Movilización de la UOCRA por la perdida de 50.000 puestos de trabajo

El reclamo por la paralización de las obras públicas y la pérdida de 50.000 empleos directos empujó a la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (Uocra) a movilizarse a la sede de la Secretaría de Trabajo. En paralelo, la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (Utep), que reúne a trabajadores informales, se manifiesta frente al Ministerio de Economía por el cese de obras en los barrios populares.

La concentración de la Uocra representa una continuación del comunicado que compartió el gremio el martes pasado, cuando declaró “estado de alerta y asamblea permanente” tras denunciar la pérdida de 50.000 puestos de trabajo directos y más de 100.000 indirectos en los últimos dos meses. La movilización empezó en la sede de la Seccional Capital y continuó hacia el anexo de la Secretaría de Trabajo, donde funciona la Dirección Nacional de Relaciones y Regulaciones del Trabajo, en Callao al 100.

Además de protestar por los despidos y suspensiones por la paralización de la obra pública, la manifestación es específicamente por el despido de 300 trabajadores constructores de la empresa Dycasa. Esta movilización, indicaron desde el gremio, respetará el protocolo antipiquetes impuesto por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que establece penas y sanciones para aquellos que corten la circulación.

La Utep, en cambio, se concentró en el Ministerio de Economía para “defender el trabajo de la economía popular” y protestar contra el cese de obras en los barrios populares, el programa Mi Pieza y el acceso a lotes con servicios. Es parte del cronograma de reclamos que tuvo ayer una movilización al Ministerio de Capital Humano ,en Hipólito Yrigoyen 250. “Las obras vigentes en distintos puntos del país están en peligro por el ajuste del Gobierno, no habrá fondos para nuevas obras, sorteos de Mi Pieza, ni nuevos terrenos para los vecinos”, dijo el secretario general de Utep, Alejandro “Peluca” Gramajo a Télam.

A partir del mediodía, además, se movilizarán los trabajadores del Programa Agua + Trabajo y Cloaca a la sede de Agua y Saneamientos Argentinos (AySA), en Tucumán 752, por la amenaza del cierre del programa, los salarios atrasados y el congelamiento de los mismos desde octubre, según denuncian.

La semana pasada el movimiento social se movilizó frente a las puertas de Capital Humano junto a piqueteros de izquierda y del kirchnerismo por la falta de entrega de alimentos en los comedores. Fue una manifestación con disturbios, ya que los manifestantes desafiaron el protocolo antipiquetes al cortar la Avenida 9 de Julio, momento en el que tuvieron forcejeos con la Policía Federal. La protesta correspondió a un reclamo que persiste desde noviembre del año pasado por la ausencia de alimentos en 44.000 establecimientos a lo largo del país y exigen a la ministra Sandra Pettovello que se restituya la ayuda alimentaria.

Uso de un tejido de la placenta para tratar heridas complejas

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Especialistas del CONICET estudian los efectos cicatrizantes y antiinflamatorios de la membrana amniótica a partir de su aplicación en casos clínicos concretos.

Además de ser un material natural rico en factores biológicos, proteínas y nutrientes, tiene probados efectos cicatrizantes y no hay riesgos en su obtención. Sin embargo, en la mayoría de los casos no solo se desecha, sino que se paga para hacerlo. Se trata de la membrana amniótica, un tejido transparente que cubre la cara interna de la placenta, utilizado desde hace años en terapias de regeneración de tejidos y por el cual, básicamente, las maternidades deben contratar a una empresa para la logística de tirarlo como un residuo biológico. Con miras a profundizar el conocimiento de sus propiedades y al mismo tiempo hacer más amplia y eficiente su aplicación en el campo de la salud, un equipo de investigadores e investigadoras del CONICET en La Plata y Florencio Varela estudia su funcionamiento a la luz de casos clínicos concretos en hospitales de la provincia de Buenos Aires.

“La membrana amniótica trae un recorrido largo en el campo terapéutico a nivel mundial, principalmente en oftalmología, donde se utiliza para tratar lesiones en la superficie ocular, pero también en heridas complejas”, relata Griselda Moreno, investigadora del CONICET en el Instituto de Estudios Inmunológicos y Fisiopatológicos (IIFP, CONICET-UNLP-asociado a CICPBA), y continúa: “Lo más extendido es el uso de la membrana criopreservada, lo cual implica mantener una cadena de frío y el ingreso al quirófano para la colocación. Nuestras investigaciones apuntan a llevar esas aplicaciones a un plano más factible de la mano de otros formatos que requieran un procedimiento menos complejo, como son los apósitos, parches e insertos”. Aquí entra en juego la Asociación Civil Para el Progreso de la Tecnología Médica de Tejidos (AMNIOSBMA – Banco de Membrana Amniótica), una ONG de base tecnológica que funciona físicamente en el predio del Instituto de Tecnología Industrial (INTI), en el partido bonaerense de San Martín.

Sin fines de lucro, esta ONG se dedica tanto al procesamiento y provisión de membrana amniótica como al desarrollo de nuevos productos biológicos, y en el medio los provee sin costo a quienes lo necesiten. De hecho, el 65 por ciento de la producción se destina a hospitales públicos donde hay profesionales –habilitados por INCUCAI o la autoridad regulatoria provincial correspondiente– que lo solicitan para tratar pacientes. Asimismo, con la aprobación de sus respectivos comité de ética, el 17 por ciento se ha utilizado en el Hospital Nacional Profesor Alejandro Posadas y en el Hospital de Alta Complejidad El Cruce “Dr. Néstor Carlos Kirchner” (HEC) para probar sus efectos en nuevas presentaciones y, de esa manera, aportar información al tercer objetivo de la ONG: la investigación traslacional en medicina, es decir, aquella que facilita y hace foco en el traslado de los resultados del laboratorio a la clínica, y viceversa.

“En lugar de criopreservación, el proceso que utilizamos es el de liofilización, un tratamiento de deshidratación por el cual pasa de líquido a sólido. Así, el producto se integra al lecho de la herida porque se hidrata y libera los factores biológicos propios de la membrana más otros como ácido hialurónico y colágeno, que actúan sobre las células implicadas en la regeneración del tejido”, explica Alejandro Berra, investigador del CONICET en el Centro de Medicina Traslacional (CEMET, HEC), y director de Investigación, Desarrollo e Innovación de AMNIOSBMA. “Estamos innovando en la transformación de un procedimiento que hasta ahora era únicamente quirúrgico y que requería transporte y almacenamiento a 80 grados bajo cero, a un método que se puede aplicar en el consultorio y, en un futuro cercano, en el propio hogar”, relata el experto. Cabe mencionar que las placentas empleadas como insumos provienen de donantes de distintas maternidades y hospitales provinciales y nacionales.

La mayoría de los casos en seguimiento que se tratan con los apósitos, parches e insertos de membrana amniótica son personas con patologías oculares o pie diabético, aunque también hay otras con quemaduras, úlceras por presión o escaras, y lastimaduras que por diferentes motivos no cicatrizan. “Observamos resultados exitosos en la totalidad de las y los pacientes, teniendo en cuenta que en general son heridas que tenían indicación de amputación por no responder a los tratamientos convencionales, y que de este modo pudieron salvarse. También hemos reportado datos muy positivos tras la colocación de unos pequeños parches que van al fondo del saco conjuntival y alivian el dolor de las personas que esperan un trasplante de córnea. No hay evidencia de rechazo o de adversidad en las aplicaciones”, agrega Berra.

