

Estos son los resultados de encuestras de opinión en seis países europeos: Suecia, Polonia, Alemania, Finlandia, Gran Bretaña y Dinamarca. Las 3 columnas en cada uno indican, en ese orden, los que favorecen el uso de la energía nuclear (suma los que aceptan construir nuevas centrales y los que quieren se limite a las existentes), los que quieren desecharla, y los que no tienen opinión. Aún en Dinamarca los quieren usarla son mayoría! A continuación, los vínculos a las encuestas (en sus respectivos idiomas; ir al traductor de Google) que fundamentan estos datos:Support for nuclear power in 2022 ⚛️
— Johan Christian Sollid (@JohanSollid) December 27, 2022
Looking at several European countries, with and without nuclear power, it seems like pro-nuclear sentiments are widespread 🇪🇺
Even in Denmark there are more supporters than opponents to building nuclear power 🇩🇰
*Sources in comments pic.twitter.com/U82T4fRGDt
El geólogo argentino Ricardo Alonso, profesor titular de la Universidad Nacional de Salta, investigador científico del CONICET, está empeñado desde hace más de diez años en hacer conocer a sus compatriotas una importante fuente de riqueza, clave en la tecnología y la geopolítica moderna, que dispondría la Argentina. Y Salta en particular.
Y no es que no se le cree. Los medios especializados han recogido sus notas sobre el tema. Pero… parece que no hay capitales locales, estatales o privados en condiciones de emprender una explotación de la que no hay antecedentes en nuestro país. Y, por algún motivo, las empresas extranjeras no se han interesado en explorar esta posibilidad. Reproducimos en AgendAR uno de sus artículos sobre el tema, que ya tiene tres años, pero es muy actual. Hasta indica el contexto en que se enmarcan las «tierras raras»: la Guerra Fría II.
ooooo
Entre esos minerales juegan un rol esencial las Tierras Raras (TTRR o REE en inglés). China está sentada sobre las mayores reservas mundiales. Además el país asiático es el principal productor y exportador mundial de tierras raras. Ante la crisis por el control de esos elementos químicos del grupo de los lantánidos, comienzan a emerger soluciones como el aprovechamiento de las cenizas del carbón en EE.UU., de las tierras sobrantes del proceso del aluminio en la India o el anunciado hallazgo de un mega-depósito de tierras raras en el mar de Japón, pero a varios miles de metros de profundidad.
Óxidos valiosos
Las Tierras Raras son óxidos metálicos valiosos, que tienen una gran cantidad de aplicaciones en las modernas tecnologías. Su utilización se va incrementando año tras año con el descubrimiento de nuevos usos, y la República Argentina tiene algunos depósitos descubiertos y un buen potencial para el descubrimiento de otros nuevos.
Las Tierras Raras o REE (Rare Earth Elements) comprenden un grupo de elementos químicos de la serie de los lantánidos que son: lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometeo, samario (conocidos como las Tierras Raras Livianas o «Light Rare Earth Oxides») y el europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio (conocidos como las Tierras Raras Pesadas o «Heavy Rare Earth Oxides»).
En forma general se consideran también al itrio y el escandio entre las Tierras Raras. Salvo el prometeo, todos los demás lantánidos se encuentran como óxidos metálicos contenidos en unos 25 minerales, de los cuales los más importantes y que se explotan económicamente son bastnaesita (flúor carbonato de tierras raras), monazita (fosfato de tierras raras) y xenotima (fosfato de itrio).
Las Tierras Raras son sin duda los minerales del futuro ya que día a día entran en nuevas aplicaciones de la sofisticada tecnología moderna. El cerio y el erbio participan de la composición de aleaciones metálicas especiales; el neodimio, holmio y disprosio son necesarios en ciertos tipos de cristales de láser; el samario es un componente esencial de los imanes permanentes más intensos que se conocen y que han abierto el camino para la creación de nuevos motores eléctricos; el iterbio y el terbio tienen propiedades magnéticas que se aprovechan en la fabricación de burbujas magnéticas y dispositivos ópticos-magnéticos que sirven para el almacenaje de datos en las computadoras; y, el europio y el itrio, excita al fósforo rojo en las pantallas a color.
