La capital de Tucumán vuelve a la fase 1, ante el aumento de casos de COVID-19
La Universidad de Tandil desarrolla un mamógrafo que no utiliza rayos X

Carlos Aráoz: «¿Quién y cómo decide nuestro futuro combustible nuclear?» – II

Carlos Aráoz
Ex gerente de Combustibles y Ex gerente de Tecnología de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA)
Los costos invisibles de la vacuna contra el coronavirus
Ante la necesidad de contar con vacunas apenas estén disponibles para enfrentar la pandemia y frente a la presión de las farmacéuticas proveedoras, la Cámara de Diputados aprobó con media sanción un proyecto de ley que cede soberanía y exime de responsabilidades a la industria, para otorgar herramientas jurídicas que faciliten las compras públicas de estos insumos.
Agencia TSS – Con 230 votos a favor, 8 en contra y 11 abstenciones, durante una sesión extraordinaria, el miércoles se aprobó en la Cámara de Diputados el proyecto denominado “Ley de vacunas destinadas a generar inmunidad adquirida contra el COVID-19”, que ofrece una “prórroga de la jurisdicción a favor de tribunales arbitrales y judiciales con sede en el extranjero” e indemnidad patrimonial respecto de indemnizaciones y otras reclamaciones. Es decir, que exime de responsabilidad a los laboratorios y permite que los posibles juicios vinculados con contratos impulsados en el marco de la pandemia para la adquisición de vacunas para la COVID-19 se realicen bajo leyes extranjeras. “Son los requisitos que la industria farmacéuticas impone y es responsabilidad del Ministerio de Salud llevar adelante estas contrataciones”, reconoció durante el debate el diputado tucumano Pablo Yedlin, presidente de la Comisión de Salud y Acción Social de Diputados e impulsor de este proyecto, que había sido elaborado y aprobado por unanimidad en 48 horas durante la sesión de la semana pasada. Tras la media sanción, el proyecto ahora debe ser tratado en la Cámara de Senadores. De ser aprobado, deberá ser sea ratificado por el presidente Alberto Fernández. “Este proyecto de ley permite que el Estado incorpore, dentro de los contratos con las farmacéuticas, específicamente para la compra de vacunas para COVID, la capacidad de demandar al Estado en el arbitraje en el caso de que haya pérdidas, especialmente pensando que estas vacunas todavía no están probadas. Cuando se descubra que alguna de estas vacunas no cumple con los efectos beneficiosos que supuestamente iban a tener y los Estados cancelen la contratación, las farmacéuticas van a tener la capacidad de demandar a los Estados por finalizar el contrato de compra”, dijo la investigadora del CONICET y especialista en relaciones internacionales Luciana Ghiotto, y aclaró que este mecanismo de solución de controversias se utiliza generalmente para la inversión pública, “pero acá se están cubriendo para la compra pública de vacunas y, según lo que se dijo la semana pasada en la Comisión de Salud, las farmacéuticas lo están exigiendo en muchos países, como en el caso de Perú”. Según datos de OPS/OMS, al 2 de octubre de 2020 existen 193 posibles vacunas en fases de estudio preclínico y ya hay 42 en distintas etapas de investigación clínica. Entre ellas, hay diez más avanzadas, que ya están en la tercera fase de investigación, la última antes de poder ser aprobada para salir al mercado, que busca evaluar la eficacia y la seguridad de la inoculación. “Normalmente, se necesitan de tres a cinco años de investigación para el desarrollo de vacunas, pero esto no va a ocurrir ahora, por eso los laboratorio requieren regulaciones especiales, por posibles juicios o complicaciones. Tenemos que otorgar una dosis de confianza absoluta, al Ministerio (de Salud) en este caso, para la industria farmacéutica”, consideró el diputado Luis Di Giacomo, de Juntos Somos Río Negro, y sostuvo que “el país tiene que plantearse hacer convenios y preconvenios con todos los países del mundo. Tenemos que abrir el juego porque no vamos a depender de un solo proveedor”. La Argentina ya estableció alianzas y acuerdos para poder acceder a vacunas una vez que se confirme que son seguras y eficaces. En este sentido, por ejemplo, estableció un acuerdo de fabricación de la vacuna que Astra Zeneca está desarrollando junto con la Universidad de Oxford, algo que hará a través del trabajo conjunto entre al laboratorio argentino mAbxience, del grupo Insud (que fabricará la sustancia activa de la potencial vacuna), y el laboratorio mexicano Liomont (que completará el proceso de acabado y empaquetado). Además, se hizo un convenio con Pfizer, que desde agosto está realizando pruebas clínicas de su vacuna en 4500 personas, lo que no le garantiza al país prioridad en el acceso pero podría facilitarlo, y ANMAT aprobó la realización de ensayos clínicos de tercera fase de la vacuna desarrollada por el laboratorio Sinopharm