El gobierno avanza con la privatización parcial de Nucleoeléctica Argentina

0

“Privatización parcial” y valuar para vender son los dos conceptos que fuentes oficiales explicaron sobre la última jugada del Gobierno en el universo de las empresas públicas. El Ministerio de Economía firmó la resolución que dio un período de 12 meses para vender el 44% de las acciones de Nucleoeléctrica Argentina (NASA).

“Iníciase el proceso de privatización parcial de Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima (NASA)“, comienza la resolución firmada por el ministro de Economía, Luis Caputo. De esta manera, el Gobierno le dio un nuevo impulso a lo que había sido aprobado en la Ley Bases.

Allí incluyó las posibles ventas de empresas como AySA, Trenes Argentinos, Enarsa, entre otras. En ese listado también se encuentra NASA. Pero esta compañía se diferencia, por ejemplo, de las del sector ferroviario, ya que se la considera como una “joyita del Estado”.

NASA es una de las compañías que más dinero le deja a las arcas públicas. Según un informe de la Secretaría de Hacienda, en 2024 generó ingresos de operación por “la suma de $634.719,8 millones, obtenidos de la venta de energía”. De hecho, el ministerio de Economía resaltó que el año pasado fue una de las responsables del superávit financiero del total del conjunto de las empresas del Estado. Aportó unos $275.500,4 millones.

Estas cifras ayudan a entender por qué el proceso iniciado habla de “privatización parcial” y no total. La normativa revela un detalle. El plan de venta alcanzará al 44% de las acciones. “Se estableció que el cincuenta y uno por ciento (51%) del paquete accionario de Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima (NASA) quedará en poder del Estado Nacional -Secretaría de Energía- y de la Comisión Nacional de Energía Atómica, organismo descentralizado actuante en el ámbito de la Jefatura de Gabinete de Ministros, manteniendo el Estado Nacional la participación mayoritaria en el capital social”, incluyó el texto firmado por el Gobierno. El 5% restante iría a un programa de propiedad participada.

En términos prácticos, NASA produce energía eléctrica, opera centrales nucleares y se encarga de la gestión de los proyectos nucleares del país. De ahí que sus principales activos son las centrales Atucha IAtucha II Embalse.

Precisamente, la resolución firmada por el ministro de Economía, Luis Caputo, estableció que dichos bienes sean valuados. La Secretaría de Energía deberá realizar dicho inventario.

“Estamos en uno de los mejores momentos”, describió una fuente de la empresa. Este integrante de NASA afirmó que la compañía ha incrementado su caudal de generación de energía nuclear.

Según el informe de la Secretaría de Hacienda sobre empresas públicas, NASA acumuló un superávit financiero de $74.905 millones en el primer semestre de 2025. Fuentes oficiales exhibieron este número como un síntoma positivo pese a que una de sus centrales, Atucha I, no se encuentra activa debido a los trabajos de extensión de vida.

El Gobierno destacó la obra de extensión de vida de Atucha I como una de las más importantes del año en su informe sobre inversión pública 2025. “Este proyecto tiene como objetivo prolongar la operación de la central por 20 años adicionales, garantizando así el suministro de energía eléctrica limpia y de bajo costo, aprovechando un activo ya amortizado”, definió.

Entonces, estas cifras muestran a NASA como una empresa seductora para el sector privado. Su inicio de “privatización parcial” acaba de empezar. Pero antes, el Gobierno quiere asegurarse de cuánto debería ser su precio. Ese es el motivo, según explicaron fuentes oficiales, por el cual se realizará el inventario de sus bienes.

Además, la resolución del Ministerio de Economía le puso plazo a la venta del paquete del 44% de sus acciones. Instruyó a la Agencia de Transformación de Empresas Públicas, a cargo de Diego Chaher, coordinar las acciones necesarias para que “mediante una licitación pública de alcance nacional e internacional” se realice la venta “en el plazo de 12 meses”.

Fuentes oficiales al tanto de la situación de la empresa señalaron que la entrada de capital privado no debería alterar el curso de la compañía. Su horizonte, sostuvo, es la generación de energía, con particular interés en el sector nuclear.

La operación de las centrales nucleares

Como se dijo, Atucha I está en proceso de extensión de vida desde septiembre de 2024 y volvería a operar en marzo 2027. Los trabajos permitirán que trabaje a plena potencia durante 20 años. Atucha II inició su actividad en 2014 y le queda un “scope similar”: 25 años más a plena potencia.

Por su parte, Embalse terminó su extensión de vida en 2019 y “tiene 25 años más a plena potencia por delante”, tal cual afirmaron fuentes oficiales.

Ignacio Grimaldi

El dólar estadounidense y las políticas de Trump. Una mirada crítica

0

(Esta nota fue publicada por primera vez en Foreign Affairs. Se accede al original en «Fuente», al final).

El dólar estadounidense ha dominado la economía mundial durante más de siete décadas. Aproximadamente el 90 % de las transacciones de divisas actuales se realizan en dólares. La mayor parte del comercio internacional – incluido el 74 % en Asia y el 96 % en América – se cotiza en dólares estadounidenses. Los dólares representan el 58 % de las reservas de los bancos centrales fuera de Estados Unidos. En todo el mundo, las inversiones privadas se inclinan considerablemente por los activos denominados en dólares.

El dominio del dólar produce importantes beneficios para Estados Unidos. Reduce la volatilidad de los precios en el comercio exterior estadounidense, permite a Washington endeudarse expansivamente y a un costo relativamente bajo, y da al gobierno estadounidense poderosas herramientas para sancionar a sus adversarios.

Y como el renombrado economista Kenneth Rogoff argumenta convincentemente en su nuevo y muy atractivo libro “ Our Dollar, Your Problem”, una moneda dominante es increíblemente difícil de desplazar. La inercia es una fuerza poderosa que mantiene al dólar en la cima; la fortaleza de las instituciones políticas y financieras estadounidenses es otra. Y aunque numerosos países se han irritado contra el sistema del dólar, ninguno ha ofrecido una alternativa lo suficientemente fuerte como para superar las ventajas de la incumbencia del dólar.

Pero Rogoff también advierte que el dominio del dólar puede haber alcanzado su punto máximo, lo que sugiere que Estados Unidos deberá diseñar sus políticas con cuidado si quiere aferrarse a su posición privilegiada.

Las sucesivas administraciones estadounidenses han adoptado políticas que han reforzado o, al menos, evitado socavar el dominio del dólar. Respetaron la independencia de la Reserva Federal y los compromisos internacionales de Estados Unidos, incluyendo su rol como administrador del sistema financiero global.

Sin embargo, la administración Trump está atacando los fundamentos institucionales que sustentan el estatus del dólar. Está poniendo a prueba los límites del poder ejecutivo y recibiendo poca oposición por ello. Intenta debilitar la independencia de la autoridad de política monetaria de la Reserva Federal y de las agencias estadísticas oficiales del gobierno. Y está cuestionando los compromisos de Estados Unidos con sus aliados y socios.

La administración Trump está tomando estas medidas al mismo tiempo que introduce políticas cuya sostenibilidad depende de mantener el privilegio del dólar, en particular el enorme proyecto de ley de gasto que el presidente Donald Trump firmó en julio, y que se proyecta que aumentará astronómicamente la deuda nacional estadounidense en la próxima década.

Si el dominio del dólar se erosiona, la capacidad de endeudamiento de Washington también se erosiona, y el costo del servicio de su deuda aumenta. Y si un aumento repentino en los pagos de intereses de la deuda federal se combina con una caída del valor del dólar, el gobierno estadounidense podría ver limitadas sus opciones fiscales de maneras que podrían infligir daños duraderos a la economía.

¿SEGURO EN LA CIMA?

El uso del dólar estadounidense permite a los países extranjeros realizar negocios en todo el mundo sin mantener saldos en las monedas de varios países, una ventaja que refuerza la posición del dólar, al igual que la facilidad de usar el inglés lo ha convertido en el idioma común de las comunicaciones globales. Diversificarse para abandonar el dólar podría conllevar costos considerables, ya que podría requerir mantener saldos en un gran número de monedas y gestionar los riesgos de exposición a las fluctuaciones de cada una.

Aun así, tanto aliados como adversarios de Estados Unidos han puesto a prueba la posición del dólar. Sin embargo, como explica Rogoff, ninguno de estos contrincantes ha tenido lo necesario para dominar el mercado.

Desde la creación de la eurozona en 1999, por ejemplo, la participación del dólar en las reservas de divisas ha disminuido del 71 % al 58 %, y el euro se ha mantenido en segundo lugar, con una participación del 20 %.

Sin embargo, Rogoff sostiene con razón que será difícil que el euro desplace al dólar a menos que los inversores extranjeros crean que los mercados de deuda oficial denominados en euros proporcionan suficiente liquidez, lo que requeriría superar las restricciones políticas e institucionales a una mayor emisión de deuda con respaldo conjunto.

China y Rusia también se han visto más motivadas a buscar alternativas al dólar, a medida que Estados Unidos y sus aliados se vuelven cada vez más eficaces en el uso del sistema de pagos denominado en dólares para imponer sanciones.

Tras la invasión rusa de Ucrania en 2022, por ejemplo, Washington y sus aliados limitaron el acceso de los bancos rusos a los sistemas de pago internacionales, impusieron un precio máximo a las exportaciones de petróleo ruso y congelaron los activos soberanos de Rusia en el extranjero.

China, en parte para reducir su propia exposición, colabora ahora con socios como Brasil, India y Rusia para desarrollar un sistema de pago alternativo utilizando su moneda renminbi, y con otros países para establecer estándares para las transacciones transfronterizas de monedas digitales, aprovechando la ausencia de Estados Unidos en este ámbito.

Pero Rogoff señala que estos esfuerzos por internacionalizar el renminbi y desplazar los sistemas basados en el dólar serán insuficientes a menos que China implemente reformas. Solo liberalizando sus mercados de capitales y tomando medidas para expandir y reducir las fluctuaciones de precios en los mercados de bonos en renminbi, Beijing podrá brindar a los inversores extranjeros la confianza de que pueden liquidar sus activos en renminbi cuando necesiten acceso a efectivo.

BENEFICIOS NETOS

En la década de 1960, Valéry Giscard d’Estaing, quien posteriormente se convertiría en presidente de Francia, denunció el estatus dominante del dólar y los beneficios que este brindaba a Estados Unidos, calificándolos de «privilegio exorbitante».

Rogoff trata esos beneficios, así como las cargas del dominio del dólar, de manera imparcial. Dado que Estados Unidos puede obtener préstamos de extranjeros y devolverlos en su propia moneda, otros países corren el riesgo de fluctuaciones en los tipos de cambio. En la práctica, esto implica una menor volatilidad en los precios de muchas importaciones y exportaciones estadounidenses.

Como país emisor de la moneda dominante en el sistema formal de pagos internacionales, Estados Unidos tiene una visibilidad significativa de las transacciones transfronterizas y poderosos medios para imponer sanciones que impidan esos flujos. Washington también tiene amplia influencia sobre las reglas del sistema financiero internacional; es el único miembro con suficiente poder de voto para vetar decisiones en el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

El dominio del dólar permite a Estados Unidos endeudarse expansivamente y pagar intereses considerablemente más bajos sobre su deuda que muchos otros países, un privilegio que es particularmente importante hoy en día, cuando la deuda del gobierno estadounidense es alta y está en aumento.

Washington puede endeudarse a un precio relativamente bajo porque los inversionistas extranjeros están dispuestos a pagar una prima por el «rendimiento de conveniencia» de los bonos del gobierno estadounidense. Estos activos seguros y altamente líquidos han tenido una fuerte demanda porque se puede confiar en que mantendrán su valor en tiempos de tensión financiera y son la forma dominante de garantía subyacente a muchas transacciones financieras internacionales.

Rogoff destaca estimaciones recientes de que el gobierno de Estados Unidos ahorra $140 mil millones cada año en costos del servicio de la deuda internacional como resultado del menor interés que puede pagar por sus préstamos, una cifra que puede llegar a $600 mil millones por año, incluyendo los pagos de la deuda en poder de inversionistas nacionales.

La reputación del dólar como activo seguro suele implicar que la demanda de la moneda se dispara en épocas de tensión financiera. Por lo tanto, Estados Unidos puede obtener préstamos a gran escala incluso en medio de una crisis económica.

Durante la crisis financiera mundial de 2008 y la recesión de 2020 en medio de la pandemia de COVID-19 , por ejemplo, el gobierno estadounidense logró amortiguar el efecto de las crisis económicas en las empresas, los trabajadores y los hogares estadounidenses y garantizar una recuperación más rápida en comparación con otros países.

Sin embargo, el dominio del dólar no es del todo ventajoso para Estados Unidos.

Rogoff señala que, históricamente, los países con monedas dominantes suelen ser aquellos con un gran poder militar, y ser una superpotencia militar es extremadamente costoso. También argumenta que la práctica de intercambiar temporalmente dólares por divisas de unos pocos bancos centrales importantes en momentos de crisis financiera representa una carga para Estados Unidos. Pero esto no es una obligación del dominio del dólar; es una cortesía de la Reserva Federal. En las raras ocasiones en que se han utilizado estos intercambios, como durante la crisis financiera de 2008 y al comienzo de la pandemia, han impulsado la estabilidad financiera de Estados Unidos sin incurrir en ningún coste real.

Quizás la carga políticamente más relevante haya sido la desventaja competitiva de las empresas y los trabajadores manufactureros estadounidenses durante períodos en que el dólar estadounidense se mantuvo particularmente fuerte.

Desde 2000, el año anterior a la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio, hasta 2005, por ejemplo, China impidió que el renminbi se revalorizara frente al dólar estadounidense en términos nominales, a pesar de que sus exportaciones a Estados Unidos se triplicaron. Esta combinación tuvo efectos devastadores y duraderos en el empleo y la manufactura en las ciudades industriales de todo Estados Unidos.

Sin embargo, no fue el dominio del dólar en sí lo que provocó estas pérdidas, sino la combinación de las políticas industriales, comerciales e intervención cambiaria chinas, y la incapacidad de las autoridades estadounidenses para contrarrestar eficazmente dichas prácticas.

ROMPIENDO LOS CIMIENTOS

En general, los estadounidenses se benefician de preservar el dominio del dólar que se ha mantenido durante las últimas siete décadas. Para que este dominio continúe, es necesario que los valores en dólares estadounidenses sigan siendo atractivos para los inversores extranjeros.

