viernes, 2 mayo, 2025 - 9:11 pm

Francisco Eggers defiende legalizar el dólar «blue», para defender la economía real

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Francisco Eggers, economista -profesor de Finanzas de la Universidad de La Plata, ha aparecido otras veces en AgendAR, cuestionando mitos. Ahora se anima a decir que la economía real está bien, que la crisis actual, es financiera, y –al contrario que Álvarez Agis– que el desdoblamiento del mercado cambiario puede ser una solución. El tema central de nuestro portal es la actividad productiva. El crédito, las finanzas en general deberían ser un instrumento. Pero es evidente que hoy no lo son. Por eso, nos abrimos a esta polémica:

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«Existe una percepción, bastante generalizada, de que estamos en una situación económica extremadamente mala. Sin embargo, la economía real tiene problemas, pero la tasa de desocupación en el primer trimestre de 2022 fue una de las más bajas de los últimos años y el año pasado hubo crecimiento de la producción, el consumo y el empleo, superando los niveles previos a la pandemia.

En los últimos meses el ritmo de expansión decayó, pero aún no hay indicios claros de que se haya ingresado en una recesión. Con eso, el 2022 será el primer año par con crecimiento del PBI en una década.

Pero, por otro lado, la inflación es la más alta desde el inicio de la Convertibilidad y al Gobierno se lo visualiza débil políticamente, hostigado por opositores y por miembros de la coalición gobernante. Si sumamos el predominio mediático de voces que tratan de que creamos que esta es la peor crisis de nuestra historia, es lógico que las expectativas sean muy pesimistas.

Eso se traduce, entre otras cosas, en un dólar paralelo en niveles de pánico. En valores reales llegó a estar más alto que en el segundo trimestre de 2002, acercándose al nivel que tuvo en octubre de 2020, cuando superó $ 190, equivalentes a cerca de $400 de ahora (seis meses más tarde había bajado 40% en valores reales).  En ese momento el movimiento transfronterizo estaba restringido; ahora no, lo que agrega un motivo para que una cotización recontra alta no dure mucho: con un salario promedio que, en dólares “blue”, cayó a poco más de 400 dólares, muchas cosas quedaron muy baratas para los extranjeros.

El dólar oficial está en un nivel más lógico, pero tampoco es adecuado para lo que debería lograr: superar la restricción externa. Hay que asumir que, en el futuro inmediato, vamos a tener una salida neta de capitales, por lo que se requiere que el superávit comercial sea más que suficiente para pagar los intereses de la deuda externa y transferir utilidades de empresas extranjeras; y en lo que va del año parece que no ha sido ni siquiera suficiente para eso.
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Durante 2021, el dólar usado para importaciones y exportaciones sirvió de “ancla” antiinflacionaria, al subir bastante menos que la inflación y los salarios (cosa que también ocurrió en otros años electorales: 2011, 2015 –hasta el cambio de gobierno– y 2017). Así, pasamos de un tipo de cambio real que a principios de 2021 estaba por encima del promedio de los últimos 25 años, a uno que está 20% por debajo.
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En dólares oficiales, nuestros principales productos de exportación siguen siendo competitivos, pero gran parte de las manufacturas no. Y se necesita que lo sean: cuando nuestra economía crece, las importaciones aumentan más que proporcionalmente, con lo que las exportaciones tradicionales no alcanzan para adquirirlas; se necesita una diversificación de la producción, tanto para exportar como para competir con las importaciones. De lo contrario, la economía se encuentra más tarde o más temprano con una crisis por escasez de dólares.

Esta crisis “de crecimiento” sólo pudo evitarse en la primera década del siglo: entre 2002 y 2008 las importaciones se quintuplicaron, sin provocar carencia de dólares ni necesidad de restricciones. Se suele decir que fue por la suba del precio internacional de los productos agropecuarios; pero se soslaya que las exportaciones de manufacturas de origen industrial pasaron en apenas seis años de 7.600 a 22.000 millones de dólares, y las de servicios, de 3.500 a 13.400 millones.

Fue clave la vigencia de un tipo de cambio competitivo, en promedio 70% superior (en valores reales) al nivel actual del dólar oficial.

Pero no puede pensarse en este momento en una gran devaluación del dólar oficial, al menos por un par de razones. Primero, por una cuestión de expectativas: luego de que el Gobierno aseguró reiteradamente que no devaluaría, un fuerte aumento del dólar oficial se vería como un signo más de debilidad, se dirá que le torcieron el brazo al Gobierno, y eso aumentaría la inestabilidad y, por supuesto, la inflación.

La segunda razón es distributiva: dado el aumento del precio internacional de los granos y subproductos a partir de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, el precio de los alimentos subió fuertemente los últimos meses, multiplicando las ganancias de sus productores y la pobreza de los sectores de menores recursos. El Gobierno hubiera querido moderar la suba del precio de los alimentos usando las “retenciones” (impuestos a las exportaciones) como herramienta, pero la misma aparece vedada políticamente por el triunfo, en las últimas elecciones, de las fuerzas políticas que se oponen a la redistribución del ingreso conducida por el Estado.

Entonces, el gobierno buscó moderar la suba de precios conteniendo el dólar oficial, lo que termina siendo contraproducente. La situación externa es cada vez más complicada, por la falta de dólares.

Las restricciones cambiarias (conocidas como “cepo”) han devenido en un desdoblamiento cambiario de facto: está el dólar oficial, pero también los dólares paralelos: el ilegal (el “blue”) y los “financieros” o “bursátiles” (el “MEP”, el “Contado con Liqui”). Estos resultan del cociente entre el precio en pesos y en dólares de valores financieros que cotizan en ambas monedas, y que en dólares lo hacen tanto en el país como en el exterior; por ejemplo, títulos públicos nacionales en dólares.

