En EE.UU. observan «mejoras dramáticas» en las capacidades aeroespaciales de China

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El Instituto de Estudios Aeroespaciales de China (CASI) observa mejoras dramáticas en la capacidad de Beijing para realizar C4ISR aerotransportado: Comando, Control, Comunicaciones, Computadoras, Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento.

El CASI -China Aerospace Studies Institute- depende de la Air University de los EE.UU., y está dedicado a estudiar las fuerzas aeroespaciales china. C4ISTAR es un acrónimo en inglés que representa un grupo de funciones militares. En el momento actual -en que las relaciones de poder entre las Grandes Potencias se miden por sus capacidades, mucho más que por los raros enfrentamientos militares- le sirve a los argentinos estar al tanto de esta evaluación. «En un estudio escrito por los analistas Peter Wood y Roger Cliff, el grupo de expertos explora el desarrollo histórico de las capacidades C4ISR de China, incluida la alerta temprana y el control aerotransportado (AEW & C), la patrulla marítima, la inteligencia electrónica (ELINT) y otros. El progreso es particularmente notable en el campo clave de AEW & C. “Mientras que en décadas anteriores los sistemas de defensa aérea y los escuadrones interceptores chinos podían proteger de manera realista solo algunas áreas estratégicas u objetivos puntuales, una combinación de sistemas de alerta temprana aerotransportados y radares terrestres en capas ofrecerá un sistema de defensa aérea robusto a nivel nacional”. “Si bien las afirmaciones chinas sobre la utilidad de estos sistemas contra plataformas furtivas y misiles de crucero no deben tomarse al pie de la letra, cuando se integran con sensores pasivos y sistemas de radar de baja frecuencia, podrían permitir una mejora significativa en la capacidad de China para contrarrestar tales amenazas». En la misión AEW & C, CASI señala que la plataforma más capaz de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación (PLAAF) es el KJ-2000, que combina una estructura del avión de carga Ilyushin Il-76 con un radar de matriz de escaneado electrónicamente activo de tres caras, no giratorio, producido por CETC – China Electronics Technology Group.

Un turbohélice KJ-500, en tierra

Dado que Rusia parece reacia a vender más Il-76 a China, es probable que la plataforma que siga al KJ-2000, y eventualmente lo complemente y/o reemplaze, se basará en el transporte estratégico Xian Y-20. CASI sostiene que Beijing tiene un camino por recorrer con sus capacidades de patrulla marítima. La flota de patrulla marítima de Beijing se basa en el transporte táctico Shaanxi Y-8, pero este avión es relativamente lento y tiene una autonomía de patrulla limitada de solo 10 horas. “El entrenamiento de las unidades de Aviación Naval del EPL parece haber mejorado significativamente, aunque el bajo número de aviones de patrulla marítima en el pasado requería que estas unidades viajaran entre flotas con frecuencia para apoyar el entrenamiento”, dice CASI. En la misión ELINT, CASI señala que los tipos como el Y-8CB, Y-8JB y el más nuevo Y-9JZ se han vuelto considerablemente más activos desde 2013. CASI también señala ambiciosos programas de vehículos aéreos no tripulados (UAV) como el Chengdu WZ-7 Soar Dragon, un sistema de gran altitud y larga autonomia que se asemeja al Northrop Grumman RQ-9 Global Hawk, y el WZ-8, un UAV de alta velocidad que puede ser lanzado por el bombardero Xian H-6N. «Una vez liberado, el WZ-8 sube a la estratosfera con la ayuda de un cohete propulsor sólido donde navega a una altitud de más de 100.000 pies y una velocidad superior a Mach 3», dice CASI. «Cuando se completa su vuelo, se desliza hacia una base aérea y aterriza». CASI agrega que Beijing tendrá como objetivo explotar los datos generados a través de su diversa flota C4ISR con inteligencia artificial. «Los departamentos del gobierno chino incluso han patrocinado concursos públicos para mejorar la identificación y el seguimiento de los sensores de satélite».

Whatsapp anuncia cambios, y sus usuarios emigran a Telegram y Signal. Los posterga para el 15 de mayo

Miles de usuarios protestaron en las redes y anunciaron que cambiaban de sistema de mensajería luego que Whatsapp anunciara modificaciones en su política; en especial, que compartiría información con las otras empresas del grupo Facebook.

Hoy, viernes 15, la empresa anunció que postergaba esa medida hasta el 15 de mayo, lo que se interpreta como una reacción a las críticas, y a una emigración importante de usuarios.
Una curiosa comunicación llamó la atención en los últimos días a los millones de usuarios de WhatsApp alrededor del mundo. En las pantallas de sus teléfonos celulares vieron que el sistema de mensajería, uno de los más populares del planeta, anunciaba un cambio en sus términos de uso y condiciones de servicio a partir del próximo 8 de febrero. Aunque las pequeñas modificaciones de las políticas de este tipo de sistemas son frecuentes, en esta ocasión hubo una ola de indignación y se dispararon las críticas: la empresa adelantaba que, desde esa fecha, quienes viven “fuera de la región europea” (la U.E. tiene leyes muy estrictas sobre privacidad, y no permite estos cambios) deberán aceptar que la app comparta sus datos con Facebook –propietaria de WhatsApp desde 2014– si quieren seguir utilizando el servicio. Por primera vez, desde que Facebook (también propietaria de Instagram) compró WhatsApp por 20.000 millones de dólares, se quebró una suerte de promesa tácita a los usuarios, quienes daban por sentado que las plataformas no iban a compartir su información privada entre ellas. “La política de privacidad y las actualizaciones de las condiciones son comunes en la industria y estamos avisando a los usuarios con anticipación para que revisen los cambios, que entrarán en vigor el 8 de febrero”, dijo un vocero de Facebook. “Todos los usuarios deben aceptar las nuevas condiciones de servicio si quieren seguir usando WhatsApp”, agregó y desde la empresa se descartó cualquier tipo de filtración de datos privados porque sostienen que seguirán trabajando bajo el sistema que ellos describen como encriptación «end-to-end». Desde entonces, los enojos en las redes sociales no paran de amplificarse. Y, además de los infaltables memes y burlas, también se multiplican las personas que deciden migrar a otras aplicaciones de mensajería y abandonar WhatsApp definitivamente. “Lo que pasó es que a todos los usuarios les apareció una pantalla de términos y condiciones que cambiaron y que refieren a la privacidad. Por lo general la gente pone ‘aceptar’ sin leer. Pero claro, una cosa es poner ‘aceptar’ cuando instalás una aplicación por primera vez o un programa y otra cosa es cuando te salta a la mitad de algo que usás todos los días sin ni siquiera pensar. Uno tiene de alguna manera incorporado que el WhatsApp viene en el teléfono”, explica Guillermo Catalano, experto argentino en tecnología y fundador del proyecto Decidilo. A la hora de dar detalles sobre esa novedad anunciada por WhatsApp, Catalano resalta: “Básicamente el cambio tiene que ver con que ya no podés optar por mantenerte fuera de la recolección de datos que hacen. Según dicen ellos, no leen tus mensajes sino que lo que leen es la metadata. Pero la metadata principalmente es donde estás, en qué ciudad, en qué calle, con qué gente te hablás, de dónde es esa gente, etc. No saben el nombre precisamente, pero sí todo el resto. Y, como ya nos enseñó Snowden, eso de por sí es mucho peor de lo que parece”. “Cuándo hablamos de compartir los datos me refiero a compartirlo con Facebook y las empresas del grupo y la posibilidad de vender esa información». La gran migración A partir de los anuncios, muchos usuarios empezaron a anunciar su migración a otros sistemas de mensajería. Sigue diciendo Catalano: “Básicamente la migración es a Telegram y a Signal. Telegram a mí me parece muy interesante en tanto siempre tiene funciones nuevas y constantes mejoras. Por ejemplo, los grupos en Telegram pueden tener 200.000 integrantes. Además hay grupos con conversación de audio en tiempo real todo el tiempo (full duplex, es decir, sin cortar)”, apunta. Otra de las ventajas, según el experto, es que se pueden enviar archivos de peso. “Se pueden pasar archivos grandes (más grandes que en el 90% de los webmails)”, destaca. “A mi modo de ver, en términos de calidad Telegram es infinitamente mejor, pero el tema es que si tu círculo laboral o social usa WhatsApp estás un poco preso. En Asia, por ejemplo son mucho mas populares WeChat y Line, casi nadie usa WhatsApp”. Más de 100 mil usuarios descargaron Signal de las tiendas de Apple y Google en los últimos dos días, mientras que Telegram acumuló casi 2.2 millones de descargas, según datos de la empresa de análisis privada Sensor Tower. La misma firma de estudios y análisis reveló en las últimas horas que las nuevas descargas de WhatsApp cayeron 11% en los primeros días de 2021, si se compara con la semana previa. “Es un número que debería proveer Facebook y obviamente va contra sus intereses”, detalla Catalano y, celebrando la diversidad de propuestas, agrega: “La posibilidad de usar y crear bots en Telegram (pequeños programas de automatización de tareas) hace que el ecosistema sea mucho más amplio y variopinto. Por otra parte, todo apunta a que tarde o temprano WhatsApp, Facebook e Instagram queden intercomunicados de manera transparente (es decir poder comunicarse de una app a la otra)”. Es importante que tengamos en cuenta que aquí estamos ante un servicio que trasciende el concepto de «redes sociales» y entra en la categoría de comunicación lisa y llana. Son muchos ya quienes reemplazan las llamadas telefónicas por mensajes de texto o audio. Es más rápido y práctico.

