Hasta cuando durara la recesión en la Argentina

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Si bien ya teníamos varios indicadores “adelantados” que mostraban la magnitud de la recesión (fuerte caída del consumo minorista, de la construcción, de la recaudación tributaria, entre otras), el dato recientemente publicado de la actividad económica lo confirma. En enero, la producción se contrajo por tercer mes consecutivo y marcó una caída de casi 6% respecto del mismo mes del año anterior, siendo la más elevada desde la salida de la pandemia.

Una de las grandes discusiones que se vienen dando en estos días gira en torno a la duración de la recesión y la velocidad de la recuperación. Para esto, en economía nos gusta ponerle letras a la forma de la recuperación. Como pueden ver debajo, a grandes rasgos hay 4 maneras en la que se puede dar la recuperación de la actividad económica: en forma de “V”, de “U”, de “L” o como “la pipa de Nike”. Dicha forma es relevante porque determina la duración de la recesión y el tiempo que se tarda en recuperar el nivel de actividad previo.

Formas de recuperación de la actividad económica

Fuente: Rollover.

La recuperación en “V” es la más rápida de todas, donde la velocidad de la recuperación es similar a la de la caída. En cambio, la forma que tiene la “pipa de Nike” se debe a que la recuperación es un poco más lenta. En la “U” la diferencia principal es que el rebote no se da con tanta fuerza, y luego se recupera a una velocidad similar a la de la pipa. En cambio, la “L” es el escenario más problemático, dado que la velocidad de recuperación es sumamente lenta (o, incluso, podría manifestarse como un estancamiento persistente).

También podría darse un escenario donde se combinan algunas de las anteriores. Por ejemplo, la recuperación en los primeros meses podría ser rápida, pero luego por algún motivo se hace más lenta (una combinación de la V con la pipa) o podría suceder algo que frene de manera transitoria la recuperación (formando una “W”). Dicho todo esto, la gran pregunta es, entonces, ¿cómo va a ser la recuperación? Para responder esa pregunta necesitamos ver primero un poco de la teoría y luego analizar los datos.

La teoría

El PBI mide la producción de una economía y es el indicador por excelencia para examinar el desempeño de la actividad económica. Como mostramos en esta edición, el PBI también representa los ingresos totales que genera una economía y el nivel de la demanda agregada. Una manera de estimar la velocidad de recuperación de la actividad es por medio del análisis de la demanda agregada. La misma se puede desagregar en 4 grandes componentes: el consumo privado, el gasto público, la inversión (privada) y las exportaciones. Pero no todos tienen el mismo peso (y, por lo tanto, la misma relevancia para explicar la velocidad de la recuperación): el consumo privado representó aproximadamente el 67% del PBI en 2023, tanto las exportaciones como la inversión el 13% y el gasto público el 7% (descontando parte de la producción importada).

Descomposición del PBI por sus componentes de la demanda agregada

Fuente: Rollover en base a INDEC.

Entonces, tenemos que arrancar por el consumo privado. Este componente depende en gran medida de los ingresos de la población, y acá ya tenemos buena parte de la explicación para entender la magnitud de la recesión. Tanto los salarios como las jubilaciones se redujeron drásticamente frente a la aceleración inflacionaria provocada por el aumento del tipo de cambio del 120% que aplicó el Gobierno ni bien asumió. El tema es si se van a recuperar con la misma velocidad.

Casi con total seguridad la respuesta es que no. Por el lado de las jubilaciones, porque el Gobierno ya anunció que a partir de julio las mismas se incrementarán en línea con la inflación, pero sin recuperar todo el poder de compra perdido. Por el lado de los salarios, si bien es probable que -de mantenerse la reducción de la inflación- repunten en los próximos meses, muy difícilmente se observe una dinámica en forma de “V”. Con una inflación tan alta y en el marco de una economía en recesión, resulta muy improbable que los sindicatos -en su conjunto- logren aumentos tan elevados como para recuperar su poder de compra previo.

Como se desprende del gráfico a continuación, la única caída de una magnitud similar fue la del 2002 y ahí el salario real tardó 4 años en recuperar todo su poder de compra perdido (de todos modos, la caída de la actividad económica había sido mucho más grande y las negociaciones paritarias eran prácticamente inexistentes).

Evolución del salario registrado (RIPTE en términos reales)

Fuente: Rollover en base a AFIP.

Todo lo anterior nos lleva a la conclusión de que parece muy poco probable que el consumo privado repunte lo suficientemente rápido y con la fuerza necesaria para que sea en forma de V. En el mejor de los casos, sería una recuperación más lenta como la pipa de Nike.

Pero veamos de todos modos qué sucedería con el resto de los componentes de la demanda agregada. El que sin dudas jugará en contra es el gasto público, ante su fuerte reducción que está llevando a cabo el Gobierno. Por el contrario, las exportaciones casi con total seguridad van a mostrar un gran impulso, más que nada explicado por la recuperación de la grave sequía que afectó al sector agroexportador el año pasado. El último componente es la inversión, que por lo general suele moverse en línea con lo que suceda con la producción, aunque con una mayor sensibilidad (de allí que a veces se hable de un efecto “acelerador”).

En suma, al analizar la recuperación de la economía desagregada por los principales componentes de la demanda, la conclusión que obtenemos es que resulta muy difícil que la misma sea en V, tal como sostiene el Gobierno. Esto se explica más que nada por el hecho de que los ingresos suelen recuperarse lentamente tras un salto devaluatorio e inflacionario, haciendo que el componente principal de la demanda agregada (el consumo privado) se comporte de la misma manera.

Los datos

El mercado parece estar viendo algo similar. Esto lo podemos confirmar examinando el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) que elabora el BCRA a partir de las proyecciones de las principales consultoras económicas del país. De allí se desprende que durante el primer trimestre la economía se contraerá de manera significativa (-3,4%), en el segundo trimestre se mantendrá en esos niveles bajos (+0,1%), para recién empezar el repunte a partir del segundo semestre, aunque sin lograr alcanzar los niveles del 2023.

Otra manera de constatarlo es examinando qué sucedió en las recesiones anteriores. El gráfico a continuación toma como punto de partida el mes en el que se inició la recesión y a partir de eso cómo evolucionó y cuánto tardó hasta recuperar todo el terreno perdido. Como se puede apreciar, ninguna se dio en forma de V. La recuperación de la pandemia fue lo más parecido, con un rebote en forma de V que luego se hizo más lento –como la pipa–, pero de todos modos permitió que en 12 meses la actividad volviera a su nivel anterior.

Comportamiento de las recesiones anteriores

Fuente: Rollover en base a INDEC.

Para poder analizar la dinámica del resto de las recesiones es mejor quitar el caso de la pandemia del gráfico, ya que la magnitud de la caída fue tan grande que eso dificulta el análisis visual del resto (por un tema de escalas). Además, aprovechamos para incorporar la recesión actual, de modo de ponerla en perspectiva.

Al hacer eso, vemos que las recesiones de 2013 y 2015 (ambas provocadas por una devaluación a los pocos meses) tuvieron un comportamiento bastante parecido, en forma de U, con una recuperación mucho más lenta, de casi 2 años (21 meses). En cambio, la devaluación de 2018 tuvo un comportamiento en forma de L dado que, luego de la caída inicial, la actividad se mantuvo en esos niveles sumamente bajos.

Comportamiento de las recesiones anteriores

Fuente: Rollover en base a INDEC.

Nuevamente, este ejercicio nos sirve para respaldar la teoría y comprobar que la recuperación (total) de la actividad se dará, en el mejor de los casos, el año que viene. La forma que adquiera no está tan clara. Eso va a depender en buena medida de lo que suceda con el cepo cambiario. Si en los próximos meses el Gobierno logra desarmarlo sin sobresaltos, lo más probable es que veamos una firme recuperación (con la forma de una pipa). Ahora, si por algún motivo esto se posterga, o si su liberación provoca una corrida cambiaria y una nueva devaluación del tipo de cambio, se frenará el proceso o incluso podría profundizarse la recesión (dando lugar a una W o una L). En unos meses lo sabremos.

Juan Manuel Telechea

Los bancos vs. Mercado Libre. Una batalla por el manejo del dinero virtual

El reclamo de los bancos:

En un endurecimiento de la disputa en el sector financiero, los bancos denunciaron formalmente a Mercado Libre por abuso de posición dominante. Se trata de una presentación formal que realizó Modo, la billetera digital fundada y controlada por las principales entidades financieras del país, en la que acusan a la empresa de Marcos Galperin por presuntas “prácticas anticompetitivas” en el segmento de cobros y pagos.

La denuncia, realizada ante la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC), marca un nuevo paso en el conflicto que los grandes bancos privados y Mercado Pago, la unidad financiera de Mercado Libre, mantienen hace años dentro de la industria, que se intensificó en las últimas semanas en torno a la interoperabilidad de los códigos QR para realizar pagos con tarjeta de crédito.