Lo que sigue es el camino inverso al de la ciencia tradicional: tomar nota de aquello que funciona, y estudiar luego qué factores lo hacen posible. Es así que, a partir de los registros de los casos clínicos, parte del grupo de investigación vuelve al laboratorio para explicar eso que los médicos y las médicas ven en el consultorio. ¿Y cómo lo hacen? Emulando las mismas heridas o patologías en modelos animales para observar y describir los mecanismos biológicos que se ponen en marcha durante el tratamiento con membrana amniótica. “El estudio de la mecanística es sumamente arduo porque cada caso es único, y tampoco es posible extrapolar por completo los resultados de los ensayos in vivo a lo que sucede en personas. Siempre tenemos que elegir un abordaje particular al que luego le vamos agregando o limitando variables para complejizar el sistema. Esta parte del trabajo consiste en pasar del ojo clínico a una observación sistemática y publicable que se consolide a través del método científico”, comenta María Ximena Guerbi, becaria de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CICPBA) en el IIFP.

La misma dinámica traslacional de la investigación plantea un trayecto de ida y vuelta entre laboratorio y clínica que abre nuevos interrogantes sobre otras posibles aplicaciones. La angiogénesis, como se denomina al proceso de formación de nuevos vasos sanguíneos, y la respuesta inmunomoduladora son otras dos propiedades que se le reconocen a la membrana amniótica y cuyos efectos están en plena evaluación. La primera podría servir para tratar ciertas cardiopatías, y sobre esto ya se proyecta un nuevo trabajo, mientras que la segunda es el objeto de estudio de Flavia Michelini, investigadora del CONICET en el CEMET. “Mi experiencia se concentra en virus que pueden desencadenar inmunopatologías, como los adenovirus, el Zika, el Herpes, o aquellos responsables de la bronquiolitis, frente a los cuales el organismo despierta una respuesta inmune que lo termina dañando. Para tratar dicha reacción se utilizan corticoides, el antiinflamatorio por excelencia pero que tiene muchos efectos adversos. La membrana amniótica podría ser una alternativa en estos casos”, apunta la especialista.

Un camino no tomado: cuando Ford diseñó un auto que funcionaba con energía nuclear

La industria del automóvil es un ente en continuo cambio y aunque la movilidad del futuro está enfocada en la electricidad, no siempre ha sido así. Mucho antes de que los coches eléctricos con baterías o con pila de combustible de hidrógeno fueran el camino a seguir, los fabricantes de coches exploraron otras vías. Nos tenemos que remontar más de medio siglo atrás para conocer el Ford Nucleon, un vehículo con el que la firma del óvalo quiso revolucionar de forma radical el concepto de movilidad con la utilización de la energía nuclear.

Aunque no se trata del único concepto de vehículo nuclear que hemos visto a lo largo de los años, para muestra el Cadillac WTF diseñado por Kulesus Loren, si que fue uno de los primeros. Todo en un escenario como el de la década de los 50 del pasado siglo, en el que todo parecía susceptible de ser tocado por la ‘varita’ de la energía nuclear. Años en los que se desarrollaron todo tipo de vehículos con pequeños reactores nucleares, desde aviones bombarderos hasta cohetes. También se intentó con ciertos barcos, si bien el concepto de portacontenedores con energía nuclear es mucho más moderno.

Más que un concepto

Se podría decir que el Ford Nucleon nunca pasó de ser un prototipo y, aunque sobre el papel es cierto, la firma de Detroit desarrolló incluso un modelo logístico para poder alimentar a su coche nuclear. El Nucleon fue presentado en 1958 en forma de maqueta. Su imagen peculiar con una minimalista cabina, un pequeña zona posterior y un largo capó que daba pie a la presencia de un pequeño reactor nuclear. El concepto exploraba el uso de una cápsula de uranio como núcleo de un reactor termonuclear que movería con vapor de agua dos turbinas.

La idea es que la primera de las turbinas sirviera para propulsar el vehículo, mientras que la segunda estaría destinada a servir de la necesaria electricidad al Ford Nucleon. El vapor de agua sobrante se condensaría de nuevo para su reutilización. Cada cápsula de uranio estaba pensada para alimentar el reactor nuclear del vehículo durante aproximadamente 8.000 kilómetros, distancia tras la cual había que cambiar esta cápsula de uranio por una nueva. Ford planteó incluso un sistema de reemplazo de estas cápsulas como sustituto natural de las gasolineras.

Maqueta del Ford Nucleon con el que la compañía del óvalo pretendía cambiar la movilidad por completo

Una de las maquetas de las distintas versiones del Ford Nucleon con el que la compañía del óvalo pretendía cambiar la movilidad por completo

Lo cierto es que lejos de ser una idea descabellada la de contar con recambios de cápsulas de uranio en establecimientos especializados, esta idea se ha reutilizado en el futuro, con otras tecnologías. De hecho, hay distintos vehículos o proyectos que contemplan la sustitución de las baterías eléctricas de automóviles, motos o vehículos de movilidad personal para no tener que estar recargándolas. De igual forma, también Toyota está explorando una solución similar para sus pilas de combustible de hidrógeno.

Volviendo a nuestro protagonista, el Ford Nucleon nunca llegó a estar cerca de producirse, entre otras cosas porque construir un reactor del tamaño adecuado para un coche sigue siendo una tarea realmente compleja, más allá de los propios problemas de seguridad que se plantean en torno a un vehículo con un reactor nuclear en caso de avería o accidente. Con todo, no deja de ser curioso lo que Ford propuso hace más de medio siglo y hacia donde ha virado la movilidad en la actualidad.

Milei cierra el diálogo con las universidades sobre el congelamiento del presupuesto

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El gobierno de Javier Milei sigue sin mostrar señales de diálogo sobre el presupuesto de las universidades nacionales, tras el anuncio de paro docente y la reunión de emergencia del Consejo Interuniversitario Nacional.

El presidente, en el mismo tono que mantiene su confrontación con los gobernadores, va sumando a las casas de estudio superiores, a las que les canceló el diálogo y la reflexión, para atacarlas con un ajuste en todos sus gastos que, si se confirma, está en el orden del 70%.

La primera señal, el boicot a la reunión por la paritaria nacional docente, es una señal muy negativa, y la segunda, la revisión de creación de cinco nuevas universidades, también.

70% de ajuste

El monto, si se congela, representa la caída del 70 por ciento del poder adquisitivo, y un nuevo simbronazo para la educación. Además de los salarios, el presupuesto incluye conceptos educativos, como por ejemplo becas, y el funcionamiento de los edificios (luz, agua, limpieza, mantenimiento mínimo).

A su vez, el monto transferido no contempla programas especiales, obras de infraestructura, ni el funcionamiento de hospitales universitarios.

El vicerrector de la Universidad de Buenos Aires, Emiliano Yacobitti, advirtió que “mientras estas partidas no se actualizan, la inflación interanual va por encima del 254%. Nunca una asignación tuvo tan poco poder adquisitivo como esta que acaba de aprobarse”.

Y señaló: “Es importe remarcar que la misma podría mejorarse reasignando partidas discrecionales de mismo presupuesto de universidades 2023 ya prorrogado”.

