Por qué Argentina no está exportando centrales nucleares – I

0

Escribe Diego Hurtado: (El artículo que escribió Daniel E. Arias sobre este tema está aquí)

Si bien la expresión “calentamiento global” es hoy un significante en disputa —con billones de dólares en juego—, hay por lo menos dos alternativas en el horizonte. Si el capitalismo no logra organizarse para frenar la elevación de temperatura del planeta por emisión de gases de efecto invernadero, según las ciencias del clima, el planeta avanza derecho por un sendero: el de la catástrofe climática. Pero si la compleja estructura de gobernanza global y los intereses corporativos logran organizar la cruzada de la transición energética, las voces del establishment energético y financiero auguran que el premio será doble: no solo se podrá salvar al planeta neutralizando el cambio climático, sino que además el capitalismo logrará recuperarse de su agonía post-crisis de 2008 para ingresar en un nuevo ciclo de prosperidad global.

¿Qué cosa es la transición energética para suponer que pueda producir este milagro? Es el proceso de reemplazo de toda la infraestructura energética y de transporte del planeta basada en hidrocarburos por una nueva basada en energías renovables y limpias. Entre las energías limpias está la energía nuclear. Y dentro de la energía nuclear hay una tecnología incipiente que promete ser una clave para la transición energética: los llamados “pequeños reactores modulares” (SMR, por sus siglas en inglés), esto es, reactores nucleares de baja potencia para producir electricidad. 

Aún no existe el mercado para esta tecnología, está en conformación. Argentina, que tiene una tradición nuclear robusta, persistiendo en un camino sinuoso de varias décadas, logra estar hoy entre los cuatro o cinco países que lideran con el desarrollo de un prototipo propio: el reactor CAREM-25. Mientras que el paradigma de transición dominante supone que nuestro país debe proveer recursos naturales y comprar la tecnología “llave en mano” y con crédito (esto es, con deuda), el CAREM muestra cómo la transición puede ser una oportunidad para la acumulación de capacidades tecnológicas e industriales con crecientes grados de autonomía. Y, al final del camino, exportación de alto valor agregado.

Sin embargo, el Gobierno de La Libertad Avanza designó en mayo a las nuevas autoridades en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) que decidieron someter al proyecto CAREM-25 (Central Argentina de Elementos Modulares) a un proceso de revisión integral. El 6 de junio de 2024, a través de la Resolución 262, el nuevo presidente de la CNEA, Germán Guido Lavalle, formalizó el “Comité de revisión de pares”. En esa lista de miembros figuraba el doctor en Ingeniería mecánica José Converti, quien, un mes más tarde, escribió en el diario Los Andes un artículo donde argumenta que el proyecto CAREM es un fracaso. Tratándose de un proyecto con futuro comercial, estas declaraciones son un acto de boicot explícito. Desde entonces, solo silencio acerca de estas declaraciones de uno de los proyectos tecnológicos emblemáticos para la Argentina. Por eso es necesario poner una gran lupa sobre los antecedentes del proyecto CAREM y su presente.

La energía nuclear en la transición energética

El cambio climático, la transición energética y el desarrollo de energías renovables y limpias son temas sensibles a escala global. A contramano de las políticas del Gobierno, su Ley de Bases y el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), la Argentina puede construir una ventana de oportunidad con el CAREM, en construcción desde 2014 en la localidad de Lima, provincia de Buenos Aires. Pero la CNEA es parte de un Estado que Javier Milei afirma estar destruyendo desde adentro. Pese a las afirmaciones de Lavalle, las inversiones que requiere el CAREM están siendo recortadas.

Para dimensionar el sentido de la transición energética, el Financial Times explicó, a mediados de 2023, que “la magnitud de la infraestructura física que debe renovarse, demolerse o reemplazarse está más allá de la comprensión”. Y alertaba que debían ser los gobiernos, “y no BlackRock”, quienes lideren este nuevo Plan Marshall global que debe neutralizar el cambio climático.

Luego del cataclismo financiero de 2008, el calentamiento global y la transición energética se convirtieron en la oportunidad de rejuvenecimiento para un capitalismo financiarizado y exhausto. La urgencia que plantea una potencial catástrofe climática fue asimilada y resignificada como urgencia financiera. Así, la transición energética hoy no solo aparece como el único camino para neutralizar el calentamiento global sino que, además, se la presenta como una oportunidad para grandes negocios.

El accidente nuclear de Fukushima, en marzo de 2011, desplazó a la energía nuclear del incipiente despegue de la “revolución industrial verde” y del “Global Green New Deal”, promovido, por lo menos en la retórica, por los organismos de gobernanza global. Ahora bien, el lobby nuclear es potente y disciplinado. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y la industria del sector lograron impulsar un proceso de rehabilitación de la energía nuclear y así volverla a subir al escenario de la transición energética. Colaboraron con este proceso las limitaciones que enfrenta el desarrollo de las tecnologías renovables disponibles para la transición. Las dos principales, la solar y la eólica, presentan problemas: tienen vida operacional relativamente limitada y son intermitentes (es decir, dependen del sol y del viento). Lo que falta para superar esta limitación son tecnologías de almacenamiento, que aún están en desarrollo. Finalmente, los marcos regulatorios, consolidados a lo largo del siglo veinte a medida de los hidrocarburos, obstaculizan su avance. La energía nuclear, vigente desde los años setenta, en cambio, es energía de base: no depende de factores climáticos ni de la hora del día. Además, es una energía limpia: junto con la eólica, es la que menos gases de efecto invernadero emite. El aporte nuclear se vuelve necesario para cumplir las metas de descarbonización comprometidas en el Acuerdo de París en 2015.

Desde hace más de dos décadas funcionan en el mundo alrededor de 420 centrales nucleares que producen el 10% de la electricidad del planeta. Y hay alrededor de 50 en construcción, la gran mayoría en el este asiático. Las industrias estatales de Rusia, China y, detrás, Corea del Sur —con mayoría estatal en la principal empresa nuclear— lideran la provisión de las grandes centrales de potencia a escala global.

En especial para los países en desarrollo, las grandes centrales nucleares de potencia —entre 1200-1600 MW (megavatios de electricidad)— presentan hoy algunos problemas, como la enorme inversión de capital inicial y el costo que surge de las exigencias para los sistemas de seguridad post-Fukushima. Como respuesta aparecieron, en el horizonte cercano, los SMR, que pueden producir entre 20 y 300 MW para electricidad y calor. La ventaja crucial de estos reactores, especialmente para los países en desarrollo, es que los costos de la inversión inicial son mucho más bajos. Por un lado, porque su diseño permite instalar un primer módulo que produzca electricidad mientras se avanza, al mismo tiempo, con un segundo módulo, y así con los siguientes. Por otro lado, porque sus componentes se pueden producir en serie, bajando los costos de fabricación. El foco de esta familia de reactores puesto en bajas potencias también hace posible mejoras importantes en la seguridad, en la flexibilidad operativa y en la gestión del combustible gastado.

Martínez de Hoz vs. Castro Madero

Sin excluir a la CNEA de las políticas de terrorismo de Estado, durante la última dictadura cívico-militar genocida se impulsó el sector nuclear con inversiones masivas inéditas. Si bien la política económica de Martínez de Hoz no tuvo problemas en arrasar por completo sectores de la ciencia, la tecnología y la industria, el alumno de Milton Friedman no pudo meter la cuchara en la política nuclear, blindada por un grupo remanente de militares industrialistas.

Durante los años de terror institucionalizado, la CNEA fue conducida por el vicealmirante Carlos Castro Madero, un marino egresado del Instituto Balseiro. Con una preocupación parcial y selectiva que no pudo evitar que el personal de CNEA padeciera persecuciones, desapariciones, cesantías y legajos paralelos, Castro Madero le imprimió un impulso vertiginoso a los proyectos nucleares más ambiciosos. Entre 1976 y 1983 se materializó la autonomía en el ciclo de combustible nuclear, pero también, según la caracterización de la socióloga Ana Castellani, se transformó al sector en uno de los “ámbitos privilegiados de acumulación de la patria contratista”.

Durante la guerra de Malvinas, luego del hundimiento del ARA General Belgrano, Castro Madero denunció ante el OIEA el uso de submarinos nucleares británicos. La respuesta del organismo fue que la propulsión naval nuclear —tecnología que presenta numerosas ventajas operativas como la velocidad y la autonomía de navegación (de varios meses) respecto a los submarinos convencionales— no estaba prohibida por los tratados de no proliferación de armas nucleares. La Argentina contestó que se reservaría, entonces, el derecho a trabajar en propulsión nuclear con aplicaciones navales. Es decir, el derecho a desarrollar submarinos nucleares.

Por esos días, medios de comunicación británicos y estadounidenses difundieron que el gobierno de facto argentino ocultaba proyectos de armas nucleares. Se trató de una poco novedosa operación de propaganda para distorsionar los objetivos de la política nuclear argentina, una campaña que se había iniciado a fines de los sesenta y se intensificaba entonces. La guerra de Malvinas fue una oportunidad materializada en titulares de los principales diarios: “Falkland, la ‘bomba latina’ y la proliferación nuclear” (Wall Street Journal), “Buenos Aires podría tener la bomba pronto” (Washington Post), “La derrota de Falklands podría acelerar la bomba A argentina” (The Christian Science Monitor).

En simultáneo, la BBC de Londres difundía un documental que denunciaba un plan de los militares argentinos para desarrollar armas nucleares en complicidad con Alemania Federal. Los contratos de Atucha I y II con el grupo Siemens habrían tenido su origen, según el documental, en los “científicos atómicos nazis” refugiados en la Argentina al final de la Segunda Guerra Mundial. Un capítulo más en el imaginario demonizador del peronismo, según la tenaz versión de la paranoia colonial anglosajona.

