Una nueva unidad flotante para operaciones de carga en el Río de la Plata

Introducción de AgendAR: Esta es una de las noticias que habitualmente se relegan a los medios especializados. Pero creemos que apunta a una necesidad clave: la del transporte de 80% de nuestras exportaciones que no requiera el costoso, ecológicamente peligroso y a la larga inútil dragado aún más profundo del Paraná. En este artículo del 26 de marzo señalamos el problema: Los productores argentinos sufren el lastre de infraestructura. La infraestructura que falta

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En el Puerto de Buenos Aires se llevó a cabo la ceremonia de bautismo de la barcaza “Grisel N”, una unidad flotante de transferencia de carga diseñada para mejorar la logística agroexportadora nacional. Esta nueva barcaza operará en la Zona Alfa del Río de la Plata, un área estratégica para los trasbordos de granos con destino internacional.

El evento contó con la presencia de autoridades del Ministerio de Transporte, la Subsecretaría de Puertos, Vías Navegables y Marina Mercante, la Administración General de Puertos, la Prefectura Naval Argentina, y directivos de la empresa Maruba S.A., impulsora del proyecto.

Se bautizó la barcaza Grisel N

La unidad tiene como función principal completar bodegas de buques de ultramar directamente desde barcazas, sin necesidad de ingresar a puerto, lo que reduce tiempos operativos y costos logísticos para el sector agroexportador. Esta modalidad favorece la eficiencia del comercio exterior argentino, especialmente en el transporte de granos, subproductos y cargas a granel.

La Grisel N fue construida por el Astillero SPI, y representa un paso hacia la consolidación de una logística fluvial integrada y sustentable. Según destacaron los presentes, esta iniciativa se alinea con los esfuerzos del Gobierno y del sector privado por potenciar el uso del transporte por agua como alternativa competitiva al transporte terrestre.

El proyecto también busca fomentar la industria naval argentina, generar empleo calificado y promover el desarrollo de infraestructura logística con visión federal.

El OIEA alerta: «situación extremadamente frágil» en la central nuclear de Zaporizhzhia

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El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) advirtió sobre la situación “extremadamente frágil” de la central nuclear de Zaporizhzhia, ubicada en el este de Ucrania y reconocida como la mayor de Europa. Según el comunicado del organismo, la instalación depende actualmente de una única fuente exterior esencial para mantener sus funciones básicas y evitar posibles accidentes, informó el OIEA.

El 7 de mayo, la central quedó desconectada de su última línea de apoyo, y el OIEA ha manifestado que “no está claro” cuándo se restablecerá el suministro. Desde que fue tomada por fuerzas rusas, la central ha sido foco de preocupación, especialmente durante las ocho ocasiones en que se ha visto completamente aislada de la red externa.

Rafael Grossi, director general del OIEA, tiene previsto visitar Ucrania y Rusia la próxima semana para continuar con sus contactos en ambos países. Grossi enfatizó la importancia de un proceso “continuo” de enfriamiento para los reactores y el combustible, operación que depende críticamente de la electricidad.

En un comunicado, Grossi señaló que la situación energética “sigue siendo profundamente preocupante” debido a la actividad militar persistente en las inmediaciones de la planta. El personal del OIEA destacado en el lugar ha informado sobre actividad bélica en la mayoría de los días de la última semana, reflejando una tensa situación de seguridad en la zona.

Ucrania denunció esta semana ante el Organismo Internacional de la Energía Atómica las supuestas intenciones de Rusia de volver a poner en funcionamiento la central nuclear de Zaporizhzhia para conectarla a la red eléctrica rusa.

“Hemos enviado una nota verbal al secretariado del OIEA (…) que subraya que estas acciones por parte de Rusia son una violación flagrante de la ley internacional y una violación de la soberanía de Ucrania”, dijo en una entrevista con la agencia de noticias ucraniana Ukrinform el representante permanente de Ucrania ante la agencia, Yuri Vitrenko.

La información sobre los supuestos planes rusos de conectar la central ucraniana de Zaporizhzhia apareció recientemente en un artículo del diario The New York Times que citaba como fuente un informe de Greenpeace que advertía de la construcción por parte de las autoridades rusas de líneas de transmisión que podrían conectar la planta con las ciudades ucranianas ocupadas de Berdansk y Mariupol.

La organización ecologista dijo haber tenido acceso a imágenes de satélite en las que se veía cómo se estaban instalando estas línea

La central de Zaporizhzhia es la más grande de Europa y está ocupada por Rusia desde los primeros días de la guerra, cuando las tropas de Putin tomaron las instalaciones después de una dura batalla con las fuerzas de Ucrania.

El control y el uso de la planta representan una de las cuestiones clave de unas hipotéticas negociaciones de paz debido a la gran capacidad de generación eléctrica de sus seis reactores.

Según informaciones aparecidas en medios de EEUUWashington ha planteado la posibilidad de declarar la zona en la que está situada la central como neutral y que ésta pueda suministrar electricidad tanto a territorios controlados por Rusia como a los que queden bajo la jurisdicción de Kiev.

INVAP construye un Centro de Radioterapia y Medicina Nuclear en el Garrahan

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La obra, que estará a cargo del INVAP, permitirá al centro pediátrico de referencia nacional contar con tecnología de vanguardia para el diagnóstico y tratamiento de niños, niñas y adolescentes con cáncer. El proyecto se da en el marco del Plan Nacional de Medicina Nuclear que impulsa la Comisión Nacional de Energía Atómica.

La construcción prevé la instalación de dos aceleradores lineales de última generación, un tomosimulador para Radioterapia y un equipo de PET-CT (Tomografía por Emisión de Positrones y Tomografía Computada) para Medicina Nuclear. Esto permitirá potenciar el trabajo en conjunto que realizan las áreas de Oncología, Imágenes y Radioterapia.