Group, de China, para lo cual se asoció a nivel local con el Laboratorio Elea Phoenix, que entre sus accionistas incluye a Hugo Sigman, dueño del Grupo Insud. La Argentina también se inscribió en Covax, una iniciativa impulsada por la Alianza de Vacunas (GAVI), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las Coalición de Innovación y Preparación contra Epidemias (CEPI), que busca garantizar un acceso global equitativo a vacunas para COVID-19, a través de la entrega de 2.000 millones de dosis hasta fines del 2021 mediante donaciones de países con mayores ingresos a otros de ingresos bajos. “La Argentina participa en este fondo mundial que busca facilitar el acceso a las vacunas por parte de los países con más dificultades, pero eso no será suficiente y se prevé que la mayoría de las vacunas provenga de contratos bilaterales con las empresas”, afirmó Yedlin durante la sesión. Otra de las demandas de los potenciales proveedores de vacunas es que haya “cláusulas de confidencialidad sobre cómo está elaborada la vacuna: la industria quiere protegerse en ese sentido, en un mercado que ya es competitivo”, agregó el diputado. “Este proyecto lo tenemos que hacer porque si hay algo que no está demostrando el mundo es solidaridad. Muchos países tendrán dificultades para acceder, lo veremos en los próximos meses y quizás la Argentina sea uno de ellos”, lamentó el diputado justicialista por la provincia de Buenos Aires Eduardo Bucca durante la sesión, y recordó que hay países (por ejemplo, Brasil) que ya adquirieron millones de dosis sin tener evidencia científica sobre el funcionamiento y la eficacia de esas vacunas. Además, a diferencia de lo que ocurrió con la pandemia por H1N1, que era estacional, COVID-19 demostró que se propaga en cualquier estación del año, lo que generará una demanda continua de vacunas. “Una de las preocupaciones centrales que podría suscitarse como consecuencia de este proyecto de ley de cesión de soberanía es que las empresas, ante la comodidad de poder ser juzgadas en la jurisdicción de su conveniencia y en un marco de eximición de responsabilidad civil, dejen de lado la rigurosidad de los ensayos clínicos y terminen vendiéndonos una tecnología inapropiada, poco segura y con muy baja efectividad”, dijo la abogada especializada en derechos de propiedad intelectual Lorena Di Giano, Directora Ejecutiva de Fundación GEP. Pérdida de soberanía
«La Niña» seca la probabilidad de lluvia de dólares
Las lluvias y las temperaturas no sólo configuran los factores meteorológicos clave que observan los productores a la hora de sembrar, pulverizar y cosechar. También constituyen indicadores esenciales para pronosticar el clima de negocios que reinará a lo largo de una campaña agrícola.
(La Niña es un fenómeno que forma parte de un ciclo global del clima. Este ciclo tiene dos extremos: una fase cálida conocida como El Niño y una fase fría, precisamente conocida como La Niña. Ahora estamos en ésta, y en nuestra región significa menos lluvias). Con la medida de reducir en tres puntos porcentuales los derechos de exportación a la soja, el Gobierno esperaba que se precipiten las ventas de la mercadería que aún queda guardada en los silobolsas. Las estimaciones difieren, pero otorgan a ese stock acumulado un valor de entre siete mil y 10 mil millones de dólares. Ni siquiera hace falta una lluvia verde: si sólo goteara al menos un tercio de eso, ya sería un gran alivio para el estrés que vive el Banco Central por la sequía de reservas. Sin embargo, la oferta no tienta a los productores, y menos si es por apenas un mes: los tipos de cambio alternativos, tanto en sus opciones formales como informales, se siguen devaluando y eso provoca que prefieran mantenerse resguardados en los granos de soja, valorizados en moneda “dura”.Pronósticos
Es más: lejos de despejarse, el horizonte para el Gobierno se llenó de nubarrones de tormenta, con los agricultores ofuscados por el retorno del diferencial de retenciones entre el poroto y los subproductos de la oleaginosa. Además, esta medida llega en un momento inoportuno, con la cabeza y el corazón de los productores enfocados en otro tema que los preocupa más que el debate sobre si vender o no la soja que tienen almacenada: la sequía que viene azotando a gran parte del país desde el otoño y que podría prolongarse durante la campaña estival, debido a la llegada del fenómeno La Niña. La Niña se queda hasta enero y obligará al maíz y a la soja a convivir con ella En una industria que produce con el suelo, pero mirando al cielo, todo está interrelacionado. Las malas perspectivas climáticas inevitablemente afectan el clima de negocios: como las hojas de los cultivos cuando sufren estrés hídrico, los productores se encartuchan aún más en su estrategia de esperar para movilizar ventas más allá de compromisos ineludibles.Visiones
