El CARI pide asegurar el acceso a uranio enriquecido para evitar la dependencia de China

El Comité de Asuntos Nucleares del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) planteó en un informe la necesidad de que el país asegure la producción de uranio enriquecido para avanzar en la autonomía energética en este terreno y evitar la dependencia de China.

En el documento titulado “Consideraciones sobre el programa nuclear argentino” el cmité de trabajo que encabeza Roberto García Moritán* destaca que el propósito es “contribuir a la toma de decisiones del Gobierno Nacional sobre la estrategia y tácticas actuales y venideras para el desarrollo nuclear argentino”. *(Diplomático de carrera, fue vicecanciller. No es el marido de Pampita) El texto señala que el uranio enriquecido es de origen importado, por lo que advierte que de prosperar la adquisición en el país de una central de origen chino, “se deberían tomar las previsiones para asegurar el suministro de este insumo”. “Asegurar el suministro de combustible para la generación nucleoeléctrica y tomar las previsiones correspondientes es responsabilidad del Estado, entre otros, considerando la necesidad de contar con una reserva estratégica de combustible”. Destaca además que la energía nuclear es un componente fundamental de una matriz energética “compatible con las altas exigencias actuales en relación al cambio climático y de cara a la desactivación del quemado de los recursos fósiles”. En el documento, de 12 páginas, los especialistas en energía nuclear que han colaborado advierten sobre la necesidad de la independencia argentina en materia energética.
«Argentina cuenta con tres centrales de potencia, las que en la actualidad aportan aproximadamente el 5% de la energía eléctrica generada pero que en el pasado contribuyeron en alrededor del 16 por ciento».
Según el documento, los objetivos estratégicos principales del programa nuclear argentino deberían estar orientados hacia el beneficio para la salud, la educación, la capacidad científico-tecnológica, la generación de electricidad, la industria, la medicina, la agricultura y la seguridad alimentaria, la investigación y el desarrollo, promover las exportaciones nucleares y propender a la autosuficiencia en materia nuclear. La participación de la energía nuclear en la matriz energética nacional debería incrementarse con vista, entre otros objetivos, a reducir la huella de carbono con relación a la generación de energía eléctrica y reservar el uso de combustible y materiales no renovables para el desarrollo industrial y agropecuario argentino. En ese contexto, destacan que la Argentina cuenta con tres centrales de potencia, las que en la actualidad aportan aproximadamente el 5% de la energía eléctrica generada pero que en el pasado contribuyeron en alrededor del 16 por ciento. “La participación de la energía nuclear en la matriz energética nacional debería incrementarse con vista, entre otros objetivos, a reducir la huella de carbono con relación a la generación de energía eléctrica y reservar el uso de combustible y materiales no renovables para el desarrollo industrial y agropecuario argentino”, remarcaron en el documento. Y se remarca la relevancia de “continuar el desarrollo alcanzado en reactores del tipo PWR (agua pesada y uranio natural), acelerar el desarrollo de la tecnología asociada a uranio enriquecido para centrales nucleoeléctricas que beneficia la proyección del programa nuclear y potencia las capacidades existentes, especialmente de los sectores industrial y empresarial”. La cuestión está relacionada tanto con la proyección exportadora argentina como vinculada al posicionamiento nuclear argentino en el mundo. En ese sentido, advirtieron en el documento que “esas exportaciones, actuales y futuras, no deberían depender, en lo que hace a los elementos combustibles, únicamente de proveedores externos”. Por último, desde el CARI se concluye: “Es menester que, en el papel de conductor nuclear, la CNEA elabore un Plan de Acción que contemple los diferentes desafíos que se deben encarar en el futuro incluyendo nuevas tecnologías con respecto a las Centrales Nucleares que se necesitan para las próximas décadas. Dicho Plan debería maximizar la participación de la industria nacional y asegurar la independencia en el suministro de combustibles nucleares”.

Comentario de AgendAR:

