Dujovne les dio 15 días a los ministros para que propongan recortes de gastos

El flamante ministro coordinador del Gabinete económico, Nicolás Dujovne, ya les pidió al resto de los ministros que elaboren una «lista de prioridades» y, a partir de ahí, que evalúen qué gastos se pueden recortar en sus ministerios. Acompañado por las principales espadas de su equipo, los secretarios Rodrigo Pena (Hacienda) y Sebastián Galiani (Política Económica) y el coordinador general Guido Sandleris; Dujovne les recordó a los ministros que se necesita «avanzar más en el camino de la austeridad» y les encomendó ver de qué manera pueden contribuir en sus áreas. Por eso, los convocó a llevar, en 15 días, «propuestas» para profundizar en la reducción del déficit fiscal. Otro de los ejes que planteó Dujovne fue que cada ministro plantee propuestas para desde su ministerio ayudar a «robustecer el crecimiento de la Argentina», teniendo en cuenta que este año por la sequía y por la volatilidad se va a crecer menos de lo esperado, tal como en público admitieron desde el Gobierno.  

La bicicleta también puede ser un negocio productivo

No es la financiera. La política de impulsar a las bicicletas como medio de transporte urbano popular que viene impulsando desde hace años el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, está teniendo un impacto significativo en este nicho de negocios. Y, de hecho, esto se comprueba porque muchas Pymes proveedoras del sector están registrando números importantes de crecimiento. Funcionan hoy en CABA dos mil bicicleterías. De hecho, la demanda es lo suficientemente alta como para que haya numerosos pedidos de personal técnico especializado en la mecánica de los vehículos más nuevos. En estos días, los industriales locales están preocupados porque que se liberaron las importaciones de bicicletas armadas. Hoy el 10% de las ventas son vehículos importados.

Finalmente, el Senado nacional dio dictamen al proyecto para retrotraer las tarifas

Ayer martes 21, en el Senado de la Nación se obtuvo, con el voto de la mayoría de las bancadas opositoras, dictamen de comisión para hacer avanzar el proyecto que retrotrae las tarifas de servicios públicos. Es el que había sido aprobado en Diputados Se consiguió el dictamen en un plenario de comisiones del Senado, lo que permite que la iniciativa pueda ser tratada en la sesión del miércoles que viene. Pero no hay que llamarse a engaño: se trata de un paso en una complicada negociación entre el gobierno y los distintos bloques peronistas. El senador Miguel Picheto explicó que se aprobó porque «no ha habido una propuesta pública ni un compromiso respecto a una alternativa de bajar la tarifa de los servicios». Mientras tanto el PRO presentó, a su vez, otro dictamen donde propone bajar el IVA en las boletas de servicios públicos en el mismo sentido de lo que pidieron que pidieron gobernadores peronistas como Juan Manuel Urtubey y Rodolfo Schiaretti. «Si se vota nuestro proyecto las tarifas van a bajar pero si vota el de ellos no, porque va a ser vetado», afirmó el macrista Federico Pinedo, presidente provisional del Senado.

El Banco Central mantuvo la tasa en el 40%, y anunció que seguirá alta para contener la inflación

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El BCRA anunció en un comunicado que mantiene la tasa de Política Monetaria en 40% para «contener» el impacto de la devaluación del peso sobre los precios internos, al tiempo que admitió que la inflación se ubica por encima de las metas para el año en curso. Al inicio de mayo, el Central subió su tasa en 675 puntos básicos, a un 40%, un día después de que la incrementara sorpresivamente en 300 puntos en un intento por frenar la depreciación del peso frente al dólar.

En marzo la economía creció 1,4%: la menor tasa mensual registrada desde abril de 2017

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La producción de bienes y servicios registró en marzo un aumento interanual del 1,4%: el más bajo de los últimos doce meses, y acumula en el primer trimestre del año un alza del 3,5% respecto de igual período del 2017, informó el Indec. De acuerdo con las cifras del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), en marzo respecto de febrero el indicador registró una leve baja del 0,1%. La actividad económica mostró así una fuerte desaceleración respecto del 4,2% de enero y del 5% de febrero, para bajar al 1,4% en marzo, aunque en el primer trimestre es cuando las empresas realizan las paradas técnicas para acondicionar las plantas y por vacaciones del personal.