A pesar de las operaciones, nunca se impulsaron, desde Argentina, proyectos de artefactos explosivos nucleares. Sí se propuso el desarrollo de un submarino nuclear, tecnología que, como afirmaba el OIEA, estaba encuadrada en los usos pacíficos de la energía nuclear. De esta trayectoria emerge el proyecto CAREM.

La larga marcha del CAREM

En 1969, Argentina inició negociaciones con el astillero alemán Howaldtswerke-Deutsche Werft AG, en Kiel, para la construcción de dos submarinos Tipo 209-1200. En 1973, la Armada firma un convenio con la CNEA para avanzar en un estudio sobre propulsión naval nuclear. Durante la fugaz tercera presidencia de Perón, se inició el ensamble de los dos primeros submarinos en el astillero Tandanor, mientras, a la vez, a través de otra evaluación avalada por una serie de decretos del Poder Ejecutivo, se contrató al astillero alemán Thyssen Nordseewerke GmbH para completar el ensamblado de otros seis submarinos de la serie TR-1700. De esta segunda serie, solo se completaron, en el astillero Domecq García, los dos submarinos construidos en Alemania: el ARA San Juan y el ARA Santa Cruz.

A fines de 1982 Castro Madero encargó al área de reactores de la CNEA la nuclearización de ambos submarinos. Al frente de esa tarea estuvo el físico Juan José Gilgerbino, que incluyó en la iniciativa a la empresa INVAP, Sociedad del Estado de Río Negro, que se había creado en octubre de 1976 y estaba a punto de lograr el desarrollo, en secreto, de la tecnología de enriquecimiento de uranio por difusión gaseosa, en Pilcaniyeu, cerca de Bariloche. Argentina anunció el 18 de noviembre de 1983 que era el octavo país en dominar esta tecnología. A través de la firma de un estudio preliminar, expuesto en 1983 ante un grupo de almirantes, se formalizaron los vínculos de CNEA e INVAP con la Armada para avanzar en la propulsión nuclear de los submarinos argentinos.

Raúl Alfonsín heredó un plan nuclear sobredimensionado para la capacidad presupuestaria y financiera de un país con una enorme deuda externa. Por esos días, el liderazgo del proyecto pasó de CNEA a INVAP. En febrero de 1985, el físico Mario Mariscotti, entonces director del Departamento de Investigación y Desarrollo de CNEA, explicaba que si bien INVAP soportaba una situación económica crítica, el grupo de Pilcaniyeu estaba realizando estudios para la producción de un pequeño reactor. El proyecto de submarino nuclear había sido reformulado al de un reactor de baja potencia para ser empleado en poblaciones de no más de 30 mil habitantes y había sido presentado en marzo de 1984 en Lima, Perú, durante una conferencia del OIEA sobre reactores pequeños y medianos. La crisis presupuestaria del sector, sin embargo, mantenía paralizado al proyecto. 

A fines de abril de 1985, CNEA e INVAP gestionaron una patente: “Reactor Nuclear Modular para Plantas de Generación Eléctrica”. Una mención temprana al CAREM-15 (así llamado por la producción de 15 MW) aparecía en el documento[5]. Cuando Roque Carranza asumió como ministro de Defensa, a mediados de 1985, el proyecto de pequeño reactor volvió a recibir apoyo. Pero su fallecimiento en febrero de 1986 lo dejó huérfano por varios años más. Hacia fines de abril, el accidente de Chernobyl arrojó una sombra sobre la energía nuclear, aunque no llegó a detener los trabajos de diseño del proyecto. El problema principal era, desde hacía varios años, presupuestario. Se especulaba con que, de haber financiamiento, el primer ejemplar del CAREM-15 estaría funcionando a comienzos de los años noventa.

El liderazgo del proyecto volvió a CNEA. En 1989 se intentó una sociedad con Turquía, el primer país en demostrar interés por el proyecto CAREM. Se llegó a constituir una empresa binacional con un consorcio privado turco que, luego de muchas idas y vueltas en los años siguientes, no prosperó. En el mismo año se habló de la conformación de una empresa entre CNEA y la provincia de San Luis, interesada en el CAREM, que no llegó a concretarse.

En el folklore oral del sector nuclear hay algunas diferencias de interpretación sobre todos estos avances y tropiezos. INVAP recriminaba a la CNEA que se atribuyera la propiedad del proyecto y que obstaculizara la búsqueda de socios privados, imprescindibles para acceder a las inversiones necesarias. En todo caso, las relaciones históricas, conflictivas, densas y enormemente prolíficas entre CNEA e INVAP —el primer desprendimiento empresarial de CNEA—, son la manifestación del dinamismo del sector nuclear y de la ausencia crónica, con excepción del período 2006-2015, de una política nuclear estable con metas de mediano y largo plazo. 

En 1992, el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) publicó un libro titulado Argentina y el submarino de propulsión nuclear. Allí Castro Madero sostenía que un pequeño reactor de propulsión nuclear podía ser una base para el desarrollo, porque eran demandados por un “mundo que no puede asimilar fácilmente las grandes unidades de generación nucleoeléctrica”. Creía que avanzar en un prototipo para submarinos le abriría a la Argentina la posibilidad de ser los primeros en ofrecer un SMR y así iniciar el diseño de un reactor de entre 10 y 25 MW. Una visión pionera a nivel global.

En la misma publicación, el diplomático Julio Carasales sostenía que si bien resultaba claro que la decisión de producir submarinos nucleares introduciría un factor desestabilizador en la región que obligaría a Chile y a Brasil a dar un paso similar, y que los efectos de la controversia alrededor de las Islas Malvinas lógicamente impulsarían al Reino Unido a desarrollar una campaña para prevenirlo, no había, en concreto, ninguna prohibición legal.

Durante los noventa, dos miembros de INVAP acompañaron a Menem en una gira por el este asiático: hicieron presentaciones y se dictaron seminarios en Vietnam, Malasia y Tailandia. También se presentó el proyecto de pequeño reactor en Indonesia y Egipto. Se describía al CAREM como un reactor modular con características interesantes para países que, sin experiencia nuclear previa, desearan ingresar en el campo de la generación nuclear de energía eléctrica.

En un manuscrito inédito sobre la historia de INVAP, el tecnólogo Tomás Buch cuenta que mientras se trataba de exportar la concepción del CAREM, la CNEA había logrado destinar fondos a través de contratos para avanzar en distintos aspectos del reactor. Las primeras pruebas del CAREM se iniciaron a fines de 1993 en una instalación ubicada en Pilcaniyeu, designada como Laboratorio de Ensayos Termohidráulicos (LET). Para ese entonces, también se había completado la ingeniería básica y el análisis preliminar de seguridad. “Este documento fue el primero en su especie hecho en el país, con la profundidad y el detalle necesarios para una central de potencia”, escribe Buch.

El premio mayor que buscaba el sector nuclear argentino desde la compra a Alemania de la central Atucha I, a fines de los años sesenta, era el desarrollo de la central de potencia argentina. Siguiendo este plan, Atucha I incorporó más del 30% de industria nacional; la central de Embalse, alrededor del 45%; y Atucha II, que debía finalizar a comienzos de los noventa, cerca del 70%. A comienzos del nuevo milenio, Argentina debía producir sus propias centrales de potencia. Sin embargo, la crisis de deuda y el alineamiento incondicional del menemismo con Estados Unidos paralizaron Atucha II, finalmente inaugurada a fines de 2014 por Cristina Fernández de Kirchner.

En síntesis, durante los años noventa al sector nuclear se le escapó de las manos el principal objetivo de cuarenta años de desarrollo incremental. Es en este punto que el CAREM aparece como la alternativa viable. Por eso el énfasis de Buch en un informe que demuestra que, a pesar de los palos en la rueda, se podía avanzar en una central de potencia nacional.

En septiembre de 1997 se sancionó la Ley de financiamiento para el proyecto CAREM, que autorizaba a la CNEA a realizar operaciones de crédito público con plazo no inferior a siete años por un monto de 132 millones de pesos. El objetivo del proyecto era alcanzar el desarrollo y la construcción del prototipo de un reactor innovador de baja potencia para producir energía eléctrica. Entre 1997 y 1999, en instalaciones de Pilcaniyeu, se hicieron ensayos con los elementos combustibles del pequeño reactor, fabricados en el Centro Atómico Constituyentes de la CNEA, en la provincia de Buenos Aires.

Finalmente, cuenta Buch, mientras INVAP reclamaba a la CNEA mayor libertad para buscar otras fuentes de financiamiento y lograba despertar el interés de la empresa Pescarmona, que sugería un modelo de mayor potencia, el resultado favorable del estudio de factibilidad realizado por la CNEA se dio a conocer recién a fines de 2000, cuando la situación económica del país era muy negativa.

A fines de los años noventa, a pesar de un gobierno adverso al sector, CNEA e INVAP insistieron en difundir que el CAREM abría “un nuevo mercado para la generación nucleoeléctrica: el de las centrales nucleares de pequeña potencia” (CARI, 1999: 46). La crisis terminal de 2001 congeló el avance del proyecto.

Relanzamiento y obras

En agosto de 2006, cuando Néstor Kirchner relanzó el desarrollo nuclear devastado durante los años noventa, el prototipo del reactor CAREM figuraba entre las metas prioritarias. En noviembre de 2009 se sancionó la Ley 26.566, que declaraba al CAREM de interés nacional y delegaba en la CNEA el diseño, ejecución y puesta en marcha del prototipo. En febrero de 2014 comenzó la obra civil (el primer hormigonado) en el Complejo Tecnológico Atucha, en Lima, y se estimó la finalización del prototipo para 2028. Se espera que esta primera versión pueda generar 32 MW, mientras que el módulo comercial tendría una potencia de entre 100 y 120 MW. Además, se proyectó que alrededor del 70% de sus insumos, componentes y servicios vinculados fueran provistos por empresas argentinas certificadas bajo estándares internacionales.