Las opiniones que se discuten en el CARI sobre asuntos nucleares son dispares: vienen de personas generalmente muy expertas, pero con visiones muy distintas y rara vez alineadas. Lo que es excelente en una entidad que, básicamente, es un foro. Pero ésta declaración es más bien «una acordada judicial». Y el tema de consenso es impecable. Igualmente, cabe señalar que la dependencia del uranio enriquecido con China será relativa. El 46% del mercado mundial de enriquecido por ahora lo abastece Rusia. Hoy ambos países están diplomáticamente muy alineados: China necesita sí o sí del petróleo y gas rusos, y Rusia de capitales chinos. Pero desde 1949 ambas potencias no siempre estuvieron de noviazgo, como hoy, y no hay por qué creer que seguirán estándolo siempre. Más nos importa esto: han competido bastante más de una década por venderle una central nuclear a la Argentina. Somos la referencia regional. Si vendés aquí, vendés en Sudamérica. Las centrales VVER rusas están mucho más testeadas que la Hualong-1 china, y se han vendido por décadas, en muy diversos modelos y potencias, en Turquía, Belarús, Bulgaria, Eslovaquia, Irán, Alemania, Finlandia, la República Checa, Hungría, Ucrania (!!), Bangladesh, Armenia, Finlandia, la India e incluso China. Todas han funcionado sin problemas. China, como exportador, es mucho más incipiente: Pakistán, y todavía parece lejos de inicios de obra en el Reino Unido y en Argentina. Y pará de contar. Algo con lo que los ivanes se vienen pisando el poncho, al menos en esta rareza que es la Argentina, es su insistencia inelástica en vender bajo condiciones BOO (Build, Own & Operate). Con eso no sólo dejan tu industria afuera de la construcción, sino que además quieren operar ellos la máquina hasta término de su vida útil. Con lo cual ésta planta se convierte legalmente en una embajada extraterritorial, y el comprador en un mirón. Pero no somos Egipto o Belarús. Con 72 años de trayectoria nuclear, industria propia y exportaciones de reactores y componentes a decenas de países, Argentina nunca aceptaría este trato. Los rusos lo saben y probablemente flexibilizarían su enfoque hasta llegar a una operación llave en mano, e incluso mejorada con participación de la industria argentina y operación por NA-SA. Pero hay otra causa más importante para no comprarles: Rusia tiene un PBI apenas superior al de España, y por eso carece de espaldas para ofrecer grandes financiaciones. A China, en cambio, la plata le sobra. Y es claro que entre bueyes hay cornadas, y que China pretende sacarle a Rusia su corona actual de mayor exportador de centrales de potencia, algo que probablemente hayan logrado en un par de décadas. Como sea, el tema a subrayar es que por muy alineados que estén ambos países, máxime hoy  cuando ambos se enfrentan diplomáticamente y al borde de los tiros con la OTAN, el AUKUS y el QUAD (ver Ucrania, ver la carrera naval militar del Mar de la China del Sur), en el área nucleoeléctrica Rusia y China siguen siendo competidores rabiosos. La pesca a distancia ya nos genera un problema de fronteras con China, pese a que está tan lejos. La Zona Económica Exclusiva del Mar Argentino vive invadida por entre 400 y 600  pesqueros piratas, y aunque en esa runfla hay españoles, coreanos, taiwaneses, China pone el menos la mitad. Si saliéramos seriamente a capturar intrusos y decomisarles las artes de pesca (valen mucho más que los barcos) no sería imposible que China nos castigue con un boicot de uranio enriquecido. Con los 1150 MWe de la Hualong-1, es decir Atucha III, sin combustible, tendríamos un apagón masivo y duradero en al menos la mitad del AMBA. No creo que eso suceda, porque la imagen de China en el mercado nuclear se iría a pique. E incluso si sucede, dado que entre bueyes hay cornadas, no sería imposible que los rusos nos saquen del paso. Ya lo hicieron en 1981 cuando ellos se llamaban a sí mismos «soviéticos», no rusos, y los autodenominados americanos nos aplicaron un boicot de uranio enriquecido. Estaban castigándonos por nuestra primera exportación de reactores a Perú. A los soviéticos literalmente, les canjeamos uranio enriquecido por trigo. Las cosechas de la URSS eran un desastre. De modo que tal vez los rusos vuelvan a tirarnos un salvavidas si China se enoja tanto con nosotros. Pero como ser seguro, no lo es en absoluto. Todas las potencias nucleares con armamento atómico odian a los países advenedizos que tratan de dominar el enriquecimiento de uranio, aunque los aspirantes puedan mostrar una larga trayectoria más pacífica que la Madre Teresa. Brasil pudo avanzar lentísimamente con su programa de enriquecimiento, porque EEUU ha vivido haciéndole zancadillas desde los ’70. Una de ellas -la más dura- fue el golpe de estado blando que en 2016 derribó a la presidenta trabalhista Dilma Rousseff y que luego terminó el empapelamiento judicial del líder trabalhista Luis Lula de Silva, y en su consecuencia actual: el gobierno de Jair Bolsonaro. Los primos no la tienen fácil. En esto del enriquecimiento Brasil se las tuvo que arreglar solo con su alma. No parece que haya recibido ayuda técnica siquiera de Francia, su socia en la construcción de su fuerza de submarinos. Ojo con esto, porque Francia probablemente sí ayudó secretamente a Israel en los ’60 y ’70 a desarrollar su programa no declarado de bombas atómicas. Y hablamos de bombas, no de centrales. Pero Brasil, en cambio, está por la propia, sin padres ni padrinos. Por ello no logró construir todavía la capacidad instalada de enriquecimiento como para suplir el consumo de sus únicas dos centrales activas. Y eso, teniendo ya tecnología de centrifugadoras de la buena, 100% propia. La renuencia de las potencias del Consejo de Seguridad a la vulgarización de esta tecnología  es explicable. Se usan las mismas máquinas para enriquecer uranio a grado central (entre 3 y 5%) que para llevarlo a grado reactor (un 20%) o a grado bomba (arriba del 90%). Lo que varía es el tamaño de la fábrica y su cantidad de etapas de enriquecimiento, porque éste es un proceso tediosamente incremental. Estimados, si hay algo claro del «Club de la Bomba», es decir el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, es que quieren membrecía chica. Dicho de otro modo, pretenden -y no lo logran- mantener el monopolio del Armagedón. Lo que tenemos que asegurarnos los argentos, más que la posibilidad de autoabastecer totalmente la Hualong-1 o el CAREM (¡¡cuando los tengamos!!) es el manejo pleno de una tecnología de enriquecimiento propia y suficientemente avanzada. Es decir, necesitamos algo muy superior al sistema de difusión gaseosa que desarrollamos secretamente entre 1981 y 1983 en la plantita de Pilcaniyeu, Río Negro. Pilca nos sirvió para ponernos a salvo de más boicots de uranio pesado, como aquel de los autodenominados americanos en 1981, dirigido a discapacitar nuestras exportaciones. Los problemas de Pilca son dos: la difusión es un sistema ineficiente y muy costoso en energía. En los ’80, cuando los EEUU todavía no lo habían jubilado, se comía el 9% de la producción eléctrica nacional. Y el otro es que Alfonsín, Menem y Macri cerraron la planta. Todo lo cual le va sacando credibilidad. La próxima Pilcaniyeu debería ser una unidad con centrifugadoras, que son el estándar actual, o incluso el enriquecimiento por láser, que quizás el sistema dominante dentro de 30 años. Y esto lo deberíamos tener no a escala industrial, sino en una mucho más modesta plantita de demostración. Pero esi sí, impecable. Demostración es un nombre bien puesto, para el caso. Lo hemos utilizado con todas las tecnologías nucleares que EEUU y el Concejo de Seguridad preferían que no tuviéramos. ¿No nos venden agua pesada, muchachos? OK, desarrollamos la tecnología por la propia, con una planta de demostración. Hecho lo cual, pasen y vean. Eso normalmente hace que los provedores renuentes el día anterior se tiren de palomita para ser los primeros en vendernos el fierro de escala industrial. Ha sido así con otros insumos duales, no sólo el uranio enriquecido o el agua pesada. La idea de base es que los dueños de la pelota te venden la tecnología con tal de que no te desarrolles como fabricante independiente. Dicho esto, nadie podría aconsejar sensatamente avanzar a una planta de producción industrial de uranio enriquecido: los costos económicos y diplomáticos serían muy altos, y los carpetazos judiciales, operaciones sucias de prensa, serruchadas de piso y eventuales los golpes de estado, duros o blandos, formarían parte del menú. Ya ha sucedido. Por eso, mi opinión sobre esta rara acordada del CARI es simple. TIENEN RAZÓN. Sin embargo, en materia de mercado nucleoeléctrico interno, prefiero seguir con lo que ya tenemos pagado e instalado: tres centrales de uranio natural y agua pesada, Atucha I, Embalse y Atucha II, cuyo combustible hemos sabido producir sin ayuda porque en general no requiere de enriquecimiento. Son 60 años de inversión, fueron miles de físicos, químicos e ingenieros nucleares formados en esta tecnología a lo largo de 3 generaciones. Y son tres máquinas buenas. Tanto son de buenas que en circunstancias extraordinarias (como estos años de sequías hidroeléctricas prolongadas), con apenas el 5% de la capacidad instalada de fabricación eléctrica han llegado a producir arriba 15% de la electricidad circulante, y en momentos más normales, no menos del 10%. ¿Hay que rifar todo eso? Pregunto eso al CARI porque prefiero defender primero nuestra autonomía nuclear sobre lo existente, antes que sobre lo futuro. Atucha I, Embalse y Atucha II, a diferencia de la Hualong-1 china, YA EXISTEN. Y debido a que el gobierno de Mauricio Macri cerró la Planta Industrial de Agua Pesada de Neuquén, como antes lo hicieron también Carlos Menem, y antes incluso Alfonsín, hoy tienen un déficit anual de alrededor de 20 toneladas de auga pesada. Y debido a que este gobierno no parece tan apurado por reabrirla, estamos importando un insumo crítico, y por la casualidad de que Rumania todavía tiene algunos excedentes. Sin agua pesada estas centrales sencillamente no lograrían siquiera arrancar. El uranio natural es un combustible demasiado pobre en el isótopo 235, el realmente físil. El agua pesada le permite aprovechar mucho mejor los neutrones que permiten su reacción en cadena. Pero si hoy alguien quisiera, por el motivo que sea, paralizar nuestros aproximadamente 1800 MWe instalados a uranio natural, sólo tiene que armarnos un desabastecimiento prolongado y multilateral de agua pesada. ¿Se puede? Técnicamente, es coser y cantar. No hay stocks excedentes de agua pesada en el mundo. Cada país con centrales de uranio natural (Canadá, la India, China, Corea, Rumania, la Argentina) se autoabastecen apenas. Pero no es política-ficción. En lo que se refiere a tejemanejes, las cancillerías de las potencias cobran por lograr ese tipo de estrangulamientos. Por eso, me encanta la propuesta del CARI. Hoy comentaba con mi jefe, Abel Fernández, y con un físico nuclear de la CNEA que hace mucho se fue a EEUU que eso de coincidir 100% con el CARI nos sucede poco. Pero cuando tienen razón, tienen razón. Resucitemos un programa chico de enriquecimiento con mejor tecnología. Reabramos Pilca. Es el modo de ir avisando a los de afuera que ni se les ocurra armarnos un boicot. Pero la prioridad hoy por hoy es reabrir la Planta Industrial de Agua Pesada. Ya pierdo la cuenta de los entreguistas que la cerraron. Hay que reconstruir esa unidad, hecha percha tras 5 años de abandono. Pero más difícil aún, hay que crear nuevos recursos humanos para operarla, ingenieros químicos muy expertos. Que además deberán ser muy valientes, casi kamikazes, porque saben que a quienes los antecedieron en el cargo, en tiempos de Menem y de Macri, les dieron el olivo. La unidad de Neuquén se terminó en 1994 contra viento y marea, a un precio final que, debido a demoras, perradas, zancadillas, tackles e interferencias, excedió largamente los U$ 1400 millones. Pero se terminó igual. La foto de la inauguración es elocuente: están Menem y Domingo Cavallo, con una cara de alegría como no la provoca ni un mes de estreñimiento. Ésa, lectores, es la mayor planta del mundo, potencialmente, la única capaz de producir 180 toneladas  de agua pesada/año, y a U$ 700.000 la tonelada. Nueva, la instalación costaría más de U$ 3000 millones. Sólo que no te la vendería nadie. Ya  nos ocuparemos de blindar la Hualong-1 contra puñaladas en la espalda. Pero antes hay que terminar de negociarla. Y -asunto no menor- de construirla.

