Ni siquiera los dos proyectos emblemáticos de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), el CAREM y el RA-10, que están en etapas muy avanzadas de construcción (uno de ellos, a punto de finalizarse) y representan la posibilidad de colocar al país en la vanguardia tecnológica mundial, además de ingresos por millones de dólares en exportaciones, se salvan de las amputaciones presupuestarias a troche y moche que está ejecutando el nuevo gobierno. Un documento firmado por todos los gerentes del organismo acaba de dar a conocer que la situación presupuestaria de la institución es crítica. Este miércoles, la UOCRA decidió un paro en el CAREM porque se despidieron 69 trabajadores de una de las subcontratistas de Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA) para la obra civil.
El CAREM es el primer reactor nuclear de potencia íntegramente desarrollado y construido en el país, y tiene un diseño revolucionario. El prototipo se levanta en Lima, Provincia de Buenos Aires, y es el primer reactor modular de baja y media potencia del mundo (SMR, por sus siglas en inglés) en estar oficialmente en construcción.
Comparación del avance de varios reactores modulares. A la izquierda, el argentino
El RA-10 se construye en Ezeiza y es el reactor multipropósito más moderno del mundo. Permitirá cuadruplicar la producción de radioisótopos de uso médico para estudios funcionales, podría ubicar al país como un jugador importante en el mercado de esos productos y lo pondría en un puesto de avanzada en la investigación con haces de neutrones, un área crítica para la producción, testeado y estudio de materiales.
La física Adriana Serquis, presidenta de la CNEA, que presentó su renuncia antes del cambio de gobierno y está esperando la aceptación, envió un escrito al secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, informándole que hubo que decidir el corte de obra en el CAREM y el RA-10 desde este lunes por la crítica situación financiera del organismo.
“A comienzos de año, con el secretario de Energía habíamos quedado en que el crédito que se otorgara se iba a pagar –afirma Serquís–. Eso no fue cierto. Hasta el viernes, no habían pagado absolutamente nada del presupuesto 2024, excepto salarios y becas. Veníamos sobreviviendo porque nos habían pagado una deuda de 2023, pero llegamos a esta situación que se denuncia en la nota de los gerentes. Después de eso, nos pagaron 3000 millones que representan el 11% nada más de todo lo que nos deben. La obra civil del RA-10 está completa en un 100% (la total, en un 85%). Se esperaba que con los contratos vigentes con INVAP y todas las subcontratistas se pudiera terminar para el año que viene y empezar la puesta en marcha. Y en el caso del CAREM, es un proyecto que está cerca del 70% de avance, uno de los más adelantados del mundo y uno de los únicos que tenía la oportunidad de completarse mucho antes de 2030, cuando otros países plantean tener los suyos listos. Nosotros planeamos incluso adelantar de 2028 a 2027 la posibilidad de puesta en marcha«.
Para todo 2024 todavía se cuenta sólo con el crédito presupuestario prorrogado de 2023 que alcanzaría en algunos casos hasta mayo o junio, según los incisos. A pesar de los esfuerzos, todavía no hay certeza de fechas en las que pudiera concretarse.
“En lo que respecta a la ejecución presupuestaria, se le había asignado a la CNEA una cuota total para devengar durante todo el primer trimestre de $26.337.326.448, sin considerar los sueldos –afirma el documento–. A la fecha, sorteando muchos obstáculos presupuestarios, se ha logrado devengar $10.435.166.814 y está devengando otros $8.343.614.745 que suman $18.778.781.559 y configurarán la deuda exigible al momento. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos institucionales por ejecutar toda la cuota de gasto durante todo este primer trimestre del año, no se hicieron las transferencias de fondos para poder realizar los pagos efectivos a los proveedores, con la única excepción de las transferencias correspondientes a salarios y becas. Recién en el día de hoy, terminando el trimestre, está llegando la primera cuota de transferencia de fondos por $3.077.859.234 que representan sólo el 11,7% de todo lo que se había previsto devengar y el 16,4% de lo que será la deuda exigible de proveedores, que alcanzará para pagar una mínima parte de todo lo comprometido”.
Así las cosas, no se puede cumplir con los pagos a proveedores correspondiente a muchos meses y varios tuvieron que comenzar a no prestar servicios. Por supuesto, esto empieza a afectar el normal funcionamiento de las instalaciones de los centros atómicos, complejos tecnológicos y regionales y de laboratorios de CNEA que no pueden reponer los insumos necesarios para realizar los análisis que den cumplimiento a los requerimientos regulatorios.
Viernes 29 a domingo 30 se lleva a cabo «Encuentro Cercano», una convención nacional de ciencia ficción. Tendrá lugar en la Biblioteca Popular Ansible, Artigas 1850; CABA.
Este es el programa completo:
-Viernes 29 a las 20h: ese día inauguraremos la convención con el estreno de la pieza teatral Error de Sistema. Se trata de la adaptación del cuento ganador del concurso de relatos Karel Capek que hicimos este verano. El cuento es de Hernán Domínguez Nimo, y la adaptación la está realizando el equipo teatral de la Cooperativa Café Artigas, que es el centro cultural donde está ubicada la biblioteca. A diferencia del resto de actividades de la convención que son gratuitas, la función es a la gorra, y la recaudación total será para el autor del cuento, a modo de premio del concurso que ganó. Reservas a [email protected]
El sábado 30 y domingo 31 son los días fuertes de la convención, con la feria de editoriales de cf y dibujantes (de 14 a 20) y las charlas y actividades (de 15 a 21). Acá te las resumo un poco
-SÁBADO 30
15hs: Charla sobre la ciencia ficción argentina en los 60, con Matías Carnevale. A través de la lectura de tres antologías de cuento argentino de ciencia ficción, publicadas a fines de los sesenta, Matías Carnevale explorará diferentes aspectos de la consolidación de la ciencia ficción en la literatura argentina, período en el que se avizora una especie de canon dentro del género. Matías Carnevale es licenciado en lengua inglesa por la Universidad de San Martín y maestrando en literaturas comparadas por la Universidad de La Plata. Ha publicado los libros «Los parasicólogos y otros relatos» (2018, ficción), «En la tierra como en el cielo: cine estadounidense de ciencia ficción» (2019, ensayo), «Ray Bradbury, el hombre centenario» (2020, compilación de ensayos), «Exploraciones, ensayos en torno a Pablo Capanna» (2022, compilación). Desde 2020 da talleres de lectura online de clásicos de la ciencia ficción. Colabora habitualmente en medios periodísticos de Argentina y el exterior.
16hs: Charla sobre Alien 1979 y el videojuego Alien Isolation: Daniel Lanark, docente universitario, investigador y artista, nos hanlará sobre estética y comunicación en dos de las producciones relacionadas con alien: la película original del ’79 y el videojuego Alien Isolation.
17hs: Musicalización en vivo de un fragmento de «Aelita la reina de marte»: a 100 de su estreno, el músico Pablo Bronzini musicalizará un fragmento de esta película muda.
18hs: Charla sobre ciencia ficción latinoamericana: Lucía Vazquez y Ezequiel de Rosso conversarán sobre tendencias actuales del género en la región. Lucía Vazquez es docente e investigadora, también escritora, se dedica especialmente a trabajar con literatura argentina de ciencia ficción. Es becaria doctoral de Conicet y da clases en el Joaquín V. González y la FUC (Universidad del Cine). Hace su doctorado en la UBA (FILO) y tiene su trabajo radicado en el Instituto de Literatura Hispanoamericana. Participa de grupos de investigación en UNA y en USAL. Hace unos días estuvo en la Universidad Eotvos Lorand dando una charla sobre ciencia ficción latinoamericana. Publicó su primera novela el año pasado, «Entonces eso es todo», y en 2019 «Caminan entre nosotros», en coautoría. Ezequiel De Rosso es doctor en Letras por la Universidad de Buenos Aires e investigador del CONICET. Dicta cursos de literatura latinoamericana en la Universidad Nacional de las Artes. Ha publicado «Nuevos secretos. Transformaciones del relato policial en América Latina (1990-2000)» (2012). Entre otros volúmenes ha editado «Lo que vendrá: Una antología», de Josefina Ludmer y, con Silvia Kurlat Ares, «La ciencia ficción en América Latina. Crítica. Teoría. Historia». Ha dictado conferencias y publicado artículos sobre policial y sobre ciencia ficción latinoamericanos en diversos países de América y Europa.
19hs: Charla sobre los cuentos y la trilogía de Valis de Philip Dick. Marcelo Acevedo y Martín Rimbretaud conversarán sobre la trilogía de Valis y la producción cuentística de Dick. ¿Qué puntos en común puede haber sobre esas etapas aparentemente dispares de su escritura?
Marcelo Acevedo es periodista y editor. Autor de los libros Conversaciones con Pablo Capanna (Ayarmanot, 2016) y Ruta al infierno – La saga de Mad Max (Cuarto Menguante, 2021). Dirige junto a Juan Mattio y Flor Canosa la colección de ficción extraña Arqueologías del futuro (editorial Indómita Luz).
20hs: Velada homenaje a toda una vida dedicada a la CF y el fantástico: Queremos rendir tributo a personas que llevan toda una vida en este ámbito: escribiendo, dibujando, editando. Serán homenajeados/as en la velada: Angel “Lito” Fernández, Miguel Matejka, Victor Hugo Arias, Stella Maris Fusé, Eugenio J. Zappietro, Lydia Angela Loréfice de Passalia, Roberto Dulce, Ricardo A. Ertl, Carlos Altgelt, Pepe Aguirre, Roberto Luis, Roberto Regalado, Martha Barnes, Marcial Souto, Juan Carlos Prieto Cané, Horacio Lalia, Norma Viti, Adrian Nestor Escudero, Maria Granata, Emilio Balcarce, Ricardo Ferrari, Juan Pedro McLoughlin, Hector Peiteado, Germán Cáceres, Natan Solans, Eduardo J. Carletti, Andrés Esteban Machalski, Sergio gaut vel Hartman, Alfredo Ernesto Grassi, Pascual Lococo, Jorge Claudio Morhain, Amador Tanoira, Pablo Capanna, Ricardo Villagrán, Susana Itzcovich, Mercedes Carreras, Carlos Otto Miller. Tendremos la suerte de contar en la Biblioteca Popular Ansible con la presencia de algunos/as.
