Comenzó la reunión de los BRICS

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Los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) buscarán a partir del martes en una cumbre en Sudáfrica mayor proyección política y económica para este bloque de grandes potencias emergentes que representan el 23% del PIB mundial,

La evolución del PIB del grupo BRICS
La evolución del PIB del grupo BRICS © Janis LATVELS / AFP

Otro orden mundial

El bloque, creado en 2009, se reúne una vez al año en una cumbre organizada por uno de sus cinco países miembros geográficamente distantes. El objetivo de estas citas es reafirmar el peso de estas economías con crecimiento desigual frente a Estados Unidos o la Unión Europea. El club promueve además el reconocimiento de un equilibrio económico y político mundial multipolar, que rompe con las organizaciones surgidas tras la Segunda Guerra Mundial, como el Banco Mundial o el FMI.

Candidatos

Además de los cinco miembros oficiales del Brics, cerca de 50 países asistirán a la cumbre. Casi todos han solicitado la adhesión al bloque, y 23 de ellos que ya presentaron formalmente su solicitud de adhesión. Irán, Argentina, Bangladés, Egipto, Bolivia y Arabia Saudita figuran en la lista. Uno de los factores de atracción reside en el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) creado en 2015 por el bloque, con la ambición de ofrecer una alternativa al Banco Mundial y al FMI. La estructura, con sede en la ciudad china de Shanghái, ya ha invertido 30.000 millones de dólares en proyectos de infraestructura y de desarrollo sostenible en los Estados miembros y otros países en desarrollo.

El dilema Putin

La organización de la 15ª cumbre de los BRICS generó una oleada de tensiones en los últimos meses por la posible presencia del presidente ruso Vladimir Putin. Tras meses de especulaciones, Pretoria anunció en julio que Rusia estaría representada por su ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov. Putin está bajo mandato de arresto de la Corte Penal Internacional (CPI) por crimen de guerra en Ucrania. Como miembro de la CPI, Sudáfrica se habría visto obligada a detenerlo en cuanto entrara a su territorio. Sudáfrica, cercana a Moscú desde la época en que la Unión Soviética aportaba su apoyo a la lucha contra el apartheid, rechazó condenar la invasión rusa de Ucrania de febrero de 2022.

Sin dólares

Los cinco países, que representan el 18% del comercio internacional, critican la hegemonía del dólar en el comercio internacional. A principios de este año, Brasil y China firmaron un acuerdo bilateral para realizar intercambios comerciales en sus monedas locales.

Clasificación propia de Universidades

Los BRICS anunciaron en julio su voluntad de crear su propia clasificación internacional de universidades durante una cumbre de ministros de Educación en Sudáfrica. Rusia considera en particular que se impide la inclusión de sus universidades por motivos políticos.

Alberto Kornblihtt: El Conicet y el programa de Milei

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Reproducimos esta columna del biólogo Alberto Kornblihtt,  profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires, investigador Superior del Conicet, miembro de las academias de ciencias de Argentina, EEUU, Francia, así como de otros países de América Latina. El candidato más votado en las recientes PASO afirmó en una entrevista televisiva que, de asumir como Presidente de la Nación, no sólo cerraría el Ministerio de Ciencia y Técnica, sino que privatizaría el Conicet para que sus miembros, que él supone que no sirven de nada para el país, ganen «su pan con el sudor de su frente». Antes de enumerar por qué nuestro país necesita de ciencia y tecnología, del Conicet y de otros organismos estatales como la CNEA el INTA, el INTI, etc., me resulta importante decir que voy a argumentar frente a los dichos de un candidato de ultraderecha, cuyo triunfo el pasado domingo fue festejado con entusiasmo por José Antonio Kast de Chile, Eduardo Bolsonaro de Brasil y el líder de Vox de España, Santiago Abascal. En este contexto, aunque descorazonador, no resulta sorprendente que Javier Milei, en consistencia con su demonización del Estado y entronización del mercado, considere al financiamiento estatal de ciencia y tecnología un gasto inútil que debe ser suprimido. Empecemos por el sudor de la frente. La derecha argentina, a veces festejada por chistes poco felices en tiras cómicas, ha hecho el trabajo hormiga de hacer creer a la población que los miembros del Conicet no trabajamos. Y es exactamente lo opuesto. El Conicet, fundado por el premio Nobel Bernardo Houssay, es una repartición virtuosa del Estado Argentino. Sus investigadores y becarios son admitidos después de rigurosos concursos donde, obviamente, no entran todos los que se postulan. Las evaluaciones de su trabajo y sus logros son realizadas cada dos años por decenas de comisiones de especialistas de alto nivel y muchas veces por evaluadores del extranjero. Los becarios y becarias, trabajan denodadamente, sin límites de horarios, y con estipendios modestos, en las investigaciones de sus tesis doctorales que rinden en todas las universidades de nuestro país. El personal de apoyo y administrativo trabaja con mucha dedicación, y magros sueldos, para facilitar las tareas de investigación y desarrollo. Los miembros del Directorio del Conicet trabajan ad honorem. El Conicet no es un edificio administrativo sito en Buenos Aires, sino una red de 310 institutos de investigación, federalmente distribuidos desde Tierra del Fuego a Jujuy y desde Mendoza hasta Misiones, a la que se suman grupos de trabajo en universidades públicas, instituciones estatales y privadas. Somos 12000 investigadores, 9000 becarios doctorales, 3000 becarios postdoctorales, 3000 técnicos y 1500 administrativos que constituimos un gran capital humano (término que parece gustarle al candidato) que enorgullece a nuestro país y que además le aporta un gran prestigio internacional. Sobre esto último, cerrar o privatizar el Conicet sería un escándalo internacional de desmedidas proporciones, ya que es la institución de ciencia pública más grande y productiva de América Latina. Algunos de sus miembros han recibido premios internacionales que pocos en el mundo obtuvieron y forman parte de las academias más prestigiosas del planeta. Espero haber esbozado la idea de que trabajamos y que ganamos menos que lo que el sudor de nuestra frente justifica. Ahora bien, ¿para qué trabajamos? Empezaré diciendo que ningún país, algunos de los cuales suelen ser mencionados como modelo por el candidato Milei como EEUU, Israel o Corea del Sur, puede darse el lujo de prescindir de la inversión estatal de Ciencia y Tecnología. Los tres países mencionados invierten el 5, el 5,9 y el 2,6 % de sus productos brutos internos respectivamente en investigación. Lo logros argentinos que mencionaré más abajo se obtuvieron con un mero 0,35 % del PBI. Arriba de esta cifra, en proporciones 5 a 15 veces mayores, están también Taiwán, Suecia, Bélgica, Japón, Alemania, Austria, Suiza, Dinamarca, China (sí, China), Turquía (sí, Turquía), los Países Bajos, Noruega y Brasil. ¿Y por qué invierten? Porque su desarrollo económico está íntimamente ligado a su progreso científico autónomo. Porque sin ciencia y tecnología, no hay país económicamente viable y muchos menos soberanía. Ya no se trata de sobrevivir con los productos de la actividad agropecuaria y extractiva solamente, es necesario generar conocimiento original que aporte valor agregado a nuestros productos de la tierra y nuestra industria. Obviar esto es malinformar y confundir a los votantes. Ocultarles que, sin el Conicet, la pandemia de covid hubiera sido más devastadora, es faltar a la verdad. Nuestros grupos de investigación han generado vacunas, kits de diagnóstico, barbijos inteligentes, respiradores. Han validado la efectividad de las vacunas que llegaban al país a través de ensayos sofisticados que sólo pudieron hacerse por la experiencia previa en investigación básica en temas diferentes del COVID. Gracias al Conicet se han creado, en los últimos años, 55 empresas de base tecnológica, cosa que quizás el candidato tampoco sepa. El Conicet ha sido clave en el desarrollo de satélites, radares y reactores nucleares, alimentos fortificados con probióticos, fármacos para la cura de cánceres, enfermedades hereditarias y metabólicas. Investigadores formados en el Conicet generaron el desarrollo, ejemplar en el mundo, de la determinación de lazos biológicos a través del ADN que, entre otras cosas, permitió identificar a los nietos de las abuelas de Plaza de Mayo. Una de las disciplinas estrella de nuestra ciencia es la paleontología, y nuestro país es líder en el mundo en el descubrimiento y caracterización de nuevas especies de dinosaurios, que, aunque parezca poco útil, es esencial para entender el presente y, por qué no, promover la actividad rentable del turismo. La biología vegetal también es estrella y se han producido nuevos cultivos de plantas cerealeras, que por resistir la sequía genéticamente, permiten extender el área de cobertura a zonas más áridas y están siendo aplicadas en otros países. El Conicet es socio, junto a YPF, de una empresa poderosa, llamada YTEC, cuyos desarrollos son imprescindibles para la moderna y eficiente explotación de Vaca Muerta y para convertir el litio en pilas. Nuestros estudios sociales permiten comprender la influencia de los cambios políticos, económicos, ambientales y tecnológicos en los distintos sectores de nuestra población. También elaborar lineamientos para leyes que condenen la discriminación y amplíen los derechos de los ciudadanos. Nuestros científicos aparecen frecuentemente en los medios aclarando sobre la importancia de hallazgos producidos fuera del país, sobre las ventajas y peligros, por ejemplo, de la inteligencia artificial. Muchos desarrollos del Conicet son patentados y las patentes son licenciadas con beneficio para el país y sus inventores. En fin, podría seguir, pero no quiero pecar ni de corporativo ni mendigar una comprensión, limitada por el modelo económico que pretende imponer el candidato. Sólo quiero agregar que todas estas actividades son cuantificables en dinero, en progreso palpable y en desarrollo humano y social. Claro está que no van a solucionar inmediatamente los graves problemas de la mayor parte de nuestra población que hoy no llega a fin de mes y que sufre la perversidad de un sistema que, por pagar la deuda ilegal al FMI, ajusta el cinturón de los más pobres. Pero eso no se soluciona cerrando el Conicet, ni votando a la ultraderecha.