Daniel E. Arias

Rastreando el origen evolutivo de la reproducción sexual

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Un trabajo liderado por científicos del Conicet – UNSAM, publicado en Nature Communications, postula que la proteína que permite la reproducción sexual proviene de las arqueas, organismos unicelulares y simples, que aparecieron en la Tierra hace 3.500 millones de años.

La investigación brinda nuevas pistas para comprender el origen de la reproducción sexual. En el artículo se propone que la proteína encargada de fusionar dos células sexuales (gametos) tiene su origen en las arqueas, organismos unicelulares, sin núcleo ni sexo, que junto con las bacterias dieron origen al surgimiento de la vida en el planeta hace 3.500 millones de años. Esta hipótesis invita a pensar en el concepto de una “sexualidad primitiva”, incluso previa a la reproducción sexual tal como en el presente se la conoce. Esto es: antes de la propia existencia del sexo en el planeta, en la Tierra ya existían las proteínas fundamentales que luego participarían en la reproducción sexual. El artículo, elaborado en conjunto con especialistas de Uruguay, Suiza, Israel y Suecia, propone que el fusógeno –la proteína que colabora en que el espermatozoide y el óvulo se fusionen en la reproducción– evolucionó a partir de otras ya presentes en arqueobacterias. De esta manera, a partir del fusógeno hallado en estos organismos primitivos, también se originaron las proteínas que más tarde habilitarían la reproducción en plantas y animales invertebrados mucho más complejos. Para comprobarlo, el equipo de especialistas internacionales empleó herramientas provenientes de diversas disciplinas y campos, tales como biología computacional, cristalografía de rayos X, biología celular e inteligencia artificial.

Un punto de inflexión

Las arqueas, al igual que las bacterias, son unicelulares, carecen de membranas y constituyen las primeras formas de vida. “Son 1.500 millones de años más antiguas que las eucariotas. De hecho, se cree que los organismos compuestos por estas células surgieron cuando una arquea se tragó a una bacteria y la esclavizó como fábrica de energía, transformándola en mitocondria”, señala Pablo Aguilar, uno de los directores del estudio e investigador del Conicet en el Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (Ifibyne). Para poder comprender la importancia del aporte de estos científicos es necesario entender por qué su contribución puede funcionar como un parteaguas. “Hasta el momento, el consenso científico indicaba que la reproducción sexual existía desde la aparición de las eucariotas (células más complejas, con material genético en el núcleo). Si uno rastrea las proteínas necesarias para llevar a cabo este proceso, se localizan en todos los organismos eucariotas. La inferencia, entonces, indicaba que la reproducción sexual era un invento de los organismos eucariotas primitivos hasta que luego se diversificaron en organismos complejos como los que conocemos hoy”, explica Aguilar. La historia conocida, en esta línea, relata que las eucariotas emergieron hace 2 mil millones de años (1.500 millones de años después que las arqueas y bacterias) y de allí provienen casi todos los seres vivos complejos, como las plantas, los parásitos y los animales. Con estas células apareció la reproducción sexual; sencillamente, un nuevo organismo se genera a partir de la fusión de gametos; y ello marcaba una gran diferencia con las bacterias y las arqueobacterias que no realizan este proceso. El trabajo, en este marco, cuestiona el paradigma establecido: si bien hasta este momento se planteaba que los fusógenos, es decir, las proteínas clave que habilitan la reproducción, podrían haberse originado en virus para luego pasar a células eucariotas (con núcleo y membranas); en el presente, a partir de esta contribución, podría plantearse que en realidad el origen de la proteína que colabora para la reproducción sexual existe desde mucho antes.

De dilema a trilema

Para que se fusionen dos gametos, existen proteínas que participan de manera activa, las fusexinas. Aunque se creía que habían surgido hace 2 mil millones de años, la investigación liderada por Aguilar postula que esas proteínas también estaban presentes en las arqueas, por lo que su origen se remonta a los 3.500 millones de años, es decir, ya existían en microorganismos que no se reproducían sexualmente. Lo que aún significa más: una proteína vital para el andamiaje de la reproducción sexual parece ser más antigua que el sexo. “Hay una proteína que fusiona las gametas en plantas, protistas e insectos. En 2017, habíamos reportado que es igual a la que utiliza el virus del dengue o el Zika para fusionarse con la célula hospedadora. El dilema era si se trataba de un gen que fue inventado por un virus, quedó en una eucariota ancestral y fue utilizado para la reproducción, o bien, si solo se trata de una invención de los organismos eucariotas y algunos virus, posteriormente, se la robaron y la usaron para invadir células”, describe el investigador. Lo que antes era un dilema, a partir de la publicación, se convierte en un trilema, porque apareció un nuevo jugador. “Se pudo haber originado en virus, en eucariotas o en arqueas. Nosotros nos quedamos con esta última opción, aunque por el momento no podamos demostrarlo con contundencia”, admite. Aunque muy antiguas, las arqueas aún están presentes en escenarios con condiciones extremas, como desiertos, salinas y geiseres.

Implicancias

La investigación publicada en Nature Communications puede servir para avanzar en la frontera del conocimiento de este campo disciplinar: saber cómo se utilizan estas proteínas multiuso que a algunos virus, como el dengue y el zika, les permiten infectar células; y, al mismo tiempo, habilitan la fertilización en seres vivos eucariotas como plantas y parásitos. “Estudiar estos mecanismos puede servir en el futuro para interrumpir el ciclo vital de algunos virus y parásitos que nos infectan”, apunta Aguilar. Por último, destaca: “En la medida en que todas estas hipótesis puedan ser respondidas experimentalmente, estaremos en condiciones de generar células nuevas, células que no existen, con el objetivo de manipularlas en trabajos de ingeniería celular. Podría ser muy importante”. Para acceder al artículo original (en inglés) cliquear aquí.

16 naves con trigo listas para salir de Odesa, Ucrania. Ya han comenzado

Dieciséis barcos cargados de granos se disponen a partir del puerto ucraniano de Odesa, mientras las tensiones aumentan nuevamente por un ataque con misiles que mató a docenas de prisioneros de guerra ucranianos.