-DOMINGO 31
15hs: Charla sobre tapas pulp argentinas: Christian Vallini Lawson y Mariano Buscaglia harán un repaso visual por décadas de portadas de publicaciones populares. Christian Vallini Lawson es traductor, intérprete, investigador literario y autor. Lleva publicados arriba de 200 relatos y notas en nuestro país, EE.UU., Finlandia, España, Inglaterra. Mariano Buscaglia es editor y aficionado a la escritura.
16hs: Charla sobre cine argentino de ciencia ficción: Ayi Turzi hará un repaso al cine de género local, gran desconocido en muchos ámbitos. Ayi Turzi es divulgadora e investigadora.
17hs: Lectura y dibujo en vivo de un cuento de China Miéville: Mallory Craig-Kuhn leerá un relato de China Miéville traducido al castellano rioplatense, mientras Flavio Greco Paglia se deja inspirar para ilustrarlo en vivo. La traducción de una traducción. Traducción de lenguajes, idiomáticos y artísticos. Mallory Craig-Kuhn es traductora literaria, escritora y especialista en ciencia ficción, policial y new weird. Su primera novela, «Divino neón», sale en 2024 por Ediciones Ayarmanot. Flavio Greco Paglia es ilustrador de portadas y afiches, especializado en fantástico y terror. Trabajó para festivales como Buenos Aires Rojo Sangre y Curtas Festival do Imaxinario (España). También hizo ilustraciones para revistas y libros del género, como Heavy Metal magazine.
18hs: Charla sobre viajes a través de portales estelares: Andres Ozols, acompañado por Walter Pérez Blanco, nos contará relatos de supuestos viajeros a través de portales estelares. Andrés Ozols es Dr.en Fisica, ex profesor asociado, consultor, director del laboratorio de Nanomateriales, Microfluidica e Ingeniería de Tejidos del Instituto de Ingeniería Biomedica de la Facultad de Ingeniería de la UBA. Hace desarrollos en medicina regenerativa, dispositivos biomédicos, medicina cuantica y filtración de metales pesados en agua. Consultor del área biomedica y ambiental. Contaminación electrogmanetica, del aire y agua. Profesor invitado de la Universidad Tecnológica de Riga (Letonia). Evaluador de la CONEAU, UBA. Integrante de los subcomites IRAM de Productos Médicos, textiles, implantes Quirúrgicos y Nanotecnologia. Walter Pérez Blanco es licenciado en Artes Audiovisuales.
19hs: Presentación del libro «Minotauro, una odisea de Paco Porrúa»: El autor del libro Martín Felipe Castagnet nos contará de uno de los personajes clave de la llegada de la ciencia ficción al castellano, el fundador de la editorial Minotauro, Paco Porrúa. Martín Felipe Castagnet es doctor en Letras y docente de la UNLP, editor y traductor. Escribió las novelas «Los cuerpos del verano» y «Los mantras modernos» así como los ensayos Unos ojos recién inaugurados y Minotauro, una odisea de Paco Porrúa. Fue elegido por el Hay Festival / Bogotá39 y la revista Granta como uno de los escritores más destacados de su generación.
20hs: Proyección de entrevista con Pablo Capanna grabada para la ocasión. A cargo de Luís Pestarini
Asimismo, tanto sábado como domingo de 15 a 18 habrá juegos de rol: el sábado ambientados en crónicas marcianas, y el domingo en El Eternauta.
Por otro lado, la feria de editoriales y dibujantes tendrá stands de:
-Libros el Cosmonauta
-Interzona
-Chirimbolito
-Indómita Luz
-Sensacional Revista
-Incógnita Ediciones
-Editorial Cuarto Menguante
-Loco Rabia
-Tren en movimiento
-Rayo Rojo
-Proletrario y Sudakuir ediciones
-Esteban Corio
-Ayarmanot
-Cuásar
-Cineficción
-Muerdemuertos
-Pórtico
-Salvador Sanz
-Flavio Greco Paglia
-Brian Janchez
-Magrio González
-Nahuel León
-Grendel Bellarousse
-Rodrigo Vega
Todas las actividades de la convención son gratuitas excepto la obra de teatro que será a la gorra.
Más información en las cuentas de instagram y facebook de Biblioteca Popular Ansible
Luego de la aprobación de los fondos por parte del Ministerio de Economía de la Argentina, en el día 26 de marzo, los ministros de defensa de la Argentina, Luis Petri, y Dinamarca Troels Lund Poulsen, firmaron en Buenos Aires la carta de intención por la compra de los 24 F-16A/B Block 15 Fighting Falcon (más un Block 10 para usar en instrucción en tierra).
Este es el anteúltimo paso para la firma del contrato, que, según fuentes del Ministerio de Defensa, está previsto que se lleve a cabo el próximo 15 de abril en Dinamarca, hacia donde viajará el ministro Petri junto al jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea Argentina, brigadier Fernando Mengo, y otras autoridades.
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Opinión: otra oportunidad perdida
Desde diciembre de 2015, cuando la Fuerza Aérea Argentina dio de baja el sistema de armas Mirage-Dagger en todas sus versiones, la Nación se quedó sin su estilete aéreo, se quedó sin cazas interceptores supersónicos. Este importante sistema de armas comenzó a ser incorporado en la década del 70 y Argentina supo tener una distinguida capacidad militar con estos aparatos de origen francés -Mirage III en varias versiones- e israelí -en versiones de Mirage V Dagger y Mara-. Lo cierto, es que estos aviones de destacada actuación en la guerra de nuestras Islas Malvinas, son de concepción de tercera generación con distintas limitaciones pese a las actualizaciones que fueron llevadas a cabo, posterior al citado conflicto del atlántico sur.
En los años previos al 2015 el sistema de armas Mirage protagonizó algunos incidentes que le fueron atribuidos al desgaste y a sus años de servicio. Sin embargo, algunos especialistas sostienen que una dotación mínima podría haberse sostenido en servicio algunos años mas y no perder esa capacidad interceptora supersónica.
El alto mando aéreo, tal vez, interpretó que dando de baja a todo el sistema de armas pondría presión a la conducción política para un rápido reemplazo. Eso no ocurrió. De todos modos, vale recordar, que a finales de 2015 el Ministerio de Defensa había acordado con Francia y España la adquisición del Mirage F-1, avión caza interceptor, de origen francés pero que era operado por el Ejército del Aire Español. Este avión, si bien antiguo, ostentaba horas remanentes de vuelo que suponía un parche momentáneo a la capacidad militar diezmada, hasta tanto se adquiriera un nuevo sistema de armas que le asegurara a la Nación tener en operaciones a un caza interceptor de cuarta generación por muchos años. Finalmente, eso no ocurrió. El saliente ministro Agustín Rossi entendió que la operación debería ser cerrada por el gobierno entrante, toda vez que comprometía parte del presupuesto del ejercicio del año venidero.
Durante todo el gobierno del ingeniero Mauricio Macri no se hicieron avances en la adquisición de aeronaves de combate que suplieran esa capacidad militar perdida, el corazón de la aviación de combate argentina quedó a cargo de la V Brigada Aérea (San Luis) donde operan, aún, los veteranos A-4AR adquiridos a EE.UU. de segunda mano -con actualizaciones- en el año 1997 durante el gobierno del presidente Carlos Menem en el apogeo de las relaciones carnales. Argentina, durante ese gobierno, obtuvo el estatus “aliado extra-OTAN” que le otorgaba ciertos beneficios en la adquisición de equipos militares.
Más acá en el tiempo, durante la gestión de Alberto Fernández, nuevamente el ministro de Defensa Rossi, quien había promovido la sanción de la ley del FONDEF (un fondo especial para la financiación de la reestructuración de las FF.AA.) puso sobre la mesa la discusión sobre la adquisición de material aéreo con capacidad interceptora. Fue así como durante más de tres años la Fuerza Aérea evaluó distintos modelos (KAI FA-50, HAL TEJAS, JF-17 Thunder BLOCK III, F-16, MIG-35, entre otros) quedando seleccionado en primer término, el KAI FA-50, un avión producido por Corea del Sur, derivado del TA-50 un entrenador avanzado producido por la misma factoría. Durante el año 2022, el ministro Rossi hizo pública una nota enviada por KAI notificando que no podía vender el avión tal y como lo ofrecía. Esto como consecuencia de las restricciones impuestas por Londres debido al embargo de armas, sistemas y bienes bélicos que pesan sobre nuestro país luego de la mencionada guerra por nuestras Malvinas. Esta cuestión estaba vinculada a ciertos sistemas de abordo que portaba el avión coreano y que imposibilitaban el negocio.
Por otro lado, el ruso MIG-35 había sido descartado, pese a sus sistemas de arquitectura abierta que le permitían la adquisición y montaje de armamento occidental, esgrimiendo, las autoridades aéreas, razones de sostén logístico y el inicio de las hostilidades con Ucrania.
Finalmente, los dos aviones que arribaron con posibilidades de transformarse en el nuevo sistema de armas interceptora de cuarta generación de la Fuerza Aérea Argentina fueron: el JF-17 Thunder Block III, de origen chino, y el F-16 de origen estadounidense y operado por la Real Fuerza Aérea Danesa.
