domingo, 17 agosto, 2025 - 12:01 am

Las Pymes en estado de depresion

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Reproducimos el reportaje de 221Radio, al presidente de la Confederación Económica de la Provincia de Buenos Aires (CEPBA), contador Guillermo Siro, hizo una evaluación de la situación económica. Al hacer referencia a los empresarios PyMEs afirmó que “estamos en un estado de malestar psicológico, frustración, depresión permanente”. Por otra parte, consideró que “la actividad económica se sostiene porque el valor de nuestro dinero no existe”. En ese sentido, sostuvo que la gente gasta inmediatamente el dinero que llega a sus manos “porque sabe que, al día siguiente, con el mismo billete, podrá comprar menos productos, fundamentalmente de primera necesidad”. Durante la entrevista realizada en Ser Industria Radio, el dirigente empresarial hizo referencia a la moratoria que el sector enfrenta por las deudas que generó la extensa cuarentena derivada de la pandemia. También analizó el impacto inflacionario y los problemas para importar insumos industriales destinados a la producción.

¿Cómo sobreviven las PyMEs argentinas a tantas situaciones críticas?

Yo me pregunto cómo sobrevivimos los argentinos en la Argentina. Las PyMEs somos parte de esta situación. Coincido con lo que dijo el Presidente de la Nación la semana pasada, al afirmar que estamos en un estado de malestar psicológico, frustración, depresión permanente y continua. Esto nos alcanza a casitodos, pero fundamentalmente a aquellos que tenemos la responsabilidad de tener un mostrador. Eso significa la responsabilidad de abrir las persianas todos los días, pagar muchos impuestos, a nuestros proveedores, a nuestros trabajadores e interactuar con nuestros clientes que también están en un estado de depresión. Y arriesgarnos a que no nos maten cada vez que entra un desconocido al negocio.

¿Tan grave es la percepción?

En este estado estamos viviendo. Los que somos PyME, el comerciante, no sabemos hacer otra cosa, no somos como los grandes fondos de inversión, que cuando un proyecto no es negocio se van a otro proyecto, venden su posición. Nosotros no solamente peleamos con este gobierno, que además me tiene más enojado porque lo apoyé y lo voté, para que llegue. Me tiene muy enojado porque siento una doble frustración, por el desastre que ha hecho. Pero también peleamos con el gobierno anterior que hizo un desastre. Discutía con el ex ministro Pancho Cabrera y con todos estos chicos que no conocen un comercio, la calle, lo que es levantarse un sábado a la mañana para trabajar y no para ir a jugar el polo. Él decía que hay que innovarse, readecuarse, volver a articularse. Entonces le planteaba ¿cómo hago para que un fabricante de zapatos, un fabricante de confecciones o un almacenero que toda su vida estuvo al frente de un mostrador, se dedique a hacer software? Eso es imposible. La reestructuración tiene que darse en el marco de la posibilidad y realización. Durante el gobierno de Macri perdimos 50.000 empresas y durante el actual, con pandemia y gran crisis, estamos perdiendo miles.

El gobierno destaca no cayó la actividad económica. ¿Coinciden ustedes?

La actividad económica se sostiene porque el valor de nuestro dinero no existe. El problema es el peso, no el dólar. La velocidad con que se mueve el dinero es muy rápida, porque cuando la gente tiene mil pesos, sabe que, al día siguiente, con ese dinero compra menos. Entonces lo gasta en productos de primera necesidad. Hoy un kilo de yerba vale más de mil pesos. Pero, además, compra con la tarjeta lo que puede y en ese marco se sostuvo la actividad. De todos modos, eso se paró.

¿Qué puede pasar por la cabeza del Presidente cuando dice que la inflación es psicológica?

No puedo analizar qué pasa por su cabeza. Lo que hace el gobierno es patear la pelota, pero hay que hacerle frente a esta crisis. Hace más de un año, el 15 de marzo, el Presidente dijo que íbamos a empezar una guerra contra la inflación… Creo, además, que debe estar mal asesorado. No necesariamente tiene que saber de economía y mucho menos de las causas de la inflación, porque todos quieren atacar a las consecuencias y eso no sirve. Tenemos un problema de inflación crónica desde hace años. Nadie lo resolvió porque las decisiones para eso implican ser un país serio.

¿Por qué no somos un país serio?

Evidentemente no hemos logrado ser un país serio porque para que no haya inflación. No creo que el secreto sea gastar menos, lo que tenemos que hacer es gastar bien. El otro día discutía con un amigo que es defensor de los planes y programas. No soy defensor del plan y programa como está desarrollado, pero sí creo que debe haber una herramienta de contención y transición entre un puesto de trabajo y otro por un tiempo determinado, con acciones concretas, capacitaciones. Ahora, cuando uno ve la cara a la pobre gente que va los primeros días del mes al Banco Nación, se da cuenta que están mal, decepcionados. Me da mucho dolor, pero el problema no es lo que la gente cobra, sino lo que nosotros gastamos para que esa gente cobre. Si analizamos los presupuestos, gastamos un 150% de lo que es el plan.

¿Podés aclararlo?

El problema es que hay ineficiencia, incapacidad y en muchos casos corrupción para el desarrollo de una acción necesaria que está mal aplicada. Los subsidios se pagan a través de una gran estructura. Las organizaciones sociales, en muchos casos ni siquiera tienen un balance, ni hablar de personería jurídica, no tienen nada. Hay todo un procedimiento administrativo burocrático que se utiliza como contención política para el otorgamiento de los planes. Lo explico con números redondos para que se entienda. Si dentro del presupuesto hay para otorgar 1000 subsidios, supongamos que se asignan $500.000. De ellos, es $200.000 van para el que los necesita y $300.000 se gastan en la estructura burocrática, dentro o fuera del gobierno nacional. Lo que está mal es que tanta gente necesite un subsidio, está claro. Es una realidad, debemos aceptarla y creo que uno de los mayores problemas que tenemos en el gobierno nacional, provincial o municipales, es negar la realidad. Hay una máxima que uno aprende de muy chico y dice que el primer paso para resolver un problema es conocerlo y aceptarlo. A partir de ahí puede enfrentarse. También tomo como válido lo que dijo el ministro Massa: el gobierno no resiste un quilombo más. Creo que, en realidad, los argentinos no lo resistimos. Los empresarios no podemos resistir un impuesto más, ni un apriete más de los gremialistas ni de los trabajadores. Tampoco podemos tener un feriado más, porque cada feriado es un costo. Estamos muy mal. Nosotros tenemos12 meses para generar ingresos, pero si medimos los gastos el año dura son 15 meses.

¿Cómo se explica ese cálculo?

Por ejemplo, pagamos el impuesto inmobiliario en cinco cuotas supuestamente trimestrales. Cinco por tres es quince, cuando tengo que imputarlo a 12 meses. Además, no discuto los derechos adquiridos, sino que describo lo que nos pasa. El costo del trabajador es de 12 meses calendario más el aguinaldo, el mes de vacaciones, el mes de feriado, el de inasistencias…tenemos entre 15 y 16 meses de costos, al margen de los aportes patronales que son un 60% más. La ART nos sale aproximadamente entre un 5 y 6% de la masa salarial. A las grandes empresas le salen menos del 1%. Estamos con una inflación anual que supera los tres dígitos. Mensualmente, la canasta básica supera el 10% y todos los que hacemos la compra sabemos que dentro de los algoritmos matemáticos se utilizan el relevamiento en precios cuidado para que dé menos. El que trabaja todos los días gana $150, $200 mil y eso no le alcanza para comer. Ese trabajador a nosotros, además del sueldo de bolsillo, nos sale cerca de otros $280 mil cada uno de los 16 meses que expliqué.

¿De qué manera se resuelve este problema?

Hay que ver bien quién se lleva la parte del trabajador. Respeto a nuestra rentabilidad, tenemos que pedir que se devuelva y se empiece a trabajar una administración seria.

Algunas cámaras expresan su preocupación ante el pago de la moratoria fiscal…

Esto es consecuencia de la pandemia, para nosotros fue tremenda. Tuvimos dirigentes que se suicidaron porque no pudieron enfrentar la situación, todos hemos tenido complicaciones de salud. Recibíamos llamados de asociados a las 2 de la mañana diciendo que iban a matarse porque no podían pagar los sueldos, eso le pasaba a la gente que siempre pagó todo. Se llegó a este punto porque nos cerraron ocho meses, pero seguimos pagando los sueldos completos. Los ATP fueron para algunos casos, no todos. Cubrían el 50% del salario de bolsillo del trabajador, pero con topes. Al trabajador que cobraba muy bien, teníamos que pagarle nosotros la diferencia, el aporte previsional y las contribuciones. Pero además teníamos todos los costos: seguros, luz, gas, impuestos, anticipos de ganancias y ni hablar si teníamos créditos anterioresEse panorama generó una deuda impositiva que el gobierno nacional y provincial lo resolvieron a través de una moratoria. Fue todo bárbaro hasta que la tasa fija que se tomó y no era barata, pasó a actualizarse de acuerdo a la inflación No la de este mes, sino de todo lo que pasó. Por consiguiente, se triplicó el monto de la deuda. Le dijimos al gobierno que nosotros asumimos una deuda impositiva porque no nos dejaron trabajar, mientras en Olivos se hacían fiestas. Recuerdo que al que abría su negocio, la policía, lo detenían, también a quienes simplemente veían caminando en la calle. La moratoria hoy es impagable.

Hace pocos días un sector empresario se quejó por la falta de insumos importados para la industria y Matías Tombolini le contestó que no era cierto. ¿Cuál es la realidad?

Faltan insumos no solamente a la industria, sino a todo aquel que no haya hecho el acuerdo de Precios Justos con el gobierno. Basta con ir a los supermercados y ver la cantidad de productos de diferentes países que tenemos. Productos terminados que surgen ahora porque dieron los dólares como contrapartida al acuerdo de precio. Le dieron los dólares a estos importadores que comercializan el trabajo de otros países y no a la industria nacional. No hay insumos ni un empresario Industrial que no te diga que tiene cuatro o cinco SIRAS paradas. Justamente las tienen que aprobar la AFIP, el Banco Central y Tombolini para acceder a los únicos dólares que hay. Han cerrado fábricas de producción de materia prima porque no podemos competir con un costo de producción a $ 460 pesos, con dólares a $220. Los precios del mercado están puesto a un dólar “celeste”, como se llama al de $420. No tenemos repuestos para fabricar y producir, porque el problema de la Argentina es que hay una inflación por demanda. El gobierno impulsa la demanda a través de bonos, por eso la plata no vale nada, pero no impulsa la producción. Si tengo más demanda de producto, pero no tengo productos, el precio sube. El problema es que un producto no se hace de un día para otro, en cambio la demanda sí, porque con un bono se tira plata al mercado rápidamente. Por ejemplo, para pasar la producción de 100 a 300 camperas, tengo que comprar máquinas, instalarlas, capacitar gente, ampliar la energía…

¿Esto impide crecer a la industria?

