Reparando Atucha II

Un día de octubre del año pasado, durante la verificación de rutina que se realiza cada vez que se cambia el combustible en uno de los 451 canales por los que circula el refrigerante del núcleo de Atucha II, el personal de Nucleoeléctrica Argentina S.A (NA-SA, empresa a cargo de las tres centrales nucleares que funcionan en el país) detectó una pequeña irregularidad que sugería que algo lo estaba obturando; el caudal era menor de lo que correspondía. La sospecha surgió porque una zona del núcleo estaba algo más caliente de lo esperado. Fue necesario bajar una cámara en el enorme recipiente de 14 metros de alto para ver qué pasaba: un “separador” (uno de cuatro cilindros de acero de alrededor de 15 kilos ubicados debajo del tanque del reactor) se había soltado y bloqueaba parcialmente uno de los conductos. Se sostenía entre el techo del recinto y la boca del canal por la fuerza del agua circulante.
Por precaución se decidió sacarla de servicio. En cuanto se detuvieron las bombas principales, el chorro perdió potencia y el separador, de 160 mm de diámetro (un tamaño similar al de un plato de postre) y 90 mm de alto (como nueve platos apilados) cayó al fondo del recinto. “Fue un desperfecto mecánico casi trivial. Algo que si uno lo tuviera al alcance de la mano, lo repara en dos semanas, incluidos los papeles regulatorios necesarios –dice José Luis Antúnez, ingeniero electrónico por la Universidad de Buenos Aires, miembro fundador del Grupo de Viena del Organismo Internacional de Energía Atómica y actual presidente del directorio de NA-SA–. El drama es dónde está. Este separador que se soltó de su soporte se encuentra en el fondo del tanque del moderador y del reactor, el lugar más inaccesible que uno pueda imaginar. En 1988, en Atucha I hubo una rotura dentro del reactor (parece premonitorio, pero justo hace unos días se presentó el libro sobre su reparación [Crónica de una reparación (im)posible, firmado por nuestros colegas, Jorge Sidelnik, Roberto Perazzo y el fallecido ingeniero Juan Carlos Almagro]). Se parece bastante a ésta, pero estaba dentro del tanque del moderador, un lugar que no digo que sea tan cómodo como abrir la puerta de la oficina, pero sí un poco más accesible. Igual que en el caso de Atucha I, la ‘receta’ que vino junto con la máquina dice que para acceder a este sitio hay que desarmar el reactor. Atucha II es la central más grande del sistema argentino, nos llevó más de tres años montarlo, y su recipiente fue [durante mucho tiempo] el más grande del mundo, incluidos los EPR (European Pressurized Reactors) franceses de 1600 MW. El nuestro tiene más diámetro y más altura. Tal como pasó con Atucha I, la fabricante planteó que se necesitarían alrededor de cuatro años para repararla. Así que la CNEA dijo ‘De ningún modo vamos a hacer esto. Muchas gracias, lo reparamos nosotros’. Y así fue. Sabemos lo que es montar este reactor. ¡Y lo hicimos sin radiactividad! Imagínese desarmarlo, sacar el núcleo, mandarlo a piletas, guardar la tapa del reactor y todos los mecanismos con radiactividad abajo agua… ¡Es un calvario interminable y además, costoso! Estimamos que tendríamos que invertir, aparte de los cuatro o cinco años, 400 o 500 millones de dólares”.  
  Dicho y hecho. Los científicos decidieron poner en juego el proverbial ingenio criollo sobre la base de lo que se había hecho en 1988. Para hacerse una idea de lo que entraña, en palabras de Antúnez, el método que diseñaron es algo que en términos médicos podría compararse con una laparoscopía, y en términos mecánicos, su especialidad, con reparar el motor del auto a través del orificio de la bujía. “Vamos entrar al fondo del reactor por los canales de combustible sabiendo que nos vamos a encontrar con un ‘pequeño’ inconveniente: hay que cortar la pieza, porque mide 160 mm de diámetro y el orificio del canal, 108 mm–destaca–. De estos últimos cinco meses, empleamos el primero en rascarnos la cabeza para ver qué era lo que había pasado, después lo averiguamos y luego nos pusimos a pensar cómo sacábamos esta pieza de allí. Decidimos no soldar nada al piso, que podría haber sido una solución, para no introducir un elemento en un lugar donde no tiene que estar. Además, tampoco es un trabajo sencillo”. En efecto, para retirar la pieza hay que cortar… ¡pero a 14 metros de distancia, bajo 11 metros de agua y en un entorno radioactivo! Eligieron dos métodos y los desarrollaron ambos. El primero, más simple, consistía en bajar una fresa con accionamiento hidráulico por el orificio de entrada para el canal de combustible, prensar el separador con auxiliares mecánicos ingresados por otros canales y fresarlo reiteradamente hasta poder cortarlo en tramos que pudieran extraerse.  
  “Lo ensayamos, anda perfectamente bien y lo tenemos como plan B, porque deja mucha viruta y no nos causa gracia dejarla en el fondo del reactor –explica Antúnez–, ya que va a ir a parar a los mecanismos de filtrado del agua y puede causar algún problema. De modo que optamos por la ‘electroerosión’. Es un método muy usado por los matriceros que permite realizar cortes de asombrosa precisión y limpieza; es decir, la viruta que produce el metal, como se hace en el marco de un campo eléctrico muy grande, queda reducida a unas bolitas cristalizadas de apenas 50 a 200 micrones (milésimas de milímetro)”, más o menos el grosor de un cabello. En el mundo no había una herramienta adecuada disponible. Decidieron convocar a una pyme local, que asumió el desafío de fabricarla y se comprometió a hacer una especial para este caso. Loading video Después viene la segunda tarea, sacar los trozos del separador. Para esto, bajarán por otro canal una herramienta “canasto” (que afectuosamente llaman “el camión de la basura”). Pasa por el orificio de 100 mm de diámetro y se despliega en el fondo. Una tercera herramienta, también diseñada ad hoc, toma los trozos cortados, y en varios viajes los deposita dentro del canasto. Por último, hubo que desarrollar una mesa de trabajo. “Al cortar con electroerosión, se hace chispear un electrodo contra la pieza que uno quiere cortar –detalla Antúnez–. El electrodo es de un elemento muy conductor, para este caso hemos optado por el grafito. Entre el cuerpo a cortar y el electrodo se establece un campo oscilatorio de frecuencia relativamente baja. Como eso se acerca automáticamente, la gracia está en disponer de la electrónica necesaria para que cuando se percibe que la chispa está cortando, se mantenga subiendo y bajando el electrodo, bajándolo hasta que chispee y subiendo lo necesario para que no se corte el arco. La mesa de trabajo es para hacer eso. Entra plegada y se arma abajo, es una pieza de relojería también diseñada por nosotros”. Por supuesto, además habrá que bajar cámaras que puedan funcionar adentro del reactor para visualizar toda la operación. A diferencia de las que se utilizaron durante la reparación de 1988, que duraban tres días y las lamparitas, que no resistían la radiación, las actuales soportan más de un mes.  
  Otro dato que hubo que tener en cuenta es que para subir el separador a la mesa de corte no se puede usar un electroimán, porque es de acero inoxidable (que no es magnético). “Recurrimos a la antigua ventosa –describe Antúnez–: lo vamos a mover mediante un instrumento de succión, como lo que uno usa para destapar la cañería en casa, pero de alta tecnología, porque es de un material resistente a la radiación y funciona con alto vacío. Tenemos que girarlo 90 grados y ponerlo arriba de la mesa trabajo. Y después una ventosa más chica retira las piezas junto con una pinza, las carga en el ‘camión de la basura’ y se la lleva”. Los ingenieros y técnicos que diseñaron toda la operación prevén que producirá muy poca viruta, pero por si quedara algún resto problemático, también diseñaron una aspiradora con una manguera móvil que “provocaría la envidia de cualquiera que limpie su casa. Claro, lástima el costo –bromea Antúnez–. La apodamos ‘trompa de elefante’, porque puede ir para cualquier lado, incluso hacia atrás. El cabezal de electroerosión, la fabricó nuestro proveedor, J1PUMPS S.R.L, una pyme que es un producto más del desarrollo nuclear argentino que, como tantas otras, aprendió trabajando para el sector nuclear. Y el resto se hizo o en NA-SA o en Combustibles Nucleares Argentinos S.A (Conuar), que produce los elementos combustibles para las centrales y aleaciones especiales”.  
  Las centrales nucleares producen el 7% de la electricidad que brinda el Sistema Argentino de Interconexión; Atucha II, el 4%. Cada día que la central no funciona se pierden por lucro cesante alrededor de 800.000 dólares. Los fabricantes originales habían estimado que la reparación costaría alrededor de 400 millones de dólares. En cambio, aún contando los costos internos de NA-SA, la operación totalmente made in Argentina va a estar entre los 15 y los 20 millones de dólares. Dadas las complejidades de esta misión, armaron un modelo a escala 1:1 para practicar cada paso. “Ya cortamos el primer separador con todo éxito –se entusiasma Antúnez–. Ahora vamos a ensayar el procedimiento de extracción y ya después nos vamos para el reactor a hacer el trabajo real. Todo el talento de NA-SA está aplicado a esto. Nuestras dos ramas de ingeniería (la de operación, y la de construcción y desarrollo) están íntegramente abocadas a esta reparación. Pero además, participa personal de operación y de mantenimiento. No falta nadie. Yo estimo que de las 3300 personas de la empresa, no menos de 400 participan en este proyecto”. Antúnez no es partidario de adelantarse a los acontecimientos, pero si todo sigue como hasta ahora, en algunas semanas la central estará nuevamente en operaciones. 