Las autoridades de la Comisión Nacional de Energía Atómica y Patricia Elmeaudy, integrante del Consejo de Administración del Garrahan, firmaron un acuerdo específico para la construcción y provisión de equipamiento para un nuevo Servicio Avanzado de Radioterapia y Medicina Nuclear que incluirá no sólo la edificación de una nueva ala en el hospital sino también la instalación de equipamiento de última tecnología para la atención de pacientes pediátricos.

Elmeaudy sostuvo sobre la obra, en conjunto con INVAP, que “es la formalización de otro proyecto más que va a ser muy beneficioso para los chicos de todo el país, y que va a permitir que nuestros pacientes tengan acceso a la mejor atención y a la más alta tecnología”, y agregó que “sabemos que en el sector tecnológico existen continuas mejoras, con posibilidad de realizar tratamientos más efectivos y con menos efectos colaterales y a eso apuntamos”.

El nuevo sector de medicina nuclear del Garrahan se proyecta en el marco del Plan Nacional de Medicina Nuclear impulsado por el gobierno y que lleva adelante la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

Dicho plan se basa en tres ejes principales: Inclusión social, para asegurar la equidad y la accesibilidad de toda la población a servicios de alta complejidad de medicina nuclear y radioterapia; tecnología de punta, de modo que cada región disponga de un centro con infraestructura y equipamiento con tecnología de alta complejidad acorde a los estándares mundiales; y recursos humanos, priorizando la formación y capacitación de talento humano profesional y técnico, que potencie la fuente laboral y el desarrollo regional.

La Unidad de Planeamiento y Ejecución del Plan se encuentra a cargo de la CNEA, siendo el organismo el encargado de llevar adelante las acciones necesarias en materia de planificación técnica para la ejecución y el desarrollo de estos proyectos.

En la actualidad, el Hospital Garrahan cuenta con un área de imágenes y un servicio de radioterapia en sectores separados. En el nuevo edificio compartirán una superficie de 3.500 metros cuadrados y contará con equipos de última generación, como el acelerador que está instalado en el Centro Argentino de Protonterapia.

INVAP, contratada por CNEA, será responsable de la ingeniería y construcción del nuevo sector, así como de la provisión, instalación y puesta en marcha de los equipamientos necesarios para su funcionamiento.

La participación de INVAP en este proyecto incluye tanto la adecuación del búnker donde serán instalados los equipos, como la gestión integral de los sistemas asociados. Se trata de una iniciativa que combina infraestructura hospitalaria de alta complejidad con tecnología médica de última generación, aplicada al tratamiento, control y prevención de enfermedades crónicas no transmisibles como el cáncer.

Desde la empresa rionegrina se informó que este nuevo hito reafirma el compromiso de INVAP con el desarrollo de tecnologías que mejoran la calidad de vida de la población, fortaleciendo las capacidades del sistema de salud y generando un impacto positivo a largo plazo en el bienestar del país. La incorporación de equipamiento de última generación en hospitales públicos representa un avance concreto hacia un acceso más equitativo en materia de salud.

Argentina importará gas en invierno, mientras Vaca Muerta rompe récords

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El desarrollo productivo del inmenso complejo de Vaca Muerta, la segunda reserva de gas natural más grande del mundo y la cuarta de petróleo, instaló la promesa de una producción abundante de ambos hidrocarburos, que permitiría lograr el autoabastecimiento y exportaciones. Sin embargo, la llegada de los días de frío parece desafiar esta expectativa, porque continuarán las importaciones de gas. ¿Cómo se explica este «contrasentido» desde la perspectiva de la industria energética?

La clave de esta aparente contradicción no reside hoy en una baja producción local. Por el contrario, la principal barrera es la ausencia de la infraestructura indispensable para transportar el gas desde los yacimientos, predominantemente en Vaca Muerta (Cuenca Neuquina), hasta los grandes centros de consumo, ubicados mayormente en la región pampeana, donde encontramos a las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba más la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Aunque existen gasoductos como el Centro Oeste, las tuberías del complejo TGS y el reciente gasoducto Perito Francisco Pascasio Moreno (ex Presidente Néstor Kirchner) que amplió la capacidad desde Vaca Muerta, la red presenta las limitaciones propias de la capacidad instalada.

Picos de frío: ¿por qué importar GNL es «más barato» que usar gas propio?

La demanda de gas no es constante a lo largo del año. Los inviernos traen consigo picos de demanda, puntuales y de corto plazo. En áreas como Buenos Aires, un día de frío intenso puede disparar el consumo en unos 60 millones de metros cúbicos más por día. Sin embargo, estas oleadas de frío polar suelen ser breves, durando solo unos pocos días y repitiéndose dos o tres semanas al año, mientras que el clima general es templado.

Cada gasoducto tiene una capacidad máxima de transporte. Cuando las temperaturas invernales elevan la demanda por encima de esta capacidad, es cuando aparece la necesidad de importar gas, ya sea desde países vecinos o en forma de Gas Natural Licuado (GNL). La lógica detrás de esto es puramente económica: importarlo es la solución más barata para cubrir esos picos.

Mantener una red de gasoductos con la capacidad suficiente para abastecer estas demandas puntuales, que se usarían en su plenitud solo unos pocos días al año, implicaría costos muy superiores a los de las importaciones temporales de GNL. A esto se sumarían los sobrecostos de mantener yacimientos inactivos la mayor parte del año, esperando esos picos de demanda. En este sentido, la importación para cubrir picos estacionales es una práctica regular a nivel mundial.

Menos importaciones, pero aún necesarias

A pesar del crecimiento productivo, las importaciones, aunque reducidas, siguen siendo necesarias para los picos de demanda. En 2024, la balanza comercial energética logró un superávit histórico de $5.668 millones, el más alto en 18 años. El gas impactó en dichas cifras.

