Con la última suba los combustibles acumulan 13.5% en tres meses
Axion y Shell decidieron un aumento de sus productos: desde este jueves suben 4,5% promedio. YPF las seguiría en pocas horas.
Fuentes de las compañías destacaron que la razón es una nueva alza del el precio internacional del petróleo. El último aumento se produjo un mes, un mes y medio atrás.
Crecen las quejas industriales por importaciones y competitividad
Sigue la tensión por la política comercial, la alta carga tributaria y el retraso en la agenda para bajar el llamado «costo argentino» entre las organizaciones industriales sectoriales y las autoridades.
Fabricantes de ropa, línea blanca, calzado y autopartes aseguran que la devaluación de los últimos meses quedó neutralizada por la suba de costos y que no funcionó como barrera para contener la competencia del exterior.
Productores de frutas y vinos, en tanto, no prevén un salto exportador.
La deuda pública ya alcanzó los U$S 320.934 millones
En 2017, la deuda pública interna y externa, en pesos y moneda extranjera, aumentó en US$ 45.488 millones: subió de US$ 275.446 millones a U$S 320.934 millones, incluyendo la deuda no presentada a los canjes, según informó el Ministerio de Finanzas.
Esta deuda pública nacional no incluye lo que adeudan las provincias. Tampoco la deuda del Banco Central en LEBAC y otros en pesos y moneda extranjera y lo que aún se adeuda del cupón PBI.
En 2016, la deuda pública aumentó en US$ 34.781 millones. Así en los dos últimos años la deuda pública aumentó en US$ 80.269 millones.
Aún así, debido al bajo endeudamiento externo del que se partía, el % de la deuda sobre el PBI no alcanza un nivel que provoque alarma. Es mucho mas bajo que el de Brasil, por ejemplo. La preocupación de los economistas se centra en que los ingresos en divisas del Estado argentino no alcanzan a cubrir sus egresos. Así, la deuda no para de crecer.
El campo francés «recuerda» su oposición al acuerdo UE-Mercosur
Tras una reunión parisina entre el canciller francés Jean Yves Le Drian y su par argentino, Jorge Faurie, desde Francia ratificaron el apoyo al futuro acuerdo con el Mercosur.
Pero las autoridades francesas aclararon que siguen manteniendo diferencias a la hora de resolver los detalles pendientes sobre los intercambios de producción agrícola, uno de los puntos más sensibles de la negociación.
«Francia está siempre muy atenta a los acuerdos que reglamentarán nuestros sectores sensibles, el sector agrícola en particular», precisó Le Drian durante una conferencia de prensa en la cual los periodistas no pudieron hacer preguntas.
La opinión de AGENDAR en el tema haciendo click aqui
Ver también: La Nación, Cancillería
¿Una central atómica en la Patagonia?
El año pasado el presidente Macri, el ministro Aranguren y el gobernador Weretilneck debieron retroceder en el proyecto de la 5ta. central nuclear argentina porque hubo puebladas en contra en las mayores ciudades de Río Negro.
Hace tres semanas, el Consejo Deliberante de una ciudad rionegrina, Sierra Grande, aprobó una medida que hace posible que se instale allí. Para no desaparecer.
Porque desde 1969 hasta 1991, cuando el presidente Carlos Menem ordenó su cierre, la actividad de la ciudad giraba alrededor de la explotación de su mina de hierro. A partir de ese momento, Sierra Grande se quedó sin fuentes de trabajo ni posibilidades de desarrollo. Ahora ven en una futura posible central, una posibilidad de revertir esta situación, una alternativa de desarrollo económico.
En AGENDAR creemos que una inyección atómica para un pueblo anémico puede tener contraindicaciones. Les proponemos leer la Nota de Opinión: Nuevas centrales nucleares ¿No pasarán?
Nuevas centrales nucleares ¿No pasarán?
Recientemente, AGENDAR registró una noticia… sorprendente, sobre el desarrollo de la industria atómica local. Una pequeña ciudad de Río Negro, Sierra Grande, daba la bienvenida a la radicación de la 5° central nuclear argentina en su distrito. Porque la ven como la única alternativa visible a su desaparición, condenados por el cierre de la mina de hierro en torno a la cual giraba toda su economía.