Ante este panorama, y ya adelantándose a lo que vendría, hace unos días, el Consejo Interuniversitario Nacional llevó a cabo una reunión de urgencia de su consejo directivo (compuesto por Rectores de las instituciones), con participación ampliada.

Allí se analizó la situación y se lanzó un crítico documento sobre la situación en el que no solo pidieron incrementar el presupuesto acorde a la inflación y que se garantice una recomposición de los sueldos docentes y no docentes, sino que advirtieron la gravedad de lo acontecido y lo complejo que se presenta el inicio de clases para el nivel superior.

Cinco universidades, a revisión

El congelamiento del presupuesto, pese a la inflación galopante, no es lo único que el Gobierno de Javier Milei hizo en contra de las universidades nacionales. Ayer se conoció que, por orden del Presidente, se frenó la apertura de cinco nuevas instituciones creadas por ley a fines de 2023.

La resolución fue firmada por la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, y afecta a las universidades nacionales del Delta, Pilar, Ezeiza, Río Tercero y la de Madres de Plaza de Mayo.

Desde diversas fuentes oficiales se encargaron de dejar trascender ante la consulta de Página/12, con un fondo de orgullo, que “fue un pedido expreso del Presidente a la ministra”.

Habría, aseguran, una idea de “recuperar el presupuesto girado sin control alguno por el gobierno anterior”. Y también, en palabras de la diputada Marcela Pagano, que salió a defender el proyecto a falta de explicaciones de la ministra, aunque sin explicar los fundamentos de una acusación de este tipo, “impedir la utilización de esos fondos para financiar a políticos”.

El Conicet publicó el listado de 300 becas de finalización de doctorado

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El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) publicó, en su página web, la nómina de las 300 Becas de Finalización de Doctorado otorgadas en el marco de la convocatoria 2023, junto a los datos del proceso de evaluación de las becas doctorales.

El comunicado recuerda que el Directorio de ese organismo científico en su reunión del 14 de febrero en curso, que había resuelto otorgar 300 Becas Internas de Finalización de Doctorado en la Convocatoria 2023.

La distribución de las becas se realizó en las modalidades Temas Generales y Cofinanciadas, teniendo en cuenta los cupos asignados a cada categoría y las recomendaciones realizadas por las Comisiones evaluadoras, e iniciará el 1º de abril de 2024.

Los resultados de la Convocatoria de Becas Internas de Finalización de Doctorado pueden consultarse en convocatorias.conicet.gov.ar/resultados-becas-fin-doc-23/.

La recaudación por retenciones a la exportación sería un 53,5% menos en febrero

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La recaudación por retenciones se ubicaría con el cierre de febrero en unos $300.000 millones, muy por debajo de los $645.168 millones de enero último, según una estimación de Javier Preciado Patiño, analista de RIA Consultores, y exsubsecretario de Mercados Agropecuarios. Se trata de un desplome del 53,5%.

“Esto impacta mucho en la macro”, señaló Patiño, que vinculó esta performance con la merma en las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE), un registro donde los exportadores anotan las ventas comprometidas y hacen un anticipo de los derechos de exportación. Estas cayeron, a su vez, porque no están fluyendo los nuevos negocios, como los de soja 2023/2024 con productores expectantes en medio de la disminución de los precios y la pérdida del efecto de la devaluación.

En diciembre último se anotaron DJVE por 18,6 millones de toneladas de distintos productos. Luego fueron 8,7 millones de toneladas en enero pasado y ahora el estimado por el exfuncionario sería 3,2 millones de toneladas.

“Después del pico de registración de exportaciones de #granos y subproductos (DJVE) en diciembre, el volumen se desploma en febrero. Con precios FOB en baja habrá fuerte caída de la recaudación por #retenciones (DEx). Pronostico en torno al 3,5% de la recaudación fiscal total”, escribió el exfuncionario en su cuenta de la red X.

Tras ese comentario, Patiño dijo que la participación de los derechos de exportación en la masa fiscal pasaría de 7% en enero pasado a no más del 3,5% con el cierre de febrero, que es el porcentaje que mencionó en la red social.

Según el analista, la anotación de DJVE vino en baja porque los negocios “no están fluyendo, particularmente los de soja de la nueva campaña”.

Evolución de las declaraciones juradas de ventas al exterior de los exportadores que muestra la caída registrada
Evolución de las declaraciones juradas de ventas al exterior de los exportadores que muestra la caída registrada

“Con precios a la baja y caída del dólar exportador, por debajo de los $900, el productor va a esperar”, evaluó. Agregó que, no obstante, ante este panorama con la divisa “posiblemente algo ayuden los nuevos contratos MTR [MatbaRofex] en dólar exportador”.

Devaluación

Para el experto, el efecto devaluación del 12 de diciembre pasado “se va licuando”. En este marco, luego amplió que este factor, sumado a los precios de los granos en baja, “llevan a que hoy la soja valga menos que en diciembre con el 50% de inflación acumulada”.

“De nuevo el productor y la cadena están viendo cómo sigue la macro para decidir, mientras se define la cosecha 2023/24″, señaló a este medio. Patiño recordó que la participación de las retenciones en la masa fiscal se ubicó como promedio en el 3% entre enero y noviembre de 2023. Tras la asunción de Milei trepó al 7% en diciembre y 8,4% en enero último.

Ante una consulta, el exfuncionario señaló que observa menor interés en la venta por la licuación de la devaluación, los menores precios y la inflación prácticamente ya acumulada con 50%. En este marco, a los fines de la recaudación e ingreso de dinero cree que una cosecha de buena producción puede ser positiva para el Gobierno.

“Lo único que le puede jugar a favor al Gobierno es que la cosecha sea buena, con 48/50 millones de toneladas de soja, y 57 millones de maíz comercial, con lo cual más tarde o más temprano los dólares van a entrar”, opinó. “También le puede jugar a favor las deudas comerciales del productor que lo obliguen a vender. En ese caso, creo, el productor venderá el maíz primero y guardará la soja”, agregó. Advirtió que a nivel global se cree que se está entrando en una fase de precios parecida a la que había antes de 2020, es decir bajos.

Quebranto

En un informe difundido por la Universidad Austral, Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de esa casa de estudios, señaló que la caída de los precios mantiene baja la comercialización. Hay, además, números para el negocio agrícola que pasaron del terreno positivo a negativo.

Según precisó, con respecto a noviembre pasado, para las posiciones de cosecha en soja -en unas semanas se inicia la recolección que tendrá su mayor ritmo de ingreso sobre mayo- hubo una reducción de US$350 a unos 270 dólares por tonelada. En maíz la merma fue de 190 a 160 dólares por tonelada. Para el trigo, considerando julio, ya que en noviembre se estaba en cosecha, la retracción fue de 240 a 200 dólares por tonelada.

“En noviembre pasado había muchas dudas, pero precios por encima de los costos. Hoy con la producción más clara, y sabiendo quién conduce el país, los precios bajaron a niveles de quebranto y se paralizan las ventas”, alertó. Amplió: “Pasamos de márgenes positivos y precios cercanos a los que se habían presupuestado al inicio del año a valores que generan quebrantos en la mayor parte de los casos, teniendo en cuenta el costo de alquiler: 70% de los campos en la Argentina se arriendan, y los que no, deberían tener en cuenta el costo de oportunidad de no hacerlo”. Para el experto, es probable que el productor conserve la soja y venda el maíz.

