La provincia de Córdoba reestructuró su deuda “sin entrar en default”

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El gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, anunció este lunes que la provincia llegó a un acuerdo con tenedores de bonos extranjerospara implementar cambios en los vencimientos y baja de la tasa de intereses en el proceso de reestructuración de cerca de US$ 1.700 millones. Schiaretti destacó que «cambiar los vencimientos de la deuda significa que en los próximos cuatro años la Provincia deja de erogar US$ 700 millones por capital e intereses que debía, por las condiciones originales de los contratos». «La Provincia ha bajado la tasa de interés respecto a los contratos originales, lo cual le significa un ahorro, desde este año 2021 hasta 2029, de US$ 200 millones». Esta reducción se logró al bajar de un promedio de 7,23% de la tasa de interés de los contratos originales, al 6,08% en promedio de la nueva reestructuración de la deuda, explicó el gobernador. La semana pasada, la provincia modificó los términos de su solicitud de consentimiento para la reestructuración de su deuda en dólares y habilitó un aumento en la tasa de interés ofrecida, así como una oferta de pago en efectivo del 30% de los intereses devengados para los que acepten la oferta. Las modificaciones incluyeron también un nuevo cronograma de pago de los títulos a reestructurar -cerca de US$ 1.700 millones en tres bonos con vencimiento en 2021, 2024 y 2027- con el objetivo de alcanzar la aceptación necesaria en las cláusulas de acción colectiva (CACs) y, así, cambiar esa deuda por nuevos títulosbajo las condiciones acordadas. El mandatario estuvo acompañado por el Comité de Renegociación, equipo responsable de llevar adelante las negociaciones con los acreedores, integrado por el ministro de Finanzas, Osvaldo Giordano, el ministro de Obras Públicas, Ricardo Sosa, el presidente del Banco de Córdoba, Daniel Tillard, y el secretario de financiamiento, Roque Spidalieri.

El gobierno anuncia la reapertura de las exportaciones de maíz

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Minutos antes de la medianoche, y del comienzo de un paro de los productores agrarios que incluye el cese de la comercialización de granos, el Ministerio de Agricultura a cargo de Luis Basterra anunció un acuerdo entre exportadores de cereales y productores de carnes que garantiza el abastecimiento del maíz al mercado interno.

Así, resuelve «dejar sin efecto provisoriamente la medida de suspensión de registros de exportaciones«. El comunicado oficial reconoce que aún no se logró definir ni cantidades ni precios. Por ello, desde este martes 12 empezará a trabajar una mesa entre los negociadores privados y el Estado, a fin de «elaborar propuestas para desacoplar los precios internacionales de los domésticos«.

El comunicado del Ministerio de Agricultura destaca que hubo «intensas negociaciones con representantes del Consejo Agroindustrial Argentino (CCA), incluidos dirigentes de Maizar, CIARA, CEC, y de las producciones aviar, entre otras«. Este acuerdo ya se había alcanzado en la reunión que ambas partes mantuvieron el jueves pasado. Así consta en un comunicado que envió el ministerio tras el encuentro. Por eso llama la atención la demora en reabrir nuevamente las exportaciones, y que el anuncio se haga minutos antes del inicio de la protesta convocada por la Sociedad Rural Argentina, la Federación Agraria Argentina y Confederaciones Rurales Argentinas. Coninagro, aunque se pronunció en contra del cepo a las ventas al exterior de maíz, no adhiere a la protesta. Ante este minué de marchas y contramarchas, los conocedores de la actividad rural hablan de «halcones y palomas» en ambos lados de la discusión. El ministro Basterra, dicen, desde el comienzo se inclinó por favorecer la negociación que proponía el Consejo Agroindustrial Argentino, que reúne a las grandes comercializadoras y sectores vinculados a los biocombustibles. Como señaló AgendAR en numerosas notas, el CAA durante varios meses se ha reunido con el presidente, la vicepresidenta, el presidente de la Cámara de Diputados y varios gobernadores para impulsar una política exportadora. No es de extrañar que hiciera todo lo posible para lograr un acuerdo en este tema. En cambio la Mesa de Enlace -con la excepción de Coninagro- refleja más el clima hostil al gobierno que se expresa en las asambleas rurales en varias localidades de la Pampa húmeda. A su vez, los «halcones» (no mencionados) en el gobierno le hicieron difícil a Basterra conseguir la aprobación del -tentativo- acuerdo. De ahí la demora en el anuncio de la reapertura de las exportaciones. Como sea, en opinión de AgendAR esa medida era una mala idea, con demasiadas consecuencias negativas -entre ellas la disminución de la recaudación fiscal- para conseguir un objetivo deseable: que la carne, el alimento favorito de los argentinos, no siga aumentando.

Ya se distribuye el suero equino hiperinmune en hospitales y sanatorios

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Su nombre comercial es «CoviFab», una inmunoterapia desarrollada en Argentina, basada en anticuerpos policlonales que demostró reducir en un 45% la mortalidad, en un 24% la necesidad de internación en terapia intensiva y en un 36% el requerimiento de asistencia respiratoria mecánica en pacientes con enfermedad moderada a severa.