Es una excepción. La mayoría de los rionegrinos se opone, de acuerdo a los resultados de las elecciones del año pasado, y el presidente Macri y el gobernador Weretilneck tuvieron que abandonar el proyecto, por ahora.
Consideramos que ambos mandatarios cometieron un error fundamental: hoy es imposible que los habitantes de una región acepten una planta gigante (más de 1000 MW) de un proveedor (China) y una tecnología (PWR) desconocidos para la Argentina. A menos que la central sirva como eje de un paquete de industrias electrointensivas, que generen trabajo calificado y permanente a pie de planta: siderurgia, química, vidrio, aluminio, papel, etc.
Este intento fracasó porque los rionegrinos lo vieron como otro de tantos proyectos energéticos antifederales, calcados del modelo histórico del petróleo, el gas y la hidroelectricidad: el riesgo y los impactos ambientales quedan en la Patagonia, pero los puestos de trabajo, a miles de kilómetros de distancia, en Buenos Aires y el conurbano. Sólo el “combo” de la represa de Futaleufú como fuente electroquímica de la planta de aluminio de Aluar, en Puerto Madryn, Chubut, rompieron brevemente ese molde. Eso es algo que el estado y la industria privada hicieron bien en los ’70, pero el país no sacó la lección.
Actualmente, las industrias electrointensivas últimamente son el único modo de vender electricidad nuclear en Europa. En Francia, por ejemplo, las centrales atómicas son defendidas a capa y espada por Exeltium, una cámara de muy diferentes fabricantes cuya única necesidad común es electricidad “de base” barata, libre de la intermitencia inevitable del viento o del sol, así como de impuestos presentes y/o futuros a la emisión de carbono. Eso da nuclear o nuclear. Por ahora no aparecen mejores opciones.
‘It’s the economy, stupid!’, como decía el ex presidente Bill Clinton cuando era candidato. La propia Sierra Grande yerra en su pedido. Durante décadas, el hierro de la vieja mina de HIPASAM se exportó como “pellets” de bajo precio por estar contaminado de fósforo, que el alto horno no elimina y fragiliza el acero que se obtenga de tales fundiciones. Pero con electricidad nuclear, Río Negro podría hasta reabrir la mina en Sierra Grande, si en lugar de alimentar una exportación de baja calidad, nutriera dos industrias en la provincia: una de fosfatos extraídos químicamente del mineral para su uso en agricultura, y otra de fundición/laminación de aceros libres de fósforo, todo exportable. Los fosfatos hoy el agro argentino los importa en su totalidad. Son carísimos.
Una de esas industrias podría estar en Viedma, la ciudad más antinuclear de la provincia, y otra en San Antonio Oeste, con puerto de ultramar. Esa montaña de empleo y valor agregado provinciales multiplicaría mucho el atractivo de la oferta china ante los rionegrinos.
AGENDAR no objeta la central nuclear china. Pero ofrecida sin industrias al pie es invendible, no pasa, y empujada por la fuerza, sólo genera antinuclearismo.
Daniel Arias
En marzo el déficit comercial con Brasil creció 19%
Según datos oficiales el mes pasado las exportaciones argentinas al mercado brasileño alcanzaron US$ 878 millones mientras que las brasileñas al mercado local fueron por US$ 1706 millones.
El industrial argentino y el TLC con la unión europea
Los Tratados de Libre Comercio o TLCs suelen ser ilegibles por estar redactados en una jerga diplomática más abrumadora que la de los abogados, amén de ser larguísimos y abundantes en “letra chica”, el escondite de lo letal en cualquier contrato. Pero en América del Sur los TLC son ilegibles por secreto diplomático. En la región, los ciudadanos de a pie están autorizados sólo a cumplir los TLC, no a leerlos. Es lo primero a decir sobre este TLC en particular, el que quiere vincular en términos casi maritales las economías de los 22 países de la Unión Europea (UE) y los 5 socios y 5 asociados del Mercosur.
