En el marco del desarrollo de la misión SABIA-Mar (Satélite de Aplicaciones Basadas en la Información Ambiental del Mar), profesionales de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y de la empresa INVAP, principal contratista del proyecto, realizaron un ensayo sobre los módulos electro-ópticos de uno de los principales instrumentos que llevará a bordo el satélite en el espacio, la cámara NIR-SWIR, con el objetivo de realizar una caracterización y, posteriormente, calibrar los componentes.
Los ensayos se llevaron a cabo sobre uno de los módulos electrónicos EOM (siglas en inglés de Electro-Optical Module) de la cámara NIR-SWIR de SABIA-Mar. Esta cámara está compuesta por tres EOMs que le permiten lograr un ángulo de visión de 91 grados, que al proyectarse sobre la superficie de la tierra abarcan un ancho de barrido de 1.495 km.
Esta cámara, en conjunto con la VIS-NIR, son sensibles a los rangos de luz visible, infrarrojo cercano y de onda corta, y servirán para medir el color del mar (o radiancia emergente de la superficie del mar), que se relaciona con la composición del agua bajo parámetros que incluyen, por ejemplo, la concentración de la Clorofila-a, el pigmento más abundante que poseen las algas en el océano. Esta variable se relaciona con el contenido del fitoplancton, el primer eslabón de la cadena alimentaria del mar, por lo que es un indicador directo de la presencia y distribución de los peces.
El ensayo se realizó sobre los módulos electro-ópticos de uno de los principales instrumentos que llevará a bordo el satélite en el espacio, la cámara NIR-SWIR.
“Estos ensayos realizados sobre el EOM de la cámara NIR-SWIR son de gran importancia para la misión SABIA-MAr, ya que permiten caracterizar su comportamiento en las condiciones controladas del laboratorio, lo cual ayuda a comprender cómo se va a comportar el instrumento una vez que se encuentre en el espacio. También ayuda a identificar y corregir problemas en tierra, que luego cuando el satélite se encuentre en órbita serían mucho más difíciles de corregir”, dijo Leandro Rocco, profesional de la Gerencia de Proyectos Satelitales de la CONAE.
Buenos resultados
Las pruebas se realizaron en Laboratorio de Óptica de INVAP, en Bariloche, provincia de Río Negro, del 18 al 22 de septiembre, junto a profesionales de esa empresa y de tres gerencias de la CONAE: Leandro Rocco, Patricio Fluxa y Mariano Amarfil, de la Gerencia de Proyectos Satelitales; Martin Labanda, de la Gerencia de Observación de la Tierra; y Sebastián Heredia, de la Gerencia de Vinculación Tecnológica.
«Los trabajos involucraron la evaluación del desempeño de un EOM integrado, compuesto por los filtros, las lentes, el sensor de imagen y su electrónica de proximidad, que permite controlar al sensor y adquirir los datos que luego son almacenados y procesados para extraer información útil para caracterizar y calibrar el instrumento», explicó Heredia.
«Para ello, utilizamos el espectroradiómetro de la CONAE, que sirve como instrumento de transferencia con trazabilidad a estándares internacionales, y una esfera integradora calibrada, también de la CONAE, la cual permite caracterizar el comportamiento del sensor ante diferentes condiciones de luz similares a la que tendrá el instrumento cuando se encuentre a bordo del satélite en órbita», agregó. También se empleó un monocromador de INVAP, cuya función es emitir un haz de luz a una longitud de onda específica y configurable, para evaluar la respuesta del sensor ante estas excitaciones en todo el rango espectral en el cual el instrumento es sensible.
Las pruebas se realizaron en Laboratorio de Óptica de INVAP, en Bariloche, provincia de Río Negro.«Fue una campaña exitosa y fructífera, ya que logramos cumplir con los objetivos que se habían planteado», afirmó Heredia, y destacó la “excelente predisposición de los profesionales de INVAP como de CONAE y el ambiente de trabajo para llevar a cabo los ensayos con éxito».
Una valiosa misión satelital
El proyecto SABIA-Mar es una misión binacional fruto de la cooperación entre la Argentina y Brasil, que permitirá desarrollar dos satélites: el SABIA-Mar A (realizado por la Argentina) y el SABIA-Mar B (realizado por la Brasil). Se enfocará principalmente en la generación de información satelital relacionada con los mares y océanos, y especialmente en las regiones costeras de la Argentina y Sudamérica. Brindará información valiosa para los ámbitos científico, productivo y de toma de decisiones, y formará parte de la iniciativa Pampa Azul del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación.
La misión cuenta con el aporte de distintas empresas e instituciones del sistema científico tecnológico argentino, como INVAP, contratista principal para el desarrollo del satélite, VENG, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), el Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR), SUR Space, Ascentio e IMER.
La misión avanza en su fase constructiva tras superar, en abril de 2023, la Revisión Crítica de Diseño, que constituye uno de los hitos más relevantes del proyecto. Por este motivo ya se está avanzado en la construcción de los instrumentos y de la plataforma de servicios, que es la estructura del satélite. Durante agosto de 2023 se realizaron con éxito ensayos sobre las estructuras de los paneles solares, lo cual implica un avance muy importante para la construcción del satélite.
El Parque Eólico San Luis Norte, proyecto conjunto de ArcelorMittal Acindar y PCR, fue habilitado por CAMMESA para comenzar a comercializar energía limpia dentro del Sistema Interconectado Nacional a aquellas industrias que se encuentren iniciando el proceso de transición energética para su descarbonización. En una primera etapa la habilitación abarca a ocho 8 aerogeneradores (con una potencia de 4,5 MW cada uno), de los 25 a instalar en el Parque..En su capacidad plena, el complejo tendrá una capacidad instalada de generación de 112,5 MW de energía eólica y otros 18MW de energía solar, con un potencial para abastecer de electricidad a alrededor de 110 mil viviendas por año, además de contribuir con una reducción de emisiones anual de 200 mil toneladas de carbono. La energía generada se destinará a abastecer las plantas industriales de ArcelorMittal Acindar en el país con el propósito de cubrir el 35% del suministro con energía renovable, cumpliendo así, su compromiso a nivel global con la sustentabilidad..“El comienzo de las operaciones representa un importante hito en la historia de ArcelorMittal Acindar. Somos pioneros en la industria siderúrgica argentina en abastecimiento de energías renovables, y los primeros dentro de ArcelorMittal a nivel global en implementar un proyecto de esta envergadura. Estamos orgullosos de ser impulsores junto a PCR de la generación renovable del país y protagonistas de la transición energética, brindando una solución para favorecer la descarbonización de las industrias y al mismo tiempo contribuir con el planeta a partir de la reducción de emisiones a la atmósfera”, afirmó Federico Amos, CEO de ArcelorMittal Acindar..«Para PCR es un enorme orgullo poner en marcha el primer parque eólico de la provincia de San Luis y asimismo que ArcelorMittal Acindar haya confiado en nosotros para asociarnos y ser los desarrolladores de este gran proyecto de generación renovable para toda la industria del país» señaló Martín Federico Brandi, CEO de PCR..El Parque Eólico y Solar San Luis Norte está ubicado en la localidad de Toro Negro del departamento de Belgrano, al norte de la provincia de San Luis y cuenta con una extensión de 1.500 hectáreas.
Un equipo de astrónomos ha hallado un «gran exceso de masa» bajo el mayor cráter de la Luna, la cuenca de Aitken, probablemente una reliquia del impacto de un antiguo asteroide, pero quizá algo mucho más extraño.
