Misión comercial a China. Viajaron empresas argentinas

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Una veintena de firmas argentinas participan de la 5ta edición de la feria China International Import Expo (CIIE) en la ciudad de Shanghái con el objetivo de presentar su potencial exportador en la feria de mayor trascendencia de China, el segundo mayor socio comercial de nuestro país.

El Ministerio de Relaciones Exteriores, a través de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (AAICI), organizó la presencia de las empresas locales en la CIIE, en un pabellón de 340 m2 destinado a Argentina en la feria que comenzó este sábado y concluye el 10 de noviembre . La delegación nacional se encuentra formada por 20 empresas provenientes de las provincias de Buenos Aires, Mendoza y Salta, y de la Ciudad de Buenos Aires, y representan a diferentes rubros, entre ellos: alimentos y bebidas (vino, carne y pesca. Además, por primera vez, Argentina «cuenta con un espacio de promoción del sector de servicios», destacó Cancillería mediante un comunicado. Sobre su participación, el gerente general de la bodega Finca Don Carlos, Mariano Anzorena, expresó que su empresa aporta «un perfil netamente exportador» y argumentó que «la base estratégica de nuestro negocio son los mercados de Estados Unidos, Brasil y China. Con lo cual, poder formar parte de la CIIE 2022 representa para nosotros una valiosa oportunidad que nos permitirá tomar contacto directo con potenciales clientes». Por su lado, el director de la división aceites de oliva de Familia Zuccardi, Miguel Zuccardi, celebró la oportunidad de participar de este evento y expresó: «China es un mercado donde específicamente con el aceite de oliva hay mucho trabajo por hacer y este es el camino que hemos iniciado». Desde Cancillería destacaron asimismo que «según datos oficiales, los principales productos que Argentina le ofrece a China son los derivados de la soja, los camarones y los langostinos, y el pescado y calamar». Argentina ocupa el puesto 22 en la lista de países exportadores a China, con un porcentaje de 1,06%. (Nota de AgendAR: Significa que hay mucho espacio para crecer).

El CONICET llama a concurso para incorporar a 800 investigadores a carrera

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El Directorio del CONICET anuncia el llamado a Concurso de la Convocatoria de Ingreso a la Carrera del Investigador Científico y Tecnológico CIC 2022.

Los investigadores e investigadoras ingresantes, de diversas disciplinas y en todas las regiones del país, se dedicarán en forma exclusiva a la investigación original creadora, adquirirán nuevos conocimientos y perfeccionarán los existentes, promoverán su difusión y aplicación, fomentarán los procesos de transferencia tecnológica y formarán nuevos científicos y científicas. A continuación, el cronograma de fechas, con el detalle de apertura y cierre del llamado de cada convocatoria según su modalidad: Modalidad Proyectos Especiales: 20/12/2022 al 30/03/2023 Modalidad General: 01/03/2023 al 14/04/2023 Modalidad Fortalecimiento I+D+i: 04/04/2023 al 16/05/2023 Modalidad Temas Estratégicos y Tecnología: 20/04/2023 al 31/05/2023 Modalidad CIC Exterior: mantiene la convocatoria permanente establecida oportunamente. El segundo corte de 2022 está actualmente abierto hasta el 31/12/2022. En 2023, el primer corte será del 01/01/2023 al 30/06/2023 y el segundo corte del 01/07/2023 al 31/12/2023. El CONICET, además de convocar durante toda su actual gestión a 800 cargos cada año para incorporarse a la Carrera del Investigador Científico y Tecnológico, está realizando las convocatorias para sumar anualmente 300 ingresos a la Carrera del Personal de Apoyo a la Investigación. Con las diferentes modalidades de ingreso se cubren las diversas disciplinas científicas y los temas estratégicos para el desarrollo del país, así como también se busca fortalecer las capacidades de investigación y desarrollo de las provincias. Con una impronta federal, más investigadores e investigadoras se sumarán a la Carrera científica para fortalecer el sistema científico-tecnológico del país y así aportar al desarrollo nacional y buscar mejorar la calidad de vida de la población argentina.

El gobierno nacional lanza el nuevo Plan Gas

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El gobierno publicará hoy en el Boletín Oficial el decreto firmado por el presidente Alberto Fernández que creará el nuevo Plan Gas, que fija las pautas para contractualizar el mercado local de gas natural durante los próximos seis años entre 2022 y 2028.

La publicación de la norma estaba demorada desde hace más de 20 días. Funcionarios de la Secretaría de Energía discutían desde hace semanas la letra chica con directivos de las empresas productoras del hidrocarburo y representantes de las provincias petroleras. La asignación del negocio de la exportación de gas hacia Chile durante el verano sigue siendo el principal punto de disputa entre las petroleras. La publicación especializada EconoJournal publica el texto completo del decreto aquí.

Miguel San Martín, trabaja en la NASA hace 37 años: «Argentina puede poner un satélite en Marte»

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El ingeniero argentino fue el orador principal del encuentro “Migración de Ideas”, organizado por la Fundación Balseiro.

SAN CARLOS DE BARILOCHE.– Los Loew, Jorge y Elisabet, y sus hijos (Gregorio, Monique y Sebastian), llegaron a Buenos Aires desde París el 1°de enero de 1940 escapando del nazismo, pero encontrarían su “lugar en el mundo” en Bariloche. La belleza de esa naturaleza todavía agreste los embrujaría a tal punto que los llevaría a comprar un terreno de dos hectáreas y media frente al lago Nahuel Huapí, donde construyeron una casa y plantaron un bosque idílico. Casi un siglo más tarde, de regreso en Europa y tras la muerte de los padres y la hermana, los Loew no quisieron que esa propiedad, que llamaron “Las Golondrinas” y en la que junto con los árboles vivía su infancia, se transformara en otro emprendimiento inmobiliario, y decidieron donarla a la Fundación Balseiro para que albergue talleres de pensamiento, escuelas de avanzada y encuentros que promuevan el diálogo entre “la ciencia, la tecnología y el resto de la cultura, la educación y el arte”, destacó Carlos Balseiro, presidente del consejo directivo de la Fundación y profesor titular del Instituto que lleva el nombre de su padre, José Antonio Balseiro, su primer director.
Carlos Balseiro, en la apertura del ciclo «Migración de ideas»
. Así surgió “Migración de Ideas” (www.migraciondeideas.org), un ciclo destinado a informar,  inspirar e integrar diferentes visiones, y cuya primera edición se realizó el último fin de semana. Estuvo destinada a analizar el presente y el futuro de la industria espacial, y el papel al que puede aspirar el país en el escenario internacional. Tras recorrer en un documental la rica historia local en la materia, que se remonta a los años 40, cuando se realizaron las primeras pruebas de cohetería, que continuó en los 60, cuando el país se convirtió en el cuarto del mundo en enviar seres vivos a alturas suborbitales y recuperarlos con vida (el ratón “Belisario”, el mono “Juan”), y que se consolidó en 1991 con la creación de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), tres destacados protagonistas del rubro intercambiaron reflexiones: Josefina Peres, gerenta de Proyectos Satelitales de la Conae, Gabriel Absi, gerente del área espacial de INVAP,  y David Vilaseca, vicepresidente del área de Investigación y Desarrollo de la compañía Satellogic. Todos destacaron que tal vez faltan inversores, pero los recursos humanos que se forman aquí son excelentes. “Tenemos una materia prima de lujo, ya que los jóvenes egresan del Instituto Balseiro, de la Universidad Nacional de La Plata o de la UBA con conocimientos que son equivalentes a los de una maestría”, dijo Peres. Y agregó que esto representa un beneficio, pero también presenta un “efecto adverso”, ya que hay una gran demanda de formación que se adquiere en la actividad espacial desde el sector privado e incluso desde otros países que los tientan con altos sueldos: “Hoy la Argentina tiene cuatro satélites en órbita.  Eso es una vidriera importante. Nos vienen a buscar. Hasta se puede trabajar para el extranjero en forma remota”.
. Vilaseca destacó que “No es fácil encontrar profesionales con la entrega y la vocación que tienen los graduados argentinos. Esta es un área de trabajo en crecimiento que en el país se puede escalar y ofrece una enorme oportunidad para el futuro”. Por su parte, Absi subrayó que, después de haber surgido como una compañía nuclear, Invap tuvo que trabajar mucho para ingresar en el área satelital. “Creo que no éramos conscientes del salto tecnológico que teníamos que dar para desarrollar satélites de comunicaciones. Algunas empresas de la competencia decían que no lo íbamos a lograr, pero lo hicimos. Y no me refiero solamente a Invap, sino también a la Argentina.  Hoy, el Arsat I y el Arsat II están dando servicio y eso nos puso en la prensa del mundo. Llegamos hasta acá porque en el país hay una gran capacidad. Después de haber visitado otras empresas incluso en el Primer Mundo, creo que no tenemos nada que envidiarles, ni en la infraestructura ni en los profesionales”.
Uno de los salones de «Las golondrinas», la residencia donada a la Fundación Balseiro
. El orador principal de la jornada fue Miguel San Martín (el ingeniero argentino que hace 37 años trabaja en la NASA y tuvo a su cargo el sistema de guiado, navegación y control de descenso en el planeta rojo de los vehículos robóticos Pathfinder, Opportunity, Curiosity y Perseverance), que también coincidió: “La capacidad existe –dijo–. Cuando hacés un satélite de la complejidad del Saocom y el Arsat, ya está. Es la misma tecnología que se necesita para poner una nave en órbita en Marte. Habrá que introducir ciertos retoques, porque es una misión distinta, pero si pudieron hacer el primer paso, el segundo es mucho más pequeño. Incluso muchas de las naciones que mandan una misión a Marte lo que hacen es tomar uno de los satélites de órbita terrestre y lo modifican. Así que pienso que la Argentina tiene la capacidad. Ahora, la gente puede decir que el país tiene otros problemas más importantes en los que debería invertir el dinero y en eso no me meto. Pero incluso los Estados Unidos tienen muchas otras necesidades económicas. Pero si uno no guarda una cantidad de dinero para hacer este tipo de cosas, para el futuro, no solamente no va a resolver los problemas más acuciantes, sino que va a crear otros nuevos. Y creo que si la Argentina pusiera un satélite en órbita en Marte, el mundo lo notaría. Hasta se podría justificar la inversión desde el punto de vista propagandístico. Es una forma de decir: ‘Acá estamos’. Es mi opinión”.
El lago Nahuel Huapí, desde «Las Golondrinas»
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A Marte, ida y vuelta

