

El Hamelbot CR-2, un auto urbano con velocidad limitada a 60 Km/h y una autonomía de entre 50 y 100 kilómetros.El vehículo puede transportar dos ocupantes y, como todo auto eléctrico, tiene un costo de mantenimiento muy bajo, ya que no es necesario hacerle cambios de aceite, no tiene refrigeración por agua ni es necesario cargar combustible. Sí recargar electricidad, que no es gratis. Se debe además estar atento a la autonomía restante a la hora de subirse al vehículo, ya que una carga completa tarda seis horas, por lo que es necesario estar atento a la planificación de los trayectos. La empresa FanIOT tuvo un protagonismo muy importante a principios de la pandemia con el diseño y fabricación de un termómetro digital con conexión a Internet y de un sensor de dióxido de carbono. También tiene una división de fabricación de plaquetas para robótica con fines educativos y están encarando la fabricación de un vehículo eléctrico todo terreno, bautizado Wakure, de los cuales ya entregaron cinco a Parques Nacionales para iniciar pruebas de uso. La presentación pública del prototipo se hizo en la Costanera de la ciudad de Posadas y contó con la presencia de las autoridades de la empresa y del gobierno de la provincia de Misiones, que es accionista de la firma. “Los que hicieron este trabajo son egresados del sistema educativo misionero que han puesto su creatividad y sus ganas de posicionar a Misiones en la vanguardia de la producción y la economía del conocimiento”, declaró Miguel Sedoff, ministro de Educación, Ciencia y Tecnología de Misiones, durante la presentación. El proyecto se inició hace un año y medio y requirió del involucramiento de 17 profesionales misioneros para su diseño. Hasta fin de año se hará la adecuación de la línea de producción, que empleará a entre 10 y 20 nuevos empleados. “Hoy tenemos dos naves industriales y estamos preparando la adecuación de una tercera para la producción seriada de baja escala de estos vehículos. Esperamos, de acá a fin de año, tener esto terminado para recién el año que viene comenzar con la venta”, le dijo a TSS Martín Bueno, director ejecutivo de FanIOT. Este consorcio público-privado creó la unidad Hamelbot para desarrollar productos de movilidad y robótica, y está trabajando con el INTI desde principios de este año para adecuar el diseño del vehículo a la categoría que deberá certificar, por lo que no esperan retrasos en el proceso.
Matías Alonso
El Gobierno ha avanzado en la instrumentación de un “dólar tecno” y en un anteproyecto de ley de “monotributo tech”. Estas iniciativas buscan que empresas y profesionales que exportan servicios tecnológicos al exterior liquiden sus divisas en el mercado oficial. Es el mismo criterio detrás del exitoso -en la mirada oficial- del «dólar soja».
Daniel E. Arias
El proyecto comprende todas las etapas, desde la evaluación del recurso hasta la exploración.Inicialmente, a través de pozos someros se identificará el potencial y contenido de litio para poder determinar las zonas con mayor riqueza. Posteriormente, se realizará una fase piloto de exploración que requerirá la realización de pozos a mayor profundidad, la construcción de piletas entre otras estructuras de acopio y procesamiento. Por último, y en función de los resultados obtenidos, se podría avanzar en el desarrollo a escala comercial del área.
Argentina acuerda mecanismos de cooperación nuclear para los países miembros de la CELAC
— Cancillería Argentina 🇦🇷 (@CancilleriaARG) September 27, 2022
El canciller Santiago Cafiero firmó el Plan de Acción CELAC-OIEA con su Director General, Rafael Mariano Grossi, durante la 66° Conferencia General de ese organismo en Viena, Austria. pic.twitter.com/jDEkC4sDax
La clonación fue anunciada a mediados de septiembre por la compañía, cien días después del nacimiento del animal. Según los responsables del proyecto, “Maya” se encuentra en buen estado de salud en un laboratorio de la firma ubicado en la provincia de Jiangsu, en el este de China.
El nacimiento del primer lobo ártico salvaje clonado del mundo es un hito para la aplicación de esta tecnología, que es de gran importancia para la conservación de animales raros y en peligro de extinción y la biodiversidad, dicen algunos los expertos.
“Para salvar al animal en peligro de extinción, comenzamos la cooperación de investigación con Harbin Polarland (un parque temático en la provincia de Heilongjiang, en el noreste de China) sobre la clonación del lobo ártico en 2020″, dijo Mi Jidong, gerente general de Sinogene en una conferencia de prensa.