Alberto Kornblihtt, biólogo molecular

 

En Argentina se desarrollan fármacos contra el cáncer y la esclerosis múltiple

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En lo que constituye un hito de la ciencia Argentina, se anunció la creación de una compañía que trasladará del laboratorio “a la cama del paciente” el conocimiento adquirido a lo largo de tres décadas sobre una molécula descubierta y estudiada íntegramente por Gabriel Rabinovich, investigador del Conicet y director del Laboratorio de Glicomedicina del Instituto de Biología y Medicina Experimental (Ibyme). Esta molecula es vista en el mundo como una de las más prometedoras en inmunoterapia contra el cáncer y las enfermedades autoinmunes. Rabinovich se graduó de químico en Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y comenzó su tesis de doctorado bajo la dirección de Clelia Riera en 1993, hace justo 30 años. El 1° de septiembre se incorporó a la cátedra de Inmunología y aproximadamente a fines de ese año identificó y purificó la Galectina-1 (Gal-1), una proteína que, según descubriría más tarde, es una especie de “Piedra Rosetta” de la encrucijada que plantean el cáncer, y las enfermedades autoinmunes e inflamatorias: por un lado, facilita el “escape” tumoral silenciando linfocitos T activados, células del sistema inmune responsables de atacar tanto a patógenos como a células tumorales (las células cancerosas expresan cientos de veces más galectina que las sanas), y por otro, puede detener el ataque inmune cuando éste se vuelve contra el propio organismo. Galtec es una empresa de base tecnológica que tiene entre sus objetivos principales desarrollar productos terapéuticos que modulen la actividad de Gal-1; es decir, que aumenten o bloqueen su expresión (la “enciendan” o la “apaguen”) para así manipular el funcionamiento del sistema inmune frente a distintas patologías. Como dice el propio investigador, es una especie de Dr Jekyll y Mr Hyde, el personaje de Robert Louis Stevenson, “a veces juega el rol de villana, cuando ayuda a los tumores a eludir la respuesta del sistema inmune, y otras el de heroína, al evitar la aparición de enfermedades autoinmunesDesde hace mucho, quería traducir los descubrimientos que hicimos y las tecnologías que generamos en un programa que permita llegar a los pacientes –cuenta, emocionado, el científico–. Pero siempre cuidando los productos, permitiéndoles madurar, generar valor. Nos llevó mucho tiempo poner al día todo el proceso de propiedad intelectual, las patentes, cubiertas por el Conicet y por la Fundación Sales. Mientras tanto, fuimos desarrollando dos productos específicos: uno es una inmunoterapia contra el cáncer colorrectal, y el otro, un fármaco contra la esclerosis múltiple. Hicimos ensayos de seguridad y preclínicos, ya las probamos en modelos de laboratorio, y estamos listos para avanzar en el desarrollo de las ‘buenas prácticas de manufactura’, necesarias para presentarlas a las autoridades regulatorias, y luego hacia ensayos clínicos de Fase I y II”. Desde que empezó a publicar sus trabajos, muchos pacientes se acercaron a preguntar por la utilidad terapéutica de sus descubrimientos, publicados en las mejores revistas internacionales. “En un primer momento –cuenta–, pensé que lo mejor era licenciar [este conocimiento] a una compañía multinacional, pero numerosos investigadores extranjeros, y especialmente amigos y colegas me sugirieron la idea de fundar Galtec como una plataforma que permita acompañar los productos para que fueran madurando hasta que estén sólidos”.
Gabriel Rabinovich, en los laboratorios de Galtec
Sabía que sería un trabajo arduo, que en el país había importantes limitaciones, y que recorrería un camino desconocido, ya que no había otras empresas locales que hubieran completado el ciclo desde la investigación básica de algo que no se había hecho en ninguna parte del mundo hasta el producto terapéutico. “La gestación de esto llevó muchos años. Fue mucha adrenalina –confiesa–, pero pudimos hacerlo gracias a la gente que me acompañó desde el primer momento. Y, además, me tocó vivir en carne propia los estragos del cáncer en mi propia familia. Me pregunté cuál es el significado que uno tiene sobre esta Tierra si no hace una diferencia. Así, aunque muchos nos habían dicho que no íbamos a poder desde lo científico y lo hicimos, me dije que en esta empresa también lo iba a lograr. Voy a poner las mismas energías que para hacer la ciencia de la que nos enorgullecemos para que la transferencia sea muy rigurosa, muy exhaustiva”. Galtec está concebida como un triángulo, con tres aristas. Una, la más importante, es la de desarrollo, para solicitar la aprobación de la Anmat, la FDA y la EMA (autoridades regulatorias de la Argentina, Estados Unidos y Europa, respectivamente). Si todo sale bien, ese proceso comenzará hacia fin de este año. La segunda tiene que ver con la investigación de otros productos aún no maduros relacionados con la fisiopatología intestinal y enfermedades de la piel. Y la última arista es el compromiso social. “Queremos ser una empresa pequeña, pero que pueda orientar a los pacientes en momentos difíciles en una íntima colaboración con periodistas científicos, que ofrezca una comunicación certera sobre cuáles son los tratamientos más avanzados disponibles, servir de nexo con los especialistas”, subraya. En esta primera etapa, Galtec se concentrará en dos productos. Uno es el anticuerpo neutralizante antigalectina-1, que surgió de la hipótesis de que bloquear Gal-1 tiene  dos ventajas. Por un lado, aumenta la respuesta inmunológica que elimina el tumor. Por otro, inhibe la vascularización, vasos sanguíneos que alimentan las células tumorales y las metástasis que ella misma promueve. “Es decir –explica–, conjuga efectos de dos tipos de terapias que se utilizan normalmente: la inmunoterapia y la antiangiogénica. Tenemos un solo producto con dos efectos, lo que lo hace menos tóxico. Lo probamos en ratones, en muchísimos modelos, en melanoma y en cáncer de páncreas, de colon, de mama, el páncreas, de pulmón y en linfomas. Elegimos como primera patología para tratar el cáncer colorrectal por varios motivos. El primero es que se ubica entre la segunda y tercera causas de muerte en el mundo y está creciendo en jóvenes. Además, tiene precisamente las dos características que podemos bloquear: es muy vascularizado y también es inmunosupresor”. También avanzarán sobre una variante de Gal-1 que planean probar para el tratamiento de la esclerosis múltiple, patología autoinmune que se caracteriza por el ataque de linfocitos muy activados a la mielina [la vaina que cubre y protege los axones de ciertas células nerviosas] y causa neurodegeneración. “Lo que vimos en diferentes trabajos es que la galectina silencia la microglia [células de soporte neuronal cuya función principal es actuar como células inmunes] –destaca Rabinovich–; o sea, a diferencia de otras terapias que van hacia una sola célula, estas silencian todo el microambiente que daña”.
En laboratorios de Galtec (Foto: Verónica Tello)
Estos productos ya están protegidos por dos familias de patentes, 10 en total con una más en trámite, que los cubren en Estados Unidos, Reino Unido, Europa, Japón, Brasil, Canadá y la Argentina. Por un convenio, esto les otorgará importantes regalías al Conicet, a la Fundación Sales y a los inventores ante cada hito que se vaya alcanzando. Si bien tuvo varias posibilidades de realizar estudios posdoctorales en el exterior, Rabinovich decidió seguir trabajando en Argentina. En 1999, defendió su tesis y se trasladó a Buenos Aires donde comenzó a trabajar en el Hospital de Clínicas. Durante una pasantía con su profesor Carlos Landa, había  generado los anticuerpos que le permitieron “ver” esa proteína y en 2004 publicó un trabajo pionero y después vinieron un sinnúmero de hitos científicos. Dirigió 29 tesis doctorales. En total, lleva publicados con su firma 320 trabajos que recibieron 40.000 citaciones. En 2019, fue reconocido por la revista Immunity como una de las «25 voces líderes» para delinear el futuro de la Inmunología. “Lo que quiero es que no disminuya mi compromiso con la ciencia, poder seguir escribiendo, publicando, formando gente. Y en virtud de mi cargo como líder científico de Galtec, dedicarle el 50% de mi tiempo –comenta–. Es todo un desafío, pero también un gran aprendizaje. Siento que en estos años aprendí muchísimo y que es necesario si uno quiere llegar a los pacientes. Si hubiéramos licenciado estas patentes a una  compañía multinacional, no podíamos controlar el desarrollo. Así, si necesitamos hacer un cambio de anticuerpo, tenemos todo en nuestras manos y eso es fantástico. Se viene una época en la que hay que ponerle muchísima, muchísima energía a todo esto; en especial, para dar más oportunidades a los pacientes. En un momento fue un sueño y ahora es una formidable responsabilidad. Hay mucha gente que está aportando desde lo público, desde lo privado, desde lo personal. Y mi compromiso es que todo esto sea lo más riguroso posible”. Y concluye: “En un momento pensé que no servía para hacer ciencia, porque nada de lo que tenía entre manos me daba resultado y me frustraba mucho, perdía concursos, becas…. Pero me di cuenta de que lo importante es trabajar honestamente”.