Latas de bebida que se enfrían solas

Preocupados como estamos por la inflación, el dólar y las tasas, y también por los técnicos y científicos argentinos que encuentran dificultadas para trabajar en lo suyo en su país. quisimos acercar esta noticia de la BBC sobre una nueva tecnología. Trivial, tal vez, pero que probablemente será un éxito comercial. «Tomar una cerveza caliente puede llegar a ser una mala experiencia. Los ácidos del lúpulo se descomponen con la luz, afectando a su sabor y haciendo que sea desagradable. Un refresco caliente puede tornarse demasiado dulce y un café helado pierde todo su sentido si no se toma a la temperatura adecuada. Pero, ¿qué hacer si uno no tiene una heladera a mano o hielo para enfriar el producto? La empresa californiana The Joseph Company, especializada en tecnología y alimentación, acaba de lanzar un sistema con el que pretende solucionar el problema: «la primera lata del mundo que se enfría sola», asegura en su sitio web. Se trata de una iniciativa que ha logrado un reconocimiento especial de la NASA (la agencia espacial de EE.UU.), un premio de la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA, por su sigla en inglés) y otro del ejército estadounidense. Las latas -cuyo nombre comercial es Chill-Can (lata que enfría)- ya se venden en las góndolas de la cadena de supermercados estadounidense 7-Eleven en 15 locales en el área metropolitana de Los Ángeles, California». ¿Cuánto se tardará en traerlas a Argentina? Un detalle: como pasó con la birome del inventor Laszlo Biro, la idea subyacente parece simple, mirada como ejercicio de ciencia aplicada, y probablemente «el diablo esté en los detalles», como suele suceder en tecnología patentable. No por nada Biro tardó 20 años en tener un bolígrafo decente y vendible. Es más o menos lo que tardó Mitchell Joseph, en este caso, en crear su latita autoenfriada. La física del asunto: descomprimir un gas es el modo de enfriar cosas de casi todos nuestros artefactos ad-hoc, empezando por las heladeras, que descomprimen freones en las serpentinas de sus circuitos cerrados. En este caso, Mitchell Joseph lo hizo de modo abierto, con una lata cuya base tiene un contenedor anular de dióxido de carbono (C02) presurizado. Al inyectar el gas, durante la fabricación, este se calienta (y también la lata), pero en esa fase de las cosas no importa demasiado, porque está vacía. Una vez enfriada naturalmente la lata, se la llena, sella, distribuye y ésta llega a su sudorosa mano en un día infernal en que sólo puede salvarlo una cerveza bien fría. ¡Pero maldición, está a temperatura ambiente! Entonces Ud. abre la válvula del contenedor de C02 en la base de la lata, el gas se ventea y al despresurizarse de golpe, sustrae calor de la lata y de la propia cerveza. Ahora sólo necesita las papas fritas. Posibles contras del sistema: la lata podría ser bastante voluminosa en proporción al contenido líquido bebible. También pesada, si el dióxido de carbono está presurizado a muchas atmósferas, y eso requiere paredes reforzadas. Esos podrían ser problemas logísticos. Hay otros. Aquí no hay un circuito cerrado de líquido/gas refrigerante, como en su heladera. No hay siquiera un circuito. Y liberar carbono a la atmósfera ya no es un acto culturalmente inocente, como cuando no sabíamos del cambio climático o no nos importaba. Este tipo de lata podría ser una doble fuente de emisión de carbono: además del seguramente escaso que se ventea en el acto de refrigerar la cerveza, hay otra fuente más abundante. En un país con una matriz energética básicamente fósil, como la Argentina (y los EEUU), está el carbono que se ventea por chimeneas de centrales térmicas al fabricar la electricidad del compresor que inyecta carbono presurizado en esta simpática latita. No se puede generar frío sin liberar calor, aunque sea en otro lado. Joseph tiene su prontuario ambiental. Su primera latita autoenfriada usaba un freón (el HFC134a), mucho más eficiente en la extracción de calor que la del C02. Sin embargo, como gas de efecto invernadero el HFC134a atrapa 1400 veces más radiación térmica terrestre que el C02, de modo que en materia de calentamiento global, el efecto de enfriar una latita era similar al de manejar un automóvil mediano unos 850 km. Sus amigos y la Environment Protection Agency parecen haberlo disuadido «al Capitán Frío» de la conveniencia de semejante artículo de uso masivo. En AgendARweb.com.ar no somos ecofundamentalistas sino experimentalistas. Estamos dispuestos a un «trial» en el que se estudie la economía del carbono en latas de este tipo, y su impacto climático. Tenemos científicos y economistas. La cerveza la elegimos por voto, y las papas fritas ya están compradas.  

