martes, 6 mayo, 2025 - 8:25 pm

Reservas y desendeudamiento. Un camino dificil pero posible para Argentina

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Francisco Eggers, economista -profesor de Finanzas de la Universidad de La Plata, ha aparecido otras veces en AgendAR. Reproducimos esta reciente nota en la que respalda una politica de recompra de deuda publica.

El pasado 18 de enero, el Ministro Massa anunció una operación de recompra de títulos públicos por parte del Gobierno Nacional, justificándola en los bajos precios de estos títulos, que constituiría una oportunidad para mejorar el perfil de la deuda pública. Pero, para gran parte de los análisis que reproducen los medios de comunicación, el único objetivo de la operación sería frenar el ascenso de los dólares financieros; para muchos, un desperdicio de reservas.  

Si el Gobierno se endeudara por mil millones de dólares a una tasa del 30% anual, por más necesitado de dólares que estuviera, sería un escándalo. Pero si plantea des-endeudarse a esa tasa, casi no recoge aplausos. ¿Por qué? Por un lado, hay quienes dicen que todo lo que hace el Gobierno está mal. Pero, además, está el temor legítimo de que en un futuro cercano haya una crisis por falta de reservas internacionales. La decisión de recompra se tomó luego de lograr el cumplimiento de la meta de acumulación de reservas a fin de año; pero ahora comenzó un año que se proyecta difícil en materia de escasez de divisas. Parece una jugada arriesgada la de recomprar deuda en ese contexto. 

En el comienzo de su gestión, Massa habló de la posibilidad de un “Repo” que reforzaría las reservas internacionales. Aparentemente, no se concretó. ¿Podría volverse más factible luego de la recompra de títulos?

En un “Repo” (Repurchase Agreement: Acuerdo de Recompra), la parte A (prestamista) le compra títulos públicos u otros valores financieros a la parte B (prestatario), a un precio por debajo del valor de mercado (por ejemplo, al 75% de ese valor), con el compromiso de que B los recomprará en una fecha preestablecida, a un precio superior. Es, esencialmente, un préstamo garantizado: la diferencia entre el precio inicial y el final representa los intereses del préstamo, y los valores financieros su garantía. Se supone que A (por ejemplo, un grupo de bancos internacionales con alta calificación crediticia), tiene un sólido prestigio, y que cumplirá su parte. B (por ejemplo, la República Argentina) no tiene esa calificación; pero, si no cumple, perderá los títulos (o lo que haya puesto en garantía). Puede convenirse que, mientras esté vigente el acuerdo, el precio de los títulos sea siempre mayor que el precio convenido; de disminuir por debajo de cierto umbral, el prestamista podría exigir más garantías o, en caso de no obtenerlas, dar por concluido el acuerdo (vendiendo los títulos en su poder); de modo que el riesgo de incumplimiento es muy bajo.

Los bancos internacionales suelen exigir que, si los valores son títulos de deuda pública argentina, estén regidos por las leyes de Nueva York y tengan abundante liquidez (como para poder ser vendidos en poco tiempo sin afectar demasiado su precio). Esas son características que tienen algunos de los títulos emitidos en la Reestructuración de Deuda Pública del año 2020, por ejemplo, el GD30, que tiene vencimientos de capital entre los años 2024 y 2030.

Hay entidades nacionales, como ANSES y el Banco Central, que tienen un stock importante de títulos públicos nacionales, pero regidos por ley argentina; es probable que no resulten aceptables para los bancos internacionales. Si el sector público nacional no los tiene, una forma de obtener los títulos necesarios para concretar un “Repo” es comprarlos en el mercado. 

Si el Gobierno emplea 1.000 millones de dólares para comprar 2.857 millones de GD30 (paridad/precio promedio: 35%), podría negociar un “Repo” usando esos títulos como garantía. Suponiendo un “aforo” –diferencia entre el valor de mercado y el valor pactado– del 25%, obtendría 750 millones de dólares. De esta forma, el costo en términos de liquidez terminaría reducido a 250 millones de dólares, mientras que las obligaciones netas disminuirían en más de 2.000 millones (los 2.857 de los títulos, menos los 750 millones del “Repo”). Y si, en lugar de reforzar las reservas, el Gobierno empleara el producido de los “Repo” para realizar nuevas recompras, y suponiendo que el aforo (25%) y la paridad de los títulos (35%) se mantuvieran igual, con mil millones de dólares de liquidez podría rescatar deuda por 11 mil millones de dólares. 

Se trataría de recompras “apalancadas”. Se habla de “apalancamiento” cuando una inversión se financia, al menos parcialmente, con deuda; tiene sentido si la rentabilidad de la inversión es mayor que los intereses que se paguen por la deuda, lo que eleva la rentabilidad sobre el capital propio invertido. En este caso, la condición requiere que la tasa de interés de los “Repo” sea menor que la rentabilidad al vencimiento (tasa interna de retorno) de los títulos públicos rescatados, lo que debería cumplirse con comodidad.

Pero la paridad de los títulos no es fija. Ya había subido –en el caso de los GD30– desde menos de 21% a mediados de octubre; pero, estando en el orden del 35%, sigue siendo tan baja, que podría decirse que los inversores ven pocas probabilidades de que Argentina cumpla con el pago de los títulos; si lo hiciera, comprando al precio actual se obtendría una rentabilidad superior al 30% anual en dólares. Si se viera como un negocio seguro, nadie se perdería la oportunidad. Pero muchos inversores estarían creyendo que el próximo presidente (tal vez Del Caño, Grabois o Máximo Kirchner) decidirá no cumplir con el pago de los títulos públicos ni con el Acuerdo con el FMI, y esa decisión se mantendría por muchos años.

Vencimientos

Los vencimientos de los títulos públicos en moneda extranjera este año suman unos 2 mil millones de dólares (en enero se pagó la mitad); no tendría mucho sentido que el actual gobierno incumpla para no pagar esa cifra. En enero de 2024 la cuenta aumenta a 1.500 millones de dólares; no parece imposible de pagar. En julio de ese año sube a casi 2.800 millones, y en enero de 2025 a 3.700. Ese aumento se debe, principalmente, a los bonos con vencimientos entre 2024 y 2030, tanto con ley local (AL30) como con ley extranjera (GD30). Si el Gobierno recomprara una parte importante de estos bonos, el peso de esos vencimientos bajaría, con lo cual disminuiría el riesgo de que no se puedan pagar, y la paridad podría subir. Pero, además, el precio podría aumentar si crece la probabilidad (percibida) de que el próximo gobierno (del signo político que sea) emprenda genuinos esfuerzos por ordenar la macroeconomía y cumplir con las obligaciones internacionales.

El efecto del aumento de paridad podría reducir el costo en términos de liquidez. Si, por ejemplo, con mil millones de dólares se compraran GD30 por un valor nominal de 2.857 millones (paridad: 35%), y luego la paridad recuperara el nivel de 47% que tuvo en septiembre de 2020, el valor de mercado de los títulos recomprados pasaría a ser de 1.340 millones de dólares; que podrían emplearse para obtener, a través de un “Repo”, liquidez por alrededor de mil millones de dólares (siempre con la hipótesis del aforo del 25%). En la práctica, se cambiaría una deuda de mediano plazo de 2.857 millones de dólares por otra, de corto plazo –pero renovable, en condiciones normales– de 1.000 millones, sin sacrificar liquidez, más que transitoriamente. De poderse renovar sin problemas los “Repo”, se podrían terminar cancelando con los fondos ahorrados por no tener que afrontar los vencimientos de los títulos recomprados (y sobraría plata).

¿Cuáles serían los riesgos? Principalmente, tener que devolver antes de lo planeado los fondos, como pasó en agosto de 2019, ante la caída de las paridades de los títulos públicos. Previo a las PASO, muchos inversores estaban convencidos de que Donald Trump, de alguna manera, financiaría al gobierno de Macri para que no caiga en default; lo venía haciendo desde junio de 2018, con el mega-préstamo del FMI. La derrota de Macri en las PASO derrumbó esa expectativa y, con ella, el precio de los títulos públicos.

¿Podría ocurrir algo similar ahora? Sí, especialmente si quienes proponen repudiar la deuda externa ganan las elecciones. Pero no parece el escenario más probable. Y las paridades actuales son muy bajas; parecería que ya descuentan un default agresivo, a pesar de que los vencimientos no son imposibles de afrontar, si se tiene voluntad de hacerlo. Es cierto que hace 8 meses los precios eran menores; pero eso no parecía responder a una lógica de largo plazo, sino a un comportamiento de manada: los inversores vendían los títulos porque su precio bajaba, y su precio bajaba porque los vendían. Algo parecido, pero inverso, a las grandes alzas de precio del Bitcoin: sube porque tiene demanda, y tiene demanda porque sube (como los tulipanes en Holanda del siglo XVII).

Comenzaron los ensayos clínicos de fase 2/3 de la vacuna argentina contra el COVID-19

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El Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, mantuvo en la Universidad Nacional de San Martín, una reunión con el equipo que desarrolla la vacuna ARVAC Cecilia Grierson contra el COVID-19, liderado por la Dra. Juliana Cassataro, para conocer los avances de los ensayos fase 2/3. Del encuentro participó, también, el Presidente de la Agencia I+D+i, Fernando Peirano. Filmus destacó que el comienzo de los ensayos representa “el resultado de la enorme tarea realizada por nuestras científicas y científicos y del trabajo conjunto entre el Ministerio de Ciencia, el Ministerio de Salud, el CONICET, la UNSAM y el Laboratorio Cassará. Esta vacuna es un motivo de orgullo para la Argentina y significa un ejemplo virtuoso de articulación público-privada”. Por su parte, Cassataro expresó: “Estamos realmente muy felices de poder comenzar este ensayo. La ARVAC Cecilia Grierson es la primera vacuna argentina en alcanzar las fases 2 y 3 de evaluación. En esta etapa, 100 voluntarias y voluntarios de entre 18 y 60 años ya fueron inoculados y, próximamente, se abrirá la inscripción para avanzar con una segunda etapa en 10 centros de todo el país que contempla ensayos en 1.800 personas mayores de 18 años, en algunos casos, con comorbilidades”. La Agencia I+D+i otorgó un financiamiento de 1.100 millones de pesos para que la vacuna ARVAC Cecilia Grierson complete los estudios clínicos de las fases II y III y pueda solicitar la aprobación final de la ANMAT para ser aplicada como vacuna de refuerzo en territorio argentino. Pensada para dosis de refuerzo en personas ya inmunizadas, la vacuna ARVAC Cecilia Grierson se basa en la tecnología de proteínas recombinantes, muy segura y probada ya que es la base de las vacunas contra la Hepatitis B en recién nacidos desde hace más de 30 años, y desde hace 20, de la inmunización contra un virus cancerizante: el del papiloma humano, o VPH. Se trata de una plataforma libre de complicaciones clínicas y que puede adaptarse fácilmente ante el surgimiento de nuevas variantes a nivel regional o mundial. Además, esta vacuna podrá ser almacenada entre 2 y 8°C (temperatura de heladera), lo que permitirá que las dosis de la ARVAC Cecilia Grierson, a diferencia de las primeras vacunas contra el COVID-19, sean más económicas, fáciles de producir y de distribuir. AgendAR es partidario de esta vacuna desde 2020. Creemos que, una vez licenciada, servirá para no seguir importando inmunizaciones estadounidenses 4 veces más caras y complejas. Es más, creemos que «La Cecilia» se podrá exportar. 

