A 20 años de su promulgación: sólo 3 de cada 10 recetas médicas cumple con la Ley de Genéricos

Los médicos continúan prescribiendo medicamentos por su marca en lugar de utilizar el mombre de la droga: en algunos casos, la diferencia de precios de los medicamentos entre un laboratorio y otro llega hasta un 500 por ciento.

Si bien mejoró el acceso a los medicamentos, después de dos décadas de sancionada la ley de prescripción por genéricos, sólo entre el 30 y 40 por ciento de las recetas tiene el nombre de la droga en lugar de la marca, en tanto que las diferencias de precios entre un laboratorio y otro pueden llegar hasta un 500 por ciento en un producto que tiene la misma calidad, seguridad y eficacia. Sancionada el 28 de agosto de 2002, la Ley 25.649 llamada de «Promoción de la utilización de medicamentos por su nombre genérico» surgió en un contexto de crisis social y económica en el que había serias dificultades en gran parte de la población para acceder a los remedios. «En ese momento en las farmacias veíamos que había un 50 por ciento de las recetas que estaban caídas, es decir, que de la mitad de las recetas que se emitían la gente no podía comprar los medicamentos», recordó en Rubén Sajem, presidente del Centro de Profesionales Farmacéuticos Argentinos (CeProFAr). Sajem aseguró que «los medicamentos habían aumentado mucho sin control, la brecha de precios entre una marca y otra era grandísima pero los médicos recetaban exclusivamente por marca, entonces la persona que necesitaba el medicamento no podía elegir». En ese contexto, el entonces ministro de Salud Ginés González García impulsó una ley que tuviera como objetivo mejorar el acceso y brindar información al paciente. «El proyecto de Ley se basó en una experiencia que habíamos hecho antes en la provincia de Buenos Aires; esto permitió que cuando pensamos la ley nacional, los medicamentos ya tenían en sus envases el nombre comercial pero también el del genérico y la implementación pudo ser inmediata», señaló González García. En ese marco, añadió: «La Ley permitió por un lado la transparencia, que se puedan llamar a las cosas por su nombre, y por el otro al usuario poder pelear el precio porque si no tenía que pagar lo que el médico le prescribía». González García recordó que «fue muy difícil» su sanción pero «ganamos la batalla en la opinión pública porque se logró comprender que era una ley favorable a la gente». «Al principio hubo una adhesión casi absoluta porque se preveía que podía haber sanciones; además se hizo una amplia difusión de los beneficios de la ley y los pacientes comenzaron a exigir en las farmacias que se les dieran alternativas posibles de marcas de los medicamentos que contuviera el mismo principio activo», señaló Sajem. ¿Qué establece la Ley? La ley, que se encuentra vigente, establece que «toda receta o prescripción médica deberá efectuarse en forma obligatoria expresando el nombre genérico del medicamento o denominación común internacional que se indique, seguida de forma farmacéutica y dosis/ unidad, con detalle del grado de concentración». Y añade que «la receta podrá indicar además del nombre genérico, el nombre o marca comercial, pero en dicho supuesto el profesional farmacéutico, a pedido del consumidor, tendrá la obligación de sustituir la misma por una especialidad medicinal de menor precio que contenga los mismos principios activos, concentración, forma farmacéutica y similar cantidad de unidades». «Al principio había sanciones previstas y mecanismos que establecían que las recetas que no se ajustaran a la prescripción por nombre genérico iban a ser declaradas no válidas y anotadas en un libro de registro, esto no se llegó a implementar», detalló Sajem. El lobby de los laboratorios Según su perspectiva, una vez que se reglamentó «empezó a haber movimiento y lobby de los laboratorios y se trató de desarticular para que se deje de cumplir». «Para 2010 ya no tenía la misma adhesión por parte de los médicos, se recetaba por marca, a veces sin incluir el genérico, y las marcas no se justificaban», graficó. Sajem indicó que «en 2015 se hizo el primer relevamiento cuando estaba como ministro (Daniel) Gollán y se lanzó una campaña de difusión sobre el derecho de los pacientes a recibir la receta con el nombre genérico, y eso dio un nuevo impulso».
Actualmente, se estima que el cumplimiento de la prescripción por genérico ronda entre el 30 y 40 por ciento de las recetas.
La brecha entre la marca y el genérico Según el relevamiento del CeProFAr a junio de 2022, un antiácido como el omeprazol puede tener una diferencia de precios de hasta seis veces de una marca respecto a la otra mientras que en el caso de la atorvastatina, que se usa para el control de colesterol, puede ser hasta cuatro veces más cara. Un antihipertensivo como el losartán podía encontrarse en el mercado a 982 pesos o a 3.218 pesos (más de tres veces más caro) y el enalapril variaba entre entre 763 y 2.008 pesos según la marca (unas 2,6 veces más). Un ibuprofeno puede tener un precio dos veces mayor entre una marca y otra y lo mismo sucede con las aspirinas cuyo valor por 50 comprimidos en junio podría oscilar entre 172 pesos y 534 (tres veces más). «Que la ley permita que aparezca el nombre comercial es un problema porque al leer un nombre se induce a la compra de esa marca y las marcas que se recetan, por lo general, son las más caras porque son las que el médico tiene presentes por propaganda, no porque haya alguna razón científica que lo justifique», concluyó Sajem.

Analizando el modelo uruguayo: 94 % de su electricidad proviene de fuentes renovables

La energía eólica (40 %) y la hidroeléctrica (30 %) son las fuentes principales de la electricidad que se consume en la República Oriental del Uruguay; apenas un 6 % se origina con combustibles fósiles.