Hasta diciembre de 2023 el que corría con mas chances era el avión chino, porque cumplía con los requisitos impuestos por el alto mando aéreo, no portaba elementos británicos que impedían cualquier negocio y, además, eran aviones con cero horas de vuelo; aviones nuevos.
A partir de la nueva administración del presidente JavierMilei, y su vocación de extrema occidentalización, las puertas al producto chino se cerraron definitivamente. Argentina, y su nuevo posicionamiento geopolítico, clausuró todos los negocios con la potencia oriental. La irracionalidad de una política exterior bajo la fórmula Este/Oeste, de un mundo bipolar que ya no existe, hace muchos años, y una imaginaria guerra a un comunismo de mediados de siglo XX, hicieron reflotar la compra de viejos aviones estadounidenses como en el final del mandato de Carlos Menem. ¿Casualidades? No parece.
El avión ofrecido a Argentina es de las primeras versiones de F-16, ellas conocidas como Block 10 y Block 15 (denominaciones a las distintas actualizaciones de los aparatos; actualmente ya existen actualizaciones a estándar Block 72) que fueron producidos en los comienzos de 1981, hace 43 años.
Nuestro país está adquiriendo, según fuentes vinculadas al gobierno, aparatos con pocas horas remanentes de vuelo, con mas de 40 años en servicio, con restricciones de aviónica, sistemas de tiro y armamento. Esto significa que la Fuerza Aérea esta comprando un problema, no una solución a su diezmada capacidad militar. La puesta en servicio de los F-16 supondrá una gran inversión en infraestructura, logística, utilaje, herramental y formación de pilotos, ingenieros y mecánicos. Todo ese esfuerzo presupuestario requerido al pueblo argentino para poner en línea de vuelo solo algunos pocos aparatos viejos, pareciera que es pedir demasiado.
Por otro lado, no menor, vale decir que las actualizaciones de sistemas de abordo -necesarias para operar las aeronaves- las hace periódicamente el fabricante con la utilización de códigos de accesos. Es decir, si EE.UU. considera que el conflicto compromete sus intereses, o el de sus socios históricos, solo debe negar los códigos de actualización para que los aviones se transformen en aparatos de desfile para cada 10 de agosto (día de la Fuerza Aérea Argentina).
En síntesis, la adquisición de este vetusto sistema de armas no suple una capacidad perdida, solo confirma un posicionamiento geopolítico comprometiendo el alicaído presupuesto nacional (no hay plata) en una sobreactuación que seguramente nadie le pide, pero que ya forma parte del estilo de gestión.
Roberto C. López
Abogado, Magister en Defensa Nacional. Asesor parlamentario en la Comisión de Defensa Nacional en la Honorable Cámara de Diputados y en la Comisión Bicameral de Inteligencia del Honorable Congreso de la Nación. Revisor de la revista científica del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata. Docente de FADENA, UNDEF.
El respaldo de muchos años de ciencia básica le permitieron a un grupo de investigadores del CONICET y la Universidad Nacional de Rosario comprender el funcionamiento de una enzima que se encuentra en la naturaleza y luego, en conjunto con una empresa, encarar las modificaciones necesarias para mejorar la producción industrial de aceite comestible.
Si bien en algunos casos se usaban enzimas para mejorar el rendimiento de este tipo de producción, una de las limitaciones era que el prensado se hace a 80 grados de temperatura para poder separar de la semilla (como en el caso de la soja o girasol) o el fruto (aceituna, por ejemplo) tanto fosfolípidos como triglicéridos.
El aceite para consumo está compuesta por triglicéridos, que tienen sabor agradable y se ven límpidos, pero los fosfolípidos se ven turbios y tienen feo sabor, por lo que se deben separar por decantación con el agregado de agua y centrifugación. Este proceso se llama desgomado y, aunque es muy eficiente, siempre hay triglicéridos que quedan con los fosfolípidos y se pierden.
Aquí es adonde entra el trabajo para poder separarlos y recuperar el extra de aceite. La forma todavía más común de realizar este proceso consiste en mezclar el aceite con agua y someter la mezcla a ochenta grados durante treinta minutos. De la emulsión que se genera luego se separan dos fases, una acuosa que arrastra a los fosfolípidos y una fase superior menos densa que es el aceite desgomado.
Representación 3D de la estructura de la enzima fosfolipasa C termoestable diseñada por el equipo de investigación de CONICET. Imagen: CONICET.
Cuando se utilizan enzimas en este proceso, el problema es que no trabajan por sobre los 55 grados de temperatura, por lo que la mezcla se debe enfriar y luego volver a calentar para poder separar el aceite, en un proceso que consume mucha energía y tiempo. En cambio, la enzima que desarrolló el CONICET tiene la posibilidad de trabajar a 80 grados celsius, por lo que no es necesario modificar la temperatura de la mezcla.
Esta enzima termoestable, la fosfolipasa C, permite recuperar entre uno y dos por ciento más de aceite que con las técnicas estándar. Si bien pueden parecer números pequeños, cuando se aplican a producciones industriales de miles de toneladas, se vuelven relevantes.
Rodolfo Rasia, director del Laboratorio de Biofísica del Reconocimiento Molecular en el Instituto de Biología Molecular y Celular (IBR-CONICET-UNR) de Rosario, Santa Fe, dijo: “Una enzima es una proteína, es como si fuera un collar de perlas adonde cada una puede ser de 20 colores distintos. El orden y el color de cada una determina la función de esta proteína y sus cualidades, como puede ser la estabilidad. La enzima en la que estamos trabajando, la fosfolipasa C, tiene 245 perlas y nosotros le cambiamos 46 a la original. Decidir cuál cambiar no es un asunto trivial porque, como cada una se puede cambiar por 20 diferentes, al cambiar una tenés 20 posibilidades, al cambiar dos 400 y al cambiar tres son 8000, entonces cuando llegas al 46 tenes un número gigantesco de posibilidades. No se pueden probar todas y por eso fuimos a ver qué cosas probó la naturaleza en cosas similares y ver cuál funcionaba mejor y hacer ese cambio en nuestra enzima”.
En principio, los investigadores dicen que se se podría mejorar el proceso de extracción de cualquier aceite. Hoy la empresa Keclon la está aplicando comercializando para la producción de aceite de soja. Keclon es una de las primeras empresas argentinas de biotecnología formada por investigadores del CONICET que se dedica al desarrollo y comercialización de enzimas para la industria.
Del trabajo también participaron Diego Val, del Instituto de Procesos Biotecnológicos y Químicos de Rosario (IPROBYQ-CONICET-UNR) y la becaria del CONICET Luisina Di Nardo. Por parte de Keclon están Hugo Menzella, María Eugenia Castelli y Salvador Peiru, sus fundadores.
De izq. a der.: Rodolfo Rasia, Diego Val y Luisina Di Nardo, parte del equipo que desarrolló la enzima. Foto: Elizabeth Karayekov, IBR.
“Hay mucho trabajo básico que publicamos porque nos llevó 10 años conocer la enzima y ver qué cosas funcionaban en la naturaleza para poder encontrar la mejor solución. Después, el escalado de la producción es trabajo de la empresa”, contó Rasia.
Los fundadores de la empresa compartieron estudios universitarios con Rasia y siempre que se veían compartían ideas sobre cómo mejorar la enzima. La vida fue llevando a unos por el camino industrial y a otros por el de la investigación básica, pero siempre siguieron en contacto y eso les permitió trabajar juntos y mejorar el proceso de producción con el agregado de conocimientos.
Parte de este trabajo tuvo financiamiento de un PICT de la Agencia I+D+i y en el proyecto trabaja una becaria. Los resultados de la investigación se publicaron en Biochemistry y la empresa también gestionó una patente sobre este proceso.
Recientemente, se sumó otra becaria al proyecto para trabajar en otra enzima que permita atacar a otro fosfolípido que no es atacado por la fosfolipasa C, y así generar un cóctel de enzimas para mejorar todavía más la extracción de aceite. “Tenemos asignado un financiamiento de la Agencia I+D+i pero no lo estamos recibiendo, así que no podemos avanzar. Estamos trabajando con lo que tenemos pero si no giran los fondos no se pueden planear nuevos trabajos. Y sabemos que cuando lo manden vendrá sin ninguna actualización por los retrasos. Necesitamos comprar consumibles o servicios que usamos mucho, como síntesis de ADN o secuenciación, que son costosos pero si no los tenemos no podemos avanzar y generar nuevos resultados”, dijo Rasia.
“Este desarrollo surgió de la pregunta de cómo funcionan las cosas y funcionó bien. Uno no puede decir, quiero una enzima que funcione bien y listo, sino que para llegar a eso tiene que probar muchas que no funcionan hasta que encuentra la correcta. Para eso es necesario que haya todo un ecosistema del conocimiento que abre el panorama y da éxitos parciales hasta llegar a lo que se busca”, agregó Rasia.
El ministro de Salud de la Nación Mario Russo se reunió ayer con los ministros de salud de las 24 provincias del país, con intenciones de analizar los desafíos de la agenda sanitaria, haciendo hincaipié en la epidemia de dengue, que este año llegó a un récord de casos.
Cómo se tratará la epidemia por dengue
En el marco del primer del Consejo Federal de Salud (COFESA) de la gestión Milei, los encargados de la cartera de salud de los 24 distritos de la nación coincidieron en que aún se desconoce el grado de eficacia de la vacuna contra la enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti. Este año se llegó a cifras record y ya se han superado la cantidad total de casos del año pasado, con 151.310 afectados y 106 muertes confirmadas.
