Un COVID largo puede destruir tu capacidad de ejercicio. Ahora sabemos por qué.

0

Para muchas personas con COVID prolongado, uno de los principales síntomas es la dificultad para hacer ejercicio: cuando sobrepasan sus límites puede producirse un devastador ciclo de fatiga. Eso suele empeorar los resabios musculares de la enfermedad.

Esto se llama malestar postesfuerzo (MPE), y tiene iguales síntomas que la encefalomielitis miálgica, o síndrome de fatiga crónica (EM /SFC). Pero no es lo mismo.

Un estudio de Nature Communications da la explicación del bajón en el umbral del agotamiento. Lo que no da es una solución mágica. Dice que los pacientes con COVID largo sufren una serie de cambios en el reposo post-ejercicio, que incluye daño difuso y generalizado en la estructura profunda de los músculos, y alteraciones en su composición de fibras y en su metabolismo energético.

El estudio «muestra realmente el daño» casusado por el malestar postesfuerzo, afirma Lucinda Bateman, médico del Bateman Horne Center, especializado en el tratamiento de pacientes con ME/SFC y COVID prolongada. Como señala Bateman, esto incluye mostrar «la inflamación, el daño, las cicatrices, los coágulos», que se encuentran en los tejidos musculares de los pacientes con COVID prolongado. También se hallaron bajones de actividad en las mitocondrias, las organelas microscópicas que generan la mayor parte de la energía aeróbica de una célula moderna.

La respuesta sugerida al MPE: tomátelo con calma.

Malestar postesfuerzo provocado por la prueba de esfuerzo

En el estudio, los investigadores reclutaron a 25 pacientes con COVID prolongado. Todos ellos eran jóvenes -con una edad media de 41 años-, no padecían otras enfermedades preexistentes y venían cargando con una reducción significativa de su vida laboral y social. Condición de exclusión: tenían que presentar malestar postesfuerzo para ser reclutados por el estudio, afirma Rob Wüst, fisiólogo del ejercicio de la Universidad Libre de Ámsterdam y coautor del estudio.

Los participantes se sometieron a una prueba de esfuerzo cardiopulmonar en la que se les pedía que hicieran ejercicio hasta quedar exhaustos, lo que desencadenaba un episodio de malestar postesfuerzo.

Para caracterizar los cambios que experimentaba su organismo, los investigadores extrajeron sangre y realizaron una biopsia muscular una semana antes de la prueba de esfuerzo y un día después. Los resultados de estas pruebas se compararon con los de 21 pacientes sanos, que tenían la misma edad y sexo, y que sirvieron de «grupo control».

«Normalmente sabemos por todas las demás enfermedades crónicas que el ejercicio es bueno, que el ejercicio es medicina», afirma Wüst. «Sin embargo, estos pacientes empeoran». Es el mundo al revés.

Cambios en los sistemas energéticos del cuerpo

Los cambios clave que descubrieron Wust y colegas fueron diferencias en la capacidad del organismo para generar energía en comparación con los pacientes sanos. Esto incluía niveles más bajos de fosforilación oxidativa, un proceso bioquímico que produce ATP, una molécula que el cuerpo utiliza como reserva y fuente instantánea de energía «a demanda». También observaron que tras el ejercicio se producía una disminución de la actividad de las mitocondrias, las minúsculas centrales energéticas que fabrican las moléculas de ATP dentro de cada célula humana.

En la gente con COVID largo, la función mitocondrial se deteriora rápidamente tras el esfuerzo, afirma Wüst. Y los que están acostumbrados a un cuerpo que rinde y aguanta el ejercicio los hace entrar en un círculo vicioso, de nuevos esfuerzos excesivos que llevan de cabeza al colapso de la función mitocondrial y del metabolismo muscular.

Ambos grupos, el de testeo y el de control, pasaron por dos pruebas sucesivas de esfuerzo espaciadas 24 horas. En ambas se les pidió que hicieran ejercicio hasta el agotamiento.

Durante la prueba de esfuerzo del segundo día, los pacientes con malestar postesfuerzo mostraron una capacidad disminuida para fabricar energía y se agotaron mucho más rápido y con menos ejercicio que en el día anterior. Las personas sin malestar postesfuerzo hicieron cantidades de ejercicio similares ambos días, antes de «estrellarse contra la pared» (expresión de entrenadores yanquis, significa llegar al agotamiento).

El agotamiento suele ocurrir en el momento en que los miocitos (células musculares) abandonan el uso intenso de oxígeno para generar energía, y pasan a metabolismo anaeróbico, un proceso bioquímico más primitivo e ineficiente, que ocurre en el citoplasma extramitocondrial. En lugar de quemar glucosa (el combustible standard de todo miocito) y hacerlo de modo total hasta reducirla a agua y dióxido de carbono, el metabolismo anaeróbico desintegra la glucosa a medias y la reduce a ácido láctico. Cuando éste se acumula en los músculos, tiene efectos rápidamente tóxicos, los hace doler, les quita capacidad de contraerse, y es el momento en que uno «se estrella contra la pared». El metabolismo anaeróbico no da para esfuerzos prolongados.

Para los atletas entrenados, «la pared» puede llegar, por ejemplo, al final de una maratón de 41 km. En el caso de las personas con malestar postesfuerzo, aunque hayan sido atletas hasta que se contagiaron COVID, ese derrumbe sigue a actividades cotidianas, como dar una vuelta a la manzana, ducharse o hacer las tareas domésticas.

El umbral anaeróbico determina cuánta actividad se puede hacer antes de caer rendido por el agotamiento, dice Todd Davenport, investigador de la Universidad del Pacífico, cuya investigación se centra en el malestar postesfuerzo. No se funciona por encima del umbral anaeróbico durante mucho tiempo o muy bien, añade. Parte del entrenamiento de futboleros y de nadadores competitivos consiste en elevar poco a poco el rango en que el cuerpo soporta el esfuerzo anaeróbico, para ese titánico remate final que a veces decide triunfo o fracaso.

Eso se podía ver bien en las caras agotadas de la Selección Argentina en el tercer tiempo del partido contra Francia por la Copa Mundial. Y los franceses también estaban en las últimas de la anaerobiosis. Por algo les ganamos a penales.

Volviendo al tema, esta insuficiencia adquirida en la forma en que el cuerpo fabrica, almacena y gasta energía es exclusivo de los pacientes con malestar postesfuerzo. Viven en el tercer tiempo, aunque antes del COVID fueran atletas sumamente aeróbicos. Para los pacientes con otras afecciones que dificultan el ejercicio -como la insuficiencia cardíaca, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica o la fibrosis quística- el ejercicio sigue siendo difícil, pero beneficioso. No hay pérdidas musculares fisiológicas y morfológicas inducidas por el sobreesfuerzo.

En suma, que el malestar postesfuerzo del COVID largo es algo muy raro, en términos metabólicos, pero nada infrecuente, en términos estadísticos.

Cambios en la composición de las fibras musculares

Otra diferencia clave que descubrieron Wüst y sus colaboradores fueron los cambios en la composición muscular de los pacientes con COVID prolongada. Estos individuos tenían una mayor proporción de fibras musculares de contracción rápida en comparación con los pacientes sanos.

Las fibras musculares de contracción rápida, llamadas también fibras blancas, son muy voluminosas porque tienen espacio para almacenar su propio combustible (glucógeno). Se utilizan para movimientos rápidos y explosivos, como levantar pesas o hacer piques cortos, pero no tienen aguante, se cansan rápido por acumulación de ácido láctico. Son las que buscan desarrollar los «patovicas».

En contraste, las fibras musculares de contracción lenta, o rojas, son largas, flacas y de un color rojo profundo, porque están enormemente vascularizadas y llenas de capilares, para absorber rápido el oxígeno circulante en sangre y desprenderse del dióxido de carbono generado. Queman «lo que se les tire»: glucógeno, hasta agotar su escasa carga inicial, pero luego empiezan la combustión metabólica de ese residuo tóxico, el ácido láctico.

Ese segundo quemado se produce en las mitocondrias, las organelas energéticas de las fibras musculares. En la fibra roja son muy abundantes, y degradan el ácido láctico hasta volverlo agua y dióxido de carbono, en un proceso molecular de quemado a fondo y sin llama que produce mucha más energía de un modo más sostenible. Esa energía se almacena en forma de ATP, una molécula que sirve de reserva para activar los procesos metabólicos de todo el organismo: viene a ser como el oro de respaldo en una economía como la del mundo previo a 1971. Es fácilmente fungible en todos lados, y sirve para cerrar cualquier gasto.

Las fibras rojas no sólo usan glucógeno o glucosa, sino ácidos grados como combustibles. Dada la cantidad de grasa en el cuerpo humano, mucho mayor que en otros primates, eso es como quemar no nafta ni gasoil, sino un fuel-oil de alta densidad, el hidrocarburo líquido más pesado y barato. Con la diferencia es que es una combustión mitocondrial, con enzimas, sin llama, con alto uso de oxígeno, y sin más residuos que vapor de agua y dióxido de carbono, que se expelen por los pulmones.

En las sabanas africanas, donde se fueron formando los homínidos de los cuales descendemos, particularmente el Homo erectus, el metabolismo aeróbico parece haber sido importante en las estrategias de caza de cuadrúpedos. El Homo erectus era menos veloz que sus presas, pero las cazaba por persecución prolongada hasta agotarlas, como los lobos, mucho más que por acecho o intercepción, como los felinos. Los Kung’ San, hombres modernos pero que siguen habitando ese mismo paisaje semiárido y abierto del sureste africano, siguen cazando por persecución prolongada. Si no tuvieran esas flacas musculaturas de maratonistas, deberían haber cambiado de negocio.

Estas fibras rojas generan menos fuerza, y las usamos para esfuerzos más sostenidos y predecibles: mantener la postura dorsal, caminar e incluso correr, pero distancias medias y largas, sin piques explosivos. Genética aparte, la forma de uso es el segundo determinante de las proporciones relativas de fibra roja y blanca de la gente. En los brazos de un pesista o en los muslos de un «sprinter» de 100 metros puede haber un 90% de fibra blanca, porque el esfuerzo es básicamente anaeróbico, con acumulación de ácido láctico.

Pero en las piernas de un ultramaratonista la proporción puede ser la inversa: predomina la fibra roja, porque a partir de los primeros centenares de metros de carrera, las riendas del metabolismo muscular las toman las mitocondrias, y los músculos rojos se insuflan de sangre y entran «en ciclo aeróbico». La temperatura general de todo el cuerpo sube uno o dos grados, la sudoración se activa para bajar la temperatura interna, y se entra en un estado parecido al de una fiebre sin infección.

Hay un tercer tipo de fibras intermedias, ni rojas ni blancas, rosadas, y ni que sirven para esfuerzo explosivo pero se cansan menos, aunque son menos resistentes a la fatiga que las fibras rojas. El «precalentamiento» de los futbolistas profesionales cuando salen del banco y se aprestan a entrar en juego es un intento de activar el metabolismo mitocrondrial en las tres grandes categorías de fibras musculares.

Más allá de que hay gente que nace flaca, fibrosa y casi para maratonista, y otros que vienen al mundo predeterminados para ser morrudos y fuertes, el predominio de la musculatura blanca, roja o intermedia lo deciden el cerebro y el tiempo. De acuerdo al modo de vida, las neuronas activan los músculos de modo distinto, y estos van adquiriendo mayor o menor predominio en volumen de estos tres tipos de musculatura.

Visto con ojos de economista, el trabajo muscular es insólitamente schumpeteriano: destrucción creativa. Las fibras musculares excesivamente solicitadas se rompen y generan microdesgarros, sólo visibles bajo microscopio. Pero en reposo, y máxime cuando el cuerpo sigue caliente, hay un trabajo minucioso de reconstrucción molecular y celular de cada músculo, y de transformación de células indiferenciadas en nuevos miocitos. Ésa es la base de ponerse musculoso, o al menos, fibroso.

De regreso a los que tratan de salir de un COVID largo y se quedan sin aliento con esfuerzos que antes ni registraban, el asunto es que durante la enfermedad hubo una transformación muscular solapada, y una pérdida funcional de fibra blanca. «Sabemos que es difícil cambiar los tipos de fibras en las personas y que (estos cambios) no ocurren con la inactividad», afirma Wüst. «Algo más está cambiando los tipos de fibra».

Aunque los fisiólogos no saben qué impulsa este cambio, puede ayudar a explicar parte de la fatiga que experimentan los pacientes. «Las fibras musculares de contracción rápida (es decir las blancas) consumen energía más rápido y, por tanto, se fatigan antes», afirma Wüst.

Cambios en la capacidad de recuperación del organismo

Además de los cambios en la capacidad del organismo para utilizar la energía y en la composición de las fibras musculares, Wüst y sus colaboradores también hallaron indicios de daño muscular.

En una persona sana, los músculos hacen microdesgarros difusos en el esfuerzo y se reconstruyen (con un «plus» a favor) en el reposo, y así se va fortificando con el ejercicio, dice Maureen Hanson, bióloga molecular de la Universidad de Cornell. Hanson investiga en el malestar post-esfuerzo en pacientes con COVID y ME/CFS de larga duración. «La persona sana tiene una respuesta al ejercicio, y esa respuesta es distinta de la respuesta del paciente con ME/SFC».

