Los 7 aumentos de precio que en febrero impactaran más en el consumo

Tras el mal dato de inflación de diciembre que alcanzó un 25,5% los analistas prevén que la suba de precios seguirá en dos dígitos también en enero y todo indica que los aumentos continuarán. En ese marco, si bien el Gobierno lleva adelante una política de liberación de los precios, hay algunos rubros que ya confirmaron fuertes incrementos de hasta más de 200% que impactarán de lleno en los bolsillos.

Tarifas de colectivos, subtes y trenes

Si bien se espera la audiencia pública para definir el incremento del mes que viene, y la definición de la justicia, de momento los aumentos que están confirmados son los siguientes:

A partir de febrero el objetivo es llevar el mínimo, para tramos de hasta 3 kilómetros, de $76,92 a $270,00 para quienes tengan la tarjeta SUBE registrada, y a $430,00 para aquellas que no estén registradas.

En tanto, para un tramo de entre 3 y 6 kilómetros pasará de $85,69 a $300,78 y $479,03, respectivamente. Para un viaje de entre 6 y12 kilómetros, se pasará de $92,29 a $323,95 y $515,92 en el caso de quienes no posean la SUBE registrada.

Para los tramos más largos, el impacto en los bolsillos será aún mayor: se pasará en el tramo de entre 12 y 27 kilómetros de $98,90 a $347,15 y $552,87, y para viajes de más de 27 kilómetros, pasará de $105,46 a $370,18 y $589,54 sin la tarjeta SUBE registrada.

En tanto, para los trenes, el nuevo esquema quedará en $130,00 con SUBE para la primera sección y $430 en efectivo; $169,00 para la segunda sección con SUBE y $430 en efectivo y, finalmente, de $208,00 con SUBE y $430 para la tercera sección.

Prepagas

Luego del megadecreto lanzado por el Presidente en el que liberó el congelamiento de precios, las empresas de medicina prepaga informaron que las cuotas tendrán un aumento de entre el 27% y 29% promedio en febrero.

De acuerdo con el DNU, el Gobierno ya no tendrá que autorizar los aumentos en las cuotas y las empresas no tendrán tope para la diferencia entre el precio del plan para gente más joven (más económico) y el resto. En tanto, las compañías están evaluando la implementación de planes “low cost”.

Subte

El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires aplicará el último tramo de la suba del 56% en las tarifas del subte. A partir del domingo 4 de febrero, el boleto salta $15 y pasa a costar $125, mientras que el Premetro valdrá $43,75.

Alquileres

Más allá de que el DNU derogó la Ley de Alquileres, los contratos en curso deben ser respetados hasta su fecha de vencimiento. Esto significa que mientras el acuerdo esté vigente, todos los términos y condiciones se aplicarán hasta el momento de su finalización.

En ese sentido, aquellos que alquilaron bajo la ley derogada tendrán que afrontar subas cercanas al 147,1% anual en los valores a pagar. De esta manera, febrero anota otro récord para el Índice de Contratos de Locación (ICL), que realiza el Banco Central (BCRA) sobre la base de la inflación y los salarios.

Esta fórmula se aplica únicamente a los alquileres iniciados entre el 1° de julio de 2020 y el 17 de octubre de 2023, previo a la sanción de la nueva ley de alquileres con ajustes semestrales a través del índice Casa Propia.

Internet y cable

Las empresas comenzaron a anticipar a sus clientes que, a partir de los primeros días de febrero, llevarán a cabo el segundo retoque de tarifas del 2024 con un incremento que puede ser superior al 25%, según el servicio y la operadora.

Tarifas

En febrero, se estima que las tarifas de gas lleguen con un nuevo esquema tarifario como consecuencia de la quita de subsidios que aplicará el Gobierno para reducir el déficit fiscal. Hasta el momento, la Secretaría de Energía no confirmó de cuánto será la suba, pero podrían aumentar hasta un 697%.

Naftas

Con respecto a las naftas, el 1° de febrero finaliza el congelamiento de los impuestos a los combustibles que había postergado en noviembre el extitular del Palacio de Hacienda, Sergio Massa que implicaba una suba extra de $70 por litro o 25% directo al público.

Por lo tanto, la actualización de los impuestos impactará en los precios de los surtidores. El último ajuste del gravamen se aplicó en el segundo trimestre de 2021. El aumento en los impuestos al combustible fueron suspendidos en siete oportunidades por la gestión de Alberto Fernández.

Esta en marcha el mega proyecto del oleoducto de YPF desde Vaca Muerta al mar

Si bien el enorme potencial productivo de Vaca Muerta es el gas, desde hace un tiempo el petróleo es el que marca el ritmo de actividad de la formación shale, en especial por su alto precio y buena demanda exportadora. Con el objetivo de multiplicar esa salida al exterior, YPF avanza con un mega proyecto: un oleoducto que culmina la costa rionegrina en donde se construirá el mayor puerto exportador de Sudamérica. Una iniciativa de la cual ya se ven los primeros pasos.

El proyecto en cuestión se denomina Vaca Muerta Oil Sur y demandará una inversión de más de 2.500 millones de dólares, a plasmarse en tres etapas. La primera consiste en la construcción de un oleoducto, un caño, que unirá el corazón de Vaca Muerta -que es el área Loma Campana- con la estación de bombeo de Allen, en Río Negro.

Se trata de una traza de poco más de 127 kilómetros, de los 570 que tendrá todo el oleoducto al estar completo en la segunda etapa que finaliza en Punta Colorada, en la costa rionegrina.

Pero este primer tramo del ducto no es algo menor, sino que permitirá complementar otra obra colosal que está en pleno desarrollo y que es el proyecto Duplicar Plus de Oleoductos del Valle (Oldelval).

La obra de Oldelval, que comenzó el año pasado y finalizará en 2025, permitirá -como su nombre lo dice- más que duplicar la capacidad de transporte para el petróleo de Vaca Muerta. Y es que así como sucedió con el gas, la producción de petróleo de la formación no puede seguir creciendo porque ha llenado todos los caños.

La obra de Oldelval -que demandará una inversión privada de 1.200 millones de dólares- va desde Allen hasta Puerto Rosales, cerca de Bahía Blanca. Y el primer tramo de plan de YPF la complementa perfectamente, al unir el corazón de Vaca Muerta, con Allen.

Esta etapa 1 del proyecto de YPF es en la cual ya comenzaron a verse movimientos en la zona, con el acopio de materiales para su realización, entre los que se encuentran cientos de caños de 20 pulgadas que se utilizarán para el tendido.

El oleoducto entero, hasta Punta Colorada, ya cuenta con la aprobación tanto del gobierno de Neuquén como del de Río Negro. Y desde la petrolera de bandera confiaron en que este mismo año comenzarán los trabajos del primer segmento.

Mega proyecto del oleoducto de YPF: el pronóstico de continuidad laboral

La puesta en marcha de esta obra, que irá desde Loma Campana hasta el nodo de Lago Pellegrini y desde allí a Allen, es además una bocanada de aire fresco para los cientos de operarios que trabajaron en la construcción del Gasoducto Néstor Kirchner.

Es que si bien varios lograron insertarse en los trabajos que realiza Oldelval, muchos esperaban el inicio de la etapa 2 del gasoducto que, quedó paralizado tras el cambio de gobierno. Y algo simular sucede con otra obra importante en el sector del gas, como es la Reversión del Gasoducto Norte, que pese a la urgencia sigue sin iniciarse.

Es por esto que muchos trabajadores miran ahora con esperanza los puestos laborales que se abrirán con la obra del oleoducto, ya que se trata de trabajos de alta demanda laboral como se vio en la reciente obra del oleoducto Vaca Muerta Norte que llegó a emplear a 1.000 personas en simultáneo. (Ver aparte)

Pero volviendo al proyecto de YPF, la tercera y última etapa de la obra es la construcción de un puerto de grandes dimensiones en la zona de Punta Colorada, aprovechando la profundidad natural del mar en ese sector que permitirá el ingreso de buques más grandes que los que hoy operan en el país.

En pocos días, un grupo de especialistas contratados por YPF iniciará los estudios del suelo costero, para definir al detalle el diseño final de los tanques de acopio.

Se trata del plan final de la terminal “on shore”, es decir, la parte de las instalaciones que están en tierra. Pues quedará otra etapa más de diseño para más adelante, correspondiente a las dos monoboyas de carga que irán a unos seis kilómetros de la costa.

Las mediciones de las características de la tierra del sector se extenderán por tres meses tras los cuales el plan será presentado al gobierno de Río Negro que tendrá que definir si aprueba esta última parte de la mega obra.

Mega proyecto del oleoducto de YPF: Alarma por el cierre de Puerto Rosales

Mientras el proyecto de YPF apunta a multiplicar las exportaciones de petróleo de Vaca Muerta y Argentina, generando un saldo positivo de hasta 16.000 millones de dólares al año, una serie de incidentes ocurridos en los últimos días pusieron de manifiesto la importancia para el país de contar con un nuevo puerto exportador.

El pasado miércoles 17, un incidente en las instalaciones de Puerto Rosales dejó fuera de servicio el complejo, ya que desde diciembre se encuentra en reparación la segunda monoboya de carga.

Si bien el hecho no terminó causando graves problemas a la industria petrolera, de haberse extendido algunos días más el cierre del puerto, habría obligado al cierre de pozos productores en Vaca Muerta, ante la saturación de los tanques de almacenamiento.

Este hecho fue una señal de alarma que se encendió ante la imposibilidad de exportar la producción excedente desde otro punto, ya que Chile solamente está demandando 45.000 barriles por día sobre un volumen a exportar que ya supera los 150.000 barriles diarios.

Mega proyecto del oleoducto de YPF: las voces en contra

A pesar de que el oleoducto desde Vaca Muerta a Punta Colorada ya se encuentra autorizado, las voces en contra de la iniciativa no han cesado. Y en las últimas semanas provinieron de un sector diferente: desde Chubut.

Un grupo de entidades de esa provincia impulsaron una acción de amparo ante la justicia provincial de Chubut, no en contra del proyecto de YPF en sí, sino en contra de lo que señalaron como la “inacción del gobierno”.

Los planteos se centran en que la provincia no tuvo una participación activa en el debate, a pesar de que el punto escogido para el futuro puerto se ubica en el Golfo San Matías que también toca las costas de esa provincia.

Donald Trump modelo 2024

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A diferencia de 2016, Donald Trump ahora sabe lo que está haciendo. Su nueva campaña presidencial es más pulida, tiene más plata y está mejor organizada que su improvisada y caótica campaña ocho años atrás, cuando llegó intempestivamente a la Casa Blanca sin equipo, sin experiencia, y sin saber del todo en qué se metía. El candidato es el mismo. Trump sigue siendo Trump: siempre a la ofensiva, incansable, desatado, y empujado, ahora, por una sed de revancha que florece en cada discurso y cada posteo en sus redes. Si hace ocho años Trump era un misterio, ahora Estados Unidos lo conoce. Y, para los demócratas, sus críticos y sus oponentes, ahora representa una seria amenaza para la democracia.

“Trump tenía la ventaja en 2016 de que veníamos de dos mandatos demócratas, y nunca había ocupado ningún cargo público. Y entonces hubo millones de estadounidenses que dijeron ‘bueno, tuvo una vida picante, pero ahora es más viejo, vale la pena probarlo”, recuerda Larry Sabato, director del Centro para la Política de la Universidad de Virginia.

“La gente pensaba que la presidencia iba a cambiarlo. Bueno, él cambió a la presidencia. No creo que la presidencia lo haya cambiado en absoluto. Y esa es la diferencia; ahora sabemos qué esperar”, cierra.

Para orquestar su retorno a la Casa Blanca, Trump se rodeó de profesionales que montaron una campaña ágil, disciplinada y eficiente que demolió a sus rivales en apenas dos internas, Iowa y New Hampshire. A fines del año anterior, antes del primer voto, Trump ya corría con amplia ventaja. Esta vez, Trump arrancó como el favorito, y además logró recaudar más dinero que todos los otros candidatos, otra diferencia respecto de ocho años atrás, cuando usó su propia fortuna para financiar su aventura política.

