Abel B. Fernández


Abel B. Fernández
En el marco de la Cumbre Mundial de Salud Mental realizada en Roma –donde se eligió a la Argentina como sede de la próxima cumbre– la ministra de Salud, Carla Vizzotti, detalló que, entre otras medidas, «se está desarrollando un plan de infraestructura para construir casas de medio camino que faciliten, como paso intermedio, la desinstitucionalización de pacientes».
Indicó además que se están generando líneas de financiamiento en hospitales generales para la atención de salud mental en el sentido de la desmanicomialización, así como se está procurando para la ampliación del sistema de atención a través de la red de telemedicina. Vizzotti participó el viernes en una sesión paralela a la Cumbre titulada “Implementación y sostenibilidad” durante la cual detalló que los fondos adicionales apoyan la creación de una línea telefónica específica y gratuita que funciona las 24 horas los 7 días de la semana con atención para emergencias de salud mental. Además «se realizan intervenciones clave adicionales para apoyar la implementación de la Ley Nacional de Prevención del Suicidio Nº 27.130, y aumentar el número de unidades de atención médicas a las que se brinda provisión de botiquines que incluyen psicofármacos, en el marco del Programa Remediar«, precisó la ministra. «La salud mental es una prioridad a la que debe hacerse frente a través de la implementación de políticas de atención con un enfoque integral basado en la comunidad y siempre velando por la protección de derechos humanos y equidad de género», sostuvo Vizzotti. Y subrayó: «Hablamos de una política centrada en la promoción, prevención, asistencia y continuidad de la atención en salud mental integral y bajo el paradigma comunitario”.Esta noticia hace presente el caso de una empresa que sirve como paradigma de una discusión que no se ha resuelto en Argentina. Uno de tantos debates… Se trata de un emprendimiento minero comenzado por razones estratégicas: la necesidad de disponer de un combustible entonces clave -y que todavía es importante: preguntarle si no a Polonia y a Alemania- y el desarrollo de una región poco poblada -que lo sigue estando. Pero el carbón que se encontró no es de buena calidad -como combustible, al menos- y desde hace varias décadas se discute qué hacer con la mina. Un lado del debate insiste en cerrarla. El otro, es consciente de la pérdida de empleo en una región con pocas alternativas. Y mientras tanto, no se buscan ni se promueven los desarrollos científicos y técnicos que podrían «poner en valor» esa explotación. O tal vez se está haciendo, pero no se conocen. En cualquier caso, es necesario que esto se debata públicamente.YCRT esta poniendo a punto una tunelera KTW 200, con la asistencia de técnicos polacos de la firma FAMUR. Con dos de estas tuneleras incrementará la explotación de carbón en Río Turbio para abastecer a la Central Termoeléctrica 240 MW, a la Usina 21 MW, canon minero y ventas. pic.twitter.com/oHSKHDMxwC
— Nicolás Deza (@NicolasDeza) October 19, 2022
"Las grandes potencias tienen grandes monedas" dice Robert Mundell. La declinación relativa de la Libra Esterlina acompaña acompasadamente el menor peso gravitacional relativo que experimenta el Reino Unido en los asuntos globales pic.twitter.com/ksLfZXpoYH
— Esteban Actis (@actis_esteban) October 18, 2022
Comenzó el primer Congreso Científico Provincial Sobre la Antártida, en Tierra del Fuego. Reúne a investigadores y académicos cuyas agendas de investigación se centren en el continente blanco.t.co/FxeegjlLlL
— Periferia (@periferiacts) October 20, 2022
Lionel Messi launches investment firm targeting sports and tech.