En varios estudios llevados a cabo por Hanson y sus colaboradores, los pacientes con COVID larga y ME/SFC muestran una capacidad disminuida para recuperarse del ejercicio. En una persona sana, el daño muscular causado por el ejercicio empezará a repararse en horas, y sigue durante días. En una persona con malestar post-esfuerzo, la reparación no ocurre y el daño por microdesgarros se va acumulando.

El estudio de Nature Communications constató ese deterioro tisular en los pacientes con COVID prolongado: signos de cicatrización muscular, inflamación y coágulos sanguíneos, tanto antes como después del ejercicio. «Vimos mucho daño muscular y signos de que había habido daño en el pasado», afirma Wüst.

«Los pacientes tienen oleadas constantes de malestar post-esfuerzo», dice Davenport, y añade que esto puede suceder con actividades diarias tan aparentemente banales como ir de compras o cepillarse los dientes.

La estrategia que por ahora dan los fisiólogos se parece un poco al «agua y ajo» de los traumatólogos cuando uno se queja de dolores post-operatorios. Hay que mantenerse bastante tiempo debajo de los nuevos límites del «crash» muscular, sin cejar pero sin forzar, y esperar que las cosas se vayan arreglando solas. Lo que sucede bastante, tras un par de años que suelen ser bastante malos. La estrategia de no cejar y ni forzar la gente con inclinaciones al spanglish la llama «pacing», traducción aproximada, «regular la cosa».

Lo dicho, agua y ajo. Hasta que sepamos más.

Daniel E. Arias

Petróleo en la Antártida: contexto geopolitico

0

El navío científico ruso Alexander Karpinsky anunció que encontró indicaciones de una «vasta reserva de petróleo» en la Antártida, en la zona reclamada por Argentina y por Gran Bretaña. La Federación Rusa habría afirmado que seguirá lo estipulado en el Tratado Antártico.

El hallazgo de un gigantesco yacimiento de petróleo bajo el suelo de la Antártida, despertó interrogantes sobre cuáles serían los derechos de Rusia, como descubridor, y de otros países presentes en el continente helado para explotar eventualmente en algún momento ese valioso recurso.

El cuarto continente del mundo en superficie -después de Asia, América y África- es efectivamente uno de los lugares más anhelados del planeta. Y desde 1961 es administrado por un acuerdo internacional, el Tratado Antártico, que fue firmado el 1° de diciembre de 1959 originalmente por los siete países con pretensiones soberanas (Argentina, Chile, Reino Unido, Noruega, Australia, Nueva Zelanda y Francia) más otros cinco: Bélgica, Estados Unidos (donde se firmó el acuerdo), Japón, Sudáfrica y Rusia.

Países que reclaman soberanía en la Antártida

Países que reclaman soberanía en la Antártida

Fuente: BBC / LA NACION

Entre los países con aspiraciones de soberanía, cuatro son naciones lindantes (Argentina, Chile, Australia y Nueva Zelanda) y tres tienen motivos históricos (Gran Bretaña, Noruega y Francia).

La Argentina, por su parte, tiene motivos geográficos y también históricos ya que fue el primer país en instalar una base permanente en la región y declarar su soberanía allí en 1904. La Base Orcadas es hoy la estación científica antártica más antigua todavía en funcionamiento. La Argentina considera la región como una extensión de su provincia más austral, Tierra del Fuego, al igual que las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur.

Chile, sumó su propio reclamo años más tarde, en 1940, también sobre la base de que era una extensión natural de su territorio. La Antártica Chilena -como se la conoce allí- forma parte de la Región de Magallanes, la más austral de las 16 regiones en que se divide el país, y se superpone en partes con los terrenos antárticos exigidos por Argentina y Reino Unido.

Las otras demandas de soberanía se basan en las conquistas realizadas por famosos exploradores antárticos a comienzos del siglo XX.

El reclamo de Noruega se funda en las exploraciones de Roald Amundsen, el primero que alcanzó el Polo Sur geográfico, en 1911.

Y las pretensiones de Nueva Zelanda y Australia se basan en las gestas antárticas de James Clark Ross, quien izó la bandera del Imperio británico en territorios que fueron puestos bajo la administración de esos dos países por la Corona británica, en 1923 y 1926, respectivamente.

En tanto, Francia también reclama una pequeña porción de suelo antártico que fue descubierta en 1840 por el comandante Jules Dumont D’Urville, quien lo bautizó Tierra Adelia, en honor a su esposa.

Más allá de estos reclamos, un total de 29 países son considerados “partes consultivas”, con derecho a voz y voto (sin diferencias entre los que tienen reclamos soberanos y los que no), y un total de 35 países, incluyendo a Rusia, Alemania, Brasil, China, Estados Unidos e India, tienen bases permanentes en el continente blanco.

Sin embargo, el lugar no pertenece a nadie. Y de hecho el tratado no reconoce privilegios ni diferencias entre los países firmantes que reclaman soberanía, según establece su artículo IV.

“Ningún acto o actividad que se lleve a cabo mientras el presente tratado se halle en vigencia constituirá fundamento para hacer valer, apoyar o negar un reclamo de soberanía territorial en la Antártida, ni para crear derechos de soberanía en esta región. No se harán nuevos reclamos de soberanía territorial en la Antártida, ni se ampliarán los reclamos anteriores, mientras el presente tratado se halle en vigencia”, señala.

El tratado, firmado en el contexto de la Guerra Fría, buscó evitar una escalada militar, afirmando que “es en interés de toda la humanidad que la Antártida continúe utilizándose siempre exclusivamente para fines pacíficos y que no llegue a ser escenario u objeto de discordia internacional”.

El pacto congeló los reclamos territoriales existentes y estableció que la Antártida se convierta en una reserva científica internacional.

En total, 52 naciones forman hoy parte del Tratado, aunque solo las 29 que realizan “actividades de investigación sustanciales” tienen poder de voto y pueden tomar decisiones sobre el presente y futuro de la Antártida.

Comentario del Dr. Mariano Memolli:

Estuve haciendo una búsqueda ampliada sobre este tema.

La prospección por sísmica marina y con zonda multi haz (multibeam) la han realizado muchos países y lo han presentado cómo estudios del lecho marino para las Áreas Marinas Protegidas cuan realidad realizan prospección de hidrocarburos y minerales. Rusia entre ellas.

Me llama mucho la atención que el buque ruso inició su campaña de investigaciones en 2020 y nada de esto se publicó entonces. Hoy, en medio del conflicto entre Rusia y Ucrania, a pocos días del inicio de la Reunión Consultiva del Tratado Antártico, medio británicos publican esta noticia que bien podría expresar la preocupación por la prospección realizada por la propia monarquía británica.

Ningún medio ruso (a los que tuve acceso) levantó la noticia como un descubrimiento importante, los que leí hacen referencia a la noticia de The Telegraph.

La discusión en el parlamento británico contó con el asesoramiento del Prof Klauss Dodd, un académico con profundo rechazo a la posición Argentina, este profesor es quien asesora a los británicos sobre este hecho. Una de sus afirmaciones es “Las acciones de Rusia deben entenderse como una decisión para socavar las regulaciones que rodean la exploración sísmica y, en última instancia, como un presagio de la extracción de recursos en el futuro”. El buque, según los propios británicos, hizo tareas científicas. Un medio ruso señala que:

“A pesar de los “temores” de los analistas occidentales y simplemente de los rusófobos, la propia Federación de Rusia ya ha confirmado plenamente su compromiso con el Tratado y el hecho de que la investigación se llevó a cabo exclusivamente desde un punto de vista científico para el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Ni siquiera está previsto ningún trabajo práctico sobre el desarrollo industrial de las reservas.

Se supone que las actividades conjuntas de investigación de los estados no provocarán un enfrentamiento en la región. Sin embargo, las acciones de los geólogos rusos han generado preocupación, ni siquiera porque esto esté sucediendo en una era de conflicto entre Occidente y la Federación Rusa, sino porque lo más probable es que no sean los rusos quienes comiencen a extraer minerales”.

En lo que concuerdo con Klauss Todd es sostener que, desde el inicio de la guerra Ucrania Rusia, el conflicto tuvo un enorme impacto en el Sistema del Tratado Antártico y que hay países que están impulsando cambios, sobre todo para cambiar el consenso por votaciones de mayorías, algo inconveniente para Argentina por el conflicto en el Atlántico Sur.

Rusia realiza prospección y el hecho debe abordarse con la máxima rigurosidad que le hubiera correspondido a los demás países que hicieron lo mismo.

Dr. Mariano Memolli

exdirector por más de una década del Instituto Antártico Argentino

INTA y Conicet: «Producir peces en sistemas circulares es rentable y reduce la contaminación»

0

Un equipo de investigación del INTA y del Conicet demostró que la producción intensiva de peces en un sistema circular bajo invernadero logra rendimientos muy superiores a los sistemas de cultivos tradicionales. Además, minimiza el impacto de las bajas temperaturas del invierno, optimiza el uso del agua y reduce la huella de carbono.


Especialistas del INTA y del Conicet validaron un sistema de producción intensiva de peces con alta eficiencia y rentabilidad que posibilita la cría de especies en climas con inviernos moderados, con muy buenos resultados desde el punto de vista productivo y ambiental. En la campaña 2024/2025, se validará este sistema con especies nativas como la boga.

Según especificó Ariel Belavi -referente nacional de acuicultura del INTA-, “los sistemas circulares bajo invernadero son mecanismos de cultivo intensivos de peces que se basan en el uso eficiente del agua mediante la reutilización y recirculación del agua a través de filtros biológicos y de sedimentación”. Así, según señaló, “es posible optimizar el uso del agua y reducir la huella de carbono”.

En este sentido, Pablo Collins -investigador del Conicet- detalló: “Los peces generan desechos con alto contenido de nitrógeno que pueden provocar toxicidad en los sistemas de cultivo si no se eliminan o transforman”. De allí la importancia de la recirculación que transforman estos desechos en moléculas inocuas para los peces mediante los biofiltros. “Esto permite utilizar nuevamente el agua en el cultivo de peces y/o vegetales, cerrando de esta manera el circuito del agua en los sistemas productivos”, explicó Collins.

Además, Belavi detalló otros beneficios de este sistema de producción: “Por tratarse de sistemas bajo invernadero permiten sobrellevar los inviernos intensos de la región pampeana”.

Es que, según los especialistas, “estos sistemas circulares están enmarcados en los objetivos de la economía azul que, además, permiten altos rendimientos comerciales en toneladas por hectárea en regiones del país con restricciones térmicas para la cría de peces, incluso especies nativas de climas templados-cálidos”.

“Luego de un año de estudio pudimos evaluar la eficiencia del sistema que utilizamos, desde el punto de vista productivo y ambiental”, confirmó el coordinador quien adelantó que obtuvieron “resultados muy buenos”. En este punto señaló: “Se obtuvieron rendimientos muy superiores a los sistemas de cultivos tradicionales semi intensivos”.

estos sistemas pueden ser implementados en producciones intensivas en áreas periurbanas, utilizando cualquier espacio disponible.

El estudio consistió en evaluar el sistema en piletas rectangulares de plástico de 2.5 x 4 m de 10 mil litros y un biofiltro de 3 mil litros bajo invernadero (sin calentamiento de agua). La densidad de siembra utilizada fue de 15 peces por m3 -150 individuos por pileta- cultivando solo machos de tilapia azul debido a que esta especie es la más utilizada internacionalmente para validar sistemas de cultivos acuícolas.

El cultivo en estas condiciones logró una producción total de 92 Kg/pileta luego de 12 meses de cría, llegando a un peso promedio de 684 g (máximos de 962 g). La talla del 100% de los individuos superó el tamaño estandarizado comercial y gastronómicamente como plato (mayor a 25 cm).

GPT-4o promete una interacción «más natural» entre personas y computadoras

0

Con una serie de tuits, el CEO de OpenAI, Sam Altman, confirmó una gran novedad para el producto estrella de la compañía, GPT, la inteligencia artificial generativa en la que se basa ChatGPT. No se trata de un buscador para competir con Google, como sugerían varios rumores la semana pasada, sino de una nueva versión de este motor de inteligencia artificial, llamado GPT-4o, que se asemeja a un asistente al estilo de Gemini, Alexa o Siri, pero con un tono de voz mucho más sofisticado: cuando habla parece una persona. Ya está disponible en el sitio oficial.

O como lo dijo el propio Altman en su blog, haciéndose cargo de las múltiples referencias en redes sociales a la película Her, una vez que terminó la demo: “el nuevo modo de voz (y video) es la mejor interfaz de computadora que he usado. Parece la IA de las películas; y todavía me sorprende un poco que sea real. Llegar a tiempos de respuesta y expresividad a nivel humano resulta ser un gran cambio.”

Según la compañía, “GPT-4o (“o” de “omni”) es un paso hacia una interacción persona-computadora mucho más natural: acepta como entrada cualquier combinación de texto, audio e imagen, y genera cualquier combinación de salidas de texto, audio e imagen. Puede responder a entradas de audio en tan solo 232 milisegundos, con un promedio de 320 milisegundos, que es similar al tiempo de respuesta humano en una conversación. Iguala el rendimiento de GPT-4 Turbo en texto en inglés y código, con una mejora significativa en texto en idiomas distintos del inglés, a la vez que es mucho más rápido y un 50% más económico en la API. GPT-4o es especialmente mejor en cuanto a visión y comprensión de audio en comparación con los modelos existentes.”