El grupo español Prisa vende Radio Continental y las FM 104.3 Y 105.5 al dueño de Garbarino

El grupo español Prisa vendió Radio Continental y sus dos FM al empresario Carlos Rosales, que en junio pasado compró Garbarino. Tesorero del club San Lorenzo, Rosales es dueño de grupo asegurador Prof, un hotel en Misiones y el restaurante Schiaffino Bistró.

Rosales afirma que su intención es mantener la misma programación en la AM, pero a una de sus FM irían los conductores que estaban en la Metro, en una coproducción con el grupo Kwarzo, de Martín Kweller. La transacción se difundió a través de un comunicado, en el que se informó que «el Grupo Santamartah propiedad del empresario Carlos Rosales se convirtió en el nuevo dueño de las emisoras AM 590 Radio Continental, Los 40 Argentina FM 105.5, la FM 104.3 y las plataformas digitales de cada una de ellas, luego de que este jueves 14 de enero se firmara el traspaso de las acciones por parte del Grupo Prisa». Rosales haría retoques en la programación de Radio Continental, aunque manteniendo el esquema central, con Fernando Bravo, Beto Casella, Diego Schurman, Roberto Moldavsky, Dominique Metzger y Daniel López en los principales segmentos de la radio. El caso de Mariano Closs es diferente, ya que resolvió irse de la radio, por una mejor propuesta económica de ESPN. «La idea es seguir con programación deportiva en ese horario, pero todavía estamos viendo cómo lo vamos a sustituir», dijeron fuentes cercanas a Rosales. Y agregaron que se firmó un acuerdo de coproducción con Kuarzo, de Martín Kweller, para que buena parte de la programación que tenía FM Metro pase a la FM donde se retransmitía la AM de Continental. El plan es poder contar con Andy Kusnetzoff, Matías Martin, Sebastián Wainraich y María O’Donnell, entre otros. Pero eso dependerá de los acuerdos que firme Kuarzo con esos conductores. «La presidencia de Santamartah Medios estará a cargo de Gabriel Enriquez. Gonzalo Arias, consultor de medios, será el CEO de la empresa». Carlos Rosales destacó “el enorme desafío que implica volver a poner a las emisoras en los primeros lugares de preferencia de la audiencia. Continental es una radio de más de 50 años de historia con un importante capital humano que ha sabido liderar el espectro radial durante mucho tiempo y que tiene el objetivo de volver a enamorar a los oyentes», concluyó Rosales, en el comunicado de prensa. Radio Continental está sexta en audiencia, según Kantar Ibope, con 5% de participación, detrás de Mitre, La Red, Radio 10, AM750 y Rivadavia. Prisa es uno de los mayores grupos multimedia de España y atraviesa una crisis por su abultada deuda, que en los últimos años lo ha forzado a poner en venta varias empresas. Sigue controlando el diario El País y Cadena Ser, en España, además de 1.200 radios en toda la región. En la Argentina, tenía presencia en los medios desde 2004, cuando compraron Radio Continental al Grupo Telefónica de España, con la FM 105.5 (ex FM Hit).

Brasil da a conocer resultados de las pruebas de la vacuna china CoronaVac

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El Instituto Butantan de Brasil, en Sao Paulo, informó de enero que la vacuna china CoronaVac contra el covid-19, desarrollada por la compañía farmacéutica Sinovac Biotech, en asociación con esta institución, tiene una efectividad global del 50,38 %. Es un menor porcentaje de efectividad que el anunicado por otras vacunas.

Esa «efectividad global» se refiere a la capacidad de la vacuna para proteger en todos los casos de coronavirus: muy leves (no requiere ayuda), leves (precisa asistencia), moderados (hospitalización) y graves (hospitalización e ingreso a unidades de cuidados intensivos). Sin embargo, su efectividad aumenta cuando el caso en más complejo. Así, alcanza el 77,96 % en caso leves y el 100 % en moderados y graves. «Habíamos predicho que la vacuna tenía que ser menos efectiva en los casos más leves y más efectiva en los casos moderados y severos y pudimos demostrar este efecto biológico esperado», dijo, en conferencia de prensa, el director médico de Investigación Clínica del Instituto Butantan. El director del Instituto Butantan, Dimas Covas, señaló que «esta vacuna es segura, tiene eficacia y todos los requisitos que justifican su uso de emergencia», cuestión que deberá ser aprobada para la autorización de su uso en el país por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa). De acuerdo con las autoridades del centro Butantan, las pruebas se realizaron a 12.508 voluntarios en el país, todos profesionales de la salud que están en la lucha contra el coronavirus, en 16 centros de investigación. «Seleccionamos esa población en la que se podría probar la vacuna con la barra más alta […] Lo hicimos deliberadamente para dificultar la prueba de esta vacuna, porque si la vacuna resiste esta prueba, se comportaría infinitamente mejor a nivel comunitario», explicó Palacios. En noviembre de 2020 arribó a Sao Paulo el primer cargamento con un total de 120.000 dosis de CoronaVac. El acuerdo alcanzado entre el estado brasileño y Sinovac contempla la compra de 46 millones de vacunas y los insumos necesarios para que el Instituto Butantan produzca otras 40 millones.