Amo y señor del Partido Republicano, Trump ninguneó a sus rivales: lanzó sus ataques, y se negó a participar en los debates porque, en su mirada, era rebajar su estatus político. En 2016, Trump usó los debates para devorar a sus rivales, desde Jeb Bush a Marco Rubio, Ted Cruz o Chris Christie. Este año, Trump los pulverizó, y sin debatir. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, antaño la esperanza del partido para intentar desbancar a Trump, apenas llegó a pelear en Iowa. Nikki Haley continúa, pero nadie espera que por mucho tiempo más. Hace ocho años, Trump trituró a 16 rivales. Este año, a 13. El desenlace fue el mismo. Y si hace ocho años hubo quienes imaginaron que el Partido Republicano, el Grand Old Party de Abraham Lincoln, iba a lograr contener o incluso reconvertir a Trump, la realidad fue al revés: Trump se adueñó del partido, y lo remodeló a su imagen y semejanza.

“El Partido Republicano que conocí, desde los años 50 en adelante, está muerto como un clavo. Se fue”, dice Sabato. “El partido de Bush, de Reagan, de McCain, está muerto. El nuevo partido está compuesto por trabajadores que no suelen tener título universitario, son mayoritariamente blancos, de ingreso medio. Están enojados, y saben que Trump ahora está enojado. Está enojado por otros motivos, pero su enojo representa el enojo de ellos, se identifican con eso”, evalúa.

Idilio

El idilio de Trump con sus seguidores es el hilo que une a sus campañas políticas. “Podría pararme en medio de la Quinta Avenida y dispararle a alguien y no perdería ningún votante, ¿OK?”, lanzó Trump hace ocho años. Esa frase sigue vigente. A diferencia de 2016, Trump arrancó esta campaña con un archivo altamente polémico y un pesado prontuario judicial sobre sus hombros: 91 cargos repartidos en cuatro causas judiciales, dos en la justicia federal, una en Nueva York, por supuesto fraude en sus negocios, y otra en Georgia, por intentar revertir su derrota ante el presidente Joe Biden en la elección presidencial de 2020. El asalto trumpista al Congreso, que el propio Trump está acusado de haber incitado, su denuncia infundada sobre un fraude masivo en la elección de 2020 –la “Gran Mentira”, para el resto–, sus dos juicios políticos, las condenas que han sufrido sus exasesores o excolaboradores. Nada mordió el vínculo con su gente. Si hace ocho años Trump se dedicó exclusivamente a la campaña, este año su tiempo está dividido entre sus rallies y sus apariciones en los tribunales, que su campaña adoptó como un pilar más de su estrategia política: lejos de dañarlo, su saga judicial lo ha fortalecido, al menos con su base.

El Trump actual se muestra más radicalizado que el Trump de 2016 o el 2020. Envalentonado por su resiliencia política, Trump prometió “ser un dictador” por un día si vuelve a la Casa Blanca. Otra vez, la migración y la crisis en la frontera están en el centro de su plataforma. Sabato cree que “habrá muchas represalias” si Trump gana y vuelve al poder. Liz Cheney, portadora de un apellido ilustre en el Partido Republicano, dijo que prefiere que ganen los demócratas porque teme que Estados Unidos “camina dormido a una dictadura”.

Si llega, Trump llegará más preparado. La Fundación Heritage, el think tank ultraliberal de Washington que supo ser pilar intelectual del Reaganismo, trabaja ahora en un plan llamado “Proyecto 2025″ para “institucionalizar el trumpismo”, según dijo al The New York Times su presidente, Kevin Roberts. La génesis del proyecto es sencilla: impedir que el andamiaje del gobierno federal limite a Trump, tal como ocurrió, a juicio de sus promotores, durante su presidencia. El plan incluye el desmantelamiento de agencias federales, la centralización de decisiones y el nombramiento de miles de funcionarios y empleados previamente examinados y filtrados para instalar un ejército de leales y tener un control absoluto y un poder total sobre el poder ejecutivo. El objetivo parece ser, en términos simples, ir por todo.

“Trump desperdició la mitad del primer mandato. No sabía lo que estaba haciendo”, dice Sabato. “No tenía experiencia con el gobierno y, por naturaleza, es un poco desorganizado y no tenía a la gente adecuada a su alrededor, es decir, buenos organizadores, como los que están organizando la campaña por él este año. Ahora están haciendo lo que nunca hicieron en 2016. Así que, desde el primer día, se rodeará de verdaderos creyentes”, apunta.

Los republicanos moderados o los jerarcas militares, como Jim Mattis, su primer jefe del Pentágono, que se sumaron a su gobierno decididos a frenarlo, contenerlo y mantener encarrilada la administración federal, ya no estarán. Trump promete desmantelar “el Estado profundo”. Si retorna a la Casa Blanca, Trump volverá con trumpistas puros, y ya no caminará en un territorio desconocido.

“Va a tener todo el mandato, y sabe lo que está haciendo”, advierte Sabato.

Rafael Mathus Ruiz

Un cuestionamiento al «régimen especial» de Tierra de Fuego

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De “estafa” a “derecho adquirido” y luego, al silencio. Así cambió la perspectiva de Javier Milei sobre el régimen de promoción de Tierra del Fuego, que sorprendió por su ausencia de mención en el proyecto de ley que se tratará en la Cámara de Diputados la semana que viene y despertó críticas por el vínculo familiar del ministro de Economía con la principal empresa electrónica de la isla, Mirgor. En momentos en los que el Gobierno empuja por cerrar el rojo fiscal, llamó la atención de algunos legisladores, principalmente los de la Coalición Cívica, que no se avance con la quita de subsidios económicos y beneficios tributarios a la industria fueguina. El perdón en impuestos a la provincia le provocará un sacrificio cercano a 0,33% del PBI al Estado Nacional, según las estimaciones del Ministerio de Economía.

Diversas fuentes oficiales ofrecen distintas explicaciones a por qué no se incluyó la discusión del régimen en la ley ómnibus, pese a que Milei dijo en campaña que se revisaría, y que se pusieron bajo la lupa decenas de otros como el de la pesca, yerba mate y azúcar. Por un lado, fuentes de Gobierno y del Congreso mencionan que el lobby de las empresas fueguinas ha sido muy fuerte y han pedido que los funcionarios visiten la provincia antes de tomar decisiones, a la vez de estar incluidos en cualquier mesa de debate sobre el tema. Los representantes de empresas que prefirieron el anonimato dijeron que no tuvieron conversaciones con funcionarios por el tema en el último tiempo.

Sobrevuela en algunos ámbitos la versión de que la cuestión de fondo tiene que ver con supuestos aportes de empresas radicadas en la isla a la campaña electoral de Milei.

Por otra parte, el régimen fue prorrogado hasta 2038 hace meses con un gran apoyo de los bloques políticos, por lo que consideraron que al ser un punto sensible y de acuerdo entre las fuerzas partidarias, no tendría chances de ser modificado, por lo que era mejor evitar un fracaso.

La estrategia política no es menor. Milei ganó en la provincia, en el balotaje, pero no logró colocar ningún senador en las generales. Por Tierra del Fuego asumió Cándida Cristina López, por Unidad Ciudadana, que se suma a la representación junto con Maria Eugenia Duré, de la misma fuerza, y Pablo Blanco, de la UCR. La apuesta, sin embargo, es intentar una táctica similar a la que se implementó con Osvaldo Jaldo y los diputados tucumanos que rompieron con Unión por la Patria, y contar con sus votos durante el tratamiento de la ley ómnibus en la cámara alta. Para eso necesitan contar con su apoyo, lo que parecía menos factible al debatirse el régimen.

Además, hay un proyecto de especial interés que se vincula con uno de los motivos que elevó las suspicacias. La mayor parte de la industria electrónica de la provincia está concentrada por el grupo Mirgor, de participación mayoritaria de Nicolás Caputo, primo de Luis Caputo, ministro de Economía. Actualmente, tiene el 12,5% de las acciones, mientras que 30% cotizan en bolsa, 20% son de la Anses y el resto, de otros inversores. No es solamente el interés económico el que despertó sospechas, sino también un ambicioso proyecto en Rio Grande que el gigante de la electrónica ya tiene en marcha y planea comenzar a construir en cinco meses.

Se trata de un puerto industrial con varios objetivos, que recorren desde lo comercial (podría bajar hasta 35% los costos logísticos y de transporte, que hoy en un 80% se concentran por tierra, a prácticamente nada), hasta lo geopolítico, como habilitar un centro de abastecimiento para la Antártida, que hoy se realiza vía Chile. La obra requerirá de una inversión de US$400 millones y se encuentra en etapa de desarrollo de ingeniería. La idea es finalizar el proyecto y las licitaciones en junio de este año y comenzar los trabajos en tierra, que requerirán de kilómetros de excavación, en agosto. Estaría lista para operar en abril de 2027.

Para Mirgor, es un negocio importante. El puerto de aguas profundas será de operación privada (la haría un tercero), pero disponible por un precio para el resto de las empresas de la zona. Los ingresos que se generen irán directo a la empresa o un el porcentaje que corresponda para socios privados, por 50 años. Después de ese plazo, el puerto pasará a la provincia.

Respecto del régimen en general, fuentes oficiales aseguraron que está en estudio y que no es un régimen fácil de desarmar, debido al impacto que tiene en la población (los fueguinos no pagan IVA y se jubilan a los 50 años, por ejemplo) y por el arraigo en la matriz productiva de la provincia y de otras industrias, como la automotriz. Desde las empresas que operan en la isla aclaran que “el gasto tributario que figura en el Presupuesto asociado a la provincia de Tierra del Fuego y que está en boca de tantos legisladores es un ingreso renunciado. Por lo tanto, si el régimen desapareciera, no hay certeza de que ese monto por IVA y Ganancias pasaría a ingresar al fisco nacional. Por el contrario, lo más probable es que el Estado perciba poco y nada porque la industria desaparecería o se reduciría sensiblemente”.

Igualmente, hay una quita más cerca de concretarse: el rubro textil que opera en Tierra del Fuego sería el primero en salir del régimen de subsidios. Actualmente hay ocho empresas textiles en la provincia: Australtex SA, Barpla SA, Cordonsed SA, Fabrisur SA, Hilandería Fueguina SAIC, Hilandería Rio Grande, Teogrande SA y Textil Rio Grande.

En total son unas 46 empresas las que se benefician del subregimen, de las cuales 22 se dedican a la electrónica. Sin embargo, la mayor parte de la actividad es responsabilidad de Mirgor y de Newsan SA, de Rubén Chernakovsky. Ambas tuvieron despidos importantes en los últimos meses, los que fueron justificados por la falta de importaciones. Las empresas todavía no mostraron adhesión el Bopreal, el bono que el Gobierno lanzó para cancelar la deuda comercial por falta de pago. Fuentes comentaron que pidieron a la gestión de Milei que se emitan bajo ley extranjera porque el mayor socio comercial del área, China, no los acepta como pago si son emitidos bajo ley argentina.

Discursivamente, Milei dijo sobre Tierra del Fuego en entrevista radial: “Ahí hay derechos adquiridos, no se va a tocar porque se renovó hace muy poco”, el mismo tiempo que fue consultado por la derogación de la ley de promoción industrial y la de promoción comercial, a través del decreto de necesidad y urgencia. En 2022, en TN, aseguró que era “una estafa a los argentinos de bien” y que, en caso de llegar a la presidencia, desecharía la norma. Según declaraciones posteriores y a fuentes de Gobierno, la postura actual es que “el problema no es la baja tributación de la provincia, sino la alta tributación de otras”. El equipo libertario se referiría al puerto de Mirgor como un ejemplo de la obra pública privatizada que quieren impulsar.

Camila Dolabjian

Dos cambios clave en el proyecto de «la Ley Ómnibus» que favorecen a las empresas petroleras

El gobierno introdujo dos cambios clave en materia de concesiones que benefician a las empresas productoras de hidrocarburos en la última versión de la Ley Ómnibus que esta semana obtuvo dictamen en la cámara de Diputados. Por un lado, restableció la posibilidad de que las operadoras puedan pedir prórrogas sobre las concesiones vigentes y, por otro lado, precisó que cuando las compañías soliciten la reconversión de sus áreas convencionales en no convencionales el plazo de concesión de 35 años, correspondiente a una concesión no convencional, comenzará a regir a partir de la fecha de la solicitud del pedido y no desde el momento en que se otorgó la concesión original.

