La ARN argentina invita a participar de una amplia encuesta sobre “Valores, Ciencia, Percepción del Riesgo y Energía Nuclear”
La saga de la Argentina nuclear – VIII
Daniel E. Arias
‘Bruma mental’: ¿qué se sabe del síntoma más común del Covid largo?
La saga de la Argentina nuclear – VII
Cuando Perón cazaba cabezas
Rafael Grossi no nació de un repollo. Es un integrante diplomático del Programa Nuclear Argentino, ya sexagenario, y para entender al personaje hay que entender a la madre del programa, la CNEA, esa institución que nació de un error de Perón. De modo que presento al físico Mario Mariscotti, ex gerente de I&D de la CNEA, escritor de “El secreto atómico de Huemul”, una historia de las desventuras iniciales de Perón con la energía atómica que se lee como un “thriller”. Y para “los del palo atómico” pongo a Diego Hurtado de Mendoza, de la Universidad de San Martín (UNSAM), que no necesita presentación. Es el “scholar” argentino de referencia en la historia del Programa Nuclear Argentino, con decenas de trabajos publicados. Añado a Ricardo de Cicco, del Centro Latinoamericano de Investigaciones Científicas y Técnicas, con su historia de los reactores multipropósito desarrollados por la Argentina, su mayor éxito de exportación por el momento, y la causa por la cual en la Argentina se hacen mucho mejores diagnósticos por imagen nuclear que en el Hemisferio Norte. Son algunas de las fuentes de un relato que narraré de modo no secuencial, y cuya base son centenares de conversaciones informales con decenas de personajes rarísimos y notables, producto de mi propio trabajo ininterrumpido sobre el área nuclear como periodista científico desde 1985, y sigo. Admito una propensión a los gigantes coloridos, megafauna abundante en esos pagos. Citaré a los que deba cuando deba.Daniel E. Arias
El Ministerio de Ciencia invierte $8.300 millones en la 2° segunda etapa del Programa “Equipar Ciencia”
Sobre el Programa Federal Equipar Ciencia
El Programa Federal Equipar Ciencia tiene por objeto fortalecer las capacidades de las instituciones del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI) por medio de la adquisición de equipamiento de mediano y gran porte, con una perspectiva federal. El programa se nutre de los fondos aprobados por la Ley de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, Ley 27.614 promulgada el 12 de marzo de 2021.Japón y los Estados Unidos acuerdan impulsar el desarrollo de nuevos reactores nucleares
El ministro de Industria japonés Nishimura Yasutoshi y la secretaria de Energía estadounidense Jennifer Granholm acordaron fortalecer la cooperación bilateral en el campo de la energía nuclear para el desarrollo de reactores de última generación, entre otras cuestiones.
Atucha II tuvo un desperfecto y tardará unos meses en volver al ruedo
Daniel E. Arias
La saga de la Argentina nuclear – VI
El embajador que hacía “bungee jumping”
La obra maestra de la DIGAN y de Saracho, en 1987: la visita del presidente Sarney a la Planta de Enriquecimiento de Pilcaniyeu en Río Negro, el “tour de forcé” con que Alfonsin detuvo una posible carrera armamentista nuclear sudamericana. Si el lector tropezó alguna vez con la sigla DIGAN (Dirección de Asuntos Nucleares y Desarme), seguro fue en 1987, cuando esta dependencia de la Cancillería armó esa movida maestra que fue la invitación del presidente brasileño José Sarney a venirse “con comitiva científica” a mirar la planta tecnológica más secreta de la Argentina, la de enriquecimiento de uranio en Pilcaniyeu. Sí, la misma a la cual trataron de meterse por las malas o por izquierda los embajadores estadounidenses Harry Schlaudemann, Frank Ortiz y el agente de la CIA Bill Tinley. Sarney respondió con generosidad: invitó a Alfonsín –y comitiva- a visitar las ultracentrifugadoras de enriquecimiento de Aramar, Iperó. De paso y cañazo, liquidó el proyecto del Programa Nuclear Paralelo de Brasil, que tenía agendado a espaldas de Sarney el testeo subterráneo de una primer bomba atómica implosiva en un túnel de la Serra de Cachimbo, en el estado norteño de Pará. El Consejo de Seguridad, representante colectivo de lo que Perón habría llamado “Partido Militar Brasileño” en el Gabinete, pensaba que Sarney debía enterarse por los diarios. La reacción que eso habría causado en la Argentina, máxime tras haber perdido ésta la Guerra de Malvinas, es difícil de imaginar. O demasiado fácil. Sarney hizo rodar algunas cabezas.
Daniel E. Arias
Dos proyectos de desarrollo científico entran a las extraordinarias del Congreso
- El plan de CyT 2030
- La promoción de la innovación tecnológica.
Entre los proyectos enviados al Congreso,hay 2 que cuentan con media sanción x unanimidad de una Cámara y son imprescindibles para el desarrollo nacional. El plan de CyT 2030 y la promoción de la innovación tecnológica.Esperamos q la oposición apoye a los científicos y al país
— Daniel Filmus (@FilmusDaniel) January 13, 2023
ooooo
¿Qué es el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (PNCTI)?
El PNCTI es el instrumento que define, organiza y comunica el conjunto de políticas, estrategias e instrumentos para todos los actores y agentes públicos y privados que integran el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI). Para acceder al texto completo del plan, clickear aquiooooo
El Proyecto de Ley de Innovación Tecnológica que se envia al Congreso consiste en una serie de sustituciones a la Ley de Promoción y Fomento de la Innovación Tecnológica. La comisión de Presupuesto y Hacienda junto a la de Ciencia y Tecnología, otorgó dictamen favorable al proyecto de ley que incorpora modificaciones a la Ley N°23.877 – o Ley de Promoción y Fomento de la Innovación Tecnológica -, orientadas a potenciar los créditos fiscales que la norma destina a pequeñas y medianas empresas vinculadas a la investigación, el desarrollo y la innovación científico-tecnológica.La saga de la Argentina nuclear – V
La prehistoria de la diplomacia nuclear Argentina
Cómo fabricar un Rafael Grossi: Cernadas, Saracho, la DIGAN El Programa Nuclear Argentino nació de un error de Perón, pero además y fundamentalmente, de cómo Perón corrigió su error. Sobre eso volveré después. Son asuntos de hace 70 años, lo que me obliga a recurrir a fuentes históricas. Me da grima reconocer que todos –salvo Roberto Mariscotti- son más jóvenes que yo. Grossi hereda toda esa historia vieja del Programa Nuclear, pero sale de otra más reciente. A Max Cernadas, hoy embajador en Hungría, tengo sí o sí que presentarlo en acción. Es compañero de promoción y colega de Rafael Grossi. Corre 1984 y Max, de entonces 24, tiene un rostro aniñado, un bigotito estilo “Sargeant Pepper’s” y es un ínfimo “note taker” de la Dirección de Asuntos Nucleares y Diplomáticos de la Cancillería (DIGAN).