CAME otorga el Premio Joven Empresario Argentino

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Hoy se entrega el premio para emprendedores más representativo a nivel federal, organizado por CAME Joven, rama juvenil de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). La ceremonia tiene lugar en el salón Manuel Belgrano del Honorable Senado de la Nación. El Premio Joven Empresario Argentino tiene como principal objetivo reconocer a aquel emprendedor que haya sobresalido en el desarrollo y proyección de su empresa por incentivar la capacidad competitiva, la innovación, la creación de la riqueza y el fomento del empleo en la sociedad de la República Argentina. El evento cuenta con la participación de jóvenes empresarios representantes de las 24 provincias de la nación, convirtiéndolo en el premio más federal del país. Cabe destacar que desde que se lanzó el galardón en el año 2009, CAME ya premió a más de 300 emprendedores.

Cancelar Atucha III cancela parte del presente y el futuro de la Argentina

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(Nuestro portal no defiende a las centrales nucleares bajo cualquier condición y en cualquier lugar. Hace semanas publicamos un artículo editorial donde cuestionábamos un proyecto porque, entre otros motivos, estaba pensado para alimentar la demanda de energía del Gran Buenos Aires, y dejaba los costos ambientales para la Patagonia. Pero la «suspensión» de Atucha III, que informamos ayer, es un golpe muy duro para la industria nuclear argentina, un orgullo de nuestro país y un patrimonio de equipos, científicos y técnicos que ha costado mucho formar. En el que han trabajado empresas como Techint, IMPSA, Dycasa, INVAP, Pérez Companc, CNEA, NA-SA y unas 80 PyMES como CRUMA y TERMIPOL, a las que se cierra una fuente de trabajo, cuando se están abriendo en el mundo. Por eso le pedimos a Daniel Arias, de nuestro Comité Editorial, que elaborase este informe). LA MUERTE DE ATUCHA III Uno de los cuatro gigantescos generadores de vapor de una central CANDU fabricado en IMPSA en tiempos más industriales. En AgendAR no causó sorpresa alguna la eliminación de Atucha III por parte del gobierno. Consternación, sí. La movida saca de la grilla eléctrica argentina 800 MW nucleares nuevos, obtenibles en apenas 6 años, y que no necesitaban de nuevas líneas de alta tensión (LATs). En Lima, provincia de Buenos Aires, estarían en el medio mismo de la zona de mayor consumo eléctrico del país, el cinturón La Plata-Rosario. Una LAT de 500 kilovolts cuesta arriba de U$ 1 millón/kilómetro. La decisión va a acentuar la recesión donde ya era grave antes de los nuevos cupos estadounidenses para el acero argentino: el cinturón metalmecánico Zárate-Campana. En Arroyito, Neuquén, donde tampoco sobra trabajo, no es imposible que la tachadura de Atucha III precipite el cierre la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), la mayor fábrica de agua pesada del planeta. Es una inversión que a la Argentina le costó U$ 200 millones en los años ’80. Se pensó para un programa de 6 centrales de uranio natural. La PIAP estuvo a punto de cerrar en 1995 y 2000, los puntos álgidos del largo “invierno nuclear” argentino. Hoy pertenece a una firma provincial llamada ENSI. Si la planta cierra, quedan 620 ingenieros, químicos y técnicos desocupados, decenas de proveedores locales en la estacada, y la Argentina es eliminada como proveedor potencial de las 47 centrales nucleares CANDU o “CANDU-like” en el mundo. Las CANDU necesitan agua pesada de alta pureza. No es un “commodity”: es un producto caro que se obtiene por procesos sofisticados de enriquecimiento. Las centrales de uranio natural como las CANDU y nuestras Atuchas I y II no pueden funcionar sin ese líquido ligeramente azulado. Sólo lo fabrican 11 países, con Argentina a la cabeza. Su precio anda entre U$ 600.000 y 800.000 la tonelada. La tarea inminente de la PIAP era fabricar 600 toneladas para la