Otra demo visible en el sitio es la de un asistente manejado por ChatGPT, que hace un reclamo en nombre de su usuario… y dialoga con otra instancia de ChatGPT; es fácil recordar la demo que mostró Google en 2018 (donde una IA reservaba un turno en una peluquería por teléfono, y que generó polémica porque no aclaraba que se trataba de una máquina).

La compañía deberá demostrar cómo evitará que estos sistemas se usen para estafas: tienen la velocidad, ductilidad y capacidad de expresión como para hacerse pasar sin problemas por una persona en el teléfono; incluso si no simulan ser alguien en particular, pueden convencer a cualquiera que esté desprevenido.

OpenAI publicó una serie de videos en YouTube donde muestra más de la capacidad de diálogo que tiene la nueva versión de ChatGPT; aunque el foco está en el audio y el video, esta nueva versión también es capaz de generar textos más sofisticados.

“Nuestro nuevo modelo GPT-4o, es el mejor que hemos hecho. Es inteligente, es rápido, es multimodal nativo y está disponible para todos los usuarios de ChatGPT, ¡incluyendo los del plan gratis! Hasta ahora, los modelos de clase GPT-4 han estado disponibles para gente que paga una suscripción mensual. Esto es importante para nuestra misión; queremos poner herramientas de IA geniales en las manos de todo el mundo”, afirmó Altman, quien aclaró que a nivel de API (es decir, para acceder a GPT-4o desde otra aplicación, como un servicio) el precio bajó a la mitad y es el doble de rápido que GPT-4 turno, con cinco veces más consultas por sesión. Por multimodal, Altman se refiere a un motor que es capaz de generar (y analizar) texto, audio y video al mismo tiempo.

En la presentación general puede verse un ejemplo, en inglés, en que ChatGPT (usando la versión GPT-4o) genera un cuento a pedido de los presentes, y cambia de tono según le piden los usuarios (más humorístico, más tenebroso, etcétera). Muestra la ductilidad que tiene GPT-4o para entender los pedidos de “más o menos emoción” al generar contenido. También aplica a video, para generar código o para hacer traducciones en tiempo real.

Altman se refirió también a la nueva aplicación de escritorio para interactuar con ChatGPT, disponible a partir de hoy, por ahora solo para macOS, un dato no menor para un producto de una compañía en la que Microsoft invirtió 10.000 millones de dólares.

Ricardo Sametband

Panamá: posición estratégica, migraciones y minería. Los problemas del nuevo presidente

0

Panamá es un pequeño país de América Central que tiene una extensión de 75.517 km² y 4,5 millones de habitantes. Sin embargo, al estar atravesado por el Canal de Panamá que une el Mar Caribe con el Océano Pacífico y ofrecer la única conexión por tierra entre la América del Sur y la Central, tiene una posición geopolítica estratégica para el futuro tanto del trasporte mundial como de los movimientos migratorios internacionales. Además, su riqueza cuprífera le da un papel relevante en la transición energética mundial. No obstante, la polarización de su escena política puede desatar una explosión que repercutiría en todo el continente.

Tras obtener el 34.4% de los votos, el conservador José Raúl Mulino, candidato presidencial de los partidos Realizando Metas (RM) y Alianza, fue electo el pasado domingo 5 como presidente de la República para el periodo 2024-2029. Después de que este jueves 9 la Justicia Electoral terminó el escrutinio definitivo y proclamó al vencedor, éste asumirá la presidencia el próximo 1º de julio. Detrás de Mulino se ubicó con un 24.9% el también conservador Ricardo Lombana, del Movimiento por el Cambio (Moca), a quien siguen otros cinco candidatos, entre ellos el ex presidente Martín Torrijos (2004-09).

Minutos después de que el Tribunal Electoral le notificara su triunfo, en su discurso antes varios miles de sus seguidores reunidos, el presidente electo envió un mensaje a su mentor: “A Ricardo Martinelli, amigo… misión cumplida”. Tras emitir su voto, el candidato ya había visitado a Martinelli, quien está refugiado en la embajada de Nicaragua, para eludir la orden de prisión dictada por el Tribunal Supremo en marzo pasado.

En su discurso poselectoral Mulino manifestó que, si bien impulsará un gobierno proinversión y proempresa privada, “no nos podemos olvidar de los que tienen hambre, de los que quieren un empleo y de los que necesitan agua potable en todo el país todos los días. Son retos muy grandes, pero los vamos a afrontar como se tienen que afrontar, con decisión y liderazgo, que es lo que le falta a este país”.

Y añadió significativamente: “no me animan confrontaciones de ningún tipo, pero hay que enrumbar a la nación panameña como corresponde y hacerle frente a los problemas nacionales como corresponda, sin el menor asomo de temor, pero sí buscando consolidar una fuerza política que le dé respuesta al pueblo panameño”, destacó.

Por su parte, el segundo más votado, Ricardo Lombana, fue el último en pronunciarse ese día diciendo que “somos la principal fuerza de la oposición de la República de Panamá. Convertimos una candidatura independiente en un movimiento y ese movimiento en la fuerza que representará a la oposición panameña”. Tras reconocer el triunfo de Mulino, le envió, empero, un mensaje: “si usted hace las cosas bien, encontrará en nosotros las manos extendidas, pero si vuelve a hacer lo que durante años nos tienen acostumbrados y se aleja de la voluntad popular, si se atreve a reactivar el contrato minero, a privatizar la educación, si se atreve a reprimir al pueblo, encontrará al pueblo en las calles”, advirtió Lombana.

José Raúl Mulino Rovira, es un abogado de 64 años, que nació el 13 de junio de 1959 en David, provincia de Chiriquí (sobre el litoral pacífico, junto a la frontera costarricense). Entró en la política en 1987 formando la Cruzada Civilista contra el gobierno militar de Manuel A. Noriega (1983-89). Tras la invasión norteamericana de 1989 y la formación del gobierno provisional de Guillermo Endara (1989-94), fue impulsor del fracasado referéndum de 1991 para la abolición del Ejército, que finalmente ordenó la Asamblea Nacional.

En la década de 1990 participó en el Partido Solidaridad y Unión Patriótica. Este último se fusionó con Cambio Democrático el 27 de marzo de 2011. Entre 1991 y 1994 fue viceministro de Relaciones Exteriores y, tras la muerte del canciller, lo remplazó por corto tiempo. Luego se retiró de la política hasta 2006, cuando retornó junto con su amigo Ricardo Martinelli. Al ganar éste la presidencia en 2009, Mulino se convirtió en ministro de Seguridad Pública. Durante esta gestión ordenó la represión contra trabajadores en huelga en la provincia de Bocas del Toro (noreste del país), que produjo dos muertes.

En 2021, renunció a Cambio Democrático para apoyar la creación del partido Realizando Metas (RM), fundado y liderado por Ricardo Martinelli. En junio de 2023 Martinelli ganó las primarias de su partido con una amplia ventaja. Tras el desistimiento de su esposa, en octubre siguiente el dirigente presentó a José Raúl Mulino como candidato a la vicepresidencia,

En 2023 Martinelli fue condenado por lavado de dinero y esta condena fue ratificada por la Corte Suprema de Justicia en marzo de este año inhabilitándolo para ser candidato. Para escapar a la cárcel, entonces, el ex presidente pidió asilo político en la embajada de Nicaragua. La inhabilitación de Martinelli obligó a Mulino a remplazarlo el pasado 11 de marzo. Ahora ganó las elecciones culminando una larga y accidentada carrera política.

Sin embargo, el oficialismo carece de mayoría en la Asamblea Legislativa unicameral y deberá pactar con otros partidos para avanzar con su agenda. Esta tarea se le hará particularmente difícil, porque la particularidad de la próxima legislatura es la presencia de 21 diputados independientes que no responden a ningún aparato ni caudillo, sobre todo aquellos aglutinados en la lista que respaldan los diputados Juan Diego Vásquez, Gabriel Silva y el cantautor Rubén Blades.

Mulino recibe un país con un déficit de 7,5% del PBI, una deuda externa de 50 mil millones de dólares y un sistema de seguridad social colapsado. Aunque en 2023 la economía creció al 7,3%, en 2024 bajará al 2,5% por la sequía que afecta al Canal y el cierre de una importante mina de cobre.

La mayoría de los observadores pronostican un horizonte de más confrontación entre el presidente conservador duro y autoritario, un Congreso fragmentado y una Justicia que actúa con gran partidismo. Mientras que el gobierno sólo contará con 15 legisladores, los independientes suman 21, de modo que las alianzas cambiantes y los intentos de compra de voluntades estarán a la orden del día.

Panamá afronta graves problemas económicos y ecológicos, a los que se suma la crisis por el continuo paso de migrantes suramericanos que atraviesan la selva del Darién y luego todo el país, para seguir a Costa Rica y de ahí a México y Estados Unidos. El año pasado medio millón de personas pasaron de este modo por Panamá. Durante la campaña electoral el ahora presidente electo prometió cerrar la frontera selvática con Colombia, para frenar a los trashumantes, pero sin colaboración colombiana esta medida será imposible de cumplir.

Entre tanto, la inédita y prolongada sequía redujo el volumen de agua en el Lago Gatún, que alimenta las esclusas del Canal de Panamá en el medio de su trayecto. Esta disminución del caudal disponible obligó a la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) en enero pasado a limitar los tránsitos diarios a 24 franjas horarias al día, 12 menos que la media diaria anterior a la sequía. Para tener menores calados, también, los buques han aligerado sus cargas transportando menos contenedores, lo que ha supuesto precios más altos para los bienes de consumo e industriales que circulan por el canal con el consabido efecto sobre la inflación mundial. Si el nivel del lago Gatún sigue bajando como se prevé, habrá que buscar rutas alternativas entre Asia y la costa este de Estados Unidos.

El tercer gran problema que Mulino deberá afrontar son las negociaciones con la empresa canadiense First Quantum Minerals, concesionaria de la mina Cobre Panamá, en la provincia de Colón (litoral caribeño), que representa alrededor del 1% de la producción mundial de cobre. La mina fue cerrada por el gobierno de Laurentino Cortizo (2019-24) en agosto pasado, para calmar las masivas manifestaciones y protestas por la degradación ambiental acarreada por la explotación a cielo abierto, pero la concesionaria reclama ahora U$S 20.000 millones como indemnización.

Mientras que la mayoría de los demás aspirantes a la presidencia adoptaron una postura de línea dura contra la minería, a lo largo de su carrera política Mulino siempre impulsó las inversiones extranjeras sin restricciones. Sin embargo, aunque los canadienses y el futuro presidente desean clausurar el conflicto con una negociación, es poco probable que el polarizado y agitado escenario político panameño se lo permita.

Los tres principales conflictos que afronta Panamá tienen importantes implicaciones internacionales y su resolución requiere que las fuerzas políticas, sociales y empresarias alcancen acuerdos sobre el futuro. del país, para poder negociar unificadamente con otros países y empresas extranjeras. Sin embargo, dado el nivel de confrontación existente entre personas, familias y grupos de interés, parece poco probable que en el corto plazo alcancen este entendimiento. El istmo está pronto a hundirse en el caos y sólo un gran sacrificio y mucho renunciamiento de sus líderes podrá salvarlo.

Eduardo J. Vior
analista internacional

Un lector opina sobre «El RIGI y el pastorcito mentiroso»

0

Respecto de la nota de Claudio Scaletta me permito una consideración.
Claudio dice: La pregunta de por qué Argentina, teniendo la misma cordillera, exporta diez veces menos minería que Chile siempre sobrevuela cualquier debate sectorial.

Sucede que en Chile, al igual que en Argentina se exporta todo lo que se produce y además no se procesa nada. Sea cualquiera el mineral del que hablemos.

La diferencia está en que en el caso de Chile desde el lugar de extracción al puerto de exportación hay tan solo 100 kms.
En Argentina hay que analizar cada caso, pero la diferencia es abismal.

Lo extraído en la  mina binacional de San Juan se exporta por puertos chilenos. Eso si, el mineral se extrae de ambos países pero el agua (principal insumo) lo pone Argentina.

Los residuos con cianuro están del lado Argentino.

Los glaciares que desaparecen son nuestros.

En una minería responsable, los controles ambientales debieran ser rigurosos. Aquí; no lo son.

Gracias por permitirme dar mi opinión.

Jose Carlos Vassallo

El RIGI y el pastorcito mentiroso

Todos conocen la fábula del pastorcito mentiroso. Tanto dar la falsa alarma de la llegada del lobo, que cuando el lobo efectivamente llegó nadie prestó atención. Con el “extractivismo” podría suceder lo mismo.

Tanto hablar tonterías sobre el extractivismo que cuando el riesgo es real, a nadie parece importarle. Sucedió que una ley absolutamente “extractivista”, el capítulo de la mega ley “Bases” que se refiere a los incentivos a las grandes inversiones, el RIGI, pasó como si nada por la Cámara de Diputados, es decir pasó con votos de sobra y casi sin ser debatida.

Y ahora, merced al más crematístico “toma y daca” con algunos gobernadores, existe la posibilidad cierta de que también pase como nada por el Senado. Y lo más descorazonador es que todo lo que se puede decir sobre una legislación que genera obligaciones muy gravosas por tres décadas corre el riesgo de no ser escuchado, precisamente porque involucra términos que fueron desacreditados por la mala praxis.