El gobierno de Macri perdió —o eligió perder— el foco del proyecto y durante el gobierno de Alberto Fernández, si bien no se definió una política nuclear, se retomaron las inversiones para los principales proyectos nucleares, incluido el CAREM-25. A comienzos de 2024, la NEA (Nuclear Energy Agency), agencia de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), realizó una evaluación de los pequeños reactores modulares en desarrollo a lo largo y ancho del planeta. El análisis se enfocó en seis dimensiones: financiamiento, licenciamiento, emplazamiento, elementos combustibles, cadenas de suministros y compromisos para futuros desarrollos. De 56 proyectos, el CAREM figura entre los cuatro primeros.

Epílogo anarcocapitalista

Argentina tiene un poco de industria y otro poco de capacidades tecnológicas. En conjunto, algo insuficiente para iniciar un proceso sostenible de desarrollo social y económico. En el paradigma dominante de la transición energética corporativa y financiera, el país puede aceptar el lugar que se le asigna en el orden neoliberal y enfocarse en la exportación de recursos naturales y en la compra de tecnología importada, con endeudamiento y fuga. En esta dirección se orientan la Ley Bases y, especialmente, el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI).

Esta versión financiera y extractiva de la transición energética supone que Argentina proveerá recursos naturales a bajo costo para las cadenas de suministros de las grandes corporaciones con base en las economías centrales a cambio de crédito y deuda para ser consumidores de tecnologías renovables y limpias extranjeras “llave en mano”. La devaluación de salarios, la dolarización de las tarifas de energía y la ausencia de regulaciones transforman a la Argentina en un país con mano de obra calificada y barata, apta para convertirse en un país ensamblador y apetecible para los negocios financieros. Así ocurrió durante el gobierno de Macri; así vuelve a ocurrir hoy en esta versión recargada.

La transición energética, por el contrario, debe ser concebida como sendero de desarrollo de capacidades industriales y tecnológicas con autonomía incremental. Excelente radiación solar en la zona cordillerana para la producción de energía fotovoltaica, los mejores vientos del planeta en la Patagonia para la energía eólica, la tercera reserva mundial de litio, el yacimiento de Vaca Muerta para la producción de gas —que además de abastecer industria y hogares puede usarse para producción de hidrógeno azul— y potencial marítimo para el desarrollo de energía undimotriz.

Pero la idea no debería ser “vender” viento, radiación, mareas o carbonato de litio, sino agregar valor, es decir, desarrollar la tecnología y el conocimiento para que la industria nacional aporte equipos, maquinarias, aerogeneradores, turbinas para energía undimotriz, componentes de paneles fotovoltaicos, etc. La transición energética debe ser concebida como un sendero de desarrollo de capacidades industriales y tecnológicas autónomas incrementales.

En este esquema, los procesos de aprendizaje y acumulación de capacidades organizacionales y tecnológicas con crecientes grados de autonomía que se codifican en la trayectoria del CAREM-25 y su proyección al CAREM comercial, junto con el papel del Estado y las empresas —públicas, privadas y mixtas— representan un caso testigo del sendero virtuoso de transición energética por el que puede optar la Argentina.

Esta película no la vamos a ver durante el gobierno libertario, que no solo está devastando las capacidades científicas y tecnológicas a escala nacional, sino que ya está ralentizando la construcción del CAREM-25 y, además, permite que referentes nombrados por el actual presidente de CNEA comprometan el futuro del CAREM comercial con afirmaciones irresponsables que pueden calificarse de boicot. En una gestión seria esta persona sería expulsada.El CAREM-25 no es un fracaso, es un Aconcagua de las capacidades tecnológicas nacionales. Lo único que falta es decisión política.

Diego Hurtado

Represas: el Gobierno se prepara a entregar en concesión activos estratégicos por 30 años

0

El Gobierno dio ayer el primer paso para comenzar el proceso por el cual se licitará la concesión de las centrales hidroeléctricas del Comahue, que generan el 10% de la producción total de energía eléctrica del país. A través del decreto 718/2024, estableció un plazo de 180 días para publicar los pliegos que permitirán privatizar nuevamente la concesión, al igual que hizo en 1993 el gobierno de Carlos Menem.

En ese entonces, se entregaron las concesiones por 30 años. El plazo venció a mediados de 2023, pero el gobierno anterior demoró la toma de la decisión acerca de qué hacer con las represas, en medio de discusiones internas en las que un sector del kirchnerismo proponía que sean operadas por la empresa estatal Energía Argentina (Enarsa).

Las centrales en cuestión son Alicurá (1050 MW de potencia instalada), operada por la estadounidense AES; El Chocón y Arroyito (1417 MW), administradas por la italiana Enel; Cerros Colorados y Planicie Banderita (472MW), bajo la concesión de Aconcagua Energía, y Piedra del Águila (1440 MW), operada por Central Puerto. Las represas están situadas sobre los ríos Limay y Neuquén, entre las provincias de Río Negro y Neuquén.

El Gobierno estableció que las centrales seguirán siendo operadas por las actuales empresas que tienen la concesión hasta tanto se termine el proceso de licitación en marcha, que podría tardar al menos un año.

En primer lugar, la Secretaría de Energía debe publicar los pliegos en un plazo de 180 días. Luego, estará el período para recibir las ofertas y, por último, se llevará a cabo el proceso de adjudicación del paquete accionario de la concesión por 30 años.

Dentro de las características de los pliegos, el Gobierno tiene que evaluar en qué estado están actualmente las represas y qué inversión demandarán para extenderles la vida útil.

El Chocón, por ejemplo, se construyó en 1973, por lo cual demandará una inversión grande para que siga operando. En el Gobierno calculan que las empresas que ganen la concesión deberán invertir en promedio al menos US$100 millones por cada central hidroeléctrica.

Otro tema en cuestión es determinar cómo será la remuneración de la energía generada por esas centrales. A la fecha, las empresas cobran un valor en pesos por kwh que determina de manera discrecional la Secretaría de Energía. A futuro, la idea del Gobierno es que las generadoras puedan hacer contratos de ventas con privados.

La idea es que de acá a seis meses va a estar normalizado el mercado eléctrico, con precios más predecibles, para que quienes se presenten en la licitación puedan evaluar el negocio. El objetivo es ir a un mercado eléctrico mayorista (MEM) de oferta y demanda, donde las generadoras incluso puedan comprar su propio gas, negociando con las productoras”, dijeron fuentes oficiales.

“Para que alguien quiera invertir US$200 millones para extender la vida útil de las máquinas, hay que tener alguna seguridad y la remuneración spot [que fija la Secretaría de Energía] no la da. Hay que darle al nuevo inversor todas las seguridades para cuando adquiera el paquete accionario”, agregaron.

La situación es seguida de cerca por las empresas, que señalan que la adquisición de la concesión va a depender del cash flow [flujo de fondos] que reciban. “Si lo licitan con el precio actual de remuneración, que está congelado en pesos, el Gobierno va a recaudar muy poco. Si cambia la regulación y volvemos a que los generadores puedan contractualizar su oferta, que, por ejemplo, se pueda vender la energía hidráulica a grandes usuarios o por lo menos un 30% de lo que genera, la compra de la concesión se vuelve más interesante”, dijo una generadora eléctrica en reserva.

Las provincias de Río Negro y Neuquén, por su parte, se verán también beneficiadas si se establecen nuevas pautas de remuneración, ya que cobran regalías de 12% sobre el precio de venta de la energía eléctrica, que en los últimos años estuvo pesificada y con ajustes por debajo de la variación de la inflación.

Sofía Diamante

Las exportaciones de petróleo alcanzaron los 168.000 barriles por día. Y Argentina cambia

0

Desde el comienzo de este siglo, con el surgimiento de China como gran importador de commodities, las actividades rurales se convirtieron en Argentina en el gran proveedor de divisas. Ese es el dato que ha dominado la dinámica económica -y las tensiones políticas- en nuestro país en las últimas décadas. Ahora, en un proceso que comienza en 2012, con la reestatización de YPF y la explotación de Vaca Muerta, la exportación de hidrocarburos -petróleo y gas- apunta a disputar ese lugar.

Ciertamente, esa es la expectativa del actual gobierno, y no sólo de él. En AgendAR queremos seguir de cerca este desarrollo, del que este artúculo del portal especializado EconoJournal indica un hito.

Las exportaciones de petróleo durante el primer semestre del año se ubicaron en el valor más elevado desde el 2005, año en el que el país llegó a exportar 175.000 barriles por día de crudo (bbl/d). Esto es así porque el volumen exportado durante los primeros seis meses de 2024 alcanzó los 168.000 barriles por día, un 46% por encima de lo verificado en idéntico período de 2023, con un total de 52 kbbl/d adicionales, y un 157% por encima del promedio verificado durante los 10 años previos.

El monto total de las exportaciones también fue el más elevado de las últimas dos décadas. Las exportaciones representaron US$ 2.534 millones, mientras que en 2005 el total fue de US$ 1.250 millones, según se desprende de un informe publicado por la consultora Economía y Energía, que dirige Nicolás Arceo. Concretamente, esto se explica por la variación que tuvo en precio del barril en los últimos 20 años. En 2005 el precio estaba en torno a los US$ 40, mientras que ahora se ubica cerca de los US$ 80.