Prorrogas

El artículo 35 de la Ley 17.319 (de Hidrocarburos) que está vigente establece los plazos de vigencia de las concesiones de explotación y luego contiene un párrafo donde dice que “los titulares de las concesiones de explotación (ya sea que a la fecha de inicio de vigencia de la presente modificación hayan sido o no prorrogadas) y siempre que hayan cumplido con sus obligaciones como concesionarios de explotación, estén produciendo hidrocarburos en las áreas en cuestión y presenten un plan de inversiones consistente con el desarrollo de la concesión, podrán solicitar prórrogas por un plazo de diez años de duración cada una de ellas”.

La versión inicial del proyecto de Ley Ómnibus había eliminado ese último párrafo del artículo 35 de la ley de hidrocarburos. A su vez, el artículo 277 de esa primera versión incorporaba a la ley un artículo 47 bis donde dice que “las concesiones de explotación existentes, al fin de su término, no pueden ser adjudicadas sin mediar un nuevo acto licitatorio. La licitación correspondiente podrá realizarse con un plazo mínimo de antelación de un año al vencimiento de las mismas”. Este cambio iba a forzar a las provincias petroleras a realizar nuevas licitaciones este mismo año porque hay muchas áreas hidrocarburíferas que vencen en 2025. En Río Negro, por ejemplo, vencen 33 concesiones entre 2025 y 2027.

La nueva versión del proyecto de Ley Ómnibus mantiene, ahora en su artículo 216, la obligación de que las concesiones deban ser licitadas luego del vencimiento de cada concesión.  Sin embargo, a partir del plateo de gobernadores petroleros y empresas productoras, el Ejecutivo incorporó nuevamente la posibilidad de prórroga en el artículo 35 de la ley de Hidrocarburos: “Las concesiones de explotación y concesiones de transporte que hayan sido otorgadas con anterioridad a la sanción de la presente ley continuarán rigiéndose hasta su vencimiento por los plazos establecidos por el marco legal existente a la fecha de aprobación de esta ley”, dice el texto en su artículo 205. A su vez, en el caso de las nuevas concesiones se fija un tope máximo de 10 años para las prórrogas.

Una de las beneficiadas con este cambio es YPF, la empresa controlada por el Estado, que busca dejar la operación de la mayoría de las áreas convencionales que posee en la cuenca del Golfo San Jorge, las cuales fueron concesionadas entre 1991 y 1992 y vencen en 2026/2027. Con la redacción original del proyecto de Ley Ómnibus esas concesiones debían revertirse a las provincia de Chubut y Santa Cruz en dos o tres años, dado que el texto de Ley original no habilitaba las prórrogas. Eso hubiese restringido el abanico de opciones de YPF, que evalúa transferir esos activos a operadoras independientes que puedan enfocarse en esos bloques, para lo cual la posibilidad de prorrogar esos concesiones por 10 años es una condición sine qua non. Sin embargo, con la redacción actual, la empresa —al igual que muchas otras— puede negociar con las provincias una nueva extensión.

Reconversión de áreas

El proyecto de Ley Ómnibus que obtuvo dictamen de comisión propone modificar, a través de su artículo 201, el artículo 27 bis de la Ley de Hidrocarburos 17.319. Ese artículo 27 bis prevé la posibilidad de reconvertir un área de concesión convencional en no convencional. En la primera versión enviada al Congreso, el texto especificaba que una vez concretada la reconversión “los plazos de la concesión se adecuarán al nuevo régimen, pero manteniendo la fecha de inicio de las mismas”.

El artículo 35 de la ley de hidrocarburos establece que una concesión de explotación convencional tiene un plazo de 25 años, mientras que en una explotación no convencional el plazo llega a los 35 años. Al tomar como punto de partida la fecha de inicio de la concesión, si una empresa solicita la reconversión en un área que había obtenido, por ejemplo, en 1992, en lugar de vencerle en 2017 le vencería en 2027. No obstante, en los hechos no habría diferencia porque la normativa vigente ya contempla la posibilidad de pedir una prórroga de 10 años.

Petroleras y representantes de la Ofephi —la organización que nuclea a las provincias petroleras— se quejaron por la redacción inicial del artículo 27 bis y lograron que ese punto se flexibilice. Ahora el texto dice que “aprobada la solicitud de reconversión, el plazo de la concesión reconvertida será por única vez de treinta y cinco años (35) años computados desde la fecha de la solicitud”. Este cambio es trascendental porque en una reconversión a no convencional el plazo de 35 años de concesión no comenzaría a regir desde la fecha de inicio de esa concesión sino desde el momento en el que se pide la reconversión.

Por lo tanto, una concesión obtenida en 1992 que ya cumplió el plazo de 25 años y está transitando la prórroga de 10 años podría extenderse por otros 35 años contabilizados desde el momento del pedido. Lo único que se les exige a las empresas en la nueva redacción del artículo 27 bis es que la solicitud de reconversión deba realizarse antes del 31 de diciembre de 2026.  Por lo tanto, si la norma se aprueba, las petroleras tendrán tres años de plazo para solicitar la reconversión de convencional a no convencional. 

Esa fecha límite busca evitar que una empresa, por ejemplo, que inició su concesión convencional en 1992 y está transitando sus primeros 10 años de prórroga, pida una segunda prórroga de 10 años para extender la concesión hasta el 2037 antes de solicitar la reconversión a una concesión no convencional. Ahora, si la empresa tiene intenciones de invertir en Vaca Muerta, deberá presentar un proyecto piloto sí o sí dentro de los próximos tres años.

La Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales denuncia inanición del CONICET

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Hace unos meses esta Academia había alertado a la comunidad científica y a la ciudadanía en general sobre los dichos de un candidato presidencial en los que proponía cerrar o privatizar el CONICET. Numerosas voces se alzaron para defender a ese candidato argumentando que no era su intención de manera alguna cerrar el CONICET. Ese candidato es ahora Presidente de la República y a través del Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023, que está vigente, ha tomado los primeros pasos en esa dirección que amenaza seriamente la supervivencia del CONICET. Ante los hechos que son de dominio público, la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales considera que las siguientes medidas son gravemente lesivas al funcionamiento de la Institución.

  • Que hayan empezado los despidos de personal administrativo, 50 empleados en los últimos días, en un plantel que estaba diezmado en su personal por los magros sueldos impactando negativamente en las capacidades operativas del CONICET.
  • Que se haya decidido suspender el pago de horas extras afectando a los empleados del CONICET cuyos salarios tenían una porción significativa por ese rubro para compensar la dedicación que tenían hacia la institución.
  • Que muchos empleados de los institutos de investigación y de sede central que cumplen tareas administrativas y revisten desde hace años como “Artículo 9” con contratos extendidos hasta el 31 de marzo, creando una fuerte incertidumbre en el personal.
  • Que a esas medidas se agrega que el Directorio del CONICET ha notificado el 16 de enero que no se publicarán los resultados de la convocatoria a Becas y Promociones de la Carrera de Investigador hasta tanto se configure el presupuesto definitivo para el 2024.

Es una situación que ha generado no sólo una gran inquietud en los becarios y jóvenes investigadores, sino que también afecta seriamente la investigación que realiza el CONICET en los diferentes institutos donde no se han pagado los subsidios de los diversos programas y su financiamiento, lo que conduce a una paralización de la actividad.

Desfinanciando el CONICET, reduciendo su ya magro personal, y quitándole capacidad operativa, llevará a una de las instituciones de investigación más prestigiosas de Latinoamérica que tanto ha hecho por el país y por su gente, a un estado de inanición, que no hará falta cerrarlo. Ante esta situación la Mesa Directiva de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales ha aprobado este comunicado para requerir a las autoridades del CONICET y al Jefe de Gabinete urgentes medidas que reviertan esta situación.

Secretaria de Energía: «El sistema de transporte de energía eléctrica está saturado»

a Secretaría de Energía participó en la tercera y última audiencia pública en las que se debaten los aumentos de tarifas de gas y electricidad. El tema era la tarifa de transporte eléctrico, que es uno de los tres servicios que explican el precio final de las boletas de luz, junto con la generación y la distribución. En la presentación que hizo el Gobierno, indicó que este servicio recibe subsidios por el equivalente a entre 65% y 89% del costo final del transporte, según la empresa.

El nivel de subsidio es escandaloso. La falta de inversión ha generado un cuello de botella que impide poder crecer y mejorar el servicio para todos”, dijo la subsecretaria de Planeamiento Energético, Mariela Beljansky, encargada de la presentación oficial.

La funcionaria dijo que el sistema de transporte está al límite y que la falta de inversión en los últimos años provocó que no se pudieran incorporar nuevos proyectos de generación eléctrica al sistema, como los parques eólicos del sur del país o los solares del norte.

“El sistema argentino de interconexión (SADI) se encuentra saturado. No está permitiendo nuevas incorporaciones de generación eléctrica y opera como un cuello de botella, ya que no permite evacuar toda la energía adicional que podría instalarse. Las ampliaciones y obras de infraestructura necesarias no se han producido de manera natural, siguiendo el crecimiento de la demanda e integrando nuevos focos de generación”, criticó Beljansky.

El diseño del transporte eléctrico es vital en un país como la Argentina, que es el séptimo más grande del mundo en superficie y tiene una característica de demanda eléctrica muy particular, concentrada en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Los recursos naturales de generación eléctrica se localizan, en cambio, en regiones muy alejadas del centro de consumo, si se tienen en cuenta las centrales hidroeléctricas y los parques de energía renovable.

“La capacidad remanente de transporte eléctrico se encuentra muy reducida. Sin ampliar la capacidad de transporte, no se puede incorporar generación renovable de escala”, enfatizó la subsecretaria.

Para realizar las inversiones en el sistema, Beljansky dijo que es necesario darle la remuneración correspondiente a las empresas de transporte, ya que “el Estado nacional se encuentra quebrado y sin posibilidad de abordar el costo de inversión requerida”.

“Es necesario generar las señales para que los propios operadores puedan realizar las inversiones en actualizaciones del equipamiento que están asociadas a sus responsabilidades. Hay que realizar una actualización en la remuneración de los transportistas. No corregir la situación actual afectará directamente al usuario final, haciendo que la energía sea realmente más cara o directamente que no se disponga de ella”, agregó.

La funcionaria dijo que “frente a una mínima falla en el transporte, el sistema no puede reponerse, porque las transportistas no cuentan con dinero suficiente para reponer el servicio y solicitan fondos a Cammesa [la compañía de despacho eléctrico que depende del Estado]”.

En el país hay un único transportista en extra alta tensión, que es Transener, y siete transportistas troncales que prestan el servicio en las distintas regiones del país. En detalle, el sistema de transporte cuenta con 17.560 km en 132 kV, 11.355 km de líneas en 220 kV, 1196 km en 330 kV, 219 km en 345 kV y 12.524 km de líneas en 500 kV.

Transener es una empresa privada controlada por Pampa Energía, fundada por Marcelo Mindlin, que tiene una participación accionaria de 26,32%. El resto se distribuye entre la Anses (19,57%), la estatal Energía Argentina (26,32%) y las acciones que cotizan en la Bolsa de Buenos Aires (27,79%).

En los últimos años, la empresa fue noticia por al menos dos incidentes que dejaron sin electricidad a millones de personas. El más conocido fue el apagón masivo ocurrido en 2019, durante el Día del Padre.

Transener señaló hoy en la audiencia pública que, en los últimos 20 años, la demanda eléctrica creció 110%, mientras que el sistema de transporte se expandió solo 54%. “Estamos con un sistema extremadamente saturado. Un sistema así requiere ampliaciones, para poder permitir la capacidad de ingreso de nueva generación, reducir los costos de despacho y volver a tener niveles de seguridad de un sistema N-1. Esto implica que cualquier falla en el sistema no tenga impacto en restricciones de demanda. Actualmente, eso es imposible en la mayor cantidad del tiempo”, dijo Pablo Tarca, director general de la transportista.

También dijo que, entre julio de 2019 y diciembre de 2023, se le dio un aumento de tarifas de 606%, cuando la inflación en el mismo periodo fue 1467% y la cotización del dólar subió 1804%.

El costo final de las boletas de electricidad está compuesto por las tarifas de tres servicios más el peso de los impuestos nacionales, provinciales y municipales. En promedio, según comunicó Transener, el costo de generación tiene una incidencia en el precio final de 36%; el de distribución, 41%, y los impuestos, 21,5%, mientras que el transporte solo explica 1,5%. Transener pidió una suba de 209% en su tarifa.