Rogoff enfatiza que la base de ese atractivo es la solidez de las instituciones y normas estadounidenses: una Reserva Federal independiente, el estado de derecho y un historial de compromiso internacional sólido. Las instituciones estadounidenses protegen contra la alta inflación, que podría reducir el valor de las reclamaciones; protegen los derechos de los acreedores; preservan el acceso a los mercados de capitales; y mantienen una sólida solvencia. Estos fundamentos han protegido la posición del dólar incluso ante las fluctuaciones de la política estadounidense y la aparición de competidores extranjeros.

La expectativa de que el dominio del dólar persista se basa en evaluaciones tanto de las ventajas de estar en el poder como de la resiliencia de las instituciones estadounidenses.

El problema es que “Nuestro dólar, tu problema” termina con las elecciones estadounidenses de noviembre de 2024, por lo que no aborda las medidas que Trump ha tomado en su segundo mandato que podrían cuestionar esas suposiciones.

En primer lugar, la administración Trump ha aumentado unilateralmente los aranceles a las importaciones estadounidenses a niveles no vistos desde la Ley Arancelaria Smoot-Hawley de 1930, quizás para compensar parte de las pérdidas de ingresos fiscales derivadas de su proyecto de ley de gastos de julio.

El secretario del Tesoro, Scott Bessent, ha prometido «varios cientos de miles de millones de dólares anuales en ingresos, lo que se correlacionará con varios cientos de miles de millones menos en bonos que el Tesoro tiene que emitir».

Hasta la fecha, los aranceles por país han aumentado a una tasa efectiva promedio de alrededor del 17 %, lo que equivale a un aumento de casi ocho veces en los aranceles desde el año pasado. Los aliados de EEUU no se han librado: incluso el Reino Unido, un socio cercano con el que Estados Unidos mantiene un superávit comercial, enfrenta aranceles del 10 %.

La acción unilateral del gobierno ignora la facultad constitucional del Congreso para fijar aranceles. Un tribunal federal de apelaciones ya ha determinado que los aranceles generalizados de Trump constituyen una extralimitación de la autoridad ejecutiva bajo la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional de 1977.

Dado que el gobierno también impuso aranceles sin tener en cuenta los acuerdos comerciales vigentes con Estados Unidos, ha suscitado dudas sobre la credibilidad de los compromisos económicos internacionales del gobierno estadounidense, un importante respaldo a la confianza en el sistema del dólar.

Además, la administración Trump ha cuestionado repetidamente la independencia de la Reserva Federal a la hora de establecer la política monetaria. Para que los inversores extranjeros sigan dispuestos a invertir fuertemente en bonos del Tesoro de bajo rendimiento, deben confiar en que Estados Unidos no inflará el valor de sus títulos. La independencia del banco central es vital para dicha confianza.

Rogoff presenta argumentos convincentes, basándose en su propia investigación seminal, de que los bonos del Tesoro estadounidense se consideran activos seguros en parte porque la Fed ha mantenido su independencia política y tiene un historial de lograr una inflación generalmente baja y estable desde mediados de la década de 1980.

El riesgo de mayor inflación y desempleo que acompaña a los aranceles de la administración Trump ha puesto al comité de política monetaria de la Reserva Federal en una situación difícil. El presidente ha criticado a la Reserva Federal por no bajar los tipos con la suficiente rapidez y ha amenazado con despedir a su presidenta. También despidió a un gobernador de la Reserva Federal sin el debido proceso, aunque un tribunal de distrito y un tribunal federal de apelaciones han bloqueado la medida, y ha nombrado a un nuevo gobernador que, al mismo tiempo, es miembro del personal de la Casa Blanca en excedencia; ambas son primicias históricas.

Todo esto constituye un ataque sin precedentes a la independencia de la institución.

Trump ha explicado que cree que la Reserva Federal debe bajar los tipos para recortar los pagos de intereses de la deuda nacional (que su presupuesto de gastos de julio aumentará), afirmando que Powell podría generar «casi un billón de dólares en ahorros de un plumazo».
Sin embargo, si los inversores creyeran que la Reserva Federal priorizaría la gestión de la deuda sobre su mandato legal de combatir la inflación, exigirían mayores rendimientos de los bonos del Tesoro para compensar la mayor inflación esperada, y los pagos de intereses federales subirían, no bajarían.

De igual manera, después de que la Oficina de Estadísticas Laborales publicara un informe de empleo de julio que mostraba un débil crecimiento laboral, Trump despidió al director de la agencia, confirmado por el Senado. Tales acciones amenazan la independencia institucional de las agencias estadísticas oficiales y la integridad de los datos que producen. La confianza de los inversores en la fortaleza y la seguridad del dólar, por su parte, depende de su confianza en la calidad de las estadísticas del gobierno estadounidense utilizadas para evaluar el estado de la economía y el sistema financiero estadounidenses.

JUGANDO CON FUEGO

Es preocupante que todo esto ocurra justo cuando la nueva ley del gobierno añade más de 4 billones de dólares a la deuda nacional estadounidense en diez años. La deuda estadounidense ya representa aproximadamente el 100 % del PIB, y los costos de los intereses aumentan cada año.

Dado que el gobierno de Trump planea endeudarse aún más, sus ataques a los cimientos del dominio del dólar podrían poner en peligro las ventajas que conlleva la demanda de bonos del Tesoro estadounidense, incluyendo un ahorro de más de un billón de dólares en pagos del servicio de la deuda a lo largo de una década.

Inicialmente, los mercados financieros reaccionaron bruscamente a las medidas agresivas y poco convencionales de la administración para aumentar los aranceles o amenazar la independencia de la Reserva Federal: los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense a largo plazo aumentaron (lo que incrementó el costo de los préstamos para el gobierno estadounidense) y el dólar perdió valor.

En respuesta, la administración suavizó sus medidas. El 9 de abril, apenas una semana después de que el anuncio de Trump sobre aranceles radicales, el llamado Día de la Liberación, provocara un aumento repentino en los rendimientos de los bonos del Tesoro, el debilitamiento del dólar y la caída de la bolsa, el presidente suspendió la implementación durante 90 días.

Después de que Trump publicara en redes sociales el 17 de abril que «¡El despido de Powell no puede ser más rápido!» y Kevin Hassett, director del Consejo Económico Nacional, declarara públicamente al día siguiente que la administración estaba explorando opciones para lograrlo, los mercados bursátiles y de bonos estadounidenses reaccionaron de la misma manera y el dólar volvió a caer. Trump dio otro giro el 22 de abril, declarando que «no tenía intención de despedir» a Powell.

Sin embargo, es absurdo apostar a que las alternativas al dólar sean tan inadecuadas que Washington pueda seguir incumpliendo normas y compromisos arraigados sin consecuencias. Si bien puede que no exista una moneda única con todos los atributos necesarios para desplazar al dólar, aún existe un riesgo considerable de que su centralidad disminuya con el tiempo.

La participación del dólar en las reservas globales ya ha disminuido más de diez puntos porcentuales desde el año 2000. La innovación en finanzas y pagos se está desarrollando rápidamente, y los países con mayor poder adquisitivo se esfuerzan por crear alternativas al sistema basado en el dólar.

Los argumentos a favor de mantener el privilegio del dólar son más sólidos que nunca, ya que el aumento de los déficits hace imperativo mantener bajos los costos del servicio de la deuda. Además, la estrategia de Washington de usar sanciones para promover sus intereses de seguridad nacional requiere acceso a las herramientas financieras que ofrece la posición del dólar.

Si la actual administración persiste en sus ataques a la independencia de la Reserva Federal y las agencias estadísticas oficiales, y continúa socavando la credibilidad de los compromisos internacionales de Estados Unidos, podría erosionar el dominio del dólar, del que depende gran parte de la política interior y exterior estadounidense.

El dólar no es invulnerable, y este no es el momento de tomar malas decisiones y confiar solo en la buena suerte. Si su moneda cae de su pedestal, los estadounidenses pagarán las consecuencias.

Lael Brainard

El radiotelescopio en San Juan: 10 años de imbecilidad de nuestra Cancillería

0

El proyecto de Radio Telescopio Chino Argentino (CART, por sus siglas en inglés), aparato de cuarenta metros de diámetro en la Estación Astronómica Carlos U. Cesco, en la localidad de Barreal (San Juan), lleva muchos años de desarrollo, no faltan idiotas que lo consideran un radar militar chino», y aunque la periodista científica Nora Bär y la Universidad Nacional de San Juan certifican el proyecto sigue vivo, desde 2015 y a lo largo de 3 gobiernos intenta parecer muerto. Y con todo éxito.

Con el entusiasmo del gobierno de Milei por lo chino y lo científico, doblemente muerto. Y sin embargo a la siempre imparcial Nora Bär le creo, y a la UNSJ le doy el beneficio de la duda. Ahora le cedo la palabra a Matías Alonso, también periodista científico de la Universidad Nacional de San Martín, UNSAM. Y después digo lo mío.

Ud. sacará sus propias conclusiones.

——————————————————————————————————————————————————

Del CART se empezó a hablar alrededor del año 2004, y en 2012 la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) firmó un convenio con la Academia de Ciencias China. Tres años más tarde, se firmó otro acuerdo, que esta vez también incluyó al CONICET, a la provincia de San Juan y a observatorios astronómicos de China. Esta cooperación internacional posibilita que investigadores argentinos puedan beneficiarse del uso de un instrumento científico al que sería imposible acceder de otra manera.

En junio de este año debía renovarse el convenio pero el CONICET no da respuesta, por lo que algunas piezas para la construcción del radiotelescopio están varadas en la Aduana sin que puedan ser liberadas, aunque toda la documentación esté en orden.

Jorge Castro, decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNSJ, explicó: “Con la Academia de Ciencias de China tenemos un vinculo de más de 30 años en astronomía. Y en los últimos 10 años se hizo un nuevo convenio para la instalación de este radiotelescopio, con una antena de 40 metros de diámetro y una altura de 60 metros de alto. El acuerdo se venció en junio último y esperábamos renovarlo en las mismas condiciones pero, no diría que tuvimos un no, sino un silencio total que nos hace pensar que es una negativa de parte de la Nación para renovar el acuerdo”. Esta semana, el Consejo Superior de la UNSJ emitió un comunicado en el que expresó su preocupación por la detención de este proyecto dedicado a la investigación científica.

Del CART se empezó a hablar alrededor del año 2004, y en 2012 la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) firmó un convenio con la Academia de Ciencias China.

Según Castro, “cuando cayó el acuerdo lo primero que hicimos fue contactarnos con el CONICET pero políticamente fue desplazado por la Secretaría de Ciencia y Tecnología. Después no dijeron que habláramos con la Secretaría de Políticas Universitarias y luego otra vez con Ciencia y Tecnología, y ahí nos dijeron que la última palabra la tenía Cancillería, pero nunca nos dieron respuesta sobre qué funcionario estaría encargado del tema. Desde ese momento el silencio de Nación es absoluto”.

El radiotelescopio tendrá dos funciones principales. Por un lado, tiene la capacidad de observar satélites y eso mejorará las tecnologías de GPS y de los satélites de observación de la tierra. Por otro, también puede ver al espacio y detectar las ondas de radio emitidas por galaxias lejanas. Funciona de forma similar a un telescopio, pero en lugar de observar la luz emitida por los cuerpos celestes observa las ondas emitidas en otras frecuencias.

Una de las trabas que está intentando poner el Gobierno Nacional, más allá de su mutismo, es obligar a todas las instalaciones de observación astronómica a que pidan un permiso al Ministerio de Defensa. Esta semana sacó una resolución que solamente dice eso. “Pensamos que se hizo pensando en nosotros pero ya tenemos una autorización del Ministerio de Defensa emitida en 2016, por una conducción política similar a la actual. Quizás lo hicieron para buscarle una excusa a la suspensión del proyecto, pero técnicamente no es correcta”, expresó Castro.

Como las ondas emitidas por fuentes astronómicas llegan muy débiles a nuestro planeta es necesario que los radiotelescopios sean muy sensibles y por eso es que su antena es tan grande. También deben ubicarse lo más lejos posible de poblaciones para poder evitar las interferencias con ondas terrestres. Existen muchos de estos radiotelescopios en el Hemisferio Norte pero es mucho más difícil encontrarlos en el Hemisferio Sur. En parte, porque este último está cubierto por agua en mayor proporción y, por otro lado, porque el costo de estas instalaciones es muy difícil de afrontar por países del sur global como la Argentina. Por eso, los pocos que hay, se dan en colaboración con instituciones de países centrales.

El 3 de septiembre llegó un cargamento con piezas para el acople del instrumento principal pero, aunque toda la documentación está en regla, la Aduana no las libera para que sean llevadas a San Juan. “Si bien las universidades argentinas tienen la potestad de firmar acuerdos científicos con instituciones de igual naturaleza del mundo, entendemos que dada la envergadura de este proyecto, es aconsejable que también participe el organismo de ciencia de la Nación. Si no tenemos ese acuerdo nos va a seguir pasando esto de que retengan piezas en la Aduana sin ninguna justificación técnica. Como no son claros, como no dicen nada, no podemos buscar alternativas para intentar nuevas vías para seguir con esta instalación científica”, dijo Castro.

El radiotelescopio funciona de forma similar a un telescopio, pero en lugar de observar la luz emitida por los cuerpos celestes registra las ondas emitidas en otras frecuencias.

A fines de septiembre también se dio una situación particular en la zona prevista para la instalación, en la que un avión de la Fuerza Aérea estadounidense visitó el área. La aeronave, que es usada por la Embajada de ese país, aterrizó en un aeropuerto privado cercano pero solo estuvo ahí unos minutos. Según se informó, viajaban tres personas que bajaron del avión, caminaron unos minutos sin alejarse mucho de este y luego volvieron a despegar.

“Todo el personal del radiotelescopio es gente de la universidad, científicos, contratados y de planta. Pero no hay ninguna razón para que haya personal militar, ni argentino ni chino. Es un proyecto científico y la universidad argentina es muy celosa ante posibles interferencias que se puedan alejar del proyecto original. Las instalaciones están completamente abiertas a quien quiere ir a visitarlas. Se manda un mensaje y se le hacen todas las acciones protocolares que tenemos para los visitantes, se muestran los instrumentos, el avistaje del cielo, sacan fotografías. Toda persona que quiera venir a conocer puede hacerlo. Es público y toda la gente de acá lo sabe”,  dijo Castro

“Lo que están pidiendo es incomprensible. Todo hace pensar que quieren cancelar el proyecto y no dejarnos continuarlo. Solo el instrumento sale 15 millones de dólares, todo aportado por China, y no podríamos acceder a algo similar por nuestros medios. Que se haya empantanado de esta manera es increíble. Los chinos dicen que ellos pueden instalar un instrumento de estos en su país en 11 meses. Acá llevamos 11 años y cada vez se ve más lejos la finalización. Es un cientificidio deprimente”, concluyó Castro.