— International Champions Cup (@IntChampionsCup) October 19, 2022
Holding company "Play Time" will be based in San Francisco 🧑💻💰 pic.twitter.com/Jhbn1g4smh
Rana Foroohar
Comentario de AgendAR: Este artículo trae mucho para reflexionar y debatir. Aquí sólo me interesa remarcar un párrafo: «Incluso antes de la pandemia y la guerra en Ucrania, los precios de las cosas que nos hacen de clase media, desde la vivienda hasta la educación y la atención médica, estaban aumentando mucho más rápido que los salarios». Muy cierto, y lo que señala abarca mucho más que los salarios, y la etapa posterior a la crisis de 2008. La economía global, a partir de los ´70 del siglo pasado, hizo accesibles para grandes mayorías bienes de consumo desde celulares a zapatillas deportivas. Pero aquellos que eran símbolos de las clases medias tradicionales, un empleo estable, el acceso a la casa propia, una atención médica personalizada, se han ido volviendo más lejanos.Abel B. Fernández
DiDi Moto tiene fecha prevista de lanzamiento para las próximas semanas y Argentina será el tercer país en Latinoamérica en ofrecer esta propuestaHace más de un año y medio que DiDi llegó a Argentina y está presente en la región desde hace más de tres años. A nivel local, ya son más de 5.5 millones de personas las que se descargaron la app para moverse y más de 250.000 conductores que se registraron para generar ganancias. Este crecimiento se debe en parte a las características diferenciales que ofrece la app para conductores, como mapas de alta demanda, incentivos atractivos y comisión del 0% para taxistas, entre otros.
No es la primera vez que el rubro textil aumentó más que la inflación general. Más bien al contrario: se convirtió en una constante en lo que va del año, con excepción de enero y febrero. En septiembre, los precios registraron un aumento generalizado del 6,2%, cuando esta categoría presentó un alza del 10,6% (+4,4 p.b). En agosto, aumentaron 7% versus 9,9%, respectivamente. En julio, la inflación fue del 7,4%, pero alcanzó el 8,5% para esta categoría. Y la lista continúa.
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Desde la ONG Fundación ProTejer -muy vinculada a la Secretaría deIndustria- esta vez decidieron no salieron a defenderse porque creen que ya está todo dicho. Consideran que el IPC del Indec está “mal representado” porque no pondera los nuevos canales comerciales con precios más accesibles y competitivos que los shoppings. En comunicador anteriores, también se excusaron por la suba internacional de los precios de los insumos.
“Yo los protejo, no dejo entrar producciones elaboradas en China, pero los precios no paran de subir acá”, se había quejado ya el Presidente, Alberto Fernández, en mayo pasado. En conferencia de prensa, el mandatario admitió que “hay un desmadre” desde el proceso de producción hasta el precio final, lo que explica los incrementos desmedidos.
Los intentos del Gobierno por contener los precios han sido varios. En marzo se lanzó el programa Acción Moda, una suerte de “Precios Cuidados” versión textil, que estuvo vigente hasta finales de julio. En septiembre, el secretario de Comercio, Matías Tombolini, llegó a un acuerdo con representantes de 40 marcas de indumentaria para mantener los precios congelados hasta el 1 de diciembre. Aún así, los precios siguen aumentando.
El argentino Rafael Mariano Grossi, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) tiene entre manos una misión crucial: la de devolver la paz a la central nuclear más grande de Europa, que en marzo fue capturada por las fuerzas rusas y desde entonces se convirtió en un blanco de ataques, que se agravaron desde que Ucrania lanzó una poderosa contraofensiva.
Aunque, según dice, los reactores nucleares son capaces de soportar la caída de un avión, la situación en Zaporiyia es de una “enorme precariedad”.
Con su uniforme azul o su chaleco para la radiación, este diplomático de 61 años de edad, negocia con Vladimir Putin y se abre paso entre los misiles para sentarse a la mesa con el presidente ucraniano Volodimir Zelensky.
Pero lejos de la guerra, Grossi llegó este lunes a la Argentina en la primera visita oficial desde que asumió el liderazgo del OIEA, en donde conversó con nosotros luego de recibir el Doctor Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
-Usted es una de las pocas personas en el mundo que recientemente se reunió con los dos grandes antagonistas del conflicto ¿Cómo avanzan las negociaciones para establecer una zona de seguridad en Zaporiyia?