Con uniforme ceremonial de ministro de la Cancillería, el hoy embajador Maximiliano Cernadas, el que paró al hombre de Reagan.
Max está pasando la ordalía de dos años de física, ingeniería y política nuclear estudiados en la empresa INVAP, según convenio establecido entre el embajador Adolfo “Chin-chín” Saracho y el doctor Conrado “El Petiso” Varotto, titulares respectivos. Cernadas, contrariando su formación de abogado y diplomático, está con la nariz hundida en un perplejo libro de radioquímica cuando lo llaman de urgencia a la guardia de la entrada. Los gendarmes están en pánico: acaban de llegar sin invitación o preanuncio el embajador estadounidense de Ronald Reagan, Frank Ortiz, y comitiva. Que exigen paso franco para entrar a la Planta de Enriquecimiento de Uranio de Pilcaniyeu o “Pilca”, distante 80 kilómetros, la más reservada del país. Así de pesados, nomás. Max, aterrado, pide instrucciones a su jefe en Buenos Aires. El tucumano Saracho le dice: “Arréglese, amigo. Pero a éste tipo me lo para en la puerta. No puede entrar ni siquiera al CAB (Centro Atómico Bariloche, un sitio muy visitable) sin invitación previa. Éste no es su patio trasero ni una república bananera. Y Ud. se lo va a meter en el marote a Ortiz”. El Tex-Mex Frank Ortiz, republicano de derecha, está muy sacado ante la inesperada demora. Lo secunda un discreto hato de mamuts de 1,90 metros de los del Secret Service, tipo “Men in Black”, y a su diestra campea canchero su “science advisor”, Bill Tillney, un cowboy con cerebro de físico y físico de Marine, y de yapa agente de la CIA. Durante las primeras tres horas, Cernadas dejó a entrar al “team” yanqui hasta la cafetería del Centro Atómico, pegada a la puerta. Ahí los sentó, ordenó que un par de gendarmes con FAL se hicieran visibles afuera, y se las arregló solo él y con su alma “para entretenerlos”, mientras Ortiz se ponía muy matón y chirriaba de furia. Él era el embajador de los EEUU y negarle entrada a una instalación nuclear era admitir que ésta era “proliferante”. ¿Cernadas se imaginaba, tan joven, las consecuencias negativas para su carrera? ¿O acaso se creía que adentro de la Cancillería Argentina él, Ortiz, no tenía aliados en contra de aquella ridícula aventura nuclear de la Argentina, el enriquecimiento de uranio? Max sabía exactamente a quiénes se refería Ortiz, se imaginaba qué pasaría si llegaba a tenerlos de jefes (desgraciadamente, eso sucedió), sonreía sin convicción, sudaba frío y se imaginaba sin forzar mucho la imaginación un futuro ignominioso para su carrera. Pero seguía explicándole al Ortiz con toda cortesía que no le iba a franquear paso a Pilca ni ebrio ni dormido, y que gestionara un permiso formal a través del Departamento de Estado con el Canciller Caputo. Pero (carraspeo cortés, aquí), le advertía a Ortiz que, dado el consenso del presidente Alfonsín y de Caputo en la materia, no era imposible que recibiera una respuesta negativa. Aunque tal vez eso tuviera consecuencias negativas –indeseables, por supuesto- para la carrera de Ortiz. A esa altura de la pulseada ya se había corrido la bola por todo el Centro Atómico Bariloche y empezaron a caer por el café, relamiéndose de contentos, los profesores y estudiantes del Instituto Balseiro. Venían a clavarle banderillas a “los gringos”. “Les damos acceso a Pilca, pero a condición de que se reexamine la deuda externa argentina”, tiró uno. “Y a que se desmonte la base que la OTAN está construyendo en Mount Pleasant, en las Malvinas”, añadió otro. “Y además –remató algún ingenioso- queremos derechos de inspección a las plantas de enriquecimiento de uranio estadounidenses. Sospechamos seriamente (cara de consternación) que las usan para hacer armas de destrucción masiva”. Y así siguieron un rato. Horas más tarde, en su retirada con la sangre en el ojo, Ortiz masculló una estela de “chingatumares” y “fucks” que llegaba hasta el aeropuerto y el avión, y quedó flotando semanas en el arrachado viento patagónico. Poco después, Bill Tilney regresó solo, alquiló una camioneta y trató de llegar desapercibido a Pilca por su cuenta, a través de esos 60 kilómetros de ripio poceado, donde alguna vez rompió punta de eje un camión Unimog tratando de llevar suministros a la instalación nuclear. Pero a Tinley lo frenó un tronco de lenga brutamente atravesado de parte a parte del camino vacío. Raro, en una zona estepárida y sin bosque. En fin, aquella tarde Max Cernadas y su libro posterior, “Una épica de la paz” (Eudeba, 2016), se ganaron el derecho de ser una de mis mayores fuentes. La “aneda” me sirve para presentar a la DIGAN: ésta era y a veces vuelve a ser un grupo de élite dentro de la Cancillería, diplomáticos casi sin emplumar elegidos incluso antes de haber egresado del Instituto del Servicio Externo de la Nación (ISEN). Ahí nomás les caían dos años de especialización en asuntos nucleares dictados por INVAP en todos los centros atómicos de la CNEA, aunque no por ello cobraran un centavo más o ganaran puntaje en la carrera. Jóvenes, fanáticos, patriotas, irreverentes, trabajólicos, los “diganistas” vivían ansiosos por irse a vender fierros nucleares criollos a destinos considerados “de mierda” por sus colegas finolis de “la línea Revlon” (Londres, París, Nueva York) de la Cancillería. A los que soportaban con cortesía, pero sin entusiasmo, y viceversa. Secuestrados por Saracho a tiempo completo desde pichones, no sabían de tiempo libre o de sus esposas, si las tenían. Pero el infernal tucumano de todos modos les sacó cualquier remanente de energía y horarios cuando organizó “el Grupo de los Seis”, junto con Suecia, la India, Tanzania, México y Grecia, países juramentados para romperle… los relatos pseudo-pacifistas a los EEUU y a la URSS. Sí, la India ahí, con su programa bélico, era un integrante discutible, pero aportaba número. Obviamente, la DIGAN cambió para mal en épocas de Di Tella y muchos –entre ellos Saracho y Grossi- se subieron a los botes salvavidas. Pero en 1984, impetuosa y nuevecita, aquella era la auténtica nave de los locos. Caputo y su “vice”, “Jorgito” (primo de Jorjón) Sábato la defendían. Como periodista científico reciente, yo solía pasar un par de horas semanales en aquel lugar. El café era abominable, pero el sitio era una mezcla de conspiración y mentidero donde se aprendían cosas.Daniel E. Arias
Los inventos por los que el argentino Axel Córdoba está entre los mejores 50 estudiantes del mundo
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Es cocreador de un granulado que permite ahorrar hasta el 50 % del agua de riego, un producto que ya se está comercializando, y cursa Geología en la Universidad Nacional del Comahue, Río Negro.