Matías Alonso

Comentario de AgendAR:

RADIOTELESCOPIO DEMASIADO CHINO PARA NUESTRA CANCILLERÍA

En 2006 el periodista científico Quique Garabetyán y quien firma dábamos clases de comunicación social en el Observatorio de Leoncito, San Juan. Trabajamos por convenio entre la Secretaría Nacional de Ciencia y Técnica y la FATPREN, la Federación de Trabajadores de Prensa. Es el mismo sitio donde desde hace 11 años una recua de imbéciles de distinto pelaje (pero parecido) viene trabando la puesta en marcha del mayor observatorio radioastronómico del hemisferio Sur, ya construido, porque les parece demasiado chino.

Con sus cinco telescopios, sus dormitorios más bien espartanos y su comedor para unas 60 personas, desde los años ´60 el CASLEO (Complejo Astronómico de Leoncito) fue una instalación «de servicios». Eso significa dedicada a formar graduados argentinos y visitantes de otros países en astronomía óptica.

Desde principios de siglo ya casi no pasan ni pernoctan astrónomos extranjeros: prefieren teledirigir los telescopios por internert, y recibir sus imágenes en sus propios países, según convenios de uso firmados entre sus universidades y la Universidad Nacional de San Juan. ¿Para qué se van a costear hasta esta cima cordillerana pelada en un desierto estricto y remoto, si pueden trabajar casi desde sus casas?

Toda la hotelería del CASLEO hoy funciona a un porcentaje bajo de su capacidad, porque todos los cinco telescopios son telecomandados como robots. Por supuesto, hay cola para anotarse. El CASLEO no será tan poderoso como los observatorios en Chile, pero son nuestros y están en territorio nuestro. Las Campanas y Cerro Tololo son territorio diplomático europeo y yanqui, tan intocables para los chilenos de a pie como embajadas.

La ubicación sanjuanina y remota del CASLEO, esta especie de monasterio Shaolín (pero con telescopios) fue elegida por la Universidad Nacional de San Juan y la SECyT. Está a 2552 metros sobre el nivel del mar, a 35 kilómetros de distancia horizontal y 900 metros de altura sobre Barreal, un pueblito gravemente pituco, habitado los fines de semana por la gente de paladar negro y bolsillos profundos de San Juan Capital.

Barreal no se ve desde el CASLEO ni viceversa. Es un mínimo punto verde, con río al pie, en una llanura desaforadamente amarilla.

Al fondo del horizonte, ya en el límite con Mendoza, te espían, adustos y blanquísimos, el cerro Mercedario y el Aconcagua, ambos de casi 7000 metros. A su alrededor acampan, en plan piquetero, muchos otros monstruos también blanquísimos, también temibles, y que arañan los 6000 metros, cada uno con algún nombre. Y algunos nunca escalados, por lo remotos.

AQUÍ ABAJO NO SOBRAN LUGARES

Por la irremediable ausencia de alumbrado público (Barreal no le hace mella a la oscuridad), Leoncito debe ser el lugar de noches más negras y más estrelladas de la Argentina. «La noche unánime», como dijo Borges, que dicen también fue astrónomo.

Sólo el Abra de Punta Corral, a 4000 metros de altura y en Jujuy, tiene noches más renegridas. A ojo pelado, en ambos sitios se ven estrellas que uno ni sabía que existían. De ésas que algún nombre tendrán, tal vez griego o sumerio, aunque más probablemente sean un código alfanumérico en algún catálogo. En el CASLEO es como si todas se te vinieran encima.

Entre enanas blancas y marrones, soles de tipo G como el nuestro, y titanes rojas y azules, sobran estrellas de todo tipo en el universo. Y mucha materia oscura que no emite ningún tipo de ondas conocidas y que jamás veremos, y que además parece concentrar casi toda la masa del universo. Hay lo que quieras ya catalogado, y lo que quieras por descubrir, describir y nombrar, pero lo que falta son sitios terrestres perfectos para ver esas cosas. Y especialmente, como dice Matías Alonso, en el hemisferio marino, es decir el sur.

Para repetir El Leoncito en el Abra habría que subir centenares de toneladas de materiales de construcción (y los de uso científico, pesados y frágiles) a lomo de humano o de mula desde Tilcara, 2 kilómetros verticales abajo y caracoleando por picada entre precipicios. Esas inversiones científicas no se hacían ni en tiempos del finado presidente Arturo Illia.

En suma, que si querés hacer astronomía óptica en Argentina, podés elegir entre el CASLEO o la nada.

El resto son los observatorios de Bosque Alegre, en Córdoba, el de La Plata, en la capital bonaerense, los porteños de la Asociación Argentina de Amigos de la Astronomía y los varios del Colegio Nacional de Buenos Aires, todos lindamente equipados en materia de fierros y cerebros.

El del CNBA tiene un espectacular telescopio reflector Schmidt-Cassegrain, con el que en 1930 todavía se podían hacer descubrimientos en planetología local. De yapa, hay otros reflectores y refractores donados, dos de ellos hechos artesanalmente por el naturalista Carlos Gondell, expresidente de Amigos de la Astronomía. Tipazo. Se lo extraña.

Pero son notas al pie: en términos comparativos, sea por humedad o por contaminación o por lluvias, fuera del CASLEO de San Juan, los demás observatorios ópticos del país fenecen bajo una atmósfera húmeda y contaminada, cuya transparencia anual es la del dulce de membrillo.

Ahora bien, ver el cosmos dentro del espectro electromagnético estrictamente óptico, incluidos el ultravioleta, el infrarrojo y la luz visible, es como mirar la enormidad del mar a través del ojo de una cerradura. Te perdés lo principal.

Desde tiempos de los sumerios el ojo humano y esas prótesis del mismo que llamamos telescopios fueron EL modo de hacer astronomía. Pero desde la posguerra, si no abarcás el resto, inmensamente mayor, de las frecuencias y longitudes de onda, estás tratando de describir la realidad a ciegas.

El CASLEO nunca fue un observatorio óptico principal por algunos inconvenientes inherentes al sitio. Reina una heliofanía brutal (en Racing, decimos que no hay una maldita nube), y por más que la humedad relativa ambiente mida entre el 10 y el 30%, está la cuestión del viento adiabático (el que escala por las laderas). Es tan bestia que a las 9 de la mañana, cuando el sol empieza a torturar el mundo, literalmente te arranca la ropa. A ese viento lo llaman «El Conchabao», porque aparece siempre de mañana.

Al anochecer, se calma un poco. Entonces vienen los vientos catabáticos fríos que bajan las laderas por gravedad, como diáfanos aludes, desde la cordillera del Tontal. Lo cual genera un poco turbulencia, conspira contra la astronomía óptica (laburo obviamente nocturno), y además llena de polvo los equipos. Lo cual en 2006 hacía putear como un carrero al director del CASLEO, el doctor en astronomía Ricardo Duffard.

Mi memoria anda floja, pero lo recuerdo rubio, alto, seco, serio y chupado de mejillas, la viva imagen del caudillo uruguayo José de Artigas cuando se le tapaba la bombilla.

En 2007 el tipo vivía en overol, dirigiendo esa desolación parte de la semana, con un plumero en una mano y un destornillador en la otra, más en plan portero que director, «but somebody has to do the heavy lifting». El destornillador es esencial. En el aire reseco de esas alturas del Leoncito, la carpintería de madera se seca, agrieta y momifica. Entonces las puertas y ventanas se desquician (también el director), y entra un chiflete que te congela.

Aquel invierno de 2006 recuerdo haberle preguntado en un aparte a don Duffard si, aprovechando que la economía, el CONICET y las universidades públicas habían resucitado, no se le podía dar un sablazo al Dr. Héctor Carrere. Héctor era Subsecretario de Gestión Tecnológica, un tipo lleno de iniciativa, y tal vez pudiera hurgar los bolsillos del Ministro de Ciencia, a la sazón Daniel Filmus, para que éste pusiera unos mangos en un observatorio radioastronómico.

De estos tenemos uno solo en el bosque del Parque Pereyra Iraola, camino a La Plata, y pertenece al Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR) de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNBA. Aunque el radiotelescopio del IAR tiene dos antenas, no capta muy buen las altas frecuencias que le llegan del espacio profundo. Y es que ambas antenas están en la parte más húmeda de la Pampa Húmeda y de yapa en una zona baja y neblinosa.

La ubicación perfecta para esas antenas parabólicas gigantes serían las alturas secas, como las alturas del Tontal, es decir, el CASLEO. Trabajan en la otra punta del espectro electromagnético, el de las ondas de 3 kilohertz (kHz) hasta unos 900 gigahertz (GHz), lo que se traduce en longitudes de onda que van desde cientos de kilómetros de longitud hasta menos de un milímetro. 

El cielo emite de todo, y todo el tiempo, y casi todo es invisible, incluso de noche.

Esas antenas se traen por piezas en un jeep o un jeepón y ensamblan «in situ», a soldadora. Sus ventajas sobre los telescopios: ven cosas y fenómenos lejanísimos y enormes imposibles de captar en el espectro lumínico. Además, no requieren esos cuidados de novia finolis que exige el trasladar, como laboriosas hormigas, unas lentes y unos espejos perfectos de varios metros de diámetro (y no te digo las toneladas), y todo a alturas de sherpa.

Los radiotelescopios no tienen nada fácilmente rompible fuera de la electrónica, que siempre es una perra. Y del software ni hablemos. Pero al menos no son cosas caras, se hacen y se arreglan en casa y rara vez requieren de mecanismos de relojería. Onda que en 2006 sí se podía manguearle un radiotelescopio «made in Argentina» a Daniel Filmus sin yanquis, sin plata ajena y sin matar las ciencias aplicadas.

«Hay planes de hacer algo por el estilo, Arias», me contestó Duffard, sin vacilaciones.

Ambos dimos por sentado el «habemus telescopium», dos perfectos giles. La Argentina acababa de salir de la morgue postmenemista y parecía atlética y sana, y no sólo del PBI sino especialmente de la cabeza.

Nunca te confíes en esas resucitaciones.

Nuestro país es un Lázaro que sale de la tumba tarde, y poco, y mal, y le gusta volver.

DEDO ACUSADOR

Y si querés buscar los que se encargan de poner a nuestro ispa de nuevo en su tumba, vas a encontrar unos cuantos en nuestra Cancillería, algunos NyC y de carrera, otros nombrados a dedo y el pedo y de paso. Encontrarte un patriota y un experto en esa mersa fina es difícil. Más o menos como recuperar aquel collar de diamantes de tu tatarabuela en la bosta de un feedlot.

El CART está joya, terminado, finished, perfectum est, chiche bombón, pipí cucú, al decir de Carlitos Monzón. Pero no se se pondrá en línea mientras los vándalos del macrimileísmo mantengan su poder virreinal, o patinen y se caigan de una vez y pierdan toda posibilidad de recuperarlo, sin que importe en qué helicóptero se fuguen ni bajo qué sello se disfracen para volver.

Nuestra Cancillería vive afligida siempre por su atemporal y pazguata biota idiota, intercurrida por algunos casos «hard core» de genuflexión pública y púbica ante el State Department. Hablo del explícito y carnal Guido di Tella, para los viejos que lo recuerden. Pero desde 2015 sobrevino la siguiente ringla de ministros de Relaciones Exteriores: Malcorra, Faurie, Solá, Cafiero, Mondino y el actual Werthein.

Susana Malcorra los resume a todos: no creo el CART le quitara el sueño. La ciencia no es lo suyo. Ni siquiera es argentina, como mandan las leyes argentinas a los cancilleres argentinos.

Optó por la ciudadanía española hace tiempo, ejerció de cancilleresa de Mauricio Macri desde diciembre de 2015, y en 2017, cuando le cayó la ficha de que pese a su ínclita genuflexión ante el State Department jamás sería Secretaria General de las Naciones Unidas, dejó el cargo para volver a España. Siga participando, Susana.

No hay dolo en tener doble ciudadanía, o incluso triple, como los de jamón, queso y tomate. Sí lo hay (y no poco) en mantenerla cuando se está en funciones de ministra de Relaciones Exteriores. Desde ese sitial no recuerdo que Malcorra haya firmado maldito el papel que ayudara a su país (bueno, me refiero a éste).

Su presidente, ya desde tiempos en que era apenas un candidato sin más esperanzas o mérito que haber sido dueño (bueno, presidente) del Club Boca Juniors, siempre fue más amigo de la astrología que de la astronomía. Echó pestes de la presunta «base militar china en Bajada del Agrio, Neuquén».

¿Muy militar, expresidente? De fierros no entendés mucho, pero si son chinos molestan a tu jauría de paladares negros, aunque no cumplen función bélica alguna.

Esa antena queda lejos de todo sitio poblado porque necesita de un silencio radioeléctrico perfecto. Sólo fungen de C3, o Comando, Comunicaciones y Control de la flota satelital china, y la de otros países que comparten misiones satelitales con China. Hay tres antenas de éstas en total en todo el mundo, pertenecen a la China Satellite Launch and Tracking Control General (CLTC), y la de Neuquén es la única en el hemisferio sur.

Para más datos, el sitio es de propiedad y uso de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales de la Argentina (CONAE), que de paso y cañazo aprende a controlar sondas espaciales en el Sistema Solar. La antena es por fuerza enorme: controló y controla todas estas misiones espaciales chinas «de espacio profundo», y necesita emitir y recibir señales desde la Luna y desde Marte.

Es como una tremenda bocina en radiofrecuencia, y también una gigantesca oreja. Supongo que eso lo entiende incluso un ingeniero, que los hay, con un profundo desamor con la tecnología y títulos comprados desde la secundaria.

Las misiones lunares son las Chang’e 3, 4 y 5. La última volvió a Tierra hace no mucho con muestras del suelo lunar. De modo que la Argentina se entera de cómo es el suelo lunar.

La misión marciana es compleja: se llama Tianwen 1 y consta de un módulo en órbita, otro de amartizaje y un tercero deambulador por superficie, tipo «rover». Todo eso requiere de mucho ancho de banda, potencia de emisión, y capacidad de captación de datos desde una distancia de 300.000 km. Entiendo que Macri se alarme de recibir información desde un planeta rojo, pero éste existe.