Hacia una vacuna argentina contra el covid

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Uno de los 85 prototipos en el mundo en fase preclínica (ensayos con animales) es una investigación de 13 científicos de la Universidad Nacional de San Martín y el CONICET.

AgendAR ha seguido el avance de este esfuerzo, y también señaló en un editorial («No apostemos todo a un solo tipo de vacunas») su acuerdo con el tipo de tecnología que propone la UNSAM (una vacuna no codificante, a antígenos virales). Reproducimos esta nota de la periodista y bióloga Eliana Galarza y nos alegrarnos por el reconocimiento que estas compatriotas están logrando fuera de la comunidad científica. «Aquí, cerca de las avenidas General Paz y Constituyentes, a minutos del tanque de gas gigante que quedó como símbolo de otra época, también se piensa en una vacuna para frenar al Covid-19. De las 169 que aún siguen en carrera, 85 están en la fase preclínica (de ensayos en animales) y una de ellas es este prototipo argentino (hay otros dos en universidades de Córdoba y de Sante Fe).
En el campus de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) hay distintos bloques de edificios. El más grande, color cemento, de unos 4 mil metros cuadrados y tres pisos, es la sede del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB). En uno de sus laboratorios trabajan 12 científicos liderados por la investigadora principal del Conicet Juliana Cassataro, experta en inmunología y enfermedades infecciosas. Juntos están atravesando el minuto cero de una vacuna argentina contra el coronavirus.
Juliana Cassataro, líder del grupo de investigación, en su escritorio, con los retratos de sus hijas Juana y Greta. Foto: Andrés D'Elía.
Juliana Cassataro, líder del grupo de investigación, en su escritorio, con los retratos de sus hijas Juana y Greta. Foto: Andrés D’Elía
El blíndex de entrada tiene un teclado con código de seguridad. Cassataro, distinguida con los premios Houssay (2017) y Fundación Bunge y Born (2014), y financiada tres veces por la Fundación Bill & Melinda Gates, baja para habilitar el ingreso. Al llegar, saluda con un ademán de choque de codos. Prolija, con barbijo quirúrgico y un guardapolvo blanco sobre un vestido floreado.
Demostramos en el laboratorio que la fórmula que estamos investigando induce anticuerpos que neutralizan al virus.
“Nuestro proyecto está en etapa preclínica, de ensayo en animales, casi a punto de terminar esta fase. Es decir, en estos seis meses demostramos en el laboratorio, que la fórmula que elegimos, basada en proteínas recombinantes –una tecnología muy segura en la que se sustenta por ejemplo la vacuna contra la hepatitis B y en la que tenemos más experiencia–, induce anticuerpos que neutralizan al virus. Ahora estamos hablando con empresas locales que tengan la capacidad de producir este prototipo en condiciones GMP ( buenas prácticas de fabricación) para poder empezar una fase de prueba en humanos”, dice Cassataro a metro y medio de distancia. Al atravesar el blíndex se accede a espacios luminosos de escaleras, galerías, escritorios y laboratorios. Las mesadas de trabajo son amplias y en las primeras cuatro se distribuye el equipo de Cassataro. En todas hay contenedores de vidrio (placas de Petri, erlenmeyers, balones, beakers) y pipetas para dosificar volúmenes, así como geles de acrilamida para separar proteínas. También cajas, computadoras, ficheros y calendarios. Del otro lado de un largo pasillo están el bioterio, donde se ensaya con animales (ratones), también las zonas de máxima bioseguridad y, cerca, los instrumentos para hacer observaciones. Por ejemplo, ver si alguna de las versiones de la fórmula está “neutralizando al virus”, es decir, si está dando resultado: si eso ocurre, aparecen imágenes fluorescentes. Los jefes de cada sector tienen, además, otra área delimitada con escritorios y computadoras, donde van programando las rutinas de cada día y leen papers e información de revistas especializadas en ciencia.
Eliana Castro y Lorena Coria, especializadas en diseño de vacunas, observan un recuento de células infectadas. Foto: Andrés D'Elía.
Eliana Castro y Lorena Coria, especializadas en diseño de vacunas, observan un recuento de células infectadas. Foto: Andrés D’Elía.
Como en muchos laboratorios, hay una escenografía de desorden ordenado. Una señal de que están a toda máquina. “Desde abril estamos trabajando, casi todos, en forma presencial durante doce horas por día. Muy comprometidos”, confirma Cassataro. Aquí se está gestando una vacuna que, para empezar a diferenciarla, no se basa en ninguna de las plataformas «génicas» o «codificantes» que utilizan las ya aprobadas en distintos países, como la de Moderna y Pfizer (con sus tecnologías ARN), o como la Sputnik V, que consta de dos adenovirus recombinados pero diferentes, repartidos en dos dosis. Las fórmulas que ensayó el equipo argentino, y que dieron como resultado, hasta ahora, un prototipo viable, listo para iniciar otra etapa, utilizan proteínas recombinantes.
Cuando se nos brinda apoyo, los científicos argentinos tenemos la capacidad de desarrollar lo que sea que se necesite. Eliana Castro, bioquímica.
Una técnica que Cassataro explica así: “Nosotros tomamos diferentes partes del virus, como por ejemplo su proteína Spike, para producirlas en laboratorio. Esas proteínas, que son proteínas recombinantes, que nosotros producimos con células en el laboratorio, las purificamos. Logramos que queden recontra puras, de modo que al ingresar al organismo no infecten las células (son proteínas, no organismos, no pueden reproducirse o infectar nada) pero deben ser reconocidas como invasores por el sistema inmunológico para que éste genere los anticuerpos necesarios y se defienda como de un virus real del Covid-19”. Toda vacuna es un simulacro de infección para estimular inmunidad contra la infección real.
La científica María Laura Darriba dosificando componentes en el laboratorio de la UNSAM. Foto: Andrés D'Elía.

La científica María Laura Darriba dosificando componentes en el laboratorio de la UNSAM. Foto: Andrés D’Elía

El trabajo del equipo argentino no termina allí.  “A la fórmula se le agrega algo más para tener una respuesta inmune deseada, (sustancias adyuvantes). Por eso estudiamos diferentes compuestos. Es decir, utilizamos prototipos con distintas formulaciones y mezclas. Hay que probar la dosis del antígeno, la cantidad, las dosis de adyuvantes. Una gran cantidad de combinaciones», explica la experta. «Todo eso lo probamos en animales, estudiamos la respuesta inmune y seleccionamos las mejores fórmulas que induzcan los mejores anticuerpos neutralizantes del virus. A eso nos dedicamos en estos seis meses. Produjimos, inmunizamos e hicimos un screeningseleccionamos entre muchas posibilidades. Y logramos un muy buen prototipo y otros dos que son… más o menos”, detalla Cassataro.