En su momento parecía tener sentido evitar un desdoblamiento “oficial”: se quería que el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) sea el único legal (aunque no sea “libre”). La ilegalidad dificulta que la gente compre dólares y el tamaño relativamente pequeño permite decir que es marginal, que el mercado realmente importante es el oficial. Pero la mayor parte de la gente –en alguna medida, guiada por los medios de comunicación– tiende a pensar que el dólar “de verdad” es el “blue” -el que se puede comprar- y eso pega en las expectativas, más allá de que está demostrado que el dólar que incide más en el costo de vida es el oficial, el que se usa para exportar e importar. Por supuesto, hay vendedores que usan al “blue” de justificación, ante sus clientes, para subir sus precios, pero cuando el “blue” baja, los precios no lo hacen.

Ante la realidad de que los turistas extranjeros cambian sus dólares en el mercado “blue”, el Gobierno ha dispuesto que puedan hacerlo en casas de cambio, obteniendo un tipo de cambio similar al financiero –a lo que se restaría la comisión respectiva– dando la orden al cambista de comprar títulos con dólares y venderlos en pesos. Se trataría de que la operatoria no sea muy complicada para el turista. Pero, aun así, probablemente no tenga mucho éxito: a la mayor parte de los turistas le resultaría más simple –y, probablemente, más conveniente– vender en el “blue” como hasta ahora.

Creo que habría que pensar, como alternativa, en un desdoblamiento formal del mercado cambiario, creando un mercado “turista-financiero”, con flotación “sucia”: es decir, sin intervención diaria del gobierno, con el tipo de cambio establecido por la oferta y la demanda privadas (sin perjuicio de que el Banco Central también podría operar allí, en la medida en que tenga con qué). En ese mercado podrían vender los turistas (y todo aquel que quiera hacerlo) en forma simple, legal y transparente sus divisas, y podrían comprar los que quieran hacerlo, ya sea para ir al extranjero, atesorar, pagar sus deudas u otras obligaciones para las cuales necesiten dólares. Y se podría canalizar por ahí –en todo o en parte– las importaciones que se consideren menos prioritarias, y las exportaciones que se quiera incentivar.

Esto permitiría que el dólar promedio de exportaciones e importaciones aumente gradualmente, si se va modificando la proporción de transacciones que cambien moneda en un mercado y en otro. Esto, sin perjuicio de la conveniencia de que el actual dólar oficial (que pasaría a ser “comercial”) continúe subiendo, y en la medida de lo posible lo haga por encima de la diferencia entre la inflación interna y la internacional, para recuperar algo del atraso actual. La idea es que sea un sistema de transición: en algún momento habrá que ir hacia un sistema unificado, flotante y de libre acceso, como tiene la gran mayoría de los países del mundo; pero sólo será posible cuando el Banco Central haya atesorado las divisas suficientes como para intervenir si el tipo de cambio tiende a subir en forma irrazonable.

Un sistema con operaciones que van a un mercado, otras que van al otro, y otras que pueden ir en proporciones variables a uno o a otro, permitiría hacer una transición sin grandes disrupciones.

Este desdoblamiento cambiario podría desalentar las demoras en exportar granos o sus subproductos a la espera de una suba brusca del dólar: el gobierno podría ganar el margen suficiente como para no verse forzado en el corto plazo a esa devaluación brusca, que actualmente esas exportaciones no necesitan para ser competitivas. Las mejoras cambiarias, en lo inmediato, podrían ser para exportaciones de manufacturas y servicios que requieran construir una relación contractual estable de mediano plazo; en ellas, no resulta conveniente paralizar exportaciones esperando una suba del dólar.

¿El desdoblamiento lograría bajar el dólar “que se puede comprar”? No necesariamente: en el corto plazo podría esperarse lo contrario, debido a que se canalizarían por el mercado “turista-financiero” operaciones que hoy se hacen por el mercado oficial, como los pagos de deuda privada, las compras de dólares por parte de particulares (hasta 200 por mes y por persona) y las importaciones que se juzguen como no prioritarias (algunas de las cuales obtienen dólares oficiales mediante amparos judiciales).

Pero, con el tiempo, un valor alto del dólar atraerá compras de turistas extranjeros, sumando oferta. La recuperación del margen de maniobra del Banco Central (al dejar de atender algunas demandas, y al normalizarse las exportaciones de origen agropecuario) actuaría positivamente sobre las expectativas. Y el efecto positivo se reforzaría si se transita un sendero consistente, que tienda gradualmente a reducir la proporción que se canaliza en el mercado más intervenido –el comercial– y a aumentar la proporción del mercado con menos intervención: el turista-financiero. Si se va hacia la unificación, quedará claro que el nivel actual del “blue”, en términos reales, no podrá sostenerse, por lo que podría ser mal negocio comprar dólares especulando con su suba; como pasó en junio de 2002 y en octubre de 2020.

Más allá del efecto negativo que podría haber sobre las expectativas a corto plazo por una potencial suba del dólar “libre”, y su influencia sobre la inflación, se podría correr el riesgo de que aumenten los precios internos de los productos que ahora están sujetos a restricciones a la compra de dólares oficiales para importar, en la medida en que se reconduzcan al mercado turista-financiero. Pero hay motivos para pensar que ese efecto no sería muy fuerte.