Van bondis escolares neuquinos a ver esa madre de todas las antenas, en excursión, y a pedido de colegios en general públicos. Los guías los pone la CONAE, porque el chino se habla poco en Neuquén.

El maldito secretismo chino, mirá bo´.

LA PARTE ÉTICA DE LAS AGENCIAS ESPACIALES

En su Centro Espacial Teófilo Tabanera, en Falda del Cañete, las antenas de la CONAE (Comisión Nacional de Actividades Espaciales) controlan desde 1996 todas los satélites y constelaciones satelitales de Argentina. También las de agencias espaciales de otros países, algunos tan corrosivamente comunistas como los Estados Unidos, Italia, Brasil, Francia, Dinamarca y Canadá. Créase o no, desde Córdoba hemos controlado y aún controlamos algunos de sus satélites.

Es laburo colaborativo, y forzado por lo caros que son los centros espaciales y lo redonda que es la Tierra. Cuando pasa algún satélite yanqui en órbita polar helisincrónica sobre Falda del Cañete, está fuera de alcance de las antenas terrestres de la NASA en territorio estadounidense.

Por ello les hacemos la gauchada de bajarle data de imágenes a su satélite huérfano, y subirle data de navegación. Uno puede ver cómo las dos antenas del precio se mueven siguiendo la trayectoria del satélite, generalmente a baja altura (hasta 1000 km). La info se la mandamos al dueño del satélite por internet de fibra óptica. Las instrucciones de navegación nos llegan desde la NASA por la misma vía.

La astronomía y su contrapartida, la observación de la Tierra desde el espacio, son colaborativas. Las agencias espaciales de Estados Unidos, Italia, Brasil, Francia, Dinamarca y Canadá, llamadas respectivamente NASA, ASI, AEB-INPE, CNES, DSRI y CSA tienen antenas dedicadas al C3, o Comando, Comunicaciones y Control de nuestra ínfima flota satelital en órbita baja, que los gobiernos de los últimos diez años no hay tratado siquiera de reponer. Hoy se ha reducido a los satélites SAOCOM-A y SAOCOM-B.

No obstante, ni Macri ni su ilustre caterva de plastas y de runflas finos en el Palacio San Martín, y tampoco Javier Milei ni su canciller al uso, Gerardo Werthein, echaron pestes jamás de la Denmark Space Research Agency, pese a que estos nórdicos descendientes de saqueadores de conventos han controlado nuestros satélites, así como nosotros los de ellos.

No son relaciones carnales, como las que predicaba don Guido, calzones en mano. Son puro toma y daca entre iguales. La ciencia básica internacional es cara para las espaldas de un único país, de modo que en general funciona así.

Es que la DSRA es una puta agencia científica con la que intercambiamos figuritas toda vez que podemos. No es una agencia de espionaje o una base militar de la Flyvevåbnet, la Real Fuerza Aérea Danesa. No tenga miedo, no van a desembarcar vikingos en paracaídas sobre su quinta de Los Abrojos, ingeniero.

Vuelvo al tema de la antena de radioastronomía de la Universidad Nacional de San Juan. Creo que no está ni vivo ni muerto.

Hace casi 10 años que podría haber estado en operaciones, pero no. No creo que la orden de congelar esta antena venga del CONICET, hoy regido por un clonador de chanchos sin ninguna en dirección de científicos, y cuyo cargo los mal pensados creen que se debió a haber clonado (o intentado clonar) a un perro que se llamó Conan. Tampoco creo que el CART haya muerto en la Secretaría de Ciencia y Técnica, SECyT, dirigida (?) por un licenciado en administración de empresas.

Me quedo con dos opciones: o bien la lista de cancilleres enlistada «ut supra», incluidos los dos nacionales y populares (?) del gobierno (?) de Alberto Fernández, sabe un comino de derecho espacial ni le importa. Esto es indiscutible, pero me inclino más por una segunda opción: todos ellos entendieron perfectamente los «white papers» que suelen llegar por mensajero en mano desde La Embajada. Sí, ésa.

Vos abrís el sobre blanco de papel excelente, pero sin membrete, y la cartita igualmente libre de membrete o firma, ladra con gentileza «hagan esto» y «no hagan lo otro», o viceversa. Y si uno ha sido educado para lamer trastes, o es adicto innato a ese deporte, se cuadra y obedece. Cancilleres de esos, tuvimos y tendremos bocha.

Mi hipótesis es que dichos ukases proclaman secretamente que está prohibido asociarse con la la Academia de Ciencias China para hacer nada, ni siquiera astronomía. No importa si la guita en fierros la pusieron mayormente los chinos, no importa si podemos compartir en igualdad los resultados científicos de los observatorios de ellos, todos en el hemisferio norte.

Esos ya están construidos y funcionan en red. El nuestro fue construido al cuete por China con guita china, porque la banda del Palacio San Martín recibió instrucciones específicas desde el edificio Harry Truman.

EL CART NO DEBE PONERSE EN LÍNEA.

Siempre dándonos ordenes. Esos malditos chinos imperialistas.

Daniel E. Arias

La edición genética personalizada ayudó a un bebé: ¿se puede aplicar de forma generalizada?

0

A finales del año pasado, decenas de investigadores repartidos a lo largo de miles de kilómetros se unieron en una carrera para salvar la vida de un bebé. El resultado fue una primicia mundial: una terapia de vanguardia basada en la edición genética, diseñada para una sola persona y producida en un tiempo récord de seis meses.

Ahora, los médicos del bebé KJ Muldoon se están preparando para volver a hacerlo, al menos cinco veces más. Y más rápido.

El innovador ensayo clínico, descrito el 31 de octubre en la revista American Journal of Human Genetics, utilizará una variante de la técnica de edición genética CRISPR-Cas9 llamada edición de bases, que permite a los científicos realizar cambios precisos de una sola letra en las secuencias de ADN. Se espera que el estudio comience el próximo año, después de que sus organizadores hayan pasado meses negociando con los reguladores estadounidenses sobre las formas de simplificar el complicado camino que normalmente debe seguir una terapia de edición genética antes de poder entrar en fase de ensayo.

El desarrollo del tratamiento de KJ fue «seis meses bastante agitados e intensos», afirma Kiran Musunuru, cardiólogo de la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia y uno de los médicos de KJ. «Pero creo que podemos acortarlo».

El ensayo también es el siguiente paso para responder a una pregunta que ha estado rondando a muchas familias de niños con enfermedades raras desde que se conoció la noticia del éxito del tratamiento de KJ: ¿cuándo nos tocará a nosotros? «No hay una solución única para todos en este ámbito», afirma Ryan Maple, director ejecutivo de la Fundación Global para los Trastornos Peroxisomales en Tulsa, Oklahoma.

Parece que se está generando un impulso. Además del ensayo clínico previsto en Filadelfia, el Centro de Curas Pediátricas CRISPR, que se inauguró en julio en la Universidad de California, Berkeley, y en la Universidad de California, San Francisco, también tiene como objetivo desarrollar terapias personalizadas de edición genética. Y en septiembre, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada para la Salud del Gobierno de los Estados Unidos anunció dos programas para financiar la investigación sobre el desarrollo y la fabricación de «medicina genética de precisión».

«Ahora soy más optimista que en el pasado», afirma Joseph Hacia, genetista médico de la Facultad de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California en Los Ángeles.

Terapia para uno

En agosto del año pasado, poco después del nacimiento de KJ Muldoon, los médicos se dieron cuenta de que tenía una mutación genética que le impedía producir la forma normal de una enzima hepática crucial llamada carbamoil fosfato sintetasa 1 (CPS1). La CPS1 desintoxica el amoníaco, un producto de desecho natural que se forma cuando el cuerpo descompone las proteínas. El amoníaco puede dañar el cerebro si no se elimina del torrente sanguíneo, y muchos niños con deficiencia de CPS1 no viven lo suficiente como para recibir la única cura conocida: un trasplante de hígado.

Pero una de las doctoras de KJ, Rebecca Ahrens-Nicklas, del Hospital Infantil de Filadelfia, en Pensilvania, había estado trabajando con Musunuru para desarrollar una terapia de edición de bases que pudiera aplicarse rápidamente para tratar a niños con trastornos metabólicos. KJ se convertiría en su primer caso.

A finales de febrero, KJ recibió una terapia de edición de bases diseñada para él y solo para él. La deficiencia de CPS1 se da en aproximadamente uno de cada millón de nacimientos. La terapia que recibió KJ se diseñó para encontrar una de las letras incorrectas en la secuencia de ADN de su gen CPS1 y sustituirla por una letra diferente que permitiera producir la proteína CPS1 completa.

Después de la terapia, los niveles de amoníaco de KJ bajaron y pudo reducir su medicación. Desde entonces, ha estado trabajando duro, aprendiendo a mantenerse de pie por sí mismo, comiendo alimentos sólidos y esforzándose por dar sus primeros pasos. «Celebramos cada hito que alcanza KJ», dice su madre, Nicole Aaron. «Tiene un carisma que ilumina cualquier estancia en la que entra».

Ampliando el acceso

Mientras tanto, Musunuru y Ahrens-Nicklas han estado ocupados trabajando en cómo tratar a más niños. Su ensayo se centrará en niños con mutaciones en uno de los siete genes, incluido el CPS1, que comprometen la capacidad de procesar el amoníaco. Planean utilizar casi en su totalidad los mismos componentes de edición de bases que se utilizaron para tratar a KJ.

Sin embargo, los investigadores sustituirán un componente clave del editor de bases: su fragmento de ARN guía, que dirige al editor de bases hacia la letra de ADN que debe sustituirse. La secuencia del ARN guía debe adaptarse a la mutación específica de cada niño.

Normalmente, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) exigiría que cada nueva fórmula se sometiera a un ensayo clínico independiente, con pruebas de seguridad para garantizar que los componentes de edición genética no son tóxicos. Pero en este caso, la FDA ha indicado que aceptará algunos de los datos de seguridad del tratamiento de KJ.

Con estos cambios, Musunuru prevé que el equipo podrá reducir el tiempo necesario para producir una terapia de seis meses a tres o cuatro.

Guía para los reguladores

Los científicos también están publicando gran parte de la correspondencia escrita que mantuvieron con la FDA, para que sirva de modelo a otros investigadores. El equipo de Pensilvania será «un ejemplo paradigmático de cómo «la marea alta levanta todos los barcos»», afirma Fyodor Urnov, que estudia la edición del genoma en el Instituto de Genómica Innovadora (IGI) de la Universidad de California en Berkeley y que ayudó a crear el tratamiento de KJ. «En el IGI nos subiremos con gratitud a esa marea», afirma.

Hasta dónde puede llevar esa marea a todo el mundo es una pregunta sin respuesta. Musunuru tiene la esperanza de que la FDA considere la aprobación del tratamiento una vez que se haya tratado a otros 5 a 15 niños. Pero los investigadores necesitarían encontrar una empresa que patrocinara la solicitud.

«Los tratamientos personalizados son sin duda la dirección hacia la que debemos dirigirnos», afirma Maple. «Esta tecnología podría ser más que un cambio revolucionario. Podría ser revolucionaria».

Heidi Ledford

Argentina en el mar IV – Un territorio argentino “objeto de interés”, 2da. parte

0

Publicado en El blog de Abel el 20 de octubre de 2017

En capitulos anteriores, Arias nos contó de los un millón, 780 mil km2 de fondos marinos que el patriotismo y la perseverancia de algunos servidores del Estado pudo lograr para Argentina. En el anterior y en éste, propone lo que debemos hacer para defenderlos y explotarlos.

(Una pausa en la obsesiva campaña electoral. Pero también sirve para dejar en claro algunas cosas que se deciden con los votos).

El sentido de un barco oceanográfico nuclear

Para rotar a la gente y alimentarla estárán los helicópteros del barco polar que planteo, también los del Irízar, que más de una vez tendrá que sacarlo de apuros, y eventualmente, los 4 grandes y viejos remolcadores para hielo delgado Neftegaz comprados en 2015 a Rusia, como soporte logístico de Pampa Azul. Costaron menos de U$ 10 millones los cuatro y fueron construidos a fines de los ’80, de modo que no pongo las manos en la parrilla por su estado técnico.

Bautizados con nombres malvineros (ARA San Carlos, Puerto Argentino, Bahía Agradable e Islas Malvinas), estas unidades sustituyen en una emergencia a los 3 moribundos avisos yanquis de la Armada, sobrevivientes de la 2da Guerra. Los Neftegaz son remolcadores (“avisos”, en jerga naval criolla). Como cualquier remolcador, con timonera alta y casco redondo, el Neftegaz baila como una boya en mares violentos, pero estos tienen 40 años menos que los yanquis y motores de 7200 HP (al menos, nominales). Sirvieron con soviética disciplina para remolcar o cargar descomunales equipos petroleros, y hoy al menos una Marina (la acerí), usa sus grandes cubiertas de popa como helipuertos de ocasión. No tendrán hangares, pero para apontar un “helo” son mejores que el mar.

¿Por qué tanta logística? ¿Por qué habría que hacer oceanografía al menos 320 días por año y con más de 80 científicos a bordo? Para atacar el único lado flaco del Attenbourough: este logra cortar sólo 1 metro de hielo, y sus campañas de temporada fría estarán limitadas a 60 días. Pese a su gran autonomía de diseño (22.000 km. en aguas abiertas), andando por banquisa antártica esta nave gastará sus existencias de gasoil marino a lo pavote. El otro límite es el agua potable, como en casi cualquier barco de propulsión térmica.

La propulsión atómica la necesitamos por varios motivos: muchos más HP en hélices para cargar con un casco de estructura más fuerte, que pueda cortar hasta 2 metros de hielo navegando en travesía continua a 3 o 4 nudos, sin tener que ejecutar el “ramming” (embestida) y el embicaje (treparse al hielo) típicos del rengo, discontinuo avance de un rompehielos. Ahora Ud. finalmente entendió ese casco con absurda forma de cuchara de los rompehielos: sirve para montarse a puro motor sobre el hielo, tobogán resbaladizo si los hay, y luego aplastarlo.

Esa sádica cresta que corre por la panza del barco sirve para concentrar el considerable peso del alto, casi absurdo castillo de proa sobre una superficie ínfima, de modo que la presión se dispare y en combo con la gravedad, hagan el trabajo sucio, crrack. Si un barco polar corta hielo en horizontal, como un cuchillo, el Irízar y toda su laya lo hacen en vertical, como una prensa hidráulica.