Fernando Bertello

El peligro de los «Protocolos» del Tratado de No Proliferación Nuclear

Dos artículos de tres personajes, los excancilleres Jorge Taiana (en Clarín) y su par Rafael Bielsa con el politólogo Gabriel Tokatlián (La Nación) dieron la alarma, y cuando el río suena, es porque trae agua. El gobierno de Javier Milei quiere firmar los «Protocolos Adicionales» del TNP, o Tratado de No Proliferación. El resultado será la muerte del Mercosur. Y probablemente, también el objetivo principal.

Pero vamos por partes. El TNP es un invento de 1968. Establece que hay cinco países con armas atómicas que integran el Consejo de Seguridad Permanente de las Naciones Unidas. A esos cinco no se les puede hacer ninguna inspección de arsenales nucleares. 

Luego está el resto de los países signatarios, que reciben inspecciones nucleares sorpresivas. Son frecuentes y profundas cuando tienen programas atómicos pacíficos, y mucho más aún si dichos programas tienen cierta independencia tecnológica, vale decir si no compran y en cambio diseñan reactores y/o centrales de potencia, si enriquecen uranio o si fabrican agua pesada. Y si de yapa exportan y compiten, agarrate. Los inspectores tienen autoridad «Full Scope», es decir pueden acceder a todos los laboratorios e instalaciones. Brasil y Argentina hacen todo eso.

El encargado de las Naciones Unidas que ejercer el poder de vigilancia del TNP es el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), dirigido hoy por un argentino, el embajador Rafael Grossi.

Desde 1968 a 1995, ningún gobierno argentino, fuera militar o civil y sin importar de qué partido, quiso firmar el TNP. Brasil tampoco, y por lo mismo. Es totalmente asimétrico, y una pérdida importante de soberanía científica, tecnológica e industrial. Como resumió alguna vez y con elegancia el embajador Julio César Carasales, radical, el TNP es el desarme de los desarmados.

Brasil tampoco quiso firmarlo. Sus gobiernos militares mantuvieron dos programas nucleares, uno civil y orientado a la energía y aplicaciones nucleares, y otro llamado «Paralelo», supuestamente secreto pero a voces, y que se orientaba a desarrollar bombas nucleares. 

Como cada fuerza armada tenía su propio programa paralelo, Brasil tenía cuatro programas nucleares a falta de uno, el Oficial y el Paralelo, como nuestro dólar. Pero como los paralelos no eran cooperativos entre sí sino más bien cerrados y competitivos, y coincidían en ningunear al oficial, no parecen haber logrado nada fuera de despilfarrar recursos económicos y científicos.

Entre 1968 y 1984, la relación entre Brasil y Argentina estuvo muy envenenada por la desconfianza sobre el uso del Paraná. Los brasileños, dueños absolutos de la alta cuenca de ese río gigante, terminaron construyendo sobre el mismo más de 40 represas, la mayor de las cuales es Itaipú. 

Los militares argentinos suponían que en caso de conflicto el Paraná podía ser usado como arma: dejar el río en seco, aguas abajo de Itapú, o liberar decenas de embalses en forma simultánea, y anegar todas las ciudades costeras argentinas de la Cuenca del Plata en la onda de crecida. Militarmente hablando, no es una hipótesis descabellada. Lo descabellado sería entrar en guerra otra vez con Brasil. En el siglo XIX tuvimos tres, y no se puede decir que hayamos ganado ninguna. Lo mismo para Brasil: estuvieron aquí, pero no salieron bien parados.

Pero en el Cono Sur los secretos son difíciles de mantener, incluso si son secretos a gritos, como el de Brasil. Durante ese período, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), dirigida en general por contraalmirantes o almirantes, discutió más de una vez si valía la pena desarrollar un programa nuclear armamentista y secreto. Optó por no hacerlo porque aquí no hay secreto que dure mucho, pero sobre todo para no desatar una carrera armamentista regional desaforada con Brasil y con Chile. 

La CNEA se concedió únicamente el «caveat» de que si se verificaba que los brasileños estaban cerca de la bomba, no habría más remedio que ponerse a la par. En realidad, con un programa nuclear basado en la investigación y el desarrollo propios, la CNEA tenía los recursos humanos como para alcanzar y pasar a Brasil caminando. Era nuestra única fortaleza, pero una decisiva. Educación pública desde la primaria a la universidad, y por ende un país lleno de ingenieros.

Y es que los brasileños habían encarado el átomo, tanto en sus aspectos pacíficos como en los otros, por el lado de la transferencia de tecnología. Así encararon su desarrollo metalmecánico e industrial, y con éxito. Pero en un asunto tan estratégico como el nuclear, los miles de pequeños secretos de la tecnología no te los vende nadie. Peor aún: si lo hacen, te dan gato por liebre, como le pasó a Brasil cuando la República Federal Alemana les vendió, y bien caro, un sistema de toberas para enriquecer uranio que sencillamente no funcionaba. Esa miríada de secretitos, especiamente en ciencia de materiales, los aprendés vos en tus propios laboratorios. Eso nos daba una ventaja impresionante en los sesenta y setenta, y no tanto en equipamiento o en fondos, sino en décadas investigando y formando recursos humanos.

La CNEA no podía decidir sobre estas cuestiones de «bomba sí o bomba no», pero sí aconsejar a los presidentes de la Nación, que en general eran militares, o gobiernos civiles atados con piolines. Pasa que el prestigio de la CNEA era enorme, los presidentes escuchaban y el resultado fue que nunca hubo ni un intento de bomba atómica argentina. ¿Y por qué? Porque la podíamos hacer de la noche a la mañana, PERO NO NOS CONVENÍA. Las carreras armamentistas nucleares son caras: le costaron la existencia a la URSS, y devoran desde hace medio siglo las economías de la India y Pakistán.

El mejor mensaje para darle al mundo era el argentino: «Usamos el átomo para mejorar la calidad de vida y la de la industria en nuestro país. No tenemos la bomba porque no queremos, no porque no podamos. NO NOS JODAN».

Esta leve ventaja nuestra los militares brasileños también lo sabían y no les hacía maldita la gracia. Pero en medio de tanta rivalidad, supieron negociar con nuestros propios militares un acuerdo tácito, jamás escrito, de no firmar el TNP, y de excusarse angelicalmente ante los EEUU de no hacerlo dado que sospechaban del país vecino. El mismo libreto. 

Eso dio buenos resultados hasta que volvió la democracia a ambos países y de modo muy contundente, aunque por distintas causas. El último marino en dirigir la CNEA, el contraalmirante y reactorista nuclear Carlos Castro Madero, se encargó de comunicar al mundo que la Argentina había desarrollado una minúscula planta de enriquecimiento de uranio en la quebrada de Pilcaniyeu, perdida en medio de la estepa rionegrina, a 60 kilómetros de Bariloche pero casi inaccesible por los malos caminos.

Esto se reveló a fines de 1983 y tras nuestra derrota en Malvinas. A la OTAN le agarró terror. Al cuete, porque la planta de PIlcaniyeu era deliberadamente chica y atrasada, y no había modo en que pudiera enriquecer suficiente uranio a un valor suficientemente alto como para hacer la bomba. Una fotografía satelital bastaba para confirmarlo.