NORA BÄR

Ya circula en La Plata el primer ómnibus propulsado por una baterías de litio del país

Este 5 de junio Día Mundial del Ambiente se puso en circulación del primer ómnibus a propulsión eléctrica con baterías de litio, desarrollado por Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y la Empresa Nueve de Julio.

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El Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, participó del acto y remarco que el proyecto se financio a partir de un Aporte no Reembolsable Asociativo “Movilidad Eléctrica” de 49 millones de pesos otorgado por la Agencia I+D+i, que funciona bajo la órbita del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.

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En ese marco Filmus felicitó a los trabajadores de la empresa y a los profesionales de la UNLP y destacó que es “sustantivo y fundamental que trabajemos en cuidar un mundo que, si no tomamos medidas drásticas, vamos a sufrir consecuencias aún más dramáticas que las que ya padecemos, como la sequía. Este Día del Ambiente tiene el sentido de fijar este tema como un tema permanente y tomar conciencia que solo es posible resolver las problemáticas actuales por medio de la ciencia y la tecnología. La humanidad ya no puede volver a épocas primitivas”.
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El Ministro de Ciencia resaltó que uno de los desafíos “es evitar abordar este tema desde una perspectiva colonial. Basta ver cómo las regulaciones de la Unión Europea y los países centrales, bajo el argumento del cambio climático, también funcionan como una barrera aduanera para-arancelaria que impide a nuestros países, que no tienen las mismas condiciones para desarrollar ciencia y tecnología, colocar nuestros productos en el mercado global. Los efectos del cambio climático los sufrimos todos los países pero los producen fundamentalmente los países del hemisferio norte”.
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Filmus hizo hincapié en la importancia de la articulación público-privada: “Este proyecto significó una multiplicidad de articulaciones que nos muestra el camino para nuestro desarrollo. Si no articulamos no tenemos destino. Tenemos que tener una responsabilidad enorme respecto del futuro y defender las conquistas imprescindibles que la ciencia y la tecnología colocan al servicio de nuestra gente. En este caso, la electromovilidad tiene un impacto enorme en la calidad de vida de nuestra sociedad y estamos en deuda: hace falta que el Estado genere mecanismos de incentivo fiscal para que esta transformación sea motorizada por un Estado que permita que haya inversiones serias de empresarios y del Estado nacional y las provincias. Es urgente una ley de electromovilidad. Tenemos que tener una perspectiva de desarrollo tecnológico propio, incentivando inversiones, articulando entre los diferentes niveles del sector público, las universidades y el sector privado, potenciando las capacidades de nuestras y nuestros profesionales”.
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Cabe recordar que la Facultad de Ingeniería y la empresa realizaron un primer prototipo de micro eléctrico en diciembre del 2020, que llegaba a recorrer hasta 60 kilómetros. El modelo actual, con la experiencia acumulada, logró perfeccionarse. Los trabajos se llevaron adelante en las instalaciones del Centro Tecnológico Aeroespacial (CTA-UNLP).
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Participaron del proyecto los ingenieros Alejandro Patanella (aeronáutico), Guillermo Garaventta (electrónico) y Bautista Nebbia (electromecánico), además de los estudiantes de Ingeniería Electromecánica Javier Eguren, Juan Pablo Ane, Juan Ignacio Cuenca y Francisco Tiberi. También el técnico electro-mecánico y estudiante de Ingeniería Electrónica Alejandro Epifanio.
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El ómnibus, que originalmente tenía un motor convencional, es el primero en su tipo en la Argentina y tiene una autonomía de 200 km. En cuanto al tiempo de carga de la batería, con un cargador de 40 kW se puede realizar entre 4 y 6 horas. Silencioso, sin vibraciones ni emisiones contaminantes. Para la reconversión del micro se sacó todo el sistema de propulsión a combustión, motor, tanque de combustible y sistemas de refrigeración. Se dejó la instalación eléctrica original y la instalación del sistema neumático, encargada de los frenos y la suspensión. Se le colocó la batería, el motor y un nuevo compresor que se adaptó para el sistema de neumáticos. Se acomodó la instalación eléctrica para compatibilizar los dos sistemas (el nuevo y el de fábrica) y que puedan coexistir en el coche.
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Este proyecto de reconversión de un colectivo convencional a movilidad eléctrica propulsado con baterías de litio, supone contribuir a la generación de valor agregado en el país, promueve la creación de mano de obra local con un alto expertise, la utilización de materiales nacionales y el desarrollo de las bases de la ingeniería para la innovación tecnológica.