En un artículo de opinión en el que analiza cuál podría ser la probable liquidación de divisas en el último trimestre del año, Marianela De Emilio, técnica del Inta Las Rosas (Santa Fe) señala que en una campaña 2020/21 que comenzó muy complicada por la falta de lluvias, la reserva de granos es la moneda de cambio que podría ayudar a amortiguar una eventual faltante futura. Es un factor más que incide para que sea poco probable una aceleración de ventas, tal como esperan en la Casa Rosada. El analista económico Salvador Di Stéfano no duda: “El productor se va a sentar arriba de la mercadería”. Desde su punto de vista, una mala perspectiva de lluvias es un factor más que se suma a un anzuelo con poca carnada: “Bajar las retenciones tres puntos, con el dólar con una devaluación en carry, no invita a vender”, agrega.- La falta de lluvias le recortó 3,5 millones de toneladas al trigo
FAdeA presentó nuevamente el Pampa III a la Fuerza Aérea Paraguaya
Vacuna china: ya se aplicó la 1° dosis en Argentina a 500 voluntarios
Porqué no se cumple la cuarentena que dispuso el gobierno
Cuestiones previas
Antes de avanzar en propuestas para superar esta situación, es preciso elaborar el duelo de la cuarentena. El confinamiento fue concebido idealmente como una norma respetable y respetada, destinada al cumplimiento de todos los habitantes. Sin embargo, el “quedate en casa”, recibido inicialmente con una amplia aprobación, terminó demostrando que no se puede mantener en el tiempo. Cabe preguntarse: ¿a qué se debió que, pasado un tiempo, una parte importante de la población no hiciera caso a la norma? O tal vez la interrogación debería ser más osada: ¿Por qué habrían de obedecerle caso? Las posibles respuestas revelan menos la existencia de una población negacionista, que las dificultades de las condiciones de cumplimiento, que ahora conocemos mejor. Para avanzar en este punto nos valdremos de algunos argumentos sociológicos que nos permitan discernir qué vectores operan en la formación del comportamiento de los ciudadanos y el uso que hacen de la normativa estatal. Nos interesa, en particular, acercarnos a las razones por las que las personas no siguen las disposiciones del Estado y, con ese fin, nos apoyaremos en dos premisas que nos permiten interpretar el material empírico recogido en observaciones, entrevistas y seguimientos de la prensa y las redes sociales. La primera: los comportamientos de los ciudadanos tienen en el Estado tan solo una de las fuentes de normativización, y no necesariamente la más determinante. Además del Estado, hay que considerar el peso de otras creencias, uno de cuyos rasgos es la tendencia a desconocer o reinterpretar las normas sanitarias que formulan las autoridades. La segunda premisa es que las personas no se comportan como “idiotas sanitarios” cuando toman riesgos o desafían de manera extrema las normas establecidas. Cuando incurren en estas transgresiones, hacen algo más que rechazar una regla: pueden utilizar esas y otras normas para incluirlas en un vasto repertorio formado por percepciones complejas y contradictorias que ellas mismas elaboran para plantearse sus fines y expresar adhesiones a un orden simbólico. Es una manera de construir “microcomunidad” o de comunicar sus posiciones políticas. Por eso, es necesario reparar en lo que subyace a ciertos comportamientos “epidemiológicamente incorrectos”. Ignorar esta lógica puede aglutinar negativamente a conjuntos de personas que no tienen por qué estar necesariamente unidas, personas que se oponen a la cuarentena por motivos diferentes. El realismo sociológico es un muy buen principio de la acción política.Aceptar a medias, transgredir a medias
La vida cotidiana, sus espacios materiales y los lazos primarios no son ajenos en la acción ni a las expectativas: la sensibilidad de los actores sociales se forja desde ahí, se expresa desde esa configuración íntima que es la sede de una actividad moral que preside las acciones económicas, sociales y políticas. Hay todavía un sentimiento transversal a bandos políticos y estratos sociales que estuvo presente hasta agosto; tal vez hoy esté más debilitado, pero no agotado. Ocurre que estamos ante algo más grande que los gobiernos: la recuperación de niveles de vida previos a la pandemia es dura, de largo plazo, y necesariamente registrará altibajos. Se imponen ajustes en el consumo, en las expectativas, en los planes de vida; es decir que para distintos estratos sociales asoma como una realidad la circunstancia de perder ingresos. Las personas ven aflorar la crisis en sus vidas y asumen que no les queda otra alternativa que gestionarla. Es desde esta sede moral que se estructuran y plantean diversas lógicas, que combinan la aceptación de las políticas sanitarias y la necesidad o posibilidad de transgredirlas, superarlas o cuestionarlas. Como parte de esa