“La tecnología de Mercado Pago es muy buena. Pero se inventó sobre infraestructura del sistema de pagos ya existente e incorporaron barreras anticompetitivas que generan un retroceso de años en el mercado”, dijo Santiago Eraso, director de Legales y Compliance de Modo, sobre la presentación que se presentó hoy a las 10 de la mañana.

En concreto, la denuncia se concentra en cinco puntos en los que, según Modo, existirían “prácticas anticompetitivas” por parte de Mercado Pago que se encuadrarían presuntamente dentro de las figuras de “abuso de posición dominante de tipo exclusorio”. En otras palabras, la acusan de bloquear o impedir que otros actores puedan competir con sus servicios.

Uno de los temas se vincula con la interoperabilidad de los códigos QR, una disposición del Banco Central (BCRA) que establece que todos los códigos QR deben permitir pagos con tarjeta de crédito desde cualquier billetera, independientemente de quién es la firma proveedora de esos QR. Según la denuncia de Modo, “Mercado Libre impide que las billeteras competidoras paguen con sus QR o en su pasarela de pagos (e-commerce)”.

La implementación de la interoperabilidad aplicada a las tarjetas de crédito (en rigor, los QR ya son interoperables para pagos con dinero en cuenta o transferencia) fue un tema conflictivo, que incluso fue postergada en cuatro ocasiones por parte del BCRA desde el año pasado.

Si bien días atrás Mercado Libre compartió credenciales con las firmas que lo solicitaron (Modo y Cuenta DNI, de Banco Provincia) para avanzar en pruebas técnicas, todavía existe una disputa comercial en torno a este tema.

Mercado Pago, dueña de la mayor red de códigos QR del país, pretende que otras firmas tengan un cargo (un derecho de uso o fee) por usar sus QR, como remuneración a su inversión para expandir este medio de pago, un esquema exitoso en otras regiones, como el sudeste asiático, que la empresa introdujo en la Argentina en 2018.

Desde firmas como Modo rechazan esta exigencia, y sostienen que la normativa del BCRA no establece condiciones en torno a cargos o comisiones por el uso de este medio de pago. “Entendemos que no corresponde. El adquiriente le cobra al comercio, y su negocio es cobrar más veces por más pagos”, dice Eraso, sobre una cuestión que aún frena la aplicación plena de la interoperabilidad.

A su vez, desde Modo denuncian que la billetera de Mercado Pago, el mayor jugador del sector, no abre los pagos con tarjeta de crédito para operaciones con QR al resto de los prestadores e “impide a sus usuarios que inicien pagos usando adquirientes y agregadores competidores”. Es decir, hoy los usuarios de la billetera de Mercado Libre que quieran hacer pagos con tarjeta de crédito únicamente pueden hacerlo leyendo códigos QR de Mercado Pago.

La normativa del BCRA no obliga a las billeteras a abrirse a otros códigos QR y la decisión de mantener “cerrada” la aplicación que tomó la empresa de Galperin es replicada por otros jugadores. No obstante, desde Modo denuncian que, al tratarse de una firma que es jugador mayoritario en el segmento de billeteras y de la red de QR, se trataría de un caso de “integración vertical” que bloquearía la competencia.

La denuncia de Modo también plantea que el marketplace de Mercado Libre, por donde ocurre el 80% del comercio electrónico del país según sus estimaciones, “impide el uso de billeteras digitales competidoras de Mercado Pago” y niega la aceptación a “aquellas que solicitan ser iniciadoras de pagos en la plataforma”.

A su vez, denuncian que “Mercado Libre no permite que otros agregadores y aceptadores competidores brinden servicio de cobro en su plataforma”, lo cual implicaría un esquema de “venta atada” de los propios servicios financieros de Mercado Libre a comercios que venden a través de su plataforma.

Por último, desde Modo denuncian que Mercado Libre, en otro caso de supuesta “integración vertical”, obliga a los usuarios de su plataforma de comercio electrónico a abrir una cuenta exclusiva en Mercado Pago.

La presentación fue realizada ante la CNDC, en un esquema que implicará la ratificación de la denuncia, el análisis de los contenidos y la notificación a los denunciados.

Mientras tanto, Modo solicita al organismo una medida cautelar para avanzar en la interoperabilidad de los códigos QR para tarjetas de crédito y la apertura de la billetera de Mercado Pago, a fin de habilitar a sus usuarios a “iniciar pagos con tarjeta de crédito” en otros medios de pago o QR de sus competidores.

La respuesta de Mercado Libre

Fundada en 1999, Mercado Libre nació como una empresa especializada en el comercio electrónico y luego avanzó sobre el negocio financiero, con su billetera Mercado Pago. En 2018, introdujo el código QR como medio de pago en comercios físicos mientras creció en el sector con la funcionalidad de su cuenta remunerada, que permite a los usuarios invertir el dinero alojado en su cuenta para obtener un rendimiento que, aunque menor a la inflación, supera al retorno cero de las cuentas bancarias tradicionales.

A fines de 2020, se lanzó Modo, una billetera digital que tiene detrás a los principales bancos del país (Santander, Macro, Galicia, Nación, Credicoop, etc.). En tanto, el Banco Provincia gestiona Cuenta DNI, su propia app de cobros y pagos.

En los últimos meses, Modo y Mercado Pago mantienen una disputa en torno a la interoperabilidad de los códigos QR y la apertura de las herramientas de pago. En marzo pasado, se registraron 36,4 millones de operaciones realizadas a través de códigos QR interoperables, de acuerdo con cifras del Banco Central. Y según Mercado Pago, actualmente el 86% de los pagos a través de QR se realizan con transferencias o dinero en cuenta, y solo el 14% restante corresponde a los pagos con tarjeta de crédito.

Esteban Lafuente

La empresa de comercio electrónico Mercado Libre ha rechazado la denuncia por presunto abuso de posición dominante presentada ante la autoridad de Competencia por los bancos integrados en la plataforma virtual de pagos MODO, y les ha acusado de operar como un cartel.

En un comunicado MercadoLibre afirma que «cumple con todas las regulaciones vigentes» y considera «absurdo» las acusaciones de los bancos, que aseguran que impone a los usuarios el uso en exclusiva de sus servicios y la cuenta de Mercado Pago a la hora de realizar transacciones.

MODO también denuncia la falta de «interoperabilidad» para pagar con tarjetas en códigos QR generados por Mercado Pago, lo que a su juicio constituye una conducta «anticompetitiva».

En su respuesta, MercadoLibre recuerda que esta acción se da días después del vencimiento de los plazos establecidos por el Banco Central argentino para la interoperabilidad de tarjetas de crédito con QR, por lo cual Mercado Pago cumplió con lo establecido en la norma «abriendo su red pese a que los bancos se negaron a acordar condiciones comerciales».

MercadoLibre quiere que la apertura de los pagos interoperables con tarjetas de crédito se haga si los bancos pagan una comisión por operar en sus sistemas.

Adicionalmente, el gigante del comercio electrónico afirmó que «MODO es una sociedad integrada por 36 bancos, que está siendo investigada por cartelización y discriminación por la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC)».

«Es llamativo que en 2020, los mismos bancos armaron otra empresa (MODO) con idénticos objetivos para evitar competir entre sí y ahora están nuevamente denunciados por cartelizarse», destaca.

Los principales accionistas de MODO son las filiales argentinas del Banco Santander y del BBVA, el Banco de la Nación Argentina, el Banco Galicia y el banco privado argentino Macro.

Las compras a través de MercadoLibre representan el 80 % del comercio electrónico minorista en Argentina.

Minería: un proyecto de «tokenización» para controlar las exportaciones

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La relación entre el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el ministro de Economía, Luis Caputo, atraviesa un momento crítico, y en parte ello tiene que ver con la llegada de Luis Lucero a la Secretaría de Minería de la Nación.

Lucero, que en el resto de la administración libertaria es visto como “más casta” porque representa los intereses de los actores tradicionales de la minería asociados con la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM).

Su elección final le agregó más interferencia a la relación entre ambos funcionarios y con el correr de la gestión eso va en aumento. Es que, una de las banderas del otro candidato a ocupar la cartera de Minería, Pablo Rutigliano, era la tokenización del sector minero, para controlar con tecnología Blockchain las bocas de salida de las minas del país, y registrar cada tonelada de minerales que se exporta.

Ello implica, claro está, impedir subfacturaciones como la que se dio el año pasado en Catamarca con una de las gigantes internacionales que controla el litio, Livent.

Lucero y la CAEM no están a favor de tokenizar la industria minera porque implicaría entrar en conflicto con grandes mineras, gobernadores y empresarios que ya construyeron sus “quintas” en torno al actual modelo.

“El vínculo entre los dos no está roto, pero se enfrió”, dicen en LLA sobre la relación entre ambos dirigentes que se conocen desde hace años, en rigor desde 2009, cuando compartieron trabajo en Corporación América, específicamente en el proyecto del Corredor Bioceánico Aconcagua que estuvo a cargo de la empresa de Eduardo Euernekian.