«Imagínese un montón de metal cinco veces más grande que la Isla Grande de Hawai y enterrarlo bajo tierra», dijo el autor principal Peter B. James de la Universidad Baylor en Waco, Texas, en un comunicado. «Esa es aproximadamente la masa inesperada que detectamos».
Metralla de asteroide
La extraña masa se extiende a «profundidades de más de 300 km [186 millas]», según el artículo de los investigadores, publicado en la revista Geophysical Research Letters a principios de este año.
Para encontrar la masa, los investigadores observaron los cambios en la fuerza de la gravedad alrededor de la Luna analizando los datos de la misión Gravity Recovery and Interior Laboratory (GRAIL) de la NASA.
Magma lunar
Las simulaciones por ordenador sugieren que el cráter podría haber sido creado por un asteroide con núcleo de hierro y níquel que se esparció por el manto superior de la Luna durante el impacto, mientras que el metal «pudo permanecer suspendido en el manto de la Luna hasta nuestros días, en lugar de hundirse hasta el núcleo lunar», explicó James.
Otra teoría que flota en el ambiente sobre a qué podría deberse la masa: la solidificación del océano de magma lunar, o el proceso en el que una superficie lunar antaño fundida se solidificó a lo largo de miles de millones de años formando óxidos densos.
No todas son rosas en la historia nuclear argentina, pero gracias a los físicos en materiales metalúrgicos de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) estamos con un pie adentro de la puerta del mayor nicho del mercado nucleoeléctrico del mundo: el de las centrales de uranio natural, agua pesada y tubos de presión. O dos pies: a la India ya le estamos vendiendo, a China ya empezamos, Corea nos tiene en su radar, Rumania también… ¡y agarrate, Canadá! Como dice, distribuyendo mérito, uno de los premiados, Pablo Vizcaíno: «Si no hubiéramos retubado con componentes 100% argentinos nuestra única central de este tipo, Embalse, no estaríamos vendiendo nada». Retubar Embalse terminó siendo una triple inversión: por una parte, se consiguió el equivalente de una central nueva por un tercio del costo, y en la mitad del tiempo de construcción de una nueva. Y no es pavada, porque ilumina aproximadamente a la mitad de los cordobeses. Por otra parte, se salvó de la dispersión al elenco de recursos humanos de casi 140 empresas nacionales que habían terminado Atucha II en 2014. La obra del retubamiento ocupó a más de 3000 personas altamente calificadas, muchas de ellas en obra, todas argentinas. Pero por otro lado, retubar Embalse con componentes propios nos volvió más raros que un perro verde. El mundillo nucleoeléctrico mundial se preguntó cómo diablos un país con una sola central CANDU puede rehacerla de pe a pa, mientras países con una industria nuclear poderosísima, que tienen 4 CANDU como Corea o 2 como China, necesitan importar fierros y cerebros. La participación extranjera en el retubamiento de la planta nuclear cordobesa se limitó a tres canadienses (Canadá inventó las CANDU en 1961). Los tipos pintaron sólo para certificar la calidad de nuestros laboratorios de calidad de componentes. En un rol más prominente, estuvo la empresa holandesa Mammoet, especializada en mover componentes de centenares de toneladas de peso dentro de espacios cerrados obstruídos de cables, caños y otras estructuras, sin romper nada. Es algo que aquí dejó escuela. Fuera de ello, ésta fue una obra de fierros, cerebros y manos argentinas.
Embalse se retubó porque los contratos estaban firmados desde 2010, y ningún mejor ministro de energía de la Shell se atreve a ligarse 100 y más juicios. Sin embargo, con Embalse ya volviendo al ruedo, el susodicho se vengó, e hizo despedir a los aproximadamente 200 ingenieros nucleares de Nucleoeléctrica Argentina SA que dirigieron la obra. Trascartón, eliminó de planes una central tipo CANDU mayormente argentina, que NA-SA llamaba «Proyecto Nacional» y tenía un 75% de financiamiento chino, y cerró la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) de Neuquén, la mayor del mundo, y dispersó a sus profesionales y técnicos. Sin agua pesada nuestras dos Atuchas y Embalse no funcionan. Ahora estamos importando, pero el cierre de la PIAP hizo disparar el precio internacional de U$ 300.000 la tonelada, al millón redondo la tonelada.
Lo último que quieren las petroleras es un programa nucleoeléctrico argentino exitoso, y lo último que quiere el State Department es que éste funcione a uranio natural. Es muy fácil tumbar un gobierno con apagones crónicos (ver el caso de Alfonsín), y bastante difícil apretar con un boicot de uranio enriquecido a un país que se ilumina con uranio natural, como el de las dos Atuchas o Embalse. A Alfonsín el antinuclearismo le costó caro. Haber terminado Atucha 2 en 1987, según planes originales, le habría ahorrado desastres eléctricos al AMBA, industriales al país, y políticos a su propio gobierno. Creo que pese a su sagacidad, el líder radical envejeció y murió sin caer en la cuenta de ello. Su partido puede morirse debido a lo mismo. Las centrales como Embalse son un nicho dentro del mercado nucleoeléctrico mundial: más o menos el 11% del total. Pero el nicho crece para afuera y para adentro. Para afuera, porque la India y Rumania están construyendo 15 y 2 máquinas nuevas, respectivamente 15. Para adentro, porque las CANDU y sus razonables imitaciones indias suman decenas en todo el mundo. Y este tipo de centrales cada treinta años hay que «retubarlas» para darles una segunda vida operativa, que entonces llega a los 60 años.
Y las centrales de este tipo están hechas básicamente de caños de aleaciones rarísimas de zirconio, la familia de los zircaloys, y de otras aleaciones igualmente extrañas con base de níquel y hierro, la familia de los inconel y los incoloy. Aquí CONUAR, sociedad mixta de la CNEA y del Grupo PECOM, es Gardel en este tipo de componentes. Pero de eso el mercado mundial se enteró recién cuando retubamos Embalse sin componentes importados. Mirá qué locos estos argentinos, ir tan a contrapelo de la globalización.Va siendo hora de que se enteren también los locos argentinos de lo que se logró con eso. Podemos hacer una CANDU 100% propia, lo que «in altri tempi», el Ing. Celso Papadópulos, de la CNEA, llamaba «la central Azul y Blanca». Legalmente, en realidad podemos hacer muchas de éstas, aunque no exportarlas, por restricciones contractuales impuestas por Canadá en 1974, cuando se firmó la adquisición. Pero aunque hacer una o muchas centrales propias puede ser espectacular y liberar el mercado eléctrico interno de su dependencia fósil, hay mucha más plata en esto de volverse la calle Warnes del ecosistema mundial CANDU. Y es que éste, -salvo por la India- quedó al garete y sin proveedor principal de componentes en 2011, con la quiebra de AECL, cortesía del ecologismo canadiense en alianza con los «tories», el Conservative Party.
Para los locos argentinos y el ecosistema CANDU no es cuestión de salud mental sino de contabilidad. Fabricamos componentes CANDU básicamente en pesos y eso requiere de un manejo de la estructura atómica superficial y profunda de estas aleaciones. La CNEA tardó 70 años en adquirirla. Importar estos caños de alta tecnología para nosotros fue siempre mucho más caro que fabricarlos aquí. Pero lo mismo le sucede al resto del ecosistema mundial CANDU, derramado desde los años ’60 sobre 7 países. Era cuestión de que se notara.