Según la Secretaría de Energía, para un consumo de 300 kWh por mes, trasladar el costo del transporte sin subsidios representaría un costo adicional por mes de $208.

Sofía Diamante

Redireccionan a «una página espejo» de Educ.ar para rescatar su contenido

El bloqueo -y posible cierre- de las plataformas de Conectar Igualdad y Educ.ar (que reveló este diario) no pasó desapercibido por la comunidad educativa. Es que la posibilidad de perder este valioso insumo fue el caldo de cultivo para que surja un héroe sin capa que recopiló toda la información de ambos portales y lo subió -de forma gratuita- en una web paralela.

«Nada indicaba que iban a eliminar 20 años de recursos educativos, ESI, memoria, historia y construcción social ;)», fue el mensaje, en tono irónico, que compartió Juan Romano (@jpromanonet) en su cuenta de Twitter, junto a un link del nuevo sitio que contiene todo el material para alumnos y docentes, que estaba cargado en la web que fue dada de baja por el Gobierno nacional. 

Casi de inmediato, su publicación generó cientos de reacciones que felicitaron y agradecieron a Romano por su idea. «Ay, es inmenso esto. Gracias, gracias, gracias. Estudiantes y docentes te estaremos siempre agradecidos. Nuestro trabajo está subido ahí con mucho amor y dedicación», escribió una usuaria. 

Tal como contó este diario, desde la Secretaría de Educación informaron en una comunicación interna que ambos sitios web Conectar Igualdad y Educ.ar. ingresaron en “modo construcción” y “hasta nuevo aviso”.

Según trascendió, la desconexión, que no cuenta con fecha de restablecimiento, se debe a la revisión que se harán de sus contenidos. Sin embargo, las estructuras no cuentan con nuevas autoridades designadas tras el desembarco de Javier Milei y comitiva en el Gobierno nacional.

Una pérdida invaluable

Desde hace 23 años, el portal de la empresa estatal del Ministerio de Educación de la Nación Educ.Ar es proveedor gratuito de contenidos en diversos formatos para nutrir el vínculo de las nuevas tecnologías con la educación en todos los niveles y acompañar a docentes y estudiantes tanto en la enseñanza como en el aprendizaje: cursos y talleres, aplicaciones, el sistema operativo Huayra, podcast y series audiovisuales que recibieron 56 millones de visitas el último año. 

Desde 2010 cuenta con la plataforma Conectar Igualdad, enlazada al programa federal que, a través de la distribución de material educativo y tecnológico, pretende facilitar la inclusión y el uso de nuevas tecnologías en las prácticas educativas. 

Ambas fueron “desconectadas” el jueves por la noche, y desde el área de Administración y Finanzas de Educ.Ar informaron la noticia con un correo electrónico. 

Pese a que la noticia generó un amplio repudio, con una gran repercusión en redes sociales, en las que el Presidente es asiduo usuario, nadie del Gobierno salió a dar explicaciones ni mayores detalles de la decisión. 

Conrado Varotto: “Argentina debe tomar decisiones estrategicas”

Quienes han trabajado al lado de Conrado Franco Varotto coinciden en que, en la historia de las ciencias en el país, será reconocido como padre del desarrollo nuclear y espacial, prócer de una tecnología que puso a la Argentina en la vanguardia del mundo.

Desde los años 70, cuando concibió la idea de fundar Invap (Investigación Aplicada), la mayor empresa tecnológica del país, creada en 1976 a partir de su experiencia en la Universidad de Stanford y del modelo de empresas que se iniciaban en Silicon Valley, Varotto fue el impulsor de proyectos científicos de primer orden, incluido el enriquecimiento de uranio en la planta de Pilcaniyeu, que tanto prestigio y respeto le prodigó a la Argentina en la escena internacional, al introducirla en una elite de países que dominan ese conocimiento.

Luego de quince años como gerente general y técnico de Invap, se abocó al área espacial al frente de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) a la cual hoy, tras 24 años a cargo de la agencia y ya retirado a los 82, continúa asesorando ad honorem con el mismo entusiasmo que puso en los sueños de progreso de su juventud.

Graduado del Instituto Balseiro como doctor en física en el campo de las ciencias de los materiales, descubrió su amor por las ciencias exactas en un colegio jesuita donde se formó con profesores extraordinarios que marcaron su vocación a una edad temprana. Visionario y ambicioso en el más elevado sentido del término, trabajador, apasionado y agradecido con la Argentina que le brindó generosamente todo, recuerda que llegó de Italia en febrero de 1951. “Venía de la provincia de Padova. Y para un chico como yo, que comía los chocolatines que le daban los soldados norteamericanos –cuenta–, llegar a la Argentina, el país de la abundancia, era llegar al paraíso”.

“No me considero un gran científico –asegura con modestia en estas Conversaciones de domingo–. Me considero un tecnólogo con cierta capacidad para juntarme con otros de mi misma calaña y animarnos a hacer locuras… Locuras que finalmente acaban por ser realizables”.

–A 47 años de haber fundado Invap, ¿serían realizables en la Argentina de hoy otros proyectos tan exitosos y competitivos? –Invap es un caso especial. Hay que ir hacia atrás en el tiempo para entenderlo y hacia adelante para saber dónde estamos. Cuando digo hacia adelante, hablo de por lo menos una década, porque cuando se emprenden las ideas locas que pensamos los científicos, se piensa en el futuro. Hay gente que solo puede mirar el presente y comete los errores de las miradas de corto plazo. Acaba de terminar la COP28 [la conferencia del clima] donde se habló de un revival de la energía nuclear porque el mundo la necesita para llegar a 2050. Hubo países que, a pesar de los accidentes nucleares –Three Mile Island, Chernóbil y Fukushima–, tuvieron la claridad de darse cuenta de que un accidente sirve para mejorar, no para anular todo. Hubo otros que decidieron cerrar las centrales. A nosotros nos pasó algo equivalente. Tuvimos un secretario de planeamiento que llegó a la conclusión de que, con todo el gas que tenía la Argentina y habiendo turbinas, el objetivo era reemplazar la energía de base con gas para evitar los costos y eventuales problemas de la energía nuclear. Yo traté de demostrarle a ese funcionario que había que encontrar un balance, pero no entendió hacia dónde tenía que ir el desarrollo. No lo comprendió él ni sus asesores que cometieron errores graves. Me alejé de tu pregunta porque esto es importante para ubicarnos, ya que el país tiene que tomar grandes decisiones estratégicas.

–¿Hubo un cambio de política hacia un rumbo equivocado? –No diría equivocado, sino errático. Éramos un país con gas, no un país gasífero. A partir de esa decisión, nos quedamos sin gas y con déficit de la balanza energética, incumpliendo contratos de exportación e importando como locos. Y ahora, que tal vez sí somos un país gasífero, quizás volvemos a repetir la historia. Porque por más que el gas sea mejor que los hidrocarburos pesados, el mundo necesita la energía nuclear porque a las de los hidrocarburos les tenemos que poner un límite y las renovables no alcanzan. A mediados de los 80 la Argentina patentó el concepto del reactor Carem [Central Argentina de Elementos Modulares, primer reactor nuclear íntegramente diseñado en la Argentina]. En aquel momento era algo muy nuevo, pero no lo terminamos porque en el camino otra vez se cometieron errores graves.

–¿Qué es el Carem? –Es un SMR [por las siglas en inglés small modular reactor]: reactores pequeños cuyo concepto de base es la seguridad como factor intrínseco al diseño. Su seguridad viene de la física porque la parte más crítica de un reactor nuclear es la refrigeración. Los grandes accidentes de la historia siempre tuvieron fallas de ese tipo. Y esta clase de reactores soporta condiciones de refrigeración mucho más críticas que las de los reactores normales.

–¿Cuáles fueron los errores que no deben repetirse? –Los típicos errores de “león sordo” [el poderoso que por ser sordo se come al músico]. Teníamos acuerdos firmados con países donde se iban a hacer desarrollos e inversiones privadas y se perdieron. Y mientras seguimos sin tener un Carem en funcionamiento, el mundo avanzó en ese concepto. El nuevo mundo de la energía nuclear posiblemente vaya a ser con este tipo de reactores ¡y nosotros en la Argentina que somos los que lo inventamos, nos quedamos atrás!

–¿Por qué no se siguió esa línea? ¿Cuándo se terminará la construcción de un Carem?
–No puedo afirmar cuándo porque dependerá de este nuevo gobierno, su política de desarrollo e inversiones. El país sencillamente abandonó esa línea y el tiempo pasó. Estamos hablando de los 80… Pero lo bueno es que esta idea vuelve a ser importante ahora en un momento crítico.

–¿La política no escuchó a los técnicos?
–Quiero creer que sí. Ahora el país está muy mal. Lo imagino como un país en guerra y el enemigo es la pobreza, no solo material. Cualquiera que tenga la responsabilidad de manejar el país está obligado a optimizar recursos para derrotar a ese enemigo y en ese camino hay que tomar decisiones dolorosas por la falta de recursos. Pero hay que asumir que la Argentina está en guerra.

–¿De qué manera puede contribuir la ciencia?
–Contamos con un gran bagaje de personal formado que bien organizado para su aprovechamiento, podría ayudar muchísimo porque hoy el cuarto factor de producción es el conocimiento. La aplicación del conocimiento tiene escalas que dependen de los niveles de inversión y ahí está la clave: cómo aprovechar lo ya invertido y cómo identificar a la gente capaz de ver en esas inversiones la posibilidad de hacer cosas importantes.

–¿Podrías mencionar alguna idea?
–La Argentina ya hizo inversiones. Por supuesto que no son suficientes, pero el tema es cómo se pueden diseñar proyectos que pongan a trabajar el sistema para aprovecharlas y, con pocos recursos adicionales, contribuir en forma significativa a la baja de la pobreza. A la vez que combatimos ese flagelo, impedimos que se frene el desarrollo más avanzado porque si no, es pan para hoy y hambre para mañana.

–¿Pensás en algún proyecto concreto?
–Sí, tengo varias ideas, pero no quiero darte un título sin antes reunir a los actores involucrados para analizar la factibilidad. Hace 20 años te lo hubiera dado pero ahora, con un país hundido en el 50% de pobreza, hay que mirar todo con cuidado. ¡Claro que tengo unas cuantas ideas locas!

–¿Es éste un buen momento para retomar la senda del desarrollo ahora que se está rediseñando el Estado?
–Hay aspectos que se pueden revertir sin dinero: volver a la forma en que nació y se desarrolló la actividad espacial en la Argentina. La Conae funcionó durante años desde la Cancillería como una gran herramienta de la política exterior. Si hoy me consultan por los cambios que sugiero, lo primero es volver la Conae a su ámbito natural, que son las Relaciones Exteriores. Por otra parte, siempre estuvo la idea de una agencia espacial regional, no la que inventaron los mexicanos, de la cual no sé por qué la Argentina aceptó formar parte. Espero que ese punto se revea. Cada país diseña su política exterior según los factores que pone en juego. En los Estados Unidos, por ejemplo, la NASA depende del vicepresidente y nosotros tuvimos proyectos muy importantes con ellos. Pero cuando salimos de Cancillería, los objetivos ya no fueron los mismos, la idea se fue desdibujando, la actividad perdió perfil y relevancia. Hay que retomar esa senda que nos vinculó con grandes socios como la NASA y la Agencia Espacial europea porque aplicábamos el concepto de “asociación cooperativa”, es decir: socios en igualdad de condiciones. Si vos sos un socio que puede hacer mil cosas y yo soy un socio que solo puedo hacer una, esa sola cosa que hacemos juntos tiene que tener el mismo nivel que las mil tuyas. Es fundamental trabajar desde esa consigna que nos pone la vara muy alta. Que la NASA haya aceptado volar en un instrumento propio como el Aquarius de 200 millones de dólares, un satélite totalmente argentino, indica una confianza en nuestra calidad.