Un TLC suele apoyarse en el consenso de un grupo de cancillerías, formadas en general por funcionarios de carrera bien pagos, sumamente estables y a salvo de la economía real, un poco como los jueces en Argentina. No son personas que paguen consecuencias por lo que suscriben, pero ponen la firma en nombre de todos sus ciudadanos. En este caso, de Ud., compatriota industrial. En AGENDAR creemos que no debe darles su autorización.
Personas importantes, como los presidentes de cámaras de comercio o industria, logran hacer leer los TLCs a sus abogados y economistas. La información es poder, y éste da acceso a la información. En el caso de las planas mayores de la Unión Industrial Argentina (UIA) o de la FAPESP, la central de los poderosos industriales de Sao Paulo, hay que decir que parecen nerviosas con este TLC en particular. Hay premios para algunos y castigos para muchos más.
El diario La Nación, muy pro-acuerdo, explica por qué en un reciente artículo: Quiénes ganan y quiénes pierden con un acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea “En el primer grupo («los que ganan») se ubicarían, en principio, alimentos, carnes sin procesar, productos químicos y minerales; mientras que en el segundo («los que pierden») se encolumnarían bienes de capital, insumos para la producción (como plásticos), metales y metalmecánica y textiles, calzados y marroquinería. En una posición intermedia aparecerían la industria automotriz y servicios profesionales”. Lo principal queda dicho. En esos rubros se genera casi todo el empleo industrial formal argentino.
La UIA suele estar dirigida por agroindustriales, y este TLC en particular no parece premiarlos lo suficiente como para que enfrenten una rebelión de empresarios PyME, los que forman el 94% de la industria argentina. 100.000 toneladas de carne (y no 300.000 como se prometía) ¿valen otra fractura, rancho aparte y vereda de enfrente en la agitada historia de la central empresaria?
Para el caso, ¿no es mejor negociar caso por caso –sin TLCs ni otros megacontratos- con los chinos? Son un poco como los ingleses allá por los ’30: dañinos para nuestras PyMES, y peores que aquellos británicos porque las manufacturas chinas vienen de un “dumping” social del que preferimos abstenernos, por cuestiones de gobernabilidad. Agravado, además, porque en estos días entran sin gravámenes. Pero los chinos acaban de avisar que nos compran toda la carne que logremos venderles.
Como además no hemos firmado (aún) ningún TLC tóxico con China, no es imposible que los próximos gobiernos en la región, o los que sigan a los próximos, intenten resucitar las viejas aduanas del Mercosur. No será fácil. Tienen cómo castigarnos. Pero los chinos están tan sobrepoblados que no les queda territorio fértil: por ahora no nos ponen techo a los sudamericanos para casi nada que sea comestible. En cambio los europeos más que proteger, miman a sus 10 millones de “farmers”.
Con este TLC se juegan la vida los que se dedican a maquinaria industrial y agrícola, metalurgia, mecánica, electromecánica, y mucho más aún en textiles y calzados. Para el Ministro de Producción de la Argentina, Francisco Cabrera, tales industriales son llorones crónicos que deberían aceptar su suerte inevitable: ser barridos. Para la sociedad argentina, en cambio, han sido más bien los sobrevivientes darwinianos de varias mega-extinciones, esos inacabables, recurrentes experimentos de “libre comercio”.
Los industriales PyME argentinos son los que lograron que entre los ’40 y los ’70, sin otro capital social que la educación pública, nos volviéramos el país más industrial de América del Sur, y dueño de la fuerza de trabajo más calificada en la región. Tienen algunas cosas qué enseñar. Y como se demostró entre 2002 y 2011, aún sin acceso alguno a crédito blando y sin más protección que la de un dólar a precio lógico, nuestros industriales PyME son capaces de crecer con el resto del país y de sus regiones, en lugar de contra los mismos. Y también de exportar agresivamente. Y de crear producción de calidad y empleo digno. ¿Llorones?