No se vaya a pensar que un barco polar se desliza como un cisne. Su proa, sus amuras y todo el cinturón de chapas que rodea su línea de flotación están muy reforzados, y el entramado de costillas y largueros que lo soportan es muy cerrado. Pero incluso con un casco doble, las vibraciones y el estrépito continuo causado por la fricción de bloques de hielo roto del tamaño de camioncitos puede ser insoportable. En algunos sectores del barco, es como estar en un galpón sobre el que se rascan dinosaurios del tipo espinoso.

Hay pegadas de diseño del Attenbourough que vienen de los barcos de exploración petrolera y deberemos copiar: la “moon-pool”, un túnel de una sección circular de unos 7 metros que atraviesa en vertical todas las cubiertas del barco y da acceso directo al mar, coincidiendo con el centro de masa de la nave en rolido, cabeceo y alabeo. El moon-pool podrá ser un escándalo de ingeniería y de hidrodinámica. De yapa, limita los espacios para otros fines, como si a bordo sobrara.

Pero si hay que subir y bajar cargas pesadas hasta y desde fondos profundos (y los “drones”, los ROVs y los equipos de perforación de fondo son objetos masivos), la maniobra hecha desde el moon-pool no desequilibra el barco. Sí lo hacen las habituales grúas que tienen que manejar tales objetos sobresaliendo en extraplomo por sobre los laterales del buque. Con la mar exasperada por una galerna de 70 nudos, un “moon-pool” hace la diferencia entre trabajar y no hacerlo.

grúa

Otro detalle de ingeniería a imitar del RRS David Attenborough: la grúa de popa en carrusel.

En un barco polar la timonera no debe ser una Trump Tower: estaría de más el calado aéreo descomunal del Irízar, que lo hace intencionalmente tan pesado de proa. Por el contrario, puede adoptarse un castillo más petiso, oblicuo y aerodinámico, como el del Attenbourough. Y todo el mundo a bordo más feliz y productivo. Y es que el viento antártico no se lleva bien con los barcos altos, ni éstos con la ciencia: los oceanógrafos, como cualquier humano, como incluso los marinos más curtidos de estómago, dejan de funcionar y caen en un sopor inerme cuando pierden demasiado sodio y potasio debido a esas vomitaderas persistentes, que te queman el esófago de jugo gástrico –lo único que queda en el estómago- y se ríen de la dramamina. Varios días en ese estado son una agonía difícil de entender para quien no los pasó.

Y hablando de deshidratación, la propulsión nuclear permite capear otro límite: el del agua potable a bordo. Hay tanta potencia eléctrica disponible que puede energizar una pequeña unidad desalinizadora a bordo, una plantita de ósmosis inversa como las de los submarinos nucleares.

Tanta electricidad permite vencer otros límites. Un barco oceanográfico moderno tiene varios tipos de sonares y de dispositivos acústicos “de diagnóstico por imagen”. Los que Ud. ya conoce son las ecosondas multihaz, que permiten “iluminar” grandes superficies de fondo a miles de metros de profundidad, y mapear no sólo su relieve sino la densidad de sus materiales. En síntesis, hacen lo mismo que las ecografías médicas o los sistemas de ecolocalización de delfines, orcas y cachalotes.

Pero a bordo de un oceanográfico “comme il faut” hay sonares menos potentes y de mayor frecuencia, algo parecidos a los que usa la ecocardiografía Doppler: detectan cambios de velocidad, densidad o salinidad de líquidos. Cuando hay varios sistemas de corrientes submarinas montados verticalmente como tuberías independientes dentro de la columna de agua, estos sensores indican sus profundidades, direcciones, velocidades y caudales. Hay otros sonares especializados en localizar plancton, y otros para cardúmenes de peces, y discriminan tan bien  la biomasa que el ojo experto del biólogo marino hasta se puede colegir la especie.

Y por último, con un gasto colosal de potencia, están los equipos “de sísmica”, que generan unos pulsos de frecuencia muy baja pero enorme intensidad. Estas penetran kilómetros enteros dentro de los sedimentos de fondo y revelan si tienen las estructuras típicas de las formaciones generadoras o acumuladoras de hidrocarburos.

sonar

Las rarezas de la transmisión y refracción de sonido en el mar: el “canal SOFAR”, bajo el cual salvó su vida la tripulación del submarino ARA San Luis cuando la de Malvinas.

Y me anticipo a su duda de curtido sonarista: sí, tiene razón, algunos de estos sistemas de ecosonda, ya sea por frecuencia o intensidad, logran “ver” debajo del “canal SOFAR”. Para los ajenos al gremio de Popeye, este “canal” es una zona relativamente superficial del mar, que en los trópicos está a 1200 metros de profundidad, en las latitudes medias a unos 600 y en las muy polares, casi en la superficie.

En cualquier latitud, el límite inferior del canal SOFAR es una zona de transición térmica rápida, donde el agua está entre 3º y 2º C de temperatura, y así sigue sin variaciones hasta el fondo. Esa termoclina, o límite térmico, actúa como un espejo sónico. El “canal” se llama así porque logra que un pulso de sonido generado cerca de la superficie rebote contra el mismo, vuelva a la superficie, vuelva a rebotar allí como en un segundo espejo, hacia abajo, y se aleje horizontalmente en sucesivos rebotes oblicuos, casi sin pérdida de energía, y a distancias sorprendentes. Gracias al canal SOFAR, el rugido subsónico de una ballena azul puede ser oído por otro cetáceo de su especie de una punta a la otra del Oceáno Pacífico. Sic.

Sí, exactamente como lo está pensando, algunas ballenas tienen su propia internet. Será porque viven absortas y chateando que las hemos podido cazar casi hasta la extinción, y esa extinción ya era patente en el caso de los cachalotes con las tecnologías precarias del capitán Achab y sus colegas del puerto de Nantuckett.

Pero esto del canal SOFAR le complicó la vida a los sonaristas ingleses durante el pifostio de Malvinas: buscando el submarino ARA San Luis, que les había soltado tres torpedazos sin efecto alguno, no lograron detectarlo jamás, acurrucado como estaba contra los fondos bastante bajos que rodean las islas demasiado famosas. En las latitudes malvineras, el espejo sónico de la SOFAR está apenas unas decenas de metros más arriba. En consecuencia, los destructores, fragatas y helicópteros de Su Graciosa reventaron a bombazos el Atlántico Sur cada vez que creían detectar el eco de algo grande, y al cuete.

Ahí Ud. entiende por qué, por si las moscas, los Brits se vinieron a la guerra con los barcos llenos de cargas de profundidad nucleares “polenteadas” con hidrógeno (“boosted charges”), las famosas WE.177 de 277 kg, de 0,5 kilotones. El Ministry of Defence (MoD) todavía dice que se las trajeron en el apuro, sin intención de usarlas, porque no hubo tiempo para bajarlas a tierra. En realidad no las tuvieron que usar porque los malditos torpedos filoguiados Telefunken del San Luis alemanes fallaron todos (todo fallaba en el San Luis, computadoras de tiro, motores, todo, todo salvo los cojones del capitán Fernando Azcueta y su tripulación). Mal momento para ser ballena en las islas demasiado famosas, aquel invierno de 1982. La que no quedó sorda, se volvió paté de cetáceo.

Y ahora Ud. empieza a entender por qué me interesa tanto tener al menos un rompehielos y un barco oceanográfico nucleares. Con la parafernalia acústica que se traen, amén de los ROVs, estas naves pueden pispear perfectamente bajo el canal SOFAR. Y si perciben algo fuera de lugar, pueden determinar su densidad, ubicación y velocidad, y si estos sugieren más submarino hostil que cetáceo neutral, ambas naves polares, pese a ser un tanto lerdas, tienen veloces helicópteros para anillarlo de cargas de profundidad comunes. No señor, Torpex o cualquier alto explosivo con una velocidad de expansión de gases de 8000 metros/segundo. Nada nuclear, no somos tan malos, y a diferencia de los Brits, que se vinieron a reconquistar las Malvinas con armas nucleares de apurados nomás, estamos cumpliendo a rajatablas con ese par de tratados que nos encajó el Calos E’Nesario Menem, el de Tlatelolco y el de No Proliferación. Somos buenos chicos, lo que no significa que debamos asumirnos como enteramente pelotudos.

Por supuesto, los barcos polares son mucho más seguros que esos frágiles cruceros llenos de turistas que uno ve hoy en la Antártida. Nunca tales naves merecieron tanto sus nombres: uno los ve y se hace cruces. Pero además de llevar oceanógrafos “nerds” y turistas “cool”, cobrándoles un ojo de la cara a los segundos, un barco polar puede llevar y traer gentes de otras profesiones. Peludos infantes de marina, por ejemplo. Porque a veces no sólo alcanza con saber un punto más que el diablo.

Y ahora dígame que la ciencia no es fascinante.

Un resumen del XV Plan Quinquenal de China. De interés para el resto del mundo, también

0

Entre el 20 y el 23 de octubre se celebró en Beijing la cuarta sesión plenaria del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), órgano compuesto por aproximadamente 300 miembros que anualmente se reúnen para definir las grandes líneas políticas del Partido, y cuyas deliberaciones determinan la orientación estratégica de la República Popular China.

Esta sesión plenaria acaparó la atención internacional, dado que en ella se sometieron a discusión los lineamientos fundamentales del XV Plan Quinquenal (2026-2030), el cual será debatido y aprobado a principios del año próximo por la Asamblea Nacional del Pueblo y marcará los principios rectores del desarrollo económico, social y tecnológico del país durante el quinquenio entrante.

En un contexto internacional caracterizado por la agudización de las tensiones geopolíticas y una tendencial transición hacia un mundo multipolar, en el cual persisten importantes incertidumbres económicas, acelerados cambios tecnológicos y conflictos globales, las decisiones adoptadas en esta plenaria no solo definirán la trayectoria interna de China, sino que también tendrán un impacto significativo en la dinámica económica y política mundial.

La importancia de la IV Sesión Plenaria

La cuarta sesión plenaria del XX Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) adquiere una relevancia particular, al definir la dirección estratégica del XV Plan Quinquenal (2026-2030) que orientará a la economía emergente más grande del mundo durante un período decisivo para la modernización socialista planteada hacia 2035.

La atención internacional sobre esta sesión refleja la profunda integración de China en el sistema mundial: el país es hoy el primer o segundo socio comercial de la mayoría de las naciones, primer productor manufacturero mundial y motor del dinamismo económico global. Por ello, los debates sobre los próximos cinco años en China no solo moldean la trayectoria interna del país, sino que también tienen un impacto significativo en la economía y la política mundiales, que abren oportunidades y despiertan esperanzas en Sur Global, y despiertan preocupación en el Norte Global.

El XIV Plan Quinquenal de China (2021-2025) ha mostrado resultados extraordinarios, incluso frente a desafíos de gran magnitud, como los efectos de la pandemia de COVID-19 que paralizaron la economía mundial, el aumento de las tensiones geopolíticas globales (con especial impacto en las cadenas de suministro alimenticias y energéticas, de las cuales China es peligrosamente dependiente) y las repercusiones de la guerra comercial impulsada por la administración Trump, que incluyó amenazas, bloqueos y sanciones a países con crecientes relaciones económicas con China. A pesar de este contexto adverso, la economía china experimentó un crecimiento sin precedentes: entre 2021 y 2024, medida en paridad de poder adquisitivo (PPA), China fue la economía que nominalmente más creció en el mundo, aportando aproximadamente 20% del crecimiento económico global total, frente a 13% de Estados Unidos. Durante ese período, el PIB chino aumentó en 8,75 billones de dólares, mientras que el estadounidense creció 5,5 billones, lo que amplió la diferencia entre ambas economías de 5,76 billones de dólares en 2021 a 9,01 billones en 2024 y consolidó la ventaja de China como principal motor del dinamismo económico mundial.

Habiendo cumplido ya en 2021 la meta del primer centenario de la fundación de su Partido Comunista, consistente en erradicar la pobreza extrema y construir una sociedad modestamente acomodada, China se encamina ahora hacia la materialización de la modernización socialista básica para 2035, aspirando a convertirse en un país socialista moderno en todos los aspectos para 2049, cuando se cumpla el centenario de la República Popular. En este marco, el XV Plan Quinquenal representa una etapa crítica para consolidar logros, reforzar estructuras estratégicas y proyectar los esfuerzos necesarios para alcanzar los objetivos nacionales e internacionales para continuar el camino, a paso paciente pero seguro, hacia el sueño chino de rejuvenecimiento nacional.

La planificación en China: oportunidades estratégicas

No es ninguna novedad decir que la planificación constituye un pilar estratégico en la República Popular China. Como nos mostró Francois Jullien, podemos rastrear en autores chinos clásicos como Sun Tzu la idea de planificación. De hecho, el primer capítulo de El Arte de la Guerra se titula “計篇” (Jì Piān), que se suele traducir como “Planificación” o simplemente “Plan”; en dicho capítulo, el autor enfatiza la importancia de conocer el terreno, las fuerzas propias y las del enemigo, y las condiciones generales antes de actuar.

Sin embargo, a diferencia de Occidente, en China la planificación no se concibe como simple elaboración de un modelo a aplicar, sino como un proceso dinámico de evaluación y sopesamiento de la realidad concreta. Los Planes Quinquenales chinos, en este sentido, describen objetivos, estrategias, prioridades y orientaciones políticas en diversos ámbitos, pero lo hacen partiendo de la flexibilidad: buscan identificar los “factores facilitadores” y aprovechar la “ventana de oportunidades” que ofrecen las circunstancias para acelerar cuando es necesario, y “mantener un perfil bajo” (como señala la famosa frase de Deng Xiaoping) cuando el momento se torna inoportuno.

Esta concepción ayuda a entender la persistencia y adaptabilidad de los Planes Quinquenales: más que hojas de ruta inamovibles, son marcos de orientación capaces de ajustarse a coyunturas internas y externas. De hecho, entre 1953 y 2001 (período que abarcó 10 planes quinquenales) se los denominó 五年划 (wǔ nián jìhuà), “plan de cinco años”, y desde 2006, bajo Hu Jintao, se los redefine como 五年划 (wǔ nián guīhuà), enfatizando su carácter de directriz o regulación flexible. Esta modificación de (jì) por  (guī), aunque pueda parecer menor, representa la idea de “plan” entendida como una orientación flexible y adaptable al contexto que, aunque guiado por directrices estratégicas, puede ser adaptable a las coyunturas cambiantes del actual momento geopolítico.