Fíjate que algo muy curioso. Se habla de un mercado de demanda creciente, pero seguimos produciendo con el 70% de la capacidad instalada. ¿Por qué no se utiliza el 30% restante? Porque no conviene. Si tengo problemas con un trabajador, a los tres meses me manda la carta documento y dice que empezó a trabajar antes que yo fundara la empresa y todas esas cosas que sabemos que están destruyendo el empleo. Eso hace que se vayan achicando con las expectativas.

Interpreto que aumentar los planes sociales perjudica la economía…

Cuando se conoció el alto índice inflacionario de marzo, 7,6%, la vocera presidencial dijo que era por la pandemia ya que para pagar los ATP y el IFE se había emitido. Entonces reconoció que la inflación por un problema de emisión, pero no se hacen cargo, siempre la culpa es de otros. Dijo lo que decimos todos, porque es el ABC de la economía. Soy contador y licenciado en Administración y en Macro I, te enseñan que, si le entregamos plata a la gente, promovemos la demanda. No estoy diciendo que haya que enfriar la economía, sino que generemos condiciones para producir más o utilizar el 100% de la capacidad instalada.

Para que se den esas condiciones, ¿qué necesitan las PyMEs?

Necesitamos previsión, planificación, certezas, porque debemos hacer inversiones para ser más eficientes. Si soy más eficiente tengo rentabilidad e invierto para ampliar mi producción. Tenemos que empezar a trabajar para evitar que pensemos en el corto plazo y en las medidas inmediatas que no hacen a que estemos en la situación. También necesitamos desarrollar la inversión en lugares donde después el traslado del producto no sea un gran problema porque hay dificultades en la comercialización, en la entrega. Si ponemos los productos arriba de un camión nos roban, tenemos que pagar fortuna al trabajador porque tenemos un gremio muy complicado, además del costo de los peajes. Cuando se sienta atacado se defiende y nosotros nos defendemos sentándote arriba de la caja, arriba de lo que tenemos. Es la actitud que tiene todo el que genera empleo y el que trabaja en el empleo generado por el PyME. Lamentablemente quien recibe esta en una situación más difícil, pero tratando de no perder. Esa no es la manera en que se construye una sociedad. Sabemos que estamos en tiempo de descuento con el gobierno actual, pero creeos que estas ideas se pueden plantear para los futuros gobernantes.

Cuando una escucha a los precandidatos todos dicen ser garantes de los cambios que se necesitan como si con esas palabras bastara…

La solución no depende de una sola persona, un candidato o un gobierno en particular. Esto se resuelve en varios gobiernos con la sociedad en su conjunto, pero cuando nos tomemos al futuro como parte del presente. Cuando postergamos el futuro, porque solamente pensamos en el presente, nunca vamos a resolver problemas. No lo resuelve el próximo gobierno, venga quién venga, porque se necesita un programa de 30 o 40 años. Es el tiempo en el que todos los países han resuelto el problema de inflación, Perú, Bolivia, Chile, Uruguay, Brasil. Se necesitan 40 años de una economía aburrida, previsible, planificada y eso tenemos que hacerlo todos como sociedad.

En esa perspectiva, ¿cuál es el rol de las entidades como CEPBA?

Estoy recorriendo todas las entidades de base de la entidad convencido de que tenemos que ocupar un rol protagónico en los próximos tiempos. Las PyMEs somos el 80% del empleo, pero no tenemos decisión sobre las políticas laborales. Somos el 80% de las contribuciones de las economías regionales provinciales, por ahí de la nacional un poco menos porque están las grandes, pero no tenemos incidencia en los códigos fiscales, ni en los sistemas de verificación, las habilitaciones. Hemos dejado los espacios para que los ocupen personas que no saben lo que necesitamos Entonces tenemos secretarios PyMEs que no conocen la realidad productiva, ministros de la Producción que no conocen la producción real, concejales que no conocen la realidad productiva local, diputados y senadores provinciales y nacionales que en su vida pagaron un salario. Por consiguiente, como dice Guillermo Moreno, no saben la diferencia entre una factura y un remito. Todo el mundo lo sabe, salvo los que toman decisiones para nuestro sector.

La industria automotriz asiatica desplaza a su contraparte estadounidense

Les invitamos a ver este grafico del año 2000 al 2022 donde podemos entender la perdida de presencia global de la industria automotriz norteamerica y europea en manos de la industria asiatica en especial de Japon y Corea del Sur. A partir del 2007 aparecen timidamente, ultima la industria china. En la actualidad se posicionan en la mitad de la tabla. Comentario de AgendAR: Interesante ver cómo van pintando en media tabla tres marcas chinas de las que aquí no tenemos ni noción. Si sumás la cantidad de autos de esas tres estás acercándote a Toyota, que pone casi 10 millones de autos nuevos/año en las calles. Pero a tener en cuenta: la mayor parte de la producción china hoy es de autos eléctricos. Es decir que los chinos tienen un techo bajo para vender en países de desarrollo medio: las redes eléctricas locales. Pero también tienen la ventaja financiera de no tener mucho capital hundido en motorización térmica.

Daniel E. Arias

Investigadores argentinos desarrollan un robot para explorar la Antartida y llegar al polo Sur

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En la Antártida se desarrollan numerosos proyectos científicos que realizan diferentes investigaciones en las bases argentinas durante tiempos variables según las necesidades y las condiciones climatológicas. Uno de esos proyectos es el que dirige el Mayor Alejandro Paz, que trabaja en la Dirección General de Investigación y Desarrollo del Ejército Argentino y hace aproximadamente tres años fue designado oficial de enlace con el Comando Conjunto Antártico. En su adolescencia, Paz vivió en Base Esperanza, en la Antártida Argentina, cuando su padre -también militar- estuvo a cargo de la base durante la campaña del año 1994. Actualmente, el Mayor Paz coordina la Misión Tecnológica Antártica que reúne a unas 25 personas, entre investigadores, científicos y técnicos, y comprende siete proyectos, todos orientados al desarrollo tecnológico en el continente blanco. El proyecto troncal de la misión es el Vehículo Terrestre No Tripulado Antártico con Inteligencia Artificial (UGV), al que bautizaron “Skua”, en referencia a un ave antártica. “Le pusimos skua porque para nosotros representa nuestros ojos y es una de las aves autóctonas que todo antártico conoce”, detalla Paz. Además, “el UGV está complementado con un sistema y ese sistema es un georadar que puede determinar las grietas, sus dimensiones y el estado del terreno que está bajo la superficie”, agrega el Mayor. Para acoplar el georadar al UGV fue convocada la empresa argentina Geoaustral, cuyo director, Ignacio Borsani, se sumó a la misión antártica. “La idea de esto es que en el futuro se proyecte para expediciones en las cuales pueda existir un cierto riesgo del tránsito ya sea para vehículos o personas”, explica Borsini. “El objetivo principal que nos impusimos es conquistar el Polo Sur y poder llevarle una garantía, unas medidas de seguridad, a esta tercera expedición que contaría con un sistema único: un vehículo no tripulado terrestre complementado con un georadar que va a permitir preservar la vida humana y los recursos materiales”, adelanta con entusiasmo el Mayor Paz. Por su parte, Borsani asegura que “poder aportar el asesoramiento técnico, el conocimiento profesional y el equipamiento en sí para lo que puede ser un hecho histórico como la conquista del Polo Sur usando esta herramienta como no se hizo antes nos genera una satisfacción enorme”.