Pensemos que, desde diciembre de 2019 a junio de 2022, el precio de la ropa en el Gran Buenos Aires, medido en dólares oficiales, se duplicó; el del calzado aumentó 67%, y el de los automóviles, 87% (hubo aumento de precios internacionales, pero muy por debajo de estas variaciones). No es que se guían por el “blue”, pero el dólar oficial tampoco ha sido su referencia.

Un tipo de cambio desdoblado no es un régimen ideal, entre otras cosas porque el mercado con la cotización más alta tiende a “vaciar” de oferta al de la cotización más baja. Pero ya estamos en un mercado desdoblado; lo que hay que ver es cómo salimos de él, y no podemos salir si el Banco Central no recompone sus reservas disponibles. Esta tiene que ser la prioridad, no la cotización del dólar “blue”. Para eso, la propuesta es reconocer oficialmente el desdoblamiento y canalizar al mercado de libre acceso las demandas que inciden poco en el nivel de vida de la población de bajos recursos y las ofertas que pueden aumentar significativamente con un tipo de cambio más alto.

Esto no estaría exento de riesgos: por algo no se pone en práctica. Pero habría que considerarlo.»

Francisco Eggers

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Polemizando:

Un amigo común, lector del portal, acercó a Eggers la nota de Álvarez Agis descartando el desdoblamiento con solución. Reproducimos algunas de sus observaciones: «Es interesante el análisis de Alvarez Agis, más allá de que la mayoría de las cosas que dice las he respondido en el artículo de hoy. Para empezar, lo de que no tenemos un problema en la cuenta corriente del balance de pagos. ¡En el primer trimestre del año tuvimos déficit, cuando lo que se necesita en este momento, como expliqué en el artículo, es un importante superávit! Realmente me pareció insólita esa apreciación de Alvarez Agis. Después, que la única oferta de dólares sería de argentinos que ya tienen dólares: lo que digo es que, al actual tipo de cambio «blue», tendríamos una gran cantidad de turistas a comprar en Argentina, que está baratísima a ese tipo de cambio. Por otro lado, la preocupación por la tapa de los diarios: esa batalla ya está perdida, como dije en el artículo, para los diarios (y, por consiguiente, para la gente) el dólar es el dólar blue. La verdad es que yo no me atrevía a plantear un desdoblamiento «de iure» mientras el «blue» estaba un 70% por encima del oficial. Pero ahora, ya está, con el desdoblamiento de iure el dólar «libre» puede irse a 500 pesos, pero de ahí no va a tardar en bajar. De todos modos, yo no me cierro, y admito que el esquema de desdoblamiento cambiario legal es riesgoso. Lo que observo es que la situación actual no es la mejor posible, y entonces quiero que se discutan alternativas.»

El INTI cumple 65 años apoyando la competitividad industrial. Sus tareas hoy

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Rubén Geneyro, presidente del INTI
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-¿Cómo es el trabajo del INTI? .
-Ruben Geneyro: Es bastante difícil resumir al INTI porque tenemos una oferta de 5 mil servicios a la industria. Muchas veces nos comportamos como laboratorio de innovación y desarrollo que una empresa pequeña o grande no tiene y en eso acompañamos un nuevo producto. Tenemos la capacidad de colaborar en todos los procesos productivos para mejorar la competitividad de las empresas. Trabajamos con tres ejes. Hoy, la mirada de una industria sustentable, el cual es uno de los objetivos más fuertes para nosotros. Además, una industria que lleve adelante un proceso de transformación digital, o lo que se llama industria 4.0. Y, también, propiciar una industria que mire la internacionalización, es decir, exportar.
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Telam SE
El Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) tuvo su origen el 27 de diciembre de 1957, en el marco de un proceso nacional que buscó poner en movimiento la inversión pública en ciencia y tecnología. Los primeros laboratorios del organismo se ubicaron en el Parque Tecnológico Miguelete, un predio de 19 hectáreas ubicado en el partido bonaerense de General San Martín, en el que hoy se concentran diferentes sedes tecnológicas. Los años iniciales del Instituto coincidieron con una expansión industrial de la Argentina, producto del modelo de industrialización por sustitución de importaciones orientado al mercado interno, lo cual tuvo un impacto en el INTI al permitir la ampliación de sus servicios y la fundación de sus primeras sedes regionales. A partir de la sanción de la Ley de Metrología (N° 19.511) en 1972, el Instituto se constituyó como Instituto Nacional de Metrología y así comenzó a tener también las responsabilidades de realizar, reproducir y mantener los patrones nacionales de medida y difundir su exactitud. Con este rol adicional, contribuye a asegurar la calidad en las mediciones relacionadas con el cuidado del ambiente, la salud, los alimentos, la seguridad pública, la equidad en el comercio y la calidad de la producción industrial. Actualmente, el INTI busca fortalecer «su mirada federal y su vínculo con el entramado productivo en todo el país» apuntaron desde el organismo. Entre sus funciones se encuentran «la mejora competitiva de las Pymes, el fortalecimiento de las cadenas de valor en todo el país, la sustitución de importaciones, el desarrollo de proveedores, la consolidación del sistema productivo desde una perspectiva sustentable, la innovación como camino para fomentar la exportación con valor agregado y la adopción del paradigma de la industria 4.0».

CIARA-CEC denuncia que 1,5 millones de toneladas de soja son contrabandeadas todos los meses

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El presidente de la Cámara Argentina de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-Cec), Gustavo Idígoras, denunció que cerca de 1,5 millones de toneladas de soja son contrabandeadas a Bolivia y Paraguay, generando al país pérdidas de hasta 400 millones de dólares por mes.