La saga de la Argentina nuclear – XXX

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Cuando la actividad nuclear argentina está en riesgo, queremos repasar algunos momentos del largo esfuerzo que la construyó Los anteriores capítulos de la saga estan aqui Elegimos un combustible de pobres Unidos circunstancialmente, ambos bandos de la CNEA, Sabatianos y Cosentinistas, mataron la propuesta de la General Electric sobre una base, que de paso eliminaba también a la Westinghouse: nada de uranio enriquecido aquí, dijeron. Onganía había armado un organismo llamado Consejo de Seguridad, bajo el mando de su abollador favorito de cabezas de peronchos y bolches, el general Osiris Villegas. En aquella rara colegiatura recaló un joven marino con una foja técnica impresionante, el capitán de fragata Roberto Ornstein, al que perdimos hace poco. Dejamos estos links (aquí y aquí) para los curiosos de la vida y hechos de un patriota de muy alto vuelo y muy bajo perfil. Al capitán Ornstein aquel Villegas mandó a investigar a fondo aquella cuestión, la del uranio. Fue el comienzo de dos cosas: de un diálogo “by double proxy” entre Onganía y el presidente de la CNEA, el entonces contraamirante Oscar Quihillalt, y además de una posterior carrera “de inmersión total” del citado Ornstein dentro la CNEA, donde luego ejerció tareas diplomáticas rarísimas y apasionantes. Quedó pegado, para su mal… Y como sucede con los antiguos nucleares que siguen físicamente enteros, el trabajo de asesoría experta de Ornstein en la CNEA, totalmente ad honorem y diario, continuó décadas después de su jubilación. Así siguió hasta que el cuerpo le dijo «hasta aquí llegamos», no mucho antes de cumplir 95 años. Los términos de la discusión sobre combustibles nucleares de aquel año 1967 fueron sencillos, como para que Villegas y Onganía entendieran (el arma de Caballería, gruñe el resto del Ejército, raramente produce intelectuales). Quihillalt le recordó a Onganía el costo político de ir por uranio enriquecido. El país tardaría mucho en poder desarrollar ese proceso por su cuenta, y con la escala industrial necesaria como para mantener el consumo de un programa nucleoeléctrico. Una planta de enriquecimiento era factible y en algún momento sería imprescindible, pero eso era una apuesta larga. Ahora (sigo hablando de 1967) había que resolver lo de la central. Respecto del uranio enriquecido, sin duda era más eficiente, su Excelencia. Pero si el gobierno de Onganía llegaba a tener algún encontronazo diplomático fuerte con, digamos, Gran Bretaña por asuntos malvineros, o con Brasil por temas de represas sobre el Paraná, o con Chile por temas de fronteras, y suponiendo que ante tal conflicto, no lo quisiera Dios, el Departamento de Estado se alineara contra la Argentina y decretara un boicot de uranio enriquecido… ¿No entraría en apagón toda la zona metropolitana y además el Litoral? Ups. Con un Sistema Interconectado Nacional tan escueto como el de aquella Argentina, de apenas 10.000 MWe instalados, no era imposible. Tales fueron los lineamientos (obviamente, no las palabras) de lo que Quihillalt le informó (vía Ornstein), a Onganía (vía Villegas). Los sistemas muy jerárquicos funcionan a sí. Quihillalt le recordó además a Onganía que el problema con el Departamento de Estado no era presunto: empezaría a sola firma de contrato. Porque los EEUU, bajo los términos del entonces novísimo Tratado de Tlatelolco, (Ornstein había discutido su texto «in situ») pedían salvaguardias “full scope” extensivas a todo laboratorio o fábrica nuclear argentinos preexistentes y futuros. Te doy a mi hija como esposa, pero te llevás también a su madre. Y que sean felices… Respecto de Tlatelolco, el consejo de Ornstein al gobierno había sido firmar y luego hacerse el gil y no ratificar ese tratado. Pero comprar una central estadounidense implicaba ratificar sí o sí y quedar pegado. Se abriría paso a décadas de intromisiones y conflictos diplomáticos innecesarios toda vez que la Argentina avanzara en algunos desarrollos duales pero irrenunciables: fabricar agua pesada, enriquecer uranio, o ambas cosas, y tal vez incluso reprocesar combustible “quemado”. Son asuntos que un país con un programa nuclear independiente debe ir encarando, Excelencia, le dijo Quihillalt a Onganía, al menos de a una por vez, para blindarse contra extorsiones externas. Y además para bajar los costos de la electricidad nuclear, porque el uranio (incluso natural) no crece en los árboles. La palabra “soberanía” todavía movía mucho el amperímetro: hasta los milicos más alineados con Washington –Onganía lo era en un grado que entonces pasaba por novedoso- defendían cierto grado de autonomía de sus “estados nación”, y hasta habían pergeñado el Plan Europa para no verse obligados a comprar chatarra descartada por el Pentágono. La doctrina noventista de «relaciones carnales» no era siquiera imaginable en aquellos locos años ’60, tan nacionalistas y llenos de países obstinados en ser países y no lugares. Por otra parte, insistía Quihihillalt, en esas tecnologías duales Brasil estaba metido secretamente hasta las verijas, y no tan secretamente para el caso. ¿Cómo renunciar unilateralmente a ellas? Comprar centrales de uranio enriquecido era comprar el adiós a todos esos desarrollos y al «liderazgo regional» (un viejo asunto fundacional e inexplicable entre nuestros países, y un poco futbolero). Lo de Brasil definió. ¿Liderazgo regional? Onganía terminó por carraspear que el uranio natural era la doctrina nacional en materia de centrales, punto. Con ello, goodbye General Electric y Westinghouse, opciones recomendadas por el entonces ministro de Economía, Adalbert Krieger Vasena. Alguien se acababa de romper los dientes contra un intemperante estado dentro del estado argentino. Quiso sacarle un bife de lomo, pero aquella vaca sagrada, la CNEA, estaba cruda y dura. Claramente, esos trucos sólo podía ejercerlos una agencia dependiente de forma directa del Poder Ejecutivo y con su propia usina de pensamiento (vamos, Sábato). Si se compara aquella situación natural que supo tener la CNEA con la post-menemista… A no desesperar, ya revertiremos aquellas pavadas. Es evidente que los muchos que se rompieron los dientes tratando de morderla, decidieron: “Si no podés matar una vaca sagrada, enterrala”. A lo cual procedieron durante décadas, y no terminan. Pero me estoy adelantando demasiado. “Jorjón”, sus 12 apóstoles y Canadá En 1967, descartado el uranio enriquecido, se cayeron 14 de las 17 ofertas recibidas por la Argentina. Fuera de Francia, que se autoexcluyó tras pedirnos un ojo de la cara, sólo se salvaba al parecer el único país alguna experiencia real de centrales PHWR, un rediseño de las PWR para funcionar con uranio natural y agua pesada: Canadá. Los otros dos países con algo que decir en uranio natural eran Alemania, con casi cero kilometraje en la materia (un reactorcito de 47 MWe, el MFZR en Karlsruhe), y “la douce France”. Alemania Occidental en aquel año todavía era un inmigrante reciente en el mundo nuclear. Aún no tenía en línea ni siquiera una PWR común, de enriquecido y agua liviana.  La verdad es que la empresa KWU, entonces independiente de Siemens, se vino aquí en plan caradura, y porque tenía bocha de simpatizantes dentro de CNEA, empezando por Jorge Cosentino. Constructor del RA-3 de Ezeiza, Cosentino fue un ingeniero nuclear y organizador de la gran siete, algo admitido por todos sus muchos rivales. A Quihillalt le gustaba no poco la tecnología francesa de uranio natural, extrañas plantas llamadas UNGG (Uranium Naturel Graphite Gaz), refrigeradas a helio y moderadas con grafito, algo parecidas a las viejas Magnox inglesas, que siempre fueron un desastre en materia de seguridad y no hablemos de disponibilidad. Tras haberse peleado a tiros con medio mundo árabe (y perdido, ver Egipto, ver Argelia), los franceses habían decidido: “No tenemos petróleo pero sí ingenio”, lo cual es estrictamente verdad. De modo que estaban tratando de nuclearizar su red eléctrica a “velocidad warp” (y lo lograron como ningún otro país). Por lo demás, en estos pagos criollos y con el Plan Europa como bandera, eran épocas de comprar fierros franceses: la Fuerza Aérea, por ejemplo, se había equipado con los excelentes cazas Mirage III a partir de 1965. Francia siempre fue un berretín cultural y tecnológico en la Argentina, algo así como «el país a imitar» (hasta los ’90 al menos). De modo que los «enfants de la Patrie» los invitamos, y licitaron. Pero inesperadamente Madame La République –presionada por los EEUU- retiró su oferta nuclear a la Argentina. Nous nous tirons d’affaire, desolés, nos amis les gauchos. Au revoir! Oh, la la! Ornstein, que a su visión nuclear añadía la naval, creía que los EEUU, ante lo que veían como una intromisión francesa excesiva en Argentina, «their own backyard» según su famoso Destino Manifiesto, amenazaron a Francia con algo que los asustó en serio. Si seguían ofrenciendo centrales a la Argentina, no le cederían la tecnología de Westinghouse para construir los motores nucleares de los futuros submarinos misilísticos franceses de la FOST (Force Oceánique Stratégique). Para Ornstein fue un «blessing in disguise», un golpe de suerte nada evidente en su momento, que Francia se fuera «avec du bon vent»: tras construir 9 unidades UNGG, el Commisariat de l’Énergie Atomique (CEA) y la empresa Electricité de France (EDF) abandonaron totalmente aquella ingeniería. Y lo hicieron porque era un desastre de seguridad, entre otras cosas, certifica nuestra referencia mundial en seguridad nuclear y radioprotección, el ing. Abel González. Tras descartarla, Francia pagó las patentes, hizo su propia versión del PWR de Westinghouse con una potencia de 900 MW y les salió joya. Difícilmente les podía salir mal, ya que estaban haciendo reactores PWR para sus portaaviones y submarinos, je. Ese diseño luego lo estandarizaron, lo produjeron en serie, y con él fabricaron hasta el 81% de la electricidad francesa, y hasta fines de siglo se volvieron el más poderoso oferente de centrales del mundo. Pero la oferta que nos habían hecho de sus UNGG en 1967 era muy cara, y de haberles comprado una, esa máquina nos habría dejado en una vía tecnológicamente muerta. Además de clavarte con una central insegura y de baja disponibilidad, andá a conseguir componentes y repuestos, después… Curiosamente, por la fuerza ciega de las cosas, eso mismo a la larga nos terminaría pasando con los alemanes, aparentemente tan ordenados, lógicos y previsibles. Nos largarían duros con máquinas de una tecnología que no tiene nadie más en el planeta, y ellos se harían recontra-ecologistas, terminarían vendiendo la KWU y clausurando prematuramente todas las centrales nucleares de su país, salvo tres. En revancha, se transformarían en los principales quemadores de carbón de la UE, siempre de puro ecologistas. Pero todo aquello estaba muy en el futuro, con comienzo oficial en 1990. En 1967 ese porvenir eco-santurrón, tiznado e idiota no se podía prever. La definición de un módulo de más o menos 350 MW había matado en el huevo algo que, según el Dr. Carlos Aráoz, uno de “los Doce Apóstoles de Sabato”, habría sido la primera opción del Jorjón en un mundo ideal y libre de presiones externas: una centralita piloto minúscula, de 25 o 50 MW, de tubos de presión parecida a las canadienses, pero con diseño 100% nacional y componentes locales, salvo el agua pesada. Empezar despacio, desde abajo, con industria propia y sin ataduras externas. Y desde ahí, ir escalando. Aceptando que el mundo nunca es ideal, Sabato se disciplinaba a la decisión de Illia y aceptaba comprar un fierro importado, pero entendía el negocio nuclear de otro modo: vender tecnología, no electricidad. Le importaba mucho más la formación paulatina de recursos humanos y de una industria nuclear privada nacional construida de a poco que el tener muchos megavatios nucleares de un saque, o “primerear” a Brasil con en la inauguración de una planta nucleoeléctrica. El Jorjón, muerto joven y en 1983, sigue siendo un tipo tan avanzado que todavía no se lo entiende del todo. Incluso dentro de la CNEA. Nadie es profeta en su tierra. Pensamiento apostólico jorge-alberto-sabato Jorge Alberto Sábato «Jorjón» Lo que pensaban el citado “Jorjón” Sábato y sus apóstoles era que el diseño CANDU permite obviar un componente carísimo, difícil de resolver para las metalúrgicas argentinas incluso a fecha de hoy: el recipiente de presión. Próximamente, medio siglo tras aquellas luchas de pasillo de 1967, tal vez IMPSA (Pescarmona) termine de forjar y maquinar el primer recipiente de presión “made in Argentina”. Es uno relativamente pequeño para la centralita compacta criolla CAREM. ¿Cómo funciona la tecnología canadiense? Sin recipiente de presión. En los 50, cuando nacieron los primeros CANDU, Canadá todavía no podía fabricar ese componente con sus metalúrgicas propias. ¿Qué hicieron en cambio? Los dibujos lo muestran con claridad. Se fueron literalmente a los caños. reactor tubos La Atomic Energy Commission of Canadá, Limited (AECL) no quería comprarle centrales nucleares ni componentes críticos a sus vecinos del Sur, porque estos suelen olvidarse con alguna frecuencia de que Canadá no es su estado número 51. De modo que AECL simplemente eliminó del diseño ese cacerolón bestial de aleación nuclear de acero (salpimentado con níquel, molibdeno, manganeso, silicio y cromo) y lo sustituyó por centenares de caños de 10 cm. de diámetro de materiales similares pero no idénticos, y capaces de resistir una presión interna y una paliza de neutrones que te las cuento. Obviamente, el combo de caños y calandria es más sencillo y barato que una olla a presión gigante. El esquema de arriba muestra sólo dos tubos, pero una central como Embalse, Córdoba, tiene 380. Los tubos de presión, en las centrales nucleares tipo CANDU, son los canales donde se insertan, uno tras otro, 12 manojos de combustible, cortitos y compactos. Los canales que los alojan tienen unos 6 metros de longitud, un diámetro de 112 mm y un espesor que ronda los 4,2 mm., de aleación de acero al circonio-niobio, fabricados primero por laminación y luego por extrusión. Metalúrgica no para cualquiera, pero manejable en casi cualquier país de desarrollo industrial mediano. Los 380 tubos contienen 12 elementos combustibles modulares cada uno. Los elementos son chiquitos en serio: 45,5 cm. de largo. Constan de mazos de túbulos de zircaloy (aleación de circonio con un 2% de niobio) llenos de pastillas cerámicas de dióxido de uranio natural. El conjunto de 380 tubos está envuelto por la calandria, muy parecida a las calderas de las viejas locomotoras de vapor. La calandria contiene moderador (agua pesada) a temperatura y presión relativamente bajas, por lo cual la pieza no tiene el grosor ni el peso entre heroico y wagneriano de un verdadero recipiente de presión alemán. Y eso abarata tanto todo… Los que sí resisten presiones y temperaturas de órdago son los propios tubos: el agua pesada que los refrigera entra a 270º, sale 300º , y se la mantiene presurizada a 112 atmósferas todo el tiempo, para que no hierva. El agua pesada usada como moderador no se mezcla con la refrigerante, aunque se trate de la misma sustancia. La que modera forma aproximadamente 1/3 del inventario total de este insumo crítico en una CANDU. Justamente, lo que encarece una CANDU-6 es el costo de las 470 toneladas agua pesada que usa en ambas funciones, como refrigerante y como moderador. Pero a la hora de las sumas y restas, el costo total de la central terminada baja un 50% a igualdad de potencia, si se lo compara con el diseño nibelungo. Y el ahorro básico se hace eliminando el recipiente de presión. Cosa que para el ing. Cosentino, famoso en el Valhalla nuclear por su ira, era otra herejía canadiense más, y van… Fuera de estas diferencias en el “Steam Generation System” (SSS), el resto de la planta es muy parecido al de una PWR cualquiera, incluso en el edificio de contención de gran volumen, hecho de concreto reforzado, que envuelve todo el primario y parte del secundario. Un CANDU 600, como el de Embalse, en Córdoba, tiene un primario con 4 “loops” y 4 generadores de vapor. El nombre “moderador” logra engañar al lego con todo éxito, en el 100% de los casos. Los nucleares son buenos físicos y mejores ingenieros, pero no habría que darles la potestad de ponerle nombres a las cosas, porque siempre optan por lo contra-intuitivo. El moderador en realidad estimula la reactividad nuclear, “la fogonea”, diría un periodista político. Y es que al bajarle la velocidad promedio a los neutrones (“moderarlos”), incrementa su capacidad de ser capturados por los núcleos de uranio 235, y fisionarlos. Con un combustible más bien anémico en producción de neutrones libres, como el uranio natural, el agua liviana es bastante inútil para moderar. Si Ud. esta noche hiciera la travesura de sustituir las 470 toneladas de agua pesada de Embalse por agua común, no habría modo de hacer arrancar la central y Ud. terminaría preso. Para lograr fisiones en cadena se necesita agua pesada, cuyos átomos de deuterio tienen el aditamento de ese neutrón del que carece el hidrógeno común. Ese neutrón de más hace magia. Tras un promedio de 29 o 30 impactos sucesivos contra átomos de deuterio, el neutrón demasiado veloz perdió la mitad de su energía y está “a punto de caramelo” para ser capturado por otro átomo de uranio 235, en lugar de rebotar tontamente contra el mismo. Al tragarse un neutrón lento, el U235, ya de suyo inestable, enloquece y se rompe (es decir fisiona) “al toque”, lo cual libera en promedio otros 3 neutrones rápidos, todos ellos a moderar. Y así se arma la reacción en cadena, y así la nave va… El control de la reacción se logra del mismo modo que en una PWR, con barras de cadmio que se calan para “frenar” la reactividad del núcleo, o se retiran “para picarla”. El agua pesada es 80 veces más moderadora que la liviana. En otros diseños de otros reactores a uranio natural el moderador puede ser grafito ultrapuro, difícil de fabricar pero mucho más barato que el agua pesada. Sin embargo, es incendiable en caso de desastre (ver Chernobyl, en la URSS, ver Windscale en el Reino Unido). No tenga uno de esos para iluminar su casa. La ARN (Autoridad Regulatoria Nuclear) va a estar en contra. Fumigado el peligro yanqui en la licitación argentina, con 17 contendientes, Jorjón y sus apóstoles empezaron a sondear a Canadá por la compra de uno o dos CANDU 200. Era una tecnología con kilometraje comercial incipiente, lo que podía suponer “problemas de dentición” todavía ocultos. Dos CANDU 200 estaban en línea en Douglas Point, Kincardine, Ontario desde 1965. Y efectivamente, según la información de 1967, andaban aceptablemente aunque con problemas “de plomería” (pérdidas de agua pesada, son muchos kilómetros de caños). Luego en la India, otras dos unidades similares (RAPP1 y RAPP2) tuvieron problemas de materiales: los tubos se alargaron y “pandearon”, y al exceder la distancia óptima para intercambiar neutrones, las centrales empezaron a perder potencia. Hubo que retubarlas. Los canadienses, con su imagen comercial en juego, se hicieron cargo. Y a la larga a ellos les sucedió lo mismo con sus dos centralitas en Douglas Point. Y a la larga sucedió lo mismo con todas las centrales CANDU del mundo, las 49 unidades en los 7 países que las compraron, y también sucedió y sucederá lo propio en las 17 centrales IHWPR de IPCIL de la India: todas ellas, a los más o menos 30 años operativos, que son unos 32 años de calendario, deben hacer un «retubamiento» que, sumados a actualizaciones y mejoras, les da 30 años más de extensión de vida. Eso en plata sale más o menos el 30% del precio de una CANDU nueva. Es negocio. Pero si la CNEA optó por la tecnología alemana, con recipiente de presión, fue porque KWU-SIEMENS tenía unas ganas tremendas de vender en la Argentina y literalmente nos cedieron (ignoro qué verbo es más apropiado) Atucha I, a un costo de U$ 100 millones aproximadamente. Resultó que no éramos insensibles a los regalos. ¿Por qué tanta generosidad teutónica? Después de la India, que había preferido CANDU, éramos la segunda chica más linda de la fiesta aspiracional, la de los países con programas nucleares independientes. Si nosotros les dábamos el «sí», pensaron en la KWU con no poca lógica, después en otros países del Hemisferio Sur no los paraba nadie. La decisión por “el fierro” de KWU nos salvó de pagar este costo entonces escondido en el futuro de todas las CANDU, el retubamiento. Dicho con el diario del lunes, tuvimos buena suerte. Cuando Canadá nos volvió a tocar timbre para la licitación de nuestra segunda central, en 1974, ya estábamos inaugurando Atucha I y les dimos el «sí», sin dar muchas vueltas. El diseño canadiense era más sencillo, sensato, lógico, y por todo lo anterior, más barato y reproducible a escala industrial por las metalúrgicas nacionales. Si el desarrollo metalúrgico de la Argentina volvía posible ir llegando a una CANDU 100% nacional con la 2da o 3ra que construyéramos, Canadá no haría nada por impedirlo, nos dijo AECL. Se alegraría un montón. Era lo mismo que querían todos sus demás clientes, que aquel año ya eran unos cuantos. Pero además, AECL tenía otro «plus» para nosotros: en aquella época dorada, anterior al 18 de mayo de 1974, el país de la hoja de arce todavía le hacía un corte de manga frontal a la doctrina estadounidense de no vender salvo bajo salvaguardias “full-scope”. Los canadienses se pasaban dicha idea “por el arco del triunfo” (influencia de la colonización francesa en Quebec, sin duda). Y los EEUU se lo tenían que bancar. Canadá, por ende, vendía sus centrales sin mencionar siquiera el TNP (Tratado de No Proliferación), descripto crudamente en 1968 por el embajador radical José María Ruda ante OIEA como “el desarme de los desarmados”. Con fierros “sexy”, precios bajos, buena foja de seguridad operativa, un éxito de mercado notable y una política de ventas libre de tratados apestosos, los vendedores de la AECL (Atomic Energy Commission of Canada Limited) eran recibidos como realeza en China, la India, Argentina, Pakistán, Corea y Rumania y –por supuesto- la India, países con proyectos independientes. A los Canucks les faltaba probar un asado argentino. Probablemente, vinieron para ello. Si tales compradores insistían en fabricar sus propios combustibles, la AECL daba todas las especificaciones técnicas y planillas de cálculo. Lo mismo para los tubos de presión, los generadores de vapor, y a la larga, todos los componentes críticos. Es más, los canadienses organizaron a todos sus clientes en el COG o Candu Owners Group, para que los propietarios intercambiaran libremente objeciones, chismes, quejas y consejos operativos. A la AECL esto le significaba aprovechar a fondo la experiencia de sus compradores para mejorar lo que les tratarían de vender a continuación. Demasiado bueno para ser verdad, pero ni un pelo de bobos, los Canucks. Como resultado de la viveza comercial y la calidad tecnológica canadiense, hay 49 CANDUS activas en Canadá, Argentina, Rumania, Pakistán, la India, China y Corea del Sur. Y a eso, añadirle 13 “Canduchas”, o CANDU truchas que la India construyó por su cuenta después de 1974, cuando Canadá rompió relaciones comerciales con ese país asiático, y las 10 más que esa república, hoy el país más poblado de la Tierra, está añadiendo al inventario. Pero falta explicar por qué Canadá en 1974 cortó relaciones con semejante monstruo de cliente, la India. Lo obligaron los EEUU. Y es que la primera ministra de la India, Indira Gandhi, sorprendió al resto del planeta con «Smiling Buddha», raro nombre para una bomba atómica, el 18 de Mayo de aquel año. Justo ella, la Gandhi, con ese apellido casi inherentemente pacifista. Y Ud. no va a creer hasta qué punto eso torció nuestro destino como país, y cómo nos jodió el asado con los canadienses. Va mañana. candus

Daniel E. Arias

Guerra en Ucrania: el uso de Starlink para el control de drones crea problemas

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Aunque SpaceX siga enviando señal de sus satélites Starlink a las antenas receptoras que desplegó en Ucrania, y mientras le siga entrando dinero, no está de acuerdo con que sus equipos de Internet por satélite se utilicen directamente en la guerra, como el pilotaje de drones militares.

Bueno, eso dijo la empresa.

En su intervención en la Conferencia sobre Transporte Espacial Comercial de la Administración Federal de Aviación, celebrada en Washington DC, Gwynne Shotwell, Director de Operaciones de SpaceX, afirmó que Starlink nunca fue concebido para ser utilizado como arma, pero que «los ucranianos lo han aprovechado de forma no intencionada y que no formaba parte de ningún acuerdo.»

Pícaros ucranianos, ¿cómo se les ocurre?

Según Reuters, Shotwell se refería se refería al supuesto uso de Starlink por parte del ejército ucraniano para controlar drones a distancia. Aunque no especificó qué había hecho SpaceX precisamente para impedir que Ucrania utilizara Starlink de un modo que no aprobaba, Shotwell sí dijo que había cosas que SpaceX podía hacer para limitar el uso con el que no estaba de acuerdo. Shotwell no respondió a ninguna pregunta de detalle sobre cuáles son aquellas cosas.