carga inicial de Atucha III. Ya no más. Planta Industrial de Agua Pesada en Arroyito, Neuquén, nuevamente al borde del cierre. Hay muchas más víctimas. El bajón de pulgar a Atucha III deja fuera del mercado nuclear a una lista de aproximadamente 80 empresas nacionales chicas, grandes y medianas que fueron contratistas de la épica terminación de Atucha II, entre 2005 y 2014. También le quita futuro a los más de 400 nuevos ingenieros que lograron calificarse como “nucleares” en aquella obra. Los más enraizados en sus firmas tal vez deriven –no es fácil, en una recesión- a otras especialidades. Los menos enraizados  y más jóvenes, lejos de ponerse a manejar taxis, se van a tomar uno hasta Ezeiza. Con 50 centrales nucleoeléctricas en construcción en el mundo, 160 formalmente pedidas y 300 en estudio, hay una demanda rampante de expertos nucleares en Rusia, Medio y Extremo Oriente. En esa zona del planeta el panorama se parece a los EEUU durante los años ’80, cuando se inauguraba una nueva central cada 17 días. Pero el ingeniero argentino que no quiera aprender ruso, chino, japonés, coreano, árabe, checo, rumano, farsi o esloveno y se entienda con la cocina local (no es fácil), puede irse a Inglaterra, donde entran en obra 11 centrales. La liquidación de Atucha III implicará la “desnuclearización” de los recursos humanos de firmas argentinas de ingeniería grandes y diversificadas, es decir les quitará no sólo toda tentación sino toda posibilidad de competir en esos mercados. Por ejemplo, Electroingeniería que hizo el edificio del reactor de Atucha II y su “annulus”, amén de sistemas de refrigeración de emergencia, lo que luego le permitió participar en otra gran obra: el “revamping” de Embalse para darle 20 años más de vida útil. Otro ejemplo es TECHINT, que hizo el edificio auxiliar de Atucha II. Y otro más es IECSA, con los piletones para combustibles gastados y las plantas de tratamiento de aguas. Y añadimos DYCASA, que se anotó las terminaciones de obra civil. A INVAP no hay cómo desnuclearizarla, porque es esencialmente una firma atómica y una competidora mundial pura. En Atucha II, la PyME rionegrina construyó dispositivos y máquinas especiales para las penetraciones del recipiente de presión, alineó con precisión de 0,5 milímetros los canales de refrigeración con las penetraciones de la tapa del mismo. Eso es mucha precisión: fueron 356 agujeros en una pieza de 250 toneladas. Con su vasta experiencia de puesta en marcha de reactores, INVAP escribió los procedimientos para la entrada en línea de Atucha II. Nos detenemos un segundo más en INVAP. La firma acaba de ganar la licitación por el mayor reactor de irradiación del mundo: el reemplazo del viejo PALLAS en Petten, Holanda. Pero desde 2016 a esta parte perdió el 94% de su facturación con el estado nacional, una cantidad de contratos por radares civiles y militares, satélites de telecomunicaciones y aviones robotizados o “drones”. En INVAP hoy están haciendo malabarismos para pagar los sueldos de sus 1300 expertos. La suspensión de Atucha III es otra barrida de tobillos, y van… Fuera de esos nombres archiconocidos, lo impresionante de Atucha II fue la participación de decenas de Pymes sólo conocidas en el ámbito de la ingeniería. ¿Casos de libro? CRUMA y TERMIPOL. La primera hizo 1550 cerramientos de alto desempeño en toda esta gran central, sumando puertas, escotillones y escotillas a prueba de fuego o de fugas de fluidos o de radiación, así como portones anti tornado y antimisil. TERMIPOL, en cambio, colocó andamios multidireccionales de seguridad. Estos permitieron una accidentología bajísima pese a que en Atucha II centenares de personas trabajaron a alturas de vértigo. TERMIPOL hizo también escurrimientos, tajamares y las aislaciones térmicas de lana basáltica en esta central. Las dos mencionadas ya son, por derecho propio, empresas que compiten en el mercado mundial de la ingeniería de plantas, químicas, termoeléctricas