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También es autor de una iniciativa para crear laboratorios de bajo presupuesto en escuelas rurales, entre otros proyectos de impacto social y ambiental.
Minutos antes de enterarse de que había quedado elegido entre los 50 finalistas del Global Student Prize 2022, que reconoce al “mejor estudiante del mundo”, Axel Córdoba estaba estudiando para el examen final de la asignatura Geología Ambiental. Leía un PDF en su computadora y decidió tomarse unos minutos para chequear el correo electrónico. “Vi un mail que en el asunto decía: ‘Top 50′. Lo abrí y lo tuve que leer tres veces para verificar que ahí estaba mi nombre. ¡Enterarme fue una locura! ¡Increíble!”, exclama el joven de 25 años que cursa la carrera de Geología en la Universidad Nacional del Comahue y que creó junto a otro estudiante, Denis Álvarez, un polvo granular que permite ahorrar agua de riego. Una solución a las frecuentes sequías y crisis hídricas, agudizadas por el cambio climático.
El invento ya se comercializa con el nombre de Hydroplus y se trata de un granulado capaz de convertir el agua en un sólido e incorporar nutrientes esenciales para el crecimiento de las plantas. El producto funciona así: se hidrata con el agua de riego, que almacena y libera lentamente, conforme la planta la necesita, lo que hace posible reducir en un 50 % la frecuencia del riego. Y este es solo uno de los proyectos que desarrolla Axel.
“En ese mismo correo decía que (en la preselección) éramos 7 mil estudiantes de 150 países, fue una grata sorpresa saber que habíamos quedado allí representando al país”, agrega. Axel no es el único seleccionado de la Argentina, ya que integra la lista junto a Nicolás Monzón quien cursa dos carreras ―Ingeniería en Informática en la UADE y Matemática en la UBA―, es socio de una consultora en informática y planea desarrollar una start-up. Ambos compiten por 100 mil dólares que entrega la Fundacion Varkey en alianza con Chegg.org, las organizadoras del premio.
Para postularse, el joven estudiante de Geología tuvo que completar un extenso formulario en el que no solo figuraban sus antecedentes académicos, sino una verdadera hoja de ruta de su vida. “Fue un proceso largo, porque yo soy multifacético, hago de todo. Reuní documentos, certificaciones y resumí mi vida en un formulario. Allí evalúan toda la trayectoria del estudiante desde los comienzos en la primaria hasta el Nivel Superior. No solo el rendimiento académico sino también cómo uno está cambiando la vida de otras personas a partir de sus proyectos. Y que esos proyectos tengan un impacto social o ambiental. Yo fui presidente del centro de estudiantes, participé en ferias de ciencias y en parlamentos juveniles en los que se competía a nivel provincial, nacional e internacional”, describe.
Las postulaciones para el Global Student Prize son individuales y se hicieron a principios de año. “Yo ya me había olvidado de la postulación. Cuando me enteré de que había sido seleccionado, le conté a mi hermano. Mis viejos estaban de viaje en Tucumán, de donde somos oriundos”, dice el estudiante. “La noticia era secreta hasta que se hiciera el anuncio oficial. Si les llegaba a contar a mis viejos lo iban a publicar en todos lados”, dice, entre risas, Axel. “Cuando regresaron de Tucumán les conté y todo fue alegría”.
Ciencia e impacto social
En su postulación, Axel sumó dos proyectos que concretó en años anteriores. Uno, llamado Paradas Inteligentes, donde fue voluntario y coordinador de Río Negro. El otro, Ciencia Cristalina, tiene el objetivo de acercar el conocimiento científico a escuelas rurales o a zonas periféricas.
Paradas Inteligentes parte de una idea sencilla: colocar afiches con códigos QR en distintos puntos del país y en lugares estratégicos: carteleras de bibliotecas, paradas de colectivos y escuelas. Los códigos QR redirigen al usuario a un libro en formato PDF de acceso libre y totalmente gratuito. El proyecto fue realizado por la Red Mundial de Jóvenes Políticos Argentina en el marco de la Campaña Nacional de Fomento a la Lectura. Todo comenzó en el 2020 con una lluvia de ideas, hasta que encontraron una propuesta que vinculara tecnología con literatura “para llamar la atención de los potenciales lectores y brindar un acceso rápido al libro de preferencia”.
Para que los jóvenes sean ciudadanos innovadores y con el objetivo de despertar interés por la ciencia en los estudiantes, Axel desarrolló Ciencia Cristalina. La iniciativa rodó por diferentes escuelas rurales. Los alumnos solo debían llevar algunos elementos en desuso como frascos vacíos. Axel buscaba demostrar que es posible crear laboratorios de bajo presupuesto.
Una vez reunidos los elementos, se empezaba a experimentar. Los alumnos aprendieron cómo se cristalizaban distintos elementos que encontraba en su vida cotidiana, como el azúcar. “La idea era fomentar una educación integral en ciencias”, cuenta.
Esa necesidad de expandir sus proyectos hacia regiones periféricas tiene su origen en su propia experiencia. Axel finalizó su secundaria en una escuela rural tucumana “a unos cuantos kilómetros de la ciudad”. Según el joven finalista, la falta de instrumental no debe ser una limitación para ser creativo. “La innovación es un componente esencial de lo que constituye ser un estudiante y, cada vez más, se espera que los jóvenes de hoy creen las nuevas plataformas y tengan las ideas del mañana. La creatividad puede adoptar una inmensa variedad de formas, y se tiene que fomentar”, sostiene.
Axel nació en Tucumán y actualmente vive con su familia en Río Negro, donde estudia Geología en la Universidad Nacional del Comahue. (Imagen: gentileza Axel Córdoba)
—¿Qué es la creatividad para vos?