¿En qué consiste el proyecto para “tokenizar” la minería?

Hoy, los salares están controlados por Lítica, de la argentina Pluspetrol (con 320 mil hectáreas); Arcadium Lithium, fruto de la fusión entre la estadounidense Livent y la australiana Allkem (con 232,637 hectáreas); Integra Lithium, del empresario y político argentino, José Luis Manzano (con 163 mil hectáreas); la minera china Ganfeng Lithium (con 122.432 hectáreas); y la británica-australiana Río Tinto (con 83 mil hectáreas).

Para el caso del litio (por establecer un ejemplo) los precios están fijados por las dos o tres compañías internacionales, como Livent y Allkem (que lo exploran y explotan en el norte argentino). Estas compañías, amparadas en que el carbonato de litio implica algún grado de industrialización fijan por sí mismas el precio al que lo exportan.

Esto implica que tienen vía libre (con la anuencia de los organismos de control, políticos y empresarios locales) para exportar el litio que extraen al valor que esas mismas empresas definen (a la baja, desde ya).

Esto hace que el país y el Estado pierdan recursos en el orden a los mil millones de dólares, como sucedió en 2023, por esta falta de regulación, (sumada a la subfacturación de estas grandes compañías).

La iniciativa de tokenización plantea crear el Mercado de Metales y Futuros Digital, con base en la tecnología Blockchain, para “transparentar” transacciones y contratos asociados con operaciones presentes, futuras y de coberturas en la industria minera. El objetivo es determinar los precios de referencia, transparentes y visibles desde el origen en la boca de la mina para los commodities que se comercialicen, operen y negocien en todo el país. La iniciativa de tokenización está basada en tecnología blockchain, que funciona como un sistema de registro de datos encadenados e inviolable, sin la necesidad de intermediarios y en forma eficiente. Allí, cada una de las transacciones, asientos o modificaciones en este registro debe ser validada por una red de nodos distribuida y global sin un punto de ataque central.

Transparentar el mercado de metales argentino

El presidente de la Cámara Latinoamericana del Litio, Pablo Rutigliano, dialogó con Periferia, y explicó que “la idea es crear el mercado de metales y transparentar la comercialización del litio, el cobre, la plata, el mercado de chatarra y todos los que se consideran commodities”.

Rutigliano, quien impulsa el proyecto, explicó que lo que se busca es aprovechar la tecnología disponible para fijar precios de referencia internacionales.

Pues bien, en la actualidad, la decisión de continuar con el modelo tradicional comienza a generar ruidos, más en un escenario en el que el valor del litio, el mineral estrella, viene en descenso desde 2022, cuando la tonelada de Carbonato de Litio a noviembre de 2022, tenía un valor de lista de U$S 84.000. y a 03/2024, tiene un valor de lista de U$S 14.000.

El tremendo descenso internacional, y la falta de controles a las gigantes mineras del Noroeste Argentino, siembra tensiones al interior del gobierno.

«El gol debe ser un pase a la red”. Grandes frases del Flaco Menotti

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Como lo que le sobraba a César Luis Menotti era inteligencia, sus grandes inventos fueron dos. El primero, convertir a la Selección en prioridad para la AFA, dándole una perspectiva estable y continua de trabajo riguroso. El segundo, hacer de cuenta que todo eso no importaba y que lo imprescindible era recuperar pretendidas esencias inmemoriales, basadas en el toque y la gambeta.


No deja de ser al menos risueño que los dos directores técnicos que ganaron los primeros títulos mundiales para Argentina –y que a la vez se supusieron creadores de escuelas futbolísticas, de corrientes de pensamiento, encarnaciones dilectas de izquierdas y derechas ideológicas, representantes de dicotomías intocables y enemigos irreconciliables con bandas extensas de hinchas fanáticos– hayan sido escuetos triunfadores en su oficio: el palmarés de César Luis Menotti incluyó apenas un título nacional (Huracán), dos Mundiales (mayor y juveniles con Argentina) y tres copas locales (pero no la Liga) con el Barcelona. El de Carlos Salvador Bilardo fue aún más parco: un campeonato local con Estudiantes y el título de México. Nada más.

Esto bastaría para refutar cualquier tesis del fútbol argentino como exitista, si no fuera porque el encumbramiento de ambos tuvo que ver, justamente, con ambos éxitos, porque fueron demasiado cruciales: el primero, “contra” la dictadura, y el segundo, con Maradona y “contra” Inglaterra. En 1978, Menotti comandó un equipo inolvidable, pero no por el pretendido “lujo” de su juego, sino por su potencia y su prepotencia, aunque arltiana: pura prepotencia de trabajo. El Huracán de 1973 era fantástico y fantasista, irrepetible, pero no podía jugar un Mundial (a duras penas, jugó una Copa Libertadores digna en la primera rueda, y lo trituraron en la segunda, a medias entre Independiente y Peñarol, en 1974).

Como lo que le sobraba a Menotti era inteligencia, sus grandes inventos fueron dos: el primero, convertir a la Selección en prioridad para la AFA, dándole una perspectiva estable y continua de trabajo riguroso, que incluía cambiar la preparación física para equiparar a los equipos europeos en velocidad y potencia; el segundo, hacer de cuenta que todo eso no importaba y que lo imprescindible –su “logro”– era recuperar pretendidas esencias inmemoriales, apodadas la nuestra, basadas en el toque y la gambeta. Cuando Mario Alberto Kempes convierte los goles de la final contra la entonces Holanda, demuestra la importancia decisiva del primer invento (se lleva a la rastra a todos los holandeses). Cuando Menotti comienza a hablar, demuestra que, además, toda práctica precisa de un relato que la interprete y le asigne un sentido, aunque la propia práctica lo contradiga. Por eso, no paró de hablar hasta su muerte.

(Lo de Bilardo, en cambio, fue igual: sus dos equipos triunfadores estaban llenos de grandes jugadores, desequilibrantes y decisivos, muchas veces lujosos –Ponce, Sabella, Trobbiani; Maradona, Burruchaga, Borghi, Valdano–, pero los explicaba como tacticistas y defensivos: ambos equipos, el de 1978 y el de 1986, tuvieron casi la misma diferencia de goles; el equipo defensivo, uno más en contra. Y lo de Bilardo también fue distinto; sólo habló hasta por los codos durante casi cuarenta años).

Ambos compartieron esa excepcionalidad: ganaron esas dos Copas. Pobre Menotti, lo suyo fue cuesta arriba, porque la dictadura fue un monstruo grande que pisaba fuerte, y nunca pudo saldar ese estigma –como si la sociedad argentina hubiera sido un modelo de resistencia y rebeldía anti-fascista y tuviera el derecho de reprocharle haberle dado la mano a Videla y a Galtieri (se supone que no podía escupírsela, ni siquiera negarle el saludo, así como yo no podía matar a Videla el día que desfilé delante de él con un FAL cargado, mientras hacía la colimba)–. Al menos, cuando pudo trató de marcar alguna diferencia: alguna firma en solicitadas por los desaparecidos, por ejemplo, que no demasiados se animaban a firmar. Supongo que fue esa experiencia la que lo decidió a asumir con más franqueza –o al menos, con retóricas más convincentes– posiciones progresistas después de 1983. Pero convenció a unos cuantos de que había protagonizado una revolución táctica basada en volver a jugar como la Máquina de River Plate en 1942, lo que, por supuesto, era falso.

Bilardo, en cambio, también la tuvo difícil: ese gran equipo de 1986 siempre será el de Diego Armando Maradona y diez japoneses, como dicen que decía el técnico noruego Egil Olsen (“Bilardo encontró a los diez japoneses”), y el de 1990 era una caricatura de sí mismo, a pesar de lo lejos que llegó y lo bien que jugó sólo un partido (la semifinal contra Italia). Pero convenció a unos cuantos de que había protagonizado una revolución táctica –para mí, basada en sacar a Clausen, a Garré y a Pasculli: la revolución la encuentra recién con Bélgica, su mejor partido– y no paró de hablar de ella como si hubiera transformado el fútbol galáctico.

Ambos eran muy distintos: ególatras, narcisistas hasta la exasperación, aunque Bilardo le añadía su paranoia desarrolladísima, como dijo el amigo Matías Bauso ayer en su nota. La pretensión de ambos de construir una suerte de weltanschauung sobre sus preferencias futbolísticas no resiste ningún análisis serio, y sin embargo convencieron a la comunidad futbolera durante cuarenta años de que era cierto. Posiblemente, el mérito sea aquí más del Flaco que del Narigón: el primero aceptó algún romance con su comunismo, era amigo de Serrat y la Negra Sosa le dedicó una canción desde el escenario. Bilardo, en cambio –ahora sí: ¿en cambio, por el contrario? –, era peronista, aunque jamás se proclamó “de derecha”: con algo más de certeza, descartó esa dicotomía, que para él era meramente futbolera, pero esencial (y acusó a su colega de “rabanito”: rojo por fuera, blanco por dentro).