Doblemente al cuete, porque «Pilca» se construyó reactivamente, debido a la prepotencia irracional y territorial de los EEUU. En 1981, cuando la CNEA le vendió a Perú dos reactores nucleares, uno de investigación y otro de producción de radioisótopos, el State Department decidió que éramos un país proliferador y nos declararon embargo de uranio enriquecido. Es decir, rompieron viejos contratos de abastecimiento que garantizaban nuestros reactores de investigación y de fabricación de radioisótopos médicos durante décadas.

Pilca todavía hoy tiene el tamaño, la tecnología y las capacidades justas como para decirle a la mafia mundial del enriquecimiento de uranio que nos vendan libremente, no sea cosa de que tengamos que hacer una planta mejor. Eso se logró. Los recursos humanos los seguimos teniendo. La plata, no. Pero ya se sabe, la plata viene y va.

Hábil en diplomacia, antes de dar la noticia al mundo Castro Madero fue autorizado por Presidencia para pedir una conversación telefónica con el entonces presidente de Brasil, el general Joao Figueiredo, para anunciarle la existencia de Pilca, y de sus limitaciones. Figueiredo era de Inteligencia. Se rió y felicitó a Castro Madero. Y así quedaron las cosas. 

Y luego, con alguna diferencia cronológica y por causas sumamente distintas, ambos países volvieron a ser democracias representativas y bastante apegadas a sus constituciones nacionales. Ya no alcanzaba con un guiño entre milicos para no firmar el TNP, y la presión de los EEUU era enorme.

Fue entonces que en 1987 el embajador Adolfo Saracho, creador de la Dirección de Asuntos Nucleares y Desarme, pergeñó una estrategia dramática: invitar al presidente Jose Sarney a visitar Pilca, con todo el acompañamiento científico y militar que quisiera, y acceso pleno. Al canciller Dante Caputo la idea le encantó y también a Alfonsín: la idea era buena, garantizaba la paz, y además era un relanzamiento de imagen de su gobierno, ya bastante desgastado.

Lo que siguió fue el ABACC, que en la práctica empezó a funcionar mucho antes de que se pulieran los detalles en los papeles. En 1991, cuando finalmente se firmaron, hacía años que mandábamos y venían inspectores científicamente capacitados y tecnológicamente equipados. 

Imposible no decir que sin Saracho y sin ABACC jamás hubiera ocurrido algo tan insólito como el Mercosur. Tendrá sus defectos, pero es la primera alianza aduanera y económica de Sudamérica que no es un circo diplomático armado por el State Department.

Y así siguieron las cosas, cada cual en su casa y Dios en la de todos, como decía Sancho Panza, hasta que sobrevino Carlos Menem. Entre las muchas cosas que rompió,  firmó el TNP sin avisarle siquiera a Brasil. La relación nuclear con los primos, construida por Alfonsín y Sarney desde 1987, se nos fue al bombo durante muchos años. Nunca nos van a perdonar. 

El ABACC se creó justamente para no tener que firmar el TNP. Brasil inspecciona a la Argentina y la Argentina a Brasil, y nada más. El Consejo de Seguridad Permanente de las Naciones Unidas, formada únicamente por EEUU, Rusia, China, Francia e Inglaterra, está pintado en la pared. No nos inspeccionaba. Daba por buenos los informes del ABACC, y chau.

Ése fue el formato original del ABBAC creado por las cancillerías de Alfonsín y Sarney, y éste es el documento que se firmó en 1991. Brasil garantizaba que Argentina no proliferara, y viceversa. Terceros, afuera. Especialmente los grandes proliferadores exentos de toda inspección, es decir los cinco países armamentistas del Consejo de Seguridad Permanente. 

La posición conjunta del ABACC fue que, por supuesto, no se firmaba el TNP por considerarlo un documento asimétrico, y de yapa, anacrónico. Hoy los países con armas nucleares son nueve, le guste o no al Consejo de Seguridad Permanente. Y las potencias económicas, diplomáticas y militares emergentes son otras: las del BRICS ampliado. De modo que el actual Consejo de Seguridad representa al mundo de los años ’50, pero no el de hoy. 

En ese cuadro de grandes cambios históricos en la correlación de poder, el ABACC era un «TNP for two». Y un modelo a seguir por otros países del entonces llamado Tercer Mundo. En suma, insoportable.

Durante un tiempo los EEUU se tuvieron que contentar con esa situación y sonreír. Pero en 1989 se derrumbó la URSS y en 1995 los EEUU se habían vuelto la única superpotencia del planeta. ¿Iban a seguir fumándose el ABACC? En el cuadro de sometimiento unilateral de las «relaciones carnales», la Cancillería Argentina firmó el TNP, sin siquiera avisarle previamente a Itamaraty.

Mala idea.

Las inspecciones recíprocas del ABBAC sin embargo se mantuvieron, pero en un nuevo formato absurdo. Brasil y la Argentina se controlan entre sí, como siempre, pero arriba está el OIEA que controla a ambos, y controla… el control. Se lo llama «Acuerdo Cuatripartito» porque a los gobiernos de ambos países añade dos partes: el ABACC y el OIEA. Ese organismo de la ONU está controlado por EEUU «ab initio» desde los ’50, pero en 1995 y con ese país puesto en el rol de superpotencia única, no quieras ver.

El Cuatripartito es una fantochada diplomática armada y/o tolerada piadosamente por Brasil. Finge que todo sigue como antes de que Menem firmara el TNP unilateralmente, y obligara así a firmar a Brasil. Los primos, vecinos y socios brasucas tuvieron que hacerlo para no quedarse atajando solo en Sudamérica la presión de los EEUU. ¿Quién los paraba a los autodenominados americanos en aquellos años?

Si hay un medidor objetivo del enojo brasileño es que desde 1995 no tuvo lugar ningún programa tecnológico conjunto en el área nuclear. Nos vendieron el enriquecido para el CAREM, les vendimos la ingeniería del reactor RBM, punto. Nada más. En enriquecimiento de uranio, los primos avanzaron solos y lo hicieron técnicamente muy bien, con ultracentrifugadoras, un sistema mucho más moderno que el de Pilca, la difusión gaseosa. Eran tiempos de Lula y de CFK, buena onda entre gobiernos. Pudimos haber avanzado juntos en enriquecimiento por láser, algo aún más futurista, pero nada.

En materia satelital, en la que tenemos diseño y construcción propia de satélites bastante complejos, nunca aceptaron hacer una constelación conjunta, siquiera de dos satélites. El SABIAMAR, de investigación de la fotosíntesis costera de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales es un ejemplo: Brasil iba a fabricar otro, pero se bajaron. En 2004 les estalló en plataforma el lanzador a órbita VLS en la base de Alcántara, y mató a 50 personas críticas para el programa espacial brasileño. El VLS es casi idéntico en combustible y dimensiones a a nuestro viejo Cóndor II: al tener combustible sólido sale a toque de botón y se transporta fácil. Podríamos haberles dado la tecnología para la segunda etapa de un lanzador Mercosur con combustible líquido menos apto para misil pero de mayor impulso específico, como el Tronador, pero no respondieron el teléfono.

En el diseño del motor de su primer submarino nuclear, pasó lo mismo. Los brasucas son constantes, pero vienen teniendo dificultades. Y ésa es un área en que tenemos la ventaja de ser diseñadores de reactores desde 1958, y de haber construido el 40% de nuestra primera central nucleoeléctrica, el 55% de la segunda, y el 90% de la tercera. Un motor naval nuclear es una centralita de entre 20 y 300 MW, construida en muy poco espacio. De centrales sabemos más.