Hablamos de “soberanía”, “coloniaje”, “extractivismo” e incluso “saqueo”, término que remite al vetusto “pinosolanismo antidesarrollo” relegado hoy a banderas del trotskismo y el falso ambientalismo.

Es innegable que la llegada al poder de Javier Milei fue un acto revulsivo, el arribo impensado de un fuera de norma, un verdadero terremoto político que sigue y seguirá bajo análisis. Por ello son tiempos que demandan volver a explicar lo que hasta ayer se consideraba evidente.

Hablamos de palabras mal usadas porque no se limitaron a la descripción de lo que efectivamente describen, sino que se usaron para la demonización de actividades productivas. En concreto por “extractivista” se entiende a una actividad económica que explota recursos naturales sin generar ningún tipo de efecto multiplicador en la región en la que se instala. Se trata de una expresión que fue utilizada hasta el cansancio para construir un discurso antiminero y antipetrolero, es decir para demonizar a las actividades que más rápido y genuinamente pueden generar las divisas que necesita la economía para su estabilización. También se utilizó el mote de extrativista contra la agricultura moderna, que por definición es una actividad de escala. El concepto estrella fue el de “desierto verde”, que remite a grandes plantaciones sin habitantes.

Quienes no creen en estas demonizaciones debieron explicar una y otra vez, por ejemplo, que no es verdad que la minería o el petróleo dejen solamente las regalías. Alcanza con visitar las provincias donde se explotan estos sectores para descubrir que son mucho más ricas que sus vecinas que no los explotan. Esto es así, por dos razones principales, la primera porque la renta de estas actividades es compartida con los Estados en sus tres niveles vía los impuestos más normales, como IVA y Ganancias, no solo las regalías.

Y en segundo lugar por los encadenamientos productivos que se generan. Se trata de actividades que demandan bienes de capital, insumos y mano de obra. Por ejemplo, se habla de que la actividad minera solo paga el 3 por ciento de regalías cuando los estudios más consistentes muestran que entre el 60 y el 70 por ciento de las inversiones quedan en el país por las dos vías citadas, impuestos y demanda de insumos y mano de obra. 

De nuevo, algunos problemas habituales de las regiones petroleras y mineras suelen ser las distorsiones de precios que provocan los altos ingresos de sus trabajadores. Y cuando se quiere observar cuáles son los actores locales que se benefician de estas actividades salta rápidamente a la vista que son la infinidad de pequeñas, medianas y grandes empresas proveedoras que surgen a su alrededor.

La tarea del buen hacedor de política, entonces, es por un lado maximizar el desarrollo de estos entramados productivos, aguas abajo y arriba. Y por otro, tratándose de recursos naturales “no renovables”, aprovechar el excedente compartido para desarrollar otros sectores. A modo de ejemplo, a partir de sus recursos petroleros la provincia de Neuquén desarrolló, entre otras áreas, infraestructura energética, vial y de turismo, la piscicultura de truchas, la fruticultura y un polo vitivinícola. Vale agregar también que fue la acción del Estado nacional en todos los últimos gobiernos, incluido el macrismo, la que promocionó el desarrollo de los hidrocarburos que todavía se siguen denominando “no convencionales”, y no solo en la formación de Vaca Muerta.

Menos eficiente fue la acción en el sector minero, donde más impacto tuvieron los discursos antidesarrollo. La pregunta de por qué Argentina, teniendo la misma cordillera, exporta diez veces menos minería que Chile siempre sobrevuela cualquier debate sectorial.

Por todo lo expuesto una ley de promoción de las grandes inversiones es una necesidad pendiente. Debe considerarse que, tanto en los casos de la minería como hidrocsarburos se trata de proyectos de largo plazo y que involucran desde cientos a miles de millones de dólares. Luego, el proceso inversor demanda muchos años y el recupero de las inversiones también. Desde la perspectiva del inversionista se necesitan reglas claras y estables durante todo el período de su inversión, lo que incluye estabilidad fiscal, y poder disponer de las utilidades que el proyecto le genere. Si eso no está claro invertirá en otro país. De aquí la necesidad de la promoción e, incluso, de regímenes especiales.

Luego, si se habla de los problemas cotidianos de gerenciamiento de las empresas con cualquier alto directivo de, por ejemplo, una petrolera, seguramente no tardará en llegar al capítulo del “costo argentino”. Si bien este costo suma muchos componentes, el dato es que el costo de, por ejemplo, la perforación de un pozo, es mayor, para una misma empresa, en Neuquén que en Texas. Y ello se debe, entre otros factores, a las trabas para disponer de determinados equipos y a los costos de importarlos. 

Desde el lado del hacedor de política interesado en el desarrollo de los entramados productivos, es decir en el desarrollo de la “cadena de valor” local, el objetivo es proveer localmente todo lo que se pueda. Pero cuando por la naturaleza de los insumos o los bienes de capital esto no es posible debe hacerse todo lo contrario, facilitar al máximo la importación y reducir los costos al mínimo. Estos son los matices que debe incluir un buen régimen de promoción cuyo norte debería ser armonizar los intereses de las empresas con los intereses locales.

En consecuencia, un mal régimen de promoción es el que no armoniza intereses, el que se concentra exclusivamente en los intereses de una de las partes. Y como era de esperar el RIGI incluido en la ley Bases es un texto redactado exclusivamente desde la perspectiva y los intereses de las empresas. Que semejante redacción haya superado abrumadoramente el test de Diputados y que potencialmente obtenga el visto bueno del Senado resulta por lo menos sorprendente.

Es esperable que una empresa que planea invertir 200 millones de dólares o más en una actividad aspirará a que no le pongan ninguna restricción a las importaciones de insumos y bienes de capital y que le aseguren la menor carga impositiva posible por un lapso lo más largo posible. Pues bien, eso es lo que hace el RIGI incluido en la ley bases. El detalle puede consultarte el texto del Proyecto con media sanción, pero interesa destacar sus concesiones más gravosas y con mayor impacto negativo en términos de desarrollo local. 

Probablemente el punto más controversial sea la posibilidad de importar sin restricciones ni aranceles maquinarias y equipos, nuevos o usados, existan o no alternativas en el mercado local. Esto no es ni más ni menos que el certificado de defunción para la construcción de los entramados productivos locales y probablemente el principio del fin de muchas de las firmas proveedoras que ya existen localmente. Nótese además que esto significa competencia desleal para las inversiones que no entran en el régimen, que deberán enfrentar mayores costos, es decir pagar aranceles si quieren importar.

Otro punto es el acceso privilegiado al mercado de cambios, ya que las empresas que ingresen al régimen podrán disponer libremente de sus divisas 20 por ciento el primer año, 40 el segundo, pero de la totalidad ya a partir del tercero. Aquí se destaca el absurdo de que aumentar las exportaciones no le servirá al país para disponer de más divisas, es decir las inversiones no alejarán el horizonte de restricción externa.

A ello se agrega también la absoluta disponibilidad de las exportaciones en el sentido de que el Estado nunca y bajo ninguna circunstancia podrá privilegiar el abastecimiento interno.

En cuanto a la participación por la vía impositiva, además de la eliminación de aranceles y derechos de importación, lo más destacable es que se reduce en 10 puntos el pago del impuesto a las ganancias, del 35 al 25 por ciento y se impide a Nación y provincias la modificación de estos tributos por un lapso de 30 años. Aquí resulta cuestionable la duración de los incentivos por un plazo que duplica los de una amortización normal de las inversiones.

Finalmente el RIGI no revisa el origen de los fondos, teléfono para el GAFI, y concede la prórroga de jurisdicción, es decir, frente a controversias por la aplicación del régimen las empresas podrán elegir litigar en jurisdicción extranjera. Al parecer la amnesia sobre las malas experiencias del pasado es absoluta.

La conclusión provisoria es que si se promocionan grandes inversiones en recursos naturales y no se consigue a cambio ni desarrollo local, ni divisas, a la vez que se reduce al mínimo la capacidad de regulación y participación del Estado en los beneficios, efectivamente se está frente a la promoción lisa y llana del peor de los extractivismos, es decir frente a la más colonial de las relaciones. Promocionar inversiones en recursos naturales es una tarea necesaria, pero como siempre hay promociones virtuosas y promociones desequilibradas y desastrosas

Claudio Scaletta

Bellas auroras australes en Ushuaia y El Calafate. Pero ¿hay riesgos en las tormentas solares?

0

La respuesta es que sí, algunas no son gratis. Aguante que le explico.

El show de luces verdes, azules y púrpuras en los cielos de la Patagonia fue acertadamente pronosticado la semana pasada por la NOAA, la agencia federal de los EEUU para asuntos climáticos de los oceános y la atmósfera. Los científicos yanquis predijeron que sería enorme y se quedaron un poco cortos: las auroras en las altas latitudes del Hemisferio Norte son habituales a partir de los 50 grados, y en el Polo Norte Geográfico (90 grados) son número fijo en toda noche despejada.

Pero en el Sur son raras, máxime en latitudes tan bajas como Puerto Madryn (42 grados sur). En la ocasión, hasta los vecinos de Pinamar (37 grados sur) reclaman haber visto ese aleteante luz en el cielo nocturno. Pero ¿también en Santiago del Estero, con latitud casi 28 grados? ¿No será mucho?

La respuesta es que sí, FUE mucho. Más allá de los testimonios, que son colectivos, y de las evidencias fotográficas, esto fue cierto. Las auroras suceden a unos 100 km. de altura, en la termósfera (ionósfera, en mi barrio). Un emisor de luz tan alto como una aurora se ve desde lejísimos y por sobre la curvatura terrestre, si es de noche, los cielos están despejados y no pintó la luna. Por eso, así como los de Ushuaia las vieron directamente sobre sus cabezas, los santiagueños la miraron con igual asombro de primerizos, pero pegada al horizonte.

Lo que causa las auroras son las tormentas solares, o geomagnéticas, o eyecciones coronales, y hay más nombres. Suceden siempre pero recrudecen en intensidad, frecuencia y duración cada 11 años, en un ciclo llamado de máximas y mínimas solares. Para la Tierra, las auroras son «business as usual» en ambos polos. Para los que vivimos en el hemisferio sur, tan marítimo, tan poco continental, con apenas el 10% de la población mundial, y en el cual las tierras habitadas terminan en el Cabo de Hornos, NO.

No faltan auroras, aquí. Falta público. Si querés ver auroras australes con cierta frecuencia, andate a la base Marambio en un año de máxima solar, y esperá las noches despejadas, que tampoco son tantas. Llevate un saquito.

Este ciclo de auroras se vio excepcionalmente bien incluso en Santiago porque soplaba desde el oeste y suroeste, había frío y poca nubosidad, una lunita finísima y poco luminosa, muy menguante. Y lo principal, sucedió la mayor tormenta solar de los últimos 20 años, y agarró a la Tierra de lleno.

Ojo que se pueden venir más.

Una tormenta solar es una eyección de la atmósfera del sol que se abre paso a través del «viento solar» habitual, pero los materiales son los mismos, con densidad y velocidades distintas. Es como un alud moviéndose dentro de una inundación. El sol siempre está derramando parte de su masa atmosférica hacia la periferia de su sistema solar. Las estrellas son así, viven para su público.

¿Cómo visualizarlo? Estás en una ventolera de ésas de la Patagonia, y tu vecino de pronto te sopla una descarga de aire con un barrehojas. Es más de lo mismo, pero mucho más. No, la metáfora es insuficiente. Vamos a otra más clásica, que acabo de inventar. Estás caminando alrededor de una calesita giratoria, donde hay un loco vendado y armado y tirando balines al tuntún con un rifle de aire comprimido. Eso te deja vivir. Pero cada 11 años el loco caza una escopeta Itaka y entra a tirar perdigonadas de plomo, también a la marchanta. Si te da, y a la larga es imposible que no suceda, algo te va a pasar.

Los números sirven más que las metáforas. Una tormenta solar debe atravesar 150 millones de kilómetros para cruzar la órbita terrestre, en algún punto de su traslación de 360 grados. Pero para crear el show lumínico que se vio desde Ushuaia a Santiago, la tormenta tiene que ser muy fuerte y dar de lleno, dos cosas infrecuentes a la vez.

Ahora bien, eso cava un «túnel» transitorio dentro del viento solar, por donde puede pasar una segunda tormenta mucho más rápida e intensa, sin viento solar que la frene. Si llega, va a tardar horas, no días. Mañana, cuando Ud. lea este artículo, sabremos si hubo segundas partes, que nunca fueron buenas. Así lo dijo el Quijote, en la segunda parte de su novela.

Como en Argentina vale todo para ganarse los garbanzos, ya hay empresas de turismo vendiendo paquetes para visitar Ushuaia y ver auroras australes, como si fueran un fenómeno habitual y predecible. Trampa para giles. Es como que te ofrezcan un recital de los Beatles.

Y giles pacientes. Ésta fue la mayor tormenta solar de los últimos 20 años.

¿Puede haberlas más intensas? Claro que sí. Y el show puede ser aún más espectacular. Éste fue caro, uno mejor puede salir muy salado.

¿Cuánto de salado?