NORA BÄR

Varios millones de personas en Argentina expuestas a aguas con arsénico. Nanopartículas para detectarlo

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Un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Santiago del Estero desarrolló un detector portátil que logra determinar la presencia de arsénico en agua, mediante un sensor electroquímico con nanopartículas de oro. Ahora, trabajan en el diseño y la elaboración de otros componentes necesarios para poder transferir esta tecnología. Se estima que entre dos y cuatro millones de personas en la Argentina están expuestas a aguas con arsénico, un contaminante natural cuya ingesta prolongada puede ocasionar distintos problemas de salud, como el hidroarsenicismo crónico regional endémico (HACRE), una enfermedad que en su etapa más avanzada puede producir cáncer de piel u otros órganos. Este problema afecta a gran parte del territorio argentino, principalmente la llanura chaco-pampeana, que incluye las provincias de Chaco, Santiago del Estero, Córdoba, Tucumán y Buenos Aires, y se profundiza en aquellos pueblos y parajes en los que no hay acceso a la red de agua potable ni a métodos de medición confiables que permitan saber si el agua es apta para el consumo humano. Frente a eso, un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE) desarrolló un dispositivo portátil para la detección de arsénico en agua que utiliza la corriente eléctrica como señal analítica. “Hemos estudiado, calibrado y validado el método de detección; para eso hemos llevado a cabo las determinaciones en dos parajes de Santiago, en Buey Muerto y La Aurora, donde validamos los datos con métodos de referencia y encontramos que coincide en un 95% con los valores, o sea, que se puede utilizar”, afirma la investigadora del CONICET Verónica Paz Zanini, que lidera este proyecto. La investigadora advierte que, para poder transferir este dispositivo a la industria, están trabajando en una segunda etapa de fabricación de los electrodos, que por el momento deben ser importados de Estados Unidos, algo que resulta “cada vez más difícil”. Para desarrollar este dispositivo, los y las investigadoras modificaron electrodos de cinta de grafito mediante el uso de plataformas nanoestructuradas, constituidas principalmente con nanopartículas de oro (AuNP). “El electrodo de cinta de grafito es una tirita similar a las que se utilizan en las pruebas de glucosa, a las que le ponemos un polímero, que es como una goma, y sobre ese polímero depositamos nanopartículas de oro capaces de absorber el arsénico”, detalla Zanini, que también es docente de la Facultad de Agronomía y Agroindustrias de la Universidad Nacional de Santiago del Estero (FAyA/UNSE).
“El electrodo de cinta de grafito es una tirita similar a las que se utilizan en las pruebas de glucosa, a las que le ponemos un polímero, que es como una goma, y sobre ese polímero depositamos nanopartículas de oro capaces de absorber el arsénico”, detalla Zanini.
Este desarrollo permitiría hacer controles permanentes en los pozos de agua, por ejemplo, de una manera sencilla, transportable y con resultados más precisos que los que se obtienen, por ejemplo, con otros métodos que utilizan las conocidas tiras reactivas. “El potenciómetro es transportable, son como dos o tres discos duros apilados, y al método lo hemos calibrado para determinar las partes por millón de arsénico en agua, de 10 en 10, y no de 50 en 50”, dice Zanini. Para esa tarea hoy utilizan una computadora pero, para una próxima etapa, están tratando de conseguir algún  financiamiento para poder conectar este mecanismo a un teléfono celular. El Código Alimentario Argentino (CAA) establecía, hasta el año 2007, 50 µg.L-1 (microgramos de arsénico por litro de agua) como concentración máxima de arsénico para consumo humano. A partir de ese año, se modificó el valor límite máximo al propuesto por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 10 µg.L-1. Aun así, se extendió un plazo de 10 años para que las jurisdicciones puedan cumplir con el nuevo límite, haciendo la salvedad para aquellos distritos del país con suelos de alto contenido de arsénico, donde se podrán admitir como límite máximo los 50 µg.L-1 hasta contar con los resultados del estudio de “Hidroarsenicismo y Saneamiento Básico en la República Argentina”. “En general, se dice que el 60% de la población en Santiago tiene agua potable, pero es porque se considera la población que está en la Capital y en los departamentos de La Banda y Robles, adonde hay agua de red, pero el otro 40%, que está distribuido en la provincia, no tienen ese servicio; y ese es el problema: hay parajes que a veces son de unas pocas casas pero que no deberían quedar desatendidos”, afirma Zanini, y advierte que la mayoría de las personas que viven en zonas rurales en Santiago del Estero toman el agua de pozos que construyen en sus casas, en lugares donde muchas veces hay cantidades elevadas de arsénico. “En esos parajes, los pobladores son muy celosos de dejarte entrar a sus casas a medir el agua, porque temen que si encontramos algo les prohíbas sacar el agua o les cierres el pozo. En algunos casos, les explicábamos que había sospechas de arsénico y que no usaran el agua. Pero en muchos casos si se cierra o se clausura el pozo, se mueren de sed. Quizás tienen algún lugar cerca para comprar agua, pero no tienen el dinero para hacerlo”, lamenta Zanini, y reconoce que lo más complejo y desafiante de este proyecto fue enfrentarse a las problemáticas sociales y territoriales, que exceden lo límites del laboratorio.
“El potenciómetro es transportable, son como dos o tres discos duros apilados, y al método lo hemos calibrado para determinar las partes por millón de arsénico en agua, de 10 en 10, y no de 50 en 50”, dice Zanini. Para esa tarea hoy utilizan una computadora pero, para una próxima etapa, están tratando de conseguir algún financiamiento para poder conectar este mecanismo a un teléfono celular.
“El desafío mayor ha sido la parte humana y atender las demandas del territorio, porque hasta hace cinco años sólo hacíamos ciencia básica, pero luego nos dimos cuenta de que eso solo nos servía a nosotros”, afirma Zanini. Inicialmente, este proyecto, denominado “Dispositivo electroquímico portable aplicado en la detección y la cuantificación in situ de arsénico en agua destinada al consumo humano”, fue uno de los seleccionados en la convocatoria Argentina contra el Hambre, que realizaron en forma conjunta el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, el Ministerio de Desarrollo Social y el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, poco antes de la pandemia. “Debido a las medidas de aislamiento, recién pudimos comenzar en 2021, cuando nos permitieron volver a trabajar de manera presencial”, aclara Zanini, que trabaja con un equipo de cinco especialistas, entre investigadores y becarios. Para poder avanzar, además, contaron con el aval de los comisionados de diferentes parajes de la provincia y de la Dirección de Obras Sanitarias de Santiago del Estero (Di.O.S.S.E.) , como instituciones adoptantes. Esta última hizo un aporte muy importante a la hora de comprar los primeros insumos, cuando todavía no tenían el primer desembolso de la convocatoria”, recuerda Zanini. Posteriormente, firmaron un convenio marco con el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Allí están trabajando con dos especialistas del Laboratorio de Electrónica de Impresión. “Nosotros diseñamos la química que se va a usar, si vamos a poner nanopartículas de oro, grafeno y qué polímero, mientras que el diseño de cómo y qué imprimir, y en qué tamaño, lo hacen nuestros colegas del INTI”, explica Zanini. El año pasado, obtuvieron financiamiento de Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica (PICT), por 1,5 millón de dolares. Con esos fondos están comprando insumos, como la materia prima, el grafito para hacer las tintas en óxido de grafeno y algunos solventes para tratar de fabricar las tintas, y esperan comenzar a trabajar en el diseño de los materiales. “Con este tipo de convocatorias, hay que salir afuera del laboratorio y encontrarse con la problemática social, tratar con la gente y entenderla. En este caso, no era solamente la parte de investigación sobre qué nanomaterial o qué método electroquímico utilizar, sino también cómo explicarles las ventajas de lo que les proponíamos”, reconoce Zanini, y destaca que, a raíz de esta experiencia y gracias a este tipo de convocatoria, se han replanteado el rumbo de la investigación, lo que en el caso de su laboratorio ha generado dos nuevas líneas de investigación: por un lado, están trabajando en el desarrollo de un biosensor para detectar vinaza, que es un residuo contaminante de la industria azucarera y, por otro lado, están buscando un  método electroquímico que les permita encontrar glifosato en frutas y verduras.