El suero equino hiperinmune desarrollado por investigadores argentinos para el tratamiento de pacientes adultos con cuadros moderados a severos de covid, que la ANMAT aprobó a fines de diciembre, estará disponible a partir de hoy lunes para su uso hospitalario y bajo prescripción para las clínicas, obras sociales, prepagas o ministerios de salud que lo soliciten. Así lo confirmó Fernando Goldbaum, director del Centro de Diseño e Ingeniería de Proteínas de la Universidad Nacional de San Martín (CRIP-UNSAM) y socio fundador de la empresa biotecnológica Inmunova -dos de las instituciones desarrolladoras del proyecto- quien precisó que el medicamento estará disponible «con alcance nacional» en cuestión de «horas o días». Está previsto que hoy el presidente Alberto Fernández visite la UNSAM, en señal de reconomiento por este logro de científicos, técnicos y empresarios argentinos. AgendAR ha seguido su desarrollo a lo largo de estos meses, por ejemplo aquí y aquí, y ha dicho que es la opción terapéutica para el covid más importante desarrollada en Argentina. También ha dicho que su eficacia depende en gran medida que se administre en las primeras semanas de la enfermedad. «En pacientes que están empeorando y no desarrollan propia respuesta inmune a tiempo, el suministro de anticuerpos en forma exógena por esta inmunoterapia pasiva permite evitar la proliferación viral y darle tiempo al paciente para desarrollar su propias defensas, evitando la inflamación respiratoria generalizada que provoca esta enfermedad», explicó Goldbaum. Este estudio clínico de fase 2/3 que arrojó estos resultados y en el que se basó la Anmat para el «registro en condiciones especiales» de este medicamento, implicó además «demostrar por primera vez a nivel mundial que una inmunidad pasiva basada en anticuerpos tiene un efecto clínicamente relevante en pacientes severos hospitalizados».
Se trata de "CoviFab", una inmunoterapia innovadora basada en anticuerpos policlonales.
«Es el primer tratamiento innovador para esta enfermedad desarrollado en Argentina», agregó este bioquímico con un doctorado en Inmnunología de la UBA e investigador del Conicet. El estudio clínico sobre 242 pacientes adultos (18 a 79 años) permitió comprobar «de manera contundente» que el medicamento es «muy seguro y sus efectos adversos, muy leves», lo que resultó determinante para la aprobación de la Anmat. A nivel mundial se están realizando ensayos clínicos con sueros equinos en Brasil, México y Costa Rica, pero en estadios «menos avanzado que el nuestro». Tres son las principales características de este suero: aporta inmunidad pasiva y anticuerpos policlonales generados por hiperinmunización. «Un tratamiento por inmunidad pasiva significa que a los pacientes se les suministra anticuerpos generados en otro organismo, en este caso, un equino que fue hiperinmunizado por una proteína que funciona como antígeno y es la que utiliza el virus (de la Covid-19) para entrar a la célula», explicó. En tanto la hiperinmunización es una respuesta inmune «similar a la que produce la vacunación» pero generadas «con dosis muy altas» de la proteína que funciona como antígeno, que es inoculada «muchas veces» en el equino para que «produzca gran cantidad de anticuerpos que luego son procesados biotecnológicamente para obtener fragmentos muy seguros que no producen efectos adversos y conservan una muy alta capacidad neutralizante». Por otro lado, Goldbaum explicó que los anticuerpos pueden ser «monoclonales» o «policlonales», como los que aporta este suero hiperinmune. «Policlonal es la respuesta de un organismo inmunocompetente que, enfrenado a un antígeno determinado, activa muchos clones capaces de responder a él, mientras que los anticuerpos monoclonales provienen de un solo clon», explicó.
Comienza la distribución del suero equino hiperinmune desarrollado en Argentina.
«En este caso usamos anticuerpos policlonales porque, al reconocer al antígeno de diferentes formas, genera mayor potencia, mayor capacidad neutralizante y menor posibilidad de que los mutantes no sean neutralizados», agregó. El científico explicó también que este tratamiento puede ser «eventualmente complementario» de otros como el suero de pacientes convalecientes -comúnmente llamado «plasma» de personas recuperadas- o los anticuerpos monoclonales que se están desarrollando «en EEUU, Corea y otros países». «Hay varios estudios y productos que demuestran que el plasma de convaleciente y el uso de anticuerpos monoclonales podrían tener algún efecto en pacientes leves», dijo. Pero en cambio, «un estudio realizado en el argentino en Hospital Italiano demostró que el plasma de convaleciente no es efectivo con pacientes de Sars-Cov-2 en categoría severa» -como si lo ha demostrado el CoviFab-, es decir, en aquellos «que ya ha desarrollado una neumonía y necesita algún tipo de suministro de oxígeno». En el caso de los pacientes denominados «críticos», aquellos que están en terapia intensiva con asistencia respiratoria mecánica, no se ha demostrado todavía la efectividad y seguridad de este suero equino. «Queda a criterio médico si lo prescribe para cuadros críticos, pero no es una recomendación explícita que salga ni del estudio ni de la autorización de la Anmat». Actualmente, el laboratorio el Instituto Biológico Argentino (BIOL) «está produciendo alrededor de12.000 tratamientos por mes», lo que representó para la empresa «un esfuerzo enorme de duplicar la capacidad de producción de la planta» en diez meses y hacer una fuerte inversión a riesgo. «Que esto cubra o no las necesidades del sistema de salud argentino en un eventual nuevo pico, depende de cómo evolucione la cantidad de pacientes hospitalizados que sean de moderados a severos; pero si eso está en el orden del 5% estaríamos bien porque 12.000 es un 5% de 240 mil (eventuales casos)». Por otro lado, no se descarta que Argentina pueda exportar su suero equino, aunque eso «dependerá de la capacidad de producción y la demanda del sistema sanitario argentino». «Nosotros nos pusimos a atender primero la demanda interna y si hubiera excedente, seguramente vamos a exportar pero también estamos en comunicación con otros países para exportar el ‘know how’ y establecer alianzas para aumentar la producción». El suero equino hiperinmune es fruto del trabajo de articulación público-privada encabezado por el laboratorio Inmunova, BIOL, la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud «Dr. Carlos G. Malbrán» (Anlis), con la colaboración de la Fundación Instituto Leloir (FIL), Mabxience, Conicet y la Unsam. La distribución y comercialización se hace a través del laboratorio Elea.

Google, Apple y Amazon suspenden a la red social Parler, popular entre los seguidores de Trump

Apple y Amazon anunciaron el 9 de noviembre la suspensión de la red social Parler de su ‘App Store’ y servicio de alojamiento web, respectivamente. Horas antes, Google también había bloqueado la aplicación. Parler se ha popularizado entre conservadores y partidarios de la extrema derecha en EE. UU., especialmente tras las elecciones del 3 de noviembre, debido en gran parte a la falta de regulación de la plataforma ante contenidos que incitan a la violencia. Las consecuencias del asalto al Capitolio el miércoles 6 de enero siguen teniendo su eco en el mundo digital. Primero fueron Twitter y Facebook quienes bloquearon y eliminaron las cuentas del presidente saliente, Donald Trump. Y ahora los principales gigantes tecnológicos de Silicon Valley suspenden de sus plataformas y sistemas informáticos a la red social Parler, de ascendente popularidad entre seguidores del mandatario. Parler no prohíbe el «discurso de odio» y no tiene ningún tipo de filtro contra informaciones falsas, lo que ha propiciado un crecimiento exponencial de los usuarios de esta red social, creada en 2018 y vista como una alternativa a Twitter y Facebook por muchas personas de extrema derecha cuyos mensajes han sido vetados en las otras plataformas. A partir de la derrota de Donald Trump en las pasadas elecciones presidenciales celebradas el 3 de noviembre, Parler vio cómo sus usuarios aumentaron drásticamente hasta alcanzar los diez millones, lo que prácticamente dobla el número de suscriptores de la plataforma previo a los comicios. Ahora, la compañía asegura que se trata de una maniobra contra la libre expresión: «Este fue un ataque coordinado de los gigantes de la tecnología para matar la competencia en el mercado. Puedes esperar que la guerra por la competencia y la libertad de expresión continúe, pero no nos cuenten afuera», declaró el presidente ejecutivo de Parler, John Matze, tras conocer la noticia.
John Matze, CEO de Parler

Miden niveles de coronavirus en aguas cloacales y recreativas

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Investigadores del CONICET comprueban eficacia de una técnica que ya están utilizando en la provincia de Neuquén.

