Un ingrediente habitual de los protectores solares, las nanopartículas de zinc, pueden ayudar a proteger el arroz del estrés térmico, un problema cada vez más frecuente en el marco del cambio climático.
Se sabe que el zinc desempeña un papel importante en el metabolismo de las plantas. A menudo se añade una forma salina del mineral al suelo o se pulveriza sobre las hojas como fertilizante, pero esto no es muy eficaz. Otro método consiste en administrar el zinc en forma de partículas de menos de 100 nanómetros, que caben por los poros microscópicos de las hojas y se acumulan en la planta.
Los investigadores han estudiado este tipo de nanopartículas como forma de suministrar más nutrientes a las plantas, ayudando a mantener el rendimiento de los cultivos y reduciendo al mismo tiempo los daños medioambientales derivados del uso excesivo de fertilizantes. Ahora, Xiangang Hu, de la Universidad de Nankai (China), y sus colegas han comprobado cómo afectan las nanopartículas de óxido de zinc al rendimiento de los cultivos en condiciones de ola de calor.
Cultivaron plantas de arroz en flor en un invernadero en condiciones normales y bajo una ola de calor simulada en la que las temperaturas superaron los 37 °C durante seis días seguidos. Algunas plantas fueron rociadas con nanopartículas y otras no recibieron ningún tratamiento.
En el momento de la cosecha, la producción media de grano de las plantas tratadas con nanopartículas de zinc fue un 22,1% superior a la de las plantas que no habían sido rociadas, y este arroz también tenía mayores niveles de nutrientes. El zinc también fue beneficioso en condiciones de ola de calor; de hecho, en estos casos, la diferencia de rendimiento entre las plantas tratadas y las no tratadas fue incluso mayor.
Basándose en mediciones detalladas de los nutrientes en las hojas, los investigadores concluyeron que el zinc aumentaba el rendimiento al potenciar las enzimas que intervienen en la fotosíntesis, así como los antioxidantes que protegen a las plantas contra las moléculas dañinas conocidas como especies reactivas del oxígeno.
«Los micronutrientes a nanoescala tienen un enorme potencial para aumentar la resistencia climática de los cultivos mediante una serie de mecanismos únicos relacionados con las especies reactivas del oxígeno», afirma Jason White, de la Estación Experimental Agrícola de Connecticut.
Los investigadores también descubrieron que el arroz tratado con nanopartículas de zinc mantenía más diversidad entre los microbios que viven en las hojas -la llamada filosfera-, lo que puede haber contribuido a la mejora del crecimiento.
Los ensayos con nanopartículas de óxido de zinc en plantas como la calabaza y la alfalfa también han demostrado un aumento del rendimiento. Pero Hu afirma que se necesita más investigación para verificar que esto podría beneficiar a otros cultivos, como el trigo.
El gobierno nacional divulgó por primera vez las estimaciones de cuántos son y dónde se asentaron todos los argentinos que se radicaron en el exterior en la última década. Estos datos fueron brindados por el jefe del Gabinete nacional, Guillermo Francos, en una de sus respuestas a las 1093 preguntas que le enviaron los senadores nacionales, en el marco de la exposición oral que el funcionario realizará mañana en el Congreso.
Según la respuesta de Francos, que fue publicada antes de la exposición, se estima que son 1.803.000 los argentinos que emigraron desde 2013 hasta 2023.
El ranking de los 20 países con mayor cantidad de argentinos residentes estaba, al menos hasta 2023, encabezado por España, Estados Unidos, Italia, Brasil, Paraguay y Uruguay. Le siguen Chile, Israel, México, Alemania, Bolivia, Canadá, Australia, Reino Unido, Perú, Francia, Suiza, Venezuela, Colombia y Ecuador.
La respuesta oficial del Poder Ejecutivo surge a partir de una pregunta de la senadora Carmen Álvarez Rivero, quien representa a la provincia de Córdoba y pertenece al bloque PRO. La legisladora se mostró disconforme con la respuesta que, según explicó Francos en su respuesta, fue creada a partir de estimaciones consulares y datos del Padrón Electoral de argentinos en el exterior.
“Se ha considerado el padrón electoral de 2023 (450.697) como base cierta y, aplicando un índice de 4 a 1 sobre el mismo, se infiere una comunidad potencial de 1.803.000 ciudadanos argentinos residiendo en el exterior en el año 2023″, fue la explicación de Francos.
Para tener el dato real, siguió el funcionario, “sería necesario que la autoridad migratoria pudiera cruzar datos de egreso con datos de ingreso para cada persona y/o que el registro en la matrícula consular tenga carácter obligatorio”, pero “ninguna de estas dos situaciones se verifica”.
“Yo quiero información pura y dura, y no me la dieron —dijo Álvarez Rivero—. Busco saber cuántos son los argentinos en el exterior para que garanticemos su voto, porque en la Argentina el voto es obligatorio. Quiero que sean parte de la toma de decisiones para que, si quieren volver, puedan hacerlo. Creo que la Argentina va a ser mejor si logramos que vuelvan”, afirma la legisladora cordobesa, cuya hija vive en el exterior desde hace seis años y recién el año pasado logró votar.
Los únicos números y estadísticas que hay sobre la migración de argentinos datan de los tiempos de la pandemia. Esto se debe a que, entre el 7 de septiembre de 2020 y el 14 de abril de 2022, era obligatorio al egresar del país entregar una declaración jurada en la que se manifestaba el motivo de la salida. De todos los argentinos que partieron en ese período, que en total fueron 3.388.047, el 77,5% (2.625.189) lo hizo por turismo; el 10,5% (355.117), por trabajo; el 9,6% (325.932), por residencia; el 1,4% (46.075), por mudanza; y el 1,1% (35.734), por estudio.
La mayoría de los argentinos que, durante la pandemia, tomaron la decisión de mudarse y/o residir fuera de la Argentina eran jóvenes que eligieron Brasil o España como sus destinos finales. Los datos surgieron de una serie de pedidos de acceso a la información pública de Dirección Nacional de Migraciones (DNM).
Argentinos en Chile, España, Italia y Estados Unidos
El único dato que había hasta le fecha era una estimación de la cantidad de argentinos que emigraron a Chile, España, Italia y Estados Unidos desde 2013 hasta 2023 — 967.000—, que había sido divulgado también tras una pregunta de Álaverez Rivero en el marco de la exposición del entonces jefe de gabinete Nicolás Posse en mayo de este año.
En el caso de España, el país con mayor población argentina, en 2013 había 340.000 argentinos residentes, población que ascendió a 360.000 hacia 2018 y que el año pasado llegó a 510.000. Estos datos, que parten de las estimaciones consulares, marcan la misma tendencia que los de la Cámara Nacional Electoral, que brindó el número de la cantidad de argentinos empadronados en España para votar. En 2013 ese padrón tenía 4716 personas y en 2017, 85.388, número que siguió creciendo de manera progresiva hasta el año pasado, cuando registró un total de 114.825 personas.
El nuevo voto por correo de los argentinos en el exterior
El pasado 18 de octubre se publicó en el Boletín Oficial la nueva Ley N°27781, que regula el voto por correo en el exterior. “La emisión del sufragio en el exterior se realizará utilizando la Boleta Única establecida en el Código Electoral Nacional, las que serán idénticas para todos los países. Los electores en el exterior podrán ejercer su derecho al sufragio optando libremente por el voto presencial en sedes consulares o mediante el voto por correo postal. La Cámara Nacional Electoral será responsable de la implementación de ambas opciones”, se lee en el artículo 5 bis.
“Ahora quienes vivan en el exterior van a poder votar desde su casa. Antes, para votar no solo tenían que tener residencia en el exterior, tenían que empadronarse y además, tenían que viajar el día de las elecciones a votar, en muchos casos irse hacia otra ciudad. Estaba hecho para que no votes. En la Argentina, al tener el voto obligatorio, tenemos que garantizar que voten todos los argentinos, sino estamos vulnerando sus derechos”, afirma Álvarez Rivero.
Un reciente estudio del Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Investigación (Ciicti) indica que el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) disminuyó su cantidad de científicos por primera vez en dos décadas. De acuerdo con el informe, en lo que va de 2024, el organismo registró una pérdida de 1055 trabajadores, entre ellos, 598 investigadores de carrera, 457 becarios y personal administrativo.
Según el último informe de Evolución de Empleo y Recursos Humanos del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, elaborado por el Grupo Economía, Política, Ciencia (EPC) y el Ciicti, esa caída “se da en el marco de un descenso generalizado de puestos de trabajo en el sector, en el que ya se perdieron 2696 empleos, pasando de 75.051 en diciembre de 2023 a 72.355 en septiembre de este año”.
En relación con lo sucedido en el Conicet, la investigación del Ciicti remarca: “Tras un crecimiento poblacional (en la cantidad de investigadores) sostenido hasta el año 2016, el organismo asistió a un estancamiento de su planta hasta el año 2021. El retroceso actual no tiene equivalentes en la historia reciente del organismo”. El Conicet representa por sí solo casi el 37% del empleo en el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Además del Conicet, identificaron una disminución de personal en todos los organismos de ciencia y tecnología. “Si bien los demás organismos no perdieron tantos trabajadores como el Conicet, se destaca la caída absoluta en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (-673). La Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología ha sufrido una importante reorganización que incluyó más de 131 bajas. Otros organismos como la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y la Agencia I+D+i también presentan una contracción significativa de su planta en los últimos nueve meses”, destacan en el informe.
Y agregan: “En apenas 10 meses, la nueva gestión se abocó a reducir la planta, iniciando los despidos en diciembre mismo, y dedicándose de allí en más a achicar de manera incesante la cantidad de puestos de trabajo en el sector, desarticulando capacidades estatales y comprometiendo la posibilidad de llevar adelante políticas públicas en los más variadas ámbitos. Con ello, a fines de septiembre de 2024 la planta se encuentra en un mínimo en la serie, alcanzando apenas los 307.305 puestos de trabajo”.
El total de empleo en el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación –incluyendo los tres agrupamientos más numerosos, es decir, empleados en organismos de la Administración Pública Nacional, personal de empresas y sociedades del Sector Público Nacional y docentes con dedicación exclusiva en universidades nacionales– pasó de 75.051 en diciembre de 2023 a 72.355 en septiembre de 2024 (-3,6%), con una destrucción neta de 2.696 empleos.
De acuerdo con el informe, en términos relativos, el mayor ajuste se dio en la Agencia I+D+i (-32,0%), la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología (-22%), el INTI (21,6%) y el Banco Nacional de Datos Genéticos (-12,8%). “Una decena de organismos pierden más del 5% de su planta en tan solo 10 meses. Entre las empresas del Sector Público Nacional, la Fábrica Argentina de Aviones (FADEA) y Dioxitek tienen caídas de doble dígito (-17,9% y 15%, respectivamente)”, suman.
Y en el caso del Conicet, principal organismo de ciencia del país, la caída fue del 2,5% en la cantidad de investigadores científicos y tecnológicos (CIC) y del 4% en becarios de posgrado.
Asimismo, los responsables del informe advierten que el único organismo de ciencia y tecnología que presenta un ligero incremento en la nómina de personal en los últimos 10 meses es el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA, con +6), “aunque el organismo está impulsando procedimientos de retiros y jubilaciones en medio de una marcada crisis institucional”.
Fundado por las universidades nacionales de La Plata y San Martín, el Ciicti se dedica al análisis e investigación en temas estratégicos. Daniel Filmus, Gabriela Dranovsky, José Luis Zárate y Fernando Tauber integran su consejo directivo. En tanto, el Grupo EPC es dirigido por el doctor en Filosofía y Letras Nicolás Lavagnino y está formado por investigadores, analistas y consultores.
Las fobias de principios generalmente no requieren de razones. Sobre todo si son demasiadas. Sobre todo si son inconfesables.
La administración (??) de Javier Milei le tiene una fobia de principios a ARSAT. La quiere reventar por las mismas razones por las que lo hizo Mauricio Macri: ARSAT es pública, es tecnológica, estorba con su sola existencia a las multinacionales de telecomunicaciones terrestres y espaciales en rodeo propio y ajeno y gana plata. Desmiente el relato actual con su sola existencia. Es un mal ejemplo para la región.