San Martín, en la actualidad jefe de ingeniería de la Sección “Guía de Control” del Jet Propulsion Laboratory, ostenta un récord notable: ciento por ciento de descensos exitosos en Marte. Todos los vehículos robóticos en los que intervino cumplieron sus misiones de forma impecable y más. El Mars Pahfinder, que aterrizó el 4 de julio de 1997 dentro del módulo que lo transportaba, permitió analizar la atmósfera, el clima y la geología del planeta. Habían transcurrido veinte años desde que las naves Viking (que fueron la chispa que encendió su pasión por la exploración espacial cuando era todavía adolescente y pasaba las vacaciones en la chacra de su familia, en Villa Regina, Río Negro) habían descendido en el planeta rojo, e iniciaron una serie de exploraciones marcianas con rovers cuyo último exponente, el Perseverance, llegó en 2021 y está recolectando muestras que se espera poder traer de regreso a la Tierra para comienzos de la próxima década. “Hay varias razones por las cuales queremos investigar Marte, pero al vez la más importante es averiguar si hubo vida –contó durante su presentación–. Hay consenso en la comunidad científica de que la probabilidad de que nuestro planeta sea el único en el que surgió la vida es baja. Y Marte es un lugar perfecto para estudiar esa hipótesis, porque hace cuatro mil millones de años era muy parecido a la Tierra: era un planeta húmedo, con ríos y océanos. Por supuesto, estamos buscando vida microbiológica, pero si diéramos con una evidencia de que allí existieron microbios, sería uno de los descubrimientos más grandes de la historia, porque sugeriría que probablemente haya vida en todo el universo. Hay otros planetas en el Sistema Solar que nos permitirían explorar esta idea, pero están un poco más lejos”.
El rover Perseverance
. Ya hace varias décadas que se está estudiando el planeta rojo con este fin. Se encontraron huellas de que hubo agua, y de que existieron otros elementos [claves para la vida], como fósforo, nitrógeno y compuestos orgánicos simples. Por eso, el próximo paso es concretar la misión en la que está trabajando San Martín, la Mars Sample Return Mission, prevista para 2028 y cuyo principal objetivo es recoger las muestras que está reuniendo el Perseverance y regresar. “La razón por la cual queremos traer esas muestras a la Tierra es simple –explicó San Martín–: para poder decir que hubo vida en Marte, la evidencia tiene que ser realmente muy sólida. Y eso no se puede hacer llevando instrumentos allá;  es mucho más productivo traer un poquito de Marte a la Tierra, donde tenemos todos los instrumentos habidos y por haber en universidades y centros científicos. Es un proyecto tan grande que los Estados Unidos lo está desarrollando en colaboración con la Agencia Espacial Europea”.
Todos los elementos que intervienen en la Sample Return Mission
. El Perseverance (similar al Curiosity) tiene el tamaño de un auto pequeño y pesa una tonelada, pero tiene la capacidad de tomar muestras del suelo y encapsularlas. “La idea es que tome dos de cada una: una parte queda en el vehículo robótico y las otras, cuando llegan a un cierto número, las deposita en la superficie”, detalló San Martín. Es decir, que va a preparar una especie de backup para el caso de que ocurra algo con el rover o haya que aventurarse a un terreno más riesgoso. “Es la filosofía de ‘más vale pájaro en mano’, porque el vehículo se puede romper en cualquier momento –dijo San Martín–. Además, para preparar la tecnología necesaria para enviar seres humanos, el Perseverance lleva un experimento para hacer oxígeno a partir de dióxido de carbono”.
Miguel San Martín
. En la Mars Sample Return Mission, San Martín tiene a su cargo nuevamente el sistema de descenso, que se pone a prueba durante los llamados “siete minutos de terror”, ya que los lugares más interesantes desde el punto de vista científico son en general los más peligrosos. En el caso del Delta elegido esta vez, sus características lo hacen muy promisorio, pero también presentan varios desafíos. “Llevamos una cámara y una computadora para procesar imágenes –explicó el ingeniero y miembro de la Academia Norteamericana de Ingeniería–. Tenemos dos mapas. El algoritmo de a bordo, automático, saca una foto y la compara con uno de ellos para determinar dónde se encuentra el vehículo con una precisión de diez a 20 metros. El otro le permite buscar cuál es el lugar seguro más cercano”. Otra novedad de este programa fue el uso de cámaras de ingeniería (no para usos científicos). “Por primera vez, pudimos ver cómo se abre un paracaídas en Marte –contó San Martín–. Habíamos hecho experimentos de apertura en la Tierra, pero nunca allá. ¡Fue un placer! El sistema funcionó ‘al pelo’ y  eligió el lugar correcto… aunque está rodeado de sitios que hubieran significado un 100% de fracaso”.
Miguel San Martín, durante su exposición
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Episodio dos: la Odisea

El “episodio dos” (el regreso), es igualmente desafiante y nunca antes hecho en la historia de la humanidad; baste con mencionar que exige hacer despegar un cohete desde otro planeta. El Plan A, es que el Perseverance lleve las muestras recolectadas hasta el lanzador, éste las transporte hasta la órbita marciana y allí se encuentre con la nave que emprenderá el viaje de casi un año que las traerá a la Tierra. “En el caso de que Perseverance ‘se muera’, vamos a utilizar dos helicópteros similares al Ingenuity, que nos sirvió para probar la tecnología –detalló San Martín–. Una vez puestas en el Mars Ascent Vehicle, éste las pone en órbita marciana, va al rendez vous con el orbitador, y se las entrega para que las traiga. Como se puede ver, es extremadamente complicado. No solo hay que tomar la canasta con las muestras, sino también colocarlas en otro contenedor y esterilizarlo, porque el temor es traer un organismo extraterrestre. La probabilidad de eso ocurra es ínfima, pero las consecuencias serían tan enormes que se puso una gran cantidad de trabajo en asegurarse de que no ocurra. Al mismo tiempo, también hay que tener cuidado de que no se contaminen las muestras marcianas con vida que llevemos nosotros desde acá”. El módulo de descenso ingresa a la atmósfera terrestre, pero no lleva un paracaídas (“se estrella, pero no se rompe… esperemos”, bromeó el científico). A continuación, se toman las muestras y se llevan a un lugar seguro para procesarlas y distribuirlas a diferentes equipos científicos del mundo para que las analicen.
«Three forks», en Marte, y la barda de Villa Regina
. “En esta misión hay varias cosas que se harán por primera vez –subrayó San Martín–: tendremos el primer lanzamiento desde otro planeta, para lo cual tendremos que llevar un cohete; será la primera vez que se realizará un encuentro en Marte entre dos objetos o naves espaciales; y será también el primer viaje ida y vuelta a Marte”. Por cierto, el Perseverance hará este mes el primer depósito de muestras. En 2027 se lanzará el orbitador europeo, y el Sample Return Lander, que es el que tiene el cohete y los dos helicópteros, despega en 2028 y aterriza en 2031. “La idea es llegar cuando haya pasado la época de las tormentas de polvo en el planeta rojo, que harían muy peligroso no solamente aterrizar, sino también la operación de recolección de muestras –afirmó San Martín–. Así que el viaje será mucho más largo: dos años en lugar de ocho meses. El Earth Return Orbiter toma las muestras y vuelve para 2033”. Un detalle singular de esta historia de película es que la NASA ya eligió el lugar donde el Perseverance depositará los primeros cilindros con suelo marciano. Se llama Three Forks y es una pequeña elevación que, al verla a la distancia, a Miguel San Martín lo retrotrae a su infancia. “Sentí que me estaba haciendo acordar a algo –confesó al proyectar las dos imágenes en la pantalla de la presentación–. Después me di cuenta de que era igual a la barda [la ladera] de Villa Regina que estaba  frente a la chacra familiar. ¡Son iguales!”.

Nora Bär

El INTA consolida un rol estratégico en el desarrollo de la agroindustria del cannabis

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Con 25 proyectos distribuidos en todo el territorio nacional, el Instituto promueve la articulación público-privada para la expansión de toda la cadena de valor de cannabis medicinal y avanza con el estudio del cáñamo industrial.

Avances del proyecto del INTA Patagonia Norte con la Asociación Civil Ciencia Sativa (ACCS) –que trabajan en la inscripción de la primera variedad argentina en el INASE– y del convenio del INTA Pergamino con la empresa Pampa Hemp –quienes se enfocan en el mejoramiento de la especie para lograr un banco de semillas del cultivo– serán presentados en Expo Cannabis.

La planta de cannabis se utiliza desde hace siglos en distintas culturas alrededor del mundo para diferentes fines, entre ellos, el medicinal. La investigación médica y científica del uso medicinal del cannabis y sus derivados tiene oficialmente solo cuatro años en la Argentina, desde la sanción de la ley nacional 27.350. Y es “la Ley de Cannabis medicinal” –nombre que recibe la norma sancionada en 2017– el marco legal imprescindible para el estudio de Cannabis spp. bajo estándares de calidad y control, mediante la investigación científica y estudios agronómicos.

En este contexto, organismos de ciencia y técnica, como el INTA –perteneciente a la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación–, trabajan para la obtención de materiales vegetales, desarrollo de técnicas de manejo y metodologías específicas para la producción de la planta de cannabis y sus derivados, como el aceite medicinal, entre otros. Junto con la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, el INASE y el SENASA se presentarán en Expo Cannabis los avances que ha realizado el INTA desde la implementación de la Ley 27.350 y además se brindará una charla que mostrará los principales logros del proyecto del INTA Patagonia Norte con la Asociación Civil Ciencia Sativa (ACCS). “Los avances del INTA han sido muy importantes en algunos proyectos, como el de Patagonia Norte o el de Pergamino, que han logrado articular con varios actores que trabajan con el cultivo, o que forman parte de algunas de las etapas del ciclo productivo de la planta de cannabis”, indicó Silvina Lewis, directora del Instituto de Recursos Biológicos (IRB) del Centro de Investigaciones y Recursos Naturales (CIRN) del INTA y responsable titular ante el Consejo Consultivo Honorario (CCH) de la Ley 27.350 por el INTA. “Hay otros resultados que tienen que ver con que nuestros investigadores empiezan a conocer la planta, analizarla, verla crecer y cómo se comporta”, expresó Lewis quien señaló que “ese expertise se está generando desde los grupos de trabajo y, sobre todo, desde aquellos grupos que se asocian con terceros”. Y ejemplificó: “El INTA está asociado con municipios, provincias, asociaciones civiles de cannabicultores, laboratorios, empresas públicas y privadas”. A su vez, añadió que “todos los proyectos del INTA están nucleados, asociados y trabajan en conjunto”. Actualmente se está trabajando en un documento de Red de Cannabis que incluirá todo lo que se está haciendo en cannabis medicinal y, además, líneas de trabajo relacionadas a cáñamo industrial. Ese último uso del cannabis se incluye en la Ley 27.669 promulgada en mayo de este año y es la que establece un marco regulatorio para la cadena de producción tanto de cannabis medicinal como industrial. “A partir de esta ley, la Argentina tiene la oportunidad de re-comenzar con una industria que fue muy próspera en la década del 70”, señaló por su parte Carla Arizio, investigadora del Instituto de Recursos Biológicos y referente en la temática. El cáñamo es una planta con miles de usos y justamente Argentina, con su gran amplitud de territorio y diferentes regiones agro- climáticas, tiene condiciones para su cultivo. “El desarrollo de esta industria obviamente dependerá de muchos otros factores, pero en lo que respecta a la planta tenemos las condiciones y estamos articulando fuertemente con diferentes organismos del Estado y otras instituciones para poder importar germoplasma que responda a ese uso”, especificó la investigadora. Para obtener germoplasma de calidad, el INTA considera fundamental tener una correcta trazabilidad de los procesos en el programa de mejoramiento desde la siembre de la semilla hasta obtener el producto final además de asegurar buenas condiciones sanitarias de los materiales vegetales propagados que deberán ser homogéneos y estables en sus características. “Se busca una planta que, en su composición química y perfil de cannabinoides, responda a las necesidades de salud”, explicó Arizio.