Las cuestiones geográficas, no tener un sector petrolero fuerte y, sobre todo, el consenso entre partidos y la continuidad de la política pública favorecieron el cambio que se inició en los gobiernos del Frente Amplio y continúa en la gestión de Lacalle Pou con la llamada “segunda transición”, centrada en el transporte. Sin recursos naturales en abundancia por su pequeña superficie, pero con estabilidad económica y continuidad de políticas públicas, en pocos años, Uruguay logró convertirse en un país cuya matriz de generación de electricidad es casi enteramente renovable gracias al viento, el sol y el agua. Una excepción no solo en la región sino también a nivel mundial. Según datos del Ministerio de Industria, Energía y Minería uruguayo de junio pasado, el 94% de la electricidad que se consumió durante 2020 provino de fuentes sustentables, con la energía eólica a la cabeza (40 %), seguida por la hidroeléctrica (30 %), la biomasa (20 %) y la solar (4%). Apenas el 6% de la matriz eléctrica se había originado con combustibles fósiles. ¿Cómo se gestó esta reconversión acelerada a fuentes verdes de generación de electricidad? Con un acuerdo político entre todas las fuerzas con representación legislativa, visión de largo plazo, liderazgo estatal claro e inversiones privadas. “El pleno apoyo de todas las fuerzas políticas, la creación de un ecosistema transformador que permitió la llegada de inversiones y una gobernanza flexible abrieron la puerta a un cambio de matriz energética que se hizo en pocos años” explica Ramón Méndez, secretario de Energía de Uruguay entre 2008 y 2015, durante los gobiernos del Frente Amplio, cuando se dio la primera transición hacia las energías verdes. Como cuenta el argentino Pablo Bertinat, investigador, docente y director del Observatorio de Energía y Sustentabilidad de la Universidad Tecnológica Nacional (regional Rosario), esta transformación se hizo “no sin debate” más que nada por parte de los sindicatos, ya que antes la provisión de electricidad dependía del Estado mientras que la incorporación de renovables “se hizo con ingreso de los privados bajo un modelo de mercado tradicional, en un país con fuertes valores relacionados con lo público”. Por sus características geográficas, Uruguay puede generar un 30 % de la electricidad que consume en represas hidroeléctricas (en la foto, Salto Grande) y también invirtió en otras renovables: un 40 % proviene de energía eólica. Ahora, con un Gobierno de distinto color político al que la inició (Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional), el desafío es encarar lo que en ese país llaman “la segunda transición energética” mediante la descarbonización del resto del consumo de energía, todavía muy dependiente del petróleo en el sector del transporte (el principal sector emisor de CO2). La transición energética uruguaya se concretó con una inversión privada equivalente al 12 % de su PBI en un proceso liderado por la empresa estatal de generación y distribución eléctrica, UTE. La segunda etapa de la transición energética uruguaya incluye la paulatina conversión de los vehículos a combustión por eléctricos y la revalorización del transporte público. Según Méndez, la transformación de la matriz eléctrica uruguaya implicó 50 mil nuevos puestos de trabajo, en un país con 3.5 millones.

Nota de AgendAR:

La siguiente comparativa de precios de la electricidad domiciliaria es de 2018, y la doy como buena porque desde entonces, como dijo alguno, en el campo energético «pasaron cosas». Refleja el estado de las cosas antes de la guerra de Ucrania y de sequías en las principales cuencas hidroeléctricas del mundo, y que ya van por su tercer año. En 2018, los uruguayos ya pagaban 260 dólares por megavatio/hora. Los brasileños, 186, los chilenos 177, los bolivianos 105 y los argentinos, 95. El precio más bajo era el de los paraguayos, con 70 dólares el MW/h. Sólo Nicaragua y Haití tienen electricidad más cara que Uruguay. Las cifras no significan necesariamente que la electricidad eólica sea muy salada frente a la hidráulica predominante en Brasil, o al combo térmico + otras fuentes de Chile y Argentina. En realidad, la eólica es cada vez más barata por inversión inicial, salvo que se midan algunos costos, normalmente ocultos, asociados a la misma. Y el principal es el «respaldo caliente» (eso se aclara después). Los precios que pagan las casas son resultados de polinomios abigarrados en casi todo el mundo -y máxime el mundo pobre- debido a los subsidios gubernamentales. Hablo de subsidios directos o indirectos, declarados u ocultos, para con las petroleras, para las «utilities» que fabrican electricidad, o para con los usuarios; o la combinación que se quiera de estos factores. En electricidad, el estado prescindente y mirón es un verso marca cañón. A alguien está subsidiando. El precio de la electricidad es altamente político incluso en las economías desarrolladas. Esto lo redescubrió por las malas el presidente francés Emmanuele Macron cuando en 2020 pretendió apurar el cierre de las 58 centrales nucleares construidas en los ’70 y ’80, que en su país ponen aún el 71% de la electricidad circulante. En su reemplazo, Macron iba por un sistema más dominado por firmas privadas, por mayores importaciones de gas y por descargar las nuevas tarifas sobre los usuarios. Vista desde 2022, con el gas ruso vendido con restricciones y literalmente a precio de guerra, no era la mejor idea. Pero en 2020 y con todavía una relativa paz en Ucrania, tampoco era buena. Ante los tarifazos de 2020, Francia entera fue a una huelga insurreccional, la de los Gilets Jaunes, o Chalecos Amarillos, la primera revuelta de raíz energética de la historia moderna. Tras un mes de furia y con el país paralizado, Macron, que es muy pro-mercado pero no suicida, puso marcha atrás «a velocidad warp»: Francia seguirá nuclear, y de sus 56 reactores no decomisionados, 32 están en reparaciones y/o extensión de vida útil. Ahora el país incluso tiene planes de nuevas centrales, e incluso de renacionalizar Électricité de France.  Hasta los tarifazos de 2020, Francia, geológicamente insospechable de tener hidrocarburos en sus dominios metropolitanos, producía tanta electricidad que la exportaba a toda la UE, especialmente a Alemania. Entre 2010 y 2020, a U$ 130 el MW/h, logró tener la factura eléctrica residencial más baja de Europa Occidental. Alemania mientras tanto estaba cerrando sus 18 centrales nucleares, de las que sólo quedan 3 en línea. Cada vez más dependiente del gas y petróleo rusos y quemando su propio carbón e importándolo desde Polonia, antes de que se armara la podrida en Ucrania en 2021 ya tenía el precio eléctrico domiciliario más alto de la región: U$ 350 el MW/h. Volvamos «al paisito», como lo llaman sus habitantes. Lo que hace especialmente cara la electricidad en Uruguay es que la plata se la lleva el viento, y la arrastra hacia afuera del país. En las miles de turbinas eólicas que se empezaron a importar durante la presidencia del Pepe Mujica no hay componentes electromecánicos locales en absoluto. Con poca historia metalúrgica o metalmecánica propia, lo único que atinó a poner de nacional el Uruguay en su curso eólico fueron las torres de los molinos: se empezaron a sustituir las de acero por hormigón, una rareza audaz… pero funcionó. Sin embargo, las torres constituyen menos del 20% del costo de una turbina lista para entrar en servicio. Los parques eólicos en línea toman mano de obra calificada, pero escasa: son mayormente operados por computadora, con pequeños planteles humanos. Ignoro cómo esto generó 50.000 nuevos puestos de trabajo, según jura Ramón Méndez, el exsecretario de Energía de ese país. Sin embargo, es creíble. El ing. Hugo Brendstrup, históricamente a cargo de diseño eólico en INVAP, probablemente me dio la respuesta hace unos años al referirse a la Argentina, que en 2016 estaba subsidiando la libre importación de equipos eólicos, y destruyendo así las posibilidades de los 3 fabricantes nacionales con historial: IMPSA, NRG y la propia INVAP. «Pero no totalmente», me aclaró Brendstrup: explicó que el mantenimiento de estos aparatos sometidos a enorme desgaste es intenso, y aunque la repuestería provenga de afuera, forzosamente se requiere de mano de obra experta y local para los reemplazos. Algo de plata y de trabajo se queda en casa. Vivir del viento se puede, demuestra Uruguay, pero el precio puede ser alto no sólo cuando llegan las facturas, sino mucho más cuando fallan las lluvias. Un país tan eólico como Uruguay necesita de una enorme potencia de respaldo rápidamente despachable cuando falla el viento, que no sólo es intermitente sino impredecible en tiempo real. Esa potencia en general se podía conseguir rápidamente de la central hidráulica de Salto Grande, con 1800 MWe instalados, ya que la República Oriental es propietaria legal del 50% de su producción, y desarrolló aceitados mecanismos de compraventa de potencia en tiempo real con Argentina (y con Brasil y Paraguay). Pero el río Uruguay ha estado sometido al mismo estiaje despiadado que el Paraná por la misma falta de lluvias en las nacientes brasileñas de la Cuenca del Plata. Esta sequía, causada por una recurrente oscilación hemisférica del clima llamada «La Niña», ya está cursando su tercer año, y da pocos respiros. Esto significa que los faltantes de electricidad en tierras charrúas hay que llenarlos «a la alemana», importando electricidad e hidrocarburos para quemar en las centrales térmicas, lo que impacta de modo inelástico sobre las tarifas domiciliarias. Pero también sobre las heladeras y equipos de aire acondicionado, porque se queman a lo pavote con las fluctuaciones de voltaje de la red. Y el inmenso factor de penetración eólico en la torta eléctrica uruguaya genera oscilaciones difíciles de planchar, salvo que se tenga mucho «respaldo caliente». El respaldo caliente son centrales térmicas en funcionamiento pero fuera de red, es decir, contaminando y costando hidrocarburos, pero sin producir electricidad. Hay que mantenerlas calientes para que hagan de paracaídas de la red en cuanto se cae el viento. El respaldo caliente es algo de lo que el ecologista de a pie no oyó hablar jamás, y que el ecologista informado prefiere no mentar. Los precios homicidas de la electricidad en Alemania vienen, en buena medida, del respaldo caliente de tanta potencia eólica instalada (se triplicó en la última década y llegó a 63.760 MWe). Cuánto respaldo caliente se le pone al viento es una decisión política y económica de cada país. Pero la naturaleza tiene modos objetivos y brutales de tomar las riendas sobre estas decisiones. En estos años de Niña, con lluvias a la baja, Uruguay está sobregirado en respaldo caliente. Es decir, perdiendo plata en importar hidrocarburos que se queman sí o sí, y dan electricidad a veces sí y a veces no. Las cosas que pasan en Uruguay con la electricidad no son demasiado ideológicas. Provienen de «condiciones de contorno» desfavorables: el país no posee un metro cúbico de gas o petróleo propios. Si los fratres yoruguas apostaron desmedidamente al viento no fue -gran diferencia con los alemanes- por gusto ni por timba: «el paisito» siempre le tuvo una fe enorme al río igualmente enorme que le da nombre a la República Oriental, el poderoso Uruguay, tan lleno de correderas y saltos, que, con sus años de estiajes y otros de avenidas, en general se apegó históricamente a un caudal promedio siempre mayor de 4000 m3/segundo, y desde los ’90, de 5.500 m3/segundo (medido en Salto Grande). Pero el cambio climático que está secando los ríos hidroeléctricos de EEUU, Europa y Asia también está desatado en Sudamérica. Ese río gigante y casi de montaña que discurre al Oeste de la República Oriental siempre fue considerado un recurso «de base», en términos eléctricos. Pero esas viejas certezas se están devaluando. En Argentina pasaron dos años y medio en que se podía caminar por el fondo del Paraná. Y ahora sabemos que Yacyretá y Salto Grande dan electricidad de base… si llueve en Brasil. Y estuvo casi tres años sin llover. Nosotros al menos tenemos una represa en cada uno de estos ríos gigantes, Uruguay una sola. Si el Paraná hoy te deja pagando, no quieras ver el azulado Uruguay, que lleva normalmente un cuarto del caudal de su colosal primo marrón.   Los sinsabores del consumidor final domiciliario en Uruguay son bastante independientes de la orientación política y económica de los gobiernos, pero sólo hasta cierto punto. Uruguay no puede comprarse otro río. Está buscando hidrocarburos «off shore», pero puede haberlos o no, o haberlos y ser de extracción difícil o cara. Se verá. Un punto fuerte de nuestros vecinos, al respecto, es que planifican a largo plazo y se apegan a planes. Pero, como me dicen mis amigos de Prospectiva en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), unos buenos megavatios nucleoeléctricos, independientes de la doble ruleta rusa del clima y del gas, a Uruguay le vendrían joya.

Daniel E. Arias

La NASA aborta un segundo intento de lanzar el megacohete de la misión Artemis I

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El primer ensayo fue abortado el lunes 29 de agosto porque uno de los motores no se enfriaba correctamente, lo que pudo deberse al fallo del sensor de temperatura. Ahora, se detectó una pérdida de combustible en el cohete SLS. Éste es un vuelo de prueba, antes de hacerlo con astronautas, pero los técnicos de la agencia espacial no quieren correr riesgos. Es sólo el comienzo de un largo esfuerzo que culminará en el regreso de la exploración humana a la luna. Esta vez, para permanecer.

Reproducimos la nota de Nora Bär:

«Con más de 100 metros de altura, equivalente a la de un edificio de 32 pisos, transcurren sus últimas horas en la plataforma 39B del Centro Espacial Kennedy, la misma que vio salir despedidos hace medio siglo a los 12 únicos hombres que estamparon su huella en la Luna, el cohete SLS con la cápsula Orion. El lunes 29 de agosto (si surgiera algún inconveniente, las fechas alternativas son el 2 y el 5 de septiembre), en una ventana de dos horas que comienza a las 9.33 am., partirá entre el feroz rugido de sus motores y una danza de llamas y nubes de humo con destino a una órbita muy elíptica en torno de nuestro satélite natural. El viaje recorrerá en total 2,1 millones de kilómetros y al volver alcanzará velocidades de hasta 40.000 km por hora. La cápsula Orión debería amerizar en el Océano Pacífico, frente a la costa de San Diego, el 10 de octubre.  
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“La razón por la cual no se volvió antes a la Luna es que no se quería repetir lo de los años sesenta, que fue una hazaña técnica impresionante, pero primordialmente tuvo razones políticas, que fueron ganarle a la Unión Soviética –explica el ingeniero aeroespacial argentino, Miguel San Martín, jefe de la Sección de Orientación y Control del Jet Propulsion Laboratory de la NASA. Se estableció ese objetivo, se puso la bandera en la Luna y ahí el proyecto Apolo empieza a morir, porque estaba diseñado estrictamente para ese objetivo, que era más que nada político. Por supuesto, se hizo ciencia, pero para volver teníamos que quedarnos y aprender a vivir de los materiales locales, hacer el oxígeno y el combustible de regreso. Eso es importante porque, si bien no es necesario para ir a la Luna es fundamental para los viajes a Marte. Por eso, esta misión es muchísimo más ambiciosa”.
La cápsula Orion, orbitando la Luna
. Un detalle no menos importante es la exigencia de bajar los costos, porque los vuelos del programa Apolo eran impagables. “El presupuesto que tenemos hoy en la NASA es mucho menor. Requiere nuevas formas de trabajar con la industria privada, en cooperación con otras agencias –explica San Martín–. Y no es tan obvio que esto vaya a suceder”. Marcelo Colazo, astrónomo y gerente de Vinculación Tecnológica de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, CONAE, ve esta misión como “el primer paso en la exploración del Sistema Solar. Porque si bien la Luna es un objetivo en sí mismo, permitirá ganar experiencias y realizar desarrollos para luego dar un salto más grande y llegar a Marte”. Con 42 días de duración, Artemis I (que lleva el nombre de la diosa griega Artemisa, hermana melliza de Apolo) marcará el inicio de las operaciones con el dúo Orion/SLS. Irá sin tripulación y es la primera de tres misiones cada vez más complejas cuyo objetivo es la exploración humana del espacio profundo, que empieza en la Luna, pero cuyo objetivo a más largo plazo es Marte. Artemis II ya llevará tripulación y la III, prevista para 2025 y que se desarrollará en simultáneo con el inicio del ensamblaje de la estación espacial lunar Gateway (portal del espacio) destinada a funcionar como laboratorio, centro de comunicaciones, habitación y “estacionamiento” para rovers, es la que descenderá sobre el suelo lunar.
La insignia de la misión Artemis
. Todo en esta misión es superlativo. El SLS es el cohete más poderoso jamás construido y volará más lejos que de lo que cualquier nave construida por humanos. Sus motores, de 39,1 meganewtons (un newton es la cantidad de fuerza aplicada durante un segundo a una masa de un kg),  podrían impulsar el equivalente a casi 60 aviones supersónicos Concorde en el despegue. Orion permanecerá en el espacio sin acoplarse a una estación espacial durante más tiempo que cualquier otra cápsula, y al volver deberá soportar velocidades y temperaturas mayores que ninguna otra. El programa Artemis también será el primero en llevar a una mujer a la Luna. “De la cápsula dicen que es una Apolo ‘con esteroides’ –bromea San Martín–. Tiene casi el doble del peso y el tamaño de aquella [cinco metros de diámetro], y puede llevar hasta seis astronautas y en cierto modo a uno le parecería que no es tan buena. Por ejemplo, la Apolo se podía poner en una órbita cercana a la Luna, a unos 50 km. Para salir, eso requiere mucha energía. Orion, al ser tan voluminosa, se va a quedar en una órbita mucho más grande y rara, una elipse muy elongada, siempre apuntando hacia la Tierra, así que desde el punto de vista de las comunicaciones y la visibilidad es excelente. Pero eso requiere que el  módulo lunar recorra un camino mucho mayor, lo que traslada la complejidad al sistema de descenso”. Impulsado por sus cuatro motores y dos propulsores (boosters), el cohete alcanzará el período de mayor fuerza en 90 segundos, y los propulsores de cohetes sólidos quemarán su combustible y se separarán después de aproximadamente dos minutos. Tras completar una órbita alrededor de la Tierra y desplegar sus paneles solares, sus motores criogénicos le darán a Orion el impulso para dirigirse hacia su destino. A dos horas del lanzamiento, se desplegarán diez minisatélites (CubeSats) para estudiar la Luna o dirigirse a destinos en el espacio profundo.
Helga y Zolgar, dos maniquíes equipados de sensores
. También llevará tres maniquíes que ayudarán a reunir datos sobre lo que experimentarán los astronautas durante el vuelo. Uno llamado “comandante Moonikin Campos” estará equipado con  dos sensores que registrarán aceleración y vibración. Los otros dos, llamados Helga y Zohar, son torsos que fueron fabricados con materiales que imitan los huesos, tejidos y órganos de una mujer adulta y estarán equipados con 5.600 sensores y 34 detectores de radiación para medir qué ocurre con la exposición a los rayos cósmicos fuera de la magnetósfera terrestre que nos protege. Adicionalmente, Orion llevará también cuatro experimentos de biología espacial para analizar qué cambios sufren los sistemas vivos en el espacio. Por ejemplo, se fijará en qué ocurre con el valor nutricional de las semillas, la reparación del ADN de hongos, la adaptación de las levaduras y la expresión génica de las algas. Loading video “Hacer sustentable la vida a largo plazo en otro sistema es un desafío impresionante –explica Colazo–. La radiación no solo afecta los equipamientos, sino la vida humana, por supuesto. Y la idea es plantar una base en el Polo Sur lunar”. Además, probarán el paquete de demostración Calisto, que combina la tecnología de Alexa, de Amazon, y de Webex, de Cisco, para crear una asistente digital, algo así como una “Alexa espacial”, que futuros astronautas podrían usar como interfaz para conocer el estado de los sistemas de soporte vital y otros. Al principio, Orion volará a unos 100 km sobre la superficie de la Luna, y luego usará su fuerza gravitacional para insertarse en una órbita muy elíptica que se extiende hasta más de 64.000 km de distancia.
El amerizaje
. Durante el regreso a la Tierra, entrará en la atmósfera viajando a velocidades escalofriantes y soportando temperaturas de hasta 2800 grados Celsius, lo que pondrá a prueba su escudo térmico, para caer sobre el océano balanceándose suavemente gracias a que sus paracaídas se desplegarán a 7.600 metros de altura y reducirán su velocidad, de 160 a 32 km/h. “SLS y Orion se hicieron con la misma modalidad que las Apolo, pero el módulo de descenso se está haciendo con una distinta –destaca San Martín–. Es una colaboración público privada. El contrato lo ganó Space X con su Starship. Este es un vehículo que, de ser exitoso, revolucionará los viajes espaciales, marcará un antes y un después. Es un concepto muy osado. El módulo lunar que van a utilizar en 2025 tiene más de diez pisos, es decir que los astronautas van a necesitar ascensor para bajar a la superficie de la Luna”.
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Según explica el ingeniero aeroespacial que tuvo a su cargo el descenso de los rovers Spirit y Opportunity en Marte, entre muchos otros grandes proyectos de la NASA, compañías como Space X avanzan muy rápido. “Me tocó viajar a la fábrica como consultor y sorprenderme por la forma en que trabajan –cuenta–.  Logran hacer las cosas en períodos más breves, porque utilizan equipos muy pequeños y tienen la filosofía de ‘fallar pronto’ y corregir enseguida; es decir, que todo el tiempo están experimentando. En cambio, nuestra cultura [en la NASA] se basa en que las cosas tienen que funcionar al primer intento, no podemos equivocarnos”. Además de la NASA y la agencia espacial europea (ESA), en el programa Artemis participan la agencia espacial japonesa (JAXA) y la canadiense (CSA). Entre otros veinte países que firmaron acuerdos para intervenir, están Brasil, Colombia y México. “En la Argentina el interés existe, lo que no está claro es cómo vamos a participar, no está definido –dice Colazo–. Nosotros, desde el punto técnico tenemos una larga experiencia de cooperación con NASA y por supuesto, la exploración del espacio ultraterrestre es una de las líneas estratégicas del plan espacial”.
El itinerario
. Este lanzamiento se da en un momento especial para la agencia espacial norteamericana, ya que en diciembre celebrará el 50° aniversario del último viaje de un ser humano a la Luna: el de la Apolo 17. La operación empieza este sábado 27, más o menos a las once de la mañana, hora argentina. La carga de sus tanques de combustible (con 2,7 millones de litros de hidrógeno líquido y oxígeno) comenzará justo después de la medianoche.»