gestión se encuentra la salida irremediable de la casa para resolver los apremios económicos. La adhesión a un proyecto colectivo de sanidad tiene límites en el aguijón de la necesidad. Y no solo nos referimos a necesidades “objetivas” que demuestran ser apremiantes, que se acumulan y se potencian. También entendemos que ese contexto nutre de valores y sentimientos la demanda de las personas por aperturas o las rupturas más o menos controladas del aislamiento basadas en el deber de sustentar a la familia. Y también pueden ser la base para un reclamo de “libertad” cuando esos sentimientos son desconocidos o minimizados por el Estado. Aquí es necesario abrazar una complejidad: si bien se valoran las herramientas estatales que permiten amortiguar la caída económica, también se rechazan como muestras de indolencia ciertas afirmaciones del gobierno que parecen suponer que con ayudas como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y la Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) está todo solucionado. Hay que reparar en el efecto trágico que para muchas personas, que hasta ahora contaban con una situación de autosuficiencia y desdeñaban a quienes “viven de subsidios”, implica convertirse en beneficiarias del Estado.Creencias y normativa estatal
Las creencias no son afirmaciones que pretendan valer más allá de cualquier circunstancia. Pero en algunos casos esas creencias tienen más prestigio y valor simbólico que la información oficial. Al menos cuatro tipos de creencias inciden en el modo de rechazar parcial o totalmente la cuarentena y en la modulación de los cuidados en general. La economía moral de la proximidad. Desde este punto de vista, distanciarse físicamente significa poner entre uno y otro una distancia moral, una enemistad, una duda, tal vez una acusación. Algo así como: “¿Pero qué pensás, que estoy enfermo, pensás que te voy a contagiar? ¿Que fui imprudente pero no me lo decís?”. El distanciamiento social es vivido como si fuese una desfraternización, una quiebra de una economía moral de la proximidad que funciona de forma inversa a los imperativos sanitarios. La protección sobrenatural. Una segunda creencia es la vinculada a las ideas relativas a circunstancias, seres, relaciones excepcionales que hacen creer a alguien que tiene más o menos probabilidades de detener el virus: cada uno puede tener un dios aparte o un dios propio, o su versión de dios o su versión de la suerte o de las fuerzas sobrenaturales. Esta idea acompaña a cada sujeto, y en algunos grupos opera como una idea muy fuerte de que habría alguna excepcionalidad personal o grupal que hace que uno no esté expuesto al contagio. La estadística por mano propia y la relativización de la información oficial. Se alimenta de la creencia en la aleatoriedad o supuesta aleatoriedad del contagio y la gravedad de la enfermedad. Todo el mundo conoce o dice conocer casos en los que la ruptura de los cuidados no fue sucedida por un contagio como el que anuncia la información oficial. En esas condiciones percibidas por los actores se legítima el cuentapropismo estadístico, para el que siempre hay un caso que avala la teoría de la aleatoriedad, que suele combinarse con las doctrinas de la excepcionalidad individual. La lógica de la insubordinación. La última creencia que ayuda a explicar las transgresiones a las normas sanitarias es la invocación a una resistencia legítima a la autoridad, en tanto supone un desconocimiento o una intención oculta o perjudicial. Desconocer la norma apelando a un supuesto origen oscuro que la justifica. Hay toda una serie de informaciones sobre conspiraciones, complots, etc, que pueden parecer ridículas y que, sin embargo, para muchísima gente tienen estatuto de saber y de realidad. Es conocida la existencia de teorías que sostienen que el coronavirus no es tan importante o que es una maniobra para manipular a las personas. Así como se obedece al Estado por tradición, porque el Estado sabe lo que hace y yo no, existe la posición inversa: yo sé otra cosa, yo tengo una información especial que el Estado no conoce, y entonces lo desobedezco.
La cuarentena realmente existente
Los indicadores de movilidad pueden dar una idea acerca de si la sociedad sigue o no una norma. Pero en realidad se están siguiendo diferentes normas de acuerdo con los contextos de significados que las personas le atribuyen. Los usos de la información oficial en la formación de los comportamientos corresponden a ecuaciones que arman los actores conjugando saberes, restricciones, habilitaciones que identifican en su ambiente. Esos cálculos no desconocen, aunque tergiversen, la información epidemiológica. La hipótesis es que, a medida que la movilidad urbana, sea por razones laborales, de “esparcimiento” o “afectivas”, crece, se multiplican estas operaciones situacionales.¿Qué ocurre entonces?