La Fuerza Aérea Argentina amplia el contrato con FAdeA

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La Fuerza Aérea Argentina ha tomado la decisión de ampliar el contrato con la Fábrica Argentina de Aviones “Brigadier San Martín” que tiene como objeto la recuperación de capacidades operativas de diversos sistemas de la Fuerza.

La Jefatura de Gabinetes de Ministro dio la luz verde para que se amplíen las Órdenes de Compra Nros. 40/39-0400-OCA22 y 40/39-0401-OCA22 emitidas en el marco de la Contratación Directa Interadministrativa realizada a fines de junio de 2022. El incremento previsto asciende a la suma de $113.626.226,35 de pesos y USD 2.124.376,80 de dólares, respectivamente.

El contrato interadministrativo inicial rubricado entre FAdeA y la Fuerza Aérea, con fecha de finalización para el 31 de diciembre de 2023, tenía previsto los siguientes hitos:

  • Recuperación de la Capacidad Operativa de Aeronaves de Transporte de FAA y sus componentes
  • Recuperación de la Capacidad Operativa de Aeronaves Pampa de la FAA y sus componentes
  • Recuperación de la Capacidad Operativa de Aeronaves de Combate/Entrenamiento y enlace de la FAA y sus componentes
  • Recuperación de la Capacidad Operativa de Aeronaves de Ala Rotativa de la FAA y sus componentes

Para estos trabajos a ejecutarse por FAdeA se dispuso de USD 6.069.648 millones de dólares en concepto de materiales y $ 324.646.361 millones de pesos en mano de obra.

La reciente ampliación, la misma se basó en los requerimientos de la Fuerza Aérea Argentina para “…optimizar la cantidad de aeronaves de la flota en servicio, cumplimentar requerimientos operativos, contar con el equipamiento que permita solucionar novedades sin demoras y completar aeronaves que han sido afectadas debido a la escasez de equipamiento…”. La decisión forma parte de las iniciativas que mantiene la FAA a los fines de recuperar las líneas logísticas de sus distintos sistemas de armas, los cuales han sufrido la falta de inversiones suficientes para garantizar su sostén y operación.

Con esta ampliación, FAdeA y la Fuerza Aérea renuevan los lazos de colaboración y trabajos conjuntos, a los cuales se les deben sumar los distintos proyectos en curso, tales como el mantenimiento de los C-130 Hérculesensamblado de IA-63 Pampa IIIla remotorización y estandarización de Pampa IIla modernización de los Pucará, así como otros servicios.

El IGN publico un nuevo mapa de la Argentina bicontinental. El polo Sur esta arriba

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El Instituto Geográfico Nacional (IGN), Organismo responsable de la elaboración y actualización de la cartografía básica del territorio argentino, presentó una nueva versión del mapa de Argentina ubicando el punto cardinal Sur en la parte superior. En opinion de este editor nos ayuda a visibilizar mejor el tamaño de la Argentina continental, su reclamo Antartico y su condicion de pais maritimo.

ABF

La industria del litio en la tensión geopolitica entre EE.UU y China. El posible lugar de Argentina

El director de finanza de Livent, uno de los gigantes mundiales del litio, Gilberto Antoniazzi dio una entrevista en la que brinda extensa información sobre lo que como una industria química más que una explotación minera, el lugar dominante que hoy tiene China y la intención de EE.UU de equilibrarlo. También hablo de las realidades y perspectivas argentinas en este campo. Es obvio que el director Antoniazzi habla desde la mirada e intereses de una multinacional estadounidense. Es necesario que el gobierno argentino encare el tema desde nuestros intereses. La fusión de Livent Corporation y Allkem en una nueva compañía es, tal vez, el principal acontecimiento del año en la industria global del litio. La operación tendrá un impacto especial en la Argentina, dado que los dos players involucrados lideran los únicos proyectos productivos del mineral en el país. Gilberto Antoniazzi, CFO de Livent, es uno de los grandes artífices de la creación del nuevo gigante en el negocio del litio. El ejecutivo fue uno de los hacedores del posicionamiento de la compañía estadounidense como una de las referentes mundiales en tecnologías de procesamiento de litio. Lo hizo primero en FMC Corporation, firma de productos químicos en la que trabajó durante 18 años, y luego en Livent Corporation, compañía independiente creada a partir de la separación del negocio de litio de FMC en 2018. Antoniazzi será una figura central en la nueva compañía que Livent conformará con la australiana Allkem, dado que continuará desempeñando el rol de CFO del nuevo gigante. Antoniazzi brindó una entrevista exclusiva. A través de una videoconferencia desde Filadelfia, donde Livent tiene sus oficinas centrales, el directivo reflexionó sobre el reacomodamiento geopolítico entre EE.UU. y China que encuentra al litio en el centro de esa agenda, y analizó qué rol puede jugar la Argentina en la carrera para asegurar el suministro a futuro del mineral tanto para la industria automotriz (movilidad eléctrica) como para la electrónica. Su visión incorpora categorías poco frecuentes en el análisis local del incipiente sector de litio y edifica una arquitectura de lectura que se centra en el mediano y largo plazo. Antoniazzi adelantó que Livent y Allkem seguirán invirtiendo fuerte en el país. La primera tiene en marcha el proyecto Fénix en Catamarca, donde está desembolsando US$ 1100 millones para aumentar la capacidad de producción de carbonato hasta las 60.000 toneladas anuales.

Una industria química

–¿Considera a la producción de litio una actividad minera tradicional o la vincula más con el sector químico? -Lo veo mucho más como un sector químico. La explotación de la salmuera por sí sola no significa nada, no se puede utilizar por sí sola. Hay una conversión, un proceso de manufactura que torna la salmuera en un producto de calidades específicas. El litio, entonces, no es un commodity, como lo es la soja, sino que es un producto industrial con ciertas características que son muy específicas. Definitivamente lo veo como una actividad química. –En la producción de petróleo y gas, más allá de que siempre hay diversidad en cuánto al diseño de los pozos y las técnicas que se utilizan, existe cierta estandarización. En el caso de la producción de carbonato de litio, ¿cuán amplio puede ser el espectro de métodos o tecnologías para producir carbonato?La Argentina hoy es el país que más proyectos de litio tiene en el mundo. Pero si uno analiza esos emprendimientos, no creo que ninguna empresa haga exactamente lo mismo. Por cuestión de tecnología empleada y porque las salmueras no son todas iguales. Podríamos decir, a modo explicativo, que en el Salar del Hombre Muerto (donde Livent posee su planta de producción desde hace más de 20 años) la salmuera es de tipo A, pero en Olaroz-Cauchari (donde opera Allkem) la salmuera tiene otras características. Esto tiene implicancias en la tecnología a utilizar para extraer y convertir a carbonato o cloruro. En Livent utilizamos una tecnología de extracción directa o «DLE» (Direct Lithium Extraction). Somos la única empresa que usa esa técnica de manera comercial en el mundo. Nos conviene por la salmuera que tenemos en el Salar del Hombre Muerto. En otros sitios esta tecnología tal vez no encaje perfectamente, por cuestiones de impurezas de la salmuera. –Tomando el ejemplo y vinculándolo con la fusión anunciada con Allkem, ¿podrían transpolar el método de extracción de Livent en el Salar del Hombre Muerto a Olaroz? -Creo que podríamos hacerlo, pero ajustando ciertas cosas. Nuestro proceso está muy identificado con el grado de pureza del Salar del Hombre Muerto. Es una cuestión que está en estudio porque todavía somos dos empresas completamente separadas y está en proceso la aprobación de esta transacción por parte de nuestros accionistas. Somos competidores en este momento, pero cuando termine este proceso vamos a mirar esa posibilidad. Incluso Allkem en Sales de Jujuy tiene una tecnología de evaporación que funciona muy bien. Nosotros podríamos utilizarla también en el Salar del Hombre Muerto. La gestión de tecnología a veces está identificada con la salmuera, pero también hay cuestiones de disponibilidad de agua, de energía. Son cuestiones a considerar.