Tiembla Ucrania.

En plan de «no aclare que oscurece», la Directora de Operaciones de SpaceX dijo que su organización estaba de acuerdo con que Ucrania utilizara Starlink para comunicaciones militares, pero que ponía el límite en lo que consideraba un uso más ofensivo. En cuanto a si SpaceX preveía ese uso del servicio Starlink, Shotwell dijo: «No pensamos en ello… pero nos enteramos bastante rápido».

Ah, menos mal.

Tanto las fuerzas ucranianas como las rusas han utilizado ampliamente drones en este conflicto de casi un año de duración. Pero Rusia se las tiene que arreglar con sus propios satélites de telecomunicaciones, inferiores en cantidad a los de Starlink si consideramos los de órbita baja, y de señal menos potente y más interferible, si consideramos los geoestacionarios.

Estos últimos son excelentes para «broadcasting», transmisión unilateral de un emisor a millones de receptores. Caso de cajón: la televisión. Pero resultan inútiles para videojuegos y para guiado o pilotaje de drones o misiles en tiempo real, y eso por su considerable «latencia».

Es el término técnico de las demoras de hasta 1,5 segundos que toma una señal en subir desde un dron hasta un satélite geoestacionario, y los 1,5 segundos adicionales en que el satélite transmite los comandos de navegación pertinentes. Imagínese manejar a 140 km/h con la Panamericana atiborrada. Pero inexplicablemente, el parabrisas atrasa 1,5 segundos en informarle que el camión de adelante acaba de clavar los frenos, y su pisar desesperado del freno tarda 1,5 segundos más en transmitirse a las ruedas…

OK, ya entendió.

Los satélites de Starlink -constelación que seguirá creciendo hasta tener 30.000 aparatos en órbita baja- giran a unos 300 km. de altura sobre la Tierra. Es muy distinto que estar fijos a 35.786 km. de altura sobre algún punto invariable del ecuador terrestre, el negocio de los geoestacionarios. La órbita baja hoy es como la calle Florida a las 6 de la tarde, sólo que se va más rápido. En cada segundo hay centenares de Starlinks pasando como centellas invisibles sobre el cielo ucraniano.Y de noche, como chirrían astrónomos e intendentes que quisieran cielos oscuros, no son nada invisibles. Las antenas receptoras terrestres desplegadas por Musk son miles, pequeñas y pueden estar en edificios o montadas sobre vehículos. Sustituyen con esas ventajas inherentes al enjambre a las grandes y solitarias torres de telefonía celular. Ésas el Ejército Ucraniano las usó desde principios de la guerra, hasta que fueron sistemáticamente derribadas por drones o artillería de los rusos. Pero las comunicaciones vía Starlink son mucho más capilares y casi no tienen latencia, de modo que son excelentes para guiar drones y misiles. Muy mal pensados, los rusos también creen que algunos de estos Starlink tienen cámaras ópticas y de infrarrojo, y que suministran a los mandos ucranianos un mapa en tiempo real del estado de cosas en el frente del Donbass y de Kherson. Paranoia rusa, se sabe. Don Elon en 2018 confesó haber sido parte del golpe que derribó al presidente boliviano Evo Morales para apropiarse del litio nacional, que sus autos Tesla consumen a lo pavote. En la ocasión dijo que haría lo propio con quien fuera, y desafió a sus críticos: «Deal with it!» (Acostúmbrense a ello). ¿Cómo pensar mal de alguien tan honesto?

En respuesta a la información aparecida en los medios de comunicación sobre los comentarios de Shotwell, Anton Gerashchenko, asesor del Ministro del Interior de Ucrania y ex viceministro del mismo cargo, expresó su gratitud por la presencia de Starlink en Ucrania y dijo que creía que probablemente había salvado cientos de miles de vidas.

Probablemente Gerashchenko debería sumar su nombre a la lista de salvados, y también la existencia de su cargo y la del ministerio en el que revista, y que dirige la Guardia Territorial, un equivalente de nuestra Gendarmería. Suponemos que los satélites Starlink fueron un enlace muy bueno para recibir información sobre los centros neurálgicos de la retaguardia rusa (depósitos de municiones, salas de estado mayor) y dirigir allí la puntería de sus cohetes estadounidenses HIMARS, de 80 km. de alcance. La desorganización causada por esos misiles explica en parte la facilidad con que la Guardia Territorial ucraniana reconquistó en pocos días la zona de Járkov, en el NO del Donbass. Las defensas rusas literalmente se hundieron. Gratitud es poco decir.

Sin embargo, Gerashchenko discrepó de la caracterización de Shotwell del uso de Starlink por parte del ejército ucraniano como «ofensivo», afirmando en un tuit que «Ucrania no ofende, nosotros liberamos, protegemos a los nuestros». Por alguna causa, los caciques rusos creen lo mismo.

Alguien debería explicarles…

«No hay neutralidad en la lucha entre el bien y el mal», añadió Gerashchenko.

Ah, bueno, eso aclara todo.

Otra disputa entre SpaceX y Ucrania

No es la primera vez que SpaceX, o su propietario Elon Musk levanta ampollas por el suministro de servicios en Ucrania. Pero las quejas anteriores tenían una motivación financiera más directa.

El año pasado se supo que SpaceX no estaba contenta con tener que suministrar a Ucrania el servicio Starlink a cambio de nada más que buena voluntad. Los terminales fueron donados y comprados a la empresa, la que se quejaba. Pero ese alboroto duró poco: Musk se agarró la cabeza y dijo que SpaceX «seguiría financiando gratis al gobierno de Ucrania». Bueno, hace tiempo que tiene más plata que Ucrania: la fortuna personal admitida de Musk anda hoy en los U$ 184.900 millones.

En AgendAR suponemos de todos modos que la factura de telecomunicaciones militares de Ucrania con SpaceX  la debe estar levantando el Pentágono, como suele pasar con esta firma desde su fundación. Es parte de la vocación antiestatista de los EEUU derivar en empresas de este tipo los gastos militares del estado, empezando por la Internet, que nació en los ’70 como un proyecto de la DARPA (Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa). El Silicon Valley no nació de un repollo. Decenas de milagros tecnológicos estadounidenses parecidos remiten al llamado «misterio de la araña renga»: nadie sabe cómo hicieron la mosca. Pero el éxito desmesurado de Musk es un caso límite.

Desde entonces, Rusia ha expresado su descontento con la presencia de Starlink en Ucrania, afirmando que los sistemas espaciales comerciales, como los satélites Starlink de SpaceX, corrían el riesgo de convertirse en objetivos militares legítimos si sus servicios se utilizaban en zonas de guerra, como Ucrania.

«Al parecer, los Estados [occidentales] no se dan cuenta de que tales acciones constituyen de hecho una participación indirecta en conflictos militares», declaró entonces un representante ruso ante el Reino Unido.

Uno creería que sí se dan cuenta, y les importa un pepino.

Eso no ha impedido que los terminales Starlink sigan llegando a Ucrania: hasta noviembre se habían desplegado unos 25.000, y eso antes de que el país invadido llegara a un acuerdo con los países de la Eurozona para pagar 10.000 más que se entregarán a principios de 2023.

35.000 terminales, uso bonificado por Washington y un vaso de agua no se le niegan a nadie. Insistimos: los rusos son paranoicos.

Es posible que SpaceX simplemente intente ir a lo seguro haciendo una declaración pública de que sus satélites no se están utilizando de forma ofensiva, así que por favor no los derriben, pero no pudimos verificar esta hipótesis porque la empresa tampoco respondió a esas preguntas.

Hombre, qué sorpresa, que el dueño de Twitter, tan renuente a la parquedad, en este caso no diga «esta boca es mía»…

En realidad, para Rusia los miles de Starlink por ahora son tan intratables como las termitas en una casa de madera muy invadida. Los Starlink resultan bastante invulnerables por lo mismo: hay demasiados, trabajan en red y como Musk los fabrica y dispara en grandes series, tienen bajo costo de reposición. Rusia no puede acompañar a cada Starlink de un satélite ruso que le genere interferencia electromagnética desde cercanías, lo que sería un enfoque más o menos «friendly» pero carísimo. Pero si Rusia decide empezar a discapacitarlos con interferencias informáticas a distancia o armas antisatélite de energía cinética, podría crear un problema de colisiones entre millones de cosas que viajan entre 9 y 21 km/segundo. Eso aseguraría una gran provisión de chatarra espacial diseminada por toda la órbita baja, problema que se multiplicaría exponencialmente por las colisiones secundarias, terciarias y así sigue la cosa entre esquirlas, el llamado «Síndrome de Kessler». Romperle los satélites a Musk sólo haría que los satélites rusos tuvieran una vida operativa cortísima, por malos encuentros inevitables con basura espacial. Además, malquistaría a Rusia con el resto de los países, porque el costo de aseguramiento de la industria espacial demostrablemente civil se iría al demonio. Nada de esto es un pronóstico, sino más bien una descripción: el síndrome de Kessler ya empezó, pero despacito, y matemáticamente no puede sino crecer. Por ahora, no hay recetas para mitigarlo. ¿Cuánto dinero perdería la Argentina, que se acaba de posicionar muy bien en el mercado mundial de imágenes terrestres en radar de banda L, si sus satélites SAOCOM fueran ametrallados por esquirlas de Starlinks impactados por misiles rusos? Buenos ajedrecistas por tradición, los rusos tendrán que ver cómo se sale de este jaque en que los puso Musk al precio de inutilizar, como zona industrial pública, toda la órbita baja, él solito y sus 30.000 satélites, aunque nadie les haga nada. El misterioso satélite ruso Kosmos 2499 se desintegró a principios de este año, dejando restos que seguirán en órbita terrestre durante años. El satélite se había lanzado en 2014, lo que dado que en órbita baja un satélite tiene una vida útil promedio de 5 años, indicaría que estaba inactivo desde 2019, pero por alguna causa no fue «desorbitado» con sus últimas reservas de propelentes. Eso es lo que mandan a hacer las reglas de convivencia entre países espaciales: eliminá tu basura orbital. Hacelo hacia arriba sacándola del plano de la eclíptica, o -más barato- hacia abajo, y que se incinere en la atmósfera, si no se trata de un aparato demasiado macizo y gigantesco. Si los rusos dejaron el Kosmos 2499 en órbita para mostrar su capacidad antisatélite en 2023, buena puntería, Ivanes, pero mala jugada. Es que impopularidad aparte, la solución cinética a Rusia le saldría una plata que no tiene. ¿Cuántos lanzamientos exige pegarle un cascotazo misilístico a cada Starlink? Musk los viene poniendo en órbita de a decenas por lanzamiento, y sale al espacio un Space-X cargado a tope cada 11 días, promedio. Pero mientras los rusos ven crecer la invasión de Starlinks en órbita baja, se deben estar diciendo también que como con las termitas, si vas demasiado a fondo con el tratamiento, podés destruir la casa.

Si el mundo es una casa, con Starlink y gracias a Elon Musk, el complejo militar industrial de los EEUU se acaba de apropiar de la azotea. Piensan usarla.

Cuando ucranianos y rusos fumen la pipa de la paz, los Starlink seguirán ahí adonde están. Pero el mundo no parece estar regresando hacia la monopolaridad de los ’90: China y Rusia probablemente estén pergeñando algunas soluciones poco ortodoxas y no necesariamente tranquilas para desalojar a Musk, «el Gran Okupa Orbital«.

Por favor, ojo con nuestros SAOCOM, muchachos.

Como sucede con los mercenarios en general, los estados que los contratan tratan de evadir la mala imagen cuando estos soldados de fortuna incurren en masacre de civiles, tráfico de mujeres y de niños y otras inconductas habituales pero poco meneadas.

Si tal es el caso con Musk, el establishment militar estadounidense se ha comprado un testaferro perfecto, un hombre a quien todos aman odiar. Y lo odian con naturalidad por sus aires de emperador romano con síndrome de Asperger, tan bueno para las relaciones públicas como un lanzallamas para hacer el asado.

Musk acaba de despedir a otro ingeniero de Twitter, y van… El pobre bobo trató de explicarle al gigamillonario que el número de visitas de sus tuits estaba a la baja porque su popularidad -la de Musk- se cae a pique. Y eso en el sitio de microblogging que él mismo Musk se compró, para la gloria de Musk, por 44.000 millones de dólares.

Nadie lo quiere especialmente a don Elon. Pero el problema no es Musk, sino quien le da de comer.  

Taiwan desembarca en Argentina con nuevas inversiones en materia de explotación de litio

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A través de una serie de acuerdos que serán concretados esta semana entre el gobierno taiwanés y empresarios privados, traccionados por la Cámara Latinoamericana del Litio, la Región avanzará en el impulso a la cadena de valor del recurso minero. El Presidente de la Cámara Latinoamericana del Litio arribó a la Ciudad de Taipéi, para reunirse con la Presidenta de la República de Taiwán, Tsai Ing-wen, quien se mostró interesada en abrir los horizontes en Latinoamérica en inversiones relacionadas con el Litio. Riutigliano viajó acompañado por una comitiva del Consulado de Taiwán en Argentina, con quienes además celebrarán acuerdos y contratos con empresas locales, con el objetivo de lograr entre otras cosas, que Argentina fabrique baterías de Litio y las exporte al resto del mundo. “En Taiwán coinciden con el concepto de que el litio es un mineral muy valioso, ya que es de vital importancia que tiene en las baterías de teléfonos celulares, notebooks y los autos eléctricos”, dijo el dirigente argentino. Agregó que “los procesos de tipificación del litio permitirán concatenar la valorización desde el origen hasta su finalización representada por la fabricación de vehículos eléctricos”. Explicó que paralelamente al viaje de negocios, la entidad está manteniendo un trabajo conjunto el Congreso tanto con el oficialismo como con la oposición, para declarar por ley al litio como bien estratégico y que el país lo considere un commodity. De esta manera adelantó que se podría desde la Argentina, determinar los precios limpios hasta la finalización del proceso productivo, del cual permitirá segregar los componentes que alimentan al virus de la inflación por malas decisiones.

Las reglas de la explotacion de petroleo y gas estan cambiando en el mundo

Este articulo del New York Times muestra la situación a la que se enfrenta hoy las grandes petroleras en el hemisferio norte. Esto abre una oportunidad a Argentina donde la situacion ambiental es mas favorable. Atención es muy dudoso que esta venta de oportunidad dure mas de 20 años.

Una demanda contra Big Oil se vuelve personal

¿Es arriesgado invertir en petróleo y gas? ¿O es arriesgado no hacerlo?

Los desarrollos recientes ofrecen evidencia de ambos. Quiero desglosar esos desarrollos hoy para comprender mejor el futuro del petróleo en nuestras vidas.

Este mes, los miembros del consejo de administración de Shell, el gigante petrolero, fueron demandados en un tribunal inglés. Un grupo activista llamado ClientEarth, que también es accionista de Shell, alegó que los miembros de la junta son personalmente responsables por no gestionar los riesgos climáticos. Es el primer caso de responsabilidad de este tipo contra la junta de una empresa y, dependiendo de cómo vaya, podría hacer que servir en la junta de una compañía petrolera sea mucho más riesgoso.

Pero eso sucedió solo una semana después de que Shell anunciara que había obtenido más ganancias en 2022, más de $ 42 mil millones, o el doble del año anterior, que nunca en su historia. De hecho, su nuevo director ejecutivo, Wael Sawan, dijo que Shell disminuiría su alejamiento del petróleo y el gas. El riesgo real, sugirió, sería moverse demasiado rápido.

Entonces, ¿qué está pasando?

Primero, la demanda.

Shell vende el petróleo y el gas que, al ser extraídos y quemados, producen gases de efecto invernadero que calientan el planeta. ClientEarth, que presentó la demanda como accionista de Shell, argumenta que Shell no está saliendo de ese negocio lo suficientemente rápido. Varios fondos de pensiones europeos que son accionistas de Shell también apoyaron el caso.

La idea central de la demanda de ClientEarth no es que los miembros de la junta directiva de Shell no estén protegiendo el clima, sino que no están protegiendo los intereses de los accionistas a largo plazo.

Un portavoz de Shell le dijo a mi colega Stanley Reed en Londres, donde tiene su sede Shell, que se opondría a los esfuerzos del grupo para llevar la demanda a los tribunales. “Nuestros directores han cumplido con sus deberes legales y, en todo momento, han actuado en el mejor interés de la empresa”, dijo el vocero.

Shell ha prometido neutralizar sus emisiones de gases de efecto invernadero para mediados de siglo y dice que está tratando de reducir el impacto climático del petróleo y el gas que produce, incluso después de venderlos y quemarlos. Gran parte de su estrategia de reducción de emisiones se basa en la compra de compensaciones, como plantar árboles. Ese enfoque tiene sus límites, como hemos escrito en The Times y otros.

Tensie Whelan, directora del Centro Stern para Negocios Sostenibles de la Universidad de Nueva York, me dijo que esperaba que siguieran casos similares. “Si fuera miembro de la junta, me daría cuenta y trabajaría con el equipo de liderazgo para trabajar de manera agresiva hacia una transición económica y ambientalmente sensata”, dijo por correo electrónico.

La demanda llega en un momento propicio para Shell y sus accionistas.

Shell duplicó las ganancias entre 2021 y 2022, tras la invasión rusa a Ucrania. Los precios mundiales del petróleo y el gas se dispararon, elevando el precio de todo lo demás que usted y yo compramos y llevando al hambre a millones de personas pobres del mundo. (Los precios del petróleo fueron más altos en las operaciones del viernes al mediodía).

Shell, al igual que otras grandes compañías petroleras europeas que, en años anteriores, habían comenzado a alejarse del aumento de la producción de petróleo y gas, dijo que ralentizaría la transición y que, a pesar de las ganancias extraordinarias, su inversión en energías renovables no crecería. No importan las implicaciones para el cambio climático.

Asimismo, BP, que hace unos años se había separado del resto de la industria para reducir su producción de petróleo y gas, dio marcha atrás esta semana. La compañía dijo que aumentaría la producción.

Tal vez las compañías petroleras europeas se cansaron de mirar al otro lado del Atlántico y ver a los gigantes petroleros estadounidenses Chevron y Exxon Mobil duplicando su negocio principal de petróleo y gas y, como señaló Stanley, disfrutando de valoraciones más altas.

Es lo que puede suceder cuando las empresas asumen compromisos voluntarios. También pueden cambiar de opinión voluntariamente.