En primer lugar, se producen fraccionamientos de la cuarentena, usos parciales, intermitentes o discontinuos de la norma. Segundo, los usos pueden ser a menudo contradictorios. Estas contradicciones pueden ser individuales, como por ejemplo usar el barbijo, pero no respetar la distancia social. Pero también pueden ser colectivas: en una familia, los más jóvenes o los varones pueden tener menos propensión a cumplir la cuarentena, mientras que los adultos o las mujeres se muestran más respetuosos. Tercero, los usos de la norma tienen significados múltiples. Su cumplimiento o incumplimiento no debe decodificarse automáticamente en clave de grieta política oposición/gobierno, a riesgo de contribuir a que se produzca ese efecto. El rechazo parcial o total a la norma puede significar adhesiones a otras comunidades además de las políticas, como las religiosas o las generacionales, sin que esa actitud dé lugar por sí sola a una posición contraria al gobierno.Una ciencia no estatal
Otro tema a considerar a la hora de entender el modo en el que las personas cumplen o no las normas sanitarias es el de la ciencia. La pandemia supuso la difusión constante de explicaciones, tasas estadísticas, números, índices y comparaciones internacionales, y llevó a una centralidad pública a la voz autorizada de los infectólogos. Pero luego la circulación y difusión de esta información supuso la apropiación social de este conocimiento. La política le habló a una sociedad que familiarizó conceptos epidemiológicos y los hizo suyos, y a menudo los recicló y les dio otra operatividad. La epidemiología legitimó sus intervenciones de manera teórica basada en la experimentación científica y en su superioridad sobre la experiencia cotidiana, vaga y aleatoria, que es supuestamente la de la sociedad. Esto produjo dos problemas complementarios: la sociedad se apropia de la cuarentena desde la experiencia, que es sintónica de un comportamiento del virus que hasta ahora viene desafiando a la ciencia. Como dijo Nicholas Taleb, el virus tiene un comportamiento que desafía el empirismo ingenuo de la ciencia con secuencias cambiantes. El hecho de que la ciencia sepa poco sobre el virus, haya cambiado su diagnóstico y recomendaciones (recordemos por ejemplo que el uso de barbijo estuvo discutido en un comienzo) se acopla con el sentido común y los saberes alternativos que lo alimentan. El segundo problema es que la epidemiología es portadora de una sociología espontánea que no se condice ni con los comportamientos normales de la sociedad ni, mucho menos, con las exacerbaciones y transformaciones que ha impuesto la pandemia. En este proceso, la variable temporal es clave en una dirección bien precisa: el cómo pasa a ser parte del porqué. ¿Qué significa esto? A medida que pasa el tiempo, la experiencia de la cuarentena –cómo se la vive y significa– provee elementos poderosos para explicar por qué se sigue o no esta norma. En marzo la sociedad no tenía esta experiencia y por lo tanto tendía a seguir las razones de la cuarentena (los porqué) que las autoridades políticas, apoyadas en el conocimiento de los expertos, le proveía. Pero a medida que el tiempo pasaba la sociedad iba teniendo sus experiencias de la cuarentena y podía sumar o restar sus cómo vivía la cuarentena a los porqué que la política ofertaba. Las personas han incorporado activamente el conocimiento epidemiológico integrándolo a la vida cotidiana, lo que dio lugar a una epidemiología “popular” o “cotidiana” que es parte constitutiva del uso real de la norma. Pero las cosas son mucho más complejas aún: los usos de esta información se dan en un contexto de significaciones y prácticas que permiten utilizaciones inesperadas de la norma. En la vida social, las experiencias de “primera mano” cuentan, y mucho. Estas experiencias, que tienen la eficacia de no ser experimentos –es decir, no pueden ser descartadas– expresan cómo efectivamente se vive, siente y piensa la cuarentena; por eso alimentan las razones de por qué se la cumple o no. Entre las dimensiones de esos cómo que la sociedad se provee para dar cuenta por qué se sigue o no la norma de la cuarentena, se encuentra la gravitación del paso del tiempo, que se racionaliza en proporciones variables como cansancio y/o aprendizaje. Las experiencias de la sociedad no pueden ser desconocidas, rechazadas ni negadas. Deben ser comprendidas. En este contexto, las expectativas políticas y sanitarias deben ajustarse a estos conocimientos, superando la inercia de las narrativas épicas, la metáfora de la guerra y la ilusión de que todo el mundo podría comportarse como un epidemiólogo todo el tiempo.»Pablo Semán y Ariel Wilkis Profesores e investigadores (IDAES-UNSAM/CONICET).
Solicitada de todos los gobernadores en apoyo a las medidas contra el coronavirus

Axel Kicillof anunció una «apertura gradual» en Buenos Aires
El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, anunció ayer sábado que, a partir del lunes 19, se realizará una «apertura gradual, condicionada e intermitente de ciertas actividades» en el conurbano, y el inicio «progresivo» de clases presenciales en 24 distritos de la provincia.
Kicillof participó de los anuncios desde la residencia oficial a través de una videoconferencia, debido a que se encuentra aislado por haber sido contacto estrecho de un caso positivo de coronavirus.
El mandatario provincial señaló que desde «hace cinco semanas estamos viendo una reducción leve en los casos» en el Gran Buenos Aires, por lo cual a partir del lunes 19 se comenzará con una gradual apertura de actividades.
Entre ellas, mencionó la actividad del personal auxiliar de casas particulares, los restaurantes al aire libre, los gimnasios al aire libre y las obras de construcción.
Por otro lado, el gobernador anunció que en 24 distritos de la provincia de Buenos Aires «se va a iniciar el retorno seguro a la presencialidad» de las clases en las escuelas y dijo que «se está hablando con los intendentes, directivos y maestros» de esos lugares, ya que «es una tarea muy compleja y de mucho riesgo».
Entre esos distritos, se encuentran Adolfo Alsina, González Chávez, Daireaux, Florentino Ameghino, General Lamadrid, General Lavalle, Monte Hermoso, Puan, Saavedra, Saliqueló, Tordillo, Tres Lomas, 25 de Mayo, 9 de Julio, Alberdi, Bragado, Carlos Tejedor, Chascomús, Chivilcoy, Guaminí, Lezama, Lobos Lezama y Monte.