«Dada la estacionalidad de la demanda local de gas natural, aún con el incremento de la capacidad de transporte de gas natural desde la Cuenca Neuquina, en el pico invernal seguirán resultando necesarias las importaciones para abastecer el mercado doméstico. Dicho volumen podría ser abastecido a través de GNL de Escobar, por medio de importaciones desde Chile o de combustibles líquidos para la generación térmica», explicó un reciente informe de la consultora Economía & Energía.

El año pasado, las importaciones de gas se vieron significativamente reducidas por la finalización anticipada del contrato con Bolivia en septiembre. También disminuyeron las compras de Gas Natural Licuado (GNL), pasando de 44 barcos en 2023 a 30 en 2024. Un hito destacado sucedió en diciembre, ya que fue el primer mes en muchos años en el que no se importó gas. Sin embargo, la necesidad persiste para los picos invernales que se históricamente tienen lugar en mayo, junio y julio.

«De todas formas, para el corriente año se prevé una importante disminución de las importaciones de gas natural y GNL, las que alcanzarían alrededor de u$s 653 millones, es decir, la mitad del valor de 2024. La reducción en las importaciones con relación a los volúmenes adquiridos en 2024 obedece a la ampliación de la capacidad de transporte de gas desde cuenca Neuquina, así como al incremento en los volúmenes inyectados en cuenca Austral», proyectó la consultora que dirige Nicolás Arceo.

El costo del gas importado: ¿Cuánto impacta en el precio final?

El precio del gas importado, medido en dólares por millón de Unidades Térmicas Británicas (MMBTU), ha mostrado volatilidad. Si bien descendió de 10,67 dólares en el segundo trimestre de 2023 a 7,57 dólares en el primero de 2024, saltó a 17,7 dólares en el tercer trimestre de 2024.

Para 2025, las proyecciones de CAMMESA prevén que el gas importado desde Chile y el GNL oscilarán en torno a los 16 a 17 dólares por millón de BTU. Estos costos de importación para cubrir los picos de demanda, si bien son la opción «más barata» frente a sobredimensionar la infraestructura, evidentemente tienen un impacto en el costo final de la energía.

En definitiva, aunque Vaca Muerta impulsa la producción local a niveles récord y las importaciones generales se reducen, los pocos días al año de fríos extremos se cubrirán este invierno nuevamente con importaciones de gas.

Emiliano Bonanotte

PROPUESTAS DE AGENDAR: Drones, y lecciones para Argentina de la guerra actual

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Este domingo 1 de junio Ucrania atacó con enjambres de drones a bases rusas, destruyendo aviones que, se afirma, formaban parte  de su dispositivo estratégico nuclear.

El ataque ucraniano, conocido como operación «Spiderweb» (Telaraña), tuvo como objetivo varias bases aéreas rusas, incluyendo la base de Belaya en la región de Irkutsk, Siberia, una de las más importantes con que cuenta la Federación Rusa. Se encuentra a aproximadamente a 4,500 kilómetros de la frontera ucraniana.

Otras bases atacadas, son Olenya en la región de Murmansk, a unos 1,800 kilómetros de esa frontera y Diaghilevo en Riazán, a unos 520 kilómetros. Más allá de los errores que se adjudicarán a los dispositivos de seguridad de Rusia, esto indica la facilidad de desplazamiento de los drones antes de ser activados. Cuando son lanzados… es difícil detenerlos, como lo han comprobado los ucranianos en los cotidianos ataques rusos.

A nuestro entender, la operación Telaraña no tiene en sí un impacto directo en la guerra entre Rusia y Ucrania como se está desarrollando actualmente, una guerra de desgaste, de avances lentos y disputados, y bombardeos que afectan al infraestructura y la población civil.

Sin embargo, su impacto psicológico y simbólico es grande. Para Ucrania, muestra su voluntad de resistencia y su capacidad de asestar duros golpes al enemigo. Para Rusia, que desde hace muchos meses aparece como el inevitable vencedor, este ataque representa un golpe durísimo, inesperado, que puede impulsarla a una represalia muy dura, para «recuperar credibilidad».

¿Una escalada en una guerra que ya lleva más de 3 años?

Pero este editor no es experto en las tácticas militares actuales. Sus lecturas sobre las campañas de San Martín o de Escipión no son relevantes.

Sí me resulta obvio un punto sobre el que hemos vuelto, una y otra vez, en AgendAR. Los drones han cambiado la guerra en este siglo. Ya lo había anticipado el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán, y los ataques de los hutíes en el Mar Rojo: Los drones son el Gran Equalizador.

La clave no es su potencia o su alcance. Es que se trata de un arma muy económica, de un costo muy, muy inferior al de misiles y bombarderos. Y, de fácil traslado, emplazamiento y reemplazo.

Para un país como el nuestro, la Argentina, extenso y rico en recursos, pero con sus industrias de defensa destruidas y su Estado empobrecido, es un arma que sus Fuerzas Armadas deben desarrollar. Retomar el absurdamente abandonado Proyecto SARA.

Antes que las bombas nucleares, los drones son un eficaz disuasor, en los arsenales de las naciones que no son Grandes Potencias. Por su capacidad de infligir daños altos a cualquier agresor. A uno con más poder militar.

A continuación de esta breve nota, les acercamos un link al Especial de AgendAR donde reunimos artículos publicados sobre lo que en Argentina se ha hecho y se puede hacer en materia de drones.

Abel B. Fernández

Especiales de AgendAR: «Drones argentinos«

A pesar de la crisis que la agobia, FAdeA realizó en mayo el primer vuelo del IA-100B Malvina

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Luego de una demora de once días debido a la crisis interna que vive la empresa, FAdeA concretó enl 20 de mayo, el primer vuelo del entrenador IA-100B Malvina, desde la pista de la Escuela de Aviación Militar en la ciudad de Córdoba.