Pero además, ARSAT generó desde la nada activos nacionales valiosos: el más estratégico sin duda es la REFEFO, los 38.000 km. de fibra óptica de 200 MHz de ancho de banda que enlaza en anillos las 24 provincias, y 2 satélites geoestacionarios, uno de los cuales sostiene las escuelas rurales y el otro exporta señal desde Ushuaia a Canadá. ARSAT hace del estado argentino propietario en uso legal de dos sitios geoestacionarios interesantes: uno vende señal a casi toda Latinoamérica, el otro a las Tres Américas. Y por último, tuvo la propiedad y custodia de otro tesoro público: grandes zonas del espectro de radiofrecuencia destinadas al crecimiento de la telefonía celular 4 y 5 G.
De haberse continuado con el plan de desarrollo de satélites y de fibra óptica, hoy Argentina sería dueña, operadora, exportadora de señal de 6 satélites operando simultáneamente, y tendría un despliegue de fibra óptica de 60.000 km. Con menos de 40.000 km., apenas más que los logrados en 2015, de todos modos sigue siendo la mayor red pública de Latinoamérica, la única federal y la de mayor velocidad.
Si los planes de ARSAT hubieran seguido a la velocidad que traía en 2015, las ganancias netas de la empresa, que viene de sólo 2 satélites lanzados en 2014 y 2015, serían mucho mayores de U$ 30 millones/año. Eso porque el ancho de banda de los satélites del 3 al 6, debido a su mayor potencia eléctrica en antenas y el tipo de antenas multispot, que la focalizan geográficamente a demanda, sería exponencialmente mayor. Hablemos más bien de U$ 300 millones/año.
Con tanto ancho de banda espacial útil especialmente para «broadcasting» habría un despliegue enorme de internet gratis para la educación, la salud y la administración públicas en sus tres niveles, así como para las fuerzas de seguridad y armadas. Con tanta red óptica terrestre como 60.000 km., no habría escuelas rurales desconectadas. Tendrían antenas satelitales de doble vía, veloces, aptas para el «ping-pong» rápido que es la telefonía 4G, que incluye uso de videos pesados.
No hay modo de que esto le caiga bien a ningún topo que viene a dinamitar el estado desde adentro, vista de elegante sport y se bañe, o use peluca y escatime jabón.
Hablando de jabón, tanta fibra óptica en manos del estado desde 2010 «pone nervioshos» a cantidad de gentes de bien. Hasta hoy, ARSAT (es decir el Estado Nacional) les permitió y permite ganar fortunas a los monopolios privados y/o extranjeros de las comunicaciones y a los multimedios. Usan la REFEFO a tarifas estúpidamente bajas, disfrazados legalmente de pequeñas cooperativas municipales del interior, como tiranosaurios haciendo «pío pío» en canasta de pollitos.
La REFEFO, estimadas/os, es la mayor obra de integración territorial del país desde que los ingleses construyeron los ferrocarriles, sólo que mueve información en lugar de mercaderías, y cero ingleses, sólo Estado Nacional. ARSAT construyó la red y se las puso al pie (error que pide autocrítica a gritos). Gracias a que operan sobre la REFEFO, en 2010 los celulares resucitaron y empezaron a servir para algo. Antes, a duras penas funcionaban para mensajitos de texto, ¿recuerda? Y bajar archivos gráficos a la compu, en casi todo el país sólo se podía hacer a las 4 de la mañana, cuando había algo de ancho de banda, los locutorios estaban cerrados y la comunicación se cortaba menos.
Watsapp y Netflix en Argentina, sin la REFEFO, serían tecnología-ficción.
Gracias a la REFEFO, Personal, Claro y Movistar se reparten el mercado interno celular a tercios. No para bien nacioan: son un cártel carísimo, funcionan como la mismísima (usar todo sustantivo adecuado) y Clarín es… bueno, Clarín, un gran sustantivo. Sin la REFEFO, su teléfono celular, lectora y lector, tendría las mismas capacidades de comunicación que un adoquín en coma. Era el estado de cosas en 2006, cuando se fundó ARSAT.
Claudio Marín, al frente de FOETRA, expresó en Página 12 que no se entendía qué quiere hacer el gobierno de Milei con ARSAT. No debería tener dudas. Lo que quiere hacer con ARSAT ya lo está haciendo: primero la está vaciando de su principal recurso inmaterial y cultural, los recursos humanos. A fecha de hoy se han ido unos 100 profesionales irreemplazables de las gerencias satelital, REFEFO y Data Center, debido a que sus cuadros técnicos ganan el 50% de lo que hace un año y Milei sigue ignorando fallos judiciales.
Luego de vaciada le venderá la REFEFO por dos mangos al que apriete más y carpetee mejor a Milei: ¿Slim, el dueño de Claro, o el Grupo Clarín? Los satélites tal vez se incluyan en el paquete, gratis. Nadie se niega a que le regalen dos chiches que ganarán entre U$ 30 y U$ 50 millones/año de acuerdo a que su servicio se venda mal o bien. Eso sí, dejarán de prestar uso público. De darle Internet a las escuelas se ocupará Elon Musk con su red Starlink. Promete no ser barato.
Pero lo decisivo es que con la REFEFO en manos privadas se le puede sacar el jugo al estado federal, a las provincias, a las empresas, y a todos y cada uno de nuestros ciudadanos. Tu celular, oh compatriota, te obligará a volver a comunicarte por chasqui. Bueno, Rappi. O teléfono de línea terrestre, si las telcos todavía no se afanaron todo el cobre del tendido de la vieja ENTEL.
Las posiciones orbitales serán vendidas, regaladas o intrusadas ilegalmente, sin que eso haga mayor diferencia.
Quedó lejos 2013, cuando CFK, ya con media REFEFO construida y dos satélites a salir, amenazó con crear Libre.ar, una compañía de celulares del estado para «pisarles el precio» a Movistar, Telecom, Telefónica y Claro, y obligarlos a dar mejor servicio. No lo hizo, como tantas cosas, pero el julepe todavía lo tienen.Y la fobia.
Mientras ARSAT siga existiendo, existirá la posibilidad de que aquí pinte algún Lula, Evo o Petro criollos, pero en versión polenteada, y haga lo que hay que hacer.
En la Argentina, la actividad agrícola necesita generar en promedio 6,3 toneladas de biomasa por hectárea por año para mantener los niveles actuales de carbono orgánico en el suelo (COS). Con esta declaración la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) dio detalles del programa proyecto de Brechas de Carbono que conforman su entidad y Syngenta “con datos a nivel de en cada región, así como estrategias para mantener e incrementar la cantidad de COS.
“El proyecto de Brechas de Carbono es una iniciativa colaborativa que busca potenciar el rol del agro en la captura de CO2 de la atmósfera para almacenarlo como COS, y contribuir a un doble beneficio: ayudar a mitigar el cambio climático y mejorar la salud y productividad de los suelos”, indicaron. Con ese propósito se conformó la Red de Carbono de Aapresid, integrada por productores y técnicos.
Según informaron, el primer hito de la iniciativa fue estimar mediante modelos de simulación a 20 y 50 años los niveles actuales, alcanzables y potenciales de COS en cada región. “Estas estimaciones revelan que los suelos agrícolas del país tienen un stock promedio de COS de 56 tn/ha y están a un 46% de su capacidad máxima de almacenamiento de carbono. También aseguran que de implementar masivamente ciertas estrategias, podrían capturar el equivalente a la mitad de las emisiones GEI generadas por la agricultura”, señaló Aapresid.
Niveles aproximados de producción de Materia Seca aérea (en t MS/ha/año; grano + rastrojo) necesarios para: (izq.) mantener los niveles actuales de carbono orgánico en el suelo; (centro) subir los niveles actuales de carbono orgánico en el suelo hasta los niveles alcanzables; y (der.) subir los niveles actuales de carbono orgánico en el suelo hasta los niveles potenciales o de saturaciónAapresid
Con esta información, añadió, “se generaron además mapas disponibles online que permiten a los productores conocer las brechas de COS en cada zona”. El próximo paso será “que esos mapas sean interactivos, para que los productores puedan simular distintos escenarios y cargar ellos mismos la información de sus lotes”.
Mantener o mejorar el stock de COS: hablar de biomasa
Para la entidad, conocer dónde se está parado en cuanto a niveles actuales y posibles de COS en cada zona es muy importante, pero “¿cómo saber cuánto COS se aporta año a año y cómo se puede mantener o mejorar ese aporte?”, se preguntó.
En este contexto, la Red advirtió que el aporte de COS está íntimamente relacionado con las toneladas de residuo o materia seca (biomasa), tanto aérea como de raíces, generadas con cada cultivo, y que esto varía según la zona y el manejo productivo. “En esta línea, la Red lideró un trabajo para estimar las toneladas de materia seca y de carbono que son necesarios aportar cada año para mantener o mejorar los aportes de COS en cada región”, destacó.
El informe de Aapresid explicó que para su desarrollo se utilizaron datos de rendimiento y áreas sembradas en los últimos cinco años, junto con modelos de simulación y técnicas de mapeo digital.
El informe reveló que en las áreas agrícolas se está aportando anualmente un promedio de 6,5 toneladas de materia seca, lo que equivale a 2,56 toneladas de carbono por hectárea/año: “Estos valores son muy cercanos a los requeridos para mantener los stocks de COS en su nivel actual (6,3t MS y 2.45 t de C ha/año en promedio)”.
“En este sentido, prácticas como la siembra directa, las rotaciones diversificadas con inclusión de gramíneas y cultivos de servicios y la nutrición balanceada, están entre las que más contribuyen a aumentar los volúmenes de materia seca y carbono aportados”, finalizaronAapresid
Sin embargo, estos valores son muy variables según cada región. “Regiones como el NOA, Entre Ríos, la zona núcleo, y el sudeste de Buenos Aires muestran la mayor demanda de carbono, requiriendo aportes superiores a las cinco t C/ha/año para sostener sus niveles de COS. En términos de materia seca, esto significa más de 10 t MS/ha/año. Si se apostara a mejorar los valores de COS a niveles alcanzables, sería necesario llevar los niveles de producción anual a un equivalente de 7,4 toneladas MS aérea/ha/año en promedio, es decir aumentar en un 11% los aportes de biomasa actuales. Esto en términos promedio, ya que en las mismas regiones mencionadas, el aporte necesario escala a las 11-12 tn/ha/año2,detallaron.
Por último, en la Red concluyeron que para llevar a los suelos a su máxima capacidad de almacenaje de COS (COS potencial), la biomasa a generar escalaría a 13,7 t MS/ha/año y sugirieron que los resultados subrayan la importancia de incrementar la producción de biomasa y optimizar el manejo de residuos en estas áreas.
“En este sentido, prácticas como la siembra directa, las rotaciones diversificadas con inclusión de gramíneas y cultivos de servicios y la nutrición balanceada, están entre las que más contribuyen a aumentar los volúmenes de materia seca y carbono aportados”, finalizaron.
Comentario de AgendAR:
El título original del estudio es demasiado tímido. Lo que ahí se revela es que el déficit de carbono orgánico de la agricultura intensiva actual es casi del 60%, y esto, que debería llamarse «minería de carbono», se toma como normalidad.
Aapresid y Syngenta, quienes financiarion este estudio, obtuvieron una una foto donde salen muy despeinados. El título tímido es un engaño a cuenta de intereses corporativos de corto plazo. Es algo muy de quienes trabajan para contratistas, que a su vez operan sobre campos de dueños ausentes y/o distraídos.O de quienes trabajan de proveedores de fondos de inversión que destruyen la capa fértil de decenas de miles de hectáreas en una o dos décadas, y luego se hacen humo y te dejan el erial.Todo parecido con lo que sucede en la llanura chaqueña debe ser entendido como intencional.
No alcanza con conservar y enterrar los rastrojos de cosecha para que el suelo esté saludable, cosa que pocos hacen porque cuesta gasoil. Hay que rotar agricultura intensiva con ganadería intensiva. ¿Métodos? Hay muchos, el PRV (Pastoreo Racional Voisin), el Savory (derivado del primero) y una panoplia grande de adaptaciones a medida de los agroecosistemas, y de la red comercial y laboral que los sustentan. Sobra bibliografía. Es la misma que falta en nuestras facultades de agronomía, salvo si tienen alguna cátedra de edafología o manejo del suelo.