También, Kicillof resaltó que desde la gobernación bonaerense «no vamos a acelerar los tiempos ni poner en riesgo» a la población en un contexto de pandemia y valoró que con las medidas tomadas se pudo «evitar una catástrofe muchísimo mayor».
«La curva desciende en el AMBA y la estamos pudiendo controlar, pero la enfermedad se irradió al interior del país. «Esto no pasó, no terminó, hoy más que nunca para salir de esta crisis necesitamos un Estado presente, un gobierno protector y un pueblo solidario», definió el gobernador tras instar a que «sigamos resistiendo unidos».
Argentina, «el país de la carne». Y también de alternativas a la carne
Para 2026 el mercado mundial de sustitutos de la carne alcanzará los 3,5 mil millones de dólares.Por su parte, un informe de enero de 2020 de Markets and Markets estima que el mercado mundial de sustitutos de la carne para 2026 alcanzará los 3,5 mil millones de dólares, lo que representa una tasa compuesta anual del 12,0 % durante el período de pronóstico. El mercado está impulsado principalmente por la creciente demanda entre los millennials. Ahora bien, ¿Qué es un producto análogo de la carne? ¿Existen alimentos capaces de reemplazar a la proteína animal? ¿Qué lugar ocupan las legumbres en este escenario? ¿Es una oportunidad para la Argentina? ¿Tenemos potencial para satisfacer este mercado en auge? Para Trinidad Soteras, investigadora del Instituto de Tecnología de Alimentos del INTA Castelar, “a escala global, existe una demanda creciente de consumidores que buscan productos alternativos a la carne motivados, principalmente, por aspectos ambientales, nutricionales y relacionados con la conciencia animal. Aunque, también, exigen variedad y buen sabor”. Así, surgen los análogos de carne que componen una clase de productos alimenticios sin proteínas cárnicas que intentan imitar sus características desde el punto de vista organoléptico y nutricional, simulando las clásicas hamburguesas, salchichas y nuggets, entre otros. Un estudio de la Dirección Nacional de Alimentos y Bebidas del ex Ministerio de Agroindustria de la Nación –actual Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca– confirmó que se consolida una tendencia hacia la búsqueda de productos sustitutivos de la carne. Entre los alimentos emergentes, se destacan las legumbres, semillas, granos y cereales ancestrales o cultivos andinos, y los frutos secos. En esta línea, aseguran que se trata de “una oportunidad para emprender con éxito”. Gabriel Prieto –referente del INTA en cultivos de invierno– dio un paso más y reconoció: “Desde mediados de 2019 vemos una tendencia creciente y sostenida en nuestro país”, reconoció el especialista de Arroyo Seco, Santa Fe quien confirmó que “la demanda aumentó significativamente”. Es que, a la tendencia global de alimentación saludable, se suman factores tales como un menor precio de las legumbres frente a los productos cárnicos, el mayor rendimiento culinario y su fácil conservación. Como si fuera poca la evidencia, una reciente encuesta sobre los hábitos de los consumidores realizada por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) mostró que un tercio de los consultados declaró haber reducido la proporción de carnes en la alimentación, lo que lo amplía el margen de habitantes dentro de la categoría de flexitarianos. Para Soteras “La necesidad de disponer de alimentos de calidad para una población en expansión sumada a la imperante necesidad mundial de lograr que las cadenas de valor sean más sostenibles, hace que las proteínas provenientes de fuentes distintas de los animales entren en escena con fuerza, solas o en combinación con la carne”. En este sentido, consideró que “los cambios de hábito en la alimentación representan un desafío”, dada la necesidad de disponer de alimentos de calidad para una población en expansión sumada a la imperante necesidad mundial de lograr que las cadenas de valor sean más sostenibles, hace que las proteínas provenientes de fuentes distintas de las animales entren en escena con fuerza, solas o en combinación con carne”. Según la investigadora, “es indiscutible que los paradigmas de la alimentación se encuentran en plena transformación y los esfuerzos de la industria de análogos están enfocados en reducir al mínimo la brecha entre el gusto, la textura y la experiencia de comer carne con aquella experimentada al consumir sus análogos libres de carne”. Y agregó: “Si bien la adopción de los productos alternativos a la carne se encuentra en pleno desarrollo, se vislumbra el auge de los mismos por parte del sector alimentario, al tiempo que se espera que el número de flexitarianos continúe creciendo”.