Los argumentos a favor de este TLC son rarísimos. “Estamos comprando reglas de juego europeas”. Eso las hace buenas para los europeos, sin duda, ¿pero para los argentinos? “Las PyMES manufactureras tendrán que agruparse en ‘clusters’”. Sí, claro, cuando funcionan. ¿Y cuando no? ¿Y si no logran funcionar y antes los entierra un dumping de artículos con marca europea fabricados en Turquía? “Se abren oportunidades para exportar servicios financieros y legales”. Poco entusiasmo en las metalmecánicas de Ferreira, Córdoba Capital, o el cinturón textil de San Martín o en el sector calzado de La Matanza, provincia de Buenos Aires.
Y los argumentos siguen. “Tendremos acceso a un mercado rico de 500 millones de habitantes”. Por ahora, parece más bien que los 500 millones de europeos necesitan de nuestros 290 millones de sudacas, porque fuera de Alemania y sus BMWs, Audis y Mercedes, con China suelta por el mundo, hace rato que no le venden zapatos belgas o camisas españolas a casi nadie. “Nos lloverán capitales”. Eso suena desde que empezó la recesión. No existen inversores, ni en la Unión Europea ni en Mongolia, que vayan a poner plata en una recesión. “Hasta podrían venir firmas italianas a instalar sus fábricas de pastas aquí para vender el producto a Europa”. Cierra más defender lo nuestro y existente que lo ajeno e imaginario. Y mucho más si pensamos en patentes medicinales: las farmacológicas argentinas dominan obstinadamente el 60% del mercado interno desde hace décadas, y muchas exportan genéricos recombinantes. Con este TLC, pierden.
Por último, La Nación insiste en que la firma del TLC con Europa es inminente. La cancillería brasileña, Itamaraty, dice lo mismo. Desde 2014. El ALCA también fue inminente entre 2001 y 2004. Hoy no lo quiere ni Donald Trump.
Bioceres, Monsanto y un cambio en el agro argentino
Por Daniel Arias
La multinacional Monsanto -cuya compra por el aún más gigantesco grupo Bayer ha sido aprobada hace pocos días- adquirió el 5% de las acciones de la rosarina Bioceres, al capitalizar un préstamo por u$s 8,1 millones. Una ganga, si consideramos que la jugada le acerca la copopriedad de las semillas de soja y trigo HB4, las 2 patentes de tecnología más valiosas de la historia argentina. Lo son porque su valorización financiera estará fogoneada por el cambio climático. Bioceres se define como un «proveedor integrado de soluciones de productividad de cultivos, que incluyen el desarrollo de semillas genéticamente modificadas, rasgos de semillas, tratamientos de semillas, productos biológicos, adyuvantes de alto valor y fertilizantes«. Es propietaria o tiene licencias de uso de 303 productos registrados, y suma 217 patentes y solicitudes. Pero, como le sucede a menudo a las empresas argentinas, ha tenido problemas de financiamiento. Y este febrero tuvo que postergar una oferta pública de acciones (IPO) que iba a hacer en la Bolsa de Nueva York. Los mercados financieros ven a la Argentina como un país que produce soja pero no patentes genómicas. Están equivocados, pero no será fácil convencerlos. No se trata sólo de la dificultad de ser profeta en la propia tierra. En febrero, tanto los expertos del Dow-Jones como del NASDAQ tomaron nota del endeudamiento de Bioceres pero evaluaron mal lo que significan sus dos patentes de licenciamiento más inminente: una tecnología recombinante que «transfectó» los genes de resistencia a extremos hídricos (sequía, encharcamiento y salinidad) naturales del girasol a dos especies totalmente diferentes: la soja y trigo. Son 2 de los 5 cultivos más importantes del mundo. Pero Bioceres también transfectó el maíz y el arroz, todavía a medio trámite, con lo que tiene 4 de 5. Las 4 nuevas especies fueron denominadas HB4 por su desarrolladora, la doctora Raquel Chan, investigadora superior del CONICET en el Instituto de Agrobiotecnología del Litoral. La soja recombinante HB4 otorga una productividad de un 1% a un 25% mayor que las de otras variedades transgénicas y/o híbridas en sequía y/o anegamiento, sin perder esa ventaja en los años «normales», cada vez menos frecuentes. Las tres instancias de licenciamiento que deben atravesar los «eventos genéticos» en el Ministerio de