Con cualquier sistema de rotación entre animales y cultivos el margen de rentabilidad inmediata baja porque hay que emplear más personas.
Pero en pocos años, cuando el suelo empieza a resucitar y se satura de carbono orgánico y bacterias nitrificantes, bajan dramáticamente los costos fijos dolarizados. Son el nitrógeno, fósforo, calcio, gasoil, herbicidas e insecticidas, los laboreos innecesarios y el riego artificial. No dije que desaparecen mágicamente, dije que bajan.
Y ojo, porque estos son los costos que a la larga funden al productor mediano y chico endeudado a la primera sequía persistente. La tierra más negra, porosa, llena de vida bacteriana y de estructura aterronada no es una lámina de fórmica. Es permeable, y eso previene o al menos mitiga las inundaciones, y estira, por infiltración, la vida de las napas freáticas al alcance de las raíces.
La agricultura sin ganadería a la larga termina a pérdida para el propietario.
Y de las ecorregiones, el fisco y el país, ni hablar.
Se conocieron los datos de la pobreza del primer semestre y confirmaron lo que se esperaba: un fuerte salto que la ubicó en el 53% de la población, y de la indigencia, que fue de 18%. Pero para poder contextualizar con rigurosidad estos datos y entender sus causas, primero tenemos que explicar cómo se mide, porque además es un dato que siempre se presta a confusiones.
¿Cómo se mide?
La manera en la que el INDEC mide la pobreza es a través del método de los ingresos (el más difundido a nivel global, aunque también hay otros, como la pobreza multidimensional). En este método, primero que nada, elabora una Canasta Básica Alimentaria (CBA) y una Canasta Básica Total (CBT).
La CBA está compuesta por un conjunto de alimentos que define el umbral mínimo de necesidades energéticas y proteicas para poder subsistir (teniendo en cuenta una determinada calidad nutricional). La CBT le agrega a lo anterior los bienes y servicios básicos y necesarios para que una persona no sea considerada pobre, como vestimenta, transporte, educación, salud, vivienda, etc. Además, ambas canastas también tienen en cuenta el hecho de que un hombre no consume lo mismo que una mujer, que un adolescente o una niña recién nacida. Si a alguien le interesa profundizar en la cuestión metodológica, recomiendo este documento de INDEC muy claro y bien explicado.
A partir de esas dos canastas, el organismo actualiza todos los meses su valor monetario y lo compara con los ingresos de la población. Así, todos los hogares que tienen ingresos menores a la CBA son considerados indigentes y todos aquellos que están por debajo de la CBT son considerados pobres.
¿Es realmente tan alta la pobreza en Argentina?
Aclarado lo anterior, la primera cuestión a examinar es la magnitud del dato, ya que cualquier persona que haya viajado a otros países de la región como Colombia, Perú, Brasil, etc. le cuesta creer que Argentina tenga una tasa de pobreza más alta.
Esto tiene una explicación, y es el hecho de que la vara que utiliza el INDEC para medir la pobreza –es decir, la Canasta Básica Total– es bastante más elevada que en el resto de los países de la región. Como referencia, el gráfico de abajo muestra el valor monetario de la canasta de varios países, expresado en dólares, de modo que sean comparables. Como pueden ver, la vara de Argentina es relativamente alta (es la más elevada de la región y se ubica en niveles similares a los países europeos de ingresos medios).
Canasta básica total (expresada en paridad del poder adquisitivo de 2017)
Fuente: Elaboración propia en base al Banco Mundial.
Lo anterior es crucial para advertir que la pobreza no es directamente comparable entre países, es decir, uno no puede agarrar la tasa de pobreza que publica cada organismo de estadísticas. Esto se observa muy a menudo, sobre todo para decir que Argentina tiene una de las tasas de pobreza más alta de la región cuando, en realidad, eso no es así. Con la vara argentina, la pobreza de Brasil, Colombia o Perú (por poner algunos ejemplos), sería superior al 60%.
Otra cuestión que lleva a que la tasa real de pobreza pueda estar sobrestimada es la cuestión de los problemas típicos de medición que surgen a la hora de relevar ingresos que provienen de encuestas que se le realizan a las personas. Como muestra (y cuantifica) este excelente trabajo que acaba de ser publicado por investigadores del CEDLAS, las personas de mayores ingresos son las que más subdeclaran lo que ganan, pero el dato más interesante del trabajo es que encuentran que esto también sucede (aunque a una escala bastante menor) en los estratos de menores ingresos. Ojo, con esto no están diciendo que el INDEC mide mal la pobreza, es un fenómeno muy común la subdeclaración de los ingresos en las encuestas, y justamente este tipo de trabajos tratan de estimar y corregir esos desvíos.
Entonces, si queremos comparar la pobreza entre los distintos países, tenemos que tener una canasta que sea homogénea. Esto es precisamente lo que hace el Banco Mundial aunque, de nuevo, hay que advertir que la vara que utiliza este organismo es más baja que la de Argentina (de USD 6,85 por día). Como se puede ver en el gráfico, Argentina sigue siendo de los países con menor tasa de pobreza de la región (todavía no hay datos para 2024 pero, de todos modos, el salto implicaría como mucho una pobreza del 16% con esta medición).
Tasa de pobreza para 2023 (a USD 6,85 por día)
Fuente: Banco Mundial.
Al margen de lo anterior, como decimos en economía, el problema de Argentina no es tanto la foto, sino la película. La pobreza está sumamente vinculada al crecimiento económico. La expansión sostenida de la producción (el PBI) viene de la mano con el incremento de los ingresos de la población. Por ende, se observa una relación muy estrecha entre el PBI per cápita (que no es otra cosa que el ingreso promedio de la sociedad) y la tasa de la pobreza: cuando se incrementa la producción sucede lo mismo con los ingresos y eso lleva a que se reduzca la pobreza (y viceversa).
Y justamente el problema de Argentina es que no crece hace ya 13 años. La comparación con el resto de la región es elocuente en este sentido. El gráfico a continuación muestra el crecimiento del PBI per cápita entre 2013 y 2023 (en el eje X) y la variación de la pobreza para el mismo período (en el eje Y). Como pueden ver, Argentina fue el único país de la región –exceptuando a Venezuela– que mostró una caída de su PBI per cápita y un incremento de la pobreza durante la última década.
Variación del PIB per cápita (en dólares constantes) y de la pobreza (diferencia en puntos porcentuales) para 2013-2023
Fuente: Elaboración propia en base a Banco Mundial y FMI.
La pobreza argentina
Volvamos a concentrarnos en el dato actual. Algo sumamente relevante, y que no se le dio la importancia que merece, es que el 66% de los niños (0 a 14 años) son pobres. La gravedad de este punto para mí nunca termina de internalizarse en la sociedad, la política y los medios, no solo por la magnitud del problema, sino porque son el futuro del país. Cada día que se mantienen por debajo de la línea de la pobreza no solo se reducen sus posibilidades individuales de progresar, sino que también se ven afectadas las capacidades productivas de la economía en su conjunto. Hay evidencia de sobra que muestra que la pobreza en la vida temprana de las personas puede tener efectos duraderos. Por ejemplo, la malnutrición afecta el desarrollo y las capacidades de aprendizaje y también aumenta los riesgos en la salud.
Después obviamente el otro dato relevante fue el fuerte salto que se observó tanto en la pobreza (que pasó del 42% al 53%), como en la indigencia (que pasó del 12% al 18%). ¿Cuáles son las causas por detrás del incremento? La respuesta corta es que los ingresos de la población crecieron bastante menos (87%) que la CBA (115%) y la CBT (119%), llevando a que más personas queden por debajo de la línea de la indigencia y la pobreza.
Por detrás de eso, la causa principal estuvo en todo el programa económico que aplicó Milei ni bien asumió, en particular la drástica devaluación del tipo de cambio, que es lo que provocó la aceleración inflacionaria (contra la cual los ingresos no pudieron incrementarse a la misma velocidad).
Esto nos lleva a otra discusión, quizás la más álgida de todas, acerca de la “culpa” del incremento de la pobreza. Si bien es imposible dar una respuesta definitiva, lo que sí estamos en condiciones de afirmar es que están equivocados tanto quienes sostienen que toda la culpa es del presidente Javier Milei (por ser quien implementó las medidas), como quienes sostienen que es todo por culpa del gobierno anterior (por los problemas que dejaron); lo cual no es poco, porque en esas dos posturas tenemos englobadas a buena parte de las minorías intensas que son las que más discuten esta cuestión.
La realidad es que los problemas macroeconómicos que dejó la gestión de Alberto Fernández fueron sumamente graves (inflación mensual del 13%, reservas netas negativas por unos USD 12.000 millones, brecha cambiaria superior al 150%, un importante atraso en las tarifas energéticas y del transporte, deudas con las empresas importadoras por más de USD 25.000 millones, y varias cuestiones más que examinamos en su momento acá).
No había manera de solucionar esto sin que haya un ajuste, sobre todo en materia del tipo de cambio. Y absolutamente todas las devaluaciones de la historia reciente vinieron acompañadas de un incremento de la pobreza (2023, 2019, 2018, 2016, 2014, 2001). Incluso si uno se remonta a las anteriores (1989, 1981, 1975, 1962, 1958), si bien no contamos con datos de la pobreza, lo que sí se observó en todas –como estudiamos acá– es una caída del salario real (salvo en la de 1962), lo que casi con seguridad llevó a un incremento de la pobreza. O sea, las devaluaciones provocan incrementos de la pobreza.
Por tales motivos, se podría discutir si la magnitud de la devaluación fue correcta o no, si la manera de implementar el recorte del gasto público (a las jubilaciones, inversión pública, universidades) fue el adecuado o no, o si la velocidad a la que se ajustaron las tarifas de los servicios fue correcta o no. En definitiva, y volviendo a la pregunta inicial, lo que se puede discutir es si había una manera de que los resultados (en términos de la pobreza) fueran menores. Yo creo que sí. Lo que, en mi opinión, no se puede discutir, es si eso había que hacerlo o no.
Veintisiete años pasaron desde que nació oficialmente el único Tratado Binacional de estas características en el mundo, hasta el día de hoy. Por entonces, el objetivo de éste fue que la Cordillera de Los Andes se vendiera al mundo como un distrito único que abarcaba a Chile y Argentina. Tuvo su primera aplicación con el proyecto Pascua Lama (se terminó de firmar en el 2004), yacimiento de oro y plata propiedad de Barrick Gold, y El Pachón, cuprífero hoy en manos de Glencore. Los dos están ubicados en la Provincia de San Juan, por el lado argentino. Y precisamente, los cuatro Protocolos actualmente en estudio también están vinculados al metal rojo. Las casualidades existen, pero no en este caso. Es que la provincia cuyana brilla con sus pórfidos de cobre y las empresas quieren hacerlos crecer echando mano a la exploración.
El Tratado Minero Binacional está vigente en toda la frontera argentino-chilena y fue firmado en 1997 tras cinco años de negociación entre ambos países. Ese acuerdo inédito apunta al aprovechamiento conjunto, racional e integrado de los recursos que hay a ambos lados de la frontera. Permite, siempre en el marco de los protocolos, que haya circulación de personas y bienes relacionados a la actividad sin tramitaciones o frenos. Los límites internacionales se borran.
Igual, únicamente se activa con un Protocolo Adicional Específico solicitado por las empresas, y confeccionado con las herramientas del Tratado, para tener un área de operaciones que circunda el yacimiento. Hay dos tipos de Protocolo, el de Exploración y el de Explotación y pueden modificarse las veces que requieran las empresas. Cualquiera de lo dos sale de la Comisión Administradora del Tratado Minero Argentino Chileno, donde intervienen las Cancillerías respectivas y las autoridades mineras de cada país, sumando cuatro personas en total.