Vamos avanzando. El primer objetivo era establecer un mínimo común denominador entre ambos líderes. No quiero decir con esto que ellos lo hayan acordado. Simplemente estoy estableciendo el perímetro de lo posible, de lo que podemos llegar a acordar. Hay una disposición que es indispensable para mí, manifestada por ambos líderes, que es la de trabajar conmigo, con el OIEA, y aceptar que el establecimiento de esta zona de protección es un objetivo factible. Sino, me dirían “no pierda el tiempo, no estoy de acuerdo, no se puede”. De modo tal que vamos avanzando incrementalmente con un sentido también de urgencia. Yo lo que estoy diciendo es si una planta está bajo ataque o está en una situación tan precaria no podemos tardar meses en negociar, es algo que tenemos que acordar lo antes posible. Creo que la contienda no está en un momento de distensión, está en un momento de agravamiento. Hay una contraofensiva importante por parte de Ucrania. Las fuerzas rusas también están intentado tomar medidas para frenar esa contraofensiva. Y con un incremento de los intercambios armados, la posibilidad de un accidente en la central nuclear también sube. Por lo tanto, insisto aún más en la necesidad de lograr ese acuerdo.
-¿Cuáles son las demandas de ambas partes? ¿Y cómo complican las negociaciones las acusaciones cruzadas?
Creo que las acusaciones cruzadas y la retórica son parte del paisaje esperable en una guerra. Yo trato de hacer caso omiso de eso porque si lo tomara como un indicador de la posibilidad de negociar algo tendría que renunciar a esa tarea ya mismo. Lo que yo tengo que tratar, y es muy importante, es de mantener mi interlocución con ambos. De nada sirve que yo asuma una posición militante o crítica, sino que debo mantener constantemente mis ojos en el objetivo que tengo que lograr: que es proteger la planta.
Obviamente cada uno de ellos tiene una visión diferente de por qué está sucediendo esto. Y obviamente cada uno de ellos acusa al otro de estar incurriendo en este tipo de conductas. Yo también hago caso omiso de eso y trato de establecer una zona de protección urbi et orbi, donde esté claro que lo que no puede hacerse o lo que no es legítimo es tomar una planta nuclear como un objetivo militar.
En cuánto a las demandas, estoy en medio de la negociación por lo que no sería prudente de mi parte decir cuáles son específicamente. Pero lo que está muy claro es que estamos tratando es lograr que exista un mecanismo o un compromiso político de no disparar sobre la central nuclear o de no afectarla en su estructura periférica.
-Teniendo en cuenta que debe mantener un discurso prudente, ¿qué sintió al reunirse y estrechar la mano con el presidente Vladimir Putin? Y tras su encuentro con él, ¿contempla la posibilidad de alguna mejora de la situación en el corto plazo?
En el plano humano sentí una gran sensación de responsabilidad. Más allá de las características psicológicas, históricas o de carácter de mi interlocutor. Yo sentí que tenía una gran responsabilidad, que también es válida con el presidente Volodimir Zelensky, de mostrarle a ese líder que hay una solución factible que puede ser considerada, que puede ser realista. Y en eso concentré toda mi energía.
-Por las noticias que llegan constantemente de Zaporiyia pareciera que todo está por estallar por los aires en cualquier momento. De hecho, este lunes Energoatom comunicó que la última línea externa de la central nuclear tuvo que ser desconectada como consecuencia de bombardeos de las fuerzas rusas, algo que catalogó como “cambio de estrategia” de Moscú para “chantajear” a Ucrania y al mundo entero. ¿Cuál es el grado de peligro actual?
El peligro es muy real. Yo evalúo las cosas respecto a los informes de mis inspectores. Una de las cosas más importantes que logró el organismo luego de mi visita fue la de establecer una misión permanente de observadores en la planta y esto es crucial porque también en una guerra las narrativas son contradictorias. Entonces, al tener gente experimentada ahí, podemos evaluar claramente cuál es la realidad. Y la situación no es peor que ayer, es igual de mala. Sigue siendo de una enorme fragilidad, de una enorme precariedad.
-¿A qué se refiere con “enorme precariedad”? Para entender mejor, ¿cómo compararía una posible catástrofe nuclear en Zaporiyia con lo que ocurrió en Chernobyl en 1986?
