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Drones para defensa:¿aquí en Argentina qué estamos haciendo?

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(Para acceder a la 1ra. nota de esta trilogía acerca de la guerra en el siglo XXI, cliquear aquí. Para la 2da., aquí)

Este es un cuadro de la (lamentable) situación en que nos encontramos en nuestro país en cuanto al desarrollo de drones para uso militar. Y, al mismo tiempo, una introducción a un «press release» de dos empresas locales.

¿La verdad seria? Desde que el presidente Mauricio Macri mató el desarrollo de drones argentinos SARA de INVAP entre 2013 7 2015, nada, pero nada de nada. Con demostrador tecnológico en vuelo robótico y 3 drones más de ala fija, uno de ellos con motor jet, todos al cajón. Pese al apoyo del Ejército.

Y mientras la Armada se rasca desde 2018 tras dormir en expedientes los helidrones de patrulla y ataque RUAS-160 (INVAP los presentó volando), la Argentina se ha inalcanzable en su carrera hacia la nada. Pero eso sí, a la Fuerza Aérea le llueven ofertas de drones israelíes todos los días.

Hay que nacionalizar el Ministerio de Defensa.

Mientras no sucede, seguimos con un press-release de dos empresas argentinas de tecnología que tienen una trayectoria en sensores ópticos y electromagnéticos, y que a espera de mejores tiempos, se obstinan en lo suyo.

En lo nuestro.

Daniel E. Arias

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El uso de tecnología láser en los escenarios de defensa está ampliamente estudiado y probado, pero más que todo con láseres de emisión continua de alta potencia en el orden de decenas o centenas de kilowatts, equipos que, si bien pueden ser transportados, no son de reducidas dimensiones ni de bajo peso para ser portados por una sola persona, además de requerir una notable inversión de recursos monetarios.

Una de las ventajas principales en la utilización del láser es por su velocidad en llegar al blanco, siendo esta la velocidad de la luz: aproximadamente 300.000 km/s.

En el caso del desarrollo que están realizando FixView y ARG Scientific, la iniciativa se basa en la utilización de tecnología láser de Alta Energía Pulsada de Estado Sólido, mediante la generación de pulsos de muy corta duración (en el orden de los nanosegundos). Con sistemas ópticos lineales y no lineales se puede lograr que cada pulso tenga la energía suficiente para dañar y destruir diversos tipos de sensores EO modernos, ya que la potencia instantánea alcanzada está en el orden de decenas de Mega Watts por pulso.

Desde FixView se detalló que fue todo un desafío poder generar y conformar un haz láser en longitudes de onda y niveles energéticos útiles para la función, “…ya que es muy alta la complejidad de la generación y manejo del haz láser pulsado en altos niveles de energía, requiriendo el dominio de ópticas y dispositivos fotónicos especiales, más aun tratando de lograr que el sistema sea de reducidas dimensiones y peso para poder ser portable por una sola persona…”.

Ensayos preliminares y resultados

Los ensayos consistieron en generar y dirigir los pulsos de láser sobre sensores reales (CMOS, CCD y cámaras FPV) en funcionamiento. En todos los casos se observaron y documentaron efectos destructivos, desde el deterioro parcial de la imagen hasta la inutilización total del sensor.

Es de destacar que, si bien las pruebas fueron a escala, la distancia hasta los sensores prácticamente alcanzó los 100 metros, demostrando que el límite en rango efectivo es perfectamente escalable mediante los sistemas ópticos y fotónicos adecuados.

Escalabilidad y perspectivas

El sistema probado por FixView y ARG Scientific utiliza ópticas compactas y pulsos de energía y potencia pulsada moderadas, siendo escalable en potencia/energía y longitudes de onda. El proyecto contempla la capacidad de adaptarse para anular, degradar o cegar diferentes tecnologías de sensores EO, dependiendo del tipo de amenaza y su aplicación: drones comerciales, tácticos o militares.

Los drones se han convertido en la primera amenaza en los campos de batalla actuales, por lo que contar con contramedidas resulta casi obligatorio. Foto: MinDef Taiwán

La tecnología puede integrarse en sistemas móviles terrestres o plataformas aéreas y navales estabilizadas, así como combinarse con sensores de adquisición de blancos para lograr una neutralización efectiva sin empleo de municiones. Los conflictos que están teniendo lugar en Europa y Medio Oriente han demostrado la necesidad de contar con un sistema defensivo anti-drones integrado, el cual está compuesto por diversas capas donde operan medios complementarios.

Vale destacar que en conflictos como el de Ucrania, las defensas anti-drones evolucionan muy rápidamente a los fines de responder a la constante amenaza que representan los vehículos aéreos no tripulados. Es por esta razón que, dentro de las posibilidades, unidades y subunidades establecen su sistema defensivo compuesto por medios activos y pasivos que se complementan entre si. Los desafíos pasan por una rápida detección y capacidad de anular la amenaza a distancias seguras.

El sistema láser es una herramienta adicional que es perfectamente compatible en cualquier entorno de defensa, ya que fue pensado para ser puesto en condiciones operativas en pocos segundos, no requiere grandes exigencias técnicas ni recargas de municiones, y con el avance en los sistemas de baterías actuales dispondría fácilmente de varias horas o días de autonomía. Estas características le permitirían operar en entornos altamente disputados, donde una baja firma logística, movilidad y flexibilidad son aspectos cruciales.

En el caso de Argentina, la identificación de objetivos estratégicos como son plantas eléctricas y de energía nuclear, podrían verse notablemente beneficiados a la hora de complementar su dispositivo de seguridad con sistemas anti-drones de desarrollo local, con todos los beneficios que esto implica en el aspecto de capacitación, adiestramiento y mantenimiento.

Proyección estratégica y continuidad tecnológica

Además del desarrollo con láser pulsado de alta energía, FixView SRL y ARG Scientific continúan ampliando sus capacidades en el dominio de defensa anti-drone. Esto incluye la investigación en sistemas ópticos de adquisición de blancos, módulos de seguimiento automático, inhibidores electrónicos, radares compactos y soluciones modulares integrables, tanto en plataformas terrestres como aéreas o navales.

Ambas empresas mantienen una visión estratégica a la hora de generar localmente tecnologías de defensa de nueva generación, utilizando talento local, recursos propios y con una filosofía de diseño que prioriza la portabilidad, simplicidad operativa y bajo costo relativo frente a soluciones extranjeras.

Etapa actual y apertura a colaboraciones estratégicas

Tras superar exitosamente la fase de diseño, construcción y pruebas funcionales, el proyecto entra en una nueva etapa: la de escalamiento, robustecimiento industrial e integración operacional en sistemas más amplios de defensa.

Tanto FixView como ARG Scientific reafirman su compromiso con el desarrollo nacional de tecnología critica, iniciativa que podría expandir sus horizontes y alcances gracias a colaboraciones estratégicas, alianzas con agencias del Estado, centros de investigación y vínculos con capital privado especializado.

La meta es consolidar un camino de industrialización ágil, fortalecer el ecosistema tecnológico nacional y contribuir activamente a la protección de las Fuerzas Armadas y de Seguridad ante amenazas asimétricas.

Dioxitek evalúa producir y exportar hexafluoruro de uranio. Pero debería terminar su planta en Formosa

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Dioxitek esta diseñando un modelo de negocio para hacer rentable la empresa. Una de las alternativas que explora es producir y exportar hexafluoruro de uranio, una opción que sería compatible con la producción de dióxido de uranio en su planta sin terminar en Formosa. Mientras tanto, avanza con las obras para revitalizar la producción en su planta en Córdoba.

La empresa estatal que provee los servicios de conversión a dióxido de uranio firmó la semana pasada un memorando de entendimiento (MoU) con la empresa estadounidense NANO Nuclear Energy. Dioxitek resaltó que la Argentina «cuenta con una oportunidad estratégica para abordar la escasez mundial de hexafluoruro de uranio (UF6), mediante el desarrollo de capacidades nacionales de conversión que reduzcan la dependencia de proveedores externos, a partir de la inversión de NANO».

Operación en Córdoba

Dioxitek importa concentrado de uranio y lo transforma en dióxido de uranio en su planta en Córdoba, que luego es entregado a la empresa Conuar, encargada de la fabricación final de los elementos combustibles para las centrales nucleares argentinas. En la empresa estan trabajando para garantizar e inclusive incrementar la producción en Córdoba.

La empresa renegoció a finales de 2024 la tarifa que Nucleoeléctrica abona por el servicio de conversión a dióxido de uranio. La nueva tarifa le permitió a Dioxitek solucionar la urgencia económica en la que se encontraba la empresa y afrontar obras vitales para mantener la operación en la planta de Córdoba.

La inversión de capital requerida en Córdoba asciende a US$ 14 millones, en un plan diagramado a cinco años. Las obras están en ejecución, aunque la inversión global esta sujeta a sellar un acuerdo con la municipalidad de la Ciudad de Córdoba para seguir operando allí.

Con esta inversión sería posible elevar la producción en Córdoba hasta por lo menos 200 toneladas de dióxido de uranio por año. «El punto es poder ampliar la produccion, no tenemos un número fijo pero sí vemos un potencial de expandirla», indicaron desde la empresa.

El parque nuclear argentino demanda actualmente 230 toneladas de dióxido de uranio por año, más un poco de uranio enriquecido importado, que se mezcla con el dióxido para producir combustibles con uranio levemente enriquecido (ULE) para la central Atucha I. Nucleoeléctrica trabaja para poder utilizar combustible ULE también en Atucha II, lo que generaría un ahorro de 50 toneladas anuales en el consumo de dióxido.

Hexafluoruro de uranio

En paralelo, Dioxitek evalúa oportunidades nuevas, como la producción y exportación de hexafluoruro de uranio. La empresa ve factible brindar servicios de conversión tanto a dióxido como a hexafluoruro en la planta sin terminar en Formosa.

El hexafluoruro de uranio, cuya denominación química es UF6, es el compuesto que se utiliza como materia prima en el proceso de enriquecimiento de uranio. Las centrales nucleares argentinas utilizan uranio natural como combustible y agua pesada como moderador de la reacción en cadena y refrigerante, por lo que una eventual producción de hexafluoruro sería para abastecer a la demanda internacional de combustible con uranio enriquecido.

La Comisión Nacional de Energía Atómica posee tecnología de conversión de concentrado de uranio a hexafloruro en el Complejo Tecnológico Pilcaniyeu en Río Negro. El presidente de la CNEA, Germán Guido Lavalle, estableció como un objetivo del organismo volver a enriquecer uranio en el país utilizando tecnología de centrífugas.

Desde la empresa aclararon que cualquier oportunidad y decisión de producción de hexafluoruro en el país no esta necesariamente vinculada a la planta NPU en Formosa. La finalización y el montaje de los equipos en la planta estan paralizados y por el momento se están realizando tareas de conservación para evitar la depreciación o reducir riesgos sobre la planta y sus equipos.

La planta sin terminar de Dioxitek en Formosa.

Acuerdo con NANO

Representantes de Dioxitek y de NANO Nuclear Energy firmaron un acuerdo no vinculante para «evaluar las capacidades actuales de la empresa estatal en la conversión de concentrado de uranio a materia prima para enriquecimiento y su infraestructura de apoyo en la Argentina, con el objetivo de realizar una inversión estratégica».

La visita de los representantes de NANO incluyó una reunión en Casa Rosada con el director de la Agencia de Transformación de Empresas Públicas, Diego Chaher. «Se hizo un repaso normativo de Dioxitek y de las alternativas que hay para celebrar un contrato asociativo o hablar de una asociacion público privada. Chaher mostró el abanico de posibilidades», explicaron a este medio. Dioxitek quedó fuera del listado de empresas estatales a privatizar o concesionar incluido en la Ley de Bases.

Diego Chaher junto a los representantes de NANO y Dioxitek en Casa Rosada.

NANO Nuclear Energy es una empresa estadounidense sin trayectoria en la industria nuclear y de capital abierto, con una cotización de más de mil millones de dólares en la Bolsa de Nueva York. Su fundador y presidente es Jay Jiang Yu, un empresario estadounidense de origen asiático. En el directorio de Asesores Ejecutivos se encuentra el ex Secretario de Energía de los EE.UU.Rick Perry.

Una de las verticales de negocio que la empresa esta desarrollando es la producción de HALEU, un tipo de combustible nuclear con los niveles de enriquecimiento necesarios para reactores modulares pequeños (SMR) y avanzados (de cuarta generación). Para esto selló un acuerdo estratégico con LIS Technologies (LIST), una empresa que tiene patentada una tecnología de enriquecimiento de uranio por método laser.

La empresa también fue noticia a finales del año pasado por adquirir los activos tecnológicos de Ultra Safe Nuclear Corp. Entre estos figura el sistema patentado de reactor micro modular de USNC, rebautizado como Kronos MMR. Se trata de un diseño de reactor de alta temperatura refrigerado por gas, con una potencia eléctrica de 15 MW.

Modelo de negocio

En Dioxitek afirman que la empresa hoy no tiene problemas operativos, económicos o financieros que le impidan empezar a pensar en el mediano o largo plazo. El trabajo actual es dotar a la empresa con un modelo de negocio que le permita ser rentable.

La empresa resolvió en el último tiempo deudas que tenía con Kazatomprom por la importación de concentrado de uranio, con la Comisión Nacional de Energía Atómica, y con proveedores del proyecto NPU en Formosa.

La renegociación de la tarifa de conversión con Nucleoeléctrica contribuyó en gran medida a sanear las deudas. Desde la empresa también apuntan que estan mejorando los ingresos por la venta de fuentes selladas de cobalto-60, generando rentabilidad en ese negocio.

Nicolás Deza

CNEA, INVAP, el Balseiro, IMPSA y mineras: energía nuclear en Foro Industrial Mendoza 2025

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“La importancia del sector nuclear” fue el título del panel dedicado a esta energía dentro del marco del Foro Industrial. Con la moderación de la geóloga y especialista Marita Ahumada, el panel contó con la mirada del sector académico y del privado. De este modo, participó Luis Rovere -vicepresidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA)-, Mariano Cantero, director del Instituto Balseiro, Néstor Masriera, de la empresa INVAP, Martín Chimenti de Impsa y Guillermo Pensado, presidente de la Cámara Mendocina de Empresas Mineras (Camem).