Dos casos exitosos

En el Centro Regional Patagonia Norte del INTA tiene sede un proyecto que nació del vínculo del instituto con la Asociación Civil Ciencia Sativa (ACCS) y tiene como objetivo la investigación y desarrollo de toda la cadena productiva de cannabis con fines terapéuticos y medicinales en la región. Este proyecto integra un programa de mejoramiento genético, banco de germoplasma y propagación de variedades nacionales en la Estación Experimental Bariloche del INTA –Río Negro–, el cultivo en la Estación Experimental Alto Valle del INTA y, dentro del mismo predio, la extracción de resina en el laboratorio Pasedati. Por último, en el laboratorio Productora farmacéutica rionegrina sociedad del Estado – Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (Profarse- ANLAP), ubicado en la ciudad de Viedma, se prevé la elaboración del fitopreparado. “El programa de mejoramiento está en marcha desde 2021 y, en este momento, se están instalando los invernaderos de cultivo y el laboratorio de extracción en el INTA Alto Valle”, indicó Ariel Mazzoni, investigador del INTA Bariloche. En esta primera etapa, se espera registrar al menos tres variedades nacionales de cannabis, establecer una prueba piloto de cultivo de 3000 metros cuadrados para luego ajustar técnicas de extracción de resina y la elaboración de los primeros fitopreparados. En una segunda etapa, la superficie de cultivo será de dos hectáreas y se buscará escalar la producción en laboratorio. A la fecha, Mazzoni destacó como los principales logros “la articulación pública-privada para el desarrollo de toda la cadena de valor de cannabis en la región Patagónica”. Además, señaló que “junto con la Asociación Civil Ciencia Sativa, GS1 (organización dedicada al sistema de estándares globales) y KYAS (empresa de software) se desarrolló un sistema de trazabilidad de cannabis denominado Trazacann que fue puesto en marcha en el proyecto y podrá ser utilizado por otros cultivos en el país”. De acuerdo con Mazzoni, un dato relevante es que se presentó la primera variedad INTA-ACCS en el registro nacional de cultivares y el registro nacional de propiedad de cultivares del INASE, y hay dos genotipos selectos más para ser registrados en los próximos meses. “Nuestras investigaciones apuntan a toda la cadena, priorizando la participación de actores públicos y privados locales, el desarrollo económico regional y responder a las demandas de salud de la población en nuestro país”, subrayó el investigador. Para el armado del proyecto fue muy importante el vínculo con una ONG, dado que permitió seleccionar genéticas de uso medicinal que actualmente utiliza la población para tratamientos con acompañamiento médico. “Con este trabajo buscamos seleccionar las mejores genéticas estables y homogéneas para abastecer tanto a usuarios del Reprocann (Registro del Programa Cannabis) como a proyectos de investigación y producción”, concluyó. Desde la sanción de Ley de cannabis de uso medicinal, el INTA trabaja codo a codo con organismos públicos, privados, municipios, provincias, ONGs, laboratorios, Pymes y universidades para una implementación efectiva de la Ley y para la generación de capacidades institucionales que puedan dar respuesta a la demanda. También, se dedica a la evaluación, fitomejoramiento e inscripción de nuevas genéticas, a la evaluación de tecnologías de cultivo (indoor, invernáculo, campo, hidroponia), a realizar investigaciones sobre la fisiología del cultivo y su conservación y desarrollo de sistemas de trazabilidad. Por otra parte, se evalúan técnicas de extracción y cuantificación de cannabinoides, terpenos y flavonoides y provee al sistema de ciencia y técnica de material vegetal estandarizado. Además, provee al Reprocann de semilla fiscalizada, implementa Buenas Prácticas Agrícolas y de Manufactura (BPA y BPM), participa en el dictado de cursos, seminarios, diplomaturas y genera capacidades para el desarrollo de la industria del cáñamo.

Zarpa el primer barco arenero con motores eléctricos de la Argentina

En las aguas argentinas comienza a verse la evolución hacia la propulsión eléctrica. Esta vez, gracias a la botadura del buque arenero Perla del Norte, perteneciente a la empresa Nóbile de la ciudad de Reconquista, con tecnología híbrida diesel/eléctrica, para la generación e impulso del mismo, además de las bombas eléctricas para extracción de arena. En el Astillero Quintana, situado en Romang, provincia de Santa Fe, tuvo lugar la botadura de la embarcación dotada de sistemas de propulsión y bombas eléctricas. La nave tiene 37 metros de eslora y 7 de manga, con una capacidad de carga de 350 m3. Este centro de construcción de embarcaciones es de una empresa de alta tecnología y de mucha experiencia, que se encarga del diseño y la construcción. El generador es Scania, operando como grupo estacionario para los sistemas de propulsión y bombas. Perla del Norte ELECTRICO (2) El Perla del Norte llevó dos años y tres meses de trabajo; y pasó cinco meses esperando la botadura, ya que la bajante extrema del Río Paraná afectó todas las operaciones. La súbita crecida debido al aumento inusual del caudal río arriba apresuró los tiempos y se concluyeron las tareas suspendidas para que se pueda producir el encuentro con el agua. Ahora ya está listo para trabajar y navega está en su elemento.  

El lunes 6 de noviembre comienza en Egipto la COP27 ¿Qué se puede esperar?

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Ha pasado un año desde que los jefes de Estado de la mayoría de los países del mundo renovaron sus compromisos climáticos en la COP26, la histórica cumbre climática de las Naciones Unidas en Glasgow, Escocia. El lunes, esos mismos líderes mundiales, con cambios mínimos en el elenco, se reunirán en Sharm El-Sheikh, Egipto, durante la COP27 para llevar a cabo negociaciones destinadas a frenar el calentamiento global. El panorama a corto plazo es desalentador: los precios mundiales de la energía se están disparando, lo que estimula nuevas inversiones en combustibles fósiles. La buena noticia: las instalaciones de energías renovables siguen aumentando en todo el mundo y la energía nuclear -que no produce emisiones de carbono y proporciona la energía de base que complementa las fuentes renovables, que por su propia naturaleza varían- está regresando en muchos países, aún los que eran más renuentes como Alemania y Japón. La mayoría de los gobiernos que asisitrán a la COP27 han hecho nuevos compromisos climáticos este año. La opinión pública global -es decir, los sectores medios y altos de los países desarrollados- ejerce una fuertísima presión en esa dirección (El nuevo primer ministro de Gran Bretaña, Rishi Sunak, que había anunciado que no iría a Egipto por «compromisos urgentes en su país» debió dar marcha atrás). Es muy previsible que el tema central de la conferencia será quiénes y cómo pagarán la transición energética. Habrá promesas -en particular de EE.UU., donde la administración Biden está comprometida con el tema- pero no habrá aportes concretos en lo inmediato. No hasta que se llegue a un alto el fuego permanente en el conflicto en Ucrania

Para acceder a la página de la COP27, cliquear aquí.

Para acceder al artículo que Nature dedica al tema, cliquear aquí. (Ambos sitios están en inglés).

Se lanzaron cinco satélites experimentales construidos por estudiantes argentinos

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Esta competencia internacional, en la que participaron estudiantes de escuelas secundarias y técnicas de nuestro país, es impulsada por varias agencias espaciales del mundo -entre ellas, la NASA de Estados Unidos y la ESA de Europa. En nuestro país la organizan el Ministerio de Ciencia y la CONAE.

YPF aumentó un 6% en promedio el precio de la nafta y el gasoil

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La petrolera estatal actualiza sus precios por 5° vez en el año; la suba será de un 6% promedio; en la Ciudad de Buenos Aires regirán otros valores con la intención de reducir las brechas con el interior del país.

YPF anunció un aumento de 6% promedio en los valores de los combustibles, en naftas y gasoil, “en función de la evolución de las variables que inciden en la formación” de los precios. La medida rige desde la medianoche del martes 2 en todas las estaciones de servicio que tiene la firma.

El aumento de precios tendrá una menor incidencia en naftas (promediará +5%) que en gasoil (promediará +7%), dado que tanto la brecha negativa entre el costo de importación y el precio en surtidor local como el volumen importado para completar la oferta local son mayores para el gasoil que para las naftas.

En esta oportunidad el ajuste de precios en CABA será de +5,9% en naftas y +7,9% en gasoil, levemente más alto que el ajuste promedio, a fin de reducir las brechas de precios entre CABA y el interior del país, en particular con las provincias del NOA, que subirán 1 p.p. menos que CABA.

YPF aumenta sus precios.
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En un comunicado, precisaron que la devaluación acumulada desde el último ajuste de los combustibles, que ocurrió en octubre, es de 6,8%.

También, indicaron que se sigue registrando una muy importante diferencia de precios de combustibles con los países limítrofes, que promueve la salida del combustible hacia esos países y tracciona el consumo por parte de los vehículos de patente extranjera, generando un significativo incremento de la demanda de naftas y gasoil, que en las provincias del Litoral Norte supera en 25% las cifras de 2019.

“YPF continuará realizando sus mayores esfuerzos productivos y logísticos para sostener el abastecimiento del mercado nacional en un contexto de sostenidos récords históricos de demanda estacional”, argumentó la empresa.

YPF, que controla más del 55% del mercado minorista de los combustibles, justificó la decisión en función de la suba de las distintas variables que integran el costo de producción de los combustibles.

Se presume que en las próximas horas el resto de las compañías replicarán la medida.

Elon Musk cobrará hasta 20 dólares por mes a las cuentas verificadas de Twitter

Elon Musk anunció que mantener la insignia azul de verificación se cobrará de cinco a 20 dólares mensuales como parte del servicio premium Twitter Blue. El billonario adquirió la red social la semana pasada.

Twitter revisará su proceso de verificación de usuarios, dijo Elon Musk en un tuit este domingo, después de adquirir una de las plataformas de redes sociales más influyentes del mundo. «Todo el proceso de verificación está siendo renovado ahora mismo”, dijo Musk en su tuit sin dar más detalles. Twitter está considerando cobrar por la codiciada marca azul que verifica la identidad del titular de su cuenta, informó el domingo el boletín de tecnología Platformer, citando a dos fuentes cercanas a Musk. Los usuarios tendrían que suscribirse a Twitter Blue a 4,99 de dólares al mes o perder sus insignias «verificadas» si el proyecto sigue adelante, según el informe. El dueño de Tesla no ha tomado una decisión definitiva y el proyecto aún podría desecharse, pero según Platformer es probable que la verificación pase a formar parte de Twitter Blue.
La cuenta verificada de Elon Musk en TwitterLa cuenta verificada de Elon Musk en Twitter

Twitter Blue: acceso a funciones premium

El medio especializado The Verge informó que Twitter aumentará el precio de la suscripción a Twitter Blue, que también verifica a los usuarios, de 4,99 dólares al mes a 19,99 dólares al mes, citando correspondencia interna corroborada por dicho medio. Twitter Blue se lanzó en junio del año pasado como el primer servicio de suscripción de la plataforma, que ofrece «acceso a funciones premium» mediante una suscripción mensual incluyendo la opción de editar tuits. La función de editar tuits también se puso a disposición a principios de este mes, después de que Musk lanzara en abril una encuesta en Twitter preguntando a sus millones de seguidores si querían un botón de edición. Más del 70 por ciento dijo que sí. Musk también ha pedido que los usuarios que hayan cerrado la sesión y visiten Twitter sean redirigidos a la página Explorar, que muestra los tweets que son tendencia, según un informe de Verge citando a empleados.