El IA-100B es un desarrollo sobre el demostrador IA-100 que voló en 2016, aunque ha sido totalmente rediseñado, incluyendo, entre otros cambios, la adición de un tercer asiento y el cambio del motor de 180 hp por uno de 260, así como el empleo de otra técnica constructiva para su célula en materiales compuestos, empleando el sistema de preimpregnado. El proyecto se lanzó en 2020 a partir de un requerimiento de la Fuerza Aérea Argentina, que inicialmente apuntaba a incorporar 25 aeronaves, cantidad que luego se redujo a solo diez.

El avión está compuesto en un 85% por materiales compuestos, utilizando el proceso de preimpregnado, lo que proporciona una calidad mucho mejor que el laminado húmedo empleado en el demostrador original.

El nuevo avión tiene una cabina con visibilidad mejorada, con una cúpula más alta, con aviónica digital VFR/IFR personalizada en una cabina también diseñada por Redimec, que es más sencilla que la del demostrador tecnológico, con asientos uno al lado del otro más un tercer asiento en la parte trasera para vuelos de enlace. El motor es un Lycoming AEIO-540-D4A5 de 260 CV con hélice Hartzell, preparado para vuelo invertido para acrobacia aérea.

Se espera que el avión alcance una velocidad de 155 nudos, con una pérdida de 57, con un alcance de 1060 km, una autonomía de 4,5 horas, un techo de servicio de 18.000 pies y un factor de carga de +6G y -3G.

Si bien en 2020 se planeó tener el prototipo listo para 2021 y comenzar las entregas en 2022, esto demostró ser demasiado optimista y la construcción del prototipo comenzó a mediados de 2023, con un avance muy lento durante 2024 y quedando listo recién en marzo de 2025.

Ahora se espera avanzar en el programa de ensayos para luego aplicar los cambios que surjan en las aeronaves de serie.

Santiago Rivas

Las respuestas de un Occidente dividido a un mundo que parece dejarlo atrás

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Lo esencial de la arquitectura del antiguo sistema occidental (bancos, gobiernos, fundaciones, medios, think-tanks, universidades, redes militares y tecnológicas) era invisible a los ojos del ciudadano común, pero funcionaba eficazmente, articulando su enorme poder global. Desde hace una década ya no puede imponer fácilmente sus fórmulas universales y tiene peleas internas, no sólo a nivel de las élites, sino dentro mismo de sus sociedades, lo cual desconcierta y lo hace poco atractivo para ser imitado. Se observan contradicciones imposibles en épocas pasadas: Washington impone sanciones y Wall Street ayuda a los castigados; EEUU ignora a la élite europea.

Cada élite tiene su propia estrategia de salida. Hay militaristas: la OTAN provoca conflictos en Ucrania o en Asia; los europeos se entusiasman con su rearme. Hay farsantes: simuladores de un cambio que nunca llega; levantan la justicia social mientras refinancian la deuda eterna (usura); hablan de energía renovables mientras utilizan masivamente carbón; promueven diversidad, pero no protegen a las mayorías; hablan de libertad de mercado para seguir evadiendo impuestos. Hay pragmáticos: pilotean la transición; sobreviven adaptándose a lo que funciona en otros lares e intentan imitarlos; aceptan el nuevo orden multimodal, pero intentan mantener la centralidad del poder, como una variante de “gatopardismo” global.

La disociación entre política, economía y el relato moral, ha permitido que un nuevo poder, casi invisible, instale el odio dentro de muchas sociedades. En medio de tanto contrapunto polarizante entre capitalismo y socialismo, Occidente fue dejando en libertad, sin ningún control social, a los nuevos protagonistas high tech, propagadores de una ideología libertaria extrema, que eliminan la noción de Estado, y que fueron introduciendo al mundo en un anarquismo o caos cibernético, manejado sólo por una decena de señores tecnofeudales, con utópicas pretensiones de controlar al mundo e incompatibles con cualquier noción de democracia.

Desde el punto de vista de las potencias, la transformación de la realidad mundial es claramente visible; las capacidades productivas de EEUU y Europa han disminuido en relación a China, provocando una reducción de empleos industriales, debilitando a las clases medias y generando una dependencia estratégica en sectores clave para la innovación y el desarrollo tecnológico, mientras continuaban con su crónico endeudamiento, por el que pagan jugosos intereses al mundo financiero, el que a su vez sostienen el crecimiento del mundo tecnofeudal hiperlibertario. Se sumaron a ello, la pérdida de legitimidad social de prolongados conflictos armados (Vietnam, Afganistán, Irak, Libia, Ucrania, Palestina), la disminución de la natalidad, los grandes flujos migratorios, el relajamiento y relativismo moral, menor presencia del Estado en políticas de integración social, fenómenos de discriminación y de exacerbación del odio. Son las causas que, además de los problemas económicos conocidos, explican la facilidad con que se introdujeron los “ingenieros del caos” en el control de la vida de los pueblos.

Con sus decisiones estratégicas fallidas Occidente ha permitido la pérdida del impulso vital de sus sociedades, a diferencia de lo que ocurre en los países emergentes, que han aprovechado la ola globalizadora, mediante estrategias nacionales de crecimiento económico y de mejoras sociales para sus pueblos.

Estados Unidos

Frente a la innegable realidad de la pérdida de la hegemonía geopolítica, la reacción exhibida por Donald Trump tiene su eje en cerrarse sobre sí mismo en una carrera proteccionista y en acercarse a Rusia para contener a China; tema en desarrollo sin certidumbres claras. Intenta fomentar una Rusia más independiente, para que no dependa tanto de Beijing y evitar el fortalecimiento del eje euroasiático. Para ello propone explorar intereses geoestratégicos comunes como el control del Ártico y la producción de minerales estratégicos en conjunto con empresas rusas. Para generar confianza mutua, mantiene cierta afinidad ideológica similar en cuanto a valores conservadores y tradicionalistas.