“Están pasando más de 3000 camiones por mes por la frontera”, sostuvo el ejecutivo. De ese modo, buscó dejar en evidencia que no es un contrabando hormiga capaz de pasar desapercibido sino una maniobra a gran escala que cuenta con la complicidad de múltiples actores, públicos y privados. El empresario explicó que esa maniobra es consecuencia del diferencial de precios que existe en la actualidad entre lo que percibe el productor en la Argentina y lo que le pagan en los países limítrofes. “Hoy en Argentina la soja vale 47.000 pesos promedio y en Paraguay y en Bolivia se paga el equivalente a 80.000 u 85.000 pesos argentinos y en algunos casos un poco más. Eso genera la tentación para mucha gente de contrabandear en esa zona fronteriza”, aseguró. “Se nos están yendo grandes volúmenes. Se calcula que 750.000 toneladas de grano de soja a Bolivia y un número similar a Paraguay. Estamos hablando de 300 o 400 millones de dólares”, agregó Idígoras. Incluso aclaró que el contrabando no solo es de soja sino también de otros cultivos y sus subproductos. “Nos está pasando también con el aceite de girasol. Hoy Argentina tiene un precio interno subsidiado por los fideicomisos. Entonces ves las marcas argentinas de contrabando en los países limítrofes”, sostuvo. El representante de Ciara dejó en claro que la escala de la defraudación es de tal magnitud que involucra a unos 3000 camiones por mes. “Son miles de camiones que deberían haber transitado hacia los puertos de la zona de Santa Fe que todos conocemos, ese gran cluster exportador que tiene la Argentina con 19 puertos. Sin embargo, el contrabando reduce la cantidad de camiones que llegan a los puertos. Son dólares que se le están escapando a la Argentina”, insistió.

Reacción oficial

Al ser consultado sobre si Ciara había hecho la denuncia, Idígoras remarcó que vienen trabajando en el tema desde hace varios meses y ya han hecho varias presentaciones ante el Ministerio de Seguridad. Además, remarcó que el nuevo director general de Aduanas está trabajando en el tema. “No puedo anticipar lo que está haciendo la Aduana porque hay una especie de secreto de sumario y capaz que estoy dando alguna información que puede generar algún ruido o perjudicar la investigación, pero hoy tenés comunidades casi completas que están trabajando en materia de recepción, acopio, acondicionamiento y exportación ilegal. Y del otro lado de la frontera, hay recepción, distribución y venta”. Este mismo mes la AFIP, el Ministerio de Transporte y el Ministerio de Seguridad anunciaron la extensión de la utilización de la carta de porte electrónica, implementada en septiembre, al transporte de productos derivados de granos mediante el transporte automotor, ferroviario u otro medio terrestre. “Con la medida sumamos unos noventa y cuatro subproductos de origen granario dando mayor fortaleza a la trazabilidad y a la comercialización de esos productos y a su vez reduciendo las posibilidades de evasión y de comercialización en negro de todo lo que tiene que ver la cadena de productos granarios”, aseguró el ministro de Transporte, Alexis Guerrera. “El trabajo articulado con las distintas áreas del Estado potencia las acciones de fiscalización y control sobre el sector. La digitalización de la documentación utilizada para trasladar granos y derivados nos permite atacar maniobras de evasión y garantizar el financiamiento genuino para las políticas públicas”, agregó la titular de AFIP Mercedes Marcó del Pont.

Operativos

En el gobierno destacan también que han venido llevando adelante operativos para combatir el transporte de granos, aunque por montos muy menores comparados con la denuncia de Idígoras. Fuentes de AFIP destacaron que las acciones realizadas por distintas dependencias del organismo entre noviembre y junio permitieron desarticular maniobras fraudulentas con el comercio de granos por 42.200 toneladas. Los procedimientos se llevaron a cabo en forma articulada por la DGI, Aduana y las áreas especializadas de fiscalización de la AFIP en distintas provincias productoras de materias primas como Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Corrientes, Chaco, Tucumán y Mendoza. En el organismo destacan también que a partir de 2020 se fortalecieron y recuperaron herramientas de fiscalización y control de la producción y exportación de granos. El trabajo coordinado desde la AFIP se focaliza en desarticular maniobras de evasión y elusión fiscal, el contrabando, los abusos en materia de subfacturación del comercio exterior, la comercialización de mercadería no declarada, y frenar operaciones de empresas truchas.

Reclaman que comience el dragado del Canal Magdalena

José María Lojo, presidente del Puerto de La Plata, explicó que el dragado de esta ruta podría tener un fuerte impacto en la economía Argentina. En la actualidad, todos los movimientos fluviales deben pasar por Montevideo.