Recuperando el Riachuelo

Varias veces hemos publicado en AgendAR extensas notas sobre la contaminación en la cuenca Matanza-Riachuelo, y los esfuerzos por combatirla. Es que ese río -«con menos agua que efluentes», para abusar de un verso de Borges- es un símbolo de los problemas emblemáticos de la Argentina que se arrastran por décadas. Aparece una esperanza: Matías Alonso, de la agencia TSS de la UNSAM, participó de una navegación junto con personal de ACUMAR para registrar los cambios y las medidas y tecnologías que se aplican para el control de la contaminación proveniente de efluentes sin tratamiento. Ya se vuelvan a ver animales en sus aguas y el aprovechamiento de sus costas… «El Riachuelo ha sido protagonista principal de la historia de nuestro país y también sirvió como eje de su actividad industrial y exportadora. Sin embargo, su uso intensivo también hizo que se convirtiera en uno de los ríos más contaminados de América Latina. La primera orden para limpiarlo se dictó en 1811 y, con los brotes de fiebre amarilla de 1871, se decidió suspender temporalmente toda la actividad de los saladeros y curtiembres que lo convertían en un foco de infección muy importante. Entre 1880 y 1980, el Riachuelo fue el epicentro de la actividad industrial metropolitana y se hicieron grandes obras como el cambio de su desembocadura, por una más amplia y rectificada, la Vuelta de Rocha para el atraque de buques y la rectificación de toda la traza hasta puente La Noria para facilitar el comercio por barcos. Lamentablemente, para cuando se terminó esta obra –en 1940– muchas industrias ya no usaban el río sino camiones para el transporte, por lo que se mudaron a la zona norte del conurbano. La caída de la actividad industrial en la cuenca, sobre todo a partir de los años 70, produjo un abandono muy importante en la zona que llevó a que el control ciudadano del río no se hiciera y las empresas que estaban en sus márgenes tuvieran rienda suelta para contaminar sus aguas.
Además de la limpieza tradicional, se están diseñando sensores automáticos conectados a Internet para tener acceso a los parámetros de medición en tiempo real. Foto: ACUMAR.
Hoy, las industrias que todavía quedan a la vera del río son curtiembres, metalúrgicas y galvanoplásticas. Las primeras serán mudadas a un parque industrial en Lanús para tener un mejor control de sus efluentes, que deberán ser tratados con una planta de tratamiento específica. En el caso de las industrias que todavía están en la cuenca, debieron inscribirse en un registro y unificar todo su vertido de efluentes en un solo lugar con acceso, para que inspectores de la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) puedan tomar muestras y controlar que se cumplan con los parámetros fijados. También se están diseñando sensores automáticos conectados a Internet para tener acceso a los parámetros de medición en tiempo real. Durante una navegación del río que hizo TSS con autoridades de ACUMAR, Matías Parra, coordinador de Ciencia y Tecnología del organismo, explicó: “Firmamos un convenio con la universidad de Almirante Brown para que nos asista para la presentación de un proyecto FONTAR para automatizar el monitoreo de los efluentes de las empresas, porque hoy se hacen con controles manuales puntuales y eso nos da una foto de lo que pasa. Nosotros queríamos ver la película, hacer el seguimiento de la industria para ver si están dentro de los parámetros o si se salieron de ellos en un momento puntual. Nos juntamos con la universidad y se formó un consorcio público-privado a través del FONTAR, con tres empresas de CADIEEL (la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas)”. Este proyecto implica el uso de tres tipos de sensores: uno para colocación in situ en la empresa, otro similar pero un poco más complejo y caro y, otro móvil, que es una especie de trailer que llevarán las camionetas de ACUMAR y pueden dejarse varios días monitoreando las aguas”.
Con los avances en la limpieza comenzaron a aparecer pájaros y tortugas en las aguas del Riachuelo. Foto: ACUMAR.
Otro gran problema de la cuenca era la gran cantidad de basura que se encontraba flotando sobre el espejo de agua. Para evitarlo se abrió el camino de sirga que ya está completo en la margen de provincia de Buenos Aires en la cuenca baja y casi en su totalidad en la Ciudad de Buenos Aires, con algunas zonas de la villa 21-24 que todavía no pudieron ser liberadas por resistencia de los vecinos a mudarse a los edificios adonde deben ser reubicados. En ese lugar, entre 1890 y 1920 funcionó el basural conocido como La Quema, que luego fue mudado a Villa Soldati hasta su cierre. Como parte del programa de limpieza se eliminaron los basurales que había cercanos al río y se hicieron trabajos para mejorar la recolección de residuos para su vertido en el CEAMSE. El mayor problema de contaminación que todavía persiste está relacionado con el vertido de efluentes cloacales. El crecimiento no planificado de las ciudades al margen del río hizo que no se diseñaran sistemas de cloacas para la nueva población y por eso fueran tirados al río sin tratamiento. Para evitarlo se está construyendo el sistema Riachuelo, que permitirá duplicar el transporte de residuos cloacales de la zona. Incluye la construcción del Colector Margen Izquierdo, que es un río subterraneo de 30 kilómetros que se hizo con una tunelera, una planta de tratamiento de efluentes, que hoy está en un avance de obra del 62%, y un emisario que se interna 12 kilómetros dentro del río de la Plata y sus difusores para distribuir los líquidos tratados. (www.aysa.com.ar/sistema_riachuelo/sistema_riachuelo). Se espera que el año próximo se encuentre funcionando todo el sistema, lo que generará un cambio importante en el río. También el arroyo Cildáñez sufrió un cambio notable en estos últimos meses, tras la mudanza del Mercado de Liniers al parque industrial de Cañuelas, con lo que el río dejó de recibir grandes cantidades de bosta de vaca que por momentos llegaban a formar una capa homogénea sobre el río. Esto hacía que bajara la cantidad de oxígeno disuelto en el Cildáñez, que desemboca en el Riachuelo.
Un gran problema de la cuenca era la gran cantidad de basura que se encontraba flotando sobre el espejo de agua. Para evitarlo se abrió el camino de sirga que ya está completo en la margen de la Provincia de Buenos Aires en la cuenca baja. Foto: ACUMAR.
La recuperación también incluye aspectos sociales del uso del río, por lo que la Corte Suprema, en el fallo Mendoza, de 2008, exigió recuperar algunas obras de infraestructura histórica como el transbordador. “El puente transbordador, que está restaurado como pieza histórica y es un modelo de tecnología portuaria para cruce de ríos, funciona igual que como lo hacía originalmente y hay proyectos para reactivarlo con fines turísticos. Es una estructura que da idea de la actividad comercial que había en la zona. Llegó a transportar 17.000 personas por día y había dos más río arriba, además de todos los botes que cruzaban constantemente”, le dijo a TSS Carlos Gradín, integrante del área de Cultura y Patrimonio de ACUMAR. También hay proyectos que incluyen aspectos controversiales, como la libre navegación del río. Hoy solo la Prefectura Naval y ACUMAR están autorizadas a navegar y hasta los remeros del Club de Remo Almirante Brown deben sacar una autorización especial para usar el río. Ésto se debe a que la navegación produce que se remuevan los barros del fondo del río, que son los que tienen acumulados más de 200 años de contaminación. Por otro lado el uso del río es parte de la conexión de la sociedad con el mismo y produce el interés en mantenerlo con buena salud. “Se hizo un pedido de autorizar la navegación abierta tanto desde el Ministerio de Turismo de la Nación como de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y por ahora no conocemos actores en contra, seguramente surgirán cuando se haga la audiencia que seguramente se anuncie para el 5 de diciembre”, explicó Inés Markevich, del área de Prensa de ACUMAR. A lo largo del río también hay estaciones de monitoreo automático y se hacen ensayos constantemente sobre la calidad del agua del río, el agua de consumo de los vecinos y la calidad del suelo. Para ampliar la capacidad de testeo se está construyendo un nuevo edificio de laboratorios. “Hoy tenemos un laboratorio en conjunto con la Municipalidad de Avellaneda pero estamos construyendo uno propio de ACUMAR. Eso nos permitirá hacer ensayos y estamos evaluando si se podrían hacer estudios de calidad de suelos para no tener que tercerizarlos, tanto estudios de sedimentos del río como del suelo del parque curtidor, y de basurales. Eso está en evaluación todavía. También tenemos un centro de monitoreo automático que toma una muestra de agua con una bomba, la circula por dentro del laboratorio, analiza variables del agua y reporta los datos a través de Internet. Esta es una de las estaciones pero habrá cuatro y la idea es integrar todo con la información de los sensores para tener acceso instantáneo y alertas”, agregó Parra».  

El video completo de la entrevista de Roberto Navarro a Sergio Massa

Este reportaje fue hace dos días, pero como despertó mucho interés entre los que miran con atención la marcha de la economía (¿y quién no?), lo reproducimos aquí para los que no están acostumbrados a la búsqueda en Youtube.
 

La Fundación Leloir cumple 75 años de vida

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La Fundación Instituto Leloir es un centro de investigación argentino dedicado a la bioquímica, farmacia y biología celular y molecular. El Instituto y sus colaboradores han recibido múltiples premios y reconocimientos a la excelencia científica tanto en Argentina como en el exterior. El 3 noviembre de 1947 se inauguró en una vieja casona del barrio de Palermo el por entonces Instituto de Investigaciones Bioquímicas Fundación Campomar. Su primer director fue un joven Luis Federico Leloir, quien lo comandaría hasta su muerte en 1987. Allí realizó las investigaciones básicas que lo llevaron a obtener el Premio Nobel de Química en 1970. Hoy, 75 años después, la institución que ahora lleva su nombre funciona en un amplio edificio frente al Parque Centenario de la Ciudad de Buenos Aires, donde los 250 científicos que conforman sus 24 laboratorios trabajan cada día para seguir su legado de hacer ciencia del más alto nivel. En la Fundación Instituto Leloir (FIL) se estudian, entre otros temas, los mecanismos moleculares detrás de enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer y el cáncer para colaborar en la búsqueda de posibles terapias; se investiga cómo se adaptan las plantas a su entorno con el fin de encontrar soluciones frente al cambio climático; se indaga sobre el dengue y el Zika para intentar desarrollar herramientas que permitan prevenir el impacto de estos virus que pueden ser letales para el ser humano; y durante la pandemia sus investigadores lideraron desarrollos clave para conocer la situación epidemiológica del país, como el test COVIDAR, que permite detectar en una gota de sangre la presencia y la cantidad de anticuerpos contra el SARS-CoV-2. “Además, otro de sus grandes objetivos es formar recursos humanos. Así es que se fomenta el ingreso de científicos jóvenes, que provienen de diferentes universidades del país, para que realicen aquí pasantías o sus tesis de grado o posgrado. De esa manera aspiramos a que nuestro trabajo impacte de manera positiva y directa en la sociedad”, aseguró Ángeles Zorreguieta, directora de la FIL.

Del laboratorio a la comunidad

La Fundación Instituto Leloir cuenta con un brazo de transferencia tecnológica llamado INIS Biotech, cuyo objetivo es convertir los avances científicos que producen sus investigadores en herramientas y tecnologías que ayuden a la prevención, diagnóstico y tratamiento en distintas áreas de la salud, y que aporten soluciones al sector productivo, tanto en el agro como en la industria. En sus instalaciones también funciona la Biblioteca Cardini, declarada de referencia nacional en su especialidad por la Cámara de Diputados de la Nación. Además, dada la importancia de la transmisión del conocimiento científico a la sociedad, en la Fundación Instituto Leloir se realizan desde 1986 cursos de introducción al Periodismo Científico, orientados a capacitar profesionales que puedan transformar la producción científica en notas periodísticas destinadas al público en general. Y desde 2006 alberga a la Agencia CyTA-Leloir, la primera agencia de noticias exclusivamente científicas de la Argentina: desde allí se difunde de manera gratuita a medios de comunicación del país y de la región contenido sobre aportes relevantes de la ciencia local. La Fundación Instituto Leloir es una entidad de interés público y gestión privada. Los investigadores perciben sueldos del CONICET, pero el resto de su funcionamiento se financia a través de donaciones, aportes de organismos oficiales y de la renta que se obtiene de legados y de un fondo a perpetuidad. “Gracias al rol esencial de organismos oficiales de ciencia y tecnología, y al generoso aporte de fundaciones e individuos, seguiremos creciendo y renovándonos con la incorporación de nuevos jefes de laboratorio que lideren proyectos relevantes e innovadores en biociencias, y también mejorando la infraestructura y el equipamiento, lo que, sin dudas, favorecerá nuevos desarrollos y el avance del conocimiento”, concluyó Zorreguieta.