Por lo mismo, ya habiendo ya probado la calidad de lo que pusimos para rehacer Embalse, podemos venderle piezas similares a los 6 otros países CANDU, que suman 41 máquinas activas. Eso, sin contar casi 30 inactivas no decomisionadas que podrían volver al ruedo si retuban, y sin considerar la considerable flota india de IHPWRs, la versión local de la CANDU. Son buenas, y esa flota está creciendo en rampa. CONUAR le está vendiendo a la India 20 millones de dólares de caños de inconel 690 para generadores de vapor, y vamos por más. Ese país hace profesión de fe desde 1974 de sólo comprar «made in India», pero está construyendo 16 IHPWR nuevas de 700 MWe. Cumplir con ese plan probablemente supere su capacidad instalada de fabricación de componentes. Y no sólo de tubuladuras finas de inconel 690 para generadores de vapor. No es imposible que nos pidan otras cosas.
Canadá nos acaba de rebotar una oferta de tubos de presión y de calandria para retubar 4 de las grandes centrales del complejo nuclear de Bruce. No por precio, sino porque los canadienses quieren resucitar su propia cadena de proveedores. Con veranos de 39o C en la taiga y la tundra, y con centenares de incendios forestales simultáneos en su país empiezan a sacarse la tara antinuclear y redescubrir que alguna vez tuvieron la mejor ingeniería nucleoeléctrica del mundo, y no es imposible que esto lo redescubra también el mundo. Que los canadienses no le hayan dado a CONUAR el retubamiento integral de 4 enormes centrales en el complejo nuclear Bruce, en Ontario, certifica que la aldea global y la globalización son un globo para aldeanos. Pero no es imposible que los Canucks se terminen tentando con nuestros precios. Tampoco es imposible que en 30 años de ecologismo silvestre y talibanes de mercado y del petróleo decidiendo la política energética del país, hayan logrado por fin destruir no sólo su empresa nuclear de bandera, AECL, sino su cadena de centenares de provedores, y que lo hayan hecho tan a fondo y tan bien que tarden bastante en resucitarla. Amigos canadienses, «cocodrilo que se duerme, es cartera», como se dice en Ontario.
La calidad nuestra los canadienses ya la conocen. No es la primera vez que hacemos una CANDU sin ellos. Embalse, firmada en 1974, se terminó en 1984 con 4 años de demora. AECL tenía órdenes de su cancillería de incumplir el contrato, y no sólo no nos transfería la tecnología sino que no mandaba componentes y la obra se iba al requinto cuerno. La verdad es que se pudo terminar por pura obstinación de la CNEA, con una participación industrial argentina bastante mayor que la acordada, y esa una historia bastante épica, desconocida y olvidada. Pero con consecuencias. Dentro de las centrales de 2da y 3ra generación, y a diferencia de las PWR y BWR, las CANDU son las únicas centrales nucleares que no han sufrido jamás un derretimiento de núcleo, es decir son apabullantemente las más seguras. Y ahora que está de moda lo modular, son las más modulares. Y lo son desde 1961, sólo que ser modular entonces no era chic, era una rareza. Con idénticos caños de idénticos materiales e idénticas dimensiones construís una máquina chica de 22 MWe, o una mediana-grande de 880 MWe, o una de 657 MWe como Embalse, sin importar en qué país. Un manojo combustible CANDU -otra estructura hecha de caños de zircaloy- producido por CONUAR en Ezeiza funciona perfectamente en Embalse, pero también en cualquier central canadiense, rumana, coreana, india, pakistaní y china. Lo mismo para tubos de presión y de calandria. Y lo mismo para tubos de intercambiadores de calor y generadores de vapor. Así de modular es el ecosistema CANDU mundial. Ha sobrevivido a sus creadores.
A todo eso, el globo globalista se pinchó. Dejar de ser un lugar y volverse de nuevo un país se está poniendo de moda, porque es negocio, y también porque por fuerza ahorcan. País que no defienda sus recursos, su territorio o a su gente, se incendia, o lo saquean, o lo vuelven una semicolonia mendicante, o pierde territorios marinos y/o terrestres, o lo invaden. O todo eso junto.
Curiosamente, los males que están reventando al mundo e incluso la caída de nuestro peso, todo nos vuelve baratos y factibles de autoabastecimiento nucleoeléctrico. Podemos alfombrar el país de Embalses. Tenemos todo para ello. La plata también, sólo nos falta la decisión política de que aparezca.
Eso nos pondría a salvo -hasta cierto punto- de la triple dependencia que nos generaría comprarle una central Hualong-1 a China. Al menos, en las condiciones contractuales que exige este país, y que son durísimas. Porque suma:
* Dependencia en tecnología (la compra sería «llave en mano» rabiosa).
* Imposibilidad de abastecerla con uranio enriquecido argentino (nuestra pequeña planta de enriquecimiento de Pilcaniyeu no lograría jamás abastecer la demanda de esa máquina).
* Y para rematar, la exigencia de no ponerle combustibles nacionales durante sus primeros 20 años operativos.
Eso último, además de dejar dos décadas al cuete a NA-SA, CONUAR, INVAP, a la CNEA y a las 140 empresas argentinas que terminaron Atucha 2, retubaron Embalse y están construyendo el prototipo del CAREM, tiene un costo económico muy alto. 20 años años de comprarle combustible a China, en plata, es como pagar dos veces la Hualong-1.
Aún si la China Nuclear National Corporation (CNNC) acepta financiarnos al 100%, con el precio altísimo fijado por China sumado a este destrato colonial hacia nuestro país en materia de industria y combustibles, no nos están haciendo ningún favor. Para nosotros el negocio tecnológico no es prender lamparitas, es desarrollar tecnología.
El favor se lo están haciendo ellos: somos la única vidriera nuclear prestigiosa de América Latina, porque dominamos el pequeño nicho de los reactores nucleares multipropósito y somos los mejores exportadores del planeta en ese tipo de plantas. Los chinos, no. Al menos, no todavía. Si les compramos una Hualong-1, les compra la región. Hacemos muchas cosas mal, pero el negocio nuclear lo dominamos bien. Somos referentes. ¿Cuánto vale eso?
Los 1120 MWe de la Hualong-1 en el predio de las Atuchas darían electricidad a entre 4 y 5 millones de habitantes del AMBA. Si un día la Argentina se despierta con un ataque de argentinidad tan grande que quiere recobrar el control del Mar Argentino, donde cada temporada cálida pescan gratis 600 barcos asiáticos, mayormente chinos, mayormente ilegales, no sería imposible que fuéramos objeto de un apriete del tipo de «quedate con tu pescado, y te quedás con tu apagón».
Esas cosas suceden, pero nadie se entera porque jamás se difunden. Son extorsiones tan eficaces que no se ejecutan, ni salen de educados y feroces cuchicheos en pasillos de cancillerías. Por algo la mafia del uranio enriquecido, concentrada en muy pocos países, no se banca las centrales de uranio natural.
Recuperar el Mar Argentino sin miedo a que se apague el AMBA. ¿Cuánto vale eso?
La noticia es que hagamos o no una CANDU Nac & Pop, hay vidas extras para el Plan Nuclear de Jorge Sabato, tal como surgió entre 1965 y 1968: independiente en materia de tecnología y de combustibles. Mientras sigamos siendo vendedores de partes de CANDU, nuestra independencia en combustibles nucleares no se terminará.