Dos de los Protocolos en estudio son nuevos. Uno de ellos corresponde al Proyecto Filo Sur, que ocupa territorio argentino-chileno y está pegado a Filo del Sol, solo que al sur. La empresa Kopano Cobre, subsidiaria en el país de Mogotes Metals, hizo en la última campaña perforaciones superficiales del lado argentino y en esta temporada planea iniciar una más agresiva incluso en Chile. Esa es la razón por la cual solicitó el Protocolo. La empresa quiere un área de operaciones, que encierra todas las pertenencias mineras y abarca ambos territorios sobre el límite fronterizo, para circular libremente. El ingreso lo seguirían haciendo por Argentina porque no tienen un camino de acceso desde el país vecino.
El otro Protocolo considerado nuevo, que fue solicitado hace diecisiete meses por Minera Los Pelambres, productora de concentrados de cobre y molibdeno, en la IV Región de Chile y en plena Cordillera de Los Andes, es para tener un camino de acceso del lado argentino que les facilite el transporte de insumos como, por ejemplo, la cal sanjuanina. Vendría a ser una servidumbre de paso para cruzar el límite fronterizo y acceder al emprendimiento minero.
¿No era que solo había dos clases de Protocolo? Si, el de Exploración y el de Explotación. Sin embargo, este requerimiento aplica en el segundo caso porque el Tratado lo permite cuando se trata de trabajos accesorios a la explotación minera. La petición lleva casi un año y medio de análisis porque se sugirieron cambios, es decir, la Comisión Administradora le entregó un esquema diferente para facilitar la aplicación del Protocolo. Lo que quiere Minera Los Pelambres es poner toda la faena minera como área de operaciones, pero, en este caso, se complica porque los trabajadores, que son miles, tendrían que hacer Aduana y Migraciones cada vez que ingresen a la mina. Por lo tanto, la empresa tendrá que analizar si es factible establecer un área de operaciones más chica que comience apenas se cruce el punto de paso fronterizo (siendo paso fronterizo no se puede ir al resto del territorio chileno) y que le sirva para hacer acopio de todos los insumos que llevará a la mina por ese camino. En esa área de depósito estaría instalada la Aduana de Chile que controlará qué es lo que compran e ingresan desde la Argentina.
Parte de los tanques de flotación que se instalarán a 4 mil metros de altura, en el límite entre Chile y Argentina.
El camino tiene unos 160 km, es el mismo que usa el Proyecto El Pachón y se va a iniciar en el Paso llamado El Molle. La traza es esta: nacerá en Barreal hasta la bifurcación que hay en La Junta y seguirá hasta El Molle, hasta ahí es Ruta Provincial. Después, desde El Molle hasta el límite fronterizo es un camino privado que El Pachón tiene concesión de uso y hay dos superficiarios particulares que tienen un contrato de servidumbre. En El Molle estaría la instalación con Migraciones y Aduana.
La dueña mayoritaria de Minera Los Pelambres es Antofagasta Minerals (AMSA), el principal Grupo Minero privado de Chile que opera cuatro minas cupríferas y se ubica en el top five de productores de cobre en el país trasandino.
“En cuanto al Protocolo de Filo Sur, tenemos un modelo para exploración inicial entonces es fácil armarlo. Debemos garantizar que las pertenencias mineras que la empresa incluirá estén bien otorgadas y no haya ningún inconveniente, eso lo chequeamos con la provincia que le dio la concesión y en Chile lo mismo Estamos viendo de sacárselo antes de fin de año para que en esta temporada también puedan explorar del lado chileno. Respecto a Minera Los Pelambres nos falta muy poco para poder terminarlo”, mencionó Eduardo Traian, secretario Ejecutivo de la Comisión Administradora del Tratado Minero Argentino Chileno sección argentina.
Agrandar y achicar
En estudio hay dos Protocolos para modificar, que están vigentes, y son el de Vicuña y el de Filo del Sol, ambos otorgados a Lundin Mining. El primero incluye el Proyecto Josemaría en Argentina y el Proyecto Los Helados, en Chile. El segundo, tiene el Proyecto Filo del Sol (compartido con Chile) y Tamberías, en el país vecino. ¿Cuál es achica y cuál se agranda? El Protocolo Vicuña se ampliará porque la compañía sumó más concesiones mineras tanto en San Juan, como en La Rioja y también en Chile y pidieron ampliar el área de operaciones para poder explorarlas. Y el de Filo del Sol se reducirá porque, justamente, algunas concesiones pasarán a Vicuña.
En el marco del VII Encuentro Minero Chileno-Argentino, que tuvo lugar en Chile a fines de agosto, se hizo la reunión número 34 de la Comisión Administradora del Tratado Minero y el Protocolo de Vicuña modificado estaba casi listo para firmar, sucede que las pertenencias mineras de Chile que están incorporando pertenecen a Minera Lumina Copper que no es propietaria del Protocolo. Si bien Lundin Mining posee una participación del 51% en Minera Lumina Copper Chile, deben anexar documentación que indique que esas concesiones le fueron cedidas, o bien que el organismo que da las concesiones mineras en Chile se las otorgó a Lundin.
El Protocolo de Filo del Sol se modificará porque una zona del área de operaciones que tiene pertenencias mineras se pasó a Vicuña. Es decir, Vicuña agrandará su área de operaciones sobre el área de operaciones que tiene Filo del Sol. Ahora bien, este Protocolo tampoco se pudo firmar en la última reunión por un detalle. Es que faltó la documentación donde consta de qué manera se trasladaron las pertenencias (venta, etc.). En realidad, el detalle no es insignificante, aunque pareciera que sí. Cierto es que Filo del Sol tiene como dueño a Lundin Mining, pero la incorporación de BHP como socia igualitaria para la explotación de Filo y Josemaría cambió el escenario debido a que el acuerdo no está cerrado del todo en los papeles. Dicho en otras palabras, resta completar pasos legales y eso llevaría algunos meses.
El acuerdo fue firmado por los presidentes de Chile y Argentina en la década de los 90, luego de años de negociación.
Por si quedaron dudas, esos dos Protocolos van a tener modificaciones, pero seguirán siendo efectivos para la exploración. El acuerdo Lundin-BHP, que requiere de la aprobación de las agencias regulatorias de Canadá, EE. UU., Australia, China y Corea del Sur y podría quedar finiquitado en el primer trimestre del 2025, claramente muta el escenario al integrar el Proyecto Filo del Sol con Josemaría que está en etapa de preconstrucción con miras a la producción de concentrado de cobre. Cuando esto ocurra, los ejecutivos de la empresa que conformarán ambas compañías deberán sentarse junto a los miembros de la Comisión Administradora para evaluar alternativas bajo el paraguas del Tratado. Pero nada complicado. Habrá que abordar, eso sí, una nueva modificación de ambos Protocolos y, tal vez, se podría hacer un Protocolo grande y mixto tanto para explotación (Josemaría) como para exploración, tarea que la compañía no dejará de hacer.
“Estas modificaciones las pidieron en noviembre del año pasado. Respecto al Protocolo de Vicuña, nosotros no podemos dar un protocolo sobre pertenencias de un tercero, es decir, de otra empresa por más que forme parte del grupo. Entonces, tanto el de Vicuña como el de Filo del Sol lo vamos a aprobar próximamente cuando nos corrijan esos temas de papeleo. En enero o febrero próximo seguramente vamos a discutir la entrada en explotación de Josemaría, pero mientras tanto ellos seguirán explorando y necesitan incorporar áreas nuevas. No podemos dibujar un protocolo de explotación sin saber cuál es la mejor forma que ellos quieran operar porque, justamente, la facilitación fronteriza del Tratado es para que puedan operar de la forma más eficiente posible”, precisó Traián. El funcionario asegura que, si las empresas completan los requerimientos que les pidieron, la Comisión Administradora podría reunirse nuevamente antes de finalizar el 2024 para aprobar los cuatro Protocolos.
El Pachón, con ultimátum
Los otros proyectos que tienen un Protocolo Binacional son Los Azules (McEwen Mining) y, de alguna manera, El Pachón (Glencore). ¿De alguna manera? Correcto. El Tratado se firmó el 28 de diciembre de 1997 y de parte de los inversores había tanto interés por desarrollar El Pachón, y también Pascua Lama, que los gobiernos de ambos países no tuvieron mejor idea que hacerle un pedido al grupo negociador del Tratado. El mangazo fue un Protocolo para estos dos proyectos y buscándole la vuelta sugirieron que fuera en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), el mayor grupo latinoamericano de integración.
Eduardo Traian, secretario Ejecutivo de la Comisión Administradora del Tratado.
“En el 96 le hicimos firmar a ambos países esos protocolos. Al año siguiente, cuando firmamos el Tratado incluimos la cláusula de que la Comisión Administradora debía readecuarlos al Tratado. El de Pascua Lama se pudo hacer, pero el de El Pachón no, porque fue cambiando de dueños y cada vez que eso pasaba citábamos a la empresa para readecuarlo y antes de hacerlo teníamos que preguntarle si quería hacer algún cambio del protocolo que se había hecho. En la ALADI nunca se dio de baja y lo haremos nosotros cuando podamos regularizar el protocolo en el marco del Tratado. En el reciente encuentro, le dijimos a Glencore que le dábamos plazo hasta la próxima reunión para que nos presenten la readecuación, sino le daremos de baja definitiva y, cuando ellos quieran, lo podemos habilitar o hacer uno nuevo”, detalló Eduardo Traian.
Para El Pachón, proyecto de cobre que está del lado argentino, originalmente se preveía un mineraloducto hasta el Puerto de Los Vilos, en Chile. El cuprífero Los Azules, que también se ubica completamente en el país, pidió en su momento un Protocolo para acceder vía Chile porque del lado argentino el camino era dificultoso y acortaba la temporada de exploración.
Historia del tratado
Considerado una herramienta de política exterior para el desarrollo de la frontera, nació en pleno litigio con Chile cuando, casi a punto del conflicto bélico, el Papa Juan Pablo II intervino firmando el Tratado de Paz y Amistad en 1984. En su artículo 12 dice que las partes acuerdan crear una Comisión Binacional de carácter permanente con el objeto de intensificar la cooperación económica y la integración física, y estará encargada de promover y desarrollar iniciativas sobre varios temas como la explotación de recursos naturales y protección del medio ambiente, y complementación turística.
En función de esto, cuando asumió la presidencia Carlos Menem se reunió con su par chileno de entonces, Patricio Aylwin, y el 29 de agosto de 1990 firmaron el Acuerdo de Complementación Económica ACE 16 que se terminó de suscribir al año siguiente y es una pieza fundamental porque posibilitó que ambas naciones comenzaran a hablar de alianza estratégica. En el ACE 16 estaba la intención de solucionar todos los problemas fronterizos que existían, sobre todo de límites. En 1991 se estableció el Protocolo N° 3 de Cooperación e Integración Minera, por medio del cual ambos países convenían alentar la concreción de programas y proyectos específicos de cooperación en las áreas de minerales metalíferos, no metalíferos, rocas de aplicación y concentrado metalúrgico.
La base conceptual del Tratado es el aprovechamiento conjunto de los recursos que se extienden a ambos lados de la frontera de tal modo que su exploración y explotación se haga de forma racional e integrada aplicando las normas y prácticas de la ingeniería más avanzada. Y, a tal efecto, se alentará la constitución de empresas conjuntas entre personas físicas y jurídicas de ambos países, así como también la participación de inversores extranjeros en las mismas. También se acordó la adquisición de equipamiento y servicios mineros, así como facilitar el tránsito de estos y del personal adecuado a través de la frontera a fin de permitir la investigación, exploración y explotación integrada de esos recursos minerales.
El paso siguiente fue constituir una Comisión Binacional y fue a principios del ‘92 cuando comenzaron las reuniones entre ambos países. Cinco años después se firmó el Tratado.
El CEO global de TotalEnergies, Patrick Pouyanné, evaluó que la compañía no analizará seriamente realizar inversiones en proyectos de gas natural licuado (GNL) en la Argentina hasta que se normalice el acceso al mercado cambiario. El tema surgió durante la conversación que el líder de la petrolera de origen francés mantuvo con el presidente Javier Milei en una visita a Casa Rosada realizada el 20 de septiembre, según se desprende de la última call con inversores. TotalEnergies es desde hace 30 años uno de los tres mayores productores de gas natural en el país mediante la explotación de yacimientos tanto en la cuenca Austral como en la neuquina. Su plateau de inversión ronda los US$ 600 millones anuales. La visita de Pouyanné coincidió con la novedad de la salida de la petrolera malaya Petronas del proyecto Argentina LNG que impulsa el presidente y CEO de YPF, Horacio Marín.