«Está claro que va a seguir habiendo dengue en los próximos años, la vacuna se está aplicando en Brasil. Hay que ver si se va a incorporar al calendario de vacunas para el próximo año porque por ahora no hay suficientes recomendaciones para poder darla, en casi ningún país forma parte del calendario», comentó al respecto Nicolás Kreplak, ministro de salud de la provincia de Buenos Aires. Por su parte, su par de CABA, Fernán Quirós, ratificó que la vacuna es efectiva pero que aún falta información científica «para determinar cuales son los escenarios en lo que hay que recomendarla». Además, dijo que en CABA el huevo del mosquito deja de eclosionar con los primeros fríos, algo que suele ocurrir a mediados de abril, por lo que en la Ciudad «probablemente queden 2 o 3 semanas de dengue».
Mientras tanto, desde la Nación no se está realizando una campaña intensiva de prevención, algo que Russo delegó a las provincias y a los municipios, alegando que «la prevención local y territorial para la eliminación del mosquito del dengue es fundamental para este momento”. Por su parte, Nación tomará un “rol rector con foco en la recolección y evidencia de datos, y una gestión por resultados sanitarios. Así, las políticas de salud provinciales deben establecer prioridades según las necesidades de sus territorios”. Todas las autoridades sanitarias presentes coincidieron en que la prevención para la eliminación del mosquito en el territorio es la primera línea de defensa para frenar el dengue.
El primer COFESA del gobierno de Milei
El COFESA se llevó a cabo en el CCK, donde el ministro Russo inció el encuentro diciendo: «estamos absolutamente abiertos a escucharlos a todos y a que definamos una agenda prioritaria». En la reunión, además de la epidemia por dengue, se trató la campaña nacional de vacunación contra la gripe de cara al invierno, la cual será gratuita en todo el país. La idea es disminuir las complicaciones, hospitalizaciones, secuelas y muertes ocasionadas por la infección del virus influenza, sobre todo en la población de riesgo.
El vicerrector de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y dirigente del radicalismo, Emiliano Yacobitti, volvió a mostrar su preocupación en relación al mensaje que, un mes atrás, el Consejo Superior de la casa de altos estudios le hizo llegar al Gobierno con respecto a los fondos universitarios.
En aquel momento, la UBA señaló en un comunicado que “solicitará al Gobierno Nacional que disponga de un presupuesto actualizado para el presente año que garantice la continuidad de sus funciones académicas, de investigación, salud y extensión, además de la actualización de las partidas vinculadas a paritarias docente y no docente”.
La declaración surgió de una sesión extraordinaria del Consejo Superior de la Universidad, cuyo presupuesto se encuentra congelado con los mismos valores de 2023 a pesar de que la inflación del país superó el 211% el año pasado.
“El Gobierno no tiene la solución en agenda, ya parece una estrategia de deslegitimizar lo que funciona bien. Hablamos con (Carlos) Torrendell -secretario de Educación-, las reuniones son muy cordiales, pero no tenemos respuestas efectivas hace meses”, expreso Yacobitti durante una entrevista en Radio Mitre.
¿Cerrar la UBA?
“¿Puede cerrar la UBA?”, le preguntó el periodista Marcelo Bonelli en Sábado Tempranísimo a lo que el dirigente radical respondió: “La decisión del Gobierno de desfinanciar en este grado afecta porque no vamos a llegar a pagar las tarifas y eso que todavía el incremento no se implementó. Es como si de 100 pesos, te entran 30, eso repercute las cosas que se puedan hacer”.
Y agregó el vicerrector: “Si el Gobierno sigue con esta política de no autorizar los fondos, a medida que vaya pasando el tiempo, la UBA va a tener que dejar hacer muchas de las cosas que hace. Hay centros de investigación como el Cero + Infinito, de Exactas, que el Gobierno decidió cortar unilateralmente un convenio para financiar el mantenimiento por los primeros 10 años. Hoy esas son las cosas que empiezan a crujir su funcionamiento, como los laboratorios, los centros de investigación”, indicó.
Según Yacobitti, “el Gobierno prorrogó el presupuesto de 2023, con lo cual hoy, en enero, se pagaron los fondos de enero de 2023 nominales, sin tener en cuenta lo que se fue actualizando por inflación el año pasado. En vez de pagar enero teniendo en cuenta diciembre, se hizo tomando como valor de referencia enero del año pasado, con lo cual no solo no actualizaste sino que también retrocediste: es un ajuste del 70% en los gastos de funcionamiento”.
Los recursos se agotan
Y justificó ese porcentaje: “En principio, las casas de estudio se empiezan a endeudar, todavía las tarifas no llegaron con aumentos que son casi un 35% de los gastos de funcionamiento y después dejás de hacer cosas, programas de UBA en acción, materiales en odontología, insumos, reactivos, alimentos para los animales en Veterinaria, etc.
“¿En cuanto tiempo se agotaría el presupuesto de la UBA en este 2024?”, le preguntaron. “El tiempo de crédito que tenga para los proveedores. Hoy es así, estamos en esa situación. Hay centros que van a tener que dejar de funcionar, si la situación no se revierte pagar las tarifas va a ser imposible de realizar.
En la misma sintonía dijo que las carreras universitarias más comprometidas ante el ajuste son las relacionadas “con prácticas e investigación” (no detalló cuáles) pero puso como ejemplo dos espacios que “aparte de brindarle un servicio a la comunidad es el espacio en donde los estudiantes realizan sus prácticas”: el Hospital de Clínicas José de San Martín y el Instituto de Investigaciones Médicas dr. Alfredo Lanari.
A modo de cierre hizo un balance de la actualidad de la UBA y destactó que el 60% de los estudiantes que ingresan a un CBC fueron a un colegio privado, o sea que eligen la opción pública. Y dejó una frase final para la refexión: “ojalá cuando termine el gobierno de Javier Milei la UBA siga rankeada a nivel latinoamericano como está ubicada y la sigan eligiendo. Hoy cuenta con un presupuesto en dólares, por alumno, muchísimo menor a la de cualquiera de su región”.
Los argentinos guardan fuera del sistema financiero local: la cifra a finales del año superó los US$277.793 millones.
Son datos difundidos por el Indec, en su informe trimestral “Balanza de pagos, posición de inversión internacional y deuda externa”, que corresponde al cuarto trimestre de 2023. Y esos $277.793 millones estimados tienen en cuenta los fondos atesorados en cajas de seguridad, el dinero de cuentas bancarias declaradas en el exterior y los billetes guardados “en el colchón”, tanto en dólares como en otras divisas.
La cifra, incluida en el segmento “Otras inversiones” de la sección de posición de inversión internacional del informe del ente estadístico oficial, refleja un crecimiento del 8,5% con relación al número estimado por el Indec un año atrás. En términos absolutos, son US$21.869 millones más que los US$255.924 millones estimados a fines de 2022.
La variación arroja un crecimiento real, más allá de la nominal, si se tiene en cuenta que la inflación en Estados Unidos en 2023 llegó al 3,4% interanual.
Casi un tercio del crecimiento de los fondos “en el colchón” de los argentinos se concentró en el último trimestre del año, en un contexto de incertidumbre política, estancamiento económico, brecha cambiaria en alza y dolarización de carteras. Según el Indec, este número creció en US$6848 millones (creció un 2,5% en tres meses).
“La acumulación de activos externos que quedan por fuera del sistema tiene larga data, por lo que la cifra actual, si bien es significativa, no es más que un reflejo de la continuidad de la debilidad en la demanda de pesos. Esto es en un contexto donde la inestabilidad macroeconómica es la norma más que la excepción, situación que se plasma en una desconfianza en los activos locales en un contexto de tasas reales sistemáticamente negativas dada la escalada de los precios”, dice Milagros Suardi, economista de la consultora EcoGo.
“El fenómeno se fue profundizando con el correr de los años, en tanto la economía convive con una restricción a la compra de dólares oficiales y una elevada brecha cambiaria. En el fondo, es un problema de desconfianza, en una economía que no crece, que no tiene crédito en pesos y menos en dólares, y que es a su vez un determinante para la imposibilidad de crecer”, agrega la analista.
Más allá del número, sirve cotejar ese crecimiento y el stock de fondos fuera del sistema con otras variables macro. Por ejemplo, los más de US$277.000 millones estimados por el Indec para el cierre de 2023 son casi diez veces las reservas brutas que hoy tiene el Banco Central (BCRA): según informó hoy el organismo, se ubicaron en US$28.261 millones.
La salida de fondos del sistema financiero local, la formación de activos externos y la dolarización de ahorros por parte de las familias es una dinámica que condiciona hace años a la economía argentina, en una tendencia permanente más allá de gobiernos y administraciones. La acumulación de sucesivas crisis económicas, cepos, confiscaciones de depósitos, inflación, cambios de moneda, déficit fiscal, emisión y pérdida del poder adquisitivo configuraron, además, un escenario de desconfianza hacia el sistema financiero local y de debilitamiento del peso, que, para muchos con capacidad de ahorro, no cumple con su función de resguardo de valor y refugio para ese capital.
En el día a día, el peso, que pierde poder adquisitivo por efecto de la inflación, es usado para concretar pagos y transacciones cotidianas (aunque cada vez más rubros, desde las propiedades o los autos a cuestiones de menores montos, como los instrumentos musicales, las reparaciones o la ropa importada, se cotiza y se realiza en dólares), y perdió su rol como reserva de valor. En consecuencia, miles de argentinos que tienen capacidad de ahorro recurren al dólar u otras divisas para intentar cuidar sus ahorros y esquivar la inflación.
El informe del Indec también considera otros segmentos en los cuales los argentinos mantienen sus ahorros fuera del sistema financiero local. De acuerdo con lo publicado hoy, en el concepto de “Inversión directa” (bienes, propiedades u otros activos físicos) los argentinos tenían declarados a fin de 2023 unos US$48.299 millones. Son US$4722 millones más que un año atrás, lo cual implica un crecimiento del 10,8% interanual.