Otras aplicaciones tienen que ver con fenómenos catalíticos en la refinación del petróleo, elaboración de cerámicas superconductoras, fibras ópticas, refrigeración y almacenaje de energía, vidrios de alto índice, polvos de pulido en óptica, baterías nucleares, captura de neutrones, tubos de rayos X, comunicación por microondas, tubos de haz electrónico, equipos de imágenes en medicina, entre otros usos relevantes de las tecnologías modernas.
Sin ir más lejos, los electroimanes que se usan en las turbinas eólicas o en los trenes de levitación magnética de alta velocidad (Mag-Lev), están fabricados por una aleación de neodimio y boro.
En el NOA
Al presente se ha señalado la presencia de depósitos de tierras raras en rocas alcalinas de Salta, Jujuy y San Luis. También se han mencionado en Santiago del Estero. Muchas rocas pegmatíticas del ámbito de Sierras Pampeanas tienen concentraciones anómalas.
El interés por las Tierras Raras en Salta, viene de la época en que un geólogo, ya fallecido, de la Dirección de Minas local, el Dr. Eduardo Briatura, dio a conocer en la década de 1970, en El Tribuno, la posibilidad de la existencia de esas sustancias -principalmente europio- en los Valles Calchaquíes.
También la Comisión Nacional de Energía Atómica realizó estudios en busca de minerales de torio y otras sustancias radiactivas asociadas con Tierras Raras en distintos lugares del norte argentino.
La cuestión cobró mayor interés cuando Vicente Méndez, Carlos Lurgo, Eduardo Zappettini, geólogos de la ex Fabricaciones Militares, dieron a conocer el hallazgo de rocas carbonatíticas en la cadena montañosa que limita por el oeste a Salinas Grandes y a la Laguna de Guayatayoc.
Las carbonatitas, que son rocas muy prometedoras para la prospección de Tierras Raras, se formaron por inyección de un magma rico en carbonatos asociado a rocas graníticas de naturaleza alcalina que se encuentran en las localidades salteñas de Cobres y Rangel, así como en Tusaquillas (Jujuy).
Allí se centraron en la década de 1980 los estudios preliminares del Dr. Hasime Takahashi experto japonés en Tierras Raras de la JICA (Japan International Cooperation Agency) como parte del llamado plan de «Prospección y exploración de Tierras Raras en la Provincia de Salta».
Este fue un esfuerzo conjunto del gobierno provincial con la agencia japonesa.
El consumo de tierras raras creció exponencialmente con su utilización en pantallas de televisión y computadoras, en soportes magnéticos, teléfonos celulares, lámparas fluorescentes, láseres de alta velocidad, y otros productos de la electrónica moderna.
Salta y el tren de la historia
El principal productor fue Estados Unidos con su mina de Mountain Pass en California. Sin embargo cuando los chinos comenzaron a explotar sus grandes yacimientos como el de Bayan Obo, los precios cayeron y los norteamericanos cerraron su mina. China concentra hoy el 90% de las reservas mundiales.
Los EE.UU. están retrasados en su programa de tierras raras. Japón, que es un gran consumidor, depende de China. Pero ahora, a raíz de numerosas circunstancias, China dejó de venderle o retacea el abastecimiento.
Ello obliga a japoneses, coreanos y otros grandes fabricantes de tecnología a salir a abastecerse en países no convencionales con lo cual se abre un futuro promisorio en la prospección de esas sustancias en nuestro país. Lo interesante a destacar es que las tierras raras forman parte de los nuevos minerales llamados ecológicos ya que entran en la fabricación de una amplia gama de productos de las llamadas tecnologías verdes.
Los nuevos tipos de autos eléctricos, que no consumen combustibles fósiles y por lo tanto no generan gases contaminantes, tienen en sus componentes numerosos elementos del grupo de los lantánidos o tierras raras.
Asimismo las baterías de autos eléctricos requieren lantano, cerio, praseodimio y neodimio, así como también el litio. Lo mismo ocurre con los electroimanes que se utilizan en las turbinas eólicas para la generación de energía eléctrica.
Estas turbinas requieren poderosos electroimanes que no pueden lograrse con las aleaciones férricas tradicionales y que en cambio necesitan de praseodimio, neodimio, samario y disprosio.
Igualmente con los films de celdas fotovoltaicas los que requieren para su fabricación de elementos químicos raros y escasos, aún cuando no forman parte de las tierras raras, como son el indio, galio y telurio.