Pero los primos no nos dieron bola. Y qué decir del CAREM, la central nuclear compacta argentina: en sociedad con Brasil, ya la estaríamos usando, mostrando y exportando. A espaldas únicamente de la flaca economía argentina y diplomáticamente solos ante los palos en la rueda que nos vive poniendo la mucha muchachada local al servicio de los EEUU, todavía estamos construyendo el prototipo.

En esta conducta de ignorarnos hay un componente histórico importante. Brasil fue un imperio antes de volverse un país, y eso no se olvida. También hay un componente geográfico: ese país que antes fue imperio hoy abarca el 50% de la superficie de Sudamérica. Pero por último aunque en primer lugar, está también el hecho de que firmamos con ellos un ABACC para no tener que firmar el TNP, y los traicionamos.

Ahora el OIEA sugiere gentilmente que firmemos los Protocolos Adicionales al TNP, redactados en 1997. En lugar de inspeccionar los sitios nucleares de la Argentina, esto habilita al OIEA a inspeccionar presuntos robos de material físil en TODO el territorio argentino. Ninguna puerta les queda cerrada a los inspectores.

Lo de todo el territorio me preocupa mucho. Ya me resulta intragable que los EEUU, que hemos derrotado en toda licitación de reactores salvo una (Tailandia), pueda acceder a cada detalle del RA-10 (ya quisieran tener uno así), o a la central compacta CAREM, un SMR cuyo diseño copiaron de sobra. Y aún así no están construyendo ningún reactor parecido y nosotros sí. 

Pero «full scope» sobre todo el territorio argentino implica demasiadas cosas. ¿Las universidades y laboratorios no nucleares también? ¿Los lugares donde diseñamos y fabricamos satélites y cohetes también? ¿Las empresas de biotecnología también? Puerta que les cerremos es denuncia ante el OIEA de que estamos «proliferando». Ni hablar de las firmas argentinas de software avanzado: si no se dejan espiar, serán acusadas de estar diseñando software de guerra para atacar obras públicas. Y luego de declararte «rogue state» te apilan sanciones de comercio exterior para aniquilarte. Eso no va a suceder inmediatamente, pero sí en cuanto la Argentina -obviamente no con este gobierno- intente volver al BRICS ampliado, o reconstruir con industria propia su equipamiento militar convencional.

Un buen régimen de inspecciones obligatorias será excelente para nuestras industrias avanzadas. Tan provechoso como la munición para el pato. Bueno, las industrias que quedan…

Pero blanco sobre negro, una segunda puñalada diplomática por la espalda a Brasil firmaría el acta de defunción del Mercosur, ya muy debilitado por Menem y por Jair Bolsonaro.

Es exactamente lo que se busca.

Los Protocolos Adicionales no se deben firmar.

Daniel E. Arias

PS: Adjuntamos el artículo co-firmado por Bielsa y Tokatlián en La Nación. Es más diplomático, hay que leer entre líneas.

ooooo

Preservando la relación nuclear con Brasil

Hay restos arqueológicos que dan cuenta de actividades de cooperación nuclear entre la Argentina y Brasil, que se remontan a 1960. Sin embargo, visiones rivales que enfrentaban a ambos países por entonces y controversias irresueltas sobre la disposición de los recursos hídricos, impidieron hasta entrados los años ‘80 la firma de algún instrumento amplio sobre los usos pacíficos de la energía nuclear.

En la materia había cuestiones en las que lo natural era que trabajaran (parcial o totalmente) en conjunto: la producción de radioisótopos por ciclotrón, el desarrollo de patrones isotópicos, la protección radiológica, la seguridad nuclear, el reciclado de elementos combustibles, los proyectos energéticos.

Así las cosas, se fueron poniendo en práctica diversos mecanismos bilaterales de cooperación, dirigidos tanto a promover el desarrollo como a fortalecer la confianza mutua y transmitir a la comunidad internacional que ninguno de los dos países intentaba desarrollar o producir armas nucleares. Esto, a su turno, reforzaba la capacidad individual y conjunta en materia nuclear: siempre es bueno recordar que el régimen de no proliferación es asimétrico y que, por lo tanto, las naciones del Sur deben asegurarse un poder negociador básico.

El primero en magnitud fue el acuerdo celebrado en Guadalajara, México, en vigor desde el 12 de diciembre de 1991, luego de su ratificación por los Congresos brasileño y argentino. Cabe destacar que tal ratificación resultó en la promulgación con fuerza de ley de lo establecido en el Acuerdo, ley que es de cumplimento obligatorio y común en Brasil y en la Argentina.

El Acuerdo Bilateral establece un mecanismo de salvaguardias totales y crea el Sistema Común de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (SCCC) y la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC), cuya función es administrar y aplicar el SCCC. Una salvaguardia, en el derecho internacional, es una medida que adopta uno o más países para proteger a su sector productivo nacional frente a un aumento de las importaciones de determinados productos que le causan o amenazan causar un daño grave.

Tanto Brasil como la Argentina tienen acuerdos de salvaguardias vigentes con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) desde los años sesenta y setenta, derivados de acuerdos de cooperación que Brasil había firmado con Estados Unidos y Alemania, y la Argentina con Estados Unidos, Alemania, Canadá y Suiza. Estos Acuerdos, tipo INFCIRC 66, contemplan los casos de cooperación y no abarcan los materiales nucleares involucrados en los programas autónomos de cada país, que actualmente, como consecuencia de las salvaguardias totales establecidas por el Acuerdo Bilateral, están sometidos al SCCC y son verificados y controlados por la ABACC. Por otra parte, y sobre la base del Acuerdo Bilateral, el 13 de diciembre de 1991 se firmó un Acuerdo Cuatripartito de salvaguardias entre la Argentina, el Brasil, la ABACC y el OIEA que hoy bajo la dirección general de un argentino, el embajador Rafael Grossi.

En esencia, los compromisos nucleares entre Buenos Aires y Brasilia han robustecido la democracia en ambos países, han contribuido a que América Latina se consolide como una zona de paz, han facilitado transformar una vieja cultura de la rivalidad, y han significado la concreción de una suerte de “ancla” que compele a los dos a evitar planes nucleares con fines militares. Este gran logro para nosotros, para la relación argentino-brasileña, para Latinoamérica e incluso para el mundo -pues no somos foco de proliferación-, se ha sustentado en principios compartidos y beneficios mutuos. La confianza y trasparencia alcanzadas no son producto de la filantropía, sino de la convergencia de objetivos e intereses.

Por ello, lo que estos párrafos pretenden subrayar es que, hoy más que nunca, en un escenario global turbulento e incierto, debemos preservar lo pactado con Brasil. Por ello, si Argentina firmara un acuerdo de salvaguardias adicionales de manera unilateral (aunque favorable a los propósitos de terceros países) no sólo se malograría severamente la relación con el vecino, sino que se estaría erosionando uno de los mejores y más acertados artefactos institucionales bilaterales y multilaterales que tenemos y que funcionan con seriedad. Cuando algo de esta naturaleza no trasciende, y no forma parte de los programas de chimentos, es porque está rindiendo buenos frutos.

Uno de los méritos de la política exterior democrática argentina en estas cuatro décadas ha sido eludir la improvisación o la sobreactuación en un tema tan sensible. Tenemos cuadros técnicos altamente calificados que han sido una especie de “disco duro” que ha logrado una continuidad poco habitual en nuestra diplomacia, en otros temas. Tenemos un acuerdo político amplio mediante el cual en materia nuclear, especialmente, con Brasil la clave es no innovar: refrendar lo ya alcanzado para garantizar una mayor efectividad futura.