Depende de cual fuera el accidente. En Chernobyl se trató de un reactor cuyo núcleo explotó y, por lo tanto, hubo una enorme proyección en el medio ambiente de material radioactivo. En este caso se trata de centrales mucho más seguras, que no presentan todas esas características.
Sin embargo, si las centrales dejaran de recibir el aprovisionamiento eléctrico, todo su enfriamiento se interrumpiría. Y eso puede llevar al famoso meltdown. Es decir, al derretimiento del núcleo del reactor, con la obvia liberación de radiación en el medio ambiente. La cantidad dependería de cuántas centrales, porque son seis. Y además de eso tenés que sumarle el combustible usado que está ahí en depósitos, que podría ser objeto también de un ataque. Con esto a lo que voy es que las posibilidades de riesgo son múltiples.
-El Kremlin coqueteó en numerosas ocasiones con la idea de utilizar armas nucleares en caso de que la situación escale; Estados Unidos, por su lado, comenzó a abastecerse de pastillas para la radiación. ¿Estamos ante la posibilidad de una guerra nuclear?
Yo creo la posibilidad del uso directo de un arma nuclear en ese estadio del conflicto no es muy alta. Los países que tienen armas nucleares —los cinco países del Consejo de Seguridad son los que tienen armas nucleares legítimamente, después hay otros que tienen un puñadito y fuera del Tratado de No Proliferación— tienen una doctrina del uso del arma nuclear, una serie de requisitos que deben cumplirse para el uso de éstas. Y generalmente giran en torno a si son ellos mismos atacados por un arma nuclear, cosa que en este caso no puede ser porque Ucrania no las tiene. O si se produce una ataque de tipo convencional de tal magnitud que ponga en riesgo la existencia misma del estado. Esta es una guerra en curso, pero al día de hoy no veo esa configuración de factores. Pero evidentemente el riesgo no podría excluirse completamente.
-La mira está puesta en la guerra en Ucrania. Pero, ¿deberíamos preocuparnos por otros actores, como, por ejemplo, Irán?
El de Irán es un problema de un programa nuclear con un cierto riesgo de proliferación. Es decir que un programa nuclear pacífico cruce la línea roja y se transforme en un programa bélico. Y sobre esto ha habido una negociación por más de un año y medio entre los cinco países, más Alemania, y con la coordinación de la Unión Europea (UE) para tratar de revivir ese acuerdo que existía hasta que el presidente Trump en el año 2018 decidió retirarse, por considerar que era un acuerdo demasiado benevolente con Irán. Entonces él se retiró y los iraníes se fueron retirando.
Después con el advenimiento al poder del presidente Joe Biden, él comienza un proceso para intentar revivirlo. Por el momento eso no ha dado resultados. Se está en una especie de impás, donde nadie da por muerto completamente el acuerdo pero las posibilidades de sobrevida del mismo son cada vez más limitadas. Si eso sucediera, tendríamos seguramente una nueva luz titilando en el tablero de la seguridad internacional.
-Es su primera visita oficial a la Argentina desde que asumió como director general del OIEA, ¿cómo ve al país en materia de energía nuclear en comparación con otros países?
La Argentina tiene un programa nuclear muy sólido, que no es de hoy; es un programa nuclear de décadas. Es un programa nuclear efectivo, con tres centrales que funcionan muy bien y una central nuclear pequeña de diseño nacional de Carem que se está construyendo… Hoy tuve también la posibilidad de visitar el reactor RA-10, un reactor de investigación muy importante que nos va a servir para los próximos años. Creo yo que el sector nuclear argentino sigue siendo una fuente de satisfacción para la República Argentina.
La energía nuclear da aproximadamente el 8% de la energía del país, no es desdeñable, y hay idea de seguir construyendo nuevas centrales, una decisión inteligente. La Argentina, México y Brasil son los tres únicos países de América Latina que están en la generación nucleoeléctrica. Además, la Argentina tiene características únicas; es el único país que exporta reactores de investigación, tiene una noble tradición en esa materia. Así que como director general del OIEA estoy muy conforme con lo que veo.