Fusión y mercado global del litio

–¿Cuánto carbonato de litio cree que la nueva empresa va a estar produciendo en 2025 y 2030? -Al 2027, basado en los programas que tenemos en las dos empresas por separado, podríamos llegar a 250.000 toneladas anuales. Eso representaría un 10% del mercado global para ese año. Es mucho crecimiento. –¿Cómo analiza el mercado mundial del litio en esta coyuntura? ¿Y a largo plazo? -A nivel mundial, creo que la fusión fue extremadamente bien recibida por los clientes finales, los fabricantes de autos y baterías. Las automotrices tienen una gran preocupación acerca de si habrá suficiente litio para la industria. Con la fusión de dos empresas fuertes como las nuestras se obtiene mucha escala, capacidad de inversión, tecnología y flexibilidad de producción. Esto genera confianza para los clientes finales. La industria enfrenta un crecimiento de la demanda increíble. Se espera que para el 2030 un 50% de los coches sean eléctricos. Más a corto plazo, en 2025, la demanda de litio será de 1,5 millones de toneladas. En 2023 se comercializará unas 500.000. Es decir, se espera que el mercado se triplique. Es un crecimiento brutal, por lo que la gran preocupación es la seguridad de suministro. –¿Cuáles son los puntos centrales en la relación comercial con esas terminales automotrices? -Nosotros tenemos contratos con Tesla, BMW y General Motors (GM) de largo plazo. Son contratos que tienen una duración de al menos cinco años en los que los volúmenes van creciendo año a año. Lo fundamental es que nuestros clientes vean que tenemos la capacidad de crecer junto a ellos. –¿Cuánto de esta fusión se explica en términos de preparación para un mercado que será mucho más grande y agresivo, con jugadores asiáticos que tienen mucho capital? -Respecto de las inversiones asiáticas, hoy hay cuestiones geopolíticas en la industria automotriz que son muy fuertes. En EE.UU. la administración Biden impulsó la Inflation Reduction Act, una ley que incluye elementos muy importantes para acelerar la reconversión de la industria automotriz eléctrica desde el punto de vista de producción de vehículos, pero principalmente desde la fabricación de baterías. Hoy ese mercado está dominado por China. Por ejemplo, el 80% de la producción mundial de cátodos, un elemento central en la producción de baterías, está en China. Al mismo tiempo, un 80% de la capacidad de conversión de litio en carbonato o hidróxido, las dos formas en que el mineral se utiliza en las baterías, también está en manos de China. Es decir, Asia tiene hoy un control muy importante del mercado, algo que no parece competitivo para las automotrices estadounidenses y europeas. Nosotros tenemos una base importante en América, en la Argentina y en EE.UU. y Canadá. Vemos que el crecimiento de los vehículos eléctricos en Norteamérica y Europa será más fuerte incluso que en China a largo plazo. Por eso, creemos que estamos muy bien ubicados en ese sentido. En ese sentido, estamos colaborando con los gobiernos norteamericano y argentino para facilitar las exportaciones directas de litio desde la Argentina. De ahí que sea tan importante que Argentina consiga un acuerdo comercial con EE.UU. Desde Livent apoyamos al gobierno argentino en este tema. El ministro Sergio Massa mantuvo conversaciones con nosotros y también hablamos con representantes del gobierno norteamericano. Apuntamos a exportar carbonato de litio hacia EE.UU. y convertirlo en hidróxido, algo que está aceptado por la ley (norteamericana). Lo importante para nosotros es que la Argentina pueda beneficiarse de este esquema.

El litio en Argentina

– ¿La fusión con Allkem puede derivar en que concentren el foco en algún proyecto específico en Argentina o en el mundo? -Una gran ventaja de esta combinación es que nuestros activos en Fénix, de Livent, y Sal de Vida, de Allkem, están a 10 kilómetros de distancia en el Salar del Hombre Muerto. Nuestra visión es que podríamos acelerar ambos proyectos y disminuir el riesgo de la inversión. Todo proyecto tiene riesgo, pero si estamos cerca y contamos con la capacidad técnica de las dos empresas, va a ser menor. Estamos sumamente comprometidos con la inversión en Argentina, son activos de muy buena calidad y a costo competitivo. –Un tema que se suele discutir en la Argentina es cómo se debe determinar el precio del litio que se exporta en función del grado de calidad. ¿Cómo debería ordenarse la cuestión del precio de exportación? -A nivel de gobiernos e incluso entre analistas de mercado se toma como referencia de precio el mercado chino y el mercado spot. Pero hay que tener en cuenta que este último es un mercado muy chico y poco representativo de la industria, por lo que es complejo tomarlo como precio de referencia. Para los chinos ese precio está bien, pero para la industria global del litio no tanto. Partimos de esta base: cuando firmamos un contrato con una automotriz por cinco años está claro que ninguna de las partes querrá que el precio flote permanentemente. Ninguna empresa determina su renta realmente en función del precio spot del litio en China. Por eso, se debe tener mucho cuidado con el precio de referencia que se toma. Nosotros tuvimos charlas muy importantes con el gobierno argentino para explicar ese punto. El precio spot no es un precio de referencia de nuestras ventas, que se apoyan en acuerdos comerciales con empresas enormes. Son acuerdos confidenciales, lo que complica un poco más el tema, pero casi todas esas empresas publican sus informes financieros a la bolsa, por lo que uno puede tener una idea de los valores a los que estamos vendiendo. El gran punto acá es que el precio de referencia que mucha gente toma de China es un precio equivocado y no representativo de la realidad de la industria. –¿Hay algún país o mecanismo que se pueda tomar como ejemplo? -Hay varios instrumentos: el mercado chino es una referencia como así también los valores de exportación desde la Argentina y Chile y los precios de importación en Corea del Sur y Japón. Si uno analiza esas variables, habrá valores distintos y también de calidad del litio que se está comprando. El litio carbonato técnico que no posee un “grado batería”, da un valor más bajo que uno que sí lo tiene. El hidróxido se paga todavía más, porque es un producto industrial más específico. Hay sólo tres empresas que producen hidróxido comercial en grandes volúmenes a nivel mundial. Es decir, no es tan simple determinar cuáles son los precios de referencia. –¿Cómo cree que hay que encauzar la discusión en cuanto al government take o la participación impositiva que grava la producción de cloruro o carbonato de litio? ¿Cómo incide el caso chileno? -Primero, la Argentina es muy distinta de Chile y para mejor. Basta con mirar cuántos proyectos nuevos hay hoy en Chile. La Argentina es el país con más emprendimientos de litio en el mundo. Tiene un marco legal que genera cierto confort para la inversión; cuando hablo con un inversor o con un analista de mercado, siempre surge la cuestión acerca de lo que implica invertir en la Argentina, pero siempre se pregunta desde el punto de vista económico y no desde la óptica del marco legal, que es mucho más importante. La economía argentina se puede navegar, pero si hubiera modificaciones del marco legal generaría mucha preocupación. Basta mirar lo que pasó en Chile. El día que se reglamentó la nueva ley (que nacionaliza la minería), la acción de SQM cayó 25%. Y la acción de nuestra compañía, que no está en Chile, descendió un 10%. Tengo mucha confianza en que en la Argentina no tendremos problemas. –Otro tema del que se habla mucho es sobre la posibilidad de industrializar el litio pese a que es complejo que grandes fabricantes globales como Samsumg o Panasonic se radiquen en el país por una cuestión de escala y de proximidad de la demanda. ¿Cómo analiza esa cuestión? -Una industria de baterías es como la industria automotriz. Tiene elementos satélites para la producción final de la batería. Para tener una fábrica las inversiones son de miles de millones de dólares. Se estima que para instalar una planta de escala mundial de fabricación de baterías se requeriría de una inversión de unos US$ 4000 millones. Y además hay que tener en cuenta los incentivos a la inversión que EE.UU. y Europa están dando para que las plantas se instalen en esos países. Es difícil competir contra eso, porque las empresas además de necesitar invertir en esos mercados, encuentran mejores condiciones.-