Científicos de Neuquén comprobaron la eficacia de una técnica convencional de laboratorio para detectar la presencia del nuevo coronavirus (SARS-CoV-2) en aguas. Ya la están usando para analizar aguas recreativas y cloacales con el objetivo de obtener datos epidemiológicos de la población. “De once técnicas convencionales que probamos, una sencilla de emplear y económica demostró tener un alto nivel de eficiencia para la recuperación del coronavirus SARS-CoV-2. Actualmente estamos utilizándola como una herramienta de vigilancia ambiental de las infecciones de COVID-19 en la provincia de Neuquén, como así también para monitorear la calidad virológica de aguas superficiales que son utilizadas con fines recreativos”, indicó la doctora Patricia Barril, primera autora del estudio e investigadora del CONICET en el Centro de Investigación y Asistencia Técnica a la Industria (CIATI), en Centenario, Neuquén. Los investigadores que participaron del estudio analizaron muestras de aguas residuales tomadas de la planta principal de tratamiento de efluentes cloacales de la ciudad de Neuquén. Y constataron que una técnica, basada en precipitación con un compuesto llamado policloruro de aluminio (PAC), resultó ser la más eficiente para la recuperación de virus a partir de las muestras de agua. En un segundo paso, los científicos emplearon en muestras de agua lo que se conoce como “PCR en tiempo real” o RT-qPCR, la misma técnica que permite amplificar, detectar y también medir niveles de material genético del virus después de los hisopados. Actualmente, en conjunto con la Subsecretaria de Recursos Hídricos de la provincia de Neuquén y el Ente Provincial de Agua y Saneamiento, los investigadores llevan adelante un monitoreo sistemático de efluentes cloacales de la provincia. “El muestreo se está realizando en distintos puntos de la red cloacal con el objeto de poder correlacionar la vigilancia ambiental con los casos clínicos georreferenciados. Asimismo, estamos analizando la presencia de coronavirus en aguas superficiales que se ven afectadas por el vuelco de efluentes cloacales tratados”, indicó la doctora Barril, integrante del Laboratorio de Microbiología de los Alimentos que lidera el doctor Juan Martín Oteiza en CIATI. En los últimos muestreos realizados, los científicos detectaron un aumento en la cantidad de virus presentes en los efluentes de la ciudad de Neuquén, lo que se correlaciona con un aumento en el número de casos registrados. Del estudio, publicado en “The Science of the Total Environment”, también participaron Luis Pianciola y Melina Mazzeo, del Laboratorio Central “Mg. Luis Alfredo Pianciola” del Ministerio de Salud de la Provincia de Neuquén; María Julia Ousset, de la Universidad Nacional del Comahue; María Virginia Jaureguiberry, Mauricio Alessandrello y Juan Martín Oteiza, del CIATI; y Gloria Sánchez, del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos, en Paterna, España.

«Seis de cada diez infectados de covid se contagiaron de un asintomático»

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Un estudio hecho en Estados Unidos reveló que el 35% de los transmisores del Covid-19 son “presintomáticos” y 24% nunca tuvo síntomas.

La transmisión de coronavirus se ha convertido en uno de los principales focos de estudio para los científicos de todo el mundo. Sobre uno de los aspectos que más controversia y dudas que hay es si los pacientes asintomáticos contagian. La revista JAMA Internal Medicine había publicado un estudio el año pasado que sugería que la carga viral de estos pacientes es muy similar a la de aquellos que presentan síntomas, por lo que abogaba por el aislamiento como medida necesaria en todos los contagiados, independientemente de los síntomas que presenten.
Según la investigación, aproximadamente el 59% de las personas estudiadas (que tenían Covid-19) se contagiaron el virus de asintomáticos. La transmisión fue de 35% de individuos presintomáticos y 24% de individuos que nunca tuvieron síntomas. Los investigadores aseguran que «la infecciosidad máxima se produjo al comienzo de la aparición de los síntomas y que las personas infectadas que nunca desarrollan síntomas son un 75% más infecciosos que aquellos que desarrollan síntomas». Miriam Bruno, jefa de infectología del Hospital Durand, asegura que el mayor problema son los «oligosintomáticos». «En su gran mayoría son jóvenes que tienen alguna molestia en la garganta y o una tosesita y no les dan importancia. Y aún así salen igual y se juntan con otros como no si tuvieran nada«. Explicó que además están «los presintomáticos que también contagian. Y en jóvenes también es peligroso porque «ellos se reunen en lugares cerrados y no se cuidan. Después se ven con personas de riesgo y esto hace que la curva de internados aumente«. El nuevo estudio publicado por Jama respondería la duda sobre si los asintomáticos son los principales transmisores “silenciosos” del virus o si su contribución en lo que respecta a la transmisión del virus es inferior a la de los sintomáticos y pre-sintomáticos. La respuesta es que sí, los asintomáticos, especialmente los jóvenes, tienden a volverse los «supercontagiadores» principales.