¿Aumentarán los tribunales las apuestas para la industria?

Ese es el objetivo de la última demanda y el desfile de otros en muchas otras jurisdicciones. Si el mercado aún no valora los riesgos climáticos, los litigios pueden subir el listón.

Shell tiene algo de experiencia con esto. En 2021, un tribunal holandés ordenó a Shell, entonces llamada Royal Dutch Shell y con sede en los Países Bajos, que redujera sus emisiones de gases de efecto invernadero a casi la mitad para 2030, ordenando efectivamente a la empresa modificar su negocio principal. Shell apeló ante un tribunal holandés. Luego trasladó su sede a Londres y eliminó «Royal Dutch» de su nombre. Ahora sus directores están siendo demandados en Londres. Depende de la corte inglesa decidir si el caso puede seguir adelante.

Mientras tanto, varias ciudades y estados de EE. UU. han demandado a compañías petroleras estadounidenses en tribunales estatales por no advertir al público sobre los riesgos climáticos que plantea la combustión de petróleo y gas. La Corte Suprema podría decidir si esos casos continúan en los tribunales estatales (más amigables para los demandantes) o federales (más amigables para los demandados).

Además, se espera que la Comisión de Bolsa y Valores emita en abril reglas sobre cuándo y cómo las empresas deben divulgar los riesgos climáticos. Eso muy probablemente conducirá a peleas legales más creativas. “A medida que haya más regulación real, habrá más litigios”, dijo Michael Burger, profesor y director del Centro Sabin para la Ley del Cambio Climático en la Facultad de Derecho de Columbia, quien demandó a las compañías de combustibles fósiles. “Estamos viendo un campo de derecho y política en crecimiento que durante mucho tiempo se ha dejado al gobierno corporativo”.

Para las compañías petroleras, ese es un negocio arriesgado.

La saga de la Argentina nuclear – XXIX

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Cuando la actividad nuclear argentina está en riesgo, queremos repasar algunos momentos del largo esfuerzo que la construyó Los anteriores capítulos de la saga estan aqui

Vuelta a la Argentina y a 1967: norteamericanos demasiado confiados

Cuando aquí en 1967 se empezaron a evaluar ofertas eran épocas de Onganía, y las estadounidenses venían fundamentalmente de GE y Westinghouse. Ambas megaempresas estaban muy confiadas en sus centrales de uranio enriquecido. Miremos primero lo que rechazamos “de movida”: bwr La GE-Mk1 era una BWR, central de agua hirviente particularmente afrentosa, por un diseño inseguro del que ya hablé de sobra. Aunque no parezca, no quiero aburrir. Pero aquí en Argentina, con su dura política de radioprotección, la “boiling” (la “b” de las BWR) era mala palabra. ¿Turbinas accionadas directamente por vapor proveniente del núcleo, y por ende contaminadas con nitrógeno-16? ¡Fuera con esa carpeta! El nitrógeno 16 se forma por la absorción de neutrones en el núcleo de la central del nitrógeno 14 atmosférico, no radioactivo, que forma el 80% de la masa atmosférica y por ende también está normalmente disuelto en el agua. El nitrógeno 16 no es un contaminante persistente: su vida media anda por los 7 minutos. Eso sí, emite radiación gamma, muy penetrante, y no hay turbinas que no tengan pequeños escapes de vapor. Por eso, en una central así el edificio de la turbina debe estar vacío de personal si la máquina está en línea. Además, la GE-Mk1 tenía un recipiente de presión demasiado delgado, hecho para resistir 60 atmósferas, y un edificio de contención demasiado estrecho para la potencia térmica del núcleo. Si los sistemas pasivos de seguridad eran malos, los activos no eran mejores: para garantizar el enfriamiento del núcleo en caso de apagón eléctrico, una única centralita diésel. Y si ésta se rompía, un banco de baterías con 12 horas de “jugo”. Y todo en el nivel más bajo e inundable de la central. Ese combo de berretadas de diseño probó ser muy destructivo 44 años más tarde en un país que compró a ojos cerrados el GE-Mk1. Ese país era Japón, y la decisión probó ser mala exactamente en 4 de las 6 centrales del complejo nuclear de Fukushima, a las 15:41, cuando entró el tsunami en las centrales, ya en apagón eléctrico por la caída de las líneas de alta tensión provocada por el terremoto, ocurrido 11 minutos antes. El tren de olas inundó los generadores.  Las unidades 5 y 6 por suerte estaban en parada de mantenimiento, vacías de combustibles. Pero en 1967 y a sola vista de la presentación, la respuesta de los expertos de radioprotección de la CNEA, cuya “alma mater” era el Dr. Dan Beninson, fue: “Back off!!” ¿Qué sigue? pwr La Westinghouse tenía mejores chances: ofrecían un PWR más que decente, aunque los brasileños discreparían con esto. Este diseño básico fue licenciado o copiado por decenas de otras empresas, y sigue siendo la central nuclear de gran módulo más común en el planeta: toda PWR que Ud. vea no es una Westinghouse, pero sí una derivación de la misma, en general bajo licencia. Sí, OK, es una adaptación a uso civil de los motores de los primeros submarinos nucleares, pero como ícono industrial civil, la PWR ya atravesó tres generaciones con sucesivas mejoras: las que se venden hoy son llamadas “generación III +”. El PWR es como el Volkswagen escarabajo o el Boeing 747: 60 años de mejoras no han cambiado mucho el diseño base, porque de movida fue bueno y admitía muchas actualizaciones. Arriba, un esquema hiper-simplificado de un PWR suministrado por la World Nuclear Association: el recipiente de presión, una enorme pieza de aleación de acero forjado resistente a neutrones, alberga el núcleo, formado por centenares de elementos combustibles, vainas de circaloy llenas de pastillas cerámicas de uranio enriquecido entre el 3,5 y el 6%. El uranio entra en fisión nuclear, regulada por las barras de control, que al calarse dentro del núcleo, absorben excesos de neutrones y reactividad, y al retirarse, “lo polentean”. El calor del núcleo es disipado por una feroz corriente de agua liviana presurizada que viene desde la bomba. Entra al núcleo desde abajo, con un caudal de decenas de miles de toneladas/hora. Es como un río Paraná, pero vertical y fluyendo contra gravedad. Al salir del núcleo, la temperatura del agua puede estar cerca de los 350º C, pero no hierve porque la totalidad del circuito primario, de componentes muy robustos, está presurizado a casi 150 atmósferas. Sí, el recipiente de presión de una PWR, para bancarse esa paliza agravada por un bombardeo constante de neutrones, es forzosamente más fuerte que el de una BWR, que resiste 60 atmósferas. Aunque Ud. no lo crea, una atmósfera de suyo es bastante presión: 1,017 kg. por cm2. Ud. no le da bola porque vive a esa presión y se ejerce sobre Ud. desde todas las direcciones. Pero descienda 10 metros en el agua, y ya son dos atmósferas, y sus oídos duelen. Un submarino a 600 metros trata de no ser aplastado por más de 60 atmósferas que comprimen su casco. Un batiscafo a 1500 metros se banca 150 atmósferas que quieren “implotarlo”. Bien, eso es lo que soporta un recipiente de presión, pero en sentido inverso, porque el agua quiere reventarlo y salir. Para más inri, todos los caños del sistema primario tienen que durar 30 o 60 años a esa presión de pesadilla. En el generador de vapor, el agua del primario cede su calor al agua del circuito secundario, que pasa instantáneamente a estado gaseoso. El vapor seco y de alta energía del secundario mueve la turbina. Salvo eventuales pinchaduras de los tubos del recipiente de vapor, el agua del primario jamás se mezcla con la del secundario, de modo que la turbina es radiológicamente “fría”. Y esa es otra gran diferencia con una BWR. En las PWR hay dos circuitos de enfriamiento enlazados en serie a través de un generador de vapor. Cada conjunto es un «loop», en la jerga. Y dado que las turbinas sólo usan vapor limpio de nitrógeno-16 del secundario, puede haber gente en el edificio de turbinas 24×7 con la máquina en operaciones. Aclaración: por seguridad, los loops de enfriamiento suelen ser varios, tantos como los generadores de vapor. En Embalse, Córdoba, son 4 loops y 4 generadores de vapor. Y si se rompen 3, alcanza con uno para refrigerar el núcleo. impsa No son submarinos enanos. Son los nuevos generadores de vapor de Embalse fabricados en IMPSA, que remplazan a los canadienses originales y le darán 30 años más de vida útil. Una central tipo BWR no necesita de estas piezas… pero tiene otras contras (ver Fukushima). En las PWR grandes, el primario puede tener hasta 6 loops cuyos caños salen del recipiente de vapor como los brazos de una estrella de mar, y cada loop tiene su generador de vapor, la pieza más titánica y cara del sistema… después del recipiente de presión. Hoy derivan del diseño PWR de Westinghouse 277 de las 439 NPPs operativas en el mundo. Algunas cumplieron su primera vida útil, cambiaron de generadores de vapor e instrumentación, y se re-licenciaron para 20 o 30 años más. Otras se decomisionaron. Las que ahora entran en línea en estos días, “muy pisteadas” en seguridad pasiva y activa, directamente se diseñaron para una primera vida útil ya no de 30 sino de 60 años. Y ya se habla de centrales diseñadas para durar 100 años, a través de sucesivos «revampings» y re-licenciamientos. La cuestión es que las ofertas americanas, tanto la mala como las buenas, no nos gustaron. ¿Por qué? El no tan loco berretín del uranio natural Las dos grandes diferencias entre estas PWR y Atucha I, Atucha II, Embalse y Atucha III es que nuestras centrales usan uranio natural, lo que impone que el líquido que las refrigera y “modera” sea agua pesada, D20, dos átomos de deuterio y uno de oxígeno. Con agua liviana sencillamente no llegarían a “ponerse críticas”, es decir iniciar una reacción nuclear sostenida. De ahí que a las Atuchas y a Embalse se las catalogue como PHWR, con la “H” por “heavy”. Por tener dos deuterios en lugar de dos hidrógenos, 1 litro de agua pesada excede el kilogramo reglamentario para el agua común en 107 gramos. Pero aunque revisando la boleta con que lo acaba de matar AySA Ud. no lo crea, el agua pesada es mucho más “heavy” que la de su casa por el costo: U$ 600 dólares el litro en las plantas de producción más eficientes. Como la que teníamos, la famosa PIAP de Arroyito, Neuquén, envidia de todo país con centrales CANDÚ hasta que la cerraron dos gobiernos: primero el de Carlos Menem, y luego de reabierta, el gobierno de Mauricio Macri. Con semejantes enemigos, uno ya le tiene simpatía. Porque créase o no, somos -éramos, podríamos ser- el mayor productor de agua pesada del mundo: la planta de Arroyito, Neuquén, operada por la provincial ENSI, puede producir 180 toneladas/año, teóricamente 200 (pero nunca llegó a tanto). Fabricar la carga completa de moderador y refrigerante de una central mediana como Embalse (457 toneladas de D20) toma más de 2 años y 3 meses de trabajo. El uranio natural es un combustible con apenas un 0,711% de isótopo 235, y un 99,289% del isótopo 238. El único físil es el primero, el 235. Esto implica decir que lo que “queman” las centrales argentinas es bastante pobre, como combustible: además de agua pesada para darle neutrones y bríos a la fisión, se requiere de núcleos de central de tamaño enorme para generar una masa crítica. Y los núcleos descomunales, en el caso de la rara tecnología alemana, deben encerrarse en recipientes de presión inmensos: el de la pequeña Atucha I, originalmente de 320 MW, tiene las mismas dimensiones que el de una PWR francesa de uranio enriquecido de 1450 MW, como Flamanville-3, y pesa 470 toneladas. Son 20 toneladas más que el de esa central francesa, Flamanville-3, que por diseño, es 4 veces y media más poderosa que Atucha, esa robusta miniatura que le compramos en 1967 a Alemania. Para más datos, en el fondo del recipiente de Atucha I cabría sin problemas un Torino 380 W, por dar un ejemplo “de época”, con medio metro de despeje entre los paragolpes y las paredes de acero. Por supuesto, está prohibido estacionar allí. Ni siquiera Torinos, pese a su encanto vintage. A las contras del agua pesada y el costo de un recipiente de presión titánico en una central considerada mediana-chica en 1967, hay que añadir otro pasivo: una eficiencia de quemado de 7500 MW/día/tonelada de combustible, que con un retoque de un 0,1% adicional de uranio 235 la CNEA logró elevar a 12.000 MW/día/tonelada. Las tasas de quemado de una central de uranio enriquecido triplican e incluso cuatriplican esa cifra, pero si el propietario no tiene capacidad doméstica de enriquecimiento, está sujeto a todo tipo de chantajes diplomáticos por parte de los tres grandes proveedores monopólicos. Te declaran boicot y te dejan en apagón, ¿qué tal? Por eso en 1967 elegimos todas asumir esas tres contras: fabricar agua pesada, un recipiente de presión desmesurado y baja eficiencia de quemado, porque las opciones eran todas peores. En 1978, cuando los EEUU nos declararon boicot de uranio enriquecido por habernos atrevido a vender los reactores RP-0 y RP-10 en Perú («Their own backyard!»), Atucha I ni se enteró. El uranio enriquecido para nosotros sigue siendo un riesgo, no tecnológico ni de seguridad, entiéndase bien. Pero sí económico y diplomático. En 1967 y todavía hoy, hay dos escuelas de pensamiento que dividen la CNEA: los sabatianos de «lo hacemos todo aquí» y los cosentinianos de «compramos la transferencia de tecnología». En cargada, alguna vez los llamé «coneanos del Norte y coneanos del Sur», sin aclarar quién era qué. Lo cierto es que los coneanos pensaron unánimemente que había que independizarse como fuera de las PWR para no seguir el rumbo nuclear pasivo, poco industrialista y comprador de México, o de España. ¡Y eso en épocas de Onganía! ¡Con Adalbert Krieger Vasena de Ministro de Economía, que quería una GE-Mk1 y era una preanunciación de Martínez de Hoz y de Cavallo! ¡Y ganaron los «coneanos», Onganía les hizo caso! ¿No le digo que la CNEA siempre fue un planeta aparte? Hemos pagado un alto precio por tan alto corte de manga al tío de marras, un tal Sam. No se pierda la apasionante historia.

Daniel E. Arias

El gobierno baja un 30% el precio de la carne y subsidiarán el engorde de hacienda

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El Gobierno anunciará medidas para los consumidores de carne vacuna, las carnicerías y, además, para los productores ganaderos.

Por el lado de los consumidores, el Gobierno anunciará la adhesión de las empresas exportadores de carne a Precios Justos para incrementar la oferta de los 7 cortes a precios diferenciales “con un sendero de precios previsible”.

Se trata de asado ($1035 el kilo), nalga ($1375), matambre ($1310), vacío ($1351), falda ($675), paleta ($1113) y tapa de asado ($1035). Según se informó, estos precios se mantendrán hasta el 31 de marzo y luego tendrán una pauta del 3,2% hasta el 30 de junio. En el Gobierno dicen que lograron bajar un 30% promedio el precio con que los supermercados estaban comercializando los cortes.

Contra menos de 6000 toneladas mensuales que tenía el anterior programa de Cortes Cuidados, ahora la oferta de comercialización mensual será de más de 15.000 toneladas.

En el Gobierno apuestan a que la comercialización se realizará todos los días en supermercados e hipermercados y carnicerías de frigoríficos. Se trabajará con la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), la Cámara Argentina de Supermercados (CAS) y la Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios (FASA) los de venta de los cortes.

Entre otros beneficios, habrá un reintegro de compras con tarjeta de débito bancaria y no bancarias. Será para las compras en comercios inscriptos en la AFIP e incluye a carnicerías, minimercados y comercios anotados en el IVA como MiPyme. Según trascendió, quedan excluidos hipermercados y supermercados de cadenas.

El Gobierno reintegrará el 10% del total de la compra que se acreditará en 48 horas. El tope será de $2000 por por mes calendario. Según los cálculos oficiales, equivale a compras mensuales de $20.000 en las pequeñas carnicerías.

Beneficios

Para las carnicerías, se establece el diferimiento del pago de obligaciones impositivas de control de AFIP con vencimiento hasta el 31 de diciembre de 2023 para carnicerías sujetas al Régimen Simplificado para pequeños contribuyentes (diferimiento de 90 días del pago del impuesto integrado-componente impositivo) y carnicerías responsables inscriptas en el IVA (diferimiento de 90 días del pago del saldo de la declaración jurada del IVA que corresponda).

Además, se procederá hasta el 31 de diciembre próximo de la exclusión de pleno derecho del Régimen Simplificado para Pequeños Contribuyentes y/o Baja Automática. También se contempla la exención o eximición en Ingresos Brutos en la Provincia de Buenos Aires.

Para las carnicerías se establece el diferimiento del pago de obligaciones impositivas de control de AFIP con vencimiento hasta el 31 de diciembre de 2023
 

Al respecto, habrá una eximición por parte de ARBA por un año del Impuesto sobre los Ingresos Brutos (2,5%) a las carnicerías minoristas inscriptas en el Registro (caracterizadas como tales en Sistema Registral de AFIP). También, se indicó, quedarán excluidas de los regímenes de retención fijados por ese ente por igual plazo.

Por otra parte, el Banco Nación ofrecerá los sábados una promoción para Comercios de Barrio del 35% para compras con tarjeta de crédito y tarjeta de débito físicas del Banco Nación. También aplicará para pagos a través de MODO BNA+ escaneando QR. El tope será de $3000 por transacción.

El banco oficial, además, brindará una línea de préstamos por hasta 3 meses de venta con tope de 5 millones de pesos para capital de trabajo.

Productores agropecuarios

En el caso de los productores, para afrontar los efectos de la sequía podrán acceder a subsidios por hasta el 40% del alimento necesario para la terminación de los animales en feedlot.

Para el Gobierno, esto permitirá a los productores tener una mejor alternativa de terminación y engorde y también recuperar el estado corporal de las vacas madres. El Gobierno estima en este programa el ingreso de unos 180.000 animales por mes. Cada productor podrá ingresar hasta 100 animales al programa, exclusivo para el mercado interno. Según se dijo, el programa prevé una duración de cuatro meses con un costo total de $14.900 millones.