La vía Argentina al hidrógeno verde pasa por el etanol. Se desarrolló aquí para este submarino español

El S-80 Isaac Peral haciendo sus primeras pruebas de mar, con un retraso en construcción de casi dos décadas, por errores de cálculo y rediseños costosos con la nave ya casi construida. Dotado de una propulsión diésel-eléctrica como casi todos los submarinos no nucleares, debía llevar además una silenciosa planta de potencia auxiliar que quemaría hidrógeno molecular (H2) en una celda combustible.
Esta unidad, llamada AIP, le daría casi una semana más de inmersión total sin usar snórkel. El H2 se obtendría de alcohol vegetal, etanol, sujeto a un proceso de «reforming» a bordo en una planta diseñada por el equipo de químicos de Miguel Laborde, de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires.
Navantia nunca pudo instalar esta unidad de potencia, porque las pilas combustibles que empleó, de tipo PEM, requerían de H2 de una pureza casi total en monóxido y dióxido de carbono. Hoy podría montar perfectamente una pila de tipo SOFC, más potente y tolerante, pero había que cerrar el casco de apuro y botar el submarino de una vez porque, tras tantas demoras y rediseños, estaba en juego el prestigio del astillero Navantia.
La venta de esta tecnología a España se hizo a través de la Fundación Innova-T, que ahora empieza a presidir el propio Laborde. No es imposible que surja algún proyecto serio para mover camiones, trenes o barcos con H2 hecho por reforming de etanol, obtenible de la fermentación de desechos de cosecha.
Para la Argentina, que produce millones de toneladas anuales de rastrojos, sería una fuente de hidrógeno verde mucho más sensata y manejable que la electrólisis del agua. Y además, genera el H2 a demanda de la pila, sin tener que almacenarlo: este gas literalmente destruye los metales.
La Dra. Adriana Serquis, presidenta de la CNEA, es una autoridad nacional en pilas combustibles.
Daniel E. Arias

Qué es el Conicet, a qué se dedica y cuántas personas trabajan

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El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), un ente autárquico que depende del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, es el principal organismo dedicado a la Ciencia y la Tecnología en la Argentina.

Su misión es la promoción y ejecución de actividades científicas y tecnológicas en todo el territorio nacional y en las distintas áreas del conocimiento. Fue creado por Decreto Ley N° 1291 el 5 de febrero de 1958, su primer presidente fue Bernardo A. Houssay -Premio Nobel de Medicina en 1947-, quien dirigió el ente por más de una década.

Instituido como organismo autárquico bajo dependencia de la Presidencia de la Nación, se dedica a brindar instrumentos para el conocimiento científico que van desde la Carreras del Investigador Científico y Tecnológico y del Personal de Apoyo a la Investigación, el otorgamiento de becas para estudios doctorales y postdoctorales, el financiamiento de proyectos y de Unidades Ejecutoras de investigación y hasta el establecimiento de vínculos con organismos internacionales gubernamentales y no gubernamentales de similares características.

Cuántas personas trabajan en el Conicet

En el biobanco del Instituto INBIRS del Conicet y la UBA se recibieron donaciones de sangre de pacientes con COVID-19 que contribuyeron a diferentes estudios. El conocimiento posibilitó el desarrollos de tests serológico para monitorear la propagación de la pandemia en el país, entre otras aplicaciones (Conicet)En el biobanco del Instituto INBIRS del Conicet y la UBA se recibieron donaciones de sangre de pacientes con COVID-19 que contribuyeron a diferentes estudios. El conocimiento posibilitó el desarrollos de tests serológico para monitorear la propagación de la pandemia en el país, entre otras aplicaciones (Conicet)

Actualmente, se desempeñan en el organismo más de 11.800 investigadores, más de 11.800 becarios de doctorado y postdoctorado, más de 2.900 técnicos y profesionales de apoyo a la investigación y aproximadamente 1.500 administrativos. En total, suman 28.000 personas.

Trabajan distribuidos a lo largo del país -desde la Antártida hasta la Puna y desde la Cordillera de los Andes hasta el Mar Argentino- en sus 16 Centros Científicos Tecnológicos (CCT), 10 Centros de Investigaciones y Transferencia (CIT), un Centro de Investigación Multidisciplinario y más de 300 Institutos y Centros exclusivos del Conicet y de doble y triple dependencia con universidades nacionales y otras instituciones.

-Becarios: son egresados de la universidad que desean seguir estudiando. Su próxima meta será el doctorado para generar mayor transferencia de conocimiento y mejorar la calidad de sus investigaciones. Al finalizar su doctorado los becarios pueden ingresar a la Carrera de Investigador Científico del Conicet y trabajar en Institutos.

-Investigadores: los miembros de la Carrera del Investigador Científico y Tecnológico (CIC) tiene formación universitaria y se dedican en forma exclusiva a la investigación original y creadora. Además, les enseñan a futuros investigadores.

-Profesionales y técnicos: los miembros de la Carrera del Personal de Apoyo (CPA) brindan y realizan asesoramiento técnico a grupos de investigación y colaboran con la puesta en marcha de los programas de investigación y desarrollo. Trabajan bajo la supervisión de investigadores del Conicet

-Personal administrativo: está dedicado a tareas de conducción, coordinación y apoyo administrativo a las actividades de ciencia y tecnología en todos sus niveles; tales como gerentes, directores y coordinadores, jefes de departamento, profesionales y expertos en temas de gestión, administrativos y de servicios generales.

La actividad del Conicet desarrolla en cuatro grandes áreas del conocimiento:

-Ciencias Agrarias, de Ingeniería y de Materiales

-Ciencias Biológicas y de la Salud

-Ciencias Exactas y Naturales

-Ciencias Sociales y Humanidades

También tiene una dependencia transversal de Tecnología que comprende cualquiera de las disciplinas mencionadas aplicadas al Desarrollo Tecnológico y Social y Proyectos Complejos.

La ciencia argentina está ampliamente representada con sus investigadores (Conicet)

Después de 65 años de existencia, el Conicet constituye uno de los núcleos nacionales en materia científica y tecnológica:

-Integra investigadores de todas las áreas disciplinarias, quienes desarrollan sus tareas mayoritariamente en Universidades Nacionales, en organismos de investigación en ciencia y tecnología y en Unidades Ejecutoras propias o en asociación con otras instituciones.

-Promueve la investigación y el desarrollo científico-tecnológico en todo el país.

-Cuenta con un sistema de evaluación actualizado según la experiencia propia e internacional acumulada. Este sistema de evaluación participativo y riguroso, contempla y pondera la calidad de los proyectos de investigación presentados, la productividad derivada de ellos, así como la trayectoria de individuos y grupos de investigación.

-Representa una fuente de información y asesoramiento tanto para los distintos estamentos del Estado Nacional como para la actividad privada.

La sede del Conicet en Tecnópolis, para que las personas vivan la ciencia que se hace en el país, de cerca (Conicet)
La sede del Conicet en Tecnópolis, para que las personas vivan la ciencia que se hace en el país, de cerca (Conicet)

Entre sus objetivos se encuentra:

-Fomentar y financiar la investigación científica y tecnológica y las actividades de apoyo que apunten al avance científico y tecnológico.

-El intercambio y la cooperación científico-tecnológica, otorgar subsidios a proyectos de investigación y pasantías y becas para la realización de investigaciones.

-Organizar y financiar institutos, laboratorios y centros de investigación.

-Brindar asesoramiento a entidades públicas y privadas en el ámbito de su competencia.