Premian al Ingeniero José Luis Antúnez, el hombre que puso en marcha Atucha II

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Premios y más premios a dos personajes nucleares argentinos MUY excepcionales por sus habilidades múltiples y demostradas durante décadas, los ingenieros José Luis Antúnez y el igualmente ingeniero y además experto en radioprotección, Abel González. Ambos premios son señales de que, tarde e imitativamente, la Argentina vuelve a recordar la energía nuclear y un liderazgo mundial en ese terreno que casi logró olvidar, pero que paradójicamente no perdió jamás.
El miércoles 31 de mayo, a las 18.00, se realizará un encuentro para celebrar el nombramiento del Ing. José Luis Antúnez como Doctor Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires, la distinción honorífica de más alta jerarquía otorgada por esta Casa de Altos Estudios, en el marco de una clase magistral por el Día Nacional de la Energía Atómica.
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Antúnez entró a la historia de la ingeniería argentina entre 2006 y 2014, cuando encaró la terminación, considerada imposible, de Atucha II desde Nucleoeléctrica Argentina SA (NA-SA). Esa central empezó su obra en 1981, pero después de la Guerra de Malvinas las presiones externas y el endeudamiento argentino la dejaron sin presupuesto. Debió estar terminada y «en línea» en 1987, pero llegó a ese año con un 80% de avance de obra y miles de toneladas de componentes metálicos, mayormente electromecánicos, estoqueados bajo atmósfera de nitrógeno a espera de que alguien armara ese perplejo rompecabezas.
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Ese alguien fue Antúnez, y el momento fue 2006, cuando el PBI crecía al 8% anual y la matriz eléctrica del país pedía desesperadamente potencia de base, pero ya no había gas en Loma de la Lata para generarla. Fue entonces que se decidió terminar dos obras gigantes incompletas. Una fue llevar a su cota de diseño el embalse de la central hidroeléctrica de Yacyretá, lo que permitió aumentar la capacidad instalada de 2100 a 3200 MWe. La otra, y bastante más difícil, fue terminar el montaje de Atucha 2.
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Con la empresa proveedora original (la alemana KWU) no se podía contar: ya no existia. Con su dueña, SIEMENS, tampoco: se había borrado del negocio nuclear. La terminación contra viento y marea de Atucha 2 implicó 47 millones de horas de trabajo calificado, la formación de más de 1000 operarios en soldadura de aleaciones especiales, o «de alta», y elevar el nivel de más de 120 empresas metalúrgicas, metalmecánicas, electrónicas, químicas e informáticas nacionales a estándares de industria nuclear.
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Entre la mucha bobada que se esgrimió contra la obra mientras Antúnez se quemaba las cejas terminando Atucha II, la alegre banda de exsecretarios de Energía, esa sucursal de algunas petroleras que tantos apagones y tarifazos nos regaló, estuvo «su carácter innecesario».
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Era una visión lógica, según el equipo para el que juega esta gente: a funcionamiento normal, Atucha II evitaría la combustión anual de aproximadamente 1200 millones de metros cúbicos de gas natural. Si cobrás de los caciques petroleros que operan en Argentina, Atucha II no alcanza para estropear tu negocio, pero una reactivación a fondo del Programa Nuclear te puede dejar knock-out, y a la larga -por asuntos de recalentamiento global- lo va a hacer. Y lo que estaba en juego, y sigue en juego, era eso.
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Si comparamos Atucha 2 con otra posible fuente de electricidad firme, disponible 24×7, los 694 MWe de esta central nuclear mediana fabrican tanta cada año como 1300 MWe de turbinas en el Paraná a la altura de Yacyretá. Eso sucede pese a que la potencia instalada total en Yacyretá es de 3400 MWe, y es inevitable porque el «combustible» de esa enorme represa hidroeléctrica es el río, y el factor de carga del Paraná -la cantidad de tiempo anual en que logra mover las turbinas a su potencia nominal- fluctúa según las lluvias en Brasil y en su curso medio. Así las cosas, en años normales anda por el 51%.
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En cambio el combustible de Atucha 2 lo fabrica CONUAR, una sociedad nacional de la CNEA con PECOM, y llega a la central llueva, truene o brille el sol. Innecesario aclarar que con 3 años de super-sequía como los que acabamos de sufrir, el fondo del río estaba caminable y Yacyretá llegó a producir a menos de 1/3 de su capacidad instalada.
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De la terminación de Atucha II la Argentina salió con MUCHO más conocimiento de diseño, construcción y operación de centrales nucleares que Alemania, y con 400 ingenieros jóvenes, mayormente en industrias privadas, elevados a la categoría de «nucleares». No fue un negocio de construcción, ni siquiera uno de energía, sino educativo, de formación de recursos humanos.
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El desafío de hoy de Antúnez, como presidente de NA-SA es una nueva central de uranio natural, agua pesada y tubos de presión, parecida a la cordobesa de Embalse, pero sin canadienses. Tenemos todo lo necesario para hacerla desde 1974, salvo la decisión. Porque no es cierto que desde 1974 hayamos estado siempre sin plata.
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Suponemos que esta descripción como constructor de recursos humanos le va a gustar a Antúnez, que por sobre todas sus habilidades ingenieriles, contractuales, gerenciales y políticas, es ante y por sobre todo, un orgulloso maestro de aquellos que acuñaba nuestro viejo sistema educativo nacional y gratuito.
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A Atucha 2 le debemos -indirectamente- otro premio nacional «grosso» y reciente: el Kónex del Mérito para el Ing. Abel González.
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Como jefe de la central Atucha I, González fue elegido en 1981 por la CNEA para presidir ENACE, una sociedad mixta con SIEMENS para construir centrales de uranio natural y agua pesada en Argentina, distintas de las CANDU como Embalse (en Córdoba) porque las plantas de SIEMENS tienen recipiente de presión.
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González tenía otros encantos anexos a «la mera ingeniería nuclear». Como discípulo de Dan Beninson, médico especializado en radioprotección y el mayor especialista mundial en el tema ante los ojos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), tenía el perfil ideal para lidiar con las autoridades regulatorias internas de la CNEA, que eran dos, y controlaban no sólo las obras nucleares, sino la una a la otra: el CALIN, o Comité de Licenciamento, y la propia Gerencia de Radioprotección.
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Tras bastante discusión acerca de la ingeniería de base, ENACE decidió el diseño de la actual Atucha 2 de casi 700 MWe como central argentina tipo, de la cual se construirían al menos 6 unidades. Atucha II no es un «scale up» de Atucha I, sino una central parecida pero distinta al punto de no compartir el mismo tipo de elementos combustibles. Por eso ambas Atuchas son prototipos irrepetibles.
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A González, como a buena parte de los reactoristas de la CNEA, le habría gustado más el diseño CANDU, por más barato y sencillo para igual seguridad operativa. Pero entre 1974 y 1984 el proveedor, la AECL de Canadá, nos había hecho la vida imposible a fuerza de incumplimientos inexplicables y exigencias absurdas durante la construcción de Embalse, presionada por EEUU a no venderle más nada a la Argentina. Los canucks estaban tratando desesperadamente de que la central no se terminara, y sólo lograron que la termináramos solos y que la CNEA terminara con ellos. No fuimos los únicos clientes maltratados por AECL a partir de 1974. Por algo se fundieron, allá por 2011. Lástima, flor de ingeniería.
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Decidida Atucha 2 como nuevo estándar nucleoeléctrico argentino, la idea de ENACE -al menos de su parte argentina- era que entre la segunda y tercera unidad el único componente no argentino fuera el enorme recipiente de presión. Es una pieza de forja de 960 toneladas que supera toda capacidad instalada de la industria metalúrgica nacional, incluso a fecha de hoy.
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En 1981 se inició la llamada a ser la primera de estas nuevas centrales al lado de Atucha, en línea desde 1974. Con ello la Atucha ya existente, de entonces sólo 320 MWe, pasó a denominarse Atucha 1, y la nueva obra, Atucha 2. Pero este emprendimiento se quedó sin «cash flow» a principios de 1983, y desde entonces avanzó penosamente en un «stop and go» que se ha vuelto un clásico de todos emprendimientos estratégicos argentinos: la obra se paraba a cada rato, y entre renegociación de contratos, despidos y otros gastos improductivos y de papeleo, su costo se iba al demonio.
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A González lo conocí en 1986, al toque del accidente de Chernobyl, del cual me aclaró los tantos rápido y con dos cifras: la accidentada central rusa había costado U$ 200 por kW instalado. Atucha I, en cambio, U$ 1800, y la mitad correspondía a sistemas de seguridad operativa y protección radiológica. Ojo, hablo de dólares a su valor de 1986.
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En 1987 González había logrado un avance de obra del 80% en Atucha II, a costa de un gasto infernal de energía personal y de su gente. Pero el Programa Nuclear se estaba derrumbando, sus ingenieros se iban del país en busca de mejores perspectivas, el Plan Primavera del gobierno de Alfonsín dejó definitivamente sin plata a ENACE, y SIEMENS (que ya planeaba secretamente irse del mercado nuclear, sin avisarle a su socio, la CNEA) aducía no conseguir financiación alternativa.
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El punto de quiebre para González fue el cierre de obra consecutivo al anuncio del Plan Primavera: los obreros tomaron las instalaciones y fue Gendarmería a romperles la cabeza y hacerles respirar gas lacrimógeno.
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«Mi padre fue obrero de la construcción, Arias», me dijo González, ya con la pata en el avión que se lo llevaría al OIEA de Viena. Y sí, imposible no volver a decirlo, Abel González es otra muestra de la movilidad social ascendente que lograba nuestro sistema educativo público.
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En 1986, allí en el OIEA González se había ganado una envidiosa admiración general por haber sido durante casi todo aquel año el primero y único experto en radioprotección autorizado por la Unión Soviética a visitar la planta de Chernobyl. Iba literalmente rodeado de agentes de la KGB, muchos de ellos ingenieros nucleares. «Ventajas de ser argentino y no alineado», me explicó González en Viena, en 1988. Es, como Antúnez, un tipo resiliente y sencillo, que la remó desde abajo y no se engrupe con la fama.
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La Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN), entidad independiente de la CNEA que hoy reemplaza al CALIN y a la Gerencia de Radioprotección, informó que la Fundación Konex le otorgó el Diploma al Mérito, como una de las 100 personalidades más destacadas de la Ciencia y la Tecnología Argentina durante la última década (2013-2022).
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El reconocimiento al Ing. González se realiza en la disciplina de Energía y Sostenibilidad, tras una lluvia de distinciones nacionales e internacionales por sus muchas intervenciones como experto en radioprotección y seguridad nuclear en Chernobyl, Fukushima y otros escenarios radiológica y epidemiológicamente problemáticos mucho menos espectaculares, como los reactores plutonígenos de Windscale en Inglaterra y los polígonos de pruebas de armas nucleares de EEUU, el Reino Unido y Francia.
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La lista de galardones de González incluye el Premio Sievert, una especie de Nobel a la radioprotección que se otorga cada cuatro años.
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Dos reflexiones: la Argentina es el país del mundo con más premios Sievert, ganados por el mentado y difunto Dan Beninson, por González, y este año por a María del Rosario Pérez (a) «Charito», discípula de ambos, y con una trayectoria no menos rutilante.
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Siguen los EEUU, con dos premios Sievert. Suena a poco para ese país que inventó la electricidad nuclear y supo tener 104 centrales: a nosotros sólo nos dejaron tener 3 centrales, pero aparentemente tenemos recursos humanos para mucho más que eso. Sí, la educación pública, perdón por importunar con ello. Pero tiene demasiados enemigos.
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La otra reflexión: Antúnez terminó -contra viento y marea- la obra que González dejó -también contra viento, marea y, de yapa, el gobierno de Raúl Alfonsín- con un 80% de avance, una central de que luego el país olvidó durante 27 años. Los apagones son excelentes para reactivar la memoria de nuestra clase política.
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También son excelentes para perder elecciones nacionales.
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Daniel E. Arias

Una visita de empresarios chinos despertaría alarmas en EE.UU sobre el control de la hidrovia Paraná-Paraguay

La noticia es: El presidente Alberto Fernández se reunió en su despacho de Balcarce 50 con directivos de la empresa china Wuhan Yangluo Port Service Co., Ltd, dedicada a servicios portuarios en el puerto de Wuhan. La compañía está además dedicada a la “importación y exportación de bienes, manejo de carga, servicios de almacenamiento, servicios de información de transporte, inversión en proyectos de infraestructura de transporte, servicios inmobiliarios, desarrollo inmobiliario, administración de propiedades”, según informa en sus redes sociales.

En el comunicado oficial, el Gobierno informó que en la reunión “se analizaron las oportunidades de negocio y el desarrollo de inversiones en el país en materia de turismo”. Precisaron además que “el mandatario dialogó con los ejecutivos sobre la posibilidad de establecer vuelos directos entre ambos países, e implementar una billetera virtual en la Argentina para el turismo proveniente de China, así como otras oportunidades de inversión”. El presidente de la empresa, Xu Baowei, encabezó la delegación visitante.