No han faltado pedidos y hasta presiones internacionales para que, por ejemplo, Argentina y Brasil adhiriesen al llamado Protocolo Adicional de 1997. Quizás en alguna ocasión y por razones de conveniencia circunstancial se ha pensado en una adhesión unilateral del país a dicho instrumento, afectando un acuerdo tácito con Brasil de que si hubiera adhesión lo haríamos los dos. El oportunismo se puede convertir en un boomerang para la Argentina. Proceder así no solo dañaría severamente la relación bilateral con nuestro vecino, sino que de hecho levaríamos el “ancla” para que Brasil no se sienta obligado por los compromisos contraídos. Tal cosa, a su turno, afectaría nuestros intereses nacionales. Tampoco eso le conviene a las grandes potencias nucleares. En realidad no hay motivo alguno para que nosotros, para que Brasil, para que la OIEA e incluso para que Estados Unidos horademos, por acción u omisión, las acuerdos nucleares existentes entre Buenos Aires y Brasil.

La Argentina requiere de socios, amigos, acompañantes en esta hora de graves dificultades y grandes desafíos. Tensar, y muy probablemente, deteriorar nuestro vínculo con Brasil sería un despropósito. Procurar buenas relaciones con Washington no requiere estropear los lazos con otras naciones, menos aún con las más próximas. El unilateralismo -sin atributos de poder reales- es un tipo de comportamiento que nos resultará, más temprano que tarde, ruinoso.

Rafael Bielsa y Juan Gabriel Tokatlian

Tensión en el sector eléctrico por el corte de pagos de Caputo

Debido al congelamiento de las tarifas residenciales, las distribuidoras eléctricas acumularon hasta enero una deuda con Cammesa de 394.708 millones de pesos, cifra equivalente a 2,5 veces lo que deben abonarle mensualmente. En enero Edesur pagó solo el 18% de su factura, Edenor el 16% y Edelap el 3 por ciento. Habitualmente cuando se producían estos atrasos el Estado Nacional era el encargado de transferirle fondos a la compañía que administra el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM) para que pudiera cumplir con sus compromisos. Sin embargo, el Ministerio de Economía no está desembolsando un peso, lo que derivó en un quiebre de la cadena de pagos que afecta fundamentalmente a generadores, transportistas y productores de gas natural, combustibles que consumen las centrales térmicas.

El titular del Palacio de Hacienda, Luis Caputo, se jactó en enero de haber alcanzado superávit financiero por primera vez en más de diez años. El problema es la manera en que alcanzó ese logro. Un informe de la sociedad de bolsa Porfolio Personal Inversiones detalló que de cada 100 pesos de superávit primario conseguido el mes pasado, 44,5 puntos lo aportaron los jubilados debido a la licuación de sus haberes, 22,5 los consumidores a través de menores subsidios y 12 puntos los trabajadores estatales, quienes, al igual que los jubilados, no recibieron ningún ajuste.

En el caso de los subsidios económicos, la contracción fue del 64%, equivalente a 0,45 billones de pesos, y la tijera se concentró fundamentalmente en los subsidios energéticos (-77,2 por ciento o 0,37 billones de pesos) por la postergación de las transferencias a CAMMESA.

Al igual que en muchas otras áreas, el gobierno juega con fuego al no girarle fondos a Cammesa porque dinamita la cadena de pagos e impacta de lleno en la contabilidad de empresas que no pueden dejar de entregar energía al mercado porque la energía eléctrica es el principal insumo de un servicio público calificado como esencial.

Como el Tesoro Nacional no paga, lo que hace Cammesa es ir girando dinero en cuenta gotas a medida que recauda. La semana pasada desembolsó un 17,7% de la factura de enero y este martes otro 7,6%, cubriendo apenas un 25,4% de la energía demandada en noviembre.

En este contexto de fuerte ajuste recrudecen a su vez las tensiones entre transportistas, generadores y productores para ver quien recibe lo poco que recauda Cammesa. Transener, por ejemplo, pidió tener prioridad en esos desembolsos con el argumento de que no tienen para pagar sueldos. Los generadores no validaron ese reclamo al interior del directorio de CAMMESA y finalmente la compañía pagó esta semana solo el 50% de los sueldos de febrero, lo que probablemente derive en una medida de fuerza del gremio eléctrico (Luz y Fuerza)

En el sector cuestionan al gobierno, pues luego de convalidar una megadevaluación del dólar oficial, que disparó todos los costos del sistema eléctrico, tardó demasiado en actualizar el precio mayorista de la energía y solo lo hizo parcialmente ya que mantuvo sin cambios lo que deben pagar los sectores medios y bajos. De hecho, las nuevas tarifas de Edesur y Edenor recién comenzaron a aplicarse el 16 de febrero. A su vez, al no girarle fondos a Cammesa es el propio gobierno el que desconoce sus deudas porque el Estado Nacional tiene una participación del 20% en la compañía y es el controlante.

Un alto directivo del sector eléctrico le recriminó este accionar al secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, y la respuesta del funcionario fue que ese no era un problema porque ya habían comenzado a descongelar las tarifas y en junio la cadena de pagos va a estar normalizada. “El problema es cómo llegamos a junio”, se preguntó ese mismo ejecutivo.

Son muchos los ejecutivos que consideran innecesario, o incluso una mala praxis, que el gobierno haya forzado un quiebre en la cadena de pagos solo para poder mostrar un asiento contable superavitario en enero porque el daño que le hace a las empresas del sector es inmenso.

Los que más deben

De los 394.708 millones de pesos, el 40,7% lo deben Edenor y Edesur. La primera adeuda 107.104 millones y la segunda 53.688 millones. Luego siguen Edea, Eden y Edelap, tres compañías que operan en la provincia de Buenos Aires. Edea acumula una deuda de 21.545 millones, Eden de 20.237 millones y Edelap de 16.133 millones de pesos. En enero Edea pagó solo un 2% de su factura, Eden un 2% y Edelap un 3%.

Las distribuidoras que operan en la provincia de Buenos Aires, en su mayoría cooperativas, concentran el 36,3% de la deuda con Cammesa. Esa situación se explica fundamentalmente porque el gobernador Axel Kicillof continúa demorando la actualización tarifaria y entonces las empresas se sientan sobre su caja para hacer frente fundamentalmente a los salarios y los gastos de mantenimiento más urgentes y dejan de pagar la energía. Allegados a la gobernación indicaron que los nuevos cuadros tarifarios de las distribuidoras eléctricas del interior de la provincia se publicarán a mediados de marzo.

Frente a un contexto complicado, Cammesa también juega con fuego. La compañía presionó judicialmente para que las compañías paguen e incluso recientemente logró que la Justicia embargue cuentas de la cooperativa de Luján por 120 millones de pesos. Eso motivó que en decenas de cooperativas eléctricas de la provincia de Buenos Aires estén discutiendo un plan de lucha contra el gobierno nacional con Gabriel Katopodis, ministro de Obras Públicas de Kicillof. De ahí que todos los actores que operan en el mercado eléctrico tienen claro que la solución de este problema debe ser política y no judicial.