–¿Por qué razón pasó a otra cartera?
–Por ninguna razón. Por los clásicos problemas argentinos que anteponen las personas a los intereses del país. Una historia que prefiero no contar porque hubo falta de conocimientos, por personas con poder de decisión que sin saber del tema se dejaron asesorar por otras que tampoco sabían. No comprendían el tema ni su importancia y la Conae pagó el pato. Cuando la sacaron de Cancillería, tuvo más recursos, pero condicionados y no se usaban de manera óptima. Yo tendría que haber reaccionado de otra manera, no debí ser tan dócil y paciente…, pero ahora sería un grave error que la actividad espacial no vuelva a su ámbito donde hay dos visiones fundamentales: la visión global para proyectos de esta relevancia y la visión para hacer proyectos conjuntos con los grandes entes del mundo. Y, por supuesto, volver a la idea de la agencia espacial regional como en Europa. ¡Éste es el momento de regresar!

–¿Hacia dónde debería apuntar el desarrollo en este momento crítico?
–Comencé diciéndote que me imagino la Argentina de acá a 10 años. Yo hablo siempre desde el futuro. No sé si Dios me concederá el tiempo, pero supongamos que sí, que la Argentina ha resuelto prácticamente todos sus problemas y lo hizo porque el factor del conocimiento fue decisivo. Hoy hay una confusión cuando la gente habla de conocimiento y tecnología, que no es lo que piensan los chicos con un celular. En la tecnología está todo: están los “fierros”, como los llamamos nosotros, y después, todo lo que no son fierros: el campo digital, el software, la IA. ¿Pero si no tenés los fierros, de qué te sirve el resto? ¿Para qué lo usás? Entre la tecnología de nuestra época, que era analógica, y la actual, que es digital, puede haber muchas confusiones respecto de hacia dónde debe apuntar el desarrollo. Un ejemplo: la biología tiene unas perspectivas impresionantes al punto de que ya se habla de la transmutación biológica cuando antes pensábamos que solo se conseguía por el método físico. ¡Eso es una revolución!

–Sin dar un título… volvamos al desarrollo y “las ideas locas”.
–Vamos a la parte nuclear. Me imagino cambiando las leyes argentinas para volver a pensar en Gastre y ofrecer al mundo el negocio de los kilowatts limpios: voy a un país, le instalo los Carem y le doy energía en poco tiempo. Siempre lo imaginé como un gran negocio para la Argentina porque hay países reacios a tener material nuclear permanente en su territorio. Nosotros en este momento tenemos las cosas difíciles para el desarrollo nuclear porque las leyes sobre todo provinciales del Chubut, nos complican los proyectos. ¡Ahí tenés un ejemplo típico para cuando preguntás por qué las cosas no resultan! Por la falta de visión. Es la no-visión y así se lo dije al gobernador de turno: ¡vos no tenés visión de futuro!

–¿En qué consiste el proyecto de Gastre?
–La Conae hizo un estudio para hacer un repositorio de materiales nucleares de larga data en Gastre, elegido como sitio ideal por la seguridad que brindan sus características geológicas e hidrológicas extremadamente estables. Eso desató una serie de problemas que suspendieron los avances. Pero supongamos que desarrollamos los Carem, vamos a los países, les instalamos los reactores y les vendemos los kilowatts-hora (incluido el costo de inversión, instalación y desmantelamiento). Cuando desmantelamos la central, nos llevamos los combustibles y los traemos a tratar en la Argentina. Los acondicionamos en Gastre y lanzamos al mismo tiempo un gran proyecto de desarrollo de transmutación. La cantidad de spin off que tendríamos es increíble porque el tipo de tecnología y la cantidad de gente que trabaja alrededor de un proyecto así, es extraordinario. No sé si todavía lo logro ni si estaré para verlo. Pero en un plazo razonable, convertiríamos a Chubut en una provincia tecnológica creando un gran negocio para la Argentina.

–Hay quienes lo llaman “basurero nuclear”.
–Es la forma despectiva de referirse al repositorio por parte de quienes descalifican el proyecto. Hay que tener en claro que siempre que se modifica la naturaleza, se paga un precio y la única solución para dejar todo intacto es volver a las cavernas. Hay mucha incomprensión y confusión de los “ambientalistas” con relación al tema nuclear.

–¿Qué sería un plazo razonable? Años, décadas…

–Si se consiguen inversores en un tiempo corto. El problema ni siquiera es ése. Es la legislación provincial. Ahí está el obstáculo. Tenemos muchas regulaciones que están para complicarnos la vida inútilmente. Se llegó al extremo de pueblos que sacaron normas propias y llegaron al absurdo de que, si tenían que tratar una persona con radioisótopos, las regulaciones interpretadas al pie de la letra se lo impedían, pero en esos casos se hacen los tontos para no toparse con su propio absurdo. Tal vez nosotros no hemos podido explicar el tema con claridad, pero la población y los políticos no lo comprendieron. Y volviendo a lo espacial, en la Argentina lamentablemente tenemos una vista muy corta respecto de la importancia del espacio. Hay que ver lo que están haciendo los países desarrollados y los que quieren desarrollarse en serio.

–Un tema recurrente al mencionar el espacio es la base china en Neuquén y los cuestionamientos respecto de una finalidad militar, actual o futura. ¿Qué hay de cierto en esos dichos?
–Cuando se largan las misiones del Deep Space [espacio profundo], de la Luna hacia arriba, se precisan antenas muy importantes para poder comunicarse. Dado que la Tierra rota, se necesita una capacidad de conexión total, independientemente de dónde estés. Se buscan tres puntos del planeta que permitan a la misión mantener contacto con el espacio profundo. La ESA [Agencia Espacial Europea por su sigla inglés European Space Agency] ubicó dos antenas en el hemisferio norte y una en el hemisferio sur. Las alternativas para esa posición eran Chile y la Argentina. Con la Conae participamos de esos estudios para que se tomara la decisión de poner la estación ESA en Malargüe, Mendoza. A la agencia China se le presentó el mismo problema: la necesidad de una gran antena en el hemisferio sur y por la experiencia de los europeos, decidieron ubicarla en nuestro país. Los chilenos hicieron fuerza para que se decidieran por ellos y es anecdótico que nos decían: ¡che si ustedes ya tienen a los europeos, dejen que los chinos vengan con nosotros! Finalmente, Neuquén se interesó y se firmó un acuerdo donde la provincia cedía en comodato un terreno a la Conae, que es la que aloja a las facilidades chinas en una zona desolada porque esas antenas necesitan limpieza del espectro electromagnético en un radio de muchos kilómetros. No pueden tener ruidos cuando operan porque son ondas de señales enviadas desde naves que están muy lejos en el espacio profundo.

–¿Por qué China despierta suspicacias en otras potencias si no hay nada secreto?
–No hay nada secreto. Los argumentos respecto de que es una base militar corresponden a la forma en que está organizada la actividad espacial en China.

–Que no deja de ser la base militar de una potencia ¿por qué se dice que a los políticos se les niega una visita?
–¡No existe tal cosa! Hay un acuerdo con la Conae por el cual en ambas bases tenemos derecho a usar parte del tiempo de la estación si hay gente interesada. Pero la verdad es que nosotros, que queremos usarla para la radioastronomía, no hemos ocupado el tiempo de esas estaciones. Es un problema nuestro que no las usemos.

–¿Por qué las sospechas solo surgen respecto de la estación china y nada se dice de la europea?
–No hay diferencia. El caso europeo está operado por la agencia Telespazio. Si alguien quiere visitar la estación, tampoco puede entrar por su cuenta. Pero si llama a Conae, le organizan la visita. Eso sí, tienen que tener un motivo específico. Macri viajó a Pekín durante su gobierno y les solicitó a los chinos que firmaran una carta porque subsistía la idea de algo escondido. Pero si durante su gobierno nadie pudo descubrir nada, ¿de dónde sale la sospecha?

–¿Viste la película Oppenheimer?
–No la vi, pero obviamente conozco la cuestión. Uno de los primeros libros en torno a la bomba atómica es Más brillante que mil soles, del alemán Robert Jungk, en los 50, cuando todos esos físicos atómicos estaban vivos. Sobre el tema del uso militar de la energía nuclear se han escrito libros y novelas hasta el hartazgo.

–Más allá de la ficción, está la realidad de las guerras y la seria amenaza de Putin. ¿Ha superado la humanidad el peligro de un conflicto nuclear?
–La Argentina, que siempre se opuso a formar parte del TNP [Tratado de no proliferación de armas nucleares], finalmente encontró un motivo para aceptar y entró, aunque a mi criterio ese acuerdo solo se hizo para evitar que los que no tienen “el caño”, lo tengan. Hay una segunda parte que dice “y los que lo tienen, que lo vayan dejando”. La primera parte se hizo cumplir. La segunda, nunca funcionó. Mientras las grandes potencias nucleares se mantenían como tales y gastaban montos siderales en mantener su arsenal de ataque y defensa, la famosa deterrence [disuasión] funcionó, es decir: “Sé que si te ataco desaparecemos los dos. Y sé que si me atacás, también desaparecemos los dos”. Eso sucedía cuando estaban los dos grandes, aunque no eran los únicos: OTAN versus la Unión Soviética, y China que no era lo que es hoy. Cuando colapsa la URSS, se produce un problema serio. Algunos países que la formaban quedaron con armamentos como paraísos nucleares. Ahí vinieron los acuerdos para hacer que esas armas fueran devueltas o desmanteladas. ¡Si Ucrania hubiese permanecido con el arsenal que tenía cuando se separó de la URSS, hoy sería la tercera potencia nuclear del mundo! Ahí se dio el Memorándum de Budapest (crucial para entender lo que el mundo está viendo ahora), donde los ucranianos en forma muy ingenua aceptaron desarmarse. Yo viví de cerca el proceso de Ucrania por el gran desarrollo espacial que ellos tenían. Fue realmente muy ingenuo aceptar los términos del memorándum, con tres garantes –USA, el Reino Unido y la Federación Rusa–, cuando les dicen: a cambio de desarmarse, les damos las garantías de integridad territorial. ¡Y los ucranianos lo creyeron!

–¿Hay entonces una hipótesis latente de conflicto nuclear?
–¡Rusia, siendo garante de la integridad territorial de Ucrania, tomó Crimea, invadió el Donbass y quiso meterse en Kiev! Si uno se pone a pensar en ese escenario que traés a la conversación –el mundo bajo la amenaza nuclear–, nadie lo creyó posible porque todo se hizo para que el poder quedara en manos de los mismos jugadores que jugaban a la deterrence. Ahora nos encontramos frente a una situación compleja donde se suma otro gran jugador, China. No sé si la humanidad es capaz de evitar una guerra nuclear. Vemos que suceden cosas absurdas: Inglaterra trata de mandarle ayuda a Ucrania y Berlín, que en ese momento no permitía que los aviones del Reino Unido sobrevolaran el territorio alemán, hoy es el principal soporte de Ucrania. ¿Qué quiero decir? Que los políticos van aprendiendo sobre la marcha sobre situaciones que ni siquiera se les ocurre prever… Para tu pregunta no tengo respuesta, solo preocupaciones.

–¿En la Argentina hay gente que esté pensando estos temas?
–Hay gente que se preocupa y piensa todos los temas. La cuestión es qué políticas de estado se tomarán al respecto. Hasta que Sarney visita Pilcaniyeu, nuestra principal hipótesis de conflicto era Brasil. Visita “Pilca” y de allí surge el Mercosur. Hoy estamos pensando en otra cosa. Y lo que sí me parece relevante es definir, antes que nada, si vamos a un sistema de defensa regional o si seguimos manteniendo un esquema de país por país. Estas son las cosas más básicas y creo que no se están debatiendo.

–¿Dónde se encuentra la Argentina en el gran mapa geopolítico?
–Cuando llegué en el 51, no había villas de emergencia. Era otro país. Si en esa época, los países que estaban completamente destruidos como Alemania e Italia pudieron salir y llegar a donde están hoy, eso indica que nosotros, que estábamos muy por arriba de ellos, cometimos errores de todos los colores para estar donde estamos setenta años después. Yo quisiera que Argentina les dé a los nacidos en su tierra, las oportunidades que me dio a mí hace tiempo siendo un extranjero. Lo importante ahora es que aceptemos que esos errores históricos explican el dramático punto de partida de nuestra conversación: que hoy la Argentina es un país en guerra.

Cecilia Scalisi

Reactores de sal fundida: ¿una nueva esperanza para la energía nuclear?