 Nicolás Deza y Nicolás Gandini

«La inteligencia artificial traerá grandes cambios, en el lapso de 6 a 12 meses»

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Es la una y media de la madrugada en San Francisco, Estados Unidos. Pero Rebeca Hwang no tiene problema con los husos horarios. Nació en Seúl, ciudad capital de Corea del Sur, vivió y creció en la Argentina. Estudió en el Colegio Nacional Buenos Aires y luego se fue a estudiar al Massachusetts Institute of Technology (MIT) y a Stanford. Desde 2003 lidera proyectos en Silicon Valley y fue reconocida como una de las Jóvenes Líderes Globales del Foro Económico Mundial, y como una de las 35 Innovadores Globales menores de 35 años por el MIT Tech Review.

Se especializa en innovación, tecnología, emprendedurismo y, desde hace pocos meses, tiene una nueva cátedra con foco en el futuro en la escuela de negocios global Thunderbird, que tiene sede en California. El mundo cambió. Y ella explica cómo diferenciar la creatividad que se origina en un ser humano de las ideas que ahora disparan las máquinas con inteligencia artificial. Parece una agenda lejana en un país con 40% de pobreza, 128% de inflación estimada para 2023 y elecciones a la vuelta de la esquina. Pero no lo es. Para la argentina más reconocida en Silicon Valley, el mundo de la inteligencia artificial es hoy una revolución presente que amenaza con convertirse en uno de los mayores desafíos de la humanidad y, según dice, “nuestro país tiene que tomar nota rápidamente de lo que pasa”.

–Vivís en una economía del futuro, como es Silicon Valley. ¿Qué es lo nuevo que hay que conocer?

–Es la primera vez, en casi 20 años que estoy en Estados Unidos, que siento que hay una transición realmente revolucionaria desde el punto de vista tecnológico. Estamos claramente ante una revolución. Y estoy en Silicon Valley, donde tenemos muchas tendencias de nuevas plataformas, tecnologías, innovaciones, invenciones que cambian un poco algunas modalidades de interacción que tienen los seres humanos, o la manera en que transaccionamos en negocios. Pero esta vez, con la tendencia de inteligencia artificial veo un cambio realmente rotundo.

–¿En qué sentido?

–Muchos de nosotros aquí tenemos sentimientos encontrados, un poquito de emoción, un poquito de miedo, un poquito de sentir que esto está pasando demasiado rápido. Tenemos conversaciones filosóficas, que no he experimentado antes, sobre la moralidad del futuro de la humanidad. Yo diría que es un período único en la historia de la tecnología de las últimas tres o cuatro décadas en Silicon Valley. Hace un tiempo, prepandemia, hablábamos de todo lo referido a la movilidad, de los cambios que se habían producido ya con los autos autónomos, que era algo que se planteaba desde Sudamérica como una tendencia de futuro y que aquí ya era una realidad.

Rebeca Hwang: “La tecnología deja de ser un medio para ser un fin en sí mismo. Mi interlocutor será una máquina y eso es un cambio de un paradigma social”
Rebeca Hwang: “La tecnología deja de ser un medio para ser un fin en sí mismo. Mi interlocutor será una máquina y eso es un cambio de un paradigma social”Hernan Zenteno – Hernan Zenteno
 

–¿Cuán tangible es todo eso hoy en el mundo real de los negocios?

–Muy tangible, por lo vertiginoso del cambio. Hace seis meses, por ejemplo, había aplicaciones que las personas estaban probando casi por entretenimiento, por curiosidad, y ahora vemos API (interfaces de programación de aplicaciones) en las que se puede usar una tecnología y habilitar a una red de creadores para que puedan basarse en esa infraestructura y generar aplicaciones. Hay una adopción increíble y eso va a repercutir en casi todas las industrias, no es solo algo que va a pasar en ámbitos de tecnologías más avanzadas o solo en Silicon Valley; va a afectar la salud, la educación y la manufactura. Es una revolución casi incontenible.

–¿Qué hay que dejar y qué hay que tomar en esta nueva era?

–Creo que hay mucha amplificación, mucho aumento de productividad y de eficiencia en muchas industrias. Y donde vamos a ver probablemente las primeras aplicaciones interesantes [de la inteligencia artificial] va a ser en salud, porque tenemos bastante acceso a la información y a bases de datos, y regulación. Esa base de datos utilizada a través de la inteligencia artificial sofisticada nos permite imaginar un mundo realmente interesante, en el cual la personalización de la medicina ya es una realidad. No hay debate sobre la inversión en aplicaciones de la salud por el impacto potencial.

–¿Dónde está el verdadero debate?

–Por ejemplo, uno puede imaginar un bot que hable con nuestros hijos, que los conozca durante tres horas al día; después de tres meses de ver todos sus secretos íntimos, tendremos una máquina que va a aprovechar vulnerabilidades en su seguridad, en su confianza personal, en su autoestima, para venderles cosas. Eso es un riesgo latente que debe tener límites. Hay temas éticos, morales, legales, que se deben tener en cuenta. Hay otra pregunta interesante y es cómo todo esto va a condicionar la conectividad humana.

–¿Y cómo va a hacerlo, concretamente?