“Después de dos años de arduos esfuerzos, el lobo ártico fue clonado con éxito. Es el primer caso de este tipo en el mundo”, añadió.
La célula donante fue obtenida a partir de una muestra de piel de una hembra de lobo ártico de origen canadiense, también de nombre “Maya”, según dijeron voceros de la empre
En cambio, el ovocito -células germinales femeninas que se generan en los ovarios- procedía de una perra cuya raza no fue precisada y la gestación la desarrolló una perra de raza Beagle, explicó el subdirector de Sinogene, Zhao Jianping. Los científicos implantaron un total de 85 embriones en los úteros de siete perras Beagle, indicó Zhao.
El experto agregó que la elección de una perra para gestar el clon se debe a las similitudes genéticas entre ambas especies. “Maya” será trasladada dentro de algún tiempo a Harbon Polarland, donde inicialmente no se incorporará al resto de los lobos árticos que viven en ese lugar ante la posibilidad de que no se adapte a la convivencia en manada.
Algunos científicos ajenos al proyecto de clonación de “Maya” plantearon dudas técnicas y éticas sobre el procedimiento. Sun Quanhui, científico de la Organización Mundial de Protección de los Animales, dijo que la tecnología de clonación progresó mucho desde sus inicios, pero aún se perfecciona y en la etapa exploratoria todavía queda mucho por investigar en aspectos como los posibles riesgos para la salud asociados a los animales clonados.
Para Sun, la clonación debe considerarse solo para especies a punto de extinguirse, o para aquellas que ya se encuentran extintas en su entorno salvaje y de las que solo perviven ejemplares en cautiverio.
China realizó en el pasado anuncios sobre avances en la tecnología de clonación, un campo en el que registró el nacimiento en 2018 de dos primates genéticamente idénticos, clonados con la misma técnica usada con la famosa oveja Dolly.
El país también fue escenario de fuertes polémicas en 2018 luego de que se conociera el caso del científico chino He Jianku, quien creó los primeros bebés modificados genéticamente. En 2019, el científico fue condenado a tres años de prisión y fue liberado en abril pasado.
Las autoridades del país asiático aseguran que He Jianku violó la legislación tras realizar experimentos con embriones humanos, para tratar de protegerlos contra el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
El escándalo llevó a las autoridades chinas a revisar sus normativas respecto de la modificación genética en humanos, que ahora exigen una aprobación de nivel nacional para investigaciones clínicas en ese campo o en otras “tecnologías biomédicas de alto riesgo”.
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¿Qué tan transitoria o persistente es la inflación que hoy se experimenta en el mundo? Para contestar esta pregunta, conviene recordar que la inflación tiene potencialmente muchas causas, y que la inflación de hoy obedece a una combinación desafortunada de varias de ellas.
Del lado de la demanda, está claro a esta altura que el estímulo fiscal –las transferencias de dinero durante la pandemia, financiadas con emisión de deuda o de moneda– y la pasividad de los bancos centrales –la persistencia de condiciones de liquidez que llevaron las tasas internacionales a niveles históricamente bajos– terminaron alentando la suba de precios.
Del lado de la oferta, la pandemia generó disrupciones –y, a raíz de estas, reacomodamientos– en las cadenas globales de producción que crearon déficits y encarecimiento de bienes y servicios. También trajo consigo un cambio en los patrones de consumo y en la oferta de trabajo cuyas consecuencias aún no están claras.
A esto habría que sumarle un segundo shock de oferta: el impacto de la invasión de Rusia a Ucrania en los precios de alimentos, energía y –elemento no menor en países agroexportadores– fertilizantes, una suerte de “inflación importada”.
Y la reversión del ciclo financiero mundial disparada por la suba de tasas en los EE.UU., que llevó a la devaluación de las monedas contra el dólar y su traslado a precios.
Cada uno de estos shocks se asocia con respuestas de políticas específicas, al menos en el papel.
El shock de demanda suele ser enfrentado con política fiscal y monetaria, algo más fácil de decir que de hacer en países con déficit de crecimiento que vienen de años de padecimiento pandémico, malestar social y disgregación de la representación política.
De ahí que en la mayoría de los casos la carga principal recaiga en los bancos centrales o, en países con baja carga tributaria, en nuevos impuestos.
Mucho más difícil es responder a un shock de oferta: la política macroeconómica no está diseñada para esto y las respuestas estructurales llevan un tiempo de maduración que, en un marco de costos financieros en alza, pocos países tienen. Incluso en el caso de exportadores de commodities, donde la suba de precios mejora los términos de intercambio comercial y podría ser compensada por una apreciación cambiaria, esta salida está limitada por el fortalecimiento del dólar global y el entendible temor a una apreciación que podría comprometer la actividad económica.