Primer lanzamiento de una vacuna inhalable contra el Covid

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Algunos residentes de Shanghai, China, ya están inhalando sus refuerzos para el COVID-19.

La vacuna, producida por la firma de biotecnología CanSino Biologics, es una neblina que se aspira a través de la boquilla de un vaso sellado, en lo que podría llegar a ser el primer lanzamiento masivo de una vacuna COVID-19 sin aguja. “Fue como beber una taza de té con leche”, dijo una persona en un video publicado por un medio de comunicación estatal. “Cuando lo respiré, sabía un poco dulce”. Los desarrolladores esperan que las vacunas que preparan las células inmunitarias en las membranas mucosas que viven en la nariz y la boca, donde el SARS-CoV-2 ingresa al cuerpo, detengan rápidamente la propagación del virus, evitando incluso los casos leves y bloqueando la transmisión. Más de 100 vacunas orales o nasales están en desarrollo en diferentes países del mundo.

INVAP. Desde Bariloche al espacio

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Nota de AgendAR: Nos hemos permitido añadir información complementaria a esta muy buena nota de Federico Kukso, especialmente en lo que se refiere al paso fundacional de INVAP y de la CONAE en los ’70 y los ’90. Cosas que uno sabe por haber estado ahí, y además -desgraciadamente- por ser mucho más viejo.

Va con las disculpas del caso de Daniel E. Arias.

ooooo

«Bariloche tiene de todo, hasta una fábrica de satélites. Y es una de las dos mayores de Sudamérica. La más avanzada, seguro.

Basta recorrer 10 minutos en automóvil desde el aeropuerto, con un fondo de picos montañosos nevados, para llegar a las puertas de INVAP, una sociedad del estado que hoy tiene 1400 empleados, en su mayoría científicos e ingenieros, casi sin administrativos. Existe desde hace 46 años y tras mucho trabajos y altibajos, y no sin haber estado varias veces al borde de la quiebra, desde 2000 es el mayor exportador mundial de pequeños reactores nucleares. Pero vamos a los satélites.

Es difícil vivir de estas reactores de investigación o de irradiación: raramente hay más de una licitación por década en todo el mundo. De modo que desde 1994 y para no tener que cerrar, INVAP se diversificó en instalaciones de radioisótopos, sistemas de gammaterapia y salas de irradiación de tumores, radares y drones, y volvió el arquitecto principal y también la fábrica de los satélites de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) por un lado, que necesita aparatos de observación de la Tierra. Pero desde 2006, INVAP es también la diseñadora/constructora de los satélites geoestacionarios de telecomunicaciones de la empresa ARSAT.

El satélite SAOCOM 1A en la sala de integración. Junto a SAOCOM 1B monitoriza la humedad del suelo, la calidad de los cultivos y las emergencias ambientales
El satélite SAOCOM 1A en la sala de integración. Junto a SAOCOM 1B monitorea la humedad del suelo, la calidad de los cultivos y las emergencias ambientales. Gentileza Invap

Los reactores nucleares que vendió INVAP en Perú, Argelia, Egipto, Australia, Arabia Saudita y Holanda, amén del RA-6 de Bariloche y el enorme RA-10 que hoy se construye en Ezeiza, provincia de Buenos Aires, son grandes edificios dentro de edificios. El ojo inexperto no los entiende mucho desde afuera: hay que caminarlos por dentro. Con los radioquirófanos sucede otro tanto.

Un poco por eso, lo más fácil de entender visualmente de la producción de INVAP son los radares, y para volver al tema, los satélites: sus maquetas a escala adornan, como trofeos, los pasillos, cada cual con su historia de luchas presupuestarias para abrirse paso desde el diseño a la construcción, de ahí al testeo, y desde éste al lanzamiento.

Casi siempre fue un camino difícil: los gobiernos que determinan los pagos se dividen en aquellos que creen que la Argentina se puede manejar sin información y sistemas de comunicación espaciales, algo ya imposible en los ’70, y los que creen que sí los necesita, pero que ambas cosas se compran baratas en el exterior. No es así en absoluto, y menos con el 8vo pais del planeta por superficie, y uno particularmente dependiente de sus recursos primarios, y especialmente afectado por desastres naturales y por otros no tan naturales, que necesitan de información predictiva, o al menos de seguimiento urgente y en tiempo real.

“Cuando comenzamos no nos imaginábamos que hoy íbamos a estar haciendo satélites”, reconoce a SINC el físico Vicente Campenni, gerente general de INVAP“pero acá seguimos; somos la única empresa argentina calificada por la NASA para llevar a cabo proyectos espaciales”.

En estrecha colaboración con CONAE y un creciente ecosistema de start-ups y universidades, ya llevan diseñados, construidos y puestos en órbita ocho satélites. Y en estos momentos, están en plena gestación de otros tres.

La familia satelital argentina

Como toda compañía científico-tecnológica, INVAP tiene su mitología creacional. La considerable planta actual a orillas del Nahuel Huapi es muy reciente, de 2010. Antes la empresa estaba repartida en una decena de edificios barilochenses más bien anónimos.

INVAP empezó como un proyecto del entonces joven Dr. Franco Conrado Varotto, un ingeniero nuclear de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), que trató de desarrollar una sociedad del estado inspirada en el funcionamiento ágil de las firmas tecnológicas privadas que iban emergiendo en el Silicon Valley californiano, en EE UU.

La CNEA la bancaba con pedidos de desarrollo especiales, cosas tecnológicamente difíciles que había que sacar de una galera local, porque no te las vende nadie: uno de ellos fue el de la metalurgia del zirconio, metal cuyo manejo logró que la Argentina, cursando ya los 90, pudiera fabricar totalmente los elementos combustibles de sus centrales nucleares. La otra, más reservada, fue el desarrollo de una planta experimental de enriquecimiento de uranio en Pilcaniyeu, en una quebrada entonces desolada en la estepa rionegrina.

Esta unidad debía poner a salvo al país de boicots en el suministro de uranio enriquecido de sus reactores nucleares. Y es que cuando la CNEA exportó 2 reactores a Perú, en 1978, EEUU -que defiende comercialmente «su patio trasero», como le gusta llamar al resto de las Américas- dejó a nuestro país sin provisión de este combustible. Se salió del paso muy a los ponchazos, los reactores peruanos se pudieron construir, rediseñados, los nuestros seguir operando, los enfermos cardíacos y oncológicos del Cono Sur siguieron recibiendo radioisótopos fabricados en el reactor RA-3 de Ezeiza… Pero blanco sobre negro, desde que existe Pilcaniyeu tenemos uranio enriquecido al menos al 20% asegurado con cualquier oferente mundial (son apenas 5). Nos venden el que querramos, con tal de que no ampliemos Pilcaniyeu, que es deliberadamente de baja capacidad y sin utilidad militar alguna.

En suma, las dos misiones principales y fundacionales de INVAP se cumplieron de sobra antes de su primer década de vida. Pero llegó 1984, cuando el presupuesto de la generadora de pedidos, la CNEA bajó a la mitad y quedó congelado ahí, y en pesos. Fue el comienzo del primer «apagón nuclear» argentino. INVAP, que ya había colaborado fuerte con la CNEA en Perú, tuvo que salir a exportar para sobrevivir.

Y le fue bien: ganó sucesivas licitaciones por reactores en Argelia y Egipto, cada una de las cuales aseguró 5 o 6 años de sobrevida pagando gastos. Sin embargo, sin poder acumular ganancias y reinvirtiéndolas íntegramente en actualizar su tecnología, vivía peligrosamente. Su personal, de una formación exquisita, cobraba siempre poco, y a veces, tarde o en cuotas, o en bonos.

Pero en 1993 el gobierno bloqueó varios proyectos de exportación, entre otros la constitución de una asociación con la TAEK, la Comisión Atómica de Turquía, para fabricar y vender ya no reactores de investigacion o irradiación, sino pequeñas y entonces bastante revolucionarias centrales modulares compactas de potencia, un mercado infinitamente mayor. Es el famoso reactor CAREM, que hoy está construyendo la CNEA junto a las Atuchas I y II, proyecto entonces derivado a INVAP. Privada de esa alianza, donde Argentina debía poner el know-how y los turcos su enorme y antigua red de clientes en Medio Oriente y Asia, la situación de INVAP, entonces con 1000 empleados, se volvió crítica y hubo que despedir a casi 700.

Varotto, jefe indiscutido del período creacional de INVAP, buscó otros rumbos y fue nombrado como director de una agencia espacial civil nueva, la CONAE, que había heredado el rol de la vieja CNIE, de la Fuerza Aérea, cerrada por el gobierno. Fue en parte para salvar su propia obra, INVAP, y en parte para que la CONAE no se transformara en una compradora boba de tecnología externa, que Varotto decidió que aquella empresa que había fundado en Bariloche fuera arquitecto principal de la construcción de los satélites de la nueva agencia espacial.

Los últimos pagos por la construcción del reactor en Egipto y los primeros satélites pedidos por Varotto dieron la plata justa para no cerrar, y llegar con la empresa viva, pero siempre bailando en el Titanic, al año 2000. Fue un momento histórico: INVAP volvió a derrotar en licitación a las empresas nucleares de EEUU, Francia, Canadá, Rusia, Japón y Corea y ganó la provisión de un reactor a Australia.

Eso fue algo que sorprendió no sólo al gobierno argentino de turno -en general, hasta 2006, ninguno tuvo mayor idea de qué era INVAP, adónde quedaba o que hacía. Sorprendió sobre todo al gobierno australiano, cuya comisión de adjudicación estaba subdividida en grupos de expertos dedicados a puntuar los sistemas funcionales de los reactores ofertados. Estas subcomisiones de expertos nucleares no tenían conexión entre sí, para que la elección del ganador fuera absolutamente transparente, asunto capital en una Australia entonces ideológicamente muy antinuclear. Al ir acumulando puntos de ventaja en cada comisión, finalmente la oferta de INVAP quedó muy al frente de las demás, y los australianos, bastante preocupados porque ignoraban si la Argentina (¿recuerda el lector el año 2001?), seguiria existiendo como país, y podría cumplir con el pedido.

La firma ya le había ganado muchas licitaciones en las narices a esos mismos contendientes, siempre por calidad de oferta y nunca por precio o financiación, y sin que los medios o la política argentinos se dieran por enterados. Pero esos ambientes son cholulos y Australia es un mundo más «high tech» que Egipto, al menos por ahora. Sin embargo, la dirigencia política argentina, país que finalmente logró no desaparecer, descubrió a INVAP en 2006, cuando el reactor OPAL de Sydney se inauguró con bombos y platillos, y todo aquel que quiere ser alguien quiso estar «para la foto». Todavía hoy el OPAL sigue siendo el mejor reactor multipropósito del mundo: con apenas 20 MW de potencia térmica logra abastecer casi el 40% de la demanda de radioisótopos médicos del planeta.