La petrolera europea publicó la semana pasada los resultados del tercer trimestre del 2024. En la conferencia con inversores para analizar su performance, Pouyanné fue consultado sobre los planes de la empresa en la Argentina, en donde recientemente puso en producción Fénix, un desarrollo offshore de gas en Tierra del Fuego, concretado a través del consorcio CMA 1 que integra junto con Pan American Energy (PAE) y Harbour Energy (ex Wintershall Dea).
El ejecutivo recordó que producen principalmente gas natural en el país y que tienen áreas con potencial de producción de petróleo sin explotar. También señaló que no descartan la posibilidad de destinar mayores inversiones de capital hacia el petróleo y menos al gas natural. No obstante, Pouyanné subrayó que los planes en la Argentina están fuertemente condicionados por las restricciones para tomar y girar ganancias fuera del país.
«Mientras siga igual, como le expliqué al presidente argentino cuando me reuní con él el mes pasado, queremos que nos devuelvan nuestro dinero. No invertiremos más mientras no veamos libertad para repatriar dividendos», disparó el CEO de TotalEnergies.
Sondeo del presidente Milei
Fuentes del gobierno consultadas por EconoJournal indicaron que Pouyanné hizo referencia en realidad a una consulta puntual del presidente Milei sobre la posibilidad de que TotalEnergies pueda ingresar al proyecto Argentina LNG en reemplazo de Petronas. El primer mandatario argentino hizo esa consulta de manera informal dado que la visita ocurrió el mismo día que el diario Clarín anunció la salida de la petrolera malaya del mega proyecto anunciado por YPF.
Pouyanné respondió que una inversión en un proyecto de GNL no es posible con las restricciones vigentes en el mercado cambiario. Sin embargo, ante una consulta realizada por este medio, desde TotalEnergies destacaron que el no acceso a dividendos no impedirá seguir invirtiendo en la Argentina. «Mantenemos y desarrollamos proyectos para seguir creciendo y esto es un hecho, tenemos planes a largo plazo. La puesta en marcha de Fénix es prueba manifiesta de eso», señalaron.
El gobierno e YPF continúan en la búsqueda de socios para desarrollar el proyecto Argentina LNG. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, dijo en octubre que la petrolera bajo control estatal firmaría un acuerdo con una petrolera internacional para exportar GNL. Desde el gobierno deslizaron que la empresa en cuestión es Shell, sin embargo ese acuerdo no se firmó.
Petronas frenó su decisión de avanzar en el proyecto con YPF, aunque el cronograma establecido en el memorando de entendimiento vigente con la petrolera estatal indica que la empresa malaya tiene que tomar una decisión relevante en el último bimestre del año: debe decidir si integra los fondos necesarios para completar los trabajos de ingeniería de detalle de la planta de licuefacción que YPF quiere instalar en Punta Colorada, Río Negro. En total, son unos US$ 180 millones de inversión, cuya ejecución debe estar comprometida a más tardar en diciembre de 2024.
La presunta noticia: el presidente saliente de los EEUU, Joe Biden, autorizó el uso de los misiles balísticos ATACMs para golpear “en profundidad” el territorio ruso, o en disputa.
Chocolate por la noticia. Eso los ucranianos lo estuvieron haciendo desde 2022. Ahora llegarán a 300 km. de distancia horizontal.
El primer modelo de misiles M-31 puesto en Ucrania) era de muy corto alcance (80 km), b) EEUU retaceó su entrega entre fines de 2023 y mediados de este año, c) desde agosto, reanudó su provisión, y d) sus sistemas de navegación y puntería, similares a los de los ATACMs fueron perdiendo su eficacia inicial, a medida que los rusos aprendían a bloquearlos o engañarlos con contramedidas electrónicas.
Los ATACMs fueron desarrollados por Lockheed en los ’80 como forma artillería de largo alcance. El objetivo era volar puentes, nudos ferroviarios y de carreteras, aeródromos improvisados detrás del frente, así como centros de comando, parques de vehículos y depósitos de munición y combustible.
Era el modo planeado para complicarle el abastecimiento y las comunicaciones a la retaguardia a una temida “blitzkrieg” de miles de tanques soviéticos, todos a la carga por el paso de Fulda, entre las sierras Harz, arremetiendo en masa para tomar el núcleo europeo de la OTAN, Alemania Occidental. Todavía en los ’80, el Ejército Rojo conocía ese camino de memoria.
Como las 2 Alemanias decidieron unificarse a fines de 1989, y cuando eso provocó la disolución de la URSS en 1991, los ATACMs se quedaron sin objetivo.
EEUU no tolera el desperdicio de equipos o de tiempo: empleó unos 100 misiles de su stock de ATACMs en la Primera Guerra del Golfo, iniciada el mismo 1991. Como le fue bien empleó 500 en la Segunda Guerra del Golfo, es decir la invasión de Irak de 2003.
En ésa le fue bien hasta que empezó la resistencia popular, ésta escaló rápidamente a guerra civil, y a los visitantes les empezó a ir mal. Los EEUU se fueron de allí en diciembre de 2011, dejando a sus espaldas un violento caos empeorado por la religión. Nadie dejará que eso se apague, póngale la firma.
En Afganistán, país que los EEUU invadieron en 2001 y del que se fueron 20 años más tarde, se ignora cuántos ATACMs se usaron. Pero tampoco parecen haber cambiado el juego, cuando el juego se volvió resistencia guerrillera ubicua y difusa. No le ganás a millones de hormigas con un martillo.
En Ucrania el martillo ATACMs pareció funcionar, durante la impresionante contraofensiva de la Guardia Territorial Ucraniana, una especie de Gendarmería XL y “on steroids”.
Sucedió en Septiembre de 2022, en el óblast (provincia) de Jarkov. Lanzando estos misiles desde camiones HIMARS de dos tubos y en una versión de alcance limitado a 70 km., los gendarmes ucranianos literalmente disolvieron la retaguardia del Ejército Ruso. Éste había acumulado sus mejores tropas 1300 km. al sur, donde se esperaba una ofensiva sobre la ciudad de Kherson. Es como correr a defender Bariloche, y que te ataquen en Berazategui.
El engañó funcionó: en Jarkov quedaron conscriptos poco entrenados con una cadena de mando mínima para aguantar el embate, y de pronto estaban sin armas, agua, comida, combustible, munición, puentes o instrucciones clara. Porque todo eso desapareció bajo impactos muy precisos de los ATACMs.
Cundió el pánico y aprovechando el desbande ruso, Ucrania retomó rápidamente 12.000 km2 de Jarkov, incluida la capital y unas 500 poblaciones.
Pero la magia de los ATACMs funcionó hasta que el Ejército Ruso pudo consolidar nuevas líneas de abastecimiento, y por ende un nuevo frente. Es una organización más defensiva que ofensiva en un país inmenso, y su logística depende muchísimo del ferrocarril. Desde entonces viene avanzando lentísimamente sobre Jarkov y el Donbas. En su incesante retroceso, el Ejército Ucraniano está quedándose sin tropas.
Si cae Pokrovsk, o cuando caiga, ése es el nudo ferroviario principal del frente oriental. Y desde ahí al río Dnieper, hacia el Oeste, sólo hay campo abierto, pocas aldeas y pocas fortalezas dignas de mención.
Con misiles de 300 km. de alcance y luz verde para usarlos, ¿cambiará el panorama? Lo primero es entender que hasta ahora no se habló de aviones, así como tampoco de la idea, hoy mitológica, de avanzar sólo bajo superioridad aérea.
Eso será un artículo de fe de la OTAN, pero en Ucrania no la tiene nadie. El cielo ucraniano está demasiado complicado de sensores, interferencia, “spoofing” y misiles de todo tipo y alcance. No da para andar imitando al Barón Rojo. O tal vez sí, un poco. El célebre Manfred von Richtofen rara vez incursionaba sobre las líneas enemigas, y prefería armar sus “circos” y emboscadas sobre terreno dominado por las tropas del Káiser.
En Ucrania hoy lo que logra volar con piloto humano lo hace aún mucho más dentro de su propia retaguardia. Protegido por distancias de hasta 100 km. de su propio lado del frente, los rusos lanzan distintos tipos de misiles aire-tierra de medio y gran alcance, o bombas de planeo, más baratas, devastadoras por su enorme carga explosiva, pero de vuelo más corto. Hablamos siempre de “municiones inteligentes”, de navegación pre-programada, teledirigida, o ambas cosas.
La FAU, la aviación ucraniana, no puede hacer gran cosa. Empezó el conflicto con una décima parte de los aviones de combate que los rusos, y perdió la mitad casi de inmediato.
Pretender atacar a enemigos a la vista, y máxime con “bombas bobas”, ésas eran las pavadas que hizo la VKS, la aviación rusa, en los primeros meses de guerra. Le costaron no menos de 96 cazas de ataque y multirrol.
Notoriamente, en tres años de guerra no hubo cazas que se trenzaran en duelo acrobático, o “dogfight”, fuera con misiles buscadores de infrarrojo o a cañón, a distancia visual. Toda vez que un caza abatió a otro, lo hizo a distancia BVR (Beyond Visual Range), y con misiles guiados pasiva o semiactivamente por radar. Las que hacen el trabajo pesado son las baterías misilísticas antiaéreas móviles.
Por ahora, la batería rusa móvil más temida es la S-400, llamada Triumf por el triunfalismo ruso. Consta de 4 vehículos multirrueda. El módulo radar tiene un rango de detección de 600 km. El módulo de comando puede seguir hasta 300 blancos potenciales a la vez, y los módulos de lanzamiento cargan 4 tipos distintos de misiles en sus 4 canastas.
Son el 40N6, letal hasta 400 km, el 48N6, para 250 km, el de rango medio 9M96E2, útil a 120 km, y el de intercepción terminal, el 9M96E, para blancos a 40 km o menos. Cada uno de estos cuatro misiles atiende una clientela diferente: aviones “stealth”, drones de todo tipo y tamaño, y misiles balísticos en vuelo terminal.
El derribo más largo del S-400 parece haber sido el de un Su-27 ucraniano volando solo sobre Novorrosiya, a 10.000 metros de altura y a 260 km de distancia de la batería. La S-400 estaba en suelo ruso. Probablemente el piloto no recibió alarma alguna de estar siendo iluminado por el radar de tiro de la batería S-400, ni por el de rastreo del misil 40N6. Ciertos radares son imperceptibles, parecen ruido radiofónico de fondo.
La fortaleza inherente de estas baterías, que Rusia fabricar casi artesanalmente (60 por año), es que concentran en cuatro vehículos, las capacidades del famoso sistema tricapa de defensa antiaérea, antidrone y antimisil israelí. Los estadounidenses admiten que es casi tan buena como el sistema Patriot. En realidad es más abarcativo, porque dispara 4 tipos de misiles diferentes cortados para cada tipo de blanco.
Estos datos admirativos vienen de la webzine Bulgarian Military, es decir de un medio antirruso en un país muy antirruso. Y de todos modos, conviene tomarlos con una pizca de sal: 400 km. es una intercepción “colaborativa”, un ejercicio de tiro contra un dron que oficia de blanco aéreo casi amistoso, sin defensas electrónicas ni ganas de zigzaguear por su vida. En cuanto a lo de atajar un balístico en fase terminal, siempre hipersónico, es como parar una bala .45 con una .22.
Pero ojo, cosas así ya suceden. No son simple macaneo de márketing o de guerra. La tecnología lo permite. Las defensas multicapa israelíes, casi perfectas, se ordenan en 3 cúpulas concéntricas según su alcance. Lo cual nos lleva a esto:
LO QUE PASA ENTRE IRÁN A ISRAEL
Earth zoom to Middle East satellite view
Las baterías israelíes antibalísticas que atajan más arriba, las Arrow 2 y 3, llegan por encima de la línea de Karman, a 100 km. de altura, técnicamente en el espacio extraterrestre. La David’s Sling es mediocampista, detiene la pelota entre los 70 y 40 km., y las famosas Iron Dome se encargan de todo aquello que logró pasar ambas sombrillas, o que se coló en horizontal y volando bajito: aviones, pero sobre todo, drones kamikaze.