Lo que viene: la aplicación – pasaporte – certificado de vacunación

Este artículo de CNN-Business habla de un desarrollo inevitable en el futuro próximo en los EE.UU. y también en la Unión Europea. Y, muy poco después, en la Argentina:

«Ahora que las vacunas contra el coronavirus están comenzando a implementarse en los EE. UU. y en el extranjero, muchas personas pueden estar soñando con el día en que puedan viajar, comprar e ir al cine nuevamente. Pero para realizar esas actividades, es posible que eventualmente necesiten algo además de la vacuna: una aplicación / pasaporte que acredite que está vacunado. Varias empresas y grupos de tecnología han comenzado a desarrollar aplicaciones o sistemas para teléfonos inteligentes para que las personas carguen detalles de sus pruebas y vacunas de Covid-19, creando credenciales digitales que podrían mostrarse para ingresar a salas de conciertos, estadios, cines, oficinas o incluso países. Common Trust Network, una iniciativa de la organización sin fines de lucro The Commons Project y el Foro Económico Mundial con sede en Ginebra, se han asociado con varias aerolíneas, incluidas Cathay Pacific, JetBlue, Lufthansa, Swiss Airlines, United Airlines y Virgin Atlantic, así como con cientos de sistemas de salud. en los Estados Unidos y también en el gobierno de Aruba. La aplicación CommonPass creada por el grupo permite a los usuarios cargar datos médicos como el resultado de una prueba Covid-19 o, eventualmente, una prueba de vacunación por parte de un hospital o profesional médico, generando un certificado de salud o pase en forma de código QR que se puede mostrar a las autoridades sin revelar información confidencial. Para viajar, la aplicación enumera los requisitos del pase de salud en los puntos de salida y llegada según su itinerario. «Puedes hacerte la prueba cada vez que cruzas una frontera. No tienes que ser vacunado cada vez que cruzas una frontera», dice Thomas Crampton, director de marketing y comunicaciones de The Commons Project. Hizo hincapié en la necesidad de un conjunto de credenciales simple y fácilmente transferible, o una «tarjeta amarilla digital», en referencia al documento en papel que generalmente se emite como prueba de vacunación. Las grandes empresas tecnológicas también se están sumando. IBM desarrolló su propia aplicación, llamada Digital Health Pass, que permite a las empresas y lugares personalizar los indicadores que requerirían para ingresar, incluidas pruebas de coronavirus, controles de temperatura y registros de vacunación. Las credenciales correspondientes a esos indicadores se almacenan en una billetera móvil. En el esfuerzo por volver a la normalidad después de que las vacunas se distribuyan ampliamente, los desarrolladores enfrentan otros desafíos, que van desde problemas de privacidad hasta representar la eficacia variada de diferentes vacunas. Pero el desafío más urgente puede ser simplemente evitar la implementación inconexa y el éxito mixto del intento anterior de la tecnología para abordar la crisis de salud pública: las aplicaciones de rastreo de contactos. Al principio de la pandemia, Apple y Google dejaron de lado su rivalidad con los teléfonos inteligentes para desarrollar conjuntamente un sistema basado en Bluetooth para notificar a los usuarios si habían estado expuestos a alguien con Covid-19. Muchos países y gobiernos estatales de todo el mundo también desarrollaron y utilizaron sus propias aplicaciones, no necesariamente compatibles. Para fomentar una mejor coordinación esta vez, la Fundación Linux se ha asociado con la Iniciativa de Credenciales Covid-19, un colectivo que representa a docenas de organizaciones en los cinco continentes y también está trabajando con IBM y CommonPass para ayudar a desarrollar un conjunto de estándares universales. para aplicaciones de credenciales de vacunas. «Si tenemos éxito, cualquiera debería poder decir: tengo un certificado de vacuna en mi teléfono que obtuve cuando me vacunaron en un país, con un conjunto completo de sus propias prácticas de gestión de la salud … que utilizo para subirme a un avión a un país completamente diferente y luego presenté en ese nuevo país una credencial de vacunación para poder ir a ese concierto para el cual la asistencia estaba limitada a aquellos que han demostrado que han tenido la vacuna «, dijo Brian Behlendorf, director ejecutivo de la Fundación Linux. «Debería ser interoperable de la misma manera que el correo electrónico es interoperable, de la misma manera que la web es interoperable», dijo. «En este momento, nos encontramos en una situación en la que hay algunas partes móviles que nos acercan a eso. Creo que hay un compromiso sincero de todos en la industria». Parte de garantizar un uso amplio de los pasaportes de vacunas es tener en cuenta el gran subconjunto de la población mundial que todavía no usa ni tiene acceso a teléfonos inteligentes. Algunas compañías dentro de la Iniciativa de Credenciales Covid-19 también están desarrollando una tarjeta inteligente que encuentra un término medio entre los certificados tradicionales de vacunas en papel y una versión en línea que es más fácil de almacenar y reproducir. «Para nosotros se trata de cómo se puede almacenar esa credencial digital, se puede presentar, no solo a través de teléfonos inteligentes, sino también de otras formas para aquellas personas que no tienen acceso a Internet estable y también que no poseen teléfonos inteligentes». dijo Lucy Yang, codirectora de la Iniciativa de Credenciales Covid-19. «Lo estamos investigando y hay empresas que están haciendo un trabajo realmente prometedor. Una vez que construyan un pasaporte para vacunas, las empresas deberán asegurarse de que las personas se sientan cómodas usándolo. Eso significa enfrentar las preocupaciones sobre el manejo de información médica privada. CommonPass, IBM y la Fundación Linux han enfatizado la privacidad como un elemento central de sus iniciativas. IBM dice que permite a los usuarios controlar y dar su consentimiento para el uso de sus datos de salud y les permite elegir el nivel de detalle que desean proporcionar a las autoridades. Con las vacunas fabricadas por múltiples compañías en varios países en diferentes etapas de desarrollo, hay muchas variables que los fabricantes de pasaportes deberán tener en cuenta. «Un punto de entrada, como una frontera, querrá saber, ¿recibió la vacuna Pfizer, recibió la vacuna rusa, recibió la vacuna china? Tampoco está claro qué tan efectivas son las vacunas para detener la transmisión del virus, dice la Dra. Julie Parsonnet, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Stanford. Por lo tanto, si bien una aplicación de pasaporte de vacunas mostrará que recibió la vacuna, es posible que no sea una garantía de que asista a un evento o tome un vuelo de manera segura. «Todavía no sabemos si las personas vacunadas pueden transmitir la infección o no», dijo a CNN Business. «Hasta que eso se aclare, no sabremos si los ‘pasaportes’ serán efectivos». Aún así, Behlendorf anticipa que la implementación y adopción de pasaportes de vacunas sucederá con bastante rapidez una vez que todo esté en su lugar y espera que una variedad de aplicaciones que pueden funcionar entre sí estén «ampliamente disponibles» en la primera mitad de 2021. «Tenga la seguridad, los nerds están en eso».» —————————————————————————————————— Una reflexión de AgendAR: la acreditación de haber recibido una de algunas de las vacunas anti-Covid autorizadas por agencias regulatorias estatales debidamente coordinadas entre sí se perfila como legalmente necesaria. Y eso pese a que no se sepa si las vacunas realmente cortan el contagio. Y es que la limitación de transmisibilidad no figura como «endpoint», o meta a cumplir, en ninguno de los estudios de fase III terminados o en curso en el mundo. Por sentido común profesional, como recomienda el Dr. Anthony Fauci, director desde los ’80 del NIAID (National Instituto of Allergy and Infectious Diseases de los EEUU), para generar «inmunidad de manada», es decir una sociedad global que ofrezca una resistencia casi perfecta a la transmisión del SARS CoV2, se necesitará la vacunación de entre el 80% y el 90% de la población de la población mundial. Las presunciones de Fauci allá a comienzos de la pandemia eran mucho menores: suponía que alcanzaría con un 60% de vacunados, y suponiendo vacunas casi perfectas, con eficacias cercanas o superiores al 90% demostradas en fase III. Pero al igual que la mayoría de los infectólogos de fuste, Fauci fue modificando su criterio del límite estadístico donde la «inmunidad de manada» se vuelve una fuerza efectiva a medida que esta zoonosis recientemente adquirida por la humanidad fue mostrando sus facetas desconocidas y socialmente más peligrosas. Entre ellas, su enorme capacidad de «contagio silencioso» a través de la población juvenil (e incluso infantil) asintomática, o casi asintomática, o presintomática. Fauci, ciudadano de un país donde a principios de la pandemia las encuestas medían un 60% de estadounidenses remisos a la vacuna, hoy se atreve a hablar de la necesidad de un 80 o 90% de vacunación nacional porque, a fuerza de entierros, los «antivaxxers» -al menos los no muy fundamentalistas- han ido disminuyendo: muchos murieron, y los más vieron morir a demasiados compatriotas de su misma lana por estupideces como amucharse o no usar tapabocas. Como dice el Martín Fierro: «No hay cosa como el peligro/pa’ refrescar a un mamao». Hoy los «antivaxxers» estadounidenses se han reducido al 40%, y se prevé que, fuera de algunas comunidades que viven dentro de «tupperwares ideológicos» especialmente blindados, sigan a la baja a medida que las vacunas muestren su efectividad. Pero es mucho más seguro que la fuerza de cambio sean los estados y las corporaciones, que o logran restablecer cierta «nueva normalidad» educativa, económica y tributaria, o revientan. Y por ello serán la fuerza motriz de las diversas formas de pasaporte sanitario respecto del Covid. Y eso es inevitable incluso en sociedades como la estadounidense, donde el «libertarismo» ideológico ha impedido, desde la propia constitución, que el estado federal emita documentos nacionales de identidad. Por ello, en los trámites municipales, los contractuales e incluso en las transacciones inmobiliarias, la identificación de las personas se hacen con una licencia de conductor, o con un número de seguridad social. Pero a los autodenominados «americanos» se les vienen encima no sólo las vacunas sino las apps, o las tarjetas que las certifiquen. La explicación es evidente: todo OK con la libertad del que no se vacuna y no vacuna a sus hijos. Pero yo también tengo la libertad de que ese tipo/a no se suba a mi avión, no trabaje en el escritorio contiguo al mío, y no mande a sus hijos no vacunados a infectar a los míos a la escuela. Libertad, pero para todos. Y tiene un precio. En los países anglosajones esto ya se condensó en una consigna muy sintética: «jab or job» (pinchazo o trabajo). En castellano derecho: si no te vacunás, que te contrate Magoya. La eficacia de estos certificados de vacunación irá creciendo desde muy abajo. ¿Por qué? Porque el licenciamiento de las vacunas hoy en fase III o por completarla dará inicio a lo que se llama «fase IV», o de fármacovigilancia, en la que cada una de ellas se suministra, según su orden de arribo, su facilidad de fabricación, de distribución y también a su precio, a centenares e incluso miles de millones de personas. En esta nueva etapa se vuelve inevitable que cada fórmula exprese en números mucho más fiables que los actuales su efectividad real, e incluso que surjan a la superficie los problemas de seguridad que quedaban ocultos en las respectivas fases III. Nuevamente, por matemáticas. Los estudios de fase «a doble ciego» para licenciar vacunas se hicieron inevitablemente de apuro y han involucrado entre 30.000 a 60.000 personas por fórmula. Todas las vacunas licenciadas o por licenciar tienen pendientes la realización de «trials» especiales, de mayor potencia estadística, para poblaciones especiales, particularmente los mayores de 60; y máxime con una virosis que se ha mostrado especialmente «mataviejos». Las comparaciones no estarán libres de interferencias corporativas, gubernamentales y mediáticas, que embarrarán deliberadamente la cancha. Pero, también por pura necesidad corporativa y de gobierno, en los próximos 2 o 3 años se empezarán a perfilar las mejores vacunas, e incluso se las podrá ranquear en orden descendente por su capacidad para cortar el contagio. Por ahora, mientras no haya estudios «ad hoc» sobre transmisibilidad, el sentido común infectológico supone que las buenas vacunas en despliegue podrían empezar a mitigar el contagio al ir disminuyendo la circulación viral comunitaria. Es aritmética, no biología. Pero se sabe que la biología, a diferencia de la física, se rige por matemáticas sumamente enrevesadas, complejas y a veces refractarias a la modelización computacional. Y pese a las idioteces conspiranoicas pseudocientíficas en circulación, como el Corbett Report, mucho más sofisticado que las patrañas de los antivacunas criollos, el macaneo irá a la baja. Porque con una inmunidad de rebaño que parece sólo alcanzará su eficacia con un casi 90% de vacunación universal, hoy todavía impensable, la tolerancia social, laboral y educativa para con los «antivaxxers» sólo lograría que tengamos que seguir años y años parando todo a toque de silbato, y volviendo a las catacumbas del ASPO o del DISPO con cada rebrote. Ya alcanza con los cuellos de botella del licenciamiento, amén de los de la fabricación de suficientes vacunas, más los cuellos de botella añadidos por sus dificultades de distribución, amén de la eventual baja eficacia de algunas de ellas, para que tengamos garantizado (y esto lo dice la Organización Mundial de la Salud) que el SARS CoV2, en lugar de desaparecer como especie viral, siga en circulación, aunque más reducida, y matando gente aquí y allá, y estropeando la vida económica, afectiva y social del resto. No se necesitan, como asegura el Corbett Report, chips intradérmicos para la identificación de los vacunados. Nadie exigirá que hagamos cambios en nuestros cuerpos. Tampoco harán falta apps dependientes de celulares inteligentes, recursos a lo sumo válidos para quienes pueden/quieren comprarlos. Por el contrario, confiamos en algo tan aparentemente bobo como el papel moneda y también en nuestros DNIs y pasaportes, porque tienen recursos gráficos de altísima resolución, tintas invisibles salvo bajo iluminación ultravioleta o infrarroja, y bandas magnéticas de seguridad. ¿Son «truchables» nuestros billetes y nuestros plásticos? Absolutamente sí, pero a costa de bastante plata, tecnología y organización, por ahora únicamente accesibles a estados delincuentes, o a organizaciones sub-estatales como las maffias más poderosas. No nos imaginamos que la N’Draghetta o los cárteles narcos de México y Colombia vayan a arriesgar recursos o aumentar sus riesgos en proteger a los no vacunados. Los no vacunados hoy hacen que el país más vacunado de la Tierra, Israel, tenga una bomba de tiempo infectológica imposible de desactivar. Efectivamente, la comunidad ortodoxa «haredim» no se vacuna, no usa tapabocas y practica una vida de ceremonias que implican amuchamiento multitudinario, por lo cual pese a ser el 10% de la población nacional, tienen el 40% de los infectados de Covid-19. En EEEUU es todavía inmedible la cantidad de «antivaxxers» dispuestos a defender con las armas sus cuerpos de vacunas satánicas que les inyectarán microchips para teledirigirlos, como pregonan. Pero están a la baja. Por el contrario, somos muchos quienes pagaremos gustosos el incordio de llevar encima un plástico más u otra app en el celular. Y eso a cambio de poder salir de la cueva de nuestros departamentos, abrazar a nuestros amigos sin matarlos, y hacer uso efectivo y pleno del cacho de mundo a nuestro alcance, durante el cacho de vida que nos queda.  