Legumbres: protagonistas en la transformación

Las estimaciones para el sector calculan una proyección de crecimiento de hasta el 20 % en los próximos años.Las últimas cifras de la Cámara de Legumbres de la República Argentina (Clera) coinciden con las publicadas por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) y aseguran que la producción de legumbres en la campaña 2017/18 alcanzó las 686.500 toneladas en la Argentina, mientras que las exportaciones alcanzaron el 75 % de la producción con 512.000 toneladas. Incluso, hay estimaciones para el sector que calculan una proyección de crecimiento de hasta el 20 % en los próximos años en la demanda de alimentos de origen vegetal y análogos de la carne las que ubican a las leguminosas en un rol protagónico. Ahora bien, ¿cuáles son los desafíos a los que se enfrenta el sector? ¿la Argentina puede abastecer este mercado en auge? ¿es realmente una oportunidad? Para Prieto, “la Argentina es el país con mejores chances del mundo de satisfacer estas necesidades y abastecer este mercado en alza”. De acuerdo con el especialista, nuestro país presenta ventajas competitivas clave tales como la bondad de sus inviernos y la fertilidad de sus suelos, con menores costos que implica la fertilización o riego. Es que, según detalló, las legumbres de invierno –arveja, lenteja y garbanzo– se siembran en invierno sin resignar a los cultivos de verano como soja y maíz. Además, no compiten con otros cultivos de invierno como la cebada o el trigo.»
La «migración» argentina a Uruguay: 107 visas, entre abril y septiembre
¿Realmente hubo una instalación masiva de argentinos en Uruguay durante la pandemia de #COVID19?
— Agence France-Presse (@AFPespanol) October 9, 2020
Ojo, no es tan así.
Entre abril y septiembre, las autoridades uruguayas les otorgaron tan solo 107 residencias, menos incluso que en 2019 #AFP [1/3] pic.twitter.com/z9rxAzAYOv
El presidente anunció restricciones a la circulación en distritos de 18 provincias
Evaluando las medidas oficiales frente a la pandemia, después de 211 días
A. B. F.
CNEA informa: avanza la construcción del reactor multipropósito RA-10
La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la firma estatal rionegrina INVAP colaboran en la construcción del reactor, que brindará capacidades de clase mundial para la aplicación de técnicas nucleares a la investigación científica y tecnológica.
En un comunicado se informó que ya se instalaron las bombas del circuito primario refrigerante del reactor multipropósito RA-10, en el predio del Centro Atómico Ezeiza, en la provincia de Buenos Aires, con lo cual se completó el montaje de los grandes componentes. La obra civil del proyecto comenzó en 2016. Incluye el diseño, construcción, montaje y puesta en marcha de un reactor que proveerá radioisótopos de uso médico e industrial, con un aporte de más del 80% de empresas e instituciones locales en tecnología y servicios asociados. Una vez en funcionamiento el RA-10 asegurará el abastecimiento de radioisótopos para uso médico a nivel nacional y tendrá capacidad para atender buena parte de la demanda de América Latina y exportar al mercado mundial, destacó la CNEA. El reactor generará «un impacto estratégico para nuestro país en áreas de salud, ciencia, industria, investigación aplicada, desarrollo tecnológico y servicios». Abrirá además «un nuevo horizonte de investigaciones en ciencias básicas y aplicaciones basadas en el uso de técnicas neutrónicas avanzadas», destacó el organismo en un comunicado.Neuquén prepara licitación para el «parque solar del fin del mundo»
En el Congreso de EEUU condenaron los abusos de Amazon, Apple, Facebok y Google
Sin embargo, es poco probable que el Congreso tome este año medidas a partir de los resultados.En última instancia, el informe refleja las opiniones de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, y se esperaba que otros dos informes sean redactados por miembros republicanos del panel, dijeron dos fuentes a Reuters. El informe insta al Congreso a permitir a los encargados de la aplicación de las leyes antimonopolio una mayor libertad de acción para impedir que las empresas compren a posibles rivales, algo que ahora resulta difícil. La adquisición de Instagram por parte de Facebook en 2012 es un ejemplo. La red social en ese momento era pequeña e insignificante, pero Mark Zuckerberg de Facebook vio su potencial y señaló que estaba “construyendo redes que compiten con las nuestras” y “podría ser muy perjudicial para nosotros”, según el informe.
Las sugerencias iban desde las más agresivas, como impedir que empresas como Amazon.com operen en los mercados en los que también compite, hasta las menos controvertidas, como aumentar los presupuestos de los organismos que aplican la ley antimonopolio: la División Antimonopolio del Departamento de Justicia y la Comisión Federal de Comercio.Como parte del informe, el personal del comité elaboró una serie de posibles cambios en la ley antimonopolio.
Cierran los cafés de París por el rebrote de Covid-19 ¿Se vienen a Buenos Aires?
Carlos Aráoz: «¿Quién y cómo decide nuestro futuro combustible nuclear?» – I

- La construcción de la central nuclear y su entrega suministrando energía a la red.
- La fabricación y suministro del combustible durante unos 50 años de operación de la central.

EC para centrales CANDU, con su compleja armazón de circaloy llena de pastillas cerámicas de dióxido de uranio natural.