El panel fue uno de los más llamativos en el primer día de la Expo y el Foro Industrial Mendoza 2025 Producción Sostenible por ser unan temática diferente para la provincia. Por este motivo, captó la atención de los participantes que escucharon con atención los desarrollos que se hacen desde el país hacia el mundo. En su discurso de apertura, Marita Ahumada destacó que la energía nuclear proporciona una fuente de energía eléctrica limpia, segura y estable que no depende de las condiciones climáticas.

La profesional también explicó que la tecnología nuclear se utiliza en campos tan diversos como la medicina, la agricultura y la industria. Por caso, en la producción de radioisótopos de uso medicinal e industrial como el cobalto 60, rubro en el que Argentina es uno de los principales proveedores a nivel mundial. “En este panel resaltaremos la importancia del sector nuclear en el país por su contribución a la matriz energética nacional, al desarrollo tecnológico y científico, y a la generación de empleos de alta especialización”, destacó Ahumada.

Esta industria posee un alto potencial e impacto, que ha desarrollado grandes capacidades tecnológicas, industriales y en formación de recursos humanos. En este sentido, sumó la profesional, representa una gran oportunidad para el sector energético de la provincia y para los distintos eslabones de la cadena de valor. De este modo, aunque no se trata de una energía tan conocida o popular, lo cierto es que la nuclear es un tipo de energía que tiene una alto potencial por las características mencionadas.

En este punto, Ahumada subrayó que Mendoza posee posibilidades importantes para la explotación no convencional del uranio lo que representa un desafío y una oportunidad, sobre todo en el sur mendocino, ya que bajo esta tecnología se obtiene más de la mitad de la producción mundial.

Sinergia y posibilidades de crecimiento

“Con el presente panel buscamos poner en tema la estrategia provincial con relación a la energía nuclear y así poder impulsar el desarrollo tecnológico y de conocimiento para una energía nuclear moderna y sostenible”, expresó Ahumada. Agregó que se trata de una matriz relevante para la transición energética de Mendoza por lo que es clave promover alianzas estratégicas, investigación aplicada, transferencia tecnológica y desarrollo de capital humano.

En este marco, Mariano Cantero expresó la importancia de plantear la discusión sobre qué matriz productiva pretende la Argentina y cómo desarrollarla. El director del Balseiro relató que recientemente se habían ido cuatro docentes a causa de los bajos sueldos, “un recurso humano en el que se ha invertido mucho”. Así, en medio de la explicación de la oferta y pergaminos del Instituto Balseiro, Cantero reflexionó acerca de cómo desarrollar conocimiento y agregar valor. “Hay una necesidad de planificar el desarrollo de la matriz productiva y hacerlo de modo tal que genere un círculo virtuoso con los recursos humanos”, comentó Cantero.

En línea, Luis Rovere de la CNEA hizo un interesante repaso sobre la historia de la Comisión de Energía de la que es vicepresidente, pilar del desarrollo nuclear argentino. Los logros alcanzados por este importante organismo siempre han ido de la mano de la investigación así como de la aplicación hacia el sector privado. Rovere reflexionó sobre las posibilidades que ofrece el intercambio público-privado y académico así como instó a potenciar esa colaboración.

Néstor Masriera, de INVAP remarcó en este punto que esta empresa es un actor importante que cuenta con vasta experiencia en el sector nuclear. “Hay oportunidades para la ciencia y la técnica nacional”, observó el representante del Directorio. Entre otras, expresó que una línea tien que ver con la capacitación en el mercado del conocimiento de la mano de la experiencia de los organismos académicos. Otra posibilidad está relacionada con el desarrollo de combustibles que, no obstante, representa un gran desafío. “Hay oportunidades para el personal de ciencia y técnica alrededor de lo nuclear y vemos participaciones posibles y necesarias de varios de los actores del sistema”, destacó el referente de INVAP.

Desde Impsa, Martín Chimenti también hizo hincapié en el potencial de unir academia y privados y explicó que esta tradicional empresa mendocina es un claro ejemplo de integración entre ambos sectores. “Hemos tenido experiencias fantásticas de trabajo conjunto y pronto estaremos ante un nuevo desafío importante”, contó Chimenti. Impsa ha sido conocida por construir diversos desarrollos, pero desde hace un tiempo se ha convertido en diseñador de sus propios productos.

Aquí entra el contendor co-60 o bultos que se utilizan para transportar cobalto 60 que es un subproducto de la central nuclear embalse, detectar defectos en materiales, soldaduras, con fines medicinales y agroindustria. “Pensamos que en el mundo hay muchos reactores nucleares donde Impsa puede salir a ofrecer estos productos y posicionarnos para crecer en el tiempo”, comentó Chimenti Hay que recordar que la compañía también creó el reactor CAREM 25 y recientemente uno que se instaló en la refinería para mejorar la calidad del diésel.

Por su parte, Guillermo Pensado estuvo a cargo de explicar el origen de la energía nuclear. “Nuestro país posee un alto potencial geológico de uranio, que es desde donde arranca todos estos proyectos que se mencionaron”, dijo Pensado. Agregó que por el momento esto no se desarrolla en el país y que existen grandes oportunidades para poder hacerlo. El geólogo y especialista explicó cómo se obtiene el recurso, cuáles son los principales proveedores mundiales y cómo Argentina posee cuencas sedimentarias desde donde podría extraerse uranio con bajo costo e impacto ambiental a partir de un método de producción denominado In Situ.

La trayectoria de la energía nuclear en Argentina

El panel fue un momento para conocer el desarrollo de la energía nuclear en Mendoza y en el país debido a que se trata de un proceso clave que no muchos conocen. En primer lugar, Luis Rovere habló sobre los proyectos que lleva a adelante la CNEA. Desde su creación en 1950 se encarga de la investigación y el desarrollo de la energía nuclear con fines pacíficos. Luis Rovere mostró la evolución de la Comisión en la que, entre otras actividades, es responsable de reactores de investigación y de la producción de radioisótopos para diversas aplicaciones.

Rovere explicó que la CNEA se ha caracterizado como una fábrica de empresas de tecnología. Entre otras, INVAP en 1976, la firma Combustibles Nucleares 1982, la empresa neuquina de servicios de ingeniería y diversos centros de medicina nuclear. En 1992 de la mano de esta organización se creó en Mendoza la Fuesmen y luego se profundizó en el trabajo a partir de terapias con protones mientras que para el año 2027 va a estar operativo uno de los principales proyectos de la CNEA que es el reactor 10.

Por su parte, Mariano Cantero destacó que el Instituto Balseiro depende de la Universidad Nacional de Cuyo y de la CNEA se creó en 1955 y es fundamental para la formación de recursos humanos altamente especializados en el área. Aunque comenzó con la carrera en Física, ahora cuenta con cuatro carreras de grado y nueve de posgrado. Entre ellas, muchas relacionadas con la medicina para trabajar. Más allá de todo, Cantero destacó que el Instituto tiene intención grande de impactar el sector productivo a través de diversos programas de la Secretaría de Innovación.

El referente de INVAP, una empresa argentina de alta tecnología que ha desarrollado proyectos nucleares de gran envergadura a nivel mundial contó que la firma nació en el año 72 como un grupo de investigación aplicada. En 1976 se independizó como empresa del Estado aunque funciona como una compañía privada ya que no recibe subsidios y viven de lo que venden. Con una facturación anual de 200.000 millones anuales, posee 1800 colaboradores que participan de las ganancias de la empresa. El primer reactor fue hecho en 1982 y el último fue OPAL en 2006 para Australia aunque también ha vendido en India y en otras partes del mundo.

Con relación a la mendocina IMPSA, Martín Chinati expresó que la empresa pasó de ser constructora a convertirse en diseñadora y desarrollista. La empresa posee más de 40 años de experiencia, ha suministrado equipamiento clave para las centrales de Atucha II y Embalse; también ha diseñado y fabricado componentes esenciales para el reactor Carem 25. Cuenta con una sala nuclear que es una de las más grandes y modernas del mundo, y la única en la región con certificación propia, sin depender de terceros. “IMPSA es una empresa de talento argentino con impacto global que ha desarrollado proyectos en 40 países”, subrayó Marita Ahumada. Agregó que es la única en Latinoamérica con la certificación ASME N de diseño y fabricación de componentes nucleares.

Diana Chiani

En Ucrania juegan «gamers» de vida muy corta en una guerra sin final

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(Una primera parte de este artículo fue publicada ayer. Para acceder, hacer click aquí)

Usando minúsculos drones FPV, soldados adolescentes con cascos de realidad virtual y comandos de «gamers», resguardados con minucia en los sótanos de ruinas, se matan unos a otros a 40 kilómetros de distancia. Es que ahora, por falta de otros más imponentes, estos pibes se empiezan a volver el blanco más letal, más valioso y el mejor oculto. Durante varias semanas de llegados al combate no dejan títere con cabeza en ese vacío llamado, con justicia, «tierra de nadie». Y un día les toca a ellos.

¿Es robots contra robots? Todavía no. No del todo.

La chatarra ardida de miles de tanques, camiones, ambulancias y motocicletas se pierde a la distancia en caminos vecinales. Muestra que cosas tan básicas como una buena logística en retaguardia, las trincheras en zigzag, los nidos de ametralladora, la línea de frente, las agrupaciones que se preparan para una disrupción, los búnkeres para repelerla, la artillería, vieja madre y abuela de las batallas, las fintas de distracción, las atropelladas de tanques, las maniobras de flanqueo y el apoyo aéreo cercano, todo eso en esta Ucrania es asunto del siglo anterior.

Es la estepa del Donetsk, ese océano de pastos. No hay personas a la vista en ninguna dirección. Pero todos los días robots intempestivos como moscardones allí matan a centenares.

Nunca existió una guerra semejante, y en la que el arma principal, el dron FPV, cambiara tanto día a día.

Por eso, le cedo la palabra a una experta que está viendo suceder la guerra ante sus ojos. Como ucraniana, Inna Varenytsia tiene partido tomado. Cree que el sistema de desarrollo y adquisición de drones por parte del Ministerio de Defensa Ruso es centralizado, burocrático y que eso pone a Rusia en posición de desventaja tecnológica permanente.

Personalmente, creo que Rusia atrasa, pero que la perspectiva de mi colega Inna también, al menos un poco. Sin proponérselo, los ucranianos le han estado enseñando ya casi tres años a los rusos a pelear con armas sofisticadas, simples, baratas y empleadas en cantidades abrumadoras.

Es decir, a pelear como rusos.

Creo que cuando en Argentina se nacionalice el Ministerio de Defensa, habrá mucho por aprender.

DE LA CORRESPONSAL UCRANIANA INNA VARENYTSIA

Introducción: El nuevo rey del combate

La guerra ruso-ucraniana se ha convertido en un crisol de innovación militar, pero ningún desarrollo ha resultado más disruptivo, omnipresente o emblemático del carácter del conflicto que el dron armado con vista en primera persona (FPV). Antaño dominio de aficionados y pilotos de carreras civiles, estas pequeñas y ágiles aeronaves se han transformado en potentes misiles guiados, convirtiéndose en lo que muchos analistas denominan el nuevo «rey del combate». Su proliferación representa un cambio de paradigma en la guerra moderna, un cambio que algunos comparan con la introducción de la pólvora o la mecanización de los ejércitos en siglos anteriores. Estos drones no son simplemente una nueva arma; son una forma democratizada y atractiva de poder aéreo que ha transformado radicalmente las realidades tácticas, operativas y estratégicas del campo de batalla.

Este informe presenta un análisis exhaustivo del papel del dron FPV en la guerra ruso-ucraniana. Argumenta que el dron FPV, originado en el mercado comercial, ha catalizado un ciclo acelerado de innovación, contramedidas y adaptación, creando un campo de batalla transparente e hiperletal. Este nuevo entorno ha anulado en gran medida los conceptos tradicionales de maniobra en masa, consolidando una brutal guerra de desgaste y obligando a una reevaluación fundamental de la doctrina militar moderna. La magnitud de esta transformación es asombrosa; con decenas de miles de FPV consumidos mensualmente y Ucrania aspirando a producir millones al año, estos sistemas se han convertido en un componente esencial de su estrategia de defensa nacional.

Este análisis explorará el impacto multifacético de esta tecnología. Comenzará rastreando la génesis del dron FPV, desde un dispositivo recreativo hasta una necesidad en el campo de batalla. A continuación, analizará minuciosamente el manual táctico desarrollado por ambos bandos, examinando cómo se emplean estos drones contra blindados, infantería e infraestructura. Posteriormente, el informe profundizará en la asimétrica carrera de innovación entre el modelo ágil y descentralizado de Ucrania y la respuesta estatal y centrada en la escala de Rusia, destacando las adaptaciones tecnológicas cruciales que definen este duelo. A continuación, se realizará un examen exhaustivo del complejo ecosistema de contramedidas, que ilustrará la constante lucha por la ventaja en los ámbitos electrónico y cinético. Finalmente, el informe evaluará las profundas consecuencias estratégicas y humanas de esta nueva forma de guerra, sopesando los argumentos sobre si el dron FPV constituye una verdadera revolución militar y ofreciendo recomendaciones cruciales para los ejércitos occidentales que lidian con las implicaciones de esta nueva realidad.

Sección 1: Los inicios del arma FPV

El auge del dron FPV como instrumento decisivo en el campo de batalla es una historia de improvisación, necesidad económica y el aprovechamiento de tecnología civil con fines militares. Sus orígenes no se encuentran en laboratorios de defensa avanzados, sino en el mercado abierto y global de la electrónica para aficionados, hecho que resultó ser el factor clave para su rápida y generalizada adopción, especialmente en Ucrania.

Definición del dron FPV. FPV, o Vista en Primera Persona, describe un método de pilotaje de un vehículo no tripulado donde el operador ve lo que la cámara a bordo del vehículo capta en tiempo real. Esto se logra comúnmente mediante la transmisión de video en vivo desde el dron a unas gafas protectoras que usa el piloto, creando una experiencia inmersiva «en la cabina». Este método contrasta marcadamente con el pilotaje tradicional de drones, conocido como Línea de Visión (LOS), donde el operador controla la aeronave mientras la observa desde tierra.