Como otro empresa estatal china, China Communications Construction Company (CCCC) habia participado dentro de una Unión Transitoria de Empresas (UTE) para la licitación de la Hidrovía, en 2021, y rechazada por la AGP por falta de antecedentes. Sectores vinculados al gobierno estadounidense, según publica La Nación. Se encendieron alarmas y confirmó los temores sobre la creciente influencia china, en este caso vinculada al control de la Hidrovía Paraná-Paraguay, por la que pasa el 80 por ciento de la producción agroexportadora del país.

Un mes atrás, los embajadores Marc Stanley (Estados Unidos) y Karl Dahene (Bélgica) se fotografiaron frente a una enorme draga de Jan de Nul ubicada en la provincia de Corrientes, en un guiño interpretado como advertencia ante el avance chino en la Hidrovía.

Los embajadores Marc Stanley y Karl Dahene, en un tramo de la Hidrovía.
Los embajadores Marc Stanley y Karl Dahene, en un tramo de la Hidrovía.

El dragado y balizamiento continuó, en manos de Jan de Nul, aunque la AGP (una de las pocas empresas estatales que da superávit) quedó como encargada del estratégico cobro de peajes a las embarcaciones.

Sigue diciendo La Nación que existe cierta preocupación en Estados Unidos a que Alberto Fernández, antes de abandonar la gestión, encargue por decreto a la AGP una nueva licitación que habilite a China a volver a la carga por el negocio que significa el manejo de la autopista fluvial. Por el momento, es el Ente Nacional de Control y Gestión de la Vía Navegable (Ecovina), con sede en Rosario y creado hace dos años, el encargado de llevar adelante la nueva licitación, que tiene plazos vencidos desde hace más de dos años.

Más allá de la Hidrovía, la preocupación de Estados Unidos se extiende a rubros como la pelea por la eventual llegada del 5G en telecomunicaciones, o la intención de China de venderle al país aviones de combate, un tema discutido por el ministro de Defensa Jorge Taiana con, representantes de las dos potencias que hoy compiten por la hegemonía mundial.

En su intención de avanzar en el esquema portuario argentino-es el principal operador en el puerto de Paranaguá, al sur de Brasil, a través de tres empresas, y ya intentó en el pasado reciente quedarse con el puerto de Aguas Profundas en la localidad bonaerense de Punta Indio-, China cuenta como aliado al embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja. “En tres o cuatro años, China va a desplazar a Brasil y se convertirá en el principal socio comercial de la Argentina”, dijo Vaca Narvaja, en febrero del año pasado.

Necesitado de dólares para reforzar las reservas internacionales, y en plena batalla contra la inflación, el ministro de Economía, Sergio Massa, planea un viaje a China para el próximo lunes 29, con dos objetivos: ampliar el swap (intercambio) de monedas y lograr la autorización de los Brics (es la sigla BRICS para referirse conjuntamente a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) para la llegada de préstamos al país.

El Ministerio de Ciencia invertirá $ 1000 millones para investigación medica en el Garrahan.

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  • El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva financiará la construcción de áreas de investigación traslacional en el Garrahan
Autoridades de ese ministerio y del Hospital firmaron un convenio para la construcción de áreas de cultivo y terapias avanzadas que fortalezcan la investigación traslacional pediátrica. Se trata de una inversión de más de $1.000 millones de pesos que beneficiará a niños, niñas y adolescentes con cáncer, enfermedades genéticas y otras patologías complejas.
La presidenta del Consejo de Administración del Garrahan, Gabriela Bauer, y el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Daniel Filmus, firmaron un convenio en el marco del Programa Federal Construir Ciencia.  El subsidio de Ciencia y Técnica será destinado a la construcción de Laboratorios que desarrollarán el proyecto de investigación traslacional aplicada a la salud pediátrica. 
“Una alegría estar firmando este convenio con el Hospital Garrahan. Admiramos su trabajo y sabemos que no solo llega a los pacientes de la Ciudad de Buenos Aires sino a los más necesitados de todo el país”, expresó el ministro Daniel Filmus, y agregó que “esta inversión para construir un edificio de casi tres mil metros cuadrados que va a ser laboratorio,  agrupará a profesionales especializados con las mejores capacidades de investigación para el desarrollo de medicina traslacional y para la formación y capacitación de talentos humanos que apliquen sus conocimientos en cada región de Argentina”.
El subsidio de $1.088.596.707,6 de pesos, será aplicado al financiamiento del proyecto «Áreas de cultivo y terapias avanzadas para el desarrollo de la investigación traslacional pediátrica» que se realizará en dos años y comenzará con la construcción de una estructura de 2.157 metros cuadrados.
El nuevo espacio permitirá el desarrollo de áreas para ensayos clínicos, cultivos (celulares, tisulares y de patógenos) y tratamientos avanzados, con el fin de afianzar el progreso de la investigación traslacional pediátrica.

“El desarrollo de áreas de cultivo y terapias avanzadas permitirán fortalecer la investigación traslacional pediátrica e innovación tecnológica y aportarán beneficios directos en la precisión diagnóstica y terapéutica de pacientes con patologías complejas, generando una mejor la calidad de vida de niños, niñas y adolescentes y sus familias”, destacó Silvina Ruvinsky, coordinadora de Investigación Clínica y Sanitaria y responsable del proyecto.

La OMS pidió cautela en el uso de la inteligencia artificial en el ámbito sanitario

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La Organización Mundial de la Salud advirtió este martes sobre la irrupción de la inteligencia artificial en el ámbito sanitario y pidió cautela en su uso. Asimismo, pidió que se “examine cuidadosamente” cuáles pueden ser sus riesgos en la materia y, en base a eso, reclamó una mayor supervisión por parte de los Gobiernos.

No obstante, reconoció la importancia de contar con estos avances tecnológicos y los beneficios que su correcto empleo pueden traer a la sociedad.

“Aunque la OMS está entusiasmada con el uso adecuado de las tecnologías para apoyar a los profesionales sanitarios, los pacientes, los investigadores y los científicos, preocupa que la cautela que normalmente se ejercería con cualquier tecnología nueva no se esté ejerciendo de forma coherente con estas IA”, se lee en un comunicado difundido por el organismo.

Puntualmente, en la nota los expertos apuntaron contra las herramientas de modelos lingüísticos, como el famoso ChatGPT, que es capaz de imitar procesos de la comunicación humana.

La nota apunta, principalmente, contra los modelos como ChatGPT, que pueden estar sesgados y contener datos falsos (REUTERS)La nota apunta, principalmente, contra los modelos como ChatGPT, que pueden estar sesgados y contener datos falsos (REUTERS)

En ese sentido, la Organización alertó que estos sistemas pueden “estar sesgados” y contener datos falsos que, usados indebidamente, acaben por “generar y difundir desinformación muy convincente”, ya sea en forma de texto, audio o video.

“Es imperativo que se examinen cuidadosamente los riesgos que tiene el uso de estas herramientas como método de apoyo para la toma de decisiones médicas”, continúa el comunicado e insiste en que su uso precipitado podría llevar a los profesionales sanitarios a cometer errores, causar daños en los pacientes y erosionar la confianza general en la inteligencia artificial y sus posibles beneficios en el largo plazo.

Otro de los aspectos abordados por los expertos son los problemas de protección de la información de los usuarios. La IA “puede no proteger los datos sensibles -incluidos los datos sanitarios- que un usuario proporciona para generar una respuesta”, comentaron.

Para hacer frente a todo ello, la OMS pidió la colaboración de los Ejecutivos de todo el mundo para que lleven a cabo un análisis minucioso de los riesgos y beneficios de esta tecnología en el ámbito de la salud y que establezcan una serie de parámetros y reglas claras antes de generalizar su uso.

La OMS señaló seis ejes fundamentales a regular (justtotaltech)La OMS señaló seis ejes fundamentales a regular (justtotaltech)

Inclusive, los expertos detallaron seis ejes fundamentales a tratar antes de su adopción masiva. Se trata de la protección de la autonomía de los profesionales, la promoción del bienestar humano, las garantías de transparencia, el fomento de la responsabilidad, la inclusión y la promoción de una inteligencia artificial sostenible.

El pedido de la Organización llega el mismo día en que el propio director ejecutivo y co fundador de la empresa Open AI, desarrolladora del ChatGPT, Sam Altman, pidió ante el Congreso de Estados Unidos que regule el desarrollo y los usos de la tecnología.

Al igual que los expertos sanitarios, reconoció que estos avances pueden ser beneficiosos en la medicina pero recalcó la necesidad de la intervención de los Gobiernos para asegurar que realmente se protejan y respeten los derechos de los ciudadanos.

Sam Altman pidió la colaboración de los Gobiernos para alcanzar un uso adecuado de la herramienta (AP)Sam Altman pidió la colaboración de los Gobiernos para alcanzar un uso adecuado de la herramienta (AP)

“Creemos que la intervención regulatoria de los Gobiernos será crucial para mitigar los riesgos de modelos cada vez más potentes. Es fundamental que la IA más potente se desarrolle con valores democráticos”, comenzó diciendo.

“OpenAI se fundó con la creencia de que la inteligencia artificial tiene el potencial de mejorar casi todos los aspectos de nuestras vidas pero, también, crea serios riesgos”, continuó y concluyó diciendo: “Uno de mis mayores temores es que nosotros, esta industria, esta tecnología, causemos un daño significativo a la sociedad. Si esta tecnología va por el camino equivocado, puede llegar bastante lejos (…) y queremos trabajar con el Gobierno para evitar que eso suceda”.