Si bien hace exactamente un año, en julio del 2021, el ministerio de Transporte Alexis Guerrera aprobó el informe final de la Audiencia Pública Ambiental por la construcción del Canal Magdalena, las obras todavía no comenzaron. José María Lojo, presidente del Puerto de La Plata, explicó que se debe a que el proyecto todavía no tiene asignado un presupuesto y advirtió que las demoras encarecen día a día los movimientos fluviales, tanto para las exportaciones, como para las importaciones y el traslado interno en el país. “Los barcos que salen desde el puerto de La Plata con combustible para llevarlo a Comodoro Rivadavia, por ejemplo, hoy no tienen una vía franca para salir paralelos a la costa. Tiene que ir hasta Montevideo”, enfatizó. Además, detalló que todos los barcos que salen desde La Plata, Buenos Aires, Rosario tienen que dar una vuelta y pasar por Montevideo, lo que encarece las operaciones. Esto genera un sinsentido: “Parece increíble que Buenos Aires, La Plata, Rosario, no tengan una salida directa al mar. Es la misma situación que puede tener Bolivia o Suiza. Tenemos que pasar por otro país para tener salida al mar”. Eso no es todo. Lojo lamenta que esto se dé en un contexto en el que, además, hay consenso para avanzar con el dragado del Canal Magdalena: “Creo que hay suficiente consenso. Técnicamente, se avanzó en todos los datos para tener todo listo para sacar a construcción. Solo hay que profundizar el canal natural que ya existe”. La consecuencia impacta directamente sobre la economía diaria. Según explicó, “el Canal Magdalena tiene un traslado que desvía hacia allí». «Esto significa mayor costo logístico que lo paga el productor, que baja su precio de venta». «Si es un producto que viene de afuera y lo paga Argentina, ahí la relación se invierte. China no va a bajar los precios para pagar la logística, la vamos a tener que pagar nosotros, cobrando más caro el producto”. Hace unos meses, en un documento los ingenieros navales Hernán Orduna y Héctor Retamal explicaron las ventajas del Canal Magdalena respecto del canal uruguayo Canal Punta Indio. Entre ellas la extensión, que es mucho más corta y conviene por el menor costo operativo de fletes. El Magdalena, además, requeriría mucho menor volumen de dragado de mantenimiento anual frente al Canal Punta Indio. Acompaña el sentido de las corrientes de marea y coincide con la dirección de las mismas, lo que genera menos carga de sedimentación, y por ende menor costo de dragado. También la diferencia de longitud de ambos canales es un factor clave por el ahorro en dragado. El Punta Indio tiene una distancia de operaciones de 118 km, mientras el Magdalena sólo 57 km, para una profundidad de 42 pies. Eso implica menor costo en tripulaciones, combustibles, seguros y honorarios de prácticos. El menor flete y peaje conllevarían además ventajas comparativas.

Avanza en el mundo la subvariante BA.5 del covid. «No necesitamos cuarentenas, pero sí cuidados»

Alejandro E. Macías es médico infectólogo, catedrático de la Universidad de Guanajuato, investigador nivel 3 del Sistema Nacional de Investigadores y excomisionado para la influenza en México.

«Con el COVID-19 hemos aprendido a no ser demasiado optimistas o decretar el fin de la pandemia simplemente porque los casos empiecen a reducirse. Sabemos que a una oleada, que generalmente dura alrededor de seis meses, sigue otra de una variante o subvariante distinta.

En este momento, la subvariante BA.5 de la variante ómicron es la más fuerte que hemos conocido y la que está predominando en el mundo. ¿En qué situación estamos a nivel epidemiológico y qué podemos hacer al respecto? El virus que ocasiona el COVID-19, el SARS-CoV-2, es escapista y ha logrado transmitirse cada vez más. Del virus original que nació en Wuhan, China, se han derivado otras variantes y subvariantes que permanecen o no debido al mecanismo evolutivo. Es un mercado de variantes a las que no les gusta la competencia. Cuando dos de ellas se enfrentan, al final queda la que logre una mejor combinación de transmisión (capacidad de infectar a más gente) y escape (capacidad de infectar a quienes tenían inmunidad por infección previa o por vacunación). Como consecuencia, hemos sufrido las variantes alfa, beta, gamma, delta y ómicron. Esta última resultó formidable y no ha sido sustituida por otra, sino que se ha ramificado en subvariantes: BA.1. BA.2, BA.2.12, BA.4 y BA.5. El éxito de estas variantes se asocia a una mayor “distancia” evolutiva del virus original: ómicron está más alejada que alfa, beta, gamma y delta. Lo mismo ocurre también con las subvariantes: BA.5 está más alejada que BA.1. BA.5 se identificó desde enero de 2022 en Sudáfrica y es la peor versión del SARS-CoV-2 que hemos visto en cuanto a transmisión y escape. Por esa razón, las vacunas que se crearon con la información genética del virus original ya protegen poco contra la infección. Por fortuna, siguen protegiendo contra enfermedad grave, hospitalización y muerte ante todas las variantes y subvariantes que se han estudiado. Aunque las farmacéuticas buscan crear vacunas modificadas específicamente para las variantes más nuevas de ómicron, ha resultado un juego del gato y el ratón: cuando una vacuna muestra mayor eficacia contra una subvariante, esta ya cedió su dominio a otra que no responde igual a la vacuna. Con los datos que tenemos, parece que ningún país va a poder escapar a la eventual entrada de BA.5, a no ser que venga otra subvariante capaz de vencerla. Una candidata es la BA.2.75, que ha incrementado su incidencia en algunos países, particularmente en la India. Pero, por sus características, a la larga todos —o casi todos— terminaremos infectándonos de SARS-CoV-2, pues estas subvariantes enfermarán incluso a quienes no se han contagiado. Si la subvariante BA.5 es tan formidable que ninguna otra venga a sustituirla, algunos países podrían pasar —después de sufrir su ataque— a una situación pospandémica en la que ya sea parte del repertorio de virus respiratorios que nos infectan regularmente. Eso es lo que pudiera estar ocurriendo ahora mismo en Sudáfrica, donde la incidencia de COVID-19 ha disminuido casi a niveles base luego de la oleada de infección de esta subvariante. En México, en julio ya circula ampliamente la BA.5. Es una mala noticia por su gran transmisión y escape pero, una vez que predomine, México podría alcanzar una situación semejante a la de Sudáfrica. Sin embargo, ya sabemos que no podemos pecar de optimistas, pues estas subvariantes siguen apareciendo e infectando gente, incluso poco tiempo después de haber tenido COVID-19, pues el contagio de una variante genera inmunidad ante otras siempre y cuando se le parezca mucho y no tenga demasiado escape. Por lo mismo, aunque sabemos que lo peor de esta pandemia ya pasó, también hay que aceptar que no ha terminado. Aunque en los vacunados no se esperaría una enfermedad grave, el COVID-19 no es una gripe y el síndrome post-COVID puede ocurrir incluso luego de padecerlo en forma de infecciones leves. Por eso, aunque no debemos volver al confinamiento, sí debemos insistir en
  • El uso de cubrebocas en interiores.
  • Ventilar los espacios cerrados.
  • Evitar los tumultos.
  • Preferir actividades en exteriores.
  • Completar los esquemas de vacunación que le correspondan a cada persona.
No caigamos en la fatiga de pandemia: no hay por qué sufrir la enfermedad muchas veces si podemos evitarlo.