Lo que empieza a valer mucho es haber construido Embalse solos, haber terminado Atucha 2 solos, haber reparado ambas Atuchas solos y haber retubado Embalse solos. No nos ayudó nadie y eso nos volvió un jugador mundial. Hay una épica en esa historia, pero la épica no se vende. Los tubos, sí.
No son caños que uno se compre un un corralón de materiales. Son de aleaciones extraordinarias por su resistencia a la radiación, la temperatura, la presión y la corrosión. Su maquinado y tratamiento superficial para resistir 30 y más años de maltratos fisicoquímicos es de una complejidad abigarrada. Es un campo donde la metalurgia requiere de mucha empiria, es decir mucho laboratorio, pero también de mucha física cuántica.
Muy pocos países saben hacer estos caños con los que se hacen centrales nucleares como Embalse. Se ve que los canadienses los hacían bien, porque por seguridad y por disponibilidad, Embalse la mejor máquina de generación eléctrica del país, por encima de todas las hidráulicas, térmicas y renovables, y lo es cada vez más. Y son máquinas que están en 7 países. Ese es nuestro mercado. A tomarlo antes de que lo hagan otros. Dueño natural, por ahora ausente. Estamos haciendo goles en tiempo de descuento, compatriotas. Abran los ojos.
En suma, este premio se lo dieron a los metalurgistas que nos abrieron la puerta del mundo de las centrales CANDU, de su construcción, y de su retubamiento. Se necesitaron 7 décadas de trabajo para tener gente de este nivel, y una industria público-privada como CONUAR, absolutamente emperrada en exportar: empezará cada vez más a vivir de eso. Haber podido terminar Embalse sin los canadienses en 1984, y retubarla solos en 2018 nos permitió consolidar recursos humanos, científicos, tecnológicos e industriales que estuvieron perdiéndose entre 1983 y 2006, y entre 2015 y 2020, pero que ahora se pusieron en valor. En un mundo de catástrofe climática y de guerras, la industria nuclear resurge en todos lados. El uranio está mucho mejor distribuido que el petróleo en la geografía política, y su utilización no causa efecto invernadero. Por eso la tecnología CANDU, que más de un idiota comparó con los autos a carburador, resucita. Y los recursos nucleares especializados empiezan a faltar, también en todos lados. No seamos tan idiotas de perderlos. Daniel E. Arias
———————————————————————————————–
El Departamento de Tecnología de Aleaciones de Circonio perteneciente a la Gerencia de Área de Ciclo del Combustible Nuclear de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), obtuvo el premio al desarrollo tecnológico innovador de la física aplicada a la industria por parte de la División Industria y Tecnología (DIT) de la Asociación Física Argentina. El Departamento se encuentra emplazado en el Centro Atómico Ezeiza.
El premio fue entregado en el marco de la Reunión de la Asociación Física Argentina (RAFA) 2023 por el desarrollo de la tecnología de fabricación de tubos de presión para la Central Nuclear de Embalse, que se llevó a cabo en el marco del programa de extensión de vida de dicha central. Este trabajo se realizó en forma conjunta entre CNEA y CONUAR SA y comenzó en 2012. El proyecto concluyó en 2017 y la central entró en criticidad en enero de 2019.
El logro corresponde a un grupo de profesionales cuyas especializaciones abarcan la física y diversas ramas de la ingeniería, como la metalurgia, los materiales y la mecánica, entre otras. Los responsables de este proyecto fueron el jefe de la Planta Piloto Fabricación de Aleaciones Especiales (PPFAE) en ese momento Daniel Bianchi, la jefa del Laboratorio de Materiales Fabricación de Aleaciones Especiales (LMFAE) Alejandra Flores y el jefe del Departamento de Tecnología de Aleaciones de Circonio Pablo Vizcaíno.
“Implementamos la tecnología de fabricación y fabricamos estos componentes nucleares en el país, algo que solo se había hecho en Canadá, diseñador de este tipo de reactores y poseedor de su tecnología. Se superaron desafíos técnicos que implicaron cumplir con exigentes tolerancias dimensionales y un control del proceso de laminación del cual no había experiencia acumulada. Tuvimos que capacitarnos en el código ASME nuclear, de hecho, la PPFAE fue acreditada como proveedor de materiales nucleares”, señala Vizcaíno sobre el desafío que implicó hacer esta tarea.
La capacitación de los investigadores fue crucial para llevar a cabo el proyecto.
El investigador enfatiza en el aprendizaje realizado en todo el proceso de fabricación, tanto en las técnicas de fabricación como en las caracterización y microanálisis de materiales, que permitió llevar adelante el proyecto, cuyo resultado fue la sustitución de importaciones, la incorporación de tecnología de punta y la formación de recursos humanos altamente calificados, proviniendo muchos de ellos de institutos de la CNEA.
“Fabricar estos componentes no solo nos permitió un ahorro significativo de divisas, sino que también pudimos generar una capacidad exportadora tanto de éste como de otros componentes de reactores CANDU (como el de la Central Nuclear de Embalse) de la que hoy goza CONUAR y nuestro propio Departamento, capacidades que implican un alto grado de desarrollo tecnológico”, manifiesta Vizcaíno. Y añade: “Paralelamente, se investigó en diversas propiedades y mecanismos de degradación del material de estos componentes, conocimiento académico que generosamente se plasmó en publicaciones en revistas científicas especializadas y en actas de simposios internacionales de primer nivel, es decir, un trabajo inspirado en la búsqueda de conocimiento para el bien común”.
Vizcaíno también rescata la importancia de la capacitación en todo el proceso para garantizar el cumplimiento de las especificaciones técnicas, la calidad del trabajo y la seguridad. “Fuimos supervisados por inspectores nacionales e internacionales en las tareas involucradas en el proceso de fabricación, de manera de poder cumplir con los altos estándares requeridos por la industria nuclear”, comenta.
“Tuvimos una estricta supervisión en cada etapa del proceso de producción para minimizar errores y garantizar el cumplimiento de las especificaciones técnicas de fabricación. La capacitación continua y la especialización en física aplicada fueron la clave para que un proyecto de esta envergadura tenga éxito”, agrega.
Asimismo, Atomic Energy of Canada Ltd (AECL) certificó a los laboratorios de la Gerencia de Materiales del Centro Atómico Constituyentes para la realización de los ensayos especificados para el material de los tubos de presión. Es la primera vez que un laboratorio fuera de Canadá fue calificado para realizar este tipo de ensayos.
La tarea de este equipo multidisciplinario sentó un precedente para la excelencia en la industria nuclear argentina, demostrando el potencial innovador y la capacidad de liderazgo regional de nuestro país en la fabricación de componentes clave para reactores nucleares.
Nucleoeléctrica Argentina entregó al Ministerio de Ambiente de la Provincia de Buenos Aires, el estudio de impacto ambiental para el proyecto de extensión de vida de la Central Nuclear Atucha I.
El documento fue elaborado por el Instituto Nacional del Agua (INA), en el marco de un convenio firmado entre este organismo y Nucleoeléctrica. Asimismo, se contó con la mediación del Centro de Desarrollo y Asistencia Tecnológica (CEDyAT) que propició estos acuerdos y trabajos conjuntos.