El 1ro de Septiembre de 1859, dos Ricardos ingleses, Richard Carrington y Richard Hodgson, hicieron el primer registro histórico de una tormenta geomagnética. Con sus telescopios de astrónomos aficionados y cada uno por su cuenta, ambos vieron manchas negras derivando sobre el ecuador solar, y dieron parte de ello a la revista mensual de la Royal Astronomical Society Hodges. Pero al día siguiente, 2 de Septiembre, el físico escocés Balfour Stewart, profesional de Kew Observatory, midió unos saltos impresionantes en la intensidad del campo magnético terrestre. Pero no sólo el magnetómetro se volvió loco, sino también la brújula, que mide dirección en lugar de intensidad. Todas las brújulas del mundo, para confusión de todos los pilotos y capitanes de mar.

Simultáneamente, hubo auroras ni boreales como siempre, ni australes como el pasado finde, sino planetarias, en todos lados. Se veían hasta en lugares tropicales, como La Habana, Cuba, o en Bogotá, Colombia. Eran tan luminosas que la gente podía leer el diario de noche y en las calles, entonces bastante oscuras porque si había alumbrado, era a querosene o gas. Los mineros de oro acampados en las Rocosas se despertaron a medianoche creyendo que era de día, y prepararon el desayuno mientras se preguntaban por qué el cielo estaba loco. Sí, supongo que huevos con tocino y café quemado, pero chirle como jugo de paraguas. Está en el ADN nacional. ¿Más preguntas?

Simultáneamente, las únicas redes eléctricas del mundo, las líneas telegráficas, empezaban a hacer cosas disparatadas. Los circuitos se habían cargado de electricidad inducida de un modo tan bizarro que entre Boston y Baltimore los telegrafistas constataron que podían comunicarse entre sí con las baterías desconectadas, e incluso mejor que conectándolas. La señal era más fuerte. La línea se electrificaba sola.

A fuerza de leídos en lo suyo, en ese diálogo insólito entre dos operadores que sabían de inducción casi lo mismo que los ingenieros eléctricos o de telecomunicaciones de hoy, ambos dieron por obvio que el asunto estaba conectado con las tremendas auroras que invadían los cielos de sus ciudades. La historia la publicó después el difunto Boston Evening Traveler.

Otros telegrafistas tuvieron menos suerte. Los pulsadores les dieron tremendos patadones eléctricos. Los cables e incluso los postes echaban chispazos. En más de un caso, las líneas se quemaron y los aparatos pulsadores se incendiaron, y con ellos algunas oficinas.

En Noviembre, meses más tarde, en conferencia ante la Royal Society, Carrington presentó sus dibujos ante la concurrencia, ligó con elegancia las manchas solares con los eventos del 1 y 2 del pasado Septiembre, y acertó con la explicación.

La deriva y desaparición de las manchas, mostró, había precedido en 17 horas y media a las auroras espectaculares, a las oscilaciones de intensidad y dirección del campo magnético terrestre, y a la disrupción de la red telegráfica mundial. Causas y efectos, y efectos de los efectos. El tipo unió la línea de puntos y dejó en claro que todos estos eran fenómenos oriundos del sol, y secundarios a la desaparición de las manchas. Dejó a todos con la boca abierta.

Por eso aquellos hechos de 1859 quedaron en la historia como «Evento Carrington», y no Hodgson o Stewart. Esa carambola a tres bandas de un amateur resultó cierta. Para ubicarse, ninguna persona de aquellos tiempos victorianos tenía noción de la existencia del viento de electrones, protones y partículas alfa subatómicas cargadas que sopla desde el sol, y de los desprendimientos de la atmósfera solar, o corona, que arremeten a través del mismo como aludes.

Pero el viento solar existe, y tanto así que los cometas siempre desprenden su cola a sotavento del sol, es decir apuntada en la dirección contraria a la del sol. La cola no persigue al cometa, como cree la gilada.

Los eventos Carrington no son ni siquiera raros. Lo raro es que le peguen justo a la Tierra en su traslación anual alrededor del sol, como una perdigonada casual pero de lleno, y hagan tremendos -pero transitorios- agujeros en el campo magnético que protege su atmósfera.

Ese escudo de fuerza tiene de suyo dos grandes embudos permanentes, los Polos Magnéticos, por donde el campo entra y sale del planeta, anillándolo como un salvavidas. Los Polos Magnéticos son bastante migrantes, y coinciden sólo más o menos con los Polos Geográficos de nuestro planeta.

Por esos embudos invisibles entra constantemente viento solar, pero en las eyecciones coronales mayúsculas, se precipitan en alud millones de toneladas de atmósfera solar ionizada, y forcejean contra el campo magnético planetario y agrandan los embudos hasta que ambos se unen brevemente en el trópico. El planeta queda geomagnéticamente desnudo unos días. Y se ven auroras en sitios donde resultan más infrecuentes que los pingüinos en el Sahara.

Casi todo el mundo cree cree que las auroras son solo boreales, cosa de esquimales y de canadienses, rusos, suecos y lapones indiferentes al frío, y que en el sur esos shows no suceden. Pero eso también es erróneo. Claro que suceden, pero con poco público. Andá a Marambio en un año de máxima solar y me contás. Perdón por repetirlo.

En siglos recientes, el Polo Magnético Sur fue migrando hasta quedar casi en la costa antártica opuesta a Sudamérica, lejos incluso de la Península Antártica donde está Marambio. Lo que hace doblemente raro que las auroras del finde pasado se hayan visto hasta en Santiago del Estero, a un tercio de planeta de distancia. Y sin embargo, lo que sucedió recién no es siquiera comparable con el evento Carrington, que los planetólogos consideran «de la Gran Siete» en su escala.

Un Carrington legítimo dura poco y añado «por suerte» porque Marte se quedó casi sin atmósfera cuando tras perder casi todo su campo magnético. Eso sucedió hace unos 3000 millones de años, probablemente por el enfriamiento del núcleo planetario de hierro. Para que genere campo, el hierro debe estar en estado líquido y circulando en forma de corrientes y torbellinos. Muy cambiantes, por eso a lo largo del tiempo los Polos Magnéticos hacen «excursiones» (es el término científico), y de tanto en tanto desaparecen un tiempo… y cuando reaparecen, se han invertido: el Polo Magnético Sur se ha vuelto Norte y viceversa. Tu brujula, lector, entonces va a apuntar hacia el Sur.

Mientras dura un evento de estos, quien esté viajando en avión en un vuelo transpolar a 14 o 15.000 metros de altura, va a estar bastante expuesto a partículas solares cargadas. Son ionizantes. La dosis va a depender de la duración del vuelo y la intensidad del evento. Y el piloto puede llegar a quedarse sin compás, GPS o comunicaciones.

Las evidencias geológicas indican que desde el Renacimiento hasta fines del Siglo XX, el Polo Magnético Sur se mandó una zigzagueante excursión a la otra banda de la Antárida, y hoy está a 2900 km. del Polo Sur Geográfico, fuera del continente antártico, en el mar, e incluso fuera del Círculo Polar (ver ilustración). El show sideral en la base polar más cercana al errabundo Polo Magnético Sur, la McMurdo de los EEUU, debe haber sido mejor que el de Ushuaia.

Más tarde o más temprano, lo que le pasó a Marte le sucederá también a la Tierra. Su núcleo de hierro se enfriará, solidificará y el campo magnético que protege hoy la atmósfera y los océanos se disipará. Lo cual no es bueno. El viento solar, y en particular sus tormentas, le quitan su atmósfera a los planetas chicos como quien arranca ropas a un «homeless».

El sistema solar no es justo, es libertario.

Pero cuando eso suceda la humanidad probablemente se haya extinguido por otras causas naturales, o por lo geniales que somos para la guerra y la contaminación. Eso es materia de ciencia ficción. Lo que es materia de ciencia a secas es que las evidencias isotópicas de eyecciones coronales en muestras de hielo fósil del último milenio muestran eventos hasta 20 veces más intensos que el Carrington. Y que el 23 de Julio de 2012, uno de estos escopetazos cósmicos de electrones, protones y iones de helio de intensidad Carrington le pifió por 9 días al paso de la Tierra en su traslación alrededor del sol.

Zafamos por un pelito.

¿Qué habría pasado si nos daba de lleno, como en 1859? Las redes telegráficas alámbricas son casi una reliquia del pasado, pero las eléctricas de alta, media y baja tensión, y sus transformadores de subida y bajada de tensión, son lo que hace funcionar la civilización actual.

Casi todo eso se quemaría debido a los picos irrefrenables de corriente inducida. De los satélites de observación y telecomunicaciones, olvídate cariño. De las redes de posicionamiento como el GPS, Galileo o Glonass, también. De las bombas eléctricas que abastecen de agua las ciudades, andá llamando al service porque se van a quemar. Y si el service no llega, es porque al chabón se le quemó la electrónica del motor. Y el celular ya no le funciona.

Nada que no haya pasado, e incluso a escala mucho menor. Según el registro isotópico fósil, en los años 774 y de nuevo en 893 hubo dos eventos diez veces mayores que el Carrington. Eso no parece haber llamado la atención en los sitios del mundo donde se escribía, China, la India y Europa. ¿Estaría nublado? Y obviamente, nadie se quedó sin red eléctrica, porque no había.

En un mundo definitivamente eléctrico e interconectado es otro cantar.

En la máxima solar de 1989, una eyección coronal chiquita, casi «de amigos», dejó sin electricidad a la provincia canadiense de Ontario. Es la que tiene casi todas las centrales nucleares de ese país, todas CANDU, las mejores del mundo, y goza de una seguridad eléctrica casi perfecta. Bueno, en 1989 se apagó todo. En la máxima de 2003, otra eyección dejó knock-out el norte de Suecia y Finlandia.

Sólo la Secretaría de Energía de Argentina logró algo parecido en el Cono Sur, aquel Día del Padre de 2019, pero de modos menos publicables. El sol se declara inocente.

Los transformadores de media y de baja se producen en masa y hay algo de stock de reposición en el mercado mundial. Un «trafo» de bajada para tu casa te lo comprás en Easy. Pero los «de alta», que tienen el tamaño de acoplados de camión, no. Estos grandotes elevan la corriente generada por las centrales eléctricas a 750 o 1000 kilovoltios, para transmitirla a distancia. Si se queman, no hay stock de reposición: se tarda meses en fabricarlos. Y eso en plantas que no pueden funcionar sin electricidad. Un jaque mate perfecto.

Con un Carrington 2.0 volveríamos por un tiempo al mundo fines del del siglo XIX, pero ese mundo permitía vivir a 1800 millones de humanos, y bastante poco y bastante mal. Sin embargo, hoy somos alrededor de 8000 millones, y mayormente, urbanos y electrodependientes en todo. ¿Qué impacto tendría eso?

Los cálculos son nuevamente materia de ciencia ficción. Pero como los bancos no funcionan sin seguros y reaseguros, y a ningún gran capitalista lo van a agarrar sin perro, alguien se tomó la molesta. La agencia mundial de referencia en la materia, el Lloyd’s, unió fuerzas con una agencia científica federal estadounidense, la no tan conocida AER (Atmospheric and Environmental Research). Juntaron una base de datos forenses del evento Carrington, e hicieron correr sus modelos matemáticos.

Como en toda cosa altamente conjetural, salieron costos bastante variables. Para los EEUU les dio, entre U$ 600 mil millones y 2.600 billones de pérdidas, actualizables a 774 y 3.335 billones en dólares de 2023. Billones como millón de millones y no como lo entienden los gringos, siempre con problemas con todo lo decimal. Es mucha tarasca.

Personalmente, creo que los del Lloyd’s se quedaron deliberadamente cortos. Es imposible medir daños eventuales a todos los activos eléctricos del mundo. Y menos aún sus consecuencias. Sin electricidad ni comunicaciones, los estados nacionales, provinciales y municipales desaparecerían en un desbole social general. Pretender medir seriamente eso en dólares es una estupidez de actuarios. Ni con la guita de Elon Musk conseguirías agua, por no decir comida, por no decir nafta, por no decir atención médica, por no decir seguridad, por no decir un rifle y municiones. Cada cual por la suya. Anarcocapitalismo mundial agudo. Por tiempo indeterminado.

Se ha hecho bastante «cine catástrofe», en general malo, sobre qué podría pasar cuando a la Tierra le vuelva a pegar otro meteoro como el que impactó en Chicxulub, en el actual Golfo de México, a finales del período cretáceo. Eso fue hace unos 65 millones de años. Se sabe, esa piedrita no mucho mayor que el Aconcagua causó una extinción masiva de la biosfera: barrió con casi todos los ecosistemas de entonces. Chau, dinosaurios.

De las 18 extinciones masivas de vida que figuran en el registro geológico fósil, aquella de los dinosaurios no fue siquiera la peor.

Pero el sol que nos da la vida, en este estadio tan electrodependiente de nuestra civilización, es también el loco de la calesita, que nos la puede quitar en cualquier año de máxima solar, y con un simple cartuchazo de partículas cargadas.

Es pura lotería. Nadie puede pagar un seguro sobre la civilización.

Daniel E. Arias

Más terraplanismo ambiental

0

LA VICTORIA (TRANSITORIA) DE GREENPEACE EN FILIPINAS CONTRA EL LICENCIAMIENTO DEL ‘ARROZ DORADO’ MUESTRA «AMBIENTALISTAS» QUE PREFIEREN CHICOS CIEGOS Y MUERTOS A REVISAR SUS CONSIGNAS… ¿IDEOLÓGICAS? ¿O POR LA PLATA BAILA EL MONO?