Nora Bär

«Argentina y los BRICS: ¿Puerto en una tormenta o plataforma de lanzamiento geopolítico?»

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Nuestro país despierta el interés de analistas y estrategas en los Estados Unidos. Es una novedad de la Segunda Guerra Fría. Que apunta distinta a la Primera, como también es distinto el interés que se manifiesta. En la 1ra. pagamos un costo alto en los años ´70, pero el interés de EE.UU. no estuvo enfocado especialmente en nosotros. Toda América Latina, más allá de las caracteristicas únicas de cada país, era vista desde Washington como el escenario de tácticas de la guerra revolucionaria alentada por la Unión Soviética a través de satélite, Cuba, frente a lo cual EE.UU. alentaba gobiernos militares y exportaba técnicas antisubversivas. El Dr. Kissinger, entonces el estratega supremo, describió a nuestro país, en un momento de sarcasmo, como «una daga apuntada al corazón de la Antártida», y se limitó a recomendar a la Junta Militar «Lo que tengan que hacer, háganlo rápido». Ahora parece ser distinto: en estos días la visita de la generala Richardson, los consejos personalizados del embajador Stanley, el interés por vendernos los aviones de combater F-16 pese a la renuencia británica, como se puede ver aquí y aquí, indican una preocupación por el posicionamiento de Argentina en particular que no se veía desde 1945. Tal vez ayude a entender los motivos, este artículo que escribió un político e intelectual sudamericano para el Wilson Center, que AgendAR acerca y traduce. Su autor, Jorge Heine, es un «Policy Fellow» en el Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson en Washington, DC. De 2014 a 2017 fue Embajador de Chile en China.

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«Argentina está en problemas, y el reciente nombramiento de Sergio Massa como superministro a cargo de administrar la economía fue solo el último esfuerzo del presidente Alberto Fernández para poner la casa en orden. Eso no significa que Argentina no tenga una gran demanda internacional. En los últimos meses, participó como invitada en dos de las principales cumbres del calendario diplomático: el G7 en Schloss Elmau, Alemania, y la cumbre virtual BRICS organizada por Beijing. De hecho, corre el rumor de que Argentina podría ser invitada a unirse a los BRICS, un bloque integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica que se ha reunido desde 2009 y que viene a simbolizar el realineamiento del poder económico y político mundial. Argentina expandiría la huella de los BRICS en el hemisferio occidental, agregando a sus filas a la segunda economía más grande de América del Sur. Dada la falta de cobertura de los BRICS en los medios occidentales, podría ser fácil descartar la expansión de los BRICS encogiéndose de hombros. ¿A quién le importa si Argentina se une a otra tertulia del Tercer Mundo? Mientras Argentina luche por pagar sus deudas y la inflación siga desenfrenada, sus problemas nunca terminarán, o al menos eso es lo que se piensa. Sin embargo, hay otra forma de ver la posible membresía BRICS de Argentina. Las riquezas naturales y humanas de la Argentina son tales que, por mucho que tropiece, siempre habrá inversores extranjeros dispuestos a financiarla. Por lo tanto, con el regreso de la competencia de las grandes potencias como el principal impulsor de las relaciones internacionales, la verdadera pregunta es hacia qué lado se inclinará Argentina a medida que aumentan las tensiones entre Estados Unidos y China y Buenos Aires se vea presionada por ambos lados.
La verdadera pregunta es hacia qué lado se inclinará Argentina a medida que aumenten las tensiones entre Estados Unidos y China”.
Aquí es donde entran los BRICS, una historia fascinante sobre el poder de la marca y el punto ciego de los medios occidentales ante las corrientes de cambio que azotan al hemisferio sur. BRICS, un acrónimo improbablemente acuñado por el banquero británico Jim O’Neill en Goldman Sachs en 2001, explotó el espíritu de una década marcada por el 11 de septiembre y la Gran Recesión. De hecho, quizás la única característica redentora de esa era podría ser el surgimiento de las economías emergentes de los BRICS. (Inicialmente, los BRIC no incluían a Sudáfrica, que se unió al club en 2010, agregando la «S»). Tan pronto como estos poderes emergentes se fusionaron en un grupo, comenzaron los ataques de los comentaristas occidentales. Los críticos argumentaron que estos países tan diversos no tenían por qué reunirse y que las democracias y las autocracias no deberían ser miembros del mismo club. Especialmente irritante para los analistas occidentales fue la presencia de Rusia, vista como una potencia en declive que no encajaba con la identidad de los BRICS. “Una mera charla” fue la descripción más amable del bloque en su mayoría ignorado. Pero eso empezó a cambiar en 2015, cuando los BRICS crearon su propio banco, el New Development Bank. El prestamista advenedizo, a menudo conocido como el «banco BRICS», tiene su sede en Shanghái y tiene un capital de 50.000 millones de dólares. Ha otorgado $ 15 mil millones en préstamos, principalmente para proyectos de infraestructura, y es muy apreciado por las agencias de calificación crediticia. Esta capacidad y la longevidad de los BRICS han convertido al grupo en un punto de referencia clave en todo el Sur Global”. Esa combinación de capital y prestigio claramente llamó la atención de Argentina. Argentina ya es miembro del G-20. Si se uniera a los BRICS, obtendría una ventaja en la jerarquía internacional y aumentaría el espacio para la maniobra diplomática. Ya, en su cuidadoso equilibrio de vínculos con Washington (donde el Tesoro de los EE. UU. juega un papel clave en el enfoque del Fondo Monetario Internacional hacia Argentina) y Beijing (donde Fernández negoció un paquete de inversión multimillonario durante su visita en febrero), Argentina está aplicando los principios de la “no alineación activa” en su política exterior. Como miembro de los BRICS, daría un paso más allá, uniendo fuerzas con países que están remodelando los asuntos globales.»