Cómo sigue

Estos resultados se lograron gracias a un equipo interdisciplinario. “Somos varios inmunólogos que ya veníamos trabajando juntos. Para el proyecto nos unimos, además, al grupo de virólogos de Diego Álvarez, quien se encarga del diseño de las formulaciones candidatas incorporando las mutaciones del virus que circula en la Argentina”, comenta Cassataro. Y agrega cómo fue el primer momento de este proyecto: “Decidimos presentarnos para recibir un subsidio de investigación del Ministerio de Ciencia y Tecnología bajo el título: Desarrollo de estrategias que ayuden a la prevención del coronavirus. Y es lo que estamos haciendo. Hacer una vacuna es una frase que suena muy linda, pero no se puede lograr solamente en mi laboratorio. Nosotros solos no vamos a poder concretarla. Lo que sí pudimos, en esta primera etapa, fue poner a punto las técnicas para estudiar su respuesta inmune.» «Para avanzar hay que transferir el prototipo a una empresa que pueda producirla con una manufactura regulada por ANMAT, lograr que se apruebe y pasar a una fase 1. Ahí seríamos parte de una cadena que lamentablemente, en la Argentina, no está conectada”, explica Cassataro. Se refiere a que, por separado, están los eslabones, pero eso no es suficiente. “En el país tenemos buenos científicos que pueden trabajar bien en un laboratorio. Tenemos también la posibilidad de ensayos clínicos (en humanos) buenísimos. Aquí se hicieron los de Pfizer y están en marcha los de una vacuna china. Además, existen empresas con capacidad de producir, por ejemplo, un principio activo de la vacuna de Oxford. Los eslabones están, pero falta el envión para empezar. Y, por supuesto, como se trata de un proceso largo y muy costoso, se necesita un amplio financiamiento y una decisión política a largo plazo”. El largo plazo que menciona Cassataro es vital en el trabajo científico. Varias de las vacunas contra el Covid-19 que avanzaron rápido, lo hicieron porque quienes las investigaban se basaron en estudios previos. “Si vemos las vacunas que llegaron muy rápido, detrás de ellas hay científicos que venían trabajando en ellas desde hace 15 o 20 años. No existe algo que sea tan rápido sin una investigación previa muy profunda”, confirma Cassataro. El tiempo también fue clave en la historia de este prototipo argentino. Primero, porque cuando se tomó la decisión de trabajar de manera presencial en el laboratorio hubo que organizar rápidamente las rutinas en casa y apretar en agendas el tiempo para las clases de los chicos (varios científicos de este equipo tienen hijos en edad escolar), para las tareas de la casa y para el trabajo de laboratorio, que en esta etapa es totalmente empírico.
La bioquímica Karina Pasquevich sostiene un gel de acrilamida que se usa para identificar las proteínas del coronavirus. Foto: Andrés D'Elía.

La bioquímica Karina Pasquevich sostiene un gel de acrilamida que se usa para identificar las proteínas del coronavirus. Foto: Andrés D’Elía

De los 13 integrantes del grupo, 10 son mujeres, varias con hijos en edad escolar y una de ellas, la bioquímica y viróloga Eliana Castro, está embarazada. Eugenia Bardossy tiene 35 años, es bioquímica y dice que “su participación es mínima comparada con lo que realizan otros colegas del equipo”. Lo que fue máximo en su vida fue organizarse para seguir trabajando y no desatender a sus dos hijos: uno de 3 años y otro de 10 meses. Lorena Coria es una experta en inmunología y tiene un nene de dos años que, cuando ella está en el laboratorio, queda al cuidado de su pareja. La salud humana le interesó desde que estaba en el secundario. Por eso se siente muy plena en este momento: “Cuando empezó la pandemia y se presentó la oportunidad de colaborar aportando nuestro conocimiento y experiencia en el desarrollo de vacunas para ayudar a combatir este problema, no lo dudamos. Estamos aprendiendo mucho y además somos conscientes de que estamos desarrollando algo que nos daría independencia como país en el suministro de vacunas”. Cuando era chica, a Eliana Castro le interesaba “lo microscópico y lo astronómico”, pero en la adolescencia se orientó hacia la salud. Se anotó como voluntaria en el Hospital Evita, de Lanús, para saber si su vocación era más asistencial o de investigación. Decidió estudiar bioquímica en la UBA. Hoy es una experta en diseño de vacunas. “Ser parte de este proyecto implica cumplir, realmente, con el objetivo de aportar a la prevención de una enfermedad, en este caso causada por un virus nuevo que está dañando a la sociedad y que me ha golpeado personalmente. También hizo tangible la capacidad que tenemos en nuestro país de desarrollar lo que sea que se necesite cuando se nos brinda apoyo”, comenta sobre su rol de científica.
Estamos trabajando en algo que nos daría independencia en el suministro de vacunas. Lorena Coria, inmunóloga.
Sobre su rol de mamá, cuenta: “Con mi marido, tuvimos que incluir en nuestras rutinas las actividades y cuidados de nuestra hija de 5 años a tiempo completo (zooms, tareas, juegos). También organizarnos con las tareas de la casa. Así que trabajo en el laboratorio a la mañana, y las lecturas, reuniones y docencia los hago desde casa. Ahora , además, estoy embarazada de 4 meses, así que estamos muy contentos.” Leandro Battini tiene 29 años y es uno de los más jóvenes del grupo. Es biólogo, está cursando su doctorado y se interesa por el desarrollo de antivirales. Pertenece al grupo de Diego Alvarez, fusionado con el de Cassataro. Para él, la vocación estuvo clara desde siempre. Sus padres y su hermano son biólogos y su pareja, también. “En 2020, por la pandemia, muchos científicos se orientaron al Covid-19. En ese contexto llegué a este grupo”, explica. Claudia Filomatori es bioquímica y doctora en Ciencias Biológicas. Tiene una función vital: analiza la variabilidad del material genético del virus que circula en la Argentina. Pero lo realmente difícil es “compatibilizar la ecuación Pandemia/Familia/Trabajo. Tengo tres hijos en edad escolar y por momentos se me hizo complicado ser mamá, ama de casa, maestra y científica”. La bioquímica Karina Pasquevich participa activamente en el estudio de las respuestas inmunes de las fórmulas probadas. Desde pequeña, su padre, físico nuclear en la Comisión Nacional de Energía Atómica, le transmitió la pasión por hacerse preguntas y tratar de responderlas. Sobre su vida en pandemia dice: “Tuve la escuela de mis dos hijas en casa, fue un desafío a nivel familiar. Afortunadamente, tuve el apoyo de mi marido y los abuelos para venir al laboratorio”. El equipo de la “vacuna argentina” se completa con los científicos Diego AlvarezMaría Laura DarribaLucas SaposnikCeleste Pueblas Castro (de 26 años, quien justo una semana antes de la cuarentena se mudó para vivir sola), Laura Bruno y Lucía Chemes. La directora del proyecto, Juliana Cassataro, también tuvo que adaptar a su familia para el trabajo en pandemia. Con su marido, Roberto, organizaron los tiempos de atención para Juana, de 17, y Greta, de 13. De ellas habla sin pausa, pero cuando se le pregunta sobre sus propios orígenes, duda en responder. “No porque quiera ocultarlos, sino porque no quiero que mi historia desvíe el foco de atención de nuestro trabajo científico”. Se refiere a que es hija de padres desaparecidos. Cassataro, de 46 años, tenía 3 años y medio cuando se llevaron a sus padres. No recuerda nada. A ella y a su hermana menor las dejaron en la Casa Cuna de La Plata, donde fueron encontradas por un tío abuelo. “Me educó mi abuela Juana, de Mar del Plata, con mucho amor y exigencia para el estudio. A veces pienso que el darme cuenta, tan temprano, de que no todo es perfecto y de que las cosas pueden fallar, me hizo siempre tener un plan B, C, D y E para que todo funcione. También pienso si el volcarme hacia las ciencias de la vida tiene que ver con que son lo opuesto a lo que viví cuando era chica”, comenta. ¿Por qué tu equipo quiere seguir con el proyecto de una vacuna si ya hay otras que se están aplicando? Nosotros vamos a tardar seguramente mucho más tiempo del que la sociedad demanda en este momento, pero si las vacunas que ahora se compraron y se están aplicando en nuestro país requieren refuerzos anuales, en un futuro estaría buenísimo poder hacerlas acá y que estas capacidades existan en la Argentina. Así no hay que estar esperando si nos las envían, o si las compran. Si un día no se puede… tenemos que tener la capacidad de hacerlas. Cassataro dice al despedirse que, si tuviera todos los recursos necesarios disponibles, a mediados de 2022 podría estar terminándose esta vacuna que ahora da sus primeros pasos. ¿Un sueño?» En Agendar no creemos que sea un sueño. La Organización Mundial de la Salud cree que las vacunas que se vayan licenciando no lograrán extinguir el virus SARS CoV2 inmediatamente, pero que bajarán su circulación mundial, su morbilidad y su letalidad; un poco como sucede con los virus gripales pandémicos y sus vacunas anuales respectivas. La fórmula desarrollada por la UNSAM, aún si llega en 2022, formará parte de esa batalla prolongada y por ahora sin fin a la vista, y le dará independencia al país en este asunto, e incluso capacidad de exportación.