Se reabre la planta de agua pesada más grande del mundo, para abastecer nuestras centrales nucleares

Como informó AgendAR el viernes pasado, ese mismo día se firmaron los convenios para reabrir la PIAP, insumo insustituible para nuestras centrales nucleares de uranio natural. Esta decisión que enfrentó tantos retrasos y obstáculos hoy es urgente: un país que venía rematando agua pesada, Rumania, está demasiado cerca de la guerra europea en curso, y además no es imposible que deba usar sus stocks remanentes, si le quedan, en casa. El ministro de Economía, Sergio Massa, encabezó junto a la secretaria de Energía, Flavia Royón, la firma del acuerdo específico para la conservación, mantenimiento y acondicionamiento para la puesta en marcha de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), entre la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería Sociedad del Estado (ENSI). Durante el acto, en el que participaron el gobernador de la provincia de Neuquén, Omar Gutiérrez y el gobernador electo Rolando Figueroa, se suscribió el convenio, que prevé una inversión del Tesoro Nacional de más de 20.000 millones de pesos. El mismo tendrá una duración de 25 meses y permitirá reactivar a planta de producción de agua pesada más grande del mundo, que se encuentra paralizada y decayendo desde 2017. En 2015 paradójicamente se la había terminado de mantener y reparar a nuevo para al menos tres años consecutivos de producción de unas 500 toneladas de agua pesada, mayormente para la carga inicial de una segunda central de uranio natural y tubos de presión a construirse al lado de las Atuchas I y II, llamada «Proyecto Nacional». El excedente de 15 toneladas se usaría para reposición parcial de pérdidas de las Atuchas y de la central de Embalse, todas a agua pesada, y si el estado de la PIAP daba para un año más de producción a capacidad histórica (180 toneladas/año en su mejor momento), hacer un acopio para futuras reposiciones. Pero la alternativa siempre podía ser la exportación, porque la demanda mundial es lenta, pero persistente y en crecimiento, y falta capacidad instalada de enriquecimiento de agua pesada en todo el planeta. Por motivos que se explicarán. El agua normal, compuesta de un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno, contiene un ínfimo naturalmente un porcentaje de agua pesada, que en lugar de hidrógenos tiene deuterios, hidrógenos con un neutrón extra en el núcleo. Por ello, un litro de agua pesada casi pura tiene un 11%  más de masa que uno de agua común, es decir pesa 1,1 kg. en la balanza. De ahí lo de «pesada». Fuera de ello, ambos líquidos son química y físicamente casi idénticos, pero las diferencias aparecen a nivel subatómico, por ejemplo en su capacidad de interacción con neutrones rápidos. El agua liviana los elimina por absorción. En cambio la pesada los «modera», es decir les quita velocidad a fuerza de chocar los neutrones rápidos liberados por una fisión de uranio 235 contra tanto neutrón extra de tanto átomo de deuterio. Paradójicamente, un neutrón lento es mucho más capaz de romper átomos de uranio 235, el isótopo físil del uranio que posibilita la reacción nuclear en cadena. El uranio natural que usan las centrales PHWR argentinas, canadienses, indias, coreanas, chinas y rumanas tiene apenas un 0,73% de uranio 235 y el resto es puro isótopo 238, nada físil. El uranio natural, damas y caballeros, es un combustible «poco picante». Sin agua pesada para ponerle pimienta neutrónica, nuestras estas centrales no se apagarían: directamente, jamás habrían logrado arrancar, por no poder llegar a iniciar una reacción en cadena. Además de garantizar suficientes neutrones lentos, el agua pesada en las máquinas PHWR  (Pressured Heavy Water Reactor) tiene otro rol menos sofisticado pero igualmente imprescindible: refrigera el núcleo y transporta su calor hacia los generadores de vapor que activan la turbina. ¿Qué sentido tiene usar un combustible tan poco reactivo como el uranio natural? Que está disponible en cualquier país con una minería propia de uranio. Nuestro país, en particular, no anda nada sobrado de uranio, pero sí de «know-how» combustiblero. Adquirió en décadas de prueba y error la capacidad química y metalúrgica de transformar algunos productos de la minería en complejos armatostes de cerámica de uranio y aleaciones especiales de zirconio llamados «elementos combustibles» para centrales. Argentina tiene algo de uranio y toda la tecnología para fabricar elementos combustibles con uranio natural, sin enriquecer, o -en el caso de Atucha I- con un enriquecimiento ligerísimo. Por ende, es invulnerable a extorsiones internacionales del tipo de «firmame este papel o te dejo a 7 millones de personas en apagón». Son perfectamente posibles contra usuarios de uranio enriquecido, el combustible del 89% de las centrales nucleares del mundo. El mercado del uranio enriquecido es monopólico a rajatablas y da para aprietes. De hecho, la Argentina se ligó un boicot de uranio enriquecido en 1981 aplicado por el presidente Jimmy Carter para castigarla por su primera exportación de reactores nucleares a Perú, «their own backyard», según el State Department. Nos sacó de apuros un país hoy inexistente, la Unión Soviética, a la sazón tremendo comprador de trigo argentino. Los ivanes sustituyeron un tiempo a los EEUU, y lo que se divirtieron haciéndolo: debimos hacerles cobrado. Tuvimos suerte en esa ocasión. Pero con centrales de uranio natural, dormís sin frazada. Sin frazada, aunque con un ojo abierto. Con algún cambio de nombre, los países y alianzas que dominan la política nuclear mundial y el mercado de uranio enriquecido son los mismos de hace medio siglo: EEUU, Rusia, China, la UE. Te van a hacer la vida imposible para que no construyas una planta de agua pesada: para ellos, todo país que opta por centrales de uranio natural es un doble corte de manga argento, diplomático y en lo económico. En lo económico, porque no les vas a comprar sus centrales, ya que sólo venden de uranio enriquecido: su negocio no es sólo venderte el caballo, sino también el pasto. En lo diplomático, porque cuando el espionaje satelital e informático no era tan poderoso como el de hoy, no era imposible hacer un reactorcito plutonígeno de poca potencia y bajo quemado, con uranio natural y agua pesada, escondido en algún desierto, y adjuntarle una planta de reprocesamiento igualmente clandestina para obtener plutonio 239. Con 6 kg. de ese metal, armás el «carozo» de una bomba atómica implosiva, tipo «Fat Man», la de Nagasaki. En 73 años de intensa actividad nuclear, la Argentina eso no lo hizo nunca y porque no quiso, no porque no pueda. Sin embargo, justamente porque puede, siempre será considerada «proliferante» por EEUU. Máxime cuando jamás les compramos una central (las de ellos son caras, complicadas o inseguras, y algunas logran ser todo eso junto). Siempre para ellos seremos proliferantes, aunque los EEUU hayan llegado a tener 31.225 armas nucleares, hoy conservan 3750 armas nucleares y nosotros jamás hayamos intentado desarrollar siquiera una. Somos proliferantes porque podríamos serlo. Especialmente cuando exportamos laboratorios de radiofarmacología. Y ni te cuento cuando los barremos -por calidad, no por precio- en toda licitación internacional de reactores multipropósito en la que participamos. Y ni te cuento hoy que estamos (era hora) construyendo el prototipo del CAREM, nuestra primera centralita nucleoeléctrica modular compacta, mientras ellos tienen al menos 5 proyectos copiados del CAREM pero ninguno en construcción. Ser un tábano en el lomo del águila tiene costos. De modo que si ya construiste tu planta de agua pesada, aunque los inspectores del (OIEA) Organismo Internacional de Energía Atómica tengan derecho de acceso 24×7 sobre su funcionamiento y puedas dar cuenta del destino de cada cm3 de su producción, te van a enloquecer para que no la puedas inaugurar, y si ya la inauguraste, para hacértela cerrar una y todas las veces que puedan. Te van a cerrar la planta siempre que logren incrustar agentes en la cadena de mandos de tu país. Y en éste en particular, eso lo logran seguido, ya sea por golpe duro, por golpe blando o infiltrando con manyaorejas de una o dos embajadas, en general gente finolis, nuestros partidos políticos. Bueno, ésa es la historia resumida de la PIAP. Ha estado más cerrada que activa. Poca gente ha sido tan clara en hechos y palabras al respecto como el sociólogo Julián Gadano, ex subsecretario de Energía Nuclear del ministro Aranguren y -por sobrecumplidor- de los secretarios que continuaron su obra entre 2015 y 2019. En los hechos, ordenó el cierre de la PIAP y el desbande de sus recursos humanos. En las palabras, Gadano acaba de manifestar en «El Cronista» que «Argentina no va a tener más centrales con tecnología CANDU», que son las que utilizan el agua pesada, y «el resto del mundo tampoco está pensando en hacerlo». El resto del mundo al parecer no incluye a la nación más poblada del mundo, la India, aunque uno humano de cada cinco vive allí. La India tiene 17 centrales PHWR activas de modelo propio. Fueron derivadas sin licencia del CANDU canadiense por la NPCIL, Nuclear Power Commission of India, Ltd.  Se las llama IHWPR, por Indian Heavy Water Power Reactor, y fueron escalando en potencia de 220 a 540 MW desde los ’70 a lo que va del cambio de siglo. Respecto de las del último modelo, ya de unos respetables 700 MW, la India tiene Krakapar 3 ya en línea, y Krapakar 4 en construcción, ambas en el estado de Gujarat. También en construcción está el dúo Rawahtbata 7 y 8 en Rajastán, y el dúo Gorakhpur 1 y 2 en, obviamente, el estado de Gorakhpur. Pero además la India tiene planificadas Mahi Banswara 1, 2, 3 y 4 en Rajastán, Kaiga 5 y 6 en Kamataka, Chutka 1 y 2 en Madhya Pradesh y Gorakhpur 3 y 4 en Haryana. El balance da una IHPWR de 700 MW recién inaugurada, 6 más en construcción y 10 más planificadas. Lamento que la India no le haya preguntado si seguir o no con su programa de uranio natural y agua pesada al sociólogo Gadano. Rumania y los EEUU tampoco le preguntaron, pero el segundo país el 20 de Agosto de 2019 se atrevió a firmarle al primero un préstamo para la terminación de las centrales Cernavoda 3 y 4, dos CANDU canadienses obviamente de uranio natural y agua pesada. Habían sido iniciadas por el dictador Nicole Ceaucescu, como parte de un complejo de 4 CANDU, pero estas dos unidades quedaron incompletas cuando a don Nicole lo tumbó y fusiló una revolución. Al año siguiente del primer tratado canducero entre los EEUU y Rumania, es decir en 2020, el ministro de economía y energía rumano, Virgile Popescu, visitó «la tierra de los libres y hogar de los valientes» (según su himno) para llevarse un segundo préstamo y con él «retubar» Cernavoda 1, que ya está vieja y necesita 30 años más de extensión de vida útil. Esta movida marcó el fin de todos los acuerdos entre Nuclearaelectrica, la firma de energía atómica del estado rumano, y el estado chino, que se aprestaba a construir varias centrales de uranio enriquecido y diseño propio en Rumania. Los chinos se atrasaron con la plata y, se sabe, cocodrilo que se duerme, es cartera. Llama la atención este entusiasmo financiero yanqui por el uranio natural. Va a contrapelo de medio siglo de historia anterior. Desde 1974 EEUU ha librado una guerra secreta diplomática despiadada contra la tecnología CANDÚ, a la que llama «proliferante» (justo ellos, en fin…). Durante cuatro décadas el Departamento de Estado extorsionó con amenazas de sanciones económicas a todos los clientes prospectivos de la tecnología canadiense, incluidos nosotros, los argentos, hasta provocar la quiebra de la diseñadora y constructora original, AECL, Atomic Energy Commission of Canada, Ltd. Aún con el Departamento de Estado jugándole en contra, AECL entre los ’70 y 2003 vendió sus centrales «urbi et orbi», incluida nuestra solitaria CANDU cordobesa de Embalse. Vendió las de Corea (del Sur), China, Rumania y Pakistán, amén de las propias en Ontario, Quebeq y New Brunswick. Entre todas, suman 47 máquinas. Aún sin contar las de la India, eso ya anda por el 11% del parque nucleoeléctrico mundial. Como se puede ver, la AECL, con sus máquinas sencillas y baratas, le sacó mucho mercado nuclear a EEUU en los países en desarrollo, y pagó carísimo ese pecado. Lo interesante es que la tecnología que creó la AECL sigue viviendo por sí misma, por mérito propio, y ahora además propulsada por dólares estadounidenses. Y si el Tesoro de los EEUU pone plata en esta tecnología antes herética, no es sólo para contener el despliegue de China en Europa Oriental. Es también por aquello por lo que baila el mono, es decir, más plata. Sucede que las CANDU en teoría queman casi cualquier combustible nuclear que se les tire, sin muchas adaptaciones tecnológicas. Y en EEUU, donde se puede patentar todo, desde el estornudo hasta el carnaval, unos muchachos desarrollaron (y patentaron) un «combo» de uranio HALEU (enriquecido al 19,7%) y torio, llamado ANEEL. No son unos muchachos cualesquiera. La propiedad intelectual del ANEEL la comparten Clean Core Thorium Energy, la Universidad A&M a través del  Texas A&M Engineering Experiment Station’s Nuclear Engineering and Science Center , y el Idaho National Laboratory (INL), dependiente del Departamento de Energía, una entidad federal. El ANEEL -juran sus propietarios- puede llevar la eficiencia de quemado de una CANDU desde 7500 MW/día/tonelada a 57.000 MW/día/tonelada, cosa que todavía debe demostrarse. Pero si eso llegara a suceder, entonces EEUU tendría cartas para tratar de apropiarse casi de un saque del aprovisionamiento de combustible de todas las centrales de agua pesada del mundo. Eso si los países propietarios de dichas máquinas no optan por el clásico corte de manga de desarrollar sus propias mezclas de uranio HALEU y torio. Es un tema de investigación y desarrollo nada novedoso en muchos programas nucleares independientes. Con torio, se pueden hacer muchos otros tipos de combustible, además del ANEEL. Si China y la India, países con poco uranio y mucho torio, se han preocupado por comprar, entender y dominar la tecnología CANDU, ha sido en buena medida porque les interesa la independencia en materia de combustibles. Para el caso, Corea se compró 4 CANDU, China 2 y la India hace sus propias CANDU truchas, que andan joy. Apuestan a esta ingeniería también porque en un mundo nuevamente multipolar, como el de hoy, las patentes imposibles de justificar se vuelven imposibles de defender y las piensan desafiar. Por lo cual eso de sacarle la pitanza al águila vuelve a ser un deporte no sólo interesante, sino redituable. En el caso de la Argentina, sugiero seguir fabricando agua pesada. Va a seguir haciendo falta aquí y en otras partes, aunque el sociólogo Gadano no se entera de las novedades, que tampoco son