“Las playas de la Costa Atlántica pierden más de un metro por año”

El director del Instituto de Geología de Costas y del Cuaternario -de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires-, Federico Isla, advirtió que “no se respeta” la ley N° 8.912 de ordenamiento y uso de suelos que prevé dejar los primeros 150 metros costeros libres de forestaciones y urbanizaciones, y que los principales playas bonaerenses están perdiendo “de medio a más de un metro de playas por año”.


“Ya salió la ley de glaciares, está por salir la ley de humedales, pero nunca salió la ley de costas porque hay muchos intereses en juego. La costa es un gran negocio para los municipios”, apuntó Isla.
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Según lo indicado por el titular del organismo que pertenece a la Universidad Nacional de Mar del Plata y a la Comisión de Investigaciones Científicas bonaerense (CIC), los partidos más afectados por la erosión costera son el Partido de la Costa, Mar Chiquita, Villa Gesell, Pinamar y Necochea.
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Isla explicó que se está perdiendo patrimonio provincial como “lotes, terrenos, que van quedando bajo el agua”. “Se destruyen los balnearios”. Y agregó: “Por otro lado, hay gente que ya no entra a su casa por la calle, sino que lo hace por la playa. Hay avenidas costaneras que se las comió el mar”.
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La situación afecta a todos los distritos costeros de la provincia, desde el Partido de la Costa hasta Carmen de Patagones, y “en los últimos tiempos hubo problemas de erosión en costas de la Patagonia, playas que son de grava”.

Este fenómeno, según divulgó la CIC, se debe tanto a causas naturales como a cuestiones vinculadas a la intervención humana. Al respecto, el investigador afirmó que “las tormentas y sudestadas son cada vez más usuales”, lo que genera un incremento en la frecuencia y en la altura de las olas.

Playas erosionadas

Asimismo, subrayó que las playas de Pehuen Có, Marisol y Claromecó están teniendo erosión a pesar de que no llegan sudestadas. Luego de 48 horas de viento sur se generan olas de tamaño considerable que se descargan sobre los médanos, los protectores naturales del ecosistema.

El geólogo también se refirió al aumento del nivel del mar. “El IPCC en último ejercicio dijo que debido a derretimiento de los glaciares -que es indefectible- espera que para el año 2100 de mínima el nivel del mar va a aumentar 40cm, y en un escenario pesimista prevén un aumento de 80cm”.

Equilibrio natural

Del mismo modo, Isla explicó que si bien las playas cuentan con la capacidad de reponerse naturalmente debido a que la arena que se retira vuelve a su lugar con el debido tiempo, las tormentas débiles seguidas provocan que la erosión sea más seguida que una tormenta fuerte.

Sin embargo, existe por otro lado la intervención humana. El especialista indicó que “el problema de la erosión es común en el mundo porque se construye donde no se debería construir”. “Los puertos, por ejemplo, obstruyen la deriva litoral. Además, hay un mal manejo de los balnearios que mueven la arena y esto es contraproducente”.

Sobreforestación

Un ejemplo de mal gestión de las playas se puede observar en Villa Gesell, Valeria del Mar o Pehuen Có, donde el principal problema fue la sobreforestación de la primera línea de dunas, lo que causó que se perdiera el movimiento natural que tiene esa arena provocando que quede retenida en la forestación y no vuelva a la playa.

El geólogo destaco que es necesario modificar la ley actual, precisando que “hace unos años logramos que se pusieran de acuerdo los municipios, la provincia y los científicos para sacar la Ley de manejo costero de la provincia, pero hay muchas urbanizaciones que se están realizando y esto detuvo el proyecto”.