y de todo tipo. En tales licitaciones, la calificación de “nuclear” en la carpeta de un oferente abre puertas. Y hay decenas de casos parecidos, todas de Pymes que ya estaban anotadas y haciendo fila para Atucha III. En realidad, desde 2016 estaban más bien esperando en un banquito. Ahora las acaban de mandar “a su casa”. Demasiado argentina para estos tiempos   Central nuclear de Embalse, en Córdoba, nuestra primera y excelente CANDU… ¿la última? En el planteo vigente hasta 2016, Atucha III era una central CANDU, una tecnología canadiense desarrollada por la AECL Ltd. (Atomic Energy Commission of Canada, Limited) en los ’60. China no nos vendía la tecnología, porque la conocemos de memoria: sólo un 30% de componentes, y la financiación. Es decir, era más bien el banquero. Las CANDU tuvieron éxito porque son “fáciles de nacionalizar” para los países de desarrollo intermedio, como la Argentina: carecen de recipiente de presión, una pieza de acero forjado resistente a neutrones y de dimensiones heroicas. En Sudamérica solo FURNAS de Brasil y últimamente IMPSA de Argentina han fabricado o están fabricando este componente crítico. Si alguien pregunta, para las centrales Angra III y la CAREM experimental, en cada caso. En una CANDU, el recipiente de presión se reemplaza por centenares de “tubos de presión”, también muy resistentes, dentro de una calandria no muy diferente de las de las viejas locomotoras de vapor, aunque los materiales son “high tech”: aleaciones especiales de circonio-niobio, y otros etcéteras. Con centrales de uranio natural, el CANDU es lo más sencillo y lo más barato. Entre los compradores iniciales de CANDU que hoy las fabrican por su cuenta están la India (18 centrales), Corea del Sur (4) y China (2). Cuando en 1980 Embalse, una CANDU de 600 MW, se iba acercando a su final de obra, el plan de desarrollo nucleoeléctrico de la CNEA era ir por 5 centrales similares, y llegar a un 100% de componentes nacionales a partir de la 3ra. EEUU presionó severamente a Canadá a partir de 1974 para abortar sus exportaciones de centrales. Esto forzó a la CNEA a la compra de Atucha II a KWU (luego SIEMENS), una rareza técnica de uranio natural con recipiente de presión, como también lo es Atucha I. A nuestra altura de la ingeniería nuclear, una obra como Atucha III “CANDU-like” era posible con un 70% de componentes nacionales, y la dirección de obra la podían realizar por su cuenta o compartir cualquiera de los tres grandes actores de la actividad nuclear argentina: la propia CNEA, Nucleoeléctrica Argentina SA (NA-SA), que coordinó la terminación de Atucha II, y la rionegrina INVAP, desde 2006 la mejor exportadora mundial de pequeños reactores. El gobierno del ingeniero Mauricio Macri no toleró este armado. Hace unos meses, apareció la novedad de “una renegociación” del precio de Atucha III, que según el Ministerio de Energía sería de U$ 9000 millones, a la que le había suprimido “sobreprecios” en alrededor de U$ 1600 millones. Tales sobreprecios eran componentes que ya sabe fabricar la Argentina, básicamente los gigantescos “generadores de vapor”, que en una CANDU son 4, y deben reponerse a los 30 años para que la central alcance su vida programada de 60 años. Los de Embalse, por ejemplo, son argentinos (los hizo IMPSA). En AgendAR supusimos que los chinos estaban felices de bajar el precio de Atucha III (que nunca fue de U$ 9000 millones) porque planeaban vendernos el combustible. Dado que la Argentina es autónoma desde 1983 en la fabricación de elementos combustibles nucleares para todas sus centrales (asunto a cargo de CONUAR, del grupo Pérez Companc), eso habría sido como que del dueño de una estación de servicio le comprara un camión a un concesionario con la extraña condición de adquirir también el gasoil del mismo… en otra estación de servicio perteneciente al dueño de dicho concesionario, y eso durante toda la vida útil del móvil. Con el agravante de que una central