El sistema funciona bien, pero ningún escudo es perfecto cuando lo atacan con demasiadas lanzas, por muy toscas que sean.
En la noche del 24 de Octubre, su sistema tricapa le permitió a Israel interceptar alrededor del 85% de un ataque iraní de saturación con 210 cohetes balísticos de distintos tipos, algunos muy básicos, otros muy sofisticados. Esto significa que al menos 31 “corchos”, el 1ro de Octubre pasado, pegaron en suelo israelí. Un “first timer”.
Lo único a discutir de los misiles iraníes es su puntería actual. Parece cubrir un círculo de 200 o 300 mts. de radio alrededor de su objetivo aparente. El problema para Israel es que Irán tiene, según el SIPRI (Stockholm International Peace Research Institute) stocks de entre 3000 y 5000 misiles.
A fecha de hoy, hay que ser muy gil para creer que todos esos cuetes tienen carga explosiva convencional. Después de todo, los iraníes tuvieron 6 años desde que el entonces presidente Donald Trump liquidara unilateralmente el laborioso acuerdo de inspección JPOAC.
Este acuerdo había sido urdido a pulmón y durante años por nuestro compatriota Rafael Grossi, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica de las Naciones Unidas.
El JPOAC, fechado en 2016, obligaba durante 15 años a los iraníes a no enriquecer uranio a más del 3,6%, lo normal para centrales nucleoeléctricas enfriadas por agua a presión, como la de Bushehr.
Tras quebrar el acuerdo, Trump reaplicó las sanciones comerciales acumuladas contra Irán por EEUU en cuatro décadas, e inventó algunas nuevas. E Irán se la tuvo que bancar. Pero a partir de entonces, cada vez que EEUU o Israel le asesinaron un cabecilla militar o científico, Irán respondió no militar sino milimétricamente, diplomáticamente, con un aumento de su capacidad de enriquecimiento.
Es más, lo declaró públicamente en cada ocasión, y le dijo al inspectorado del OIEA: “Pasen y véanlo Uds. mismos, no estamos jodiendo”.
En Mayo de este año, tras una seguidilla de atentados y bombardeos en territorio iraní, Teherán ya no autorizó más inspecciones. El OIEA estimaba que el país persa tenía al menos 833 kg. de uranio enriquecido entre el 20 y el 80%. La diferencia no es irrelevante, pero ojo: enriquecer desde un piso del 20% hacia arriba requiere de mucho menos electricidad, centrifugadoras y trabajo separativo.
De Mayo a hoy debería, o al menos podría, tener al menos entre 4 y 5 bombas atómicas de uranio enriquecido.
Seguramente son muy primitivas e ineficientes en términos de rendimiento termomecánico. La de Hiroshima era de ese tipo, y por su escaso 80% de enriquecimiento, fue quizás unas 15 veces menos potente que las que quizás tiene el estado islámico shiita. Eso, si logró sobrepasar el techo técnico del 90%.
El 6 de Agosto de 1945, con aquella bomba llamada Little Boy, ineficiente y todo, EEUU transformó una ignota y densa capital de distrito, Hiroshima, en una playa de estacionamiento. Mató de inmediato a entre 70.000 y 135.000 habitantes. Desde entonces somos otra especie en peligro de extinción.
La decisión de Trump de liquidar el JPOAC, fogoneada por su asesor John Bolton y su Secretario de Estado, Mike Pompeo, tuvo la excusa de que apretando con más sanciones económicas aún, se le podía exprimir a los Mullahs un mejor acuerdo.
No hay que ser clérigo, ni musulmán, ni shiita, ni persa, para entender que «el mejor acuerdo» era invadirte o hacerte invadir por tus vecinos, y fomentar el separatismo armado en tu territorio, o todo eso junto.
Máxime cuando el presidente de los EEUU (Trump, en 2020), en su despedida de la Casa Blanca, manda a asesinar además de un misilazo al jefe de la Guardia Republicana Islámica, Gral. Quassem Suleimani, y al toque la Mossad ejecuta al físico nuclear Mohsen Fakhrizadeh.
Desde aquellos dos hitos Irán llegó al 20%, y de ahí al 60% de enriquecimiento, y hoy le vende su petróleo a China y desde 2023 sus drones (ingeniería en la que probó ser un país muy experto) a Rusia.
Las sanciones comerciales no le resbalan a Irán, ojo. Le causan una pobreza terrible y agudizan todas sus desigualdades y conflictos internos. Pero si se trata de salir de penurias, Irak tras la invasión no parece haberse vuelto un país más rico y democrático. Es ruinas quemadas, y una guerra civil que nadie dejará extinguir. Libia, que por educación y salud llegó casi a ser un estado (muy autoritario) de bienestar, es otro caso parecido. Siria, más de lo mismo y peor. Ni hablar de Afganistán.
La jefatura iraní ha sido convencida con toda eficacia por presidentes tan distintos entre sí como Obama, Trump y Biden de que con o sin armas nucleares, EEUU irá a por lo mismo siempre: hacer colapsar el estado. Perdido por perdido, Irán prefiere irse luchando.
Esto no lo digo yo sino Tom Collina, asesor del exsecretario de Defensa William Perry en Responsible Statecraft. Es la webzine de un think tank diplomático llamado Quincy Institute (ver aquí).
Lo dice también la historia reciente. El Irak de Saddam Hussein fue destruido al ras. Bush dio la excusa de que estaba fabricando armas nucleares. Era falso.
Aunque casi nadie lo extrañe Hussein, en 2003, semanas antes de invasión, el entonces secretario general del OIEA, Mohamed Elbaradei, puso en juego la probidad científica y política de sus inspectores y de su institución, y la de las Naciones Unidas.
Declaró públicamente que, tras haber revisado el país de punta a punta por sus expertos, no había atisbo científico alguno de que Irak tuviera un programa nuclear secreto. Al presidente George W. Bush le importó cuatro carajos, y lanzó la guerra.
Lo que siguió tras la invasión fue que Elbaradei y el OIEA se ganaran un premio Nobel de la Paz, y en 2009, una patada en el culo. Al físico nuclear egipcio lo sustituyó el complaciente japonés Yukiya Amano. Violando reglamentos internos de la institución logró segunda y tercera reelección.
EEUU no pretende que las Naciones Unidas tengan alguna credibilidad. Sólo que obedezcan.
En Mayo de este año, cuando los iraníes cerraron su programa nuclear a inspecciones del OIEA, Francia, el Reino Unido y Alemania, potencias cofirmantes y garantes del acuerdo JPOAC, estaban seriamente jaboneadas. Estimaban que en pocos meses los iraníes tendrían al menos 3 bombas.
Si las centrífugas del complejo subterráneo de Fördöw están a pleno, son posibles 2 más, y de una potencia de 120 kilotones cada una. El citado Collina, obviamente bien conectado con el Pentágono, cree que a diferencia de Little Boy serían no de tipo cañón, sino implosivo.
Si son compactas y te caen empaquetadas en misiles Shahab-3, entreverados con un aguacero de muchos centenares de otros misiles, con que pegue una única cabeza nuclear de esa potencia en los escuetos 22.000 km2 de su territorio, Israel desaparece. Y también millones de palestinos.
Ahí hay un nuevo escenario MAD (Mutual Assured Destruction), el famoso equilibrio del terror entre estados que no se toleran existencialmente. Lo mismo le pasó a la URSS con EEUU desde 1948, a la OTAN con Rusia desde 1992 y a la India y Pakistán desde 1981.
A falta de diplomacia y por abuso de fuerza bruta de la que durante una generación fue la única superpotencia real, los escenarios MAD se empiezan a volver frecuentes.
Y aquí estamos, sin embargo.
Por ahora.
EN QUÉ AFECTA ESTO A LA ARGENTINA
A fecha de septiembre, 19 cazas F-16 dados de baja por la Real Fuerza Aérea Danesa están en Ucrania hace rato. Suerte para nosotros: inicialmente venían a la Argentina, sólo tendremos que soportar 24.
Con 44 años de antigüedad y participación en todas las guerras de la OTAN desde el ’90 a la fecha, son ataúdes con alas.
Es más, el primero en despegar desde Ucrania, el lunes 26 de agosto, mató al piloto, el coronel Oleksey “Moonfish” Mes. La primera ministra de Ucrania, Mariana Bezuglaya, adujo “friendly fire”: a Mes lo habría derribado por error una batería antiaérea estadounidense Patriot de larga distancia operada por la Повітряні Сили України (Fuerza Aérea Ucraniana, FAU).
Dando pábilo a esa versión, el presidente Volodimyr Zelenksy echó de su cargo al comandante en jefe de la FAU, General Mykola Oleschchuk. Lo hizo por televisión y sin dar razones. ¿Dije ya que el cielo ucraniano es un sitio complicado para humanos?
El nombre elegido común para las muchas versiones del F-16 desde los ’70 hasta hoy fue Fighting Falcon (Halcón luchador) Resultó medio largo en un monosilábico país de Jacks, Joes, Hanks, Toms, Jims, y también Tams, Pams y Jills. Ergo, sus primeros pilotos lo renombraron Viper (víbora venenosa), y quedó.
La consecuencia del arribo de “nuestros” Viper a Ucrania parece ser una campaña de ataques de saturación. Ucrania la emprendió contra las baterías antiaéreas S-300 y S-400 rusas en la península de Crimea, para crearle cielos amistosos a los Viper.
La campaña avanza como puede.
Los ATACMS llegan hasta a 300 km. En 2022 mostraban una precisión de 9 metros a la redonda respecto del punto de impacto programado. Hoy ya no: las contramedidas electrónicas rusas los desorientan y van a dar en cualquier lado. Aunque no siempre.
Por eso mismo, Ucrania pidió en agosto a EEUU que los ATACMs vinieran “a la vieja usanza noventosa”: espoleta de altura y municiones “racimo”. Prefieren eso a las modernas cabezas unitarias de 230 kg. con espoleta de impacto. Ésas son terribles, pero exigen impacto de precisión.
Las cabezas racimo, en cambio, explotan en altura y, según modelo, dispersan desde 13 hasta 950 submuniciones en un radio considerable, para aumentar el área de daños a equipos y personas.
Son “armas políticamente incorrectas”, pero en la guerra no hay wokes. ¿No lo sabemos bien los argentinos, con las bombas racimo Beluga que nos tiraron los británicos en Malvinas?
Parte de las submuniciones queda sin explotar, casi siempre. Si alguna vez se fuma la pipa de la paz en Ucrania, cantidad de submuniciones chicas pasarán décadas indetectadas, volándole pies y piernas al azar a los civiles.
Kiev asume que no podrá retomar Crimea jamás. Prefiere dejarle el problema de las submuniciones a los rusos, cuyos planes son quedarse en la península “in aeternum”. Ojo, ya hace 10 años que lo vienen logrando.
Las submuniciones son el único modo de contrarrestar el “jamming” y el “spoofing” rusos. El jamming es el nombre de las contramedidas electrónicas de fuerza bruta. Es un ruido electrónico de gran intensidad en todas las radiofrecuencias de interés, y anula los sensores y/o los radioenlaces con que navega un atacante. Vuelve difícil la puntería.
El “spoofing”, en cambio, falsifica las señales de los sistemas satelitales de navegación (GPS, Galileo, Beidou, Glonass y otros). Logra engañar a drones, misiles e incluso los pilotos humanos sobre cuál es su paradero real.
Las armas voladoras de Ucrania dependen entonces de sus navegadores inerciales. No son interferibles, pero sólo logran una precisión de centenares de metros. Peor es nada: eran lo único que había hasta los ’70.
Las baterías antiaéreas S-400 rusas no son blancos fáciles. Están bajo protección de sus propias contramedidas electrónicas, y además la que dan –no siempre- sus misiles antibalísticos. Son los más livianos y ágiles, los 9M96E, de hasta 40 km. de alcance.