Fuente: Consultora Economía y Energía

A su vez, el precio de exportación se ubicó un 21% por encima del promedio de los últimos veinte años. Sin embargo, en el documento se detalla que las exportaciones se encuentran aún por debajo de los valores alcanzados en el segundo quinquenio de la década de 1990. Esto se explica porque en 1995, las exportaciones representaban un total de 184 kbbl/d; en 1996, 302 kbbl/d; y en 1998, 336 kbbl/d.

Impacto en la balanza comercial energética

Desde Economía y Energía estiman que producto del aumento en las exportaciones de hidrocarburos, principalmente de las de crudo, sumado la caída en las importaciones, la balanza comercial energética sería superavitaria este año en más de US$ 5.000 millones.

Este superávit se daría gracias a un incremento de las exportaciones superior a los US$ 1.700 millones y a una disminución de las importaciones de casi US$ 3.300 millones con relación a lo verificado en 2023.

Fuente: Consultora Economía y Energía

En esa misma línea, proyectan un superávit de US$ 7.340 millones para la balanza comercial energética del próximo año, lo que se explicará en gran medida por el aumento de las exportaciones de petróleo, gracias a proyectos de infraestructura de transporte y evacuación como el Duplicar Plus, que está llevando adelante Oldelval para llevar el petróleo de Vaca Muerta hacia el Atlántico.

Variación de las cuencas en los últimos años

Durante casi dos décadas, el petróleo pesado de Chubut concentró el mayor porcentaje respecto a las exportaciones de crudo. Sin embargo, el declino de los yacimientos convencionales y los altos niveles de productividad que tiene Vaca Muerta provocaron que la cuenca Neuquina desplace del primer lugar a la cuenca del Golfo San Jorge.

Desde 2021 el crudo Medanito de Vaca Muerta fue ganando protagonismo gracias al desarrollo no convencional. En consecuencia, la producción de campos convencionales de la cuenca del Golfo San Jorge fue a la baja. En el informe, se evidencia esta situación puesto que en junio de 2024 no se registraron exportaciones de crudo desde el Golfo San Jorge, pero si se obtuvieron 135 kbbl/d provenientes de la cuenca Neuquina y, en menor medida, de la Austral más la del Noroeste. Una tendencia que no se condice con lo que ocurría a principios de 2021 y 2022 cuando las exportaciones del Golfo (de Chubut y de Santa Cruz) eran más importantes que las de la cuenca Neuquina.

Esto se explica por la falta de crudo pesado en el parque refinador local y por la caída de la producción de petróleo de Santa Cruz, fundamentalmente. Todo el excedente de producción de crudo que se registraba años atrás ahora se vende en el mercado interno.

Fuente: Consultora Economía y Energía

Proyección

Frente a este escenario, se prevé que la producción de la cuenca Neuquina se expanda a una tasa acumulativa de 1,2% mensual, en línea con la variación de la producción verificada entre el primer semestre de 2024 y del de 2023. Además, se contempla una capacidad de exportación a través del gasoducto Transandino de 80 kbbl/d hasta el mes de diciembre de 2024, que en enero de 2025 se ampliará a 95 kbbl/d. También, un incremento en la capacidad de transporte de Oldelval a fin de este año lo que permitirá unos 377 kbbl/d, y que partir de marzo 2025 se elevará a 540 kbbl/d.

En ese sentido, en el informe se considera una tasa de declino interanual de la producción del 4,6% para la cuenca del Golfo San Jorge. Mientras que para las cuencas Austral y Noroeste habrá un declino interanual del 9,0%, en línea con lo registrado durante el primer semestre de 2024 con relación al mismo período de 2023. De este modo, las exportaciones de crudo promediarían los 183 kbbl/d en 2024 y los 236 kbbl/d en 2025.

Japón en alerta por la posibilidad de un «megaterremoto»

0

Una agencia estatal de Japón alertó sobre la posibilidad de un «megaterremoto» tras el sismo de magnitud 7,1 que ocurrió el jueves de la semana pasada. Ante esto, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, canceló una visita prevista en Asia Central.
 
Es la primera vez que las autoridades del país asiático lanzan un aviso de este tipo tras la implementación de un nuevo sistema de alertas a raíz del devastador terremoto ocurrido en el país en 2011. Kishida afirmó que se quedaba en el país «durante al menos una semana» para «asumir la más alta responsabilidad en materia de gestión de crisis».

La alerta por un posible «megaterremoto en Japón»

El aviso de «megaterremoto» fue emitido este viernes por la mañana por parte de la Agencia Meteorológica de Japón (JMA). El anuncio detalló que «la posibilidad de que se produzca un sismo de gran intensidad es más alta de lo normal, pero esto no indica que un gran terremoto vaya a ocurrir con certeza».

Previamente, el gobierno nipón había previsto que había una posibilidad del 70% de que un mega-sismo estremezca el país en las próximas tres décadas. La sacudida podía afectar una parte importante de la costa japonesa en el Pacífico y amenazar a unas 300.000 personas, según sus expertos meteorológicos.

El país se encuentra situado en la encrucijada de varias placas tectónicas, lo que genera que sea una de las naciones con mayor actividad sísmica en su territorio en todo el mundo, con unos aproximados 1.500 temblores al año, de poca magnitud en su mayoría. A pesar de esto, los terremotos más intensos dejan pocos daños en este país, ya que hace décadas los gobiernos implementan normativas de construcción anti-sismos y educan a sus más de 125 millones de habitantes sobre cómo reaccionar ante estas situaciones.

El sismo que azotó a Japón

En Japón se viven horas tensas desde el jueves, cuando el Gobierno emitió un alerta de tsunami que se tras un potente terremoto de 7,1 en la costa oriental de la principal isla de Kyushu. Tras esto, las autoridades instaron a la población ubicada en las áreas afectadas a movilizarse inmediatamente a zonas más altas y seguras para resguardarse.

El sismo fue registrado en el mar de Hyuganada – a una profundidad de 30 kilómetros – y JMA detalló que el mismo alcanzó una magnitud de 7,1. A causa de esta actividad sísmica, se agrietaron calles y se registraron incidentes en distintos puntos de la ciudad.

Además, el fenómeno provocó que las autoridades emitieran las alertas con un aviso de tsunami para las prefecturas de Miyazaki, Ehime y Kochi, así como para las costas de Oita y Kagoshima. Se esperan olas de hasta un metro de altura.

Fábrica Militar en Río Tercero: una alarma distinta

0

Reproducimos el siguiente comunicado de ATE Córdoba:

Desde ATE Córdoba expresamos nuestra preocupación ante la visita de una delegación del Departamento de Estado de Estados Unidos a la Fábrica Militar de Río Tercero

Este hecho no es un hecho aislado dadas las alianzas y relaciones carnales que el Presidente Javier Milei mantiene con el imperio estadounidense.

Esta situación no sólo nos preocupa por la posible transformación de las Fábricas Militares en Sociedad Anónima, la pérdida de derechos laborales y demás, sino porque siembra un mojón más de presencia yanqui en el país.

Nuestra provincia cuenta con varios organismos y empresas estatales claves para la defensa de la soberanía, la Fábrica Militar de Río Tercero es sólo una de ellas, permitir que el Departamento de Estado de Estados Unidos haga pie en Córdoba, va en desmedro de esa soberanía y democracia que supimos construir. Ante esto estamos en alerta.

Breve comentario de AgendAR:

Reprivatización o cierre de nuestra única fábrica de munición de artillería y de cañones. No alcanzó con hacerla volar por el aire, al parecer.

Daniel E. Arias

Hace 70 años: una entrevista a Teófilo Tabanera, el padre del programa espacial argentino

0

“En nuestro país se disponen a dar el primer paso para viajes siderales”. Así tituló la revista Mundo Argentino el artículo firmado por Gregory Sheerwood, posible seudónimo de un periodista especializado en artes y espectáculos.

El entrevistado era el ingeniero Teófilo Tabanera (1909-1981), “padre del programa espacial argentino”, como le llama el Ing. Pablo De León, y la fecha de la publicación es el 19 de mayo de 1954. Hace setenta años, justo cuando miles de jóvenes leían con gozo la revista Más Allá. Y 3 años antes del Sputnik, el primer satélite artificial.

El artículo plasma los conocimientos a los que, en ese entonces, accedía el público curioso a los esperados primeros pasos en el espacio. El entrevistado es un gran ejemplo de una época en que los argentinos soñaban con construir una patria en vez de ponerla en venta.

El mendocino Teófilo Melchor Tabanera, Ingeniero Electromecánico por la Universidad Nacional de La Plata, fue una figura clave en la historia de la exploración espacial argentina. Su interés empezó como espectador del cine visionario de Georges Méliès y en los albores de la primera cohetería. Muy pronto dedicó su vida a difundir, organizar e impulsar iniciativas que, en los años ’30, eran considerados “sueños locos”. Entre sus compañeros de aventuras estuvieron su inspirador, director de la primera revista astronáutica de América Latina, Ezio Matarazzo, los militares Ángel María Zuloaga y Aldo Zeoli, y otro precursor: el inventor y ufólogo Ariel Ciro Rietti.

 En 1949, Tabanera creó la Sociedad Argentina Interplanetaria, la primera organización de entusiastas del espacio en América Latina. Participó en la reunión que creó la Federación Astronáutica Internacional y aportó su entusiasmo a la organización. Escribió los primeros libros sobre exploración espacial en español y participó en numerosos cursos y congresos. En 1960, fue el primer administrador de la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE). Organizó lanzamientos y proyectos internacionales casi sin fondos e invitó a su país a expertos internacionales, como Wernher von Braun y la tripulación del Apolo XI, a meses de su regreso de la Luna. Fue vicepresidente de la Federación Astronáutica Internacional durante siete mandatos y cofundó la Academia Internacional de Astronáutica.

Por el apego a sus sueños, y por sus aportes para poner al país en el casi imposible camino a las estrellas, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) bautizó con su nombre el Centro Espacial en Córdoba, ubicado a 30 km al sudoeste de la ciudad de Córdoba.