Entiendo que he hablado de Bilardo como si se hubiera muerto, y el que se murió fue el Flaco. Pero Jekyll y Hyde, yin y yan, mundo de oposiciones y relaciones, ambos se construyeron en contra del otro en un juego de espejos invertidos. Lo que es indiscutible logro de Menotti no es su modo de tirar el offside, sino el haber conseguido que un director técnico de la selección durara ocho años –Stábile duró casi veinte, pero antes de la Copa de Suecia 1958 nada cuenta–, se tomara las cosas en serio y trabajara para hacer entrenar como energúmenos a sus jugadores –y volverlos profesionales hiper competitivos, capaces de pisotear a la Holanda de 1978. No había nada de izquierda en eso, sino pura inteligencia futbolera, que para eso le pagaban.

El fútbol, como buena mercancía, es de derecha, porque sólo busca aumentar la plusvalía.

El fútbol, como buena mercancía, es de derecha, porque sólo busca aumentar la plusvalía. Siempre será un juego bello, antes y después de las declaraciones de los jugadores y los técnicos, y los triunfos mundiales, como ha quedado palmariamente demostrado hace tan poco, son grandes proveedores de felicidad en tiempos aciagos. Posiblemente, entonces, el otro gran mérito de Menotti no fue futbolero, sino poético: haber convencido a tanta gente, con el único arsenal de la palabra, de que las paredes entre Ardiles y Kempes tenían algo de izquierda.

Pablo Alabarces

Grandes frases del «Flaco»

“El fútbol es un fenómeno social que mueve pasiones y genera intereses. No podemos ser ingenuos y pensar que está exento del poder”.

“El fútbol debe ser un espectáculo, un show para la gente. No podemos conformarnos con partidos aburridos y llenos de pelotazos”.

“El fútbol es tan generoso que evitó que (Carlos Salvador) Bilardo se dedicara a la medicina”.

“Cuando yo veo que quieren transformar al fútbol en el mundo de los negocios me da tristeza porque siento una falta de reconocimiento con mucha gente que sostuvo esa pasión que la pelota despierta en cada esquina de la Argentina. El fútbol está en una lucha cruel con los poderes económicos, pero depende de los socios”.

“El gol debe ser un pase a la red”.

“Hay que tener cuidado con exigirles a los jóvenes que sean los nuevos (Diego) Maradona o (Lionel) Messi. Cada uno tiene su propia historia y su propio camino”.

“El 90 por ciento de los jugadores actuales no sabe jugar al fútbol entendiendo por tal un juego colectivo”.

“La táctica es programática. Por lo tanto, todo lo que sea programático en el mundo de la acción, donde aparece lo inesperado, no tiene mucho sentido”.

“El doble cinco es una mentira. El supuesto equilibrio exige más jugadores de contención que creativos. La pelota se puede recuperar no por acumulación de efectivos sino desde la recuperación de espacios, como hacía la Holanda de Cruyff”.

“La mayoría de los goles que se convierten es por no achicar”.

Vida y trabajo en los tiempos de la inteligencia artificial

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El economista, investigador del Conicet y profesor de la Di Tella acaba de publicar un libro con su colega Darío Judzik, ‘Automatizados. Vida y trabajo en tiempos de inteligencia artificial’. Pronostican que habrá menos empleo, abogan por una redistribución de la riqueza concentrada en los dueños de la tecnología, advierten que el conocimiento se remunerará menos y se valorará lo creativo y artístico.

El economista Eduardo Levy Yeyati estaba muy ocupado el año pasado asesorando al radicalismo hasta las elecciones presidenciales. Ahora quiere tomar distancia de la coyuntura económica y se ha concentrado en el lanzamiento de su último libro sobre un asunto que lo apasiona, el trabajo. Se llama ‘Automatizados. Vida y trabajo en tiempos de inteligencia artificial’ (Planeta) y lo escribió junto a su colega Darío Judzik, decano ejecutivo de la Escuela de Gobierno de la Universidad Di Tella. Allí da clases Levy Yeyati, al igual que en Harvard y la London School of Economics. Execonomista jefe del Banco Central en la crisis de 2002, es investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). En 2018 había escrito el libro ‘Después del trabajo’, que ha debido actualizarse ahora con la nueva obra por el boom de la inteligencia artificial generativa en los últimos dos años. Además ha escrito novelas, algunas finalistas de premios, como ‘Culebrón’ y ‘El juego de la mancha’.Google abre la puerta a que una parte de su buscador impulsada con inteligencia artificial sea pago

Nuevo libro de Eduardo Levy Yeyati y DarÍo Judzik.

Alguna vez le pregunté a Mariano Llinás por el mensaje de ‘Argentina 1985’, de la que fue guionista, y me respondió que había mensajes durante toda la duración de la película de dos horas y media. En su libro de 252 páginas me imagino que también, ¿pero cuáles son los principales?

–No son mensajes, pero el libro desarrolla cinco hipótesis para la pregunta de qué va a pasar a futuro. Hay una discusión sobre si va a haber menos o más trabajos. Nosotros sostenemos que va a haber menos trabajos, inevitablemente, no importa lo que hagas. Básicamente, porque este cambio, esta nueva inteligencia artificial, es distinta a lo anterior, porque reemplaza la inteligencia. Las diferentes revoluciones tecnológicas fueron desplazando al hombre de tareas cerebrales y esto es básicamente un cerebro artificial. Originalmente, los trabajadores se movieron del campo a la ciudad para trabajar en trabajos fabriles manuales. Se producían bienes. Sobre todo cuando se fue automatizando la línea de producción fueron pasando al sector servicios. De hecho, hoy el trabajo industrial representa 10 o 12% en la mayoría de los países, no solo en Argentina, de la fuerza laboral. Y ahora esta inteligencia artificial lo que está haciendo lentamente es sustituir, competir con el trabajador en el sector servicios, en esos trabajos que eran básicamente mentales. La inteligencia artificial, sobre todo esta última, la generativa, la que vemos en el ChatGPT y en algunas otras aplicaciones, reemplaza al trabajador en su inteligencia.

Reemplaza hasta a los programadores…

–Por supuesto. Por eso en en el libro hacemos la distinción entre el programador, que está en la línea de extinción, y el desarrollador de software, que puede complementar a la inteligencia artificial en la medida en que le agregue creatividad, diseño u otro tipo de inteligencia que todavía no ha sido creada artificialmente. Pero los futurólogos serios piensan que en 20 años esta inteligencia artificial generativa se va a convertir en inteligencia artificial general, que para explicártelo es simplemente un nivel de inteligencia artificial que no solo no necesita entrenamiento, sino que aparte reemplaza las tareas que hace un hombre, al menos al nivel de calidad humana. Entonces cuando vos llegues ahí, casi todas las cosas que nosotros podemos pensar como trabajo, actividades comercializables van a ser potencialmente sustituidas. Después podés reglamentarlo, podés tratar de demorarlo a los golpes, regularlo, pero la tecnología va a estar ahí.

¿La segunda hipótesis cuál es?

–Es más política. Es imposible hoy precisar a qué escenario vamos. Si nos van a reemplazar y entonces vamos a ser todos más pobres, vamos a vivir del cheque, vamos a estar deprimidos, vamos a tener revueltas sociales. Es un poco la distopía más ficcional, si se quiere. Incluso yo tengo una novela sobre ese escenario, ‘El juego de la mancha’. Y después hay otros que piensan más al estilo de Keynes en su obra de 1930 sobre cómo imaginaba él que iban a ser la vida de sus nietos. Imaginaba que la productividad iba a ser tal que no íbamos a necesitar trabajar más de 15 horas a la semana y el resto lo íbamos a dedicar al ocio creativo. Y acordate que Keynes era un esteta del grupo de Bloomsbury. Entonces él pensaba que iban a estar tomando té y escuchando cuartetos en el jardín o algo por el estilo. Pero Harari dice que vamos a estar jugando a los jueguitos o siendo todos más religiosos, haciendo rituales. La idea es que la inteligencia artificial, el robot, la máquina, el programa va a trabajar por nosotros y nosotros vamos a ser como los filósofos griegos de la escuela de Atenas, que nunca trabajaron un solo día en su vida. Eso es como la utopía del ocio. En el medio hay muchas cosas que pueden salir bien o mal. Mi impresión es que depende mucho de cómo vos resuelvas algunos problemas, en particular cómo redistribuir los frutos de la tecnología, por un lado, y, por el otro, cómo hacer que esa tecnología sea más productiva. Porque la tecnología reemplaza trabajo y reduce costos, pero no necesariamente es más productiva.

¿De qué viviría esa gente que está ociosa?