Reacción en el área de la salud pública ante los resultados de las PASO

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Reproducimos esta columna del Dr. Arnaldo Medina, Rector de la Universidad Nacional Arturo Jauretche y Presidente de la Asociación Argentina de Salud Pública. «Tanto los voceros en materia sanitaria de Javier Milei como su plataforma electoral vienen planteando una idea de Salud Pública que pretende poner al sistema en un estado de competencia salvaje entre hospitales públicos, una aberración que ya fracasó en los años ´90 en diferentes partes del mundo, pero fundamentalmente en el gobierno de Margareth Thatcher en el Reino Unido de Gran Bretaña, donde el sistema de salud es históricamente sostenido por el Estado. Allí hicieron competir entre sí a los hospitales creando un pseudo mercado, y a algunos los terminaron quebrando. Además, los problemas de acceso y de calidad de atención se agravaron, aumentando las muertes infantiles por infecciones intrahospitalarias y dejando a miles de discapacitados sin acceso a la Salud Pública. Tan es así que a comienzos de este siglo el premier Tony Blair debió cambiar el paradigma de la competencia salvaje por la idea de la cooperación. Frente a esas experiencias –sobre las que la bibliografía y los estudios técnicos abundan– no cabe duda que la propuesta efectuada por los libertarios locales no sólo atrasa 30 años, sino que nos conduce hacia un abismo sanitario de ineficiencia e inequidad, que desorganiza un sistema que funciona bien y dio una respuesta altamente positiva ante la crisis y tensión que el sistema sanitario argentino tuvo que enfrentar en la pandemia de Covid-19. Por si todo esto fuera poco, en el ADN de los equipos de salud de nuestra Argentina está presente la solidaridad y la construcción del bien común, pero nunca la competencia salvaje del sálvese quien pueda. Ellas y ellos quieren salvar vidas. Para eso se prepararon, para eso se capacitan y para eso se levantan todos los días. No para competir descarnadamente con sus pares.
Nadie niega que es imprescindible mejorar la calidad y el acceso a los servicios en nuestro país, pero claramente la forma de hacerlo no es la competencia salvaje entre servicios públicos, o entre servicios públicos y privados, que ya fracasó en todo el mundo. En nuestro país resulta indispensable pensar de manera colaborativa y transversal para la mejora de las organizaciones, y mucho más en el campo de la salud por la complejidad de los problemas que lo atraviesan. Para cerrar brechas en el acceso a los servicios y mejorar su calidad, hoy existen muchas otras herramientas con las cuales trabajar, como son los programas nacionales de calidad, las ventajas de la salud digital, ubicar la opinión de los usuarios por encima de todo. En definitiva, trabajar en la cultura de las instituciones de salud. Los planteos volcados en la plataforma de Milei abundan en evidentes contradicciones. Postulan el credo “del recorte del gasto público” al tiempo que prometen “mejorar los servicios públicos”, claro que apelando al arancelamiento de las prestaciones.
Las recetas libertarias no alarman por antiguas ni desconocidas sino por lo nefasto de sus resultados. La experiencia nacional e internacional indica que han funcionado como garantía para deteriorar las herramientas con que cuenta la ciudadanía para acceder a servicios de salud equitativos y de calidad. La verborragia mediática del triunfador en las PASO aturde con planteos irreales como plebiscitar la ley de interrupción voluntaria del embarazo, votada por amplia mayoría del Congreso Nacional, buscando amplificar la confusión en una sociedad ya de por sí impactada por otras complicaciones y urgencias de su vida cotidiana. En el mismo sentido del absurdo se inscribe la decisión de eliminar la obligatoriedad de educación sexual integral (ESI) en todos los niveles de enseñanza, lo que irremediablemente vendrá acompañado del incremento de los embarazos no deseados y de las infecciones de transmisión sexual. Resulta difícil establecer un ránking en el compendio de disparates libertarios, pero en ese podio se ubica la pretensión de cerrar el CONICET, una institución desde la cual la ciencia y la tecnología aportan al desarrollo soberano de la Nación, y que en los últimos años en materia de Salud dio sobradas muestras del hallazgo de nuevas alternativas para hacer frente a enfermedades emergentes.
Retirar el presupuesto de los hospitales, hacer que los ciudadanos paguen por las prestaciones que reciben en ellos y volver a desjerarquizar el rol del ministerio de Salud nada menos que después de la pandemia –en el que quedó claro el rol cumplido por el Estado con la enorme inversión volcada en el sistema público de salud– es una medida inviable, inaceptable y que sólo traerá más enfermedad y dolor a los argentinos. Como en tantas otras oportunidades, la salud pública en su conjunto –trabajadores, profesionales, promotores sanitarios, investigadores, docentes, estudiantes avanzados, decisores políticos, etc– estamos en guardia para detener este despropósito.«

El ministro de Educación Perczyk visito la planta de baterías de litio de la UNLP

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Perczyk recorrió hoy el Polo Productivo y Tecnológico de la (UNLP) donde remarcó que “este es un aporte muy importante para fabricar baterías de litio a partir de dos recursos que tiene la Argentina; el litio y sus investigadores”. “Argentina tiene litio, ingenieras e ingenieros, técnicas y técnicos, químicas y químicos, arquitectas y arquitectos que saben producirlo. Hay una inversión muy grande de la universidad y de organismos del estado para producir las baterías de litio aquí en la universidad y otras provincias”, dijo. Durante su recorrida por la UNLP, el titular de la cartera educativa visitó la Planta Nacional de Desarrollo Tecnológico de Celdas de baterías de ion-litio (UNILIB) y el Centro Interdisciplinario de Investigación del Agua y del Ambiente (CIIAA). “Acá también hay un laboratorio hidráulico para estudiar las distintas problemáticas que tiene el agua para consumo y su calidad. El agua es un bien muy escaso que en la Argentina tiene un valor muy importante”, agregó. UniLiB es la primera planta nacional de desarrollo tecnológico de celdas y baterías de litio, creada por la UNLP e Y-TEC, la empresa de tecnología de YPF y el CONICET, con el apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación. Tendrá una capacidad de producción anual -medida en energía almacenada- de 13 MWh, equivalente a 1000 baterías para almacenamiento estacionario de energías renovables o unas 50 para colectivos eléctricos. El CIIAA es un espacio destinado a dar respuestas concretas a las principales problemáticas hídricas y del medio ambiente que afectan a la región. Las instalaciones se utilizan con fines académicos y también para la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías en el área del saneamiento.

Un collar para controlar pulgas, garrapatas y parásitos internos de las mascotas

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  • Un grupo interdisciplinario de científicos del Conicet y la CIC están poniendo a punto un innovador collar para perros y gatos
  • Sirve contra los principales parásitos externos, como pulgas, garrapatas y mosquitos; pero también internos.
  • Otros profesionales crearon una app para que el dueño de animales pueda prepararles comida casera equilibrada.
Aunque normalmente asociamos la investigación científica con la salud de las personas, lo cierto es que una parte significativa de esa actividad se enfoca en los animales. En algunos casos es muy lógico. Por ejemplo, hay encuestas que destacan que en el 66% de los hogares de la Argentina hay una mascota perruna. Eso explica parte de la motivación que impulsa a un grupo de científicas del Conicet que están poniendo a punto un innovador collar “antiparasitario” de amplio espectro. Cuando lo logren será el primer producto disponible capaz de protegerlos de parásitos externos e internos. Los veterinarios clasifican a los parásitos que afectan a los canes en dos grupos: “Aquellos que lo afectan externamente, sobre la piel se denominan ectoparásitos. De estos, los más conocidos son las pulgas, garrapatas, ácaros y mosquitos. Y se complementan con los internos, que suelen colonizar el intestino. Dentro de este grupo sobresalen los nematodos (gusanos redondos) y los cestodos (gusanos chatos)”. 2023_08_13_investigadoras_conicet_collar_cedoc_g

Innovación en collares

“Hasta ahora los collares antiparasitarios que existen en el mercado, acá y en otros países, solo logran proteger a nuestras mascotas de la acción de los parásitos externos, como pulgas, garrapatas o mosquitos, que les transmiten diversas enfermedades”, contó Laura Moreno, investigadora que trabaja en el Centro de Investigación Veterinaria de Tandil (Civetan), un organismo que también depende de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires. Y la experta recordó que los otros métodos usuales al que hoy deben recurrir los dueños de mascotas para combatir estas plagas externas es el uso periódico de la “pipeta” o un baño con productos especiales y píldoras contra los internos. Pero los investigadores del Civetan y sus pares del Centro de Investigaciones en Física e Ingeniería del Centro de PBA (Cificen) –en total integran un equipo de 15 expertos– decidieron dar un paso más para lograr la prevención de la buena salud mascoteril. Para esto están combinando colocar, en un mismo collar de una matriz plástica, varios medicamentos distintos capaces de eliminar parásitos externos pero también internos. Según Torres, “lo que estamos haciendo es incorporar en un producto hecho de polímeros con forma de collar tres fármacos con principios activos y efectos diferentes. El collar irá “liberando” las diversas moléculas lentamente y esa combinación se irá absorbiendo y actuando para controlar los parásitos”. Según los cálculos del grupo, los compuestos que va desprendiendo el dispositivo se distribuyen sobre la piel del canino. Uno de los fármacos elegidos es muy efectivo para lograr el control de nematodos, el parásito intestinal más común en perros. Tras ser liberado, es absorbido por la piel y luego viaja por el torrente sanguíneo hasta llegar y actuar en el lugar donde se concentran los parásitos internos, en el intestino.

SERVICIOS PARA MASCOTAS: UN NEGOCIO DE CUIDADO

Hasta ahora hicieron pruebas detalladas con media docena de perros y los resultados fueron satisfactorios. Y la idea del equipo es llegar al primer trimestre de 2024 con un modelo ya puesto a punto y probado en una veintena de ejemplares. Luego harán la transferencia de la licencia del producto a una empresa privada –una pyme de Tandil– que se encargará de fabricarlos en serie y distribuirlos en veterinarias, petshops y el resto del mercado de productos para mascotas. Cuando finalmente este avance esté completo, el costo del producto debería ser competitivo con los costos sumados de los tratamientos actualmente disponibles, pero aportando la ventaja de la eficiencia y la simplicidad de poder alcanzar una desparasitación completa con un único tratamiento. Finalmente, Moreno contó que, en una segunda etapa, esperan diseñar otro modelo de collar para ser utilizado contra los parásitos que afectan a los gatos domésticos.