La memoria inmunitaria de pacientes de Covid sigue «sólida y duradera» después de 8 meses

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Finalmente, la ciencia nos da buenas noticias sobre esta pandemia: un estudio publicado en la revista Science analiza la respuesta inmunitaria del SARS-CoV-2 varios meses después de la infección. Los resultados muestran indicios de una inmunidad protectora robusta y medible hasta 8 meses después de la aparición de los síntomas.

Conocer la memoria inmunitaria frente a este virus es fundamental para mejorar los diagnósticos y las vacunas, y para evaluar la futura evolución de la pandemia. Además, mientras que el número de casos diarios de covid-19 sigue aumentando en todo el mundo, continuaba la duda sobre si una infección inicial conduce a una inmunidad protectora duradera. Ahora, una investigación liderada por expertos de La Jolla Institute for Immunology (EE UU) estudia las respuestas de anticuerpos y células inmunitarias en 188 hombres y mujeres que se recuperaron de la covid-19. La mayoría había tenido síntomas leves, aunque el 7 % fue hospitalizado.
LA INMUNIDAD DURADERA CONTRA UNA SEGUNDA INFECCIÓN POR COVID-19 ES UNA POSIBILIDAD EN LA MAYORÍA DE PERSONAS
Los resultados apuntan una respuesta inmunitaria de estos pacientes al virus –en todos los tipos de células estudiadas– medible hasta 8 meses después de la aparición de los síntomas. “La inmunidad duradera contra una segunda infección por covid-19 es una posibilidad en la mayoría de los individuos”, escribieron los autores del estudio. Los investigadores rastrearon anticuerpos, células B (que producen más anticuerpos) y dos tipos de células T (que matan a las células infectadas). Los anticuerpos, incluidos aquellos frente a la proteína spike o S, solo mostraron disminuciones modestas a los seis u ocho meses de la aparición de los síntomas. Las células T, por su parte, apenas tuvieron un ligero declive en el cuerpo, mientras que las células B que reconocieron las características del virus SARS-CoV-2 crecieron en número en algunos casos, según los expertos. Si bien los autores advierten que “no se pueden sacar conclusiones directas porque los mecanismos de inmunidad protectora contra el SARS-CoV-2 aún no están definidos en los seres humanos”. Es más, dicha inmunidad varía drásticamente de una persona a otra. Aunque son necesarios más estudios al respecto, subrayan que sí se pueden hacer varias “interpretaciones razonables” de su estudio, entre ellas cómo los compartimentos de memoria inmunitaria en reposo pueden contribuir “de manera significativa a la inmunidad contra la neumonía o la covid-19 secundaria grave”, concluyen los autores. Es importante señalar que en un reportaje de ayer mismo de la agencia Deutsche Welle, Klaus Cichutek, presidente del Instituto Paul Ehrlich, responsable de autorizar las vacunas en Alemania, coincide en estimar un resultado similar para las vacunas que ya se están aplicando ahí: “La inmunidad puede durar ocho meses o más”.

Rappi: delivery de comida y banco digital. Desarrollos en la «economía de plataformas»

Los datos que reunió en el reparto de pizzas y helados, le sirvieron para crear el Rappi Bank. Aplicaciones de la «Big Data»

La colombiana Rappi, una de las más populares plataformas de delivery, creó su propio banco digital para ofrecer servicios financieros a comercios y clientes. Se llama RappiBank y estará asociada a su propia app de pedidos online, desde la cual también se podrá pagar, gestionar tarjetas de crédito y prepagas y solicitar préstamos. La incursión de las aplicaciones en el mercado financiero no es sorprendente. Las grandes plataformas tienen a su disposición una enorme cantidad de información de sus clientes en función de las compras que efectúan: ticket, gastos promedio, medios de pago, hábitos y hasta horarios. El uso habitual es ofrecer promociones y descuentos. Desde ese piso es factible escalar con la oferta de otros servicios (créditos, plazos fijos, depósitos y tarjetas, por ejemplo), usando esa información acumulada para evaluar el riesgo. Las empresas aseguran que parte de su evolución «natural» es ir sumando nuevas funciones y servicios, principalmente medios de pagos móviles. En la Argentina, la principal rival de Rappi, PedidosYa, acaba de incorporar PedidosYa Pay, su nueva billetera digital desde la cual el usuario puede asociar sus tarjetas para abonar las compras. Lo de Rappi es más audaz. Es un banco digital integrado a la app, que opera bajo las mismas regulaciones de un banco tradicional de cada país y «el objetivo es que sea uno de los cuatro íconos en la pantalla principal», explicó Sérgio Saraiva, presidente de Rappi en Brasil. Con RappiBank, la empresa avanza en el concepto de «súper aplicación», un modelo inspirado en WeChat, la app de mensajería creada por la china Tencent y que se convirtió en un ecosistema multipropósito de servicios, con llamada gratis, pagos móviles (WeChat Pay), redes sociales, navegador, tarjetas de crédito y videojuegos (WeChat Games). Lanzada hace 10 años, la plataforma tiene hoy más de 1.100 millones de usuarios activos. El objetivo de todos (bancos, fintech y marketplaces) es centralizar todos los servicios para posicionar su «súper app» como la estándar del mercado. La expansión de RappiBank es un desafío. Como todo banco, debe cumplir con las regulaciones de cada país. Por eso, se trabaron acuerdos con entidades autorizadas: en México, con Banorte; en Colombia, con Davivienda; en Perú, con Interbank y en Brasil, a través de Rappi Capital, su propio fondo de inversión. El presidente de RappiBank Brasil, João Paulo Félix, explicó que «la empresa ya está en proceso de solicitar autorización al Banco Central para actuar como institución de pago y como SCD (Sociedade de Crédito Direto)», dijo, aludiendo a una regulación creada en 2018 y que permite a las fintechs prestar su propio dinero. Rappi es colombiana y compite contra la uruguaya Pedidos Ya, perteneciente al grupo alemán Delivery Hero. En setiembre, el gigante europeo anunció la compra de la catalana Glovo en la región y hoy está en pleno proceso de fusionarlas bajo una sola bandera. En paralelo, se desarrolla la carrera por disputar en los negocios financieros, una amenaza latente contra bancos, fintechs y sobre todo Mercado Pago. «En 2021 esperamos que principalmente el banco, el eCommerce y Rappi Travel ganen aún mayor velocidad, creciendo cada uno en su segmento de manera estructurada y competitiva”, adelantó Saraiva. El objetivo de Rappi es expandir estos servicios en toda la región: ya están disponibles en Colombia, México y Perú y acaban de lanzarse en Brasil. No hay fecha prevista para el lanzamiento en Argentina. La pelea por diversificar la oferta de servicios es común a todas las compañías. Porque la competencia por instalar súper aplicaciones viene creciendo fuerte en la banca tradicional (que suman productos no financieros a sus plataformas), lo mismo que Mercado Pago. Desde PedidosYa señalan que la billetera digital, ya habilitada en la Argentina, es el primer paso hacia el armado de su propio ecosistema financiero. Sin dar fechas, dejaron trascender que irán sumando nuevos servicios en los próximos meses.