En 1979, el editor de Factor presenció una charla suya en la Escuela Técnica N. 9 Ing. Luis A. Huergo e intercambió unas palabras con él. Le bastó aquel encuentro para comprobar que uno de los fuertes de Tabanera fue su pasión por la educación.

Agradecemos a a Mágicas Ruinas por el rescate del texto de Mundo Argentino, la revista que durante los años ’50 dirigió Ernesto Sábato.

Por GREGORY SHEERWOOD

Hemos publicado en el número 2248 un notable artículo de Alexander Patrick, quien afirma que “muchos que hoy viven podrán ver los rápidos viajes a Marte y a la Luna”. Hoy insertamos un reportaje al presidente de la Sociedad Argentina Interplanetaria, ingeniero Teófilo Tabanera, que viaja constantemente hacia los cuatro puntos cardinales para asistir a las reuniones de hombres de ciencia que se vienen realizando con el objeto de resolver los viajes siderales, que cada día apasionan más en todas partes.

—Usted quiere decir que considera posibles los viajes siderales a la Luna, a los planetas, entre satélites, etc.

—Absolutamente posibles. Y tanto que también nosotros nos disponemos a construir un cohete que incursionará por regiones situadas más allá de los cien mil metros de la Tierra. Es hora de que los argentinos hagamos algo concreto en este sentido. Considero que ha llegado la hora de que también nosotros salgamos de la zona puramente teórica, especulativa, para meternos de lleno en el terreno práctico, en la zona de los hechos visibles, concretos. La construcción de ese cohete es otro de los motivos del viaje que haré dentro de pocos meses al otro lado del océano. Representaré a nuestro país en el Congreso Mundial Interplanetario que se llevará a cabo en agosto en la ciudad de Innsbruck, Austria. El problema de los viajes a la luna me apasiona. Quizá dentro de diez, veinte, treinta o cincuenta años usted, yo, cualquiera de nosotros esté metido en un satélite artificial, navegando a mil setecientos kilómetros de la Tierra y a la velocidad de más de veinticinco mil kilómetros por hora…

Observo con atención al que habla. Lo hace despaciosamente, con la naturalidad del que se refiere a acontecimientos naturales, inevitables, comunes. ¡Salta a la vista! Pertenece al grupo de Cristóbal Colón, esto es, de esos individuos que viven mirando siempre hacia adelante, mucho más allá de sus narices, de los que propugnan la realización de lo nuevo en contraste con los que no se cansan de decir: ¡No! ¡Eso no puede ser! ¿Imposible!, porque prefieren atenerse a lo precedente, a los hechos y teorías del pretérito, que puede ser pasado remoto o recientísimo. En otras palabras: el enfrentamiento de cualquier problema, por pequeño que sea, implica la superación de numerosas dificultades de distinto orden. Es entonces cuando aparecen netamente diferenciados los dos tipos clásicos del espíritu humano: el que mira con sentido positivo, que analiza los problemas y dificultades para ponerse de inmediato a la búsqueda de las soluciones, investigando y experimentando; y el que mira todo con sentido negativo, que analiza las dificultades para oponerlas como justificativo de su temor de realizar o su desgano de hacer; o aquel otro que lo niega todo por temor a lo desconocido. El conocimiento de la posibilidad de que la Argentina participase en la aventura del viaje sidéreo a la Luna había ocurrido inesperadamente en torno de una mesa de café. La mesa de un café es una especie de Ministerio del Interior al que afluyen noticias veraces y chismes de todo calibre sobre lo que ocurre en la cuadra, en el barrio, en la ciudad. Alguien había llegado a la manera de César: se sentó, pidió café y dijo:

Fue la chispa que encendió la polémica interminable: uno quiso llamar a Vieytes para que trajeran una camisa de fuerza para el informante; otros apoyaron, segurísimos de que así sería… Mientras arreciaba el fuego cruzado de los “sí” y de los “no”, yo me tomo las de Villadiego y aquí estoy ahora, en busca de la verdad, abordando al presidente de la Sociedad Argentina Interplanetaria, ingeniero Teófilo Tabanera, quien viaja periódicamente hacia los cuatro costados del mundo para asistir a los rendez-vous de los que están empeñados en la solución de los viajes siderales. Naturalmente, califica de absurda la noticia lanzada por el contertulio sembrador de rumores fantásticos.

—El viaje a la Luna sería una de las últimas etapas de la aventura sideral —prosigue el ingeniero Tabanera—. En los Estados Unidos, país al que se considera el más avanzado en este terreno, están todavía en el período de las primeras experiencias, lanzando cohetes teledirigidos a más de cuatrocientos mil metros de altura con monos, ratas y otros animales a fin de observar el efecto de los rayos cósmicos y hacer otras numerosas mediciones y observaciones útiles. Se cree firmemente que los Estados Unidos, Rusia y Gran Bretaña están construyendo satélites artificiales. Como son ultrasecretos, el que está interesado en el problema ha de experimentar e investigar por su propia cuenta. De ahí que los argentinos nos dispongamos a construir un cohete que permitirá ver qué pasa más allá de los cincuenta, cien mil o doscientos mil metros de altura. Tenemos que resolver infinidad de problemas. En la Luna, verbigracia, nos cocinaríamos de día y nos congelaríamos de noche, además de que pereceríamos rápidamente de asfixia y de sed, pues no hay, aparentemente trazas de oxígeno ni de agua. Otro aspecto importante que ofrecerá graves inconvenientes a los viajes interplanetarios será la presencia de meteoros, meteoritos y polvo sidéreo. Descartando los meteoritos, que, a pesar de ser los más grandes, algunos de miles de toneladas de peso, son los más escasos, debemos preocuparnos principalmente de los meteoros. Alrededor de ocho mil millones de meteoros entran en la atmósfera terrestre cada día. Pero sólo una cantidad ínfima puede ser vista o llegan a la superficie terrestre (meteoritos), pues la atmósfera reduce su velocidad y los consume por roce. En el espacio sideral, o en la Luna o en los planetas sin atmósfera, el problema puede ser grave, porque no existe esa capa protectora que posee la Tierra.

Los meteoros son partículas de diversos tamaños, desde trece milímetros las mayores hasta cinco diez milésimas de milímetro las menores y viajan a velocidades fantásticas del orden de los treinta a cuarenta kilómetros por segundo. Los cuerpos más peligrosos por su dimensión, aquellos de trece milímetros de diámetro, son los menos de temer, ya que existe una probabilidad de choque de un navío cohete con uno de ellos cada… cinco mil millones de horas. En cambio, los más pequeños, son de cinco diez milésimas de milímetro (más pequeño que cualquier grano visible de arena). Por el contrario, son más abundantes y chocaríamos con ellos a razón de dos mil novecientos cincuenta encuentros cada hora. Como su velocidad es enorme, pueden perforar o, por lo menos, dañar la envoltura exterior de la nave si no es suficientemente fuerte. Sin embargo, una chapa de acero de no más de un milímetro es suficiente para salvar el peligro. En cuanto a los tripulantes que salgan de la nave, la cantidad de choques posibles es menor, pero su vulnerabilidad es mayor. No quisiéramos recibir en nuestro cuerpo un bombardeo de quinientos de esos minúsculos corpúsculos por hora, ni siquiera cincuenta, puesto que, en pocas horas, estaríamos llenos de perforaciones microscópicas, pero dañinas. Tendremos, en consecuencia, que inventar una coraza que esperamos no será tan pesada como las que vimos en los museos y que usaban los caballeros medievales.

En cuanto a los Rayos Cósmicos, de los que sabemos muy poco, hasta ahora resultan aparentemente tan peligrosos como las irradiaciones que se producen en las pilas atómicas o en las explosiones que de cuando en cuando suceden en alguna región del mundo. Nuestra atmósfera otra vez nos protege de este peligro cósmico, pero en este caso la ayuda el magnetismo de la Tierra, que desvía los rayos, que no son otra cosa que partículas cargadas de electricidad y se mueven a velocidades de más de cien mil kilómetros por segundo. Estas partículas, sumamente pequeñas, son núcleos atómicos de muchos de los elementos químicos existentes y poseen una energía enorme, mayor de la que pude ser obtenida hoy en día en cualquier fuente de radiación terrestre, natural o artificial. En este aspecto habrá todavía bastante que investigar, enviando cohetes a grandes alturas, tal como lo hacen los norteamericanos. Una vez sabido a ciencia cierta todo lo que puede saberse sobre los rayos cósmicos, habrá que ponerse a la tarea de buscar solución a dos problemas: primero, manera de protegerse de ellos; segundo, posibilidad —si la hay— de aprovechar su energía. En fin, que éstos y muchísimos otros problemas tendremos que resolver con la construcción de ese primer cohete espacial, primera etapa del viaje que algún día no lejano realizaremos a la Luna.

La afirmación simple, sencilla, natural de este hombre de mi ciudad suena a cosa fantástica, desconcertante. Sin embargo, los infinitos acontecimientos de la historia dicen que pronto será realidad uno de esos sucesos recuerda aquel hecho memorable ocurrido el 17 de diciembre de 1903, cuando el profesor y hombre de ciencia doctor Newcomb demostraba ante la Academia de Ciencias de Francia que, debido a los pesados materiales hasta entonces conocidos, era imposible sustentarse en el aire y volar con motor de explosión; ese mismo día, por rara coincidencia, los hermanos Wright realizaban su primer vuelo a motor e insistían por décimo octava vez ante las autoridades pertinentes que se les concediera la patente repetidamente negada por creer que se trataba de ideas des cabelladas. De esto hace poco más de cincuenta años. Hoy los aviones vuelan tan alto y a velocidades que rompen la barrera del sonido.