tan nuevas. Si la CNEA está pensando en alguna mezcla propia de HALEU con torio, sugiero llamarla «Mate Verde», por aquello de «tomá mate». La PIAP tiene dos líneas de amoníaco por diseño. Se compró así a Sulzer Brothers, de Suiza, para que cuando una se para por mantenimiento, siga activa la otra. Su capacidad teórica de producción, al momento de compra, era de 200 toneladas/año de agua pesada, aunque por haber pasado toda su existencia sometida a un régimen de «stop and go», ya que jamás le faltaron cierres por decreto u orden reservada, nunca pudo llegar a esa cifra: era imposible operarla en su régimen óptimo de producción. En cuanto iba acercándose a las 180 toneladas/año, sobrevenía un cierre (el de Menem, el de De la Rúa, el de Macri), y todos con intención de definitivo. El Cronista dice que la capacidad de la PIAP es de 100 toneladas/año. Eso sugeriría la intención de rehabilitar una única línea de amoníaco y no ambas, dicho por un mal pensado. Al parecer, en Neuquén y en la Secretaría de Energía hay quien opina que si se rehabilitan las dos, terminaremos lavando los pasillos de la CNEA con agua pesada excedente. No parece que vaya a suceder. Pero hay una propuesta de dedicar el «downstream» de la segunda línea de amoníaco de la PIAP a producir urea granulada. En tiempos de Macri, se habló de reconvertir a urea AMBAS líneas. Nos parece genial eso de la urea, y nos consta que viene a ser el «wet dream» -ya que nos gusta tanto hablar en inglés- de la provincia de Neuquén, propietaria de la operadora ENSI, e imbuída fundacionalmente de ese oxímoron, el pensamiento petrolero. Pero la propiedad de la PIAP en sí no es de ENSI sino de la CNEA y por ende del estado nacional. Si el dueño del taxi decide desguazarlo, está en su derecho, el chofer a lo sumo puede chocarlo, y anda con ganas. Artículo de primera necesidad en el campo argentino, la urea, cómo no. Pero para fabricar urea en al menos la mitad de la PIAP hay que justificar la inversión adicional en tecnología química de «downstream» de la segunda columna de amoníaco, que puede no andar lejos de los U$ 1000 millones. Hay que justificar, y probablemente ante juez, el lucro cesante que generaría dedicar la mitad de la PIAP a fabricar una commodity 1400 veces más barata por kilo que el agua pesada. ¿No vendría a ser un estrago doloso, mirando la cosa con mucha mala leche? Fabricar agua pesada es descartar sucesivamente, en miles de operaciones termoquímicas, cada vez más moléculas de agua normal hasta quedarse con un 99,75% de moléculas de agua pesada. Es un proceso muy intensivo en energía, como cualquiera de los llamados «de enriquecimiento». Y las instalaciones para ello son refinadas, caras y suponen una inversión inicial asombrosa en equipamiento, construcción y montaje. Pero no se trata sólo de guita: EEUU, que maneja el semáforo del OIEA, te va a poner luz roja para cualquier adquisición de fierros necesarios para fabricar agua pesada, porque -palabra que ya cansa- la consideran… sí, «proliferante». De hecho, para poder comprar la PIAP a Sulzer, la CNEA tuvo que construir primero su PEAP, o Planta Experimental de Agua Pesada, de producción mucho menor (no llegaba a 10 toneladas/año) pero con fierros y tecnología propia. Su insumo básico de proceso era el sulfuro de hidrógeno, en lugar del amoníaco que usa la PIAP. La PEAP, aunque experimental, tenía la altura de un edificio de 10 pisos y estaba situada junto a las Atuchas 1 y 2. Fue una de las tantas audacias del contraalmirante Carlos Castro Madero. Luego de la audacia sucedió lo de siempre: roto el embargo, los oferentes de medio planeta se vinieron aquí en malón a licitar sus plantas, elegimos la mejor, y el OIEA no objetó nada porque, según legislación internacional, esa planta, al ser importada y de uso dual, quedaba bajo su supervisión. Lo que fuera con tal de que no ampliáramos la PEAP a escala industrial. Como todavía no éramos firmantes entonces del Tratado de No Proliferación, un fierro propio estaba exento de salvaguardias. Por eso hoy falta agua pesada en el mundo: primero porque son caras y segundo porque son diplomáticamente complicadas. Por todo ello, hay menos capacidad instalada de producción que a principios de siglo. Pero sin embargo la cantidad de centrales de uranio natural siguió creciendo modestamente hasta 2003 en Corea y China, y sigue libre de toda modestia en la India. Y de yapa han aparecido nuevas demandas de este extraño y muy caro líquido en las industrias de farmacología y de microelectrónica. Hasta que se avivaron de que pueden llegar a necesitarla, los rumanos estaban rematando sus stocks de agua pesada a mitad de precio. Desde que el sociólogo Gadano cerró la PIAP, tuvimos que empezar a importar esos remates rumanos. Pero si comprás hoy, y con la pureza del 99,75% que te garantizaba la PIAP, estate preparado para pagar de U$ 600.000 a 700.000 la tonelada. Salvo que vengas con una orden de compra enorme, en cuyo caso la respuesta va a ser «esperá sentado». Y cuando te la entreguen, si alguna vez lo hacen, vas a tener que justificar cada decilitro que gastes ante un inspector del OIEA. Para parafrasear a Napoleón, cerrar la PIAP no fue solamente un crimen. Fue también un error. Y no exclusivo del macrismo, tan genéticamente pro-petrolero, antinuclear y de yapa alineado con La Embajada. También lo fue y es de este gobierno. Que se acuerda de reabrir la PIAP en sus últimos meses de mandato, y al parecer, lo hará sólo a medias. Si lo hace. Atucha III con uranio natural habría sido muy parecida a la mejor planta nucleoeléctrica argentina, la central cordobesa de Embalse, es decir a una CANDU 6, pero potencia algo mayor (700 MWe). Muy parecida a la IHPWR inaugurada el año pasado en la India, o a las 6 en construcción, o a las 10 planificadas. Hoy esa Atucha III CANDU debería estar en línea. 700 Mwe prácticamente a tiro del AMBA, y 120 km. de líneas de alta tensión nuevas, permitirían atravesar las olas de calor veraniegas sin apagones masivos, y sin vecinos cerrando calles y avenidas con barricadas y fogatas. Porque ya han estado 15 días sin agua ni heladera, y están rigurosamente podridos de apagones. Dicho esto sin quitarle responsabiidades a EDESUR. Debió empezarse la excavación de cimientos de Atucha III CANDU en 2016, según leyes ya aprobadas por el Poder Legislativo en 2014. Pero pese a que ésta venía con una financiación china del 85% a un interés del 4% anual a pagarse en 20 años recién a partir de la puesta en marcha, el macrismo la paró. A velocidad normal de montaje, la central habría estado crítica en 2022. La intención no declarada del gobierno de Mauricio Macri «desde el vamos» era no hacerla, de ahí el cierre de la PIAP cuando su personal, en Neuquén, estaba esperando, muy nerviosamente, hacía ya un año la orden de iniciar operaciones. Y estamos hablando del ya lejano 2017. Esto fue seguido en 2018 por el comunicado oficial del Ministerio de Energía de cancelar definitivamente Atucha III CANDÚ, o «Proyecto Nacional», como la llama la dirección actual de NA-SA (Nucleoeléctrica Argentina SA). Hecho lo cual el ministro Juan C. Aranguren, CEO histórico de la petrolera angloholandesa Shell, renunció, misión cumplida. La central «Proyecto Nacional» estaría evitando la combustión de 1200 millones de toneladas de gas natural por año. Por parafrasear una frase famosa de otro rico y famoso de la misma lana que Aranguren y Macri, José Martínez de Hoz, la Shell no hace la plata vendiendo caramelos, o acero. Gas, sí, y cantidades. Cumplirle de un modo tan evidente a las petroleras y a la Embajada no le complicó en absoluto la vida al exministro Aranguren, aunque sí a muchos argentinos. Pero amén de los tarifazos eléctricos a consumidor final del 5000% entre 2015 y 2019 y a pesar de los apagones veraniegos en el AMBA, desde el cierre de la PEAP el país debe importar 20 toneladas/año de agua pesada. La PIAP entró desde entonces en una doble decadencia: técnica, porque es inmensa y está construida a la intemperie en una zona de la estepa neuquina climáticamente muy dura. Tiene miles de motores válvulas y piezas electromecánicas vulnerables, amén de tanques con sustancias corrosivas. Todo esto necesita de supervisión y mantenimiento constante. Pero la desesperante es la situación del personal calificado. De recursos humanos hoy la PIAP anda cortísima. La administración nuclear macrista y la ENSI echaron con jubilaciones anticipadas a unos 400 expertos, entre ingenieros y técnicos químicos, amén de trabajadores especializados. Del mantenimiento a lo largo de 6 años se tuvieron que ocupar los 100 especialistas restantes, a espera del telegrama final de cesantía, y como mejor pudieron. Vivían haciendo piquetes por la reapertura de la instalación en la ruta nacional 22, sin que el estado nacional, el provincial o los multimedios les dieran la más mínima pelota. «Con esta inversión de reapertura, el Estado Nacional acompaña y fortalece el desarrollo de la energía eléctrica de origen nuclear en nuestro país», dice el comunicado oficial. «Tarde, mal y poco», añadimos desde AgendAR.
“No se trata solamente de impartir recursos, sino también de impartir de manera inteligente los recursos para generarle fortaleza y músculo al Estado en su investigación, en el desarrollo de valor agregado y en el fortalecimiento de reservas”, sostuvo Massa. «Sí, ponele», acotamos desde esta humilde tribuna. Asimismo, la secretaria de Energía, Flavia Royón sostuvo que “esta planta sin duda es un hito y pone en valor todo el conocimiento argentino en materia de energía nuclear”. En esta línea, la Secretaria explicó que “la puesta en marcha de la planta de agua pesada tiene una gran significancia por las posibilidades no tan sólo de proveer agua pesada para la tecnología de las plantas nucleares que hoy tiene Argentina, sino también las posibilidades futuras de exportación que esto significa para nuestro país”. Eso es cierto. Falta agua pesada en todo el mundo, y cada vez más. Paradójicamente, sobre todo desde el cierre de la mayor planta mundial remanente… que venía a ser… caramba, ingeniera Royón, la propia PIAP. Lo dicho: además de un crimen, fue un error. El peronismo actual parece decidido a redescubrir una y otra vez el átomo, casi tan rápido como lo olvida. Subrayamos la palabra «casi». Es curioso, habida cuenta de que quien inauguró la CNEA hace 73 años fue el presidente Juan D. Perón, y quien puso en marcha Atucha I hace 49 años fue también Perón.  
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Reunión que oficializa la apertura de la PIAP. Cara de gran felicidad del ministro Massa. El convenio tiene como objetivo realizar el mantenimiento y comenzar los trabajos de alistamiento para la puesta en marcha de PIAP, los cuales requerirán un plazo de 25 meses, dicen los comunicados oficiales. Apa, son más de dos años. Uno infiere que los deterioros de la PIAP tras 6 años de abandono, 3 de ellos con este gobierno, 2 -y peores- con el anterior, han sido serios, y que recontratar personal experto para una planta química muy compleja que es cerrada toda vez que es presidente un Menem, un De la Rúa o un Macri no es tan fácil. Uno puede inferir también, de mal pensado, que la plata que pone Massa, o que dice que pone, no es tanta, y eso tras dos años de furibunda y soterrada lucha de la dirigencia nuclear actual por la reapertura. Dirigencia que es excelente y a la que apoyamos a muerte, pero aclaramos que no fue la primera opción de Alberto Fernández, ni la segunda ni la tercera, todas ellas rechazadas -por antecedentes o prontuario- por el personal de la CNEA y de NA-SA. Fue la cuarta. La CNEA produjo dos presidentas mucho mejores que los presidentes de la Nación bajo los cuales les tocó servir: la doctora Emma Pérez Ferreira, a quien en 1988 le debimos la decisión, tomada contra viento y marea, de reparar Atucha I, y la Dra. Ariana Serquis hoy, a quien (y brindamos por ello) tal vez le debamos la reparación de la PIAP. Dicho de nuevo y subrayado: ninguna de ambas mujeres fueron el plan A de Raúl Alfonsín, en 1983, o de Alberto Fernández en 2019. «Una vez finalizado ese plazo de dos años se procederá a cargar los insumos necesarios para su funcionamiento, lo que permitirá reiniciar la producción del agua pesada». Afirmación del comunicado oficial que, sin duda, podría cumplirse o no según el dictamen de las urnas cuando las elecciones presidenciales este año. La PIAP se encuentra ubicada en la provincia de Neuquén, y su puesta en funcionamiento es fundamental para la producción de las 485 toneladas que se necesitan para garantizar la provisión de agua pesada para las centrales Atucha I, Atucha II y Embalse, hasta el fin de su vida útil, dice el comunicado oficial. ¿Tan poco? Comentario de AgendAR: El número de toneladas que debería producir la PIAP en ésta, su precaria y nueva reapertura, queda fijado en 485, y después a otra cosa. No es un número cualquiera. Es la carga inicial de una central de uranio natural de 700 MWe. Significa que en el sector nuclear, tanto en la CNEA como en NA-SA, hay quienes no renuncian a la construcción de una, e incluso de varias centrales máquinas parecidas a Embalse, lo que tiene bastante más sentido. Estamos técnicamente y legalmente capacitados para ello desde 1974, podemos hacerlas casi enteramente de componentes nacionales, y tenemos 100 empresas de capitales argentinos pre-calificadas para este trabajo. Son las mismas firmas que, bajo dirección de NA-SA, hicieron el retubado de Embalse y le dieron 30 años de licenciamiento operativo adicional. Cada central «Proyecto Nacional», como las llama la actual dirigencia de NA-SA, implicaría 6000 puestos de trabajo calificados directos durante la fabricación de componentes y montaje. También muchos miles más de puestos indirectos en el centenar de firmas de la cadena de provisión. Más aún que trabajo, lo interesante del negocio es la formación de recursos humanos. A recordar: la terminación, 27 años tardía, de Atucha 2, implicó la formación de 1000 operarios en soldaduras de aleaciones especiales, o «de alta», y la calificación de «nuclear» añadida al título de 400 ingenieros jóvenes, muchos de ellos en firmas privadas. Tener una industria nuclear privada diversificada y sólida en casa le vendría muy bien a otra firma, INVAP, que desde los ’80 se fue volviendo el más respetado exportador de reactores nucleares del mundo. Componentes de calidad nuclear fabricados en pesos y en su propio país a INVAP le permitiría competir por precio, además de por calidad, en las licitaciones internacionales. Obviamente, otro proyecto que se beneficiaría de la creación de un ecosistema industrial atómico es la central nuclear compacta CAREM. En la reapertura de la PIAP hay mucho más en juego que 485 toneladas de agua pesada. Y eso porque el negocio nuclear no es de potencia. Es de tecnología. Daniel E. Arias  