Greenpeace acaba de obtener una victoria pírrica en Filipinas, donde la población pobre vive básicamente de arroz, sin acceso a hortalizas y verduras: logró una interdicción judicial para impedir la siembra de «arroz dorado», un cultivar genéticamente modificado para producir provitamina A, o alfa-carotenoides.

La victoria es transitoria, porque la mayor parte de los pobres de Medio Oriente y Asia viven a arroz, y la falta de vitamina A deja ciegos a medio millón de chicos cada año, de los cuales un cuarto de millón mueren. Es pírrica no solo por breve, sino porque el descrédito político que sufrirá Greenpeace por esta maldad será mucho mayor que todo beneficio que reciba en forma de nuevos donantes.

Comprensiblemente, la presunta ONG no ha hecho gran difusión de su triunfo. No nos habríamos enterado de esto sin la revista Seúl, donde salió el artículo que citamos enteramente abajo. No disiento con casi nada de lo que dice allí su autor, Iván Ordóñez, que es un experto en agronegocios y finanzas, no así en dinámica de acuíferos, embriología, oncología y ecología. Sobre todo ello vuelvo después.

La caracterización de Greenpeace que hace Ordóñez es correcta y también un poco ingenua. La presunta ONG es en realidad multinacional publicitaria. Sucede que el único producto que vende Greenpeace es… Greenpeace, es decir, ellos mismos. La firma necesita hacer esos chirridos que produce la Tierra cuando la están salvando, porque vive de aportes, sea de las tarjetas de crédito de sus simpatizantes y/o creyentes (nunca mejor dicho) o de -creemos- partidos o empresas. Eso aunque el credo escrito de la propia ONG advierte que estas dos últimas fuentes de financiamiento le están prohibidas.

Pero los que tarjetean para Greenpeace debe ser una parte sustantiva de la población terrestre, según el poder económico con que chapeaba esta ONG hasta la década pasada. Tantos años de lucha contra la energía nuclear y contra los cultivos transgénicos en tantos países cuestan carísimos. Cuando en 2000 la empresa nuclear estatal INVAP le vendió un reactor nuclear multipropósito a Australia, tras derrotar las ofertas de EEUU, Rusia, China, Canadá, Francia, Corea del Sur y Japón, la presunta ONG armó campaña triple: convenció al gobierno y la oposición en Argentina de que la victoria (nada pírrica) de INVAP se había debido a que ofrecíamos el país como depósito de residuos nucleares australianos, a los franceses de que esto generaría un enorme volumen adicional de combustible atómico gastado a reprocesar, y a los australianos de que se habían comprado un Chernobyl argentino en Sydney.

Nada de eso resultó cierto, pero casi se cae la venta. Justamente la que transformó a INVAP en la ganadora casi infalible de toda licitación de reactores nucleares para producir radioisótopos. También le permitió a Australia autoabastecer sus entonces alrededor de 160 centros de medicina nuclear en clínicas y hospitales, y con «el saldo» (el OPAL es minúsculo pero no se rompe), conquistar el 40% del mercado mundial. Francia reprocesaba los combustibles de sus propias 54 centrales, de 900 MW de potencia promedio, y los de casi todas las demás centrales de la UE. Unos 620.000 megavatios instalados, sumando. Difícil que los 20 MW del OPAL australiano les causaran una sobrecarga de trabajo en la planta de La Hague.

Lo cual nos remite a la famosa pregunta socrática sobre la araña renga: Maneja harta tela, pero ¿cómo hace la mosca?

Toda esa gloriosa campaña va contra la evidencia de que los radioisótopos de diagnóstico y tratamiento salvan o impiden el agravamiento de millones de enfermos cardiólogicos, oncológicos, neurológicos y autoinmunes cada año, y que la electricidad nuclear genera menos gases invernadero que la eólica y la solar, y no requiere de prioridad de despacho, tarifas abultadas, exenciones impositivas, respaldo térmico y otros subsidios no muy encubiertos, y tampoco de almacenamiento.

La pregunta clásica de los jueces criminalistas de Roma era: «Cui bono?» (¿Quién gana?). La vista se me va sola al mundo Oil & Gas, que silba bajito, distraído.

El otro eje de campaña de Greenpeace va contra los cultivos transgénicos. Es un perfecto fracaso, porque todo país con tierras «de pan llevar», es decir ecosistemas que sustentan cultivos industriales, funcionan en base a transgénicos. No de otro modo funcionaban antes de los ’80 funcionaban en base a semillas híbridas, genéticamente alteradas por cruzamiento y selección, y recontra-patentadas. Es lo mismo pero más lento.

Ahora bien, si el recurso alimentario básico de la humanidad son los pastizales que componen un tercio de la superficie continental terrestre, necesitamos sí o sí de cultivos industriales al menor costo posible. Pese al aumento de rendimiento en toneladas por hectárea que dan los transgénicos, el 9,8% de la población mundial está en situación de hambre fisiológica, y la proporción sigue subiendo.

Como los transgénicos se usan masivamente desde los ’90, sabemos que no resuelven los problemas de un modelo mundial de distribución y ventas cortado en favor de las semilleras y los intermediarios, y contra los productores y consumidores. Pero si sustrajéramos la productividad añadida por su uso, los hambrientos del mundo serían muchos más. En eso nos diferenciamos absolutamente de los salvadores del mundo, la ONG del arcoiris.

Entre los costos más abusivos de los transgénicos (y ahí preferimos diferenciarnos de Ordóñez, de Seúl y de las multinacionales de biociencias) está el patentamiento y repatentamiento constante. Es la cuchipanda legal perfecta para que nadie pueda resembrar con semilla que ya compró. Que compró y que pagó y que le sobraron de la última siembra. Y sin embargo no le pertenecen. Si las siembra nuevamente, a pagarle de nuevo el royalty a Bayer, Nidera, Syngenta, o sos un productor de «bolsa blanca», es decir ilegal, y sin escapatoria porque los modos de perseguirte se han multiplicado.

Significativamente, Greenpeace no está contra las prácticas corruptas de patentamiento, ni a favor de la liberación de toda propiedad intelectual sobre las semillas transgénicas ya compradas. Incluso no esta a favor de liberar a dominio público aquellas cuyo patentamiento está más muerto que los faraones, pero se sigue respetando. No señor, Greenpeace está en contra de la tecnología transgénica, punto.

El arroz dorado, sin embargo, debería estar libre de todos los cargos habituales de Greenpeace en su cruzada antitransgénica. Por empezar, el arroz dorado no tiene dueño. No hay ninguna empresa que pueda cobrar patentes sobre su semilla. En segundo lugar, no tiene genes de resistencia a ningún plaguicida: se cultiva exactamente con la misma tecnología (bastante inmemorial) de casi todas los cultivares de arroz generados por milenios de agricultura: el principal herbicida, y eso desde hace 13.500 años, es el agua. Mata de anoxia radicular a las hierbas que, de no sembrarse en tierra no inundada, competirían contra el cultivo. Por algo el arroz salvaje, del que descienden todos cultivares generados a lo largo de 13,5 milenios, sólo crece en pantanos.

El arroz dorado se desarrolló como acto de servicio a la humanidad (todavía existen). Lo «inventaron» en 1982 (y no es el verbo adecuado) Ingo Potrykus, de Instituto Federal de Tecnología de Suiza, y Peter Beyer, de la Universidad de Freiburg, Alemania, ambas instituciones estatales. Hubo un acuerdo de todas las partes de no patentarlo, y un aporte masivo del gobierno de Filipinas para el testo y licenciamiento. En ese archipiélago superpoblado, el 82% de los chicos tiene ceguera nocturna por falta de vitamina A.

No hay modo de llamar «cultivo Frankenstein», un hallazgo lingüístico de Greenpeace, al a arroz dorado. Sus dos enzimas implantadas vienen de hortalizas comunes, y sintetizan beta-carotenoides, los pigmentos que le dan su rojo al tomate y su anaranjado a la zanahoria. El arroz dorado es más bien amarillo azafrán, y beneficia a los países del Asia Monzónica, África y Oceanía donde no hay otras fuentes de beta-carotenoides en la dieta popular.

Estos pigmentos, llamados también provitamina A, son precursores de la síntesis de vitamina A por el metabolismo humano. Sin vitamina A suficiente, los fetos adquieren malformaciones neurológicas en algunos casos fatales, los chicos ya nacidos empiezan por perder visión nocturna, luego también la diurna, y por último, la mitad de los ya ciegos, la vida. El propulsor máximo del arroz dorado es el International Rice Research Institute (la página está aquí). Es una ONG en serio, y ha llevado el cultivo del arroz dorado a decenas de países, siempre remándola en contra de Greenpeace, no sin éxitos pero tampoco sin reveses. Trabaja también en la mejora genética del arroz en general, porque los cultivares predominantes carecen de otros micronutrientes esenciales, como el hierro y el zinc.

El gastar plata en trabar judicialmente durante casi cuatro décadas el despliegue a campo del arroz dorado es un acto de inmensa ignorancia y/o maldad. Y hacerlo en el único país del Tercer Mundo que puso experticia en su desarrollo, Filipinas, tiene un valor político enorme: «Ojo con nosotros, todavía no estamos derrotados», es el mensaje.

Pirro, rey de Épiro, estado de la Magna Grecia, tras perder casi todo su ejército en dos sucesivas batallas en que le ganó a los romanos, dijo en forma célebre: «Otra victoria así y estoy perdido». O al menos así dijo Plutarco, y como la frase tiene su pimienta, quedó.

Greenpace acaba de ganar una ínfima victoria judicial en Filipinas, que por su compromiso estatal con el desarrollo del arroz dorado, es como que River le gane a Boca en la Bombonera, pero a costa de la mitad del equipo con desgarros musculares y tendinosos. Es un triunfo bien pírrico y le saldrá caro.

¿A Greenpeace le gustan particularmente los chicos ciegos? No. Pero su campaña antinuclear se está yendo a la mierda debido al recalentamiento global, y estos salvadores del mundo, ya canososo y pelados, odian que se desafíe su otrora enorme autoridad moral (haceme reir), que hace tres décadas arrastraba a millones de jóvenes, y hasta hace dos décadas aterraba a casi todo gobierno. Podrían cambiar de banderas, y sacrificar la antinuclear y/o la antitransgénica, pero no se atreven.

Los aportantes más talibanes se les van, o hacen cisma, y crean otra religión más creíble. Pero si no cambian de dogmas, con la energía nuclear como tecnología clave contra el recalentamiento global, y con los cultivos transgénicos como salvavidas (algo pinchado) contra el hambre en rampa, los canosos y pelados guerreros del arcoiris ya no parecen estar salvando el mundo, sino su propio tujes. Y resulta demasiado evidente. Atrapados entre la espada y la pared, como quien dice. Si pierden autoridad, pierden plata.

Y por la plata baila el mono.

Una auditoría pública en cada país que afligen estos campeones aclararía las dudas sobre el asunto de la araña renga, pero las ONG no están obligadas a que los estados-nación les pongan la lupa a sus números. La única vez que sucedió fue en Canadá, donde el Poder Judicial llegó a la conclusión de que Greenpeace era más bien una empresa que una entidad de bien público, y que como tal debía auditarse. Legalmente, tuvo que reinscribirse como «non profit» (organización sin fines de lucro), en lugar de «charity» (organización de bien público), y debe declarar y aclarar cada aporte y gasto ante el gobierno. Ha sido un caso único. De todos modos, la elección de las autoridades de estos muchachos sucede a puertas cerradas, como en cualquier empresa. Bueno, cualquiera libre de una rebelión de accionistas.

Pero Seúl es Seúl, y AgendAR es argentina

Llamar «de izquierda» a semejante multinacional es casi inevitable para el perfil de Ordóñez y de la revista Seúl, donde escribe la intelectualidad macrista, ese oxímoron. Decir alegremente que Vandana Shiva no debería opinar sobre transgénicos, dado que no tiene grados o posgrados de ciencias duras en la cuestión, es sin embargo muy aplicable también a Ordóñez, consultor en agronegocios. Pero de biólogo, edafólogo, genetista o ecólogo, pos ná, tío, como dicen en Sevilla.

Más allá de «argumentii ad homines» y de impugnar títulos, Vandana Shiva se volvió famosa por sus campañas de erradicación de los bosques y corredores de eucaliptus. Me refiero a los que el Banco Mundial le infligió al campesinado de las zonas áridas de la India. El resto de la carrera de Shiva es quizás más obviable, por obvia y poco científica, es decir un poco parecida al evangelio según Greenpeace, pero con cierta ingenuidad.

No hay que ser muy botánico, ingeniero forestal, ecólogo o hidrogeólogo para entender que los campesinos de la India así «beneficiados» por los consultores del Banco Mundial se quedaron inmediatamente sin agua. Es que los eucaliptus son verdaderas máquinas de evapotranspiración: un árbol medianito, nomás, transforma en vapor de agua unos 600 litros de agua diarios bombeadas desde el suelo.

Las casi 400 especies de eucaliptus son lindas, coposas, coloridas, fragantes, excelentes para drenar lugares encharcados y atajar vientos. Son indispensables para fotógrafos, pintores paisajistas y ositos koala. Pero su leña es de bajo poder calorífico, y su madera inútil para mueblería o estructuras, por porosa y de densidad y resistencia mecánica bajas. Las ramas, en consecuencia, se rompen de nada: si valorás tu techo y tu vida y hay viento, mejor que tu casa esté apartada.