La oficina del presidente ucraniano Volodymyr Zelensky anunció ayer sábado que la partida de los barcos era inminente. John Hendren de Al Jazeera, informando desde Odesa, dijo que se envían los cereales a África, Medio Oriente y otras partes del mundo como parte de un acuerdo de exportación de granos respaldado por la ONU firmado entre Moscú y Kiev el 22 de julio. (Según la agencia Euronews, los agricultores ucranianos han trillado 11,8 millones de toneladas de grano de la cosecha de 2022). “Tienen acordado un canal seguro trazado para que esos barcos salgan de Ucrania”, agregó Hendren. Zelensky visitó el puerto de Chernomorsk en la región de Odesa el viernes para ver a las tripulaciones prepararse para exportar granos. “Se está cargando el primer barco desde el comienzo de la guerra”, dijo Zelensky a los periodistas. A pesar de las esperanzadoras palabras del presidente ucraniano, ningún barco ha salido todavía de los puertos de Ucrania. “Uno de los problemas que pueden enfrentar es que esas aguas están minadas y algunas personas han resultado heridas y muertas”, dijo Hendren. Navegar los barcos “también requiere una cierta cantidad de confianza entre las naciones en guerra”, agregó, que se vio socavada aún más el viernes por un ataque a un centro de detención preventiva en Olenivka, en la región separatista de Donetsk. Rusia acusó a Kiev de atacar la cárcel con el sistema de misiles HIMARS de fabricación estadounidense, matando a decenas de detenidos, incluidos algunos a quienes Ucrania consideraba héroes de guerra por defender la planta siderúrgica Azovstal de Mariupol. Las fuerzas ucranianas negaron haber realizado el ataque y dijeron que evitan atacar la infraestructura civil de conformidad con el derecho internacional. “Este es un crimen de guerra deliberado por parte de Rusia, un asesinato deliberado de prisioneros de guerra ucranianos”, dijo Zelensky. “Ambas partes han pedido una investigación internacional para determinar qué causó la explosión”, agregó el corresponsal de Al Jazeera. “Una de las cosas que analizarán es si hubo un ataque externo o interno, esto último es lo que sostiene la parte ucraniana”. Las tensiones podrían obstaculizar el objetivo de exportar entre cuatro y cinco grandes graneleros por día para transportar granos desde los puertos a millones de personas en África, Medio Oriente y Asia, que ya enfrentan escasez de alimentos y, en algunos casos, hambruna. Las agencias de la ONU, como el Programa Mundial de Alimentos, ya han hecho arreglos para fletar gran parte del grano para necesidades humanitarias urgentes.

Argentina y Bolivia crearán una planta conjunta para producir baterías de litio

Argentina y Bolivia, a través de sus Ministerios de Ciencia y Tecnología, y de las empresas de Y-TEC (YPF-CONICET) y Yacimientos de Litio Bolivianos, firmaron un acuerdo de cooperación científico-tecnológica, que incluye la creación conjunta de una planta de producción de baterías y celdas de litio.

El acuerdo aborda la producción local de materiales catódicos a partir de sales de litio, el desarrollo de una planta de producción, y la colaboración y capacitación técnica y científica de profesionales e investigadores. La firma del convenio estuvo a cargo del Presidente del Directorio de Y-TEC, Roberto Salvarezza y el Presidente Ejecutivo de YLB, Carlos Humberto Ramos Mamani. El Ministro argentino de Ciencia, Daniel Filmus y el Ministro boliviano de Hidrocarburos y Energías, Franklin Molina Ortíz rubricaron el acuerdo de cooperación científica y tecnológica. Estos instrumentos están en el marco del memorando de entendimiento en investigación científico-tecnológica en el área de recursos evaporíticos y litio, firmado en el mes de abril en la Casa Rosada. Del encuentro participaron, además, la Directora General Ejecutiva de la Agencia Boliviana de Energía Nuclear, Hortensia Jiménez; el Embajador Argentino en Bolivia, Ariel Basteiro; el Embajador del Estado Plurinacional de Bolivia en Argentina, Jorge Ramiro Tapia Sainz, y el asesor del MINCyT, Guillermo Salvatierra.

Aspectos del convenio entre Y-TEC e YLB

Las temáticas y actividades priorizadas en el convenio incluyen:
  • Producción de materiales catódicos (LiFePO4 y LiNixMnyCozO2) a partir de sales de litio producidos localmente.
  • Desarrollo de una planta de producción de celdas y baterías de ion litio de al menos 10 MWh/año de capacidad.
  • Desarrollo del conocimiento necesario para la producción de celdas y baterías de ion litio para diferentes aplicaciones, incluyendo electromovilidad y sistemas estacionarios autónomos.
  • Innovación de celdas y baterías y diseño de prototipos para sistemas fotovoltaicos, packs para vehículos eléctricos u otros.
  • Desarrollo de baterías de ion litio de performance avanzada en base a los prototipos de laboratorio que se desarrollen en Argentina y Bolivia.
  • Promoción de empresas de base tecnológica que participen en el proyecto de producción de celdas y baterías de litio como proveedoras de servicios técnicos de alta especialización, insumos y equipos.
  • Capacitación de técnicos, ingenieros y científicos en temas relacionados con la producción de materiales catódicos, celdas y baterías de litio, incluyendo: análisis y caracterización de materiales, técnicas electroquímicas y control de calidad y seguridad de baterías de ion litio.
  • Generación del conocimiento necesario para la planificación e implementación local de las ingenierías básicas y de detalle, las maquinarias y equipos necesarios para el proceso productivo de materiales catódicos, celdas y baterías de ion litio.
  • Desarrollo de investigaciones conjuntas en síntesis de materiales para baterías de ion litio, fabricación de celdas de ion litio y conformación de packs de baterías en vista de su comercialización bajo estándares de calidad internacionales.

El laberinto de la salud mental en Argentina

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En Argentina estamos justificadamente orgullosos de un sistema de salud que, en medio de las penurias económicas de un Estado empobrecido, todavía mantiene la posibilidad del acceso gratuito, que no existe en países más prósperos.,  Pero en la práctica ese acceso gratuito resulta… muy difícil de acceder para los más vulnerables. Especialmente en el campo de la salud mental. Gerardo Codina, psicólogo, con una maestría en políticas sociales, ex Secretario General de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires, nos cuenta un episodio de su experiencia que lo muestra dolorosamente. «Violeta Parra daba gracias a la vida, porque le había dado la risa y el llanto, con los que podía distinguir dicha de quebranto. Una y otro formaban su canto y el de todos, decía, porque siempre nuestra existencia nos confronta con el dolor y la alegría. Pero a veces se hace todo más difícil y nos cuesta soportarlo. Es lo que le sucede a Rosario. Llega al consultorio casi sin fuerzas, al borde del llanto a cada palabra, agobiada por sus penas. Es una mujer de mediana edad, nacida en el norte, de rasgos andinos y que vive en un barrio de emergencia en la zona sur de la ciudad. Después de dos años de tener asignadas tareas sociales por la emergencia sanitaria, debe regresar a una oficina pública. Es un paso adelante, porque la han efectivizado. Pero ya no hace la limpieza, sino que debe ocuparse del café con una máquina que está rota. Se siente una inútil sin tarea. Esta es la gota que desborda su vaso. Un vaso que ya estaba muy lleno.
“Es una historia más, dolorosa por cierto. Pero que ilustra el desamparo en el que se encuentran aquellos sobrepasados por su angustia”.
Dos de sus hijos mayores son adictos. Uno de ellos yace postrado después de un episodio confuso en el que sufrió daños neurológicos irreversibles. El otro le ha hurtado cada cosa de la casa para comprar droga y ahora hasta perdió su vivienda. La violencia de los narcos tomó como víctima a uno de sus hermanos y la amenaza a ella. Rosario no sabe qué hacer frente a esto ni a dónde ir. Tiene miedo por el futuro de su chico menor y no sabe cómo protegerlo. Son demasiadas cosas para ella, que colapsa. Piensa en suicidarse. La detiene en un andén la mirada de una nena que iba con su madre. No quiere despertarse en las mañanas. Su hermana le dice que es una vaga. Pide turno con psicólogos y psiquiatras en los centros públicos cercanos, sin suerte. Alguien le pasa el dato de que la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires (APBA) atiende a los afiliados de ATE con un arancel módico y solicita tratamiento. Así llega a mí. Le indico que también requiere asistencia médica. Va a la guardia de un hospital público especializado, la entrevista un equipo, le indican medicación pero le niegan tratamiento por contar con cobertura de salud. Va a su obra social pero le dicen por un portero eléctrico que mande un correo electrónico que nadie responde. Sucesivamente le fallan uno y otro intento, en medio de su crisis. Es una historia más, dolorosa por cierto. Pero que ilustra el desamparo en el que se encuentran aquellos sobrepasados por su angustia, en una sociedad donde sentirse bien y ser feliz se impone como obligación. Un laberinto en el que algunos pierden su salud mental.»