El método FPV es lo que otorga a estos drones sus características de combate únicas. La perspectiva inmersiva permite un control excepcionalmente preciso, lo que permite a los pilotos realizar maniobras ágiles y de alta velocidad en entornos complejos como bosques, trincheras y ruinas urbanas. Mientras que un dron fotográfico de consumo típico está optimizado para la estabilidad, un dron FPV está diseñado para la velocidad y la maniobrabilidad, capaz de alcanzar velocidades muy superiores a los 100 km/h, con algunas variantes militares modificadas para misiones de interceptación que alcanzan los 300-400 km/h. Esta combinación de velocidad y precisión es lo que los convierte en armas guiadas tan eficaces.

Orígenes civiles, adaptación militar. Antes de la invasión a gran escala, los drones FPV eran utilizados principalmente por una comunidad global de entusiastas para actividades como carreras de alta velocidad, vuelos acrobáticos y la captura de imágenes cinematográficas dinámicas. La tecnología estaba impulsada por un mercado civil competitivo que valoraba el rendimiento, la personalización y la asequibilidad. Este ecosistema preexistente de componentes, motores potentes, cámaras de alta resolución, transmisores de video y controladores de vuelo era maduro, accesible globalmente y relativamente económico.

Cuando Rusia lanzó su invasión a gran escala en 2022, Ucrania se enfrentó a la urgente necesidad de una capacidad de ataque de precisión y bajo costo para contrarrestar la superioridad numérica rusa en blindados y artillería. Los canales tradicionales de adquisición militar eran demasiado lentos y costosos para satisfacer esta demanda inmediata. Fue en este momento crítico que los soldados y voluntarios civiles ucranianos, muchos de los cuales eran entusiastas de la FPV antes de la guerra, iniciaron un proceso de improvisación radical. Tomaron estructuras de drones de carreras FPV disponibles comercialmente y las modificaron para convertirlas en lo que, en realidad, son municiones de merodeo o misiles guiados. El proceso era a menudo rudimentario, e implicaba sujetar ojivas de granadas antitanque, como las de un RPG-7 o granadas antitanque RKG-3, al chasis del dron. Esta filosofía «hazlo tú mismo», nacida de la necesidad, sentó las bases de toda la estrategia de guerra con drones de Ucrania.

El origen civil de estos drones no fue una simple anécdota histórica; fue el catalizador indispensable de la respuesta asimétrica de Ucrania. La existencia de una sólida cadena de suministro global de componentes para aficionados permitió a los ingenieros y voluntarios ucranianos eludir los engorrosos procesos de adquisición de equipos militares tradicionales. Podían obtener piezas de proveedores comerciales y comenzar a ensamblar drones de combate casi de inmediato, a menudo en pequeños talleres descentralizados, laboratorios universitarios o incluso desde casa, con poco más que un soldador y un destornillador. Este modelo de «guerra participativa» permitió a Ucrania alcanzar una escala y una velocidad de producción que habrían sido imposibles a través de los canales convencionales de la industria de defensa, lo que le proporcionó una ventaja crucial en la carrera de innovación en drones contra el sistema ruso, más centralizado y controlado por el Estado.

La ecuación económica imbatible. La característica más disruptiva del dron FPV es su extraordinaria rentabilidad. Un dron de combate típico puede ensamblarse por entre 300 y 500 dólares, una fracción del coste del equipo militar convencional. Esto crea una ecuación económica profundamente asimétrica en el campo de batalla. Un solo dron de 500 dólares, pilotado por un operador experto, puede inutilizar o destruir un tanque de batalla principal multimillonario, un sistema de artillería autopropulsada o un sofisticado radar de defensa aérea.

Esta ventaja económica es fundamental en la estrategia bélica de Ucrania. Permite a las fuerzas ucranianas mantener un ritmo operativo elevado e infligir costes desproporcionados al ejército ruso, incluso ante la escasez de municiones convencionales como los proyectiles de artillería. Los drones se consideran activos prescindibles, similares a una granada o un proyectil de mortero, lo que permite su despliegue en grandes cantidades sin el importante riesgo financiero asociado a los sistemas de armas más avanzados. Esta dinámica ha permitido a Ucrania, una nación con una economía y un presupuesto de defensa más reducidos, mantenerse en la lucha y librar una rigurosa guerra de desgaste contra un adversario de mayor tamaño. El gran volumen que permite este modelo económico es revolucionario; se informa que Ucrania pierde hasta 10 000 drones al mes, una tasa insostenible con cualquier otro tipo de munición guiada de precisión, pero manejable con drones FPV económicos.

Especificaciones técnicas y capacidad de carga útil. Un dron FPV de combate básico consta de unos pocos componentes principales: una estructura de cuadricóptero sencilla (generalmente de fibra de carbono), cuatro o más motores eléctricos potentes, un controlador de vuelo, un receptor de radio, una cámara de video y un transmisor de video. El piloto utiliza una estación de control remoto para enviar comandos y usa gafas protectoras para recibir la señal de video en vivo.

A diferencia de los drones de fotografía comercial, como el DJI Mavic, que tienen una capacidad de carga limitada, los drones de carreras FPV están diseñados con una alta relación empuje-peso. Sus motores más potentes les permiten transportar una cantidad considerable de munición. Un dron kamikaze FPV típico tiene una carga útil de unos 2 kilogramos. Sin embargo, Ucrania y Rusia han desarrollado versiones más grandes y de mayor capacidad de carga, como el «Queen Hornet», que puede transportar más de 7 kilogramos de explosivos, o el hexacóptero «Baba Yaga», que puede transportar hasta 20 kilogramos.

La versatilidad de las cargas útiles es una característica clave de la guerra FPV. Las municiones más comunes son las ojivas de los cohetes RPG-7 o las granadas antitanque RKG-3 de la era soviética, que utilizan una carga hueca para penetrar el blindaje. Sin embargo, el arsenal se ha expandido drásticamente para incluir una amplia gama de municiones personalizadas e improvisadas:

  • Munición de fragmentación: diseñada para uso antipersonal, estas municiones están repletas de metralla para maximizar las bajas contra las tropas en campo abierto o en trincheras.
  • Ojivas termobáricas: estos explosivos de combustible y aire crean una onda expansiva devastadora y una bola de fuego de alta temperatura, ideales para destruir edificios, limpiar trincheras y atacar posiciones fortificadas.
  • Municiones incendiarias: Los llamados «drones Dragón» utilizan cargas útiles basadas en termita que gotean material fundido para iniciar incendios, capaces de quemar líneas de árboles utilizadas para ocultamiento en una sola misión.
  • Minas lanzadas desde el aire: algunos FPV están modificados no para ataques kamikaze, sino para lanzar con precisión minas antipersonal o antivehículo en ubicaciones estratégicas.
  • Municiones tipo Claymore: Los drones pueden transportar y detonar de forma remota minas antipersonal direccionales para cubrir un área amplia con metralla, actuando como un Claymore volador.

Esta modularidad permite a las unidades FPV adaptar sus ataques a objetivos específicos, transformando una estructura simple y de bajo costo en una plataforma universal para ofrecer una amplia gama de efectos tácticos.

Sección 2: Cómo los drones FPV redefinieron el combate terrestre

La introducción del dron FPV no solo ha añadido una nueva herramienta al arsenal, sino que ha reescrito fundamentalmente las reglas del combate terrestre. Su versatilidad, precisión y gran número le han permitido asumir funciones antes reservadas a activos especializados y de alto coste, creando un entorno de batalla definido por la vigilancia constante y la amenaza inminente desde arriba. Esto ha generado una realidad táctica donde la maniobra tradicional de armas combinadas se ha vuelto extremadamente difícil, obligando a un retorno a la guerra de desgaste librada por unidades pequeñas y dispersas.

El arma antitanque principal. Si bien los misiles guiados antitanque (ATGM) avanzados, como el Javelin, siguen siendo altamente efectivos, el dron FPV se ha convertido en el arma antitanque principal y más utilizada en la guerra, en gran parte debido a su costo y disponibilidad. Los operadores de FPV se han convertido en expertos cazadores de tanques, explotando las vulnerabilidades incluso de los tanques de batalla principales más modernos. Las tácticas a menudo implican apuntar a puntos débiles específicos, como la óptica, el anillo de la torreta, el compartimento del motor o las orugas.

Un solo ataque FPV, especialmente con una ojiva RPG estándar, no siempre resulta en una «muerte catastrófica» que destruya el tanque por completo. Sin embargo, a menudo es suficiente para lograr una «muerte por movilidad» al dañar las orugas o el motor, dejando al vehículo fuertemente blindado inmovilizado y vulnerable. Una vez que un tanque queda inutilizado, puede ser destruido sistemáticamente por ataques FPV posteriores o ser blanco de otros recursos como artillería o drones lanzagranadas que pueden lanzar municiones con precisión en escotillas abiertas. El análisis de secuencias de combate sugiere que destruir un tanque a veces puede requerir diez o más drones FPV, pero dado su bajo costo, sigue siendo una alternativa muy ventajosa. La tasa de efectividad varía considerablemente según la habilidad del operador, las defensas del objetivo y las condiciones de la guerra electrónica, con estimaciones de éxito de ataques contra vehículos blindados que van desde un mínimo del 5% hasta un máximo del 50% para unidades de élite. Independientemente del porcentaje exacto, el gran volumen de ataques ha convertido a los FPV en la principal causa de pérdidas de vehículos blindados para ambos bandos.

El azote de la infantería y el destructor de fortificaciones. El bajo coste y la abundancia de drones FPV implican su uso generalizado contra objetivos tradicionalmente considerados de bajo valor, incluyendo soldados individuales. Para la infantería en primera línea, esto ha creado un estado de peligro constante. Los soldados que se desplazan al descubierto, en vehículos ligeros como camiones o motocicletas, o que ocupan trincheras, son perseguidos sin descanso por los FPV armados con ojivas de fragmentación o termobáricas. El impacto psicológico del zumbido incesante y agudo de un FPV que se acerca ha sido profundo, creando una condición que algunos soldados denominan «dronofobia» y obligando a las tropas a permanecer ocultas bajo tierra durante largos periodos, lo que limita gravemente su eficacia operativa.

Los drones FPV también son muy eficaces para romper defensas estáticas. Su precisión les permite volar directamente hacia las troneras de los búnkeres, a través de las ventanas de los edificios o hacia las entradas de los refugios antes de detonar. Los drones equipados con cargas termobáricas pueden arrasar edificios y derrumbar sistemas de trincheras, mientras que las municiones tipo Claymore pueden detonarse por encima de una línea de trincheras para arrasar a los ocupantes con metralla. Esta capacidad ha vuelto mucho más vulnerables las fortificaciones de campaña tradicionales y ha sido un factor clave en los intensos asaltos de infantería en torno a ciudades como Avdiivka y Bajmut.

La Artillería del Cielo: Contrabatería e Interdicción Logística. Con un alcance operativo que ha aumentado constantemente desde los 5-15 kilómetros iniciales hasta un estándar de 20 kilómetros, e incluso mucho más, los FPV han asumido funciones tradicionalmente asignadas a la artillería y el poder aéreo. Una de las misiones más exigentes y de mayor impacto es el fuego de contrabatería. Esto implica que un operador de FPV pilote hábilmente su dron a lo largo de muchos kilómetros para localizar una pieza de artillería enemiga y luego realice la maniobra increíblemente precisa de volar directamente hacia el cañón del arma o mantenerse a centímetros de un componente crítico antes de detonar una carga hueca.

Igualmente importante es la campaña sistemática de interdicción aérea en el campo de batalla (BAI) dirigida a la logística enemiga. Ambos bandos utilizan ahora FPV para establecer control de fuego sobre líneas terrestres de comunicación (GLOC) críticas, convirtiendo esencialmente carreteras y rutas de suministro clave en zonas de aniquilación. Camiones de suministro, camiones cisterna de combustible y vehículos de evacuación médica son objetivos prioritarios. Esta amenaza constante dificulta el suministro de munición, alimentos y refuerzos a las unidades de primera línea, reduce la moral y puede aislar a las fuerzas defensoras, creando las condiciones para un asalto terrestre. Las fuerzas rusas, en particular, han utilizado eficazmente FPV, incluyendo modelos de mayor alcance, para controlar las principales carreteras del Donbás, obligando a la logística ucraniana a recurrir a rutas más lentas y menos directas.

Los cazadores-asesinos: El surgimiento del dron interceptor. Una evolución significativa en la guerra con drones ha sido el surgimiento del combate aire-aire a nivel táctico. Reconociendo la importancia de los drones de reconocimiento para dirigir la artillería y observar los movimientos de tropas, ambos bandos han desarrollado interceptores FPV dedicados a cazarlos y destruirlos. Ucrania, por ejemplo, ha desplegado el interceptor FPV «Shrike», un dron de bajo coste diseñado específicamente para derribar plataformas ISR rusas como el Orlan-10, el ZALA, el Supercam y el Forpost.

Estos interceptores son aeronaves de fuselaje reducido, construidas con un único propósito: la velocidad. Con velocidades máximas que, según se informa, alcanzan los 300-400 km/h, pueden alcanzar objetivos de ala fija, mucho más lentos, a altitudes de varios kilómetros. El mecanismo de desactivación suele ser un simple impacto cinético, una estrategia de «golpe mortal» en la que el interceptor embiste al objetivo. En algunos casos documentados, los drones ucranianos han empleado métodos aún más improvisados, como colocar una simple palanca para derribar la hélice de un dron ruso. Esta guerra entre drones ha creado un nuevo nivel de conflicto en los cielos del campo de batalla, donde cada bando lucha no solo para cegar al otro, sino también para proteger sus propios «ojos». En julio de 2024, esta capacidad alcanzó un nuevo hito cuando, según se informa, un dron FPV ucraniano destruyó un helicóptero ruso Mi-8, lo que marcó la primera vez que un helicóptero en combate fue derribado por un arma de este tipo.

Expansión del Dominio: Aplicaciones Navales y Estratégicas. Los principios tácticos de la guerra FPV se aplican ahora en otros dominios operativos con impacto estratégico. En el ámbito naval, Ucrania ha sido pionera en el uso de drones FPV lanzados desde buques de superficie no tripulados (USV) o lanchas no tripuladas. Esta táctica amplía drásticamente el alcance de los FPV, permitiéndoles funcionar como armas de ataque de precisión de corto alcance lanzadas desde una plataforma móvil marítima. Estos FPV lanzados desde USV se han empleado en audaces ataques contra activos rusos de alto valor en la Crimea ocupada, incluyendo estaciones de radar avanzadas y sistemas de defensa aérea, volando a baja altura sobre el agua para evadir la detección.