Las recientes declaraciones de Trump indican su voluntad de llegar a acuerdos con Rusia y con China. No está claro si trata de llegar a acuerdos que lleven ciertos niveles de “esferas de influencia” (término originado en la Conferencia de Berlín 1884-1885, donde las potencias europeas se repartieron África). Tal vez se trata sólo de un modo de negociación, tan particular de Trump, mientras las acciones globales suben y bajan como en una montaña rusa. La primera opción sería un regreso a una variante de los regímenes imperiales del siglo XIX, entre las tres superpotencias. Sin embargo, es muy poco probable que EEUU se retire de sus alianzas militares y sus bases en el Indo pacífico, de Taiwán o de Europa. Parece que su interés principal es forzar arreglos comerciales e industriales que lo beneficien. Tampoco China va a ceder tan fácilmente su participación en el hemisferio occidental, al menos sin lograr compensaciones. Rusia, aparte de los entendimientos geoestratégicos, exige, en relación al conflicto en Ucrania, algo similar a lo negociado en los procesos de Minsk y Estambul: dejar de lado la retórica belicista y la exigencia incondicional de revertir las fronteras de 2014; aceptar que Ucrania adhiera a la UE a cambio de su neutralidad militar y su renuncia al ingreso en la OTAN; el reconocimiento de Crimea y de los territorios ucranianos de habla rusa, como parte de Rusia; la creación de zonas desmilitarizadas a lo largo de la frontera común y un nuevo acuerdo de seguridad europeo. Existen precedentes históricos de neutralidad y cesión territorial (Austria y Finlandia de posguerra) y autonomía territorial (Bosnia o los casos de Hong Kong o Macao) que podrían servir de base para dicha solución.

Europa

Mientras tanto Europa, con un peso global en declive, ha comenzado a sobreactuar su nuevo independentismo estratégico, y enfrenta a Trump con un “llamado a las armas”, para defender a Ucrania y “los valores” de Occidente. La élite dominante, si bien está fragmentada, sostiene una mediática visión de Rusia, como exponente de una amenaza imperial, que nadie ve. Sus empresas industriales están migrando a Asia para poder adquirir competitividad, excepto las militares que se han reactivado, para lo cual los países se endeudan aún más, en beneficio del sistema financiero. Su apoyo a las condiciones maximalistas de Zelensky van de la mano de esa nueva política independentista, conducida por una troika ampliada, integrada por Macron, Starmer, Tusk y Merz, siendo Francia y Gran Bretaña, dos potencias nucleares miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. Han reunido a 31 países, y también autoridades de la OTAN y la UE, pero sin Hungría o Eslovaquia (aliadas de Trump), aunque incluyendo a Canadá y Australia para constituir un “frente amplio” pro-ucraniano y “ganar la paz”, sin EEUU. El plan denominado SAFE se reduce a “volver a las armas” y a crear un fondo de 150.000 millones de euros para reactivar las industrias de la defensa, que incluye, obviamente, a Gran Bretaña. Otra nota destacada es que Alemania habría solicitado ser protegido por el paraguas nuclear francés o británico.

Pero la unidad europea tiene sus grietas. El presidente polaco Tusk no va a romper su relación con EEUU, siendo el más acérrimo enemigo de Putin. La famosa “relación especial” entre Gran Bretaña y EEUU, que acaban de firmar un importante acuerdo de libre comercio, también pone un grano de incomodidad o especificidad. Canadá, un polo liberal del fraccionado Occidente, pretendida por Trump para ser el 51º estado de EEUU, tiene ideas de unirse a la Unión Europea, aunque primero tendrá que pasar por el filtro de Su Majestad, el Rey Carlos III de Inglaterra.

Economía global

Se prevé que dada la actual situación altamente volátil y de gran incertidumbre sobre los futuros acuerdos entre las potencias, el crecimiento económico no será tan vital como se esperaba, particularmente en los países occidentales, con un crecimiento económico de EEUU del 1,8 % y Europa del 0,8 %. Los países asiáticos seguirán liderando el crecimiento económico mundial: China un 4,2 % y la India un 6,2 %. Según el FMI, actualmente el PBI de China es un 33% mayor que el de EEUU. El G7 representa hoy apenas el 28% del PBI mundial, mientras las nuevas economías emergentes, principalmente China e India, ya representan el 61 % del PBI mundial. Solo en esos 2 países habitan más de un tercio de toda la humanidad, lo cual influirá en el flujo del comercio internacional; dentro de pocos años China desplazará a EEUU como el primer importador mundial. La demanda de inversiones en EEUU y en Europa atraerá una inmensa masa de recursos financieros, aumentando un poco la tasa de interés, todo lo cual afectarían a los mercados emergentes.

Argentina cometió uno más de sus tantos errores estratégicos: haberse retirado de los BRICS. El alineamiento automático revela que el ideologismo sigue gobernando este país, muy lejos del realismo con que se mueven los países que avanzan a sus mejores destinos.

Ricardo Auer

Crisis de inversiones en Vaca Muerta. Empresas internacionales abandonan el yacimiento”

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En un contexto de tensiones cambiarias, vencimientos de deuda con el Fondo Monetario Internacional y señales de desinversión en Vaca Muerta, este medio se comunicó con el CEO de Saber Invertir, Luis Varela, quien brindó un panorama preocupante sobre el futuro inmediato de la economía argentina.

Luis Varela explicó que la transición energética global amenaza el negocio petrolero tal como se lo conoce: “El mundo está en una plena transformación en el campo de las energías y el petróleo lentamente va a ir siendo reemplazado, como pasó con el carbón al principio del siglo XX”. En este sentido, proyectó que, “el consumo de hidrocarburos va a disminuir”, lo que empujará los precios a la baja.