El listado de los deudores se completa con distribuidoras de Chubut, Salta, Entre Ríos, Santa Cruz, Tierra del Fuego y San Juan. La contracara, por citar dos ejemplos de empresas grandes, son EPE de Santa Fe y EPEC de Córdoba que pagaron el 100% de su factura en enero y se encuentra al día.

China demora nuevo desembolso para las represas de Santa Cruz

Los trabajadores de la UOCRA que participan de la construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic anunciaron un paro total de actividades ante la indefinición sobre el futuro de la obra. En los hechos, no hay actividad desde noviembre del año pasado, pero la medida de fuerza se venía postergando porque estaba vigente un proceso preventivo de crisis que vence ahora. Una vez fracasada la última audiencia que se llevó adelante el lunes en el Ministerio de Trabajo la UOCRA dio inicio al paro porque temen por la continuidad laboral de 3000 puestos de trabajo, entre empleos directos e indirectos.

“Al no tener ninguna definición sobre la continuidad o no de la obra, a partir de este momento, comenzamos un paro total de actividades y manifestación en el ingreso y egreso de la obra, no ingresará ni egresará nadie hasta que tengamos algún tipo de certeza”, aseguró la UOCRA en el comunicado difundido este mismo lunes.

En la última audiencia participaron representantes del gremio, de la UTE que integran Gezhouba y Eling Energía (ex Electroingeniería) y de Enarsa, responsable de la obra en representación del Estado nacional. El factor desencadenante que llevó al fracaso de las negociaciones fue la falta de acuerdo entre la UTE y Enarsa sobre quien se tiene que hacer cargo del costo que supone movilizar a todos los trabajadores de nuevo hacia la obra.

“Como comitente de la obra, Enarsa ha remitido una orden de Servicio intimando a retomar tareas, habida cuenta del tiempo transcurrido desde que la contratista paralizara las obras en el mes de noviembre de 2023. No existen motivos para que no se retomen tareas. Asimismo, se ha intimado a la contratista a que presente un programa de trabajos de cumplimiento realista y confiable, con cronograma de obras y desembolsos con curvas de cumplimiento cierto. Al día de la fecha ello no ha ocurrido y la contratista manifestó que lo hará recién el 4 de marzo”, aseguraron fuentes de Enarsa.

Fuentes del gobierno nacional dejaron trascender que Eling Energía está tratando de encontrar la forma para salirse del proyecto. “Si quisieran darle continuidad, hubieran hecho todo lo posible para movilizar a los trabajadores hacia la obra y de ese modo incrementar la presión”, remarcan.

La UTE reafirma su interés en la obra

“Estamos lejos de perder el interés en el proyecto. Como empresa e integrante de la UTE estamos trabajando para normalizar la situación de la obra y continuar con las tareas. En 2018 también hubo rumores referidos a que queríamos vender nuestra participación y acá estamos, con la misma participación que en el contrato inicial”, respondieron a este medio fuentes de Eling Energía.

La obra estuvo parada unos dos años al inicio del gobierno de Mauricio Macri y la UTE mantuvo entonces la estructura y no despidió a nadie. Entre agosto de 2022 y febrero de 2023 también hubo algunas demoras por falta de financiamiento y se mantuvieron las fuentes de trabajo. Ahora, en cambio, se está evaluando achicar la estructura de costos, lo que podría derivar en miles de despidos. La UTE tiene 2600 empleados y luego hay otros 400 empleos indirectos que se verían afectados. Desde la empresa, negaron a EconoJournal haber comenzado este martes con el envío de telegramas.

Desembolso pendiente

Más allá de las cuestiones contractuales que la UTE está conversando con Enarsa, el problema de fondo es que no hay dinero disponible del crédito chino y, a diferencia de ocasiones anteriores, el Estado Nacional no tiene previsto girar ningún recurso para luego cobrarlo cuando llegue el séptimo desembolso del crédito.

El grado de avance de la obra es de 42% en el caso de la represa Jorge Cepernic y 20% en la represa Néstor Kirchner. Hasta el momento, se ejecutaron 1850 millones de dólares del crédito chino y el próximo desembolso previsto es de 500 millones. Sin embargo, fuentes cercanas al proyecto aseguraron que el Ministerio de Economía que conduce Luis Caputo ni siquiera solicitó el desembolso de ese séptimo tramo, pese a que las adendas al contrato financiero ya se firmaron en 2023.   

La siderúrgica Acindar detiene su producción por caída en las ventas

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Acindar, la importante empresa siderúrgica en Argentina y parte del Grupo Arcelor Mittal, anunció su decisión de detener la producción en sus cuatro plantas ubicadas en el país durante un mes, a partir de finales de marzo. Esta medida responde a la significativa disminución en las ventas debido al impacto de la recesión económica y la alta inflación.

Tal como lo expresaron sus voceros, la compañía utilizará este tiempo para ajustar sus niveles de producción, conceder vacaciones y días libres, así como reducir las horas extras del personal. Este tipo de paralización en la industria es poco común y refleja las dificultades que enfrentan muchas empresas, especialmente las pequeñas y medianas, que tuvieron que implementar medidas similares y en algunos casos reducir sus equipos de trabajo.

Las cuatro fábricas afectadas por esta decisión están en Villa Constitución (Santa Fe), San Nicolás (Buenos Aires), La Tablada (Rosario) y Villa Mercedes (San Luis).

Según Acindar, la demanda interna cayó hasta un 40%

Acindar notificó que la demanda interna tuvo una caída sostenida, lo que resultó en una disminución abrupta de entre el 35% y el 40% en las ventas durante los últimos meses. Esta situación llevó a la empresa a ajustar sus niveles de producción de acuerdo con la nueva realidad del mercado.

Con una trayectoria de 80 años en Argentina, Acindar es reconocida principalmente por su producción de aceros largos y perfiles utilizados en la construcción, agricultura e industria manufacturera. Además, cuenta con una extensa red de distribución que abarca 125 puntos de venta en todo el país.

La empresa destacó que estas medidas extraordinarias tienen como objetivo principal «minimizar el impacto de la situación actual en sus operaciones, priorizando en todo momento el bienestar de sus empleados y la sustentabilidad del negocio».

«Vamos a detener la producción durante un mes»

El gerente de relaciones institucionales de Acindar, Facundo Velasco, explicó que la decisión de detener la producción durante un mes se basa «en la necesidad de ajustar los niveles de actividad a la situación económica actual». Durante este período, la empresa proporcionará vacaciones, días libres compensatorios y capacitación, especialmente en temas de seguridad laboral, aprovechando para realizar tareas programadas y pendientes.

Velasco señaló que la complejidad de la situación económica del país «afecta a todos», incluyendo a las empresas y a sus empleados. Sin embargo, la compañía confía en la capacidad de su personal para superar estos desafíos y mantener el compromiso con la calidad y la eficiencia en su trabajo. Además, mencionó que la empresa ya mantuvo comunicación con representantes del gobierno para informarles sobre los problemas que enfrentan y que están trabajando para hacer frente a la situación de la manera más competitiva posible.

En cuanto a las perspectivas a futuro, Velasco explicó que «no esperan una resolución inmediata» de la situación económica, pero que confían en que a partir del segundo semestre del año «las condiciones puedan mejorar», deteniéndose la caída en la actividad económica.

Por ahora, el principal objetivo de la empresa es «cuidar tanto a su personal como al negocio» mientras atraviesan este período desafiante.