En abril de 1982 luego de años de inversión en laboratorios, instalaciones de ensayos, personal altamente especializado; y luego en la construcción de un taller también diseñado, construido y equipado, nació la fábrica de ECs en el Centro Atómico Ezeiza. Para operarla, la CNEA licitó la formación de una empresa mixta de capital nacional: CONUAR SA. Siguiendo igual procedimiento, se creó FAE SA para fabricar los tubos de zircaloy de alta calidad que encierran las pastillas, y DIOXITEK para la obtención química del dióxido de uranio. En la compra de la CNA-1 estaba explícito nuestro deseo de fabricación local. Siemens cedió sin cargo y sin restricciones comerciales los derechos de fabricación de los elementos combustibles y el libre acceso a su fábrica de ECs en Hanau al personal de la CNEA. El Estado alemán participó facilitando el envío de nuestros expertos al Centro de Investigaciones Nucleares de Karlsruhe, de modo que sólo quedaron cargo de la CNEA los gastos de traslado y estadía. Cuando se construía la CNA-3, es decir la central de Atucha 2, ya éramos reconocidos como proveedores de ECs para la CNA-1 (Atucha 1). Por ello, la discusión con Siemens del negocio del primer núcleo terminó en un acuerdo de colaboración entre el fabricante argentino CONUAR y el alemán RBU. Con Atomic Energy of Canada Ltd, AECL, el caso fue similar. AECL cedió, con la compra de la central, los derechos de fabricar los ECs para centrales CANDU, cuyo diseño es muy distinto de los ECs de las Atuchas. El acuerdo con AECL, sin embargo, no incluía tecnología u otros aspectos relacionados con la fabricación, por lo que Canadian Westinghouse y Canadian General Electric, propietarios legales de las patentes sobre los ECs CANDU, presentaron sus propuestas, muy similares a la presentada por China para la CN4, la central Hualong-1. Esas propuestas de Westinghouse y General Electric fueron rechazadas, no sólo por el precio, sino porque incluían cláusulas restrictivas para vender ECs CANDU a terceros, como suele ocurrir con la fabricación bajo licencia y la compra de patentes. En aquellos años estas centrales de uranio natural con tubos de presión se estaban vendiendo con éxito en varios países, y había otros más interesados. CNEA se encargó de todos los desarrollos requeridos hasta la instalación en CONUAR de la línea de fabricación de ECs CANDU. Estos antecedentes nos recuerdan y también a nuestras autoridades, que todo se puede negociar y lograr antes de firmar el contrato de compra de la central Hualong-1 a China, si como comprador nuestros requerimientos los consideramos “una condición esencial”. Así, el contrato de la central debe establecer que NASA recibirá toda la información de diseño de los ECs y de los elementos de control como para que cualquier otro fabricante reconocido de ECs pueda cotizar en competencia con la CNNC (China National Nuclear Corporation). No debería haber ningún elemento que impida que la Argentina en un futuro sea libre de conseguir mejores condiciones para los combustibles de la Hualong-1, si llegara a no estar conforme con el proveedor inicial. El tipo de acuerdo para combustibles debería ser un convenio de colaboración entre dos industrias con capacidades en ingeniería y fabricación, para intercambio de información técnica de perfomance entre la CN4 y otras centrales Hualong-1, que incluya resolución de casos de fallas, propuesta y desarrollo de posibles mejoras de diseño, etc. También hay aspectos de suministros a cotizar por separado como materiales, componentes del combustible, servicios técnicos y otros, en cuyos casos China cotizará y CONUAR/CNEA aceptarán si la oferta resulta conveniente. En el caso de la compra de la CN4, a diferencia de cuando la adquisición de las Atuchas, no hubo pliego de licitación. En este tipo de documento figuran generalmente los requerimientos del comprador. Por esta causa, la propuesta china fue cambiando. Si bien en el comienzo de las negociaciones y hasta 2014 China conoció nuestros deseos y condiciones para fabricación nacional, pasaron años. Y durante el gobierno de Mauricio Macri, NA-SA se hace cargo de la negociación quedando CNEA solo como asesor técnico. Si bien NA-SA, como constructor y operador, sabe y negocia sobre la central, no sabe de combustibles, no tiene experiencia en negociación de acuerdos de transferencia de tecnología para su fabricación, le parece bien el exorbitante precio que proponen hoy los chinos (U$ 200 millones), acepta las restricciones para la comercialización, etc. Todo sucede como si NA-SA desconfiara de nuestra capacidad con CNEA-CONUAR-DIOXITEC para suministrar la segunda y sucesivas recargas del núcleo de la CN4 a partir del 2030. Antes de la visita a China, es decir muy a la brevedad, las autoridades nacionales deberían decidir sobre esta cuestión. No puede estar una decisión de política nacional (y como tal, de largo plazo) en manos del que es operador sino de CNEA, como fue siempre y exitosamente. En suma: “Zapatero a tus zapatos”. En todo caso, no hay que tomar decisiones apuradas, porque el combustible nacional no hará falta antes de 2030(Continuará)
Carlos Aráoz