Vaca Muerta posee un alto costo de producción

Según desarrolló, “hay riesgo de que el barril de petróleo tienda a ubicarse en la zona de 50 dólares”, un nivel que compromete la viabilidad de Vaca Muerta: “Vaca Muerta es un yacimiento con mucho potencial, pero con extracción tipo fracking tiene un costo financiero alto”. Por eso, destacó que, “para que Vaca Muerta sea financieramente apto, necesita de un dólar por lo menos alto”.

Varela advirtió que, “hay muchas empresas internacionales que están abandonando Vaca Muerta, como Exxon, como Petronas”, debido al estrecho margen de rentabilidad. “El precio del costo en Vaca Muerta ahora dicen que puede estar en la zona de los 45 dólares”, recalcó, mientras que los precios de mercado podrían desplomarse, reduciendo la ganancia a cero.

Vaca Muerta cada vez está más lejos de ser «la segunda pampa húmeda»

Aunque el país apostaba a que “Vaca Muerta se convierta en la segunda pampa húmeda”, reconoció que, “va a ir perdiendo esa posibilidad”. En este escenario, sostuvo que el foco hoy está en otra parte: “Los inversores están enfocados, no en el tema del petróleo, que está lejos, sino en lo que está pasando con la licitación de bonos del Tesoro”.

En ese marco, el entrevistado alertó: “Estamos en el mejor momento de la liquidación de cosecha gruesa y en el Banco Central no está entrando ni un dólar”. El Gobierno debe enfrentar “una meta pactada con el FMI para juntar reservas, cerca de USD 5.000 millones en dos semanas”.

Respecto a la licitación del nuevo “Bonte 2030”, explicó: “Es un conejo de la galera sacado por Caputo, que es muy hábil financieramente”. El mecanismo permite que “los inversores internacionales coloquen dólares, el Gobierno los transforma en pesos y paga una tasa en pesos”.

BONTE 2030: un bono que se compra en dólares y se paga en pesos. Los detalles

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En los últimos –al menos– 15 años la Argentina sufrió de inestabilidad económica, que se reflejó en retroceso de la actividad económica (el ingreso por habitante en 2024 fue inferior al de 2007) con fuertes fluctuaciones, e inflación muy alta. Esto estuvo, en mi opinión, vinculado con los desequilibrios macroeconómicos: fundamentalmente, los déficits fiscal y externo. 

El actual gobierno disminuyó considerablemente el déficit fiscal (habla de “superávit financiero” porque en el gasto no incluye los intereses de títulos públicos en pesos). Y la situación del sector externo inicialmente mejoró, porque el Gobierno ejecutó una fuerte devaluación, que hundió el poder adquisitivo de salarios y jubilaciones, y con ellos el consumo y las importaciones, lo que llevó a un superávit comercial externo que permitió sumar reservas al Banco Central en los primeros meses de gestión. 

Pero, para ganar apoyo social, el Gobierno buscó que la actividad se reactive y, al mismo tiempo, que baje la inflación. Para eso, usó el instrumento preferido de los gobiernos de los últimos 15 años: el “ancla cambiaria”, que implica “pisar” el dólar para que aumente sustancialmente menos que los precios de los bienes y servicios. 

Con ello, la inflación se desaceleró, a pesar de una fuerte expansión monetaria que impulsó la actividad económica: mientras la inflación era de 47% anual, el “M2 privado transaccional” (dinero de particulares que no rinde –o casi no rinde– intereses) creció 115% entre abril de 2024 y abril de 2025. Medido en dólares oficiales, pasó de 25.600 millones a 42.700 millones: un aumento del 67%. Al igual que tantas veces en nuestro pasado reciente, la combinación de expansión monetaria con atraso cambiario logró que baje la inflación y crezca la actividad económica: el resultado deseado. Pero con consecuencias para las cuentas externas: en 2024 hubo un superávit de comercio exterior importante, pero en 2025 ya hay déficit, dada la caída en el saldo positivo del intercambio de bienes, y el aumento en el saldo negativo del intercambio de servicios. 

En otros años, el déficit comercial se financió con emisiones de deuda en los mercados de capitales. Pero, luego de las experiencias de nuestro pasado reciente, persiste la desconfianza en la capacidad del gobierno argentino de pagar sus deudas en moneda extranjera. Y el déficit comercial no ayuda: absorbe divisas, en lugar de generarlas para poder pagar las deudas. 

La situación de las reservas del Banco Central empezó a deteriorarse a mediados de 2024, lo que se aceleró en marzo y abril de este año, hasta que el FMI, el Banco Mundial y el BID –empujados por el gobierno de Estados Unidos– pusieron en marcha un salvataje que le da aire al gobierno nacional. Más allá del objetivo –no explicitado– de que al Gobierno le vaya bien en las elecciones, un objetivo declarado es mejorar la solvencia externa del país. Para medir eso, el FMI redefinió el concepto de “reservas netas” del Banco Central, como las reservas en oro y divisas, sin sumar los desembolsos del FMI, y restando obligaciones de corto plazo del Banco Central (pero no todas); y estableció metas que implican que este año esas reservas deberían aumentar en varios miles de millones de dólares. 

Para lograr esas metas, se necesita comprar divisas u obtenerlas vía endeudamiento. El gobierno parece decidido a que, al menos hasta las elecciones, no comprará dólares, para evitar que suba su cotización y, con ella, la inflación. Y, para emitir títulos públicos, que sean atractivos en relación con los que ya están en el mercado, las tasas de interés tendrían que ser muy altas: emitir en esas condiciones daría una imagen de desesperación, lo que –luego de la experiencia del “Megacanje” de mediados de 2001– se trata de evitar. 