Se estima la proxima cosecha de trigo y cebada que aportará más de u$s4.500 millones

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La Bolsa de Cereales estimó una producción para la campaña fina 2023/24 de 18 millones de toneladas para el trigo y de 5 millones para la cebada, con incrementos interanuales del 45% y 32%, respectivamente, en un contexto marcado por «más incertidumbres que certezas«, tanto por las adversidades climáticas como por «el contexto político-económico nacional».

En el seminario sobre perspectivas agropecuarias «Agrotendencias 2023», que en la sede de la entidad organizó la Federación de Acopiadores de Granos, también se precisó que la superficie sembrada se prevé de 6,3 millones de hectáreas para el trigo (3% más que en la campaña anterior) y de 1,3 millón para la cebada, sin variación en relación con la campaña 2022/23.

Las proyecciones fueron dadas a conocer por la jefa de Estimaciones Agrícolas, Cecilia Conde, quien a su vez advirtió sobre las diferencias entre las zonas productoras en cuanto a las perspectivas climáticas, con mejores condiciones hídricas en la zona sur (Sur la de la provincia de Buenos Aires) y con problemas más severos en la Centro-Oeste (La Pampa, oeste de Buenos Aires y sur de Córdoba).

Por su parte, en la región Centro-Este (Entre Ríos, Santa Fe, norte de Buenos Aires y sudoeste de Córdoba), Conde adelantó que «el productor va a sembrar con el área justa», y dijo que «será crucial lo que suceda en los próximos 15 a 30 días con las precipitaciones».

El presidente de la Bolsa de Cereales, José Martins, aseguró que la campaña fina de siembra de trigo y cebada comenzará «con muchas más incertidumbres que certezas», al tiempo que reclamó de la dirigencia política en general «un entendimiento» de la actividad agrícola.

Martins consideró el carácter «atípico» del encuentro, ya que «en lugar de enfocarnos en proyectar modelos de crecimiento con los riesgos propios del negocio (clima, precios), tendremos que extremar la imaginación para vislumbrar el futuro contexto político-económico nacional».

«Hay una cadena agroindustrial dispuesta a seguir arriesgando capital de trabajo propio y de terceros, en un entorno en el que en términos económicos esta cadena de valor sufrió un impacto negativo peor que la pandemia», aseveró.

Asimismo, objetó que durante la pandemia «vastos sectores perjudicados recibieron políticas y/o medidas de apoyo», algo que, aseguró, «no se replicó» con el sector agrícola, «ni para paliar los quebrantos ni para financiar ‘la revancha'», en referencia a la recuperación posterior al Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO).

«Necesitamos de la política un entendimiento de nuestra actividad», remarcó, para explicar que no estaba reclamando «nada de subsidios ni prebendas, sólo un escenario de reglas claras, sostenibles que den previsibilidad para invertir, generar divisas y empleo de manera federal».