Dos físicos argentinos recibieron la Medalla Dirac junto a científicos de Japón

0

Se trata de uno de los premios más prestigiosos en física: la Medalla Dirac, otorgada por el Centro Internacional de Física Teórica o ICTP. Los ganadores de 2024 son cuatro físicos, y dos de ellos son los argentinos Marina Huerta y Horacio Casini, docentes del Instituto Balseiro e investigadores de CONICET en el Centro Atómico Bariloche de la CNEA. 

Dos físicos de Argentina, Marina Huerta y Horacio Casini, acaban de recibir la noticia de que fueron seleccionados para recibir, junto a dos científicos de Japón, el Premio y la Medalla Dirac. Es por su trabajo científico en torno a esas cuestiones fundamentales de la materia y la energía a distintas escalas, en particular por sus contribuciones pioneras a la comprensión de la entropía cuántica en la gravedad y la teoría cuántica de campos. 

Marina Huerta y Horacio Casini son un matrimonio de físicos que vive en la ciudad de Bariloche y que está dedicado a trabajar en la teoría cuántica de campos, que es una unión de la teoría de la relatividad especial y la mecánica cuántica, además de investigar la entropía en la gravedad cuántica. Ambos son docentes del Instituto Balseiro, dependiente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) e investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en la División de Partículas y Campos del Centro Atómico Bariloche de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). 

Cada 8 de agosto desde 1985, se anuncia a los galardonados con el Premio y la Medalla Dirac. Ese reconocimiento, otorgado por el Centro Internacional de Física Teórica Abdus Salam (ICTP), distingue a científicos que han realizado grandes aportes en distintas áreas de la física teórica, como la física de partículas, gravitación y cosmología, física estadística, física atómica, óptica cuántica y computación cuántica. En Argentina ya habían recibido este premio, Juan Martín Maldacena en 2008 y Miguel Virasoro en 2020.

Ante la consulta de qué significa este reconocimiento, Marina Huerta Es un premio inmenso, tan inmenso como inesperado…todavía no puedo creerlo. Me honra infinitamente y siento que es un reconocimiento más que personal, a nuestro equipo de trabajo en la División de Partículas y Campos del Centro Atómico Bariloche, a nuestro Instituto Balseiro, a nuestros colegas, maestros y estudiantes”. Huerta es Licenciada en Física por la Universidad de Buenos Aires y Doctora en Física por el Instituto Balseiro.

Ante la misma consulta, Horacio Casini ¿Qué significa? ¡No sé muy bien todavía! Sé que me sorprendió mucho y me pareció un honor muy grande, porque es un premio muy renombrado en nuestra área, y uno mira la lista de premiados anteriores y se le despierta un sentimiento de gratitud y de humildad”, dijo. Casini es Licenciado y Doctor en Física por el Instituto Balseiro. 

Entrelazamiento cuántico “Una de las características más sorprendentes de la física cuántica es la capacidad de las partículas de seguir interactuando incluso cuando están muy separadas. Esta propiedad, llamada ´entrelazamiento´, es el foco del trabajo de los cuatro científicos honrados por el ICTP este año”, informa un comunicado de prensa del ICTP.

Y Los medallistas de Dirac 2024 han hecho contribuciones pioneras a nuestra comprensión de diferentes aspectos del entrelazamiento cuántico”. El director del ICTP, Atish Dabholkar, dijo en el citado El trabajo de Casini y Huerta utiliza las propiedades de la entropía del entrelazamiento cuántico para derivar importantes resultados generales sobre la estructura de las teorías cuánticas de campos’.

Asimismo, destacó que los otros dos físicos galardonados con la Medalla Dirac, Shinsei Ryu y Tadashi Takayanagi, “ha revelado una conexión fascinante y profunda entre la mecánica cuántica y la teoría de la información, por un lado, y la geometría del espacio-tiempo y la gravedad, por el otro”.  “Por lo tanto, la Medalla premia la investigación que reúne dos aspectos de la física: la mecánica cuántica y la gravedad, cuya descripción unificada ha sido el ´Santo Grial´ de los físicos teóricos durante más de medio siglo”, remarcó el director del ICTP. Y opinó sobre la naturaleza transfronteriza de la ciencia, que “ofrece un lenguaje común que puede facilitar conversaciones entre culturas y diferencias políticas”. 

Este jueves 8 de agosto por la mañana, Huerta y Casini tuvieron cada uno una reunión virtual con Dabholkar, quien unos días antes les había enviado un correo electrónico para convocarlos a ese encuentro. En esta reunión los felicitó en persona, con una pantalla por medio. Sus colegas de Japón que fueron seleccionados para recibir el mismo premio son Shinsei Ryu y Tadashi Takayanagi también recibieron las llamadas virtuales del director del ICTP. Con los mismos dos científicos japoneses, la dupla de físicos argentinos había recibido en 2014 el premio “Nuevos Horizontes” de la Fundación Breakthrough. 

“La Medalla Dirac es otorgada en honor a Paul Dirac, uno de los físicos más grandiosos del siglo XX y un amigo cercano al Centro. La premiación se realiza en el cumpleaños de Dirac, el 8 de agosto, a científicos que han realizado contribuciones significativas a la física teórica”, se lee en la carta del ICTP que recibieron los físicos. 

Como ganadores de la Medalla Dirac del ICTP, Huerta y Casini se unen así a un listado de Medallistas donde se leen los nombres de “los físicos más importantes del mundo, muchos de los cuales han ganado premios Nobel, medallas Fields o premios Wolf. Un comité internacional de científicos distinguidos selecciona a los ganadores de una lista de candidatos nominados”, informa el sitio web del ICPT. La ceremonia de premiación de los ganadores de 2024 se realizará en 2025, y allí se presentarán conferencias sobre cada trabajo.

El matrimonio de físicos, que tienen dos hijos (de 17 y 22 años) recibirá además de la Medalla Dirac el Premio que consta de cinco mil dólares. Ya recibieron la invitación a participar en la ceremonia de premiación en el ICTP, en Trieste, Italia, en 2025. Además darán conferencias invitados por el ICTP. (Área de Comunicación y Prensa del Instituto Balseiro)

El desguace del sistema científico argentino

0

Un informe detallado y preciso muestra que, durante el primer semestre de 2024, el gobierno de Javier Milei ejecutó un profundo recorte del 34,5 % en los fondos destinados al sector de ciencia y tecnología, lo que dejó al sistema con niveles de inversión solo comparables con años que marcaron algunas de las crisis más graves que vivió nuestro país como 1976 y 2002.

Asimismo, los salarios de los trabajadores del área se desplomaron 26 puntos reales por debajo de los valores de noviembre de 2023.

A lo largo del año pasado, durante los largos meses de campaña electoral, el entonces candidato, Javier Milei recorría programa tras programa de televisión anunciando con cierto tono festivo que, entre sus planes de ajuste del Estado, estaba el cierre del CONICET. Mientras tanto, su ejército de trolls organizaba un festival de fake news en las redes sociales para desprestigiar el trabajo de los científicos argentinos. Una vez en el poder, puso su motosierra a toda marcha y, de seguir por este camino de desfinanciamiento, las consecuencias sobre el sistema científico tecnológico nacional pueden ser tan o más graves que las provocadas por la Noche de los Bastones Largos, o los 10 años de convertibilidad pero en un plazo mucho más corto.

Un estudio recientemente publicado vino a poner en cifras este crítico escenario al realizar un balance de lo ocurrido con el sector CyT durante el primer semestre de 2024. El trabajo fue realizado por el grupo EPC, integrado por investigadores, analistas y consultores con experiencia en la gestión de políticas de ciencia, tecnología e innovación, en el marco del Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación (CIICTI). El equipo, cuyo director es Nicolás Lavagnino, elabora informes periódicos de seguimiento de la actividad, presupuesto y evolución de los salarios en el sistema científico nacional.

El trabajo, que lleva por título “Un punto de inflexión histórico”, considera que las acciones del gobierno libertario durante la primera mitad de año han significado “una abrupta reconfiguración de la política hacia el sector de ciencia y técnica”. Inmediatamente, el estudio se aboca al análisis del presupuesto nacional para señalar que la nueva administración se fijó como objetivo la eliminación del déficit fiscal para lo cual llevó adelante un ajuste presupuestario de entre 4 y 5 puntos del PBI. De esta manera, los recursos ejecutados para la administración pública nacional cayeron un 29,5% real en comparación con el primer semestre de 2023.

En este escenario de brusco recorte, el informe subraya que el deterioro fue aún mayor en la inversión en el sistema científico ya que la función CyT del presupuesto nacional descendió un 30,4% real contra 2023. Y más aun, todo lo relacionado con la extinta jurisdicción 71 – MINCyT (que incluye a la actual Secretaría de ICT, el CONICET, la Agencia I+D+i y la CONAE) ha sufrido una retracción del 37,7% real. Además, la investigación muestra que este descenso ha sido progresivo, empeorando en la comparación contra el año anterior en todos y cada uno de los meses del año. “Se trata de un ajuste realizado en apenas siete meses que es más abrupto que el llevado a cabo en los cuatro años de la gestión de Mauricio Macri”, sostiene.

Posteriormente, el informe toma en cuenta la ampliación presupuestaria realizada por el decreto 594-2024 y la información provista por el Poder Ejecutivo en su informe de Avance del Presupuesto del 30 de junio, para proyectar la situación del sector hacia fin año. En ese sentido, concluye que el crédito presupuestario para el sistema de CyT es del orden de 1,24 billones de pesos, lo que implica un derrumbe de la función CyT al 0,208% del PBI, “que solo es homologable a otras dos fechas aciagas: 1976 y 2002”.