Como serán los precios del gas desde septiembre, sin subsidios

La Secretaría de Energía ha preparado la resolución que define los nuevos valores del gas natural que deberán afrontar aquellos hogares a los que se les retirarán los subsidios. Hasta hoy, todos aquellos donde los ingresos netos del grupo familiar superen los $ 350 mil mensuales. Los detalles, en esta nota exclusiva de EconoJournal. Este es el cuadro, para las distintas distribuidoras y regiones de nuestro país:

Sergio Massa: la apuesta a relanzar un gobierno

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Después de varios días de intensas operaciones periodísticas -la mayoría tuvieron origen en el equipo de la Presidencia de la Cámara de Diputados, pero no todas, por cierto- ayer jueves 28 de julio se terminaron de definir los cambios en estructura del gobierno. Para conocer las internas, desilusiones y sorpresas que acompañaron la definición, hay material de sobra en los medios masivos y en los portales de tema político. En AgendAR preferimos resumir los cambios -el listado actualizado por José Rubén Sentís- y agregar una reflexión. Sergio Massa controlará las carteras de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura, Ganadería y Pesca. En realidad, es un regreso al tradicional Ministerio de Economía que tenía todos esos espacios en su organigrama. (antes que los presidentes desarrollaran celos de un ministro de Economía demasiado poderoso). -Juan Manzur continúa en la Jefatura de Gabinete.
-Miguel Pesce continúa en la presidencia del Banco Central.
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Mercedes Marcó del Pont -de origen desarrollista- pasa de la AFIP a la Secretaría de Asuntos Estratégicos. Es un punto clave para el Ministro de Economía, porque se encuentran en la órbita de esta secretaría los préstamos de organismos internacionales y los créditos de China para la construcción de las represas Kirchner y Cepernic en Santa Cruz y la central nuclear Atucha III. 
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-Silvina Batakis renuncia como Ministra de Economía y va como Presidenta del Banco de la Nación Argentina.
-Daniel Scioli renunció a Desarrollo Productivo y vuelve a la Embajada en Brasil. -Julián Domínguez renunció y se fue. -Gustavo Beliz renunció y se fue. -Carlos Castagneto conducirá la AFIP. -Cecilia Moreau será la nueva presidenta de la Cámara de Diputados.
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Comentario de AgendAR:

Nos sentimos obligados a empezar señalando que este gobierno sigue cometiendo errores garrafales en la comunicación. Que no son problemas de publicistas y voceros, sino surgen de una cierta inconsciencia de lo que está afuera de sus internas. Una Ministra de Economía, con unas tres semanas en el cargo, es enviada a reunirse, a dar seguridades y prometer cumplimientos, con la Directora del Fondo Monetario Internacional y con funcionarios claves de una Gran Potencia a la que se pide ayuda en la negociación con ese organismo. Mientras está en viaje de regreso, ya se la está renunciando. Así se había reemplazado al Canciller anterior en medio de una misión al exterior; puede verse como una costumbre. En cuanto al reacomodamiento del gabinete: No hablamos de «relanzamiento» de un gobierno por estos cambios, en sí mismos. Figuras tan cercanas al presidente Alberto Fernández como Matías Kulfas y Marcela Losardo dejaron sus ministerios y no hubo modificaciones apreciables en la dinámica -o falta de ella- del gobierno. El arribo de figuras con un significado político importante como Daniel Scioli y Agustín Rossi tampoco modificó la percepción en la dirigencia política, inclusive la oficialista, de un gobierno al que le faltaba capacidad de decisión. Esto se reflejó en un hecho sin precedentes: el reclamo de los gobernadores peronistas -que si no fue unánime, no se registró ninguna voz en disidencia- a favor de la incorporación de Sergio Massa al gabinete. Se abre una expectativa, y Sergio Massa -que no es un economista sino, obvio, un dirigente político- tiene seguramente ante sí la imagen de Fernando Henrique Cardoso, el ministro que estabilizó la economía inflacionaria de Brasil y llegó así a la Presidencia. «El que viva lo verá». Por ahora, todo lo que nos animamos a decir lo expresamos ayer en las redes sociales: Creemos que Massa no tratará de hacer algo muy distinto de lo que querían hacer Martín Guzmán y Silvina Batakis: reducir el déficit fiscal, moderar la inflación desatada, y encontrar una senda estable de crecimiento. La apuesta del oficialismo es que tenga la decisión y el respaldo político y también de sectores del poder económico suficientes para hacerlo.

A. B. F.

A los 103 años, se muere quien identificó los peores contaminantes atmosféricos de la historia

Este martes 26 falleció James Lovelock, médico, químico de la atmósfera, inventor de un sensor que cambió nuestra percepción de la dinámica del clima, y muy buen divulgador científico. Se fue no sin antes advertir que a fines del siglo XXI tal vez queden 1000 millones de seres humanos (hoy somos 8000 millones, y contando). El cambio climático probablemente mate al resto.