Al respecto, en su doble condición de presidente de la Bolsa de Cereales y del CAA, recordó que esta última entidad presentó en 2020 «un plan de política industrial para los próximos 10 años, con varios ejes no sólo del sector, buscando contribuir a una macroeconomía razonable y con foco en la generación de empleo, único camino para reducir los actuales índices de pobreza».

Esa propuesta, señaló, «no está escrita en piedra», sino que «se elaboró con responsabilidad, incluyendo a sectores ajenos a nuestra actividad para generar un impacto positivo económico». «Mejórenlo, agreguen su impronta, por favor no lo cajoneen», reclamó.

Por su parte, el especialista en Agroclimatología, Eduardo Sierra, sostuvo que «la campaña fina nos va a hacer sufrir; la potencialidad está, pero vamos a estar en el límite».

«Para los próximos 15 años tendremos que aprender a trabajar con climas como éste y trabajando bien se pueden hacer muchas cosas pero, si seguimos esperando años con excesos hídricos, nos vamos a quedar con las ganas», aseguró.

En un repaso de la situación pronosticada para los próximos meses, indicó que, en junio próximo, «llega la caballería» y mejorarán las condiciones de humedad, pero «no es el Niño inundante» sino «un Niñito».

Luego de un julio en el que «se mantiene la humedad», Sierra remarcó que, de acuerdo con las previsiones meteorológicas, agostó será «el primer mes en el que más o menos habrá agua en todas partes».

La australiana Fortescue ratifica sus inversiones en hidrógeno verde y otros proyectos en nuestro país

La empresa australiana Fortescue Future Industries (FFI) ratificó sus inversiones y el «compromiso de trabajar” en la Argentina para desarrollar la industria de energías renovables e hidrógeno verde y solicitó al Gobierno nacional que acelere el nuevo marco regulatorio para el sector.
La aclaración de Fortescue llegó después que un medio nacional anunció la retracción de la compañía en los proyectos en marcha, y pocas horas antes que la ciudad de Bariloche reciba a decenas de referentes, expertos, empresarios y funcionarios de varios gobiernos de distintos continentes en una cumbre mundial sobre el desarrollo del hidrógeno.
Ante las versiones de que los planes de Fortescue en la Argentina quedarían relegados frente a otras iniciativas en Brasil, la firma aclaró que desde su oficina regional en Buenos Aires, FFI lidera los proyectos en la Argentina (Proyecto Pampas) y Brasil (Pecém), mientras evalúa nuevos proyectos en otros países de la región. La empresa se encuentra en nuestra región desde 2016, con inversiones en Chile, Colombia, Ecuador y Perú, además de nuestro país donde adquirió la empresa Argentina Minera (AMINSA), además de tener concesiones mineras de cobre en San Juan.Fortescue anunció en 2021 un desembolso de u$s8.400 millones para producir hidrógeno verde, y la creación de 15.000 nuevos puestos de trabajo directos y entre 40.000 y 50.000 indirectos. Con esta iniciativa, se espera convertir a Río Negro en un polo mundial exportador de hidrógeno verde, y que en 2050 tenga una capacidad de producción de 2,2 millones de toneladas anuales, lo que cubriría una producción energética equivalente a, por ejemplo, casi un 10% de la energía eléctrica consumida por Alemania en un año.
La empresa australiana recordó que tras el desembarco en el país, se comenzó el desarrollo del “Proyecto Pampas” en la Provincia de Río Negro. Actualmente el proyecto se encuentra en una etapa de prefactibilidad, fase en la que se llevan adelante los estudios ambientales, sociales y de ingeniería que permitirán la configuración del proyecto y los parques eólicos, planta de producción y líneas de transmisión en la Patagonia. Según pudo saber Ámbitoesta tarea demora más de un año y ya está en marcha, sin freno.

Cómo es el proyecto de Hidrógeno verde en Río Negro

La prospección que inició la empresa se basa en analizar cantidad y calidad de vientos, fuente energética principal para la producción, y se inició a partir de un acuerdo firmado junto al Ministerio de Desarrollo Productivo y la Nación y el Gobierno de la Provincia de Río Negro. Una vez determinado que el recurso eólico y otros son satisfactorios, se dará inicio a las consultas públicas y trámites para la construcción del proyecto, el cual tendrá tres etapas. La etapa piloto, para confirmar las capacidades previstas, con una inversión estimada en u$s1.200 millones, que producirá unas 35.000 toneladas de hidrógeno verde, energía equivalente para satisfacer a 250.000 hogares, la cual se iniciará en 2022 y finalizará en 2024. La primera etapa productiva, con una inversión estimada en u$s7.200 millones, producirá unas 215.000 toneladas de hidrógeno verde, capacidad energética equivalente para cubrir el consumo eléctrico de 1,6 millón hogares, y se extenderá hasta el 2028. Para llevar a cabo el proyecto, FFI instalará tres parques eólicos con una potencia total de 2.000 MW, que serán los encargados de generar la energía para la producción del hidrógeno verde.

Qué hace falta para avanzar con el proyecto de Hidrógeno verde

Lo que hace falta es el nuevo marco regulatorio a nivel nacional para el hidrógeno, que el Poder Ejecutivo se comprometió a enviar al Congreso en las próximas semanas, junto con el de GNL. La provincia de Río Negro ya dio sus pasos y aprobó por unanimidad la instalación de una planta de hidrógeno verde y la zona Franca para la localidad de Sierra Grande. La concesión llegaría a las 625.000 hectáreas y está orientada al emplazamiento de parques eólicos y las construcciones del proyecto. “Los trabajos y estudios anteriormente mencionados continuarán su curso durante todo el 2023 pero, para el avance a las siguientes etapas del proyecto, es clave contar con un marco regulatorio que defina las bases del desarrollo de esta industria en Argentina”, afirmaron desde Fortescue, luego que Clarín puso su continuidad en el país. Según los directivos de Fortescue, la ley nacional del H2 debe contemplar aspectos concretos:
  • el acceso a financiamiento a costos competitivos a nivel internacional;
  • libre disponibilidad de divisas para para pago de deuda y acreedores en el exterior;
  • un régimen impositivo favorable;
  • estabilidad financiera y fiscal;
  • convivencia entre la Ley de Fomento de Hidrógeno y Zona Francas;
  • expansión del sistema eléctrico nacional.
“El marco regulatorio es un paso fundamental para el desarrollo de la industria del hidrógeno verde en el país y para capitalizar las oportunidades que ofrece la industria”, afirmaron. El año pasado la Asamblea y Exposición Global de Hidrógeno Verde 2022 se realizó en Barcelona y allí estuvo presente la gobernadora de Río Negro, Arabela Carreras, que ahora será la anfitriona del evento en Bariloche. «A partir de estos proyectos, Argentina y Río Negro podrán constituirse en grandes proveedores de energía limpia acorde con la transición energética que se impone en el mundo por las consecuencias del cambio climático», afirmó la mandataria.

Foro Global de Hidrógeno Verde en Bariloche

Como era de esperarse, Fortescue participará del Foro Global de Hidrógeno Verde que se llevará adelante este jueves y viernes en Bariloche. Es más, es uno de los principales promotores del encuentro mundial, que busca discutir con otros actores clave las oportunidades que ofrece el hidrógeno verde y los aspectos claves a desarrollar para convertir esta industria una realidad en el país. Durante el evento se analizarán los grandes avances de la industria a nivel mundial, las potencialidades de Latinoamérica como escenario de oportunidades para recibir más y nuevas inversiones, «y los proyectos planteados en la región y el resto del globo», se aclaró. Con ese objetivo, la organización dispuso distintos espacios de intercambio, distribuidos en las sedes del Hotel Llao Llao y el Camping Musical de Bariloche. Allí, las diversas exposiciones permitirán conocer la visión del sector para fomentar la producción de hidrógeno verde a gran escala; como así también los planes del presente y los desafíos del futuro, oportunidades y los desafíos a resolver.
La apertura del evento, sin precedentes en Latinoamérica, estará a cargo de la Gobernadora Arabela Carreas; y contará con la participación del CEO de YPF, Pablo Iuliano; el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, Daniel Filmus; y el Director del Gabinete de Estudios de Geocriología, Glaciología, Nivología y Cambio Climático, Silvio Pastore. Entre los principales oradores se encuentran, además, la directora de Política Energética para la Comisión de la Unión Europea, Cristina Lobillo Borrero; la secretaria de Energía argentina, Flavia Royón; el Presidente de Green Hidrogyn Organization, Malcolm Turnbull; embajadores, empresas como YPF, Shell, Toyota, Banco Patagonia, CAF, Genneia y Abo Wind. Asimismo, se espera la participación de científicos, especialistas y representantes de instituciones y organizaciones vinculados a las energías y la mitigación del cambio climático.

El programa completo del Foro Global de Hidrógeno Verde

Según el programa, el jueves 18 se tratará la «Perspectiva del hidrógeno verde: América Latina en el contexto global»; el «Potencial del hidrógeno verde en América Latina y el mundo», la «Financiación de la transición sostenible hacia una economía de hidrógeno verde»; el «Comercio internacional de hidrógeno verde: dónde se producirá y dónde se utilizará». También, la «Legislación y contratos para el hidrógeno verde»; la «Creación de una cadena de valor de hidrógeno verde: proyectos y desafíos en el camino hacia una economía de hidrógeno verde sostenible»; la «Visión al 2030 del desarrollo de la cadena de valor del H2V en Argentina dentro de la transición energética. El mismo día se debatirá a cerca de «Alemania como partner estratégico de Argentina para el desarrollo de un mercado sostenible para la producción, el uso y la exportación de hidrógeno y sus derivados»; «El hidrógeno verde en la transición energética argentina» y el «Enfoque en la perspectiva de la política climática sobre el hidrógeno verde». El viernes 19 se analizará el «Liderazgo latinoamericano y europeo para posibilitar la economía del hidrógeno verde» y se realizará la «Presentación de la misión de H2V de la Unión Europea en la Argentina: una oportunidad para reestructurar nuestra industria». Además, se repasarán los «Estándares de hidrógeno verde: aptos para su propósito enfoque para América latina»; las «Oportunidades de inversión en Latinoamérica» y los «Desarrollos tecnológicos y cadena de valor-downstream». Finalmente, se debatirá «Hacia una industria más verde»; «Foco en Argentina: aprovechando la oportunidad del hidrógeno verde» y «El hidrógeno verde y el ingreso a la industria».