–No sabemos si en el futuro hablaremos humanos con humanos a través de la tecnología. El cambio en la conectividad puede incluso afectar muchísimos elementos en la supervivencia de la especie. Y no quiero sonar muy dramática, pero, definitivamente, dejar de usar la tecnología como un medio, como un canal de interacción con otros seres humanos para convertirla en un fin en sí mismo de interacción, llegando a que mi interlocutor sea una máquina, esto realmente va a cambiar la forma en que nosotros entendemos la sociedad hoy en día.

–¿A qué velocidad van los capitales destinados a los desarrollos?

–El capital ya existente está haciendo un shift, está moviéndose a este tipo de aplicaciones, porque vemos que el cambio es tan profundo y tan rápido que habrá ganadores en este espacio; va a haber muchos perdedores también, pero habrá “multibillonarios”, y capaz que incluso se crearán un par de compañías que tendrán una valuación de más de un trillón de dólares. Vemos que cada 10 a 20 años se generan estas oportunidades, en las que las compañías gigantes se crean sin tener registro, en sus inicios, de lo grandes que pueden llegar a ser. En este momento sentimos que es uno de los puntos de inflexión históricos.

Rebeca Hwang: “Vamos hacia la personalización de los servicios de salud, con un impacto imparable, pero también habrá un debate ético y moral creciente sobre el rol de las máquinas”
Rebeca Hwang: “Vamos hacia la personalización de los servicios de salud, con un impacto imparable, pero también habrá un debate ético y moral creciente sobre el rol de las máquinas”
 

–¿Silicon Valley recuperó el brillo que tenía antes de la pandemia?

–Más o menos. Hay dos cosas que están pasando ahora. Vimos un éxodo. La gente se fue a Austin, a Miami, a Nueva York, a Los Ángeles. Entonces, perdimos un poquito de brillo, en gran parte por los costos de vida y porque, últimamente, aquí hubo más crimen y más problemas sociales. Ahora, aún teniendo esa situación macro de San Francisco, las grandes empresas que están creando estas nuevas tecnologías están acá. Está Open IA, que creó Chat GPT, y también están Google, Apple y Meta, entre otras grandes. Son las empresas que están creando toda la base de la inteligencia artificial. Las conversaciones sobre qué está pasando en los salones secretos del mundo de la tecnología siguen estando aquí, en Silicon Valley. Aun con el brillo un poquito apagado, la generación de estas nuevas tecnologías sucede aquí en Silicon Valley.

–¿Por qué los grandes intelectuales del mundo ya plantean sus reparos?

–Esto no tiene precedentes. Prácticamente yo llegué a Estados Unidos cuando empezó Internet, con la onda de todas las compañías que creaban websites en 2000, 2001. Yo organizé un par de reuniones, justamente, porque había mucha confusión sobre lo que estaba pasando con la tecnología; reunimos hace poco a los que crearon Internet, a los creadores del primer metaverso, a los que están creando las nuevas aplicaciones de inteligencia artificial en las grandes compañías, y tuvimos una conversación muy honesta respecto de por qué tenemos inquietudes sobre esta nueva tendencia. La razón es que nosotros tenemos este conocimiento de cómo funciona el cerebro humano, y sabemos cómo funcionan estas nuevas máquinas con la inteligencia artificial, y hay desventajas que tenemos como seres humanos.

–¿Cuál es la mayor complejidad?

–Pasa por entender cuáles son las capacidades de ambas partes, sabemos que en algún momento podemos estar amenazados por esta nueva inteligencia. De hecho, Geoffrey Hinton, que es el padrino de la inteligencia artificial y que trabajaba para Google, acaba de renunciar, justamente por estos temas éticos, por realmente saber cuál es el potencial. Hinton habla sobre cómo las máquinas computan, él dice: ‘Cuando yo creé la inteligencia artificial con el grupo de académicos y científicos de la época, pensábamos que nosotros íbamos a crear una forma de computación, de cómputo, bastante similar al ser humano’. La diferencia con las máquinas es que nosotros, como seres humanos, podemos hacer muchas conexiones al mismo tiempo. Yo absorbo información y esa información establece ligas, conexiones que me permiten hacer un proceso, interpretaciones y llegar a un razonamiento lógico. Las máquinas todavía no son muy buenas para eso, pero pueden absorber mucha más información en mucho menos tiempo. Imaginemos las cosas al estilo Matrix, en donde realmente uno puede tener toda la información a través de una base de datos y aprender muy rápido; la inteligencia artifical no solo puede hacer eso, sino que puede comunicarse casi al mismo tiempo con otras máquinas, que están también absorbiendo información.

–Y al aprender muy rápido…

–Pueden adquirir atributos que son cuasi humanos. Ya sabemos que, por ejemplo, la generación de ideas, la creación de poemas, canciones, arte; en eso ya no hay una diferencia en términos de la calidad técnica de las creaciones entre las máquinas y los humanos. Podemos debatir si hay emoción, si conectan con la audiencia o no, y ese es otro tema. Pero hoy en día sabemos que la calidad del producto es igual. Entonces, hay que imaginar todas las repercusiones que pueden surgir de estar lidiando con esta capacidad de cómputo que, en algún sentido, ya está superando la velocidad con la cual los seres humanos pueden aprender y usar información. Si pensamos, por ejemplo, en términos de privacidad, en la aplicación en guerras, en la manipulación de la máquina de seres humanos para convencerlos y persuadirlos de ciertas acciones, es realmente algo amenazante. No se trata de una agenda lejana. Todo lo contrario. Esto ya está pasando a nivel global y la Argentina debe tomar nota de ello.

Rebeca Hwang: “No hay que entender este cambio como un show al estilo Netflix, utópico o catastrófico, pero sí hay que prestarle mucha atención”
Rebeca Hwang: “No hay que entender este cambio como un show al estilo Netflix, utópico o catastrófico, pero sí hay que prestarle mucha atención”Jasmina Tomic – TED Conferences, LLC
 

–Liderás dos fondos, Kalei Ventures y Rivet Ventures, uno para Estados Unidos y otro para la Argentina y Sudamérica ¿Qué cambios ves en el último tiempo?

–Con la nueva tendencia de inteligencia artificial, vamos a tener que revisar constantemente cuáles son algunos de los módulos de tecnología con un potencial significativo. Más que enfocarnos en aplicaciones específicas, se trata de ver cuáles son las herramientas y la infraestructura tecnológica que va a facilitar la creación de las aplicaciones. Entonces, es ahí donde queremos invertir, en las palas que habilitan la búsqueda del oro; no solo en el oro, que serían las aplicaciones.

Salud y educación, entre los sectores más impactados por la IA

–¿Qué pasará en el sector de los medios y el entretenimiento?

–Será uno de los afectados más rápidamente por la inteligencia artificial (IA). La comunidad de creativos, productoras, estudios, distribuidores de contenidos va a ser disrumpida. En Estados Unidos hubo una huelga de escritores y eso dio la excusa para usar escritores no humanos para algunos programas. Eso ya es posible; se puede escribir con inteligencia artificial un guión, una obra de teatro, una canción, un show sin problema. Y puedo hacer 1000 por hora. Todo va a cambiar muchísimo en el lapso de 6 a 12 meses.