–Si la tecnología es más productiva y vos producís más con menos, entonces vas a tener boom de riqueza. La pregunta es cómo hacés para redistribuir esa riqueza. Tenés el trabajador y el capitalista, que es el dueño del programa del robot. Si ese robot reemplaza al trabajador, todo el producto o la mayor parte del valor agregado creado por la empresa quedaría en manos del dueño del capital. Esa concentración es no solo regresiva, sino muy mala para la economía, porque este tipo consume menos que el resto, es rico, está saturado de consumo. Entonces, generás una depresión económica, esa es una distopía del ocio. A su vez eso atenta contra la tecnología, porque vos no vas a generar innovaciones si no tenés a quién vendérselas. ¿Entonces cómo resolvés eso? Con un sistema tributario progresivo que haga que ese incremento del ingreso del capitalista de alguna forma sea recuperado por el Estado y retransferido a través de subsidios, ingreso universal, hay una serie de propuestas alrededor de esto, incluyendo propuestas que han sido sugeridas por grandes capitalistas, que prevén que si la concentración es tal no venderán sus productos, vamos a ir todos a la quiebra.

Pero va a haber discusión sobre redistribuir entre gente que no hace nada…

–Pero hoy se hace eso, por ejemplo, en el sistema previsional. Hoy el sistema previsional en muchos países tiene una pata universal que es financiada por el resto. El sistema previsional se creó no por un gobierno progresista sino en la Alemania de Bismarck. Si vos crees ingenuamente en el laissez faire y en los mercados, vas a generar una depresión económica que no le conviene a nadie, empezando por el empresario innovador que no tiene a quién venderle los productos. Por eso en Palo Alto en una época proponían algún esquema de ingreso universal. ¿Cómo evito a una depresión económica y eventualmente una guerra civil o problemas de insatisfacción social? Entonces ese escenario requiere de una intervención política.

¿Tercera hipótesis?

–La nueva tecnología tiene un efecto Robin Hood en este sentido: la tecnología sustituye el conocimiento. Entonces el tipo con más conocimiento, el más preparado, pierde en términos relativos. Nosotros citamos a los choferes de taxis de Tokio. Hay tipos que son más hábiles para conseguir clientes y tipos menos hábiles. Pero hay una aplicación que introdujeron hace dos o tres años que te ayuda a ubicarte en un lugar donde podés conseguir clientes. El diferencial de productividad entre el tipo que era más educado y el tipo que era menos educado cae en un 15% por la aplicación. Lo que genera es que primero educar no paga tanto porque podés compensarlo con la tecnología. Genera un achatamiento de la prima por educación, precisamente porque se equiparan los salarios generalmente a la baja. Genera también posiblemente una reducción del ingreso promedio, es decir, una reducción de la participación de la masa salarial. Reduce la inequidad, pero tiene varios efectos nocivos, entre ellos, primero, desincentiva la formación. Por el otro lado, amplía la brecha entre el capital y el trabajo. O sea que te abre problemas, que tenés que resolver. Se pensaba hace cinco años que la tecnología favorecía al ingeniero. Esta nueva inteligencia artificial opera en sentido inverso…

¿La inteligencia artificial le quemó los papeles de su anterior libro sobre el trabajo?

–La respuesta es sí y no. A mí no me había quedado nunca clara la hipótesis, que era más masiva hace diez o cinco años, de que las tecnologías castigaban sobre todo a los trabajadores de calificación media y generaban una un aumento de la dispersión salarial. Decían: “Yo sustituyo al trabajador manual, rutinario, un tipo de clase media, ese tipo se queda sin laburo y va a buscar laburo no arriba, donde no llega, por su capacidad, su entrenamiento, sino abajo. Va a competir con el taxista el ingeniero que se queda sin trabajo, se pone un Uber y compite con los menos calificados. Entonces en teoría se deprimían los salarios de los poco calificados y se abría la brecha. En ‘Después del trabajo’ un poco lo ponía en duda, pero era la visión que uno veía en los trabajos empíricos. Lamentablemente los trabajos empíricos miran datos que ya sucedieron, entonces es muy difícil atribuir lo que sucedió a algo que está sucediendo ahora. Por eso no hice una segunda edición. Si pensábamos que íbamos a ampliar la brecha salarial, esta nueva inteligencia artificial apunta a lo contrario y genera otro tipo de problemas. Sí cambié mi visión porque la naturaleza de esta nueva innovación es distinta. Hay mucha gente que estaba muy vendida en la teoría anterior que está hoy modificando su visión. Estamos aprendiendo sobre las implicaciones de estas nuevas tecnologías. Básicamente se favorece a los que no tienen entrenamiento. Esta visión tiene implicaciones complicadísimas en términos de distribución, pero también en términos educativos. Por ejemplo, ¿para qué educas? ¿Para qué formás laboralmente, si la tecnología está sustituyendo justamente esa formación o cómo cambiarías la formación laboral? Todo lo que sea competir directamente con la tecnología a la larga va a fracasar. La pregunta es cómo hacemos para formarnos de manera de no ir contra la pared de la tecnología que tarde o temprano va a terminar superándonos.

¿Y la cuarta hipótesis?

–Hay algunas aptitudes, capacidades humanas que creo van a ser inmunes a la automatización. Y ahí ya entro en un terreno más especulativo. ¿Vos que estudiaste?

Primero, comunicación y después, periodismo.

–Seguramente leíste alguna vez o diez el artículo este de Benjamin, ‘El arte en la era de la reproducción mecánica’. La cuarta hipótesis es una hipótesis benjaminiana sobre los souvenirs de los museos. Él decía por qué La Gioconda tiene un valor inmenso y su póster vale un euro. Él lo llamaba el aura, que distingue el original, el lugar donde fue hecho, cuestiones con valor subjetivo que no tiene la copia. La automatización es la copia. Entonces hay algunas actividades con creatividad, entendida como lo artesanal, el by humans (por humanos). Hago mucho hincapié en que en el futuro vas a tener un campo de producción de bienes y servicios que sean hechos por humanos, eso va a ser un logo. De alguna forma se va a generar un perímetro en donde el humano puede competir con la máquina, no de igual a igual, no haciendo lo mismo, sino haciendo la visión humana. Entonces vos vas a tener carne sintética y algún día te vas a querer comer un bife de vaca y vas a tener arte digital y algún día vas a querer tener un artista que te haya pintado un cuadro y vas a tener música hecha por inteligencia artificial, pero vas a querer un concierto de un tipo hace un solo de guitarra en vivo. Esto que parece muy marginal son un montón de actividades y creo van a ser la frontera del trabajo humano futuro. Incluye también la enseñanza primaria, el cuidado de personas. Hay una nueva frontera que difiere mucho de lo que nosotros hace 20 años les decíamos a los chicos que tenían que estudiar. De hecho es lo opuesto. A mí me encanta ese texto del aura porque es como un talón de Aquiles económico. La economía no puede explicar eso. La teoría del valor subjetivo no puede explicar esas diferencias de precios. Sí, pero me ayuda a entender por qué yo voy a preferir comprar una artesanía imperfecta antes que una producción industrial perfecta.

Cuando empecé a leer el libro, le dije a mi hija mayor, de 15 años, que le iba a poder decir qué puede estudiar. ¿Qué oficios, actividades o profesiones pueden tener futuro?

–La profesión es difícil. Nosotros estamos todavía pensando en cómo pensaba mi viejo. Si este estudia ingeniería para ser ingeniero, estudia medicina para ser médico toda la vida. Yo creo que eso no va más. Hace mucho no va más. De hecho, hace 20 años en Europa tuvieron el Consenso de Bolonia, que achicaba las carreras a tres años más dos de posgrado. La historia de que vos estudiás y después trabajás 30 años y te jubilas no va más. Hay muchas idas y vueltas, hay mucho reentrenamiento y volver a actualizarte. Entonces la idea de yo hoy elijo qué voy a hacer el resto de mi vida la descartaría. Yendo a tu pregunta, todo lo que tenga un componente de creatividad humana que sea no reductible a un programa es el lugar a donde tenés que ir. Vos podés estudiar lo que quieras, estudiar periodismo también, pero después tenés encontrar un trabajo que no sea competir con la máquina en elaborar y reformatear cables.

¿Qué oficios o profesiones no se van a eliminar?

–Por ejemplo, todo lo que tenga que ver con educación, incluso algunas ayudas para estudiantes rezagados. Puede ser que se automaticen, pero la relación, la dinámica del aula, no sé si universitaria, pero seguramente a nivel primera infancia, primaria, incluso secundario se va a preservar. El problema con esa actividad como muchas otras de este estilo es que se pagan mal, pero seguro van a existir. Lo mismo que los cuidados, sobre todo de adultos. A medida que envejezca la población, va a haber una demanda del viejo. Si tienen Alzheimer, le podés poner un robot, pero en la mayoría de los casos no tienen Alzheimer, necesitan comunicación, socializar. Ahí el factor humano es importante. Después todo lo que tenga que ver con el arte. Si nosotros vamos a una utopía del ocio, vamos a gastar más en eso, porque vamos a tener mucho tiempo para consumir productos artísticos, de esparcimiento, de entretenimiento. Hay toda un área que hoy está vista como más marginal, aunque no tanto. El entretenimiento hace mucha guita. Si los consumidores tienen ingresos para demandarlo, vas a tener muchísimas actividades, Si vos pensás en el padre del presente, te dice estudiá ingeniería, datos, ahí está el futuro, pero ahí está el presente. ¿Dónde está el futuro? Estudiá gastronomía. Incluso dentro de datos estudiá visualización de datos para proponerle el factor humano.