En el negocio espacial, INVAP empezó con un tropezón por causas ajenas. Su primer satélite fue el el SAC-B, de 191 kg, y le dio a la firma barilochense un debut con sabor a fracaso. La NASA, asociada a esta plataforma con el lanzamiento, lo atrasó casi dos años a pedido de la firma Orbital Sciences («Orb», para los amigos), que quería mostrar al mundo su nuevo misil crucero Pegasus, pero potenciado y convertido en lanzador de satélites, con el nombre de Pegasus XL. Este engendro nunca estaba listo para salir a órbita, por problemas técnicos que no terminaban jamás de resolverse. Y la CONAE, en la infeliz espera, no tenía piso para pelearse con la NASA: en aquellos años, uno daba gracias a los EEUU, que habían impuesto el cierre de la CNIE, por dejarnos mantener un programa espacial modestito y poner el lanzamiento.

El 4 de noviembre de 1996, día del lanzamiento, el Pegasus XL nos jugó una mala pasada. Los bulones explosivos que debían liberar al SAC-B en su órbita no detonaron y el satelite quedó pegado a la última etapa del cohete, lo cual impidió el despliegue de los paneles solares. Con su carga eléctrica inicial de la batería, el SAC-B hizo 2 órbitas sin poder generar la recarga. Eso alcanzó para verificar que todos los sistemas del satélite funcionaban «nominales», es decir como debían hacerlo por diseño. Pero como un jinete vivo preso de un caballo muerto, el satélite finalmente murió por falta de energía, y arrastrado por la masa de la segunda etapa del lanzador se cayó desde su órbita y se incineró atravesando la atmósfera.

La respuesta de Varotto ante el fiasco es casi paradigmática: no estaba preocupado en absoluto, dijo con una cara más bien pétrea. Aquel era un satélite de investigación científica pura, un proyecto astronómico heredado del CONICET y dedicado a investigar algo tan ajeno a la economía argentina como las fuentes de explosiones extragalácticas de rayos X. Lo importante era que el satélite había funcionado joya casi 3 horas. El siguiente satélite iba a mirar para abajo y dar servicios útiles para el país. Quedaba dicho sin decir, al menos públicamente, que  si los EEUU se asociaban a la misión con el lanzamiento, no volveríamos a ser cobayos de sus vehículos experimentales.

En cooperación con la NASA, el satélite SAC-D/Aquarius fue la primera misión con el objetivo principal de medir la salinidad de la superficie del mar desde el espacio
En cooperación con la NASA, el satélite SAC-D/Aquarius fue la primera misión con el objetivo principal de medir la salinidad de la superficie del mar desde el espacio. Gentileza Invap

El siguiente intento ocurrió en 1998 con el SAC-A, de 68 kg, otra misión desarrollada aquí y lanzada por la NASA, que llegó al espacio a bordo del transbordador Endeavour. Fue, en realidad, un modelo de demostración de las cámaras y sistemas de navegación del futuro SAC-C, aquel «señor satélite» al que la CONAE apostaba su prestigio y continuidad.

El SAC-C pesó 485 kg y fue realmente el primer satélite argentino de teleobservación. Entró en funciones el 21 de noviembre de 2000 tras un lanzamiento en que todo salió «nominal». La NASA, que en general no pone más de 2 sensores en ninguno de sus satélites de observación terrestre para no complicarlos, se preguntaba como habíamos hecho para acumular 11 sensores de 7 países distintos en un aparato de peso entre mediano y bajo, y que todo funcionara joya, sin que un magnetómetro dedicado a mapear el campo magnético terrestre interfiriera una cámara multiespectral, o que ésta alterara las mediciones de un sensor de la atmósfera, y así hasta llegar al onésimo sensor. Para la NASA el SAC-C era como 5 satélites en uno solo, y con un sensor de yapa. Y para la Cancillería, entonces a cargo de la CONAE, el SAC-C era como las Naciones Unidas subidas a un único aparato.

La respuesta es que así como la CONAE había aprendido mucha diplomacia espacial para juntar socios, INVAP había aprendido mucha ingeniería espacial de la NASA con los SAC predecesores. También había aprendido a rediseñar el satélite «de capo al fine» toda vez que Varotto traía un socio nuevo con un sensor nuevo, causa de cantidad de gritos y portazos. Y por último, había aprendido lo que ya sabía desde 1994: que con la supervivencia de la CONAE aseguraba la propia, porque la CNEA seguía en apagón y declive, y el gobierno argentino no estaba colaborando nada con las exportaciones nucleares habituales de INVAP.

Estaba tan bien hecho el SAC-C y fue tan bien operado por la CONAE, que en lugar de durar los 5 años esperables de un aparato de observación terrestre, aguanto 13 y siguió dando datos sobre rendimientos esperables de cosechas, derrames de petróleo, incendios forestales y de campos, inundaciones e incluso del movimiento de los casquetes polares hasta el 15 de agosto del 2013.

En las sucesivas exposiciones como Expocampo a partir de 2001, la CONAE ponía su extraño kiosquito y los productores rurales, hasta entonces «Landsat-dependientes», se arracimaban. Si tenían al menos 300 hectáreas, se podían ver clarito a sí mismos en las imágenes satelitales, y les entraba a caminar la cabeza de la diferencia entre comprar lo que hay en los anaqueles, y tener un instrumento propio y decidir cuándo y hacia adónde apuntar las cámaras.

Como medida de la increíble obstinación de INVAP de sobrevivir a la montaña rusa política de su propio país, ese satélite lanzado en 2000 coincidió con el triunfo de su reactor OPAL en Australia. Doblete.

Misión tras misión, las ambiciones espaciales argentinas fueron creciendo. En junio de 2011, el SAC-D, de 1600 kg, transportó ocho instrumentos científicos, entre ellos, el radiómetro Aquarius de la NASA, con el objetivo principal de medir y cartografiar la salinidad en la superficie del mar. A más de U$ 150 millones, costaba más el radiómetro que todo el resto del satélite, si esto sirve como indicio de que la NASA ya confiaba de sobra en que éste, como plataforma de servicios de su sensor, funcionaría bien. Los otros 7 sensores fueron casi todos y no hizo falta tantos rediseños de la mesa para ponerle plato a un nuevo invitado.

La NASA no se equivocó al confiar en este nuevo satélite argentino, o no mucho. Durante cuatro años, los datos del SAC-D ayudaron a mejorar los pronósticos climáticos regionales, seguir la evolución de huracanes en el océano Atlántico y a obtener información sobre el cambio climático y el ciclo global del agua. El 7 de junio de 2015 el SAC-D sufrió un fallo de hardware que determinó su fin un año antes de tiempo. La NASA no se quejó en absoluto: había recogido toda la data que necesitaba sobre la salinidad oceánica.

INVAP revisó sus proveedores y decisiones en materia de hardware y se aprestó para nuevos proyectos espaciales, aunque ahora de un nuevo cliente enteramente distinto y que exigía una ingeniería radicalmente ajena a la de los aparatos de observación terrestre. En 2006, el gobierno nacional, que gracias a la inauguración del OPAL en Sydney había descubierto la existencia de INVAP, había creado la empresa de telecomunicaciones ARSAT para tomar el toro por las astas en un asunto difícil. El consorcio europeo que operaba el Nahuelsat 1 nos había dado un satélite casi imposible de controlar, claramente destinado a un fin prematuro.

Pero además no sólo se negaba a sustituirlo y darnos un Nahuelsat 1 decente, sino también a darnos -como se había pactado- un Nahuelsat 2 para ocupar otro de los dos únicos sitios geoestacionarios reservados para Argentina ante las Naciones Unidas. Esos lugares en el espacio, tan lleno de espacio, no abundan, y uno de tales sitios, la posición 81o Oeste, es una de las más valiosas del mundo: permite interconectar las tres Américas. Y lo íbamos a perder por no tener un aparato para ocuparlo, y la Unión Internacional de Telecomunicaciones se lo iba a dar al Reino Unido.

La de los Nahueles era una matufia armada para que el Reino Unido se quedara con las dos posiciones argentinas. Como con las Malvinas nos bastó y sobró, ARSAT se fundó para ocupar sus sitios en el espacio, la 81o Oeste y la 72o Oeste, con satélites diseñados y construidos aquí, en Argentina. Si salían malos o demasiado tarde, al menos sería por inepcia propia y no por tejemanejes ajenos.

Los satélites de observación de la CONAE tienen órbitas polares de unos 600 km. de altura: pasan primero sobre el polo Sur y luego sobre el Norte, con un chanfle de unos 6 grados, en órbitas de aproximadamente una hora y media. En su recorrido, la Tierra gira bajo el satélite de modo que éste recorre con sus cámaras y sensores toda su superficie.

La vida útil de un satélite de observación depende en buena medida de que su hardware soporte la radiación solar y de que sus pequeñas reservas de combustible a bordo mantengan su altura y apunten sus cámaras hacia los sitios de interés. En este caso, los de la CONAE, que sube sus comandos y baja sus datos desde su centro espacial en Falda del Carmen, Córdoba, ayudada por una red internacional de otras agencias espaciales asociadas con la CONAE por canje de servicios «de subida y bajada».

Pero los satélites geoestacionarios de telecomunicaciones son bestias enteramente distintas. Tienen que quedarse fijos sobre la vertical de un sitio del trópico terrestre desde el cual puedan recibir y transmitir radio, TV, señales de Internet y también comunicaciones militares encriptadas del país propietario. Son como antenas repetidoras, montadas sobre torres imaginarias altísimas.

En lugar de girar alrededor de la tierra, los geoestacionarios alcanzan su «slot» orbital a 35.786 km. de altura sobre el ecuador, y giran CON la Tierra, a su misma velocidad angular. Para las antenas terrestres que suben y bajan señal desde el satélite, éste tiene que quedarse en un punto fijo del cielo, inmóvil e imperturbable como granadero de guardia en la Rosada, sin moverse más que a lo sumo medio grado pese a la tracción gravitatoria contradictoria y casi imposible de modelar del Sol, de la Luna y de las irregularidades del campo gravitacional terrestre, tan lleno de baches. Y ahí arriba hay que quedarse quietísimo 15 años.

Esto implica componentes capaces de soportar dosis de radiación solar y galáctica mucho mayores que las comunes a 600 km. de altura. Pero además, mucho combustible, porque normalmente los cohetes de lanzamiento geoestacionarios no llegan a 35.786 km. de altura. Dejan al satélite mucho más abajo, a apenas 2000 km (las cifras varían con cada lanzador), y el geoestacionario debe hacer el resto del camino ascendente en sucesivas órbitas, y con su propio combustible. Esto los vuelve, de algún modo, más espacionaves que satélites.

Cuando ARSAT decidió hacer sus propios geoestacionarios, el mundillo espacial fue bastante escéptico. Pero INVAP recibió el pedido y, para empezar, amplió sus instalaciones de fabricación satelital, e incluso puso una planta de testeo físico de los mismos (CEATSA, en vaquita con ARSAT), que es la mayor al sur del Río Grande.

Prácticamente el 50% del personal quedó adscripto al área espacial, porque había también pedidos de la CONAE. Y se empezó a la máxima velocidad posible con el diseño de la estructura, cableado y software de los satélites de telecomunicaciones nacionales ARSAT-1 y ARSAT-2.

Con un peso de tres toneladas, de los cuales los propelentes líquidos constituyen casi el 70%, fueron puestos en órbita desde la Guayana Francesa en 2014 y 2015, respectivamente. Los escépticos que esperaban algún fracaso siguen esperando. Desde entonces, brindan acceso a internet en lugares remotos, facilitan la transmisión de datos para el sector público y privado, incluyendo el envío de señales de televisión en todo el territorio argentino, las bases antárticas y las Islas Malvinas. Somos uno de los 10 países del mundo con capacidad de construcción geoestacionaria.