Aplicada al XV Plan Quinquenal, esta concepción implica que los debates actuales no buscan solo proyectar metas lineales para 2026-2030, sino evaluar activamente tendencias nacionales e internacionales, identificar oportunidades estratégicas y preparar a China para actuar con eficacia hacia la modernización socialista de 2035, guiando la iniciativa histórica más que intentando predecirla.

Centralismo democrático: participación y dirección estratégica

El XV Plan Quinquenal refleja no solo objetivos económicos y sociales del pueblo chino, sino que encarna la práctica del centralismo democrático, principio fundamental del Partido Comunista de China. Este enfoque combina la unidad y disciplina central del Partido con mecanismos de consulta y participación, permitiendo que la formulación de políticas incorpore múltiples voces sin comprometer la coherencia estratégica del Estado. En este marco, el Plan Quinquenal no es impuesto desde arriba hacia abajo, sino que es resultado de profundas deliberaciones que emanan desde los distintos rincones de China, incluyendo las perspectivas de las 56 etnias que conforman la República Popular, los trabajadores urbanos, el campesinado rural, el empresariado emergente (las fuerzas avanzadas de la producción) y los intelectuales (las fuerzas avanzadas de la cultura).

Entre el 20 de mayo y el 20 de junio de 2025, se llevaron a cabo consultas públicas masivas a trabajadores, expertos y empresarios, mediante las cuales se recibieron más de 3.113 millones de sugerencias. Estas aportaciones proporcionaron información valiosa sobre prioridades sociales, desarrollo tecnológico, medio ambiente y bienestar, sirviendo como referencia para ajustar las directrices del Plan Quinquenal. Paralelamente, los departamentos internos del Partido y los comités provinciales analizaron y evaluaron estas contribuciones junto con estudios técnicos de académicos y think tanks, siguiendo la lógica china de planificación: identificar factores facilitadores, aprovechar oportunidades y adaptar las estrategias a las tendencias nacionales e internacionales.

Los más de 300 representantes del Comité Central del Partido Comunista de China, que en esta oportunidad debatieron los lineamientos estratégicos del XV Plan Quinquenal, son expresión de la diversidad tanto étnica, regional, económica y social del pueblo chino. Ellos prepararon el terreno para que, entre febrero y marzo, los más de 3.000 representantes que conforman la Asamblea Nacional del Pueblo terminen de darle forma al nuevo Plan Quinquenal.

Así, el centralismo democrático no se limita a un principio formal, sino que se traduce en un proceso dinámico de interacción entre dirección central y aportes locales y sociales, asegurando que el XV Plan Quinquenal sea al mismo tiempo flexible, participativo y coherente con los objetivos de modernización socialista hacia 2035.

Comprender la coyuntura para planificar el futuro

No existe en China planificación en abstracto. La formulación del XV Plan Quinquenal parte de un diagnóstico integral del contexto nacional e internacional, concebido como condición indispensable para orientar la planificación estratégica. Decíamos que en la tradición política china, planificar implica primero estudiar la situación en su totalidad: evaluar con precisión las tendencias históricas, los factores favorables y los riesgos emergentes.

En este marco, desde el Partido Comunista de China se sostiene que el país atraviesa una “etapa de cambios sin precedentes en un siglo”, donde las oportunidades y desafíos coexisten y se transforman con rapidez. En el plano nacional, el reconocimiento de que “las principales contradicciones de la sociedad han cambiado” resume un giro profundo: el desafío ya no es solo crecer, sino equilibrar, innovar y mejorar la calidad del desarrollo, atendiendo las demandas de una población que busca una vida mejor en un contexto de inestabilidades globales, tensiones ambientales y diferencias regionales.

En el plano internacional, el diagnóstico oficial señala un entorno caracterizado por una multipolarización acelerada, la fragmentación de la globalización, el ascenso de nuevas tecnologías y el aumento de la inestabilidad geopolítica. Este cuadro exige una lectura dinámica del mundo, capaz de identificar oportunidades en medio de la incertidumbre.

Eje I del nuevo plan: innovación y nuevas fuerzas productivas de calidad

En sintonía con los objetivos estratégicos promovidos por la República Popular China para las próximas décadas, el XV Plan Quinquenal situará la innovación tecnológica y el desarrollo de nuevas fuerzas productivas de calidad en el núcleo de la estrategia de modernización china para el próximo quinquenio. Estos conceptos, junto con el de “desarrollo de alta calidad”, reflejan una transición estructural: el paso de un modelo impulsado por la expansión cuantitativa a otro basado en la eficiencia, la creatividad y la sostenibilidad.

Durante el XIV Plan Quinquenal, China consolidó una posición de liderazgo en sectores estratégicos (desde la exploración espacial con Tiangong y Chang’e, hasta la inteligencia artificial, los vehículos eléctricos y la robótica avanzada), transformándose en una de las fuentes de innovación más dinámicas del planeta. En los próximos cinco años, la planificación económica y la gobernanza estatal buscarán fortalecer ese impulso mediante reformas institucionales, inversión en I+D y modernización industrial. Con más de 510.000 millones de dólares invertidos en investigación y desarrollo en 2024, el país proyecta ampliar el peso de su economía digital, que ya representa un 10% del PIB, y elevar al 17% la participación de las nuevas industrias.

El fortalecimiento de las “nuevas fuerzas productivas” implica también reducir la intensidad energética, optimizar la estructura productiva y anticipar las industrias del futuro, entre las cuales se encuentran la inteligencia artificial avanzada, la robótica, computación cuántica, biotecnología avanzada y medicina personalizada, la industria aeroespacial y exploración espacial y las tecnologías de comunicación de sexta generación (6G). Así, la innovación se convierte no solo en motor del crecimiento, sino en principio ordenador de la gobernanza económica y piedra angular del camino hacia la modernización socialista.

Eje II del nuevo plan: desarrollo equilibrado, coordinado y verde

Uno de los pilares del XV Plan Quinquenal será la búsqueda de un desarrollo equilibrado, coordinado y verde, orientado a reducir las brechas territoriales y avanzar hacia una modernización inclusiva y sostenible.

En el pensamiento chino de planificación, el país se concibe como “un solo tablero de ajedrez” (全国一盘棋): cada región, cada sector y cada nivel de gobierno deben actuar de forma articulada dentro de una estrategia nacional común. Este principio guía las políticas destinadas a promover la coordinación regional, la revitalización integral del campo y la integración urbano-rural, buscando que la prosperidad se distribuya de manera más equitativa entre las zonas costeras desarrolladas y el vasto interior del país.

En el nuevo quinquenio, la expansión de la demanda interna se consolidará como el motor central del crecimiento, apoyada en medidas para dinamizar el consumo, aumentar la inversión productiva y estimular la innovación local. Paralelamente, el país profundizará su transición ecológica, fortaleciendo industrias limpias, energías renovables y tecnologías ambientales. China, que ya lidera sectores clave de la economía verde, aspira a combinar desarrollo y sostenibilidad, demostrando que la prosperidad material y el equilibrio ambiental no son metas contrapuestas sino componentes de un mismo proyecto histórico.

De este modo, el XV Plan Quinquenal apunta a un crecimiento más armónico: territorialmente integrado, socialmente inclusivo y ecológicamente responsable.

Eje III del nuevo plan (III): prosperidad común

La prosperidad común se consolida como una de las ideas rectoras del XV Plan Quinquenal, expresión de un principio esencial del pensamiento chino contemporáneo: el desarrollo centrado en las personas. Este enfoque coloca al bienestar de la población en el corazón de la estrategia nacional, no como un resultado colateral del crecimiento, sino como su propósito fundamental.

En el marco del nuevo plan, la prosperidad común implica avanzar hacia una distribución más equilibrada de los ingresos, fortalecer la red de seguridad social, garantizar el acceso equitativo a la educación, la salud y la vivienda, y consolidar un sistema de gobernanza orientado a la justicia y la inclusión. Se busca que el progreso económico y tecnológico se traduzca en mejoras concretas en la vida cotidiana, reduciendo las brechas entre regiones, entre campo y ciudad, y entre distintos sectores sociales. Este ideal, arraigado en la tradición socialista china, se actualiza hoy como una respuesta a los desafíos del siglo XXI: desigualdad, exclusión y fragmentación social.

En el plano internacional, el modelo chino propone una alternativa a la lógica de exclusión y desigualdad que domina la globalización neoliberal, demostrando que una nación de más de mil millones de habitantes puede aspirar a la equidad como horizonte civilizatorio, al tiempo que contribuye a construir una comunidad de destino compartido para la humanidad. Así, la prosperidad común no es solo una meta nacional, sino una contribución al debate global sobre qué significa el desarrollo en una era de incertidumbre y cambio.

China, arquitecta del futuro El XV Plan Quinquenal expresa la voluntad de China de pensar estratégicamente en un tiempo dominado por la contingencia. Frente a un orden mundial en transición, el país se propone articular desarrollo interno y proyección global mediante un diagnóstico integral de sus capacidades y limitaciones. No se trata solo de crecer, sino de preservar cohesión social y estabilidad política en un mundo en transición sistémica. En esa clave, la planificación quinquenal reafirma la centralidad del Estado como arquitecto del futuro y como garante del interés colectivo.

Sebastián Schulz

Argentina en el mar III – Una propuesta nuclear

0

Publicado en El blog de Abel el 7 de octubre de 2017

Arias nos contó en los capítulos más inmediatos de la epopeya pacífica que logró que a Argentina se le reconociera soberanía sobre una extensión de fondos marinos equivalente al 48 % de todo su territorio. Aquí acerca una propuesta sobre lo que podemos hacer en otra extensión que reclamamos: la Antártica Argentina. Detalla las capacidades que podemos adquirir. Y las que ya tenemos.

Barcos para reflotar a la Argentina

Estimad@s, tenemos 1,78 millones de km2 de de territorios nuevos y muy profundos a entender y defender. Pero nos falta conocerlos mucho mejor para ver qué hay allí a explotar, o guardar para cuando haya cómo. Para ambas cosas, necesitamos reconstruir nuestra industria naval.

Son dos pájaros que se matan de un tiro, con un cambio de “target”: TANDANOR y los Astilleros Río Santiago (ARS) tuvieron un pasado glorioso AM (antes de Menem): construían no sólo mercantes medianos, sino locomotoras, turbinas para centrales hidroeléctricas, componentes pesados de centrales nucleares, etc. Y ganando plata. Tras su resurrección en épocas de NK y CFK, construyeron graneleros y tanqueros de gran tamaño, para autoequipamiento y exportación a clientes puntuales (Alemania, Venezuela). Y nuevamente, ganando plata.

Pero en materia de barcos de transporte comunes, es difícil morderle mercado a Corea del Sur, China, Japón, Filipinas y Vietnam: a fuerza de automatización, escala y dumping humano tienen unos costos de morondanga. La plata se puede ganar con naves especiales, nichos de mercado donde tal vez podamos reinar todo lo que se pueda, como INVAP lo hace hoy –con gran trabajo y riesgo- en el campo de los pequeños reactores atómicos.

Por eso, si hay que darles una tercera vida a TANDANOR y los ARS pondría muchas fichas en dos posibles “showrooms flotantes”: un oceanográfico polar a lo bestia, para 80 científicos, y además otro rompehielos aún mayor que el ARA Irízar. Pero ojo, esta vez hablo de propulsión nuclear. Es decir, esta propuesta no es sólo para los astilleros sino también para la CNEA e INVAP.

Veo su dedo en su sien, haciendo ese gesto ingenieril de “falta tornillo” en que mis lectores incurren con frecuencia. Ud. piensa que con el Irízar y los dos buques oceanográficos que tenemos (el ARA Deseado y el ídem Austral) estamos casi sobreequipados en oceanografía. No vaya a creerlo ni por un minuto. Pero el mundo está subequipado para trabajos de todo tipo en el nuevo escenario antártico, y personalmente creo más en adelantarse a la demanda que en correr tras la pelota.

Para probarme lo sobreequipada que está la Argentina en navegación antártica, Ud. me va comparar el Irízar contra cualquier rompehielos yanqui ochentoso, como el USCGS Polar Star, de la Coast Guard. La gente vive refutándome con el Polar Star, me para en la calle y me muestra fotos y especificaciones, mostrándome cuán inferior es al Irízar. Justamente a mí, que nunca lo puse en duda.

rescate

Invierno de 2002. El Irízar se trae al Magdalena Oldendorff a remolque, pero el hielo se cierra cada vez más rápido: habrá que abandonar el barco alemán para que pase la invernada como mejor pueda.

Me gritan hasta despeinarme que nuestra nave, con unas 15.000 toneladas y “apenas” 27.000 HP en hélices puede abrirse paso por banquisa de hasta 6 metros de grosor. Y de hielo viejo, es decir durísimo, sin burbujas y color azul. Esa locura el Irízar la hacía incluso antes de su reconstrucción –y repotenciación- en TANDANOR, entre 2010 y 2016. El Polar Star, en cambio, con 13.600 toneladas y 75.000 HP (que sólo alcanza en apuros, cuando debe sumar turbinas a su propulsión diésel-eléctrica), a duras penas rompe 4 metros de hielo. Señor@s, no me digan lo que ya sé: el Irízar es un titán. ¿Y entonces por qué los vengo a incordiar con que necesitamos otro rompehielos y de yapa, uno nuclear?

Hay un único país que se está construyendo una super-industria naval polar de doble uso (civil y militar) a expensas del cambio climático: Rusia. Podemos ser el segundo país en hacer algo parecido, mientras el Hemisferio Norte está distraído en sus propias cosas.

Los EEUU están realmente muy distraídos: a la Coast Guard yanqui le queda sólo el Polar Star en operaciones y ya cerró los dos astilleros especializados en su costa atlántica para poner rompehielos quilla. Rusia en cambio ya navega 40 rompehielos, básicamente liderando y pastoreando convoyes de barcos tanqueros y gasíferos a través de las nuevas rutas marítimas transpolares. Y vienen 11 unidades más en construcción.

De los 40 rompehielos rusos operativos, 9 son nucleares. Pero también lo es una rarísima “conteinera” con proa para romper hielo, el Sevmorput. De los 9 barcos atómicos rusos, 2 son rompehielos fluviales (bestias desconocidas en el resto del planeta). Los cascos de estas naves menores, llamadas Taymir y Vaigach, se pidieron a unos astilleros finlandeses (NHS en Wärtsila) que son los mismos que nos vendieron el Irízar. Rusia reconoce que sus vecinos son imbatibles diseñando cascos, pero la motorización nuclear y el equipamiento de ambos barcos es 100% ruso. Si Ud. googlea a ambos barcos, por fuera le parecerán casi idénticos al Irízar.