dura 60 años, no 10 como un camión. Y el uranio es a lo sumo el 7% del costo de fabricación de un elemento combustible, una obrita de arte de la metalurgia del circonio. Un elemento combustible CANDU, de 50 cm. de largo. Es un desarrollo de tecnología de materiales (cerámicas y aleaciones de circonio-niobio) que insumió 34 años a la Argentina. Llegar a la fabricación de elementos combustibles a la Argentina le tomó 34 años: es un asunto de un valor agregado en ciencia de materiales infinitamente mayor que el de hacer perforaciones, sacar crudo y refinarlo. Como la cosa venía causando alarma entre los “nucleares fundacionales” formados por Jorge Sábato, lo estábamos investigando. Nos quedamos cortos. Es toda la central la que se suprimió. Era demasiado argentina para durar. En su lugar, el gobierno apuesta (o dice que apuesta) a la compra «llave en mano» de una central china de 1100 MW de uranio enriquecido. Ésta ya causó una crisis de gobierno en Río Negro, cuya legislatura la rechazó de plano por ley, no sin aclarar que la provincia está perfectamente dispuesta a construir centrales nucleares CAREM de INVAP, porque es una empresa local. No son antinucleares, simplemente no comen vidrio. La central china de marras, una Hualong de la Chinese National Nuclear Corporation (CNNC) es de tercera generación. Esto significa que tiene “seguridad pasiva”, heredada de su inspiración en la AP 1000 de Westinghouse, lo que habla bien de la misma. Pero les falta «kilometraje»: la CNNC tiene sólo 2 “Hualongs” en funcionamiento en territorio chino, aunque está exportando varias unidades a Pakistán, que las comprará “llave en mano” y sin participación de la industria nucleoeléctrica local (de la que carece). Sin embargo, Argentina no es Pakistán: aquí hay una tradición que cumple ya 60 años de no comprar “llave en mano” y pelear a cara de perro con el proveedor la fabricación local de componentes críticos. El ADN nuclear es “industrialista argentinista”. Si hay dudas, preguntarle a la SIEMENS y a la KWU. Su filosofía está en las antípodas de un plan como RenovAR, que ya licitó miles de MW de energía renovable, entre los cuales la Argentina, con tres fabricantes de turbinas eólicas (IMPSA, NRG, INVAP) no recibió ningún contrato. Todo muy ecológico y bonito, pero lo único “made in Argentina” de esta movida es el viento. Y hay otra dificultad más: se llama federalismo. Hoy es difícil poner 1100 MW en ninguna provincia, y máxime de marca nueva, si no es a cambio de beneficios industriales sustantivos. Eso significa un plan general de plantas fabriles electro intensivas en la provincia que reciba la central: puro “quid pro quo”. Hay muchas industrias posibles: vidrio, acero, aluminio, titanio, desalinización de agua por ósmosis inversa, pero tienen que tomar personal calificado y estar a pie de planta. El modelo centralista porteño de dirigirse a las provincias con el discurso: “Vos te quedás con el impacto y el riesgo ambiental, y yo con la electricidad”, eso ya fue. El gobierno viene dando frenazos, bandazos y tumbos en política nuclear. Debido a que tiene una cabeza esencialmente petrolera, no logra ordenar ningún plan técnica y políticamente aceptable, salvo para China. Si decide “pasarle por encima” a las leyes rionegrinas, sólo logrará el descrédito de la energía nuclear en la provincia misma adonde nació. Sería lamentable. Posponer la decisión de una nueva central nuclear para 2022 es tirarle la pelota al próximo gobierno, y apostar a que el consumo eléctrico argentino no desborde la capacidad de generación aplastándolo a puros tarifazos y recesión industrial. Entre tanto, como es inevitable que gastemos electricidad, las petroleras y gasíferas que dominan no sólo la matriz eléctrica argentina sino el pensamiento mismo del Ministerio de Energía, se proponen pasar una década y más de excelente facturación y repatriación de utilidades, cabalgando cancheramente sobre el aumento del crudo.