Los aceites esenciales de los eucaliptus son antimicrobianos, antifúngicos, antiparasitarios y antiálgicos de uso inmemorial. Pero precisamente por ello, ejercen antibiotismo de raíz: matan otras plantas a su alrededor, porque la tierra para ser fértil necesita de bacterias y hongos, como proveedores de nitratos y fosfatos. Si toda tu finca mide media hectárea, tu vida es agricultura de subsistencia y el Banco Mundial te la anilló de eucaliptus sin preguntarte, olvidate de cultivar.

Peor aún, si tu problema inicial y eterno es la aridez y los eucaliptus que te plantaron de prepo los consultores geniales del Banco Mundial te liquidan la napa en cualquier verano y te dejan el pozo de agua vacío… De ahí surgió Vandana Shiva. Los eucaliptus la ven y rajan.

Ah, pero los consultores… No harm meant, camarada Ordóñez.

Por lo demás, el banal glifosato, que el tovarich Iván celebra como imprescindible para nuestra agroeconomía, nunca fue un problema mientras se aplicó en bajas dosis. No es una molécula de gran poder residual, como por ejemplo sí lo son los hidrocarburos clorados, casi indestructibles.

Pero lo que mata es la cantidad, viejo axioma de la toxicología. Un poco de sal no mata a nadie, dicen. Si salás mucho y sistemáticamente la comida, podés ir desarrollando una hipertensión arterial interesante, primero fluctuante y luego crónica. Eso a la larga te puede matar de complicaciones circulatorias y renales. Ahora, si te tomás de golpe todo el contenido del salero de un restaurante, te morís de intoxicación aguda, como una rata, con arritmia cardíaca y convulsiones.

Como a lo largo de 30 años de uso intenso en la Argentina las malezas en lugar de morirse fueron generando resistencia al glifosato, hoy el SENASA tiene un listado oficial de 20 especies vegetales espontáneas de la llanura chacopampeana que se niegan a morir cuando se las ataca con este defoliante (ver aquí). Por ende, hoy el glifosato se aplica en dosis enormes, y como sobran yuyos que se le ríen en la cara, va acompañado por unos menjurjes tóxicos que te la cuento, cada vez peores. Los cócteles incluyen órganoclorados cíclicos persistentes como el 2,4 D, «forever chemicals», moléculas casi eternas que ni las bacterias o la mera química inorgánica del suelo y del agua o del ultravioleta solar logran degradar y sacar del medio ambiente.

Peor aún, las bacterias, hongos y otros organismos saprófitos o recicladores del suelo entran a morirse en masa ante semejantes cócteles. Y el suelo sin bacterias y hongos, ¿cómo te explico?, es tan fértil como la tiza, y más o menos te obliga a la hidroponia. Cada átomo de nitrógeno o fósforo que necesiten tus plantas lo vas a tener que comprar a una petroquímica, en lugar de dejar que se generen por descomposición orgánica.

Interesante negocio para los acopiadores y contratistas, que por un lado te venden la semilla resistente a glifosato, por otra el glifosato y sus acompañantes «non sanctos», y por un tercer mostrador los nitratos y fosfatos para que no se te muera el suelo. Es el momento en que tu cacho de suelo entra a terapia intensiva, y tu rentabilidad como productor a pronóstico reservado.

El problema pasa de cuantitativo a cualitativo, porque embriológicamente el glifosato es un teratógeno, induce malformaciones en general fatales en el crecimiento embrionario. Por eso ha barrido con sapos, escuerzos y ranas, los batracios de la llanura chacopampeana, que por batracios (dado que las ranas no crían pelo), tienen una piel delgada y sumamente permeable a toda molécula de su medio ambiente. Estos bichos atrapan y concentran toda molécula rara de su medio ambiente. Y cuando de la puesta de huevos salen ranitas anencefálicas, o con demasiadas patas (e inútiles), los batracios empiezan a desaparecer.

Si tengo que elegir entre soja y sapos, prefiero tener las dos cosas. Entre otras cosas, porque sin batracios, la población de insectos dañinos para la agricultura se va al carajo. Lo que me obliga a usar cantidades furibundas de algunos insecticidas mucho más dañinos, como el aldrín, el clordano, el DDT, el dieldrín, el endrín, el heptaclor, el hexaclorobenceno, el mirex, el toxafeno, los bifenilos policlorados, y residuos inevitables de su fabricación con las dioxinas y dibenzofuranos policlorados. Lo paradójico es que son «muertos vivos»: los herbicidas de bajo poder residual como el glifosato iban a irlos desterrando del campo… y volvieron. De la mano del glifosato. Mirá bo.

Dicho sea de paso, el vivir respirando glifosato porque el vecino lo aplicó mal y derivó por viento hasta mi casa, o hasta la escuelita adonde va mi pibe, no es exactamente sano. El IARC (Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer) y la OMS (la Organización Mundial de la Salud) lo consideran un cancerígeno del grupo 2A para humanos y animales desde 2015 (sí, los hay mucho peores, pero abundan menos en los ecosistemas agropecuarios). Todo eso puede consultarse aquí). Ningún estudio posterior pudo contradecir esa conclusión de agencias de las Naciones Unidas. Y pasaron nueve años.

¿Cómo se desmaleza sin glifosato o sin glufosinato? ¿Con trabajo esclavo? A algunos lectores de ese templo de la información con el que debatimos quizás no les molestaría. Pero hay cantidad de métodos baratos y efectivos, basados en las rotaciones de cultivo con pastoreo intensivo pero móvil, en que el animal debe cambiar de potrero cada pocos días.

El resultado es un empleo extraordinariamente ingenioso de la vaca (o de otras especies de cría, por ejemplo ovejas y/o gallinas) como sucesivas desmalezadoras de pasturas ya comidas. Cuando ese potrero se pone nuevamente en producción, la tierra mejora en calidad, en rendimiento contante y sonante de grano o de carne por hectárea, y en capacidad de retención de lluvia. Eso mitiga daños por sequía y/o inundación. Y a la hora de los números, bajan los gastos de agroquímicos.

Para una vista rápida de cómo funciona esto aquí nomás, en el ecotono entre Pampa Seca y Húmeda en la provincia de Buenos Aires, puede consultar aquí. Pero hay productores (algunos muy grandes) practicando este uso racional de sus hectáreas en casi todos los ecosistemas agropecuarios argentinos. Y hay catedráticos, especialmente edafólogos, difundiendo estas ideas en varias carreras de facultades de agronomía. La Biblia según Bayer y el Rural de La Nación está siendo impugnada.

Los métodos como el Voisin o el Savory, por su uso de animales como desmalezantes, generan obligadamente agronegocios secundarios a la agricultura, y lo mejor es que son de proximidad. Esto te pone al menos parcialmente a salvo de que China nos deje de comprar soja, o de que el bajo precio del dólar no te deje liquidarla. Como respaldo, tenés ganadería intensiva y ambulante a la vez, y venta local de pollos y de huevos, etc. OK, tanto bicho no te da un avión, como fue la soja cuando valía U$ 600 la tonelada, pero sí un planeador, y si no, al menos un paracaídas, y es peor estrellarse. Recomiendo las lecturas de André Voisin y Allan Savory al respecto.

Y si alguno me viene con que eso es agricultura hippie y con que aquí somos gente seria que sólo lee Seúl y el rural de La Nación, puede enterarse aquí de que ya hay 37 millones de hectáreas en el mundo bajo manejo Savory, y contando. La idea de fondo no es conservar los sapos. Es conservar el suelo aplicando conocimientos comunes de la biología y algo bastante menos común: el sentido común.

Hablando de batracios, lo caro es tragarse el sapo de que el modelo de agronegocios argentino actual es el único posible, y de que resulta sostenible a largo plazo. La verdad, NO. Por algo los productores chicos y medianos siguen quebrando, a mayor o menor velocidad según el clima y los gobiernos y sus impuestos. Pero los que ordeñan hoy al productor, sin importar si manda CFK o Milei, o si llueve, truena o brilla el sol, son las petroqúimicas, las semilleras, los contratistas y los acopiadores.

El modelo actual obliga al productor a hundir bestialidades de fertilizantes nitrogenados y fosfatados en el suelo para que no pierda su menguante fertilidad, y se planche. Por lo demás, hoy ya no se puede decir que el agronegocio argentino, visto quiénes lo dominan en el Gran Rosario y en Puerto White, sea muy argentino.

Gracias al Voisin o al Savory, agunos productores argentinos hoy son algo más ricos, otros simplemente menos pobres, pero en general están a salvo de que les ejecuten el campo por deudas con contratistas. ¿Usan cultivos transgénicos? A veces sí, por ejemplo los Bt resistentes a orugas, o los Hb4 argentos de Bioceres, que se bancan la sequía e inundación. No les está prohibido por ningún dogma, porque no hay dogma: sólo técnicas de manejo.

Lo bueno es los dueños de campos bajo manejo racional no encuentran maldito el provecho en cultivar plantas resistentes a desmalezantes, porque cada vez usan menos desmalezantes. Su motivo no es ideológico sino la defensa de ese órgano humano tan sensible, el sobolyi. Que grita de doloro cada vez que se les va la ganancia en pagarle regalías a firmas que «reverdecen» constantemente sus patentes semilleras. Con el tiempo, se han vuelto más inmortales que Gardel, y que -dado que estas empresas manejan de taquito el estado argentino- te están esperando con oficiales de justicia en el puerto para impedirte el embarque, si venís con soja recombinante resembrada, y no te ponés en el acto, como un duque.

Bueno, todo esto para sumarnos a todo palo que le den a Greenpeace, incluso en Seúl. Pero queremos dejar muy en claro que no somos Seúl.

Aquí es donde le doy el escenario a Iván Ordóñez.

Daniel E. Arias

Un porcentaje altísimo de las mujeres norteamericanas consumen suplementos de ácido fólico cuando están embarazadas, mientras sus hijos suelen hacerlo hasta los 13 años. Es una costumbre de los obstetras recetárselo a sus pacientes, porque está probado que la carencia del ácido fólico contribuye a malformaciones y otros problemas en el desarrollo de los fetos. En Argentina, en cambio, eso no pasa. ¿Estamos locos? No, desarrollamos algo infinitamente superior: las harinas enriquecidas con hierro y ácido fólico, cuyos resultados fueron tan positivos que muchos países transformaron en ley esa política público-privada. Tomen un paquete de galletitas, fideos o harina y lean los ingredientes: “Elaborado con harina enriquecida ley 25.630”. El conocimiento y la producción, unidos para derrotar una enfermedad a bajísimo costo, son un acontecimiento hermoso.

En el Sudeste Asiático, el 82% de los chicos en preescolar sufre una condición inexistente en Occidente y hasta en los países pobres de América Latina: la night blindness, o nictalopía, que disminuye la visión en entornos oscuros (o sea de noche) y provoca ceguera infantil. Ahí, donde el 50% del consumo de calorías es arroz, los niños nacen con distintas malformaciones y discapacidades y su expectativa de vida es más baja. La causa está estudiada hasta el cansancio: una dieta pobre en vitamina A es la responsable de esta tragedia humanitaria.

El problema tiene una solución llamada arroz dorado (conocido globalmente como el Golden Rice), un evento transgénico desarrollado hace 25 años en Suiza con el apoyo de la Fundación Rockefeller, que incorpora al grano de arroz altos niveles de beta-caroteno, precursor de la vitamina A. Su desarrollo comercial podría tener el mismo efecto que la harina enriquecida con ácido fólico y salvar millones de vidas en decenas de países. Sin embargo, activistas ambientales y anti-globalización están presionando a los gobiernos, a veces con éxito, para prohibir el arroz dorado y los productos transgénicos en general. Es lo que pasó hace dos semanas en Filipinas, donde Greenpeace se anotó una victoria importante para su cruzada al lograr que un juzgado prohibiera la comercialización de arroz dorado, aprobada inicialmente por el gobierno filipino hace dos años. Mientras Greenpeace festejaba, científicos de todo el mundo recordaban que, según la OMS, hasta medio millón de niños se quedan ciegos cada año (y la mitad de ellos mueren) por falta de vitamina A.

Activistas «ambientales» están presionando a los gobiernos, para prohibir el arroz dorado

¿Qué es la transgénesis? Es aislar un gen con una propiedad deseada de una especie e injertarlo en otra especie para transmitirle dicha propiedad y frecuentemente se realiza en vegetales. Si bien el mejoramiento vegetal (y, por lo tanto, la alteración del ADN) ligado a la domesticación de especies para el uso productivo se remonta a los inicios de la agricultura hace 10.000 años y dio origen al Neolítico, la ingeniería genética para modificar vegetales es “reciente”, sólo tiene 50 años: en los inicios de los ’80 unos científicos de la Universidad de California se lanzaron a desarrollar un tomate “larga vida” al que bautizaron “savr flavr tomato” ya que al elevar el tiempo de vida en góndola, permitía al tomate madurar en planta, elevando el sabor de la fruta.

La tecnología que ese grupo de científicos desarrolló fue determinante en la historia de la agricultura ya que una vez que se entendía la función del gen (algo nada sencillo en la década de los 80), se utilizaba una bacteria descubierta en 1907 (el Agrobacterium) para transferir el gen deseado a la especie vegetal que se quiere mejorar con ese atributo. En 1992, Calgene (California Genetics, la compañía de estos científicos) recibió la autorización para ser comercializado al público, pero más importante aún, probó a gran escala lo que en 1983 había sido un éxito en un laboratorio: el Agrobacterium era la herramienta para modificar genéticamente los vegetales y absolutamente todos los transgénicos que están disponibles en el planeta fueron desarrollados utilizándolo.