Morirse justo el día de cumplir 103 años (el 26 de julio) parece otro éxito del Dr. James Lovelock para desmarcarse de su imagen pública, tras haberla usado con mucha habilidad. La gente New Age ya la está escribiendo hagiografías sin haberlo entendido demasiado, y sin enterarse de que el viejo era absolutamente pro-nuclear. Imposible, sin embargo, no enterarse de que predijo la muerte por hambre y durante este siglo de 7 de cada 8 de quienes lean esta nota. Y de los que no, también. ¿Cómo resumir a Lovelock? No hay colega en las redacciones que, por pereza mental, no se tiente de llamarlo “profeta”. Horrible error, era un científico de los buenos, sólo que muy independiente y suelto de lengua. Sinceramente espero que el viejo se levante de su tumba para darle un susto. Sobre todo, y esto difícilmente circule, de jovencito don James fue muy bueno desarrollando aparatos, y fundamentalmente, un sensor portátil y muy sensible de contaminantes atmosféricos. Creo que esto es lo central de su carrera. El resto es honestidad intelectual, y ya de viejo, no poco márketing personal. Cuando cierren los balances sabremos por fin qué le debemos. En mi estimación, que nuestros hijos no queden ciegos por cataratas a los 30 o 40, y que nuestros nietos no afrenten una escalada de cánceres de piel como la que sufrió Australia entre la posguerra y los ’80 (fue de un 700%), sólo que a nivel pandémico. Eso sin duda es muy principal, pero también una consecuencia de aquel aparatito que Lovelock desarrolló en los ’50, el detector de contaminantes atmosféricos por captura de electrones, portátil y de una sensibilidad química exquisita. La Hewlett Packard sí sabe que le debe al difunto Jim, porque le copió impunemente ese aparato sin pagarle un «penny» de royalties, cosa que a Lovelock no parece haberlo despeinado. Pero el resto de su vida y de su leyenda (que trataré de desmentir), sale de esa cajita electrónica desarrollada en tiempos libres cuando era joven, pintón e investigador del estado. Pinta de Jim Lovelock cuando era joven y desarrolló algo que determinaría el resto de su vida, y parte de las nuestras: un sensor portátil que detecta y caracteriza gases por su «firma» de electrones. Con ese pendorcho suyo Lovelock anduvo décadas por el mundo detectando sustancias químicas disueltas a muy bajas concentraciones en la atmósfera. Así fue que en un viaje de investigación del BAS (British Antarctic Survey) de comienzos de los ’70 descubrió CFCs (clorofluoruros de carbono) en el aire antártico. Lo publicó en Nature en 1973. Y en su “paper” don James se preguntaba: ¿pero qué demonios hace un gas usado como refrigerante industrial aquí, en pleno freezer del planeta, a miles de kilómetros de toda heladera o acondicionador de aire artificiales? Por supuesto, usaba un lenguaje menos vulgar. También dijo que los CFC en la Antártida no tenían importancia: eran químicamente inertes, como aseguraba la Dupont, que los fabricaba por miles de toneladas. Primer Gran Error de Lovelock. La respuesta a su pregunta la dieron apenas un año más tarde otros dos químicos de la atmósfera, los yanquis Mario Molina y Sherwood Rowland: los CFCs probablemente estaban destruyendo por cloración la capa estratosférica local de ozono. Y de yapa la del resto del planeta, aunque mucho más despacio. La vida en los continentes y en la superficie marina no es posible sin ozono en la estratósfera, porque este gas ataja el 90% del ultravioleta solar C y el 10% del B, dos de los componentes biológicamente más destructivos de la radiación electromagnética solar. Este lado oscurísimo de los CFCs a Lovelock se le había pasado por alto. Y la Dupont no miente… salvo que lo haga. Los CFCs son gases totalmente inertes, que en la tropósfera (la parte inferior de la atmósfera) no reaccionan con nada. Pero llevados lejísimos, a fuerza de indestructibles, a la estratósfera antártica y activados allí por la luz ultravioleta C, liberan cloro a lo grande. Y cada átomo de cloro liberado hace percha hasta 70.000 moléculas de ozono. Aquella era una afirmación gigantesca y el mundo trató de no darse mucho por enterado. Pero en los ’80 las mediciones desde satélite y avión del ozono estratosférico en la Antártida, en el Polo Norte y en el resto del mundo probaron que eso era verdad. Durante la primavera, el ozono prácticamente desaparecía sobre toda la superficie continental antártica, y parte de la marina. Eso iba en curso a menor velocidad en las latitudes templadas y tropicales, con un bajón global promedio del 5% del inventario en los ’90. Y si eso continuara no habría modo de sobrevivir, salvo bajo el agua y a cierta profundidad. Un momento «glups» para la dirigencia política planetaria. De aquel primer susto global salió el Tratado de Montreal de 1989, que prohibe la fabricación de CFCs. Fue la primera y última vez que la humanidad se puso de acuerdo en forma práctica sobre un tema de salud planetaria, a costa de arruinarle a la Dupont (e incontables fabricantes menores) su mercado en tres industrias: la de la refrigeración, la de los aerosoles y matafuegos, y la de fabricación de telgopor. Sin Montreal, hoy los casos de melanoma o de cataratas se habrían multiplicado… ¿cuánto? ¿Un 700%, como los de Australia entre la posguerra y los ’90? Probablemente más. Es una pregunta contrafáctica, pero Lovelock hasta el miércoles pasado vivió generándolas, o haciendo que otros se las formularan. Lovelock pasa a la historia por lo menos importante que hizo en la vida: una teoría probablemente cierta del equilibrio químico atmosférico y marino, a la que le puso un nombre sumamente marketinero, el de la diosa griega de la Tierra, Gea. Obligó a la gilada a leerla. Pero de entenderla… Lovelock nunca trató de ocultar que había metido la pata hasta el cuello con su caracterización de los CFC como inertes. Fue su único error importante. Sin embargo, nadie –salvo él, con su calimestrador- había buscado CFCs en la Antártida. Y es que allí esa familia de moléculas artificiales tiene menos entidad legal que los camellos o los tucanes. ¿Qué más le debemos a Lovelock, además de incontables madres gritándoles a sus hijos que se pongan protector solar? Bueno, que nuestras empresas favoritas Edenor y Edesur –e incontables otras compañías de electricidad menos cuestionadas- sean factibles de comerse juicios si no reemplazan esos transformadores viejos, que a veces revientan por el calor y chorrean PCBs líquidos (policloruros de bifenilo) en plena calle. Los PCB se usaron como fluido dieléctrico durante décadas, y hasta los ’80 fueron cancerígenos urbanos ubicuos en cualquier ciudad del mundo. Fueron detectados por Lovelock incluso en el aire en medio de grandes océanos, donde no debían estar. ¿Acaso no eran líquidos de ciudad? Las moléculas artificiales químicamente muy resistentes tienen esa contra: terminan en cualquier lado. Son contaminantes planetarios, o «forever compounds» (compuestos eternos). Los hallazgos de don Jim no lo malquistaron con la gran industria química, porque el tipo durante mucho tiempo operó desde un segundo plano. Cuando su cromatógrafo de electrones detectó el insecticida órganoclorado DDT incluso en la leche de mamíferos árticos, a miles de lugares del sitio de aplicación, fue cuando Rachel Carson escribió “Primavera silenciosa”. Allí la Carson explica la desaparición de decenas de especies de aves, especialmente las predadoras, por la fragilización de la cáscara de sus huevos. El DDT se comporta como un disruptor hormonal del calcio: la hembra del halconcito o de la lechucita pone sus huevos, se sienta a empollarlos… y los rompe. Este libro tuvo efectos parecidos con los ejecutivos de la Bayer, porque se vendió como pan caliente. Y debido a eso hoy ya casi no se usa DDT. Hasta ahí lo vemos a Lovelock jugándola de volante: es un Mascherano, se corre toda la cancha y le deja la pelota servida a los delanteros para que revienten el arco contrario. Pero en ocasiones, don Jimmy pateó personalmente algunos penales. En 1969, Lovelock probó que las grandes nieblas de smog fotoquímicas urbanas se formaban gracias a los productos particulados de combustión incompleta de los motores de explosión, como aglutinador de las moléculas de agua. Chocolate por la noticia, pero había que probarlo de modo impecable, porque había que enfrentar simultáneamente a los fabricantes automotrices y a las petroleras. Hoy el uso obligatorio de convertidores catalíticos en los caños de escape (aquí ni se sabe qué son) elimina parte de esos particulados de bajo peso molecular, incluso en los motores diésel. No elimina el problema, pero lo mitiga. Las leyes de aire limpio de viejas capitales del smog, como Londres y San Francisco, empiezan con esos «papers» de Lovelock. Es un tema politizado como pocos, porque las dirigencias suelen ser negacionistas y proteger a los culpables. En Diciembre de 1952, en pocos días el smog mató de inmediato a más de 12.000 londinenses. En medio de un sistema estable de baja presión y con una niebla de invierno como no se habían visto en todo el siglo, el Primer Ministro Winston Churchill se negó a cerrar las chimeneas de las fábricas urbanas que quemaban carbón. El humo, dijo, mostraba prosperidad. En su gabinete Tory, nadie lo refutó. Centenares de millones de habitantes de muchas megalópolis que se habrían muerto a destiempo de EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) siguen respirando gracias a esa constatación muy 2 + 2 igual a 4 de Lovelock, o más bien, de la gente que la leyó, la creyó y forzó la redacción de nuevos códigos de emisión para la industria y el transporte. Otros nos jodemos, porque nuestros intendentes, gobernas y presis no pueden plantarse ante la industria automotriz argentina, (¿tan argentina?), para que gaste U$ 30 dólares en catalizadores con platino o metales químicamente emparentados. Desde los ’80, en las economías desarrolladas vienen “de fábrica”. El Gran Smog de Diciembre de 1952. Un bobby en Marble Arch, Londres, señala su presencia con una antorcha para no ser atropellado. Lovelock era un bicho raro al modo británico, de los que tratan de pasar por normalitos y casi les sale bien. Su padre tenía una tienda chica en Brixton Hill, al Sur de Londres. En los feriados lo sacaba de excursión por las playas, colinas y bosques de Essex, y le enseñaba los nombres populares de las plantas, de los bichos y a observarlos, y descubrir