Por todo lo anterior, para liquidar una batería S-400 hay que acercarse subrepticiamente a la línea de contacto, saturarla con 10 o más ATACMs a la vez, y rajarse a tiempo. Es la táctica que los autodenominados americanos llaman «Shoot and Scoot». Pero al que se atrase en cambiar de lugar, los S-400 le pueden responder con “fuego de contrabatería”, tierra-tierra, al estilo de la vieja artillería campal. Son sistemas muy polivalentes.
El shoot and scoot hoy será difícil de practicar. Rusia aprendió de Ucrania a depender mucho de drones de observación dentro del cielo ucraniano, y de una cadena de detección y ataque corta y casi automatizada. Al alcance efectivo de los misiles de la OTAN, hay que deducir la distancia a la que prefieran no acercarse al frente: 100 y hasta 150 km.
¿Qué tiene que ver esto con los Viper que iban a ser argentinos?
Cada batería S-400 es una pequeña caravana de circo, integrada por 4 móviles todo terreno. Dos tienen sistemas eréctiles: de antenas uno, y de tubos lanzamisiles, el otro. Siguen un armón con misiles de recarga y grúa para recargar los tubos, y el módulo de C3 (comando, comunicación y control, en otanés).
El circo puede tener incluso más móviles. Cuando se asientan en un lugar, se camuflan y distribuyen en cautelosa dispersión. Su mejor defensa también es moverse y disimularse.
Empero en Belbek no pueden. Ahí está el mayor aeródromo de la VKS (la aeronáutica rusa), pero además también la mismísima capital provincial, Sebastopol. Las baterías antiaéreas son como guardaespaldas, tienen que pegarse al activo a defender.
Por ello, los ucranianos ahora tratan de destruir metódicamente esos emplazamientos antiaéreos demasiado fijos. Deberían superar la velocidad de su reposición por Rusia, que logra fabricar 60 en un año. Por ahora, no lo están logrando.
Lo que nos lleva a los Viper daneses de 1978, sus virtudes y carencias. Desde 2009 la península estaba 24×7 bajo observación de los drones de radar y ópticos de la OTAN.
Estos vuelan sobre aguas internacionales del Mar Negro, fuera de alcance no físico, pero sí legal de los S-400. Los rusos podrían derribarlos a 200 o más km. de distancia, pero sus instrucciones (por ahora) son no cruzar esa delgada línea roja diplomática.
Ergo, la OTAN y la FAU saben la ubicación de las S-400 en Crimea al minuto. No sucede lo mismo en el Donbás, en Lugansk, Donetsk, muy tierra adentro, donde no hay aguas internacionales desde las cuales marcar blancos y dirigir trayectorias, y se depende más de observación satelital.
¿Por qué el empeño de la FAU en dejar sin defensas antiaéreas esa árida península? ¿Acaso Kiev tiene intenciones de desembarcar allí, o al menos los medios? Ni una ni otra cosa.
Desde que empezó la guerra, las S-400 en Crimea tienen a lo que queda de la FAU con la nariz pegada al suelo. Y lo hacen incluso en Ucrania central: si volás a 10.000 metros, te detectan a 600 km. de distancia y no es imposible que unos minutos más tarde un misil ruso salido de la nada te transforme en luz y energía.
¿Y qué tiene que ver esto con los Viper argentinos?
Ucrania está creando un sitio “Viper friendly” para emplear sus F-16 contra objetivos terrestres y navales rusos en la península.
Harán de “missile trucks”, sistema de delivery de armas de media distancia. En esas misiones el piloto del Viper es un repartidor tipo Rappi, mejor pago que nuestros biciqueros y motoqueros, pero sin pretensiones de superioridad aérea.
Vista parcial de una S-400 emplazada en posición de tiro. Una batería completa está formada por muchos móviles distintos, y con misiles de diferentes capacidades, velocidades y objetivos.
Tampoco se espera que ese piloto ejerza “área denial” (bloqueo de acceso a una región) mediante lucha remota BVR (Beyond Visual Range) entre cazas. Tampoco practica “dogfighting”, duelo aéreo acrobático y a distancia visual, a la usanza de Hollywood. Lo suyo no es siquiera ataque a tierra convencional, con enemigo a la vista.
Es delivery, bombardeo “stand off”, tirar desde lejos hacia un cruce de coordenadas geográficas marcado por algún dron o algún satélite. Eso se programa antes del lanzamiento en la memoria de un misil o bomba de planeo, o se dirige desde un dron con un puntero láser infrarrojo.
Los F-16 sólo servirán de “missile trucks”, camiones misilísticos. Falta que a los pilotos los sindicalice Hugo Moyano.
Es guerra desde lejos, y rezando para que algo de lo que uno tiró pegue en el blanco, pero que todo lo que le están tirando a uno desde allí y otros lados, falle.
De acercarse al frente o volar sobre territorio en disputa, por ahora ni hablar. Lo dicho, los viejos tiempos felices del Barón Rojo pasaron: toda la guerra se robotizó, empezando por la aérea.
A los pilotos argentinos les espera la misma gloria. Pero sólo a condición de sobrevivir al entrenamiento necesario en aviones de 44 años de edad. No será fácil.
Y suponiendo que en una hipotética guerra, tengan armas lanzables, cosa de la que nuestros Viper por ahora carecen enfáticamente.
Vienen con un compromiso del Congreso de los EEUU de entregar el paquete standard que se da a un aliado sudaca: misiles infrarrojos modernos Sidewinder 9X de corto alcance, radáricos AMRAAM 120 D de medio alcance, bombas inteligentes e incluso misiles antirradar AGM 88.
Menciono la promesa del Congreso, porque aquí seguimos esperando las armas lanzables que Bill Clinton le prometió a Carlos Menem en 1995. Lo hizo cuando nuestro rijoso galán riojano le compró al galán de Arkansas un total de 36 cazas de ataque a tierra A4-AR Skyhawk de tercera mano, hechos percha y pelados de todo fierro que los vuelva peligrosos para terceras partes, especialmente británicas.
La apreciación del rol limitado que tendrán los Viper en Crimea viene de Justin Bronk, profesor del RUSI (Royal United Services Institute), un “think tank” del Ministry of Defense británico, entrevistado por el experto alemán en aviación militar Cristoph Bergs (ver aquí y aquí). Ambos son fuentes expertas e insospechables de toda simpatía por Rusia.
Los ATACMs usados en profundidad contra territorio ruso no son gran novedad. Hasta el Kremlin ha sido atacado con drones. El territorio ruso occidental ya conoció repetidamente el impacto de misiles de crucero Storm Shadow y Scalp, de origen británico y francés. Son de mayor alcance que los ATACMs, y tienen la ventaja de no ser balísticos, ergo, de trayectoria matemáticamente computable y cinéticamente interceptable. Estos son misiles de crucero motorizados con turbofanes, lo que les da un alcance de unos 250 km.
Tienen dos ventajas sobre los ATACMs: vuelan pegados al terreno, lo que los hace difíciles de interceptar. Y además de depender de un GPS «spoofeable», navegan por altímetro, siguiendo las curvas de nivel programadas en su memoria. Eso los hace difíciles de desorientar.
Cantidad de refinerías de petróleo rusas han ardido, y la prensa occidental celebró la habilidad informática de la FAU, que fue capaz de subir y conectar estos misiles a los viejos bombarderos soviéticos que les quedan a Ucrania. Pero el Ejército Ruso no pareció enterarse de la falta de combustibles, y el frente siguió moviéndose lentamente hacia el Oeste.
Lo que nos lleva al comienzo de este artículo. OK, Biden autoriza algo que ya estaba autorizado, y que no cambió mucho el panorama.
De un modo muy estúpido, la OTAN estuvo atacando también los radares fijos de baja frecuencia. Se usan históricamente para detectar ataques de misiles balísticos mucho más allá del horizonte, a distancias intercontinentales. Si tu oponente tiene un arma en la cintura, y en una pulseada en el saloon insiste en tirarte whisky a los ojos para dejarte ciego, ¿cómo creer que la cosa no terminará muy mal?
Si Vladimir Putin estima que hay un riesgo existencial real para su país, pasará sin dudarlo a una respuesta nuclear. Ya cambió la Constitución Nacional para que la reacción sea inevitable. Y si se arma una escalada instantánea y total, estaremos jodidos incluso aquí en nuestra remota península sudamericana, tan alejada de todo. El invierno nuclear y la oscuridad en el Hemisferio Sur sería menos severos que en el Norte: no nos moriríamos de frío, pero sí de hambre.
Pero -dicho desde un optimismo quizás cretinoide- no parece que vaya a ser el caso. ¿Ataques en la profundidad de Rusia? Lo que los medios de aquí dicen que va a suceder ya ha venido sucediendo. Y no pasó nada.
Habría pasado si los ucranianos se hubieran atrevido a atacar la central nuclear de Kursk. En su sorpresivo ataque de penetración en ese óblast ruso, el objetivo sin duda era capturarla. Habría sido una presa de tremendo valor en cualquier negociación de paz. Pero el Ejército Ucraniano, aunque se mandó una jugada estratégica brillante, nunca tuvo recursos humanos y materiales para llegar hasta ella.
¿Atacarla ahora, cuando el eclipsante presidente Biden autoriza a Ucrania a lanzar misiles balísticos en profundidad?
Nuevamente, chocolate por la novedad. Hace rato que eso viene sucediendo, don Joe. Y los ucranianos que operan esas baterías comen hamburguesas y a veces tienen un acento texano.
Kursk es un conjunto de 4 reactores de pésimo diseño, como el de Chernobyl 4, moderados con grafito. Y son así porque algún demente en el Kremlin del cejudo premier Leonid Brezhnev decidió que si la URSS seguía exportando tanto petróleo a precio pisado por EEUU y los saudíes, se iban a quedar sin electricidad térmica. Peor aún, sin calefacción a vapor para ciudades enteras. Rusia es muy polar y muy continental, fríos de 40º bajo cero, y contando.
Entonces el demente autorizó un plan de agrandar a 3300 MW de potencia térmica los reactores plutonígenos del programa de armas nucleares. Transformó reactores plutonígenos en centrales nucleoeléctricas. Moderadas no con agua común, o con agua pesada, sino con grafito. Como las máquinas de Windscale, Cumbria, allí donde Inglaterra se va volviendo Escocia.
Dicho por Mike Tuohy, bombero en jefe cuando en 1957 ardió ese reactor plutonígeno. Cuando esta forma de agregación del carbono se prende fuego, no se apaga. Arde hasta el final. Dicho a Abel González, argentino y todavía hoy la mayor autoridad mundial en radioprotección.
Y el grafito de una central está lleno de productos de fisión. Es un escándalo que uno de esos 4 RBMK de Kursk todavía siga activo. Y me encantaría saber que al menos los otros 3 ya no tienen combustible.
Pero el complejo nuclear de Kursk está a sólo 100 km. al norte de la frontera. Si los ucranianos hubieran querido bombardear esa máquina, tuvieron más de 1000 días para hacerlo. Y cuando este año lograron llegar a 30 km. de la misma, podrían haberla pulverizado con artillería de 155 mm. Se abstuvieron.
Factores disuasivos para no hacerse el loco, sobran.
Un incendio de grafito que tarda casi una semana en apagarse, y una nube de humo cargado de productos de fisión que precipitan con la primera lluvia, ¿adónde termina cayendo?
Eso no lo determinan Zelensky ni Putin, sino la dirección del viento y la temperatura del aire. ¿Esa “spuzza” radioactiva puede caer en Moscú? Absolutamente sí. ¿Y en Kiev? Por supuesto. ¿Y en países de la OTAN? Sí, la lluvia bajó bastante Cesio 137 sobre las pasturas de Escocia, y hubo que clausurar un tiempo toda la industria láctea.
Nuestro compatriota Grossi, creador del difunto pacto JPOAC y último y único actor sensato en esta enorme y horrorosa insensatez, debe estar sumando 1000 noches de insomnio.
Dicho esto y con mi saludo a Rafael, añado que los Viper sobre Crimea tal vez no alteren el devenir táctico de la guerra, pero tendrán alguna eficacia propagandística.