Jorge Heine

ARSAT, y sus planes. Y una promesa: el Mundial se verá gratis por la TDA

ARSAT, la empresa que gestiona los servicios satelitales en todo el país y la conexión por fibra óptica y es una de las «joyas tecnológicas» del Estado argentino, ya lanzó tres satélites al espacio, Arsat-1, Arsat-2 y Arsat-SG1. Eso es muy llamativo en un país con recurrentes crisis económicas y 40% de pobres. Pero si, Argentina es miembro del muy exclusivo club de 9 países que tienen capacidad de construir satélites que están orbitando la tierra. No es la única tarea de Arsat, también se encarga de “los fierros” del servicio de internet en el país: ha extendido la fibra óptica por el territorio nacional, además de la conectividad que ofrecen los tres satélites mencionados. El mendocino Facundo Leal es el flamante presidente de la empresa Argentina de Soluciones Satelitales, y bridó una entrevista a Daniel Peralta, de Los Andes. Aquí lo resumimos. «-Nos sorprendió su designación. Lo teníamos fuera del radar… -Es la idea. Asumí como presidente el 11 de agosto, en asamblea que dispuso la Jefatura de Gabinete de Ministros. Con el apoyo flamante ministro de Economía Sergio Massa, Juan Manzur me designó como presidente y gerente general de la empresa. Yo venía cumpliendo la función como gerente general, ahora me designaron en dos funciones. -¿Trabajó antes en Arsat? -Empecé a trabajar en 2005 en la ley de Arsat, con el entonces secretario general de FOETRA Osvaldo Iadarola, quien falleció hace poco más de una semana, un maestro de las telecomunicaciones (N.R: Iadarola fue un histórico dirigente de los Telefónicos, gremio que con el tiempo mutó en Telecomunicaciones. Iadarola fue secretario general de Foetra durante 7 mandatos desde 1997 hasta su muerte el 5 de agosto pasado). Me fui de Arsat antes de que termine el Gobierno de Cristina Kirchner. -¿Hubo roces con La Cámpora? -Eso no es tan así. Son distintas formas de ver las telecomunicaciones. Me retiré agradeciendo a la entonces Presidenta, en buena relación, y volví en enero de 2020, como gerente general. -¿Está en el equipo de Massa? -Yo trabajo con Sergio hace muchos años. He trabajado con el Frente Renovador. Leal explica que Arsat trabaja en “cuatro vectores”. Uno de ellos es gestionar la Red Federal de Fibra Óptica, la red troncal federal, organizada en trece regiones geográficas, y redes provinciales interconectadas. Esta red, transporta el tráfico IP entre los puntos de acceso provinciales y el punto nacional ubicado en el Centro Nacional de Datos de la Estación Terrena de Benavídez. El flamante presidente señala que uno de los desafíos es “terminar el upgrade tecnológico de la ReFeFo, para llevar la red de 10 gigas a 100 y 400 gigas en los nodos, para poder dar mayor conectividad a las ISP”. Se trata las empresas que prestan servicios de internet; Arsat es mayorista y les vende a cooperativas y empresas. ISP es la sigla de Internet Service Provider. El otro vector es Televisión Digital Abierta (TDA). Arsat tiene a cargo el “hardware” de TDA, es decir lo que compete a la transmisión de las señales, no tiene nada que ver con los contenidos. TDA cubre el 90% del territorio continental argentino. -¿Por vía de este vector es que van a transmitir los partidos del mundial de Qatar? -Si, queremos que todos y todas puedan ver el mundial a través de nuestra TDA. -¿Van a llegar y va a ser gratis? FIFA le pone precio a la señal. -Es una decisión que toma el Consejo Asesor. Yo no intervengo en la programación. Estoy al tanto de que el mundial se va a transmitir por TDA. (Nueva aclaración. La decisión es del Consejo Asesor del Sistema Argentino de Televisión Digital Terrestre, conformado por representantes de la Jefatura de Gabinete y los ministerios de Desarrollo Productivo y de Educación y la secretaría de Innovación Pública. Un detalle: Desarrollo Productivo ya no es ministerio y nadie sabe, por ahora, si habrá cambios en la conformación de este consejo). El tercer vector de la empresa estatal es el tema satelital. Según Leal el Arsat 1 y 2, están en 95% de uso ambos y sus prestaciones permiten vender servicios a Estados Unidos y a Venezuela. “En 2020 pusimos a funcionar el plan satelital, que había sido abandonado y se inició la fabricación de SG1 con el INVAP, para volver al pequeño grupo de países que pueden fabricar y operar satélites. Son 9 países en el mundo. Estaremos lanzando el SG2 en algunos meses”, dice el funcionario. El lanzamiento de los satélites permite incrementar la capacidad de transmisión de datos para nuestro país y para los limítrofes. Leal agrega que se firmó un acuerdo con la empresa SES SA, una empresa de Luxemburgo que tiene más de 70 satélites orbitando. Argentina acordó uso de las prestaciones del último que entró en operación, el SES-17, para incrementar la conectividad. El cuarto vector de trabajo es el Centro Nacional de Datos, según Leal uno de los más importantes del Cono Sur, con una eficiencia de 99,9%, “desde que lo inauguramos no ha fallado nunca” jura Leal. El Centro Nacional de Datos presta servicios de nube pública, housing, seguridad y storage de datos. Allí se entrelazan las distintas formas de conectividad, ya sea por fibra óptica o por satélite, desde allí sale la Red Federal ya mencionada. Un detalle: la conectividad por fibra óptica llega al país por siete cables de que vienen por el lecho del mar y que “ingresan” al país en la localidad de Las Toninas, del Partido de la Costa, en provincia de Buenos Aires. Ahora llegará el octavo, el cable de fibra óptica más largo del mundo, que unirá Las Toninas con Estados Unidos. El 17 de agosto, Gobierno argentino publicó en el Boletín Oficial de la Nación la resolución 1606/2022, en la que se autoriza a Google para avanzar en el proceso. Todos esos cables submarinos se conectan con el Centro Nacional de Datos y de allí sale la Red Federal de Fibra Óptica.»