Agroindustria hasta obtener la autorización para uso a campo han sido lentas, costosas y burocráticas, dice Chan. Se estima que esta llegará recién en 2018 y sólo para la soja y trigo HB4, pero todavía no para maíz o el arroz. El despliegue masivo de la tecnología HB4 en la Argentina probablemente habría salvado a los productores y al país de una parte inmedible de los U$ 3500 millones ya perdidos por esta sequía. Monsanto, la firma de biociencias más valorizada del mundo, fue adquirida por la farmacológica Bayer en diciembre de 2017, a cambio de U$ 66.000 millones. La fusión fue autorizada en marzo de 2018. Monsanto era dueña desde hace décadas de las patentes transgénicas de mayor valor: sus cultivos RR y Bt, resistentes a malezas e insectos respectivamente. Sin embargo, para para los cada vez más frecuentes y profundos ciclos mundiales de sequía e inundación, consecuencias del cambio climático, no tenía nada. Y en vistas de que a principios de 2018 la sequía ya le había costado U$ 29.000 millones a la agricultura mundial, según ha estimado la FAO, la resistencia a extremos hídricos puede ser el mayor mercado futuro de las semillas transgénicas. Tengamos en cuenta que, como una de las consecuencias de la reciente sequía ¡Argentina tuvo que importar poroto de soja! para cumplir compromisos previos. El mundo al revés, según las reglas hídricas del pasado, pero un anticipo probable del futuro. Esta compra probablemente valorice tanto las acciones de Bioceres como las de Bayer Monsanto, pero tiene un significado más estratégico. La imprevisibilidad climática es inherente al campo en todo el mundo, pero se sufre más con las reglas de juego de la Argentina, en las que todos los niveles del estado se limitan a mirar y recaudar: si hay poco riego privado de tranqueras para adentro, es escasa la inversión federal o provincial en regadíos o escurrimiento, y los municipios no mejoran los caminos vecinales. No existe la idea, propuesta por Estanislao Zeballos en 1876, y en 1884 por Florentino Ameghino, de almacenar excesos en los años húmedos o planificar el uso de suelos. La agricultura «Fórmula Uno» Argentina es muy competitiva porque absorbe en forma instantánea toda mejora tecnológica, se trate de «fierros» o de semillas. Sin embargo, tiene una retaguardia frágil ante el clima en su infraestructura privada y pública. Si esto se paga caro en la normalmente permisiva Pampa Húmeda, los costos son peores en el Chaco Húmedo, el Semiárido y el ecotono de la Pampa Seca, con peores suelos y estación seca. Los extremos hídricos son la nueva realidad para los productores, especialmente en zonas difíciles donde la agricultura reemplazó hace poco a la ganadería. Las semillas HB4 pueden representar una diferencia decisiva para los productores y el país… cuando las aprueben. Con Monsanto-Bayer ahora como parte interesada, es difícil que se atrasen.Raúl Martínez será el nuevo director de Arsat
Trascendió el nombre del futuro director de la compañía estatal.
Cinco días de suspensión para los trabajadores de General Motors
Los operarios cobrarán la semana de inactividad completa, a pesar de no concurrir a trabajar. No obstante, el Smata, que agrupa a los trabajadores, se declaró en estado de alerta.
«Tememos que detrás de esta medida llegue la suspensión de personal», sostuvo Marcelo Barros, secretario general del Smata Rosario.
Los operarios de la planta de Alvear retornarán a sus puestos de trabajo el lunes 7 de mayo.
Por la sequía se frena la venta de cosechadoras: caería un 30%
Por la sequía, las cosechadoras ponen el freno y la venta caería 30%
Industriales para el litio argentino, se buscan
El litio es uno de los elementos químicos más comunes en la corteza terrestre e incluso en los mares, pero son raros los lugares donde está lo suficientemente concentrado como para justificar su extracción, pese a una demanda que en 2020 llegará a los 28 billones de toneladas. Los tractores actuales de esa demanda son, básicamente, pilas y baterías recargables de bajo peso y larga duración. Aunque hace más de 70 años que es también un insumo esencial de aleaciones metalúrgicas críticas para la industria aeronáutica y luego la aeroespacial.