En tanto, la categoría “Inversiones de cartera”, que incluye títulos públicos, acciones y otros instrumentos financieros, concentra unos US$88.226 millones, cifra que refleja un incremento interanual del 16,9%.
A 25 kilómetros de El Calafate, científicos argentinos encontraron restos de un animal llamado Patagomaia Chainko que habitó la región hace 70 millones de años.
Era un día de marzo de 2020. Ya había bajado el sol, la visibilidad no era del todo buena. Gastón Lo Coco recorría junto a otros investigadores la Formación Chorrillo, un área ubicada a 25 kilómetros de El Calafate, una zona montañosa dentro del campo “La Anita”, cuando se topó con unos huesos que llamaron su atención. Como ya era tarde, tomaron los restos que estaban a la vista, los guardaron en una bolsa plástica y marcaron el sitio para volver al día siguiente. Todavía no sabían que estaban ante un descubrimiento histórico.
“Cuando detectamos los restos fósiles, vimos que los huesos eran medianos, del grosor de un dedo de un adulto y largos, lo que era un indicio de que podía tratarse de una extremidad. En un principio no sabíamos si era parte del brazo, del antebrazo, de la mano de un réptil como una tortuga o un cocodrilo, incluso de un dinosaurio, o si se trataba de un mamífero. Había varias conjeturas que encajaban con lo que habíamos encontrado”, dijo Lo Coco, doctor en biología.
La expedición en la Formación Chorrillo no era azarosa. En ese sitio ya se había descubierto una diversidad asombrosa de fósiles con 70 millones de años de antigüedad: dinosaurios carnívoros y herbívoros, diferentes mamíferos pequeños, aves, reptiles marinos, caracoles, insectos y restos vegetales. La era Mesozoica, la de los dinosaurios, se hace presente en ese territorio.
“Al fósil llegamos haciendo un estudio previo de la geología de la zona. Es decir, exploramos sitios donde en la superficie hay rocas y sedimentos en los que pueden aparecer dinosaurios o especies que convivieron con ellos”, explicó el biólogo.
Los científicos Sebastián Rozadilla y Gastón Lo Coco clasifican los fósiles que hallaron
Cuando llegaron a la zona, se organizaron con el grupo de trabajo para cubrir la superficie, para observar el suelo en busca de rocas que tuvieran la forma de posibles huesos o restos fósiles. El conocimiento previo, la paciencia y, cabe decirlo también, una dosis de suerte se combinan para llegar a los grandes hallazgos.
-¿Qué es lo primero que se hace cuando uno encuentra un fósil?
-Siempre que descubrimos fósiles queremos saber de qué animal se trata. La primera aproximación se genera ahí mismo, en el yacimiento o ya a la noche en el campamento, donde nos ponemos a interpretar las características de los fósiles, tratando de determinar si pertenece a un dinosaurio, un reptil, ave o mamífero.
-¿Con cuánta precisión se puede determinar en esa primera instancia?
-Es un proceso que lleva tiempo. Se necesita un estudio para poder determinar con total certeza a qué animal pertenecen los restos. Cuando uno encuentra un fósil es un momento grato, genera mucha emoción. El día que encontramos los restos en cuestión era ya de tarde, así que en el campamento compartimos opiniones sobre el hallazgo y sobre qué organismo podría ser. No sabíamos bien de qué se trataba. Eso se fue descubriendo luego con el estudio y la comparación de otros mamíferos actuales y fósiles.
-¿El siguiente paso es explorar más en profundidad los alrededores?
-Sí. Cuando encontramos fósiles de nuestro interés, como los restos que vimos por primera vez en marzo de 2020, nos ponemos a revisar bien el lugar en búsqueda de más huesos. Si vemos que algunos huesos están dentro de rocas, podemos empezar a hacer una excavación cuidadosa, con la idea de sacar los fósiles en buen estado.
Por la pandemia, la expedición se vio interrumpida. La investigación para determinar a qué especie pertenecían esos huesos también. Los científicos no podían acceder a su lugar de trabajo. Recién se pudo reanudar dos años más tarde. En marzo de 2022 y en febrero de 2023 hicieron otras expediciones a la Formación Chorrillo. Cerca de donde habían encontrado los primeros restos, descubrieron huesos de otro ejemplar de la misma especie.
Unos meses después, esa especie recibiría el nombre de Patagomaia Chainko. Un mamífero similar a un zorro colorado, que habitó la zona hace unos 70 millones de años. No cualquier mamífero. El más grande del que se tenga registro hasta hoy que haya convivido con dinosaurios.
¿Qué arrojó el estudio de los fósiles?
Nicolás Chimento es paleontólogo, se doctoró en Ciencias Naturales y trabaja en el Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados (cuyo Instagram es @paleocueva.lacev) y en el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN). Después de que los restos fósiles fueran extraídos, llegaron a sus manos. El objetivo era responder la gran incógnita: ¿a qué animal pertenecían esos huesos? Parecían ser de una especie hasta entonces desconocida.
Ya en el laboratorio, después de las últimas expediciones, Chimento y su equipo prepararon los huesos y se dispusieron a estudiarlos. Hicieron comparaciones con otros animales y un conjunto de análisis para deducir su forma y tamaño, su morfología. Con la investigación terminada, el estudio se publicó hace apenas un mes, en febrero de 2024, en la revista Scientific Reports.
“Los afloramientos de la Formación Chorrillo ya eran conocidos por nosotros porque algunos geólogos ya habían publicado sus estudios de las rocas y habían hallado ciertos fósiles. Cuando nosotros comenzamos a explorar, pudimos ver que los fósiles que encontramos eran comparables a otros sitios donde se habían hallado fósiles similares, por lo cual asignamos estos afloramientos a una época conocida como Maastrichtiano, que es el último momento de la Era Mesozoica, y justo antes de la extinción de los dinosaurios. Es decir, estas rocas con fósiles tendrían aproximadamente 70 millones de años”, advirtió el paleontólogo.
El paleontólogo Nicolás Chimento, coautor del estudio que descubrió al Patagomaia Chainko
Los análisis arrojaron que estaban ante el mamífero más grande que convivió con los dinosaurios. Un animal de cuatro patas, de 1,2 metros de largo y un peso aproximado de 14 kilos, posiblemente un cursorial, es decir, que caminaba y corría sobre el suelo, no era trepador, nadador o volador.
“Para saber esto lo que hacemos es comparar los huesos con mamíferos que viven actualmente y vemos qué características comparten con el que encontramos. Su tamaño lo calculamos utilizando regresiones matemáticas que nos permiten saber cuál era su masa en kilogramos. Estas regresiones utilizan medidas que podemos tomar directamente de los huesos, como el largo y ancho del fémur o la tibia”, explicó Chimento.
Cuando un científico publica un paper sobre una nueva especie, es como un hijo. Puede asignarle el nombre que quiera, pero siempre bajo una serie de reglas establecidas por el Código Internacional de Nomenclatura Zoológica. En este caso, los científicos argentinos eligieron el nombre Patagomaia porque ”Patago” es el prefijo que indica ‘Patagonia’, y “maia” significa ‘madre’. “Este nombre lo elegimos porque es bastante habitual que los mamíferos terios del mesozoico publicados por científicos del hemisferio norte usen ese sufijo (por ejemplo Eomaia o Juramaia)”, agregó el investigador.
La palabra chainko, en tanto, es una combinación de dos términos del lenguaje Aonikenk; “chaink”, que significa ‘grande’ y “ko” que quiere decir ‘hueso’. En síntesis, Patagomaia chainko significa “Madre de la Patagonia de huesos grandes”, en honor a ser un mamífero moderno, hallado en el sur, y el mayor de los mamíferos del Mesozoico.
Los restos fósiles hallados indican que se trata de un mamífero de 14 kilos y 1,2 metros de largo
-¿Cómo saben que el Patagomaia convivió con dinosaurios?
-Porque en las mismas rocas ya habíamos hallado y publicado dinosaurios nuevos, como el Nullotitan glaciaris, un herbívoro gigante, el Isasicursor santacrucensis, un herbívoro bípedo de mediano tamaño, y el Maip macrotorax, el megaraptor más grande de todos, un depredador enorme.
-¿Piensan que el animal solo habitó la zona de la Patagonia?
-Bueno, es posible que su distribución haya sido en gran parte de lo que hoy es la Patagonia. Esto no lo sabemos con certeza porque recién hallamos restos en este sitio únicamente. Esta área hoy es fría y montañosa, pero hace 70 millones de años era una zona sin montañas, con un gran delta de un río que desembocaba en una costa marina cercana. Eso sí lo sabemos porque, además de los vertebrados, hemos hallado también restos de plantas, caracoles de río e insectos, que nos indican este tipo de ambiente.
-¿Por qué es tan importante el hallazgo de este animal?
-Lo interesante de este mamífero, además de ser el más grande de la era de los dinosaurios, es que pertenece al linaje de los mamíferos modernos: los terios, que es el linaje donde también estamos nosotros los seres humanos.
Un descubrimiento que contradice la teoría
El Patagomaia chainko es ahora el mamífero más grande del mundo de la era de los dinosaurios, más puntualmente del período Maastrichtiano, que es el último momento antes de la extinción de los grandes ejemplares. Según el estudio, incluso las estimaciones más pequeñas situarían al animal entre los mamíferos mesozoicos más grandes, mientras que las estimaciones promedio y más altas “superan con creces las de los mamíferos mesozoicos más grandes conocidos anteriormente”.
“El Patagomaia también revela que la evolución del gran tamaño corporal entre los mamíferos del cretácico superior fue más compleja de lo que se entendía hasta entonces”, advierte el paper científico.
Para Chimento, la importancia no solo radica en las dimensiones del animal, sino en sus implicancias. El Patagomaia contradice las teorías predominantes que dicen que los mamíferos aumentaron sus tamaños gracias a la desaparición de los grandes dinosaurios.