¿Y habrá trabajos donde se gane dinero?

–En la utopía del ocio deberías poder desvincular el trabajo del dinero. Si vos lo que querés es un trabajo mercantilizable, no creo que ganes tanto dinero. La tecnología hará gran parte del esfuerzo de crear valor y riqueza a la larga. Deberíamos trabajar menos por el sueldo y eventualmente deberíamos pensar. Y esa es la quinta hipótesis: el mundo sin trabajos. En ese escenario tenemos nuestros medios de subsistencia, no estamos cirujeando los restos de los ricos. En un escenario donde hay una distribución del ingreso y de frutos de la tecnología, vamos a pensar el trabajo en términos de actividad pública, vida social, relaciones personales, incluso contemplación, o sea, actividades del ocio, lo que Aristóteles describía como la vida activa de los griegos. Nunca trabajaron en su vida esos griegos como Sócrates, Platón y Aristóteles. Ellos trabajaban de hablar, pero no les pagaban por eso.

Alejandro Rebossio

En el mundo se implementan políticas públicas para garantizar esquemas industriales. En Argentina, no

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Por primera vez en décadas, en el mundo se aplican de manera abrumadoramente explícita y activa políticas públicas para garantizar esquemas industriales que permitan apuntalar el desarrollo económico en sus dimensiones productiva, social y ambiental.

A contramano, como consecuencia de la crisis actual, en Argentina emergen expresiones que señalan al Estado como el causante de todos los males actuales, enemigo a desaparecer o bien desintegrar hasta la mínima expresión necesaria que sólo garantice la propiedad privada. En esta nota proponemos reflexionar que la crisis actual no es consecuencia de la implementación de políticas públicas en términos de planes integrales y articulados, sino más bien su escasez.

En el mundo, ser neoliberal pasó de moda. La oleada globalizadora que inició en la década de 1970 finalizó de manera gradual con la crisis financiera de 2008 y terminó de asentarse de manera explícita con la asunción de Donald Trump en EE.UU. Como en cada crisis, la asignación de recursos volvió a estar en el foco de la sociedad y de los gobiernos. Garantizar la demanda de trabajo al interior de los países desarrollados en un contexto de automatización digital y emergencia de la manufactura asiática, dado además el mayor salario medio de partida en las economías del centro global, se convirtió para estas en un desafío triple.

En este marco, la administración del comercio exterior volvió a ser la regla en las economías del mundo. Mediante reglamentos técnicos e instrumentos de diversa índole, calificados por la Organización Mundial del Comercio como “Obstáculos Técnicos al Comercio”, los países comenzaron a replanificar su economía.

Foto: Organización Mundial del Comercio.

Este nuevo marco del comercio internacional no circunscribe las políticas económicas aplicadas a meramente regular dicha materia, sino que se articuló en planes productivos integrales a mediano plazo, comprendiendo escalas regionales y períodos de maduración que permitan reducir costos en un mundo cada vez más competitivo. La falta de contenedores durante la pandemia y la guerra aceleraron estas dinámicas, consolidando el reshoring.

Hoy Estados Unidos continúa y profundiza de manera más agresiva las políticas públicas iniciadas por Trump en este sentido. En la misma línea, distintos países de Europa implementan planes a 5 y 10 años enfocando en la economía circular, las energías renovables y las tecnologías más avanzadas con inversiones erogadas por el Estado y apuntando a consolidar el desarrollo de proveedores locales. Vale la pena revisar en qué andan las economías llamadas avanzadas, al menos para no citarlas en vano.

Entre 2020 y 2021 en Estados Unidos se lanzó el marco legislativo Build Back Better, cuyo objetivo es invertir en el desarrollo de infraestructuras, energías menos contaminantes y la generación de puestos de trabajo. Se centra en mejorar la productividad y promover el crecimiento económico, implicando la mayor inversión del último siglo por parte del Estado en muchos de los aspectos apuntados.

El último plan de política productiva del Reino Unido es La Estrategia Industrial del Reino Unido, cuyo objetivo es impulsar la productividad y la innovación en diversas industrias, el aumento de la demanda de trabajo calificado y la mejora salarial. Por su parte, Alemania se enfoca en la Estrategia Nacional de Industria 2030, la cual se centra en reforzar la competitividad industrial a través de inversiones en digitalización, investigación y desarrollo, y procesos de producción sostenibles. ¿El objetivo? Aumentar la productividad y mantener la posición de Alemania como líder tecnológico en la manufactura industrial.

Japón avanza con la iniciativa Sociedad 5.0, cuyo objetivo es crear una sociedad «superinteligente» aprovechando la tecnología y la innovación para promover la productividad a través de la digitalización, la inteligencia artificial y la robótica. También Canadá avanza con el Plan de Innovación y habilidades, cuyo objetivo es promover el crecimiento económico y mejorar la productividad a través de inversiones en innovación, desarrollo de competencias junto con inversión en investigación y desarrollo. Se centra en fomentar una economía del conocimiento y mejorar la competitividad.

Australia ha puesto en marcha la Estrategia de Fabricación Moderna, centrada en apoyar la fabricación avanzada, la innovación y la creación de empleo en sectores clave como los productos médicos, el espacio, las energías limpias y el reciclaje. De nuevo en Europa, el Plan Francia 2030 sintetiza la estrategia industrial nacional para la próxima década, cuyo objetivo es modernizar y fortalecer la industria del país en sectores considerados estratégicos, vinculados a las energías limpias, el sector médico y la digitalización.

Pero no sólo los países considerados desarrollados avanzan en este tipo de planes. India avanza hacia el empoderamiento digital a través de la economía del conocimiento. Sudáfrica ya comenzó a implementar su Plan Nacional de Desarrollo en pos de eliminar la pobreza y reducir la desigualdad para 2030. En medio oriente, tanto Arabia Saudita como los Emiratos Árabes Unidos apuntan a diversificar su economía y reducir su dependencia del petróleo para 2030.

Más cerca en tiempo y en espacio, Lula da Silva relanzó el Plan de Aceleración del Crecimiento para que mediante la combinación de inversión pública y privada se fortalezcan sectores como la energía, la logística y la infraestructura.

En un mundo en el que los países planifican sus estructuras productivas a mediano plazo y comercian con mayor cautela resulta cada vez más difícil exportar. En otras palabras, se volvió más difícil venderle al mundo y Argentina redujo notablemente sus exportaciones en la última década, tanto en volumen como en cantidad de exportadores. A su vez, esto redujo la oferta local de divisas y con ello la capacidad de garantizar niveles crecientes de consumo sostenibles.

La experiencia demuestra que con planificación operativa y articulación territorial en conjunto con la sociedad civil es posible alcanzar resultados más virtuosos que los obtenidos por la mera ley de libre mercado. Además, que las especificidades geográficas y las condiciones históricas importan, así como también son relevantes las relaciones de poder vigentes entre unidades económicas.

El mundo avanza en planes productivos, energéticos y logísticos mirando al mediano plazo. Argentina cuenta con un potencial enorme en dichos ejes de acción y dejar pasar el tren llevaría a desaprovechar una oportunidad histórica para que nuestro país consolide su estructura productiva.

Ignacio Mira

Cómo son los blindados M116 Striker que Argentina le quiere comprar a Estados Unidos

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Se está evaluando que estos vehículos de combate amplíen el arsenal militar. El equipamiento posible.

Esta semana el Ministerio de Defensa, bajo la dirección de Luis Petri, consideró la posibilidad de ampliar las capacidades del Ejército y la Armada y recomponer el arsenal militar argentino. Para esto, retomó la discusión por los vehículos blindados requeridos por el ala terrestre de las Fuerzas Armadas y pidió cotización para la compra de un lote de vehículos de combate de infantería M116 Stricker.

Estos vehículos de combate son una opción diferente a la que barajó el gobierno anterior que buscó los blindados de tropa de origen brasileño, conocidos como 6×6 Guaraní. Los M116 Stricker son blindados de combate que dan movilidad, protección y capacidad de fuego a las fuerzas terrestres. El sello distintivo es justamente que están equipados con sistemas de armas, incluidos lanzagranadas y ametralladoras.

«Por las Stricker hay pedido de cotización, es lo único que hay. Por ahora está todo en competencia y nada está resuelto», señalaron desde la cartera que conduce Petri. La decisión se tomará teniendo en cuenta «la mejor oferta» que le llegue al Gobierno. Si bien no hay datos oficiales sobre la concreción de la compra, se evalúa la adquisición de alrededor de 100 vehículos blindados.