En general, los inversores internacionales están más dispuestos a comprar bonos del Tesoro de los Estados Unidos, que rinden 4% anual, que títulos públicos argentinos, que rinden más de 10% anual, porque desconfían de que, al momento del vencimiento, el gobierno argentino tenga la voluntad y los dólares para pagar. El acuerdo con el FMI mejoró la confianza, pero –por ahora– no lo suficiente: si el dólar sigue atrasado (los bienes nacionales están caros en relación con los del exterior, lo que incentiva importaciones y turismo al exterior), no se obtendrá el superávit comercial externo que asegure que el gobierno podrá comprar las divisas para pagar sus deudas. Y, a las deudas en divisas ya existentes, ahora se sumó el nuevo préstamo del FMI, que tiene status de “acreedor privilegiado” (los demás van a la cola). 

Pero parece haber mayor confianza de los inversores en que este gobierno logre bajar la inflación y mantener a raya al tipo de cambio. Aprovechando eso, el Ministerio de Economía emitió el BONTE 2030: un título público para inversores internacionales, que lo pagan en dólares, pero que cobrarán en pesos, con una tasa de interés del 14,75% semestral (efectiva anual: 31,7%); y que vence en cinco años, pero a los dos años los tenedores tendrán la opción de cobrarlo, o mantenerlo hasta 2030.

Si el título público se paga en pesos, el riesgo de que el Gobierno no lo pague es bajo: si no tuviera los pesos, podría ordenarle al Banco Central que los emita. El riesgo principal es que los pesos que cobren los inversores equivalgan a menos dólares que los que invirtieron, por suba del tipo de cambio. Pero eso no debería ocurrir, si: a) la inflación baja, en poco tiempo, a menos del 1% mensual; y b) el tipo de cambio real no sube fuertemente en las fechas de vencimiento de intereses y capital. 

La compra de BONTE 2030 por parte de los inversores internacionales equivale a que le vendan dólares al Gobierno, y simultáneamente, le compren un bono en pesos. La expectativa es que, al momento del cobro, puedan pasar los pesos a dólares, obteniendo una ganancia en dólares. Una vía para la incorporación de estos inversores al “carry trade”, que se apoya en la expectativa de que la tasa de interés en pesos sea mayor que la tasa de interés en dólares, más la devaluación esperada.

Como ejercicio: supongamos que el dólar a fines de noviembre de 2025 vale $1.300 (la cotización aproximada del dólar futuro a esa fecha); en mayo de 2026, $1.430 (aumento de 1,6% promedio mensual); en noviembre de ese año, $1.536 (suba de 1,2% mensual); y en mayo de 2027, $1.630 (suba de 1% promedio mensual). Eso implicará que el que invirtió US$1.000, cobrará el equivalente a US$130 en noviembre de 2025, 118 en mayo de 2026, 110 en noviembre de 2026 y, si opta por retirarse en mayo de 2027, US$808 en esa fecha. En total, cobraría US$1.167 dólares, con una rentabilidad de 9,7% efectiva anual. Y, teniendo en cuenta la situación económica y política en mayo de 2027, analizará si seguir o no tres años más.

La emisión inicial de BONTE 2030 es de US$1.000 millones. La meta de “Reservas netas” fijada para el 13 de junio sigue bastante lejos, pero se acerca un poco. Pero lo principal no es la meta: si no se cumple, el FMI daría un “waiver” (perdón por no cumplir), en pos del objetivo principal (el resultado electoral). Lo más importante es demostrar que el Gobierno puede conseguir dólares de inversores financieros internacionales, que tienen “bolsillos profundos”, y que prestan paraguas solamente si ven que sale el sol. En la medida en que el Gobierno muestra que puede conseguir dólares, mejoran las perspectivas de que pueda pagar sus obligaciones en divisas en el futuro, y entonces más dispuestos estarán los inversores a prestarle. Como ocurrió en 2016: una vez que el gobierno de Macri empezó a emitir títulos en los mercados internacionales, pudo emitir varios miles de millones de dólares por mes. Al usar los dólares para financiar el déficit fiscal, a los dos años se agotó esa fuente, y tuvo que recurrir al FMI. Lo que promete Caputo (Secretario de Finanzas entonces, Ministro de Economía ahora) es que esta vez no usará los dólares para financiar el déficit fiscal. 

El discurso del Gobierno, que los inversores parecen comprar, es que sólo interesa el déficit fiscal (además, niega tenerlo). Pero las importaciones están creciendo a una tasa superior al 30% anual, absorbiendo cada vez más dólares. Lo que puede detener ese crecimiento es una recesión, una devaluación o prohibiciones de importar; pero no son opciones atractivas. El Gobierno exhibe, como garantía de solvencia externa (que serviría para mantener barato al dólar), los fondos de los préstamos del FMI, Banco Mundial y BID y ahora los obtenidos con la emisión del BONTE 2030. Pero, en la medida en que se mantenga el dólar barato (tipo de cambio real bajo), se profundizará el déficit comercial externo (que existe, aunque también el Gobierno lo niega) y, en algún momento, el ingreso neto de fondos financieros se interrumpirá. La pregunta difícil es: ¿cuándo?

Francisco Eggers

El mes pasado 1.425.000 residentes viajaron al exterior. El precio del dólar los subsidia

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Hay argentinos en las playas de Brasil, en las rutas de Estados Unidos y en un avión con destino a Europa. Con el dólar por debajo de los $1200, un valor que se vio por primera vez en octubre de 2023 (cuando tocó un récord histórico el viernes previo a las elecciones presidenciales), en abril hubo alrededor de 1.425.600 residentes que aprovecharon para cruzar la frontera, un 30,5% más que el año anterior (incluye a quienes van y vienen en el día y a quienes permanecen afuera más tiempo). Se trata de un boom del turismo emisivo, fenómeno que no se veía desde 2017.