Quizás la demostración más dramática de la evolución del rol del FPV fue la «Operación Telaraña» en junio de 2025. En esta misión altamente coordinada, operativos ucranianos presuntamente introdujeron drones FPV en territorio ruso. Los drones fueron lanzados desde posiciones ocultas dentro de camiones civiles modificados para realizar ataques simultáneos contra múltiples bases aéreas estratégicas rusas, destruyendo o dañando valiosos bombarderos de largo alcance. Esta operación marcó una clara transición para el dron FPV: de un arma puramente táctica a un instrumento capaz de lograr efectos operativos e incluso estratégicos, poniendo en riesgo activos a cientos de kilómetros de las líneas del frente.

La ubicuidad táctica del dron FPV ha creado lo que los analistas denominan un «campo de batalla transparente», donde la vigilancia constante y la amenaza omnipresente de un ataque aéreo han roto radicalmente el modelo tradicional de guerra de armas combinadas. La capacidad de los drones ISR para detectar movimiento y la de los FPV para atacarlo casi instantáneamente hacen que la concentración de fuerzas para un intento de avance sea excepcionalmente peligrosa. Grandes formaciones de tanques e infantería, pilares de la guerra de maniobras del siglo XX, se convierten en objetivos concentrados y de alto valor. En consecuencia, ambos bandos se han visto prácticamente incapaces de llevar a cabo operaciones ofensivas a gran escala, que dependen de la concentración de fuerzas para lograr un resultado decisivo. En cambio, el combate se ha convertido en un brutal estancamiento por desgaste. Los combates se caracterizan ahora por acciones de unidades pequeñas, con la infantería infiltrándose en grupos de dos o tres, a menudo utilizando transportes rápidos pero no blindados, como motocicletas y vehículos todoterreno, para minimizar su tiempo de exposición antes de desaparecer en posiciones fortificadas. Por lo tanto, el principal efecto estratégico del inmenso éxito táctico del FPV no ha sido permitir la victoria, sino imponer una guerra posicional agotadora y con muchas bajas, donde la capacidad de mantener el terreno se ha vuelto más viable que la capacidad de tomarlo.

Sección 3: El duelo de la innovación entre Kiev y Moscú

La guerra en Ucrania se ha convertido en una carrera armamentística de alta velocidad, y en ningún otro ámbito esta dinámica es más evidente que en el de los drones FPV. Ucrania y Rusia han entrado en un ciclo incesante de innovación, adaptación y emulación, en el que cada bando desarrolla nuevas tecnologías y tácticas para obtener una ventaja temporal. Sin embargo, sus enfoques reflejan sus diferentes estructuras nacionales e industriales: el modelo ágil y descentralizado de Ucrania frente al impulso centralizado y estatal de Rusia hacia una mayor escala.

La ventaja asimétrica de Ucrania: agilidad y adaptación basada en datos. El programa de drones de Ucrania es un testimonio del poder de la innovación ascendente. Se caracteriza por una red descentralizada de cientos de pequeñas empresas tecnológicas, organizaciones de voluntarios, laboratorios universitarios e incluso ciudadanos que ensamblan drones en sus hogares. Este enfoque de «mil flores floreciendo», como algunos lo han llamado, permite una iteración del diseño extremadamente rápida y la adaptación a las condiciones cambiantes del campo de batalla, un marcado contraste con la naturaleza lenta y burocrática de las industrias de defensa tradicionales.

Este ecosistema ágil se apoya en plataformas nacionales como Brave1 , que actúan como un vínculo crucial entre las necesidades de primera línea y la capacidad industrial. Esta estructura crea un circuito de retroalimentación increíblemente estrecho y eficaz. Una unidad de primera línea identifica una nueva táctica o tecnología rusa; este requisito se comunica rápidamente a la red de desarrolladores; un fabricante desarrolla una posible contramedida; y la eficacia del sistema se valida inmediatamente mediante imágenes de combate e informes de operadores registrados en sistemas de conocimiento de la situación como Delta .

Este enfoque basado en datos permite una forma de meritocracia en el campo de batalla. Las tecnologías que demuestran su eficacia se identifican rápidamente y se puede priorizar la adquisición para escalar su producción. Esto evita la lenta burocracia tradicional, permitiendo que los recursos se dirijan a las soluciones más exitosas y garantizando que las soluciones de eficacia demostrada se reabastezcan con prontitud. Este ciclo autooptimizante, que fusiona I+D, pruebas, adquisición y doctrina táctica en un único proceso rápido, constituye una profunda lección para los ejércitos occidentales que luchan contra la esclerosis de adquisiciones.

Respuesta descendente de Rusia: Escala y sofisticación. Inicialmente sorprendida por la velocidad y la escala de la guerra improvisada con drones de Ucrania, Rusia ha movilizado sus importantes recursos estatales para contrarrestarla y superarla. Su enfoque es fundamentalmente descendente y centralizado, centrado en lograr una producción masiva abrumadora mediante la reorganización de fábricas civiles (como una fábrica de pan en Tambov) y el uso de todo el peso de su Ministerio de Defensa. Si bien quizás menos ágil que el modelo ucraniano, la capacidad industrial de Rusia le permite producir drones FPV a una escala abrumadora, superando, según se informa, la producción ucraniana en ocasiones y produciendo decenas de miles de drones al mes.

Además de la escala, Rusia se ha centrado en adaptaciones tecnológicas clave diseñadas específicamente para superar las defensas ucranianas:

  • Drones de fibra óptica: Esta ha sido la innovación más significativa de Rusia en el ámbito de las FPV. Para contrarrestar la amenaza generalizada de la guerra electrónica (EW) ucraniana, los ingenieros rusos adaptaron los drones FPV para que utilizaran un cable físico de fibra óptica, que se desenrolla del dron durante el vuelo, para el control y la transmisión de vídeo. Dado que estos drones no dependen de señales de radiofrecuencia (RF), son completamente inmunes a las interferencias y son indetectables por los radiogoniómetros de RF. Si bien el principio de las municiones guiadas por cable tiene décadas de antigüedad, su aplicación a los FPV económicos y ágiles creó un nuevo y difícil dilema en el campo de batalla para las fuerzas ucranianas, que inicialmente carecían de una contramedida escalable.
  • Drones «Durmientes»: Una innovación particularmente insidiosa son los FPV «durmientes». Estos drones están modificados con un módulo «Gibernator» (hibernador) que les permite colocarse en posición delantera y entrar en modo de espera de bajo consumo durante días o incluso semanas. Posteriormente, pueden activarse remotamente para lanzar un ataque sorpresa contra un objetivo que pase cerca. Suelen usar una fibra óptica para su control, lo que los hace pacientes e inmunes a la guerra electrónica.
  • Drones de Repetición: Para ampliar el alcance de sus FPV y adentrarse más en la retaguardia ucraniana, las fuerzas rusas utilizan UAVs de ala fija más grandes como repetidores de radio aéreos. Esta táctica puede aumentar el alcance efectivo de un FPV estándar de menos de 15 kilómetros a 50 kilómetros o más, lo que les permite interceptar las líneas de suministro ucranianas lejos del frente.

La doctrina rusa enfatiza la integración de estos FPV en una cadena de aniquilación sistemática. Una operación típica implica un dron ISR, como el Orlan-10, que identifica un objetivo. Las coordenadas se transmiten a una batería de artillería o a un equipo de drones FPV dedicado para el ataque. Un dron de seguimiento se utiliza a menudo para la evaluación de daños en combate (BDA), confirmando el aniquilamiento. Este enfoque metódico aprovecha las fortalezas de Rusia en activos convencionales e integra los FPV como un componente de ataque de precisión.

Sección 4: El mundo en constante evolución de la guerra antidrones

La proliferación de drones FPV ha desencadenado una evolución igualmente intensa y rápida en las contramedidas. Por cada nueva innovación en drones, surge una táctica o tecnología defensiva correspondiente, lo que crea una lucha dinámica y compleja por la supervivencia en el campo de batalla. Esta contienda se libra a través del espectro electrónico, con armas cinéticas, a través de barreras físicas y apuntando al componente más crítico de todos: el operador humano. Esto ha resultado en una «paradoja tecnológica», donde las amenazas más avanzadas obligan a depender tanto de defensas primitivas como del desarrollo de sistemas robóticos de nueva generación.

El campo de batalla electrónico: interferencias y suplantación de identidad. La primera y más extendida línea de defensa contra los drones FPV es la guerra electrónica (EW). El objetivo principal de la EW es interrumpir los enlaces vitales del dron: la señal de control de radiofrecuencia (RF) del operador y la señal del Sistema de Posicionamiento Global (GPS) utilizada para la navegación. Ambos bandos han desplegado una amplia gama de sistemas de EW, desde inhibidores de trinchera portátiles y portátiles hasta potentes sistemas montados en vehículos que crean una cúpula protectora de señales de interferencia alrededor de una posición o convoy.

Cuando tiene éxito, la interferencia puede provocar que un dron pierda el control y se estrelle, o una técnica llamada «spoofing» puede proporcionarle coordenadas GPS falsas, provocando que se desvíe de su rumbo o regrese a su punto de despegue. En ocasiones, la guerra electrónica ha sido muy eficaz; algunos informes sugieren que más del 50 % de los drones FPV son derribados por interferencias, incluso por fuego amigo. Sin embargo, la eficacia de la guerra electrónica se cuestiona constantemente. Los fabricantes de drones contrarrestan las interferencias utilizando un rango más amplio de frecuencias, implementando algoritmos de salto de frecuencia que cambian rápidamente de canal o empleando protocolos de comunicación más resistentes. La medida más significativa para contrarrestar la guerra electrónica ha sido el desarrollo de drones que abandonan por completo el espectro de radiofrecuencia, en particular los drones de fibra óptica utilizados por ambos bandos, que son completamente inmunes a las interferencias de radiofrecuencia.

Defensas cinéticas y físicas. Cuando las contramedidas electrónicas fallan, las fuerzas deben recurrir a medios físicos y cinéticos para detener un dron que se aproxima. Esto ha dado lugar a una estética del campo de batalla que es a la vez futurista y arcaica.

  • Barreras Físicas: Las defensas más visibles son las barreras físicas diseñadas para detonar o enredar prematuramente un dron. Estas incluyen las ahora omnipresentes «jaulas de protección», blindaje de láminas metálicas rudimentarias soldadas a tanques y otros vehículos blindados, así como extensas redes antidrones tendidas sobre trincheras, posiciones de combate e incluso carreteras enteras. Estas redes pueden ir desde redes de pesca reutilizadas hasta mallas de acero industriales. Si bien estas medidas pueden ser efectivas, presentan limitaciones significativas. Un piloto experto de FPV a menudo puede encontrar un pequeño hueco por el que volar, y un solo impacto de dron puede abrir un agujero en una red, creando una abertura para ataques posteriores.
  • Soluciones cinéticas: La defensa cinética más básica es el fuego de armas pequeñas. Se ha vuelto común que los soldados de ambos bandos porten escopetas para atacar drones que vuelan a baja altura, ya que la dispersión de los perdigones ofrece una mayor probabilidad de impactar en un objetivo pequeño y rápido que un fusil. También se están desarrollando e implementando rápidamente soluciones cinéticas más avanzadas. Estas incluyen cañones antiaéreos montados en camiones, como el ZU-23-2 de la era soviética, que puede crear una barrera de fuego contra los drones que se aproximan. Ucrania también ha sido pionera en sistemas robóticos innovadores para proteger a los operadores del fuego de respuesta. Algunos ejemplos incluyen el «Kvertus AD Berserk», un vehículo terrestre no tripulado (UGV) equipado con un sistema de guerra electrónica, y otro UGV desarrollado por la 28.ª Brigada Mecanizada que monta un sistema de defensa aérea portátil (MANPADS) 9K38 Igla, que permite al operador disparar un misil termoguiado desde la seguridad de un búnker. Sin embargo, el contraataque cinético definitivo es el propio dron interceptor, que utiliza otro FPV para cazar y destruir al atacante.

El Operador como Objetivo. A medida que los drones y sus cargas útiles se vuelven más resistentes a las contramedidas, se ha producido un cambio táctico crucial: ambas partes reconocen cada vez más que la parte más vulnerable y valiosa del sistema es el piloto humano experto. Matar a un operador de drones experimentado puede tener más impacto que derribar un solo dron, ya que elimina una capacidad de combate crítica del enemigo. Esto ha llevado a un esfuerzo concertado para localizar y apuntar a las posiciones de los operadores de drones, que suelen estar situadas en búnkeres o sótanos a varios kilómetros de la línea del frente. El indicio del escondite de un operador suele ser la antena necesaria para comunicarse con el dron. Este enfoque ha provocado un fuerte aumento de las bajas entre los pilotos de drones, que ahora se consideran objetivos de alto valor para la artillería, las bombas planeadoras y otros drones. En un desarrollo más siniestro, las autoridades rusas informaron de un complot en febrero de 2025 en el que se enviaron gafas FPV cargadas de explosivos a soldados rusos, diseñadas para detonar al activarse, cegando o matando a los pilotos.

Detección: El Desafío Invisible. Antes de implementar cualquier contramedida, es necesario detectar un dron que se aproxima. Este es un desafío formidable, dado el pequeño tamaño, la alta velocidad y el perfil de vuelo a baja altitud del FPV. En el caso de los drones que emiten radiofrecuencia, la detección se puede lograr con analizadores de espectro que captan sus señales de control o video. También se pueden utilizar redes de sensores acústicos para escuchar el zumbido característico de sus rotores.

Sin embargo, la proliferación de drones de fibra óptica inmunes a la guerra electrónica, que no emiten señales de radio, ha dejado obsoletos estos métodos. Esto ha creado una necesidad urgente de nuevas tecnologías de sensores. La solución más prometedora es el despliegue de pequeños sistemas de radar móviles capaces de detectar objetivos que vuelan a baja altura y no emiten señales. Unidades ucranianas como la Brigada de Aves Magiares afirman estar desarrollando redes de estos radares de corto alcance, colocándolos cada pocos kilómetros para crear un campo de detección superpuesto cerca de las líneas del frente. Esto les permite detectar drones de fibra óptica entrantes y lanzar sus propios interceptores. La lucha contra los drones se está convirtiendo, por lo tanto, en una batalla de sensores tanto como de inhibidores e interceptores.