MASCOTAS SALUDABLES: QUÉ TENER EN CUENTA EN LA ALIMENTACIÓN Y QUÉ EVITAR

En los cálculos del equipo del Civetan, la versión final será capaz de proteger a los animales por un lapso de dos meses, luego de lo cual habrá que reemplazar al collar por uno nuevo. Y destacaron que entre las ventajas de poder diseñar un producto innovador desde el inicio es que pueden adaptar el dispositivo para lograr un único modelo que sea “ajustable”, de manera que libere las dosis y concentraciones de fármacos adecuadas al tamaño y peso de la mascota en la que se lo coloca. Y que el perro, o gato, quede perfectamente desparasitado. Cuidados de las mascotas   Una app para lograr una dieta balanceada  Desde hace años el alimento balanceado se convirtió en la opción más simple para alimentar a las mascotas. Pero de la mano de la tendencia hacia la alimentación “natural”, y también por el elevado costo de estos alimentos, mucha gente está explorando el regreso a la comida “casera” para darles a sus perros o gatos. “Esta idea plantea el desafío para la salud animal de combinar –en forma casera– la cantidad y el tipo de ingredientes para que el resultado final sea una ración que le asegure una dieta balanceada en tipo y cantidad de nutrientes esenciales”, planteó Raúl Ayala, veterinario egresado de la Universidad del Litoral. Ante esa situación, con el apoyo de la Universidad y junto a un socio, desarrollaron MUU App Nutrition, una app gratis, que se instala en el celular y que funciona como guía aportando información probada. “Se ingresa en la app el peso, tamaño y edad del animal y los ingredientes disponibles que se quieren usar para preparar la comida. Luego la app sugiere recetas, porciones, categorías de alimentos y también la combinación y cantidad adecuada de todos los nutrientes necesarios para una comida nutritiva para la mascota.

Enrique Garabetyan

Siemens pierde en su industria eólica 4.500 millones de euros al año. AgendAR cuenta qué pasó con IMPSA

El costo financiero de décadas de inacción climática y los riesgos inherentes de apresurarse para ponerse al día quedaron al descubierto este mes, cuando un gigante industrial alemán pronosticó una pérdida anual asombrosa de 4.500 millones de euros.

Los problemas de Siemens Energy AG provienen principalmente de dificultades técnicas con una nueva generación de turbinas eólicas terrestres. La energía eólica es vital para reducir las emisiones de carbono, y la industria se ha apresurado a lanzar máquinas más grandes y poderosas.

El negocio eólico de Siemens Gamesa se movió demasiado rápido y ahora ha descubierto vibraciones anormales en las aspas y los rodamientos que pueden tener que ser reemplazados. Aunque los modelos afectados representan solo el 4% de su flota instalada, los costos directos de solucionar estos problemas se estiman en 1.600 millones de euros. La compañía enfrenta costos adicionales inesperados relacionados con el aumento de la producción de turbinas marítimas, así como otros efectos fiscales desfavorables. El analista de Bernstein Research, Nicholas Green, ha denominado de manera evocadora a los problemas “turbinegeddon” (el Armagedón de las turbinas).

La industria eólica debería estar en auge, pero en cambio está atrapada en una red de abundantes problemas. Los proyectos a menudo se retrasan debido a la burocracia y el rechazo de las comunidades locales, mientras que los contratos firmados hace años se han vuelto demasiados caros debido a la inflación de costos de materiales y logística. Las empresas chinas que dominan su mercado interno buscan cada vez más expandirse en el extranjero, ejerciendo presión sobre los precios.

Una preocupación aún mayor es que las nuevas turbinas (cada vez más poderosas) pueden resultar poco confiables y cada vez son más las nuevas irregularidades en pequeños componentes que pueden provocar malfuncionamientos. Los rotores de un modelo terrestre de alta potencia nominal abarcan 170 metros.

La góndola en una turbina tripala de eje horizontal convencional es la estructura que carga con las aspas, las cajas de engranajes de multiplicación, los sistemas de refrigeración, control y seguridad, y las dínamos. Esta pieza puede pesar varias cientos de toneladas, y si se trata de una máquina «Direct Driven», el doble que en una con caja multiplicadora.

Los diseños últimos son siempre mayores que los anteriores, y en el caso de las turbinas marinas, donde no hay vecinos que se molesten con el ruido aerodinámico y mecánico, el único límite al gigantismo lo impone la resistencia de los materiales, que en general son aeroespaciales.

No hace falta decir que no es sencillo reparar equipos masivos a gran altura y compensar a los propietarios de parques eólicos por la producción de electricidad perdida. Aunque Siemens Energy podría recuperar algo de dinero de subcontratistas y proveedores, la mayoría de los riesgos financieros a menudo recaen en el fabricante.

Vestas Wind Systems y General Electric también han tenido problemas de garantía, pero no se puede concluir necesariamente que toda la industria tenga este mismo problema, al menos no en la misma proporción. La española Gamesa tiene muchas dificultades internas: el negocio ha experimentado seis cambios de liderazgo en igual cantidad de años, según señala Bernstein. La supervisión de su cadena de suministro y la comunicación sobre posibles problemas parecen haber sido deficientes.

Lamentablemente, los últimos problemas se hicieron evidentes solo después de que Siemens Energy completara la compra de 4.000 millones de euros de las acciones minoritarias de su hasta entonces asociada Gamesa en diciembre, lo que aseguró que aún más del riesgo financiero recayera sobre sí misma. Por su parte, como empresa gigante de diversas ingenierías, además de la electrógena, durante más de un siglo y medio, Siemens está buscando reducir su participación en Siemens Energy. Por ahora posee una participación del 32%, distribuida en la compañía y su fondo de pensiones.

Siemens Energy tiene la fortuna de que el resto de sus actividades, que incluyen turbinas de gas y conexiones a la red eléctrica, están funcionando bien. El impacto financiero de solucionar los problemas técnicos también se distribuirá en varios años. La dirección ha descartado la posibilidad de aumentar el capital.

Sin embargo, los fabricantes de turbinas pueden decidir que necesitan aumentar los precios y avanzar más lentamente para evitar problemas similares. Siemens Energy está siendo más selectiva en la aceptación de pedidos y ha retrasado las entregas de turbinas hasta que pueda resolver los problemas actuales. La dirección también ha prometido “priorizar la estabilidad y la rentabilidad antes que el crecimiento”.

Estos eventos también podrían aumentar el costo de capital de las compañías eólicas debido a los temores persistentes de que surjan problemas con más turbinas; Siemens Energy ha perdido más de 6 mil millones de euros de valor de mercado desde que los problemas se revelaron por primera vez en junio. Estos efectos tenderán a frenar la transición energética justo en el momento en que necesitamos acelerarla. Es el tipo de cosas que suceden cuando se ignora un problema masivo (el cambio climático) durante décadas y luego se corre para ponerse al día.

AgendAR añade su propia leña al fuego:

La nota de arriba es de un eurocentrismo arrobador: el mundo sólo existe como amenaza de cambio climático y de competencia china. Miremos un poco la cosa con ojos mas sudacas. Aquí hubo una firma argentina extremadamente sólida, la metalmecánica mendocina Pescarmona, IMPSA, que incursionó en eólica en Brasil y quebró por un tema de «tierras raras» oriundas de China. Eso del monopolio chino actual de ese grupo de elementos químicos es un tema que el ingenuo autor del artículo precedente no quiere tocar ni con la punta de un palo. Haciéndola corta, apalancada en su monumental éxito mundial en turbinas hidráulicas y grúas, IMPSA empezó el siglo metiéndose en turbinas eólicas, una industria que venía creciendo entre un 15 y un 20% anual en todo el mundo y desde los ’70. IMPSA diseñó y construyó cuatro modelos verdaderamente grandes para ser una firma novata y para mostrarlas hace un cuarto de siglo: la máquina IWP 70 arrancó con 1,5 MWe, y la última, la IWP 100.ar era de 2 MWe. Esta última tenía una torre de 85 metros de alto a la altura del rotor, y las palas barrían un diámetro de 103 metros. En 2000 esas todavía eran cifras que te despeinaban. Como no había leyes de promoción demasiado efectivas en Argentina, IMPSA montó su fábrica -IMPSA-WIND- en Brasil, donde sí las hay. Y ojo, son restrictivas. Si sos Vestas o Gamesa o IMPSA, vendés las turbinas que quieras en el inmenso mercado brasuca, pero a condición de que se fabriquen al 100% en territorio brasuca, y con cadena de proveedores y recursos humanos locales, es decir brasucas. Después de eso, si querés repatriar ganancias, todo bien, pero la plata en serio quedó en casa. Bien por los brasileños, ojalá alguna vez los imitemos y dejemos de importar equipos 100% hechos en el exterior, para crear empleo calificado… en Dinamarca, Alemania, España y Estados Unidos. Pero según va la política criolla, especialmente las post-PASO, antes van a criar pelos las ranas. IMPSA es Gardel en sistemas electromecánicos con engranajes y en dinámica de fluidos, por su mucho kilometraje hidráulico. Pero la firma se aventuró con el tipo más avanzado de turbina de eje horizontal: la Direct Driven, inspirada de las firmas alemanes Wobben y luego Enercon, que te ahorra el enorme peso y las complicaciones dinámicas y térmicas de la caja multiplicadora. Ésta acelera los giros más bien lentos de una hélice gigante a las 1800 revoluciones por minuto mínimas necesarias para excitar la generación de electricidad. La caja de multiplicación de una turbina convencional está sometida a esfuerzos titánicos, tiene alto desgaste, necesita de un radiador para que no hierva o se incendie el lubricante, y pide mantenimiento constante. Pero la tecnología Direct Driven, aunque te libera de este problema, te obliga a desarrollar un gigantesco anillo de imanes permanentes que en realidad aumenta el tamaño y el peso de la góndola. Montarla en lo alto de la torre se vuelve todo un problema. Y además, necesita de unos imanes de la gran siete, muchos más y mucho más potentes que los de un generador común de trifásica. Para reconocer una Direct Driven, basta reconocer una góndola con una forma más o menos de cebolla, con una sección frontal mucho mayor que la de una flaca turbina tradicional. Las Direct Driven no abundan en el mercado. Muchos fabricantes las evitan para evitarse líos de propiedad intelectual con los alemanes, a los que sólo les falta patentar el viento. Pero uno de los mayores y mejores motivos para ir de cabeza al diseño tradicional con caja multiplicadora es el tema de los imanes del conjunto rotor-estator. Siempre fueron horriblemente caros, pero hoy, cuando el autodenominado Occidente le declaró la guerra comercial a China, y la viene perdiendo… hoy ni te cuento. Para que los imanes alcancen una intensidad de campo magnético interesante necesitan de aleaciones de hierro con neodimio y boro (ésta es una familia de magnetos), o de hierro con samario y cobalto (ésta es la otra). Cada familia tiene sus méritos y problemas: los magnetos con neodimio boro dan unos campos magnéticos fabulosos, pero estos se evaporan al primer recalentamiento. Los de samario cobalto dan campos más débiles pero se aguantan los picos de temperatura, aunque son muy vulnerables a la corrosión. El neodimio y el cobalto tienen -perdón por insistir- precios escalofriantes. Y cada vez más. A un comprador emergente, como IMPSA, los chinos -casi los dueños mundiales de las tierras raras- y las «tradings» que dirigen la explotación del cobalto congoleño les hacían mal precio. Dentro de un diseño más bien ambicioso como el Direct Driven, IMPSA optó por economizar en estos metales carísimos y el ahorro costó caro, porque las turbinas se frenaban y se engranaban con facilidad. Cuando la indisponibilidad simultánea de turbinas era demasiada en cualquiera de los muchos parques de los concesionados por los estados costeros de Brasil a IMPSA, las distribuidoras eléctricas enarbolaban el contrato y dejaban de pagar. Tomá mate. Esto desencadenó cadenas de eventos financieros más complejos que llevaron finalmente a IMPSA a la quiebra, y a ser rescatada por el Banco Nación, actualmente copropietario mayoritario del paquete de acciones de la centenaria firma. El estado le salvó la vida a 750 ingenieros, técnicos y obreros MUY calificados. ¿Habrán votado por «La Libertad»? Siemens Energy. con 92.000 empleados también muy capacitados, no va a quebrar por los problemas técnicos de sus gigantescas turbinas marinas. No lo va a hacer por lo mismo que no quiebra Boeing en EEUU, pese a los demasiados problemas y accidentes de su modelo 737-800 MAX. Cada una es una compañía «de bandera» para su estado nación, y su caída afectaría las exportaciones de otras firmas tecnológicas de cada país. Si cierra Boeing se venderán menos I-phones, si cierra Siemens Energy se venderán menos Audis, BMWs y Mercedes. Y del impacto de tales cierres en industrias de defensa, mejor ni hablar. Si cerraba IMPSA, en cambio, sencillamente cerraba Mendoza. Lo que es más grave, porque no es fácil vivir del vino, del turismo y de la fruta cuando el cambio climático está dejando los oasis de esa provincia sin agua, y el 94% de la superficie provincial, hacia el Este, históricamente fue siempre inhabitable por la permanente falta de lluvias a sotavento de los Andes. SIEMENS enfrenta desafíos menos manejables que su propensión al gigantismo, y la lunática y angelical buena leche del estado alemán para sobreequiparse en energía eólica. Que en la UE ahora sólo sea factible construir parques eólicos off-shore es consecuencia del paso del tiempo. Los vecinos que las vieron llegar con alegría a sus conurbanos y aldeas en 1970, eran jóvenes y hippones. Hoy son viejos y rezongones, y aunque sigan muy ecologistas no se bancan esos chirridos de engranajes, ni el wuush-wuush-wuush de las palas, ruidos de baja frecuencia pero de muchos decibeles. De modo que los «länder», es decir las provincias, han mudado el problema de convivencia mar afuera, a 20 o más kilómetros de la costa. El Mar del Norte es bastante bajo y se puede anclar las turbinas en el fondo, y meterles torres que rascan las nubes y palas que barren círculos de 200 metros y más. El viento mar adentro es más constante y parejo. Eso sí, los costos de construcción, de montaje y mantenimiento «off-shore» se van un poco al requinto demonio, en parte por el tamaño desaforado de los componentes, en parte por la feroz corrosión de los metales en el ambiente marino. Pero no puede haber peor momento para ser un gran comprador occidental de tierras raras.  China, que no tiene mucho más que el 30% del stock geológico mundial de las necesarias en este caso, el neodimio y el samario, sin embargo se volvió la dueña del 90% del mercado global, por una decisión de estado probablemente no consultada con los libertarios (allí no los hay). Por eso China produce 300.000 toneladas años de óxidos de tierras raras, 6 veces más que los EEUU. En Europa prácticamente no hay tierras raras, sólo políticas raras. Y las tierras raras son un cuello de botella para la industria eólica y automotriz. ¿Cómo sucedió esto? Los chinos concentraron en sus manos la minería, el refino y la fabricación de aleaciones y magnetos, e hicieron quebrar a fuerza de precio a los proveedores locales de Occidente. Y las firmas occidentales como Siemens se creyeron el verso de que en los ’90 había llegado la economía global, y podrían comprar eternamente materiales y componentes «de anaquel», dado que el mundo era un supermercado gigante y los estados nacionales estaban perdiendo sentido. Pero China no perdió sentido, o al menos no el sentido común, al menos no todavía. En respuesta a los múltiples candados y cerrojos comerciales que le viene aplicando EEUU desde tiempos de Trump, con obvio acatamiento de la UE, ahora China está desabasteciendo de tierras raras a EEUU y la UE. Malas noticias para Siemens, pero también para Tesla, y para todos los fabricantes de artículos eléctricos que usan grandes imanes. Ni te cuento de los fabricantes de grandes baterías. Sorry, Elon, nothing personal, just business. De modo que cualquier ingeniero electromecánico mendocino sabe bien de qué pata está rengueando Siemens Energy en estos momentos. Lo sabe mucho mejor que el insustancial periodista técnico y económico europeo que firma lo que Ud. leyó hace un rato. Al menos hoy. Venite a Mendoza, chango, y te batimos la justa. Y los tintos son mejores que en tu tierra. El elefante en la habitación del que no se habla, y menos en Alemania, es que este siglo ese país multiplicó y mejoró su parque eólico, pero eso no multiplicó ni mejoró la calidad del viento. En cifras crudas, en 2000 Alemania ya era un fabricante eólico líder y tenía 6097 MWe instalados con buenas máquinas, lo que le permitió generar 9513 gigavatios hora, con un factor de capacidad del 17,76%, bastante malo. En 2021 tenía más de 10 veces la capacidad instalada de principios de siglo, con 63.685 MW desplegados en tierra y mar, y produjeron 111.734 gigavatios-hora, con un factor de capacidad del 19,97%. Mejor que el de 2000, pero no tanto mejor. El que no mejoró es el viento. Esto significa que las máquinas no sólo son más sino que son mejores y más resistentes, pero no pierden la