Facebook anuncia que suspendió 17 «redes de desinformación». Una operaba en Argentina.

Facebook informó que suspendió 17 redes de desinformación en sus plataformas durante diciembre, lo que representa su mayor eliminación de cuentas en un mes.

La empresa detalló el martes que había identificado y suspendido un poco más de 2.800 cuentas y páginas en su plataforma principal y en su sitio para compartir fotos, Instagram, por usar identidades falsas y otras formas de los llamados «comportamientos no auténticos coordinados». La medida abarcó redes en 11 países, incluidos Argentina, Brasil, Marruecos, Ucrania, Kazajistán y Kirguistán. En la mayoría de ellos, las redes se centraron en las próximas elecciones y fueron dirigidas por grupos nacionales, dijo Facebook. «Las campañas engañosas como estas plantean un desafío complejo al difuminar la línea entre el debate público saludable y la manipulación», dijo la compañía en una publicación en un blog. La jefa de operaciones de Facebook, Sheryl Sandberg, había dicho el lunes que la compañía no tenía planes de levantar su bloqueo sobre las cuentas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. La red social tomó medidas sin precedentes desde que los partidarios del líder republicano invadieron el Capitolio durante varias horas el miércoles. Tanto Facebook como Twitter suspendieron indefinidamente la cuenta de Trump acusándolo de incitar a la violencia puesto que desde hace meses viene desacreditando el proceso electoral y acusando a los demócratas, sin pruebas, de «robarle las elecciones». Además Twitter anunció el lunes haber borrado 70.000 cuentas afiliadas al movimiento conspiracionista pro-Trump QAnon, implicado en los recientes hechos violentos en Washington, en lo que parece ser el inicio de una gran purga de ese grupo en internet por parte de las grandes plataformas digitales. Las redes sociales eran la principal herramienta de comunicación de Trump, desde la cual interactuaba con sus 88 millones de seguidores. A ocho días para que deje el poder, el mandatario republicano adoptó un tono combativo, asegurando que su discurso ante sus partidarios antes del asalto al Capitolio fue «totalmente apropiado», y denunciando el «error catastrófico» de las redes sociales, como Twitter y Facebook, al suspenderle su cuenta. Las decisiones de Facebook están en línea con las que ya había tomado, en forma conjunta con Google y Apple, para negar el acceso a Internet a la red social Parler, que utilizan muchos seguidores de Trump. Y han provocado cuestionamientos al poder que asumen empresas privadas para «ejercer censura en la Red».

El maíz subió más de un 70% (en dólares) en 8 meses

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El precio de la tonelada de maíz trepó 1,4% (u$s2,80) ayer miércoles hasta los u$s 206,40, el valor más elevado desde desde junio de 2013 en el Mercado de Chicago. Así, acumuló una suba del 71,6% en los últimos ocho meses. «Los aparentemente interminables recortes del USDA (Departamento de Agricultura de EEUU) a los suministros de G&O (granos y semillas oleaginosas) continuaron este mes, y con los depósitos de soja y maíz particularmente vacíos, parece sólo una cuestión de tiempo antes de que los recortes se desplacen a la demanda», dijo la entidad financiera Rabobank en una nota. La previsión de cosecha para Argentina se ubicó en 360,2 millones de toneladas, 8,3 millones menos que las calculadas en diciembre y 7,4 millones de toneladas por debajo de lo estimado por los operadores. «No se veía semejante baja en las proyecciones de maíz de noviembre a enero desde 1974», señaló la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Además, la entidad bursátil marcó que «la industria de los biocombustibles estadounidense presiona con fuerza para que el presidente electo Joe Biden reduzca las exenciones de corte a las refinerías pequeñas, dando más lugar a los biocombustibles, y por lo tanto a la demanda de maíz. De esta manera, se apuntalarían aún más los precios». Por el contrario, la tonelada de soja cayó un 0,8% (u$s 4) hasta los u$s 518,60, por una toma de ganancias de los fondos de inversión, tras las fuertes subas que se produjeron en la jornada previa. El martes el poroto de soja había registrado una suba de más de u$s 17 hasta los u$s522,50 la tonelada, tras que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) estimara un recorte de un millón de toneladas en la producción de Argentina hasta las 112,5 millones de toneladas. Sus subproductos acompañaron la baja de esta rueda, con un retroceso del 1,9% (u$s 9,70) en el valor de la harina hasta los u$s 509,70 la tonelada, mientras que el aceite cayó 1% (u$s 9,90) para concluir la jornada a u$s 940,90 la tonelada. Por último, el trigo descendió 0,9% (u$s 2,10) y se posicionó en u$s 242,20 la tonelada, tras el cierre de posiciones por parte de los fondos especulativos. No hace falta agregar que los productores locales, y sobre todo las exportadores, han aprendido a cubrirse de estos vaivenes del mercado. Y que, por supuesto, estos son muy buenos precios, aún para un agro que tiene dolarizados los costos de la mayoría de sus insumos.

El problema con las vacunas es la demanda mundial insatisfecha. Argentina debe asegurar su provisión

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Cuando este lunes 11 la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, reveló que en el gobierno se analizaba diferir la aplicación de la 2° dosis de la vacuna Sputnik V, para aplicarla a más personas en esta etapa, hizo dos cosas:
  1. continuó con la costumbre de los funcionarios de este gobierno de «pensar en voz alta» sobre futuras decisiones, lo que aumenta la incertidumbre y da jugosas oportunidades a los medios opositores;
  2. reveló un problema muy real y muy urgente que enfrenta nuestro país, y todos los demás
No hay, ni habrá en este año, suficientes vacunas ni en Argentina ni en el mundo para acercarnos a la inmunidad colectiva (ver declaración de la OMS al respecto). Hay más nuevos contagios diarios de covid que la capacidad actual de producción de vacunas. Daniel Arias ha preparado una nota sobre este tema, y sobre los condicionamientos que enfrentamos. Dada la seriedad del asunto, pueden considerarla uno de los poco frecuentes editoriales de AgendAR.