En 2016, el gobierno nacional dejó a ARSAT sin su tercer satélite y cantidad de radares de control aéreo y meteorológicos entregados, sin pagar. INVAP, nuevamente a punto de quebrar pero ya muy rápida de reflejos y más acostumbrada a encarar al toro que a ver la vaca y llorar, hizo sociedad con TAI, la empresa aeroespacial de Turquía, y empezó el diseño del GS-1, mucho más liviano y de mayor ancho de banda que los ARSAT 1 y 2, que eran deliberadamente conservadores en lo tecnológico, para ser más robustos. La idea es vender el GS-1 con Turquía a decenas de posibles compradores. Por ahora, su primer cliente sería la Argentina, país de ideas muy cambiantes. Se verá.

Los satélites gemelos SAOCOM

Por su parte, el Plan Espacial Argentino se consolidó con la construcción en Bariloche de los satélites gemelos de la misión SAOCOM (siglas de Satélite Argentino de Observación Con Microondas). Los SAOCOM se diseñaron para funcionar asociativamente con los satélites COSMO-SKYMED de la Agencia Espacial Italiana.

Son grandotes, y no sólo por el peso. Cada SAOCOM 1 tiene 3 toneladas de masa, la misma de tres autos livianos. Pero su rasgo único y distintivo es que cada uno ostenta una antena de radar que, en despliegue completo, mide 35 metros cuadrados, la superficie de una cancha de squash, y consume cantidad de electricidad de las baterías. Es que a diferencia de los COSMO italianos, que operan cómodamente en banda X, de menor consumo, nuestros satélites emiten en banda L, lo que exige antenas y cantidades de energía descomunales. Sólo otro país (Japón) se atrevió a una ingeniería tan arriesgada.

El riesgo se justifica por los resultados. Sin que importe si es de día o de noche en Argentina, y si el cielo está despejado o no, el SAOCOM crea su propia iluminación. La onda de radar de 23 cm. del su tremenda antena puede penetrar en sedimentos blandos y medir la humedad del suelo. El productor rural argentino cruza esos datos con los pronósticos climatológicos, y sabe si le espera inundación o sequía, y si sembrar, fertilizar y usar plaguicidas, o no.

La onda L permite detectar derrames de hidrocarburos en el mar, e incluso el desplazamiento de buques observando sus estelas en el agua, hacer un seguimiento de inundaciones. Puede detectar inundaciones incluso ocultas bajo un bosque, y predecir  enfermedades contagiosas humanas o en los cultivos. Puede hasta anticipar con muchos días catástrofes como erupciones en la Cordillera, o deslaves de laderas.

Aunque esenciales para el campo argentino, los SAOCOM 1a y 1b se atrasaron mucho en fábrica, al punto de que salieron a órbita con baterías de níquel cadmio que ya no se usan (las de iones de litio son más livianas y mejores), y con componentes de fines de siglo que hoy son inconseguibles. Si Argentina necesita al menos dos más (lo cual es una verdad de cajón), no podrá clonar los SAOCOM 1. INVAP deberá hacer una ingeniería casi totalmente nueva, como ya sucedió con los ARSAT 1 y 2.

Y eso sucedió y sucede porque la CONAE es una agencia de muy bajo presupuesto, y porque el campo no puso un centavo en estos satélites que hoy le generan información indispensable. Que de otro modo tendría que comprar en Japón, y probablemente no la conseguiría en tiempo y forma, porque hay una larga cola de solicitantes, y la JAXA (la agencia espacial académica japonesa) tiene un único satélite en banda L.

El SAOCOM 1A fue finalmente lanzado el 7 de octubre de 2018 desde Cabo Cañaveral, en EE UU. Le siguió el 30 de agosto de 2020, en plena pandemia de covid-19 y tras varias postergaciones, el SAOCOM 1B, a bordo del lanzador Falcon 9 de Space X.

“Argentina es el único país de América Latina que tiene satélites propios, de fabricación nacional”, destaca el ingeniero electrónico Nicolás Renolfi, subgerente de proyectos espaciales de la compañía, mientras se enfunda en un guardapolvo de tela antiestática y cubre su cabeza y calzado para ingresar a una de las salas más importantes de este complejo. Se trata de un enorme cuarto limpio de acceso restringido y casi diez metros de alto. Aquí, vestidos como si fueran cirujanos, los ingenieros construyen, integran y testean los satélites antes de iniciar su viaje al espacio.

Olor a satélite

“Huele a satélite”, dice entre risas María Masoero, encargada de la comunicación de INVAP, sin poder concretar el tipo de olor que domina en esta ‘cocina de satélites’, donde se cuida la limpieza al extremo para evitar daños irreversibles en los sensibles componentes de los instrumentos. “Es una mezcla de olor a aluminio con el detergente desinfectante neutro que se usa para mantener el cuarto limpio”, trata de explicar.

Los satélites son mucho más que cables, paneles solares, cámaras y miles de piezas de fibra de carbono, silicio, titanio y aluminio. Son la encarnación de un trabajo colectivo y coordinado durante años.

En el caso de la próxima gran misión espacial argentina, SABIA-Mar (siglas de Satélite de Aplicaciones Basadas en la Información Ambiental del Mar), este aparato, casi modesto frente a los un poco monstruosos ARSAT y SAOCOM, congrega a 250 ingenieros e investigadores. En vez de observar la tierra, esta nave de 700 kg y una vida útil de cinco años se centrará en los océanos. Se encuentra en fase de diseño y construcción de varias de sus partes.

 

“La misión SABIA-Mar se enfocará en el estudio de los mares y las costas para poder caracterizar el hábitat y el ecosistema marítimo de nuestra región, que suele ser de muy difícil acceso”, indica la física Carolina Tauro, investigadora principal de la misión en la CONAE y profesora del Instituto Gulich, “lo nos permitirá hacer un uso sustentable de sus recursos, como establecer zonas de protección marina y zonas de pesca”.

Para ello, desde una órbita baja, a entre 550 y 700 km de la superficie terrestre, utilizará una tecnología que recién está naciendo y se conoce como ‘ocean color’. Sus cámaras de alta sensibilidad podrán estudiar variaciones climáticas –debido a que los océanos son los grandes reguladores del clima del planeta–, identificar el movimiento de las algas microscópicas (o fitoplancton, cuya cantidad y tipo determina la cantidad y tipo de las poblaciones de peces). Obviamente, también tendrá óptica para detectar la pesca ilegal.

Los satélites deben superar numerosos test antes de ser lanzados al espacio
Los satélites deben superar numerosos test antes de ser lanzados al espacio. Los conos «anecoicos» que alfombran esta sala como los clavos tachonan la cama de un faquir, permiten testear las emisiones electromagnéticas del satélite. Generan un casi absoluto «silencio de radio», libre de interferencias y ecos, fundamental para analizar el desempeño de esa antena gigante que se ve al fondo, y que es la de un SAOCOM. Gentileza Invap

Argentina posee una costa marítima de más de 4700 km. Es una cifra en discusión con el Instituto Geográfico y con el Servicio de Hidrografía Naval, que tienen cifras distintas. Para el CONICET, tercero y último en la disputa, son 6400 km. Como sea, esa discordia no zanjada muestra la escasa atención del país a sus asuntos marítimos, que involucran una costa enorme en los tres escenarios mentados.

Un satélite de este tipo ayudará a monitorear esa costa. SABIA-Mar nació originalmente como una misión compartida con Brasil, con casi 10.000 km. de costas, pero -algo que ya nos pasó otras veces- los primos se bajaron, y por el momento la misión es 100 % argentina. “Está en la Agencia Espacial Brasileña tomar la decisión de hacer un segundo modelo del SABIA-Mar; pero eso no está confirmado todavía”, apunta Leandro Colombano, ingeniero mecánico en INVAP.

A la Argentina le convendrían más dos SABIA-Mar en vaquita con Brasil que uno solo y exclusivo. Dos duplicarían la «tasa de revisita», es decir disminuiría a la mitad los 14 días necesarios para para que un único SABIA-Mar en órbita polar vuelva a pasar sobre la vertical de un sitio de la costa que se ha vuelto súbita y urgentemente interesante. Es exactamente la misma situación por la que nos convendría tener 4 y no dos SAOCOM.

Está previsto que este satélite marino se lance en 2024, tras pasar pruebas de choque, ruido y vibración mecánica que simulan el ambiente del cohete durante el lanzamiento. También están las comprobaciones en cámara de alto vacío y temperaturas cambiantes en un arco térmico de 160o centígrados sobre cero a 140o bajo cero, que simulan las condiciones en órbita con el satélite bajo la feroz luz solar, o en eclipse a la sombra de la Tierra.

Por esa trituradora de satélites vírgenes que son los laboratorios de CEATSA desfilarán también los próximos integrantes de la familia satelital argentina: el ARSAT SG-1 (o ARSAT Segunda Generación 1, anteriormente conocido como ARSAT-3) y el primero de los SAOCOM 2, que despegará en 2026, con mayor potencia en los paneles fotovoltaicos, baterías de litio para almecenar más carga, y seguramente algunas mejoras en las gigantescas antenas en banda L, cuyo modelo inicial pesa 1,5 toneladas.

En una época de consolidación de la actividad espacial en la región, con la creación en 2021 de la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio, estas tecnologías satelitales desempeñan una función simbólica y política que va más allá de sus resultados y servicios. Dan prestigio de país tecnológico emergente, traen socios espaciales -como hoy lo es Turquía- y facilitan la exportación de otros productos argentinos avanzados, ya se trate de radares civiles, militares o meteorológicos, de semillas recombinantes, de drones o de vacunas.

Cada pieza, antena, panel solar y satélite diseñado, fabricado, integrado, probado y eventualmente lanzado por otros países (por ahora), es un contrato cumplido con nuestra nación y con otras, y una afirmación de que nuestro destino puede ser el valor agregado, en lugar de únicamente la exportación de naturaleza cruda.

Mientras tanto, la CONAE lucha por ir llegando al cohete propio de puesta en órbita, el lanzador nacional Tronador III. En un país en desarrollo, dominado históricamente por la volatilidad política y la incertidumbre económica, todos estos son pasos hacia su independencia tecnológica.

“Ejercer la soberanía espacial es casi tan importante como la soberanía territorial, marítima o del espacio aéreo”, subraya Tauro, que concluye: “Estas iniciativas implican independencia para poder conocer nuestro territorio y para gestionar nuestros recursos sin depender de otras misiones espaciales o de otros países”.

 

Está prevista una reunión de Alberto Fernández con Xi Jinping el 16 de noviembre

Los presidentes de Argentina y China mantendrán un encuentro en medio de la próxima reunión del G20 en Bali, Indonesia. Se definirán temas centrales como las inversiones en infraestructura, la ampliación de Swaps y el ingreso a los BRICS.

