El presidente Alberto Fernández recibió este viernes 9 al gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, para analizar los avances en la licitación y construcción del Canal de Magdalena, que permitirá la conexión marítima entre los puertos del Río de la Plata y del litoral marítimo de las provincias argentinas y establecer un corredor logístico nacional para el comercio exterior.

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«¿De qué hablamos cuando hablamos del Canal Magdalena? Un estudio realizado por Irene Wasilevsky y Luciano Machain y retomado por el Centro de Economía Política Argentina le pone números a una iniciativa cuya concreción aumentaría la competitividad del comercio exterior, se repagaría en apenas tres años y contribuiría a desarrollo de polos de servicios para la navegación. Aquí, los detalles, en la pluma de Gabriel Bencivengo, del portal Socompa. La historia del Proyecto Canal Magdalena tiene como telón de fondo la demorada licitación para renovar la concesión de la Vía Navegable Troncal (VNT) que une el litoral fluvial con el Océano Atlántico. La famosa Hidrovía Paraguay-Paraná. Unos 3.400 kilómetros de ríos que permiten la navegación continua entre los puertos de Argentina, Brasil, Paraguay, Bolivia y Uruguay. Una obra atravesada por intereses multimillonarios y factores geopolíticos. En la licitación de la concesión se juegan los intereses de las empresas que operan los puertos privados que se concentran en unos 70 kilómetros de costa sobre el Paraná, desde Timbúes hasta Arroyo Seco, y que son propiedad de una docena de agroexportadoras y grandes industrias. Las que fletan más 1.600 mil buques oceánicos al año con 80 millones de toneladas de granos, aceites y harinas, además de manufacturas industriales.
Un poco de historia
El informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) reseña la historia: “El proyecto se remonta a 2002, cuando la Prefectura Naval Argentina (PNA) planteó ante la Cancillería y la Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP) la conveniencia de prolongar el Canal Punta Indio, rectificando su traza desde la zona conocida como El Codillo con orientación sudeste para obtener una vía más corta y orientada a las corrientes. Esa rectificación es lo que, posteriormente, dio lugar al Proyecto Canal Magdalena”. En 2013, la entonces Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables (SSPyVN) impulsó el proyecto. La idea: un canal de doble vía para buques con un calado máximo de 42 pies. Ese mismo año, la SSPyVN habilitó la navegación del Canal Magdalena como alternativa al Canal Punta Indio. Se definió la traza, el ancho y se planificó el dragado. El Servicio de Hidrografía Naval (SHN) realizó el relevamiento batimétrico, la PNA abordó las medidas de seguridad y la Secretaría de Ambiente dio el visto. En enero de 2016, el proyecto quedó aprobado. Sin embargo, el gobierno de Mauricio Macri abandonó el proceso licitatorio y la iniciativa quedó paralizada. Mientras tanto, Argentina aprobó en 2018 la profundización a 14 metros del Canal de Acceso al Puerto de Montevideo. Es decir: Cambiemos no sólo interrumpió la concreción del Canal Magdalena sino que, además, permitió que Uruguay ejecutara una obra que fortalece su posición en el transporte de mercancías por el Río de la Plata.La recuperación del proyecto
Con la culminación de la concesión de la VNT, Alberto Fernández creó en diciembre de 2020 el Consejo Federal de la Hidrovía (CFH), que integran los ministerios, de Transporte, Interior, Producción y las provincias de Buenos Aires, Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Formosa, Misiones y Santa Fe, además de entidades ambientalistas, sindicatos y expertos del ámbito académico. El objetivo: que se constituyera como órgano de discusión y rector de la política respecto a la principal vía navegable. La necesidad e importancia de desarrollar el canal quedó integrada a la discusión por la VNT. El CFH reconoció que se trata de una obra en sí misma, con su propio proceso licitatorio al margen del que corresponde a la VNT y la inversión quedó incluida de forma plurianual en el Presupuesto 2021. Para avanzar en la ejecución, Transporte creó la Unidad Ejecutora Especial Temporaria “Canal Magdalena”, que completó los pliegos y cumplió con la Audiencia Pública en materia ambiental. En junio del año pasado, se creó la Comisión Bicameral de Seguimiento, Control de la Licitación y Funcionamiento de la Hidrovía y del Sistema de Navegación Troncal, en la cual se le dio tratamiento al Proyecto Canal Magdalena. La obra quedó incluida en el proyecto de Presupuesto 2022. Sin embargo, al no haberse aprobado la norma, la iniciativa volvió a paralizarse. Esta vez por falta de fondos.La situación actual
Hoy, el Canal Punta Indio es para los buques de gran porte la única vía que conecta el Océano Atlántico con los puertos de los ríos de De la Plata, Paraná y Uruguay. “Se trata de un canal de una sola vía, 120 kilómetros de longitud, 100 metros de ancho y 34 pies de profundidad. Según lo expertos, muestra signos claros de agotamiento para las exigencias actuales”, indica el trabajo. Su traza se inicia en Pontón Recalada, frente al puerto de Montevideo, y se extiende hacia el oeste por El Codillo hasta confluir con el Canal Intermedio del Río de la Plata.