De allí entonces que para ir hacia un mundo más limpio y menos contaminado, es esencial la minería de las tierras raras, las que se explotan igual que cualquier otra mina a cielo abierto y cuyos óxidos se consiguen por un muy sofisticado tratamiento metalúrgico y químico de las rocas procesadas.
Así como hoy es imposible prescindir de las tecnologías avanzadas, también resulta imposible prescindir de la minería y los minerales, que es la que le da el sustento de las materias primas esenciales y en muchos casos irremplazables.
Nos pareció oportuno, en estos días en que el dólar clandestino (a.k.a. «blue») alcanza valores que parecen absurdos, reproducir este artículo de hace 3 años. Que muestra que esta economía bimonetaria ya es una constante en la economía y la sociedad argentina.
En AgendAR ya dijimos, durante el gobierno anterior y éste, frente a episodios similares que no es que el dólar «sube». Es el peso el que se desvanece como reserva de valor. Nadie, en ningún nivel de ingresos, ahorra en pesos. Ese es el problema a resolver.
ooooo
Cuando nuestro secretario de redacción acercó esta nota del CONICET, «La popularización del dólar en la Argentina», pensamos que tenía interés sólo para historiadores. Han pasado muchos años desde que el entonces presidente Perón preguntó a sus compatriotas: «¿Alguno de ustedes ha visto un dólar?». Y es que los trabajadores y la clase media argentina de los ’40 y ’50 jamás habían visto o tocado divisas extranjeras de referencia, salvo que hubieran viajado. Hoy en cambio la Argentina es bimonetaria en los hechos. El peso funciona como moneda de cambio y el dólar como reserva, y como medición de valor. Porque para los bienes registrables de alguna importancia, el precio se da en dólares. Y eso incluso para un modesto departamento de un ambiente…
Pero reflexionando, aceptamos que el asunto tenía más aristas. El precio del dólar en nuestro país es un dato financiero clave, sin duda, pero también está presente en la cabeza de los argentinos como un índice de preocupaciones y ansiedades. Vale la pena leer esta resumen del trabajo de dos investigadores, Mariana Luzzi y Ariel Wilkis, sobre cómo el dólar se convirtió en un elemento de la psiquis local.
ooooo
«En los primeros días de junio de 1975, tras que el flamante ministro de economía de María Estela Martínez de Perón, Celestino Rodrigo, anunciara -como parte del nuevo plan económico- una devaluación, que los analistas calificaron como la mayor de la historia argentina, en el diario La Opinión apareció una crónica titulada, ‘La ciudad asistió al apasionado debate de 7 millones de economistas´.
«El artículo daba cuenta de la atención que la problemática de la cotización del dólar generaba en un público amplio, que además tenía una opinión formada sobre el significado de su aumento», dicen Mariana Luzzi y Ariel Wilkis, investigadores del CONICET, especialistas en sociología del dinero y autores del libro, El dólar. Historia de una moneda argentina (1930-2019).
La centralidad pública que adquirió el tema del dólar durante los días del Rodrigazo fue expresión de un proceso comenzado a fines de los años ’50 –y cuya protohistoria se remonta incluso a los años ‘30, cuando aparecieron los primeros controles cambiarios- a través del cual la divisa estadounidense se convirtió en un dispositivo de interpretación de la realidad argentina.
“En ese sentido, la moneda norteamericana se vuelve objeto de preocupación y tema de conversación de un número de personas mucho mayor que el de aquellas que lo adquieren con el propósito de salvaguardar sus ahorros de los procesos inflacionarios o para realizar transacciones comerciales”, asegura Luzzi, quien desempeña sus tareas como docente e investigadora en el Instituto de Ciencias de la Universidad General Sarmiento (UNGS) y cuyo objeto de estudio es la presencia del dólar en las prácticas económicas de los argentinos.
No obstante, la popularización del dólar –tal como conceptualizan los autores el proceso que buscan indagar- en la Argentina, junto con su instalación pública y su conversión en una herramienta para interpretar la realidad, implica también su paulatino ingreso –sobre todo a partir de los años ‘70- en los repertorios financieros de sectores cada vez más amplios de la sociedad, muchos de los cuales no cuentan con grandes recursos ni poseen conocimientos técnicos específicos.