Cualquiera que haya seguido la evolución de la inflación argentina desde sus mínimos de fines de 2002 hasta la fecha sabe que su origen es multicausal en el peor sentido: a todos los factores mencionados debemos agregar otros de cuño propio que explican por qué nuestra inflación, si bien se correlaciona con la mundial, es 10 veces mayor y lleva 20 años de preparación.
Para empezar, no hay programa monetario ni indicación de cuál sería el rango esperado de inflación, tasa de interés o tipo de cambio para el futuro cercano; de hecho, como me recuerda un distinguido colega, nuestro Banco Central militó “ptolomeicamente” la falta de incidencia de la moneda en los precios.
En su lugar, hay atraso cambiario: según el Banco Central, el tipo de cambio se apreció 20% desde principios de 2020 contra el dólar (30% contra el mundo) y el atraso real, difícil de estimar con este nivel de incertidumbre y reservas, probablemente sea aún mayor.
Sumemos a esto un alto y creciente traslado del dólar a los precios que, a diferencia del pasado y fruto del racionamiento del acceso a las reservas, esta vez se asocia tanto al tipo de cambio oficial como al paralelo, erosionando lo que queda del ancla cambiaria y elevando el costo de una eventual corrección.
Hay déficit fiscal crónico, en gran medida asociado a subsidios mal direccionados, y no hay financiamiento en ninguna moneda (el externo está en zona de default, el multilateral está agotado y el crédito en pesos se sostiene apenas con la frágil intermediación del Banco Central), por lo que cada gasto marginal se financia con impuesto o licuación inflacionaria.
Por último, hay inercia: la persistencia de una inflación de respuesta asimétrica, que sube un escalón con cada nuevo disparador (cambiario, monetario, externo), pero no baja cuando este se disipa.
Repasando los factores citados (¡ocho!, incluyendo globales y locales), queda claro que el Banco Central no puede por sí solo contener esta inflación con política monetaria, salvo al costo de un sacrificio enorme e innecesario. Ni en América Latina, ni mucho menos en la Argentina.
Un plan de estabilización debería incluir una batería de medidas secuenciadas: una corrección de los atrasos cambiarios y tarifarios, una fuerte reducción del déficit primario (que se perciba duradera: no basta con recortar subsidios hoy si no hay reformas que anclen el balance fiscal mañana); un programa monetario con metas indicativas de inflación y tipo de cambio; un programa financiero que libere al Banco Central (y al sistema bancario) de su rol de prestamista del Tesoro (hoy el 70% de los depósitos están invertidos en títulos públicos, principalmente del Banco Central, y los fondos mutuales ya pueden colocar directamente en instrumentos del BCRA), y una gestión de la deuda multilateral y privada que abra la puerta al acceso a mercados voluntarios de crédito, sin los cuales es impensable estabilizar la deuda y eliminar la tentación inflacionaria.
Más un rediseño del esquema de subsidios y transferencias que atienda el impacto social resolviendo su dilema central: cómo proveer un piso de ingresos sin competir con la formación y la oferta de trabajo.
Solo con todo esto en marcha puede pensarse en sumar un mecanismo de coordinación de precios que mitigue la inercia, una apertura selectiva que desinfle los precios, o una gradual liberación cambiaria.
Suele decirse que la inflación es multicausal para negar la incidencia de una causa enfatizando otras. Pero la negación de una proposición falsa no es necesariamente verdadera. Que la no emisión monetaria no garantice una inflación baja (caso testigo: 2019) no implica que la emisión no genere inflación (lo hizo en buena parte de los últimos 20 años). Que una corrección cambiaria sea inflacionaria no implica que el atraso cambiario no lo sea (más tarde y de modo más costoso).
Podríamos seguir: que haya países con déficit y sin inflación no implica que nuestro déficit no sea inflacionario; que la falta de competencia incremente el nivel de precios no implica que genere inflación crónica.
Todos querríamos tener una receta rápida y simple para extirpar la pesadilla de la inflación, idealmente con costos diferidos o ajenos. Pero ningún cambio cosmético puede solucionar un desarreglo de tantos años. La proliferación de fórmulas mágicas solo demora un debate cada día más urgente.
A. B. F.
Michel Vounatsos, CEO de Biogen.
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Leandro Renou