Hoy se Inagura el oleoducto Sierras Blancas-Allen, desde Vaca Muerta

Un consorcio privado integrado por las petroleras Shell Argentina, Pan American Energy (PAE) y Pluspetrol inaugura hoy martesv 14 el oleoducto Sierras Blancas-Allen, un proyecto estratégico que será operado por Oldeval, y que permitirá aumentar la capacidad de transporte de petróleo desde Vaca Muerta a las refinerías y los puntos de exportación.

En el acto de inauguración en Neuquén están invitados autoridades como el ministro de Economía, Sergio Massa, y la secretaria de Energía de la Nación, Flavia Royon; y los gobernadores de Río Negro, Arabela Carreras y de Neuquén, Omar Gutiérrez, entre otras autoridades nacionales, provinciales y de los 10 municipios que atraviesa la obra, informaron fuentes de Shell.
Por Shell, estarán presentes Paul Goodfellow, vicepresidente ejecutivo de la división de Aguas Profundas (Deep Water), encargado del portafolio Global de Shell en Aguas Profundas, y el presidente de Shell ArgentinaRicardo Rodríguez.

De qué se trata el nuevo oleducto

El oleoducto, de 105 kilómetros de extensión y de 16 pulgadas de diámetro, vinculará el la área de producción de petróleo Sierras Blancas, corazón de operaciones de Shell en Vaca Muerta, con la estación de bombeo ubicada en la localidad rionegrina de Allen. También recibirá aportes de los bloques Cruz de Lorena y Coirón Amargo Sur Oeste. La obra, que demandó unos u$s80 millones de inversión privada, se realizó en dos tramos, el primero de unos 60 kilómetros hasta el Lago Pellegrini, y el segundo hasta Allen, con 40 kilómetros más. El oleoducto tendrá capacidad de transportar hasta 125.000 barriles de petróleo diarios y, además de Shell, podrá ser utilizada por terceras operadoras que quieran contratar su utilización.
La obra permitirá ampliar la red actual, allanar el camino para aumentar la producción y facilitar la evacuación del crudo a las refinerías de la provincia de Buenos Aires y los puntos de exportación, al aliviar el cuello de botella existente en la infraestructura midstream por el fuerte incremento de producción que se produjo en Vaca Muerta. Vale recalcar que dentro de la cadena de producción del petróleo, la fase midstream incluye el transporte así como el almacenamiento y la comercialización mayorista, tras su exploración y producción (upstream) y antes de su distribución, refinación y venta (downstream). Según datos oficiales, Argentina cerró el 2022 con»máximos históricos de producción de petróleo». Un total de 622.500 barriles diarios fue la producción de diciembre, lo que representa la mayor producción total desde el 2009. En particular, el shale oil contribuyó con 282.400 barriles diarios y marcó un nuevo récord histórico. De esta forma, el volumen del no convencional fue 2,1% superior al del mes inmediatamente anterior y cristalizó un incremento de 32,9% respecto a la producción del mismo mes en 2021. Tomando sólo el caso de Shell, la producción pasó de entre 6.000 y 8.000 barriles diarios en 2018 a cerca de 45.000 actualmente.

Quiénes realizaron el oleducto

El consorcio está conformado por Shell Argentina, como adjudicataria y líder (con una participación de 60%), Pan American Energy (25%) y Pluspetrol (15%); y la construcción estuvo a cargo de Techint-SIMA. Por su parte, la operación del oleoducto será de Oleoductos del Valle (Oldelval).
Más de 50 contratistas y proveedoras estuvieron involucradas en la obra, en su mayor parte de origen nacional y regional. Fuente del consorcio relvaron que un 80% de los participantes en el proyecto son de Neuquén y Río Negro, en línea con las normas de «compre local» y el compromiso de Shell por la contratación de mano de obra y contratistas de la región para impulsar el desarrollo local.

Cómo operará el oleoducto

El proyecto, que se inaugura formalmente el martes, ya se encuentra en operaciones desde fines del año pasado, fue construido en un tiempo récord de sólo nueve meses y es la primera inversión de Shell en midstream en sus 108 años de presencia en el país. Shell lleva invertidos más de u$s2.000 millones en Vaca Muerta con más de 100 pozo perforados en Vaca Muerta y, sólo en 2022, volcó u$s500 millones en el desarrollo de recursos en la formación, indicó la empresa a este medio. En su operación de Sierras Blancas, posee dos plantas de procesamiento con una capacidad conjunta de 42.000 barriles diarios, y genera más de 3.000 empleos directos e indirectos. Más del 50% de sus insumos, bienes y servicios son de origen nacionales.
El oleoducto a inaugurar por la empresa se vinculará en Allen con el oleoducto troncal que recibe el petróleo de la Cuenca Neuquina y es operado Oldelval, firma concesionaria que tiene previsto invertir u$s750 millones en su Proyecto Duplicar. Ese oleoducto permite evacuar el petróleo de Vaca Muerta a las refinerías -para su uso en el mercado local- y a los puntos de explotación.

Qué es el Proyecto Duplicar

El Proyecto Duplicar prevé llevar la actual capacidad de transporte de 36.000 metros cúbicos por día a 86.000 metros cúbicos, equivalentes a 540.940 barriles diarios, con la construcción de 455 kilómetros de caños de 24 pulgadas entre la estación de bombeo Allen y la de Saligral. Esta iniciativa incluye el cambio de traza de 70 km de ductos en la zona de Bahía Blanca y la repotenciación de cuatro estaciones de bombeo. Una vez concluida la ampliación del oleoducto troncal -que incluye una nueva estación terminal en Puerto Rosales en Bahía Blanca-, las exportaciones de petróleo del país podrán incrementarse a entre 230.000 y 320.000 barriles diarios, equivalentes a un ingreso anual de divisas de entre u$s5.000 millones y u$s8.000 millones. El proyecto de Oldelval ya se encuentra en curso con la llegada de los primeros caños y el armado del obrador en octubre pasado, y se hará en dos fases, con un plazo estimado de obra de 22 meses

Jorge Taiana anuncio la instalación de un nuevo radar para vigilar el mar Argentino

El Ministro de Defensa Jorge Taiana anuncio que se esta avanzando en la construcción de un nuevo radar que sustituirá al RPA-170M instalado en mayo del año pasado en Cabo Santo Domingo, Rio Grande, Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. El futuro radar, al igual que el actualmente en servicio, esta siendo ensamblado por la empresa INVAP (Investigacion Aplicada, Sociedad de Estado). El mismo será de mayores prestaciones, lo que implica el monitoreo de una mayor área de cobertura. Esta medida se da en marco de la iniciativa del Ministerio de Defensa de incrementar la presencia de las Fuerzas Armadas en el sur del país, llevando adelante medidas concretas como el reposicionamiento de aviones IA-63 Pampa III Block II en la Base Aérea Militar Rio Gallegos, y la creación de la primera Guarnición Militar Conjunta, en Tolhuin, Tierra del Fuego. Frente a esto, el titular de Defensa afirmó en la entrevista radial que “hay cada vez más movimiento porque el desarrollo de la actividad hidrocarburífera con la presencia cada vez más de plataformas petroleras que incluyen embarcaciones logísticas y el movimiento de helicópteros, movimiento que tiene que ser supervisado y controlado en defensa de nuestro territorio y control en el cual tienen relevancia la Fuerza Aérea Argentina y la Fuerzas Armadas en general”. El actual radar (INVAP RPA-170M) se encuentra localizado en la cima del Cabo Domingo, Río Grande, y alcanza los 315 km (170 NM) de cobertura. Según distintas fuentes, el mismo sería reemplazado por el radar de vigilancia aérea RPA-240T. Se trata de un sensor con capacidad de traslado aéreo o terrestre, y está diseñado para operar en instalaciones permanentes o semi-permanentes, destinadas a la vigilancia del espacio aéreo y para la defensa y seguridad nacional. Sistema RPA-240T Su diseño modular y con generación de potencia distribuida, le permiten operar las 24 horas los 365 días del año, con alta disponibilidad, mínimo mantenimiento preventivo y bajos costos logísticos y operativos durante todo su ciclo de vida. El sistema puede ser operado de manera local, constituyendo en sí mismo un centro de comando, control y comunicaciones completo; o bien de manera remota y prácticamente desatendida, pudiendo integrarse a sistemas de comando y control multi-sensor. Características principales del sistema RPA 240-T
  • Frecuencia de operación: Banda L (D)
  • Rango instrumentado: 240NM
  • Precisión: 0,2° acimut; 0,3° elevación
  • Altura máxima: 100Kft
  • Velocidad de giro: 6 RPM
  • Seguimiento de blancos simultáneos: > 600
  • MTBCF: > 1500 horas
  • MTTR: < 1 hora
  • Modos IFF: 1,2,3/A, C, S (4 y 5 opcionales)

Opinión de AgendAR:

Nos parece excelente un radar argentino, de INVAP y de mayor alcance que el anterior. No obstante, las 240 millas náuticas del que se instalará no cambian mucho el estado de cosas que rigen con el actual, de 170 millas náuticas. Como emisor en banda L (D), el nuevo radar de reemplazo emitirá un haz en forma de cono, con un apuntamiento rectilíneo. Podrá detectar objetos a 11 o 12 kilómetros por encima de las Malvinas, pero no el mar o la superficie de las islas, porque le quedan bajo el horizonte terrestre. Para ver por debajo de este límite fijado por la curvatura terrestre, haría falta un radar OTH, u «Over the Horizon», trans-horizonte en la parla de Cervantes. Emite en una onda más larga (VHF) y tiene como plataforma una grilla de  pequeñas torres metálicas verticales en la costa. No se asemeja en nada a los radares de antena parabólica rotativa. Lo que logra el haz de un trans-horizonte en VHF es que el haz emitido se pegue a la superficie marina, y de ese modo, siga la curvatura terrestre. Un sistema de este tipo volvería a las islas demasiado famosas un «reality show», en términos de navegación marítima y aérea. Y estos sistemas no son caros en absoluto. INVAP viene proponiéndole al MinDef poner hasta 6 de estas grillas en la costa atlántica nacional desde 2004. Darían una imagen en tiempo real de todo lo que anda por agua o por aire en el millón de km2 que nos quedan de Mar Argentino, pesqueros piratas incluidos. Y -según su potencia radiante- verían mucho más allá de la Zona Económica Exclusiva de las 200 millas. Advertimos a los que pueden equivocarse por las siglas de INVAP. Por la ausencia de las muchas fábricas y empresas estatales del ramo, desde 1994 se volvió un proveedor importante de tecnología dual para las Fuerzas Armadas Argentinas. No es un plácido instituto. Es una empresa. Si no vende, se funde.

Daniel E. Arias

La CONAE abre a más usuarios los productos satelitales del SAOCOM

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La Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) amplió la disponibilidad de la información generada por los satélites SAOCOM 1A y 1B, que conforman la misión de observación de la Tierra desarrollada por la agencia espacial argentina, equipada con radar de apertura sintética (SAR) en banda L, única en el mundo.

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Desde el miércoles 8 de febrero de 2023, usuarias y usuarios de todo el mundo podrán acceder a los productos e imágenes SAOCOM (exclusivamente sobre territorio argentino y presentes en el archivo) mediante el registro en un formulario web y la aceptación de la licencia de uso. Esta nueva modalidad se suma a otros mecanismos de distribución existentes, como por ejemplo por medio de convenios con instituciones del sistema de ciencia y tecnología nacional, o para proyectos de investigación o tesis académicas.
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Los productos ofrecidos comprenden los siguientes niveles de procesamiento (conozca más aquí sobre los productos:
– Nivel 1 y 2 o superior,
– Reprocesamiento de productos de Nivel 1,
– Productos interferométricos de archivo,
– Acceso a los productos de generación “on line”.
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Procedimiento
El registro mediante el Formulario (accesible desde esta Página, y la aceptación de los Términos y Condiciones de la Licencia que allí se presenta, habilitan el acceso a usuarias y usuarios de todo el mundo a productos de archivo de la Misión SAOCOM 1 sobre el territorio argentino, exclusivamente. No aplica a solicitudes de adquisición (toma de nuevas imágenes).
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El acceso se realiza con usuario y contraseña obtenida en el Registro de Usuarios de CONAE. Ante cualquier duda, se pueden realizar consultas a Atención a Usuarios de la CONAE, mediante el mail [email protected]

Las limitaciones de la Inteligencia Artificial

Reproducimos el informado comentario de Marcelo Falak, en DesPertar Un diputado presento en una comision en Diputados un texto que fue escrito reciéntemente por un chat de inteligencia artificial, GPT-3, que tiene un modelo de 175 millones de parámetros para construirse y que contestó la pregunta ‘¿Por qué los populismos en el mundo tienden a controlar los poderes judiciales de sus Estados?’ Según Bloomberg, la profesora del Instituto Santa Fe de Estados Unidos Melanie Mitchell explicó que dichos sistemas «hacen asociaciones estadísticas masivas entre palabras y frases». Así, «cuando comienzan a generar un nuevo lenguaje, confían en esas asociaciones, las que a su vez pueden resultar sesgadas de modo racista u otros». Por su propia lógica de construcción –el «aprendizaje» a través del uso que hace la gente– «es imposible que un software de inteligencia artificial sea políticamente neutral», señaló a USA Today Jake Denton, investigador asociado de la Heritage Foundation. Odiamos decepcionar al diputado, pero la inteligencia artificial no solo tiene sesgos, sino que también todavía puede cometer errores groserosLas acciones de Google se desplomaron 12% en las últimas dos ruedas en Wall Street porque su desarrollo de IA dio una respuesta equivocada a la pregunta de «¿qué descubrimientos del telescopio espacial James Webb puedo contarle a mi hijo de nueve años?». Ese desplome redujo el valor de mercado del gigante tecnológico en nada menos que 144.000 millones de dólares.

La saga de la Argentina nuclear – XXVII

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Cuando la actividad nuclear argentina está en riesgo, queremos repasar algunos momentos del largo esfuerzo que la construyó Los anteriores capítulos de la saga estan aqui