Para dar cuenta de la dimensión brutal de esta debacle, vale señalar que en 2023, último año de mandato del gobierno de Alberto Fernández la función CyT se ubicaba en el 0,302% del PBI, luego de haber crecido un 43% real a lo largo de sus cuatro años de mandato. Esto significa que hacia fines de este año la retracción real de los recursos del área alcanzará el 34,5%. “Se trata de un descenso que no tiene antecedentes en la programación presupuestaria de la Argentina desde que la Función se incorporó al sistema de cuentas en 1972”. (Ver gráfico)

Más adelante, el estudio pone la lupa sobre las dimensiones del ajuste sobre los diferentes organismos que forman parte del sistema nacional de ciencia y tecnología. Luego de establecer que en todos ellos cae en términos reales la ejecución presupuestaria durante este primer semestre, señala que la mayor disminución, del 94,2% real, la sufre la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología (ex MINCyT), casi desapareciendo del cuadro presupuestario del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI). Le sigue con un descenso del 92,3% real, la inversión del Programa de Desarrollo de la Educación Superior en Universidades Nacionales del actual Ministerio de Capital Humano. Luego se ubica la Comisión Nacional del Actividades Espaciales (CONAE), con una caída del 55,9% real, más atrás aparece la Agencia I+D+i, que retrocede un 47,6% y la CONEA un 31,9%.

Ahora bien, al tomar nuevamente la ampliación presupuestaria y los lineamientos del Informe de Avance, ya citados como programación presupuestaria para el segundo semestre, se proyecta a diciembre un deterioro real para absolutamente todos los organismos que componen el sistema, destacándose la Agencia I+D+i (-66%), la CONAE (-55,9%), el SMN (-32,40%), la CNEA (30,50%) y el INTA (29,40%). “Todo esto supone porcentajes de declinación sin antecedentes en la historia presupuestaria reciente de nuestro país”, sentencia el informe.

Salariazo pero al revés

Al momento de analizar la evolución de los salarios, el estudio parte de caracterizar el escenario como el de una economía marcada por una fuerte aceleración inflacionaria provocada por la violenta devaluación de la moneda decidida por la gestión encabezada por Javier Milei apenas asumió en diciembre de 2023. La lenta y progresiva reducción mensual del costo de vida sumada a recomposiciones salariales decididas de manera unilateral por el Poder Ejecutivo dieron como resultado una marcada pérdida de ingresos reales para todos los diferentes grupos de trabajadores y trabajadoras que forman parte del SNCTI.

El estudio, sin embargo, precisa que estos resultados generales se enmarcan a partir de condiciones iniciales muy heterogéneas entre los diferentes grupos de trabajadores y trabajadoras del sector. Así, mientras los investigadores e investigadoras de la la carrera científica (CIC) y del personal de apoyo (CPA) del CONICET (que implican el 37% del personal de CyT), se habían recuperado notablemente durante el período 2020/2023 – tras haber perdido 28 puntos reales en los cuatro años transcurridos hasta 2019- a un nivel de ingresos similar al de diciembre de 2015, nada semejante ocurrió con los otros agrupamientos.

Por un lado, los ingresos de los investigadores y docentes de las universidades nacionales (que componen casi un 30% del sistema) resistieron mejor el ajuste producido entre 2015 y 2019, pero no se incrementaron en los cuatro años siguientes y permanecieron 12 puntos por debajo de los valores de 2015. Y, por el otro, los trabajadores del Sistema Nacional de Empleo Público (SINEP) que habían perdido 27 puntos reales durante el gobierno de Macri y descendieron otros 11 puntos con el de Alberto Fernández. (Ver gráfico)

En este marco el informe señala que “la política de ingresos del gobierno actual supuso un ataque contra todos los agrupamientos a la vez, generando primero una violenta retracción en el ámbito universitario (sobre todo en diciembre y enero, con una caída de 30 puntos reales), y luego llevando paulatinamente a los otros agrupamientos a un rango similar de deterioro salarial, mediante una política de reducción sistemática mes a mes de los ingresos reales”.

Puesto en números, hacia fines de junio los salarios CIC-CPA se encuentran 26 puntos reales por debajo de los valores de noviembre de 2023, y los salarios en las universidades nacionales han tenido una pérdida de 25,6 puntos. Mientras que los salarios del SINEP, habiendo partido de un nivel más bajo, descendieron 15,6 puntos, alcanzando con ello un umbral cercano a una pérdida de 49 puntos respecto de los valores alcanzados en diciembre de 2015.

Golpe a golpe

En su tramo final, los autores realizan un pormenorizado repaso del conjunto de modificaciones en disposiciones, normativas y estructuras que el gobierno llevo adelante en el SNCTI. En ese sentido, señala que la administración Milei realizó una profunda modificación de la estructura de gobierno y de las jurisdicciones ministeriales, reduciendo y eliminando muchas carteras y subsumiendo otras. Esta decisión en lo que tiene que ver con el SNCTI “significó la abierta desjerarquización del área y la eliminación práctica de las instancias que debían regir la gobernanza del sistema”. Quizá el hecho más representativo de esta política haya sido la eliminación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, y su incorporación a la Jefatura de Gabinete, con el rango de subsecretaría de Estado.

Al mismo tiempo, al igual que en el resto de la administración pública, comenzó una política de no renovación de contratos y cese de personal en planta transitoria que afectó al sector. Concretamente, en el ex MINCyT Central, el CONICET, Agencia I+D+i y el INTI, se produjo una serie de despidos y desarticulación de equipos de gestión que tuvo por efecto la paralización concreta de la administración de los respectivos organismos. En el CONICET se produjeron durante los primeros meses de gestión 86 despidos y ceses; en tanto, en el ex MINCyT Central no se renovaron 109 contratos, y en la Agencia I+D+i hubo otras 70 cesantías. En el mes de junio en el INTI no se renovaron 282 contratos y se anunció el cierre de oficinas provinciales que no tuvieran laboratorios.

Por otro lado, el CONICET había resuelto en noviembre de 2023 los resultados de la convocatoria 2022 a la CIC, otorgando 833 nuevos ingresos, pero el alta debía sustanciarse en 2024 y durante este primer semestre no se efectivizaron los ingresos ni de CIC ni de CPA, ni siquiera de remanentes administrativos de convocatorias anteriores. Asimismo, durante 2024 el organismo redujo notablemente la cantidad de becas de doctorado y posdoctorales que adjudicó. Sobre un llamado de 1.300 becas doctorales, se otorgaron 840 y se asignaron 502 becas posdoctorales sobre un llamado de 800. Se mantuvieron las 300 becas de finalización y otras 110 cofinanciadas, pero en total esto supone reducir el total de becas de 2510 a 1752, lo que implica una caída del 30,2% en la cantidad de estipendios concedidos por el organismo. Además, se pospuso el comienzo de las becas a agosto (que finalmente volvieron a posponerse). En conjunto con la caída de los ingresos reales esto derivó en un descenso superior al 30% en el número de postulaciones para nuevas becas otorgadas por el organismo.

A más de un mes de finalizado el primer semestre de este año, período relevado en este trabajo, no se vislumbra ningún cambio en las políticas gubernamentales para el sector, muy por el contrario, lo que avanza son acciones que apuntan hacia una profundización de la parálisis y el desguace del sistema nacional de ciencia y tecnología nacional.

Breve comentario de AgendAR:

Muy buenos datos numéricos. Que le hayan bajado en medio año el 60% del presupuesto efectivo a la CONAE o el 32% a la CNEA tiene la coherencia de pretender ser un enclave agropecuario y exportador de petróleo y gas. Pero en ese enclave reventar a dos entidades imprescindibles para las actividades rurales como el Servicio Meteorológico Nacional y el INTA marca mucha incoherencia y estupidez adicionales.

Industria electrónica: 79% de las empresas redujeron su actividad en los últimos meses

0

La Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas (CADIEEL), presentó un informe sobre la situación económica de su sector, en el que detalla que el 79% de las empresas sufrieron una reducción de su actividad durante el segundo trimestre de 2024. Estas firmas tuvieron, en promedio, una reducción de su producción del 36%. Esto afecta, entre otras cosas, al empleo, aunque siempre es una variable que los empresarios pymes intentan mantener. Según el mismo reporte, el 63% de las empresas mantuvieron su staff, el 25% sufrieron despidos y solo un 12% contrató nuevo personal.

En cuanto a las expectativas para el próximo trimestre, un 38% de los empresarios de CADIEEL piensa que no habrá cambios en la evolución de la economía, un 37% piensa que habrá una recuperación y un 25% cree que la caída será mayor.

El presidente de CADIEEL, y también presidente de la empresa de sistemas de iluminación sustentables Trivialtech, José Tamborenea, dijo: “Por primera vez tenemos una ocupación de fábrica menor al 20% en algunas empresas. Eso no había pasado nunca en nuestro sector y son valores que están por debajo de lo que pasaba en la pandemia. También tenemos un treinta y pico de las empresas que se mantienen entre el 20 y el 40% de la ocupación de fábrica y un 38% que están entre el 40 y el 60% de capacidad operativa. Son promedios muy bajos para poder trabajar”.

Las ventas del sector se vieron afectadas por tres problemas principales: La dificultad de costos para exportar con un precio del dólar poco competitivo, la falta de obra pública nacional que afecta a los sectores de iluminación, y energía de baja tensión principalmente, y el freno de la construcción privada, que afecta a estos dos últimos sectores pero también a la venta de electrodomésticos de línea blanca que se compran para equipar esos edificios.

«La gente tiene que tener salarios más altos para que pueda comprar cosas y debería haber más empleo. Eso no se da en un proceso de ajuste y con menos mercado interno», dice Tamborenea.