Vehículos blindados M116 Stricker

 

Estos vehículos vienen en varias versiones con un motor, transmisión, sistemas hidráulicos, ruedas, llantas, diferenciales y la transferencia comunes. A excepción del M1130, vehículo de mando, y el M1133, vehículo de evacuación médica, que tienen una unidad de aire acondicionado. El Stricker cuenta con un motor diésel Caterpillar común en el Ejército de los Estados Unidos.

El equipamiento de la mayoría de los cables, mangueras, sistemas mecánicos y los mecanismos de desconexión rápida, el motor y la transmisión pueden ser extraídos y reinstalados en aproximadamente dos horas, lo que posibilita la rápida reparación de los turbocompresores.

Incluye visión térmica y tanto el conductor como el tirador tienen un periscopio que les permite ver el exterior del vehículo sin exponerse a peligros. Cuenta con un sistema automático de extinción de incendios que incluye sensores en el motor y los compartimentos de tropas que activan uno o más extintores, que también pueden ser activados por el conductor. Los tanques de combustible están montados en el exterior y diseñados para volar lejos del casco en caso de explosión.

Vehículos blindados M116 Stricker

Los Stricker pueden modificar la presión de sus ocho neumáticos para adaptarse a las condiciones del terreno y cuenta con un sistema que avisa al conductor si la velocidad del vehículo es superior a la recomendada por la presión de los neumáticos. No es un vehículo anfibio, pero puede vadear el agua hasta la parte superior de sus ruedas.

Además de la opción norteamericana y la brasileña, existió la oferta de adquirir blindados VN-1 fabricados por la empresa Norinco de capitales chinos. Sin embargo, la decisión tendrá que ver con el rendimiento y las necesidades operativas del Ejército y de la capacidad de compra, en medio del ajuste presupuestario que decretó Milei en todas las áreas del estado, incluida la Defensa.

La política exterior también incidirá en hacia dónde se inclinará la balanza, ya que simbólicamente tendrá un peso decidirse por la opción norteamericana o la China.

La Agencia de Desarrollo de la ciencia entra en estado de coma

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La renuncia en bloque de la totalidad del directorio de la Agencia I+D+I puso de manifiesto la parálisis que afecta a un organismo clave en la financiación de proyectos científicos y tecnológicos del país. La incertidumbre es total.

Con prisa pero sin pausa, la administración de Javier Milei avanza, paso a paso, en el desmantelamiento del sistema científico tecnológico nacional. Al ahogo presupuestario sobre las universidades nacionales y la desfinanciación, despidos y ataques que sufre el CONICET, se le suma ahora la parálisis que desató una crisis institucional en la Agencia I+D+I.

“A pesar de haber realizado denodados esfuerzos como vocales del directorio –máxima autoridad del organismo– para arbitrar los medios a nuestro alcance en búsqueda de evitar el desmantelamiento, la parálisis y la destrucción institucional, nos vemos obligados a denunciar la situación de deterioro institucional, que corroe los objetivos para los cuales el organismo fue creado”, señala uno de los párrafos de la declaración con la cual los nueve vocales que integran el Directorio de la Agencia dieron a conocer públicamente, el viernes 12 de abril, su renuncia en bloque al organismo.

“Estábamos en una especie de limbo porque entre el 10 de diciembre y fines de marzo no se había nombrado un presidente para la Agencia. Y el secretario de Ciencia, Alejandro Cosentino nunca nos convocó formalmente, solo participaba de charlas informales y no nos daba ninguna respuesta. Además, había un destrato bastante importante”, relata María Cristina Carrillo, investigadora del CONICET, profesora de la Universidad Nacional de Rosario y una de las vocales renunciantes. Y completa: “La situación no mejoró con la designación de Alicia Caballero. Es una economista de la UCA que creo que no entiende la dimensión del trabajo que hacemos en la Agencia”.

“Están destruyendo la Agencia, el CONICET y las universidades”.

“Luego de la renuncia ninguna autoridad se comunicó con nosotros, ni dieron algún tipo de respuesta a nuestros planteos. Sí se están comunicando cientos de investigadores y directores de institutos que nos dicen que era necesario poner en evidencia esta situación. Para nosotros eso es un aval a la decisión unánime de renunciar”, afirma Rubén Zárate, profesor de la Universidad de la Patagonia Austral, y ex secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Provincia de Chubut.

A la precaria situación institucional, los renunciantes sumaron advirtencias acerca de la parálisis que pesa sobre el organismo y manifestaron que esta situación se refleja en la destrucción de recursos estratégicos. “En primer lugar, se observa que la plataforma informática diseñada para agilizar la evaluación fue desmantelada. En segundo lugar, se llevó adelante la desvinculación de dos funcionarios claves para el desarrollo del organismo: los directores del Fondo Tecnológico Argentino y el Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica. Y en tercer lugar, se denuncia la arbitraria decisión de reducir la planta del personal, afectando criterios básicos de desempeño en las funciones requeridas”, sostienen en el comunicado.

“En estos meses se despidieron 90 personas que eran recursos humanos altamente calificados, formados en la propia Agencia, que trabajaban en la gestión de todos los instrumentos que dispone el organismo, con lo cual quedamos muy disminuidos. Por otro lado, el desmantelamiento del sistema informático que se había perfeccionado para que se pudieran cargar los proyectos de una manera mucho más amigable y en el que se había invertido mucho dinero, es una decisión lisa y llanamente incomprensible”, se lamenta Carrillo.

La Agencia I+D+I es un organismo nacional descentralizado, con autarquía administrativa y funcional que actúa bajo la órbita del ex ministerio y ahora Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación. Tiene por objetivo promover la investigación científica, la generación de conocimiento y la innovación productiva de la Argentina. Para eso cuenta con instrumentos de promoción orientados a distintas temáticas, sectores y beneficiarios que se plasman por medio de tres fondos de financiamiento, que reciben recursos del Tesoro nacional y de diferentes organismos internacionales: FONCyT (Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica); FONTAR (Fondo Tecnológico Argentino), y FONARSEC (Fondo Argentino Sectorial).

“Hay una orientación deliberada de debilitar, disminuir y desmantelar».

Para dar cuenta del rol central que ocupa la Agencia en el sistema científico nacional basta señalar que, entre 2019 y 2023, el organismo invirtió (en pesos constantes) 130 mil millones de pesos en la financiación de más de 130 líneas de investigación de todas las grandes áreas del conocimiento, que incluyen más de 9 mil proyectos en los que participaron más de 30 mil investigadores e investigadoras, más de 1.100 becarios. Además, lanzó 15 convocatorias cofinanciadas con provincias y gestionó 465 millones de dólares provenientes de organismos internacionales.

“La Agencia es un gran seleccionador de las mejores ideas, un pilar importantísimo en la financiación de proyectos y es la institución que tiene la responsabilidad de lograr el máximo impacto con esas iniciativas científicas. La Agencia y el CONICET son los dos engranajes clave que distinguen al sistema científico argentino del resto de América Latina”, sostiene Fernando Peirano, expresidente de organismo entre diciembre de 2019 y diciembre de 2023.

Para Peirano, “si bien no se ha escrito y no se ha hecho ningún anuncio, la propuesta de Milei es reducir a la Agencia a su mínima expresión, desatendiendo la mayoría de sus obligaciones. Una Agencia en estado de coma que, con suerte, va a poder sobrevivir a esta etapa histórica”.

Estos análisis parecen confirmarse a partir de charlas informales que algunos de los ahora exvocales mantuvieron con el secretario Cosentino. “Él nos dijo que la Agencia estaba muy expandida, que gastaba mucho dinero, que en este momento no había plata y que se tenía que hacer un análisis de los recursos y de todos los instrumentos que tiene el organismo para definir con cuáles se podía seguir adelante y con cuáles no”, recuerda Carrillo.

¿Pero es realmente la falta de recursos el motivo que ha llevado al gobierno de Milei a paralizar a la Agencia? ¿Estaban efectivamente vacías las arcas del organismo hacia diciembre de 2023? ¿No cuenta la Agencia con fondos internacionales para solventar proyectos plurianuales que estaban en poder de la institución?

“La Agencia tiene un fondo fiduciario que al 10 de diciembre contaba con 5 mil millones de pesos para financiar proyectos. Esos recursos estaban en caja y no se pueden utilizar para otra cosa. Sin embargo la acefalía primero, que duró meses, y luego por decisiones políticas no se están transfiriendo en tiempo y forma”, explica Peirano y completa: “Hay convocatorias con el orden de mérito resueltas, más de 1.500 proyectos aprobados y no se convierten en contratos para su puesta en marcha. Hay una convocatoria de proyectos para 2025 que se viene estirando. Todo se dilata, todo se posterga. Cuando un engranaje como la Agencia se paraliza, el sistema en su totalidad se termina frenando”.