Las dos pinches centrales sobre el Golfo

El modelo nuclear mexicano es el que los EEUU habrían querido que adoptara la Argentina: exiguo, dependiente, comprador, desligado de la industria propia e incapaz de competirles en nada. En el caso nuestro no lo lograron… del todo. Pero hay cantidad de argentinos que dedican su vida a que copiemos este enfoque. En AgendAR lo llamamos: «modelo enchufe». No es original ni específicamente mexicano: la mayor parte de los integrantes de la UE fueron derivando hacia él de un modo u otro, hasta que sólo Francia quedó defendiendo -y a medias- su otrora impactante autonomía tecnológica en este campo. Muy olvidada ya de que el negocio nuclear no es vender electricidad, sino tecnología. De modo que no debe leerse en lo que sigue ninguna crítica a nuestros carnales mexicanos: estamos sometidos a presiones parecidas, órale. No por nada tenemos 73 años en energía nuclear, y sólo 3 meras centrales nucleares de potencia en operaciones, y ninguna de ellas es argentina (salvo una chiquita, en construcción desde… ¿2011?). A fines de los ’60, mientras la CNEA hacía lo imposible por rechazar toda presentación estadounidense para Atucha I, en México, la General Electric se logró adjudicar el complejo atómico de Laguna Verde, con dos centrales gemelas. Están en línea desde 1990 y 1995 respectivamente. México compró ambas “llave en mano”. Para el país, pese al sólido nivel alcanzado en Física por la Universidad Nacional (UNAM), y casi incomprensiblemente a contramano del desarrollo industrial mexicano en metalmecánica, son sólo un enchufe. Y uno cada vez menor. Las de Laguna Verde son BWRs (Boiling Water Reactors) GE del modelo Mk-5. No para bien de México, tienen contenciones similares al modelo Mk-2, cuya forma es abotellada. En términos volumétricos, son menos impresentables que las contenciones de las GE-Mk-1. Aún así, son de escasa amplitud para la potencia térmica de sus núcleos, y por eso más inseguros que cualquier otra PWR (Pressured Water Reactor) en la que el agua -sea liviana o pesada- está tan presurizada que supera largamente los 300 grados sin hervir. Es un diseño mucho más respetable, ya se trate de Westinghouse, AECL, IPHWR, Siemens-KWU, Areva, VVER de Rosatom, Kaeri y otras marcas emergentes. Las contenciones de las centrales PWR suelen ser más cilíndricas y mayores, para aguantar mejor un pico de presión interna de vapor en caso de ruptura de una cañería del sistema primario de refrigeración. Las de nuestras Atuchas, casi una exageración alemana, son directamente esféricas. No es fácil romperlas desde adentro. Para refrescar pesadillas, fueron GE Mk-1 (un modelo más viejo) las cuatro que reventaron o se incendiaron en Fukushima, básicamente por su pobreza de defensas pasivas y activas frente a inundaciones. El asunto es que entre tales deficiencias de diseño, la mayor probablemente fue esa maldita contención abotellada. El Golfo no es para dormir sin frazada: siempre fue zona de huracanes y con el cambio climático estos se vuelven más frecuentes y peores, así como ha venido creciendo la altura media mundial del mar debido al derretimiento de los hielos polares. Todo esto incrementa los máximos de los “storm surges”, u mareas de tormenta del Mar Caribe. Un estudio de Kerry Emanuel, del Massachussets Institute of Technology, y las conclusiones de cada reunión del Panel Intergubernamental de la ONU sobre el Cambio Climático (IPCC) dicen lo mismo. Cualquier obra hecha con datos meteorológicos anteriores a 1970 está subdimensionada en sus defensas pasivas y activas frente a eventos extremos. ¿Por qué? Porque aquel año el cambio climático empezó a hacer rampa. Cosas que uno aprende con el diario del lunes. En el Golfo el año 1995 marca la entrada en otra etapa aún más violenta. Los huracanes de grado mayor a 3 en la escala Saffir-Simpson son más frecuentes: en 2005 solamente, Katrina, Rita y Wilma, uno tras otro, causaron daños por más de U$ 200 mil millones, y en 2013 Sandy, sin ayuda de otro huracán, dejó daños por U$ 65.000 millones. Con tanta energía vino Sandy que, saliendo del Golfo, migró para el NE, atacó New York con su “storm surge” e inundó los subtes, una red de más de 400 km. de túneles. Jamás había sucedido nada ni remotamente parecido. Se creía que “The Big Apple” a lo sumo debía vérselas con dos tormentas como Sandy por siglo, pero el NOAA (Administración Nacional del Océano y la Atmósfera) ahora cree que la ciudad enfrentará un monstruo de estos CADA DOS AÑOS. Pasó un decenio desde ese pronóstico y no se ha verificado… del todo. Pero este gráfico del NOAA es bastante elocuente porque es histórico, no predictivo. Una «named storm» se hace merecedora de un nombre humano por la energía térmica que la motoriza, medida a su vez por la velocidad del viento. tormentas Nadie discute si se pueden poner centrales nucleares en la costa del Golfo. Sí se puede. Las preguntas son otras, y se nos ocurren cuatro: ¿a qué altura sobre el mar, con qué defensas perimetrales contra las mareas de tormenta, a qué altura están los generadores para refrigerar el núcleo en caso de apagón, y cuántos serán?  Tales preguntas en 1970, con ideas erradas acerca del clima por venir, tenían otras respuestas. Pero en Laguna Verde habría otro problema poco mentado y totalmente independiente del clima global. Cuando se construyeron, las costas norteamericanas orientales se suponían libres de riesgo de tsunamis, pese a la alta sismicidad de México y las islas del Caribe. Y sin duda, comparadas con la costa mexicana occidental, las del Atlántico -vaya a saber por qué- se creen razonablemente libres de maremotos. Eso quedó en duda 1999, cuando el geofísico Steven Ward, de la Universidad de California, y el geólogo Simon Day, de la Universidad de Cambridge, publicaron sus primeros informes sobre el riesgo de derrumbe de la frágil falda occidental del volcán Cumbre Vieja, al sur de la isla de La Palma, en el archipiélago de las Canarias. Eso es a unos 350 km. de la costa marroquí. Cuate lector: me lo imagino pensando: “No mames, pinche cabrón. Eso está lejísimos del mero Golfo”. Y es que en oceanografía no existe el “lejísimos”. El tsunami de Banda Aceh de 2004, con sus casi 230.000 muertes, fue consecuencia de un terremotazo de 9,1 grados en la escala Richter en el fondo del Océano Índico cerca de las costas de Sumatra, y mató gente y destruyó edificación e infraestructura en 11 países costeros, algunos distantes casi 6000 km., en África Oriental. Laguna Verde está a 7900 km. del Cumbre Vieja. OK, es más lejos. ¿Pero lo suficiente? En los sucesivos modelos de Ward y Day, la cantidad de material derrumbado y la propagación de la onda a través del Atlántico tienden a generar un tsunami que llegaría a las costas americanas en aproximadamente 6 horas, en forma de trenes de sucesivas olas de 30 metros de altura, más o menos la misma que tenían las que irrumpieron sobre Banda Aceh, Sumatra, y mataron a 170.000 personas. Las olas del Guardia Vieja en el Golfo abarcarían un frente que va desde el Sur de los EEUU hasta el Norte sudamericano. En aguas someras, como las del Golfo, el oleaje podría ser aún más alto. Por cierto, Day y Simon han sido impugnados por otros expertos, pero se mantienen en sus trece y según publicaciones, su hipótesis ha ido ganando más tracción que resbalones entre los colegas. Una erupción reciente del vecino volcán La Palma incendió parte de esa ciudad. Duró 83 días y vino con acompañamiento de miles de sismos (terremotos en enjambre, se los llama), pero las laderas occidentales del Guardia Vieja resistieron en su lugar. No siempre lo harán. Están muy roídas por las lluvias, y si se sueltan, caen al Atlántico e inician un tsunami. Las autoridades nucleares mexicanas no parecen alarmadas. En 2012, a un año del pifostio de Fukushima, causado por olas de tsunami de «solamente» 13 metros de altura, la Secretaría de Energía presentó ante OIEA un informe según el cual el complejo nuclear mexicano está lo suficientemente alto respecto del mar, tiene fuentes de agua para refrigerarse en emergencia, y añadió una cantidad de nuevas normas de procedimiento que aparentemente resuelven cualquier problema de inundación. Pero de elevar el murallón perimetral de las dos centrales, algo tan elemental pero que habría cambiado la historia en Fukushima, de eso ni una palabra. Ante todo, las autoridades regulatorias nucleares mexicanas no dependen directamente de la presidencia de la Nación: son apenas un apéndice de la Comisión Federal de Electricidad. Nunca tuvieron suficiente autoridad en el tótem estatal. De vuelta al inicio: México entiende fundacionalmente el átomo como un enchufe que se compra y al que uno conecta el país. Nunca como una fuente de tecnología original que se piensa, se discute y se construye entre propios, y menos aún, que se exporta. Y no es un enchufe grandioso: ambas centrales suman 1625 MW instalados, unos 100 menos que la Argentina. En 2002, con un factor de disponibilidad del 80%, eso daba el 5% del consumo eléctrico, que para el 2030 se habrá reducido al 2%. México, especialmente su frontera norte, literalmente flota sobre petróleo y gas, tanto convencional como “shale”. Los mexicanos tienen 12.400 millones de barriles de buen crudo asegurados, y son el 7mo productor mundial. El gobierno mexicano admite que para reducir su considerable “huella de carbono” y cumplir compromisos internacionales, necesitarían un 28% de núcleoelectricidad, de 8 a 10 centrales nuevecitas y grandotas. Si pudiera, las compraría “llave en mano”, ya que no es una tecnología que domine o les interese grandemente dominar. Por lo bajo, eso da U$ algo menos de U$ 1000 mil millones. Los coreanos, locos de interés en ofertar. Ni te cuento los rusos. Pero pueden esperar sentados. Los mexicanos son el emisor número 14 de carbono en la lista de países. El país emite tanto carbono como toda la aviación mundial: 456 millones de toneladas de C02 en 2014. Y mientras no existan impuestos internacionales al carbono emitido, o al menos barreras arancelarias unilaterales contra las exportaciones de los grandes emisores… ¿para qué chingados emputarse con los pinches ecologistas, manito? El agotamiento prematuro de Loma de la Lata y los consiguientes apagones desde 2004 a 2008 hicieron que el peronismo, o al menos parte de él, redescubriera el átomo, y con él las exportaciones de tecnología, y todo eso… Pero Vaca Muerta lo ha regresado a su estado postmenemista, de electroencefalograma petrolero y plano. México no está solo.

Daniel E. Arias

Desde Neuquén se exportaron hidrocarburos por US$ 2.331 millones en 2022

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Durante el año pasado se acumularon envíos por 22 millones de barriles, es decir, un 22 % de la producción provincial, lo cual significó casi 2.000 millones de dólares. Según datos oficiales, en diciembre se exportaron unos 2,28 millones de barriles de petróleo, cerca de 162,5 millones de dólares a un precio promedio que rondó los 71 US$/bbl. A su vez, los envíos de gas neuquino alcanzaron los 1.597 MMm3, significando estas exportaciones un valor de US$ 413 millones.

La producción de hidrocarburos procedente de Vaca Muerta sigue en constante crecimiento. Según informó el Ministerio de Energía y Recursos Naturales, en el 2022, Neuquén generó un total de 2.331 millones de dólares por exportaciones de petróleo y gas. Lo cual implicó un crecimiento interanual de 262% y 679 por ciento. Durante el mes de diciembre, se exportaron unos 2,28 millones de barriles de petróleo, lo que representó un 24% de la producción provincial, por cerca de US$ 162,5 millones, a un precio promedio que rondó los US$ 71 por barril (US$/bbl). En 2022, se acumularon envíos por 22 millones de barriles, 22 % de la producción provincial, significando poco menos de US$ 2.000 millones.
Respecto a los envíos realizados, estos fueron llevados a cabo nueve compañías productoras. Entre ellas se destacaron: Petronas E & P Argentina con 490.000 barriles; Pan American Energy con 479.000; y Vista Energy con un total de 373.000 barriles. Por su parte, la empresa petrolera provincial Gas y Petróleo del Neuquén (GYP), realizó por segunda vez consecutiva envío de crudo con 6.000 barriles. En cuanto a los envíos realizados en 2022, el precio promedio obtenido se encontró en el orden de los 87 US$/bbl. Vista Energy fue la principal firma exportadora, seguida por Chevron, Shell y Petronas, representando 24%, 21%, 12% y 11% de las exportaciones provinciales respectivamente.

Exportaciones de gas

En cuanto a gas, las exportaciones alcanzaron durante diciembre los 156,8 millones de metros cúbicos (MMm3), aproximadamente 5 MMm3/d. Esto representó el 7 % de las ventas de gas provincial de dicho mes. El precio promedio de los envíos fue de 7,82 US$ por millón de BTU (MMBTU) alcanzando un valor cercano a los US$ 45 millones. Allí se destacaron los envíos de Tecpetrol, PAE, Wintershall y Total Energies, quienes explicaron 33%, 18%,16% y 14% de los volúmenes exportados. En 2022, los envíos de gas alcanzaron los 1.597 MMm3, siendo siete las firmas las responsables del 97,5% de los volúmenes exportados. Estas fueron: Tecpetrol (24,7%), Total Energies (21,4%), YPF (17,8%), PAE (16,7%), Pampa Energía (6,8%), Wintershall (5,9%) y Pluspetrol (4,2%), exportando de manera ocasional Vista Energy. Frente a esto, las exportaciones alcanzaron un valor de US$ 413 millones.

Las cifras

En cuanto a los resultados obtenidos, el gobernador Omar Gutiérrez aseguró: “Esto lo hemos hecho los neuquinos y neuquinas, pero siempre resguardando nuestra independencia y autonomía, cuidando la consolidación del poder local, diciéndole no a la grieta y las confrontaciones que lo único que logran es retrasar la concreción de los objetivos” En esa misma línea sumó: “Esto es fruto de las inversiones; imaginen dónde estaríamos si no hubiésemos desarrollado Vaca Muerta, si no se hubiesen invertido este año 5.000 millones de dólares”. En diciembre se dio una cifra récord en la provincia, Neuquén produjo 308.660 barriles de petróleo por día. En base a esto, el mandatario provincial manifestó “hace meses que veníamos anticipando este logro: el récord histórico de producción de petróleo en nuestra provincia”. También agregó que el dato confirma “que vamos por el camino correcto, el del trabajo en conjunto y sin grietas que siempre propiciamos”. Por último, adelantó que “a 2030 nuestra proyección es alcanzar el millón de barriles y los aproximadamente 150-160 millones de metros cúbicos de gas. Esto implica la duplicación de los puestos de trabajo”. “La actividad hidrocarburífera, al igual que el turismo y otras actividades, generan todo un movimiento directo e indirecto, que es lo que está apalancando el desarrollo económico y social en la provincia”, concluyó.

Pampa Energía invertirá u$s500 millones para construir un parque eólico en Bahía Blanca

Pampa Energía anunció una inversión de u$s500 millones para la construcción de un nuevo parque eólico de 300 MW en Bahía Blanca.
El anuncio fue realizado este jueves durante la recorrida del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, por las obras del Parque Eólico Pampa Energía IV en Coronel Rosales.
Actualmente Pampa opera el Parque Eólico Mario Cebreiro, que aporta 100 MW de energía renovable al sistema interconectado nacional, los Parques Eólicos Pampa Energía II y III ambos de 53 MW, ubicados en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, y el Parque Eólico Arauco II situado en la provincia de La Rioja de 100 MW.Durante la jornada, Axel Kicillof, visitó la construcción del Parque Eólico Pampa Energía IV, donde la compañía se encuentra instalando 18 aerogeneradores con una inversión de más de 128 millones de dólares y una potencia instalada de 81 MW, equivalentes al consumo de 100.000 hogares. El mandatario estuvo acompañado por el presidente de Pampa Energía, Marcelo Mindlin; los intendentes de Coronel Rosales, Mariano Uset, y de Bahía Blanca, Héctor Gay; y otros funcionarios nacionales, provinciales y municipales.Marcelo Mindlin afirmó que: “En 2015, por unanimidad y con el apoyo de todas las fuerzas políticas, se sancionó la ley 27.191 que establece que para 2025 el 20% de la matriz energética debe provenir de fuentes renovables. Desde Pampa ya invertimos cerca de 600 millones de dólares para contribuir al cumplimiento de este objetivo. Hoy estamos anunciando nuestro sexto parque, que tendrá una potencia de 300 MW, y nos permitirá alcanzar una capacidad de generación de energía renovable total de 687 MW”.Y agregó: “Este nuevo parque que habilitaremos en unas pocas semanas más, sumado al que anunciamos hoy, nos permitirá abastecer con energía renovable a más industrias. Estamos orgullosos de la concreción de estas inversiones que le permiten al país diversificar y ampliar su matriz energética con un horizonte de mayor sostenibilidad».El nuevo parque eólico anunciado será el quinto de la compañía en el sudeste de la provincia de Buenos Aires. Se estima que para mediados del año que viene se encuentre operativa la primera etapa, que sumará 94,5MW. Comentario de AgendAR: Nos alegra una inversión tan alta en Bahía Blanca. El PEPE IV (por Parque Eólico Pampa Energía) generará trabajo, como lo hicieron los PEPES del 1 al 3, aunque no parezca haber componentes nacionales en los aerogeneradores. Si los hubiera, el «press release» de la Pampa lo habría mencionado. Son las cosas que permite el Plan RenovAR, de tiempos de Macri: importar sistemas complejos sin un tornillo argentino, y sin tasas aduaneras. De todos modos a estas máquinas siempre habrá que hacerles mantenimiento, y no creemos que Pampa vaya a traer ingenieros y técnicos eléctricos importados. No son mejores, pero sí más caros. En algún momento las máquinas también consumirán repuestos, a lo largo de sus vidas útiles de aproximadamente 20 años de calendario. Y si los repuestos no se fabrican aquí, al menos algunos, y a precio peso, las turbinas quedarán paradas. Como sucedió con las que se importaron para el Parque Morán, en Comodoro Rivadavia, en tiempos de Menem. En Brasil no ponés una turbina, y mucho menos un parque eólico entero, sin fabricación nacional, aunque se trate de marcas extranjeras y bajo licencia. En Ceará es un 100% de fabricación nacional. La Argentina es más «business friendly», dicen los inventores del Plan RenovAR, pero el efecto es paradójico, porque Brasil cerró 2022 con 22 GW instalados y 9294 turbinas «made in Brazil». La Argentina, en cambio, tiene 3,29 GW instalados, y sus turbinas son mayormente danesas y alemanas. Algunas pocas tienen torres metálicas o carcazas de góndola locales. Los fabricantes locales (IMPSA, NRG, INVAP) se han vuelto una nota al pie. Ups. Pero es un orgullo que en Argentina se inviertan U$ 500 millones para generar industria, trabajo y royalties en Dinamarca. Nos interesa subrayar que una potencia instalada de 81 MW no equivale en absoluto al consumo de 100.000 hogares. Lo hacen mientras hay viento aprovechable. Cuando no hay, no. No hay que confundir capacidad instalada con generación anual, ¿OK? 81 MW térmicos o nucleares tal vez iluminen 100.000 hogares, porque suministran potencia firme, de base, 24×7, y a descontar días de mantenimientos, programados o no. Pero el viento es un «combustible» más veleidoso, no sólo intermitente sino impredecible. Un climatólogo puede modelizar matemáticamente cuántos dias de buen viento habrá en Diciembre de este año, pero aunque en la media general no se equivoque, el dueño de un parque ignorará todo ese mes si en la media hora siguiente el viento no se planchará, o por el contrario, se volverá demasiado brutal y habrá que clavar los frenos y poner las palas «en bandera» para que la turbina no se rompa. La intermitencia sigue algunos patrones, la impredictibilidad sucede en el corto plazo. Para dar un ejemplo, con vientos muy persistentes, como los de Pico Truncado, meseta central de Santa Cruz, el factor de carga es del 51%. Eso quiere decir que un parque de 81 MW allí genera a potencia nominal un 51% del año, es decir 186,15 días por año. A descontar de ahí los días de mantenimiento o reparación, que no sólo dependen de la marca sino de las características locales del viento. ¿Se puede decir que en Pico Truncado 81 MW eólicos equivalen más o menos al 45% de esa cifra en potencia firme, es decir 36MW térmicos o nucleares? Probablemente sí en la potencia anual generada. Pero en la realidad cotidiana, donde pesa la impredictibilidad instantánea del viento, para abastecer a 100.000 hogares hará falda «respaldo caliente», alguna central de ciclos combinados con las turbinas calientes, emitiendo gases de escape pero desconectada de la red, y lista para reemplazar al parque en pocos minutos si se cae el viento. Por ende el viento, que en una Argentina que importa todo y no fabrica nada, es abundante pero genera trabajo, tampoco es tan limpio ni tan barato como lo venden. Sin embargo, es algo que no falta en esa bella y prolija ciudad bonaerense: el factor de carga promedio en los sitios costeros del sur de la provincia es alto, el segundo mejor después de los vientos patagónicos. En Bahía Blanca, según el Lic. Roque Pedace, biólogo y magister en gestión de ciencia y tecnología, anda cerca del 60%. Pese al Plan RenovAR, el viento no es importado.
Daniel E. Arias

Refugio de Cerro Nevado en Tecnópolis

Tecnópolis, la Embajada de Suecia en Argentina y la Universidad de Gotemburgo inauguraron este domingo la experiencia de realidad virtual que permite a los visitantes recorrer el Refugio de Cerro Nevado y su entorno, e invita a reflexionar acerca del ejercicio de la soberanía nacional en el Sector Antártico Argentino.

El Ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, la directora de Tecnópolis María Rosenfeldt, el Embajador del Reino de Suecia Jan Anders Wilhelm Karlsson y el representante de la Universidad de Gotemburgo Jonathan Westin participaron este domingo 5 de febrero en la inauguración de la experiencia de realidad virtual “Refugio Cerro Nevado Antártida Argentina”. “Estas nuevas maneras de narrar y de contar una historia nos abren distintos universos. Hablaban ustedes de cambio climático, veíamos las fotografías de esa península rodeada de hielo, y hoy vemos ahí las fotos sin hielo. El significado que tiene eso para la defensa de la vida y de nuestro planeta: comprender, conocer para transformar es fundamental”, comentó el ministro Tristán Bauer.
Inauguración "“Refugio Cerro Nevado Antártida Argentina” en Tecnópolis.
Inauguración «“Refugio Cerro Nevado Antártida Argentina” en Tecnópolis.
La instalación consta de una maqueta a escala real y tecnología de realidad virtual que permite a los visitantes recorrer el Refugio de Cerro Nevado, visualizar la geografía y el material que registró la expedición científica del Instituto Antártico Argentino en 2020. También permite acceder a información y material fotográfico histórico para conocer acerca de la expedición original sueco/argentina que estableció el refugio en 1902.
Inauguración "“Refugio Cerro Nevado Antártida Argentina” en Tecnópolis.
Inauguración «“Refugio Cerro Nevado Antártida Argentina” en Tecnópolis.
Durante la inauguración, María Rosenfeldt , directora de Tecnópolis, contó que «la Universidad de Gotemburgo nos ayudó a tener una nueva experiencia en este refugio, en esta casita.. Nosotras y nosotros en Tecnópolis desarrollamos políticas públicas educativas de manera innovadora y logramos con ellas tener una experiencia virtual y acompañamos este espacio con otra experiencia que es ‘Pisar Malvinas’”. Por su parte, el embajador Jan Anders Wilhelm Karlsson agregó: “Con este proyecto podríamos ilustrar dos cosas: la importancia de luchar contra el cambio climático, los efectos en toda la sociedad, en todos lados. Lo que podemos perder, lo que arriesgamos perder si no luchamos contra el cambio climático”.
Construcción donde se establecieron los integrantes de la expedición sueca y el Alférez de Navío argentino José María Sobral.
Construcción donde se establecieron los integrantes de la expedición sueca y el Alférez de Navío argentino José María Sobral.
El Refugio Cerro Nevado Antártida Argentina fue construido por la expedición sueca al Polo Sur dirigida por el Dr. Otto Nordenskjöld en febrero de 1902. Los miembros de la expedición, que contó con la participación del Alférez de Fragata José María Sobral, fueron los primeros en invernar en la Antártida instalándose por espacio de un año en 1902 y en el año 1903 fueron rescatados por la Corbeta Uruguay cuando el buque que debía replegarlos quedó atrapado entre los hielos, dejando varados a los expedicionarios. A partir del año siguiente, el 22 de febrero de 1904, la Argentina comenzó a habitar el continente antártico. En Orcadas se izó por primera vez el pabellón argentino en la Antártida, iniciándose así su ocupación permanente y siendo los únicos allí durante los siguientes 40 años. El Refugio Cerro Nevado Antártida Argentina fue declarado Monumento Histórico Nacional y en la actualidad es visitado por miles de turistas de todo el mundo. El Instituto Antártico Argentino, junto a la Universidad de Gotemburgo y a la Embajada de Suecia en la Argentina, trabajaron en conjunto incorporando nuevas tecnologías para salvar esta pieza única del patrimonio antártico. «Refugio Cerro Nevado Antártida Argentina» en Tecnópolis se puede visitar hasta el 5 de marzo los viernes, sábados, domingos y feriados de 16 a 22 horas como parte de las actividades de Atardeceres en Tecnópolis. La entrada es libre y gratuita, sin reserva previa.

Un fondo de inversion en el que participa Arcor invierte en Ruedata, una startup latinoamericana

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Kamay Ventures, fondo de inversión regional multicorporativo que tiene entre sus principales accionistas al grupo argentino Arcor y a Coca Cola, anunció una nueva inversión en Internet de las Cosas (IoT): la startup colombo-mexicana Ruedata, que desarrolló un software de administración de stocks de neumáticos para empresas de transporte, basado en tecnología y análisis de datos. Esta herramienta permite a las empresas ahorrar entre uno y dos millones de dólares al año y reducir las emisiones de dióxido de carbono de hasta 25 kilos por neumático. El sistema de Ruedata ayuda a medir los neumáticos y a comprarlos, a tener información en tiempo real sobre su desgaste o movimiento y a identificar robos y problemas mecánicos de toda la flota, lo que genera un impacto positivo, tanto económico como de seguridad vial. Ruedata actualmente tiene oficinas en Colombia, México y Brasil y clientes en Argentina, Chile, Perú, Bolivia y República Dominicana, pero tienen planes de crecimiento en todos los países ya que ofrecen soluciones de forma virtual. Con la inyección de capital que recibió por parte de Kamay Ventures, Ruedata tiene como objetivo consolidarse en México y Brasil, mejorar los productos que ofrecen y alcanzar 100.000 vehículos a fines de 2023 en todo América Latina. Esta es la segunda apuesta del fondo Kamay en la vertical IoT, tras invertir en Wiagro, y se suma a otras del portfolio como Auravant, Zippin, Kilimo, Retrypay, Altscore y Aerialoop.

Argentina: un pais adicto a la inflacion

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Reproducimos esta excelente nota de Juan Manuel Telechea. Es un diagnostico duro pero necesario. Hoy no hay dudas de que el principal problema de la economía es la elevada inflación. Esa es la causa central del mal funcionamiento del sistema económico que no le permite crecer. Si tomamos la última década (2012-2022), podemos advertir que la inflación se cuadruplicó -pasó de 23% anual al 92% actual- mientras que el PBI per cápita se redujo 7%. Asimismo, existe amplia evidencia en la literatura que muestra que, a partir de cierto umbral (ubicado entre el 20% y el 40% anual, dependiendo del trabajo), se observa una clara relación negativa entre esta variable y el crecimiento (ver, por ejemplo, Barro, 1995; Bruno y Easterly, 1998; Khan y Senhadji, 2001).

«Campeones del mundo»

Si examinamos desde 2010 en adelante, hubo solo dos países en el mundo que durante todos los años presentaron una inflación anual superior al 20%: Argentina y Venezuela. Ojo, eso no significa que sean los casos más críticos. Por ejemplo, Líbano —que en 2010 tenía una inflación del 4%— tuvo una crisis económica en 2019 (con corralito incluido) que llevó a que la inflación fuera del 155% en 2021; Sudán presentó una escalada inflacionaria prácticamente ininterrumpida, que pasó del 11% en 2010 al 383% en 2021; Zimbabue, cuya inflación había sido prácticamente nula en toda la década, fue afectada por una sequía histórica que hizo que la inflación superara el 550% en 2020. Lo que distingue a la Argentina de estos países es que acá no se observó ninguna catástrofe económica, política o climática. Y, lo que es más llamativo de todo, es que a lo largo de toda esta década la inflación, como problema, prácticamente desapareció en todo el mundo. Recién ahora con el impacto que tuvo el COVID-19 en las cadenas globales de suministros, combinado con el aumento en los precios de la energía y los alimentos que provocó la guerra entre Rusia y Ucrania la inflación volvió a aparecer como un potencial problema, aunque todavía lejos de ser algo grave. Como se puede ver en el gráfico a continuación, que muestra para cada año la cantidad de países que tuvieron un aumento de precios superior al 20% anual, la inflación fue un problema relativamente global entre 1974 y 1995 (donde aproximadamente el 30% del mundo tenía una inflación elevada), pero una vez que los países lograron contenerla, no volvió a manifestarse. Salvo, claro, en muy escasas excepciones, como Argentina, que volvió a tropezar con la misma piedra.
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Cantidad de países con inflación superior al 20% anual

Fuente: Elaboración propia en base al Banco Mundial.
¿Por qué sucedió esto? Seguramente la primera respuesta que se nos venga a la cabeza es por una mala gestión. De acuerdo, de eso no hay dudas. ¿Pero alcanza con eso para explicar por qué fuimos uno de los pocos países con este problema? ¿Todo el resto del mundo hizo bien las cosas y nosotros no? Por lo general, no suelo utilizar la categoría “excepcional” para clasificar el comportamiento de las distintas variables de la economía argentina, porque muchas veces se lo cataloga de esta manera cuando, en realidad, los datos muestran algo distinto. Pero para la inflación argentina parece una categoría apropiada. Si tomamos todos los países que figuran en la base de datos del Banco Mundial con estadísticas de la evolución de los precios desde 1970 a la fecha (son más de 90) y utilizamos como corte una inflación anual del 20%, vemos que Argentina lidera el ranking: es el país que más años convivió con una inflación anual superior al 20%, 37 de los 53 años, es decir, exactamente el 70% del tiempo. Le siguen la República Democrática del Congo y Sudán (32 años), Turquía (29), Uruguay (25) y Ghana (24). Dada la cercanía, es dable aclarar que en la actualidad no hay similitud con el caso uruguayo, ya que no presenta una inflación superior al 20% desde 1998. Por otro lado, para Venezuela solo hay datos a partir de 1980, pero durante ese período convivió con una inflación elevada el 74% del tiempo, superando a la Argentina.

«Inflacionarios anónimos»

Al margen de que seamos el país de mayor inflación o no, evidentemente tiene que haber algo más —aparte de la mala gestión— que explique este problema recurrente. Y ahí tiene que estar la respuesta, en la recurrencia. Como si tuviésemos una predisposición a la inflación. O una enfermedad crónica. Como mostramos en una edición anterior, esto es porque la inflación tiene memoria, que podríamos definirla como la capacidad que tiene un proceso, en un momento dado, de conservar ciertas características a pesar de que las causas que la originaron ya no se encuentran presentes en ese momento. Así, el comportamiento de dicho fenómeno no puede ser explicado sólo por las circunstancias actuales, sino por todo el proceso acumulado en el tiempo. Asimismo, esto es lo que lo hace tan difícil de solucionar. Para entenderlo mejor, podemos compararlo con lo que le sucede a una persona que tiene problemas con el cigarrillo. Como la nicotina genera una adicción, eso hace que, a medida que la persona fuma más, se vuelve más dependiente. Con el transcurso del tiempo, la adicción se vuelve cada vez más difícil de combatir. No solo eso, sino que, aún si esa persona lograra dejar de fumar, las ganas de hacerlo la van a acompañar toda la vida, lo que hace más factible la recaída. Por tales motivos, el pecado original fue permitir que, tras la salida de la convertibilidad, la inflación volviera a ubicarse en niveles relativamente elevados. Para peor, en ese momento ni siquiera se consideró que fuese un gran problema, al punto de manipular las estadísticas oficiales para ocultarlo. Así, dejamos rápidamente atrás un contexto de inflación baja, para pasar a lo que la literatura denominada regímenes de inflación moderada, que se producen cuando los incrementos de precios se sitúan en un rango de entre 15% y 30% anual por más de tres años consecutivos (ver, por ejemplo, los trabajos de Dornbusch y Fischer, 1993; o Morra, 2014). Posteriormente, la inflación elevada, combinado con una serie de shocks externos, la acumulación de malas políticas macroeconómicas y un endeudamiento en moneda extranjera irresponsable se tradujeron en recurrentes devaluaciones que llevaron a la economía a la siguiente fase, el régimen de alta inflación, tal como se puede apreciar en el siguiente gráfico.

Inflación (en % anual)

Fuente: Instituto de Trabajo (ITE) e INDEC.
  Lo más preocupante de todo es que la fase siguiente es la hiperinflación. Ojo, con esto no estamos diciendo que estemos cerca de una catástrofe así. Por lo general, este proceso tarda varios años —y un par de experiencias fallidas más— hasta materializarse. Por ejemplo, antes de que la hiperinflación argentina de 1989 tuviera lugar se observaron 14 años consecutivos de inflación superior al 100% anual (con la única excepción del año 1986, cuando se aplicó el Plan Austral, que fue del 90%). Pero, precisamente por eso, debería ser la prioridad absoluta de la gestión económica.

«Un plan para dominarlos a todos»

Gran parte de la dificultad para combatir a la inflación reside en lo persistente que es este fenómeno frente a la aplicación de políticas económicas aisladas que buscan frenar los aumentos de precios. En los últimos años, se aplicaron políticas monetarias contractivas (la recomendación más utilizada por los bancos centrales en todo el mundo), controles de precios o anclas cambiarias, y todas fallaron. En algunos casos se observó cierta reducción de la inflación, pero luego resurgió (incluso retomando impulso y aumentando a una velocidad mayor). Esas herramientas pueden funcionar para contrarrestar un aumento repentino de los precios en una economía estable, pero no sirven para luchar contra una inflación crónica. En este tipo de casos, hay dos rasgos particulares que hacen que las políticas tradicionales no sean eficaces: la inercia y la falta de confianza en la capacidad para lograrlo. Para entender bien el concepto de inercia, quizás lo mejor sea apelar a su ciencia de origen, la física. Ésta la define como la resistencia que pone un objeto a que se modifique su estado de movimiento, incluyendo cambios en la velocidad o en la dirección del movimiento. Dicho de otra manera, la inercia no es una fuerza, sino lo que queda una vez que se eliminan todas las fuerzas que operan sobre el objeto. Llevado a la economía, esto significa que aun si lográramos eliminar de un plumazo todas las causas actuales que explican la inflación, seguiríamos observando aumentos de precios por varios meses más. Esto se explica, fundamentalmente, por el grado de indexación de la economía, es decir, por la cantidad de contratos (formales o informales) que se utilizan para ajustar los distintos precios y costos en un entorno inflacionario (esto lo analizamos en detalle acá). Si nos ponemos a mirar alrededor, notaremos que la indexación está por todos lados. La paritaria es el ejemplo clásico más visible, pero lo mismo aplica para los alquileres, el gasto público (por ejemplo, con la Asignación Universal por Hijo/a o la jubilación mínima) o incluso la manera en la que las empresas determinan sus aumentos de precios, porque para tomar dicha decisión no solo tienen en cuenta los incrementos de sus costos sino también los precios que esperan que fije la competencia. Para eso, por lo general su mejor estimación es que los mismos se van a comportar en línea con la inflación pasada. Así, podemos advertir que todos los precios de la economía se encuentran atados —parcial o totalmente— a la inflación pasada a través de un entramado de contratos. Esto hace que sea muy difícil bajar la inflación de manera rápida, ya que buena parte de la misma no depende de las condiciones presentes, que son precisamente aquellas sobre las cuales tiene impacto la política económica. Esto significa que la inercia tiene un efecto propagador, que hace que el proceso inflacionario sea más estable, pero, a la vez, más persistente, provocando que cualquier tipo de shock o cambio brusco en la política económica se transmita lentamente hacia los precios, pero prolongándose por bastante tiempo. Pensemos, por ejemplo, lo que sucede cuando uno calienta a 50 grados la punta de una barra de acero. Al tocar la otra punta no sentimos ningún cambio de temperatura. Pero a medida que el calor se propaga por la barra, la punta empieza a calentarse hasta que, finalmente, alcanza los 50 grados, logrando un punto de equilibrio. Si luego de esto, apagamos el calentador —es decir, aplicamos un cambio brusco— buscando reducir la temperatura, veríamos que tarda bastante tiempo en materializarse. Esto nos lleva al segundo rasgo distintivo, la falta de confianza en que el gobierno de turno pueda bajar la inflación, la cual está explicada por la falta de resultados mencionada anteriormente. Esto le quita potencia a la política económica porque las empresas para determinar sus precios también toman en cuenta la inflación futura, es decir, lo que esperan que suceda con el resto de los precios. Como mostramos acá, si las empresas creen que las políticas aplicadas van a funcionar, eso por sí solo ya va a tener un impacto mitigador, a través de la menor inflación proyectada. Por el contrario, el anuncio de medidas aisladas, que encima por lo general son elaboradas como respuesta a las distintas tensiones que van surgiendo, difícilmente tengan ese efecto persuasivo. Todo lo anterior sirve para cerrar con la conclusión más importante de todas. La única manera de atacar un fenómeno multicausal como la inflación, cuyos 4 componentes principales son la falta de dólares, el excedente de pesos, la inercia y la falta de credibilidad, es con un plan de estabilización diseñado a medida para atacar de manera simultánea los cuatro frentes.

Juan Manuel Telechea

La saga de la Argentina nuclear – XXVI

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Cuando la actividad nuclear argentina está en riesgo, queremos repasar algunos momentos del largo esfuerzo que la construyó Estos capítulos sobre el átomo en Brasil fueron escritos tras el golpe que puso en el gobierno a Michel Temer, cuando todavía Jair Bolsonaro era políticamente inviable y al hoy nuevamente presidente Lula lo esperaba una opereta judicial que lo tendría preso 580 días. El «mago» del programa nuclear brasileño, el Alte. Othon Luiz Pereira da Silva, también estuvo en prisión con cargos dibujados, y todas las perspectivas -por edad y longitud de la condena- de morir tras las rejas. Lo soltaron en una de las tantas reculadas en chancletas de la justicia federal brasileña, pero por ahora no parece haber vuelto a su misión principal: terminar Angra III. Sería el relanzamiento de una «renuclearización» de la red eléctrica brasuca, sin la cual el país no tiene futuro. Marina Silva, en cambio, volvió a su puesto original en el primer gabinete de Lula, Ministra de Medio Ambiente. Lo que está en juego en esa reconciliación, más hija del espanto que del amor, no es nacional sino regional. Y comprende incluso las lluvias estivales de nuestra Pampa Húmeda (ver aquí). Todo eso no existía cuando se escribió este texto. A tener en cuenta. En cuanto a los anteriores capitulos de la saga estan aqui