—Sin creatividad no hay posibilidad de innovación. Es un binomio inseparable, son procesos interdependientes. Son el resultado de mirar la vida con ojos de niño, de imaginar, repensar, integrar; de la resiliencia y de adaptarse a los cambios. Es buscar nuevas puertas, no dejar morir al niño interno ni la intención de modelar el propio mundo.
Los orígenes
Axel Córdoba nació en Graneros, Tucumán, una localidad de 2.300 habitantes donde se celebran el Festival de Doma y Folclore Graneros Canta al País ―este año, se realizó el 24 de julio― y el Festival de la Cumbia, Cuarteto y Guaracha. “Yo me fui de mi pueblo a los 17, vine a estudiar al sur junto a mi familia”. Su padre Carlos se había mudado a la Patagonia a “probar suerte” un año antes, ya que en el poblado de Tucumán no conseguía trabajo como docente. Alejandra, su mamá, es profesora de Sociología y maestra jardinera, pero en Tucumán trabajaba como policía.
“Allá tengo mis primos, tíos, toda mi familia. Recuerdo que siempre íbamos al río a pasar el día para paliar el calor insoportable. Graneros es una ciudad llena de verde, tiene una iglesia de 200 años en donde solíamos subir al campanario”, dice Axel, en relación a la Iglesia Inmaculada Concepción que fue instituida como parroquia en 1824.
Actualmente Axel vive en General Fernández Oro, provincia de Río Negro, una localidad pequeña ubicada en el corazón del Alto Valle. “Una ciudad que conserva sus aires de pueblo y con mucho potencial de desarrollo”, dice. Y, por si fuera poco, Axel es el creador de la bandera que representa a esa localidad rionegrina desde el año pasado: una franja naranja y otra verde, a la izquierda un triángulo blanco con el sol en el medio. El estandarte diseñado por Axel surgió de un concurso convocado por el municipio para conmemorar los 90 años de la localidad.
Un fan del laboratorio
“Desde chico siempre fui muy curioso, y me gustaba hacer experimentos en mi casa. Era un fanático de la física y la química, siempre apasionado por la ciencia. Después comencé a participar en ferias de ciencias. Por el mismo motivo, participé también en becas de investigación o de capacitación como, por ejemplo, la del Instituto Balseiro, Pan American Energy, Consejo Interuniversitario Nacional, y fueron instancias que me acercaron de a poco al mundo en el que cual hoy me desenvuelvo”, cuenta el joven que comenzó montando laboratorios en el patio de su casa en Graneros, mezclando perfumes con aceites, jugando a ser un científico, analizando las reacciones químicas.
Según Axel, cada una de esas experiencias lo enriquecieron y guiaron. Actualmente está desarrollando proyectos de impacto social, ambiental y, sobre todo, educativos. Hydroplus es uno de ellos. El joven apunta a la consolidación del producto en los municipios de la región patagónica y sueña con su expansión global.
“La educación es una herramienta que transforma personas y sociedades. Sabemos que no hay progreso real sin educación. Y que en una sociedad globalizada que se enfrenta a desafíos cada vez mayores, la determinación y la perseverancia son cualidades sustanciales para los líderes del futuro que se están formando en esas aulas”, concluye el joven mientras espera el resultado final de la premiación. Aunque él ya ganó hace rato.
INDEC: Inflación de Diciembre fue de 5,1%; en 2022, llego a 94,8%
Partos, cirugías estéticas y operaciones complejas: el turismo médico en Argentina crece al 25% anual
Paltrinieri, quien también es director comercial del Hospital Privado Universitario en Córdoba, explicó que “sin embargo, el caso de las embarazadas rusas no es común en Argentina y seguramente estuvo impulsado por una situación geopolítica excepcional porque pocos países garantizan acceso irrestricto a los ciudadanos rusos, con pocos trámites”. Algo parecido consideró el doctor Enrique Pérez Gras. Para este Consultor de pacientes internacionales del Hospital Austral, “el tema de estos partos es puntual. Rusia está demasiado lejos para que esto se vuelva una práctica común en los próximos años”.La medicina argentina junto con Brasil es de las mejores en América Latina
Bien implementado, el turismo médico puede convertirse en un futuro en generador de divisas
Prácticas
¿Cuáles son las prácticas más demandadas por los pacientes que llegan a atenderse? Entre el 55 y el 60% buscan medicina curativa, (operaciones y tratamientos específicos, radiología, etc); un 30% son las prácticas relacionadas con las cirugías estéticas y finalmente un 10% relacionado al turismo de bienestar, control de peso, etc. De todos modos, si bien hay muchas prácticas disponibles, Argentina está bien posicionada para ofrecer en forma competitiva medicina de mediana y alta complejidad, incluyendo trasplantes, oncología e intervenciones cardíacas. Según los datos de la CATM, el segmento del turismo médico –si se articula correctamente entre el Estado que regula y los prestadores privados– puede convertirse en el futuro inmediato en un generador de divisas y en una fuente de empleo de calidad. Paltrinieri explicó que “hoy estamos recibiendo, por este rubro, apenas el 2% de lo que acoge México o Tailandia”. Y Pérez Gras sumó que “creemos que podemos crecer recibiendo más pacientes de Uruguay, Bolivia, Perú y Ecuador. También desde varios países de América Central y el Caribe”. Y ambos concluyeron resaltando el potencial económico que este sector promete para la Argentina.Una receta para mejorar los ingresos
Para entender a fondo la entidad que tiene el costado económico asociado a este rubro, hay que recordar que estas personas suelen permanecer en el país entre dos y seis semanas e instalarse con, al menos, un acompañante porque se calcula que tres de cada cuatro de estos turistas concreta su viaje con un acompañante, según datos de la Cámara. “En total, estos pacientes pueden generar un movimiento económico de alrededor de US$ 25 mil, en promedio”, resumió Paltrinieri. Los turistas gastan entre cinco y nueve veces más que uno tradicional. De acuerdo a datos recopilados por la organización “Patients Beyond Borders”, el mercado global del sector ya genera una facturación que ronda entre los US$ 74 mil y US$ 92 mil millones. Paltrinieri también detalló que Argentina ofrece prácticas con costos variados: una operación ocular puede ir de US$ 500 a US$ 5 mil; un parto ronda los US$ 3 mil y un trasplante de médula puede alcanzar US$ 70 mil. ¿Cómo se paga? En el 60% de los casos el dinero sale del bolsillo del paciente. El otro 40% se financia con seguros médicos internacionales.La saga de la Argentina nuclear – IV
IV. El país que se autoapuñala por la espalda

Daniel E. Arias
Finalmente, el Servicio Meteorológico Nacional presentó su app para los teléfonos móviles
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) lanzó la “APP del tiempo”, la aplicación oficial del organismo que brinda la información sobre el estado del tiempo, el pronóstico y el sistema de alerta temprana para todo el territorio nacional.
