Con 25 proyectos distribuidos en todo el territorio nacional, el Instituto promueve la articulación público-privada para la expansión de toda la cadena de valor de cannabis medicinal y avanza con el estudio del cáñamo industrial.
Avances del proyecto del INTA Patagonia Norte con la Asociación Civil Ciencia Sativa (ACCS) –que trabajan en la inscripción de la primera variedad argentina en el INASE– y del convenio del INTA Pergamino con la empresa Pampa Hemp –quienes se enfocan en el mejoramiento de la especie para lograr un banco de semillas del cultivo– serán presentados en Expo Cannabis.
La planta de cannabis se utiliza desde hace siglos en distintas culturas alrededor del mundo para diferentes fines, entre ellos, el medicinal. La investigación médica y científica del uso medicinal del cannabis y sus derivados tiene oficialmente solo cuatro años en la Argentina, desde la sanción de la ley nacional 27.350. Y es “la Ley de Cannabis medicinal” –nombre que recibe la norma sancionada en 2017– el marco legal imprescindible para el estudio de Cannabis spp. bajo estándares de calidad y control, mediante la investigación científica y estudios agronómicos.


Dos casos exitosos
En el Centro Regional Patagonia Norte del INTA tiene sede un proyecto que nació del vínculo del instituto con la Asociación Civil Ciencia Sativa (ACCS) y tiene como objetivo la investigación y desarrollo de toda la cadena productiva de cannabis con fines terapéuticos y medicinales en la región. Este proyecto integra un programa de mejoramiento genético, banco de germoplasma y propagación de variedades nacionales en la Estación Experimental Bariloche del INTA –Río Negro–, el cultivo en la Estación Experimental Alto Valle del INTA y, dentro del mismo predio, la extracción de resina en el laboratorio Pasedati. Por último, en el laboratorio Productora farmacéutica rionegrina sociedad del Estado – Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (Profarse- ANLAP), ubicado en la ciudad de Viedma, se prevé la elaboración del fitopreparado. “El programa de mejoramiento está en marcha desde 2021 y, en este momento, se están instalando los invernaderos de cultivo y el laboratorio de extracción en el INTA Alto Valle”, indicó Ariel Mazzoni, investigador del INTA Bariloche. En esta primera etapa, se espera registrar al menos tres variedades nacionales de cannabis, establecer una prueba piloto de cultivo de 3000 metros cuadrados para luego ajustar técnicas de extracción de resina y la elaboración de los primeros fitopreparados. En una segunda etapa, la superficie de cultivo será de dos hectáreas y se buscará escalar la producción en laboratorio. A la fecha, Mazzoni destacó como los principales logros “la articulación pública-privada para el desarrollo de toda la cadena de valor de cannabis en la región Patagónica”. Además, señaló que “junto con la Asociación Civil Ciencia Sativa, GS1 (organización dedicada al sistema de estándares globales) y KYAS (empresa de software) se desarrolló un sistema de trazabilidad de cannabis denominado Trazacann que fue puesto en marcha en el proyecto y podrá ser utilizado por otros cultivos en el país”. De acuerdo con Mazzoni, un dato relevante es que se presentó la primera variedad INTA-ACCS en el registro nacional de cultivares y el registro nacional de propiedad de cultivares del INASE, y hay dos genotipos selectos más para ser registrados en los próximos meses. “Nuestras investigaciones apuntan a toda la cadena, priorizando la participación de actores públicos y privados locales, el desarrollo económico regional y responder a las demandas de salud de la población en nuestro país”, subrayó el investigador. Para el armado del proyecto fue muy importante el vínculo con una ONG, dado que permitió seleccionar genéticas de uso medicinal que actualmente utiliza la población para tratamientos con acompañamiento médico. “Con este trabajo buscamos seleccionar las mejores genéticas estables y homogéneas para abastecer tanto a usuarios del Reprocann (Registro del Programa Cannabis) como a proyectos de investigación y producción”, concluyó. Desde la sanción de Ley de cannabis de uso medicinal, el INTA trabaja codo a codo con organismos públicos, privados, municipios, provincias, ONGs, laboratorios, Pymes y universidades para una implementación efectiva de la Ley y para la generación de capacidades institucionales que puedan dar respuesta a la demanda. También, se dedica a la evaluación, fitomejoramiento e inscripción de nuevas genéticas, a la evaluación de tecnologías de cultivo (indoor, invernáculo, campo, hidroponia), a realizar investigaciones sobre la fisiología del cultivo y su conservación y desarrollo de sistemas de trazabilidad. Por otra parte, se evalúan técnicas de extracción y cuantificación de cannabinoides, terpenos y flavonoides y provee al sistema de ciencia y técnica de material vegetal estandarizado. Además, provee al Reprocann de semilla fiscalizada, implementa Buenas Prácticas Agrícolas y de Manufactura (BPA y BPM), participa en el dictado de cursos, seminarios, diplomaturas y genera capacidades para el desarrollo de la industria del cáñamo.