Dr. Alejandro Macías

«La falsa utopía de cuidar el planeta»: los tamberos contraatacan

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Hace algo más de un mes, el gobierno de Nueva Zelanda aprobó una idea peculiar para luchar contra el cambio climático: un impuesto a los eructos de las vacas. Parece que esa fue la gota que derramó el vaso de Valeria Guzmán Hamann, que escribe para Dairy News, un medio dirigido a la industrai láctea, y que, sospechamos, disfruta de una buena polémica:

«Como vienen las cosas, si lo permitimos, tomar leche y comer carne va a ser en el futuro un privilegio de algunos pocos. Los fundamentalistas de la agroecología, los talibanes del cambio climático y los que insisten, basados en cualquier invento, que la carne y la leche no son saludables, son un triángulo de amor bizarro que sólo puede terminar muy mal.

A pesar del antecedente en Sri Lanka, y de las manifestaciones de los agricultores en Europa, la agenda 2030 avanza ciega, sobre todo dónde ya se instaló cómoda, que es en la cabeza de la gente que no repara mucho en pensar de dónde salen los alimentos que los sostienen vivos. Estamos todos muy preocupados por las emisiones de carbono, sobre todo las del ganado porque de las del combustible fósil yo no he escuchado ni Mu. El “impuesto a los eructos” en Nueva Zelanda ya tiene precio, a pesar que está probado y comprobado que no es el metano emitido por el ganado el que calienta el planeta, y sí lo es el combustible fósil, que no pertenece a ningún ciclo y se apila en la atmósfera por mil años. En un cálculo donde se asume que una explotación lechera de 330 hectáreas emitiría 2.600 kg de metano por hectárea por año, se le puso el precio de 0,067 euros por kg. Esta emisión de 780.000 kg le costaría a la granja más de 52.000 euros en gravámenes. La producción láctea total caería un 1,4% y la producción de carne un 0,1% y si la configuración del sistema para los cálculos de los gravámenes no considera adecuadamente los riesgos para la rentabilidad de los agricultores y la competitividad internacional, podría tener impactos significativos en la viabilidad de la agricultura neozelandesa. Mientras que Alemania autoriza la reactivación de 16 centrales de carbón, el derecho de producir alimentos fundamentales para la correcta nutrición, desarrollo cognitivo y mantenimiento de la salud, como lo son la leche y la carne, es constantemente atacado por disparatadas políticas ambientales, impuestos confiscatorios y una licencia social cada vez más reducida, causada por toneladas de desinformación malintencionada. La industria por su lado se pega un tiro en los pies, jugándole truquitos de percepción a sus consumidores o alterando la pureza de sus productos, sin poner en riesgo la salud de nadie, pero deteriorando más la credibilidad de su sector y ayudando a reforzar el discurso del enemigo. En la degradación de la ciencia, la denostación del saber, el culto a la ignorancia y la falsa moral de proteger vaya uno a saber qué, aparece el que sale a decir que el agricultor no es nadie especial, y que un hombre que va a hombrear bolsas a un puerto, o desempeña su tarea sentado en un escritorio 12 horas, o atraviesa una ciudad entera para llegar a su lugar de trabajo tiene el mismo valor. Y acá no se trata de quien tiene más valor, se trata de que a ese laburante nadie le cuestiona nada, y está perfecto que así sea. Sin embargo, el agricultor es blanco permanente de políticas ambientales ridículas que no se contrastan con la verdad e impuestos que le impiden en todo caso invertir en mejorar la performance de su producción, de reglas que cambian como el viento en un negocio que sí o sí necesita una planificación a largo plazo, sobre todo como lo es en lechería. No es gratis, por supuesto es su negocio, pero el agricultor alimenta al mundo, literalmente. Por favor, respeto. Fue noticia esta semana que hay una controversia gestándose en los departamentos de antropología, donde los profesores han pedido a los investigadores que dejen de identificar restos humanos antiguos por género biológico porque no pueden medir cómo se identificó una persona en ese momento. La ideologización de la ciencia nos empuja hacia el absurdo con una patada en la nuca, en vez de ser rotundamente rechazada. La biología está supeditada a la ideología. El delirio es total. Aldous Huxley escribió en 1932 “Brave New World”, obra en la que describe una sociedad distópica que funciona como una dictadura sin que los ciudadanos lo adviertan. Todos están condicionados genéticamente y disfrutan sin trabas de sexo y drogas, sin percibir su falta de libertad. ¿Un visionario? La guerra también es eso, degradar la humanidad, idiotizarla con derechos que rayan con la barbarie, y negarnos lo más importante: el derecho a alimentarnos adecuadamente, la libertad de elegir, de expresar nuestro potencial, desarrollar nuestras capacidades y defender nuestra integridad. O nos levantamos o nos extinguen. Los villanos existen y no son ampulosos y estrafalarios, son verdaderos monstruos vestidos de bondad y filantropía. La sociedad distópica, tal como la describiera Huxley aplaude maravillada los “avances de la humanidad”, que no hace más que moverse en franco retroceso sobre toda su evolución. Se rinde culto a la ignorancia y la suposición. La ciencia ha perdido su valor. Es frustrante, pero elijo la esperanza. No la esperanza pasiva de soñar con un futuro que nos traiga un neo iluminismo, sino una esperanza activa que consiste en tomar acción para poner freno a la barbarie. Hace algunos años creía que esa degradación era propia de mi país, que ya no tenía nada que hacer en él y quise emigrar. En la búsqueda de un nuevo destino, miré hacia afuera y pude ver que esa involución cultural no era local, sino que es una tendencia global, y entendí que no era yéndome de donde estaba que hallaría la quimera de vivir en un “lugar normal” donde primara la razón. Alguien me dijo que estaba bien irme si así lo quería, pero que si elegía quedarme debía hacer algo para cambiar lo que me expulsaba. Ni él ni yo lo supimos en ese momento, pero me dio un propósito. En palabras de la Madre Teresa de Calcuta “Yo sola no puedo cambiar el mundo, pero puedo tirar una piedra en el agua y generar muchas ondulaciones”. Ese agua resultó ser leche, y mi piedra esta columna desde la que puedo cada viernes dejar una ondulación de verdad en el universo, para que quien quiera aprender pueda saber por qué consumir lácteos hace bien, y cómo el producirlos es una noble tarea que está llena de amor y de trabajo, que cuidando la naturaleza y atendiendo al bienestar animal, nos provee del alimento más perfecto jamás creado. Vos ¿ya tomaste tu vaso de leche hoy? ¿Qué estás esperando?»