A. B. F.

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Con la vacuna Sputnik V, el gobierno tomó ayer la decisión correcta: no podés aplicar un único carrier adenoviral (el Ad26), porque el uso del segundo (el Ad5) forma parte de un astuto diseño antigénico de la fórmula original: si tuviste un resfrío con Ad26 antes del primer pinchazo, es probable que tu sistema inmune neutralice total o parcialmente esa primera dosis. Aún si sucede esto, la Sputnik te da la chance de que el 2do carrier, el Ad5, sí logre entregar su carga (el genoma de algunos epitopes del antígeno Spike del SARS CoV2). Puede suceder también la inversa: que antes de la 2da dosis te agarres un resfrío con el adenovirus Ad5, y que tu sistema inmune ataque a este carrier. Eso destruiría o al menos mitigaría la efectividad total de la vacuna. Sin embargo, serían muy pocos los pacientes capaces de atacar ambos adenovirus y discapacitar totalmente la Sputnik. Su diseño con dos carriers distintos añade dificultades a la fabricación masiva pero es ingenioso, quizás el más sofisticado entre las muchas decenas de vacunas génicas anticovid mediadas por virus adenovirales. Creo también que la Dra. Carla Vizzotti tiene razón en preguntarse qué es mejor, si vacunar a muchos con una primera dosis de Sputnik, o a la mitad con ambas, pero no en voz alta. Toda decisión al respecto es de vida o muerte, casi tan política como epidemiológica, y sólo los idiotas libres de dudas aprovechan para tirar la primera piedra. Por supuesto, en el cargo de Vizzotti tales solitarias y agobiantes vacilaciones no se pueden ventilar ante periodistas. No existen los periodistas amigos, si son buenos periodistas. Enemigos, sí, y los hay a patadas, y no son necesariamente buenos. Porque creo que va a terminar sucediendo que el RDIF, el fondo ruso que comercializa la Sputnik, va a tener problemas de volumen de fabricación de ambos componentes de su vacuna, no del segundo, como dicen algunos medios. Los rusos, cuya industria farmacológica hasta hoy sólo funcionó dentro de un territorio gigante pero con una población mediana (147 millones), para salir al ruedo mundial tienen el mismo problema de falta de capacidad fabril instalada y a su nombre que Pfizer, AstraZeneca, Johnson & Johnson, y ni hablemos de Moderna. Hace décadas que hablamos de ella pero nadie estaba preparado para una pandemia de este calibre. Nadie tiene planta propia suficiente para gestionarla. Todos están tercerizando la fabricación. Y para hacerlo, derivan su tecnología a fabricantes de genéricos de alta calidad, como tienen desde hace décadas Corea del Sur y la India, o -en el caso de AstraZeneca-, nuestro país. No se extrañe, lector, pero mucho medicamento vendido a precio de fantasía por las Big Pharma de EEUU o de la Unión Europea se fabricó aquí con calidad estadounidense o alemana en plantas sumamente argentinas, como las de Biosidus o como la de mAbxcience (del grupo ELEA). Y todo esto las grandes marcas lo consiguen a precio argentino y lo revenden, con su marbete, a precio alemán o estadounidense. Los consumidores finales y los propios médicos ni se enteran. Es como el mundo textil, donde una prenda turca excelente por calidad (pero barata por mano de obra) se rebautiza como Louis Vuitton o Gucci en Europa Occidental, y pasa a costar 20 o 30 veces más. La gente -médicos incluidos- compra etiquetas. Nuestro país no tiene -al menos todavía- la etiqueta tecnológica. Pero el mundo real a veces no tiene mucha relación con el de las etiquetas. Lo cierto es que en esta pandemia tan esperada y tan intempestiva, aún sumando a sus marcas todos los «fabricantes fantasma» del mundo, no los hay suficientes. Y tampoco dan el volumen necesario para abastecer al mundo de vacunas antiCovid sin comprometer la calidad. Si a esto añadimos la dificultad logística que presentan algunas fórmulas como la de Pfizer, que debe distribuirse a 70 grados bajo cero, el panorama es de demanda mundial insatisfecha, y eso va a durar. Los rusos están tercerizando en la India, en Corea del Sur, y ahora en Brasil. Le hicieron un guiño a la Argentina, para que se fabricara la Sputnik V aquí, pero no pasó de un flirteo. La situación global del RDIF es que tienen una de las vacunas génicas con adenovirus más sensatas, eficaces y baratas, con el plus de que se distribuye a temperatura de freezer de heladera comercial (18 grados bajo cero), y de que está en camino una formulación liofilizada, es decir en polvo, que se conserva meses a temperatura de heladera, gabinete inferio (3 a 8 grados SOBRE cero). Esto se va sabiendo. Pese al ninguneo mediático y regulatorio que ha recibido la Sputnik V en Occidente, y pese a que los rusos entienden tanto de licenciamiento  y de márketing farmacológico occidentales como los esquimales de fútbol, hoy tienen un pedido oficial de AstraZeneca para una vacuna que combine el Ad26 ruso con el adenovirus de chimpancé que usa su fórmula, llamada Oxford o ChAdOx, como carrier. Y un pedido de AstraZeneca no es un pedido de cualquiera. Todo el mundo esperaba que la Oxford fuera la tercera vacuna licenciada por la FDA (Food and Drug Administration). Y aunque hoy por hoy sólo la aceptaron el Reino Unido, la India y Argentina (no por nada, países donde se fabrica), es la más barata del mundo (diez veces más que la de Moderna o Pfizer) y la única con 10 grandes proveedores de genéricos de primera línea asegurados. Como sea, la falta de una red de «fabricantes fantasma» equivalente para la Sputnik V tal vez atrase las entregas pactadas por el RDIF con Argentina. En ese caso el gobierno argentino tal vez, sin dejar de asegurar la doble dosis a cada vacunado, de todos modos deba espaciar los pinchazos. De las 3 semanas «de diseño», quizás deba pasar 8 o incluso 12 semanas más tarde la segunda aplicación. Si no hay, no hay. Cuando llegue, habrá. Será un experimento forzoso, que podría mostrar mayor, menor o igual efecto mitigador de patogenicidad y letalidad respecto de las cifras de la fase III. Y digo «forzoso» porque la Argentina hasta marzo no tiene acceso a la vacuna Oxford, aunque la está fabricando a todo trapo desde este invierno. Ignoro los detalles contractuales por los cuales todo el volumen fabricado aquí se encapsula en México, sin que las partes que negociaron por Argentina (el gobierno nacional y el grupo Insud, es decir laboratorios ELEA y varios más) acordaran que se reserve un porcentaje de lo que sale de la planta de mAbxience, en Garín, provincia de Buenos Aires, para autoabastecimiento nacional. «No entiendo cómo no hay un circuito de fraccionamiento para uso local», se frustra el  Jorge Geffner. Virólogo e inmunólogo, Geffner dirige el INBIRS, Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida, que pertenece a la Universidad de Buenos Aires y al CONICET. Expresa el asombro de muchos de sus pares. Cualesquiera sean los motivos, ha sido un error: en 2O21 el problema fundamental de las vacunas, de TODAS, va a ser la demanda mundial insatisfecha. Partida que se va de la Argentina, hay que ver cuándo vuelve, si vuelve. Puede ser incautada en México o por cualquier otro país sudamericano desesperado cuyo territorio deba sobrevolar el avión que las traiga de regreso