Durante el encuentro, José Luis Antúnez, presidente de la empresa, señaló los valores permanentes demostrados en el proceso de elaboración del estudio y destacó el “compromiso de la provincia de Buenos aires con el Plan Nuclear Argentino”.
Por su parte, el subsecretario de Control y Fiscalización Ambiental, Luis Couyoupretrou, resaltó el profesionalismo en el desarrollo de este documento y reconoció el “valor del conocimiento científico y la trayectoria” que tiene la empresa.
Finalmente, el Lic. Fabián Ruocco, Director Ejecutivo, del CEDyAT remarcó que este es el segundo estudio de impacto ambiental que realiza la UVT, que se suma a su trayectoria luego de Emabalse, y destacó el rol de la energía nuclear y la «necesidad de tomar conciencia sobre el aporte de las limpias ante el avance del Cambio Climático».
Del evento participaron representantes del Ministerio de Ambiente de la Provincia de Buenos Aires, entre otras autoridades de Nucleoeléctrica, del INA y del CEDyAT.
Este trabajo refuerza el compromiso de Nucleoeléctrica con el cuidado del medio ambiente, objetivo que es contemplado en cada una de las fases que componen el ciclo de construcción y producción, así como la protección de sus trabajadores, del público y del ambiente.
Extensión de vida Atucha I
El proyecto de extensión de vida de Atucha I le permitirá a la central operar por un nuevo ciclo de vida útil de 20 años.
La parada de reacondicionamiento tendrá una duración de 30 meses a desarrollarse entre 2024 y 2026 e implicará la creación de 2.000 puestos de trabajo, así como la generación de oportunidades para proveedores nacionales calificados para las tareas de construcción y fabricación de componentes.
Esta obra permitirá mantener la potencia nuclear instalada, proporcionando energía segura, confiable y limpia para más de un millón de habitantes.
La Central Nuclear Atucha I inició su construcción en junio de 1968 y se convirtió en la primera central nuclear de potencia de América Latina, al ser conectada al Sistema Eléctrico Nacional en marzo de 1974. Si bien es la primera central argentina, todos sus sistemas de seguridad fueron actualizados y cumplen con las exigencias locales e internacionales.
Nucleoeléctrica Argentina
La empresa produce energía eléctrica mediante la operación de las centrales Atucha I, Atucha II y Embalse. La potencia instalada total de sus tres plantas es de 1.763 MW.
Además de operar las plantas y comercializar en el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM) la energía producida, está a cargo del gerenciamiento de proyectos que aseguren la normal operación de sus instalaciones, así como también de aquellos que tengan por objetivo la eventual construcción de futuras centrales nucleares en territorio nacional.
Sus actividades están sujetas a los más altos estándares de seguridad y se encuentran fiscalizadas a través de rigurosos controles. La energía nuclear contribuye al cuidado del medioambiente por no generar gases (CO2) ni partículas causantes del efecto invernadero durante su operación.
CEDyAT
El CEDyAT es un Centro de Vinculación Tecnológica Argentino (UVT Ley 23877) integrado por un equipo profesional interdisciplinario altamente calificado, que brinda soluciones integrales de excelencia. Con el apoyo de científicos, docentes, informáticos, investigadores, profesionales y tecnólogos que día a día colaboran con la asistencia en la gestión que promueve la innovación tecnológica en el país.
Además de intervenir con estrategias de gestión organizacional, infraestructura informática, certificación de procesos, big data, analítica aumentada, machine learning, logística, y industrias 4.0, las Ediciones CEDyAT buscan amplificar la circulación de aquellos textos vitales para la gestión e innovación tecnológica local.
El ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, recibió al Embajador de la República de la India ante la República Argentina, Dinesh Bathia, con el objetivo de dar a conocer los resultados de la Convocatoria a Proyectos Conjuntos de Investigación con India, finalizada en abril pasado.
La convocatoria contó con 94 presentaciones de todas las regiones del país y busca apoyar el desarrollo de proyectos de investigación conjunta en biotecnología y transición energética entre grupos binacionales.
La iniciativa se enmarca dentro del Programa de Cooperación Científica entre el Ministerio de Ciencia y el Departamento de Ciencia y Tecnología de la India (DST), firmado en 2013. De las 94 propuestas, 62 correspondieron al área en biotecnología y 32 a transición energética.
Al respecto Filmus recordó: “Tuve la oportunidad de inaugurar hace poco en la India, en la ciudad de Mumbai, el proyecto de enriquecimiento de radioisótopos, una inversión de 35 millones de dólares que se ha hecho a la India a través del INVAP. También en su momento firmamos acuerdos de comercialización de imágenes satelitales, de imágenes terrestres de la CONAE. Hemos hecho muchas cosas juntos y vamos a hacer muchas más porque somos dos países con la misma mirada dentro del espacio de los BRICS”.
El titular de la cartera científica finalizó: “Admiramos la inversión y los avances que ha hecho India en materia científica y cooperación. Valoramos mucho el esfuerzo”.
Estuvo presente en la reunión la Directora Nacional de Promoción de la Política Científica del Ministerio de Ciencia, Karina Pombo; y de manera virtual su par de la India S.K. Varshney, director de cooperación internacional del MOST de India.
Los 4 proyectos de cooperación seleccionados presentados oportunamente fueron:
1. “Desarrollo anticuerpos monoclonales como terapia contra el virus chikungunya”, a cargo del Director de Argentina, Dr. Diego Álvarez.
2. “Exploración de la tolerancia a la radiación de celdas solares de perovskitas para aplicaciones espaciales”, a cargo de la Directora de Argentina Dra. María Dolores Pérez.
3. “Biosensores celulares nuevos para actores metabólicos claves para monitorear la salud y el bienestar”, a cargo del Director de Argentina Dr. Matías Daniel Hartman.
4. “Electrolitos Li-S de nueva generación mediante el descubrimiento acelerado de materiales (LISA)”, a cargo del Director de Argentina Dr. Sergio Alexis Paz.
Cabe destacar que el Ministerio de Ciencia financiará a cada grupo de investigación argentino cobn hasta un máximo de pesos equivalentes a 10.000 dólares estadounidenses por proyecto por año, para ejecución en 2023 y 2024, atento a las disposiciones internas para el otorgamiento de los fondos y su posterior rendición.
El objetivo de este programa es apoyar el desarrollo de la cooperación científica y tecnológica entre investigadores argentinos e indios y fortalecer la asociación científica entre grupos de investigación de ambos países mediante el establecimiento de redes de investigación bilaterales, la mejora de la cooperación en investigación y la promoción del intercambio de conocimientos entre científicos argentinos e indios.
Un trabajo de la FAUBA y la empresa DH-SH estimó que se generan casi 200 millones de litros de aceite vetetal por año.
Advierten que gran parte se tira por las cañerías y resaltan que una buena gestión puede reducir sus impactos negativos y convertirlo en insumo para biocombustibles.
Terminamos de comer las milanesas o las papas fritas y el aceite usado sigue en la cocina. ¿Qué hacemos con él? Aunque contamina aguas y suelos, una parte sustancial se descarta. Por eso, un trabajo de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y de la empresa de servicios de saneamiento DH-SH analizó cuánto aceite de cocina usado generamos y reciclamos, y cómo mejorar su gestión y aprovecharlo para producir biocombustibles.
Estiman que la población argentina genera 124 millones de litros al año de este residuo en sus casas y que menos de la mitad recicla, mientras que los locales gastronómicos producen 62 millones de litros anuales y que el 80% lo recicla. Destacan el interés creciente por manejar este residuo de manera adecuada para disminuir sus impactos ambientales negativos y por su potencial para producir biocombustibles.