A partir de ahí, el desarrollo de eventos transgénicos fue imparable, alcanzando los 577 registros correspondientes a 32 cultivos. Aunque muchos de estos no están desregulados en los principales países productores, es decir, que su cultivo no está habilitado libremente. Hay distintos niveles de desregulación, pero para simplificar en orden de restricción es: a) libre para consumo animal, b) libre para consumo humano y c) libre para cultivo. Cuando un cultivo alcanza en un país la desregulación libre para cultivo, quiere decir que está asimilado a un cultivo convencional, o sea, no transgénico.

El grueso de los eventos transgénicos aprobados funcionan en tándem con un herbicida (si bien el más popular es el glifosato, hay otros), en una cantidad menor sirven para regular poblaciones de insectos como el BT, en una cantidad aún menor para mitigar los impactos del cambio climático como el trigo HB4 de Bioceres mejorando la adaptabilidad de los cultivos a un clima adverso y sólo un pequeño grupo para intervenir en la calidad nutricional de los alimentos, como el arroz dorado.

CÍNICO Y GROTESCO

En los hechos, son sólo un puñado los cultivos que se desregularon globalmente para su cultivo. El proceso es arduo y costoso, y casi siempre es el mayor costo en el desarrollo comercial de un cultivo mejorado con ingeniería genética. En todo el mundo, los reguladores quieren pruebas concretas de que las mutaciones guiadas por los humanos no representan riesgos y son equivalentes a las mutaciones que se dan anárquicamente en la naturaleza. Muchos países, principalmente la Unión Europea, China e India, cínicamente rechazan su cultivo pero aprueban su consumo, sobre todo el animal. La influencia de las agencias de desarrollo y las ONG que actúan en África también fue clave para que numerosos eventos transgénicos no fueran desregulados en un continente en el que el hambre es endémica.

Es grotesco: son los principales importadores globales de soja y maíz genéticamente modificados del mundo (superan el 70% del mercado), pero no les permiten cultivarlos a sus productores agropecuarios. Esos farmers planeros franceses que marchan contra el Mercosur y para “proteger a la calidad de los alimentos” producen carne, embutidos y quesos de máxima calidad, reconocida globalmente como el estándar de la góndola para cada categoría, sólo gracias a que pueden importar de Argentina, Brasil y Estados Unidos la soja y el maíz genéticamente mejorados, que es una parte indisoluble de la alta productividad de los productores agropecuarios del continente americano, en el que el cultivo de transgénicos está permitido. Esos quesos se sirven en los cocktails de los partidos verdes en Bruselas mientras todos se hacen los distraídos.

La hipocresía y el cinismo reinantes en el debate alrededor del uso de los organismos genéticamente mejorados es insoportable. Son el punching ball de una liga global de movimientos usualmente de izquierda que están en contra del capitalismo y veneran un ambientalismo vacío de contenido para el que cualquier intervención del humano sobre su medio es sacrílega. El medioambiente es, en el fondo (y bastante en la superficie), una excusa para denunciar la supuesta crueldad del capitalismo. La evidencia en el uso de los transgénicos en el fondo los tiene sin cuidado. Los partidos verdes europeos en tándem con Greenpeace son los principales promotores del terrorismo medioambiental, creando mensajes y financiando a activistas locales como la hindú Vandana Shiva que, obviamente, no es bióloga, ni biotecnóloga, ni ingeniera agrónoma o pertenece a ningún otro campo de la ciencia que la autorice a hablar científicamente contra el mejoramiento genético vegetal.

A pesar de que el arroz dorado recibió el visto bueno de los organismos reguladores de Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Estados Unidos, Greenpeace tuvo una victoria al lograr que un juzgado de Filipinas (el único país asiático que contribuyó para su desarrollo) prohíba su cultivo. Greenpeace argumenta que los OGM son el vehículo para el uso de pesticidas y “el patentamiento de la naturaleza por un grupo minúsculo de corporaciones”, pero nada de esto tiene que ver con el Golden Rice: a) su cultivo no requiere de pesticidas distintos a los del arroz convencional, y b) su patente está liberada por sus creadores, que dicho sea de paso, no son una empresa sino universidades, centros de investigación y fundaciones. Los falsos ambientalistas se especializaron en la creación de monstruos de paja que empantanan la discusión y la transforman rápidamente en un juego de unos contra otros.

Este debate no es ocioso en Argentina. El sistema de agronegocios es responsable por más del 60% de las exportaciones del país y emplea de forma directa e indirecta a más del 20% de sus habitantes. El paquete tecnológico que incluye semillas, fitosanitarios, fertilizantes, maquinaria y software es un activo a proteger y multiplicar: el país debe aspirar a multiplicar los ejemplos en los que es desarrollador y productor de estas tecnologías; es el punto de mayor agregación de valor del sistema de agronegocios, aquellos nodos de conocimiento intensivos del sistema. Finalmente, la discusión en torno al impacto ambiental de las actividades económicas y el uso de los recursos naturales debe estar guiada por la ciencia y tener como objetivo el desarrollo de una sociedad en la que más de la mitad de sus habitantes está sumergido en la pobreza, manteniendo a la vez los recursos que sean renovables (como el agua y el suelo) para las generaciones venideras.

No debemos permitir que un tema tan medular para nuestro presente y futuro quede sumergido en la lógica de los barrabravas. (Por Iván Ordoñez)

OIEA: amenazas informáticas en un mundo digitalizado

En mayo de 2022, el Instituto Austríaco de Tecnología (AIT) pasó a ser el primer centro colaborador del OIEA en seguridad informática y seguridad física de la información en aras de la seguridad física nuclear. El AIT presta apoyo a cursos y ejercicios internacionales y regionales de capacitación en el ámbito de la seguridad informática para instalaciones y actividades nucleares, desarrolla módulos de demostración técnica para crear más conciencia acerca de las ciberamenazas, y contribuye a la elaboración de materiales de capacitación para el nuevo Centro de Capacitación y Demostración en materia de Seguridad Física Nuclear, ubicado en Seibersdorf.

Hablamos con el Director del Centro de Seguridad Tecnológica y Física del AIT, Helmut Leopold, para comprender mejor en qué consiste esta cooperación.

¿Cuáles son, en general, los riesgos y amenazas emergentes en materia de seguridad informática?

Hoy en día muchos dispositivos digitales modernos se construyen pensando en redes más extensas.

Muchos de ellos necesitan acceso a Internet para funcionar. Todo desarrollo de software entraña posibles errores que pueden dar lugar a vulnerabilidades. El número de amenazas contra la seguridad física que afectan al funcionamiento de los sistemas de tecnologías de la información (TI) aumenta a la luz de la escasa protección de las interfaces y la irresponsabilidad de los usuarios. Los atacantes se aprovechan de las vulnerabilidades de los sistemas digitales para lograr el acceso.

El desarrollo de métodos y herramientas de ataque discurre en paralelo al de los procesos de innovación digital. En Internet se encuentran fácilmente programas informáticos para piratas informáticos, lo que facilita los ataques, incluso para atacantes menos competentes. Nos enfrentamos a un diverso ecosistema de ciberataques impulsado por la delincuencia organizada, el espionaje económico e industrial y el terrorismo cibernético.

Así pues, hoy en día, usuarios, empresas y autoridades se ven amenazados por un amplio espectro de ciberataques que, acompañados de campañas específicas de desinformación, pueden afectar la infraestructura digital de Estados enteros, sacudiendo así los cimientos de nuestras sociedades.

¿La industria nuclear se enfrenta a los mismos desafíos?

Los negocios y los distintos consumidores utilizan principalmente tecnologías de la información (TI) basadas en datos y orientadas a la comunicación. Por el contrario, las instalaciones de producción y las infraestructuras críticas emplean la llamada tecnología operativa (TO) que monitoriza y controla los comportamientos y los resultados prácticos de procesos de producción definidos. Tradicionalmente, la TO ha estado mucho menos interconectada que la TI, pero los avances tecnológicos han acercado a estos dos campos, haciendo que el software y los dispositivos de TO se conecten, cada vez más, a redes de mayor amplitud.

Este desarrollo resulta problemático, pues hay menor conciencia acerca de la ciberseguridad en el campo de la TO que en el de la TI.

Por ello, estas nuevas amenazas para la seguridad física de las TI se vuelven pertinentes para la TO de producción industrial e infraestructura crítica. Asimismo, esta cuestión es cada vez más importante para la industria nuclear, que tradicionalmente tenía un enfoque conservador y mantenía aislados los sistemas de control.

¿Qué actividades lleva adelante el AIT con el fin de mejorar la ciberseguridad en el ámbito de la seguridad física nuclear?

El programa de investigación del AIT examina cómo escenarios de amenazas cambiantes podrían repercutir en los sistemas de TO, y tiene por objeto desarrollar conocimientos técnicos y nuevas soluciones para aumentar la resiliencia de las infraestructuras críticas frente a los ciberataques. Este trabajo constituye la base para el desarrollo de nuevas normas mundiales de seguridad física, procedimientos de certificación para elementos críticos del sistema y nuevas arquitecturas del sistema que incorporen medidas sólidas de ciberseguridad en los sistemas de TO desde la etapa inicial del diseño.

El AIT ofrece asimismo una enseñanza y capacitación integrales como preparación frente a ataques contra la ciberseguridad. En simulaciones complejas de sistemas informáticos “virtualizados”, denominadas “cyber ranges”, los usuarios, los desarrolladores de sistemas, el personal de operación y los representantes gubernamentales reaccionan ante escenarios realistas de ciberataques. Esta clase de simulación es fundamental para garantizar que los sistemas de TI y TO son resilientes y pueden repeler eficazmente las ciberamenazas.

¿Qué ventajas plantea el entorno de aprendizaje virtual desarrollado por el AIT y el OIEA?

La experiencia práctica es el proceso de aprendizaje más eficaz. El AIT y el OIEA desarrollaron un “cyber range” que ofrece la posibilidad de crear “gemelos digitales” de las infraestructuras digitales críticas existentes, en el que, además, se imparte capacitación en escenarios de aplicación muy realistas.

En él, los usuarios gubernamentales y de la industria pueden evaluar y someter a prueba la eficacia de los mecanismos de protección y los procesos institucionales u operacionales.

Las experiencias del “cyber range” respaldan la creación de capacidades de defensa sostenibles, tanto para las organizaciones públicas como privadas.

Además de la capacitación virtual, ¿de qué manera promueve el AIT la seguridad física nuclear con su trabajo y sus conocimientos especializados?

Podemos ayudar en la defensa frente a atacantes, por ejemplo, desarrollando software para monitorizar dispositivos perimetrales que suelen conectar las redes internas de las organizaciones a Internet.

Antes de causar daños, los atacantes suelen servirse de estos dispositivos como puntos de entrada al sistema.

Aplicamos nuestra experiencia en detección de anomalías para entrenar el software de análisis que monitoriza los dispositivos perimetrales de uso común en un determinado tipo de instalación nuclear.

Ese software puede activar una alarma o adoptar contramedidas si un dispositivo actúa de forma extraña. Así, los operadores pueden detectar y desalentar prontamente los ciberataques antes de que estos puedan causar perjuicios significativos.

Hace un año, el AIT fue designado primer centro colaborador del OIEA en seguridad informática al servicio de la seguridad física nuclear, y sigue siendo el único centro de este tipo a día de hoy. ¿Qué significa esto para la labor del AIT?

Estamos sumamente orgullosos de haber sido designados centro colaborador, y seguimos brindando apoyo para impartir un curso regional de capacitación sobre seguridad informática aplicada a los sistemas de instrumentación y control en el sector nuclear. El curso se dictó dos veces en 2022, y algunos de los resultados prácticos de nuestro proyecto conjunto se emplearon para desarrollar una plataforma de aprendizaje virtual.

Asimismo, hemos participado en actividades relacionadas con la seguridad informática en el desarrollo de reactores modulares pequeños.

En la actualidad prestamos asistencia al OIEA para la preparación de la Conferencia Internacional sobre Seguridad Informática en el Mundo Nuclear: la Seguridad Física en aras de la Seguridad, que tendrá lugar en 2023 y en la que ofreceremos demostraciones de nuestra plataforma de capacitación virtual, presidiremos mesas redondas y presentaremos artículos relacionados con nuestra investigación en el sector, entre otras cosas.

¿Cómo colabora el AIT con el Centro de Capacitación y Demostración en materia de Seguridad Física Nuclear?

Hemos estado trabajando codo a codo con nuestros colegas del OIEA para desarrollar módulos de capacitación, demostraciones y ejercicios para el Centro de Capacitación y Demostración en materia de Seguridad Física Nuclear. Incorporamos módulos sobre seguridad informática en los cursos de capacitación relacionados con la protección física de materiales nucleares y otros materiales radiactivos, así como aquellos vinculados a la detección y respuesta en relación con materiales nucleares y otros materiales radiactivos no sometidos a control reglamentario. Este arreglo tiene por objeto reforzar el concepto de que la seguridad informática es un elemento integral e indisociable de la seguridad física nuclear.