Todo el panorama de contramedidas ilustra una paradoja fascinante. La aparición de amenazas altamente sofisticadas, como los drones guiados por IA o de fibra óptica, ha obligado a un retorno parcial a las defensas más rudimentarias imaginables, como las redes de pesca y las escopetas. Al mismo tiempo, las limitaciones inherentes de estos métodos sencillos contra un posible enjambre de estos drones están impulsando el desarrollo de la próxima generación de contramedidas, incluyendo torretas robóticas autónomas y redes de radar móviles. Esto crea un campo de batalla extraño y desafiante donde un arma del siglo XXI se enfrenta simultáneamente al acero del siglo XX y a conceptos para la robótica del siglo XXII, lo que aumenta la complejidad defensiva a un nivel sin precedentes.

Sección 5: ¿Es el dron FPV una revolución militar?

La revolución táctica y tecnológica causada por el dron FPV repercute a nivel estratégico, impulsando un debate fundamental sobre su lugar en la historia militar. ¿Ha revolucionado esta arma improvisada la guerra o se trata simplemente de una evolución significativa? Para responder a esta pregunta es necesario examinar su impacto en la naturaleza del combate, la economía de la guerra y la experiencia humana del conflicto. La evidencia sugiere que, si bien los drones FPV por sí solos no pueden ganar guerras, han alterado tan profundamente la forma en que se libran que representan un avance profundamente transformador, si no totalmente revolucionario.

El motor de desgaste y la muerte de la maniobra. El impacto estratégico más significativo del dron FPV, en conjunto con otros recursos ISR, ha sido la creación de un espacio de batalla hiperletal y transparente que ha aniquilado eficazmente la guerra de maniobras a gran escala. La constante amenaza de detección y ataque de precisión desde arriba hace que la concentración de fuerzas, la base misma de un avance de armas combinadas, sea prohibitivamente costosa y arriesgada. Como resultado, tanto los ejércitos ruso como ucraniano se han visto privados de su movilidad táctica y operativa, obligando al combate a degenerar en una guerra de desgaste posicional y agotadora que recuerda a la Primera Guerra Mundial, pero con tecnología del siglo XXI.

En este entorno, el dron FPV actúa como el principal motor de desgaste. Es el arma que impone el estancamiento, proporcionando la «fuerza de frenado» para detener los avances enemigos e infligiendo un número constante y sostenido de bajas en personal y equipo. En lugar de propiciar una victoria decisiva, el dron se ha convertido en la garantía del agotamiento mutuo, desplazando a las fuerzas hacia la clandestinidad y convirtiendo la captura de territorio en un proceso lento, metódico y sangriento.

El cálculo económico de la guerra . Estratégicamente, el dron FPV ha alterado el cálculo económico tradicional de la guerra moderna. La capacidad de intercambiar sistemáticamente un arma de unos pocos cientos de dólares por un activo enemigo valorado en millones, ya sea un tanque, un sistema de artillería, un radar o un sistema de guerra electrónica, constituye una poderosa ventaja asimétrica. Para una nación como Ucrania, con una economía más pequeña y una dependencia limitada de la ayuda de sus socios, esta capacidad ha sido un salvavidas estratégico. Ha permitido a sus fuerzas armadas infligir pérdidas insostenibles al ejército ruso, desequilibrando el poder en una guerra de desgaste.

Esta disrupción económica tiene implicaciones globales. Demuestra que los ejércitos más pequeños y con menos fondos pueden aprovechar tecnologías comerciales de bajo costo para desafiar a las potencias militares más grandes y consolidadas. Es probable que esto desencadene un cambio global en las prioridades de adquisición militar, con las naciones reevaluando el equilibrio entre plataformas costosas y de alta gama y una masa barata y atractiva.

¿Evolución, no revolución? Un debate con matices. El debate sobre la importancia a largo plazo del dron FPV gira en torno a la definición de «revolución militar».

  • El argumento de la «Revolución»: Sus defensores argumentan que el dron FPV es el nuevo «rey del combate», una tecnología que ha democratizado el poder aéreo y transformado permanentemente la doctrina militar. Señalan su ubicuidad y su responsabilidad por la mayoría de las bajas como evidencia de un cambio fundamental en la naturaleza de la guerra, una auténtica revolución militar.
  • El argumento de la «evolución»: Los escépticos, si bien reconocen el impacto transformador de los drones, argumentan que se trata de un desarrollo evolutivo, más que revolucionario. Su argumento principal es que los drones son tácticamente efectivos, pero estratégicamente indecisos. Los drones FPV no pueden, por sí solos, tomar, mantener o despejar territorio, requisitos fundamentales para la victoria en la guerra terrestre. Se entienden mejor como una extensión y mejora de las capacidades existentes, en particular de las fuerzas terrestres y la artillería, más que como un sustituto. Argumentan que un gran número de drones pequeños aún no puede igualar el enorme volumen destructivo de un bombardeo de artillería sostenido.

Este informe concluye que la verdad se encuentra entre estos dos polos. El dron FPV representa una evolución profundamente transformadora. Si bien no cumple los criterios clásicos de un arma revolucionaria capaz de lograr por sí sola una victoria estratégica, ha transformado de tal manera el entorno táctico y las condiciones en las que deben operar las armas tradicionales que su impacto resulta revolucionario. No ha reemplazado a la artillería ni a la infantería, pero las ha obligado a operar en una realidad completamente nueva y más peligrosa.

El dron FPV ha actuado como un gran factor de equilibrio estratégico en este conflicto. Rusia comenzó la guerra con una enorme superioridad convencional en blindados, artillería y personal. Según la lógica militar tradicional, esta ventaja debería haber permitido avances rápidos y decisivos. Sin embargo, el despliegue rápido y escalable de drones FPV económicos por parte de Ucrania contrarrestó directamente esta ventaja. Al reducir sistemáticamente los activos rusos de alto valor a un precio favorable, los FPV anularon la capacidad de Rusia de concentrar sus fuerzas para maniobrar, obligándola a recurrir a los asaltos de unidades pequeñas que han caracterizado la guerra. Si bien Rusia se ha adaptado, el ágil ciclo de innovación de Ucrania ha impedido que su adversario recupere una ventaja decisiva. Por lo tanto, la contribución estratégica definitiva del dron FPV para Ucrania no ha sido ganar la guerra directamente, sino evitar que Rusia ganara con su poderío convencional. Es el gran ecualizador que ha convertido el conflicto en una guerra de desgaste donde el ingenio ucraniano puede competir eficazmente con la masa rusa.

La dimensión humana: Dronefobia y el guerrero remoto. La guerra de drones ha tenido un profundo y multifacético impacto humano. Para los soldados afectados, la presencia constante de drones ha inducido un estado de estrés psicológico y ansiedad conocido como «dronofobia». El zumbido constante de un enemigo invisible que puede atacar con precisión en cualquier momento tiene un alto costo, obligando a los soldados a una existencia subterránea y fomentando una sensación de impotencia.

Simultáneamente, ha creado una nueva clase de guerrero: el piloto FPV. Estos suelen ser individuos muy jóvenes, expertos en tecnología, antiguos estudiantes de medicina, profesionales de la informática o aficionados civiles, que se han convertido en algunos de los combatientes más letales de la guerra, todo ello operando desde la relativa seguridad de un búnker a kilómetros de la violencia física. La historia de «Darwin», un antiguo estudiante de medicina de 20 años convertido en piloto estrella de la 92.ª Brigada de Asalto de Ucrania, o la de Kateryna «Meow» Troian, una célebre piloto con más de mil misiones de combate antes de su muerte, ejemplifica esta nueva realidad. Su entrenamiento suele comenzar en escuelas de drones dirigidas por civiles, practicando en simuladores y pilotando drones en pistas de obstáculos antes de pasar al combate real. Sin embargo, su seguridad no está garantizada; al ser objetivos de alto valor, su tasa de bajas aumenta a medida que el enemigo se vuelve más hábil en cazarlos.

La dimensión moral: Guerra remota y rendición de cuentas. Esta nueva forma de guerra remota plantea complejas cuestiones éticas. La distancia física y psicológica entre el piloto FPV y su objetivo puede generar una sensación de distanciamiento del acto de matar, un fenómeno que los especialistas en ética militar siguen estudiando.

Por otro lado, la misma tecnología proporciona una herramienta sin precedentes para la rendición de cuentas. Las transmisiones de video de los drones que se utilizan para confirmar las muertes también sirven como evidencia irrefutable de los sucesos en el campo de batalla. Los drones ucranianos han capturado imágenes de posibles crímenes de guerra, incluyendo la ejecución de prisioneros de guerra desarmados y ataques contra civiles. Esta documentación puede utilizarse en futuros procesos judiciales, lo que aumenta la probabilidad de que los responsables de atrocidades rindan cuentas algún día. El dron, por lo tanto, es una herramienta de doble uso en el panorama moral de la guerra: un instrumento que puede tanto facilitar la violencia a distancia como registrarla de forma inmutable.

Conclusión para los ejércitos occidentales

La guerra ruso-ucraniana ha servido como un laboratorio brutal y de alta intensidad para el futuro de la guerra, y el dron FPV ha sido su experimento más transformador. Este informe ha demostrado cómo una tecnología simple, de origen comercial, se ha adaptado a un arma omnipresente que ha alterado profundamente el panorama táctico, operativo y estratégico. Ha creado un campo de batalla transparente e hiperletal que prioriza el desgaste sobre la maniobra, ha alterado el cálculo económico tradicional de la guerra y ha impulsado un ciclo sin precedentes de innovación y contramedidas. El dron FPV ha demostrado ser un gran ecualizador, permitiendo a un ejército más pequeño infligir costos desproporcionados a un adversario más grande e imponer un punto muerto que de otro modo habría sido inalcanzable.

Mientras la guerra continúa y se siguen aprendiendo lecciones, la trayectoria de la guerra con drones en Ucrania plantea imperativos claros y urgentes para los ejércitos occidentales. Ignorar estas tendencias supone correr el riesgo de no estar preparados para la naturaleza de futuros conflictos. Con base en el análisis presentado, las siguientes recomendaciones son cruciales para la OTAN y sus fuerzas aliadas:

  1. Adoptar la producción masiva y descentralizada atractiva: Las adquisiciones militares occidentales se centran abrumadoramente en plataformas exquisitas, de alto costo y tecnológicamente complejas. El modelo FPV demuestra el inmenso valor estratégico de los sistemas económicos, prescindibles y numerosos. La cantidad tiene una cualidad propia.
  2. Desarrollar capacidades anti-UAS integradas y multicapa: No existe una solución milagrosa para la amenaza de los drones. La experiencia ucraniana demuestra que una defensa eficaz requiere un enfoque integrado y multicapa.
  3. Reformar radicalmente los procesos de adquisición e innovación: El ciclo tradicional de adquisiciones de defensa, de varios años de duración, se ha vuelto peligrosamente obsoleto en una era donde la tecnología del campo de batalla evoluciona en meses o incluso semanas. El éxito de Ucrania es resultado directo de su capacidad para innovar y adquirir al ritmo de la guerra.
  4. Priorizar el factor humano en un entorno saturado de drones: El futuro campo de batalla estará saturado de drones, y todo soldado debe estar preparado para operar en él. Además, el «guerrero remoto» es una especialización militar nueva y crucial.
  5. Prepárense para el próximo salto: IA, autonomía y enjambres: Los drones FPV en Ucrania aún son en gran parte pilotados por humanos. El próximo salto tecnológico será la integración de inteligencia artificial avanzada, que permitirá una verdadera autonomía y la coordinación de enjambres de drones.

INNA VARENYTSIA

(Mañana publicaremos qué se está haciendo con drones para las Fuerzas Armadas, que es NADA desde hace varios años. Pero -esto es Argentina- dos empresas exploran algunas ideas interesantes. Se lo contamos)

Amazonia: en 2024 se perdieron 4.5 millones de hectáreas. En el resto del mundo también arden los bosques

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Los datos son abrumadores. En lo que va del año, los países de la Unión Europea perdieron un millón de hectáreas, equivalente a la mitad de Gales, a causa de los incendios, el peor año desde 2006 cuando comenzaron los registros.

¿Pero qué hay del Amazonas? Las noticias son más escasas, pero los datos son igual de catastróficos. Según el último informe  del  Monitoring of the Andes Program (MAAP), en 2024 se perdieron 4.5 millones de hectáreas (o sea poco más de dos Gales enteros) entre los 9 países que contienen al Amazonas. Brasil se lleva el podio por lejos: casi 1 millones de hectáreas de pérdida debido a deforestación primaria y casi 2 millones de pérdida de bosque debido a incendios.

El dato

El MAAP, creado por la organización Amazon Conservation en 2015, se convirtió en una de las herramientas más sofisticadas para vigilar la deforestación en la cuenca amazónica. A través de imágenes satelitales de alta resolución, drones, radares y algoritmos de detección temprana, el programa monitorea en tiempo casi real el 100% del bioma amazónico que abarca nueve países. Sus reportes identifican con precisión los focos de pérdida de bosque y las causas detrás de ellos: minería ilegal, expansión agrícola, incendios provocados o infraestructura.

Lo distintivo de MAAP es que no se limita a producir mapas técnicos: sus informes se entregan a gobiernos, comunidades indígenas, periodistas y sociedad civil, funcionando tanto como inteligencia operativa para autoridades como herramienta de presión pública. En Perú, por ejemplo, la información de MAAP permitió coordinar acciones contra la minería ilegal, reduciendo de manera significativa la deforestación en la zona de Madre de Dios.

En un contexto donde la Amazonía enfrenta un punto de no retorno (el riesgo de transformarse en una sabana seca por la combinación de tala e impactos climáticos), MAAP demuestra cómo la tecnología puede acortar la distancia entre el dato científico y la decisión política. Su aporte es doble: generar evidencia inmediata y hacerla accesible para que distintos actores puedan reaccionar antes de que el daño sea irreversible.

Federico Merke

Drones tipo FPV han alargado por dos años la guerra en Ucrania. Análisis de AgendAR

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¿Qué necesitás si estás en un tanque, en jeep artillado o de a pie y te ataca un enjambre de drones FPV? Son esos cuadricópteros teledirigidos por un operador remoto y cargados con explosivos. Hace 25 años, sólo los usaban los cineastas con plata para tomas aéreas.