“Con el descubrimiento del Patagomaia, nosotros estamos diciendo algo que no encaja en estas teorías. El Patagomaia indica que los mamíferos ya eran relativamente grandes antes de que los grandes dinosaurios se extinguieran”, explicó.
La evolución temprana de los mamíferos siempre se situó en el hemisferio norte. Sin embargo, la mayoría de los mamíferos registrados allí, que pertenecen al período de los dinosaurios, tienen una masa corporal promedio inferior a 100 gramos. Tan solo el 1% de ellos alcanzó el kilógramo de peso. Muchísimo menos que los 14 kilos estimados para el animal descubierto cerca de El Calafate.
Aún más, el Patagomaia es un terio. Los terios son los mamíferos modernos, entre los que se incluyen nuestros antecesores, los primates. “Esto es importantísimo porque la comunidad paleontológica actual tiene bastante aceptado que los terios se originaron en el hemisferio norte, mientras que nosotros estamos proponiendo que el Patagomaia es uno de los primeros terios, por lo cual tal vez el linaje de los mamíferos modernos, de donde venimos nosotros, se haya originado en el hemisferio sur”.
La gente no lee prólogos: Ud. es una excepción. Pero esto no lo podemos dejar para nuestro tradicional comentario final. El nivel de macaneo de Boeing es demasiado grande, y el de encubrimiento de las fallas de sus aviones por la FAA, autoridad regulatoria federal de los EEUU para la aviación, así como de los multimedia estadounidenses, también. Eso incluye a cantidad de líneas aéreas estatales y privadas de todo el mundo que ya se clavaron con una flota de Boeing 737 Max 800 o 900. Suman suficientes poco libres de pecado vedados de tirarle la primera piedra a Boeing, porque les cae en el mate. Bueno, ahí va la nuestra.
En materia de aviación comercial Boeing tuvo una tradición impresionante de seguridad de diseño, contratación de aviopartistas, ensamblado y fabricación desde 1916, cuando se fundó, hasta su fusión con McDonnell Douglas en 1997. Hasta esa compra por Boeing, todavía sobraban viejos aviadores que decían «If it’s not Boeing, I ain’t going» (Si no es un Boeing, no me subo).
A partir de ese momento, las normas de seguridad se fueron al demonio, y las plantas de entrega de aviones a las líneas se volvieron terminales, maquilas o armaderos. La cultura de la empresa, definida durante casi un siglo como «un club de ingenieros» por sus viejos integrantes, cambió. El nuevo directorio tercerizó a nivel global todo el aprovisionamiento de partes y componentes en países y firmas de bajos costos y les impuso volúmenes y tiempos de entrega irreales. Más aún, para baipasear los meticulosos procedimientos de desarrollo propios, Boeing subcontrató el diseño de sistemas enteros, o «subassemblies» en fábricas de todo el mundo, muchas sin experiencia alguna en ingeniería aeroespacial. Era bajar costos como fuera.
En las terminales se empezó a perseguir a los encargados que firmaran «non conformities», o rechazos por controles de calidad sobre las entregas de los proveedores, o del trabajo en las propia plantas de integración de Boeing. Los veteranos que intentaban seguir con las prácticas cautelosas empezaron a ser patoteados y/o despedidos por poner palos en la rueda, y la edad promedio y el nivel de calificación del personal bajó. ¿Suena familiar?
El 9 de este mes, tras 32 años como jefe de controles de seguridad en Boeing, John Ganett apareció «suicidado» en su camioneta en un estacionamiento de Charleston, día en que debía seguir testificando en tribunales civiles contra la firma, acusada de malas prácticas de seguridad y contratación. Boeing lo había despedido en 2017 después de 20 años en que Ganett acumulara carpetas y carpetas de «non conformities», especialmente contra el modelo 787 Dreamliner, y luego con los 737 MAX 800 y 900.
La policía de Charleston dijo rápidamente «suicidio», aunque nadie dijo que el arma fuera de Ganett. Sus abogados de parte creen que hay que añadir su apellido a la creciente lista de accidentes aéreos fatales de la firma, que entre 2018 y 2019 acumuló 346 muertos a bordo de sus aviones 237 MAX en dos estrellamientos virtualmente idénticos y todavía famosos.
En ambos el avión es nuevo y despega sin novedad tras aprobar todas las revisiones de prevuelo. Pero la tripulación descubre que en lugar de ganar altura la nariz del MAX se baja sola, inexplicablemente. Piloto y copiloto dan la alerta y luchan desesperadamente unos minutos contra la inesperada tendencia de la máquina a picar, hasta que la pelea la gana el software MCAS… de cuya existencia los pilotos no han sido informados. Ambas máquinas se estrellan a alta velocidad y sin sobrevivientes. El vuelo 610 de Lyon Air pega en el Mar de Java, Indonesia, con tanta violencia que sólo quedan a flote fragmentos minúsculos del avión y de sus ocupantes.
Cinco meses después, el vuelo 302 de Ethiopian se estampa con igual furia contra el suelo a poco de despegar de Addis Abbaba. En ambos casos el fabricante aduce torpezas de los pilotos. En el Tercer Mundo le dan un avión a cualquier nabo, les falta decir.
Pero decenas de pilotos fogueados de compañías domésticas grandes como Southhwest, American y United se atreven a abrir la boca, y empiezan a citar casos en que el MCAS, de cuya presencia sí habían sido informados, les jugó sucio. Con rubios es otra cosa, tienen más derechos. Por suerte, el MCAS se puso a hacer locuras en techo de vuelo (12.000 a 15.000 metros) y tuvieron tiempo para desconectarlo. Pero sobre todo, sabían cómo.
Este software bastante diabólico te baja la nariz del avión quieras que no, si cree que estás levantándola demasiado y supone que el avión va a entrar en pérdida, es decir quedarse sin sustentación alar. Y supone mal. El único sensor que le informa al «autopilot» de la actitud de la nariz del avión es una simple aleta giratoria en la nariz que se enfacha contra el viento como una veleta, y mide el ángulo «de ataque» respecto de la horizontal. Si el cliente paga más, Boeing le pone DOS aletas, una a cada lado de la cabina de pilotaje.
¿Pero eso no es muy primitivo?Bueno, funciona casi siempre.¿Y qué tal poner tres sensores independientes del ángulo de la nariz, y además los tres de distinta base tecnológica, para que «voten» ante la computadora de vuelo sobre esta cifra absolutamente decisiva si hay disparidad de medición? Naaaa, hombre, eso es para temperaturas, presiones y otros parámetros de reactores y plantas nucleares. ¿Para qué tanta información en un simple avión con 200 personas a bordo? La Federal Aviation Authority, cuyas decisiones son acatadas por decenas de autoridades regulatorias aéreas del mundo como las Tablas de la Ley, se contenta con un sensor. Y si está bien para ellos, está bien en general. Y punto.
El MCAS fue el modo de bajar costos tras haber bajado demasiados otros costos. Airbus había salido al ruedo de Boeing con su nuevo A320, cuyos turbofanes de altísima derivación lateral Pratt & Withney PW 1000 G prometían bajar el consumo de combustible de un 10 a 15% respecto del estándar anterior. Boeing fue tomada por sorpresa, y a falta de un nuevo avión mediano y de un solo pasillo, se mandó dos versiones «estiradas» del 737 anterior, el llamado Next Generation. Pero le zampó dos tremendos motores CFM Leap, igualmente boconazos y ahorrativos. Los turbofanes son así, cuanto más anchos de boca, más ahorrativos de querosene de aviación.Fue un rejunte armado de apuro.
Tan bocones resultaron esos turbofanes que no cabían bajo las alas, porque rascaban el piso. ¿Se podía remediar eso sin hacerle canaletas a las pistas de despegue, aterrizaje y rodaje del mundo entero? Desarrollar grandes cambios de configuración estructural al 737, como ser ponerle alas altas, a la altura del techo del fuselaje, y/o trenes de aterrizaje más largos y robustos, significaba perder los derechos de licenciamiento del 737-100 otorgados por la FAA… en abril de 1967, a un avión mucho más chico, muy distinto, con motores flaquitos tipo turbojet, menos potentes y más ineficientes, y ala baja. Aquel ya legendario y primer 737, llamado entonces el «Baby Boeing», llevaba apenas 85 pasajeros. Ya no vuela más en casi ningún país.
Pero en 2014 Boeing debía pelearle mercado al Airbus A320, que se vendía y vende como pan caliente. Había que presentar un avión dizque nuevo, de fuselaje angosto donde cupieran hasta 215 pasajeros. La macana es que un diseño nuevo y un proceso regulatorio nuevos nos van a llevar casi una década, gruñó el directorio. Naaa, le metemos los motorazos esos Leap al New Generation, y los subimos… ¿casi hasta el nivel del borde de ataque de las alas? ¿Y un poquito más? Apa, quedaron re-altos.
Pero pucha, esos motores casi por encima de las alas quedan más raros que chupete en oreja. Pero además nos desconfiguran el equilibrio dinámico. En cuanto aceleres esos turbofanes en vuelo, el avión va a subir solo la nariz, aunque le ordenes que la deje a nivel, o incluso que la baje. Ma sí, le ponemos este «parche informático salvaje», el MCAS, que le baja la ñata al «autopilot» quieras que no, y no se lo decimos a nadie. Bueno, a casi nadie.
A nuestros amigos de la FAA sí, ya que la Boeing le paga el salario a unos dos mil agentes del estado federal cuya función debería ser tener vigiladísimos a la Boeing. Y con la autorización inicial que data de tiempos de los Beatles, se licencian automáticamente los modelos sucesivos, aunque ya no tengan nada que ver con aquellos primeros. Además, 737 siempre fue sinónimo de confiabilidad a lo largo de medio siglo. Ponerle otro nombres sería como sacarle la marca a la Coca Cola, ¿no?