Está prevista la puesta en marcha de 24 centrales nucleares en los próximos 18 meses

La World Nuclear Association ha preparado este cuadro, que muestras las 6 centrales nucleares cuya puesta en marcha (primera criticidad y puesta en operación) está prevista para este año 2022. Y las 18 previstas para 2023. Entre ellas, nuestro CAREM.

(gracias a @NicolasDeza )

Esta estimación de la WNA puede ser optimista en algunos casos. Nosotros pensamos que puede serlo para el CAREM, pero corresponde señalar que la presidenta de la CNEA, Adriana Serquis, cree que es factible, y ella está en mejores condiciones para evaluarlo. De cualquier modo, es una avasallante demostración de la vitalidad de la industria nuclear. La realidad se impone a las ideologías, por mucho que estén de moda.

Techint y SACDE construirán el primer tramo del gasoducto Néstor Kirchner

ENARSA realizó este jueves la apertura de las propuestas para definir la construcción del primer tramo del gasoducto de Vaca Muerta. El consorcio que encabezan Paolo Rocca y Marcelo Mindlin presentó la oferta más competitiva, por lo que se descuenta que ganará la licitación. Esuco construirá la planta compresora del gasoducto Mercedes-Cardales.

La empresa estatal Enarsa abrió el «Sobre 2» de las 5 ofertas recibidas (detalladas aquí) para construir el primer tramo del gasoducto Néstor Kirchner, que conectará las ciudades de Tratayén en Neuquén con Salliqueló en Buenos Aires. La oferta más competitiva la presentó la Unión Transitoria de Empresas (UTE) conformada por Techint y Sacde que cotizaron la obra en $ 64. 864 millones e incorporaron un descuento por lo que el número final descendió a $ 61. 227 millones. En segundo lugar, la oferta de BTU —que era el único competidor en carrera que quedó en la licitación tras la descalificación de la UTE Contreras Hermanos-Víctor Contreras— fue por $ 94.327 millones que con un descuento quedó en $ 79.697 millones. Por eso se descuenta que el consorcio liderado por los empresarios Paolo Rocca y Marcelo Mindlin, máximos referentes de Techint y Sacde respectivamente, se terminará adjudicando la construcción del primer tramo de 220 kilómetros del gasoducto. Se descuenta que se oficializará hacia mediados de la semana que viene, una vez que se salven los detalles burocráticos. Estrategias La apertura de las ofertas por el segundo tramo, que también prevé la construcción de un caño de 220 kilómetros de extensión, se abrirá una vez que se haga oficial la del tramo uno. Techint y Sacde volverán a competir con BTU dado que como participan en UTE, el pliego les otorga la posibilidad de cotizar por un segundo tramo en forma contigua. Por eso, para el grupo era tan importante adjudicarse el primer trayecto del caño. Si se adjudica el segundo renglón, terminaría adjudicándose la construcción de 440 de los 560 kilómetros del gasoducto Néstor Kirchner. Ese es el objetivo primario del consorcio, que ya trabajó en conjunto en otras obras de infraestructura como la construcción de la central térmica Ensenada Barragán, en las afueras de La Plata. También se abrieron las ofertas recibidas por el renglón cinco que contempla la instalación de la planta compresora en el gasoducto Mercedes-Cardales, un caño secundario que se construirá en el sistema TGS. En cuanto a ese proyecto, fueron admitidas las propuestas de ESUCO que valoró la obra en $ 10.926 millones y BTU en $ 16.945 millones. Por lo que lo lógico sería que la empresa creada por Carlos Wagner termine ganando la licitación.