La CONAE abre inscripción en cursos virtuales sobre el uso de imágenes satelitales

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Cursos de Nivel Introductorio

✅ Teledetección Óptica ✅ Teledetección SAR ✅ Teledetección Aplicada al Color del Océano ? Desarrollo del 5/9 al 28/10 ? Modalidad a Distancia. ? Inscripción online hasta el 04/09/2022 Estos cursos que brinda la Comisión Nacional de Actividades Espaciales y sus materiales son sin cargo. Se entregarán certificados. Más información, metodología de cursado, programas, inscripciones y requisitos, cliqueando aquí.

Casi la mitad de las muertes por cáncer son prevenibles

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Cerca del 50% de las muertes por cáncer en todo el mundo son causadas por factores de riesgo prevenibles.

El estudio más grande hasta la fecha sobre el vínculo entre la carga del cáncer y los factores de riesgo utilizó estimaciones de casos y muertes de más de 200 países. Fumar, el consumo de alcohol y un índice de masa corporal alto, que puede ser indicativo de obesidad, fueron los principales contribuyentes al cáncer. El estudio no incluyó algunos otros factores de riesgo conocidos, como la exposición a la radiación ultravioleta y ciertas infecciones, como el VPH, que puede causar cáncer de cuello uterino. El texto completo del estudio «The global burden of cancer attributable to risk factors, 2010–19: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2019″ ha sido publicado en The Lancet. Para acceder, cliquear aquí.

Mar a la vista: el satélite SABIA-Mar se apronta para su revisión crítica en INVAP

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Avanza la construcción del Satélite de Aplicaciones Basadas en la Información Ambiental del Mar (SABIA-Mar), que se encuentra próximo a ingresar en la etapa de revisión crítica del diseño de la misión. 

¿Qué puede contar el mar a través de sus colores? La respuesta a este interrogante forma parte de los ejes de la misión del satélite SABIA-Mar, que tiene como objetivo estudiar el océano y sus costas a nivel regional y global. En 2018 comenzó su construcción en el marco del Plan Nacional Espacial y hoy avanza en su etapa de integración y ensayo de las partes que lo componen.

Con su puesta en órbita, prevista para el 2024, se espera obtener información valiosa sobre la productividad primaria del mar, los ecosistemas marinos, el ciclo del carbono, la dinámica de las aguas costeras, el manejo de recursos pesqueros y la calidad del agua en costas y estuarios.

“Se está trabajando tanto en fabricación de las partes físicas del satélite como también en la generación de los productos de la misión y en las estaciones terrenas, que serán las encargadas, una vez que el satélite esté en órbita, de tomar contacto con el satélite para enviarle comandos y recibir los datos que mida. En este momento, estamos avanzando hacia una Revisión Crítica de Diseño de la Misión, que va a ser en los próximos meses, para consolidar el diseño que asegure el cumplimiento de los objetivos de la Misión.”, contó Carolina Tauro, investigadora Principal de la Misión SABIA-Mar.

El nuevo satélite argentino es desarrollado en el marco del Plan Nacional Espacial que lleva adelante la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), con la participación de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y empresas del sistema científico y técnico nacional, como INVAP, IMER, Ascentio, VENG, entre otras. Se calcula que pesará 700 kilogramos y con sus paneles solares desplegados alcanzará unos 9 metros de envergadura.

Entre sus principales instrumentos, desarrollados por INVAP junto con CONAE, se destacan las cámaras para medir el color del mar, una cámara de alta sensibilidad, un sistema de recolección de datos de estaciones en tierra, un dosímetro de radiación y un receptor GNSS tecnológico, que irán a bordo del SABIA-Mar.

Los secretos que el mar esconde en sus colores

Las tonalidades del mar hablan. Así como el ojo humano puede identificar diferentes tonos en el agua del mar, también lo hace el SABIA-Mar, pero con mucha más precisión. “Lo que medimos con el satélite es literalmente el color, que es la energía que proviene de la superficie del agua, que comprende el azul, el verde y el rojo del espectro visible”, destacó.

En esa línea, Tauro explicó que cuando el agua es pura tiene un color azulado, pero si comienzan a proliferar algas, es muy probable que tome una coloración verde. Lo que produce esa modificación es la presencia de clorofila-a, el pigmento con el que los organismos microscópicos llamados fitoplancton realizan la fotosíntesis. En cambio, si el agua tiene presencia de sedimentos se verá más amarronada.

“Desde el satélite, lo que vamos a poder ver son esas variaciones y, a través de ciertos algoritmos que se desarrollan y programan, podremos inferir la composición del agua midiendo cuánto hay de energía en cada uno de estos colores”, precisó Tauro, quien también es miembro del Consejo Académico del Doctorado en Geomática y Sistemas Satelitales y profesora del Instituto Mario Gulich (CONAE-UNC).

De la ciencia a la economía

Las algas microscópicas que habitan los mares y océanos conforman el primer eslabón de la cadena alimentaria marina, por lo que saber cómo están distribuidas permitiría inferir dónde se encuentran los peces, una información sumamente útil para la actividad pesquera de las provincias cuya economía regional se basa en ella.

“Vamos a poder contribuir al manejo de la pesquería y la acuicultura desde varios lugares. Por ejemplo, alertando sobre la posibilidad de que se produzca un bloom de algas nocivas, las conocidas como mareas rojas, que es un evento de crecimiento desmedido de ciertas algas   que pueden afectar la calidad del agua y, por ende, la producción pesquera. También se puede monitorear calidad del agua en las costas. Todo eso hace al hábitat marino, por lo que te permite hacer estudios de tipo ecológicos, como así también para dar soporte a las actividades productivas y de turismo”, detalló la investigadora.

Carolina Tauro, investigadora Principal de la Misión SABIA-Mar .

El SABIA-Mar también contará con una cámara de Alta Sensibilidad (HSC) capaz de generar imágenes de luces nocturnas, como las de los buques poteros que operan en el Mar Argentino, relacionados con ciertos tipos de pesca como la de calamares. “Esta información nos va a permitir, por un lado, colaborar con estudios pesqueros y ayudar a nuestra economía y, por el otro, colaborar en detectar aquellas pescas que pueden ser ilegales. En ambos casos es muy importante para hacer un uso sostenible de nuestros recursos”, agregó.

Para Tauro, esta Misión argentina permitirá tomar mediciones con buena resolución en la región costera y del Mar Argentino, ya que se trata de un satélite cuyas características lo convierten en único en la región.

“El SAC-C, por ejemplo, tenía una cámara que también podía medir el color del mar y detectar las luces nocturnas, aunque no tan específicamente como lo vamos a poder hacer ahora. El SAC-D/Aquarius también tenía una cámara de alta sensibilidad, y su principal objetivo fue estudiar la salinidad del mar. Así que el SABIA-Mar viene a continuar esta serie de estudios, que van a tener un importante impacto económico y para el sistema científico tecnológico de nuestro país”, concluyó.