Las agencias regulatorias en EEUU son así. Los derechos de licenciamiento del original se heredan, aunque las derivaciones últimas se parezcan tanto como un chimpancé a Brad Pitt. Pero en este caso, la comparación va entre un chimpancé sano a un Brad Pitt loco de atar. Y en el mundo farmacológico, no quieras ver. La cultura corporativa y la regulatoria en los EEUU han cambiado mucho: la FAA y la Boeing tienen una política de «revolving doors» entre sus directivos: el que se jubila en la FAA entra al directorio de Boeing y viceversa. Otra agencia regulatoria con igual política de puerta giratoria para sus mandones es la FDA (Food & Drug Administration) y las mesas de los directorios de las grandes farmacológicas multinacionales. Ya no hay límites entre el estado y las corporaciones, y eso es terrible.
Armar un rejunte tan escandaloso de partes dispares como el 737 MAX ni se le habría ocurrido jamás acosas que a Boeing jamás a la Boeing que diseñó el 707, el 747 Jumbo y el 737 originales. Pero las cosas cambiaron cuando la firma compró la McDonnell-Douglas. El directorio estaba formado por gente del palo aeronáutico, con el jefe de calidad sentado en la mesa, y aunque puñaladas se dan en cualquier empresa, a la hora de diseñar y controlar calidad en la vieja Boeing «de ingenieros aeronáuticos y para ingenieros aeronáuticos», casi todos los miembros del directorio eran justamente eso, ingenieros aeronáuticos. Y de los buenos, y orgullosos de serlo.
La consecuencia inmediata de esta fusión con McDonnell Douglas, en la que Boeing pagó U$ 13.300 millones, fue que el quía a cargo de calidad desapareciera del directorio, que éste se llenara de abogados, contadores y expertos en bicicletas financieras, y que en 2001 la sede de Boeing se mudara a Chicago, con el objetivo expreso y confeso de estar lejos «de las distracciones de la fábrica de Seattle». Cosa que lograron, son casi 3000 km. de distancia. En la paz de ese reducto corporativo libre de ingenieros aeronáuticos, los CEOs pudieron dedicar en paz una parte cada vez mayor de las ganancias a la autocompra de acciones de Boeing-MD, para inflar el paquete accionario. Como muchas empresas de este siglo, desreguladas por sus estados, Boeing es una cueva financiera que además fabrica aviones.
Como dicen en Euronews Business Yves Dooz y Keeley Wilson, el primero profesor de gestión estratégica y el segundo investigador superior del Institut Supérieur Europeén d´Ädministration des Affaires, en este tipo de fusiones los ejecutivos de la firma chica y hambrienta toman por asalto el directorio de la compradora poderosa y tradicional que la compró. Y como primer deber, expulsan a codazos y zancadillas a la vieja guardia que la hizo grande. Dooz y Wilson dan nombres de casos europeos previos de lo mismo: las químicas Solvay y Rhodia, y las farmacológicas Glaxo y Wellcome. El artículo completo está aquí.
Los que no quieran leerlo, pueden contentarse con la ironía ácida de los laburantes de Boeing en las planta de Rendon. Dicen que McDonnell Douglas se compró la Boeing con guita de la Boeing. Cuando se estrellaron los aviones de Malasia y Etiopía, en un raro acto de unidad de republicanos y demócratas, se iniciaron investigaciones y allanamientos, que incluyeron el rescate y la publicación de mails y wattsapps entre los ingenieros de la planta de Charleston, asqueados de las condiciones de trabajo. Van tres ejemplos: «Me horrorizaría que la FAA llegara a aprobar esta mierda». Otro: «¿Vos pondrías a tu familia en un avión con el entrenamiento del simulador del MAX? Yo no». Y el tercero: «Este avión fue diseñado por payasos supervisados por monos».
La selección de comunicaciones internas es de Joe Nocera, del diario «The Freepress».
McDonnell Douglas, aunque con experiencia en aeronáutica comercial (todavía vuelan algunos MD-11), fue siempre y ante todo un proveedor del Pentágono. Las distintas fuerzas aéreas de los EEUU aceptan riesgos de diseño prohibidos para un ingeniero aeronáutico civil, y una compañía que se ha venido fundiendo lentamente durante décadas, sostenida sólo por contratos «vamo´y vamo» con la US Navy y la US Air Force, viene lastrada por una dirigencia muy pirata, orientada a cortar costos como sea y a volver ricos a los accionistas, también como sea. El cambio de cultura de la firma emergente de esta fusión particular se sintetiza así: se jodieron los ingenieros (y los pasajeros), y la firma quedó en manos de degolladores de laburantes y de bicicleteros de las finanzas.
Y alguien se encargó de John Ganett, que ya se había vuelto un problema existencial.
Los 737 MAX tuvieron que ser dejados dos años en tierra por la FAA cuando esta agencia decidió no estrellarse junto con la Boeing, con la que eran matrimonio perfectamente ilegal desde 1997. Las líneas aéreas que habían hecho encargos gloriosos (4700 pedidos cuando se estrelló el avión etíope) los deshicieron apresuradamente, perdiendo adelantos y señas, no les importaba. Las aerolíneas de otros países que ya tenían aviones entregados, tuvieron que dejar de volarlos porque si tocaban o meramente sobrevolaban territorio estadounidense debían aterrizar a juntar telarañas, o porque era cantado que sus propias autoridades regulatorias no iban a tener más remedio que decidir que los 737 MAX merecían ser investigados a fondo, bajo fuerte presunción de ser una total cagada.
Pero todo el mundo sabía que la FAA tenía mandato de la Casa Blanca, sin importar quién fuera su circunstancial ocupante, de que el avión comercialmente más exitoso de la historia volviera a volar. Business is business, Dude. Y estos ñatos de Boeing se han vuelto proveedores principales de armamento del Pentágono, junto con la Lockheed Martin, la Raytheon, las GAFAM del Silicon Valley y siguen las firmas. Son «too big to fail». El estado federal las rescatará siempre, especialmente de las exigencias demoníacas… del estado federal.
Es paradigmático el caso de nuestra ANAC con los 5 MAX que le hizo comprar Mauricio Macri a Aerolíneas, aunque la opción Airbus A 320 era infinitamente mejor. Juntaron bastante polvo en los dos años en que la regulatoria aérea estadounidense puso en tierra todos los MAX, pero la decisión de que estuvieran un tiempo sin despegar nuestra agencia de vuelo civil la tomó prudentemente unos días después de que la FAA hiciera lo propio. No hay por qué ser más papistas que el Papa.
Otro dato jugoso: en realidad, la ANAC no decidió el «grounding» de los 5 MAX de Aerolíneas, porque con mucha antelación la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas, APLA, votó no volarlos por unanimidad. Airbondi nunca tuvo problemas, paradójicamente porque su flota de Boeing 800 NG es enteramente alquilada y geriátricamente vetusta. Tiene entre 13 y 18 años, es decir resulta previa a la aberración MAX.
Después vino el Covid 19, cuando se voló menos que antes del Flyer de los hermanos Wright, y las flotas comerciales fueron reconfiguradas para transportar carga, en lugar de personas. Pero no hay Covid que dure mil años, y menos que menos prohibiciones de la FAA que aguanten más de dos. Desde que los reguladores aéreos estadounidenses les echaron agua bendita a los MAX y estos volvieron legalmente al aire, han venido protagonizando incidentes y accidentes, algunos bastante escalofriantes, como ser aterrizar con un motor en llamas. El más notorio de este año viene siendo la puerta oculta trasera que se desprendió en vuelo de un MAX 800 de Alaska Airlines que viajaba desde Oregon a California. Sucedió el 5 de enero pasado.
El avión estaba en pendiente de ascenso (el MCAS ha sido extraído de todos los aviones), y a 4000 metros de altura, la diferencia entre la presión externa y la de cabina hizo que una puerta oculta y deliberadamente cegada saltara como un tapón de sidra. De puro cuete no había sentado nadie en esa fila de asientos, aunque el chorro de aire de depresurización le chupó los celulares a varios pasajeros, todavía con los cinturones puestos, y arrancó la camisa a un pibe; todo lo cual fue escupido hacia la atmósfera.
De haber sucedido esto en techo de vuelo, a 12.000 metros, la depresurización instantánea habría sido explosiva, y eyectado a cantidad de pasajeros ya sin cinturones, o con asientos y todo. Aún si los pilotos lograban bajar a 3000 metros, ése nunca es un descenso rápido, y con la presión de oxígeno de la tropopausa, en 20 segundos el pasajero promedio pierde la conciencia, y en un minuto y medio está muerto.
El frío ayudaría a ello, porque la temperatura en la tropopausa anda entre los 40o y los 60o Celsius bajo cero, y a veces 70o Celsius bajo cero. De modo que no es imposible que el pasajero se congele primero, incluso si pudo ponerse la máscara de oxígeno, que depende de un generador químico que puede operar 17 minutos. Pero no siempre funciona, como dijo en sus declaraciones preliminares el difunto John Ganett.
Quien ya no confesará más horrores. No es cosas de creerle a un suicida, ¿no? Son gente deprimida que tiende a ver el pelo en todo huevo.
La investigación subsecuente al episodio de Alaska mostró que el tapón que sellaba la abertura carecía de 4 enormes bulones de sujeción que impedían su apertura. Había sido suministrado por Spirit Aerosystems, una empresa que Boeing inició y después independizó en 2005 en Wichita, Kansas, para tercerizar y bajar costos, según usos y costumbres. Los muchachos de Spirit no parecen notables por su control de calidad, forzados como están a producir a todo trapo. Además saben que en Charleston nadie rechaza nada.