“Todos nuestros clientes tienen números para abajo, todos los rubros cayeron. Antes, a vos te enfriaban el mercado nacional porque metían una devaluación pero te mejoraban los costos para exportar, o viceversa. Es la primera vez que estamos caros en dólares, con un Impuesto País que te mata, y un sector interno que no tiene obra pública. No se hacen hospitales, colegios, cárceles, y los municipios tienen pocos recursos para iluminación pública”, contó con preocupación Tamborenea.

El Impuesto País se instauró en 2019 para gravar la compra de dólares para ahorro, y luego se extendió también a los dólares que se usaban para importaciones de bienes y servicios. Entonces, era de 7,5 % y se planeaba aplicar de forma temporal hasta fines de 2024. Apenas asumió Javier Milei, lo aumentó al 17,5 % y lo extendió también al giro de dividendos. La semana pasada se anunció que en septiembre volvería  a ser del 7,5% y que no se va a mandar una ley para extender su aplicación, por lo que a fines de este año debería caer.  Sobre el tema, Tamborenea dice: “Si sacan el Impuesto País, como anunciaron, nos podría ayudar pero muy poquito porque tenemos costos muy altos, como en fletes. Estamos con costos muy altos en energía, crecieron mucho los costos operativos de transporte en general y esto impactó muy duro en la matriz de costo industrial. Nuestra preocupación es que esto se reactive y que esa reactivación la pueda capturar la industria nacional, que es la que da empleo formal, paga impuestos y demás”.

Otra medida importante tomada por el Gobierno que podría llegar a afectar al sector es el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones, conocido como RIGI. La ley que creó este sistema permite muchos beneficios para empresas del exterior que hagan inversiones de más de 200 millones de dólares. Entre estos beneficios, inicialmente se les permitía importar todos los bienes de capital que fueran necesarios sin impuestos ni obligación de cubrir una parte con proveedores locales, y también la posiblidad de entrada y salida de dólares sin los controles de cambio que deben afrontar las empresas locales. CADIEEL pudo trabajar con los legisladores para que insertaran algunos cambios en el proyecto. “El RIGI es un mercado que no existía y que ahora va a existir. Logramos hacer algunos cambios en la ley, por ejemplo, que no se puede aplicar a toda la economía, sino en algunos rubros, y también logramos que haya una integración de la cadena de valor del 20%, no es lo ideal pero es mejor que cero. Ya tampoco es compulsiva, cada provincia tiene que adherir o hacer su propio proyecto. Ahora estamos participando en la reglamentación. El país necesita inversiones, necesita el RIGI, tenemos que dar beneficios para que vengan pero obviamente con la industria nacional adentro, con trabajo argentino. Esas inversiones son de plazo muy largo, que van entrando poco a poco y lleva tiempo la recuperación de ese valor”, dijo Tamborenea.

Hoy también se está trabajando en conjunto con otras cámaras y con la UIA para hacer un proyecto de Ley Pyme, que brinde un marco de beneficios para las empresas locales pero de momento iría en contra del objetivo de déficit fiscal cero planteado por el Gobierno, por lo que las negociaciones no están avanzadas.

Según Tamborenea, hay algunas medidas que el Gobierno está tomando que podrían generar algún grado de reactivación y otras que podrían aplicarse: “Una medida que se está tomando es la de dar créditos, y es importante porque las tarifas de electricidad subieron 300%, más que la inflación, y todavía va a subir otro 300%, y por eso sería bueno que las empresas y personas mejoraran sus instalaciones apuntando a la eficiencia energética, y sin embargo todavía no se está haciendo porque hay muy poca plata en la calle. El crédito podría ayudar. Pero la gente tiene que tener salarios más altos para que pueda comprar cosas y debería haber más empleo. Eso no se da en un proceso de ajuste y con menos mercado interno. Además, los costos de flete son muy importantes y tenemos un país muy grande, tenemos que volver a tener trenes. Nos está pasando que vienen inversores de afuera y les gusta un desarrollo tecnológico que se hace acá, deciden invertir pero piden que la fábrica se monte en Uruguay, Chile o Brasil, porque no es conveniente hacer la inversión acá por más de que todos los que hagan el trabajo sean argentinos”.

 Matías Alonso

Salud mental: casi la mitad de los casos de demencia podrían prevenirse o retrasarse

0

Según un estudio, casi la mitad de los casos de demencia en el mundo podrían prevenirse o retrasarse, si se toman en cuenta los 14 factores de riesgo que señalan los expertos.

Se prevé que el número de personas con demencia en el mundo casi se triplique hasta alcanzar los 153 millones en 2050, y los investigadores advierten de que esto supone una amenaza cada vez mayor para los sistemas de asistencia sanitaria y social. Los costes sanitarios y sociales mundiales relacionados con la demencia superan los 1.000 millones de dólares (780.000 millones de euros) al año, según el estudio.

Sin embargo, en un informe sísmico publicado por The Lancet, 27 de los principales expertos mundiales en demencia concluyen que podrían evitarse o retrasarse muchos más casos de los que se pensaba.

Según la comisión sobre demencia de The Lancet, si se actuara sobre 14 factores de riesgo modificables, desde la infancia y a lo largo de toda la vida, se podría evitar o retrasar el 45% de los casos de demencia, incluso aunque las personas vivieran más años. Los resultados se presentaron en la conferencia internacional de la Asociación de Alzheimer en Estados Unidos.

En una entrevista con The Guardian, la autora principal de la investigación, la profesora Gill Livingston, afirmó que cada vez está más claro que millones de personas pueden y deben hacer mucho más para reducir el riesgo de demencia.

Desde la conferencia de Filadelfia, Livingston afirmó: «Mucha gente en todo el mundo cree que la demencia es inevitable, pero no es así. Nuestro informe concluye que se pueden aumentar enormemente las posibilidades de no desarrollar demencia o de retrasar su aparición.

«También es importante subrayar que, aunque ahora tenemos pruebas más sólidas de que una exposición más prolongada al riesgo tiene un efecto mayor… nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para tomar medidas».

Las personas en todas las etapas de la vida, desde los niños hasta los ancianos, podrían tomar medidas para reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad -que no tiene cura- o al menos conjurarla hasta una edad más avanzada, añadió Livingston, del University College de Londres.

Basándose en los últimos datos disponibles, el informe añade dos factores de riesgo que se asocian al 9% de los casos de demencia. Alrededor del 7% de los casos están relacionados con un nivel elevado de lipoproteínas de baja densidad o colesterol «malo» en la mediana edad, aproximadamente a partir de los 40 años, mientras que el 2% de los casos son atribuibles a la pérdida de visión no tratada en edades avanzadas.

Estos nuevos factores de riesgo se suman a los 12 identificados por la comisión Lancet en 2020, que en conjunto son atribuibles a cerca del 36% de los casos de demencia, según Livingston.

Se trata de niveles educativos más bajos, discapacidad auditiva, hipertensión, tabaquismo, obesidad, depresión, inactividad física, diabetes, consumo excesivo de alcohol, traumatismos craneoencefálicos, contaminación atmosférica y aislamiento social.

En el informe, los expertos afirman: «El potencial de prevención es elevado y, en conjunto, casi la mitad de las demencias podrían prevenirse teóricamente eliminando estos 14 factores de riesgo. Estos resultados son esperanzadores».

Livingston señaló que también hay nuevas pruebas que demuestran que reducir los riesgos de demencia no sólo aumenta los años de vida sana, sino que también reduce el tiempo que las personas que desarrollan demencia pasan con mala salud.

«Un estilo de vida saludable que incluya ejercicio regular, no fumar, actividad cognitiva en la mediana edad -incluso fuera de la educación formal- y evitar el exceso de alcohol no sólo puede reducir el riesgo de demencia, sino también retrasar su aparición», afirmó.

Esto significa que los que desarrollan demencia viven con ella durante un periodo de tiempo más corto, dijo Livingston, y añadió: «Esto tiene enormes implicaciones para la calidad de vida de las personas, además de ahorrar costes a las sociedades».

Según Livingston, una de las cosas más fáciles que puede hacer una persona para prevenir el riesgo de demencia es incluir algo de ejercicio en su día a día si es principalmente sedentaria, ya sea un paseo o incluso ejercicios en posición sentada.

Para reducir el riesgo de demencia a lo largo de la vida, la comisión de The Lancet hizo 13 recomendaciones, entre ellas poner audífonos a disposición de las personas con pérdida de audición y reducir la exposición al ruido perjudicial, así como detectar y tratar el colesterol alto a partir de los 40 años aproximadamente.

Otras recomendaciones son poner al alcance de todos la detección y el tratamiento de las deficiencias visuales, proporcionar a los niños una educación de calidad y ser cognitivamente activos en la mediana edad.

En un estudio separado publicado en la revista Lancet Healthy Longevity junto con la comisión, los investigadores elaboraron un modelo del impacto económico de la aplicación de algunas de estas recomendaciones, utilizando Inglaterra como ejemplo.

Las intervenciones de salud pública que abordaran los factores de riesgo podrían suponer un ahorro de 4.000 millones de libras al reducir las tasas de demencia y ayudar a las personas a vivir más tiempo y con mejor salud.

Fiona Carragher, directora de política e investigación de la Alzheimer’s Society, que ha cofinanciado el estudio, afirma: «Algunos factores de riesgo de la demencia, como la edad, el sexo o el estado de salud, pueden contribuir a reducir las tasas de demencia: «Algunos factores de riesgo de la demencia, como el consumo de alcohol y el ejercicio físico, pueden controlarse cambiando el estilo de vida, pero muchos deben abordarse a nivel social.

«El aislamiento social, las desigualdades educativas y la contaminación atmosférica escapan al control de los individuos y exigen intervenciones de salud pública y la acción conjunta de los gobiernos y la industria».