  Una reflexión al respecto de AgendAR: la ley de manejo costero en la provincia de Buenos Aires sigue siendo burlada por la llamada «maffia de la arena», un grupo de constructoras e inmobiliarias que, generalmente bajo protección municipal y policial, sigue robando millones de toneladas de este material para fabricar el hormigón con que se construye edificación (ilegal) incluso sobre la primera línea de médanos. Los médanos son -donde todavía persisten- la caja de seguridad que fondea el stock de arena de las playas, una cuenta corriente de la cual las fuerzas naturales del viento, la lluvia, las sudestadas y la «corriente de deriva» ponen y sacan arena constantemente. El equilibrio relativo de las playas bonaerenses, enormes y anchas hasta los años ’50 y ’60  se mantuvo, gracias a los médanos, hasta que entraron en juego varias fuerzas erosivas. Una de ellas fue el aumento del nivel marino, secundario al recalentamiento global, que se disparó notablemente en los ’70. El Atlántico (y todos los océanos, mares y otros cuerpos de agua) aumentan de volumen al atrapar calor en sus capas superficiales. Pero además la cantidad de agua marina es mayor, por derretimiento de hielos continentales en la Antártida, en Groenlandia y en las grandes cordilleras de todos los continentes. Desde inicios de la revolución industrial hasta la década de los ’60 en el siglo XX, cuando la atmósfera mundial pasó de 290 partes por millón de dióxido de carbono a 360 ppm, la suma de calor atrapado y de derretimiento glaciario venía haciendo subir 1,7 mm. por año el nivel marino promedio mundial. Pero desde los años ’70 el C02 atmosférico se disparó con nuevos añadidos de carbono fósil y acaba de superar las 410 ppm., con lo que los mares de todo el mundo están subiendo, en promedio, 3 mm. por año. En realidad, las costas argentinas se vienen salvando de erosiones mayores porque están sometidas a un ascenso «en bloque» de su basamento geológico pétreo, que es de 2 mm. por año. Este pequeño salvavidas de la geología mitiga el impacto del ascenso del nivel marino, pero no lo neutraliza en absoluto. La cuenta sigue dando ascenso neto. Y de acuerdo a la pendiente de cada tipo de costa, en Argentina cada centímetro extra de nivel marino relativo implica la pérdida de hasta 10 metros de playa, si ésta es de baja pendiente. De esto no se puede responsabilizar mayormente a los argentinos, porque siendo pocos y viviendo en un país enorme pero con poca industria, nuestra contribución al recalentamiento global es ínfima. Sin embargo, las fuerzas erosivas mayores que se ven en las costas argentinas son obra directa de los argentinos, y en general, locales, habitantes de los balnearios. Por un lado está el robo sistemático de arena: no hay ciudad balnearia bonaerense cuyos edificios no hayan sido construídos con áridos que antes estaban en la playa. Pero además la edificación costera en altura, como la de Santa Teresita, Mar del Plata o Miramar, interrumpe la llegada de arena transportada por el viento, oriundo mayormente del cuadrante SO (sudoeste). Con ello, las playas bonaerenses al noroeste (NO) de las ciudades altas empezaron a adelgazarse drásticamente a partir de los ’50 y ’60, época de gran boom de rascacielos costeros. Pero la época de mayor edificación disruptiva la disparó El Proceso, cuando inventó el llamado Municipio de la Costa. Éste tuvo un impacto urbanístico impensable sobre San Clemente del Tuyú, Las Toninas, Costa Chica, Santa Teresita, Mar del Tuyú, Costa del Este, Aguas Verdes, Lucila del Mar, Costa Azul, San Bernardo, Mar de Ajó, Nueva Atlantis, Pinar del Sol y Costa Esmeralda. Antes de la municipalización de este corredor de balnearios, cada uno dependía, desde el otoño a la primavera, del aporte continuo de fondos que generaba la actividad agropecuaria de tierra adentro en cada viejo partido. Pero el nuevo municipio se vio impelido, mayormente, a construir en altura, para recaudar del turismo de verano y luego sobrevivir a la fase fría del año. En Miramar y Mar del Plata, en algunos sitios la playa existente hace 30 años desapareció y las municipalidades respectivas tratan de reconstruirlas trayendo arena en camiones desde otros sitios, sin que nadie pregunte de dónde sale. De todos modos, incluso haciendo trampa, es una lucha perdida de antemano: al NO de cualquier macizo de edificación costera alta la playa estará en extinción, y no hay tu tía. La construcción alta costera sigue de moda, incluso en sitios donde en los ’90 era anatema, como Cariló. Islas (y otros expertos en costas, como el Dr. Jorge Codignotto) también aseguran que la fijación con árboles de la primera línea de médanos contribuye al angostamiento de playas, ya que impide que vientos y lluvias redistribuyan este stock de áridos sobre la berma playera. De todos modos es poco lo que va quedando de los pinares y eucaliptales sembrados por Carlos Gessell o Manuel Guerrero en los enormes médanos de los años ’30, donde sólo vivían puesteros de estancia y ganado cimarrón, o por el Ministerio de Asuntos Agrarios de la Provincia cuando creó las 523 hectáreas de bosque del Vivero Dunícola de Miramar. Lentamente, por derecha rara vez y más por izquierda, todo ese bosque se fue volviendo tejido urbano. Sin embargo, Islas y Codignotto son unánimes en su apreciación de que lo que arrasó la primera línea de médanos no fueron los bosques artificiales como la creación de avenidas costaneras frente a los centros comerciales de la mayor parte de los municipios. Era «moderno». Codignotto es particularmente severo con otros factores viales con que los argentinos estamos liquidando las playas. Uno de ellos es la cuadrícula urbana convencional y pavimentada. Por declive, las calles que interceptan la playa en ángulo recto, durante las tormentas, se vuelven torrentes que cruzan las avenidas costaneras, entran imparables en la playa y cavan conos de erosión. La arena termina bajo las olas, a decenas e incluso centenares de metros de la costa, cuando las grandes sudestadas invernales escupen torrentes en cada bocacalle lindera con la costa. Como consecuencia indirecta del calentamiento del Atlántico, además, añade el climatólogo Vicente Barros, las sudestadas severas pasaron de 2 por año, en la década del ’60, a 8,5 por año a comienzos de este siglo… y subiendo. Estamos llegando a promedio 10. Por falta de verdaderos huracanes, la sudestada es el tipo de tormenta marina más violenta que tenemos en estas latitudes del Sur. El fenómeno de erosión por cuadrícula pavimentada es mucho menos notorio en los balnearios bonaerenses creados por alemanes, como Villa Gessell, Cariló, Mar de las Pampas y muy pocos otros casos, donde las calles son de trazado curvo y en general se mantienen de arena permeable. En Cariló la primera línea de médanos es casi intocable para las constructoras, y no hay avenida costanera. Pero en la mucho más conservacionista Mar de las Pampas, donde los hoteles costeros están prohibidos más o menos por «fatwah», los médanos resisten. Entre uno y otro factor, las playas en ambos lugares siguen conservando cierta anchura, aunque no en comparación con lo que eran en la década de 1970. Codignotto e Islas concuerdan en otra cosa: dicen que los espigones con que los intendentes marplatenses y miramarenses trataron de rescatar las playas de los daños causados por sus propias municipalidades son un caso claro de «remedio peor que enfermedad». La «corriente de deriva» en las playas bonaerenses tiene un componente marino, además de uno eólico, y con buen tiempo, ese componente marino es pro-sedimentario: tiende a depositar más arena de la que se lleva. Y por la dirección predominante del oleaje, que viene desde el sureste (SE), esa arena se deposita siempre hacia el noreste (NO). Cuando, para rescatar la playa remanente se ponen espigones perpendiculares, sucede algo curioso: la corriente de deriva forma una pequeña «pocket beach», una playita triangular y de gran pendiente en la pared sur de cada espigón. Pero en el lado norte del mismo, la imposibilidad de llegada de oleaje que aporta sedimentos va cavando una trinchera de 2 o 3 metros de profundidad a pie de pared. El fenómeno se agrava hasta que el espigón se descalza del fondo, y se fractura. Además de no servir para nada, los espigones son de alto mantenimiento. Peor aún, la playa resultante de estos intentos de rescatar con ingeniería el desmanejo geológico de la costa es bastante inútil, y máxime cuando hay una importante fuerza planetaria (el recalentamiento global) que opera en contra. Hasta los ’90, las playas miramarenses todavía eran caminables a lo largo de kilómetros para gente de cualquier edad, desde su arranque cercano al Muelle de Pescadores hasta los pequeños acantilados de tosca donde desaparece, muy sobrepasada la desembocadura del Arroyo del Durazno. Al norte de ese pequeño hito hidrográfico, se respetaba aún una alta línea de médanos, al pie de los cuales las playas -no por casualidad- conservaban su esplendor de siempre. Tiempos pasados. Hoy toda esa berma está interrumpida cada 100 o 200 metros por enormes espigones de hormigón o piedra arenisca, fracturados, además. No da para caminata. A lo sumo, para hacer «parkour», si uno tiene 30 años y muy buen estado físico. Frente a la ciudad, donde en los ’50 la anchura playera y el poco declive de la berma permitían que, sobre la arena mojada dura, aterrizara en emergencia alguna avioneta del aeroclub local, hoy la costa es tan transitable en longitud como la Muralla Atlántica del mariscal Rommel, y resulta más o menos así de linda. No por nada este municipio viene perdiendo vida playera diurna, y la juventud prefiere la noche y las discos. Tampoco es que le hayan dado mejores opciones. Es un caso de cambio cultural secundario a un fenómeno erosivo, y no el único. Hoy la erosión antrópica y climática se va comiendo las playas antes inacabables de los balnearios bonaerenses más australes, como Clamorecó. Cuando a fuerza de vacunas la pandemia de coronavirus afloje, va a ser tiempo de que el gobierno provincial cuide el mejor recurso turístico permanente que tiene, y que no es nada permanente. Cuando lo haga, si lo hace, chocará sí o sí con los intendentes locales, que viven en el aquí y el ahora, mandando sobre ciudades que, sin playas, no tienen futuro alguno.    