Todo esto es parte de un esfuerzo naval-ártico ruso que no se ha interrumpido desde 1890, y que hoy implica 16 bases de ejército, 16 puertos y 13 bases aéreas militares, protegidas por 400 misiles SAM (tierra-aire) S-400 de largo alcance en pleno polo. En contraste, los EEUU prácticamente carecen de activos militares dentro del Círculo Ártico.

Esto de construir un super-rompehielos nuclear cada 8 años, y ahora cada 4, lo hace un país cuyo PBI no difiere mucho del de Brasil, pero que se toma en serio cuatro cosas: el calentamiento global (vive de él en varios sentidos), el petróleo y el gas (exporta básicamente eso, ver ítem anterior), el átomo (lo usa para poder tener más hidrocarburos exportables aunque EEUU y Arabia Saudita les pisen lo precios), y last but not least, dominar el hielo el año completo (sin motores nucleares, olvídate de ello, cariño). Algunos imperios (ver caso de los otomanos en la Ruta de la Seda) se construyen cobrándole peaje a otros imperios.

Los russkis han inventado no sólo el rompehielos (el primero del mundo fue el Pilot, botado en 1864), sino también descubierto el negocio polar turístico. El Yamal debutó en él en 1977 vendiendo pasajes a U$ 25.000 por gorra a quienes quisieran bañarse en el Polo Norte geográfico en slip y mostrar la foto si sobrevivían. Su sucesor, el 50 Let Pobedy (“50 Años Tras la Victoria”), lleva hasta 128 pasajeros interesados a veces en esta forma de tortura. Su diseño dedica toda una cubierta a camarotes (hay de 5 categorías, de Carísima a La Maldad). Los rompehielos rusos más pulsudos eran los clase Arktika nacidos en tiempos soviéticos, de 25.000 toneladas, pero ahora Rosatomflot acaba de añadir el Sybyr, de una clase enteramente nueva: desplaza 33.000 toneladas y costó U$S 1700 millones.

El calentamiento global abrió rutas polares entre Europa y Asia, pero 9 meses por año son impracticables sin rompehielos. Eso sí, acortan el viaje hasta 40 días, y eso es plata. Allí en el Océano Ártico hoy los ivanes son como la suma de Vialidad Nacional, el Automóvil Club y las policías provinciales para los argentinos ruteros. En fin, leyendo los diarios veo que tal vez haya que tachar “Vialidad Nacional”.

turismo ártico

Turismo ártico. El Yamal, de Rosatomflot, pastoreando turistas finolis en el Polo Norte Geográfico. Los audaces se dan incluso un baño en el mar. El “core business” de la flota polar, sin embargo, son los servicios a Gazrpom y abrirle paso y darle escolta a grandes convoyes de mercantes entre Asia y Europa.

En 2011 Vladimir Putin dijo que el tránsito que Rusia ya habilita (y controla) entre decenas de países alguna vez será mayor que el del Canal de Suez. El Vlad será petiso pero ve lejos: 71 tránsitos boreales en 2016 están lejos de los 16.596 de Suez, pero ¿cómo serán las cosas en 2060? El termómetro, el reloj y Rusia trabajan activamente para Rusia, y contra Egipto.

Lo que nos remite a lo nuestro. No hay nada más poderoso que el Irízar en el Mar Antártico. Es un solitario titán. Pero en 2002 nuestro titán no fue suficiente para sacar de su varadura en hielo al barco polar alemán Magdalena Oldendorff. Logró abrirse paso a través de 350 km. de banquisa gruesa hasta el mismo, lo reabasteció, y luego trató de remolcarlo hasta aguas abiertas, pero de julio se pasó a agosto y la temperatura andaba en -50º C, el hielo empezó a cerrarse mucho más rápido de lo que el Irízar lograba romperlo, y la banquisa o “pack” iba alcanzando su apogeo de agosto. La propia deriva del hielo frenaba el convoy, que no lograba superar los 2 nudos. Los helicópteros Sea King, mandados como baquianos al frente, no lograban encontrar rajaduras largas por donde abrirse paso.

El capitán de navío Raúl Benmuyal dijo que había que dejar al Oldendorff en un sitio a salvo de corrientes y témpanos e irse: mejor un barco atrapado y sujeto a los riesgos de una invernada que dos. Tampoco fue tan fácil salir: el regreso a aguas abiertas fue de 1200 km. El “Uuuff” de alivio de la Armada fue unánime: no estaba para perder más barcos.

No sé si soy claro, pero el Polo Norte es moco de pavo, glaciológicamente hablando, comparado con la Antártida. Así como el Mar Ártico se va volviendo por primera vez navegable, o casi, al menos en tiempos históricos, el Antártico se está poniendo cada vez peor. Los más nuevos y gigantescos rompehielos rusos, de la clase “Líder” o LK-60, el Arktika y el mentado Sybyr, con el doble de desplazamiento del Irízar y 181.000 HP nucleares en hélices, están hecho para romper hielo de 3 metros, y si no hay más remedio, 4.

“Aquí abajo” no valdrían de mucho. Amén de lo cual está el hecho de que sus reactores dobles RITM-200 probablemente se recalentarían en la parte más tropical del trayecto entre ambos polos. (“¡Eso es una leyenda urbana!”, refutan en la US Coast Guard). Como sea, aquí los rusos no pintan con naves propias. Están tan hipnotizados en volverse a escape los amos del Polo Norte que suelen alquilar barcos polares (como el Madgalena Oldendorff) a Alemania, para reabastecer sus bases antárticas, como Novolaska-Reskaya en el caso citado. No se puede estar en todo.

Y parece que sí logran atravesar el trópico y operar en ambos polos. Obviamente, los rusos mienten. Siempre lo hacen.

Olvídese de “oil & gas” en la Antártida: toda minería está prohibida por el Pacto Antártico de 1959. Sin embargo, o por ello, se está llenando de turistas, especialmente en su sitio más vistoso y desembarcable, la Península, francamente bastante más bonito y lleno de fauna marina y costera que la chatura blanca del Polo Norte.

De ese solitario dedo torcido con el que la Antártida trata de señalar a Sudamérica somos –junto con Chile- el vecino más a tiro.

catamarán

Este catamarán (Sea Spirit) es tan polar como amazónicos los absortos pingüinos que lo miran…

Y con EEUU y el Reino Unido y hasta China muy dedicados a prospectar fondos marinos en la Antártida, en parte debido a los derechos expedidos por CONVEMAR, es decir Naciones Unidas, alrededor del Continente Blanco hay cada vez más barcos polares “que no están pa’ la bota de potro”. Es lo que pasó con el Oldendorff en 2002, y con el “Akademik Shokalsky” ruso en 2013 (en ambos casos, barcos polares). Cuatro rompehielos de distintas naciones (Argentina, Sudáfrica, Australia, China) trataron de desatrancar a estas naves y ni siquiera el nuestro –por lejos el mejor- pudo.

Se está armando un mercado, estimad@s. Ni hablar de los cruceros llenos de “gente linda” que se ven por la zona, y que parecen tan hechos para el hielo como los tapires. En suma, que cada vez habrá más científicos a rescatar, y aún muchos más turistas.

Sí, rescatarlos y cobrarles, y reconstruir nuestros astilleros. Y mostrar la bandera argentina en la zona. Y de tanto en tanto, venderle uno de estos barcos al mundo, salir de una oferta que sólo tiene “naves commodity” y pasar a las “especialty”. La soberanía para la Argentina puede ser “big business”, señor@s.

Y me anticipo a su objeción: el Tratado Antártico no prohíbe la propulsión nuclear. Y no me venga con la contaminación. Cuando está navegando en “ramming”, rompiendo hielo de sólo 3 metros, ¿adivina cuánto combustible líquido gasta el viejo USCGS Polar Star? 100 toneladas/día. Si eso es ecología, me como el sombrero…

¿Alguien me presta un sombrero?

Tettamanti: “El gobierno avanza un proyecto extranjerizante para el Paraná y el Plata”

0

El ingeniero naval y ex subsecretario de Puertos y Vías Navegables de la Nación Horacio Tettamanti denuncia “el proyecto extranjerizante” que el gobierno libertario busca imponer sobre la vía navegable troncal de los ríos Paraná y de la Plata.

Para poder llamar a una licitación, “primero hay que tener un proyecto que, en este caso, no se ha publicado”.

Tettamanti explicó que “el gobierno insiste y avanza con una licitación del río Paraná y el río de la Plata, mal llamado Hidrovía”, y que ese proceso “carece de proyecto, de estudio ambiental y de todos los instrumentos mínimos para ser licitada”.

Este ingeniero naval ya se ha pronunciado en contra de la licitación de la traza Paraná-Río de la Plata y consideró que ello implicaría la pérdida de la soberanía logística argentina. Su mirada propone destacar el desarrollo de infraestructura propia como el Canal Magdalena, para integrar el río Paraná con el océano Atlántico. 

Luego recordó que “ya habían intentado una licitación a principios de año que les salió muy mal y tuvieron que darle de baja con denuncias penales y una denuncia de la Procuraduría de Investigaciones Administrativas. Ahora vuelven a intentarlo”. 

–¿En qué se basaron esas denuncias?

–Como uno de los cuestionamientos que le había hecho la Procuraduría de Investigaciones Administrativas (PIA) fue la ausencia de la audiencia pública, ahora están simulando una convocatoria, y lo estamos denunciando.

–¿Cuál es la contraindicación de la licitación, en este caso?

–Lo sintetizaría en tres puntos. Uno es la cuestión ambiental porque el procedimiento que se somete a consulta carece de un instrumento legal indispensable como el Estudio de Impacto Ambiental. La Ley 25.675 exige expresamente que toda obra susceptible de degradar el ambiente cuente, antes de su ejecución, con un Estudio de Impacto Ambiental, y la Agencia Nacional de Puertos y Navegación (ANPYN) reemplazó ese requisito por un Informe de Gestión que ella misma reconoce que no es un estudio de impacto ambiental. De este modo está violando la legislación vigente y desnaturaliza la audiencia convocada. La propia autoridad ambiental nacional confirmó en sede judicial -causa UPVA c/ Ministerio de Transporte- que nunca se inició un procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental, así es que la audiencia del lunes carece de objeto legal válido. Y a esto se le suma que el único estudio ambiental mencionado es del año 2011, y no puede usarse un informe que tiene catorce años. El segundo tema es una cuestión económica y técnica

–¿Cuál sería el problema?

–La elección entre profundizar el Canal Punta Indio o construir el Canal Magdalena no es técnica: es estratégica. El sistema actual es una vía única, alternada y con demoras que explican el 65 % de los retrasos del comercio exterior argentino. El Canal Magdalena, en cambio, ofrece doble vía, navegación continua y alineación con los vientos y corrientes predominantes. Aunque su inversión inicial sería mayor, su mantenimiento cuesta la mitad y el ahorro fiscal anual se estima en unos 18 millones de dólares, mientras que los beneficios logísticos y la captación de servicios prestados, ahora, desde Uruguay superan 200 millones de dólares al año. 

–¿Qué ventaja financiera tendría el Magdalena?

–El período de repago estimado de la inversión es de sólo tres años, con un aumento estructural de la competitividad y la seguridad de la navegación. Y, por último, la tercera cuestión es acerca de nuestra soberanía, porque este debate tiene una dimensión geopolítica ineludible. La extensión del Canal de Acceso al puerto de Montevideo y la supresión del Canal Magdalena transforman a la Argentina en un mero alimentador de un puerto extranjero. 

–¿Por qué?

–Porque las interferencias con el Canal de Montevideo hacen inviable profundizar Punta Indio más allá de 12 metros, mientras Uruguay ya avanza a 14 metros de profundidad. Y si no se concreta el Canal Magdalena, Argentina perdería su única vía soberana de acceso directo al mar, resignando control, competitividad y soberanía. Ni hablar de que en el tramo argentino del río Paraná observamos una creciente invasión de barcazas extranjeras que limitan el movimiento de buques nacionales. Defender la Vía Navegable Troncal y construir el Canal Magdalena no es un capricho: es una necesidad para recuperar el control del comercio exterior y garantizar el futuro logístico, económico y ambiental de la Nación.

–Igual una audiencia pública nunca es vinculante.

No, pero son obligatorias, y esta, además, es fraudulenta porque para poder llamar, primero tenés que tener un proyecto. Licitar algo que no tiene proyecto es un disparate. El proyecto no existe y, por lo tanto, no se puede hacer un estudio de impacto ambiental de un proyecto que no existe.

–Si usted tuviera que hacer una denuncia concreta acerca de los objetivos de esta licitación pública, ¿por qué cree que la están haciendo?

–Antes mencioné los tres ejes de nuestro razonamiento basados en lo ambiental, también demostramos que desde el punto de vista fiscal tiene un perjuicio muy grande para la Argentina porque toma una traza muy larga, muy peligrosa, que tiene como objetivo solamente consolidar el monopolio de Montevideo, y no tiene en cuenta que hay que bajar costos logísticos. Es un absurdo que el gobierno presente un proyecto o intente llevar adelante una traza de navegación que hace a la Argentina más pobre y más dependiente. Y después tenemos una consideración geopolítica que además va a hacer que la Argentina pierda su salida al mar, genera una situación muy compleja y que entrega la soberanía del río Paraná. 

–Pero ¿en dónde o en qué radica la intencionalidad de fondo?

–En el viejo proyecto de hacer el Paraná internacional, separar a los productores de materia prima de los puertos de embarque para que los monopolios de compra sean más fuertes y fragmentar a la Argentina de tal forma que los argentinos no podamos navegar de norte a sur, que tengamos una especie de cabotaje con una cabina de peaje en el medio. Están construyendo el intento de hidrovía, palabra que yo denuncio porque es un fraude porque no es una palabra castellana, no pertenece a nuestro idioma, no figura en los diccionarios de nuestro lenguaje. Y por otro lado, porque no es un sujeto jurídico ni geográfico, con lo cual se habla de una entelequia, de algo inexistente. No existe nada llamado hidrovía, existe el río Paraná, existe el río de la Plata, existe el río Uruguay, existe el Paraná-Guazú, existen sujetos geográficos definidos desde el punto de vista geográfico y territorial. Y además -jurídicamente hablando- son ríos interiores, federales, provinciales, ríos de soberanía exclusiva o compartida. La palabra hidrovía es todo un gran paquete que hace que el Paraná sea utilizado exclusivamente para poder sacar la soja de las grandes multinacionales que no son argentinas sino de otros países y no responden a las necesidades locales.