Para descargar la app en android, clickear aqui
“La mayor parte de nuestras decisiones diarias las tomamos en función del tiempo meteorológico, y esta App llegó para marcar la diferencia, proveyendo información oficial, de calidad, precisa y actualizada. Era una demanda que teníamos por parte de la sociedad y estamos muy felices de presentarla hoy”, dijo Celeste Saulo, directora del SMN.La aplicación está disponible gratuitamente para IOS y Android.Una de las características diferenciales de la APP oficial es que informa sobre el Sistema de Alerta Temprana y notifica al usuario cuando se ha emitido algún tipo de alerta para su ciudad. Además, la APP brinda la posibilidad de ver automáticamente la información del lugar donde se encuentre el dispositivo o guardar varias ciudades como favoritas para acceder rápidamente a los datos; informa los datos del tiempo de la red oficial de estaciones meteorológicas del SMN, el pronóstico extendido a 7 días, alertas, advertencias y avisos a muy corto plazo. Esta es la primera versión de la aplicación, que en sus próximas actualizaciones incorporará más funcionalidades, como widget, imágenes satelitales y de radar, y modelos meteorológicos. La APP del tiempo está disponible Google Play, para las versiones de Android 10 en adelante, y en el App Store para IOS.
Desarrollo nuclear argentino: el veto de EEUU y el Protocolo Adicional

Diego Hurtado
Opinión de AgendAR: Es casi innecesario aclarar que acordamos en un 100% con lo que dice el Dr. Hurtado. Lo único a añadir son observaciones muy al paso, cotidianas, de lo que significaría esta firma en la vida de la investigación y desarrollo nuclear de nuestro país. Se volvería imposible. Pongo por caso un día de trabajo en el Centro Atómico Constituyentes de la CNEA: un científico de materiales mandó una muestra de una aleación metálica el día anterior al Centro Atómico Ezeiza, para que la irradiaran con neutrones, con prioridad de despacho. Hoy se la acaban de remitir, en un primoroso pero pesado container de plomo, porque está radiológicamente activada. Ahora estamos llevándola en carretilla por un pasillo hacia otro laboratorio vecino, para que allí examinen cambios en la estructura cristalográfica de los metales con rayos X. ¿Cómo se bancó los neutrones el material? ¿Se debilitó? ¿Adquirió propiedades impensadas? La ciencia de materiales es predictiva «ma non troppo». Es ciencia, ocurren sorpresas -por suerte- y lo que manda es la evidencia. Obviamente todo esto va con papeleo mínimo pero inevitable: tiene autorización y está bajo control de la Agencia Reguladora Nuclear (ARN), que depende del Poder Ejecutivo Nacional, y por ende es organizativamente independiente de la CNEA. Es más, en el tótem estatal está varios escalones arriba. Puede sacar tarjetas amarillas e incluso rojas. Y caramba que lo hace. Pero la ARN es una agencia de contralor LOCAL. No la integran países o empresas que hoy compiten con la Argentina por el mercado nuclear mundial. Y no conozco a ningún integrante de la ARN que, contra 72 años de evidencias históricas, viva con la paranoia de que la Argentina está tratando de desarrollar armas nucleares. En una Argentina que diseña y fabrica sus combustibles nucleares, que exporta reactores multipropósito a países adelantados como Australia y Holanda, amén de radioisótopos médicos a toda la región, y que ya tiene 11 centros de medicina nuclear en sus provincias, las investigaciones con neutrones, rayos gamma y radioisótopos son el pan de cada día. Es lo que hace la CNEA. Es lo que le da ventajas a INVAP. Para exportar y ser competitivos, hay que mantenerse a la vanguardia de la tecnologías actuales, y cuando se puede, inventar otras nuevas, más baratas y/o potentes. Pero si la Argentina firmara el Protocolo Adicional, cada uno de los tres pasos descriptos debería haber sido previamente informado al distante pero omnipresente inspectorado del Organismo Internacional de Energía Atómica de las Naciones Unidas (OIEA), a espera de aprobación. Tres aprobaciones sujetas al arbitrio político de una agencia multilateral políticamente dominada por los EEUU, que cumple 72 años de paranoia nuclear con la Argentina. EEUU vive persuadido de que Argentina es Corea e Irán sumados, aunque con más tango y soja. Y todo ese «red tape», con idas y vueltas de mails por canales oficiales, se volvería de rigor para hacer cualquier estudio sumamente básico. Que hoy toma dos días, y que es generalmente apenas un paso en una investigación mucho más amplia, quizás de años de duración, para lograr -por ejemplo- combustibles mucho más resistentes que los actuales a las altas temperaturas. ¿Con un PA firmado, se hace o no se hace ese pequeño experimento de materiales? ¿Cuánto se demora, si se autoriza? ¿Y cuántas nuevas visitas sorpresa de inspectores del OIEA desencadenan esas tres autorizaciones? ¿Y si los tales inspectores, con su tecnología de detección hipersofisticada, encuentran radioisótopos «indebidos» (comillas intencionales) donde según ellos y según el nuevo manual (cambia rápido y «ad hoc»), no debería haberlos? ¿En cuántas explicaciones innecesarias deben enredarse personajes que están para quemarse las cejas en los laboratorios y no para escribir huevadas? ¿Cuánto las creerán, además, esos inspectores y reguladores con mandato -en inglés- de tirar arena en los engranajes? Como subpotencia que somos en investigación y desarrollos nucleares, y como dueños mundiales -al menos por ahora- del nicho de la exportación de reactores multipropósito, firmar el Protocolo Adicional nos sacaría del ring. Punto. Como que es una de sus finalidades principales: liquidar a competidores emergentes. Punto. Estoy haciéndole el favor a los EEUU de llamarlos competidores nuestros. No lo son. En reactores multipropósito, desde 1981 a los autodenominados americanos los hemos barrido de cuanta compra directa y/o licitación participamos, salvo alguna en Tailandia. Hablo de Perú, Argelia, Egipto, Australia, Holanda y Arabia Saudita. Y ahora nos proponemos (CAREM mediante) a competir con ellos en plantas de potencia, algo que los EEUU hace 40 años que no logran venderse ni a sí mismos, porque las que hacen desde los ’80 son innecesariamente complejas y caras. La mejor carta que tienen para competir es el Nu-Scale, copiado por ingeniería inversa de nuestro CAREM. Por último, me remito a lo que dijo el Dr. Diego Hurtado, porque es una verdad de cajón. Si firmamos los PA, se rompe el ABBAC. La constitución del ABBAC entre Alfonsín y Sarney fue el punto de partida del Mercosur, algo que se suele olvidar. Pero además fue una novedad mundial, que provocó bastante desconcierto en el OIEA. El ABBAC logra que dos países periféricos pero con desarrollo nuclear propio se controlen el uno al otro. Usan sistemas de salvaguardias idénticos a aquellos con los cuales el OIEA inspecciona al resto del planeta: inspecciones pactadas, y otras por