Hoy sos un soldado en las llanuras de Ucrania y no tenés adónde esconderte de los drones FPV. Por su origen cinematográfico, tienen lentes perfectas, con un zoom de mucha definición, más cantidades asombrosas de procesamiento de imagen y transmisión a distancia. Un FPV observa, a veces otro retransmite, el operador a 40 o 50 km. de distancia «adquiere» tu imagen, la estudia, mide la distancia… Y entonces pica hacia vos a entre 130 y 340 km/h, a veces pegado al suelo, otras zigzagueando.

Para rezar no hay tiempo, para escapar, tampoco. ¿Necesitás una defensa cinética? ¿Baratita?

Puede ser una escopeta a repetición, como las que usa la policía, pero la verdad es que no te da chances de nada. Podés acertarle una perdigonada a un pato que se te escapa por lateral, si disparás delante de él, con ese tiro de intercepción (de deflexión, en la jerga) que se adquiere en años con la práctica de caza. Siempre delante: el animal debe atravesar la perdigonada, no la inversa.

Pero un dron FPV es más veloz que un pato, se te viene de frente, hay que darle de lleno y además lo más lejos posible; trae una carga explosiva de 1 o 2 kilos de semtex o de C4. Si explota a 30 metros de vos, buen viaje.

Los drones de tipo kamikaze, teleguiados por radiofrecuencia o autoguiados por TV, de considerable masa y con ala fija, se usaron bastante desde mediados de la Segunda Guerra Mundial. Las bombas voladoras V-1 alemanas eran drones, pero no cambiaron el desarrollo de la guerra, tampoco el modo de hacerla o el resultado previsible.

Los FPV, sin embargo, acaban de cambiar todo, y recién empiezan. Según la tecnología y lógica bélicas anteriores a 2022, Ucrania ya debería estar derrotada, o al menos ocupada por Rusia desde el río Dnieper hacia el Este. Pero los drones pusieron patas para arriba el desarrollo de esta guerra, sus doctrinas tácticas y estratégicas, y el resultado al día de hoy.

Con o sin drones, la derrota de Ucrania pareció sellada desde el vamos. Pero desde que éste, el más viejo de los países eslavos se vio obligado a reinventar y robotizar la guerra, también desde el vamos, viene ganando sólo a fuerza de no perderla del todo. Y continúa.

Detrás de la enorme orquesta de drones desarrollados por Ucrania están sus universidades, sus colegios técnicos, centenares de talleres barriales, decenas de miles de nerds y hackers zaparrastrosos y… en fin, la OTAN tirando dólares, chips y software en camionadas, cómo negarlo. Los más disruptores han sido los FPV. Ahora ya no se telecomandan dentro de la línea directa de visión. Pueden estar lejos, y ocultos por árboles o por debajo de la línea del horizonte. Desde 2023, se pilotan mayormente con un casco de visión en primera persona (First Person View). Sí, como los que usan nuestros gamers con plata.

Y estos pibes liquidan un tanque ruso T-90 de U$ 5 millones con un tetracóptero de U$ 500, y eso antes de desayunar. Navegan con drones de cuatro o seis hélices de eje vertical, que nacieron en la industria del cine. El precio del dron es 10.000 veces menor que el de su blanco, plataforma de vuelo y carga útil incluídas.

Ucrania hizo del dron FPV el arma de mayor letalidad de la historia para soldados y vehículos. Lo que Kiev tiene en innovación técnica y doctrinaria, Moscú lo viene compensando con producción en masa. Y a eso acaba de sumar un cambio fenomenal en el proceso de adquisición.

A fuerza de innovación y sencillez, Ucrania obligó a Rusia a luchar con armas cada vez más simples y baratas. No como alemanes: como rusos.

Era hora.

Esa concepción de tiempos soviéticos se ve en el arma antiblindado más barata de la historia, el cóctel Molotov. Nació en la Guerra Civil Española. En su versión más actualizada, es una botella de vidrio llena de nafta mezclada con ácido nítrico y espesada con cola de carpíntero, para adherirse al blanco como napalm. Se tira, se rompe y se autoenciende al romperse, por estar envuelta dentro de una bolsa de nylon espolvoreada con perclorato de potasio. El perclorato y el sulfúrico hacen ignición instantánea al mezclarse.

La receta original española era más simple, riesgosa y urgente: una mecha de tela embebida de nafta como tapón, y la botella se tiraba pre-encendida. Y que te ayude Dios si los del tanque se enojan.

Eso varió rápidamente. En 1939, cuando la Guerra de Invierno entre Finlandia y la URSS, el sistema de ignición consistía en un «fósforo de tormenta», del tamaño de un cirio de misa y a prueba de viento y agua. Se lo ataba bien a la botella y se lo encendía antes de lanzarla. El nombre Molotov parece haber sido una cargada de los finlandeses.

El canciller del Pepe Stalin, Svyatislav Molotov, el género de quía que hasta La Nación llamaría «polémico», explicó por la radio el bombardeo aeronáutico de Finlandia como entrega de canastas de ayuda alimentaria. Otra que la cajita feliz de Ronald McDonald.

Al toque, los finlandeses empezaron a llamar «canastas Molotov» a las bombas soviéticas. De ahí la joda pasó a las botellas incendiarias que empezaron a surtirle a los tanques T-26: los bautizaron «cócteles Molotov», y el Ejército Rojo fue el elegante convidado. Ojo con los finlandeses cuando se ponen ingeniosos.

Toda fuerza inferior utilizó botellas parecidas contra fuerzas superiores, incluso el US Marine Corps en Fallujah. A falta de mejor cosa, esas botellas fueron el arma de los krasnoarmiich y los ryadovoy, los partisanos soviéticos que operaban tras la retaguardia de los invasores nazis cuando la Operación Barbarroja.

En aquel momento, aquellos guerrilleros atraparon totalmente la atención favorable de la prensa occidental y aliadófila. ¡Por fin rusos buenos! Era estadísticamente imposible que no existieran.

Usada por unos para rostizar a los otros y viceversa, ese arma tan económica y ecuménica sigue llamándose cóctel Molotov en todo el mundo. Bien podría haberse llamado cóctel Stepán Bandera. Las milicias nacionalistas organizadas por Bandera las usaron mucho contra barrios judíos y polacos de Lviv, antes, durante y después de la ocupación nazi de Ucrania. A esa carnicería y peores se unieron con dos regimientos, el «Ruiseñor» y el «Roldán». En la historia, quedó sin embargo el cóctel Molotov, porque cuando sucedía esto, Bandera tenía muy mala prensa en Occidente, y don Molotov era mejor visto.

Pero vamos a lo técnico: el dron FPV mide más alto que cualquier botella en eficacia vs. costo.

El riesgo de atacar un tanque de 55 toneladas con una botella es disparatado, mientras que las chances de que el mal día lo vayan a tener los tripulantes es muy bajo. En cambio el operador del dron FPV puede estar muy lejos, encerrado en el sótano de una finca en ruinas, y sus resultados son predecibles: hoy son la mayor causa de muerte de soldados en el frente, y también decenas de kilómetros a retaguardia.

La retaguardia enemiga es transparente, porque los FPV son casi invisibles para la vista y el radar, pero observan y atacan todo lo que se mueve o que se esconde, y que no parece propio. Y así como la retaguardia se volvió transparente, también es intransitable: las posiciones adelantadas son imposibles de reabastecer con camiones, jeeps o motocicletas. Los caminos que llevan hasta ellas están jalonados de chatarra de centenares de móviles detonados por drones.

La única logística posible para los tres gatos locos en primera línea son los drones FPV, cuya capacidad de carga rara vez excede los 2 kilos. Un litro de agua pesa un kilo. Un peine de 30 balas 7,62 x 39 mm. pesa otro kilo. Lo único más insalubre que estar en la primera línea es tratar de llegar hasta ella.

La mayor parte de la soldadesca, por ende, muere en la retaguardia tratando de conectar con la presunta vanguardia y bajo un chaparrón de drones. Válido incluso para heridos evacuados hacia los hospitales de sangre en camilla. La camilla va montada sobre cuatriciclos que disparan zigzagueando entre cascajos quemados. Son autopilotados, obviamente. Y es que ya no sobran choferes.

Y olvÍdate, cariño, de reunir a retaguardia una fuerza numerosa de choque de soldados y vehículos capaz de cargar gritando «Urraaa» a través de la tierra de nadie. Los cultos y versados dicen «línea de contacto», aunque no se ve un alma y el contacto visual entre soldados, tanto enemigos como propios, brilla por su ausencia.

Pero que hay una línea, aunque invisible y más bien cartográfica, la hay.

Éste vacío jalonado de ruinas y chatarras es el paisaje emergente de una guerra robotizada, en la que si te juntás con uno o dos de los tuyos, fuiste.

No por nada el frente sigue estático desde principios de 2024, al estilo del Frente Occidental entre 1915 y 1918. Pero a diferencia de aquella vez, el triunfador final de esta matanza por goteo probablemente gane el título por cuestiones demográficas. Sólo puede ser el país con más jóvenes, y tolerancia para perderlos.

No es Ucrania.

TODO ESTO YA SUCEDIÓ HACE AYER, PERO HOY ES PEOR.

En 1914, la ametralladora pesada Vickers alimentada por cinta, fabricada bajo licencia por TODOS los bandos en contienda, puso un precio imposible de sostener a las cargas de infantería.

Tras cuatro años de cargar sin esperanza contra ametralladoras enemigas, sólo porque atrás venían suboficiales y oficiales que te pegaban un tiro si no lo hacías, llegaron las rebeliones. Hubo un pico inicial de fusilamientos desde que la guerra se estancó en trincheras opuestas e inmóviles, descartando durante casi 4 años la lucha móvil y de maniobra. TODOS los ejércitos adoptaron trámites abreviados sin derecho a defensa, o deliberadamente limitado.

Desde 1917 los soldados empezaron a retobarse en todos los frentes y en todos los ejércitos. Estos episodios culminaron casi todas en fusilamientos de soldados, particularmente en Francia.

Allí los ejecutados sistemáticamente por sus propios generales «para dar ejemplo» tienen monumentos reivindicatorios pero sin nombres: 429 en Souain-Perthes les Hurlus, víctimas del general Fernand de Langle de Cary. La pequeña lápida dice «Muertos por Francia». Como quien se olvida un detalle, añade 14 nombres.

El último es de un soldado bretón de 29 años, Francois Laurent. A la hora de su minuto ante la corte marcial, no pudo defenderse: no hablaba ni entendía el francés. Por ende, no pudo explicar que en una carga contra la trinchera enemiga se hubiera ligado en la mano derecha la bala de una ametralladora propia que hacía fuego de supresión.

A Laurent lo fusilaron el 19 de Octubre de 1914 por haberse herido para no pelear. Se fue en compañía de otros 13 como él, acusados de cobardía, y 6 cabos para que el mensaje fuera escuchado por los sargentos. Habían sido elegidos al azar: la orden era fusilar unos cuantos. Resignados, los milicos sortearon sus destinos sacando papelitos plegados en un casco.

Al general Langle de Cary todavía le sobraba patriotismo. El 10 de Marzo de 1915 y en la misma localidad, la Compañía 212 de la División 336 de Infantería se negó a una carga a la bayoneta contra los nidos de ametralladora alemanes. Imparcial, el generalato volvió a sortear al azar a qué compatriotas matar en la misma localidad.

Bastien Lachaud, diputado ante la Asamblea, declaró que en 2017 llegó a haber entre 40 y 60.000 amotinados en el Frente Occidental, pero en 2015 Langle de Cary se conformó con sólo unos 30. Habrá decidido que era más saludable para él matar a «les boches» que a propios.

Por lo demás, en 1916 el Raymond Poincaré reformó de apuro el código de justicia militar y se atribuyó la potestad de indultar las penas capitales. Conmutó el 90% de los casos.

Traigo esto a colación para subrayar la novedad absoluta de la Primera Guerra en todos sus muchos frentes: el salir de la trinchera a toque de silbato y cargar cien o doscientos metros de alambradas a la carrera, pisoteando cadáveres putrefactos de varias añadas, contra las Maxim de diversas naciones era un viaje de ida. Los presuntos «amotinados» en general eran los tipos que desobedececían el silbato, nada más. De motines, nada. Pero era el paso siguiente.

En Noviembre de 2014, el ministro Ader Kadif, diputado por las Fuerzas Armadas francesas, inauguró un espacio en el Museo de Les Invalides, París, dedicado a 639 soldados fusilados para dar ejemplo.

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La única insurrección de trincheras que triunfó fue la de los soldados rusos. Tras tres años de derrotas continuas, ateridos de frío u hambre porque entre fabricantes y oficiales logísticos revendían las botas, los capotes, las frazadas, las raciones e incluso la munición, a los mujiks les cayó por fin la ficha de que tenían alguna posibilidad de volver a casa si daban cuenta de los oficiales del zar antes que de los soldados austrohúngaros.

El asunto es que la Vickers, con sus 450 tiros por segundo y sus vastos arcos de fuego cruzado, fue la mayor causa técnica de 4 años de guerra de trincheras, estática, horrorosa y sin maniobras. El día empezaba con carga suicida al amanecer, dejar miles de muertos en esos 100 metros de infierno, tomar a veces la otra trinchera y no dejar vivo ni al loro, y perderla en el amanecer siguiente.

Por elevación, la Vickers fue también la causa de la Revolución Rusa, y de yapa de las tres olas de gripe H1N1 pandémica entre 1917 y 1921. Saltando de soldado en soldado, la gripe se agigantó en la mugre, el hacinamiento y la inmunodepresión de las trincheras, y mató a mucha más soldadesca que las cargas, a través de las alambradas.

Sumando muertes en todos los frentes y en la posguerra, aquella gripe mató a más civiles y militares que la suma de todas las escaramuzas, acometidas, retrocesos bajo fuego y batallas que duraban meses. Nadie contó los muertos en el mundo, pero se supone que en esos 4 años murió de gripe al menos el 5% de la población humana. Según los informes del Raj Británico en la India, unos 7 millones sólo en aquella colonia.

No fue el único cambio civilizacional causado por un desarrollo tecnológico. La Vickers literalmente transformó a la caballería, un arma con 5 milenios de tradición aristocrática, en una fuerza ceremonial, es decir, al pedo.