Reproducimos, y comentamos, esta interesante nota de Martín Dinatale: «El presidente Alberto Fernández se reunirá con su par de China, Xi Jinping, en la cumbre de jefes de Estado del G20 en Indonesia el 16 de noviembre, bajo una agenda muy ambiciosa que abarcará temas gravitantes para la economía: la ampliación de Swaps para el Banco Central, el plan de la Franja y Ruta de la Seda, los proyectos de infraestructura, inversiones en litio y la posibilidad concreta de incluir a la Argentina en el grupo de los BRICS. Según confirmaron a este cronista en la Casa Rosada, la reunión de Alberto Fernández y Xi Jinping recibió este lunes la ratificación por parte de Beijing y se realizará en Bali, en medio de la cumbre de presidentes del G20. Será el segundo encuentro en este año que mantienen personalmente ambos presidentes, si se tiene en cuenta que el jefe de Estado argentino estuvo en China el 4 de marzo pasado en visita oficial. Los detalles de esta nueva reunión los están cerrando en Buenos Aires el canciller Santiago Cafiero y en Beijing el embajador argentino, Sabino Vaca Narvaja. En la agenda del encuentro figuran temas centrales para las relaciones bilaterales. Por lo pronto, en el Gobierno creen que el triunfo de Lula Da Silva en Brasil sumado a que China hoy preside el grupo de los BRICS, favorece el ingreso de Argentina. Nuestro país ya presentó una carta formal de Alberto Fernández donde pidió formalmente a China ingresar como miembro pleno de los BRICS con la clara intención de potenciar la economía y tender un puente al grupo de países que comprenden el 42% de la población mundial y concentran el 23% del PBI global. Según fuentes diplomáticas de China, Brasil y Argentina, hay intenciones de Xi Jinping, en su carácter de presidente pro tempore del foro regional, de habilitar la inclusión de la Argentina en el bloque de los BRICS. Además, en enero próximo, cuando Lula Da silva asuma la presidencia de Brasil también habrá posibilidades concretas de tener un apoyo para este objetivo que requiere de un consenso unánime de todos los miembros del bloque.

SWAPS Y RUTA DE LA SEDA

Por otra parte, la reunión de Alberto Fernández y Xi Jinping en Indonesia contemplará un repaso de los avances de instrumentos bilaterales vigentes como el Acuerdo Marco de Cooperación Económica e Inversión, el Acuerdo Complementario de Cooperación en Infraestructura, el Plan de Acción Conjunta 2019-23, así como también «las oportunidades de cooperación que se abren en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta». Esto incluirá un amplio listado de al menos 17 proyectos de financiamiento de China en la Argentina que contemplan obras de infraestructura de rutas, las represas de Santa Cruz, la ampliación ferroviaria del Sarmiento y el Belgrano Cargas, los proyectos de inversión de litio en Jujuy y Salta a la vez que las obras de construcción de puentes en Corrientes, entre otros temas. En la Casa Rosada también confirmaron que Alberto Fernández abordará con Xi Jinping el tema de la ampliación de más de 7.000 millones de dólares en swaps del Banco Central de China en acuerdo con el BCRA. Este programa entre los bancos centrales de ambos países le permitirá a la Argentina contabilizar entre sus reservas unos 130.000 millones de yuanes (algo así como US$ 20.600 millones) que, en principio, engrosan las reservas brutas. Pero esto se extenderá a unos US$ 28.000 millones aproximadamente. Está claro que la jugada diplomática de la Argentina de acercar posiciones con China no será un tema que agrade al adversario comercial más grande de Beijing que son los Estados Unidos. Pero en el Gobierno adhieren a la teoría que impuso el embajador argentino en Washington, Jorge Argüello: es decir, no atar a la Argentina a los proyectos de China o Estados Unidos. Más bien, se busca jugar con ambos y esperar que esos países sean los que pujen entre ellos por desplegar la mayor cantidad de inversiones en la Argentina.»

Comentario de AgendAR:

Es llamativo que en la extensa enumeración de proyectos en común que se hace en esta nota, con información proporcionada por la Casa Rosada y la embajada argentina en China, no haya una palabra, ni una alusión, a uno de los más importantes: la 4ta. central nuclear, la Hualong-1. ¿Será que el gobierno argentino espera que China financie el 100% de la obra, en lugar del 85% que se había mencionado? Aún así, es llamativo que el tema no se mencione, cuando se ha anunciado que los bancos chinos reanudarán el envío de fondos para continuar las obras en las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, en Santa Cruz.

La gobernadora de Río Negro reclama por la ley del «hidrógeno verde»

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La gobernadora de Río Negro, Arabela Carreras, se reunió con la secretaria de Energía, Flavia Royón, para pedir avances concretos en la «ley de Hidrógeno Verde» que el ministro Massa tiene que presentar en el Congreso.

En Economía está en análisis el proyecto de regulación nacional de Hidrógeno para su elevación al Congreso. La provincia de Río Negro apura ese esquema porque Fortescue Future Industrie condiciona el avance del proyecto Pampas a la ley que establezca las reglas y condiciones de producción de Hidrógeno Verde en el país. En ese marco, ayer martes 1° la gobernadora Arabela Carreras se reunió con la secretaria de Energía, Flavia Royón. También le permitió precisar el proyecto eléctrico, llamado ALIPIBA II, que anunciará el ministro Massa en Bariloche. Se trata de la obra de interconexión de Villa La Angostura al sistema eléctrico nacional y de tendido de una segunda línea de abastecimiento para Bariloche, con una inversión de 75 millones de dólares. El otro punto de interés de la mandataria fue conocer cuándo Economía elevará el proyecto de Hidrógeno Verde. Este tema fue analizado al iniciar julio con el presidente Alberto Fernández, acordando celeridad del Ejecutivo para su presentación en el Congreso. Participó en esa audiencia también el senador Alberto Weretilneck, a quien se le asignó la misión de un anteproyecto que después presentó en agosto a Massa, Royón y el resto del equipo de Energía. Por lo conocido, Economía abrió una ronda de consultas con otras provincias y empresas que están interesadas en la producción, lo cual, generó diferencias en el texto definitivo que aún prepara Royón. Esta situación fue evaluada la semana pasada cuando Carreras y Weretilneck se juntaron en Casa de Gobierno, en Viedma. Un propósito compartido fue insistir que el proyecto ingrese en el Congreso antes de finalizar el 2022. Al concluir la reunión con la secretaria, la gobernadora estimó que la presentación de Economía será en “los próximos días”, resaltando que “vemos voluntad de avanzar”. La sanción de la norma otorgará un marco para la producción de hidrógeno (entre ellos, el verde) pero, esencialmente, las condiciones y los beneficios para su instalación en Argentina. Actualmente, los directivos de Fortescue iniciaron estudios en Punta Colorada mientras esperan conocer la legislación para determinar también la factibilidad del proyecto Pampas, que se anunció con una inversión de 8.400 millones de dólares.

40 años del Reactor Argentino de Investigación RA-6

Con la misión de siempre, el RA-6 cumple 40 años de trabajo y trayectoria en investigación y formación de recursos humanos. Desde su inauguración en el año 1982, el reactor ubicado en el Centro Atómico Bariloche fue concebido, diseñado y construido en Argentina con la finalidad de promover la enseñanza, el entrenamiento y la investigación en el área nuclear.
“El RA-6 fue un hito para la Comisión Nacional de Energía Atómica, porque fue la primera instalación de este tipo realizada íntegramente en Argentina. La empresa estatal INVAP tuvo a su cargo el gerenciamiento del proyecto y fue la CNEA quien desarrolló la ingeniería completa del reactor”, relata el jefe actual de reactor y responsable primario, ingeniero Fabricio Brollo.

El proyecto

La idea de la construcción surgió a mediados de los años ’70, cuando el Instituto Balseiro (IB), en el marco del Plan Nuclear Argentino ‒que tuvo como objetivo la construcción de centrales nucleares para hacer frente a la demanda energética del país‒ llevado adelante en aquel entonces por la CNEA, decide sumar la carrera de ingeniería nuclear para contar con profesionales altamente capacitados en la materia. En este contexto, se decide construir un reactor nuclear de investigación como soporte de las actividades académicas del instituto. Luego, se fueron sumando nuevas carreras, además de otros usos científicos, facilidades y aplicaciones.
ACTUALMENTE, ENTRE SUS PRINCIPALES FUNCIONES, SE DESTACA LA ENSEÑANZA Y CAPACITACIÓN A TRAVÉS DEL IB, FORMANDO PROFESIONALES EN EL ÁREA NUCLEAR.
Durante el año 2017 se capacitó y entrenó al plantel de operaciones que desarrollará sus labores en el futuro Reactor Multipropósito RA-10, que la CNEA está construyendo en el Centro Atómico Ezeiza (CAE), para la supervisión y conducción de las actividades de operación, protección radiológica y mantenimiento. RA6 en Red Otro de los grandes hitos es el Programa RA6 en Red, que se formalizó en el año 2013 a partir de la firma de un acuerdo de cooperación entre la CNEA y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en el marco de un programa de alcance global denominado Internet Reactor Laboratory (IRL). Su objetivo fue proporcionar a la CNEA de una herramienta de educación y entrenamiento a distancia, para contribuir a la formación de recursos humanos en el área nuclear. “Este sistema posibilita que alumnos y profesionales de instituciones locales o países que no cuentan con un reactor nuclear de investigación, puedan realizar prácticas de laboratorio en forma remota, experimentando a la vez la cercanía a una instalación de este tipo”, comenta el ingeniero Pablo Cantero, representante técnico por CNEA-Argentina del Programa IRL del OIEA en nuestra región. Desde el año 2016 se vienen realizando prácticas experimentales en vivo en las que participan instituciones universitarias de países como Ecuador, Colombia y Cuba; asimismo esta herramienta se utiliza en forma regular como complemento en clases presenciales dictadas por el IB, como también de soporte para cursos especiales de entrenamiento y capacitación de operadores de reactores. Esta plataforma ha contribuido al crecimiento del Proyecto IRL del OIEA, brindando clases demostrativas a países como Francia, Corea del Sur, Marruecos, Indonesia y República Checa.
ACTUALMENTE, EL RA-6 ES EL ÚNICO REACTOR EXPERIMENTAL QUE OFRECE ESTA HERRAMIENTA ONLINE EN LA REGIÓN.
En septiembre de este año, durante la Conferencia General del OIEA celebrada en Austria, se firmó un acuerdo para la renovación del programa en la región para los próximos cinco años. Aplicaciones y laboratorios Además de la investigación y desarrollo en física de reactores e ingeniería nuclear, en el reactor y sus laboratorios, se realiza análisis por activación neutrónica (AAN), radiografía de neutrones, ensayos de instrumentación y control e irradiación de materiales, entre otros usos. También se estudia la Terapia por Captura Neutrónica en Boro (BNCT), una terapia en fase experimental contra el cáncer, que ha probado ser efectiva para tratar melanomas metastásicos en pacientes humanos y tumores espontáneos de cabeza y cuello en animales. Como parte de su proyección y crecimiento, en el año 2017 se terminaron las obras de ampliación de 900 metros de superficie del edificio auxiliar, donde se alojan los espacios de trabajo del personal de diferentes laboratorios, además de la inauguración de un auditorio y una sala de visitas y exposición permanente, como espacio estratégico para la divulgación y el vínculo con la comunidad. A lo largo de estos años, la CNEA ha requerido que las capacidades demostradas por todo el equipo del RA-6, se pongan a disposición de proyectos prioritarios como el ya mencionado RA-10, en donde actualmente participan de la capacitación y entrenamiento del futuro plantel de operación y desarrollo de los procedimientos de puesta en marcha, y de las obras venideras que el organismo proyecte.

«Biorobots» que caminan, nadan, se deslizan y vuelan

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Desde bancos de peces-bots hasta robo-corredores inspirados en guepardos, los ingenieros buscan en la naturaleza ideas sobre cómo hacer que los robots se muevan por el mundo.

Y la inspiración va en ambos sentidos: los diseños que hacen que los drones vuelen de una manera más eficiente energéticamente podrían ayudar a explicar cómo las aves y los insectos han evolucionado para hacer algo similar, por ejemplo. No se pierdan este video de un adorable robot-tortuga de patas blandas, impulsado por aire comprimido.
Clip showing a quadruped robot with soft tube-like legs walking forwards (L) compared with a turtle walking forwards (R)

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Para acceder al artículo de Nature (en inglés) que desarrolla el tema, cliquear aquí.