sorpresa, sistemas de control a distancia, contabilidad rigurosa de combustibles quemados. El ABBAC viene logrando que ninguno de ambos avance en desarrollos bélicos. Fue como decirle al organismo de Viena: «Muchas gracias, pero Uds. son de corcho, no hace falta que firmemos o ratifiquemos el Tratado de No Proliferación (TNP)». Nunca le digas a una burocracia poderosa que quedó pintada en la pared, y máxime si hay posibilidades de que otros países imiten el ejemplo. En Viena sonrieron con gran amabilidad diplomática, incluso nos felicitaron, y esperaron el momento de mover sus alfiles. Obviamente, el momento llegó con el presidente Carlos Menem y su canciller Guido Di Tella: firmaron el TNP sin avisarle siquiera a los brasileños. Que obviamente se sintieron apuñalados por la espalda, y con toda razón. Itamaraty, la cancillería brasileña, aconsejó firmar, como la Argentina, para no quedar aislada y aguantando sola las presiones de los EEUU. Y el TNP lo firmó aquel Menem brasileño, Fernando Collor de Melo, sin ningún problema. Por cosas parecidas, Brasil después lo echó a patadas del cargo. Pero Itamaraty no se olvida de nuestra agachada. Lo que siguió a continuación de la firma fue un intento colaborativo de Itamaraty, que en general trabaja para el Brasil y no para sí misma o para otros países, de rescatar el ABBAC. Con mucha cirugía y sutura se creó el Acuerdo Cuatripartito, en el que Brasil y Brasil se controlan uno al otro… y por arriba de ambos, la vieja tía OIEA los controla a los dos. Sí, efectivamente, un Frankenstein diplomático con doble comando. ¿Nos sirve como paraguas de un desarrollo independiente? El paraguas tiene agujeros y uno se moja más que antes. Pero en la práctica lo que se ve es que ambos países lograron seguir aliados en el ABBAC, mantener relaciones comerciales recíprocas en lo nuclear, y además conservar -con mucho trabajo- su rol de subpotencias emergentes en este campo. Y todo esto se logró pese al TNP y no debido al mismo. Que es lo que le explicarán angelicalmente sus defensores locales. Brasil, por ejemplo, logró salir adelante con su planta de enriquecimiento de uranio en Resende, Río de Janeiro, que con sucesivas ampliaciones en 2033 llegará a una capacidad de producción capaz de abastecer sus dos centrales nucleoeléctricas en Angra dos Reis, y la tercera, en construcción en el mismo estado y en el mismo predio. Eso fue muy contra viento y marea, en términos diplomáticos. Antes, el uranio minado en Brasil debía viajar a Canadá para transformarse allí en gas de hexafluoruro de uranio. Desde Canadá, el gas viajaba hasta la planta de enriquecimiento de URENCO en Holanda, para volverse polvo de dióxido de uranio de bajo enriquecimiento. Desde Holanda, volvía a Brasil para fabricar pastillas de cerámica de uranio. Inspectores en todas las etapas de este triángulo, y en los barcos. ¿No es lindo crear tanto trabajo calificado en Viena? Además de unos costos logísticos chinos y de una contaminación de padre y madre por quema de búnker-oil, el combustible naval habitual, está el asunto de la independencia, caso de last but not least. Si Canadá, EEUU o cualquier otro dueño de URENCO (el Reino Unido, Alemania, Holanda) se enojaban con Brasil por lo que fuera, éste se quedaba sin combustible y con las centrales en apagón. Asunto que debe haber colaborado no poco para que Brasil soportara, gruñendo pero sin hacer juicio, las constantes salidas de servicio de Angra I, una Westinghouse. O que la tecnología de enriquecimiento por toberas comprada a Siemens fuera un total fracaso. Con el enriquecimiento nacional asegurado, Brasil hoy avanza en el testo de una centralita de potencia de tecnología propia. Usa uranio enriquecido al 19,7%. Ese grado está en el límite superior del uranio factible de ser comercializado en firma internacional. Con ese combustible de considerable potencia específica, un PWR que puede servir indistintamente para iluminar pequeñas ciudades del interior, para fundamentalmente, y eso Itamaraty lo proclama sin ambages, para propulsión naval. En este caso, la del futuro submarino SBN Alte. Alvaro Alberto. Aquí, ojo al piojo: el TNP le prohibe a Brasil el construir armas nucleares explosivas, pero admite los reactores navales. Se redactó en los ’60, cuando EEUU se aprestaba para venderle propulsión naval nuclear a todos los países con flotas comerciales de ultramar. El PA, producto diplomático noventista de un mundo monopolar con una única superpotencia, hoy sirve «para zurcir esos agujeros». Sobre los progresos nucleares en Argentina, siempre tan cuesta arriba y a veces francamente gloriosos de puro difíciles, en AgendAR hemos publicado de sobra. No nos repetiremos. Pero no aspiramos a que nos zurzan nada. En cuanto a comercio bilateral, hace ya algunos años le compramos a Brasil la primera carga de uranio enriquecido del prototipo de la central compacta modular de potencia CAREM. Eso se pactó entre Dilma Rousseff y Cristina Fernández de Kirchner, en 2010. Y como consecuencia INVAP, tras ganar una licitación de la CNEN (equivalente brasileño de nuestra CNEA), le vendió la ingeniería básica del reactor multipropósito RBM a instalarse en Iperó, estado de San Pablo. Es un maquinón de 30 MW muy multipropósito, para producir radiofármacos, testear combustibles nucleares, desarrollar aleaciones especiales para diversas industrias, desde la naval a la aeronáutica, wafers de silicio para microelectrónica, y sobre todo, para formar ingenieros, físicos y químicos nucleares. Será muy parecido al RA-10 que se construye hoy en Ezeiza. Estar en la lucha por construir los dos reactores de investigación nuclear más modernos y avanzados del mundo, y firmar simultáneamente un documento que literalmente entierra en papeles la investigación nuclear sería… ¿Contradictorio? ¿Estúpido? ¿Criminal? ¿Antinacional? Elija Ud. el adjetivo. En fin, que tanto Brasil como Argentina tienen buenos motivos para NO FIRMAR el Protocolo Adicional: resultaría tóxico para el Mercosur, letal para el ABBAC y muy malo para las industrias no sólo nucleares, sino metalúrgicas, electromecánicas, aeronáuticas, electrónicas e informáticas de ambos países. Y eso por hablar únicamente de los centenares de subcontratistas típicos de los programas nucleares nacionales con cierta vida propia. Lo que sí tiene la Argentina es un mal antecedente, el de haber obligado a Brasil a firmar, rechinando los dientes, el TNP. Sí, sí, Menem lo hizo, ya se murió, OK. Pero ya basta de pavadas. Daniel E. AriasLa saga de la Argentina nuclear – III
III. Oportunidades y amenazas en Viena… y en Baires