Al ver más en detalle, el mes pasado hubo 881.200 argentinos que salieron al exterior para hacer turismo, un aumento del 24% interanual, de acuerdo con el último informe de Estadísticas de turismo que publicó el Indec. “Se posicionó como el tercer abril con mayor turismo emisivo desde el inicio de la serie (2016), solo superado por 2017 y 2018″, dimensionaron desde la consultora LCG.

Más llamativo fue el caso de los “excursionistas”, aquellas personas que van y vienen por el día, una “escapadita” que hicieron 544.400 residentes. En este caso, se trató de un crecimiento del 42,7% frente a abril del año pasado.

“El turismo emisivo es una forma rápida de entender el proceso de apreciación cambiaria, viajan más argentinos al exterior y los que viajan gastan por persona más que antes. Eso tiene una explicación en los salarios: hoy el promedio del sector privado registrado es de US$1500, el más alto desde el 2017. Sin embargo, medido en pesos solo es más alto con respecto al año pasado», dijo Claudio Caprarulo, director de Analytica.

Balanza turística, de acuerdo con el Indec

Incluso, el fuerte dinamismo de los primeros meses del año amplifica esta tendencia: en el primer cuatrimestre se registró un récord histórico de turismo emisivo, con casi seis millones de salidas al exterior, señalaron desde LCG.

Este informe del Indec representa un indicador que le permite a los economistas evaluar la sostenibilidad del sector externo. Y la alarma que se empezó a encender en los últimos meses: cada vez el déficit de la balanza de turismo es mayor, porque así como los argentinos salieron a recorrer el mundo, cayó la cantidad de turistas extranjeros que vinieron a conocer el país.

“Esta baja también impacta en la ocupación hotelera, que este verano fue menor que el año pasado, que había sido de por sí muy duro por la aceleración inflacionaria y la caída del poder adquisitivo. Efectivamente, esta balanza negativa complica el mercado de cambios: podemos tener un déficit de más de US$10.000 millones en 2025 por el turismo. Y también se filtran algunas compras en el exterior, sobre todo ahora que es cada vez más fácil traer productos de Amazon, por ejemplo. Es un factor a tener en cuenta, porque hay pocas reservas y, en un contexto de escasez de dólares, que se destinen al turismo exterior puede no ser deseable”, sumó Lorenzo Sigaut Gravina, director de análisis macroeconómico de Equilibra.

En números, entraron al país unos 727.700 turistas en abril, una baja del 8,3% interanual. En el desgranado, 418.800 de ellos llegaron a la Argentina para hacer turismo y pernoctaron (una caída del 4,8% frente al año anterior), mientras que 280.500 vinieron por el día (una merma del 13,1%).

“La otra cara de la misma moneda es la caída en el ingreso de turistas desde el exterior. Así se genera una dinámica que es negativa para el mercado interno en términos de empleo y producción, mientras crece la salida neta de dólares. Se deben implementar estrategias para compensar, aunque sea parcialmente, la pérdida de competitividad vía precio, dada la decisión del equipo económico de mantener al dólar barato como ancla contra la inflación. Hay regiones de nuestro país donde el turismo es la principal actividad económica», agregó Caprarulo.

Al ver el resultado total de los viajes turísticos, sale a relucir que el mes pasado hubo un saldo negativo de más de 700.000 visitantes, el peor dato para un mes de abril desde el comienzo de la serie (en 2016), de acuerdo con la consultora Equilibra.

Parte de este fenómeno se debe por la percepción de un dólar “barato”. Aunque el llamado dólar turista cuesta $1521 en el Banco Nación (todavía cuenta con un recargo del 30% a cuenta de Ganancias sobre el tipo de cambio oficial), hoy la mayoría de los argentinos paga el resumen bancario con billetes propios. De esta manera, se puede ahorrar unos $351 por dólar, ya que el oficial cuesta $1170 y el MEP, $1165.

“Esto se debe principalmente a un tipo de cambio real muy apreciado. Encima, después de la salida del cepo, se achicó la brecha a cero y se abarató aún más para los turistas o los gastos que se hacen en el exterior, que lo único que tienen que hacer para evitar el gasto de pago en tarjeta es poner stop debit, comprar dólares en el mercado oficial y usar esos billetes para cancelar los resúmenes de la tarjeta», añadió Sigaut Gravina.

¿A dónde viajamos?

También se puede ver cuáles fueron los destinos más elegidos por los argentinos. Hubo 235.900 residentes que viajaron en abril a Brasil (un aumento del 59,1% frente al año anterior), mientras que 216.700 cruzaron la Cordillera de los Andes y pasaron unos días en Chile (+24,3%), otros 101.100 fueron a Paraguay (+12,5%) y 95.700 a Uruguay (en este caso, un 12,8% menos que en abril 2024).

Además, alrededor de 84.600 de argentinos fueron al resto de América Latina (+46,8%), 53.000 se dirigieron a recorrer Europa (+18,7%), 52.400 fueron a vacacionar a Estados Unidos o Canadá (+8,5%), hubo 28.700 turistas que fueron a Bolivia (+11,3%) y 13.000 eligieron otros destinos del mundo (+10,1%).

Al ver el país de origen de los turistas extranjeros que llegaron a la Argentina, 78.200 fueron uruguayos (+11,2%) y 77.600 brasileros (una caída del 18,2% frente al año pasado). Le siguieron 62.900 europeos (-2,2%), 53.500 chilenos (-3,7%), 46.300 otros países de América Latina (-15,2%), 40.300 paraguayos (+28,1%), 31.600 fueron canadienses o estadounidenses (-24,2%), 15.900 vinieron de otras partes del mundo (+8,2%) y 12.400 fueron bolivianos (-12,4%).

Melisa Reinhold