El actual Canal Magdalena
El Canal Magdalena se extiende desde “El Codillo” hacia el sur. Tiene un calado de 15 pies y una extensión de 55 kilómetros. Su profundidad impide que los buques de gran porte lo utilicen. La obra proyectada plantea una profundización inicial a 36 pies, con un ancho de 150 metros a completarse en dos años y medio. En términos geográficos y geológicos presenta una serie de ventajas. “En primer lugar, se trata de un canal natural orientado en la dirección de la corriente y de los vientos predominantes, lo que reduce la sedimentación. Por otro lado, el ancho proyectado permitiría el tránsito de buques de mayor porte, así como la generación de una doble vía de circulación”, destaca el CEPA. Aunque su navegación implicaría una mayor distancia de navegación para los buques que ingresan o salen por la VNT, redundaría en un ahorro de tiempo al poder circular con mayor velocidad.Los beneficios del Canal Magdalena
Argentina tiene 6.683.000 kilómetros cuadrados de espacios marítimos continentales, insulares y antárticos. La plataforma continental ocupa el 56 por ciento. En este marco, el Proyecto Canal Magdalena es una pieza clave para los intereses argentinos en el Atlántico Sur. La razón: brinda una salida directa al mar y mejora la conectividad fluviomarítima sin tener que atravesar por aguas administradas por otro país. Los beneficios económicos tienen al menos tres aristas. “Por un lado, los ahorros en tiempos de navegación y su impacto positivo en los costos. Por otra parte, el costo de mantenimiento de dragado -menor que el del Canal Punta Indio debido a las mejores condiciones técnicas-. Finalmente, existe un potencial beneficio económico a partir de los servicios que se podrían ofrecer desde Argentina a los buques que transiten el Canal Magdalena”, dice el informe. Según Transporte, las demoras que se originan en el Canal Punta Indio equivalen a 1.442 días al año. Las estimaciones desarrolladas en “Valuación y análisis de impacto económico Proyecto Canal de Navegación Magdalena” de Irene Wasilevsky y Luciano Machain (2015) arrojan que la obra redundaría en una disminución de tres cuartos de hora de navegación con relación al Canal Punta de Indio desde la Isla de Lobos al El Codillo. Un ahorro directo para las compañías, no solo por los menores tiempos, sino también por los menores costos en honorarios del práctico y de consumo de combustible.

El desarrollo de polos de servicios
“El transporte marítimo fluvial tiene asociado una red de servicios de asistencia a los buques y a la tripulación: servicios de las agencias marítimas, de practicaje, aprovisionamiento de víveres, servicios médicos, traslados y la gestión de residuos; además de hotelería y los servicios mecánicos, metalúrgicos y generales para reparaciones menores”, afirma el CEPA. Hoy, esos servicios son provistos casi íntegramente por Uruguay. La situación conspira contra el desarrollo de nuevos polos de servicios y asistencia técnica en las costas argentinas, lo que podría generar nuevas zonas económicas y un efecto multiplicador en las economías locales. Para dimensionar la potencial generación de divisas mediante la prestación de servicios, el CEPA realizó un ejercicio económico, solo considerando los servicios que se proveen actualmente desde el Puerto de Montevideo -agua y alimentos, ropa de trabajo y otros, como tratamiento de residuos, lanchas, etc.-. Los valores de referencia surgen del Modelo de Estimación de Costos de Transporte por Agua del Ministerio de Transporte y de los calculados para servicios de agente marítimo y asistencia médica en “Los costos en el Río de la Plata. La rectificación del Canal Magdalena”, trabajo realizado de Oscar Arce (2018).