Nuestra presencia en el OIEA es fundacional (arranca en 1957), cuando funcionaba en un edificio comparativamente pequeño de Viena, en lugar del inmenso complejo de la ONU que hoy tiene a 20 minutos de subte del casco urbano. La presencia argentina ahí también es protagónica: siempre hemos tenido “jefazos” en áreas críticas de radioprotección y de comercio. Además, estamos sobrerrepresentados en el ejército más silencioso y real de OIEA: el inspectorado, los encargados de husmear la trastienda nuclear de decenas de países. En el ring vienés, al decir gringo, “we punch above our weight”: somos un peso liviano que noquea a los welters e irrita a los pesados y referís. Grossi es un hijo de casi 6 décadas de protagonismo argentino en Viena, pero también de sus propios hechos. Es el tipo que tal vez detuvo un conflicto nuclear entre Israel e Irán, o por decirlo más crudamente, el que persuadió a los iraníes de cerrar sus plantas de enriquecimiento de uranio de Natanz y Fördu antes de que el estado judío enloqueciera e transformara a su contrincante en una playa de estacionamiento radioactiva. Para, acto seguido, sucumbir bajo el odio de 2000 millones de musulmanes súbitamente unidos a escala planetaria por un gigantesco odio común. ¿Eso es conjetural? ¿Política ficción? ¿No podría haber sucedido nunca? Si cree eso, no conoce a los muchachos de la Guardia Revolucionaria Islámica o al ministro de defensa israelí Avigdor Lieberman, y tal vez ignora también que éste tiene a su disposición –según confesó el ex Secretario de Estado de George W. Bush, Colin Powell- aproximadamente 200 bombas de hidrógeno en misiles de todo tipo, incluso submarinísticos, contando sólo las apuntadas a Teherán. El total estaría en 400. La situación que desarmó Grossi, hasta 2015, parecía de peor pronóstico que la otra carrera nuclear del Tercer Mundo, India vs. Pakistán, empezada formalmente en mayo de 1974. Pese a las intermitentes guerras convencionales y atentados circunscriptos a la provincia fronteriza de Kashmir, en los Himalayas, India jamás amenazó públicamente a Pakistán con “borrarlo del mapa”. A partir de 1998, con el testeo de la primera bomba atómica pakistaní, ambos países alcanzaron ese inestable “equilibrio del terror”, o hipótesis MAD (Mutual Assured Destruction) que desde 1945 viene impidiendo una Tercera Guerra Mundial entre contendientes mucho más potentes, y la dispersa en decenas de espantosas guerritas locales, pero no nucleares. Es una diferencia grande con Medio Oriente: a partir de 2008, Teherán ya había amenazado de sobra con exterminar a Israel, pero sin tener todavía los medios técnicos a punto. Y en Tel Aviv, donde no quedan estadistas sino políticos que piensan como militares, la tentación abrumadora era la de actuar preventivamente y a fondo. Lo que hubiera seguido, en términos políticos, militares y climáticos era una pesadilla global. Se entiende que en algunos pasillos del OIEA a Grossi lo consideren un héroe gris. Es como un anónimo negociador de la policía que salva a los rehenes, pero en un episodio sucedido en una refinería de petróleo en la que estamos hasta los sudacas, y en el cual los chorros están fabricando “molotovs”, y los SWAT amenazan entrar con lanzallamas. Grossi nunca se hizo autobombo: lo suyo va con la profesión. Ni siquiera cree haber estado defendiendo una causa justa: ¿a santo de qué los israelíes son libres de tener todas las armas nucleares que quieran sin que nadie boicotee y destruya su comercio exterior? Grossi le aplicó a Irán el TNP, el principal “corpus” legal que vertebra el OIEA, que de suyo es discutible, y lo hizo en favor –indirecto- de un país que, como Israel, se da el lujo de no haberlo firmado, y de acumular cabezas termonucleares y “delivery systems” sin que la ONU se escandalice. Son sus colegas del OIEA, un puñado de expertos que conocen qué cerca estuvo el mundo del desastre, quienes saben lo que vale Grossi. No todos. El único país fuertemente interesado en serrucharle el piso a Grossi es Japón, que quiere una “re-re-elección” antirreglamentaria de Yukyo Amano, director actual. ¿Por qué Japón está en eso? Para que sus “zaibatzus” nucleares, que se acaban de comprar o hicieron alianza con las tres más rumbosas firmas de ingeniería nuclear de Occidente, irrumpan como exportadoras. Mitsubishi se alió con la francesa AREVA, hasta hace poco el mayor constructor de centrales del mundo. Hitachi se compró el 80% de General Electric, y Toshiba, el 85% de Westinghouse. Son matrimonios de conveniencia, por supuesto, es decir, los mejores. Los viejos y exhaustos gigantes nucleares norteamericanos hace décadas que no venden nada, maniatados por un combo de altos costos y oposición ecologista doméstica. A los franceses les empezaba a suceder otro tanto. Tienen tecnología nueva y sorprendente, y ahora con Japón, MUCHA plata. Pero el talón de Aquiles japonés es de imagen mundial: son aquellas 4 NPPs medianas y grandes que se hicieron puré radioactivo en Fukushima en 2011: eran todas General Electric MK-1, un diseño desastrosamente inseguro que en 1967 la Argentina rechazó “en carpeta” justamente por ser tan malo. Fukushima aparte, solamente analizando el historial de la TEPCO (Tokyo Electrical Power Corporation), Japón lleva demasiadas décadas acumulando muertos en el ropero. Pero además de socios nuevos, tiene desarrollos propios y quiere desesperadamente un lavado de cara. Si la pelea de Argentina hoy por Arabia Saudita es con Corea del Sur, la pelea por OIEA es con Japón, y la causa es una sola: nosotros también necesitamos exportar tecnología nuclear argentina. Aunque somos un peso mosca, como exportador nuclear, créase o no, tenemos más horas de vuelo que Japón y Corea, y además una foja limpia de accidentes. Y en materia de dirigentes, Amano ya pasó dos períodos haciendo la plancha, mientras Grossi, con su silenciosa epopeya de Irán, se ganó el respeto de países tan disímiles como EEUU, Rusia, China, y sigue la lista. Grossi hoy dirige un grupo fuerte de poder en OIEA, el NRG (Nuclear Suppliers Group), donde goza de mayoría de intención de votos, 30 sobre 48. Hasta hace dos meses, eran 31. Pero como Macri no designa a Grossi, Japón va comprando indecisos uno tras otro. Perú, el primer cliente nuclear de la Argentina, país con dos reactores nuestros a falta de uno (desde 1987 y andan joya), le vendió el voto a Japón hace dos meses. Y no es imposible que Argentina también se haya vendido: el embajador local de Japón, llamado Noriteru Fukushima (tal cual), dijo hace justamente un par de meses que su país invertiría aquí U$ 7000 millones en infraestructura y trenes. De buenazo, nomás. Nadie le había pedido nada. Por derecha, al menos. Estamos hablando de renunciar a una pelea dura por U$ 80.000 millones a cambio de la promesa de un crédito blando por U$ 7.000. Dado que la victoria y la promesa son igualmente inciertas, las matemáticas indican que es mejor pelear. Y si podemos hacerlo con Rafael Grossi como cabeza del OIEA, alguna chance. Alguien que despierte a Macri, por favor.Daniel E. Arias
La ANMAT autoriza el ensayo clínico de Fase II/III de la vacuna argentina contra el COVID
Se evaluará la seguridad, tolerabilidad e inmunogenicidad de la vacuna “ARVAC Cecilia Grierson”.