Guillermo Lipis

Energía nuclear en Argentina: un desarrollo atrapado en un laberinto legal

0

Desde la creación de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en 1950, el país construyó una infraestructura científica y tecnológica única: tres centrales en operación –Atucha I, Atucha II y Embalse-, centros de investigación de referencia y empresas como INVAP, reconocida mundialmente por sus exportaciones de reactores y sistemas de control. Sin embargo, esa fortaleza técnica contrasta con un marco jurídico disperso y una política que avanza con lentitud frente a los desafíos del siglo XXI.

Así lo plantea el informe “La energía nuclear en Argentina y su encrucijada político-legal”, elaborado por Thomas Viscovich y Gonzalo D. Aranda, que analiza con precisión la situación regulatoria del país.

Los autores advierten que mientras la Nación conserva la titularidad sobre las actividades nucleares, las provincias tienen dominio originario sobre los recursos naturales (artículo 124 de la Constitución).

Esa superposición ha generado un entramado normativo que, lejos de impulsar el desarrollo, muchas veces lo paraliza.

El mapa provincial: entre la promoción y la prohibición

Las provincias mantienen posiciones divergentes frente al desarrollo nuclear. En Río Negro, la Legislatura prohibió en 2017 nuevas centrales de potencia tras la polémica por una planta con tecnología china. Chubut también aplica restricciones a las actividades consideradas de “riesgo ambiental”.

En contraste, Mendoza, Neuquén y La Rioja han mostrado una postura más abierta, vinculando la energía nuclear con la exploración de uranio y la generación de empleo calificado.

En Buenos Aires, donde operan las centrales Atucha, la normativa permite la continuidad del complejo atómico, pero exige actualizaciones ambientales y audiencias públicas. Este mosaico de leyes de fomento, moratorias y restricciones configura un federalismo nuclear fragmentado, donde la política nacional se ve condicionada por intereses locales.

Según Viscovich y Aranda, la falta de un marco armonizado impide avanzar en proyectos estratégicos como los reactores modulares pequeños (SMR), que requieren licencias simplificadas y coordinación entre jurisdicciones.

Uranio, el eslabón perdido

Uno de los puntos más sensibles es el acceso al uranio, mineral indispensable para el ciclo del combustible nuclear. Argentina posee recursos relevantes en Río Negro, Chubut, Mendoza, La Rioja, Córdoba y Salta, pero no tiene minas activas.

La reapertura de yacimientos como Sierra Pintada o Los Adobes se encuentra bloqueada por restricciones ambientales o falta de consenso social.

La Ley 25.018, que regula la minería del uranio y torio, sigue vigente, pero su aplicación depende de permisos provinciales que rara vez se conceden. Esto compromete la autonomía del país: sin uranio nacional, la industria depende de importaciones y pierde ventaja estratégica.

“El cuello de botella del programa nuclear argentino no es tecnológico, sino político y legal”, concluyen los autores.

Licencia social y conflictos provinciales

El informe recuerda dos hitos que marcaron la relación entre energía nuclear y sociedad. En Esquel (Chubut), en 2003, el 81% de los votantes rechazó en plebiscito un proyecto minero de oro y uranio, lo que impulsó leyes restrictivas en otras provincias.

En Río Negro, en 2017, las protestas contra la instalación de una central nuclear llevaron a prohibir nuevas plantas, pese a que el proyecto contaba con financiamiento y tecnología garantizados.

Ambos casos muestran cómo la “licencia social” se transformó en una variable decisiva: aun con respaldo técnico, las obras nucleares requieren consenso político y comunitario. Sin diálogo temprano con las comunidades, los proyectos pueden naufragar y convertir el debate energético en un conflicto ambiental o identitario.

Una encrucijada normativa

La Ley 24.804 regula la seguridad radiológica y otorga a la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) la potestad de fiscalizar las actividades con materiales radiactivos. La Ley 25.943 reafirma el uso pacífico de la energía nuclear y la responsabilidad estatal sobre su desarrollo. Sin embargo, ambas dependen de la cooperación provincial.

El artículo 41 de la Constitución garantiza el derecho a un ambiente sano y el 124 otorga a las provincias la propiedad de los recursos naturales. Esa dualidad permite a los gobiernos locales vetar proyectos federales invocando competencias ambientales.

Constituciones provinciales como las de Chubut o Río Negro incluyen cláusulas restrictivas que limitan la radicación de residuos o la instalación de centrales de potencia.

El resultado es un marco donde las leyes nacionales promueven el desarrollo, pero las normas locales pueden bloquearlo. Viscovich y Aranda definen este fenómeno como una “federalización asimétrica de la energía nuclear”, en la que la Nación conserva la responsabilidad estratégica pero pierde capacidad ejecutiva.

Los desafíos hacia adelante

El estudio plantea que el futuro del sector dependerá de la capacidad política para armonizar las competencias y diseñar un marco normativo integral. Argentina necesita una ley federal de energía nuclear que establezca criterios comunes para evaluación ambiental, localización de proyectos y distribución de beneficios.

También urge consolidar una política nuclear de Estado que trascienda los cambios de gobierno y garantice inversiones en investigación, mantenimiento y construcción de nuevas unidades. El país cuenta con una base tecnológica de excelencia, pero carece de previsibilidad institucional para sostenerla.

Finalmente, la licencia social será un componente clave: sin diálogo y participación territorial, los proyectos seguirán enfrentando resistencia. Argentina posee la capacidad científica y los recursos necesarios, pero su laberinto político-legal amenaza con dilatar el potencial de una industria estratégica para la transición energética.

La energía nuclear no enfrenta un problema técnico, sino político y normativo”, concluyen Viscovich y Aranda. El desafío no es construir reactores, sino ordenar las reglas que permitan que la ciencia y la tecnología argentinas se traduzcan en desarrollo real.

La reunión de Trump y Xi Jinping ¿quién ganó?

0

Cuando Xi Jinping say lió de su reunión con el presidente Donald Trump el jueves, proyectaba la confianza de un líder poderoso que podría hacer que Washington cediera.

El resultado de las conversaciones sugirió que lo había conseguido.

Luego de ostentar el cuasimonopolio chino sobre las tierras raras y su poder como comprador de soya, o soja, estadounidense, Xi obtuvo concesiones clave de Washington: una reducción de los aranceles, la suspensión de las tasas portuarias sobre los buques chinos y el aplazamiento de los controles estadounidenses sobre las exportaciones, que les habrían impedido a más empresas chinas acceder a la tecnología estadounidense. Ambas partes acordaron también ampliar una tregua a la que llegaron a principios de año para limitar los aranceles.

“Lo que está claro es que se han vuelto cada vez más osados a la hora de ejercer presión y que están encantados de embolsarse todas las concesiones estadounidenses”, dijo Julian Gewirtz, quien fue un funcionario de alto rango de política china en la Casa Blanca y en el Departamento de Estado durante el gobierno del presidente Joe Biden.

Casi como si estuviera dando una conferencia, Xi le dijo a Trump que los “recientes giros y vueltas” de la guerra comercial deberían ser aleccionadores para ambos, según un resumen del gobierno chino de las declaraciones de Xi en la reunión de Busan, Corea del Sur.

“Ambas partes deben tener en cuenta el panorama general y centrarse en los beneficios a largo plazo de la cooperación, en lugar de caer en un círculo vicioso de represalias mutuas”, dijo Xi.

Por círculo vicioso, Xi se refería probablemente a los últimos meses, o casi un año, de medidas de represalia en forma de aranceles, sanciones y controles a la exportación. A principios de este mes, China intensificó drásticamente esta escalada y reforzó su postura al anunciar límites nuevos y generalizados a las ventas de tierras raras, minerales esenciales y necesarios para casi toda la tecnología moderna. Cortar su suministro podría paralizar las industrias estadounidenses.

El mensaje de Xi parecía ser: Pekín ha demostrado su capacidad para devolver el golpe y Washington haría bien en recordarlo.

“Después de que Trump lanzara su guerra comercial y arancelaria, China fue el único país que igualó a Estados Unidos golpe por golpe”, dijo Zhu Feng, profesor de relaciones internacionales en la Universidad de Nankín, quien señaló que la mayor victoria para China podría ser que Estados Unidos tuviera que pensar dos veces antes de imponer nuevas medidas a China.

“Si Trump hubiera obligado a China a aplicar sus controles completos a la exportación de tierras raras, ambas partes habrían salido perdiendo”, dijo.

Xi, por su parte, también pareció entender lo que Trump necesitaba: un acuerdo que pudiera vender como una victoria en su país. El resultado le permitió a Trump atribuirse una victoria para los agricultores y las empresas estadounidenses, a pesar de que China había restablecido en gran medida el statu quo al aceptar comprar soya y abstenerse de restringir aún más la exportación de tierras raras.

Trump levantó el puño al subir al Air Force One, y luego dijo en el avión que Xi había acordado tomar más medidas para impedir que el flujo de sustancias químicas utilizadas para fabricar fentanilo llegara a Estados Unidos. También dijo que China había prometido comprar más soya estadounidense. “¡Nuestros agricultores estarán muy contentos!”, publicó después en Truth Social. “Me gustaría dar las gracias al presidente Xi por ello”.

Tras la reunión de ambos dirigentes, el Ministerio de Comercio chino declaró en un comunicado que suspendería las restricciones sobre las tierras raras por un año que había anunciado en octubre. (El ministerio no mencionó los controles anteriores dados a conocer en abril).

Trump también dijo que reduciría a la mitad los aranceles del 20 por ciento que había impuesto a los productos chinos para presionar a China a hacer más para detener el tráfico de fentanilo. La reducción anunciada el jueves disminuye los aranceles generales sobre productos chinos del 57 por ciento a alrededor del 47 por ciento, señaló. El Ministerio de Comercio chino también aseguró que las dos partes habían acordado prorrogar un año la tregua para limitar los aranceles adicionales, que originalmente expiraba el 10 de noviembre.

Algunos expertos dijeron que China tenía inevitablemente las de ganar en la lucha comercial porque el gobierno de Trump nunca tuvo un objetivo claro.

Xi sentado en una mesa junto a funcionarios chinos, todos de traje.
Xi y su delegación salieron de las conversaciones con una reducción de los aranceles, la suspensión de las tasas portuarias sobre las embarcaciones chinas y el retraso de los controles estadounidenses sobre las exportaciones.Credit…Haiyun Jiang/The New York Times

“Creo que se trata de un enfoque que puede describirse con seguridad como táctica sin estrategia”, dijo Jonathan Czin, miembro de la Brookings Institution y que anteriormente analizó la política china en la CIA.

“Ostensiblemente, el objetivo era abordar algunas de las cuestiones comerciales más espinosas que durante tanto tiempo habían enturbiado la relación. En lugar de ello, la RPC ha orquestado con éxito un juego de aplastar topos para el gobierno de Trump”, dijo Czin, utilizando la abreviatura de la República Popular China.

Aun así, en una posible concesión de Pekín, el resumen oficial chino de la reunión no mencionó Taiwán, la democracia insular que Pekín reclama. Es un tema que los dirigentes chinos suelen sacar a colación cuando se reúnen con sus homólogos estadounidenses para presionar a Washington a fin de que reduzca el apoyo de Estados Unidos a la isla.

Los acuerdos a los que se llegaron el jueves podrían significar al menos una calma temporal en la compleja relación entre Estados Unidos y China. Trump dijo que los dos líderes también hablaron de “trabajar juntos” para poner fin a la guerra en Ucrania. Dijo que viajaría a China en abril y que Xi visitaría Estados Unidos después.

Xi también jugó con la preferencia de Trump por la relación personal apelando a la agenda de política nacional de Trump, diciendo que creía que el desarrollo de China “va de la mano” con la “visión del presidente de ‘hacer a Estados Unidos grandioso de nuevo’”. Trump, por su parte, elogió a Xi, a quien se refirió como “gran líder de un gran país” y “gran amigo”.

“Es un estilo personalizado de diplomacia que juega bien con los instintos de ambos líderes”, dijo Lizzi Lee, investigadora sobre la economía china en el Instituto de Política de la Sociedad Asiática. “Por ahora, estos gestos de buena voluntad parecen marcar la pauta de un periodo de estabilidad controlada”.

Aun así, cualquier avance del jueves podría borrarse con facilidad por maniobras de cualquiera de las partes que se interpreten como una violación del acuerdo. Un acuerdo al que llegaron el mes pasado estuvo a punto de deshacerse cuando Estados Unidos amplió el abanico de empresas a las que se prohibía el acceso a la tecnología estadounidense, lo que habría afectado a muchas empresas chinas. China anunció entonces sus controles a la exportación de tierras raras. Esto llevó a Trump a amenazar con suspender la reunión del jueves e imponer aún más aranceles a los productos chinos.

A falta de un acuerdo definitivo, no está claro cuánto durará la distensión actual.

“Tal vez esté hastiado porque he visto esta película demasiadas veces, pero se trata de cuestiones que son relativamente fáciles de echar para atrás y también de acusar a la otra parte de mala fe”, dijo Ja Ian Chong, profesor de ciencias políticas en la Universidad Nacional de Singapur, sobre el estado de la tregua.

Trump, visto de espaldas y en lo alto de unas escaleras, abordaba en un avión.
Antes de que Trump abandonara Busan, el jueves, Xi apeló a la “visión del presidente de ‘hacer a Estados Unidos grandioso de nuevo’”.Credit…Haiyun Jiang/The New York Times

Los avances del jueves estuvieron amenazados por un anuncio que Trump hizo justo antes de la reunión. Dijo que Estados Unidos reanudaría las pruebas de armas nucleares por primera vez en más de tres décadas. Pero Trump pareció sugerir en el Air Force One que la medida no iba dirigida a China, y los analistas afirmaron que no estaba claro que Xi la considerara una provocación.

Lo más importante, dijeron los expertos en China, es que el presidente estadounidense está enfocado en trabajar con China.

“Si Trump quiere realmente poner en práctica algo, si quiere ir hacia el este, su personal no se atrevería a ir hacia el oeste”, dijo Xin Qiang, experto en Estados Unidos y China en la Universidad de Fudan en Shanghái.

Lily Kuo y David Pierson