Comercio en mi país para que avance en el cumplimiento de los restantes”, continuó el Presidente.

La suspensión por 90 días de la mayoría de los aranceles dispuestos en un principio por el presidente norteamericano calmó los ánimos de quienes, como Brasil, cuestionaron duramente esas medidas y llamaron a tomar “represalias” para proteger a sus industrias. La visita de Bessent, según afirmaron en el Gobierno, “es un mensaje claro de que se está avanzando” en el acuerdo bilateral, que reemplazó al más ambicioso Tratado de Libre Comercio, una idea que quedó descartada cuando Trump empezó a dar sus primeros pasos en su relacionamiento comercial con el mundo.

Otros acuerdos

En los próximos 45 días, con la conducción de Werthein y coordinado por su secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Luis Kreckler, se prevén avances concretos en las negociaciones del Mercosur con otros países y bloques, como EFTA, Emiratos Árabes y El Salvador. El acuerdo con EFTA (Noruega, Islandia, Lietchenstein y Suiza), firmado originalmente en agosto de 2019, hacia el final del gobierno de Mauricio Macri, está “prácticamente listo”, y podría ser anunciado en la próxima reunión de presidentes del Mercosur, en julio, según fuentes oficiales.

En el mismo sentido, para la diplomacia brasileña, “acordar con el EFTA es vital, por su cercanía a la Unión Europea”, por lo cual el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva está igualmente interesado en ese acuerdo. A nivel técnico, los negociadores de ambos bloques se reunirán entre el próximo lunes 28 y miércoles 30, en el Palacio San Martín.

Otros dos acuerdos importantes están etapas decisivas, según la diplomacia argentina. En el del Mercosur con Emiratos Árabes, por caso, “los contactos continúan siendo fluidos y los trabajos técnicos avanzan a buen ritmo”, y se espera una reunión de ambos bloques “a la mayor brevedad posible”.

De manera sigilosa, y con la afinidad ideológica entre el presidente Milei y su par salvadoreño Nayib Bukele como punta de lanza, Argentina avanza en nombre del Mercosur (es presidente pro-tempore del bloque hasta mitad de año) en un acuerdo de Libre Comercio con El Salvador. Se prevé una reunión “presencial” de ambos protagonistas para el segundo semestre de este año.

¿Y el acuerdo con la Unión Europea? A pesar de los contratiempos y la resistencia de países europeos como Francia a firmar el entendimiento “tal como está”, en la Cancillería afirman que “se está avanzando rápidamente en la revisión legal y la traducción del acuerdo anunciado en diciembre de 2024”, para que se firme a fines de este año, y entre en vigor a mediados del año que viene.

Jaime Rosemberg

El Corredor Bioceánico Vial que se construye en América del Sur

El Corredor Bioceánico Vial busca conectar el puerto chileno de Coquimbo con Porto Alegre, en Brasil, mediante una red de carreteras y puentes que atraviesa ocho pasos fronterizos y recorre regiones estratégicas de los cuatro países involucrados. Esta obra, estimada en 10 mil millones de dólares, tiene como meta competir directamente con el Canal de Panamá al ofrecer una vía terrestre más eficiente para el tránsito de mercancías entre los océanos.

Actualmente, el Canal de Panamá puede mover hasta 36 barcos diarios, pero enfrenta largas esperas, que según datos oficiales pueden extenderse por tres o cuatro días. El nuevo corredor terrestre promete reducir los tiempos de traslado y los costos logísticos de forma significativa, lo que representa una ventaja estratégica para los países del Cono Sur.

Beneficios económicos para Paraguay y Chile

Paraguay, uno de los impulsores clave del proyecto, espera que el Corredor Bioceánico reduzca hasta 25 % los costos de logística para exportadores de productos agrícolas como la soja.

En el caso de Chile, los ministros de Economía, Relaciones Exteriores, Transporte y Hacienda han acordado un plan de acción para acelerar las etapas del proyecto. El ministro de Economía, Nicolás Grau, lo calificó como un “proyecto clave para la integración regional y el desarrollo económico”.

Una apuesta estratégica para los próximos 30 años

Los gobiernos involucrados aseguran que este megaproyecto no solo fortalecerá el comercio regional, sino que impulsará el desarrollo económico en las zonas que atraviesa, como Salta y Jujuy en Argentina, Mato Grosso do Sul en Brasil, el Gran Chaco en Paraguay y las regiones de Antofagasta y Tarapacá en Chile.

Además, permitirá conectar centros de producción alimentaria y minera con mercados internacionales, especialmente en Asia, abriendo nuevas oportunidades de exportación. Sin embargo, aún quedan retos, como la armonización de normativas aduaneras y la incorporación de tecnologías para facilitar el tránsito seguro y eficiente.

El impulso político es clave

Recientemente, los presidentes Gabriel Boric y Santiago Peña reafirmaron su compromiso con el proyecto durante su encuentro en Uruguay. La visión compartida es consolidar una Sudamérica interconectada, con infraestructura moderna que mejore la competitividad regional y disminuya la dependencia de rutas externas.

Funcionarios como el ministro de Desarrollo de Salta, Martín de Ríos, destacan la importancia de “homogeneizar procedimientos aduaneros, sanitarios y migratorios”, como parte de los pasos necesarios para garantizar el éxito del Corredor.

El Corredor Bioceánico Vial se perfila como una de las obras de infraestructura más ambiciosas del continente, y si los tiempos se cumplen, su impacto podría marcar una transformación profunda en la dinámica comercial de Sudamérica para las próximas décadas.

Gabriela Rivera P.