Bueno, hasta ahí, mi versión, compartida por cantidad de entrevistados por Al-Jazeera en la planta de Rendon, y también de bastantes pilotos profesionales.
Lo que sigue es la noticia corporativa contada de modo corporativo.
Daniel E. Arias
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Una serie de escandalosos incidentessacudió la cúpula de Boeing, una de las compañías más señaladas de Estados Unidos en los últimos meses. El director general, Dave Calhoun, anunció que abandonará el mando del asediado fabricante de aviones para final de año mientras que el presidente de la junta, Larry Kellner, dijo que no tiene previsto presentarse a la reelección.
“El mundo nos observa y sé que vamos a superar este momento para ser una mejor compañía”, escribió Calhoun en una carta a los empleados en la que sostuvo que “la seguridad y la calidad son lo que anteponemos a todo”.
Calhoun era director de Boeing cuando se convirtió en CEO en enero de 2020, reemplazando a Dennis Muilenburg, quien fue despedido luego que los Max se estrellaron.
El CEO de Boeing, Dave Calhoun, habla con periodistas en el Capitolio en Washington, DC, el 24 de enero de 2024, antes de reunirse con un grupo de senadores.JIM WATSON – AFP
La junta directiva eligió a Steve Mollenkopf, miembro de la junta ejecutiva de Boeing y exjefe del fabricante de chips Qualcomm, para suceder a Kellner. Como tal, Mollenkopf será responsable de encontrar un nuevo reemplazo para Calhoun.
“Cuando el barco ha chocado contra icebergs no solo una vez, sino varias veces, entonces es hora de reemplazar al capitán del barco”, dijo Russell Hackmann, presidente del inversor Hackmann Wealth Partners.
Además, la firma añadió el lunes que Stan Deal, presidente y director general de su división de aviones comerciales, se retirará de la firma con efecto inmediato. Stephanie Pope, actual directora operativa del grupo, asumirá el liderazgo de la división.
Las autoridades de Estados Unidos dieron el mes pasado a Boeing un plazo de 90 días para presentar un plan sobre control de calidad. La Agencia Federal de Aviación Civil (FAA) de Estados Unidos señaló que la compañía debe “comprometerse a una verdadera y profunda mejora” y hace poco ordenó una auditoría de sus líneas de montaje en una fábrica cerca de Seattle, donde la firma construye aviones como el 737 Max de Alaska Airlines al que se le desprendió un panel que cubría el hueco de una puerta el pasado 5 de enero.
Los investigadores señalan que las tuercas que ayudan a mantener esa pieza en su lugar faltaban tras unas tareas de mantenimiento en la fábrica de Boeing.
El incidente ha incrementado el escrutinio sobre Boeing al nivel más alto desde que dos aviones 737 Max de la compañía se estrellaron en 2018 y 2019, unos siniestros en los que murieron 346 personas.
Scott Hamilton, director de la firma consultora de aviación Leeham Company, indicó que los cambios “reflejan la profundidad de la crisis en la compañía tras el accidente del 5 de enero… Pero también refleja la escasez de ejecutivos de alto nivel”.
Además del accidente técnico a bordo del vuelo de Alaska Airlines, ya se habían reportado problemas de producción a lo largo de 2023 así como una serie de incidentes en 2024.
Se muestra el área de la tapa de la puerta de un Boeing 737 Max 9 de Alaska Airlines, con paneles removidos, antes de la inspección en el Aeropuerto Internacional de Seattle-Tacoma, el 10 de enero de 2024, en SeaTac, Washington.Lindsey Wasson – AP
La crisis de la compañía ha frustrado a las aerolíneas que ya están luchando con los retrasos en las entregas tanto de Boeing como de su rival Airbus, y el fabricante de aviones ha estado quemando más efectivo de lo esperado en este trimestre de lo previsto.
“Durante años, hemos dado prioridad a mover el avión por la fábrica por sobre hacerlo bien, y eso tiene que cambiar”, declaró la semana pasada el director financiero Brian West.
El principal rival de la compañía, la francesa Airbus, consiguió recientemente pedidos de 65 aviones de dos de los principales clientes asiáticos de Boeing, en lo que algunos consideraron una señal de la preocupación de los ejecutivos por Boeing.
Los analistas e inversores consideraron el cambio como positivo para Boeing, pero enfatizaron que mucho depende del sucesor de Calhoun y de cambiar la cultura de la empresa desde la cúpula. “Creemos que requerirá a alguien con pedigrí y paciencia, ya que arreglar Boeing probablemente sea un viaje con altibajos de varios años”, opinó el analista aeroespacial de Vertical Research Partners, Robert Stallard.
Las acciones de Boeing subían un 2,8% en las operaciones previas a la apertura de la sesión el lunes.
La Central Nuclear Atucha I acaba de cumplir 50 años de su conexión al Sistema Eléctrico Nacional, y ese hito forma parte de la cuenta regresiva para detener totalmente su operación inicialmente prevista para los primeros días de abril, lo que daría lugar a las tareas de extensión de su vida útil por otros 20 años.
Si bien la licencia de operación emitida por la Autoridad Regulatoria Nuclear para el funcionamiento de Atucha I, que se levanta en el complejo nuclear del partido bonaerense de Zárate, finalizará en las próximas semanas, la operadora Nucleoeléctrica Argentina viene trabajando en la revisión técnica y de documentación necesarias para que la central siga a plena potencia hasta septiembre, lo que fuentes de la empresa confían se podrá conseguir.
De obtenerse esa prórroga, la central podrá seguir generando energía eléctrica durante los meses de invierno y evitar así al sistema tener que reemplazar esa generación con alguna alternativa más costosa, permitirá liberar el gas natural disponible para atender el pico de demanda y eventualmente disminuirá la necesidad de importar combustibles líquidos.
Nucleoeléctrica desde 2006 comenzó a realizar los estudios necesarios para evaluar el proyecto de extensión de vida que le permitirá generar energía limpia y segura por dos décadas más, y ya en 2018 obtuvo la extensión de licencia de generación a plena potencia por un nuevo período que vence el mes próximo.
La parada de reacondicionamiento tendrá una duración de treinta meses a realizarse entre 2024 y 2026 e implica una inversión de 450 millones de dólares, la creación de 2000 puestos de trabajo directo e indirecto y la generación de oportunidades para proveedores nacionales calificados en las tareas de construcción y fabricación de componentes.
Durante ese período se implementarán un conjunto de mejoras entre las que se destacan el cambio del sistema de protección del reactor, la calificación ambiental de equipos, la modificación de los sistemas de control, la modernización y cambios en la turbina y la implementación de un simulador de alcance total específico para Atucha I, entre otras actividades.
Este proyecto permitirá mantener la potencia instalada nuclear y la diversificación de la matriz energética argentina, evitar el reemplazo por hidrocarburos y contribuir a la reducción de las importaciones de energía, evitando un incremento en los costos de la energía sustentable y contribuyendo a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Además, brindará la posibilidad de conservar los conocimientos de tecnología PHWR, generar puestos de trabajo y aprovechar las capacidades existentes.
De acuerdo al plan de trabajo, la extensión de vida de Atucha I ahorraría el consumo de aproximadamente 476 MMm3 anuales de gas. Considerando la diferencia de costo anual de combustible con una central de ciclo combinado, implicaría un ahorro de entre 292 y 669 millones de dólares anuales en gastos de combustible.
Si se toma en cuenta el factor ambiental, con un costo de emisión de CO2 de 76,3 USD/tnCO2, se obtendría un ahorro en emisión de 88 millones de dólares anuales. Así, si se suman ambos factores, se obtendría un ahorro de entre 380 y 757 millones de dólares anuales comparándola con un ciclo combinado.
La inversión por unos 450 millones de dólares será solventada por un fideicomiso aprobado a fines de 2022 por la Comisión Nacional de Valores (CNV) que por un monto total de 600 millones de dólares permitirá financiar el proyecto de extensión de vida de la central nuclear Atucha I y la construcción del Almacenamiento en Seco de Elementos Combustibles Gastados de la Central Nuclear Atucha II (ASECG II), por un costo estimado de US$ 137 millones.
Atucha I inició su construcción en junio de 1968. Su reactor comenzó a funcionar el 13 de enero de 1974 e inició su producción comercial el 24 de junio de ese mismo año, convirtiéndose en la primera central nuclear de potencia de Argentina y América Latina.
La central había cumplido desde el 9 de septiembre de 2023 y por diez semanas una última parada programada para realizar tareas de mantenimiento sobre los sistemas de seguridad de la planta, como la intervención en el reactor, la ejecución del Programa de Inspección en Servicio, el mantenimiento preventivo de los generadores diésel de emergencia, de las válvulas de aislación del circuito de inyección de boro, de rectificadores, transformadores y barras del circuito eléctrico asegurado, así como también el mantenimiento y ensayos de baterías, y la ejecución de pruebas repetitivas establecidas en la documentación mandatoria.
Actualmente tiene una potencia eléctrica bruta de 362 megavatios eléctricos, superior a la potencia de diseño de 319 megavatios eléctricos. El tipo de reactor es PHWR, utiliza agua pesada como fluido principal y moderador, y uranio levemente enriquecido (ULE) al 0,85% como combustible.
Argentina ha sido pionera en América Latina en el uso de la energía nuclear. El país tiene una historia de 50 años de operación segura y eficiente en centrales nucleares de potencia. Esto se destaca posible por las continuas mejoras en materia de seguridad y al intercambio de información con otras plantas, con el objetivo de generar energía limpia y segura para el ambiente y, al mismo tiempo, contribuir a la lucha contra el cambio climático.
Nucleoeléctrica Argentina opera las centrales nucleares AtuchaI, Atucha II y Embalse. La potencia instalada total de sus tres plantas es de 1.763 MW.