Marianela Ríos (Agencia CTyS-UNLaM) 

Videojuegos: una industria que crece, también en Argentina

Los videojuegos son una de las industrias culturales de mayor crecimiento en los últimos años en la Argentina, con más de 20 comunidades de desarrolladores, la creciente incorporación de mujeres y cada vez más proyección internacional. No ha escapado al esquema de concentración típico de los desarrollos de Internet: unas pocas empresar importantes reúnen el 80% del mercado, y muchos pequeños microemprendedores tratan de «pegarla». Pero el mercado crece y se diversifica; hace pocos días informamos que los deportes electrónicos están llegando a los clubes de barrio. Como este lunes se celebró el Día Mundial del Videojuego, varios especialistas aprovecharon para remarcar al periodista Franco Ojeda la importancia de continuar<. incentivando desde distintas políticas públicas el desarrollo de la actividad: El Día del Videojuego nació en 2008 por la decisión de tres medios especializados, PlayManía, Hobby Consolas y PC Manía, de festejar cada 29 de agosto este «estilo de vida» como lo consideran muchos usuarios alrededor del mundo y que se consolida como una industria con cada vez más proyección en la Argentina. Durante la década del ’90, se fueron conformando las primeras comunidades de desarrolladores de videojuegos del país y uno de los proyectos destacados surgidos de estos primeros aficionados fue «Regnum», un juego de roles de fantasía medieval. Actualmente hay más de 20 comunidades de desarrolladores que se juntan en convenciones para debatir y plantear el diseño de videojuegos tanto independientes como para las grandes industrias nacionales e internacionales.
Videojuegos antiguos
Videojuegos antiguos. .
«La industria del videojuego en el país está en crecimiento. En la actualidad, hay varios juegos independientes que están triunfando a nivel mundial a causa de la buena capacidad técnica de los diseñadores«, subrayó el presidente de la Asociación de Desarrolladores de Videojuegos Argentinos (ADVA), Mariano Obeid. También Alejandro Iparraguirre, coordinador de Videojuegos en el Ministerio de Cultura y uno de los fundadores de la Fundación Argentina del Videojuego, sostuvo que la industria deben analizarse no sólo en cuanto al desarrollo de videojuegos, sino desde los aportes para la educación y desde los deportes electrónicos, que «crecieron en los últimos años». Según un relevamiento del 2021 del Observatorio de Videojuegos de la Universidad de Rafaela, en la Argentina se invierten unos 87 millones de dólares en el diseño de videojuegos, realizados en un 53% por microemprendimientos. Entre los principales juegos que se desarrollan en el país figuran los tipos casuales, sociales, educativos, acción, rompecabezas y aventura gráfica. Según Obeid, «la industria del video es muy heterogénea tanto para el desarrollo de videojuegos como para las plataformas de quienes diseñan. En un momento, con la moda de los juegos casuales, la mayoría estaba enfocado para los celulares, pero en el último tiempo han aparecido desarrolladores y compañías que se están animando a desarrollar juegos de mayor calidad tanto para computadoras como para consolas de última generación» (Playstation o XBox). También es interdisciplinaria porque, según remarcó Iparraguirre, «hay muchas disciplinas que participan en el diseño y desarrollo como el diseño gráfico, programación, actuación de voz, música, producción de audio y el diseño lúdico».
Los primeros videojuegos de Arcade
Los primeros videojuegos de Arcade.
. Mientras los expertos coinciden en que «hay un cambio de paradigma» respecto de que los videojuegos no son sólo una actividad para niñas y niños, también remarcan que para que la industria del videojuego continúe con su crecimiento son necesarias políticas públicas que siguen incentivando su producción y su desarrollo y que las universidades participen en la capacitación de los jóvenes profesionales interesados en ella. «Necesitamos una política pública que impulse el desarrollo de videojuegos y que permita apuntar al desarrollo de la propiedad intelectual en esta industria», aseveró Iparraguirre en declaraciones a Télam. (FW»Necesitamos una política pública que impulse el desarrollo de videojuegos y que permita apuntar al desarrollo de la propiedad intelectual en esta industria», aseveró Iparraguirre en declaraciones a Télam(FW) En ese marco, Mishka Palacios De Caro, productor operativo en la Fundación Argentina de Videojuegos, «hay muchas empresas líderes en el mundo de los videojuegos que están mirando hacia Argentina, tanto por el talento de los diseñadores como por la calidad de los juegos que se desarrollan en el país, cada vez aparecen proyectos más grandes y ambiciosos». No obstante, la necesidad de mayor acceso al financiamiento, la falta de personal cualificado, el elevado costo del desarrollo, las dificultades para encontrar socios de cooperación para la innovación; la falta de Infraestructura y un mercado dominado por empresas establecidas figuran, según los especialistas, en el listado que enfrentan los desarrolladores. En el plano de la igualdad de género, en los últimos años también hubo un crecimiento en la participación de mujeres en el desarrollo y diseño de videojuegos. Según el estudio realizado por el Observatorio de Videojuegos durante el año 2021, el 13% de las personas contratadas por las compañías desarrolladoras son mujeres, aunque hasta el momento solo el 6% ocupa cargos ejecutivos o gerenciales. Para Clara Esnaola, diseñadora gráfica y parte de la comisión directiva de Women in Games, en los últimos años «hubo una política tanto del Estado como de las empresas para desestigmatizar al rubro de videojuegos como un espacio solo para hombres». «El hecho de que se hayan barrido esos estigmas habilitó a todas las personas que se sentían excluidas. Hoy en día hay una gran cantidad de mujeres y diversidades capacitadas en tecnología que participan en proyectos de videojuegos, y esperamos que en un futuro haya el doble o triple de personas que se animen y se sumen a ingresar a esta industria», concluyó.

Las vacunas reducen el riesgo de propagar Omicron

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Las personas infectadas con la variante Omicron tienen menos probabilidades de propagar el virus si han sido vacunadas o han tenido una infección previa por SARS-CoV-2.

Un estudio en prisiones de EE. UU., que vinculamos al pie de esta nota y aún no ha sido revisado por pares, encontró que la vacunación y la infección previa redujeron la probabilidad de que una persona infecte a sus contactos cercanos, en este caso, compañeros de celda. Haber tenido ambos fue lo mejor: entre las personas con COVID-19, las que habían sido vacunadas y previamente infectadas tenían un 41 % menos de probabilidades de transmitir el virus que las personas no vacunadas sin una infección previa. Para acceder al preprint (en inglés) publicado en medRxiv, cliquear aquí.