Estos dos procesos, de acuerdo con los investigadores, siguieron temporalidades distintas y sólo en determinadas coyunturas –como, por ejemplo, el Rodrigazo o las crisis hiperinflacionarias de fines de los ‘80 y principios de los ’90- la intensificación de ambos se dio de manera simultánea
Una historia económica, política y cultural
Las interpretaciones más corrientes en torno a la tendencia de lo argentinos a preferir el dólar por sobre otros activos financieros, puestas a circular por economistas y luego instaladas como una suerte de ‘sentido común’ en diferentes ámbitos, suelen coincidir en que esta predilección es reflejo de las condiciones macroeconómicas específicas del país. O bien apelan a los constantes ciclos inflacionarios que tuvieron lugar en la Argentina desde los años ‘40 y frente a los cuales la divisa estadounidense serviría como ‘refugio’; o bien aluden a las crónicas depreciaciones del peso, consideradas una consecuencia inevitable de la restricción externa, es decir, de la dificultad estructural de la economía argentina para obtener los dólares que necesita para financiar su desarrollo.
La interpretación sociológica que buscan ofrecer los investigadores del proceso de popularización del dólar, apunta a polemizar con estas miradas que reducen el fenómeno a su dimensión económica, no en el sentido de descartar sus argumentos, sino de la necesidad incorporar también la consideración de las mediaciones culturales que volvieron legítima y comprensible para amplios sectores sociales de la Argentina un práctica monetaria como la compra de dólares y que además hicieron de la moneda estadounidense un tema de preocupación cotidiana entre los argentinos.
“El punto de partida de nuestro proyecto fue discutir con esas dos interpretaciones en torno a la centralidad del dólar en Argentina y reconstruir el proceso específico su popularización en nuestro país, teniendo en cuenta otras dimensiones. A nivel de literatura internacional -en sociología del dinero- no hay trabajos específicos que piensen en esta clave: la popularización de una moneda extranjera dentro de un país determinado. Un paso siguiente, para expandir nuestro programa de investigación, sería tratar de ver específicamente si este fenómeno de popularización de la moneda estadounidense ocurre en otros países con economías inestables”, afirma Wilkis, decano, profesor e investigador del Instituto de Altos Estudios Sociales de (IDAES, UNSAM), dedicado a estudiar los usos y significado del dólar en la sociedad argentina.
“Nosotros sostenemos que en torno al dólar en Argentina se anudan distintas historias a la vez: una historia económica, claro, pero también una historia política y cultural. La singularidad argentina no es su inestabilidad económica, sino que el dólar tenga este doble carácter de instrumento financiero y de artefacto de decodificación de una realidad profundamente cambiante. Preocuparnos por el dólar, o estar atentos a cómo varía su cotización, habla menos de nuestra economía que de las herramientas con las que leemos la realidad”, apunta Luzzi.
Etapas de popularización del dólar
Aunque la popularización del dólar en Argentina es un proceso progresivo que comenzó aproximadamente fines de los años ‘50 con el Plan de Estabilización puesto en marcha por el gobierno de Frondizi –que implicó, además de la primera de una serie de devaluaciones que tendría lugar durante la década siguiente, el surgimiento de nuevas formas de narrar las noticias económicas-, hubo determinadas circunstancias críticas en las que esta tendencia se agudizó y tomó características particulares.
“Hay determinados momentos en los que el dólar además de ser noticia forma parte de múltiples conversaciones en distintos escenarios. Pero no todas las crisis son iguales, cada una tiene sus especificidades, sus desafíos y deja sus propias enseñanzas respecto de las prácticas económicas de la población. No son lo mismo el Rodrigazo, la hiperinflación del ‘89 y la crisis de la convertibilidad en 2001”, explica Luzzi.
Por otra parte, los investigadores destacan que hay expresiones puntuales de la popularización del dólar en las que se han producido avances y retrocesos, como el la dolarización de los precios del mercado inmobiliario en la Argentina, cifrada a fines de la década del ‘70. Aunque los intentos por reespecificar este mercado tuvieron una vida corta, eso no significa que no hayan existido.
“Fenómenos similares ocurrieron también en torno a los precios corrientes de la economía. Cuando se revisan los avisos publicitarios entre el 89 y el 91, se puede ver que hay valores de todo tipo de productos –no sólo importados- que se anuncian en dólares. Pero, una vez que reestabilizó la economía volvieron a aparecer mayoritariamente en moneda nacional”, señala la investigadora.
“Tras la híper, durante la etapa de la convertibilidad, se va a dar un proceso inverso al que había ocurrido en años anteriores; mientras el dólar tendió casi a desaparecer de la discusión pública, estuvo plenamente presente en prácticas financieras cotidianas”, agrega Wilkis.