Controles en la provincia de Buenos Aires. Multas de 3,3 millones por fiestas clandestinas

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El gobierno de la provincia de Buenos Aires publicó las medidas y restricciones horarias que entrarán en vigencia mañana lunes 11 de enero, a partir de las 01.00 horas, con el objetivo de contener el rebrote de casos de coronavirus que se registra en el país. En particular, se advierte que se aplicarán multas de hasta 3,3 millones a propietarios y asistentes de fiestas clandestinas.

«En vistas de la publicación del Decreto N° 4/2021 del Poder Ejecutivo Nacional, el gobierno de la provincia de Buenos Aires dispone las siguientes medidas, que entrarán en vigencia el lunes 11 de enero a partir de las 01.00 horas. 1. Continuar empleando el sistema de fases vigente para la habilitación de actividades y servicios en los 135 distritos de la provincia, de acuerdo con su situación epidemiológica y sanitaria. En la actualidad 17 municipios se encuentran en Fase 5, 109 en Fase 4 y 9 en Fase 3. 2. En los municipios que se encuentran en fases 3 y 4 se suspenderá entre las 01.00 y las 06.00 horas toda actividad comercial, artística, deportiva, cultural, social y recreativa, exceptuando las actividades productivas manufactureras, agropecuarias y todas aquellas definidas como esenciales de acuerdo a la normativa vigente. 3. Reducir las actividades sociales, recreativas y familiares a grupos de hasta 10 personas en espacios cerrados y abiertos. 4. Restringir el uso de transporte de pasajeros urbano a personas alcanzadas por las actividades y servicios definidos como esenciales. 5. Reforzar todos los controles, tanto provinciales como municipales, para disminuir la circulación de personas en horarios nocturnos y evitar la realización de actividades no permitidas. Las denuncias de fiestas clandestinas se reciben a través del 911 y de la línea (221) 429-3386, dispuesta por el Ministerio de Seguridad, la cual funciona viernes, sábados y domingos de 22.00 a 06.00 horas exclusivamente para este tipo de delitos. 6. Habilitar a las autoridades municipales el control del cumplimiento de la obligación de utilizar tapabocas, previsto en el Decreto N° 255/2020 y modificatorios, y la aplicación de las multas correspondientes, de acuerdo a lo establecido en el artículo 2 del Decreto-Ley N° 8841/77 y modificatorias. 7. En el caso de fiestas y/o reuniones que vulneren lo permitido legalmente * en el marco de las medidas de “aislamiento social preventivo y obligatorio” y de “distanciamiento social preventivo y obligatorio” en el ámbito de la provincia de Buenos Aires, además de las *sanciones previstas en el art. 205 del Código Penal, podrán aplicarse multas de hasta tres millones trescientos sesenta y cuatro mil pesos ($3.364.000), tanto a los asistentes, organizadores como a los propietarios de los inmuebles donde se realicen. 8. El día martes 12 de enero se actualizarán las disposiciones en base a la nueva situación epidemiológica y sanitaria de la provincia y sus 135 distritos.»

Rebrotes del covid en el mundo. Los diez países que hoy tienen más contagios diarios

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Edouard Mathieu, @redouad, a cargo de la incorporación de datos en Our World in Data, subió a las redes sociales este listado. No es el «ranking» de los países con más contagios o con más muertes, aunque algunos de ellos están en los primeros lugares. Esta lista la encabeza Irlanda, que hasta hace poco mantenía números muy moderados de contagios. También está arriba Israel, con un porcentaje muy alto de vacunados, contrapesado por el hecho de que las comunidades ortodoxas rechazan tanto el aislamiento como las vacunas. Los ortodoxos, o «haredim», son el 10% de la población israelí, pero concentran el 40% de las infecciones de Covid. Si como asevera el Dr. Anthony Fauci, director del National Institute of Allergy and Infectious Diseases de los EEUU, la «inmunidad de manada» se adquiere con entre un 80 o 90% de población vacunada, Israel tiene asegurada la reinfección permanente, pese al impresionante esfuerzo de vacunación. Todavía nos falta entender mejor la dinámica de esta ´pandemia