Ante todo, si logran despejar la península de baterías S-400, harán el intento de volar sobre territorio enemigo, un “first timer” para Ucrania en esta guerra. Sólo los rusos hicieron eso sistemáticamente entre febrero y diciembre de 2022, y sí, ya lo dije, les costó al menos 96 aviones.
Dicho y repetido y vuelta a repetirlo: habiendo drones, atacar en forma presencial y arriesgando el cuero se ha vuelto un deporte caro, obsoleto y al pedo.
Lo que me veo venir es que los Viper sobre Crimea harán que cantidad de “aeronabos” (argentinismo de aeródromo, no requiere de explicación), se sientan Maradona, o al menos Dios. Guau, al fin tenemos los Viper, faaa, los mismos que están reventando Sebastopol, je. Dios es argentino, che, sufran, ingleses.
Los ingleses más bien se ríen por lo bajo de nuestra compra de aviones fósiles.
Si los EEUU alguna vez acceden a vendernos misiles reales los cobrarán más que los propios aviones. Pidieron casi U$ 1000 millones para un modesto paquete de cohetes antirradar y antiaéreos de media distancia.
Hoy ya son algo atrasados. A fecha de despliegue, que es muy posterior a la de llegada, serán muy inferiores a los estándares del momento en alcance, dinámica de vuelo y sistemas de guiado.
Port Stanley, compatriotas, puede dormir tranquila. La guardan 4 cachazudos Eurofighter Tyhpoon que la Royal Air Force tiene en su base malvinera de Mount Pleasant.
Son pocos y viejos, casi displicentes. Pero con misiles turbofán Comet de muy largo alcance, 4 pilotos gringos podrían barrer la mitad de nuestros “nuevos” Viper en un despegue al alba.
Sólo la vaca sabe el costo de un bife de lomo con papas. La parte vegetal de este plato tan criollo suelen ser las papas fritas y/o la ensalada. Pero debido al trabajo del profesor Yukihiro Matsunaga, de la Universidad de Tokyo, esto podría cambiar, y el bife de lomo ser cultivado en biorreactores a bajo costo. No es imposible que la carne sea verde, pero no en el sentido ecologista sino también en el cromático, por su contenido de cloroplastos.
Los cloroplastos son las organelas (órganos intracelulares) que le permitieron a las algas, y luego a las plantas terrestres, realizar el trabajo que mueve todo lo viviente, la fotosíntesis de azúcares. En sus diversas presentaciones, los azúcares son el combustible de la biosfera en su casi totalidad.
Los cloroplastos se originaron hace más de mil millones de años como organismos independientes, bacterias fotosintéticas. Luego se sindicalizaron: se adaptaron a vivir simbióticamente dentro de otros organismos celulares primitivos que probablemente se las comían por fagocitosis. Y buen provecho.
La moneda de cambio entregada por los cloroplastos por no ser digeridos era entregar a la célula que se los había comido una capacidad muy tentadora: vivir no sólo de la fagocitosis, sino también de la fotosíntesis. Azuquita pa’ tí, mi amor. Eso diversidad alimentaria asegura futuro para la descendencia, como para nosotros los humanos lo fue el vivir no sólo de la caza, sino también (y mucho más) de la recolección.
Uno de los primeros resultados del uso de cloroplastos por otras células no fueron bifes de lomo ni tejidos de reemplazo para humanos, sino las cianobacterias, esas algas azuladas que forman filamentos y burbujas en aguas estancadas (y le dan un gusto espantoso). Mírelas con respeto, porque Ud. y su árbol favorito, seguramente el ombú, le deben mucho.
Pero si a ese otro producto de la evolución, la célula animal, se le añade un biotecnólogo japonés como Matsunaga, las cosas pueden volverse más interesantes. Ud. y yo, profundos estudiosos de la taxonomía de Carl von Linné, naturalista sueco del siglo XVIII, estamos acostumbrados a diferenciar animales y vegetales como reinos separados, pero… bienvenido al mundo planimal, lector.
Hasta ahora se pensaba que era imposible copiar a la evolución y diseñar células animales introduciéndoles cloroplastos: los identifican como cuerpos extraños y los digieren. El equipo de Matsunaga quiere reescribir el libreto de la taxonomía. Hacete a un lau’, sueco.
Matsunaga ha desarrollado una técnica para aislar cloroplastos fotosintéticamente activos del alga primitiva Cyanidioschyzony trasplantarlos a células de ovario de hámster chino (CHO). El hamster podrá ser chino, Matsunaga japonés y el alga carecer de pasaporte, pero no viene al caso: las células CHO cultivadas en biorreactores se usan desde hace décadas para fabricar fármacos biológicos, como interferones, eritropoyetina y otras hormonas humanas de alto costo. En Argentina las conocemos desde que se fundó la mítica Biosidus, y manejamos esa tecnología «de taquito».
De ahí a fabricar piel humana de reposición hay un largo camino. La piel es un tejido tridimensionalmente profundo y complejo, vascularizado, lleno de glándulas sudoríparas, bulbos pilosos, fibras musculares eréctiles de los pelos cuando se ven películas de terror o la factura del gas, y sensores de presión, irritación y temperatura. Son estructuras muy ordenadas, y todas hechas de diferentes tipos de células, incluidas las neuronas. Y todo el conjunto está fijado y estabilizado por un andamio mecánicamente muy resistente de células de tejido conectivo productoras de colágeno.
Es imposible cultivar piel verdadera en reactores, y para ir a los bifes, ni hablar de músculos artificales, aún más complejos. Los cultivadores de tejidos de reposición sólo los hacen planos y delgados, tanto que son transparentes, y están formados de unas pocas capas de células de un solo tipo. El obstáculo principal para fabricar tejidos complejos y estructurados listos para su uso ha sido siempre el suministro de oxígeno «en profundidad», en el interior del tejido a sintetizar.
Bueno, los cloroplastos iluminados transforman el dióxido de carbono producido por cualquier célula en azúcares. Y expelen, como desperdicio, un subproducto vital: oxígeno. Matsunaga logró abrir una primer rendija en esta puerta hasta hoy firmemente cerrada a la vida plananimal, ni planta ni animal, pero un poco de lo primero y mucho de lo segundo. Del otro lado de esa puerta podría haber no sólo un bife (verde) con papas, sino órganos cultivados de reposición. Marche un hígado para el señor, que tiene una cirrosis. Sale un riñón para la señorita, que está en insuficiencia renal.
Para eso falta mucho, pero todo camino empieza por un paso, y éste póngale la firma que no será rectilíneo sino lleno de laberintos. «Que sepamos, es la primera vez que se confirma el transporte fotosintético de electrones en cloroplastos trasplantados a células animales», explica el citado profesor Matsunaga, de la Universidad de Tokio.
El transporte de electrones es un proceso clave por el que las plantas y las algas generan energía química, en apoyo de diversas funciones celulares.
El equipo de investigación de Matsunaga consiguió transferir los cloroplastos fomentando la fagocitosis de las células CHO, que es el proceso por el que las células digieren y descomponen sustancias extrañas.
A continuación, el equipo de investigación utilizó microscopía láser de fluorescencia y microscopía de muy alta resolución para captar imágenes transversales de las células y observar cómo se comportaban, tanto las células contenedoras como los cloroplastos contenidos. Comprobaron que los cloroplastos que habían sido absorbidos por las células CHO estaban presentes en el citoplasma, el líquido que llena el interior de la célula, y que algunos de ellos rodeaban el núcleo celular. Tras la absorción de los cloroplastos, las células CHO en un medio nutritivo de cultivo mostraron signos de comportamiento normal: continuaron dividiéndose.
Hasta ahí, todo sobre ruedas.
Otras observaciones realizadas con un microscopio electrónico revelaron que la estructura de la membrana tilacoide de los cloroplastos -que es donde se encuentran las enzimas necesarias para la fotosíntesis- se mantuvo durante al menos dos días. Las mediciones de la actividad fotosintética mediante imágenes microscópicas y modulación de impulsos también confirmaron que el transporte de electrones para la fotosíntesis fue normal durante este periodo.
«Pero nunca faltan encontrones/cuando un pobre se divierte», como dice el Martín Fierro. Al cuarto día de la transferencia, la estructura de la membrana del tilacoide se colapsó y la actividad fotosintética de los cloroplastos disminuyó significativamente. Digamos que las células CHO no estaban tan entusiasmadas con su dieta autógena. En lugar de comer pan, se comieron la panadería.
Esta investigación apunta a nuevas posibilidades en ingeniería de tejidos. Los órganos artificiales, la carne artificial y las láminas de piel fabricadas a partir de múltiples capas celulares tienen un crecimiento limitado cuando el tejido se expone a niveles bajos de oxígeno. Si se pudieran añadir células que incorporaran cloroplastos, sería posible suministrar oxígeno al tejido y promover su crecimiento simplemente iluminándolo, dice Matsunaga. Siendo ciudadano de un país con gran sincretismo religioso, iluminar no en el sentido budista, sino físico.
Pero para lograrlo se necesita una tecnología que permita a los cloroplastos trasplantados mantener la actividad fotosintética durante más tiempo dentro de las células animales. Según el equipo de investigación, en el futuro también será necesario cuantificar la cantidad de oxígeno generada por los cloroplastos trasplantados y la cantidad de dióxido de carbono fijada en el interior de las células animales, lo que puede hacerse mediante una técnica denominada etiquetado isotópico.
El equipo de investigadores proseguirá ahora sus investigaciones, con el objetivo último de crear células «planimales» que tengan capacidades vegetales. Las células planimales, de ser posibles, podrían cambiar las reglas del juego en múltiples sectores, como la investigación médica, la producción de alimentos y la generación de energía.
Comentario de AgendAR:
Como ya se dijo, la parte vegetal de un bife de lomo suelen ser las papas fritas y/o la ensalada. Pero debido al trabajo del profesor Yukihiro Matsunaga, de la Universidad de Tokyo, estas diferencias podrían irse borroneando.
Los animales unicelulares que fotosintetizan como si fueran plantas los inventó la evolución, y hace eras geológicas: son los dinoflagelados. Son posteriores a la aparición de las cianobacterias, las primeras células vegetales fotosintéticas. Los dinoflagelados se propulsan de aquí para allá con su cola, como espermatozoides, pero literalmente se autoalimentan de luz, y navegan invariablemente hacia toda fuente de nitratos y fosfatos que haya en aguas abiertas.
Ser animal o planta no les causa problemas de identidad.
Algunos dinoflagelados no suelen ser buena noticia: debido a descargas cloacales crudas en mares y ríos, cuando proliferan causan mareas rojas que vuelven tóxicos a los organismos filtradores, como mejillones y almejas, e incluso hay veces en dejan tendal de peces muertos. Son la maldición de cualquier playa cuyo municipio carezca de una buena planta de tratamiento de líquidos cloacales. En Argentina, casi todas.
Pero este desarrollo del citado Matsunaga, las células de ovario de hamster fotosintéticas, podrían ser un «game changer» en la producción de comida, de energía y de fabricación de tejidos y órganos artificiales.
Estas células «planimales» no tienen nada que ver con los dinoflagelados: son organismos quiméricos, un invento humano. Como la fotosíntesis es una fuente de oxigeno, algunas células animales colonizadas de modo permanente por cloroplastos podrían cultivarse masivamente en forma de tejido tridimensional, incluso sin una red de sangre circulante que aporte oxígeno.
Por ahora, sólo se pueden cultivar como láminas delgadísimas, que pueden servir como apósitos de base para la regeneración de piel en quemaduras. Pero de esa base a una piel compleja y funcional median meses en los que un quemado grave en buena parte de su superficie corporal está muy expuesto a infecciones.
Adaptando células musculares de vacunos a nutrirse de cloroplastos sería un tiro mucho más largo, un gol de arquero, y seguramente tomará décadas. Si se tiene éxito en ello se podria hacer carne sintética a bajo costo (la actual es carísima y genera más contaminación que la cría de vacunos a pasto). ¿Bifes de lomo verdes? ¿Piel de reemplazo para quemaduras masivas? ¿Órganos complejos?
Se abre un panorama de «tecnología ficción». Falta mucho remar en muchos laboratorios para ello.
Pero desde esta semana, gracias a don Matsunaga, o Matsunaga San, ya no es imposible.