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Durante más de un mes en total, 12 toneladas de sal fundida circularon por las tuberías de Kairos Power, en Albuquerque (Nuevo México). La empresa está desarrollando un nuevo tipo de reactor nuclear que se refrigerará con esta mezcla de sales, y su primer sistema de refrigeración de prueba a gran escala acaba de completar 1.000 horas de funcionamiento a principios de enero. Es el segundo hito importante de Kairos en las últimas semanas. En diciembre, la Comisión Reguladora Nuclear de EE UU (NRC, por sus siglas en inglés) concedió el permiso de construcción del primer reactor nuclear de prueba de la empresa.

Las centrales nucleares pueden proporcionar una fuente constante de energía libre de carbono, un componente crucial para hacer frente al cambio climático. Pero las grandes instalaciones nucleares recientes han sufrido retrasos y presupuestos desorbitados. Kairos y otras empresas que trabajan en diseños avanzados de reactores esperan reavivar las esperanzas en la energía nuclear presentando una nueva versión de la tecnología que podría reducir los costes y los plazos de construcción.

Según Edward Blandford, cofundador y director tecnológico de Kairos, la tecnología y el método de construcción de Kairos son «fundamentalmente distintos» de los reactores comerciales actuales.

En la actualidad, casi todas las centrales nucleares comerciales utilizan el mismo tipo de uranio enriquecido como combustible para generar electricidad mediante reacciones de fisión nuclear y la temperatura se controla con un sistema de refrigeración que utiliza agua.

Pero cada vez son más las empresas que trabajan para retocar esta fórmula en un esfuerzo por mejorar el coste y la seguridad. En el caso de Kairos, la empresa planea utilizar un combustible alternativo llamado TRISO, fabricado a partir de minúsculos granos que contienen uranio y que pueden incrustarse en carcasas de grafito. El combustible TRISO es robusto, capaz de resistir altas temperaturas, la radiación y la corrosión. Además, el sistema de refrigeración del reactor utiliza sal fundida en lugar de agua.

Según Blandford, las sales fundidas podrían ser de gran ayuda para construir centrales nucleares más seguras. El sistema de refrigeración de los reactores refrigerados por agua debe mantenerse a alta presión para garantizar que el agua no hierva, lo que dejaría al reactor sin refrigerante y en peligro de sobrecalentamiento y descontrol. Técnicamente es posible hervir la sal, pero sólo podría ocurrir a temperaturas muy altas. Así que esas altas presiones se hacen innecesarias.

Los reactores nucleares de sales fundidas se desarrollaron en los años 50, pero se dejaron de lado cuando la industria optó por diseños refrigerados por agua. Ahora, con la creciente necesidad de generar energía con bajas emisiones de carbono, «hay mucho interés en estas tecnologías de nuevo», dice Jessica Lovering, cofundadora y directora ejecutiva de Good Energy Collective, una organización de investigación política que aboga por el uso de la energía nuclear. Las nuevas opciones tecnológicas de reactores podrían ayudar a evitar algunos de los temores en torno a la seguridad de los reactores refrigerados por agua, y también pueden generar electricidad de forma más eficiente.

La tecnología ha cambiado mucho en las últimas siete décadas, y los reactores de sales fundidas nunca llegaron a funcionar comercialmente a gran escala. Así que aún quedan muchas pruebas por hacer antes de que este tipo de sistema de refrigeración pueda funcionar en el entorno altamente controlado de un reactor nuclear. Ahí es donde entra en juego la unidad de pruebas de ingeniería de Kairos. Es el mayor sistema del mundo construido para hacer circular Flibe, un refrigerante salino a base de flúor.

El sistema utiliza calentadores eléctricos para simular el calor que generarían las reacciones nucleares en el reactor acabado. Las pruebas consisten en bombear una mezcla de Flibe a través de un circuito de refrigeración mientras los ingenieros controlan la temperatura en todo el sistema y la pureza de la sal a lo largo del recorrido. La empresa también ha probado cómo sería repostar el reactor, y cómo puede controlarse y ajustarse la energía que sale del sistema.

Construir todo un sistema de refrigeración que nunca se utilizará en un reactor nuclear es una inversión considerable de tiempo, dinero y recursos, pero este enfoque de ir dando pequeños pasos podría ayudar a Kairos a tener éxito en la introducción de una nueva tecnología nuclear, una tarea históricamente difícil, dice Patrick White, director de investigación de la Nuclear Innovation Alliance, un think tank sin ánimo de lucro.

«Uno de los retos de la energía nuclear es que, por lo general, el primer paso consiste en diseñar el reactor sobre el papel y el siguiente en construirlo», explica White. Kairos está intentando un camino diferente, probando más componentes por el camino para ayudar a acelerar el desarrollo y evitar quedarse atascado en la fase final de la construcción.

Kairos también avanza en la construcción. En diciembre, la empresa recibió la aprobación de la NRC para construir Hermes, su primer reactor nuclear de pruebas. Hermes producirá unos 35 megavatios de potencia térmica (los reactores comerciales actuales suelen producir unos 1.000 megavatios de electricidad). Su finalización está prevista para 2026.

Otras empresas también están utilizando sales fundidas o combustible TRISO en sus diseños nucleares avanzados. X-energy, con sede en Maryland, está desarrollando un reactor refrigerado por gas que utiliza combustible TRISO, y TerraPower y GE Hitachi Nuclear Energy están desarrollando un reactor refrigerado por sodio que utiliza sales fundidas para almacenar energía.

Aún queda un largo camino por recorrer antes de que el diseño de Kairos y otros reactores avanzados puedan llegar a la red. La empresa tiene previsto construir al menos otros dos sistemas de refrigeración de prueba a gran escala antes de juntar las piezas para Hermes, afirma Blandford.

La empresa también tendrá que obtener una licencia de explotación para su reactor de demostración Hermes, el segundo de los dos principales pasos reglamentarios que tendrá que dar ante la NRC. Después vendrá Hermes 2, que incluirá dos reactores similares en escala y diseño al primer reactor Hermes, además de un sistema para transformar el calor generado en electricidad. Por último, la empresa pasará a reactores de mayor tamaño y escala comercial.

Comentario de AgendAR:

La refrigeración de una central nuclear de combustibles TRISO mediante sales líquidas tiene dos ventajas enormes: los TRISO generan y se bancan temperaturas que derretirían los elementos combustibles convencionales de los reactores enfriados a agua. Estos son armazones metálicas huecas llenas de pastillas cerámicas de uranio. La otra ventaja potencialmente enorme de las sales líquidas es la capacidad de transporte térmico, mucho mayor que la del agua liviana o pesada, sin importar a qué presión.

Las sales líquidas pueden arrastrar cantidades enormes de calor hasta los generadores de vapor, donde ese calor transforma agua líquida en vapor para mover turbinas. Desde los generadores de vapor en adelante, el resto de la central es perfectamente convencional.

La cadena térmica del reactor propuesto por Kairos se integra así: el combustible TRISO en reacción nuclear es el punto caliente. Lo refrigera un circuito primario cerrado de sal líquida que, no obstante su temperatura, puede estar a presión ambiente. En la cadena de transporte de calor sigue otro circuito cerrado, presurizado e independiente, éste de agua y vapor, según se consideren los caños que van al generador de vapor, o los que vuelven del mismo. En tercer lugar está la turbina, con algún sistema de enfriamiento para condensar el vapor que sale de la turbina y hacer volver como agua hasta en generador de vapor. Este condensados es el punto frío del sistema.

La turbina obviamente mueve un grupo electrógeno que suministra el producto final de esta compleja cadena térmica: electricidad de red.

Las ventajas de un sistema así sobre las centrales actuales refrigeradas a agua son teóricas pero evidentes: máquinas más calientes, con una mayor diferencia de temperatura entre el punto caliente y el frío, serán sí o sí de mayor eficiencia térmica. No de otro modo, si se aumenta la altura desde la que cae un chorro de agua, ésta gana en energía cinética.

Por ejemplo, nuestras centrales a agua pesada, las dos Atuchas y Embalse, calientan el refrigerante presurizado a «apenas» unos 320 grados Celsius y tienen una eficiencia térmica de aproximadamente el 33%. Embalse genera casi 2000 megavatios térmicos y los transforma en sólo 656 megavatios eléctricos. Casi 1300 megavatios térmicos se disipan como calor. Parecerá un sistema ineficiente, pero Embalse, siendo apenas de potencia media, ilumina a 2 de los 4 millones de cordobeses sin desmayos desde 1984, se retubó entre 2014 y 2018, y probablemente siga en funciones hasta 2040.

Y no, no contamina el lago adyacente con tritio, ni las tarariras locales tienen tres ojos.

Sin embargo, una central nuclear de sales líquidas tiene el refrigerante entre los 600 y 800 grados Celsius, lo que en términos hidráulicos es como elevar el punto de caída del agua para aumentar la potencia de una turbina. Eso le podría dar a una central como la de Kairos cerca del 60% de eficiencia, y acaso más. Es una ventaja enorme o insignificante, según se hagan las cuentas, porque no trae aparejadas mayor seguridad operativa, o electricidad más barata, en absoluto. Las cuentas para llegar a cifras máximas en ambos ítems son bastante más complejas, en términos políticos, organizativos e industriales.

Las desventajas de un reactor TRISO refrigerado a sales, en contrapartida, son MUY evidentes. Los halógenos, ese grupo de la tabla química que forma las sales, son terriblemente corrosivos. El primer reactor experimental de este tipo fue estadounidense. En lugar de microesferas TRISO de uranio enriquecido blindado en cerámicas ultraduras, usaba sales de uranio enriquecido directamente disueltas sales de flúor, de modo que el combustible mismo era líquido y circulante. Funcionó desde 1954 en el Oak Ridge National Lab, como parte de un programa de Pratt & Witney, fabricante de turbinas aeronáuticas, de llegar a un bombardero de propulsión nuclear y alcance teóricamente global, capaz de dar la vuelta al mundo expulsando por sus toberas sólo vapor de agua.

Entre el peso del reactor y sus blindajes de plomo para no cocinar a los pilotos con neutrones y rayos gamma, el aparato tenía una masa más común en barcos que en aeronaves. No habría podido despegar sin turbinas auxiliares de querosene aeronáutico.

Si los soviéticos lo hubieran visto volar alguna vez sobre sus aterradas cabezas, tendrían que haber elegido a cara o ceca si era más peligroso dejar que el aparato los bombardeara, o derribarlo antes y quedarse con el desastre ambiental de un reactor nuclear caído del cielo. Que además habría regado la tierra con su mezcla de sales corrosivas, uranio enriquecido y productos de fisión.

La planta de demostración terrestre de ese reactor duró 9 días en funcionamiento, con el refrigerante a unos impresionantes 860 grados Celsius. Se repitió con variaciones técnicas en otros laboratorios nacionales nucleares, como el de Idaho. Finalmente todo el programa se consideró militarmente un fiasco por complicado y se canceló. Esto probablemente salvó a los EEUU de correr un destino similar al de los soviéticos en caso de que se les cayera un prototipo en territorio propio.

El bombardero nuclear era un accidente a espera de suceder, y uno se pregunta cómo demonios la National Regulatory Commission le concedió siquiera el derecho teórico de rodar por pista. Cosas del «vale todo» regulatorio de la Primera Guerra Fría, y hoy mejor no preguntes. Al decomisionar el reactor aeronáutico, la gente de Oak Ridge vió que su recipiente y caños de Inconel 600 estaban muy corroídos fracturados por los daños sumados de la temperatura y la radiación. Ups.

El segundo reactor experimental de sales líquidas de Oak Ridge tuvo la originalidad extrema de usar torio en lugar de uranio enriquecido como combustible, que también era líquido. Era una solución salina de torio, no se trataba de pequeñas partículas sólidas en suspensión, como las partículas TRISO del reactor que ahora propone Kairos.

Este nuevo pendorcho de Oak Ridge tenía 7,65 MW de potencia térmica. Entró en criticidad en 1965 y funcionó durante 4 años sin grandes problemas aparentes. El refrigerante de su circuito secundario era el FlIBE mencionado por el artículo principal, es decir un mix de fluoruros de litio y berilio, cosas corrosivas si las hay en este mundo. El presidente Richard Nixon, que era un zorro político pero tenía la visión tecnológica de un almacenero y el progresismo de un pollo, canceló el programa. Oak Ridge trató de salvarlo con un argumento contundente: el torio, como combustible nuclear, es 4 veces más abundante que el uranio en la corteza terrestre y no hay que enriquecerlo.