Una moneda especial
El objeto fundamental de la sociología del dinero es discutir contra el sentido común de que el dinero es meramente un instrumento neutral que sirve para simplificar intercambios que de otra forma serían mucho más engorrosos, e interrogarse por los usos y significados históricos de las monedas que exceden esa función. En este sentido, retomando un concepto acuñado por Viviana Zelizer, los autores señalan que el dólar adquirió en la Argentina la forma de una moneda especial.
Este carácter especial no tiene relación directa con su uso en transacciones comerciales o con la cantidad de dólares que se mueva diariamente en el mercado cambiario. “Un argumento muy presente en el debate público durante los años del cepo cambiario del segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, era que no había que darle tanta importancia dado que el número de argentinos que participaban del mercado cambiario era menor así como el volumen de dinero que movía. Y, sin embargo, la atención sobre el mercado cambiario seguía siendo muy alta. Algo similar pasaba en los años ’60. A nosotros lo que más nos interesa es justamente esta posibilidad de que aunque objetivamente este mercado pueda no ser tan relevante para la economía, sea crucial para la vida social y política”, destaca el investigador.
“Todas estas consideraciones que buscan quitarle importancia a la cotización del dólar o a la mercado cambiario, parten de suponer que el dólar es solamente un activo financiero y que, por lo tanto, solo interpela a aquellos que forman parte del juego de la inversión financiera o están vinculados al mercado exterior. Pero desconocen que en nuestro país el dólar es también un artefacto para interpretar la realidad”, concluye Luzzi.
No parece que las sanciones de Occidente hayan sido eficaces en este rubro. Y eso que la política comercial de Rosatom es B.O.O. – Build, Own, Operate (Constructora, Propietaria y Operadora).🇷🇺⚛️ Exportaciones nucleares rusas: Rosatom facturó US$ 10.000 millones en 2022
— Nicolás Deza (@NicolasDeza) December 27, 2022
La cartera de negocios de la empresa en el extranjero asciende a US$ 200.000 millones de dólares para los próximos diez años: combustibles nucleares, servicios, construcción de nuevas centrales, etc.
Fuentes cercanas al ministro de Economía argentino agregaron que además se trató una amplia agenda vinculada a la integración regional. Particularmente, se trabajó sobre las relaciones comerciales bilaterales. En este aspecto, se debatió sobre “el gas como energía de transición y el financiamiento del comercio exterior” y otros intereses comunes.
Voceros del funcionario argentino contaron que se trabajó sobre “el futuro de integración Argentina-Brasil”. En ese aspecto, se enumeraron “proyectos que deben ser parte del proceso de integración económica, financiera, de infraestructuras y de desarrollo del Mercosur y la región”, y se trabajó sobre el “intercambio de monedas”.
Además, contaron fuentes al tanto del encuentro, se volvió a tratar el “proyecto de una moneda común”. La Argentina terminará este año con una inflación cercana al 100% y prácticamente con un peso que funciona sólo como una moneda transaccional y no de ahorro ni de referencia, para lo que ahora se usa el dólar.
Lula da Silva ha mencionado el proyecto en varias oportunidades desde 2002. El mandatario brasileño sugirió entonces crear una moneda de toda la región, para no depender del dólar.
Referentes de la actual oposición argentina también mostraron interés en la idea. En 2019, el ex presidente Mauricio Macri negoció con el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, la creación del “peso-real”. Incluso, el entonces ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, viajó varias veces a ese país para tratar de concretar la idea. Recientemente, el diputado Martín Tetaz propuso una convertibilidad del peso argentino con el real de Brasil.A. B. F.
Las llamadas «vacunas bivalentes», que emergieron hace poco, combinan en una misma aplicación un estímulo para la creación de anticuerpos tanto contra la proteína Spike, presente en las variantes iniciales de la infección, como para las mutaciones ómicron; particularmente las sub-variantes BA.4 y BA.5.
En otras palabras, hacen que el sistema inmunológico combata dos tipos diferentes del virus COVID-19. Por el momento, las únicas vacunas bivalentes desarrolladas y aprobadas para su uso en humanos son las versiones adaptadas de las Moderna Spikevax y Pfizer-BioNTech Comirnaty COVID-19.
A causa de su efectividad, esta dosis actualizada solo sería aplicada una vez al año.