Marina Silva y Lula: divorcio trágico

La génesis de la percepción “del átomo malvado” merece examen: ya no es credo  de “minorías intensas” sino algo implantado en casi toda la sociedad brasileña, menos discutible que la redondez de la Tierra. Viendo las cosas en su origen, los militares cometieron la estupidez insuperable de inaugurar el complejo de centrales nucleares Almirante Álvaro Alberto en Angra dos Reis, un parque nacional a sólo 151 km. de Río de Janeiro. Angra tiene un combo de 365 islas, playas inmensas, manglares, aguas prístinas, relictos selváticos de Mata Atlántica, navegación a vela, buceo y ecoturismo. Los militares –y la democracia posterior también- dejaron que Angra se urbanizara con condominios de lujo, paraísos de “weekend” para los cariocas ricos. Son tres usos de la tierra bastante incompatibles entre sí. Los argentinos carecemos de escapadas de esplendor geográfico equivalentes a Angra a tiro de La Reina del Plata. ¿Pero cómo se pondrían los platudos en La Horqueta, Barrio Parque y Recoleta si se levantaran tres centrales nucleares en Cariló? Toda vez que los chicos rubios que salvan las ballenas y el planeta salen por la Rede Globo vaticinando Chernobyles en Angra, cruje el valor inmobiliario invertido allí por los que cortan el bacalao en Río. ¿Empieza a entender por qué –además de las habilidades extorsivas de Jimmy Carter– en Brasil no hay 4 ni 8 centrales, como quería el dictador militar Ernesto Geisel, sino 2 y media? Angra III se empezó en 1984. En 1989 debió haber entado en línea. Como sucedió con sus predecesoras, la construcción se paró demasiadas veces. Aunque en 2010 el presidente saliente, Luiz “Lula” da Silva, trató de ponerle fecha de terminación en 2015 y reactivar proyectos por 4 o 5 centrales más, no tuvo maldita la chance con aquel Parlamento repleto de aspirantes a golpistas, y las tribulaciones ulteriores de su sucesora Dilma Rouseff con la opereta judicial llamada “Lava-Jato” terminaron sacando del ring al alma viviente del Programa Nuclear Brasileño: «seu Othon», como lo llamaba el público, porque tenía una inexplicable popularidad rara en milicos o tecnólogos, y era ambas cosas. El almirante Othon Luis Pinheiro Da Silva, el hombre a cargo –entre otras cosas- de construir la propulsión nuclear del submarino brasileño, ese sueño eterno del país resucitado por Lula. La “opereta política” montada contra Rouseff, el Lava-Jato, dejó preso a Pinheiro da Silva desde fines de Octubre de 2015. Y era un ícono. Y llegamos al caso de otro ícono: Marina Silva, compañera juvenil de militancia del “seringueiro” Chico Mendes, aquel cauchero artesanal asesinado por defender su pedazo de Amazonía en Acre de los “grileiros”. Estos son ladrones de áreas protegidas y otras tierras fiscales selváticas. Generalmente se trata de ganaderos, pero se hacen mineros, madereros o de otras profesiones, de acuerdo al carácter bio y geomorfológico del pedazo de planeta que logren robar. “Grilar” es dejar varios meses una escritura falsificada de cesión a propiedad privada de tierras públicas en una caja con grillos, para que el papel adquiera el aspecto amarillento y roído de un documento oficial de 1930, o por ahí, y coincida con la fecha inventada de la entrega, y los sellos y firmas fraguados. Con tales artesanías de escribano, los grileiros hace más de medio siglo que expulsan a la población residente en la Amazonía para hacer talas rasas y poner ganado, represas o lo que venga, con ayuda de gobernadores, jueces, policías y sicarios. En Brasil las cosas se hacen a lo grande: en 2012 murió Cecilio do Rego Almeida, tras “grilarse” 4,7 millones de hectáreas, la superficie sumada de Bélgica y Holanda, en el estado de Pará, área del río Xingú. Su grupo, CR Almeida, reúne 30 empresas, algunas de ellas de ingeniería. Marina Silva empezó la vida como “alimento balanceado” de tipos como do Rego Almeida:  paupérrima seringueira amazónica, huérfana temprana que sobrevivió a hepatitis reincidentes, varias expulsiones de tierra, envenenamiento con metales pesados liberados por la minería de oro, y sobre todo, a muchas amenazas de muerte, esta mujer aprendió a leer a los 16 años, se licenció en historia en la Universidad de Acre a los 28, y pasó de mucama doméstica a activista con Chico Mendes, y luego del asesinato de Mendes, a militante del PT, concejala, diputada nacional y Ministra de Medio Ambiente en el primer gobierno de Lula, entre 2003 y 2008. Este personaje gigantesco –tanto como Lula- no tardó en quedar aislada de ellos y respecto del gabinete del PT. Cayó en desgracia porque en su guerra personal contra los grileiros fue tan “al hueso” que bajó la tasa interanual de deforestación de la Amazonía en un 56% mientras duró su ministerio. La a agroindustria, la minería y las constructoras se la juraron. Su ruptura con Lula tuvo varias causas más, pero la principal fue el apoyo del PT a dos megaproyectos “hidro” en la selva, el desvío del San Luiz y luego aquel represamiento múltiple del Xingú, Belo Monte. Y es que los megavatios “de base” de algún lado tienen que salir. En Brasil, donde Petrobras descubrió no poco petróleo nuevo, off-shore y a 7 km. verticales de la superficie, está creciendo la energía térmica. También hay un “boom” eólico fulminante. Pero el viento es un recurso intermitente: no genera electricidad de base, que es la que cubre demanda 24x7x365, especialmente la industrial. Y en un país tan represado como Brasil, siempre falta potencia de base en años secos como 2001 y 2015. En los años secos (toda esta última década lo ha sido en general) las ciudades entran en apagón, la industria reduce turnos, o cierra, y la hidrodependencia se vuelve una fuerza recesiva formidable. Es lo que desgastó más la presidencia de Henrique Cardoso, y una de las razones por las cuales en 2003 Lula por fin lo pudo derrotar en elecciones. Y qué hidrodependencia: entre el 77 y el 85% y hasta el 95% de la electricidad sale de turbinas hidráulicas, según la hidrocidad de los ríos. Más de 400 embalses artificiales entre el trópico y los 30º de latitud Sur son demasiados, incluso en el país más fluvial del planeta. Todo lo bueno y con alta densidad energética se represó hace rato y lo que queda son ríos selváticos de llanura, con caudal locamente variable por estacionalidad monzónica, poca pendiente, baja densidad energética, orillas no demarcadas, lagos enormes y un impacto social, político y ambiental múltiple. La densidad energética puede ser indicativa de impacto social, pero es medible científica y objetivamente: una muy buena represa, como Xingó, genera 50 vatios por metro cuadrado de lago (w/m2). Una buena, como Itaipú, rinde 8,13 w/m2, y una mala en serio como la selvática Tucuruí, 1,74 w/m2. Xingó tiene 3000 MW instalados y un lago de apenas 60 km2. En cambio, Tucuruí tiene 4240 MW instalados, pero su desaforado lago mide 2340 km2. De ahí su baja densidad energética. Y las hay peores. represas Turbinando o vertiendo agua podrida del hipolimnio lacustre, algunas represas amazónicas generan tantos gases invernadero por megavatio/hora como las  centrales térmicas de carbón. Los embalses en zona tropical y fértil tienen un “epilimnio” superficial de agua bien oxigenada, y un “hipolimnio” profundo de agua pobre en oxígeno y saturada de “gases invernadero” disueltos, creados por la putrefacción de materia orgánica. Los gases se evaporan de la superficie del lago, pero las turbinas y vertederos los ventean desde las turbulentas corrientes generadas aguas abajo del cerramiento. Hasta 1980 se creía, ingenuamente, que la hidroelectricidad era la respuesta contra el recalentamiento global. Haceme reír. Estudios posteriores mostraron que en los trópicos y subtrópicos, los lagos y el agua turbinada emiten cuatro de los seis llamados “gases invernadero” principales: dióxido de carbono, metano, óxido nitroso y sulfuro de hidrógeno, productos de la putrefacción vegetal. Las emisiones sin embargo varían con cada lago hidroeléctrico, su latitud, su temperatura, su fotosíntesis y su profundidad, porque no hay dos iguales. En líneas generales, los de baja densidad energética llegan a emitir más toneladas anuales de carbono por megavatio/hora producido que las peores plantas termoeléctricas: las de carbón. Los mejores lagos parecen ser los de alta densidad energética, y emiten –según estudios de Luiz Pinguelli Rosa– menos toneladas/kw/h que las mejores plantas térmicas, que son las de ciclos combinados que queman gas natural. Lo cierto es que el verso de la hidroelectricidad con cero impacto invernadero no se sostiene, al menos en países calientes. Pero el venteo de tales gases no ocasiona ningún problema local: agrava uno planetario. Es una “externalidad”. Mientras Pakistán, Vanuatu, Holanda y Bangla Desh no le reclamen nada a Brasil por sus inundaciones cada vez peores, todo bien. Los impactos sociales y políticos locales son más trágicos, de pago al contado, y muy “in situ”. A través de corporaciones mixtas (Norte Energia) en que se mezcla dinero del BANDES con constructoras privadas, el estado federal vuelve a financiar como en épocas militares la expulsión, generalmente con alguna masacre de indígenas de poca difusión, en favor de las empresas y sus represas, «el progreso». Lo que se pierde, además de recursos biológicos y bosque, es el “ethos” mismo de la república, especialmente cuando el PT, el partido de los pobres urbanos, termina haciendo las mismas perradas que el general Emilio Garrastazú-Médici en sus “limpiezas étnicas” del Amazonas, allá a comienzos de los ’70, pero a una escala mayor. La Constitución de 1988, que le da ciudadanía plena y propiedad de sus tierras a los indios se disuelve en fuego, humo, tumbas clandestinas y pasadas de topadora. En 2010, con pleno acuerdo del PT y la oposición –pero no del PV- se aprobó Belo Monte, construida a velocidad “warp” en más o menos 1/3 del tiempo que tomaron las dos primeras “Angras”, porque había que ir más rápido que los recursos de amparo. El asunto nunca llegará a la Suprema Corte: con una decisión express de la Abogacía General de la Unión, el Poder Judicial desechó de un saque más de 20 acciones interpuestas por el Ministerio Público Federal. Lo hizo con un rarísimo instrumento legal llamado “suspensión de seguridad”: en síntesis, se construye primero, y después se litiga a ver si se construye. Sic. Pese a su pragmatismo, por su historia y su origen, Marina Silva dio el portazo antes en el PT. Y no le fue mal con el Partido Verde, o más bien viceversa. Hace poco, Silva adoptó algunas ideas muy “piantavotos” en la base urbana progre: se hizo pentecostal, ergo antiaborto en materia de derechos femeninos, y de yapa creacionista en materia educativa. Y aún con tales mochilas milicoides en su programa, en las elecciones presidenciales de 2010, ya como rival de Roussef, Silva sacó el 19,3% de los votos. En 2014, con 21%, quedó sólo 7 puntos abajo que la infortunada ganadora, Dilma, y bien por encima del olvidable Aecio Neves. Si había ballotage, quizás Silva ganaba. El “trabalhismo”, muy distributivo pero también espantosamente “friendly” con las constructoras, logró hacer enemigos profundos de aliados naturales, y la Silva transformó al PV en una fuerza nacional, multiclasista, con despliegue territorial… y golpista. Las 14 turbinas Francis de Belo Monte (4 son de Pescarmona) giran desde marzo de este año, y el lago irá creciendo hasta que sepulte 668 km2 de selva amazónica: tiene 4,2 veces la extensión del de Yacyretá. Por el lado malo… hubo que “remocionar” (eufemismo casi novedoso) a 40.000 pescadores-cazadores-recolectores Xingú y Kayapó, hasta 2010 alimentariamente autónomos, y hoy despojados de sus ríos, selvas y aldeas porque todo se lo va tragando el lago. Ya son IDS hacinados en campamentos, desconcertados padres de una próxima ola de “favelados” urbanos, aunque a algunos los mataron porque se resistieron. El 4% de estos IDS recibió otra casa, que a diferencia de la que tenían junto al río viene sin profesión ni pertenencia a una sociedad organizada. Al 96% restante le dieron bonos, algo de efectivo, o nada. “Eletricidade limpia”… Las cuentas de si el Brasil industrial y urbano con esto gana o pierde plata son casi estúpidas. En ríos de llanura lo típico es que se genera poca electricidad, medida contra gastos y costos colosales. Los MW instalados en Belo Monte son 11.000, pero el “factor de carga” del Xingú es de sólo el 39%, por eso esos 3 a 4 meses de estiaje anual del rio en años normales. Así, la producción anual de Belo Monte equivale a la de 5000 MW nucleares con un factor de disponibilidad «setentoso» del 85%, como el que debió haber tenido Angra I (y no lo tuvo). Curiosamente, Belo Monte genera tanta electricidad anual como la que entregaría lo que quedó sin hacerse del plan de 1975 del dictador Geisel. Sus 8 centrales alemanas SIEMENS habrían ocupado unas 800 hectáreas de tierras sin mayor valor etnológico, cultural o biológico. Eso es 835 veces menos superficie que la del lago de Belo Monte, cuando se termine de llenar. OK, estoy haciendo trampa. Añadimos las superficies afectadas a minería y fábricas de combustibles típicas de todo programa de centrales atómicas de potencia. Y además, también las tierras que ocupará el repositorio de desechos nucleares “de alta”, cuando llegue el momento de hacerlo. Salvo en Finlandia, donde ya entraron en funciones dos repositorios geológicos “de alta” y “de media” en Olkiluoto, a profundidades de 500 y 250 metros en roca estable, en superficie esos siempre son usos conflictivos de la tierra, y lo serán aún más en Brasil, con su grieta antinucelar. Pero a la hora de sumar hectárea afectadas e impacto biológico REAL, son muchas menos de las del Brasil víctima de “la fiebre de las represas”. Y a no confundirse: más allá de las truculencias de las “minorías intensas” como Greenpeace, el antinuclearismo descafeinado pero difuso e infuso en la sociedad brasileña tiene al menos uno de sus orígenes en el talón de Aquiles de casi todo programa nuclear: el sector minero de uranio, que es impresentable. Pero atención a esto: no lo es por nuclear, sino por minero, por su impacto químico en tierras y napas. Las compañías mineras tienen en casi todos lados, salvo donde se las persigue y aprieta, la maldita costumbre de gestionar en forma precaria sus pasivos ambientales, sobre todo los diques de colas. Llenos de metales pesados y líquidos de un pH escalofriante, los diques son el regalito que le queda a las generaciones futuras de lugareños cuando la mina cierra y la multinacional propietaria se va silbando bajito a otros lados, sin dejar bienes ejecutables “in situ” como garantía. Y si hay litigio, a dirimirse en los tribunales del país de la casa matriz. Sic. Las leyes mineras de casi toda Sudamérica fueron modificadas en los ’90 y hoy son todas mellizas, muy parecidas en este “andá a cantarle a Gardel”. La Argentina, hay que reconocer, tiene una del período de Domingo Cavallo que hasta está fue traducida al castellano y todo. En Brasil, la mala fama del Programa Nuclear Brasileño tiene al menos tres nombres mineros: Caldas, en el estado de Minas Gerais, Caetité, en Bahía, Santa Quiteria en Ceará, todos con pasivos a remediar, con vecinos afectados por contaminación química de tierra y aguas, rodeadas de vecinos furiosos… y menos invisibles para los medios que los indios amazónicos. Como expresión medible del problema político de las represas, 6 años más tarde de la aprobación de Belo Monte, los diputados del PV, con Silva a la cabeza, levantaron, unánimes, la mano a favor del “impeachment” de Dilma Rousseff, sin que les importara mezclarse con una lúgubre caterva de tilingos, chorros, asesinos de indios, nazis y golpistas confesos, pero bien blindados en fueros legislativos y judiciales. De verdes a podridos, viaje sin escalas. Si no resucita su Programa Nuclear, no resucita Brasil. No sé si esto es una fotografía o un epitafio del átomo brasileño. Pero no ignoro lo que se juega Argentina en ello.

Daniel E. Arias

Un laboratorio argentino desarrolla tecnología para reemplazar el testeo en animales 

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«Nuestro trabajo se enfoca en incorporar y optimizar metodologías alternativas al uso de animales que ya fueron validadas en otros países, y en desarrollar nuevas metodologías que buscan responder preguntas relacionadas a la evaluación de seguridad de productos, para las cuales aún se requieren ensayos en animales», describió María Laura Gutiérrez, directora del Laboratorio de Métodos Alternativos al uso de Animales (LMA-EBAL). La investigadora destacó que «el propósito era que un laboratorio argentino los incorpore por primera vez y los ponga a disposición de la industria local para que sean aplicados a ensayos de seguridad que son requeridos por ANMAT y SENASA», de esta manera, «aquellas empresas que no quieren testear en animales ya lo pueden hacer en el país». En sus inicios en 2016 el laboratorio incorporó métodos para evaluar el potencial de irritación y corrosión ocular de productos como agroquímicos, cosméticos, domisanitarios (productos de limpieza hogareña) y fármacos que ya habían sido validados por Unión Europea (por el ECVAM – Centro de validación de métodos alternativos de unión Europea) y la OCDE. Gutiérrez explicó que esta tarea no fue sencilla: «La incorporación de una metodología validada no es un trabajo fácil ni rápido, requiere know-how (conocimiento previo) especifico y una inversión económica», detalló. Con el tiempo, el laboratorio sumó ensayos validados para evaluar sensibilización dérmica (conocida clínicamente cómo dermatitis o alergias), irritación dérmica, fototoxicidad y toxicidad oral: «Todas estas metodologías se basan en modelos no animales que principalmente utilizan cultivos de células, cultivos de órganos y cultivos de tejidos reconstruidos», describió. A modo de ejemplo, la investigadora contó que tienen un modelo de epidermis humana reconstruida a partir de células madre epiteliales de piel humana obtenidas de donantes durante cirugías plásticas. «Por otro lado -señaló- los ensayos en animales aún son requeridos porque faltan desarrollos de modelos in vitro (en cultivo de células o tejidos) que cubran toda la evidencia que es necesaria presentar en el reporte de seguridad de los productos al momento de su registro». «En este sentido es que tenemos líneas de investigación originales, en las que empleamos los modelos antes mencionados y células madre con el propósito de desarrollar métodos innovadores», dijo. Ventajas La especialista explicó que estos métodos de testeos representan numerosas ventajas sobre los que se realizan en modelos animales. «En primer lugar, con los avances en el desarrollo de la biología celular y molecular y la ingeniería de tejidos no es ético continuar empleando animales, con el sufrimiento que implica, cuando existen herramientas que pueden generar modelos que los reemplacen», sostuvo. En términos de eficacia, destacó que «en la mayoría de los casos los modelos que emplean células o tejidos reconstruidos representan mejor la fisiología y fisiopatogenia humana que los modelos animales clásicos como rata, ratón, conejos y cobayos». En la actualidad son cada vez más los países que imponen restricciones y prohibiciones a la comercialización de productos que fueron testeados en animales, por lo que resulta una barrera para aquellas pymes nacionales que quieren acceder a esos mercados. En la región, por ejemplo, países como Brasil, Colombia, Chile ya tienen restricciones y prohibiciones para el testeo de cosméticos, las cuales se van a ir implementando en etapas, gradualmente a medida que vayan incorporando los métodos alternativos, que llevan tiempo. «Por eso es importante, aunque aún no haya legislación, trabajar en esta temática porque las prohibiciones van a llegar. Por otro lado, aunque en Argentina no tenemos actualmente restricciones, cada vez son más los consumidores que eligen comprar productos no testeados en animales por lo que también condiciona la demanda local», concluyó.