Pero a «Tricky Dicky» Nixon no le entraban ese tipo de balas.

El material preponderante para el combustible y los refrigerantes de esta planta experimental fue otra superaleación, el hastelloy N. Al decomisarla, aparecieron daños estructurales importantes en bombas y cañerías por radiación y corrosión.

Lo que sí le interesaba a Nixon, en términos nucleoeléctricos, era todo reactor que pudiera fungir de unidad de propulsión de portaaviones y de submarinos. Y en ese sentido los PWR, o centrales civiles de uranio enriquecido, un diseño original de Westinghouse que no ha cambiado mucho en 70 años, permiten mucha potencia electromotriz en poco espacio. No por nada su primera aplicación fue la planta motriz del submarino Nautilus, el primer nuclear de la historia. De las 425 centrales nucleoeléctricas terrestres de hoy, 307 descienden de la de este submarino.

De yapa, enriqueciendo el combustible a grados altísimos, 90% o más, todos los submarinos de la US Navy pueden funcionar tres décadas o más sin recambios de combustible. Un submarino nuclear yanqui, ya sea de caza o lanzador de misiles balísticos, tiene potencia eléctrica de sobra en su o sus PWRs para fabricar a bordo el oxígeno y el agua desalinizada que requiere la tripulación. Su único límite real a la inmersión prolongada es la cantidad de comida a bordo, y la resistencia psicológica ante el encierro prolongado de los submarinistas.

Obviamente, el que la planta activada a sales de torio fuera una mejor idea para generar electricidad en tierra para usuarios civiles que los PWR a Nixon le interesó tres cominos. Canceló el programa, con la misma sangre fría con la que canceló las misiones Apolo de la NASA, tras ganarle la carrera hacia la Luna a la URSS.

Además, Westinghouse estaba vendiendo centrales descendientes de la del Nautilus y sus licencias de fabricación a medio mundo: ¿para qué crearles competencia tecnológica? Faltaba mucho para llegar a una oferta comercial, de todos modos: el problema de corrosión química y por irradiación de los materiales de esta segunda unidad a sales de torio en Oak Ridge seguía en pie. Cuando el programa se canceló en 1969, habría sido cuestión de meterle pata en ciencia de materiales: los avances tecnológicos no suceden solos.

Para entender lo de sales de flúor fundidas, hay que preguntarse: ¿cuáles sales? Hay cantidad de fluoruros metálicos posibles. Si hablamos de las usadas en el combustible, la originalidad es que éste sea todo líquido y no sólido. El de las centrales enfriadas a agua, no importa si liviana o pesada, no importa si presurizada o no, tiene forma de pastillas de uranio, y más frecuentemente, de barras de zircaloy llenas de pastillas de cerámicas de uranio.

En el terreno de las sales líquidas, puede haber reactores de combustible circulante y de combustible estático. En los últimos, el combustible no sale de un recipiente donde se acumula, alcanza masa crítica y hace reacción nuclear. Pero hubo reactores con inspiración parecida en que los combustibles son sólidos convencionales, y las únicas sales de flúor son las que se usan como líquidos refrigerantes.

A la vista de ello, la idea de un combustible líquido de sales con partículas TRISO sólidas en suspensión tiene su originalidad. Vamos Kairos, todavía.

La cuestión es que todas éstas, más que novedades de tecnología-ficción, son ideas discontinuadas de los años ´50 y ´60, y fueron testeadas en un considerable puñado de países, no sólo por los EEUU, y dejadas de lado por problemas de corrosión de recipientes, bombas y caños. El flúor, el elemento más reactivo de la lista de los halógenos, no perdona metales y su benevolencia hacia las superaleaciones con bases de níquel, de acero o de zirconio que generó la industria atómica, es escasa.

El hecho de que ahora se vuelva a la carga con estos viejos conceptos hace creer que existen nuevas superaleaciones metálicas, o materiales cerámicos o vítreos capaces de reemplazar a los metálicos, esos que acompañan a la energía nuclear desde los años ’50. Sobre esto, silencio de radio.

Quien se crea que los autodenominados americanos van a la vanguardia del desarrollo nucleoeléctrico, se quedó en los ’60. Por algo hace ya más de 40 años que este país no se vende una central nuclear ni a sí mismo. Es decir, lo hizo dos veces, con las centrales Vogtle 2 y 3 de Georgia, que se atrasaron más de 15 años en la terminación y triplicaron costos. Es que en 40 años de rascarse el higo y cantar mantras antinucleares, los EEUU perdieron toda su industria de montaje de centrales atómicas.

Esas plantas de Vogtle, las célebres AP-1000, eran excelentes en diseño. Pero a fuerza de rehacer dos o tres veces cada soldadura por falta de buenos recursos humanos en obra, las AP-1000 fundieron a la Westinghouse en 2017. Lo cual es propiamente como hundir al Titanic, que era inhundible «por diseño».

China, aprovechando el naufragio, compró el diseño AP-1000 bajo licencia, hizo 4 plantas al toque: 2 en la provincia de Zheijang y 2 en la de Shandong, empleó entre 6 y 5 años en ello. Por ahora, funcionan al pelo. Hizo además un rediseño nacional del AP-1000, aparentemente con menores exigencias de mantenimiento, que patentó para exportación, la CAP-1000, de la cual sacó a su vez dos modelos de 1400 y 1800 megavatios eléctricos. Pero como en el Imperio del Medio inventaron el acero, la pólvora y los fideos, y odian las patentes extranjeras y los posibles juicios, el Partido Comunista Chino decidió exportar una cosa distinta al CAP-1000, la Hualong-1, que es más bien un nieto lejano y potenciado de las exitosas plantas francesas de 900 MW de EDF.

Pero están absolutamente tentados centrales de muy alta eficiencia térmica y en lo posible sin uranio. Tienen el mayor programa nucleoeléctrico del mundo, pero la geología china es avara en uranio. Por el contrario, es muy rica en torio.

En 2021 se terminó el reactor experimental con sales de uranio enriquecido al 20% del SINAP, o Shanghai Institute for Nuclear Applied Physics, una dependencia del equivalente chino de nuestro CONICET, la Chinese Academy of Sciences. Es de apenas 2 MW y su combustible es fluoruro de uranio enriquecido al 20%, el valor límite para poder venderse a otros países sin chirridos del Organismo Internacional de Energía Atómica. Obviamente, no piensan vender un prototipo. Ésta es una planta de doble utilidad: además de poder (en teoría) sacar un rédito eléctrico de su potencia térmica, como fuente de neutrones de alta velocidad, irradia caños envolventes de FLIBE líquido circulante.

Hay sales de flúor en el combustible, que es uranio enriquecido al 20%, y otras de torio en el refrigerante. El torio, que en sí no es físil, atrapa neutrones de la fisión del uranio, y se transforma por transmutación en uranio 233. Y éste último es un combustible nuclear sintético, equivalente o incluso mejor que el uranio enriquecido de las centrales refrigeradas a agua.

El SINAP esperaba completar este prototipo en 2024, pero tuvo problemas típicamente chinos: exceso de ingenieros, técnicos y obreros expertos, y cero descanso. Así las cosas, se completó en 2021, con tres años de antelación, está licenciado por la autoridad regulatoria y funcionando dizque sin problemas en el Desierto de Gobi, provincia de Gansu. Si no muestra corrosión irremediable o precoz de materiales, en 2030 la milonga seguirá con una planta comercial de 373 megavatios térmicos, cuya capacidad eléctrica instalada probablemente ande bien arriba de los 200 megavatios. Lo interesante de este segundo reactor es que en teoría debe producir más combustible, al menos para otras centrales, del que quema. Es decir: va a ser un «breeder», o «reactor reproductor rápido».

No se deje confundir por el nombre «breeder». No se trata de un whisky argentino que tomábamos en los ’80 aquellos que no nos daba la tarjeta para un escocés, pero nos considerábamos demasiado finolis para el Smuggler. Estos breeders son el sueño húmedo de la industria nuclear desde los ’50, pero nadie, fuera de Rusia, ha sido lo suficientemente obstinado como para superar la frustración de décadas de fracasos y llegar a una planta comercial decente y sin aparentes problemas de corrosión.

El BN 800 de Bieloyarsk, provincia de Sverdlovsk, en línea desde 2020 y por ahora libre de la corrosión de cañerías y de los incendios que plagaron a sus múltiples antecesores en la URSS, en Rusia y en todo el mundo, es una unidad de demostración de un reactor comercial futuro de 1200 MW eléctricos. El combustible del BN-800 y el del futuro BN-1200 es sólido, hecho de cerámicas de óxidos mixtos de uranio y plutonio. El refrigerante es sodio líquido a presión atmosférica normal.

Este desarrollo no tiene nada que ver con los reactores de combustibles líquidos de Kairos. A su modo, es mucho más convencional. Rosatom dice que con esta tecnología la cantidad de megavatios hora que el país le puede sacar a sus considerables reservas de uranio se multiplican por diez. Lógico, si el reactor genera combustible para otros 9 reactores de su misma potencia.

Ojo, los rusos no redescubrieron la pólvora o la rueda. Pero son unos tremendos ingenieros y tienen una capacidad inmedible de no dejarse derrotar por casi nada. Los breeders de americanos, europeos y japoneses se discontinuaron a fuerza de 40 años de frustración. El sodio no sólo se come los caños y las bombas, se incendia espontáneamente al contacto con el oxígeno atmosférico. Y a los rusos la frustración les encanta y los hace ser aún más rusos.

Todo indica que los autodenominados americanos ya están perdiendo esta carrera contra Rusia y China, porque en comparación, no arrimaron a línea de largada de los reactores de la próxima generación, y sus plantas en funcionamiento son aceptables… pero convencionales de solemnidad, y promedian el medio siglo de edad. Y debido a la idiotez de dejar que quebraran todas sus empresas de construcción y montaje nuclear, cuando en la Patria de los Libres y Hogar de los Valientes tienen alguna idea excelente, en territorio propio la cagan. Y para ejemplo, el AP-1000. Una maravilla de planta, hasta hace poco la única central del mundo de gran potencia y con refrigeración mayormente convectiva, es decir libre de bombeo. Cuando los yanquis licencian sus ideas a algún país menos anormal, y China en más de un sentido lo es, las cosas se construyen en tiempo y forma, y se ve que algunas inspiraciones eran buenas en serio.

En cuanto a que los reactores de combustibles o refrigerantes con sales fundidas de flúor sean «la nueva esperanza de la energía nuclear», es un verso perfecto. Los autodenominados americanos suelen omitir, al pensar en sí mismos, que en el continente hay 34 otros países que también podrían autodenominarse americanos, pero tienen la cortesía de no hacerlo. Se piensan tan el ombligo del mundo que creen en serio que la industria nuclear es cara (sin duda, en EEUU lo es), pero que tienen «el futuro» de la misma (somos unos cuantos en ese club), y que está en ellos lograr que baje la inversión inicial (afirmación que podría levantar risotadas en Beijing y en Moscú).

Con el mismo egocentrismo, este badulaque de Kairos cree que este futuro que tiene agarrado por las pestañas es muy distinto de las centrales nucleoeléctricas actuales que funcionan en el reino de este mundo. A saber, son 307 PWRs refrigeradas a agua presurizada, 60 BWRs refrigeradas a agua sin presurización, 11 refrigeradas a agua y moderadas con grafito (las hermanitas rusas de Chernobyl 4), y 47 PHWRs, de uranio natural, moderadas y refrigeradas con agua pesada. De las cuales somos los orgullosos dueños de 3, las dos Atuchas sobre el Paraná de las Palmas, y Embalse en Córdoba.

Por ahora, si hay que apostar a algún caballo, el más interesante por trayectoria y antecedentes es el ruso. La industria nucleoeléctrica, no importa si en Oriente o en Occidente (como suele autodenominarse la OTAN), no es muy amiga de las revoluciones tecnológicas y prefiere, por motivos de seguridad radiológica y económica, las evoluciones incrementales o iterativas de lo que ya existe. Que ya de suyo no son nada fáciles.

Y sobre eso vuelvo en unos párrafos.