“La Agencia está paralizada –asegura Carrillo–. Fijate que hubo un llamado para los PICT de 2023 que nosotros sacamos y ellos lo suspendieron y lo postergaron hasta julio. O sea que muchísima gente se queda sin saber si le van a pagar el subsidio para el cual se presentaron. Va a quedar un vacío de varios meses sin subsidiar lo cual es terrible para un grupo de investigación. La incertidumbre es total”.

Pero entonces, si hay dinero que, además, no puede utilizarse para otros fines, ¿cuáles son los motivos que llevan a la actual administración minarquista a desmantelar el organismo? Y si la Agencia desaparece, ¿qué consecuencias puede tener sobre el sistema nacional de ciencia y tecnología? ¿Puede haber ciencia sin Agencia en Argentina?

“Yo no creo que este sea un plan de ajuste clásico como los que han ocurrido en otros períodos cuando el neoliberalismo gobernó el país. Me parece que ahora hay un nivel de agresividad inusual que excede lo económico”, reflexiona Zárate y se explaya: “Yo no sé si hay un plan en el sentido clásico, que hace referencia a un sistema ordenado de toma de decisiones y ejecuciones pero sí, hay una orientación deliberada de debilitar, disminuir, desmantelar y, en algunos casos, desaparecer áreas completas del sistema científico tecnológico nacional”.

Peirano, por su parte, también subraya la singuralidad de la situación actual. “Si bien el sistema ha tenido reiteradas crisis a lo largo de estos 40 años de democracia, nunca nos habíamos enfrentado a una situación como la actual, donde tanto el presidente como sus funcionarios en el sistema, ni en campaña, ni ya en la gestión, han tenido alguna palabra destacando alguna cualidad del sistema, tampoco mostraron ningún compromiso para mejorarlo”, afirma y advierte: “De persistir en este camino, la conclusión es obvia, los científicos van a comenzar a irse del sistema, los fondos van a quedar desactualizados y todos los problemas se van a agravar. El desánimo es muy grande en la comunidad científica”.

“Están destruyendo la Agencia, el CONICET y las universidades las tres patas de un sistema científico tecnológico que es reconocido en el mundo entero. Es triste lo que está sucediendo. Y yo siempre digo, una vez que vos perdés del tren del desarrollo científico cuesta mucho volver a agarrarlo, significa un retraso de 20 ó 30 años, o más. Da mucho pena”, cierra Carrillo con desazón.

Gabriel Rocca

Los otros superávits: cómo se lograron los que registró Argentina en los últimos 60 años

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En cadena nacional Javier Milei celebró que el primer trimestre del año registró un superávit financiero de más de 275 mil millones de pesos, “logrando de esta manera, y luego de más de 20 años, un superávit del 0,2% del PBI», afirmó.

Según el informe “Una historia de déficits fiscales recurrentes en la Argentina”, elaborado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), solamente en 6 de los últimos 60 años el sector Público Nacional No Financiero obtuvo mayores ingresos que gastos: de 2003 a 2008.

El año 2003 cerró con un superávit del sector primario (la diferencia entre ingresos y gastos sin considerar el pago de intereses de la deuda pública) de 8.676 millones de pesos, el 2,3% del PBI. En el informe oficial se destacaba que el resultado financiero (que mide la diferencia entre los recursos y gastos totales) también era superavitario: por 1.162,6 millones de pesos.

De acuerdo con la información oficial, durante el año 2003 los recursos de la Administración Nacional se elevaron un 37,2% en relación al cuarto trimestre del año 2002, “debido principalmente al incremento en los recursos tributarios (50,2%) y a las mayores Contribuciones al Sistema de Seguridad Social (20,4%)”.

No solamente aumentó la recaudación sino también, aunque en menor medida, el gasto del Estado: el incremento respecto al cuarto trimestre de 2002 fue del 29,7%. Entre los gastos que más aumentaron el informe menciona “la atención del Plan Jefes y Jefas de Hogar; la restitución del descuento del 13% en las remuneraciones y los haberes previsionales; las mayores transferencias a las provincias en concepto de infraestructura básica social, y la atención del Fondo de Incentivo Docente”.

En 2004 el Gobierno informó que el resultado financiero del cuarto trimestre fue superavitario por 8.986,1 millones de pesos, mientras el resultado primario arrojó un superávit de 14.688,3 millones de pesos. En ese periodo también aumentaron los recursos: la mejora representó un 26,5% respecto a 2003.

El gasto también creció, otra vez en un nivel menor a los ingresos. El nivel del gasto primario global registró un incremento del 18,2%. El informe oficial destacó algunas diferencias con respecto al año anterior: los gastos corrientes primarios aumentaron en 5.671,4 millones de pesos (11,9%), “debido fundamentalmente a las variaciones graduales en el haber mínimo de las jubilaciones y pensiones del régimen previsional público”, y también a las transferencias a provincias y municipios. Esta vez también aparece como gasto “la adquisición de fuel oil venezolano para la atención de la crisis energética”, entre mayo y octubre de ese año, y que se pactó en 19 cuotas mensuales hasta noviembre de 2005, por un total de 759,5 millones de pesos.

También tuvieron incidencia los aumentos en la atención del Fondo de Incentivo Docente y “la suma de 200 pesos otorgada, en diciembre y por única vez, a jubilados y pensionados del Régimen Previsional Público”.

En 2005 la ejecución devengada de la Administración Nacional acumulada durante el año también fue superavitaria, pero menor que el año anterior. El resultado financiero fue de 2.321,8 millones de pesos, “desmejorando en 6.811,4 millones de pesos respecto del año anterior”. El resultado primario arrojó un superávit de $13.912,3 millones de pesos, evidenciando una disminución interanual de -923,1 millones. Esta reducción se debe “a la atención de los intereses atrasados desde diciembre de 2003 correspondientes a los nuevos bonos emitidos tras la reestructuración de la deuda pública”.

Ese año los gastos aumentaron más que los ingresos de manera porcentual: los primeros lo hicieron un 28%, mientras los segundos un 21,2%. Los gastos se explicaron nuevamente por las variaciones del haber mínimo, los aumentos en las Asignaciones Familiares y en los topes máximos y rangos de remuneraciones y haberes previsionales, de las transferencias a provincias y municipios financiadas y las transferencias a Universidades Nacionales. Esto último por “las medidas de incrementos salariales implementadas a partir de enero de 2005, consistente en una suma remunerativa y no bonificable de 50, 100 o 150 pesos, según la dedicación funcional del personal”.

En 2006 el resultado financiero y el primario también fueron superavitarios, por 6.379 millones y 18.488 millones, respectivamente. Los recursos aumentaron un 25,7% respecto al año anterior –impulsados por el IVA- y los gastos un 24%, un porcentaje que se explica tanto por los gastos corrientes (universidades con un 36% y prestaciones de seguridad social en un 29%), como por las erogaciones de capital (las transferencias a las provincias crecieron, por ejemplo, un 41,9% respecto a 2005).

En 2007 el resultado financiero fue superavitario por $5.084,5 millones, mientras que el resultado primario arrojó un excedente de $22.261,2 millones. Ese año la recaudación estatal creció un 39,9% respecto al año anterior, con el IVA como el principal impulsor. El gasto, en cambio, creció nuevamente por encima: 44,5%. Entre los gastos corrientes se destaca el aumento interanual en las prestaciones de seguridad social (61,7%).

El 2008 fue el último año con superávit financiero y primario en Argentina. Según los datos oficiales el resultado financiero fue de $4.533,4 millones; mientras que el resultado primario arrojó un excedente de $26.116,0 millones. Los recursos aumentaron 33,8%, y los derechos de exportación volvieron a ser unos de los que más crecieron (83,7%). En ese periodo los gastos también aumentaron más en proporción que la recaudación: un 36,7%.

Durante el primer trimestre de 2024 el superávit financiero, presentado por cadena nacional, fue $276 mil millones. Pero en este caso se produjo tanto una reducción de la recaudación como de los gastos del Estado: la primera cayó el 10% y los gastos un 35% en términos reales con respecto a 2023, informó Iaraf. Los únicos impuestos que crecieron fueron los de importación, exportación y PAIS, que explican en cierta medida la importante caída en las transferencias a las provincias, ya que no son coparticipables.

En cuanto a los gastos, señalaron, la caída es la mayor en los últimos 30 años. De las 16 partidas se recortó en 15, y los principales recortes se dieron en las transferencias de capital a las provincias (-98,4%), los subsidios a la energía (50,6%) y otras partidas más sensibles como las pensiones no contributivas (que bajaron un 33%). En el caso de las universidades, por ejemplo, la caída real fue del 25,3% con respecto al mismo trimestre de 2023.

El mayor esfuerzo, como ocurrió en los dos meses anteriores, fue el de las jubilaciones y pensiones: según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) de cada $100 de ajuste en marzo, $37 corresponden a recortes en este sector.

Agustina Bordigoni