“El aceite vegetal usado es un residuo de generación universal, lo que significa que se genera en la mayoría de las casas del país y también a nivel gastronómico e industrial. Como es un líquido, tendemos a tirarlo por la pileta de la cocina, pero es un residuo muy contaminante para aguas y suelos. Además, tirarlo por las cañerías perjudica la infraestructura del desagüe y el tratamiento de efluentes”, señaló Camila Rastelli a partir del trabajo con el que egresó de la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la FAUBA.
Para conocer cuánto aceite vegetal de cocina usado se genera a nivel domiciliario en la Argentina, la FAUBA y DH-SH diseñaron y enviaron una encuesta a todo el país. “A partir de casi 4.500 respuestas, encontramos que cada persona genera cerca de 2 litros y medio de aceite vegetal usado por año. Si extrapolamos a los 47 millones de habitantes, la generación del residuo podría alcanzar los 124 millones de litros cada año”, indicó Rastelli.
La encuesta también les ayudó a entender en cuántos hogares se separa el aceite para reciclarlo. “Encontramos que el 56% de las personas nunca lo separa, el 22% lo hace a veces y el 24% lo hace siempre. Entre quienes tienen el hábito de separarlo, menos de un tercio lo logra reciclar. Un 38% lo almacena en su casa porque no existe un sistema de reciclaje local, y otro 34%, después de separarlo, lo deposita al lado de un contenedor. Entre quienes no lo separan, el 34% afirmó que no sabe a dónde llevarlo, el 21% que no tiene un sistema de reciclaje en su localidad y el 15% que no sabía que era posible”.
Rastelli recalcó que la falta de sistemas de reciclaje y de información representa una traba para gestionar de forma adecuada el residuo, pero que hay mucha voluntad por hacerlo. “Aunque estimamos que se desechan entre 64 y 91 millones de litros de aceite vegetal usado por año, el 70% de todas las personas que encuestamos estaría dispuesta a separarlo. A este grupo le gustaría tener cerca puntos de acopio y que separarlo colabore con alguna causa benéfica o emprendimiento”, agregó.
Entonces, ¿qué podemos hacer? Rastelli respondió que después de hacer la fritura debemos dejar que el aceite se enfríe y luego ponerlo en cualquier recipiente plástico con tapa. Puede ser una botella de agua, de gaseosa o de aceite vacía. Una vez que la llenamos, se puede acercar al sistema de reciclaje de la localidad, si es que existe. Por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires, los puntos verdes reciben el aceite vegetal usado. En el resto del país hay otros puntos adonde podemos llevarlo, como los de DH-SH, que también trabaja a escalas mayores.
Las diferentes escalas
Como parte del estudio también encuestaron a más de 800 establecimientos gastronómicos que usan volúmenes altos de aceite, como restaurantes y confiterías. María Semmartin, docente de Ecología en la FAUBA e investigadora del CONICET, informó: “Hallamos que, en promedio, producen 937 litros de aceite vegetal usado por año, y que el 80% siempre separa el residuo. En la Argentina hay por lo menos 66.000 establecimientos gastronómicos; entonces, el volumen de residuos podría ascender hasta 62 millones de litros cada año”. La docente vinculó el alto porcentaje de reciclaje en el sector a los controles y la fiscalización.
En ese sentido, agregó que evaluaron las políticas públicas de fomento a la gestión y la valorización del aceite vegetal usado en 70 localidades de distintas provincias. “Del total, 34 localidades tienen normativa para la gestión del residuo, pero solo 9 incluyen a los domiciliarios además de los gastronómicos. Concluimos que las políticas favorecen el manejo correcto, pero que también requieren de la articulación con empresas o con sistemas de logística privados o municipales que hagan la recolección, además de regulaciones claras. Su mala gestión también implica perder la oportunidad de aprovechar su gran potencial”.
Desde la sartén a los autos y aviones
Diego Wassner, docente de Cultivos Industriales de la FAUBA, remarcó que el aceite vegetal usado tiene muchísimo potencial para producir biocombustibles y traer divisas a la Argentina. “Hoy, en el país existen empresas con tecnologías para aprovechar este residuo; generan alrededor de 100 millones de dólares en exportación. Todavía hay mucho margen para crecer, ya que diferentes países lo demandan para biocombustibles con una huella de carbono más baja que los elaborados con aceites vírgenes. Además, nos ahorramos el impacto de producir el aceite virgen en hectáreas de campo cultivadas y la inversión de energía para extraerlo”.
“El mercado del biocombustible para aviones —llamado biojet— podría demandar un volumen gigantesco de aceite vegetal usado. El desafío es cómo hacemos para que lo poquito que uno genera en cada casa y lo que sale de los grandes generadores tenga un tratamiento correcto”, sostuvo Diego.
Asimismo, aclaró que la limitante para que el mercado interno se desarrolle es la falta de estímulo económico. “Cuesta lo mismo producir el biocombustible con el aceite virgen que con el reciclado. Entonces, el flujo del residuo se dirige hacia afuera, donde hay un precio diferencial. Esto se explica en cómo lo regula el Estado, que establece el porcentaje de biodiesel que debe tener el gasoil. Hoy es 12%, mientras que en otros países oscila entre 20 y 30%”.
Diego afirmó que este enfoque se enmarca en la economía circular. “Cierra por todos lados. Tenemos cerca de 186 millones de litros de residuo que se generan en el país, y solo una parte se gestiona. Convertirlos en combustibles alternativos a los fósiles reduce las posibles consecuencias de descartarlos en el agua, en el suelo, en animales o en las personas”.
Ciencia ciudadana para gestionar residuos
Semmartin contó que desde la Facultad, y en particular desde el Laboratorio de Ciencia Ciudadana, trabajan con diferentes residuos a través de la ciencia ciudadana. “Nos aliamos con los ciudadanos para generar preguntas y conseguir respuestas. La línea del aceite vegetal usado podría crecer mucho con esta herramienta. Una parte de nuestras actividades consiste en poner el tema en la agenda a través de la concientización ambiental y el compromiso con las personas”.
Además, añadió que el tema despierta interés en ámbitos como la academia, los municipios y las empresas. “Cada vez hay más programas de gestión de residuos, y desde la FAUBA podemos hacer un aporte importante tanto con el aceite vegetal usado como con el resto de los residuos”.
Para finalizar, Camila Rastelli reflexionó: “La mayoría de las personas entiende el problema del aceite vegetal usado y está dispuesta a gestionarlo de forma adecuada. Es un tema que puedo conversar con mis abuelos, amigas o familia porque en muchas casas se fríen alimentos, y todos nos encontramos con la pregunta de cómo desechar este residuo”. (Sebastián M. Tamashiro / SLT-FAUBA)
Investigadores de Conicet en la Fundación Instituto Leloir (FIL) descubrieron que las neuronas que nacen en un animal adulto son capaces de desestabilizar y modificar una memoria existente -aunque pueden hacerlo sólo una vez-, lo que podría ser la explicación acerca de por qué el cerebro sigue generando estas células a lo largo de la vida para no perder esa capacidad de adaptación.
El trabajo, que fue publicado recientemente en la prestigiosa revista Cell Reports, fue realizado por el Laboratorio de Fisiología y Algoritmos del Cerebro y el Laboratorio de Plasticidad Neuronal, ambos de la FIL.