–¿Qué ocurrirá con la industria de la movilidad?

–Con estudios y estadísticas anteriores, sabíamos que se esperaba que entre 800 millones y 1000 millones de personas perderían en el mundo sus trabajos a raíz de la automatización. Hoy creo que las estadísticas van a ser mucho más dramáticas, ahora que sabemos la capacidad y la pronta aplicación que habrá en muchas de estas tecnologías en el futuro inmediato.

–¿Cuál será el impacto de la personalización en el área de salud?

–Sabemos que, por ejemplo, en el caso del cáncer se habla de inmunoterapias muy personalizadas; se podrá conocer exactamente cómo es mi composición genética y cuáles son los tratamientos terapéuticos que serán más eficientes para mí. Este tipo de personalización se tiene que basar no solo en la terapia en sí, en las soluciones, sino también en tener muy buen acceso a información sobre cada persona, en el monitoreo constante de todas las acciones, de todas las reacciones.

–¿Qué pasará con la educación?

–Voy a contestar con una anécdota. El otro día, mi hijo de 8 años me dijo que no quería estudiar porque va a ser jugador de fútbol profesional y que, entonces, para qué ir al colegio. Hace un año yo le hubiera dicho: ‘No, vas a estudiar, vas a ir al colegio y no me importa que seas Messi’. Hoy, la verdad es que no estoy segura. Creo que le conviene ser jugador de fútbol, porque no sé si estudiar para ser abogado o programador de computación le va a dar trabajo; no lo sé. Pero, seguramente, va a haber todavía fútbol en 10 años o en 11 años, porque el ser humano va a querer ver un entretenimiento y sentirlo en el estadio. Esto no lo va a poder reemplazar una máquina. En cierto sentido creo que es el mejor futuro para mi hijo que sea jugador de fútbol, o artista. Esto es un poco en broma; la parte seria es que los atributos y las herramientas, los skills sets que yo enseñaría a los chicos hoy son muy diferentes. Como profesora, ya casi no valoro ni doy crédito por el conocimiento, pero sí por la narrativa, por cómo se toman las decisiones, por cómo se razona. De recopilar datos se encargan las máquinas.

–¿Los humanos tenemos control?

–Podemos hablar de esto como el desplazamiento de la humanidad con máquinas, hablarlo muy al estilo de un show de Netflix, como algo utópico o catastrófico. O puede ser representado como algo tecnológico de la forma en que, por ejemplo, tenemos la calculadora que nos ayuda a hacer matemáticas más rápido y a mejorar la productividad y la capacidad del ser humano. La reacción social va a ser muy diferente según cómo todos, cada uno desde su lugar, describamos el fenómeno. La inestabilidad social que se puede generar dependerá mucho de quiénes se benefician y quiénes no con esta tecnología.

Comentario de AgendAR:

Creemos que el escenario que describe Rebeca Hwang es imaginativo e informado, pero algo tremendista. No porque lo que predice no vaya a suceder, sino porque ya está ocurriendo, sin el empleo de la inteligencia artificial. Las grandes empresas de entretenimiento, como Disney y Meta, ya han estado despidiendo decenas de miles de trabajadores al haber hecho apuestas demasiado optimistas. En cuanto al robot que espiara a nuestros hijos, y a nosotros ya lo está haciendo: Se llaman Google, Facebook, Tiktok,… y la información se la estamos dando nosotros para que la comercialicen entre los anunciantes. Nuestra intención no es minimizar los cambios que trae la inteligencia artificial -«Modelos Grandes de Lenguaje». Creemos que deben ser examinados con serenidad y prudencia, y nos proponemos publicar más notas sobre el tema en el futuro cercano.

Analizando el intercambio internacional con China

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El Gobierno nacional negoció renovar y ampliar el swap con China por 19 mil millones de dólares, lo que le permite acceso a divisas – pagando una tasa correspondiente – para financiar importaciones. En criollo, el swap funciona como deuda, que China le concede a la Argentina para financiar compras que el país le hace al gigante chino. Según datos oficiales, el déficit comercial con ese país está en su pico máximo. En 2022, fue de 9500 millones de dólares. Este año sería de un monto similar. Así las cosas, China se consolida como uno de los principales socios comerciales de Argentina, solo superado por el bloque Mercosur. En 2022, Argentina le vendió productos y servicios a China por 8 mil millones dólares – máximo histórico – y compró por 17 mil millones. Representa casi el 20% del comercio total argentino y no para de crecer desde mediados de los años 90 (en 1995, China le vendía a Argentina productos por 500 millones de dólares). Según el Observatorio de Complejidad Económica (OEC), los dos principales productos que China le vendió a la Argentina (en 2021) fueron ordenadores y equipos de transmisión. En el caso argentino, sus principales rubros fueron soja y carne vacuna. La relación con China no se reduce al comercio internacional ni a mecanismos tipo swap. El gigante asiático mantiene inversiones directas en varias áreas y abrió líneas de financiamiento para obras de infraestructuras claves en el país, como las represas hidroeléctricas ubicadas en la Patagonia o una nueva central nuclear. En general, en ese tipo de inversiones participan empresas constructoras chinas, que articulan con socios y proveedores locales (la empresa nacional Electroingeniería, en el caso de las represas). Esos proyectos estaban aprobados en 2015 pero luego fueron frenados por el gobierno de Mauricio Macri y la situación no se termina de revertir con la gestión de Alberto Fernández.

Una conversación entre el ministro Taiana y el embajador chino sobre equipamiento militar

Reproducimos esta nota de Martín Dinatale sobre una reunión del ministro de Defensa, Jorge Taiana y el embajador Chino. Aunque nos inclinamos a pensar que no se producirá ninguna compra de armamentos en los que resta del año, vale la pena repasar las alternativas que ofrece el gigante asiático en esta campo. El ministro de Defensa, Jorge Taiana se reunió hoy al mediodía con el embajador de China en Buenos Aires, Xiao Li Zou, con quien dialogó detenidamente sobre la premura de la Argentina de adquirir equipamiento militar con financiamiento y tecnología chinos. 
El embajador Xiao y el ministro de Defensa, Jorge Taiana en la reunión en el Edificio Libertador
«Fue una reunión con agenda abierta donde se ampliaron detalles de temas que el ministro Massa está trabajando en paralelo en su visita China en estos momentos y nada está aun cerrado pero hubo avances importantes», explicó a El Cronista una calificada fuente del Ministerio de Defensa. Si bien no hubo definiciones concretas Taiana y Xiao hablaron detenidamente de la eventual compra de los aviones supersónicos JF-17 Thunder. Estas aeronaves las fabrica China con apoyo de Pakistán y si se concreta la compra serán usados por la Fuerza Aérea para tareas de patrullaje en el Atlántico Sur. Hace menos de dos meses el ministro de Defensa recibió en el edificio Libertador a una comitiva de la Administración Estatal para la Ciencia, la Tecnología y la Industria de la Defensa Nacional de China (SASTIND), encabezada por su viceadministrador, Zhan Bin Xu. El encuentro tuvo como objetivo «profundizar la cooperación internacional entre ambos países en el campo de la industria de la Defensa», según dijeron oficialmente en el Gobierno. Según se supo de ese encuentro calificado de «alto nivel de jerarquía diplomática» donde también estuvo presente el embajador de China en la Argentina, Xiao Li Zou las autoridades de la SASTIND habrían avanzado en el último tramo para concretar el acuerdo con la Argentina por la compra de material militar.
En la reunión de este mediodía de Taiana y Xiao se habló también de la cooperación en sistemas satelitales, extender la cooperación en soluciones informáticas y digitales en provincias argentinas y la adquisición de vehículos blindados 8×8 fabricados por la firma china North Industries Corporation (Norinco). Además, el Gobierno destacó se habló de la compra eventual de municiones para el Ejército y la cooperación en materia científica y militar entre ambos países en la Antártida.