La Argentina domina muy a fondo la tecnología PHWR. Casi mejor que los canadienses, que la inventaron y luego se olvidaron 20 años de ella, y ahora la están redescubriendo. Si a la CNEA y a NA-SA les dieran el presupuesto necesario, te hacen una central parecida a la cordobesa Embalse, con tubos de presión, pero de 700 megavatios eléctricos y con varios rasgos innovadores, en 7 u 8 años. Y la siguiente te la hacen en 5 años, y más barata. Y así, siguiendo. Estas serían centrales CANDU argentinas.

En los ’60, el ingeniero Celso Papadópulos la llamaba «la Azul y Blanca». Décadas después, el ingeniero José Luis Antúnez, el hombre que terminó Atucha 2 y que dejó de dirigir NA-SA hace un mes y medio, la llamaba «Proyecto Nacional». Esa central tiene una ventaja considerable sobre cualquier teoría y sobre cualquier prototipo. Es comercial y existe desde 1984.

Existe desde aquel año porque Embalse se empezó a construir en 1974 con Canadá, pero siguió y se terminó en 1984 sin Canadá. Fue un tremendo despiole técnico inevitable: ese país, presionado por los EEUU, boicoteó la obra de todos los modos posibles y hasta inventó algunos nuevos. Hubo que romperles el contrato en la facha y arreglárselas sin ellos como mejor se pudo, fabricando casi todos los componentes no entregados aquí, y lidiando solos con el montaje, terminación, testeo y puesta en marcha. Sobre esa historia se podrían escribir libros.

Una Azul y Blanca, o Proyecto Nacional, o Mate Verde, si quiere ponerle algún otro nombre patriótico o folklórico, podría compartir sus componentes fundamentales con 47 plantas similares desparramadas sobre 7 países. A los 3 más importantes ya les estamos vendiendo repuestos, componentes y partes. Son China, la India y Canadá. Próximamente, tocamos madera, vendrán Corea. Y Rumania, quizás. Lo que nos dejó el boicot de componentes y know-how de Canadá es investigación y desarrollos propios, y una pequeña pero eficiente industria local de proveedores. El representante más visible es la empresa mixta CONUAR, fabricante de elementos combustibles y «piping» nuclear de muy diversos usos e índoles.

Las centrales de uranio natural como Embalse tienen una ventaja decisiva para un país en nuestra situación geopolítica de alto endeudamiento y mucha pérdida de soberanía. Uranio natural significa con mucho proceso químico y metalúrgico, pero sin enriquecimiento, en el mismo estado isotópico con que salió de la tierra. Esto es un 99,3% de uranio 238, no físil, y apenas un 0,7% de uranio 235, el físil. En nuestra plantita experimental de Pilcaniyeu, Río Negro, no producimos uranio enriquecido como para sostener ni una sola planta nucleoeléctrica de potencia mediana. Pero además los gobiernos liberales viven cerrando «Pilca» a pedido de La Embajada y La Embajadita (la británica).

Si nos diera por las centrales PWR o BWR de enriquecido, en cuanto nos atrasemos con algún pago de nuestra deuda impagable, o peor aún, la auditemos y decidamos que tal o cual parte de la misma es ilegítima, los acreedores nos cortan la importación de combustibles. Son, con un par de excepciones, los mismos países que exportan enriquecido, oh casualidad. Agotado nuestro stock de enriquecido, nos dejan una central gigante de más de 1000 MW parada, y una región entera en apagón por décadas.

¿Uranio enriquecido? Para nosotros no es negocio.

Los motivos para haber elegido uranio natural siguen tan vigentes como en 1967, y en realidad mucho más porque en aquel momento no éramos deudores paradigmáticos. Si eso ofende a alguien con nuestras centrales de natural y agua pesada, «con su pan se lo coma», como decía Sancho Panza.

Las plantas PHWR forman el 11% de la flota mundial, pero hoy, con la India construyendo 16 centrales nuevas y el resto del mundo CANDU «retubando» y repotenciando las que tiene, es la tajada de mayor expansión en la torta nucleoeléctrica comercial. Esto sucede por razones simples: son un 50% más baratas que las plantas de uranio enriquecido para iguales potencias. Te ponen a salvo de un boicot de uranio enriquecido, como el que sufrió Argentina en 1981 por exportar dos reactores a Perú. Recambian combustible «online», sin necesidad de detenerlas, lo que les da un factor de disponibilidad regularmente mayor del 90%. Y también porque son las únicas del mundo nucleoeléctrico que en 63 años de despliegue jamás tuvieron un accidente de fusión del núcleo.

Este tipo de accidente jamás ha sucedido en una CANDU porque ya desde 1962, fecha de entrada en línea de la primerísima de esa progenie en Canadá, tenían un inventario de refrigerantes líquidos habituales y de emergencia descomunal, absurdo para su potencia térmica, mucho mayor que cualquier central de enriquecido. Una recalentada de núcleo en una CANDU sería como un incendio en el sótano inundado de un edificio inundado de una ciudad inundada. Imposible, no es. Pero sí muy improbable.

Eso, a diferencia del «meltdown» de Three Mile Island, una PWR yanqui en 1979, del combo feroz de meltdown, incendio y explosión de vapor de la unidad Chernobyl 4 en la URSS en 1986, una indescriptible atrocidad ingenieril de enriquecido moderada con grafito, y de los 3 derretimientos de las unidades 1,2 y 3 de Fukushima, amén del incendio de combustibles gastados de la unidad 4. En 70 años de ingeniería nucleoeléctrica, todo lo que se podía derretir, ya lo hizo. Lo que no, es CANDU. Punto.

La otra causa por las CANDU no pueden recalentar núcleo es porque éste se puede refrigerar por convección, es decir circulación natural, inevitable por leyes de la física. Es decir no dependiente de bombeo. Es decir, no dependiente de suministro de electricidad de red, y tampoco de electricidad de generadores de back-up. Y la causa de que las CANDU sean baratas es doble: están todas hechas de los mismos caños de las mismas superaleaciones, sin recipiente de presión. Y la otra es que por eso mismo, se produjeron en serie.

Es una lástima que los canadienses no vendieran su mejor producto tecnológico como modular, que lo es, o de seguridad inherente, que también lo es. Excelentes ingenieros, pero unos terribles giles a la hora del márketing.

En lo que se refiere a combustible enriquecido, tenemos un prototipo de 32 megavatios en construcción, el CAREM, que además de tener seguridad inherente y refrigeración convectiva, trataría de ser una maquinita modular, capaz de llegar a una potencia comercialmente interesante (150 a 600 MWe) sumando módulos independientes, con una o dos turbinas compartidas. Venimos remando con este proyecto desde 1984, la construcción empezó recién en 2007, en el predio de las Atuchas, y probablemente si estuviera funcionando sería un «showroom» para ventas internacionales mostrable a todo el planeta, muy a diferencia del Hermes de Kairos. Sería un showroom mundial si Alfonsín, Menem 1.0 y 2.0, De la Rúa, Duhalde y Macri no hubieran parado el proyecto, cada cual a su modo.

Al CAREM hay que terminarlo y ponerlo a prueba en la dura realidad materia,l antes de darlo por bueno y vendible. Pero existir, existe, es una obra material, se lo puede tocar y visitar por dentro. No es una maqueta. No es una idea.

Dicho sea entre nosotros, si el CAREM tiene sentido es porque el mundo, empujado más por el márketing que por la ingeniería o por la historia, parece ir en dirección a los reactores chicos y compactos, los llamados Small Modular Reactors, o SMRs. Hemos tenido la idea del primero, y tantos palos en la rueda que entre 1984 y 2007 ni siquiera cavamos los cimientos. Hoy hay más de 100 proyectos SMR en el mundo. Pero en la práctica, fuera del chino mencionado y de nuestro CAREM, en el mundo no hay ningún otro en funcionamiento, o al menos en construcción.

Desde que se botó el Nautilus, hay PWRs chicos en cada submarino y nave de superficie nuclear, pero son mayormente refrigerados con bombeo. Y algunos de estos PWRs se suben a barcos como el Akademik Lomonosov ruso, capaz de generar electricidad para una ciudad o una explotación minera amarrado a muelle. Pero ni son compactos, ni modulares, ni tienen refrigeración convectiva y seguridad inherente. Son tan PWRs como Ud. zulú.

Historia cascoteada, la del CAREM. En 1988, Turquía trató de asociarse a INVAP para construir 2 prototipos de 25 MWe cada uno del CAREM, uno en tierra propia y otro en Argentina. Pero Menem destruyó el negocio a pedido de no sé cuál embajada. Para orientar al lector: la de un país que dice estar a la vanguardia de la tecnología nucleoeléctrica, pero no tiene una sola central nuclear pequeña y modular en construcción, aunque sí cantidad de proyectos formidables que no pasan de planos, folletos, circo marketinero y memorandos de entendimiento, es decir reactores de papel. Y quiebras comerciales.

En cuanto a atreverse con un prototipo de 32 MWe, para la Argentina viene siendo toda una aventura. Pese a que sólo estamos hablando de un PWR compacto, con refrigeración puramente convectiva, libre de bombeo, y cuyos componentes mayores y más pesados deberían poder fabricarse en serie y viajar hacia su destino y montaje por ruta en una chata multirrueda, o en barcos, o en vagones de tren. Es algo que pintaba muy futurista en 1984 pero ya no lo es.

Si tras tantos palos seguimos emperrados en llevar el proyecto a término, es porque a pura fuerza de catástrofe climática la energía nuclear resurge con todo en todo el mundo. El recalentamiento del planeta está ya asociado directa e indirectamente al 10% de las causas de muerte humanas, es decir a unos 400.000 decesos por año por desnutrición, sequía, inundación, paludismo, cólera, dengue, fiebre amarilla, diarreas, migraciones y golpes de calor. Y ni menciono las guerras por agua.

Es horrible decirlo, pero la esperanza de la energía nuclear es ésa: es la que produce más megavatios hora y menos emisiones de carbono, y decididamente, desplegada a escala, es más barata que todas las alternativas e intermitentes, salvo la solar. A la que le gana porque por mucho que descienda el valor de las células fotovoltaicas, el sol da poca potencia en los crepúsculos y no brilla de noche y los parques solares duran 20 años y hay que tirarlos. Las centrales nucleares duran 60, y máxime las CANDU, que se pueden rehacer a nuevo cada 30 años a muy bajo costo, y trabajan 24×7 al 100% de potencia unos 330 días/año. Los 35 restantes, son de mantenimiento.

Por ahora, compatriotas, la nuclear pinta como el salvavidas. El resto, es clases de natación. Poco prácticas, en medio del naufragio.

En AgendAR gusta el CAREM ante todo porque existe, y de yapa porque es argentino, y en última instancia porque Brasil tiene una modesta capacidad de enriquecimiento que ya hemos aprovechado, y es un país más que amigo. Lo perfecto sería que el CAREM fuera un proyecto binacional, y que se volviera la centralita nuclear estándar de todo el Mercosur. Y que nos echen los perros, después, a ver si nos alcanzan.

Obras son amores. El CAREM ya existe, y los EEUU por ahora sólo muestran proyectos que venden como la esperanza del mundo, si logran salir del papel y alguna vez muestran fierros en lugar de humo. Hace unos meses se fundió por sobrecostos NuScale, una copia muy decente e incluso mejorada del CAREM «pedida por diez países», según su nave capitana, la contratista de ingeniería Flúor. ¿Prototipo? Nunca llegaron ni a cavar los cimientos.

Y en materia de sales líquidas, los EEUU muestran proyectos con los que primerearon al mundo y luego cerraron, exactamente el año en que desembarcaron en la Luna, al parecer para nada. Proyectos que los chinos ya construyeron y están testeando, como se ve en el caso del experimental del SINAP, provincia de Gansu, para quien quiera algún motivo para visitar el desierto de Gobi.

Nosotros estamos en eso, en un reactor compacto y con seguridad inherente en obra al lado de Atucha 1 y 2. Es mucho más convencional que la presunta «esperanza» nuclear a sales líquidas. Esto, ante los ojos poco piadosos de la industria -no así del funcionariado, en general más delirante- es un elogio, no una crítica.

CANDUs criollos, como Embalse, deberíamos tener diez, no uno. Y el CAREM se terminaría en 2027, si no pinta un nuevo buey corneta que, en un nuevo acto de sumisión, deje al proyecto sin un mango.

Como tantas, tantas veces sucedió antes.

Daniel E. Arias