Daniel E. Arias

Nuevo fallo judicial: las empresas no podrán cortar el gas por falta de pago

La Justicia Federal ordenó a las prestatarias de gas de todo el país que se abstengan de realizar cualquier corte o suspensión del servicio por falta de pago, al dictar una medida cautelar a partir de una presentación realizada por la Asociación Consumidores Argentinos. Fuentes judiciales explicaron que la medida la adoptó el juez Federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, quien dispuso que «todas las prestatarias del servicio de gas del país se abstengan de llevar adelante cualquier corte o suspensión del servicio de gas a partir del día de la fecha derivado de la falta de pago». En la presentación judicial, realizada por los apoderados de Consumidores Argentinos, José Elvis Toto y Gustavo Luis Aballar Stiep, se había solicitado «la inconstitucionalidad y la nulidad de los aumentos de gas por falta de audiencia pública en el valor del Precio de Ingreso al Sistema de Transporte (PIST) del gas». Para acceder al texto completo de la medida cautelar, cliquee aquí.

Industria automotriz: aumentará el déficit con Brasil

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La industria automotriz nacional se encuentra «en rojo» con Brasil, advierte un informe de Ecolatina, y pronostica que el intercambio bilateral con ese país «continuará siendo deficitario». «En los últimos dos años, las ventas y producción del complejo automotor se desacoplaron», consideró la consultora Ecolatina y argumentó que «mientras la producción cayó 10%, las ventas en el mercado interno crecieron 40%. Como resultado, la participación de vehículos nacionales se redujo 15 puntos porcentuales. En el marco del Mercosur, y teniendo en cuenta que la automotriz es hoy una industria global, Argentina y Brasil habían firmado un acuerdo de complementariedad productiva para garantizar el libre comercio de vehículos y autopartes, manteniendo una proporción de importaciones y exportaciones. Pero, «acercándonos a la mitad del período total del acuerdo, no parece haber posibilidades de que el mismo se cumpla. Para lograrlo, nuestras exportaciones deberían crecer 50% o bien las importaciones reducirse 35%, de mantenerse la otra variable estable«, afirma Ecolatina. Sin embargo, el informe sostiene que la producción automotriz se mantendrá en alza, pues todavía existe una importante capacidad ociosa en la industria. En 2017, la producción fue 75% menor a la de 2011 (830.000 unidades). Además, «se espera que las ventas en el mercado interno cierren por encima del millón de unidades, superando el récord histórico de 2013», continúa diciendo el informe. El mercado brasileño será un gran impulsor, ya que un tercio de la producción local va a ese mercado. Pero, como hay un alto componente importado de Brasil en los autos nacionales, un aumento de la producción genera un alza de las compras de autopartes al país vecino y profundiza el déficit bilateral. «En línea con esto, el reciente anuncio de reducción de los aranceles para la importación de autopartes que no se fabriquen en el país, aunque reduciría el pago futuro por el excedente importado, profundizaría el déficit de autopartes con Brasil, transformando la convergencia productiva en poco menos que una utopía«, concluye el informe de Ecolatina.