“Lo que descubrimos fue que las neuronas que nacen en el hipocampo del cerebro adulto, en este caso de un animal adulto, tienen la capacidad para desestabilizar y modificar una memoria que ya existía”, explicó a Télam Emilio Kropff, jefe del Laboratorio de Fisiología y Algoritmos del Cerebro de la FIL y uno de los autores del artículo.
Para comprender qué significa esto, el investigador explicó que “es bastante conocido que en el cerebro de los mamíferos adultos no hay casi neuronas nuevas, sino que uno tiene las que heredó del desarrollo”. “Sin embargo -continuó- hay unas pocas áreas del cerebro en donde sí se producen neuronas nuevas y una de ellas es el hipocampo, donde se generan las memorias cotidianas”.
MEMORIAS NUEVAS
Kropff señaló que “ya se sabía que estas neuronas generadas en el hipocampo están bastante relacionadas con la formación de memorias nuevas, pero no se sabe exactamente qué es lo que hacen, cómo actúan, cómo se activan y cuál es la consecuencia de esa activación”.
“Lo que nosotros hicimos -continuó- fue proponer un proyecto bastante ambicioso que involucró introducir tecnología que antes no existía en el país, que se llama optogenética, y esto nos permitió estimular selectivamente un pool de neuronas que habían nacido en una determinada semana y ver cuáles eran las consecuencias de esa estimulación donde estas neuronas impactaban, que es el área CA3 del hipocampo (donde se generan las memorias)”.
Para esto, Kropff y su equipo hizo que ratones investigaran y exploraran un espacio hasta que estuvieran muy familiarizados con él: “Lo que pasa en ese momento en CA3 es que se forman memorias de este lugar y esas memorias tienen forma de mapa, esto quiere decir que cada neurona se activa en zonas específicas del espacio y eso forma una especie de mapa”, detalló.
Y siguió: “Lo que vimos es que, al estimular las neuronas nuevas, al otro día esos mapas eran distintos, habían cambiado. Además, observamos que es un proceso bastante largo que involucra que estos mapas primero se desestabilicen y después vayan cambiando”.
Otra observación que realizaron es que “esto pasa en las neuronas cuando son jóvenes, es decir, cuando están a la mitad de su proceso de maduración, pero esta capacidad la pierden cuando maduran y también con el uso”.
Emilio Kropff, jefe del Laboratorio de Fisiología y Algoritmos del Cerebro de la FIL. (Prensa/Télam)
Según los investigadores, “el hecho de que la neurona pierda la capacidad de modificar el mapa del espacio después que ya lo hizo una vez, puede estar relacionado con que el cerebro esté todo el tiempo generando nuevas neuronas para poder mantener esa capacidad intacta”.
Esa capacidad de las neuronas “jóvenes” se ha asociado a tareas que requieren discriminación “espacial fina”, como, por ejemplo, recordar dos locales de ropa similares que visitamos o el poder encontrar dónde estacionamos el auto cada mañana.
Para comprender esto, Kropff brindó otro ejemplo: “Si vas a una fiesta y conocés a cinco personas y dos años después te las cruzás, quizás puedas recordarlas; si yo guardara la información así como la percibo, lo que puede pasar es que se mezcle con memorias anteriores porque las caras de las personas son más o menos iguales, entonces yo necesito generar una representación distinta que la natural para que estén bien separadas”, describió.
Y continuó: “Este mecanismo de esas neuronas jóvenes podría jugar un rol fundamental que es cambiar la representación ‘natural’ para generar una distinta y gracias a eso poder tener una memoria específica de esta experiencia y hacer que las memorias no interfieran unas con otras”.
Kropff recordó que esta investigación es ciencia básica y como tal “las implicancias que pueda tener en el futuro hoy las desconocemos”.
“Sin embargo -concluyó- entender cómo funciona nuestro cerebro puede tener impacto en muchísimas áreas. En particular, el hipocampo es una de las primeras áreas que son atacadas por la enfermedad de Alzheimer; entonces, entender cómo funcionan estas redes neuronales es clave para después comprender cómo dejan de funcionar”.
Los otros autores del trabajo son Matías Mugnaini, del Laboratorio de Fisiología y Algoritmos del Cerebro de la FIL; y Mariela Trinchero, Alejandro Schinder y Verónica Piatti, los tres del Departamento de Fisiología, Biología Molecular y Celular Dr. Héctor Maldonado de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA).
El ministro de Economía, Sergio Massa, junto al titular de Enacom, Claudio Ambrosini, anunciaron la concreción de la subast aa de las bandas de frecuencias para el despliegue y prestación del servicio de quinta generación (5G). El Estado recibirá u$s875 millones en los próximos 21 días por proveer el espectro.
.“A diferencia de lo acontecido con el traspaso del 3G al 4G, el desarrollo del 5G tendrá un impacto más allá de un mero cambio tecnológico”. Así definen desde el Enacom la adjudicación de este servicio a las empresas Claro, Personal y Movistar. Cada una realizó su oferta y lograron comprar la porción del espectro correspondiente por u$s350 millones las dos primeras, que adquirieron 100 megahertz, y u$s175 la tercera, que compró 50 megahertz..La implementación de la tecnología de quinta generación tiene una importancia funcional, pero también en términos fiscales. Los dólares requeridos como pago por el uso de un bien público, como el espectro, ingresarán al Tesoro Nacional. “El ingreso de casi u$s900 millones es muy importante en términos fiscales y de confianza en el sector privado. Nos da mayor respaldo fiscal para el cierre del año y la certidumbre de que los argentinos a la hora de tomar decisiones que son trascendentes podemos desapegarnos de la disputa electoral y mirar a largo plazo, como requiere una industria de estas características», aseguró el ministro..Según informan en el Enacom, las prestadoras calculan alrededor de un año y cuatro meses para colocar mil radio bases que servirán para brindar el servicio 5G. Luego, las empresas adjudicatarias de este proceso tendrán la potestad del uso de las frecuencias por un plazo de 20 años, obligadas a desplegar las estaciones en cinco etapas, por un lapso de 85 meses, en localidades de hasta 30.000 habitantes. A su vez, tendrán que establecer un plan de servicio para sectores de bajos ingresos, cuando la tecnología sea adoptada por más del 50% de los usuarios del servicio..El impacto más fuerte se sentirá en el ámbito industrial. La tecnología 5G se diferencia por un mayor ancho de banda, mayor capacidad de transmisión de datos, conexiones simultáneas “ultra densas” y latencias del orden del milisegundo. En general, es un servicio que mejorará la conexión móvil e inalámbrica. Particularmente en Argentina, en la industria de la seguridad alimentaria. Como explican dentro del organismo, este sector depende mucho del desarrollo de contenidos de información y la velocidad de conectividad, por eso la importancia de la competencia en términos de calidad y despliegue de las redes tecnológicas a nivel nacional. A su vez, aseguran que esta nueva tecnología, sumado a la sexta versión del Wifi, contribuirá a reducir la informalidad en la economía, que ronda el 42%, a través de mecanismos de evasión, elusión o bien por la caída del mercado formal de empleo y comercio..“Mayor conectividad representa mayor federalismo para la Argentina, octavo en territorio a nivel global. Esto permite que un chico en Barrio Norte, en la Puna o Ushuaia estén vinculados con el mundo y con mayor velocidad a la hora de competir en la construcción de desarrollo y tecnología”, enfatizó Massa en el acto realizado en el Centro Cultural Kirchner..El próximo paso será el despliegue de la infraestructura territorial que deberá hacer cada una de las tres compañías, las cuales tendrán que invertir más de u$s1100 millones. Para los protagonistas del acto, la conectividad es parte de la pulseada de los próximos cinco años en la venta de capital humano, la disputa global y económica. “Es parte de los nuevos derechos con los que hoy convive nuestra sociedad. La conectividad y la velocidad es clave en el contacto y comercio entre pueblos y sociedades, y el Estado se hace presente en aquellos sectores donde la oferta y demanda no resuelve para desarrollar la infraestructura. No todo lo resuelve el mercado”, concluyó Massa.