La revolución tecnológica siguiente se atrasó un siglo. En 2020 el Ejército de Azerbaiyán demolió en tres semanas a las tres poderosas -y convencionales- fuerzas armadas de Armenia. Los azeríes usaron drones kamikaze de ala fija Harop israelíes y Bayraktar de aterrizaje y despegue convencional turcos, armados con misiles TOW. Desde la llegada de la Vickers, habían pasado 102 años sin que pintara otra tecnología tan disruptiva como los robots aéreos.

Pero la revolución está en lo cuantitativo: aquellos robots aéreos mancionados, todos de ala fija y U$ 2,5 millones la unidad, hoy ya son obsoletos por tamaño y costo. Un cuadricóptero FPV sin pretensiones tiene menos autonomía, pero es indetectable, inatajable y cuesta 5000 veces menos.

Los «tories», esas eternas Casandras de la política británica, partidarios a todo trance del rearme de Su Graciosa Majestad, lloran porque el Royal Army tiene más caballos de desfile que tanques. Y es cierto.

Sólo que desde 2022 los tanques se han vuelto aún más inútiles y ceremoniales que los caballos.

UN POCO DE EQUINOTERAPIA

En su solitario plan de desburrar a nuestros militares y políticos, AgendAR acerca dos textos.

El segundo muestra el esfuerzo de FixView y ARG, viejos proveedores de INVAP y de la Fábrica Argentina de Aviones, para desarrollar láseres antidron. La tienen difícil.

Desde tiempos de Mauricio Macri, «dron» se ha vuelto mala palabra, salvo que sea israelí y muy, pero muy caro. Efectivamente, el Mauri canceló en 2016 todo el programa SARA, o Sistema Aéreo Robotico Argentino de INVAP, cuando ya apuntaba a un primer dron autónomo para el Ejército Argentino.

Ésta es la única fuerza armada argentina que mostró interés en adquirir drones propios. En parte por cierta tradición industrialista residual, pero también porque en la discordia de nuestras armas, el Ejército es la única sin activos en el cielo. Sí, ese sitio donde la Aviación y la Armada se rascan desde hace décadas, a caza de algún presidente o ministro ganosos de importar esa chatarra bélica occidental de descarte, su plato favorito. Ver el caso de los Viper F-16 daneses, añejos de 44 años, y hoy tan útiles como las boleadoras.

El comandante en jefe del Estado Mayor Conjunto, Brigadier General Xavier Isaac, nunca se atrevió a dar luz verde a esta compra hasta que pintaron Javier Milei y el ministro Luis Petri, gran alivio. Esto confirma todos mis prejuicios sobre las cúpulas aeronáuticas posteriores a 1955. Hago excepción de los 13 brigadieres dados de baja deshonrosa en 2005 con una causa armada por presunto tráfico de cocaína. Todos héroes de Malvinas condecorados por el Congreso, y encolumnados tras el Briga Gral Carlos Rohde.

Rohde sí que metió los dedos en el ventilador. No tenía maldita la intención de comprarle equipos a la OTAN, que consideraba una fuerza hostil. Fue el mayor promotor de la fabricación de radares argentinos por parte de INVAP, y tenía seguidores. Mire Ud. qué coincidencia.

Degollados en la cuna el desarrollo y la fabricación de drones argentinos, hoy INVAP está abocada a algún programa de defensa contra drones del que prefiere no hablar. Con el nivel de experticia y de honestidad vigentes en materia de defensa desde el 10 de Diciembre de 2023, ese elocuente silencio tiene motivos.

Spoiler alert: FixView y ARG pelean por su vida, en soledad, y a espera de tiempos menos podridos. Son las empresas que iban a desarrollar los sensores ópticos y sistemas de puntería no sólo de los drones SARA, sino del Pucará Fénix. Proyecto dado de baja por adivine qué Brigadier General. Sí, ése.

Dado que la conversión de energía eléctrica en energía radiante de los láser es muy ineficiente, con estos emisores de luz coherente color verde no derribás drones FPV ni tirándoselos encima. No es un problema de la tecnología argentina. El US Army y la US Navy quieren láseres para derribar los drones kamikaze que les regalan los Houthi en el Mar Rojo. Eso, para no quemar plata usando misiles inteligentísímos contra misiles de crucero, que clasifican como drones de ala fija bastante pavotes, pero baratos y numerosos.

Para no quemar plata, están quemando más plata, algo que al Pentágono y sus cinco grandes contrasitas de defensa se les da genial. Hasta ahora, a un dron atacantes, sea misil crucero o una mínima mosquita FPV, quizás les enceguecés las cámaras en un día claro y sin humedad, o le quemás los chips de navegación. Eso si tienen la cortesía de quedarse quietos para la foto.

Pero si ya te vieron y vienen por vos, date por muerto. Otros sistemas electrónicos de defensa, como la interferencia de los sistemas de comunicación o guiado de un FPV, muy probados o más bien reprobados en Ucrania, no sirven de nada si esa mosca voladora ya está apuntada hacia vos y en trayectoria final.

Ya sin ánimo de spoilear, mando un texto sobre drones FPV de Inna Varenytsia, ucraniana, corresponsal de guerra multimedia desde hace más de 10 años. Es una revista exhaustiva de la historia de este arma nueva, el FPV, y de sus perspectivas. Lo mejor que pude leer hasta el momento, y estoy en el tema desde… ¿el siglo pasado? Joder, era joven. Bueno, no mucho.

Varenytsia es fríamente imparcial, pese a creer -sin fanatismo- que el proceso descentralizado de desarrollo de drones FPV de Ucrania es cualitativamente superior al ruso, más centralizado y burocrático. En mi irrelevante opinión, eso fue cierto hasta 2024, cuando Rusia creó oficialmente el Centro Rubicón para tecnologías militares robóticas.

Rubicón transforma a irrelevantes videogamers en letales pilotos acrobáticos de FPVs. Los mejores son capaces de zigzaguear a 300 km. por hora a través de redes, puertas, ventanas y otros obstáculos, y colarse en el ánima de un «Howitzer» estadounidense de 155 mm, y Bang. Rubicón forma a «los pibes», y luego los reparte en las unidades de combate, en una redefinición aeronáutica del rol de francotirador.

Mezclando gamers, nerds e ingenieros industriales, Rubicón hace otra cosa más: genera nuevas tecnologías militares FPV de forma descentralizada, en general por ingeniería inversa de las últimas novedades ucranianas en la materia. Cuando Rubicón tiene algún «game changer», propio o ajeno, lo deriva directamente a los fabricantes estatales o privados, sin molestarse mucho en avisar a los carcamanes del Ministerio de Defensa.

Rubicón era el nombre del arroyito cercano a Roma, que ningún general romano victorioso podía atravesar a la cabeza de sus ejércitos sin ser considerado un golpista. Volviendo de una campaña exitosa, la conquista de las Galias, Julio César lo cruzó sin ascos y cambió la historia de su patria y de toda Europa. El nombre del Centro Rubicón informa al resto del mundo: «Ojo que aquí venimos».

La doctrina de adquisición militar rusa se está simplificando. Cuando copian a los ucranianos, lo que buscan no es tanto perfeccionar los drones sino hacerlos más fáciles y baratos de fabricar en masa. No importa tanto que los drones de los ivanes del este sean mucho mejores que los de los ivanes del oeste, sino que sean muchos más.

En Octubre de 1941 los alemanes estaban a las puertas de Moscú, el 23% de los integrantes del Ejército Rojo había nacido en Ucrania, y en su balcón sobre la Plaza Roja, el Padrecito Josip Stalin fumaba su pipa, pensativo, y miraba desfilar miles de tanques T-34. Fabricados a la que te criaste, no habian sido siquiera pintados y los manejaban, a la que te criaste, unas tripulaciones de adolescentes casi libres de entrenamiento.

Rodaban directo hacia el frente, en Krasnaya Polyana, a sólo 15 km.

Ahí el Tío Tolba, mirando rodar ese estrepitoso e interminable río de acero, tuvo una de sus frases: «Hay algo cualitativo en lo cuantitativo».

Lo dicho, no hay como los ucranianos para hacerle recordar a los rusos de qué modo pelean los rusos.

Daniel E. Arias

(Esto sigue. Los drones y las largas guerras de desgaste, como fue la carnicería en la Gran Guerra de 1914/18. Y, lo quemás nos interesa, cuáles sons las capacidades argentinas en este escenario)

Dos semanas de tasas por las nubes. Apagando un incendio con nafta

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Me imagino que ya están familiarizados con uno de los latiguillos más utilizados por Milei y su equipo económico, TMAP (Todo Marcha Acorde al Plan), utilizado –inicialmente– para transmitir que las medidas implementadas son parte de un programa económico ya planeado de antemano, y que sus resultados son los esperados.

Sin embargo, cuando uno mira lo que está pasando con las tasas de interés en las últimas semanas, difícilmente pueda decirse que esto estaba planeado. Como se puede apreciar, la tasa de interés interbancaria (a la que se prestan los bancos entre sí), que venía mostrando un comportamiento muy estable en torno al 30%, se incrementó de manera desorbitada –y con mucha volatilidad– más que duplicándose en un par de semanas.

Tasa de interés interbancaria (en %)

Fuente: BCRA.

Las causas

Dedicamos una edición completa para explicar por qué sucedió, pero la versión resumida es que fue un claro error por parte del equipo económico ya que, en pleno aumento del dólar, decidió eliminar el instrumento que los bancos utilizaban para administrar su (excedente de) liquidez, suponiendo que lo reemplazarían por bonos del tesoro. Esto no convenció a los bancos, que decidieron quedarse con buena parte de esos pesos, lo que en definitiva significó una inyección de liquidez que le metió todavía más presión al dólar y generó muchísima incertidumbre en el mercado.

Para apagar el incendio autoprovocado, el Gobierno recurrió a su herramienta por excelencia para aplicar en estos casos: sacar todos los pesos de circulación que sea necesario. El tema es que el daño ya estaba hecho y repararlo no iba a ser gratis. La mayor volatilidad –sumado a una economía que ya de por sí tenía pocos pesos– hizo que los bancos demandaran una compensación más alta para desprenderse de los mismos, impulsando las tasas. Tasas que, insistimos, se encuentran en niveles excesivamente altos, en torno a 30 puntos por encima de la inflación. De allí la ironía que circuló mucho en estos días en las redes, cambiando las siglas de TMAP por Tasas Muy Altas, Pablo (por Pablo Quirno, el secretario de finanzas).

Las consecuencias

El aumento de las tasas, sobre todo en estos niveles, afecta la economía a través de diferentes mecanismos. El primero y más evidente es el encarecimiento del financiamiento, que lleva a que los bancos otorguen menos créditos. Hasta ahora, el impacto más contundente se vio en los “adelantos” (el crédito de corto plazo que los bancos otorgan a las empresas para cubrir faltantes de liquidez para sus operaciones diarias). Como muestra el gráfico debajo, estos préstamos venían creciendo de manera sostenida y empiezan a contraerse de manera significativa con el salto de la tasa.

Evolución de la tasa de interés de los préstamos por adelantos y cantidad otorgada (en billones de pesos)

Fuente: Elaboración propia en base a BCRA.

Esto tiene toda la lógica, ya que las tasas más sensibles –las que más se incrementaron– son las de corto plazo, mientras que las tasas de los préstamos de mayor duración (los documentos a sola firma para las empresas, que son a 90 días, y los préstamos personales, que en su mayoría superan los 180 días) se mantuvieron relativamente estables y –por ahora– la cantidad de préstamos otorgados no se vieron muy afectados.

Al margen de lo anterior, la contracción de los adelantos seguramente va a tener un impacto negativo en la actividad económica, ya que la falta de liquidez dificulta el financiamiento del capital de trabajo (pago de salarios, insumos, materias primas, etc.) y le pone un freno a la producción.

El problema de los préstamos

Vinculado con lo anterior, otro impacto relevante del aumento de las tasas se observa en la “irregularidad de la cartera” de los bancos, es decir, el porcentaje de los préstamos ya otorgados que presenta problemas de cobranza, especialmente en el caso de las familias. Como pueden ver, es sumamente preocupante el aumento que se observa en la irregularidad de los préstamos a las personas, que en dos meses pegó un saltó que lo dejó cerca de los máximos históricos (y que probablemente ya lo haya superado, dado que el último dato disponible es de junio).

Irregularidad de cartera (como % del total de préstamos)

Fuente: Gerencia de estudios económicos del Banco Provincia.

Esto es muy preocupante porque en muchos casos las personas recurrieron a los préstamos porque sus ingresos no eran suficientes para afrontar sus gastos. Esto representa un factor adicional de presión sobre el bolsillo de las familias.

Sin embargo, desde la óptica fiscalista del gobierno el problema más grave está en la sostenibilidad del pago de la deuda, dado que una tasa elevada lleva a que dicha deuda –y el pago de sus intereses– se incremente de manera acelerada con el transcurso del tiempo. 

Aumento del gasto

En lo inmediato esto provoca un aumento del gasto que el gobierno debe destinar al pago de los interés (lo que a su vez pone en jaque el superávit fiscal), pero de mantenerse estas tasas por muchos meses, directamente podría dificultar el pago de la deuda, tal como se desprende del gráfico debajo, donde la consulta 1816 estima de acá a fin de año el aumento -medido en términos reales- que conlleva este aumento de las tasas de interés.

Estimación del aumento del pago de intereses por componente de tasa real

 Fuente: Consultora 1816.

Como referencia, entre julio –momento donde comenzó la suba de tasas– y septiembre, esto implicaría un costo del 0,26% del PIB, monto muy similar al costo fiscal de la Ley de Emergencia en Discapacidad. Pero, más preocupante aún, si este aumento de tasas no fuera transitorio y se mantuviera por un año, ascendería a 3% del PBI, algo claramente insostenible para un gobierno que pretende mantener el equilibrio fiscal.

El riesgo kuka

Este punto es relevante porque el gobierno repite constantemente que el aumento de tasas se debe al “riesgo kuka”, es decir, al miedo del mercado de que vuelva el kirchnerismo y que cuando ganen en las elecciones de octubre esto va a desaparecer y las tasas van a bajar. 