Tema sensible

El tema de la eventual compra de los aviones JF-17 Thunder para su posible adopción está bastante avanzado. Ya hubo pruebas de vuelo que se realizaron en la Corporación estatal CATIC. El embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, estuvo a cargo de la gestión política y diplomática en la capital china, apoyado por el Agregado de las Fuerzas Armadas, General Norberto Zarate. Se trata de una operación muy sensible ya que genera un fuerte jugada geopolítica. Es que Estados Unidos ya ofreció la venta de los aviones  supersónicos  F16 AM/BM que están hoy en poder de Dinamarca. El problema que presentarían estos aviones es que tienen componentes de repuestos británicos. Y Gran Bretaña tiene vetada la vcenta de material militar a la Argentina desde la guerra de Malvinas. Por otra parte, la Argentina evalúa en paralelo la eventual compra de los aviones Hal Tejas de la India. De hecho, la semana que viene llega a Buenos Aires una delegación india para analizar en el Ministerio de Defensa este tema.
Wendy Sherman del Departamento de Estado hizo objeciones a la compra de equipamiento de China
Las gestiones de Argentina con China por la compra de aviones ya generaron un malestar de Washington. Tanto la número dos del Departamento de Estado, Wendy Sherman como la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, visitaron este año el país y dejaron planteada las objeciones ante el Gobierno por esas negociaciones. Luego de las reuniones que Sherman mantuvo con Cafiero y en base a la información que hay sobre la eventual compra de aviones supersónicos del Ministerio de Defensa de la Argentina a Estados Unidos Sherman dijo que «hay conversaciones en curso por los aviones en un rumbo positivo». No dio más detalles. Tampoco habló sobre las negociaciones que lleva adelante el gobierno con China en este campo. Cuando Sherman habló de la eventual construcción de una planta nuclear con tecnología de China en Argentina la funcionaria norteamericana fue muy tajante: «China puede invertir donde quiera aunque nosotros tenemos productos superiores. Pero (el gobierno argentino) debe ser cautos en lo que compran», dijo. Fue un llamado de alerta bien preciso y directo sobre el vínculo que podría gestar la Argentina con China en este campo sensible.

Martín Dinatale

El hidrógeno verde tiene ya su índice de precios: Ocho veces el del gas natural

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Quizás sea una pieza clave en el tablero energético del futuro, como recalcan algunas voces del sector, pero si quiere expandirse el hidrógeno verde necesita afrontar un desafío importante: reducir costes. Y para muestra un botón. Hace poco la multinacional siderúrgica ArcelorMittal, que encara la descarbonización de parte de sus instalaciones en Gijón con un ambicioso plan que incluye el uso de hidrógeno verde, reconocía que mientras este no resulte «comercialmente sostenible» se verá obligada a recurrir a gases de origen fósil. La decisión, como recoge La Nueva España, responde a una cuestión de «competitividad».

Ahora ya podemos tener una idea más exacta de su precio.

Todo gracias al nuevo índice Hydrix.

¿Qué es Hydrix? El primer índice de hidrógeno basado en el mercado. O así lo reivindica al menos su impulsor, la bolsa de referencia European Energy Echange (EEX), que asegura que proporcionará información sobre los precios negociados del hidrógeno verde atendiendo a la oferta y la demanda y socios del sector.

«Con un índice de mercado basado en los precios reales del hidrógeno aportamos una referencia que puede usarse para tomar decisiones de inversión», señala Peter Reitz, director ejecutivo de EEX: «Allanamos el camino para un futuro sin carbono en la industria energética».

¿Cómo funciona? Los datos se actualizan cada miércoles y se publican en euros por megavatio hora (€/MWh). Sus responsables defienden que, a diferencia del resto de índices, considera tanto los precios ofrecidos por el proveedor como los del consumidor.  «Todos los demás reflejan solo los posibles costos del lado del proveedor», explican desde EXX, y subrayan: «Hydrix revelará información sobre los precios realmente comercializados del hidrógeno verde».

¿Y qué muestran sus datos? El índice ha publicado ya valores para el período comprendido entre la semana 18 y 22 de 2023, lo que abarca todo el mes de mayo. A lo largo de esa franja ha oscilado entre los 231,63 €/MWh y los 217,72 €/MWh. Los datos resultan interesantes ya de por sí, pero lo son aún más si se comparan con los del gas natural. Durante ese período, el TTF (Title Transfer Facility), referencia para el precio de gas en Europa, osciló entre los 38,83 y 26,85 euros. La diferencia entre ambos es así abultada, con una cotización del hidrógeno, como recalcaba estos días El Periódico de España, unas ocho veces superior.

¿Siempre ha habido tanta diferencia? No. A lo largo de 2022 la evolución del precio de los hidrocarburos, incluido el gas, se vio condicionada por la guerra de Ucrania, lo que hizo que alcanzase valores muy superiores a los actuales. A finales de agosto del año pasado el TTF holandés llegó a encaramarse de hecho a los 340 euros por MWh. Poco antes, en plena escalada de precios del combustible fósil, The Wall Street Journal ya había advertido que en ocho países europeos, incluida España, el hidrógeno generado con renovables resultaba más barato que el GNL.

¿Y cuáles son las previsiones? A la hora de trazar su estrategia a corto plazo para sus instalaciones de Gijón ArcelorMittal plantea recurrir a gases de origen fósil hasta que el hidrógeno sea «comercialmente sostenible». Cuándo se alcanzará exactamente ese nivel no es fácil precisarlo, pero hay informes que sí coinciden en una previsión: el coste del hidrógeno verde no siempre será tan elevado.

En esa dirección apunta un estudio Rethink Energy, que recientemente calculaba que su mercado alcanzará una valoración de 850.000 millones en 2050; Aurora Energy Research o Wood Mackenzie, que ha llegado ha estima que los costes del hidrógeno elaborado con renovables caerán hasta un 64% para 2040. En 2021 incluso la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, veía «alcanzable» que hidrógeno verde se situase en menos de 1,8 euros por kilo en 2030.

Comentario de AgendAR:

Por ahora, incluso en esta nueva unidad de medida que le inventó la UE, el euro/megavatio, el H2 verde resulta incomparablemente más caro que el gas natural. Y sus problemas técnicos de producción, almacenamiento y transporte, siguen intactos.

Daniel E. Arias