Litio no falta, pero probablemente falte el «litio fácil», que se lleva de los salares andinos como carbonato. Hay sitios equivalentes en EEUU y China, así como rocas con litio en Australia, por hablar de sitios hoy en producción. Pero la crema de los yacimientos mundiales, por concentración y facilidad extractiva, la constituye el «triángulo» formado por los salares de altura chilenos en Atacama, los bolivianos de Uyuni y el del Hombre Muerto en Jujuy. Y hay decenas más.
Elon Musk, el sudafricano dueño de varias firmas «high-tech» estadounidenses entre las cuales está la automotriz Tesla, dijo que la fabricación de medio millón de móviles eléctricos/año pondría al límite el recurso, al menos el «litio fácil». Tal vez don Elon exageraba (no es infrecuente), porque en 2016, según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ya había 1,5 millones rodando, ya fueran «full electric» o «híbridos», y los salares andinos aún siguen lejos de su techo productivo.
Sin embargo, si se agotan, el mundo tendrá que recurrir a fuentes mucho más caras y sucias para extraer litio. Corea lo está haciendo de agua de mar, y el proceso es enormemente electrointensivo. Pero es difícil que Argentina pueda tener al mundo sujeto por el cuello con su litio, como sí lo tuvo Arabia Saudita con su petróleo en 1973.
Sucede que las baterías llamadas de ion de litio, variando según tamaño y potencia, usan muy poca masa de este metaloide ultraliviano y sumamente conductivo en relación a su masa total, generalmente como ánodo. Y eso vale para las baterías de un llavero hasta la de un camión totalmente eléctrico de los que hace Tesla, o a las que son tanto más grandes que ese camión, y que acumulan durante el día la electricidad solar en los desiertos australianos, para cubrir la demanda urbana nocturna.
Aunque al litio se lo llame «oro blanco», lo anterior marca una diferencia conceptual con los hidrocarburos o el uranio: este metaloide de suyo no tiene energía potencial, pero hay que ver lo bien que la almacena. Sin litio, el «factor de penetración» en el consumo eléctrico mundial de las fuentes energéticas limpias pero intermitentes, como el sol y el viento, tendría un techo bajísimo, del orden del 15%, de acuerdo a estimaciones de 2007 de la Asociación Argentina de Energía Eólica. Con acumuladores eléctricos de litio, el límite un tanto estrambótico que se fijó Alemania (llegar al 80% de electricidad libre de carbono en 2050) no es fácil. Pero tampoco es imposible.
Hasta hace poco, se hablaba de constituir una «OPEP del litio» entre Bolivia, Chile y Argentina, pero es difícil: los dos mayores consumidores mundiales (China y EEUU) son también productores, y a diferencia de los hidrocarburos, el litio tiene otros metaloides «de repuesto» en la tabla de los elementos químicos. El calcio y el magnesio, sin ir más lejos. Pero la dificultad mayor, que no trataron siquiera de remontar los gobiernos de Argentina, Bolivia y Chile desde hace décadas, fueron leyes de minería muy parecidas (y concesivas) preexistentes en los tres países, casi traducidas de algún original común en inglés.
Darlas vuelta era una batalla legislativa sin triunfo asegurado, que garantizaba parvas de juicios de mineras ya establecidas, y ante tribunales extranjeros. Cobrar retenciones a la exportación, en cambio, era plata en mano, aunque nadie trató siquiera de medirla en dólares contra el dumping ambiental y social, o la girada afuera por importación de baterías.
En esta situación, el litio sudamericano, sin calificar plenamente de «recurso estratégico», parece encaminarse a ser una nueva «maldición del recurso», como lo es hoy el petróleo para Nigeria o lo fue el estaño para Bolivia. El valor agregado se da afuera del país exportador, que se queda con un impacto ambiental permanente, y tendales de desocupados toda vez que recibe un palo el precio del «commodity». Éste se determina en las bolsas de valores de Shanghaii y New York.