Esta hipótesis tiene dos problemas. El primero, es que está bastante floja de papeles (¿ese mismo riesgo no estaba hace 2 meses, cuando las tasas eran mucho más bajas?) y, por lo tanto, de no ser correcta es probable que las tasas altas no bajen rápido ni al mismo nivel que tenían antes por más que haya una victoria clara del oficialismo. El segundo es que el propio gobierno está poniendo al resultado electoral como la variable clave que va a definir la viabilidad (o no) del programa económico, lo cual es sumamente arriesgado. De lo que no hay dudas, es que no marcha todo acorde al plan.

Juan Manuel Telechea

Fábrica Argentina de Aviones: por si le faltaban problemas, ahora tiene su propio escándalo

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La Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA) firmó un acuerdo estratégico con las empresas Hangar Uno y Alta Aviación, con el objetivo de desarrollar nuevos servicios de mantenimiento (MRO) destinados a aeronaves ejecutivas y helicópteros.

“Este tipo de acuerdos refuerzan el crecimiento de FAdeA en segmentos clave del marcado sumando valor a través de la complementación de capacidades, infraestructura y conocimiento técnico”, así dice el comunicado que publicó Sebastián Ugarte, gerente de Comunicaciones y Relaciones Públicas el 12 de agosto pasado.

En el rubro “complementación de infraestructura”, se trataba del arrendamiento de un hangar de la planta cordobesa, contrato que se estaba negociando en la gestión anterior a un costo de unos 10 mil dólares mensuales más la posibilidad de que el arrendatario accediera a mano de obra especializada del personal de FAdeA a razón de unos 45 dólares la hora. El convenio quedó sin formalizar debido a la renuncia en febrero de este año del entonces presidente Fernando Sibilla.

La decisión del actual presidente Julio Manco en la nueva versión del contrato de alquiler a la empresa Hangar 1/Alta Aviación fue ajustarlo a la baja, unos 2.000 dólares mensuales, 6 meses de gracia y 25 dólares la hora en caso de que el arrendatario privado requiriese personal técnico de la planta estatal.

Una operación que luce de menor utilidad para las cuentas de FAdeA si uno compara los números que estaban sobre la mesa a principios de 2025.

El documento contractual no pasó a consideración del directorio de la fábrica estatal integrado por Emilio Magnaghi y el brigadier Francisco Leguiza, fue rubricado sólo por el presidente Manco.

Denuncias internas por pedido de pago irregular

A los pocos días del cierre de la contratación una secretaria privada de quien funge como gerente Comercial de FAdeA, Pablo Salort, se habría presentado en oficinas comerciales de la empresa arrendataria Alta Aviación y habría pedido un adelanto de más de 30 mil dólares.

La sorpresa del interlocutor ante la solicitud de dinero en efectivo motivó que llamara a la oficina de Ventas de FAdeA para chequear datos.

Allí confirmaron que era una auxiliar privada de Salort pero que nada sabían de tal operatoria en persona.

Una práctica a todas luces inhabitual, la regla de estilo en la administración pública es el uso de gestiones bancarias online donde todo tiene trazabilidad y registro.

La mensajera finalmente se habría retirado con una suma cercana a los 10 mil dólares y todo habría quedado filmado.

Con estos datos; incluido el registro de video; personal administrativo de la gerencia de Ventas y de Compras de FAdeA presentó denuncias ante la Gerente de Asuntos Legales, Ética y Compliance de FAdeA, Julia Enríquez.

Se habría aportado una captura de pantalla del video y toda la grabación habría quedado a resguardo y preservada junto a un acta labrada por escribano público.

Fuentes al tanto del “mangazo” con olor a retorno de la mensajera de Salort indicaron que serían dos los expedientes de denuncia que entraron el lunes 18 y martes 19 de agosto a mesa de entradas de la gerencia de Asuntos Legales, Ética y Compliance.

El caso Salort fue notificado de inmediato por la vía de Asuntos Legales a Manco, presidente del directorio, que decidió poner en conocimiento al resto de los directores de FAdeA.

Trascendió que Manco intentó morigerar el accionar de los denunciantes, -uno es Juan Ronco de Ventas, analista de Desarrollo de Negocios-, aunque según a quien se pregunte dicen que pretendió echarlos.

La situación también llegó a oídos de Marcelo Bertorello, secretario general del sindicato de Trabajadores Aeronáuticos (STA) en FAdeA, su esposa Andrea Flores trabaja en la gerencia de Compras de la planta aeronáutica.

Manco, titular de FAdeA y Salort trabaron amistad durante el gobierno macrista. En 2017 Manco fue a la Dirección General de Logística en Presidencia, quedó a cargo de toda la flota aérea presidencial y conoció a Salort que oficiaba como una especie de representante de Airbus. Conocedores del vínculo recordaron un viaje de ambos a la planta de Marignane de Airbus Helicopters en proximidades de Marsella.

Macri utilizaba con cierta frecuencia un Eurocopter EC155 de última generación fabricado por Airbus Helicopters operado por pilotos de la Policía Federal.

Se sabe, las malas noticias siempre llegan rápido y así el affaire Salort-Manco alcanzó el despacho de Diego Chaher. El abogado mendocino, secretario de Empresas y Sociedades del Estado tiene a cargo el control y destino de las empresas públicas sujetas a privatización.

FAdeA está bajo su radar y esta cuestión removió cierta desazón que pesaba por los escasos resultados de la gestión de Manco y de Defensa para sacar a flote la planta aeronáutica.

Edgardo Aguilera

Comentario de AgendAR:

Un affaire sabrosísimo, el del Sr Manco y Alta Aviación.

El lucro cesante generado por este degenerado a FAdeA es de U$ 96.000/año.

Don Julio estaba haciendo su Agosto. Manco, ma non troppo.

U$ 96.000 año sin contar el lucro cesante causado por la cesión (presuntamente subsidiada por FAdeA) de mano de obra a Alta Aviación.

Alta rapiña, lectores aeronáuticos.

Desafío de este portal al Rematador o Matador del estado nacional, don Pablo Chaher: queremos ver cómo privatizan FAdeA, ahora que se destapó esta cacerola. En AgendAR nos morimos de ganas de ver las matufias que sigan pintando.

FAdeA necesita de muchas cosas, pero dos son gratis y las otras podrían ir pagándose solas.

Lo primero es que vuelva Mirta Iriondo, doctora en física y máster en en gestión tecnológica, a presidir la que nació hace 98 años como Fábrica Militar de Aviones del país.

Subrayamos: del país, no del gobierno de Córdoba. Es federal, por si el señor Llaryora no se enteró.

Queremos que vuelva Iriondo, porque demostró tener conocimiento, muñeca y decencia, artículos raros incluso por separado.

También querríamos que INVAP vuelva a decidir el futuro plan de negocios futuro de la FAdeA.

No hay mucho que inventar. Debería ser el de 2012/2015. Era sensato y estaba pensado para que la FAdeA renaciera.

  • Fabricar partidas relativamente grandes (12 unidades/año) de entrenadores avanzados Pampa 3 2C, pero con armas integradas a la célula, y una aviónica más nacional, de modo que Israel no pueda interferir que el avión se exporte
  • Lo mismo para el entrenador primario IA-100 Malvina. Es excelente, y a U$ 1,1 millones, no hay nada mejor en el mercado mundial para pilotos militares noveles
  • Drones, drones y más drones con sensores de INVAP y de FixView para el Ejército, si las otras dos fuerzas armadas se obstinan en no comprar nacional, o en importar israelí y caro, siempre a caza de cometas

A Iriondo la queremos para que la FAdeA vuelva a tener una dirección profesional y honesta.

A INVAP la queremos porque va a regenerar esos tres proyectos, y una cadena de proveedores nacionales de tecnología aeroespacial y de Defensa.

Además, porque la honradez necesita un plan.

Daniel E. Arias

En el gobierno actual, más de 15.000 efectivos pidieron la baja voluntaria en las Fuerzas Armadas

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El reciente Informe 144 de la Jefatura de Gabinete expuso que, desde el 10 de diciembre del 2023 a la fecha, las Fuerzas Armadas de Argentina registraron la baja voluntaria de más de 15.000 efectivos. Esta cifra se da en el marco del alto perfil que ganó en las últimas semanas la salida del personal militar, situación motivada por diversos factores, entre ellos el salarial.

Los detalles de las bajas voluntarias en las Fuerzas Armadas de Argentina emanan de la respuesta que brindó el Ministerio de Defensa a la pregunta n° 447. En esta se solicitaron los siguientes puntos:

  • ¿Cuál ha sido la cantidad de bajas y/o renuncias realizadas en las Fuerzas Armadas, desde el 10 de diciembre de 2023 al presente?
  • Describa cantidad realizadas en cada una de las fuerzas, discriminadas por categorías y lugares de destino.
  • ¿Cuáles han sido los motivos enunciados por cada baja y/o renuncia en las Fuerzas Armadas?

De un breve análisis de las cifras expuestas por el Ministerio de Defensa se desprende que, al menos 15.415 efectivos de la Armada, Ejército y Fuerza Aérea Argentina solicitaron la baja voluntaria en el período de poco más de 20 meses que abarca desde el 10 de diciembre a la fecha (entiéndase por fecha en la cual la cartera de Defensa elaboró la respuesta). A estas bajas de oficiales, suboficiales y soldados voluntarios no solo deben sumarse aquellas consideradas obligatorias, por destitución, recisión de contrato, decisión de la Fuerza, entre otras, sino que también se le añaden los retiros voluntarios y anticipados.

Conforme a las cifras detalladas por el Ministerio de Defensa, las bajas voluntarias registradas desde el 10 de diciembre del 2023 son las siguientes:

Armada Argentina: 89 oficiales; 779 suboficiales y marineros tropa voluntaria. Reflejado en porcentajes, un 10,25% de las bajas corresponden a oficiales, mientras que el restante se reparte entre suboficiales y personal voluntario. Tomando como ejemplo los casos de las otras Fuerzas, se podría decir que los % de estos últimos se repartirían en un +/-9% y +/-79%, respectivamente.

Fuerza Aérea Argentina: 137 oficiales; 344 suboficiales y 1989 voluntarios. En porcentajes, se reparte de la siguiente manera: 5,54% oficiales, 13,92% suboficiales y 80,52% personal voluntario.

Ejército Argentino: 421 oficiales; 1327 suboficiales y 10329 soldados voluntarios. En porcentajes sería 3,48% oficiales, 10,98% suboficiales y 85,52% tropa voluntaria. Además, el Informe menciona que “…un total de 185 Oficiales y Suboficiales han solicitado el retiro anticipado (con una permanencia menor a los 35 años de servicios)..”, así como la renuncia y rescisión de contrato de 119 civiles (426 en total, por diversas razones).

La suma final da que 647 oficiales, 2450 suboficiales y 12318 voluntarios solicitaron la baja voluntaria en poco más de 20 meses.

Según el Informe, las razones de las bajas voluntarias son multicausales: la principal es la económica/salarial, seguida de cuestiones personales, desarrollo profesional, etc. Vale destacar que la contabilización, razones y detalle por año no se realizó siguiendo los mismos parámetros para las tres Fuerzas, por lo que resulta complejo discernir aspectos adicionales. La pregunta tampoco ahondó en una comparativa con otros períodos, sabiendo que la problemática de la salida de personal militar es una realidad que se arrastra desde hace años.

En los primeros días de agosto abordábamos esta cuestión, la cual está relacionada directamente con la pérdida de capacidades de las Fuerzas Armadas de Argentina. La salida de personal con años de servicio y experiencia, y en muchos casos con formación que demanda una considerable inversión de tiempo y recursos, no solo tiene un impacto inmediato en las tres Fuerzas, sino que se ha ingresado en un proceso donde ocupar esos espacios vacíos cada vez resulta más difícil.

Bajas Fuerza Aérea Argentina

A modo de ejemplo, podemos señalar la situación que se desarrolló en la Fuerza Aérea Argentina entre el 2020 y el 2024 incluido. Según lo detallado por el Informe 143 de la Jefatura de Gabinete, 252 oficiales lograron egresarse de la Escuela de Aviación Militar, mientras que 268 se fueron de baja. Otros 420 oficiales se retiraron. En el caso de los suboficiales, para similar período se registraron 716 egresos, 515 bajas y 1326 retiros.

ATE denuncia el vaciamiento del sector nuclear y movilizará a la CNEA

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Los trabajadores de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) acusaron al Gobierno de impulsar un “vaciamiento y privatización encubierta” del sector. Denuncian paralización de proyectos estratégicos, precarización laboral y convocan a movilizarse este 28 de agosto en defensa de la soberanía energética.

Trabajadores de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) denunciaron un proceso de “entrega, vaciamiento e intento de privatización” del organismo y convocaron a una movilización para este jueves frente a la sede central, ubicada en avenida Libertador 8250.

Según expresaron en un comunicado difundido este miércoles, las políticas impulsadas por el Gobierno Nacional bajo el rótulo de un “plan nuclear” esconden “un esquema de negocios” que, consideran, degrada la capacidad científica y tecnológica del sector y afecta directamente a los trabajadores.

Entre las medidas criticadas, los gremios señalaron la paralización del proyecto CAREM, la privatización de la producción del reactor RA-10, la detención de la producción de agua pesada en favor de la importación y la posible entrega de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) a la empresa canadiense CANDU Energy. También denunciaron la apertura de las minas de uranio en Mendoza y Santa Cruz a corporaciones extranjeras, así como la promoción del reactor extranjero ACR-300 en reemplazo del desarrollo nacional.

El comunicado advierte, además, sobre la intención oficial de avanzar en la privatización de NA-SA, la operadora de las centrales nucleares argentinas, lo que —según el gremio— implica una pérdida de soberanía energética y tecnológica.

En paralelo, describen un escenario de precarización laboral dentro de la CNEA: congelamiento salarial que empuja a gran parte del personal por debajo de la línea de pobreza, jubilaciones compulsivas que dejan áreas críticas sin personal, falta de pases a planta para becarios y contratados y un creciente éxodo de profesionales.

Frente a esta situación, los trabajadores anunciaron que se movilizarán este jueves con un pliego de reclamos que incluye:

  • Recomposición salarial urgente
  • Pase a planta permanente de becarios y contratados
  • Rechazo al vaciamiento, la privatización y la entrega de los recursos estratégicos

“No es un plan, es una estafa. Se juega el futuro de nuestra soberanía tecnológica y energética”, concluye el comunicado.