a la Argentina. Ese tipo de piratería del asfalto aeronáutico, el decomiso ilegal de cargas por parte o a cuenta de estados poderosos, se vio hasta el hartazgo en los aeropuertos nodales durante los primeros meses de la pandemia. Con órdenes judiciales o sin ellas, se choreaban textiles (barbijos N95. guantes, antiparras y trajes y telas hazmat), y también kits de diagnóstico. Y a cantarle a Gardel. La otra vacuna que Argentina contrató con mucha anticipación fue justamente la Oxford, o ChAdOx. Consta de 2 dosis idénticas en principio activo (genoma del antígeno Spike) y también en el adenovirus que hace de «carrier». Sin embargo, la Oxford tampoco es una más entre las varias decenas de fórmulas con carrier adenoviral. Su originalidad es casi comparable a la de la vacuna rusa. El adenovirus de la Oxford resfría sólo a los chimpancés, no a las personas, de modo que no se espera resistencia inmune contra el carrier. Al menos, no con la primera dosis. Ese adenovirus de primate explica el acrónimo ChAdOx (Chimpanzee Adenovirus Oxford University). La Oxford o ChAdOx tuvo una fase III que la Food and Drug Administration (FDA), agencia regulatoria estadounidense, consideró metodológicamente desprolija, por constar de un resumen hecho por metaanálisis matemático de experiencias demasiado dispares entre sí, considerando tanto los grupos de voluntarios como las dosis suministradas. AstraZeneca tuvo que presentar sus resultados a destiempo, apurada por Pfizer y Moderna, que habían revelado eficacias despampanantes, 95% y 94,1% respectivamente. Estas cifras son demasiado cercanas al 100%, que por definición, no es alcanzable: la biología no funciona así. Probablemente esos números dorados sean corregidos a la baja por el despliegue masivo, es decir «por doña Realidad», como suele llamarla el dueño de este portal, Abel Fernández. Pero AstraZeneca formaba en el pelotón de punta y, forzada por las dos firmas yanquis, presentó sus papeles a fines de noviembre, con una fase III a medio cocinar, armada con demasiados experimentos distintos atados con piolines matemáticos, y una eficacia demasiado dependiente del ojo de cada juez. Del 62,1% (según la FDA) y superior al 71% (según el MHRA, la agencia regulatoria británica). La FDA le dijo a AstraZeneca: «siga participando», a espera de carpetas más prolijas. La MHRA, obviamente, la aprobó. ¿Son más creíbles las cifras algo bajas de la Oxford, o las despampanantes de Moderna y Pfizer? «En la cancha se ven los pingos», como dicen en el campo: el despliegue masivo, la llamada fase IV o de fármacovigilancia y bajo el escrutinio no de la FDA sino de todas las agencias reguladoras nacionales existentes, irá diciendo la verdad, aunque a la larga. En el mejor caso, el efecto inmunizante de la Oxford por ahora es unos 20 puntos inferior al de la Sputnik, y éste fue declarado por Rusia en un 91,4% con la doble dosis. ¿El adenovirus de mono del primer pinchazo de la Oxford tal vez despierta demasiada resistencia inmune cuando llega el segundo? Podría ser una de las bases del entendimiento que se cocina entre AstraZeneca y el RFID. Sobre esto, sólo hay silencio de radio y conjeturas. Pero lo que parece inevitable es que, debido a una MUY mala negociación para la Argentina sobre el fraccionamiento de la Oxford, y porque los rusos ahora se han vuelto demasiado populares, los corteja Gran Bretaña y tienen demanda incluso de Brasil y de la India, aquí, por chiquitos o por bobos, terminemos haciendo experimentos de espaciar dosis. Y eso con las dos únicas vacunas de las que deberíamos tener un suministro asegurado, y creíamos haberlo conseguido. También tenemos acceso a la vacuna a virus entero atenuado de Sinopharm. Tecnológicamente, ésta se complementa muy bien con todas las génicas o codificantes de todo tipo, unánimamente dirigidas contra epitopes del antígeno Spike. En cambio la Sinopharm se parece a la vieja Salk antipoliomielitis: se hace con la cápside entera del SARS CoV2 muerto. Está hecha de varios antígenos distintos, y no sólo del Spike. Esta diversidad provoca una respuesta inmune mucho más múltiple, teóricamente capaz de dejar sin escapatoria evolutiva a este virus bastante mutante, como viene demostrando ser el SARS CoV2. Pero China, que hizo gratis aquí una fase III con 3.000 voluntarios, a la Argentina hasta hoy le entrega poco y caro y sin fecha. Hasta donde se sabe, esta negociación también fue llevada a cabo por el Ministerio de Salud… y el laboratorio de su preferencia, ELEA. La palabra dada y la firma no valen de mucho en un mundo en desabastecimiento. Donde, además, el que no corre, vuela. Esta semana dimos por fin un notición no sobre vacunas preventivas, sino sobre clínica de la enfermedad: el suero equino hiperinmune de Inmunova (ver aquí). No es un suero común sino un medicamento homogéneo, fabricable en masa, absolutamente predecible, y debido a ello, bastante revolucionario si se lo compara contra los sueros humanos. Suministrado en fase sintomática severa del Covid-19, disminuye la mortalidad en un 45%, reduce el ingreso a terapia intensiva en un 24%, y el uso de respirador en un 36%. No ha demostrado efectos adversos. Estas afirmaciones se apoyan sobre un estudio muy prolijo pero exiguo, de fase 2/3, sobre 242 pacientes de entre 18 y 79 años, que difícilmente hubiera sido aprobado en tiempos de menor urgencia. Pero estamos en guerra y perdiéndola: con las nuevas cepas sudafricana, brasileña y especialmente la B.1.1.7 británica, mucho más contagiosa que la italiana, saltando ya de país en país, se producen más contagios que vacunas en todo el mundo. En semejante escenario, el lanzamiento de este medicamento podría haber sido una fiesta nacional, pero se opacó porque resulta que cada ampolla será vendida (por ELEA) a $ 60.000, con lo que un tratamiento completo de 2 ampollas y 3 días de internación, para mitigar eventuales reacciones adversas, termina costando $ 200.000. «Es la mitad para el estado, y se paga en cuotas», dijeron en Inmunova, con incomodidad. Anteayer en la Universidad Nacional de San Martín, UNSAM, en cuyo Parque Tecnológico Inmunova alquila sus laboratorios, había popes científicos que apoyaron este desarrollo desde sus inicios: estaban entre el desconcierto y la indignación. ELEA podrá no ser Pfizer, que más o menos nos pide que cambiemos la Constitución Nacional para darnos su carísima vacuna. Y podrá ser una empresa argentina. Pero sumando estos precios del suero hiperinmune al tema de de la vacuna Oxford que fabrica aquí (pero habrá que esperar el verano entero a que baje desde México), la cosa no da para cantar el himno. Me dice Abel Fernández, en cita textual: «La iniciativa y el riesgo empresario asumidos por ELEA -o el grupo Insud- deben ser valorados por los argentinos. Pero la responsabilidad final de las negociaciones y de la fijación de precios en temas de salud pública es del Estado. Como también está en su función que las vacunas y los medicamentos lleguen a hospitales, sanatorios y obras sociales a precios accesibles». Creo lo mismo. Y quiero la separación entre Big Pharma y el estado.

Daniel E. Arias

Desafíos similares se enfrentan en el resto del mundo. Ver nota del New York Times al respecto.