maldita costumbre de no funcionar sin viento, (al menos, debajo de ciertos mínimos). Y cuando éste es tormentoso y excede los 14 m/s o velocidades similares, es mejor enclavar la turbina y poner las palas «en bandera», la posición en que generan la menor resistencia aerodinámica posible, como para que el empuje brutal del aire no voltee la torre. Cosa que de tanto en tanto, sucede. En la cruda práctica, esto significa que por mucho que te sobreequipes de turbinas, hay una cantidad de tiempo anual en que no funcionan, en general por falta o exceso de viento, pero inevitablemente también por mantenimientos previstos y desperfectos imprevistos. Todos estos incisos son los números que liman los factores de capacidad. Si en 2021 este factor en Alemania estuvo en 19,97% con las turbinas funcionando a potencia nominal, es decir máxima, es que el 80,03% del año las eólicas estuvieron paradas o casi, y en general de modo no muy predecible. Y es que el viento se puede pronosticar con razonable exactitud por estaciones e incluso por meses, pero no entre las 9 de la mañana, y las 9 y cuarto. El viento no es simplemente un recurso intermitente, es también bastante impredecible en el tiempo real. El 80,03% de 2021 equivale a 292 días con las turbinas haciendo nada, y Alemania pegándole a lo pavote al gas ruso y a su propio carbón de hulla, al carbón lignito, y a la hulla el lignito de Polonia y de media Europa Central. Ese 80,03 de indisponibilidad significa la mayor emisión de carbono por cabeza de habitante de todo el continente. A eso los alemanes lo llaman «Energiewende», o transición energética. No se sabe bien a qué demonios, pero transición. Suena glorioso. Peor aún, las centrales de gas ruso había que tenerlas prendidas y calientes pero desconectadas de la red eléctrica, para hacer de «respaldo caliente» de las eólicas, a espera de que el viento se cayera y hubiera que conectarlas de apuro. Mucho respaldo caliente implica importación al cuete y contaminación al cuete, que las autoridades energéticas alemanas y el Partido Verde prefieren no contabilizar. En 2022 el gas ruso dejó de llegar, al menos por derecha, y en su necesidad de evitar que las ciudades se congelaran o entraran en apagón, Alemania -que ya venía abriendo minas de carbón cerradas hacía medio siglo- empezó a erradicar ciudades y aldeas centenarias porque bajo las patas de los habitantes había carbón inexplotado. Los vecinos, probablemente buenos ecologistas, llenaron las calles de barricadas y el Ministro de Transición Energética mandó a que la policía los cagara a palos y gases. Se los llevaron de arrastrón en camiones y les demolieron las casas. Pero entre tanto, Alemania terminó de cerrar sus 19 excelentes centrales nucleares, todas de ingeniería propia, y cuyos factores de capacidad andaban regularmente cerca del 95% e incluso por arriba. Impresiona un poco, en comparación con el 19,97% de capacidad que rindió el viento en 2021. Antes, e inspirada por la misma religión, la RFA (la República Federal Alemana) había cerrado las 5 centrales VVER 400 soviéticas construidas en los territorios de la vieja RDA, o Alemania Oriental, también con factores de capacidad superiores al 80%, y que son de la mejor ingeniería nuclear existente en los ’80. Ninguna de las 26 centrales atómicas que se cerraron, unas por demasiado nucleares y otras por demasiado comunistas (un agravante, sin duda), tuvo jamás un accidente nuclear o radiológico. Algunas personas que no terminan de entender la diferencia entre electricidad «de base» y «de punta» están a cargo de Alemania desde hace décadas, y esa dirigencia se concentra en Los Verdes y el Partido Socialdemócrata. Estamos hablando de gente con doctorados en ciencias duras. Marx, que era un entusiasta de la ciencia y la tecnología, se revolvería en su tumba al saber que estos imbéciles se consideran científicos, y de yapa, «de izquierda». Las diferencias entre base y punta son sencillas para cualquiera que haya terminado una primaria argentina. La electricidad de base te da el piso para la existencia urbana e industrial, es la disponible 24×7, pulsás la tecla, hay luz. La «de punta» se puede vender mucho más cara y si es renovable, con muchos subsidios, pero sólo cuando hay recurso. Y el problema eterno de las redes eléctricas es que la electricidad se produce a demanda instantánea de las variaciones de consumo. ¿Es imposible almacenarla? No, pero es carísimo y técnicamente problemático. Lo que funciona bien para almacenar electricidad son las centrales hidráulicas de bombeo, como la de Río Grande, en Córdoba, en el valle de Calamuchita. Se hizo en tiempos del tercer gobierno de Perón para almacenar en forma local los enormes excedentes nocturnos de producción eléctrica de la vecina central nuclear de Embalse, y venderlos en las horas de alto consumo, la madrugada y el atardecer. La electricidad en Río Grande se almacena bombeando agua desde un lago a baja altura (Arroyo Corto) hasta otro en la cresta de una serranía (Cerro Pelado), 185 metros más arriba. La energía se libera largando el agua cuesta abajo por los descomunales túneles de enlace. Las mismas bombas que elevaron el agua funcionan como turbinas cuando ésta baja. Es tecnología confiable, pero cara -con mucha tunelación en piedra dura- y sólo desplegable donde hay ríos represables y sierras. No fue fácil construir Río Grande: diez años de obra. Hecha por Agua y Energía, empresa de la Nación. Obviamente esto de almacenar excedentes de electricidad limpia de carbono (la de Embalse lo es) en centrales de bombeo anda mucho mejor que las gigantescas baterías de iones de litio a pie de torre que le vende Tesla a los australianos. Éstas se incendian espontáneamente con demasiada frecuencia, además de costar un ojo. Tiene alguna lógica: las baterías recargables de litio se diseñaron para darle potencia a celulares y computadoras, y eventualmente a automóviles, todos objetos móviles y bastante más chicos. Tal vez tengan más futuro las baterías de hierro, mucho más pesadas y de menor densidad energética, pero capaces de almacenar días enteros de electricidad. Seguro que serán más baratas, pero su problema es que la carga y descarga son leeeentas, y una red eléctrica muy dependiente del viento necesita una respuesta rápida cuando éste se plancha. Por eso el litio no va a salvar la electricidad eólica, ni ésta el planeta. Nothing personal, Elon, just business. Y por eso las decisiones estratégicas sobre energía las deben tomar los estados y no el mercado: tiene menos chances de cagarla. Nothing personal, Milei, just business. Se podría acumular electricidad eólica en el sitio de mayores velocidades y constancias de viento del subcontinente, la estepa patagónica, sin batería alguna, por menos plata y con cero obra de tunelería, porque la inversión en obra civil y eléctrica ya está hecha. El acumulador lógico sería la cadena de lagos de los ríos del Comahue. Bastaría con que los excedentes de electricidad generada por los parques eólicos privados de la zona se almacenen. Esto se lograría simplemente dejando de turbinar agua en las represas, lo que además mejoraría las reservas para enfrentar la temporada crítica de la electricidad argenta, el verano. Y es bueno almacenar agua siempre, toda vez que se pueda, porque al margen de oscilaciones Niño-Niña, el recalentamiento global hace que los Andes Patagónicos tengan cada vez menos lluvias y nieves. Para implementar los embalses del Comahue como acumuladores de energía eólica, las represas deberían regresar a la propiedad del estado federal, que las construyó a través de la empresa Hidronor. Por motivos obvios, los dueños privados quieren turbinar siempre y cobrar siempre. El momento de recuperar esas represas es ahora que se están venciendo los contratos de concesión que firmó Menem un minuto antes de disolver Hidronor, que las construyó y que las operaba bien y con ganancia para el estado. Pero según va la política criolla, antes de que suceda, eso van a criar pelos las ranas. Volviendo a Alemania y a las tribulaciones de Siemens Energie, multiplicar parques eólicos que dan electricidad intermitente e impredecible, y querer suplantar con eso a plantas que funcionan al 100% de su capacidad nominal unos 330 días por año en forma planificable, es un absurdo. Es el equivalente de creer que con 20 pares de guantes pero en bolas vas a estar abrigado, aunque lo que te haga falta sea más bien un sobretodo. El mito de la energía renovable como fuente de base te lleva a volverte muy contaminante para todo el resto del planeta a puro carbón, y a destruir tu propia democracia a porrazos y culatazos para favorecer a las mineras, al mejor estilo alemán. Mientras en el NOA destruimos nuestra democracia a porrazos y culatazos para favorecer a las mineras, de modo que Elon y los alemanes sigan creyendo que la energía eólica va a salvar al mundo, si les regalamos el suficiente litio. Dicho esto para que se entienda que la Siemens está en problemas más hondos que la propensión a la ruptura de sus máquinas eólicas demasiado gigantes, o al despliegue demasiado rápido de las mismas. Tienen problemas porque viven en y de un modelo energético profundamente anticientífico, que en última instancia se sostiene con una tremenda violencia social. El año pasado, el parque eólico alemán creció un 46%. Con el resultado de que el país quema cada vez más carbón y desaloja más población rural agrupada. Siemens, como se ve, está arañando muchos límites a la vez, y algunos los pone China y otros los ponen la química y la física. Y Siemens no tiene totalmente la culpa de todo ello. Fue en 1990 que, para estar a tono con los tiempos, vendió KWU, su empresa nuclear, a Francia. Luego, con el paso del tiempo, sus recursos humanos en la materia se jubilaron o se murieron. Hoy la CNEA, NA-SA e INVAP entienden mucho más de centrales nucleares que Siemens. Un problema, el de esta firma que se cortó la cabeza en 1990 con la venta de KWU, porque el átomo es la mejor fuente de electricidad de base libre de emisiones de carbono. De modo que antes de compadecerse de Siemens Energie, es bueno ver la foto completa del problema completo. El problema, por ahora, es ese país, Alemania. ¿Y por casa, cómo andamos, compatriotas?

Daniel E. Arias