En un año en el que la inteligencia artificial ganó protagonismo gracias a sitios como Chat GPT y Dall-E, que permiten dialogar con computadoras como si fueran personas, se presentaron adelantos de una investigación de la UBA en el marco del programa Argentina Futura, sobre los desafíos e impactos de estas tecnologías y el análisis de posibles regulaciones locales y regionales, al igual que sucede en otras partes del mundo.
El programa Argentina Futura, dependiente de la Jefatura de Gabinete de Ministros de Presidencia, encargó a la Universidad de Buenos Aires (UBA) el estudio “Desafíos e impactos de la Inteligencia Artificial. Marcos normativos, riesgos y retos para la calidad democrática en la Argentina”, cuyos resultados preliminares se presentaron este martes 17 de octubre en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, en el marco del Seminario de Informática y Sociedad, cátedra Kozak.
Durante la presentación de los primeros resultados de este estudio, el sociólogo Nahuel Sosa, titular Argentina Futura, aseguró: “Vemos al Estado como una parte de la sociedad que planifica los cambios que plantea la IA. Los efectos positivos o negativos que tenga esta tecnología dependerán del involucramiento de los actores”. Sobre todo, esto cobra todavía mayor relevancia cuando se piensa en el efecto que puede tener analizar y gestionar áreas críticas para las poblaciones, como el acceso a la salud, a la justicia o la educación, mediante estas tecnologías.
Esto es porque los sistemas basados en herramientas de inteligencia artificial no están libres, en su diseño, de la influencia de sesgos y prejuicios de quienes los han desarrollado o de la información con la que fueron entrenados. Por ejemplo, es conocido el caso del reconocimiento facial de prófugos de la justicia en el que se ha demostrado que las personas de color tienen 100 veces más posibilidades de ser confundidas y así detenidas injustamente.
«Para las políticas públicas que monitoreen esos sistemas los expertos no pueden venir solo de la informática, sino que los especialistas de las ciencias sociales son muy importantes». dijo Costa. Foto: Prensa Facultad de Ciencias Sociales UBA.
A nivel internacional y regional, se está trabajando para diseñar marcos que regulen o al menos orienten el desarrollo e implementación de las IA generativas, entendidas como aquellas que pueden crear nuevos conceptos e ideas en diversos formatos, desde texto hasta imágenes, video y música. Frente a cómo regular el desarrollo y la implementación de estas tecnologías aparecen actualmente dos posiciones internacionales muy definidas. La estadounidense, que busca liderar el desarrollo de la inteligencia artificial y busca generar un marco muy flexible para las empresas privadas que trabajan con este sector, para que actúen dentro de un marco de recomendaciones comerciales. La europea, en cambio, pone en el centro a los derechos de los ciudadanos, con lo que es más restrictiva con respecto a la capacidad de acción de las empresas que actúan sobre este campo. También existen recomendaciones sobre ética de la IA de la Unesco y el programa de IA de la OCDE.
En América Latina, la Argentina, al igual que otros países de la región, está comenzando la discusión sobre posibles normativas que puedan aplicarse al diseño y al uso de herramientas de inteligencia artificial, como es el caso de la Guía de Recomendaciones y Principios para la Implementación de Proyectos de IA, que se publicó a mediados de este año.
Un sistema robusto de IA debe contar con tres elementos fundamentales: cantidades masivas de datos, una gran potencia computacional para el procesamiento de esos datos, y contar con sistemas de aprendizaje automático, además de capacidades para usarlos. Son pocas las organizaciones en el mundo que logran unir estos tres aspectos. Por ejemplo, China acumula muchos datos de sus 1500 millones de habitantes, pero ese potencial no se compara con la cantidad y variabilidad de datos que tiene Facebook con 4500 millones de usuarios de todo el mundo, de diferentes culturas, idiomas y costumbres.
Las posibilidad de generar imágenes falsas también han planteado nuevos desafíos sobre cómo gestionar el uso de estas aplicaciones, tanto éticas como relacionadas al derecho. Estudiantes de una escuela secundaria de España denunciaron que sus compañeros estaban vendiendo fotos de ellas desnudas aunque ellas nunca se habían sacado esas fotos. Para hacerlas sus compañeros había usado fotos de sus caras y pedido a una herramienta de inteligencia artificial que hiciera sus cuerpos desnudos. Este caso plantea la necesidad de límites a este tipo de producciones, agravado por el hecho de que se trataba de menores de edad, y aunque esos no fueran sus cuerpos reales el hecho generó un daño real. Casos similares sucedieron en una escuela del conurbano bonaerense y en una universidad de San Juan.
“Vemos al Estado como una parte de la sociedad que planifica los cambios que plantea la IA. Los efectos positivos o negativos que tenga esta tecnología dependerán del involucramiento de los actores”, dijo Nahuel Sosa, titular del programa Argentina Futura. Foto: Prensa Facultad de Ciencias Sociales UBA.
Este tipo de riesgos no suelen ser previstos por los programadores y generan consecuencias importantes a la hora de usar estos sistemas. También se suele señalar los riesgos a que genera la IA por su capacidad de generar deep fakes, videos o audios falsos en los que se imita a una persona y se la hace decir lo que se desee, lo que tiene impactos en la viralización de noticias falsas y en su capacidad de socavar el debate público y el funcionamiento del sistema democracia. El investigador Pablo Manolo Rodríguez, otro de los integrantes del equipo de investigación a cargo del estudio, advirtió que hay que cuestionar los preconceptos alrededor de estas herramientas: “Se dice que son un hecho técnico y que no se pueden gobernar”.
Del estudio emergió también la necesidad de colaborar con ordenar la conversación pública sobre los posibles impactos –desde benéficos hasta riesgosos o incluso catastróficos– de estos sistemas. También se trabajó en organizar la descripción de las IA en la escala macro (como las iniciativas de IA generativas de las grandes transnacionales como Open IA, Google, Amazon), la escala meso (desde desarrollos nacionales hasta implementaciones locales), y la escala micro, que incluye sistemas de IA específicos para diversas industrias.
El proyecto es dirigido por la investigadora Flavia Costa, quien dijo: “Cuando los ingenieros hacen un sistema llaman a un grupo de expertos para cada tema en particular, como salud, o sonido, pero no perciben que sus sistemas tengan que tener, por su naturaleza, un trato permanente con otra áreas. Creen que con un programa que registre sesgos es suficiente. Para las políticas públicas que monitoreen esos sistemas los expertos no pueden venir solo de la informática, sino que los especialistas de las ciencias sociales son muy importantes. La IA no es una herramienta, es un mundo ambiente, no es elegible usarlas o no. la IA generativa es una sociedad artificial”.