La Aduana desactivó una importación de “basura tecnológica” para obtener dólares al cambio oficial

Un intento de sobrefacturación, uno de los delitos que tratan de aprovechar la brecha cambiaria: declarar un valor más alto de lo que se importa, para obtener dólares al cambio oficial y revenderlos en el mercado negro (o «blue»). En este caso, en una forma muy alevosa.

La maniobra ilícita fue denunciada por la Dirección General de Aduanas ante la justicia el pasado 21 de julio. Consistía en importar supuesto material tecnológico al Área Aduanera Especial de Tierra del Fuego, pero que en realidad se trataba de simples cajas vacías o “basura tecnológica”, carcasas y algunos elementos como coolers, para simular que se estaba enviando un verdadero producto.

Según trascendió, la empresa importadora es KMC Fueguina S.A.

La mercadería tenía como origen China, pero estaba facturada por una empresa extranjera con sede en los Estados Unidos, en el estado de Delaware, y habría sido constituida el 15 de mayo de 2020.

Lo que llamó la atención de la Aduana fue que las facturas que amparaban las destinaciones tenían como fecha de emisión marzo de 2020. Es decir, más de dos años antes de las supuestas «importaciones” e incluso dos meses antes de la creación de la propia empresa trader en Estados Unidos. Por tal motivo, estos paquetes entraron al “canal rojo” y fueron exhaustivamente examinados.

La “basura tecnológica” se pretendía importar a USD 1,5 millones, cuando en realidad su valor no superaba los USD 30 mil (el valor residual del plástico y el aluminio de los equipos simulados).

“Si se considera la brecha entre el dólar oficial y el dólar contado con liquidación, haberle permitido girar a la empresa importadora los USD 1,5 millones le hubiera implicado una ganancia ilícita de 300 millones de pesos”, se detalló en un comunicado de la Aduana.

“Las reservas las debemos cuidar para la producción y la generación de empleo, y evitar que se destinen a maniobras irregulares con el simple objetivo de sacarle dólares al valor oficial al Estado”, dijo el Director General de Aduanas, Guillermo Michel.

Los detalles de la operatoria:

El supuesto material tecnológico que fue encontrado carecía de circuitos integrados, microprocesadores, memorias y drivers. En definitiva, no tenía funcionalidad eléctrica ni electrónica alguna; eran simples simulaciones de tecnología, una especie de cajas vacías cuyo valor por unidad no superaba los USD 40 (equivalente al valor de los plásticos y el aluminio) pero los “importadores” pretendieron engañar los controles aduaneros declarando ese valor unitario por USD 1.780.

Los “equipos simulados” carecían de conectores, lo que impidió en principio su puesta en marcha, habida cuenta que en el mercado nacional no pudo obtenerse esos conectores, ya que es tecnología que proviene indefectiblemente de importaciones, explicaron en la Aduana.

Una de las carcasas que componía una de las varias "simulaciones de placas de video"Una de las carcasas que componía una de las varias «simulaciones de placas de video»
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La Aduana realizó un pedido de informe a la Asociación Civil Centro de Desarrollo Tecnológico de Tierra del Fuego (CEN-TEC Río Grande) en relación a la calidad, especie y demás características técnicas de las placas de video en cuestión, donde se logró detectar que “la mercadería correspondía a simulaciones de placas de video vacías, carentes de cualquier tipo de valor y/o utilidad residual, más que el peso de los metales que la constituía”.

La avidez por hacerse de placas de video creció fuertemente en los últimos años de la mano de la popularización de las criptomonedas. Ya que estos aparatos se utilizan para el llamado “minado” de criptoactivos, como pueden ser el Bitcoin, Ethereum, entre muchos otros.

De hecho, en la Argentina existen varios emprendimientos que arman “rigs” a medida para que cualquiera pueda minar desde su hogar. Un “rig” es un conjunto de placas de video especialmente diseñado para esta tarea que, a pesar de la reciente caída de las criptomonedas, sigue existiendo y todavía es popular.

Argentina es el país de América Latina con la tasa más alta de obesidad infantil

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La obesidad infantil afecta al 37% de los niños y adolescentes en Argentina y sigue en aumento, según estudios realizados posteriores a la pandemia.

Nuestro país es el que presenta la tasa más alta de la región, seguido por Bahamas con 36%, Chile y México con 35,5% y Venezuela con 34%.
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Si bien durante 2021 se aprobó la ley de etiquetado frontal, que permite vislumbrar un avance en dicha temática, es necesario educar en forma temprana a los niños y adolescentes para que consuman alimentos saludables, para que generen hábitos que les permitan realizar una vida sana, y así evitar no solo la obesidad sino los problemas o enfermedades que se desencadenan a partir de ella.
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“La elevada prevalencia de sobrepeso y obesidad con alto índice de masa corporal (IMC) es a futuro un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes de tipo 2 e hipertensión arterial, causando mortalidad y morbilidad a largo plazo”, afirmó Norma Isabel Guezikaraian, directora de la carrera de Nutrición de la Fundación Barceló.
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Según la especialista, es importante que los chicos encuentren un equilibrio entre sus actividades y su alimentación, para que conformen un estilo de vida que sea posible mantener en el tiempo.
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Por otro lado, una campaña coordinada por  varias organizaciones de la sociedad civil busca también reducir el consumo de azúcar. La Semana de la NO Dulzura fue lanzada en el inicio de las vacaciones de invierno, con el objetivo acompañar la implementación de la ley de etiquetado frontal de alimentos con mayor información, concientización pública y educación alimentaria en los colegios.