sus interacciones. El tipo le seteó el mate a su pibe para darle más bolilla a la estúpida realidad que a las grandes ideas. La madre, actriz obligada a trabajar de secretaria, fue emprendedora de pequeños negocios y militante de grandes causas, y mujer también de formarse su propia opinión acerca de casi todo. En 1939, con sus compatriotas alistándose para combatir la 2da Guerra, Lovelock se hizo objetor de conciencia e inscribió en la Universidad de Manchester. Era un desafío moral, pero no cívico. Desde la Primera Guerra, la más llena de disrupciones tecnológicas hasta entonces, Su Majestad prefería tener a sus “boffins” (hoy diríamos “nerds”, gente de las ciencias duras) en retaguardia y en sus laboratorios, desarrollando fierros o asuntos médicos, mientras los demás tipos iban a la masacre silbando “Tipperary”. Los “boffins” evitaban el exceso de muertos propios, y a veces, hasta te ganaban la guerra. En 1941, graduado en plena contienda, Lovelock trabajaba en el Medical Research Council como especialista en infecciosas. Mire, si a Ud. lo nombran rey o reina, no trate de tener un imperio de ultramar, y máxime en los trópicos, sin muchos de estos tipos. Trascartón de la paz, en los ’50, Lovelock desarrolló su detector de contaminantes aéreos y sin proponérselo empezó a cambiar la opinión del mundo acerca del estado del mundo, cuando fue publicando sus hallazgos. Pero luego, muy hijo de su madre, publicó también sus opiniones. Y ahí está el problema. La gente New Age a Lovelock lo conoce por una contribución más bien teórica, aunque inspirada: la llamada “hipótesis Gaia” (se pronuncia Gea y así debería escribirse en castellano, es el nombre de la diosa griega de la Tierra). Mala elección, entre científicos, porque los colegas tomaron a Lovelock como a un planetólogo hippie, es decir para el churrete, aunque la idea está llena de sensatez científica y observacional. Lo que Lovelock escribió en su libro “Gea: una nueva visión de la vida en la Tierra” es esto: desde la Gran Oxidación la atmósfera planetaria parece haber cambiado muy poco en su composición química. La Gran Oxidación fue básicamente una megaextinción de casi todo lo que vivía en los mares y lo poquísimo que lograba vivir en las costas. Fue disparada hace 2400 millones de años por causa de esas primeras aspirantes a plantas, las bacterias fotosintéticas. A lo largo de eones, fueron liberando demasiado oxígeno, y éste gas es terriblemente corrosivo. Cruzado un brusco valor umbral, un «tipping point» en la jerga actual, el oxígeno se combinó con el hierro disuelto en los mares, y éste precipitó y formó los yacimientos de hierro que todavía hoy explotamos. Algunas bacterias, en lugar de incinerarse en cámara lenta, lograron aprovechar el oxígeno como combustible premium, y esos son hoy los eucariontes, las formas de vida más modernas y dinámicas. El mundo sigue lleno de procariontes, microorganismos unicelulares más primitivos. Pero las cosas grandes y vistosas, los árboles que hoy arden en Europa debido a las olas de calor son eucariontes, y Lionel Messi y Ud. también. No podríamos vivir sin oxígeno. La Gran Oxidación abrió paso a un punto de equilibrio en que los valores de oxígeno atmosférico andan entre el 15 y el 25%, una nueva estabilidad. Y no por falta de terribles excursiones en materia de temperatura o de nivel del mar. También hubo apartamientos bruscos de los valores medios por contaminaciones masivas del mar o del aire con azufre, forzadas a veces por cambios cíclicos en la forma de la órbita terrestre alrededor del sol, y otras por erupciones o impactos meteoríticos o cometarios colosales. Pero una y otra vez, desde las catástrofes y los extremos, se vuelve siempre a un cierto punto de equilibrio. La novedad descubierta por Lovelock es ese punto, no los bandazos. En la opinión del Gran Jim, la biosfera, esa orquesta incontable de organismos, tiende como conjunto a la homeostasis, a mantener sus parámetros químicos internos a veces modificando para ello su medio ambiente. Es algo que hacen casi todos los organismos. No les hace falta un cerebro para ello, alcanza con la selección natural darwiniana. Es como si algunos de los grandes formadores ocultos de la química oceánica y atmosférica estuvieran trabajando coordinados para mantener ciertos niveles promedios cómodos para la vida, digamos un 78% de nitrógeno inerte y un 20% de oxígeno híper-reactivo en el aire, con el resto atribuído según las epocas a otros gases que a veces descajetan todo por un tiempo, como el sulfuro de hidrógeno, o los óxidos de nitrógeno. Pero ahí está la cosa: por un tiempo. Y como buen microbiólogo, Lovelock apuntaba como factor equilibrante al ejército innumerable, anónimo y secreto de los organismos unicelulares: algas fotosintéticas, bacterias nitrificantes, etc. Por biomasa total y por su afectación del medio ambiente, dirigen el show. Su amigo, el novelista William Golding, premio Nobel 1993 por “El señor de las moscas”, leyó la tesis y la jodió para siempre con el título de «Gea», es decir Gaia, como lo pronuncian los New Age. Y Lovelock –que no era gil- compró. ¿Qué ganó don Jim con ese título? La desconfianza inmediata de sus colegas químicos, geólogos, oceanográfos, climatólogos y planetólogos. ¿A quién se le ocurre sugerir siquiera que la biosfera es una diosa, un ser con una conciencia? A Lovelock no, sin duda. Pero a los chicos New Age, que andan a la caza de ídolos y rituales, la idea les pareció encantadora. Y en el fondo no está tan mal. ¿Hay algún otro modo de hacer que esa gente lea un texto científico? A partir de aquel primer libro, todos los siguientes de Lovelock tienen la palabra Gea (no hay modo, lectores, en que yo escriba Gaia). “Hogar en Gea: la vida de un científico independiente”, en 2000, y en 2009: “La cara de Gea se borra: una advertencia final”. “Independiente” significa literalmente “yo y mi alma”. Lovelock siempre desistió de incubarse en universidades o recibir plata de fundaciones, empresas o lobbies, y eso para poder ser brutalmente claro y arriesgado en sus palabras, sin Dios en el cielo ni amo en la Tierra, como decía mi tatarabuelo anarquista. “Una advertencia final” es su mensaje último y el más intragable. Las hagiografías ecologistas que se están imprimiendo sobre el buen James en general omiten que a partir de 2004 el tipo se manifestó embroncadamente pro-nuclear. Decía –y quién soy yo para discutirle- que el átomo era la única fuente de energía de base, siempre disponible, libre de emisiones de carbono. Y mirando la estúpida renuencia de sus contemporáneos europeos hacia las centrales nucleares, y la pésima evolución en curso de la química de la atmósfera, pronosticaba que en el siglo XXI habría una mortandad masiva de humanos. Debida al carbono fósil. «The great culling», la llamaba. «El gran descarte». ¿Muy masiva? Lovelock decía que tal vez sobrevivirían 1000 millones. Y eso lo dijo cuando éramos 6500 millones, no los 8000 millones de hoy. ¿Y de qué nos íbamos a morir los más longevos pero menos afortunados? Mayormente de hambre, contestaba de un modo desdramatizado. El recalentamiento global tiene la virtud de hacer pelota todo lo que nos permite comer: los regímenes pluviales, los niveles fluviales, las llanuras aluviales, la agricultura, la cría de ganado, la pesca y hasta la química del mar. ¿Se va a extinguir el género humano, entonces, don Lovelock? El tipo se escandalizaba con esa incapacidad de pensar en términos cuantitativos. Siempre creyó que no. Lo indicaban los datos paleontológicos y genéticos. En la historia evolutiva de la especie Homo sapiens ya pasamos al menos dos cuellos de botella, decía. En ellos, el número de parejas reproductivas humanas estaba muy debajo del que los zoólogos modernos llaman “de extinción inminente”, con más decesos que nacimientos. El último gran cuello de botella demográfico fue hace solo 70.000 años, es decir en el Neolítico Inferior. En aquellos tiempos en la isla de Sumatra, actual territorio indonesio, estalló el supervolcán Toba. Inundó la atmósfera y la estratósfera con 2800 km3 de roca finísimamente pulverizada, amén de cantidades de gotitas de ácido sulfúrico, que rebotan hacia el espacio exterior la luz solar. Para comparación: en 1815 estalló el Tambora, en parecidos lares, y en 1816, en las antípodas del globo, los europeos se morían de hambre en el campo y la ciudad. Aquel fue el llamado “año sin verano”. Las cosechas empezaron a recuperarse recién en 1818. Y eso tras un estallido de nada, un pedito geológico que puso en la estratósfera 80 km3 de roca, no 2800 km3. No es poca diferencia. El mundo tras la explosión del Toba quedó en la oscuridad durante años, una situación de «invierno volcánico», que no fue la primera ni será la última. La fotosíntesis terrestre y marina se fue al bombo, las lluvias se detuvieron, casi todas las plantas y animales se murieron de frío y hambre, y la humanidad se redujo a entre 5.000 y 10.000 personas. Pero la biosfera rebotó, según su costumbre, y volvió a su punto anterior de equilibrio, y nosotros con ella. Ahora, empero, el peligro climático somos nosotros, y un peligro de signo inverso: estamos calentando el clima. El tema es que pasando demasiados “tipping points”, esos puntos geoquímicos de desequilibrio, se organizan círculos viciosos y el megombo se autoalimenta y no para de crecer hasta generar un nuevo equilibrio duradero. Si este nuevo equilibrio está 3 grados Celsius por encima de los promedios de temperatura de 1850, el mundo va a ser un infierno. Y con no muchos más habitantes humanos que los de 1850. Por caso, como hay cada vez más dióxido de carbono en la atmósfera la tundra, normalmente helada, se recalienta. El permafrost, el suelo helado de la tundra, se licúa y al hacerlo emite enormes vaharadas de dióxido de carbono que estuvieron retiradas de la atmósfera desde hace 18.000 años o más. Entonces todo se calienta más. Entre círculos viciosos. Hay muchos otros, además de éste. Así vivimos. De modo que las proyecciones para el siglo XXI de don James Lovelock suenan más a descripción que a pronóstico, si uno sabe leer las noticias. Nada indica que con los combustibles fósiles se vaya a hacer lo mismo que se hizo en Montreal en 1989 con los CFC: liquidarlos por decretazo universal. Es técnica y políticamente más difícil. Yo espero por mis hijos que ésta sea la Segunda Gran Equivocación de Lovelock.