La Argentina se descapitaliza dejando que se exporte su litio sin más proceso que los extractivos. Vender carbonato de litio es mucho peor, como negocio, que exportar soja, por compararlo con otra actividad primaria local. Y eso por varios motivos: El recurso no es renovable. En tres décadas de extracción este país, que fabrica autos y satélites (y fabricaba aviones) no generó una marca propia de baterías o una patente de aleaciones. El consumo hídrico de esta minería en salares altos, desérticos y sin agua es enorme y no deja nada para los cultivos y cría de subsistencia de las comunidades locales. Y la diferencia de valor entre insumo y producto final es desmesurada.
En números. La tonelada de litio oscila alrededor de los U$ 6000 dólares, y la tonelada de baterías, U$ 7,5 millones: el supuesto «oro blanco» es apenas el 0,08% del valor de las pilas, que los argentinos importamos en su totalidad. No es una rampa, es un acantilado de tecnología patentada y empleo calificado. Es mucho más abrupta que la que diferencia, por ejemplo, entre el mineral de cobre y el de hierro, y los motores eléctricos con carcasa de acero y cableado de cobre.
En los autos eléctricos o híbridos que ya empiezan a venderse en Argentina, tanto las baterías como los motores son 100% importados. Eso en un país que tiene aproximadamente el 30% del «litio fácil» del planeta, y que es uno de los 25 en el mundo con industria automotriz. No hay peligro de que nos quedemos sin litio: vuelve como baterías. Un reciclador, ahí.
La empresa Y-TEC, un «joint venture» de YPF y el Ministerio de Ciencias, y también la Universidad Nacional de Córdoba son dos repositorios nacionales de ciencia de materiales listos para fabricar baterías. Con la Ley de Minería de los ’90, vinieron mineras por decenas. Pero en las tres últimas décadas, cuando el litio argentino empezó a exportarse, jamás aparecieron capitales nacionales para hacer una marca de pila, batería o acumulador argentino y sustituir no importaciones sino EXPORTACIONES, que es lo que define un perfil de país.
La sequía generó pérdidas en el 90% de las empresas agrícolas
Según un relevamiento realizado por CREA durante la primera quincena de marzo, se registró un fuerte impacto de las adversidades climáticas en la producción.
El 87% de las empresas agrícolas y el 94% de las ganaderas, según CREA muestran impactos negativos producto de la fuerte sequía de los últimos meses.
Esta fue la edición número 17 de la encuesta. Participaron 1231 empresarios y más de 200 asesores de todas las zonas del Movimiento.
Leer más: Agrovoz
Abren retiro voluntario para personal estatal
Es para toda la Administración Nacional: comprende al Poder Ejecutivo, ministerios y los organismos descentralizados e instituciones de la seguridad social.
Esto engloba tanto al PAMI y la Anses como a la AFIP, el Senasa, INTA e INTI, entre otros.
El régimen de retiro está contemplado en el artículo 109 de la Ley N° 27.431 de Presupuesto 2018.
Por ahora fueron excluidos de este retiro voluntario efectivos de las Fuerzas Armadas y otras fuerzas de seguridad, los miembros de la AFI, docentes, profesionales de la salud o del Servicio Exterior y científicos.
Información original: Infobae
Según CAME esta semana fue santa para el turismo
Durante los 5 días que duró el feriado, se movieron por el país y gastaron $7.567 millones, un monto que ayuda a derramar dinamismo en las economías regionales.
En la Semana Santa 2018 se registró viajes de 2,4 millones de personas por toda Argentina. Estas realizaron un gasto directo de $7.567 millones en las ciudades que forman parte del circuito turístico nacional.
Las ventas totales crecieron 3.6%.
Se abrió la importación de papa brasilera
Según denuncias de la Federación Agraria en plena temporada de comercialización de la cosecha local el Gobierno habilitó la importación de papa.
La producción local se está volviendo menos competitiva que la importada por el incremento en costos tales como el aumento de tarifas en el servicio energético, logística y carga impositiva.
También afectadas por esta política oficial de apertura comercial se encuentran las producciones de tomate, olivícola, vitivinícola, yerba mate, verduras (zapallo, acelga, lechuga, morrones y rúcula) y especias.
Fuente Original:
• www.faa.com.ar/Contenido/noticia8259.html#.WromV4jwbIU