La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) autorizó el inicio de los estudios de Fases II y III para evaluar la seguridad, tolerabilidad e inmunogenicidad de la vacuna nacional “ARVAC Cecilia Grierson” desarrollada en conjunto por el CONICET, la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y el Laboratorio Pablo Cassará. El ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, celebró “el esfuerzo de nuestros científicos, la articulación entre distintos actores públicos y privados, y el trabajo conjunto con el Ministerio de Salud, que permite seguir adelante con este proyecto necesario para la salud de los argentinos y para la soberanía sanitaria. Es la primera vez que se lleva adelante en el país estudios de Fase II y III para una vacuna de desarrollo nacional.” “Contar con una vacuna de producción nacional contra COVID-19, desarrollada por investigadoras e investigadores argentinos, es una muestra concreta de lo que podemos lograr cuando el sector público y el privado aunamos esfuerzos y trabajamos en conjunto”, consideró su par de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, quien destacó además el impulso otorgado por el Presidente a esta iniciativa. Tras la aprobación recibida por ANMAT, la vacuna “ARVAC Cecilia Grierson” (ARVAC CG) está en condiciones de avanzar con los estudios clínicos de Fase II y III, que serán realizados en voluntarios adultos previamente vacunados contra el virus SARS-CoV-2. La búsqueda de esta población se orienta a personas que ya hayan cumplido 18 años de edad o más, que se encuentren sanos y que hayan recibido dos dosis del esquema primario de la vacuna contra COVID-19, a los que se les aplicará el esquema de refuerzo de la vacuna en estudio. Los periodos interdosis serán los recomendados por el Ministerio de Salud de la Nación en los esquemas de vacunación publicados. Cabe destacar que, a partir de los resultados parciales de la Fase I, se obtuvo información de seguridad preliminar que demostró que la vacuna “ARVAC Cecilia Grierson” es segura y muy inmunogénica. A su vez, se comprobó que una dosis de refuerzo incrementa hasta 30 veces los anticuerpos neutralizantes contra las variantes del virus Ómicron y Gamma. Pensada para dosis de refuerzo en personas ya inmunizadas, la vacuna “ARVAC Cecilia Grierson” se basa en la tecnología de proteínas recombinantes, una tecnología segura que ya se aplica en las vacunas contra la Hepatitis B en niños recién nacidos desde hace más de 20 años o más recientemente, el VPH. Se trata de una plataforma que ha demostrado seguridad y que puede adaptarse fácilmente ante el surgimiento de nuevas variantes a nivel regional o mundial. Además, esta vacuna podrá ser almacenada entre 2 y 8°C (temperatura de heladera), lo que permitirá que las dosis de la ARVAC Cecilia Grierson, a diferencia de las primeras vacunas contra el COVID-19, sean más económicas, fáciles de producir y de distribuir.La saga de la Argentina nuclear – II



Daniel E. Arias
PD de 2023: En Arabia Saudita terminamos vendiendo un reactor de investigación y docencia muy chico, lo que en la jerga se llama «una facilidad crítica de potencia cero». Obviamente, algo mucho más básico y barato que un CAREM, pero el asunto provocó no poca irritación entre los dueños occidentales de la pelota nuclear. Por lo que se sabe, los coreanos no tuvieron éxito en ese reino arenoso con sus SMART y nadie dice «esta boca es mía» a la hora de explicar las causas. Y nosotros seguimos pacientemente construyendo el prototipo del CAREM, obra que estuvo totalmente detenida entre 2018 y 2021 porque a algún presidente se le antojó cortar el presupuesto 2016 de la CNEA a la mitad de su valor (en pesos) de 2015, y dejarlo clavado allí. Lo dicho: esa pequeña venta de INVAP a Arabia Saudita causó no poca irritación entre los dueños de la pelota nuclear mundial. Pero la tenacidad paga. Si en 2024 a la CNEA no vuelven a hacerle el chiste de dejarla sin un cobre, el prototipo del CAREM se termina en 2026, y allí nos enteraremos de sus virtudes y defectos ocultos. En Holanda INVAP ganó finalmente -en 2018- la segunda licitación del reactor Pallas, en Petten, tras derrotar por segunda vez a todos los demás, y en semifinal a los rusos y coreanos. Ya había ganado en 2008 contra los mismos adversarios, pero Holanda decidió cancelar.Analía Rearte: «Hoy estamos con una circulación muy, muy alta de Covid»
La directora nacional de Epidemiología e Información Estratégica, Analía Rearte, aseguró que en el país hay una circulación “muy alta” de coronavirus en un contexto en el que también hay un aumento de casos de otros virus respiratorios, al tiempo que recomendó aplicarse la dosis de refuerzo contra la Covid-19 si pasaron más de cuatro meses desde la última aplicación.
“Hubo circulación viral que también es algo raro porque los virus respiratorios tienen su estacionalidad en invierno”