Starlink, ARSAT, capacidades argentinas y funcionarios ignorantes

Con un desconocimiento asombroso de las capacidades nacionales, el actual ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, en el marco del 21 Council of Americas, dijo: “Starlink no podía proveer Internet satelital en Argentina porque había un papelito que lo impedía. Ese papelito decía que no se podía ofrecer servicios satelitales de Internet por satélite en Argentina si Estados Unidos no generaba una reciprocidad en el acceso a nuestros satélites que creo que no tenemos para el territorio americano”.

Deslumbrado por los avances tecnológicos y las inversiones extranjeras, Sturzenegger confunde la propia regulación que busca desregular y desconoce las capacidades nacionales: Argentina, desde hace más de 9 años, brinda servicios en Estados Unidos generando ingresos por servicios de exportación sobre tecnología nacional destacándose en un mercado ultra competitivo.

El 30 de septiembre de 2015, desde la Guyana Francesa, era lanzado a la órbita de la Tierra el satélite ARSAT-2 de la empresa estatal creada por Néstor Kirchner en el año 2006. Fabricado en la provincia de Río Negro por INVAP, ARSAT-2 fue diseñado para prestar servicios en todo el continente americano. Este satélite genera alrededor de USD10 millones por año de ingresos por exportación de servicios a distintos países de la región, principalmente a Estados Unidos.

En Argentina, la autorización de satélites y constelaciones satelitales para comunicaciones, se regulaba mediante dos resoluciones de los años 1998 y 1999. Solamente el reglamento que normaba la autorización de satélites geoestacionarios contemplaba un régimen de reciprocidad (en el trato). Argentina tenía acuerdos firmados con Estados Unidos, Canadá, México, España, Países Bajos, Brasil y la Comunidad Andina. En el sitio Web de la Dirección de Asuntos Satelitales podemos ver que hay 38 satélites geoestacionarios autorizados a operar en Argentina, de los cuales 15 rigen sobre el acuerdo con Estados Unidos.

Argentina cuenta con un solo satélite con la capacidad de brindar servicios sobre el territorio de los Estados Unidos. Sin embargo, Estados Unidos tiene 15 satélites geoestacionarios autorizados en Argentina, además de las constelaciones Iridium, Starlink y Globalstar. Todos los años la FCC le cobra a ARSAT, por los gastos de gestión administrativa relacionados con la autorización de ARSAT-2, alrededor de USD120 mil dólares. Argentina no le cobra, ni lo hacía antes, cargo fijo alguno a los satélites estadounidenses.

La autorización de constelaciones no geoestacionarias en Argentina no requería, ni requiere luego del decreto 70/2023 de Milei, ningún tipo de acuerdo de reciprocidad. Entre 2019 y 2023 solicitaron autorización para operar en Argentina tres constelaciones para banda ancha: Starlink, OneWeb y Amazon Kuiper. La única restricción que estableció ENACOM para que estas constelaciones pudieran brindar servicio en Argentina fue la coordinación de las redes satelitales con ARSAT para evitar interferencias con las redes que la Argentina tenía presentadas ante la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) para evitar degradación de servicios en los satélites actualmente operativos y los que se encuentran en desarrollo. En 2023, durante el gobierno del Frente de Todos, ARSAT firmó los tres acuerdos mencionados.

Ahondando más en el desconocimiento del propio país que busca gobernar, Sturzenegger también afirmó que en Argentina no había alternativas para conectarse a Internet satelital previas a la sanción del DNU 70/2023 donde Milei establece la apertura de cielos en Argentina eliminando cualquier vestigio de protección a la industria satelital de comunicaciones nacional. Primero, a través de ARSAT-1 y ARSAT-2 es posible conectarse a Internet: desde 2014 ARSAT provee servicios de Internet satelital en miles de escuelas en todas las provincias del país y un conjunto de empresas brindan este servicio al sector privado. Más de 60 radiobases de la red móvil de uno de los principales operadores de comunicaciones móviles se conectan a Internet a través de ARSAT-1, solo como un ejemplo.

Aún más preocupante es que el ministro de Desregulación desconozca que actualmente ARSAT se encuentra desarrollando, a través de INVAP, el tercer satélite de su flota especialmente diseñado para proveer banda ancha en Argentina y países limítrofes. Con una inversión que ronda los USD280 millones financiada en un 90% por el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), ARSAT-SG1 tendrá 70 Gbps de capacidad para brindar banda ancha en más de 200 mil hogares. La construcción de este satélite se encuentra muy avanzada y se estima, de no producirse la suspensión de su fabricación tal como aconteció con ARSAT-3 durante el gobierno de Macri, que sea lanzado al espacio en 2026.

También es importante mencionar que desde el año 2022 ARSAT cuenta con 8 Gbps de capacidad sobre el satélite SES-17 que opera como sistema transitorio hasta tanto ARSAT-SG1 tenga capacidad de brindar servicios comerciales. Sobre SES-17, renombrado para Argentina como ARSAT-T1, se llevó adelante desde la Secretaría de Innovación el programa Mi Pueblo Conectado mediante el cual se desplegó conectividad satelital de banda ancha en 377 localidades, entre otras iniciativas. También sobre la capacidad de ARSAT-T1 un conjunto de empresas nacionales brindan servicios para distintas industrias como la minería, el petróleo y al agro así como también para usuarios residenciales.

Es evidente la clara predilección del gobierno de La Libertad Avanza (LLA) por Starlink y el rechazo por las capacidades desarrolladas por empresas nacionales, ya sean estatales (nacionales y provinciales) o privadas. No es ningún secreto que el modelo neoliberal extremo que propone LLA busca incrementar las ganancias de los capitales globales anulando cualquier resistencia a su despliegue. Lo notable es suponer que esto va a redundar en una mejor calidad de vida para quienes habitan en el territorio argentino.

Guillermo Rus

*ex Director de ARSAT