Daniel E. Arias

Cobertura médica privada y obras sociales: perspectivas

Para 2022, se pronostica que la cobertura de usuarios de planes privados descenderá un 5%, por el encarecimiento del costo de vida y, en particular, de los planes de salud. Esto provocará una migración parcial a los servicios de seguridad social. Sin embargo, se espera que la facturación de las entidades de medicina prepaga (EMP) y las OO.SS. para 2022 sea un 50% más que lo ingresado en 2021. Hoy en día, existen más de 320 obras sociales y 640 entidades de medicina prepaga. Una vez superada la pandemia estos actores apuestan a la recuperación y al crecimiento. Esto de la mano de las ayudas estatales. Las entidades privadas, además, cuentan con la posibilidad de prever un ajuste de cuotas periódico en función del informe bimestral que elabora el Ministerio de Salud. Sin embargo, las EMP también están apostando al desarrollo de planes lowcost que se armen a la medida de lo que precisen sus usuarios. Negocio y perspectivas El sub universo de las empresas de medicina prepaga mantiene un número similar de afiliados con el paso de los años. A pesar de ello, como se indica, se prevé una disminucíón en éste. En el caso de las obras sociales, este terreno puede variar en función de la dinámica del empleo público. Por ejemplo, en 2021 registró un descenso del 2% en cuanto a las cápitas, en tanto que se espera que para 2022 este valor se normalice. La recaudación por su parte sí manifiesta subas ubicadas de casi un 70% más que en 2021, por el incremento similar en las cuotas de las EMP anunciados para 2022, y en sintonía con los ajustes paritarios de los empleados, quienes aportan de su sueldo un porcentaje para la seguridad social. En cuanto al mercado interno, las cuatro primeras empresas de medicina prepaga acaparan el 74% del total de los usuarios de estos servicios. En el caso de las obras sociales, la distribución es más concentrada. En ese sentido, un 43% de la seguridad social es brindada por cuatro entidades. Las principales son, OSDE –tanto en prepagas como en obras sociales– y la Obra Social de Empleados de Comercio y Actividades Civiles (OSECAC). También se destaca la provincial IOMA por concentrar la cobertura de los residentes en la Provincia de Buenos Aires. Las EMP que ofrecen la mayor cantidad de prestadores son OSDE (cerca de 200 mil), Sancor Salud (150.000) y Galeno (70.000). Por otro lado, en el universo de las obras sociales, considerando la recaudación, se puede analizar que OSDE (11%), OSECAC (7%), ASE (4%) y UPCN (4%) son las que reciben la mayor cantidad de aportes de sus beneficiarios. Por otra parte, el sector argumenta que los precios al consumidor continúan retrasados con respecto a la inflación, ya que en 2021 la variación de las cuotas fue de alrededor del 47%, contra una inflación del 50,9%. En ese sentido, para agosto de 2022, el ajuste del precio de los planes superaría el 68,5%, con posibilidad de incrementarse bimestralmente en función del análisis de costos que realizaría la Superintendencia de Servicios de Salud periódicamente a partir del 2022. Por otra parte, la recaudación de las obras sociales podría crecer en un 39% para 2022. De conjunto, el mercado facturaría un 50% más con respecto a 2021, aunque todos estos costos están sujetos a la fluctuante inflación y a los índices de precios. El incremento del costo de vida más las secuelas de la pandemia influyen especialmente en este mercado. Muchos beneficiarios han optado por “bajarse del plan” hacia uno más económico, allanando el terreno a la contratación de alternativas lowcost – que pueden llegar a representar entre un 25% y un 50% de ahorro. Se estima que en la actualidad el 75% de las ventas provienen de los planes más económicos. En el mismo sentido, en lo que va del 2022, se calcula que la demanda de estas nuevas variantes flex ha crecido en un 60%.

“Nuestra prioridad no es salvar el planeta”. Polémica sobre las prioridades de los países más pobres

«La cuenca del Congo podría ser subastada a las grandes petroleras», advierte el New York Times.

Las áreas de una de las selvas tropicales antiguas más grandes de la Tierra y el Parque Nacional Virunga, hogar de alrededor de un tercio de los gorilas de montaña existentes en el mundo, podrían subastarse para la extracción de petróleo. La República Democrática del Congo dice que un cambio radical en las restricciones a la exploración y explotación es necesario para respaldar su estabilidad financiera, que está bajo presión debido al aumento de los precios del petróleo tras la invasión rusa de Ucrania. La mayoría de las compañías petroleras se negaron a comentar si ofertarían por los derechos para explotar el área (Total Energies dijo que no tiene intención de ofertar). “Nuestra prioridad no es salvar el planeta”, dijo Tosi Mpanu Mpanu, el principal representante de la nación en temas climáticos. Sus contundentes palabras resaltan una pregunta crucial de la emergencia climática: ¿cómo pueden los países ricos, que construyeron su prosperidad sobre los combustibles fósiles y la explotación de los recursos naturales de otras regiones, exigir que las naciones más pobres mantengan sus combustibles fósiles bajo tierra? “Tal vez es hora de que tengamos igualdad de condiciones y seamos compensados”, dijo Mpanu. “Solo tenemos que ver cuánto valora la gente la preservación de la cuenca del Congo y el Parque Virunga”.